Mientras avanzaban por las cloacas Guilbert comprendió que no era el mejor sitio para ir con una gaita. Fue recogiendo los trastes y roncones y plegando la tripa de la bolsa para dejarlas en su petate. Aunque sonaba igual, personalmente, le gustaba menos usar el flautín de la gaita por separado. Requería normalmente las dos manos y además, soplar, cosa que con la gaita no ocurría. El ataque del cocodrilo que algún insensato tiró por las letrinas le pilló desmontando el instrumento, incapaz de reaccionar.
-Voy contigo Martin, si hemos llegado hasta aquí ha sido gracias a tu pericia. -le dijo intentando motivarle al verle aún maltrecho.- Todos confiamos en tí, se que encontrarás la siguiente pista.- colocando una mano en su hombro intentó transmitirle su condianza.
Bardic insipiration a Martin.
Cuando vio que la cuerda estaba asegurada se aferro con todas sus fuerzas dejándose deslizar hasta el saliente seco que había elegido el bribón para a continuación ayudar con la búsqueda de nuevas pistas.
Martin descubre que el suelo de la sala circular tiene una cierta inclinación hacia el agujero que hay debajo. Sólo gracias a la cuerda no resbala en la suciedad y algas que hay bajo la superficie del agua. Además el agua coge fuerza según se acerca más a la abertura del centro que parece abrirse a otra sala.
Cuando, con precaución, empieza a asomarse, un chapoteo a su espalda hace que se de la vuelta alarmado. Pero esta vez es sólo Guilbert, que entre traspies, consigue llegar a su lado para infundirle ánimos.
El semi-elfo asiente con gravedad y, tras echar otro vistazo al fondo del pozo, con el agua arremolinándose entre las piernas tanto del bardo como las suyas al borde del maloliente abismo, Martin comienza a trabajar en la cuerda. Se ata la cuerda entre las piernas y la cintura con un nudo corredizo, hace que Guilbert se la lleve a Kath la cual repite el nudo en ese lado y le devuelve el cabo al bardo, que vuelve con Martin. Este mide lo que queda de cuerda, asiente y arroja el resto al fondo, asegurándose de que el final del cabo no toca el agua de abajo, pero lo suficientemente cerca como para que él pueda descender.
Tras asegurarse de que tanto Kath como Ash tienen la cuerda sujeta al otro lado e indicarle a Guilbert cómo sujetarla alrededor de su cintura para ayudarle, Martin comienza a descender por el agujero con el agua cayendo a su alrededor. Gracias al punto de apoyo que es el bardo, consigue cierto ángulo y desciende más o menos por el centro de la abertura, evitando así la ducha de detritus.
Poco a poco, con extrema cautela y aprovechando cuando grandes cantidades de agua o restos caen por el agujero para camuflar su sombra y el ruido de la cuerda cuando pasa entre sus manos, Martin llega hasta el fondo, veinte pies más abajo de donde esperan sus compañeros. Se queda colgando, casi en posición horizontal para que sus pies no rocen aún el agua y mira alrededor y ve que abajo hay otra sala circular, un poco más grande que la de arriba, con cinco pasadizos que salen de la sala arrastrando lentamente el agua y los restos lejos de allí. Pero por la cantidad de desperdicios, hojas muertas, incluso alguna rama gruesa o tronco de árbol pequeño, harapos y restos en general que hay a su alrededor, no parece que lo hagan con la suficiente eficacia. Verdaderas montañas de basura que llegan a la altura de la cabeza de Ash, han ido acumulándose a lo largo de los años y formando un pequeño laberinto alrededor de la sala que actúa como colector.
El semi-elfo está a punto de descender cuando algo capta su atención. Un movimiento a su derecha y casi a su espalda. Inmediatamente se gira, recogiendo los pies que ya rozaban el agua, y puede ver una informe masa de carne cubierta de suciedad y mierda moviéndose entre los restos. La criatura parece una bola de músculo y mierda de la que salen tres tentáculos acabados en múltiples garfios óseos que Martin ve cómo utiliza tanto para ayudarse para moverse como para coger un buen pedazo de restos y llevarlo a la que parece ser la parte delantera de la bestia. Esta abre una enorme boca llena de dientes e introduce los restos en la misma, mordisqueando algún hueso con un sonido perturbador. La bestia continúa moviéndose sobre unas cortas y rechonchas patas, al parecer ajena al suculento manjar que cuelga indefenso apenas a unos metros a su espalda.
Mientras se movían por aquellas cloacas, Gowther no hacía más que pensar en el deficitario e ineficiente sistema de alcantarillado de aquella urbe. Para el eladrin este aspecto era más llamativo que la inmundicia que le rodeaba, aunque por otro lado, también podía llegar a comprender porqué algunas razas condenadas tenían predisposición por lugares tan poco salubres...
Parecía que el mestizo siempre cargaba sobre sus ebrias espaldas con la responsabilidad de investigar y seguir rastros. Tal vez, ese fuera otro factor más que motivaba su tendencia a nublar su juicio con bebidas espirituosas.
Tras un tiempo andando por aquellos intrincados pasadizos, llegaron a lo que se suponía "un callejón sin salida", pero solo en apariencia. Pronto sus compañeros comenzaron a buscar opciones y descendieron por la cascada de excrementos. Sin querer interrumpir sus acciones, Gowther esperó paciente algún tipo de información sobre la planta inferior.
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Cuando el pícaro vio con horror la bestia inmunda con sus tentáculos dentados, supo que podía convertirse en su aperitivo en cualquier momento, había tenido suerte de que aún no le hubiera detectado, tenía dos opciones, lanzarse sobre ella y apuñalarla con su técnica de asesino, lo que probablemente le dejaría muy herida, cabreada y con él, como único objetivo al alcance, o pedir que le izaran de nuevo en silencio e informar de lo encontrado.
A pesar de que pocas oportunidades se iban a presentar para el asesino como esta, de encontrar a su objetivo por sorpresa entre un grupo de torpes compañeros blindados, Martin se decantó por la segunda opción. Con un par de tirones fuertes de su cuerda, para que sus compañeros de arriba sintieran la señal, ya pactada de antemano, de que le subieran de inmediato, no esperó a que ellos lo volvieran a elevar hasta el piso elevado donde se encontraban y comenzó a trepar por sí mismo de nuevo por la cuerda.
Cuando Martin da el primer tirón se da cuenta lo que eso puede provocar. Que algún compañero se asome y pregunte si todo va bien. Que comiencen a tirar animándose los unos a los otros con gritos de ánimo, que la cuerda sufra la fricción suficiente contra el borde del pozo que acabe por deteriorarse y provoque su caída... sin hacer ni un sólo ruido y ayudándose de la fuerza de sus brazos y caderas, el ágil semi-elfo escala por la cuerda con un ritmo rápido y eficaz. Para cuando la criatura se gira sobre sí misma para buscar su próximo bocado, Martin ya está casi en el borde del agujero viendo la cara de un sorprendido Guilbert al verle escalar.
Desde su ángulo, Martin ve otra bestia más, merodear por el montón de inmundicia que hay bajo ellos.
Cuando Martin les contó lo que había visto, Ash se mesó el mentón pensativo.
-¿Es posible que esas bestias sean ciegas? -bajó la voz- ¿Quizá podemos pasar con algún tipo de conjuro de silencio? -observó a la maga- Los captores de Floon tienen que haber pasado de alguna manera. Apuesto por el sigilo. ¿Otras ideas?
Martin, contó lo que había visto ahí abajo tras recuperar brevemente el aliento. Con la mirada algo distraída dirigida al foso de la cisterna donde ambas bestias aberrantes acechaban libremente... prosiguió hablando.
- Quizás no hayan pasado por abajo, sino por este planta, ¿habéis encontrado alguna puerta o mecanismo secreto a esta altura mientras yo estaba abajo?
El pícaro hablaba en voz baja a pesar de que las riadas que caían por las acequias y golpeaban muchos metros más abajo emitían un ruido suficiente alto para amortiguar cualquier sonido que pudieran producir.
La frustración de Zevatur aumenta cuanto intenta usar sus zapatillas, la húmeda y deslizante superficie impide que funcionen con normalidad produciendo un par de traspiés antes de darse cuenta de que es inútil. En silencio, con la mandíbula apretada en exasperación Zevatur bufa.
- Apártate, Martin... Acabemos con esto. - Dice mientras sujetándose a la cuerda con intención de asomarse cuando Martin salga del agujero.
Si nadie lo impide, cuando Martin deje la cuerda me asomo lo mínimo posible, ayudado con la cuerda, hasta que vea el fondo. Entonces, si no caigo, lanzo una bola de fuego.
Con cuidado Zevatur se desliza por la cuerda deslizando sus pies, medio enterrados en una húmeda sustancia apestosa y babosa. Pero antes de llegar a la altura de Guilbert y Martin una de las mágicas zapatillas parece agarrar de pronto a la superficie, con fuerza y repentinamente, haciendo que pierda momentáneamente el equilibrio. Su trasero impacta contra el suelo, salpicándose de esa abominable sustancia irreconocible. En el gesto de Zevatur no hay ni un gesto de dolor o de honor lastimado por la aparentemente cómica escena, solo rabia. Una fuerte rabia que hace que su voz, en otros momentos alegre, casi cantarina, suene profunda y distante. Sin apenas mirar a sus compañeros pronuncia unas palabras arcanas y canaliza toda su rabia en el fuego más fuerte que es capaz de conjurar. Un estallido de fuego, que podría recordar vagamente a un aliento de un dragón, llena la estancia de abajo, impactando de lleno sobre las sorprendidas criaturas que pacían tranquilas entre las hediondas aguas.
Viendo como las criaturas se retiran dice sin mirar a nadie. - Baja, Martin, yo te cubro desde aquí. - su voz aun grave. Pequeñas volutas de fuego revolotean a su alrededor por unos instantes.
Zevatur casts Fireball!
Con los re-rolls de un sorcerer point y el feat se queda en:
Martin actuó rápido y con precision, no esperó su turno para bajar por la cuerda, simplemente localizó su objetivo de un rápido vistazo, y tras desenvainar sus dos hojas cortas, saltó extendiendo sus brazos y cayendo a plomo sobre su enemigo, con una perfecta maniobra, el pícaro giró sobre sí mismo y clavó ambas cuchillas en la aberrante bestia, amortiguando sus últimos metros de caída aprovechando la resistencia de las carnes desgarradas según la gravedad hacía su trabajo.
Hubo un momento de duda, pero la confianza inspirada por Gilbert le infundió la determinación que le faltaba. Sin duda su ataque "Muerte desde el Cielo" sería objeto de Odas de bardos en el futuro.
El horror tentacular yacía a su lado, gravementd dañado, churruscado y desventrado.
La elfa caminó entre la basura y la descomposición de los pasillos de aquellas cloacas, siguiendo al grupo absorta en sus pensamientos, silenciosa como un espectro, dejando que fueran ellos los que tomaran las decisiones. Aunque los desechos y las riadas de inmundicia le resultaban un tanto incómodas, la oscuridad de las entrañas de aquella ciudad le infundían el recuerdo familiar de su tierra natal. Gloom permanecía posada en su hombro tan inmóvil que parecía una figura inerte de cera.
La humedad que empapaba sus pies y que se calaba hasta los huesos tampoco le resultaba desagradable. Acostumbrada a la oscuridad, dirigía la mirada de un lado a otro en busca de señales o puertas secretas, sin descubrir más allá que los símbolos que sus compañeros más avanzados habían encontrado. Observó con interés la habilidad con la que Martin se había deshecho del cocodrilo, sin oportunidad de poder ayudarle debido al espacio reducido en el que se movían, pero confiada sabiendo que Kath se encontraba al lado del semi-elfo. Le devolvió la mira a Ash de manera distraída cuando se planteó la posibilidad de un hechizo de silencio, pero su rostro inexpresivo y hierático no le transmitió al humano ninguna pista.
Solo la luz imponente y brutal de la bola de fuego de Zevatur consiguió reactivar a la hechicera. Se acercó grácilmente al borde del abismo por el que había desaparecido Martin y pudo observar como la bestia inmunda devoradora de excrementos yacía a su lado agonizante. Sin pensarlo dos veces, alargó su mano hacia ella, lanzando una luz blanca-azulada intensa que impactó en el cuerpo nauseabundo y espantosamente mutilado de aquel ser. Un rápido vistazo de la estancia le permitió detectar a la segunda bestia que rugía sorprendida ante el imprevisto ataque. Gloom alzó el vuelo silenciosa, desapareciendo sin más entre las sombras.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras se adentraban por aquel alcantarillado, cualquiera hubiera podido pensar que el eladrin se sentiría abrumado por el olor nauseabundo de aquel lugar, lejos de eso, lo que a Gowther le llamó la atención fue el deficitario sistema de alcantarillado. Era casi tan soez y rudimentario como la arquitectura urbana que había encima suyo. Vigilando los detalles de manera pasiva, fue acompañando a sus compañeros hasta llegar a aquella sala. Martin tomó la iniciativa al llegar a una sala circular con una conexión a un piso inferior. Entonces Gowther buscó diferencias entre esa proactividad y la que articuló en el pasado Gowther apoyándose, como hacía el mestizo, en sus habilidades. Tampoco vio reacción alguna por parte del resto ante esto... Sin duda, esa diferencia de trato era algo que seguía sin comprender.
Cuando el "casi-humano" volvió a la sala superior, comentó la situación y pidió que los demás buscaran cualquier atisbo significativo que pudiera conducir a un camino paralelo. Gowther barajó la posibilidad de una puerta oculta con un cerrojo místico. Consecuente con este pensamiento, dejó a los demás la investigación mundana y el eladrin se dispuso a iniciar un ritual arcano, pero, desgraciadamente, era algo que no iba a suceder. Intensificando las dudas planteadas anteriormente, el otro mestizo tomó la iniciativa sin contar con nadie y conjuró una bola de fuego movido por sus emociones más primarias. ¿El sigilo? ¿El consenso en los planes? ¿Las represalias? Como en otras ocasiones estarían ausentes... Era como si el consumo irresponsable de alcohol, los claros subterfugios, la impulsividad ante situaciones arriesgadas, la mercantilización del código moral o de la mujer no fueran obstáculo alguno entre ellos.
Sin dar más energía a estos pensamientos y viendo que el combate comenzaba, Gowther optó por una estrategia defensiva ante la gran resistencia de esos enemigos y su clara peligrosidad. Con una agilidad fuera de lo común, bajó esquivando los torrentes de agua turbia. Mientras bajaba, dejó tras de sí una estela de fotogramas emborronados fruto del hechizo que acababa de conjurar.
Desde el borde del gigante sumidero Guilbert contempla el heróico salto al vacío de Martin. El bravo, a la par que insensato, asesino fija su ataque en una de las masas dándole al bardo la localización de la misma. Cogiendo de su cinto la ballesta saqueada a los kenkus con su mano derecha, usa la izquierda para afilar la veleta del virote, apuntando para evitar acertar al semielfo.
La certera saeta vuela atravesando chorros de inmunda agua alojandose en lo que cualquier bardo de batalla atrapado en una alcantarilla diría que es el cuello. SIn embargo, pese al buen disparo, la bola de carne no cae.
Guilbert comprende al momento que no haber tumbado a aquel ser pone en terrible peligro a Martin, solo allí abajo. Mirando entre los ríos de desperdicios ve a Ash preparándose para atacar.. sin estar seguro que sus palabras puedan llegarle decide usar el flautín para una vez mas, entonar las tristes notas del himno de la compañía carmesí.
Bardic inspiration a Ash. 1d8 para usar a discreción.
Ash salta por el agujero, siguiendo el ejemplo de Martin pero no tiene tanta fortuna. Cae sobre una montaña de detritus que no soporta su peso y se desmorona bajo sus pies. Cae al agua que le llega casi a la cintura entre desperdicios y detritus, consiguiendo conservar la moneda y a Nora en la otra. Pese a su aparatosa caída se encuentra muy cerca de una de las bestias y deja que su espada baile, cortando dos profundos tajos en la masa informe del cuerpo de la criatura la cual ruge de dolor.
Se gira rápidamente y uno de sus tentáculos se cierra sobre su pierna derecha, clavando sus garfios en su carne, con fuerza le levanta e intenta morderle pero su armadura detiene los afilados colmillos con un chirriante sonido metálico.
Martin observa atónito como el otyugh al que ha prácticamente eviscerado recibe un ataque la maga y un virotazo de Guilbert pero sigue moviéndose. Agitándose presa del dolor y la rabia se abalanza contra el. Los garfios se clavan en su abdomen y antes de que pueda chillar, el tentáculo lo aplasta con fuerza contra el suelo, hundiéndole en la sucia agua haciéndole toser y no puede aguantar la náusea cuando la bestia lo dirige a su boca para morderle con una fuerza salida de la desesperacion de la muerte. Martin siente que todo se vuelve borroso, intentando mantener la consciencia.
Gowther ve como la tercera criatura, aún humeando del conjuro de Zevatur, ruge moviendo sus poderosos tentáculos contra el, pero la danza del eladrin es demasiado rápido y ágil para la masa de carne y suciedad.
Morko se apresura a acercarse al sumidero para unirse a la batalla, pero las pesadas botas de metal del enano no encuentran asidero en la resbaladiza superficie de las cloacas, la cuerda se escapa de sus manos y el paladin de Moradin cae de espaldas, deslizándose entre agua hedionda hasta el agujero y cae por el mismo hasta el piso inferior, golpeándose contra una acumulación de ramas y restos indescriptibles. Con el orgullo más herido que el cuerpo, el enano se levanta.
Kath se desliza hasta el borde y, rodeando a sus compañeros que ya están aglomerándose al rededor, lanza su hechizo de energía azul contra la criatura que sostiene a Martin y que comienza a perderse en las sombras de abajo. Su precipitación hace que una de ellas golpee el borde del sumidero, pero la otra alcanza al otyugh en la cabeza y la bestia, con un último estertor, cae muerta mimetizándose con su entorno como un montón de desperdicios más.
Martin, aún aturdido, siente como la presa alrededor de su cuerpo se afloja y un instante después cae al agua, tosiendo.
La elfa había permanecido al borde del sumidero observando con preocupación el peligro que se cernía sobre Martin, temiendo por su vida una vez más. Sus compañeros iban precipitándose al vacío cual fichas de dominó y ella a duras penas conseguía mantener el equilibrio, concentrándose firmemente para no resbalar. Cuando la bestia cayó definitivamente gracias al ataque de Kath, cerró los ojos durante unos segundos con alivio y después le dirigió a la humana una mirada de agradecimiento.
Pero el peligro no había desaparecido y aquellas bestias parecían realmente resistentes, así que se dispuso a elegir a su próximo objetivo. Con gran frustración pudo comprobar su imposibilidad de alcanzarlas desde donde se encontraba. Con mucho cuidado, estudiando al milímetro cada uno de sus movimientos, comenzó a moverse por el borde, agachándose ligeramente y adelantando su cuerpo, recitándose para sí misma una y otra vez las mismas palabras "no.te.caigas". Se tambaleó peligrosamente, convenciéndose de que le resultaría imposible atacar desde allí y echó un vistazo rápido al abismo que se extendía bajo sus pies.
Mientras meditaba la mejor manera de caer sin sufrir daño, una de las bestias apareció en su campo de visión. Sólo debía agacharse un poco más, solo un poco más... y otro destello de luz blanca proveniente de sus manos atravesó la oscuridad impactando en la mole de inmundicia, mientras su cuerpo se precipitaba al vacío sin remedio. Todos pudieron escuchar el grito de frustración de la hechicera, seguido de un chapoteo viscoso cuando sus posaderas aterrizaron en la amalgama de basura y descomposición de la estancia. Dolorida, tanto física como moralmente, no pudo más que consolarse al comprobar que, al menos, había alcanzado a su objetivo.
Lanzo Ray of Frost
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Bailando con aquella bestia, su espada comenzó a cobrar más y más fulgor. Lamentablemente el combate parecía no ir bien, Martin acababa perder la consciencia y Morko y Helayna hicieron una desafortunada aparición en la planta de abajo quedando tirados por aquella desagradable superficie... Estaba claro que el escenario les estaba jugando una mala pasada. Su estrategia pareció fluctuar del ataque a la defensa y esto produjo que su ataque perdiera potencia hasta disiparse antes de iniciar.
Tras esto miró a la criatura esperando ser el centro de sus ataques, sus defensas mágicas hacían de su cuerpo un borrón compuesto de fractales multicolor que limitaban saber su localización exacta.
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Cuando las criaturas aún vivas desaparecen de su línea de visión, el bardo entiende que es momento de bajar. Según baja por las riadas de desperdicios valora su siguiente movimiento. Martin sigue en el suelo desplomado, pero con dos criaturas aún vivas decide aunar esfuerzos con los que ya están abajo luchando. El grácil elfo parece jugar con la realidad mientras se mueve como una centella, así que se decanta por la masa de carne que forcejea con Ash.
Lanza una estocada pero su sable no consigue atravesar aquella piel hedionda protegida por deshechos y costras endurecidas. Prueba con un toque con coupé, pero el filo resbala en aquella sebosa superficie errando sus dos ataques. Mala idea, piensa, viendo el resultado obtenido. Ahora toca recibir, pero siempre presentable. Deslizando los dedos por el ala de sus sombrero, Guilbert toma posición "en garde" con su impoluta coraza reluciente y las chorreras blancas como la leche de su blusón como recién almidonadas.
Ash mueve sus hojas sobre aquella cosa informe que trata de enredarse entre sus piernas. El monstruo es mas duro de lo que parece pero Norma se abre paso entre su dura piel en dos ocasiones. Incluso en medio de aquella inmundicia la espada mágica luce orgullosa su filo a la luz de la moneda mágica. El monstruo ruge de dolor pero está lejos de caer. El guerrero observa a Martin por el rabillo del ojo y tuerce el gesto. Al menos la mayoría del grupo estaba abajo.
Presa del dolor, el otyugh golpea con fuerza a Ash contra el suelo. El aguerrido guerrero golpea con fuerza con su espalda, quedándose sin aire, y luego la cabeza. La inconsciencia parece reclamarle y cuando el tentáculo lo vuelve a levantar para llevárselo a la boca, Ash esta semiincosciente y no puede hacer nada por evitar que la enorme boca se cierre sobre uno de sus brazos. Los afilados dientes llegan hasta el hueso del guerrero, casi seccionando el brazo a la altura del codo, donde la armadura no le cubre.
Helanya observa con horror como la bestia está a punto de devorar a Ash y no ve el otro tentáculo que la agarra y la levanta por los aires, clavando los garfios del extremo en su carne.
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PbP Character: A few ;)
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Mientras avanzaban por las cloacas Guilbert comprendió que no era el mejor sitio para ir con una gaita. Fue recogiendo los trastes y roncones y plegando la tripa de la bolsa para dejarlas en su petate. Aunque sonaba igual, personalmente, le gustaba menos usar el flautín de la gaita por separado. Requería normalmente las dos manos y además, soplar, cosa que con la gaita no ocurría. El ataque del cocodrilo que algún insensato tiró por las letrinas le pilló desmontando el instrumento, incapaz de reaccionar.
-Voy contigo Martin, si hemos llegado hasta aquí ha sido gracias a tu pericia. -le dijo intentando motivarle al verle aún maltrecho.- Todos confiamos en tí, se que encontrarás la siguiente pista.- colocando una mano en su hombro intentó transmitirle su condianza.
Bardic insipiration a Martin.
Cuando vio que la cuerda estaba asegurada se aferro con todas sus fuerzas dejándose deslizar hasta el saliente seco que había elegido el bribón para a continuación ayudar con la búsqueda de nuevas pistas.
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Martin descubre que el suelo de la sala circular tiene una cierta inclinación hacia el agujero que hay debajo. Sólo gracias a la cuerda no resbala en la suciedad y algas que hay bajo la superficie del agua. Además el agua coge fuerza según se acerca más a la abertura del centro que parece abrirse a otra sala.
Cuando, con precaución, empieza a asomarse, un chapoteo a su espalda hace que se de la vuelta alarmado. Pero esta vez es sólo Guilbert, que entre traspies, consigue llegar a su lado para infundirle ánimos.
El semi-elfo asiente con gravedad y, tras echar otro vistazo al fondo del pozo, con el agua arremolinándose entre las piernas tanto del bardo como las suyas al borde del maloliente abismo, Martin comienza a trabajar en la cuerda. Se ata la cuerda entre las piernas y la cintura con un nudo corredizo, hace que Guilbert se la lleve a Kath la cual repite el nudo en ese lado y le devuelve el cabo al bardo, que vuelve con Martin. Este mide lo que queda de cuerda, asiente y arroja el resto al fondo, asegurándose de que el final del cabo no toca el agua de abajo, pero lo suficientemente cerca como para que él pueda descender.
Tras asegurarse de que tanto Kath como Ash tienen la cuerda sujeta al otro lado e indicarle a Guilbert cómo sujetarla alrededor de su cintura para ayudarle, Martin comienza a descender por el agujero con el agua cayendo a su alrededor. Gracias al punto de apoyo que es el bardo, consigue cierto ángulo y desciende más o menos por el centro de la abertura, evitando así la ducha de detritus.
Poco a poco, con extrema cautela y aprovechando cuando grandes cantidades de agua o restos caen por el agujero para camuflar su sombra y el ruido de la cuerda cuando pasa entre sus manos, Martin llega hasta el fondo, veinte pies más abajo de donde esperan sus compañeros. Se queda colgando, casi en posición horizontal para que sus pies no rocen aún el agua y mira alrededor y ve que abajo hay otra sala circular, un poco más grande que la de arriba, con cinco pasadizos que salen de la sala arrastrando lentamente el agua y los restos lejos de allí. Pero por la cantidad de desperdicios, hojas muertas, incluso alguna rama gruesa o tronco de árbol pequeño, harapos y restos en general que hay a su alrededor, no parece que lo hagan con la suficiente eficacia. Verdaderas montañas de basura que llegan a la altura de la cabeza de Ash, han ido acumulándose a lo largo de los años y formando un pequeño laberinto alrededor de la sala que actúa como colector.
El semi-elfo está a punto de descender cuando algo capta su atención. Un movimiento a su derecha y casi a su espalda. Inmediatamente se gira, recogiendo los pies que ya rozaban el agua, y puede ver una informe masa de carne cubierta de suciedad y mierda moviéndose entre los restos. La criatura parece una bola de músculo y mierda de la que salen tres tentáculos acabados en múltiples garfios óseos que Martin ve cómo utiliza tanto para ayudarse para moverse como para coger un buen pedazo de restos y llevarlo a la que parece ser la parte delantera de la bestia. Esta abre una enorme boca llena de dientes e introduce los restos en la misma, mordisqueando algún hueso con un sonido perturbador. La bestia continúa moviéndose sobre unas cortas y rechonchas patas, al parecer ajena al suculento manjar que cuelga indefenso apenas a unos metros a su espalda.
PbP Character: A few ;)
Mientras se movían por aquellas cloacas, Gowther no hacía más que pensar en el deficitario e ineficiente sistema de alcantarillado de aquella urbe. Para el eladrin este aspecto era más llamativo que la inmundicia que le rodeaba, aunque por otro lado, también podía llegar a comprender porqué algunas razas condenadas tenían predisposición por lugares tan poco salubres...
Parecía que el mestizo siempre cargaba sobre sus ebrias espaldas con la responsabilidad de investigar y seguir rastros. Tal vez, ese fuera otro factor más que motivaba su tendencia a nublar su juicio con bebidas espirituosas.
Tras un tiempo andando por aquellos intrincados pasadizos, llegaron a lo que se suponía "un callejón sin salida", pero solo en apariencia. Pronto sus compañeros comenzaron a buscar opciones y descendieron por la cascada de excrementos. Sin querer interrumpir sus acciones, Gowther esperó paciente algún tipo de información sobre la planta inferior.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Cuando el pícaro vio con horror la bestia inmunda con sus tentáculos dentados, supo que podía convertirse en su aperitivo en cualquier momento, había tenido suerte de que aún no le hubiera detectado, tenía dos opciones, lanzarse sobre ella y apuñalarla con su técnica de asesino, lo que probablemente le dejaría muy herida, cabreada y con él, como único objetivo al alcance, o pedir que le izaran de nuevo en silencio e informar de lo encontrado.
A pesar de que pocas oportunidades se iban a presentar para el asesino como esta, de encontrar a su objetivo por sorpresa entre un grupo de torpes compañeros blindados, Martin se decantó por la segunda opción. Con un par de tirones fuertes de su cuerda, para que sus compañeros de arriba sintieran la señal, ya pactada de antemano, de que le subieran de inmediato, no esperó a que ellos lo volvieran a elevar hasta el piso elevado donde se encontraban y comenzó a trepar por sí mismo de nuevo por la cuerda.
Athletics : 2d20kh1 (20,
3) + 1 = 21" ¡Oh la Oscuridad...! "
Cuando Martin da el primer tirón se da cuenta lo que eso puede provocar. Que algún compañero se asome y pregunte si todo va bien. Que comiencen a tirar animándose los unos a los otros con gritos de ánimo, que la cuerda sufra la fricción suficiente contra el borde del pozo que acabe por deteriorarse y provoque su caída... sin hacer ni un sólo ruido y ayudándose de la fuerza de sus brazos y caderas, el ágil semi-elfo escala por la cuerda con un ritmo rápido y eficaz. Para cuando la criatura se gira sobre sí misma para buscar su próximo bocado, Martin ya está casi en el borde del agujero viendo la cara de un sorprendido Guilbert al verle escalar.
Desde su ángulo, Martin ve otra bestia más, merodear por el montón de inmundicia que hay bajo ellos.
PbP Character: A few ;)
Cuando Martin les contó lo que había visto, Ash se mesó el mentón pensativo.
-¿Es posible que esas bestias sean ciegas? -bajó la voz- ¿Quizá podemos pasar con algún tipo de conjuro de silencio? -observó a la maga- Los captores de Floon tienen que haber pasado de alguna manera. Apuesto por el sigilo. ¿Otras ideas?
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Martin, contó lo que había visto ahí abajo tras recuperar brevemente el aliento. Con la mirada algo distraída dirigida al foso de la cisterna donde ambas bestias aberrantes acechaban libremente... prosiguió hablando.
- Quizás no hayan pasado por abajo, sino por este planta, ¿habéis encontrado alguna puerta o mecanismo secreto a esta altura mientras yo estaba abajo?
El pícaro hablaba en voz baja a pesar de que las riadas que caían por las acequias y golpeaban muchos metros más abajo emitían un ruido suficiente alto para amortiguar cualquier sonido que pudieran producir.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
La frustración de Zevatur aumenta cuanto intenta usar sus zapatillas, la húmeda y deslizante superficie impide que funcionen con normalidad produciendo un par de traspiés antes de darse cuenta de que es inútil. En silencio, con la mandíbula apretada en exasperación Zevatur bufa.
- Apártate, Martin... Acabemos con esto. - Dice mientras sujetándose a la cuerda con intención de asomarse cuando Martin salga del agujero.
Si nadie lo impide, cuando Martin deje la cuerda me asomo lo mínimo posible, ayudado con la cuerda, hasta que vea el fondo. Entonces, si no caigo, lanzo una bola de fuego.
Zevatur, Rolthos
Con cuidado Zevatur se desliza por la cuerda deslizando sus pies, medio enterrados en una húmeda sustancia apestosa y babosa. Pero antes de llegar a la altura de Guilbert y Martin una de las mágicas zapatillas parece agarrar de pronto a la superficie, con fuerza y repentinamente, haciendo que pierda momentáneamente el equilibrio. Su trasero impacta contra el suelo, salpicándose de esa abominable sustancia irreconocible. En el gesto de Zevatur no hay ni un gesto de dolor o de honor lastimado por la aparentemente cómica escena, solo rabia. Una fuerte rabia que hace que su voz, en otros momentos alegre, casi cantarina, suene profunda y distante. Sin apenas mirar a sus compañeros pronuncia unas palabras arcanas y canaliza toda su rabia en el fuego más fuerte que es capaz de conjurar. Un estallido de fuego, que podría recordar vagamente a un aliento de un dragón, llena la estancia de abajo, impactando de lleno sobre las sorprendidas criaturas que pacían tranquilas entre las hediondas aguas.
Viendo como las criaturas se retiran dice sin mirar a nadie. - Baja, Martin, yo te cubro desde aquí. - su voz aun grave. Pequeñas volutas de fuego revolotean a su alrededor por unos instantes.
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Zevatur, Rolthos
Ash miró a Zevatur con renovado respeto.
-Muy bien, esto nos estaba retrasando demasiado, andando.
El guerrero se dispuso a saltar y deslizarse cuerda abajo con la moneda entre los dientes.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Martin actuó rápido y con precision, no esperó su turno para bajar por la cuerda, simplemente localizó su objetivo de un rápido vistazo, y tras desenvainar sus dos hojas cortas, saltó extendiendo sus brazos y cayendo a plomo sobre su enemigo, con una perfecta maniobra, el pícaro giró sobre sí mismo y clavó ambas cuchillas en la aberrante bestia, amortiguando sus últimos metros de caída aprovechando la resistencia de las carnes desgarradas según la gravedad hacía su trabajo.
Hubo un momento de duda, pero la confianza inspirada por Gilbert le infundió la determinación que le faltaba. Sin duda su ataque "Muerte desde el Cielo" sería objeto de Odas de bardos en el futuro.
El horror tentacular yacía a su lado, gravementd dañado, churruscado y desventrado.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
La elfa caminó entre la basura y la descomposición de los pasillos de aquellas cloacas, siguiendo al grupo absorta en sus pensamientos, silenciosa como un espectro, dejando que fueran ellos los que tomaran las decisiones. Aunque los desechos y las riadas de inmundicia le resultaban un tanto incómodas, la oscuridad de las entrañas de aquella ciudad le infundían el recuerdo familiar de su tierra natal. Gloom permanecía posada en su hombro tan inmóvil que parecía una figura inerte de cera.
La humedad que empapaba sus pies y que se calaba hasta los huesos tampoco le resultaba desagradable. Acostumbrada a la oscuridad, dirigía la mirada de un lado a otro en busca de señales o puertas secretas, sin descubrir más allá que los símbolos que sus compañeros más avanzados habían encontrado. Observó con interés la habilidad con la que Martin se había deshecho del cocodrilo, sin oportunidad de poder ayudarle debido al espacio reducido en el que se movían, pero confiada sabiendo que Kath se encontraba al lado del semi-elfo. Le devolvió la mira a Ash de manera distraída cuando se planteó la posibilidad de un hechizo de silencio, pero su rostro inexpresivo y hierático no le transmitió al humano ninguna pista.
Solo la luz imponente y brutal de la bola de fuego de Zevatur consiguió reactivar a la hechicera. Se acercó grácilmente al borde del abismo por el que había desaparecido Martin y pudo observar como la bestia inmunda devoradora de excrementos yacía a su lado agonizante. Sin pensarlo dos veces, alargó su mano hacia ella, lanzando una luz blanca-azulada intensa que impactó en el cuerpo nauseabundo y espantosamente mutilado de aquel ser. Un rápido vistazo de la estancia le permitió detectar a la segunda bestia que rugía sorprendida ante el imprevisto ataque. Gloom alzó el vuelo silenciosa, desapareciendo sin más entre las sombras.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras se adentraban por aquel alcantarillado, cualquiera hubiera podido pensar que el eladrin se sentiría abrumado por el olor nauseabundo de aquel lugar, lejos de eso, lo que a Gowther le llamó la atención fue el deficitario sistema de alcantarillado. Era casi tan soez y rudimentario como la arquitectura urbana que había encima suyo. Vigilando los detalles de manera pasiva, fue acompañando a sus compañeros hasta llegar a aquella sala. Martin tomó la iniciativa al llegar a una sala circular con una conexión a un piso inferior. Entonces Gowther buscó diferencias entre esa proactividad y la que articuló en el pasado Gowther apoyándose, como hacía el mestizo, en sus habilidades. Tampoco vio reacción alguna por parte del resto ante esto... Sin duda, esa diferencia de trato era algo que seguía sin comprender.
Cuando el "casi-humano" volvió a la sala superior, comentó la situación y pidió que los demás buscaran cualquier atisbo significativo que pudiera conducir a un camino paralelo. Gowther barajó la posibilidad de una puerta oculta con un cerrojo místico. Consecuente con este pensamiento, dejó a los demás la investigación mundana y el eladrin se dispuso a iniciar un ritual arcano, pero, desgraciadamente, era algo que no iba a suceder. Intensificando las dudas planteadas anteriormente, el otro mestizo tomó la iniciativa sin contar con nadie y conjuró una bola de fuego movido por sus emociones más primarias. ¿El sigilo? ¿El consenso en los planes? ¿Las represalias? Como en otras ocasiones estarían ausentes... Era como si el consumo irresponsable de alcohol, los claros subterfugios, la impulsividad ante situaciones arriesgadas, la mercantilización del código moral o de la mujer no fueran obstáculo alguno entre ellos.
Sin dar más energía a estos pensamientos y viendo que el combate comenzaba, Gowther optó por una estrategia defensiva ante la gran resistencia de esos enemigos y su clara peligrosidad. Con una agilidad fuera de lo común, bajó esquivando los torrentes de agua turbia. Mientras bajaba, dejó tras de sí una estela de fotogramas emborronados fruto del hechizo que acababa de conjurar.
Activo bladesong y blur
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Desde el borde del gigante sumidero Guilbert contempla el heróico salto al vacío de Martin. El bravo, a la par que insensato, asesino fija su ataque en una de las masas dándole al bardo la localización de la misma. Cogiendo de su cinto la ballesta saqueada a los kenkus con su mano derecha, usa la izquierda para afilar la veleta del virote, apuntando para evitar acertar al semielfo.
La certera saeta vuela atravesando chorros de inmunda agua alojandose en lo que cualquier bardo de batalla atrapado en una alcantarilla diría que es el cuello. SIn embargo, pese al buen disparo, la bola de carne no cae.
Guilbert comprende al momento que no haber tumbado a aquel ser pone en terrible peligro a Martin, solo allí abajo. Mirando entre los ríos de desperdicios ve a Ash preparándose para atacar.. sin estar seguro que sus palabras puedan llegarle decide usar el flautín para una vez mas, entonar las tristes notas del himno de la compañía carmesí.
Bardic inspiration a Ash. 1d8 para usar a discreción.
Ash salta por el agujero, siguiendo el ejemplo de Martin pero no tiene tanta fortuna. Cae sobre una montaña de detritus que no soporta su peso y se desmorona bajo sus pies. Cae al agua que le llega casi a la cintura entre desperdicios y detritus, consiguiendo conservar la moneda y a Nora en la otra.
Pese a su aparatosa caída se encuentra muy cerca de una de las bestias y deja que su espada baile, cortando dos profundos tajos en la masa informe del cuerpo de la criatura la cual ruge de dolor.
Se gira rápidamente y uno de sus tentáculos se cierra sobre su pierna derecha, clavando sus garfios en su carne, con fuerza le levanta e intenta morderle pero su armadura detiene los afilados colmillos con un chirriante sonido metálico.
Martin observa atónito como el otyugh al que ha prácticamente eviscerado recibe un ataque la maga y un virotazo de Guilbert pero sigue moviéndose. Agitándose presa del dolor y la rabia se abalanza contra el. Los garfios se clavan en su abdomen y antes de que pueda chillar, el tentáculo lo aplasta con fuerza contra el suelo, hundiéndole en la sucia agua haciéndole toser y no puede aguantar la náusea cuando la bestia lo dirige a su boca para morderle con una fuerza salida de la desesperacion de la muerte. Martin siente que todo se vuelve borroso, intentando mantener la consciencia.
Gowther ve como la tercera criatura, aún humeando del conjuro de Zevatur, ruge moviendo sus poderosos tentáculos contra el, pero la danza del eladrin es demasiado rápido y ágil para la masa de carne y suciedad.
Morko se apresura a acercarse al sumidero para unirse a la batalla, pero las pesadas botas de metal del enano no encuentran asidero en la resbaladiza superficie de las cloacas, la cuerda se escapa de sus manos y el paladin de Moradin cae de espaldas, deslizándose entre agua hedionda hasta el agujero y cae por el mismo hasta el piso inferior, golpeándose contra una acumulación de ramas y restos indescriptibles. Con el orgullo más herido que el cuerpo, el enano se levanta.
Kath se desliza hasta el borde y, rodeando a sus compañeros que ya están aglomerándose al rededor, lanza su hechizo de energía azul contra la criatura que sostiene a Martin y que comienza a perderse en las sombras de abajo. Su precipitación hace que una de ellas golpee el borde del sumidero, pero la otra alcanza al otyugh en la cabeza y la bestia, con un último estertor, cae muerta mimetizándose con su entorno como un montón de desperdicios más.
Martin, aún aturdido, siente como la presa alrededor de su cuerpo se afloja y un instante después cae al agua, tosiendo.
PbP Character: A few ;)
La elfa había permanecido al borde del sumidero observando con preocupación el peligro que se cernía sobre Martin, temiendo por su vida una vez más. Sus compañeros iban precipitándose al vacío cual fichas de dominó y ella a duras penas conseguía mantener el equilibrio, concentrándose firmemente para no resbalar. Cuando la bestia cayó definitivamente gracias al ataque de Kath, cerró los ojos durante unos segundos con alivio y después le dirigió a la humana una mirada de agradecimiento.
Pero el peligro no había desaparecido y aquellas bestias parecían realmente resistentes, así que se dispuso a elegir a su próximo objetivo. Con gran frustración pudo comprobar su imposibilidad de alcanzarlas desde donde se encontraba. Con mucho cuidado, estudiando al milímetro cada uno de sus movimientos, comenzó a moverse por el borde, agachándose ligeramente y adelantando su cuerpo, recitándose para sí misma una y otra vez las mismas palabras "no.te.caigas". Se tambaleó peligrosamente, convenciéndose de que le resultaría imposible atacar desde allí y echó un vistazo rápido al abismo que se extendía bajo sus pies.
Mientras meditaba la mejor manera de caer sin sufrir daño, una de las bestias apareció en su campo de visión. Sólo debía agacharse un poco más, solo un poco más... y otro destello de luz blanca proveniente de sus manos atravesó la oscuridad impactando en la mole de inmundicia, mientras su cuerpo se precipitaba al vacío sin remedio. Todos pudieron escuchar el grito de frustración de la hechicera, seguido de un chapoteo viscoso cuando sus posaderas aterrizaron en la amalgama de basura y descomposición de la estancia. Dolorida, tanto física como moralmente, no pudo más que consolarse al comprobar que, al menos, había alcanzado a su objetivo.
Lanzo Ray of Frost
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Bailando con aquella bestia, su espada comenzó a cobrar más y más fulgor. Lamentablemente el combate parecía no ir bien, Martin acababa perder la consciencia y Morko y Helayna hicieron una desafortunada aparición en la planta de abajo quedando tirados por aquella desagradable superficie... Estaba claro que el escenario les estaba jugando una mala pasada. Su estrategia pareció fluctuar del ataque a la defensa y esto produjo que su ataque perdiera potencia hasta disiparse antes de iniciar.
Tras esto miró a la criatura esperando ser el centro de sus ataques, sus defensas mágicas hacían de su cuerpo un borrón compuesto de fractales multicolor que limitaban saber su localización exacta.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Cuando las criaturas aún vivas desaparecen de su línea de visión, el bardo entiende que es momento de bajar. Según baja por las riadas de desperdicios valora su siguiente movimiento. Martin sigue en el suelo desplomado, pero con dos criaturas aún vivas decide aunar esfuerzos con los que ya están abajo luchando. El grácil elfo parece jugar con la realidad mientras se mueve como una centella, así que se decanta por la masa de carne que forcejea con Ash.
Lanza una estocada pero su sable no consigue atravesar aquella piel hedionda protegida por deshechos y costras endurecidas. Prueba con un toque con coupé, pero el filo resbala en aquella sebosa superficie errando sus dos ataques. Mala idea, piensa, viendo el resultado obtenido. Ahora toca recibir, pero siempre presentable. Deslizando los dedos por el ala de sus sombrero, Guilbert toma posición "en garde" con su impoluta coraza reluciente y las chorreras blancas como la leche de su blusón como recién almidonadas.
Ash mueve sus hojas sobre aquella cosa informe que trata de enredarse entre sus piernas. El monstruo es mas duro de lo que parece pero Norma se abre paso entre su dura piel en dos ocasiones. Incluso en medio de aquella inmundicia la espada mágica luce orgullosa su filo a la luz de la moneda mágica. El monstruo ruge de dolor pero está lejos de caer. El guerrero observa a Martin por el rabillo del ojo y tuerce el gesto. Al menos la mayoría del grupo estaba abajo.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Presa del dolor, el otyugh golpea con fuerza a Ash contra el suelo. El aguerrido guerrero golpea con fuerza con su espalda, quedándose sin aire, y luego la cabeza. La inconsciencia parece reclamarle y cuando el tentáculo lo vuelve a levantar para llevárselo a la boca, Ash esta semiincosciente y no puede hacer nada por evitar que la enorme boca se cierre sobre uno de sus brazos. Los afilados dientes llegan hasta el hueso del guerrero, casi seccionando el brazo a la altura del codo, donde la armadura no le cubre.
Helanya observa con horror como la bestia está a punto de devorar a Ash y no ve el otro tentáculo que la agarra y la levanta por los aires, clavando los garfios del extremo en su carne.
PbP Character: A few ;)