Leobald se movía trabajosamente entre el barro y bajo el peso del metal, haciendo uso de su experiencia para desviar golpes o interponer si armadura más que de su limitada habilidad con la espada. Sin tío de cerca el calor abrasador del conjuro de la elfa. El sudor perlaba su frente por el esfuerzo. Haciendo acopio de fuerzas volvió a lanzar una estocada que consiguió burlar la guardia de su enemigo y trinchar su cuerpo.
La espada de Leobald atravesó por completo al pobre necrófago esclavizado, ya dañado por el haz de magia bruja de Adriana, y también por parte de la explosión de piedra arcana de Khalion. El ente, de horribles garras y peor dentadura... , actuó como pasó ya anteriormente, al fenecer, su rostro pareció recobrar un poco de su lustre de antaño, pareciendo más vivo, más humano. En su último suspiro, la criatura cogió con una de sus garras la mano metálica enguantada del caballero, casi con ternura... y antes de que éste sacara su acero de entre sus entrañas, un leve murmuro escapó de su cuerpo antes de caer derrotado, pero liberado al mismo tiempo. - Gracias ... -
Al mismo tiempo, Uno de Siete observó como su presa conseguía escapar elevándose sobre su rango de alcance, cobardemente, como una vil alimaña sin honor. Por unos momentos sonrió al ver como la luz de su arma se apagaba, dejando de ser una amenaza para él... - Pronto volverás a tu antigua gloria Aplastamaneceres, ... ten paciencia, sólo déjame acaba con mi tarea principal antes ...
El caballero caído, meditó por unos segundos sus siguientes pasos, tras hablar al arma de Godric como si ésta pudiera escucharle, Uno de Siete sopesó bajar de las alturas a su enemigo, con sus propios medios, pero una extraña compulsión se apropió de él, y girándose hacia Khalion, comenzó a desvanecerse... no sin antes dar de nuevo órdenes a sus restantes acólitos para atacar a Leobald y devorarlo.
Mientras el enemigo jurado del enmascarado iba cogiendo una textura brumosa, cosa que al parecer le estaba costando algún tipo de precio a pagar al retorcerse dolorosamente en el proceso, los necrófagos supervivientes se lanzaron sobre el paladín, asestando golpes cercenadores con sus garras emponzoñadas... pero el blindado caballero repelió con facilidad dichos ataques. A pesar del cansancio y el agotamiento, esas criaturas no eran rival para él y su coraza.
Uno de Siete desapareció de su posición, dejando las cadenas interrumpidas hacia sus seguidores por sólo un instante, éstos parecieron caer en la confusión, pero de inmediato reapareció al lado de su archi-némesis, con su hoja rúnica en alto, cargada de energía negativa, de anti-vida misma.... Dos golpes se centraron sobre Khalion, el primero erró su objetivo, gracias a una grácil finta del cazarrecompensas, el segundo parecía que le iba a impactar, destruyendo su frágil pero fibrado cuerpo... hasta que un brillante escudo de energía mágica se alzó entre la espada y él, desviando el ataque en el último momento... y otorgándole otra oportunidad de seguir respirando... por ahora.
Khalion se maldijo por por dejar escapar tantas oportunidades de hendir Alure en su igual.. en su contrario. Todas sus malas artes habían sido arrojadas contra aquel enorme guerrero sin apenas efecto. Cuando apareció justo encima se lamentó con amargura ante una muerte cierta. El primero acero esquivado.. pero para el segundo necesitó de artes mágicas para evitar la muerte una vez mas.
Un grito a partes iguales entre dolor y cólera se extendió por el pantano helando la sangre de todo el que se encontraba cerca. Sus ojos, hasta entonces todo azul perdieron el color y brillo hasta convertirse en pozos de oscuridad sin final. A su vez, hueso y carne se quebraron y abrieron a su espalda por donde aparecieron unas alas fantasmagóricas todas de hueso y jirones de piel, sin plumas ni capacidad de volar, terminadas en unas grotescas púas azules. -Muerte es solución, muerte es liberación.-dijo con voz cavernosa que hacía extremecerse- Hasta que solo quede uno.
Alzó alure para cortar a su rival pero erró una vez mas descargando su frustracción en otro grito helador. Se separó entonces buscando la ventaja que sus botas de piel de serpiente le daban en aquellos pantanosos terrenos. La movilidad era la única menra de compensar la inmensa fuerza bruta de su némesis.
Ante la desesperación de Khalion por no poder penetrar las defensas de su némesis, incluso con su terrorífica forma de angel caído, un pequeño haz de luz pareció cruzar el espacio entre los dos enconados enemigos. Luego otro, y otro más. Poco a poco los haces de luz se fueron haciendo más numerosos, creciendo tanto en número como en tamaño y consistencia. Adriana fue la primera en vislumbrar la pequeña forma angelical de uno de esos haces de luz. Leobald casi no podía creer ver aquellas representaciones divinas, que se movían rápidamente entre todos ellos dejando una pequeña estela dorada al volar entre ellos gracias a sus angelicales alas.
Descendiendo de las alturas, Godric se colocó sobre Leobald, los pequeños espíritus angelicales rodeándole, de tal forma que cubrió a todos ellos con la nube de seres angelicales que le seguía.
Khalión percibió que las celestiales ánimas invocadas por el sacerdote pasaban a su alrededor sin prestar atención a su alma caída, ahora mostrada en todo su terrible esplendor, sin embargo, usando diminutas espadas flamígeras golpeaban incesantemente a su impío hermano, así como a sus encadenados siervos, dificultando sus movimientos y dejando pequeñas marcas de fuego sagrado allá donde golpeaban.
Mientras los espíritus celestiales giraban, inundando el área con su presencia divina, sus ígneas hojas no cesaban en provocar ataques y herir con daño radiante a los enemigos de Godric, cebándose especialmente en el caballero oscuro. La presencia de esta nueva intervención en su contra pareció sacar momentáneamente de su trance homicida al antiguo paladín-general de Cormyr, haciéndole consciente una vez más del verdadero poder del portador de su anterior "compañera".
Girándose hacía Godric, pero sin dejar de bajar la guardia con Khalion, que volvía a escabullirse indemne de su amenazante presencia, sentenció.
- Hijo del Infierno, esto acaba ahora y aquí ... Que la verdad sea revelada ... pues nada se oculta al príncipe de los Muertos, ni a su adalid Akrul, ni siquiera tú, el gran embaucador.
Tras evitar los embates de los espíritus sin demasiado problema, a pesar de que uno de sus esclavos acólitos no tuvo tanta suerte recibiendo un duro castigo que apenas pudo resistir, Uno de Siete alzó la mano, y mientras lo hacía, sus cadenas libres comenzaron a vibrar, como si estuvieran a punto de cobrar vida... Un mal presagio recorrió todo el paisaje mortecino del pantano donde combatían, y esa sensación, pareció calar más profundamente en el joven sacerdote de Lathander... recorriendo toda su espina dorsal, como un latigazo eléctrico que despertaba todas sus alarmas.
- ¡¡¡¡Nooooooo!!!!! Abandona tus insidiosas intenciones sobre el Amo....
Un diablillo enojado saltó como un resorte al oír las palabras del acérrimo enemigo de Khalion. Saliendo de su hasta ahora protectora invisibilidad. Éste se lanzó como un poseso a intentar aguijonear a Uno de Siete... pero su pesada armadura, prácticamente sin puntos débiles o rendijas, impidió cualquier daño o amenaza por parte del pequeño compañero y defensor de Godric...
Las visiones invocadas por Godric no hicieron sino provocar que el caballero entornara los ojos, por alguna razón que no podía adivinar la verdad le era revelada tras los embustes. Y lo peor es que no le sorprendía en absoluto. Observó también de reojo el mal expuesto de Khalion. No pudo sino suspirar. Quizá merecieran que el olvido se los llevara a todos en aquel pantano insálubre. Desde luego extraños compañeros de viaje había puesto Tyr en su camino para enfrentar el mal mayor que amenazaba con tragarse aquella parte de Cormyr. Aquella lucha entre los intereses de los duques demoníacos era lo último que necesitaban ahora.
El caballero armó la guardia de nuevo con intención de proteger a Adriana, atento a cualquier lance dirigido a ella. Proteger a la única víctima de aquel grupo de almas perdidas era lo único que parecía tener sentido. O eso quería creer, ni siquiera de ella podía estar completamente seguro, una vez más demasiado secretos. Empezaba a acusar el cansancio de un combate tan largo. Le dolían las articulaciones, aplastadas por el peso de la armadura, y el lodo enterraba sus botas a cada golpe que paraba. Se concentró en inspirar profundamente y centrarse en la parte del combate que podía manejar, en olvidar el cansancio, el dolor y la traición.
Cuando tuvo la ocasión descargó su hoja sobre una de aquellas almas torturadas, la que estaba más cerca de la hechicera. El acero mordió al ghoul cerca del cuello.
Hacía mucho que había perdido los favores celestiales, abandonado a afrontar demonios sin respaldo de su hogar en los cielos. El vacío perturbador de sus ojos, pozos de oscuridad en tiempos de amargura, clavados en su némesis. Toda una vida esperando el momento, la prueba definitiva, el último paso. Tan cerca.. tan esquivo. Condenados a darse muerte con odio enmascarado, obligados a encontrarse hasta el fin de los tiempos.
El ángel caído presentó aceros. Alure, la muerde olas, se movía gracil provocando en su danza que las aguas vibraran en sintonía, como si fueran llamadas por el resplandor azulado de la cimitarra. Alure cayó sobre uno de siete cargada de energía, rencor y odio. Tras ella, aprovechando la oportunidad en las defensas del otrora paladín, la mas mundana de sus aceros siguió el camino abierto por muerde olas.
Desde la infancia esperando aquel momento. Redención o caída definitiva a un pozo demasiado profundo. Sus aceros hablabando era todo lo que necesitaba decir. Incluso entonces su silencio escondía un respeto hacia quien resolvía diferencias cara a cara, en duelo singular. Y sin perder la cara a su contrario se retiró confiando en aumentar el dolor si el enorme caballero cargado de energía decidía moverse de nuevo.
Khalion se ha saltado el turno... iba primero Uno de Siete, pero tras las tiradas y su fracaso de ataque, realmente no cambia demasiado el resultado final.
La unión del ataque entre la pareja que, a los ojos de Leobald, aún parecía aferrarse al bien, surtió del efecto deseado. Tras recibir el impacto de la hoja del caballero, tras ser atravesado por el haz de energía tumefacta de Adriana, la criatura chilló elevando sus garras intentado arrancar algún trozo de carne del veterano seguidor de Tyr... sin éxito alguno, cayendo con sus ojos lechosos y muertos mirando hacia el encapotando cielo que comenzaba a asomar sus primeras estrellas entre las densas nubes.
El segundo necrófago continuó recibiendo los embates espirituales de los entes divinos que había invocado Godric, siendo cercenado y cauterizado al mismo tiempo por decenas de espadas ígneas portadas por traslúcidos ángeles de belleza impoluta e intenciones pías, dejando al paladín oscuro solo y sin capacidad de derivar cualquier daño recibido, ... estos fantasmas, también se ensañaron con Uno de Siete, que procedieron a clavar sus hojas empapadas en energía sagrada por todas las rendijas posibles que la armadura de oscuridad y cadenas les permitían... arrancando gritos de dolor continuos de tan vil enemigo.
Aún en buenas condiciones, el caído caballero terminó de pronunciar su impía letanía, ordenando a las cadenas acabadas ahora en grilletes vacíos, al desprenderse de sus anteriores esclavos humanos, se lanzaran sobre el sacerdote elevado... Éstas se enroscaron como serpientes constrictoras alrededor de su cuello, brazos y piernas, tirando con una fuerza titánica y sobrenatural de él, arrastrándolo como una leve hoja mecida por la brisa hasta estar a un rango de cuerpo a cuerpo con el Desollador de Cormyr...
Cuando la tragedia estaba a punto de colapsar sobre Godric, a pesar de evitar un agarre dirigido directo a su cabeza y rostro provocado por el sombrío guantelete blindado de su némesis, un grito de furia, valor y destreza, no visto hasta entonces por parte del esquivo cazarrecompensas desgarró el silencioso escenario. Manejando a Allure con presteza, la hoja lanzó dos estocadas mortales de necesidad, incluso para los cánones de alguien que probablemente ya estaba fenecido en vida...
La primera corto debajo del casco, justo degollando su cuello, provocando un torrente de viscosa sangre negra brotar a raudales por su armadura... y la segunda se clavó atravesando la misma armadura, como si la hoja encantada pudiera doblegar el oscuro acero protector de igual modo que si fuera de papel mojado... atravesando de esta manera el negro corazón de Uno de Siete.
Con un alarido agónico, el Tumulario rodeó la cimitarra con fuerza, usando su guantelete aún imbuido en magia necrótica mientras se arrodillaba. Ésta ya le atravesaba completamente, impidiendo que Khalion pudiera sacarla de su interior.
- Dime Khalion del Oeste ¿Es esto lo que se siente al perder, al morir de nuevo? ... Siento la tenaza del maestro desaparecer, debilitarse ... ¿Qué es ese cántico? ... Es hermoso ... conmovedor incluso ... nunca había oído algo tan perfecto y meláncolico, ... y sin embargo me es familiar... yo ... yo la conozco ...
Una horrible tos comenzó a apodararse del agonizante antagonista, reacción extraña para alguien que no respiraba hacía décadas... apenas dejándole emitir más palabras. Aún así, intentó seguir conversado, mientras la no-vida se le arrebataba, y su mano seguía asiendo con fuerza la hoja de las mareas.
- Esto no es un alivio enmascarado... sino una maldición... maldición que ahora se hará mas fuerte en tí ... Él ... Él rivaliza incluso con Akrul... y entre los dos, esta noche, ... y ahora... le hemos hecho más fuerte...
Sus palabras se vieron interrumpidas súbitamente por un estertor final antes de abandonar su miserable y condenada existencia, su mano soltó la hoja y calló lánguida e inerte a un lado y entonces fue cuando la luz azulada de sus ojos comenzó a brillar, más incluso que los astros celestes, prácticamente cegando a todo el mundo... esa energía fría, cefírea, comenzó a saltar desde Uno de Siete hacia Khalion, entrándole también por los ojos... poseyendo aún más su cuerpo y su alma... haciéndole más fuerte... más poderoso... y al mismo tiempo, sirviendo mejor como su propósito original, el receptáculo de algo... mucho más siniestro que lo que había alzado de la muerte aquel paladín caído...
Y Khalion... de algún modo que sólo él entiende... sube un nivel...
Los profundos ojos sin pupilas, todo azul, del aasimar buscaron los de su némesis, también sin pupilas, también todo azul. Alure, la muerdeolas atravesaba su torso dejando manar un viscoso icor negro al suelo cenagoso sin ingún ruido alrededor salvo el gorgojeo de una vida que se apagaba. La maldición Hexblade se desvanecía arrancando los últimos jirones de una no-vida condenada sanando al aasimar. Haces de luz azul conectaron sus miradas elevando al vencedor sobre la punta de sus botas, suspendido tan solo por los destellos todo azul que penetraban su ser con violencia a través de sus antinaturales ojos, último resquicio de su naturaleza celestial.
Tan solo una carcasa inerte quedaba del otrora gran guerrero. De rodillas Khalion inspiraba llenando sus pulmones, mas vivos que nunca, cuando mas oscura parecía su particular noche. Su corazón palpitaba con fuerza, demasiado rápido, latiendo para dos en una lenta sincronización donde ya solo quedaba uno. Poco a poco se pudo incorporar, revitalizado, exultante, poderoso, empuñando a su ahora fiel Alure. Cualquier duda sobre su supervivencia era un leve recuerdo desapareciendo como bruma en el amanecer.
-Debo daros las gracias..- dijo con tono amable rompiendo el silencio del pantano que poco a poco volvía a la vida.- .. dificilmente pudiera haber derrotado a mi enemigo. Sabía que el momento llegaría pero no cuando o a quien debería enfrentarme. Es un duro precio a pagar y las fortunas han querido que la muerte solo se cobre una pieza.
Se acercó entonces al mas joven de los humanos. -Quizá por motivos contrarios pero compartíamos enemigo. Gracias por tu ayuda. Cuentas con el favor de los cielos que a otros nos fue arrebatado.- Y le impuso las manos, sanando a clérigo con los últimos ecos de su divina naturaleza.
Leobald suspiró por fin dejando ir la tensión acumulada en sus brazos y espalda. Miró a sus compañeros con tristeza y se recluyó en sus pensamientos. Trató de limpiar el barro y la sangre de sus enemigos de su armadura y recuperó la túnica del guardian del fondo de su mochila. Con una oración queda y un gesto sacro de respeto se puso la túnica como sobrevesta y ajustó su cinto en torno a la cintura. Besó su relicario al cuello con delicadeza antes de esconderlo bajo la túnica y se dispuso abrir la marcha para reunirse con el grupo de vanguardia. Compartió una mirada con Adriana y echó a andar trabajosamente.
Adriana no pudo apartar la mirada del aasimar desde el momento en el que aquellas alas divinas se desplegaron a su espalda, recordándole a un ángel caído, tan perfecto y cautivador como oscuro y tenebroso ¿Qué pasado escondía Khalion tras su, a menudo, incomprensible discurso? ¿Quién era aquel ser que le había perseguido y que ahora yacía inerte? Comenzó a dudar de su teoría sobre su posible parentesco.
Tras sus palabras de agradecimiento, la hechicera, aún dolorida por las heridas del combate, se acercó para intentar disipar sus dudas.
- Khalion, ¿quién era este ser? ¿De dónde viene, por qué te perseguía? ¿No sois gemelos como me pareció creer en un primer momento? ¿Es alguna especie de prueba? Hablas de él como si ya supieras lo que te esperaba… Y, ¿por qué el espectro que se nos ha aparecido le conocía? ¿Habrá más enfrentamientos de este tipo? Si es así, necesitamos saberlo para estar preparados- su voz denotaba una sincera curiosidad y su mirada recorría sus alas con una fascinación mal disimulada.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Las huesudas alas de Khalion se desplegaron una última vez para terminar deshaciendose en el aire. Sin plumas, tan solo jirones de piel maltrecha refcuperando su forma aasimar y sus ojos apupílicos, todo azul. Godric parecía estar de una pieza así que conservó su divina imposición de manos para sanar a Adriana en el momento que la tensión por fin explotaba en una rataila de preguntas sin respirar, muchas sin respuesta.
Impongo las manos a Adriana.. que no sabía que Godric estaba sano sano. Curo 6 hp a la elfa.
Mientras sujetaba sus manos provocando sanación en algunas heridas de la elfa, Khalion trató de saciar su curiosidad. -Jamás le había visto, jamás crucé aceros o palabra con él y jamás su existencia me fue advertida.. -sujetó con ambas manos las de la elfa.- Pero esperaba este momento desde que era un niño con ansia y desespero. Sólo una vez mi camino me llevó a alguien como él.. a alguien como yo. Otro baile mortal donde solo acabar con el contrario es aceptado. Antes de acabar preso en manos de la corona tuve el mismo frenesí y perturbación que hoy y tan solo muerte y dolor quedó.. este desenfrenado impulso.. mi único amor..- las palabras se cortaron pero sin lagrimas, todas lloradas ya.- Me entregué buscando el final bajo la corrupta justicia del hombre que ni agallas tuvo para darme paz.. solo mas acero, mas sangre, mas dolor, pero legítima para la corona enmascarada en estas cintas doradas..
Se acercó entonces al enorme caballero oscuro retirando el yelmo para observar a su némesis mientras envainaba y aseguraba el espadón a su espalda. Sus ojos buscaban algún ápice de familiaridad en el caído mas allá de los ojos todo azul, ya apgados, canibalizados por el cazarrecompensas. Buscó entre la armadura alguna bolsa o contenedor que arrojara mas luz sobre aquel hombre.. o distintivo que diera fe de su muerte.
-Desconozco si tengo hermanos.. -comenzó a decir en la lengua de los elfos- fui arrojado de los cielos y mi única familia fue tu pueblo. Y llegaron los hombres para tomarlo todo, arrebatarnos todo, matarlo todo incluso a un pobre niño que tenía su misma apariencia.. Su justicia..- miró entonces a Leobald ya marchándose volviendo a usar la lengua común- ..su justicia depende de razas o linajes, distinta de señores y siervos. La justicia es absoluta y no redactada en papeles de mortales para acomodarse en su poder. Juré entonces ejercerla, renunciar al pacifismo de mi pueblo asesinado. Busqué sin descanso el poder, el conocimiento.. muchas décadas hace ya, hasta forjar una alianza semejante a la tuya, Adriana, que te otorga poderes y virtudes. La mía, sin embargo, no es completa y ese regalo amargo es servido a otros, como a él provocando que nos busquemos, que compitamos por ese favor donde solo la muerte sacia el impulso. Desconozco el rol de ese espiritu, desconozco si hay mas como él.. ahora solo siento paz y calma.
Al retirar Khalion el yelmo completo que ocultaba el rostro del hasta entonces su oponente, descubrió una cara lívida, pálida, como si la vida se la hubieran arrebatado hace mucho tiempo y no ahora, sin embargo, lo más perturbador, era que ese rostro era el suyo, exactamente igual, como dos gotas de agua... lo único que les diferenciaba era que el caballero caído no tenía ojos, solo cuencas vacías, y parte de la piel quemada alrededor de dichas aperturas, que ahora se asemejaban más a puertas insoldables hacia una oscuridad que ya no habitaba ahí...
Dudas comenzaron a aferrarse al corazón del aasimar mancillado, ¿cómo era eso posible? ¿qué sentido tenía? Pero, si la visión afecto al cazarrecompensas o no, eso no pudo reflejarse al exterior, cubierto por su máscara...
Mientras tanto, las runas de la espada de hoja negra e impía, parecían comenzar a desvanecerse... quizás si Nock hubiera estado aquí, podría haberlas identificado... Por el contrario, la armadura parecía seguir intacta, incluso sus cadenas, cuando nadie las miraba directamente, se diría que se movían, como sierpes aún buscando una presa a la que inyectar su ponzoña y paralizar a sus víctimas, o quizás era sólo una sensación, una inquietud que enturbiaba el alma de aquellos que se encontraba cerca de tanta malignidad... una que era casi palpable...
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" ¡Oh la Oscuridad...! "
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Leobald se movía trabajosamente entre el barro y bajo el peso del metal, haciendo uso de su experiencia para desviar golpes o interponer si armadura más que de su limitada habilidad con la espada. Sin tío de cerca el calor abrasador del conjuro de la elfa. El sudor perlaba su frente por el esfuerzo. Haciendo acopio de fuerzas volvió a lanzar una estocada que consiguió burlar la guardia de su enemigo y trinchar su cuerpo.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
La espada de Leobald atravesó por completo al pobre necrófago esclavizado, ya dañado por el haz de magia bruja de Adriana, y también por parte de la explosión de piedra arcana de Khalion. El ente, de horribles garras y peor dentadura... , actuó como pasó ya anteriormente, al fenecer, su rostro pareció recobrar un poco de su lustre de antaño, pareciendo más vivo, más humano. En su último suspiro, la criatura cogió con una de sus garras la mano metálica enguantada del caballero, casi con ternura... y antes de que éste sacara su acero de entre sus entrañas, un leve murmuro escapó de su cuerpo antes de caer derrotado, pero liberado al mismo tiempo. - Gracias ... -
Al mismo tiempo, Uno de Siete observó como su presa conseguía escapar elevándose sobre su rango de alcance, cobardemente, como una vil alimaña sin honor. Por unos momentos sonrió al ver como la luz de su arma se apagaba, dejando de ser una amenaza para él... - Pronto volverás a tu antigua gloria Aplastamaneceres, ... ten paciencia, sólo déjame acaba con mi tarea principal antes ...
El caballero caído, meditó por unos segundos sus siguientes pasos, tras hablar al arma de Godric como si ésta pudiera escucharle, Uno de Siete sopesó bajar de las alturas a su enemigo, con sus propios medios, pero una extraña compulsión se apropió de él, y girándose hacia Khalion, comenzó a desvanecerse... no sin antes dar de nuevo órdenes a sus restantes acólitos para atacar a Leobald y devorarlo.
Mientras el enemigo jurado del enmascarado iba cogiendo una textura brumosa, cosa que al parecer le estaba costando algún tipo de precio a pagar al retorcerse dolorosamente en el proceso, los necrófagos supervivientes se lanzaron sobre el paladín, asestando golpes cercenadores con sus garras emponzoñadas... pero el blindado caballero repelió con facilidad dichos ataques. A pesar del cansancio y el agotamiento, esas criaturas no eran rival para él y su coraza.
Uno de Siete desapareció de su posición, dejando las cadenas interrumpidas hacia sus seguidores por sólo un instante, éstos parecieron caer en la confusión, pero de inmediato reapareció al lado de su archi-némesis, con su hoja rúnica en alto, cargada de energía negativa, de anti-vida misma.... Dos golpes se centraron sobre Khalion, el primero erró su objetivo, gracias a una grácil finta del cazarrecompensas, el segundo parecía que le iba a impactar, destruyendo su frágil pero fibrado cuerpo... hasta que un brillante escudo de energía mágica se alzó entre la espada y él, desviando el ataque en el último momento... y otorgándole otra oportunidad de seguir respirando... por ahora.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Khalion se maldijo por por dejar escapar tantas oportunidades de hendir Alure en su igual.. en su contrario. Todas sus malas artes habían sido arrojadas contra aquel enorme guerrero sin apenas efecto. Cuando apareció justo encima se lamentó con amargura ante una muerte cierta. El primero acero esquivado.. pero para el segundo necesitó de artes mágicas para evitar la muerte una vez mas.
Un grito a partes iguales entre dolor y cólera se extendió por el pantano helando la sangre de todo el que se encontraba cerca. Sus ojos, hasta entonces todo azul perdieron el color y brillo hasta convertirse en pozos de oscuridad sin final. A su vez, hueso y carne se quebraron y abrieron a su espalda por donde aparecieron unas alas fantasmagóricas todas de hueso y jirones de piel, sin plumas ni capacidad de volar, terminadas en unas grotescas púas azules. -Muerte es solución, muerte es liberación. -dijo con voz cavernosa que hacía extremecerse- Hasta que solo quede uno.
Alzó alure para cortar a su rival pero erró una vez mas descargando su frustracción en otro grito helador. Se separó entonces buscando la ventaja que sus botas de piel de serpiente le daban en aquellos pantanosos terrenos. La movilidad era la única menra de compensar la inmensa fuerza bruta de su némesis.
Ante la desesperación de Khalion por no poder penetrar las defensas de su némesis, incluso con su terrorífica forma de angel caído, un pequeño haz de luz pareció cruzar el espacio entre los dos enconados enemigos. Luego otro, y otro más. Poco a poco los haces de luz se fueron haciendo más numerosos, creciendo tanto en número como en tamaño y consistencia.
Adriana fue la primera en vislumbrar la pequeña forma angelical de uno de esos haces de luz. Leobald casi no podía creer ver aquellas representaciones divinas, que se movían rápidamente entre todos ellos dejando una pequeña estela dorada al volar entre ellos gracias a sus angelicales alas.
Descendiendo de las alturas, Godric se colocó sobre Leobald, los pequeños espíritus angelicales rodeándole, de tal forma que cubrió a todos ellos con la nube de seres angelicales que le seguía.
Khalión percibió que las celestiales ánimas invocadas por el sacerdote pasaban a su alrededor sin prestar atención a su alma caída, ahora mostrada en todo su terrible esplendor, sin embargo, usando diminutas espadas flamígeras golpeaban incesantemente a su impío hermano, así como a sus encadenados siervos, dificultando sus movimientos y dejando pequeñas marcas de fuego sagrado allá donde golpeaban.
PbP Character: A few ;)
Mientras los espíritus celestiales giraban, inundando el área con su presencia divina, sus ígneas hojas no cesaban en provocar ataques y herir con daño radiante a los enemigos de Godric, cebándose especialmente en el caballero oscuro. La presencia de esta nueva intervención en su contra pareció sacar momentáneamente de su trance homicida al antiguo paladín-general de Cormyr, haciéndole consciente una vez más del verdadero poder del portador de su anterior "compañera".
Girándose hacía Godric, pero sin dejar de bajar la guardia con Khalion, que volvía a escabullirse indemne de su amenazante presencia, sentenció.
- Hijo del Infierno, esto acaba ahora y aquí ... Que la verdad sea revelada ... pues nada se oculta al príncipe de los Muertos, ni a su adalid Akrul, ni siquiera tú, el gran embaucador.
Tras evitar los embates de los espíritus sin demasiado problema, a pesar de que uno de sus esclavos acólitos no tuvo tanta suerte recibiendo un duro castigo que apenas pudo resistir, Uno de Siete alzó la mano, y mientras lo hacía, sus cadenas libres comenzaron a vibrar, como si estuvieran a punto de cobrar vida... Un mal presagio recorrió todo el paisaje mortecino del pantano donde combatían, y esa sensación, pareció calar más profundamente en el joven sacerdote de Lathander... recorriendo toda su espina dorsal, como un latigazo eléctrico que despertaba todas sus alarmas.
- ¡¡¡¡Nooooooo!!!!! Abandona tus insidiosas intenciones sobre el Amo....
Un diablillo enojado saltó como un resorte al oír las palabras del acérrimo enemigo de Khalion. Saliendo de su hasta ahora protectora invisibilidad. Éste se lanzó como un poseso a intentar aguijonear a Uno de Siete... pero su pesada armadura, prácticamente sin puntos débiles o rendijas, impidió cualquier daño o amenaza por parte del pequeño compañero y defensor de Godric...
Turno de Adriana.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Las visiones invocadas por Godric no hicieron sino provocar que el caballero entornara los ojos, por alguna razón que no podía adivinar la verdad le era revelada tras los embustes. Y lo peor es que no le sorprendía en absoluto. Observó también de reojo el mal expuesto de Khalion. No pudo sino suspirar. Quizá merecieran que el olvido se los llevara a todos en aquel pantano insálubre. Desde luego extraños compañeros de viaje había puesto Tyr en su camino para enfrentar el mal mayor que amenazaba con tragarse aquella parte de Cormyr. Aquella lucha entre los intereses de los duques demoníacos era lo último que necesitaban ahora.
El caballero armó la guardia de nuevo con intención de proteger a Adriana, atento a cualquier lance dirigido a ella. Proteger a la única víctima de aquel grupo de almas perdidas era lo único que parecía tener sentido. O eso quería creer, ni siquiera de ella podía estar completamente seguro, una vez más demasiado secretos. Empezaba a acusar el cansancio de un combate tan largo. Le dolían las articulaciones, aplastadas por el peso de la armadura, y el lodo enterraba sus botas a cada golpe que paraba. Se concentró en inspirar profundamente y centrarse en la parte del combate que podía manejar, en olvidar el cansancio, el dolor y la traición.
Cuando tuvo la ocasión descargó su hoja sobre una de aquellas almas torturadas, la que estaba más cerca de la hechicera. El acero mordió al ghoul cerca del cuello.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Hacía mucho que había perdido los favores celestiales, abandonado a afrontar demonios sin respaldo de su hogar en los cielos. El vacío perturbador de sus ojos, pozos de oscuridad en tiempos de amargura, clavados en su némesis. Toda una vida esperando el momento, la prueba definitiva, el último paso. Tan cerca.. tan esquivo. Condenados a darse muerte con odio enmascarado, obligados a encontrarse hasta el fin de los tiempos.
El ángel caído presentó aceros. Alure, la muerde olas, se movía gracil provocando en su danza que las aguas vibraran en sintonía, como si fueran llamadas por el resplandor azulado de la cimitarra. Alure cayó sobre uno de siete cargada de energía, rencor y odio. Tras ella, aprovechando la oportunidad en las defensas del otrora paladín, la mas mundana de sus aceros siguió el camino abierto por muerde olas.
Desde la infancia esperando aquel momento. Redención o caída definitiva a un pozo demasiado profundo. Sus aceros hablabando era todo lo que necesitaba decir. Incluso entonces su silencio escondía un respeto hacia quien resolvía diferencias cara a cara, en duelo singular. Y sin perder la cara a su contrario se retiró confiando en aumentar el dolor si el enorme caballero cargado de energía decidía moverse de nuevo.
Khalion se ha saltado el turno... iba primero Uno de Siete, pero tras las tiradas y su fracaso de ataque, realmente no cambia demasiado el resultado final.
La unión del ataque entre la pareja que, a los ojos de Leobald, aún parecía aferrarse al bien, surtió del efecto deseado. Tras recibir el impacto de la hoja del caballero, tras ser atravesado por el haz de energía tumefacta de Adriana, la criatura chilló elevando sus garras intentado arrancar algún trozo de carne del veterano seguidor de Tyr... sin éxito alguno, cayendo con sus ojos lechosos y muertos mirando hacia el encapotando cielo que comenzaba a asomar sus primeras estrellas entre las densas nubes.
El segundo necrófago continuó recibiendo los embates espirituales de los entes divinos que había invocado Godric, siendo cercenado y cauterizado al mismo tiempo por decenas de espadas ígneas portadas por traslúcidos ángeles de belleza impoluta e intenciones pías, dejando al paladín oscuro solo y sin capacidad de derivar cualquier daño recibido, ... estos fantasmas, también se ensañaron con Uno de Siete, que procedieron a clavar sus hojas empapadas en energía sagrada por todas las rendijas posibles que la armadura de oscuridad y cadenas les permitían... arrancando gritos de dolor continuos de tan vil enemigo.
Aún en buenas condiciones, el caído caballero terminó de pronunciar su impía letanía, ordenando a las cadenas acabadas ahora en grilletes vacíos, al desprenderse de sus anteriores esclavos humanos, se lanzaran sobre el sacerdote elevado... Éstas se enroscaron como serpientes constrictoras alrededor de su cuello, brazos y piernas, tirando con una fuerza titánica y sobrenatural de él, arrastrándolo como una leve hoja mecida por la brisa hasta estar a un rango de cuerpo a cuerpo con el Desollador de Cormyr...
Cuando la tragedia estaba a punto de colapsar sobre Godric, a pesar de evitar un agarre dirigido directo a su cabeza y rostro provocado por el sombrío guantelete blindado de su némesis, un grito de furia, valor y destreza, no visto hasta entonces por parte del esquivo cazarrecompensas desgarró el silencioso escenario. Manejando a Allure con presteza, la hoja lanzó dos estocadas mortales de necesidad, incluso para los cánones de alguien que probablemente ya estaba fenecido en vida...
La primera corto debajo del casco, justo degollando su cuello, provocando un torrente de viscosa sangre negra brotar a raudales por su armadura... y la segunda se clavó atravesando la misma armadura, como si la hoja encantada pudiera doblegar el oscuro acero protector de igual modo que si fuera de papel mojado... atravesando de esta manera el negro corazón de Uno de Siete.
Con un alarido agónico, el Tumulario rodeó la cimitarra con fuerza, usando su guantelete aún imbuido en magia necrótica mientras se arrodillaba. Ésta ya le atravesaba completamente, impidiendo que Khalion pudiera sacarla de su interior.
- Dime Khalion del Oeste ¿Es esto lo que se siente al perder, al morir de nuevo? ... Siento la tenaza del maestro desaparecer, debilitarse ... ¿Qué es ese cántico? ... Es hermoso ... conmovedor incluso ... nunca había oído algo tan perfecto y meláncolico, ... y sin embargo me es familiar... yo ... yo la conozco ...
Una horrible tos comenzó a apodararse del agonizante antagonista, reacción extraña para alguien que no respiraba hacía décadas... apenas dejándole emitir más palabras. Aún así, intentó seguir conversado, mientras la no-vida se le arrebataba, y su mano seguía asiendo con fuerza la hoja de las mareas.
- Esto no es un alivio enmascarado... sino una maldición... maldición que ahora se hará mas fuerte en tí ... Él ... Él rivaliza incluso con Akrul... y entre los dos, esta noche, ... y ahora... le hemos hecho más fuerte...
Sus palabras se vieron interrumpidas súbitamente por un estertor final antes de abandonar su miserable y condenada existencia, su mano soltó la hoja y calló lánguida e inerte a un lado y entonces fue cuando la luz azulada de sus ojos comenzó a brillar, más incluso que los astros celestes, prácticamente cegando a todo el mundo... esa energía fría, cefírea, comenzó a saltar desde Uno de Siete hacia Khalion, entrándole también por los ojos... poseyendo aún más su cuerpo y su alma... haciéndole más fuerte... más poderoso... y al mismo tiempo, sirviendo mejor como su propósito original, el receptáculo de algo... mucho más siniestro que lo que había alzado de la muerte aquel paladín caído...
Y Khalion... de algún modo que sólo él entiende... sube un nivel...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Los profundos ojos sin pupilas, todo azul, del aasimar buscaron los de su némesis, también sin pupilas, también todo azul. Alure, la muerdeolas atravesaba su torso dejando manar un viscoso icor negro al suelo cenagoso sin ingún ruido alrededor salvo el gorgojeo de una vida que se apagaba. La maldición Hexblade se desvanecía arrancando los últimos jirones de una no-vida condenada sanando al aasimar. Haces de luz azul conectaron sus miradas elevando al vencedor sobre la punta de sus botas, suspendido tan solo por los destellos todo azul que penetraban su ser con violencia a través de sus antinaturales ojos, último resquicio de su naturaleza celestial.
Tan solo una carcasa inerte quedaba del otrora gran guerrero. De rodillas Khalion inspiraba llenando sus pulmones, mas vivos que nunca, cuando mas oscura parecía su particular noche. Su corazón palpitaba con fuerza, demasiado rápido, latiendo para dos en una lenta sincronización donde ya solo quedaba uno. Poco a poco se pudo incorporar, revitalizado, exultante, poderoso, empuñando a su ahora fiel Alure. Cualquier duda sobre su supervivencia era un leve recuerdo desapareciendo como bruma en el amanecer.
-Debo daros las gracias..- dijo con tono amable rompiendo el silencio del pantano que poco a poco volvía a la vida.- .. dificilmente pudiera haber derrotado a mi enemigo. Sabía que el momento llegaría pero no cuando o a quien debería enfrentarme. Es un duro precio a pagar y las fortunas han querido que la muerte solo se cobre una pieza.
Se acercó entonces al mas joven de los humanos. -Quizá por motivos contrarios pero compartíamos enemigo. Gracias por tu ayuda. Cuentas con el favor de los cielos que a otros nos fue arrebatado.- Y le impuso las manos, sanando a clérigo con los últimos ecos de su divina naturaleza.
Leobald suspiró por fin dejando ir la tensión acumulada en sus brazos y espalda. Miró a sus compañeros con tristeza y se recluyó en sus pensamientos. Trató de limpiar el barro y la sangre de sus enemigos de su armadura y recuperó la túnica del guardian del fondo de su mochila. Con una oración queda y un gesto sacro de respeto se puso la túnica como sobrevesta y ajustó su cinto en torno a la cintura. Besó su relicario al cuello con delicadeza antes de esconderlo bajo la túnica y se dispuso abrir la marcha para reunirse con el grupo de vanguardia. Compartió una mirada con Adriana y echó a andar trabajosamente.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Adriana no pudo apartar la mirada del aasimar desde el momento en el que aquellas alas divinas se desplegaron a su espalda, recordándole a un ángel caído, tan perfecto y cautivador como oscuro y tenebroso ¿Qué pasado escondía Khalion tras su, a menudo, incomprensible discurso? ¿Quién era aquel ser que le había perseguido y que ahora yacía inerte? Comenzó a dudar de su teoría sobre su posible parentesco.
Tras sus palabras de agradecimiento, la hechicera, aún dolorida por las heridas del combate, se acercó para intentar disipar sus dudas.
- Khalion, ¿quién era este ser? ¿De dónde viene, por qué te perseguía? ¿No sois gemelos como me pareció creer en un primer momento? ¿Es alguna especie de prueba? Hablas de él como si ya supieras lo que te esperaba… Y, ¿por qué el espectro que se nos ha aparecido le conocía? ¿Habrá más enfrentamientos de este tipo? Si es así, necesitamos saberlo para estar preparados - su voz denotaba una sincera curiosidad y su mirada recorría sus alas con una fascinación mal disimulada.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Las huesudas alas de Khalion se desplegaron una última vez para terminar deshaciendose en el aire. Sin plumas, tan solo jirones de piel maltrecha refcuperando su forma aasimar y sus ojos apupílicos, todo azul. Godric parecía estar de una pieza así que conservó su divina imposición de manos para sanar a Adriana en el momento que la tensión por fin explotaba en una rataila de preguntas sin respirar, muchas sin respuesta.
Impongo las manos a Adriana.. que no sabía que Godric estaba sano sano. Curo 6 hp a la elfa.
Mientras sujetaba sus manos provocando sanación en algunas heridas de la elfa, Khalion trató de saciar su curiosidad. -Jamás le había visto, jamás crucé aceros o palabra con él y jamás su existencia me fue advertida.. - sujetó con ambas manos las de la elfa.- Pero esperaba este momento desde que era un niño con ansia y desespero. Sólo una vez mi camino me llevó a alguien como él.. a alguien como yo. Otro baile mortal donde solo acabar con el contrario es aceptado. Antes de acabar preso en manos de la corona tuve el mismo frenesí y perturbación que hoy y tan solo muerte y dolor quedó.. este desenfrenado impulso.. mi único amor..- las palabras se cortaron pero sin lagrimas, todas lloradas ya.- Me entregué buscando el final bajo la corrupta justicia del hombre que ni agallas tuvo para darme paz.. solo mas acero, mas sangre, mas dolor, pero legítima para la corona enmascarada en estas cintas doradas..
Se acercó entonces al enorme caballero oscuro retirando el yelmo para observar a su némesis mientras envainaba y aseguraba el espadón a su espalda. Sus ojos buscaban algún ápice de familiaridad en el caído mas allá de los ojos todo azul, ya apgados, canibalizados por el cazarrecompensas. Buscó entre la armadura alguna bolsa o contenedor que arrojara mas luz sobre aquel hombre.. o distintivo que diera fe de su muerte.
-Desconozco si tengo hermanos.. -comenzó a decir en la lengua de los elfos- fui arrojado de los cielos y mi única familia fue tu pueblo. Y llegaron los hombres para tomarlo todo, arrebatarnos todo, matarlo todo incluso a un pobre niño que tenía su misma apariencia.. Su justicia..- miró entonces a Leobald ya marchándose volviendo a usar la lengua común- ..su justicia depende de razas o linajes, distinta de señores y siervos. La justicia es absoluta y no redactada en papeles de mortales para acomodarse en su poder. Juré entonces ejercerla, renunciar al pacifismo de mi pueblo asesinado. Busqué sin descanso el poder, el conocimiento.. muchas décadas hace ya, hasta forjar una alianza semejante a la tuya, Adriana, que te otorga poderes y virtudes. La mía, sin embargo, no es completa y ese regalo amargo es servido a otros, como a él provocando que nos busquemos, que compitamos por ese favor donde solo la muerte sacia el impulso. Desconozco el rol de ese espiritu, desconozco si hay mas como él.. ahora solo siento paz y calma.
Al retirar Khalion el yelmo completo que ocultaba el rostro del hasta entonces su oponente, descubrió una cara lívida, pálida, como si la vida se la hubieran arrebatado hace mucho tiempo y no ahora, sin embargo, lo más perturbador, era que ese rostro era el suyo, exactamente igual, como dos gotas de agua... lo único que les diferenciaba era que el caballero caído no tenía ojos, solo cuencas vacías, y parte de la piel quemada alrededor de dichas aperturas, que ahora se asemejaban más a puertas insoldables hacia una oscuridad que ya no habitaba ahí...
Dudas comenzaron a aferrarse al corazón del aasimar mancillado, ¿cómo era eso posible? ¿qué sentido tenía? Pero, si la visión afecto al cazarrecompensas o no, eso no pudo reflejarse al exterior, cubierto por su máscara...
Mientras tanto, las runas de la espada de hoja negra e impía, parecían comenzar a desvanecerse... quizás si Nock hubiera estado aquí, podría haberlas identificado... Por el contrario, la armadura parecía seguir intacta, incluso sus cadenas, cuando nadie las miraba directamente, se diría que se movían, como sierpes aún buscando una presa a la que inyectar su ponzoña y paralizar a sus víctimas, o quizás era sólo una sensación, una inquietud que enturbiaba el alma de aquellos que se encontraba cerca de tanta malignidad... una que era casi palpable...
" ¡Oh la Oscuridad...! "