Khalion trato de llegar a los improvisados barracones todo lo seco que su capa le permitió. Buscando una zona seca esperó a que las luces de las velas se atenuaran para su ritual particular. Renunciar a su naturaleza había sido una de las decisiones mas duras de su vida, madurada durante años de dolor y miedos infantiles. Aflojar las correas de la máscara le provocaba un placentero alivio cuando las encarnadas hebillas cesaban su presión, pero sin embargo le hacían sentir desnudo, exspuesto al mundo como un chaval, de la misma manera que se había sentido en el humillante viaje hasta Ghostfinger. Sentado contra la pared y con la capucha de la capa y las sombras ocultando gran parte de su rostro trató de descansar.
Por la mañana repasó, minucioso, todo su equipo. Repartido de una forma eficiente para su rápido acceso y bien afianzado para esos momentos en los que uno no quiere ser escuchado. Cuerda a un lado de la mochila, látigo al otro y sus dos cimitarras gemelas a la espalda, asomando las empuñaduras a ambos lado de su cabeza. Daga aquí y allí, ajustó las cinchas de su camisola de anillas y salió siempre puntual, a la hora convenida. Camino del gran portalón trató de averiguar el destino de la comitiva élfica mas sorprendido cuando vio al instructor humano en lugar de Bastianes. ¿Habrían partido ya?. ¿Les acompañaría el veterano comandante?. Cuestionesw que le cruzaban por la mente pero que tampoco le quitaban el sueño. Parco en palabras como siempre, saludó a Broser con dos dedos allí donde debería estar su ceja mientras con la otra mano golpeaba sus costillas como confirmación que emprendía su encargo sin la merma del entrenamiento del día anterior.
- No me atrevo a asegurarlo. Cualquier insecto o bestia que haya hecho algo semejante tendría que estar dotada con la capacidad de succionar el interior de los animales de tal forma que los deseque casi al instante. Nunca había visto nada parecido en la naturaleza. Debemos estar atentos por si encontramos más cadáveres en este estado y tener cuidado por si lo que haya hecho esto se encuentra aún en este barracón - la elfa se estremeció pensando en esta posibilidad y, antes de retirarse a descansar, revisó minuciosamente su lecho y los rincones de la estancia.
[En los barracones. Al amanecer]
Adriana se incorporó sobresaltada de la cama, ahogando un leve gemido de angustia, mirando con nerviosismo de un lado a otro por toda la habitación. Alguno de sus compañeros comenzaban a desperezarse con las luces del alba y todo parecía normal, tranquilo, pero... ¿le engañaban de nuevo sus sentidos? ¿Volvía a ser aquello una vigilia ficticia? Clavó su mirada en el techo de uno de los camastros de la estancia, arrugando la frente, asustada, buscando algo que pareció no encontrar. Sin mediar palabra, sin siquiera calzarse, se dirigió a la puerta, abriéndola con ímpetu y saliendo al exterior. El frío húmedo le caló hasta los huesos y, tras avanzar unos metros hacia el acantilado, su cuerpo comenzó a temblar incontrolablemente. Unos minutos más tarde, después de una concienzuda comprobación de que ninguna figura la esperaba en aquel lugar, la elfa se adentró de nuevo en los barracones, apoyándose en su catre y dejando la mirada perdida durante unos instantes. Los recuerdos de aquella noche invadieron su mente uno a uno y aquel sonido nítido y sobrecogedor aún parecía resonar como un eco lejano, al igual que las dulces y misteriosas palabras de la elfa. Pero ningún rastro quedaba de todo aquello con la claridad de la incipiente mañana.
Poco a poco su cuerpo y su mente recuperaron la templanza. Se despojó del vestido empapado aún de sudor que le había servido como camisón y se dispuso a asearse, ataviándose con las ropas de viaje que había solicitado el día anterior. Cepilló y trenzó su melena de forma concienzuda, tanto que se podía asemejar a un ritual. Preparó su petate, dejando el vestido de la noche anterior guardado bajo el colchón de paja y, solo cuando hubo comprobado tenerlo todo listo, se acercó a la desvencijada mesa a desayunar.
Arrebujándose en la capa que le servía como abrigo y cubriéndose la cabeza con la capucha, Adriana abandonó el cobertizo con una sensación de inquietud de la que no conseguía desprenderse. Saludó educadamente a Broser, mirando a su alrededor un tanto desconcertada al no hallar carromato o caballos con los que iniciar su viaje; después de la explicación del soldado, el camino a pie se le antojó arduo y fatigoso, pero no se atrevió a rechistar. Con determinación, puso rumbo junto con sus compañeros hacia Saltmarsh, cuando el sonido del graznido llamó su atención, elevando su mirada hacia el cielo. Otro escalofrío incontrolable recorrió su espalda, preguntándose si aquella sería otra señal de malos augurios.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
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Con encogimiento de hombros Mablung se despidió de Broser y en cuanto sus pies cruzaron el umbral del portón del fuerte una sonrisa se empezó a dibujar en su rostro. Los primeros pasos fueron despacio casi esperando que alguien los detuviese, pero a medida que avanzaban dejando el fuerte atrás fue acelerando el paso y la sonrisa de su rostro se iba ensanchando, casi alcanzó un ligero trote cuando llegó hasta la zona desforestada que rodeaba el faro. Se detuvo, se dio la vuelta y miró hacia el faro, efectivamente nadie les seguía ni les impedía seguir avanzando.
Con un grito de júbilo, Mablung se lanzó a la carrera por el camino y en cuanto llegó al ligero bosque se lanzó entre los árboles para disfrutar de la naturaleza. El bosque era liviano sin demasiada cobertura y se notaba la acción del hombre en el, pero era mejor que nada. Alejándose un poco del camino, empezó a escuchar los sonidos de la naturaleza, el susurro del viento entre las hojas, el ligero golpeo de la lluvia contra los troncos y piedras. Era tan poco y a la vez tanto.
Volviendo sobre sus pasos, salió al camino a la espera del resto de sus acompañantes. Cuando le alcanzaron dijo:- Me adelantaré un poco y veré se encuentro algo de comer mejor que lo que sea que os hayan dado. Tras lo cual se sumergió de nuevo entre la maleza. Sin perder de vista el camino, trató de permanecer oculto mientras sacaba su arco y buscaba algo de caza o frutos que llevarse a la boca.
Mientras el grupo avanzaba por el camino que bordeaba las colinas descendiendo hacia su destino, la llovizna permaneció acompañándolos embarrándolo todo. Los pasos empezaron a complicarse cuando había partes del camino donde las botas se hundían hasta los tobillos provocando que el avance casi pareciera una pequeña agonía. Pasaron algunas horas cuando el druida desapareció entre la maleza para poder recolectar o cazar algo más suculento que las raciones que les habían sido asignadas, aprovechando una zona mas llana y de hierbas altas para camuflarse más fácilmente.
La planicie parecía un inmenso mar verde esmeralda con un ligero oleaje provocado por las ráfagas de viento y lluvia, la altura de las anchas hebras de hierba les llegaban casi a los hombros y su extensión se prolongaba por el norte hasta casi donde se perdía la vista, sólo la lejana foresta de Dreadwood y los bosquecillos que la rodeaban rompían la monotonía. El druida pudo recolectar jugosas bayas de temporada, y algunas nutritivas aunque algo correosas raíces. Fue entonces cuando escuchó un poco más al norte un desgarrado grito de ayuda, cuyo eco fue rápidamente amortiguado por el crepitar de la lluvia a su alrededor. Antes de decidir siquiera, si debería ir a investigar, ignorar el auxilio, o volver con sus compañeros, que se encontraban a unas decenas de metros más al sur en el camino, un instinto mal calculado hizo que se irguiera incorporándose para otear sobre la altura de la maleza circundante.
Un poco más al norte pudo observar una escena bastante cruel, en un amplio claro donde el océano herbóreo desaparecía, yacían en el suelo dos humanos ataviados con los ropajes y aperos asociados a pastores. Uno de ellos se encontraba inmóvil y tumbado sobre unas rocas, totalmente ensangrentado y con la cara arrancada, parte de su cráneo y músculos faciales eran visibles aún desde su posición. Junto a él, había otro humano, este tenía el muslo completamente atravesado por una gran lanza que lo atenazaba al suelo. Los gritos de dolor y horror escapaban de su garganta cada vez con menos fuerza, aceptando su inminente destino. Riéndose, y casi encima de ellos, se encontraban dos seres corpulentos, altos y de aspecto goblinoide. Ambos iban ataviados con pieles y armados con arcos y mazas recubiertas de afiladas púas metálicas. Al parecer, lo que les hacia gracia era que un jabalí de guerra que se encontraba a su lado, aun llevaba parte de la cara del pastor colgando de uno de sus colmillos reforzados con acero y cuchillas.
Las risas pasaron súbitamente al silencio absoluto cuando Mablung se dio cuenta de ambos seres y el jabalí le estaban mirando fijamente a él, no tardaron ni un segundo en emitir un alarido atroz convocando a posibles aliados y señalando al "infiltrado" elfo. Por el rabillo del ojo pudo observar que las hierbas altas comenzaban a moverse de manera antinatural en las cercanías, sin duda los seres del claro no eran los únicos.
Godric se quedó preocupado por sus descubrimientos sobre los insectos junto con la elfa. Se fue a dormir con un creciente desasosiego en el pecho. ¿Y si fuese lo que fuese estuviera afectando también a las sirvientas que habían visto tender en el acantilado? Puede que cuando volviesen pudiera hablar con ellas. Pero finalmente el sueño le venció y el joven humano se sumió en sueños extraños e inquietos.
Se despertó justo al alba y parpadeó un par de veces antes de darse cuenta de dónde estaba, quién era y qué estaba ocurriendo. Maldiciéndose a sí mismo por haber dormido más de lo que pretendía, e intentando ignorar que antaño era capaz de despertarse justo antes del albar sin proponérselo, Godric salió apresuradamente de los barracones y buscó el primer lugar desde el que poder mirar al este sin demasiados edificios frente a él. Allí se arrodilló humildemente y rezó por primera vez desde aquella noche en que toda su vida había sido destruida.
"Señor de la Mañana, sé que no soy digno pero elevo mis plegarias hacia ti... "
Así comenzó un ruego sincero. No obtuvo respuesta. Tampoco la esperaba. La noche anterior había decidido que, aunque se sabía indigno de la confianza de Lathander, le rezaría de igual manera pues aún tenía algunas cosas por las que estarle agradecido a su Dios.
Cuando terminó volvió al barracón y saludo sin mucho ánimo al resto mientras tomaba un frugal desayuno y recogía sus cosas para no quedarse rezagado.
Cuando estaban a punto de salir se paró y le preguntó a Broser, algo sorprendido
- ¿predecesores? ¿pantano? - pero la marcha de sus compañeros le obligó a seguir su paso y tomo nota mental de preguntar al sargento cuando volvieran. Si es que volvían.
**Mas tarde**
Caminando intentando guarecerse de la lluvia bajo la capa Godric levantó la cabeza. Juraría que había escuchado un grito de guerra ¿ O eran sus recuerdos de los meses pasados luchando contra la Horda? Intentó ver algo entre el mar de alta hierba y la lluvia.
Mientras sus compañeros observaban la rata y las arañas muertas TocToc los observó ellos. El estar allí agachados, intentando dilucidar el pequeño misterio, no les hacia parecer violentos criminales. Cuando acabaron asintió con la cabeza. - "Muy misterioso!" - Dijo con preocupación. Después recogió los pequeños cadáveres, los envolvió con esmero en uno de sus pergaminos y se dirigió a la torre. Allí al primer guardia que vio le ofreció el pequeño paquete con los cadáveres y repitió las palabras de la Adriana, con su misma élfica voz - "Nunca había visto nada parecido en la naturaleza." - Luego añadió con voz calidoscópica. - Lo encontramos en los barracones, Julius puede estar interesado en esto. Debería verlo." Después se dio media vuelta y se alejó sin dejar mucho tiempo a respuesta, sin importarle mucho si decidían arrojar el paquete a un lado. Es su cabeza se había quitado la responsabilidad de encima y eso era lo que le hubiese quitado el sueño. Deseaba estar a bien con sus carceleros.
Al fin del día TocToc se fue a dormir alegre. Desde hacía bastante tiempo no había disfrutado de una vida más glamurosa y cómoda. Banquetes en amistosa compañía, compañeros de barracón pacíficos (no había habido ni una pelea), ropa nueva para una misión, una tranquila misión diplomática... Iba a ser duro fugarse de allí, pero bien podría pasar unos cuantos días... o meses en aquellas condiciones, pensando con calma sus siguientes pasos. Prisa no tenia. Mientras descasaba en el mullido jergón de paja fue reflexionando sobre sus compañeros. Sobre quien depositar su confianza. El elfo desde luego era el mas problemático, pero podría ser el más leal si lograba atravesar su coraza de hostilidad. Aunque quizás tuviese prejuicios contra los kenkus en particular. Godric, Adraiana y Leobald parecian más estables, mas colaboradores. Quizas era buena cosa intentar establecer alguna tipo de relación con ellos. Pronto el alcohol y el aun acumulado cansancio le sumieron en un dulce sueño.
A la mañana siguiente asintió a las ordenes recibidas y se puso en marcha con el resto. La lluvia no le gustaba, pero no había otro remedio. Observó como el elfo se desviaba del camino y miró al resto... "Recordar, no salgáis del camino" Repitió con la voz de Browser.
El corpulento ser goblinoide que parecía sacar más de una cabeza de altura a Mablung, sacó el arco con una velocidad endiablada, el arma parecía descomunal y requería una fuerza acorde para tensarlo, era algo tosco y difería mucho de los perfectos y elaborados arcos élficos a los que Mablung estaba acostumbrado a ver, pero si impactaba, el daño sería devastador.
Ataque con Arco Devastador de Mundos ( +5 Bonus de AC a Mablung por 3/4 de cobertura)
BGB1: Attack: 23 Damage: 7
Sin apuntar demasiado, disparó hacia su cabeza, puesto que el resto del cuerpo del druida estaba cubierto hasta los hombros por las hierbas altas de la planicie. La flecha de casi metro y medio de longitud le atravesó el hombro al elfo desplazándole hacía atrás casi medio metro debido a la fuerza del impacto. Un manantial de sangre empezó a fluir de la herida mientras su enemigo gritaba eufórico por su éxito.
Antes de que pudiera recuperarse, de entre la maleza un jabalí diferente al que estaba en el claro cargaba hacia su posición con los colmillos reforzados en metal y cuchillas intentando desgarrar los tendones del elfo con mortales consecuencias.
Ataque con carga del jabalí de guerra asesino de elfos:
JaB2: Attack: 12 Damage: 12
Mablung, aún algo aturdido del impacto de la flecha que sobresalía aún de su hombro, fue capaz de sentir el inminente ataque del jabalí desquiciado que intentaba cercenarle las piernas con una carga a través de los campos de hierbas altas, sin embargo, la precisión del ataque dejó mucho que desear, y el elfo consiguió evitarlo fácilmente echándose a un lado en el último momento.
Un grito lejano y un druida ausente, suficiente para esperarse cualquier cosa, pocas de ellas buenas. Chapoteando entre los charcos se introdujo en el mar de espigas en dirección al grito. Trató de disimular sus pasos entre la vegetación y aproximarse de forma aviesa lo más oculto que pudo. Su cimitarra cortaba las espigas como las cuchillas de un trineo. Según se acercaba besó el lomo del arma de su mano diestra, hermanándose con el acero más allá de cómo lo está un luchador mundano.
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-Mierda- se dijo para si mismo Mablung mientras se agachaba entre la hierba, -serás torpe-. Las opciones para salir de aquella situación empezaron a pasar por su mente, un conjuro para enlentecerlos y salir corriendo, tratar de despistarlos entre la maleza...justo cuando la flecha se le clavo el hombro lanzándolo hacia atrás. Mablung miró la flecha que sobresalía de su hombro y advirtio elmovimiento entre la maleza, justo a tiempo para echarse a un lado y evitar la carga del desquiciado jabalí.
Las opciones se redujeron mientras la rabia contenida por los días de encarcelamiento, sumado a la adrenalina de la situación se hicieron cargo. Con un fluida movimiento dejo caer el arco mientras desenfundaba su cimitarra y fijando sus ojos el jabalí dijo:-Que Silvanus os lleve- mientras se abandonaba a la rabia.
Movimiento: Saco la cimitarra
BA: Activo la rabia
A: AtaqueAttack: 10 Damage: Unable to parse dice roll.
Daño:5
Con una ferocidad inusitada el arma trazo un salvaje arco descendiente haciendo un profundo corte en el jabalí. La sangre manó del profundo corte, salpicando al druida, lo que le confería un aspecto aún más salvaje y primitivo.
El jabalí emitió un agudo chillido agónico al recibir la profunda estocada que le cercenó medio cuello, provocando una fuente de sangre que salpicó toda la armadura de pieles del druida, cayendo desplomado al instante entre horribles convulsiones que cesaron a los pocos segundos. Un alarido de frustración sonó en el claro, el mastodonte goblinoide que aun no había actuado, había dejado de ver a su objetivo al agacharse éste. Sacando una enorme maza con pinchos casi de su misma altura, cargó hacia las hierbas en la dirección del elfo, acabando justo a su lado. Una siniestra sonrisa afloró sanguinariamente en su cara, preveyendo la carnicería que se avecinaba.
De entre la maleza, esta vez por el dado derecho de Mablung, otro chillido agudo anunció una segunda carga de jabalí, ataque que pudo comprobar cuando la bestia asomó a pocos centímetros de su persona con una velocidad endiablada y agitando sus colmillos, esta vez, con más suerte que su predecesor. Las cuchillas metálicas de su dentadura atravesaron la armadura y cortaron carne y músculo del elfo, intentando rebajar su movimiento.
Unas órdenes en un idioma extraño se oyeron en el claro, Mablung no pudo observar que estaba pasando allí puesto que estaba agachado para no ser objetivo, pero el jabalí que estaba en el claro no pareció atacarle. Oyó gruñidos y bufidos, ruidos de pezuñas sobre la tierra... pero nada ocurrió.
Turno de Khalion, el turno comienza de nuevo desde el principio y ya todos podéis actuar en vuestra iniciativa.
Había llegado el momento. El fragor del combate, el riesgo y la incertidumbre de una muerte en justa lid. El tacto familiar de su Cimitarra, su maldita Cimitarra que no hacía mucho le había llevado a su nueva condición, y su sonido característico al cortar el aire le devolvieron a su auténtica naturaleza. Sus minuciosos movimientos fruto de años de entrenamiento se vieron ensucisdos por la rabia y la ira, que dejó fluir para poder pagar con aquella desafortunada bestia los demonios que crecían en su interior. Aunque no había sido lo discreto que se esperaría de él, apareció junto al bugbear de la enorme maza buscando allí donde el filo fuera más cruel.
Sneak Attack: 12 Damage: Unable to parse dice roll.
Algo ocurre en el claro... pero no es visible para nadie...
El golpe cargado de odio de Khalion fue fácilmente desviado por el enorme y corpulento ser, que usando su desproporcionadamente grande maza, interpuso el mástil de ésta en el camino del ataque. Lejos de sentir preocupación por el incremento de enemigos a su alrededor, la sonrisa del goblinoide parece ensancharse aún más, mostrando una fila de afilados dientes a su nuevo jueguete con máscara.
El jabalí se retuerció herido de dolor, tras el tajo recibido por la cimitarra del elfo, sus ojos parecieron abandonarse a la locura y la rabia, pero aun se mantuvo en pie milagrosamente. Mientras tanto, la maza del Bugbear comenzó a girar rápidamente para descender en un arco mortal hacia su druidíco objetivo, ... sus afilados pinchos estaban sedientos de sangre élfica.
Ataque con maza sedienta de sesos de elfo:
BGB2: Attack: 13 Damage: 10
La furia ciega de Mablung no le hacia más fácilmente de golpear, y con un ágil giro y ayudado por sus pies ligeros, evitó el devastador golpe que azotó el suelo donde él estaba hace unos segundos, levantando terruños e hierba en varios metros alrededor del impacto...
El Bugbear gruñó lleno de frustración al ver que su presa era más escurridiza de lo que pensaba en un principio.
Escuchando los inconfundibles sonidos de la batalla Godric intento seguir al enmascarado aasimar hacia la misma. Con el escudo y la maza preparados sintió un vacío en el estómago que nada tenía que ver con el nerviosismo de sus primeras batallas. Era la primera vez que entraba en batalla sin la protección de Lathander a su lado.
¿Era así como se sentían los soldados al cargar a la batalla? Su respeto por ellos aumentó mientras apartaba la hierba alta e intentaba ver algo. El druida y el aasimar luchaban contra un bugbear, el enorme goblinoide se movía con agilidad entre los dos guerreros. Había algo más allí ¿aquello era un jabalí? Sin duda el druida no estaría contento con tal afrenta a los animales.
Algo más llamó la atención del joven humano. Otro bugbear junto con otro jabalí estaban cerca del cuerpo de un desdichado pastor y de otro que aún respiraba pero la sangre que manaba de la herida de lanza el su pierna. Instintivamente Godric se dirigió hacia el pobre pastor, aunque sabía que no era rival para las dos criaturas no podía dejar morir a aquel inocente solo, no si aún existía la posibilidad de salvarlo. Una llamada de atención a su espalda le hizo volverse y vio que el caballero corría en su misma dirección. Sabiendo que tendría más posibilidades con el caballero a su lado y recordando su entrenamiento con las tropas de La Corona, Godric espero hasta que el caballero se puso a su lado y corrió en ayuda del pastor.
TocToc vio como parte de sus compañeros se lanzaban a la lucha y mirando al resto también percibió como parecían prestos a entrar en combate. Contrariado, y repitiendo una vez más la frase frase "Recordar, no salgáis del camino" se lanzó al combate. Con rapidez repitió en enano una palabra con pétrea resonancia y dibujo en el aire una runa sencilla. Después con gran velocidad se acercó al claro, y en cuanto vio a uno de los Bugbears disparó su ballesta pesada para después alejarse y adentrarse en el claro con la misma velocidad.
TocToc llega en el primer asalto debido a su "expedition retreat" y dispara, esto ocurre antes de que ambos enemigos en el claro entren en ready, así que no afecta al devenir de los acontecimientos posteriores. Lo que ocurre es que usas los 60 pies justo para llegar al linde del claro y tener visión de tiro, no te puedes retirar a la maleza hasta que te vuelva a tocar.
El raudo kenku se deslizó entre las hierbas altas casi como si volara, sacando su ballesta pesada en el camino, afortunadamente siempre la llevaba cargada para un primer disparo. En cuanto tubo suficiente visión, casi al linde del claro, apuntó al enorme Bugbear que aun celebraba su certero tiro sobre el elfo y le disparó con toda la saña que un hombre cuervo podría reunir, acertándole en un costado.
Un sorprendido gruñido hizo que su enemigo primero pusiera su mano sobre la herida donde sobresalía la saeta, pero inmediatamente tensó su arco y comenzó a apuntar a la maleza en la dirección desde donde venían sus compañeros mientras daba órdenes simples en un extraño idioma al jabalí de guerra de su lado, que permanecía inquieto y atento a nuevas órdenes.
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[En el claro, volviendo a la linea temporal donde Godric atisba al pobre Pastor desangrándose]
El sacerdote caído dio un primer paso dentro del claro, allí pudo ver con claridad tumbados a los dos pastores, lamentablemente se dio cuenta de que uno de ellos, el de la cara arrancada, ya estaba muerto. El otro pugnaba débilmente por su vida, pero sus fuerzas iban decayendo rápidamente, a la misma velocidad que su sangre se escapaba de la terrible herida atravesada por la lanza de los Bugbear.
Puedes hacer un chequeo de Medicina para saber cuanto tiempo le queda de vidas antes de morir por desangramiento. Pero te costaría una acción.
La visión de inminente muerte le distrajo levemente, lo suficiente para que el mastodonte goblinoide, que apuntaba con su arco a cualquier enemigo que pisara el claro, dispara interrumpiendo su atención sobre el herido humano. La desproporcionadamente enorme flecha surcó el aire con un terrible zumbido buscando el corazón de Godric.
Ataque con flecha asesina de caídos de Lathander.
BGB1: Attack: 9 Damage: 6
La flecha se perdió entre la maleza, surcando el mar de hierbas desapareciendo inofensivamente. Sin embargo, casi al mismo tiempo, el jabalí de guerra cargó sediento de su sangre hacia sus pies, las cuchillas de sus colmillos brillaron por un momento cuando un haz de luz solar consiguió atravesar el nublado firmamento, como una señal de su antiguo Dios, prediciendo nefastas noticias.
Ataque con carga esquizo de jabalí.
JaB1: Attack: 12 Damage: 4
El mismo haz de luz que hizo resplandecer las cuchillas, al parecer deslumbró al salvaje animal que erró su golpe por algo menos de medio metro, quedando adyacente a Godric y maniobrando para enfrentarse a él, sus ojos expresaban locura y sus movimientos de cabeza amenazaban con cercenar la carne del sacerdote en su siguiente embestida.
El sacerdote aprovechó su inercia y siguió a la carrera con la intención de proteger y atender al pobre humano ensartado, el jabalí no desaprovechó esa oportunidad abierta, y atacó con furia por el flanco descubierto de Godric.
Ataque de oportunidad salvaje y devastador
JaB1: Attack: 7 Damage: 3
Pero la locura y la protección velada de Lathander dejó estupidizado al pobre jabalí que arremetía contra las hierbas donde no había nadie, dejando camino libre al clérigo a moverse libremente.
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Desde el borde del camino, sin prestar mucha atención a lo que pasaba a los campesinos o a sus compañeros disparó de nuevo a la misma criatura.
Action attack: Attack: 20 Damage: 5
Después empezó a moverse con rapidez. La velocidad agitaba sus plumas y ropajes de viaje. Con un gesto de alegria (la velocidad agitaba en su interior una reminiscencia del placer de volar) dividió su movimiento para primero rodear el claro y después adentrarse unos metros al interior de las hievas altas.
Minor: Dash
Movimiento: Unos 30 pies para rodear el claro y unos 30 pies para adentrarse en la las hiebas altas.
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[En las hierbas altas, junto a Mablung y Khalion]
El jabalí malherido que intentaba atacar al elfo retomó su enfurecido ataque ignorando completamente la nueva amenaza que Khalion podría suponer. Agitando su cabeza desquiciadamente intentó provocar el mayor número de heridas a su víctima.
Ataque desquiciado de jabali de guerra:
JaB3: Attack: 14 Damage: 6
Pequeños cortes de baja importancia consiguieron morder la piel de Mablung, pero la agilidad del elfo previno que ninguno de ellos fueran de gravedad, fueron casi imperceptibles para el rabioso druida.
Khalion trato de llegar a los improvisados barracones todo lo seco que su capa le permitió. Buscando una zona seca esperó a que las luces de las velas se atenuaran para su ritual particular. Renunciar a su naturaleza había sido una de las decisiones mas duras de su vida, madurada durante años de dolor y miedos infantiles. Aflojar las correas de la máscara le provocaba un placentero alivio cuando las encarnadas hebillas cesaban su presión, pero sin embargo le hacían sentir desnudo, exspuesto al mundo como un chaval, de la misma manera que se había sentido en el humillante viaje hasta Ghostfinger. Sentado contra la pared y con la capucha de la capa y las sombras ocultando gran parte de su rostro trató de descansar.
Por la mañana repasó, minucioso, todo su equipo. Repartido de una forma eficiente para su rápido acceso y bien afianzado para esos momentos en los que uno no quiere ser escuchado. Cuerda a un lado de la mochila, látigo al otro y sus dos cimitarras gemelas a la espalda, asomando las empuñaduras a ambos lado de su cabeza. Daga aquí y allí, ajustó las cinchas de su camisola de anillas y salió siempre puntual, a la hora convenida. Camino del gran portalón trató de averiguar el destino de la comitiva élfica mas sorprendido cuando vio al instructor humano en lugar de Bastianes. ¿Habrían partido ya?. ¿Les acompañaría el veterano comandante?. Cuestionesw que le cruzaban por la mente pero que tampoco le quitaban el sueño. Parco en palabras como siempre, saludó a Broser con dos dedos allí donde debería estar su ceja mientras con la otra mano golpeaba sus costillas como confirmación que emprendía su encargo sin la merma del entrenamiento del día anterior.
[En los barracones. Al anochecer]
Adriana contestó a Leobald con rictus serio:
- No me atrevo a asegurarlo. Cualquier insecto o bestia que haya hecho algo semejante tendría que estar dotada con la capacidad de succionar el interior de los animales de tal forma que los deseque casi al instante. Nunca había visto nada parecido en la naturaleza. Debemos estar atentos por si encontramos más cadáveres en este estado y tener cuidado por si lo que haya hecho esto se encuentra aún en este barracón - la elfa se estremeció pensando en esta posibilidad y, antes de retirarse a descansar, revisó minuciosamente su lecho y los rincones de la estancia.
[En los barracones. Al amanecer]
Adriana se incorporó sobresaltada de la cama, ahogando un leve gemido de angustia, mirando con nerviosismo de un lado a otro por toda la habitación. Alguno de sus compañeros comenzaban a desperezarse con las luces del alba y todo parecía normal, tranquilo, pero... ¿le engañaban de nuevo sus sentidos? ¿Volvía a ser aquello una vigilia ficticia? Clavó su mirada en el techo de uno de los camastros de la estancia, arrugando la frente, asustada, buscando algo que pareció no encontrar. Sin mediar palabra, sin siquiera calzarse, se dirigió a la puerta, abriéndola con ímpetu y saliendo al exterior. El frío húmedo le caló hasta los huesos y, tras avanzar unos metros hacia el acantilado, su cuerpo comenzó a temblar incontrolablemente. Unos minutos más tarde, después de una concienzuda comprobación de que ninguna figura la esperaba en aquel lugar, la elfa se adentró de nuevo en los barracones, apoyándose en su catre y dejando la mirada perdida durante unos instantes. Los recuerdos de aquella noche invadieron su mente uno a uno y aquel sonido nítido y sobrecogedor aún parecía resonar como un eco lejano, al igual que las dulces y misteriosas palabras de la elfa. Pero ningún rastro quedaba de todo aquello con la claridad de la incipiente mañana.
Poco a poco su cuerpo y su mente recuperaron la templanza. Se despojó del vestido empapado aún de sudor que le había servido como camisón y se dispuso a asearse, ataviándose con las ropas de viaje que había solicitado el día anterior. Cepilló y trenzó su melena de forma concienzuda, tanto que se podía asemejar a un ritual. Preparó su petate, dejando el vestido de la noche anterior guardado bajo el colchón de paja y, solo cuando hubo comprobado tenerlo todo listo, se acercó a la desvencijada mesa a desayunar.
Arrebujándose en la capa que le servía como abrigo y cubriéndose la cabeza con la capucha, Adriana abandonó el cobertizo con una sensación de inquietud de la que no conseguía desprenderse. Saludó educadamente a Broser, mirando a su alrededor un tanto desconcertada al no hallar carromato o caballos con los que iniciar su viaje; después de la explicación del soldado, el camino a pie se le antojó arduo y fatigoso, pero no se atrevió a rechistar. Con determinación, puso rumbo junto con sus compañeros hacia Saltmarsh, cuando el sonido del graznido llamó su atención, elevando su mirada hacia el cielo. Otro escalofrío incontrolable recorrió su espalda, preguntándose si aquella sería otra señal de malos augurios.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Con encogimiento de hombros Mablung se despidió de Broser y en cuanto sus pies cruzaron el umbral del portón del fuerte una sonrisa se empezó a dibujar en su rostro. Los primeros pasos fueron despacio casi esperando que alguien los detuviese, pero a medida que avanzaban dejando el fuerte atrás fue acelerando el paso y la sonrisa de su rostro se iba ensanchando, casi alcanzó un ligero trote cuando llegó hasta la zona desforestada que rodeaba el faro. Se detuvo, se dio la vuelta y miró hacia el faro, efectivamente nadie les seguía ni les impedía seguir avanzando.
Con un grito de júbilo, Mablung se lanzó a la carrera por el camino y en cuanto llegó al ligero bosque se lanzó entre los árboles para disfrutar de la naturaleza. El bosque era liviano sin demasiada cobertura y se notaba la acción del hombre en el, pero era mejor que nada. Alejándose un poco del camino, empezó a escuchar los sonidos de la naturaleza, el susurro del viento entre las hojas, el ligero golpeo de la lluvia contra los troncos y piedras. Era tan poco y a la vez tanto.
Volviendo sobre sus pasos, salió al camino a la espera del resto de sus acompañantes. Cuando le alcanzaron dijo:- Me adelantaré un poco y veré se encuentro algo de comer mejor que lo que sea que os hayan dado. Tras lo cual se sumergió de nuevo entre la maleza. Sin perder de vista el camino, trató de permanecer oculto mientras sacaba su arco y buscaba algo de caza o frutos que llevarse a la boca.
Stealth:6
Survival:11
Mientras el grupo avanzaba por el camino que bordeaba las colinas descendiendo hacia su destino, la llovizna permaneció acompañándolos embarrándolo todo. Los pasos empezaron a complicarse cuando había partes del camino donde las botas se hundían hasta los tobillos provocando que el avance casi pareciera una pequeña agonía. Pasaron algunas horas cuando el druida desapareció entre la maleza para poder recolectar o cazar algo más suculento que las raciones que les habían sido asignadas, aprovechando una zona mas llana y de hierbas altas para camuflarse más fácilmente.
La planicie parecía un inmenso mar verde esmeralda con un ligero oleaje provocado por las ráfagas de viento y lluvia, la altura de las anchas hebras de hierba les llegaban casi a los hombros y su extensión se prolongaba por el norte hasta casi donde se perdía la vista, sólo la lejana foresta de Dreadwood y los bosquecillos que la rodeaban rompían la monotonía. El druida pudo recolectar jugosas bayas de temporada, y algunas nutritivas aunque algo correosas raíces. Fue entonces cuando escuchó un poco más al norte un desgarrado grito de ayuda, cuyo eco fue rápidamente amortiguado por el crepitar de la lluvia a su alrededor. Antes de decidir siquiera, si debería ir a investigar, ignorar el auxilio, o volver con sus compañeros, que se encontraban a unas decenas de metros más al sur en el camino, un instinto mal calculado hizo que se irguiera incorporándose para otear sobre la altura de la maleza circundante.
Un poco más al norte pudo observar una escena bastante cruel, en un amplio claro donde el océano herbóreo desaparecía, yacían en el suelo dos humanos ataviados con los ropajes y aperos asociados a pastores. Uno de ellos se encontraba inmóvil y tumbado sobre unas rocas, totalmente ensangrentado y con la cara arrancada, parte de su cráneo y músculos faciales eran visibles aún desde su posición. Junto a él, había otro humano, este tenía el muslo completamente atravesado por una gran lanza que lo atenazaba al suelo. Los gritos de dolor y horror escapaban de su garganta cada vez con menos fuerza, aceptando su inminente destino. Riéndose, y casi encima de ellos, se encontraban dos seres corpulentos, altos y de aspecto goblinoide. Ambos iban ataviados con pieles y armados con arcos y mazas recubiertas de afiladas púas metálicas. Al parecer, lo que les hacia gracia era que un jabalí de guerra que se encontraba a su lado, aun llevaba parte de la cara del pastor colgando de uno de sus colmillos reforzados con acero y cuchillas.
Las risas pasaron súbitamente al silencio absoluto cuando Mablung se dio cuenta de ambos seres y el jabalí le estaban mirando fijamente a él, no tardaron ni un segundo en emitir un alarido atroz convocando a posibles aliados y señalando al "infiltrado" elfo. Por el rabillo del ojo pudo observar que las hierbas altas comenzaban a moverse de manera antinatural en las cercanías, sin duda los seres del claro no eran los únicos.
Simpáticos seres altamente sociables:
Mapa:
" ¡Oh la Oscuridad...! "
En los barracones:
Godric se quedó preocupado por sus descubrimientos sobre los insectos junto con la elfa. Se fue a dormir con un creciente desasosiego en el pecho. ¿Y si fuese lo que fuese estuviera afectando también a las sirvientas que habían visto tender en el acantilado? Puede que cuando volviesen pudiera hablar con ellas. Pero finalmente el sueño le venció y el joven humano se sumió en sueños extraños e inquietos.
Se despertó justo al alba y parpadeó un par de veces antes de darse cuenta de dónde estaba, quién era y qué estaba ocurriendo. Maldiciéndose a sí mismo por haber dormido más de lo que pretendía, e intentando ignorar que antaño era capaz de despertarse justo antes del albar sin proponérselo, Godric salió apresuradamente de los barracones y buscó el primer lugar desde el que poder mirar al este sin demasiados edificios frente a él. Allí se arrodilló humildemente y rezó por primera vez desde aquella noche en que toda su vida había sido destruida.
"Señor de la Mañana, sé que no soy digno pero elevo mis plegarias hacia ti... "
Así comenzó un ruego sincero. No obtuvo respuesta. Tampoco la esperaba. La noche anterior había decidido que, aunque se sabía indigno de la confianza de Lathander, le rezaría de igual manera pues aún tenía algunas cosas por las que estarle agradecido a su Dios.
Cuando terminó volvió al barracón y saludo sin mucho ánimo al resto mientras tomaba un frugal desayuno y recogía sus cosas para no quedarse rezagado.
Cuando estaban a punto de salir se paró y le preguntó a Broser, algo sorprendido
- ¿predecesores? ¿pantano? - pero la marcha de sus compañeros le obligó a seguir su paso y tomo nota mental de preguntar al sargento cuando volvieran. Si es que volvían.
**Mas tarde**
Caminando intentando guarecerse de la lluvia bajo la capa Godric levantó la cabeza. Juraría que había escuchado un grito de guerra ¿ O eran sus recuerdos de los meses pasados luchando contra la Horda? Intentó ver algo entre el mar de alta hierba y la lluvia.
PbP Character: A few ;)
Mientras sus compañeros observaban la rata y las arañas muertas TocToc los observó ellos. El estar allí agachados, intentando dilucidar el pequeño misterio, no les hacia parecer violentos criminales. Cuando acabaron asintió con la cabeza. - "Muy misterioso!" - Dijo con preocupación. Después recogió los pequeños cadáveres, los envolvió con esmero en uno de sus pergaminos y se dirigió a la torre. Allí al primer guardia que vio le ofreció el pequeño paquete con los cadáveres y repitió las palabras de la Adriana, con su misma élfica voz - "Nunca había visto nada parecido en la naturaleza." - Luego añadió con voz calidoscópica. - Lo encontramos en los barracones, Julius puede estar interesado en esto. Debería verlo." Después se dio media vuelta y se alejó sin dejar mucho tiempo a respuesta, sin importarle mucho si decidían arrojar el paquete a un lado. Es su cabeza se había quitado la responsabilidad de encima y eso era lo que le hubiese quitado el sueño. Deseaba estar a bien con sus carceleros.
Al fin del día TocToc se fue a dormir alegre. Desde hacía bastante tiempo no había disfrutado de una vida más glamurosa y cómoda. Banquetes en amistosa compañía, compañeros de barracón pacíficos (no había habido ni una pelea), ropa nueva para una misión, una tranquila misión diplomática... Iba a ser duro fugarse de allí, pero bien podría pasar unos cuantos días... o meses en aquellas condiciones, pensando con calma sus siguientes pasos. Prisa no tenia. Mientras descasaba en el mullido jergón de paja fue reflexionando sobre sus compañeros. Sobre quien depositar su confianza. El elfo desde luego era el mas problemático, pero podría ser el más leal si lograba atravesar su coraza de hostilidad. Aunque quizás tuviese prejuicios contra los kenkus en particular. Godric, Adraiana y Leobald parecian más estables, mas colaboradores. Quizas era buena cosa intentar establecer alguna tipo de relación con ellos. Pronto el alcohol y el aun acumulado cansancio le sumieron en un dulce sueño.
A la mañana siguiente asintió a las ordenes recibidas y se puso en marcha con el resto. La lluvia no le gustaba, pero no había otro remedio. Observó como el elfo se desviaba del camino y miró al resto... "Recordar, no salgáis del camino" Repitió con la voz de Browser.
Zevatur, Rolthos
[En el claro rodeado de hierbas altas]
El corpulento ser goblinoide que parecía sacar más de una cabeza de altura a Mablung, sacó el arco con una velocidad endiablada, el arma parecía descomunal y requería una fuerza acorde para tensarlo, era algo tosco y difería mucho de los perfectos y elaborados arcos élficos a los que Mablung estaba acostumbrado a ver, pero si impactaba, el daño sería devastador.
Ataque con Arco Devastador de Mundos ( +5 Bonus de AC a Mablung por 3/4 de cobertura)
BGB1: Attack: 23 Damage: 7
Sin apuntar demasiado, disparó hacia su cabeza, puesto que el resto del cuerpo del druida estaba cubierto hasta los hombros por las hierbas altas de la planicie. La flecha de casi metro y medio de longitud le atravesó el hombro al elfo desplazándole hacía atrás casi medio metro debido a la fuerza del impacto. Un manantial de sangre empezó a fluir de la herida mientras su enemigo gritaba eufórico por su éxito.
Antes de que pudiera recuperarse, de entre la maleza un jabalí diferente al que estaba en el claro cargaba hacia su posición con los colmillos reforzados en metal y cuchillas intentando desgarrar los tendones del elfo con mortales consecuencias.
Ataque con carga del jabalí de guerra asesino de elfos:
JaB2: Attack: 12 Damage: 12
Mablung, aún algo aturdido del impacto de la flecha que sobresalía aún de su hombro, fue capaz de sentir el inminente ataque del jabalí desquiciado que intentaba cercenarle las piernas con una carga a través de los campos de hierbas altas, sin embargo, la precisión del ataque dejó mucho que desear, y el elfo consiguió evitarlo fácilmente echándose a un lado en el último momento.
Turno de Mablung
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Un grito lejano y un druida ausente, suficiente para esperarse cualquier cosa, pocas de ellas buenas. Chapoteando entre los charcos se introdujo en el mar de espigas en dirección al grito. Trató de disimular sus pasos entre la vegetación y aproximarse de forma aviesa lo más oculto que pudo. Su cimitarra cortaba las espigas como las cuchillas de un trineo. Según se acercaba besó el lomo del arma de su mano diestra, hermanándose con el acero más allá de cómo lo está un luchador mundano.
Hex warrior cimitarra.
Stealth: 12
-Mierda- se dijo para si mismo Mablung mientras se agachaba entre la hierba, -serás torpe-. Las opciones para salir de aquella situación empezaron a pasar por su mente, un conjuro para enlentecerlos y salir corriendo, tratar de despistarlos entre la maleza...justo cuando la flecha se le clavo el hombro lanzándolo hacia atrás. Mablung miró la flecha que sobresalía de su hombro y advirtio elmovimiento entre la maleza, justo a tiempo para echarse a un lado y evitar la carga del desquiciado jabalí.
Las opciones se redujeron mientras la rabia contenida por los días de encarcelamiento, sumado a la adrenalina de la situación se hicieron cargo. Con un fluida movimiento dejo caer el arco mientras desenfundaba su cimitarra y fijando sus ojos el jabalí dijo:-Que Silvanus os lleve- mientras se abandonaba a la rabia.
Movimiento: Saco la cimitarra
BA: Activo la rabia
A: AtaqueAttack: 10 Damage: Unable to parse dice roll.
Daño:5
Con una ferocidad inusitada el arma trazo un salvaje arco descendiente haciendo un profundo corte en el jabalí. La sangre manó del profundo corte, salpicando al druida, lo que le confería un aspecto aún más salvaje y primitivo.
El jabalí emitió un agudo chillido agónico al recibir la profunda estocada que le cercenó medio cuello, provocando una fuente de sangre que salpicó toda la armadura de pieles del druida, cayendo desplomado al instante entre horribles convulsiones que cesaron a los pocos segundos. Un alarido de frustración sonó en el claro, el mastodonte goblinoide que aun no había actuado, había dejado de ver a su objetivo al agacharse éste. Sacando una enorme maza con pinchos casi de su misma altura, cargó hacia las hierbas en la dirección del elfo, acabando justo a su lado. Una siniestra sonrisa afloró sanguinariamente en su cara, preveyendo la carnicería que se avecinaba.
De entre la maleza, esta vez por el dado derecho de Mablung, otro chillido agudo anunció una segunda carga de jabalí, ataque que pudo comprobar cuando la bestia asomó a pocos centímetros de su persona con una velocidad endiablada y agitando sus colmillos, esta vez, con más suerte que su predecesor. Las cuchillas metálicas de su dentadura atravesaron la armadura y cortaron carne y músculo del elfo, intentando rebajar su movimiento.
JaB3: Attack: 20 Damage: 8 [Mitad Daño Causado por Rabia Mablung]
Unas órdenes en un idioma extraño se oyeron en el claro, Mablung no pudo observar que estaba pasando allí puesto que estaba agachado para no ser objetivo, pero el jabalí que estaba en el claro no pareció atacarle. Oyó gruñidos y bufidos, ruidos de pezuñas sobre la tierra... pero nada ocurrió.
Turno de Khalion, el turno comienza de nuevo desde el principio y ya todos podéis actuar en vuestra iniciativa.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Había llegado el momento. El fragor del combate, el riesgo y la incertidumbre de una muerte en justa lid. El tacto familiar de su Cimitarra, su maldita Cimitarra que no hacía mucho le había llevado a su nueva condición, y su sonido característico al cortar el aire le devolvieron a su auténtica naturaleza. Sus minuciosos movimientos fruto de años de entrenamiento se vieron ensucisdos por la rabia y la ira, que dejó fluir para poder pagar con aquella desafortunada bestia los demonios que crecían en su interior. Aunque no había sido lo discreto que se esperaría de él, apareció junto al bugbear de la enorme maza buscando allí donde el filo fuera más cruel.
Sneak Attack: 12 Damage: Unable to parse dice roll.
Algo ocurre en el claro... pero no es visible para nadie...
El golpe cargado de odio de Khalion fue fácilmente desviado por el enorme y corpulento ser, que usando su desproporcionadamente grande maza, interpuso el mástil de ésta en el camino del ataque. Lejos de sentir preocupación por el incremento de enemigos a su alrededor, la sonrisa del goblinoide parece ensancharse aún más, mostrando una fila de afilados dientes a su nuevo jueguete con máscara.
Turno de Mablung
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Con una sonrisa lobuna en el rostro Mablung balancea su cimitarra hacia el jabalí que queda en pie
Attack: 22 Damage: 8
Y ruge de satisfacción cuando su hoja muerde la carne del animal.
El jabalí se retuerció herido de dolor, tras el tajo recibido por la cimitarra del elfo, sus ojos parecieron abandonarse a la locura y la rabia, pero aun se mantuvo en pie milagrosamente. Mientras tanto, la maza del Bugbear comenzó a girar rápidamente para descender en un arco mortal hacia su druidíco objetivo, ... sus afilados pinchos estaban sedientos de sangre élfica.
Ataque con maza sedienta de sesos de elfo:
BGB2: Attack: 13 Damage: 10
La furia ciega de Mablung no le hacia más fácilmente de golpear, y con un ágil giro y ayudado por sus pies ligeros, evitó el devastador golpe que azotó el suelo donde él estaba hace unos segundos, levantando terruños e hierba en varios metros alrededor del impacto...
El Bugbear gruñó lleno de frustración al ver que su presa era más escurridiza de lo que pensaba en un principio.
Turno de Godric
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Escuchando los inconfundibles sonidos de la batalla Godric intento seguir al enmascarado aasimar hacia la misma. Con el escudo y la maza preparados sintió un vacío en el estómago que nada tenía que ver con el nerviosismo de sus primeras batallas. Era la primera vez que entraba en batalla sin la protección de Lathander a su lado.
¿Era así como se sentían los soldados al cargar a la batalla? Su respeto por ellos aumentó mientras apartaba la hierba alta e intentaba ver algo. El druida y el aasimar luchaban contra un bugbear, el enorme goblinoide se movía con agilidad entre los dos guerreros. Había algo más allí ¿aquello era un jabalí? Sin duda el druida no estaría contento con tal afrenta a los animales.
Algo más llamó la atención del joven humano. Otro bugbear junto con otro jabalí estaban cerca del cuerpo de un desdichado pastor y de otro que aún respiraba pero la sangre que manaba de la herida de lanza el su pierna. Instintivamente Godric se dirigió hacia el pobre pastor, aunque sabía que no era rival para las dos criaturas no podía dejar morir a aquel inocente solo, no si aún existía la posibilidad de salvarlo.
Una llamada de atención a su espalda le hizo volverse y vio que el caballero corría en su misma dirección.
Sabiendo que tendría más posibilidades con el caballero a su lado y recordando su entrenamiento con las tropas de La Corona, Godric espero hasta que el caballero se puso a su lado y corrió en ayuda del pastor.
PbP Character: A few ;)
TocToc vio como parte de sus compañeros se lanzaban a la lucha y mirando al resto también percibió como parecían prestos a entrar en combate. Contrariado, y repitiendo una vez más la frase frase "Recordar, no salgáis del camino" se lanzó al combate. Con rapidez repitió en enano una palabra con pétrea resonancia y dibujo en el aire una runa sencilla. Después con gran velocidad se acercó al claro, y en cuanto vio a uno de los Bugbears disparó su ballesta pesada para después alejarse y adentrarse en el claro con la misma velocidad.
Bonus action: Expeditious Retreat
Movimiento (ahora 60 pies): Se acerca al claro y después de atacar se aleja.
Action: Ataque ballesta pesada: Attack: 24 Damage: 5
Donde dice claro queria decir maleza, no lo edito que me pone luego que hago trampas!
Zevatur, Rolthos
[Retrocediendo en el tiempo una ronda...]
TocToc llega en el primer asalto debido a su "expedition retreat" y dispara, esto ocurre antes de que ambos enemigos en el claro entren en ready, así que no afecta al devenir de los acontecimientos posteriores. Lo que ocurre es que usas los 60 pies justo para llegar al linde del claro y tener visión de tiro, no te puedes retirar a la maleza hasta que te vuelva a tocar.
El raudo kenku se deslizó entre las hierbas altas casi como si volara, sacando su ballesta pesada en el camino, afortunadamente siempre la llevaba cargada para un primer disparo. En cuanto tubo suficiente visión, casi al linde del claro, apuntó al enorme Bugbear que aun celebraba su certero tiro sobre el elfo y le disparó con toda la saña que un hombre cuervo podría reunir, acertándole en un costado.
Un sorprendido gruñido hizo que su enemigo primero pusiera su mano sobre la herida donde sobresalía la saeta, pero inmediatamente tensó su arco y comenzó a apuntar a la maleza en la dirección desde donde venían sus compañeros mientras daba órdenes simples en un extraño idioma al jabalí de guerra de su lado, que permanecía inquieto y atento a nuevas órdenes.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
[En el claro, volviendo a la linea temporal donde Godric atisba al pobre Pastor desangrándose]
El sacerdote caído dio un primer paso dentro del claro, allí pudo ver con claridad tumbados a los dos pastores, lamentablemente se dio cuenta de que uno de ellos, el de la cara arrancada, ya estaba muerto. El otro pugnaba débilmente por su vida, pero sus fuerzas iban decayendo rápidamente, a la misma velocidad que su sangre se escapaba de la terrible herida atravesada por la lanza de los Bugbear.
Puedes hacer un chequeo de Medicina para saber cuanto tiempo le queda de vidas antes de morir por desangramiento. Pero te costaría una acción.
La visión de inminente muerte le distrajo levemente, lo suficiente para que el mastodonte goblinoide, que apuntaba con su arco a cualquier enemigo que pisara el claro, dispara interrumpiendo su atención sobre el herido humano. La desproporcionadamente enorme flecha surcó el aire con un terrible zumbido buscando el corazón de Godric.
Ataque con flecha asesina de caídos de Lathander.
BGB1: Attack: 9 Damage: 6
La flecha se perdió entre la maleza, surcando el mar de hierbas desapareciendo inofensivamente. Sin embargo, casi al mismo tiempo, el jabalí de guerra cargó sediento de su sangre hacia sus pies, las cuchillas de sus colmillos brillaron por un momento cuando un haz de luz solar consiguió atravesar el nublado firmamento, como una señal de su antiguo Dios, prediciendo nefastas noticias.
Ataque con carga esquizo de jabalí.
JaB1: Attack: 12 Damage: 4
El mismo haz de luz que hizo resplandecer las cuchillas, al parecer deslumbró al salvaje animal que erró su golpe por algo menos de medio metro, quedando adyacente a Godric y maniobrando para enfrentarse a él, sus ojos expresaban locura y sus movimientos de cabeza amenazaban con cercenar la carne del sacerdote en su siguiente embestida.
El sacerdote aprovechó su inercia y siguió a la carrera con la intención de proteger y atender al pobre humano ensartado, el jabalí no desaprovechó esa oportunidad abierta, y atacó con furia por el flanco descubierto de Godric.
Ataque de oportunidad salvaje y devastador
JaB1: Attack: 7 Damage: 3
Pero la locura y la protección velada de Lathander dejó estupidizado al pobre jabalí que arremetía contra las hierbas donde no había nadie, dejando camino libre al clérigo a moverse libremente.
Turno de TocToc.
Orden de Iniciativa (recordatorio):
Khalion: 22
BGB1: 20 [Injured]
JaB2:19[Dead]Mablung: 18
BGB2: 17
Godric: 13
TocToc: 7
JaB3: 7 [Bloodied]
Leobald: 7
Adriana: 6
JaB1: 4
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Desde el borde del camino, sin prestar mucha atención a lo que pasaba a los campesinos o a sus compañeros disparó de nuevo a la misma criatura.
Action attack: Attack: 20 Damage: 5
Después empezó a moverse con rapidez. La velocidad agitaba sus plumas y ropajes de viaje. Con un gesto de alegria (la velocidad agitaba en su interior una reminiscencia del placer de volar) dividió su movimiento para primero rodear el claro y después adentrarse unos metros al interior de las hievas altas.
Minor: Dash
Movimiento: Unos 30 pies para rodear el claro y unos 30 pies para adentrarse en la las hiebas altas.
Zevatur, Rolthos
[En las hierbas altas, junto a Mablung y Khalion]
El jabalí malherido que intentaba atacar al elfo retomó su enfurecido ataque ignorando completamente la nueva amenaza que Khalion podría suponer. Agitando su cabeza desquiciadamente intentó provocar el mayor número de heridas a su víctima.
Ataque desquiciado de jabali de guerra:
JaB3: Attack: 14 Damage: 6
Pequeños cortes de baja importancia consiguieron morder la piel de Mablung, pero la agilidad del elfo previno que ninguno de ellos fueran de gravedad, fueron casi imperceptibles para el rabioso druida.
Turno de Leobald
" ¡Oh la Oscuridad...! "