- Me temo que todas las salidas llevan al mismo lugar - Nessa, que aún está concentrándose en ver a través de los ojos de Serpiente, responde a Jen - Es decir, a la inmensidad de agua, con la columna que sostiene esta caverna como único punto de referencia que podamos ver ahora mismo. - Luego se dirige a Rolthos - La idea de las corrientes es muy buena, pero Serpiente no ha sido capaz de detectar ninguna. Podría intentarlo yo, puedo bucear hasta donde está el espíritu y buscar corrientes yo misma. Por suerte, no necesito dos brazos para poder bucear...

Tras decir esto, la ranger se "desconecta" de la visión de Serpiente - con lo que sus ojos ya recuperan su aspecto normal - y comienza a quitarse peso de encima para así poder moverse lo más ligera posible en el agua. Mochila, carcaj, espada; Nessa apoya todo esto en el suelo y con lo puesto - y la daga de Slyckmeduck - se gira al grupo y les dice:

- Bueno, deseadme suerte. Bucearé de vuelta en cuanto termine de investigar. 

Con eso, se lanza al agua en pos de Serpiente. 

Jen se acuclilla junto a las cosas de Nessa juntandolas en una montañita, para no arriesgar que alguna caiga al agua inesperadamente. -De acuerdo. En cuanto tiempo crees que estarás de vuelta? Por salir a buscarte si acaso se supera ese tiempo.- se levanta sacudiendose las rodillas momentaneamente, y le da un apreton de hombros a Nessa, en señal de suerte y ánimo -Vuelve a la mas mínima señal de peligro, y ve con los ojos bien abiertos. Todo lo que puedas bajo el agua, esto es-

Nessa no tarda en llegar al lugar donde esta Serpiente. Siente algo de vértigo al verse rodeada del gran azul y no puede evitar mirar hacia arriba, esperando ver la luz del sol a través de la superficie del agua. Pero no encuentra la misma, parece que estuvieran en lo más profundo del océano. No le cuesta mucho sentir el tirón de una corriente un poco más adelante de donde se paró Serpiente. No les costaría mucho entrar en ella y nadar sin casi esfuerzo en esa dirección. Adónde les llevará, esa es una cuestión que la insondable negrura en la que se vuelve el agua ante los ojos de la ranger no responde.

Localizada la corriente, Nessa hizo un gesto a Serpiente, y ambas volvieron lo más rápido posible a la isleta donde esperaban sus compañeros. A la ranger le resultó extrañísima la sensación de pasar del agua a aquella pequeña superficie y respirar con normalidad en ambos lugares. Sin duda, había sido una gran suerte que Jen encontrase aquel anillo hacía tantos meses.

Una vez en la isleta, y tras sacudirse el agua de la cara y el pelo (aunque... ¿para qué? pensó, si volvería a estar sumergida de nuevo en un momento), informó al resto de los Halcones sobre lo que había visto.

- Es tan extraño. Literalmente, no hay nada más que agua mires donde mires. Pero tenías razón, Rolthos - miró al paladín esbozando una sonrisa -, al menos he localizado una corriente lo suficientemente fuerte como para que nos lleve a algún lugar sin apenas esfuerzo. ¿A dónde llevará? Quién sabe. Pero está claro que no podemos permanecer aquí eternamente.

Mientras decía esto, Nessa recogió sus cosas de donde las había dejado y comenzó a ponérselas de nuevo, no iba a quedar más remedio que meterse en el agua con todo el equipo. Cuando está lista para partir, añade:

- Rolthos, ¿qué vas a hacer con tu armadura? ¿Vas a llevarla puesta hasta que lleguemos a la corriente? Quizá tengamos que tirar de tí para que no te hundas por el peso - dijo, enarcando las cejas hacia Vraak. Desde luego, no se le ocurría nadie mejor para ayudar al paladín si eso sucedía.

Vraak palmeó la espalda del caballero. 

- Rolthos puede llevar su armadura si quiere!! está lo suficientemente fuerte como para nadar con ella ¿ verdad amigo?  y si no... averiguará si este sitio tiene fondo por nosotros jajajaja - 

Rolthos se detuvo al borde del río, observando las aguas oscuras y frías que se extendían ante él. El peso de su armadura le recordaba la insensatez de intentar nadar con ella puesta. Al principio, la idea de sumergirse en esas aguas con todo ese metal encima le pareció una locura, pero las palabras de Vraak y Nessa le hicieron dudar. Quizás, solo quizás, había una manera de hacerlo.

Reflexionando por un momento, Rolthos decidió no ignorar su instinto de supervivencia. Sacó su odre de agua y lo vació rápidamente para luego llenarlo de aire, atándolo firmemente para usarlo como un flotador improvisado. Sabía que, aunque la corriente podía ayudarle, aún necesitaría toda la asistencia posible para mantenerse a flote con la pesada armadura, tanto antes de llegar a la corriente como quizás después.

- ¿Quizás tenéis otro odre que pueda usar? - Preguntó a sus compañeros.

Rolthos se ajustó las correas de su armadura, asegurándose de que cada pieza estuviera bien sujeta. Dio un último vistazo a sus compañeros, especialmente a Vraak, antes de disponerse a sumergirse en el agua.

- Claro - dijo, Nessa vaciando su odre y rellenándolo de aire como había hecho Rolthos - Teniendo el decantador de Jen nunca vamos a andar cortos de agua dulce así que toma el mío. Espero que ayude.

Con algo de torpeza al principio y teniendo que usar más fuerza de la que había pensado en un momento por la resistencia que el arrastre de los dos odres de aire le causaban, Rolthos encontró que no le costaba tanto como había pensado. Sin embargo, tener los dos odres de aire a su espalda le ayudaba a combatir la sensación de vértigo que le provocaba mirar hacia las insondables profundidades de aquel lugar mientras se dirigían a la corriente que había descubierto Nessa. 
Una vez en la misma todos descubrieron que era mucho más sencillo nadar y que casi podían desplazarse simplemente dejándose llevar por la misma, aunque la falta de control sobre su destino no ayudaba a sosegar sus espíritus.

Pasaron cerca de unos diez minutos nadando en la misma dirección y comenzaban a pensar que quizá aquel lugar estuviera totalmente deshabitado despues de todo cuando los agudos sentidos de Nessa detectaron una sombra a su izquierda. Tenía que estar lejos aún pues le costaba ver el contorno de la misma. Más que una figura definida Nessa podía ver el movimiento de la criatura que parecía bastante grande aún en la distancia. Era difícil saber si aquel ser les había o no detectado.

Nessa no se lo piensa dos veces. En cuanto percibe la enorme figura acercándose, los dedos de su mano izquierda actúan antes incluso de que su mente haya tomado la decisión y dibujan en el agua los movimientos que les permitirán esconderse. Con un poco de suerte, la criatura pasará de largo y ellos podrán observar desde las sombras de qué se trata...

Moviendose todo lo rápido y silenciosamente que pueden se alejan de la sombra, que parece no haberse percatado de ellos. Es dificil saber cuanto tiempo pasan nadando en la corriente pero finalmente el paisaje comienza a cambiar y pronto se encuentran ante una pared vertical que parece extenderse en todas las direcciones. Al menos esta pared puede indicar que al final de la misma hay un fondo.. o quizá salga hacia una supuesta superficie. A los lados parece extenderse hasta donde alcanza la vista. La corriente parece girar hacia un lado de la misma. 

El grupo puede dejar que la corriente les siga arrastrando, o salir de la misma y acercarse a la pared. Una vez allí intentar encontrar un límite de la misma... O no hacer nada de eso.

El paladín observó la pared que se extendía ante sus ojos, una barrera aparentemente interminable que cortaba su camino. La corriente seguía tirando de ellos suavemente, pero ahora tenían que decidir si dejarse llevar o explorar por su cuenta. "No llevamos nada de tiempo aquí, y ya estoy echando de menos la tierra firme", se dijo a sí mismo, apretando los labios en una fina línea. Finalmente, asintio a las indicaciones de neessa e hizo una señal a sus compañeros, indicando la pared con un gesto decidido.

 - Quizás haya algo interesante en la pared - Dijo con voz amortiguada por el agua que los envolvía. - Un refugio, una entrada a una cámara... algo que nos dé un descanso.

Puede que fuera la distancia a la que estaban, y desde luego el constante movimiento del agua y de ellos mismos no ayudaba, pero los Halcones no fueron capaces de encontrar nada reseñable en la pared de piedra que se elevaba ante ellos. Tenían que tomar una decisión sobre qué dirección tomar y esta vez parecía que debían hacerlo basándose únicamente en sus instintos.

 - Antes que seguir esta corriente, que parece que va a girar hacia un lado de la pared - comienza a decir la ranger - creo que intentaría sumergirme y ver a donde conduce la pared bajo el agua. Quién sabe, quizás existan cuevas bajo el agua en las que se haya formado alguna cámara de aire. No perdemos nada por investigarlo mientras sigue activo el conjuro para respirar bajo el agua.

Rolthos interviene para comentar que deberían marcar el punto donde comienza la corriente, por si acaso, y Nessa asiente. Saca su espada corta - no le parece bien usar la daga de Slyckmeduck para esto - y deja unas marcas que espera sean suficientemente visibles si tienen que volver a buscarlos. Tras esto, se sumerge y comienza a buscar...

Rolthos asintió a Nessa. En aquella vastedad de aguas interminables, pocos eran los hitos que rompían la infinitud de agua. Sin duda, una pared con un quiebre en la corriente debía esconder algo digno de atención. Con cautela, Rolthos se mantuvo cerca de las marcas que Nessa había hecho en la pared, observando en silencio, mientras la habil exploradora se movia en busca de algún hallazgo.

-Yo creo que puedo ayudarte a explorar- comenta Jen, levantando la mano, y ayudandose con los brazos, se coloca junto a Nessa

-¿A que te refieres?- Pregunta Nessa justo antes de ver como la normalmente delgada figura de Jen empieza a metamorfosearse. Al principio piensa que es un reflejo del agua, pero nada mas lejos de la realidad, ya que se encuentra con que puede escuchar el crujido de los huesos formarse, y casi la piel estirarse. Algo le toca en la rodilla, y para cuando su cerebro procesa que es una aleta, la transformación ya está hecha. Ante ella se encuentra un tiburón en posición de reposo, flotando levemente arriba y abajo en el agua, esperando a algo.

La piel es dura y tiene un tacto extraño, y bajo la luz del agua, aunque Nessa sabe que los tiburones no son azules, este se ve de un color turquesa un poco mas vibrante de lo que una esperaría. Casi como salido de un dibujo. Jen no es que sea normativamente atractive, pero le gustaba considerar que tenia unos ojos bonitos. En cambio los orbes del tiburón dan un poco de mala sensación, perfectamente redondos, sin párpados, y con la pupila de un gato.

Aunque la ranger debería estar más que acostumbrada ya a las transformaciones de le barde, no pudo evitar tensarse e incluso maniobrar hacia atrás para alejarse del gigantesco tiburón que de repente había reemplazado a su mejor amige. 

- ¡Por todos los d....! - empezó a decir, al tiempo que se llevaba la mano izquierda al pecho en un intento de calmar su corazón, cuyo pulso se había desbocado un poquitito. Si lo pensaba con calma, lo cierto es que esta transformación no era la peor que había presenciado. Qué va. Nada superaba aquél amasijo de venas y carne con el que quiso darle un susto a Asrhem cuando se lo encontraron en el semi-plano de Aire. Cómo había sobrevivido el viejo a aquello sin que le diera un ataque al corazón,  Nessa no lo sabía. Pero claramente, entre eso, el tiburón y los búhos gigantes, Nessa prefería a los últimos. No sólo porque le encantaban las aves en general, sino porque además no le daban esa sensación de montón de dientes puntiagudos que podrían cortarla en cachitos y tragársela de un bocado.

Tras toda esta reflexión interna, la joven ranger consigue calmarse y vuelve a acercarse a Jen-tiburón. Le pasa una mano por un costado para acostumbrarse al tacto de la piel y comenta:

- ¡Menudo susto! Si la próxima vez me avisas, mejor. Bueno, vamos a ello - dice mientras se sube al escualo, agarrándose como buenamente puede con su único brazo para no salir despedida en cuanto Jen se ponga a nadar.

Jenny Shark se sumerge aún más en lo que parecen ser las profundidades, intentando encontrar alguna abertura o cueva en la inmensa pared que han encontrado. 

Cuando han bajado unos doscientos pies por fin encuentran lo que estaban buscando. Un abertura de unos quince pies de diámetro se abre como una boca oscura en la roca. 

Les amigues no tuvieron que hablar, una leve inclinación del peso de Nessa confirmó a Jenny Shark que se adentrarian en la negra caverna para investigar. 

Sus amigos, bastante más arriba e ignorantes de su decisión no pudieron ver cómo el tiburón se introducía con su jinete en la cueva y desaparecía en la oscuridad de su interior. 

Pronto dejaron de ver nada. La luz que iluminaba débilmente el océano en el que estaban, no parecía penetrar en aquella cueva. Nessa miró por encima de su hombro la entrada, que ahora se perfilaba como un círculo de luz, la cual menguaba cada vez más, dejándoles en total oscuridad. Jenny Shark confiaba en que podría sentir si había algún pasadizo alternativo porque el agua cambiaría de temperatura o habría alguna corriente. 

Nessa volvió a mirar hacia atrás. La entrada de la cueva se perfilaba perfectamente en la oscuridad en la que estaban. Se le encogió el estómago. Comprendió el error que habían cometido. Demasiado tarde.

Algo grande movió el agua a su alrededor. Sufrieron un impacto brutal que les sacó el agua de los pulmones y sintieron como una masa de carne enorme se enrollaba a su alrededor apretándolas sin piedad. Tanto Nessa como Jenny Shark sintieron varias ventosas, tan grandes como la mano de Vraak, que se pegaban a sus cuerpos. Sintieron cómo daban vueltas sobre sí mismas mientras el enorme tentáculo las arrastraba aún más adentro de la oscuridad. 

Nessa tenía, de manera milagrosa, una mano fuera del terrible abrazo de aquella enorme criatura, los anillos del tentáculo la habían separado de Jenny Shark pero aún estaban lo suficientemente cerca como para poder intentar ayudarle. Con su mano libre sacó su daga y la clavó en el anillo que sujetaba a Jenny Shark con la esperanza de que el repentino dolor le diera cierta ventaja a su amigue para poder escapar. Acto seguido, y segura de que su plan funcionaría, utilizó la magia para escapar. Un murmullo de burbujas no dejó más que agua donde antes estaba ella y la joven exploradora se materializó de nuevo en la entrada de la cueva. 

Sin embargo, para su horror, y gracias a sus agudos sentidos, pudo ver cómo Jenny Shark intentaba escapar del apretado abrazo mordiendo el tentáculo, pero no tuvo éxito ya que no podía flexionarse lo suficiente y sus afilados y peligrosos colmillos no consiguieron una presa efectiva. 

Nessa observó como el tentáculo desaparecía en el interior de la cueva llevándose a Jenny Shark consigo mientras el tentáculo apretaba más. 

Pero antes de que Nessa pudiera decidir qué hacer, otro tentáculo salió de la cueva en su búsqueda. Una gran masa de carne grisácea, del mismo color que la piedra de la cueva se arremolinó en torno a su pierna. Debía estar en el límite del alcance de la bestia pues sólo llegó con la punta del mismo. Aún así era tan grande como la pierna de Nessa en torno a la cual se enrollaba y apretaba tanto que la exploradora sintió que se la iba a arrancar. 

Jen, en su forma de tiburón, podía sentir, más que ver, que del tirón había salido del pasadizo que era la cueva y ahora debía estar en una cueva aún mayor donde aguardaba un gigantesco pulpo que le llevaba directo al centro de su cuerpo. Capas de bulbosa carne y músculo se apartaron para descubrir un gran y fuerte pico que se abrió dispuesto a devorar a la presa que tenía atrapada.

Nessa no sabe qué hacer. Vuelve a estar atrapada por uno de los tentáculos, con lo que su instinto le grita que intente liberarse y alejarse. Pero, ¿y qué pasa con Jen? La criatura ha arrastrado a su amigue tan adentro que no puede verle ya siquiera, pero a la ranger no le hace falta ver para imaginar lo que le puede estar pasando. Si tan solo consiguiera herir suficientemente al pulpo ... quizás así la soltaría no solo a ella, si no a le barde también.

Con esto en mente, y agradeciendo tener la daga de Slyckmeduck en este ambiente acuático donde otra arma sería más complicada se manejar, desenvainó a Susurro y la clavó en el tentáculo que la tenía agarrada lo más fuerte que pudo, mientras llamaba - o, más bien, suplicaba - a Madre que les ayudara a salir de aquella.