Todos tenáin muchas preguntas e inquietudes acerca del origen de aquellos críos, pero eso era cosa de adultos. Fritz se dedicó a entretener a los pequeños como solo un kender sabe, haciendo de kender. Primero fueron piruetas que claramente acababan mal.. una incluso hizo saltar una de las brasas, cayendo cerca de un matorral y mas cerca aún del hormiguero. Luego comenzó a hacer juegos de manos, haciendo desaparecer una moneda.. apareciendo en la areja de Averil.. luego desapareciendo, y apareciendo baja el gato del mago..

Los dos niños, aunque consiguen distraerse un poco con las piruetas del kender están demasiado exhaustos como para tener demasiadas ganas de jugar o seguir los ágiles juegos de manos de Fritzz. 
El bebé duerme arropado por la capa de Averil en sus brazos y el pequeño está apoyado en el hombro de su hermana mayor la cual le pasa un brazo por los hombros con la manta que les han dado de manera protectora. 

Ante las preguntas de Saxa contesta en voz baja, intentando controlar los sollozos

- Vivimos en una granja un poco más al oeste... nuestros... nuestros pa... - se detiene, incapaz de controlarse y hace un gesto hacia su hermano pequeño, que se revuelve medio dormido y les indica a los adultos que les han acogido que no quiere que su hermano la oiga, pero por su mirada rota y sus ojos llenos de lágrimas, el destino de los padres parece evidente. 

Cuando el pequeño duerme con la cabeza apoyada en una manta y el familiar del mago enroscado sobre él, y aunque es evidente que ella está haciendo un esfuerzo para no caer exhausta de cansancio y por el trauma, la pequeña les cuenta. 

- Estábamos ya en la cama... pero yo no me dormía. Entonces escuché que llegó alguien. Parecía una anciana por la voz. Por un momento pensé que seria mi abuela porque empezó a regañar a mi madre por cómo estaba la casa de sucia... exigió probar la cena y no le gustó.. no le gustó nada... comenzó a decir que cómo iban a criar así a tres criaturas, que no podríamos crecer fuertes y sanos y que iba a enseñar a mi madre a preparar un buen estofado... - sus ojos se llenan de lágrimas, intenta seguir pero los sollozos entrecortan su relato. - Oi... oi a mi papá gritar y un sonido... como arrancas una alita de pollo ¿sabes?... mi mamá gritaba mi nombre y que corriera... yo.. - esconde el rostro en sus manos - yo.. la hice caso cogi a los pequeños y salimos por... por la ventana y... podia escucharlos gritar y... a la mujer... la oía cantar... como... como hacía mi abuela al hacernos tarta... yo... me fui... me fui... -  

Fritzz estaba muy muy enfadado pero no quería que los niños lo notaran. Con paciencia, que tampoco fue mucha por el cansancio acumulado de los críos, esperó a que se durmiera la mayor para preparar la estrategia con el resto.

-Tenemos que hacer algo.. seguro que todos estamos de acuerdo! Es una abuela malvada de cuento!! en mi pueblo había una bruja que nos asustaba a todos los niños.. pero luego resultó que había nacido sin lengua y por eso nos asustaba.. bueno..-dijo centrándose- No podemos volver con los críos a la casa.. los pondríamos en peligro y quizá.. haya cosas que mejor no tengan que ver. ¿Nos separamos?

Saxa apoya una mano en el hombro de la pequeña mientras va hablando. Le parece horrible hacerle revivir un episodio tan traumático pero, al mismo tiempo, necesitan saber lo que ha visto para poder juzgar mejor la situación. Al menos espera que ese contacto le haga sentir que están a salvo con ellos. Cuando termina de hablar, se acuclilla frente a ella y levantándole el mentón con suavidad para asegurarse de que tiene su foco de atención, le dice:

- Dime, ¿cómo te llamas, pequeña? ¿Y como se llaman tus hermanos? - Espera a que la niña conteste, y añade - Siento muchísimo lo que os ha pasado. Pero si hay una cosa que debes tener clara es que hiciste lo que debías. A pesar del miedo, has protegido a tus hermanos y los has puesto fuera de peligro. No me cabe dudda de que tus padres estarían orgullosos. Ahora, deja que nosotros tomemos el relevo, ¿vale? Iremos a investigar y te aseguro que daremos con quien ha hecho esto. 

Tras esto, se acerca a Averil, que aún está acunando al bebé. La bárbara no puede evitar darle un toque cariñoso al pequeño durmiente en la cabecita, alegrándose internamente de que al menos el menor de los hermanos tardará mucho en ser consciente de lo que ha sucedido. Luego le pregunta a la Caballero de Solamnia:

- Fritz tiene razón ¿Y si te adelantas hacia Kalaman con los niños y Tatina? Mientras tanto, nosotros iremos a investigar lo que ha sucedido. 

Remington escuchaba a los chiquillos con la mano en el mentón. Tenían una misión que atender y seguramente ya sería demasiado tarde para salvar a los padres de aquellos niños, pero Saxa y Fritzz ya habían decidido por todos. Además, que una anciana partiera el brazo de un hombre adulto le indicaba que alguna forma la magia estaba implicada y sentía curiosidad.

—Quizás podamos ir todos a esa granja —apuntó—. Tatina podría aguardar con los chicos a una distancia segura. No creo que separarse sea la mejor idea, el camino a Kalaman no es para nada seguro.

Con todo, la historia de los mocosos le parecía algo rocambolesca, pero no dijo nada.

- No me gusta la idea de separarnos - coincide Averil con Remington - Demasiadas cosas podrían pasar de aqui a Kalaman. Y no me gusta nada pensar que vais a enfrentaros sin mi a algún peligro.. - 

- Esciertoqueen esta zona no hay muchos asentamientos  -confirma Tatina, haciendo un esfuerzo por hablar despacio - pero puede que encontremos un refugio de pastores donde poder quedarnos los niños y yo hasta que volvais de investigar su casa... - 

Fritzz no era tan desconfiado como tampoco era tan adulto. Quizá por ello nada le sonó raro en la historia de los críos que también había que filtrar como la realidad era percibida a través de los ojos de un niños. Seguro que durante el viaje sus compañeros tiraría un poco mas del hilo. 

-Pues si pasamos por alguna granja donde conozcan a los niños de camino a su casa quizá puedan darles un plato de sopa caliente y cama.. -luego.. dirigiendose a la mayor de los niños. -¿Como os llamais, pequeña?¿Y tus papas y tu abuelita?

La niña responde a Saxa y Fritz

- Yo soy Lyra. Mi hermano se llama Tromur y el bebe Will. Mis padres se llaman Lurren y Ayhla. Mi abuela... - parece dudar un momento - ... Glaryl, pero siempre la llamamos yaya... - 

Tras decidir cómo proceder el grupo, liderado por Uri, porta a los agotados niños por el ligero bosque siguiendo sus pasos en pos de la granja que les vio nacer. 

Encuentran un pequeño cobertizo, quizá un refugio para pastores o un lugar donde leñadores o el propio granjero guarda algo de material y allí dejan a la gnoma y a los crios, tras acostarlos lo mejor que pueden en sus mantas. 

Sin la preocupación de los niños, siguen avanzando entre los mudos troncos de los árboles. Una neblina gris se eleva cubriendo el bosque y cuando Lunitari aparece entre las nubes del cielo se tiñe de tonos carmesís. 

No pasa mucho tiempo cuando vislumbran una tenue luz titilante un poco más adelante. Entre la neblina intuyen más que ven el perfil de una casa. Una granja de dos pisos con un porche delantero que se eleva del húmedo del suelo del bosque sobre pilares de piedra. Una escalera de madera de cuatro peldaños lleva hasta el porche. La luz proviene de una ventana de un lateral, pero los postigos están echados y no pueden distinguir más que el débil resplandor que se escapa por las rendijas. 
En el porche ven las figuras de dos niños. Una niña y un niño más pequeño, inclinados sobre algún juguete o enfrascados en algún juego, les dan la espalda. El pequeño deja escapar una divertida risa que en el silencio del bosque parece sonar muy fuerte y cuchichea algo con su hermana.

Remi observó aquella estampa con los ojos entrecerrados. Aquello era sin duda inquietante y aterrador. ¿Habían dejado a Tatina con unos impostores? ¿O aquello que había matado a los padres había tomado la forma de los niños? ¿Qué extraña magia obraba allí? Tenía que saber más.

—Increíble —susurró—. Debemos saber más. Uri, ¿puedes acercarte sin que te vean a ver qué averiguas?

-Pues claro- dijo el kender, con su legendaria capacidad para discriminar los sonidos que unas veces placen y otras non.-No hay problemas.

Entre saltitos se fue moviendo de matojo en matojo, de sombra en sombra. Lo llevaba todo preparado por si le descubrían aunque en su cabeza aún se acordaba de las desconfianzas del mago.. pensando si quizá un monstruo usurpador estaba en ese momento devorando los sesos de la gnoma. 

Saxa espera a que Fritz y Uri - si la elfa así también lo desea - hagan de avanzadilla y echen un vistazo de cerca a los dos niños y escuchen - quizá - lo que se cuece en la casa. Pero de repente no se siente nada cómoda habiendo dejado a Tatina atrás. Habían ido hasta aquélla región en exclusiva para escoltarla de vuelta a Kalaman. ¿Y si le pasaba algo mientras estaba sola con los críos? "Maldita sea....", murmuró para sí, revolviéndose incómoda. Si hacía falta, echaría a correr hasta el cobertizo, pero esperaba que no fuese necesario.

La cazadora arrugó la frente y observó a las dos pequeñas figuras. ¿Se parecían a los niños que acaban de encontrar? Todo era realmente extraño.

- ¿Acaso tu nombre es Uri? - preguntó al kender con una media sonrisa, agarrándole de la cintura del pantalón justo antes de que desapareciera entre los arbustos - Iremos juntos, intenta no hacer ruido - Antes de aventurarse entre la maleza, se dirigió a sus compañeros. - Esperad aquí, enviaré a Bellota si sucede algún contratiempo - 

La exploradora se acercó con todo el cuidado que era capaz de llevar, pero no era tarea fácil teniendo que contener al impetuoso hombrecillo. Cuando estaban más cerca de la casa Fritz no pudo evitar dar un paso fuera de la cobertura que les ofrecía el follaje y Uri le llamó, un poco más alto de lo que debía. 

Los dos niños se quedaron paralizados al instante y sus cabezas comenzaron a girar hacia atrás. Sus rostros eran pálidos y en el lugar donde debían estar sus ojos sólo había un par de cuencas vacías cuya oscuridad parecía crecer desde el interior de las vacías cuencas y extenderse como las ramas de un marchito árbol por sus rostros. 

- Mira hermana - dijo el niño - Un aperitivo - 

- Pero Nana nos ha dicho que no comamos nada hasta la cena... y sabes que se enfadará si lo descubre - 

- Entonces... no podemos dejar nada para que lo descubra ¿no hermana? - 

Mientras hablaban sus cuerpos comenzaron a girar sobre el eje de sus cabezas, asumiendo una posición más natural, pero sus rostros y cuerpos comenzaron a cambiar en algo completamente aberrante e innatural. Cuernos negros comenzaron a surgir de sus cráneos, sus manos y pies se alargaron en garras negras y sus bocas se abrieron de manera exagerada mostrando unas hileras de afilados dientes mientras hablaban. 

- Tienes razón hermano... no dejaremos nada!!! - 

Los dos niños, dejando caer los juguetes con los que estaban jugando, los huesos de las manos de alguien, se lanzaron contra Uri y Fritz. 

-Ay mi madre!!- dejo escapar un perturbado kender ante la capacidad rotatoria de aquellos cuellos.-Corre Uri!! Corre que vienen!! Pero mira que cuernosss!!

De entre todas las piedras que había cogió la mas puntiaguda para lanzarsela al primero de los niños tranformados. No parecía tenerles el miedo que se debería ante la naturaleza poco humana de los hermanos. Pero tampoco se iba a quedar para comprobar lo amigables que eran. COnsiguó una buena velocidad de huida pese a hacerla a saltitos, técnica muy perfeccionada con los años.

-Chicasss!!- les dijo como para ser oido- que vienen los niñosssss.. bueno.. no se.. ya no son niños aunque de niños tampoco tenían ojos.. pero ya vereis la de dientes que tienen!!! Uri corre!!!

Al final de su carrera decidió esconderse entre la maleza para poder disparar a traición su Hoopak con posterioridad.

La puntiaguda piedra de Fritz voló certera a la cabeza del demoniaco niño, pero este se movió rápido como el rayo y, literalmente, se la comió. El ruido de los dientes chirriando contra la roca mientras la desmenuzaba era espeluznante. Con una sonrisa macabra, escupió los restos de la roca. 

Saxa comenzó a avanzar hacia sus amigos, y se quedó estupefacta al ver como la criatura mordía la piedra como si nada. Estaba demasiado lejos como para llegar a usar su hacha, asi que tomó una de sus jabalinas y, recurriendo a sus mayores fuerzas, hizo un disparo prácticamente imposible por la distancia. La jabalina cruzó la noche y la neblina e impactó con fuerza el cuerpo de la criatura con forma de niño. 
Con un ruido sordo fue lanzado hacia atrás y rodó sobre sí mismo. Tal fue la fuerza del impacto. 

La otra criatura se quedó mirando al cuerpo de su compañero, miró a Saxa curiosa y volvió a mirar al otro. Este se giró, se levantó y se arrancó la jabalina como si no fuera más que una pequeña molestia. Continuó avanzando, usando la afilada punta para limpiarse los dientes de los restos de la piedra de Fritz. 

- Que amable es esta comida hermana... - 

- Oh pero parece que no quieren jugar conmigo... - dice la otra con un mohín.

- Si mira... por allí se acerca otra... - señala a Averil quien ha corrido todo lo que ha podido en dirección a Uri y Fritz para tratar de protegerlos. 

Uri salió de su estupefacción y obligó a su cuerpo a moverse.

Remi no podía creer lo que estaba viendo ¿Qué diablos eran aquellas criaturas? Sus amigos estaban en problemas así que empezó a mover su varita de tejo en dirección a aquellos seres de pesadilla. Trató de mantener la calma a pesar del temblor que volvía a atenazarle la muñeca. Pesadillas o no, todo arde si le aplicas el Arte adecuado. Al menos Tatina estaba salvo. Afianzó los pies en el suelo, en ele, exponiendo solo su perfil y dijo las palabras mientras señalaba a aquellas cosas dementes y hambrientas.

—Polttava säde —siseó al tiempo que de la punta de su varita emergieron tres rayos abrasadores de tonos entre violetas y anaranjados.

Los tres rayos de fuego abrasador serpentearon el aire, pasando entre Uri y Fritzz, y dos de ellos impactaron a sus enemigos.

Los niños demonios se movieron mucho más rápido de lo que podrían imaginar. 
Lyra se plantó delante de Uri y le dedicó una sonrisa maquiavélica mientras, moviéndose como un rayo, intentó cortar el vientre de la elfa con sus garras negras y afiladas. Sólo los reflejos de Uri la salvaron de sufrir semejante destino y, aunque consiguió herirla, la herida no era demasiado grave. Uri giró sobre si misma para evitar que la otra garra terminara el trabajo.
Tromur se paró a unos metros de Averil y Saxa y con una risa traviesa, que estaba totalmente fuera de lugar en sus demoniacas facciones, arrancó una larga espina de su antebrazo y se la lanzó a Averil, quien consiguió desviarla con su escudo. La criatura repitió el mismo proceso con el otro brazo, haciendo un desagradable sonido de piel cortada mientras lo hacía. La segunda espina se quedó clavada en el escudo de la caballero de Solamnia, rezumando el icor negro que era la sangre de aquellos seres. 
No contento con eso miró a Fritz a los ojos y tocó uno de sus cuernos, quebrándolo. Fritz se preguntó porqué haría una cosa tan extraña, y miró a niño demonio con curiosidad. Gesto que pilló por sorpresa a Tromur que le devolvió la mirada extrañado, como si esperara otra reacción completamente distinta del kender. 

Fue entonces cuando dos rayos flamígeros impactaron en los dos demonios, invocados por Remi. Las dos criaturas sisearon de dolor y se giraron a mirar al aprendiz de mago. Lyra hizo el mismo gesto que su demoníaco hermano antes, quebrándose uno de los cuernos que tenía en la cabeza mientras miraba fijamente a Remi. Este sintió que se volvía pálido, la cabeza se le iba y el estómago se le encogía, pero fsiempre tendría la duda de si fue más por tener la atención de las dos bestias que por algún tipo de magia negra que pretendía obrar sobre él. En el caso de ser magia negra no parecía tener efecto sobre él. Quizá estaba demasiado lejos, pero desde luego Remington nunca había oído hablar de este tipo de magia. 

Fritzz supo que no podía seguir manteniendo la guerra de muecas contra el demonio mucho tiempo y que tendría que hacer otra cosa si quería ayudar a sus amigos. 

¿Por qué tendran las orejas tan grandes los elfos si luego no las usan para lo que están, escuchar?. Uri se había quedado atrás sin correr hacia un lugar mas seguro, lejos de aquellos niños con mas dientes que una oca. 

-No te muevas.. no te muevas..- se repetía dirigiendose a una elfa demasiado lejos..- Quietos y Zas!!! En toda la cabeza!- grito al ver que la piedra que salía desde su vara hoopak impactaba en el alado niño sin ojos que estaba pegado a su amiga Uri.

Fritz se quedó. aparentemente escondido, cruzando los dedos para que su piedra hubiera hecho algo mas de daño que la anterior.