Mientras los enemigos se acercaban a Adko y a sus bestias destructoras de todo amanecer, los tentáculos que le escoltaban, como oscuros faros retorcidos y pulsantes, parecían vibrar al unísono con su voz. Las confesiones, en un volumen bastante alto para lo que una máscara viviente y flotante pareciera que pudiera entonar, resonaron recorriendo el claro y el bosque cercano. Palabras claras y directas, que hicieron dudar por unos segundos al Heraldo del Vacío, que sin duda no había reconocido a los recientes invasores, encarnando a diferentes héroes o villanos míticos del Sueño.
Respondiendo a la disertiva de la valiente máscara, portadora de la palabra de su majestad Khalionilo, la voz del joven genasi atronó con eco también a través del grotesco paisaje onírico. Como una tormenta cargada de ira y electricidad dispuesta a arrasarlo todo.
- ¿¡ Vosotros !? ¡¿Pero Cómo?! ... vuestra traición a mi hermano es lo que me ha empujado a esto... ¡ todo esto es culpa vuestra ! ... cuando todo te abandona ... tienes que buscar nuevos aliados incluso si es en el vértigo y la locura... Le encontraré, y le traeré de vuelta, cueste lo que cueste... y ahora ... preparaos para ser obliterados, ... junto a esta polilla adornada en armadura de oro... pronto caerá, como cualquier atisbo de luz en este mundo... solo el abismo y el vacío prevalecerá...
Mientras Adko acababa de tejer sus amenazas, algo pareció removerse y agitarse en el fondo del gran foso que presidía el claro. Desde la posición y el ángulo donde se encontraban los Agentes de Saltm... del Sueño... no podían atisbar su origen o procedencia a no ser que se acercaran al borde... pero parecía algo titánico y ominoso... Un claro sentido interior de que trabajaban a contrarreloj empezó a embargar cada fibra de su prestado cuerpo.
El torpe y enorme hechicero escuchó las palabras de Khalionilo con una gran sonrisa socarrona en el rostro. Era un placer para sus oídos entender perfectamente de nuevo a su compañero, no como aquel galimatías en el que se convertía su lenguaje cuando era Khalion. Y reconocía que la sinceridad sin filtro del ser acuoso le resultaba muy simpática.
Pero al escuchar las palabras de Azko, el sentimiento de culpa de Adriana saltó como un resorte, imponiéndose durante los breves pero decisivos instantes en los que decidió atacar al mellizo malvado. El desequilibrio mental que sufrió Adriano al intentar enterrar de nuevo a la alta elfa en lo más profundo de su ser fue nefasto para el desenlace de su malogrado hechizo.
Los haces que disparó Adriano a través de su bastón, coronado de cráneos obtenidos a partir de sus anteriores víctimas de empalamientos, volaron por el campo de batalla buscando sus objetivos, uno de ellos se perdió en las profundidades del claro sin efecto alguno, pero el otro, pareció buscar una víctima más apropiada que la enjuta figura encapuchada que flotaba lánguidamente sobre el abismo.
- ¡Madre! .. ¿Pero que haces? ... - Unas palabras familiares, que sólo se pudieron escuchar en la mente del torpe y hosco semi-ogro, fueron suficientes para que su ráfaga de fuerza mágica del color del vómito de una cabra agónica, surcara la distancia suficiente para golpear el escudo luminiscente del Mitrado. Éste pareció palidecer por unos momentos, parpadeando y perdiendo su brillo temporalmente, permitiendo que la oscuridad casi lo cubriera todo...
Tras una sonora carcajada de Adko, que volvió a atronar por todo el bosque onírico, éste tomó la iniciativa, y, agitando su mano libre, ordenó a los dos tentáculos escoltas que lanzaran sus ataques. De su punto más álgido, donde la deforme extremidad acababa su viscoso recorrido, unas esferas de oscuridad parecieron materializarse, y desde ellas, dos haces de pura sombra mágicamente solidificada fueron lanzados buscando los corazones de sus enemigos.
Uno fue dirigido a la quizás no tan inocente niña mártir, que elevó su diminuto escudo de juguete, y desvió el haz mortal sin problema alguno. El otro sin embargo, encontró un objetivo más grande y fácil. El obstinado y confuso Adriano recibió el golpe mágico directo en sus carnes, que ardieron como si los tocara una llama arcana helada allí donde impactó el nefando hechizo.
- ¡¡¡ Arght !!! ¡¡ Maldito pagarás por tus viles actos !! - Un desgarrador grito afloró de lo más profundo de Gorfeo. El goblin sacó un arco corto escondido de entre el saco de setas que llevaba, junto a un puñado de flechas, colocando la primera de ellas con una velocidad y agilidad digna de admirar, y apuntando al genasi acuático, el pequeño recolector usó primero una saeta con largas plumas como guía, y ésta, voló certera hasta llegar a la esfera-escudo que protegía al encapuchado. La flecha comenzó a ralentizarse al entrar en el interior de la esfera, mientras la confianza de Adko crecía... pero ésta finalmente pareció cobrar de nuevo brío en el último momento clavándose profundamente en el pecho del muchacho, muy cerca de su corazón... como si algo ajeno la hubiera animado al final de su recorrido.
Un gran borbotón de sangre fue esputado con fuerza de la boca del antiguo acólito, y claramente la sombría figura comenzó a tener problemas graves para respirar. Gorfeo no perdió el tiempo, y lanzó un segundo proyectil, pero esta vez, la pequeña criatura entonó unas antiguas palabras arcanas, susurrando a su flecha... una extraña lengua largamente olvidada... y entonces la saeta, vio envuelta su punta en pura oscuridad con descargas psíquicas carmesís crepitando a lo largo del asta. Volviendo a disparar, la flecha volvió a encontrarse con la esfera protectora perdiendo velocidad y potencia, ... pero de nuevo, y esta vez con el daño altamente amortiguado, el proyectil se clavó una vez más en su objetivo, en un hombro del heraldo, descargando toda su oscuridad y cegándolo en el proceso...
Alaridos de dolor y frustración golpearon como relámpagos desatados todo el paisaje... mientras Lord Belestrus se erguía más cerca de su victoria, reforzando su escudo mágico envolvente y confiándose más en su victoria.
Intentando recomponerse, Adko, sin apenas poder hablar por la falta de aire y sangre, ordenó con su mano a los sabuesos del abismo que atacaran a sus presas, pero antes ambos concentraron su oscuridad intentando extinguir el escudo del mitrado, uno de ellos pareció no poder contener la entereza de su protección, y su presencia apenas consiguió robar energía al luminiscente hechizo, pero el otro, comenzó a devorar con su figura el fulgor que emanaba de ella, dañándola en el proceso y alimentándose de ésta.
Tras este nefando acto, ambos cargaron con furia sobre el frontal de la linea de los héroes oníricos... uno de ellos pareció aprovechar su ventaja de tamaño sobre Leobaldina, y consiguió hender su zarpa profundamente en la armadura de ésta, desgarrándola como si fuera de papel y lacerando su piel y músculos... la visión de la infanta comenzó a fallar gravemente, pero afortunadamente, el segundo embate fue extremadamente torpe, presa de su confianza, y la bestia tropezó consigo misma dejando expuesto su flanco a un futuro ataque.
El segundo monstruo abisal se lanzó contra la gran figura que era Adriano, grande y fácil de impactar. Lo observó con sus cinco ojos esféricos negros, y esa visión que parecía dañar también la misma cordura, hizo bajar la guardia al enorme semi-ogro. El primer garrazo destrozó prácticamente la totalidad del brazo del bruto, dejando al villano tremendamente herido y casi a las puertas de la muerte. Por suerte para él, el segundo zarpazo erró su objetivo, haciendo reaccionar al empalador a tiempo.
La visión del agente comenzó también a fallar, desde el momento en el que las afiladas garras del ser abisal que tenía delante atravesaron su piel, robando con ello parte de su alma.
Turno del grandioso y elevado Nocktolito. El siguiente ataque contra SombraOscura es con ventaja
Nockolito alzó majestuosamente el vuelo mientras pronunciaba unas resonantes palabras dirigidas a Adko - Aún tienes una segunda oportunidad de hacer lo correcto, Adko. No la desperdicies… - Su voz resonaba con lastima hacia el débil gemelo que había sucumbido a la corrupción. Darle una segunda oportunidad era lo correcto, sin embargo, tenía la convicción de que no la tomaría. El desprecio por su blanda personalidad le hizo añadir una recriminación. - No seas más sombra que sustancia.
Con el gemelo a su alcance y sin darle tiempo a la respuesta pronunció unas palabras en enano que sonaron como rocas rompiéndose en una cueva. Después disparó al gemelo sin atisbo de compasión.
Ignorando las vacías palabras de su alteza de los cielos, el cegado Adko no vio venir la flecha de Nocktolito, pero no le hizo falta, ésta penetró la esfera protectora de sombras, y se detuvo impávida a mitad de trayecto, hasta que cayó al abismo de manera inocua sin presentar amenaza alguna.
Mientras, el mitrado, parecía demasiado concentrado en mantener su propio escudo de luz, que había sufrido estragos ante las habilidades devoradoras de los "Dawndrinkers" ... su rostro que mostraba victoria al ver como el heraldo era herido salvajemente, parecía ahora completamente preocupado... mientras elevaba las palmas de sus manos al cielo, manteniendo una oración constante a su Dios.
Mablungcela no podía creer lo que veía, semejantes aberraciones atacaban a todo lo que era puro y bueno en la naturaleza. Concentrándose en la repugnante figura en la que se había convertido Azko, conjuro el más puro haz de luz de luna que envolvió la siniestra figura dentro de su refulgor, con la esperanza de que ardiese hasta consumirse. Tras ver como Azko quedaba envuelto en la luz, se cubrió detrás del árbol más cercano.
El haz lunar descendió pálido y mortal desde un encapotado cielo cubierto de ennegrecidas nubes, como un faro envolviendo la oleosa esfera de sombras que protegía al heraldo. Ésta pareció penetrar levemente en su arcano y nefando escudo, pero si produjo algún efecto dañino sobre el gemelo caído, éste no pareció ni siquiera percatarse, más preocupado de la ceguera impuesta por el desafiante pequeño goblin que por otra cosa. Aún así, el haz permaneció allí, proyectando su influencia lunar sobre su enemigo, expuesto a las órdenes de la dulce princesa alta elfa.
Mientras, en el frente a ras de tierra, Leobaldina sentiría el fétido aliento de la bestia devoradora de amaneceres en su infantil e impoluto rostro, sino fuera porque esos seres carecían de boca o mandíbulas. Tomando la sabia decisión de permanecer en una postura más defensiva debido a su ceguera, se sanó usando la conocida curación de los mártires, donde las heridas se cerraban a base de expeler cantidades de sangre extremas... dejando un húmedo y grotesco charco carmesí en el suelo mientras la sangre caía por las rendijas y grietas de su armadura, emulando lo que hacía la hoja de su espada de manera perenne. Al mismo tiempo alzo un escudo divino a su alrededor, donde se podían adivinar danzando decenas de rostros fantasmales de diferentes niños que parecieran estar siendo torturados de algún modo.
La cosa se volvía tensa y peligrosa pensó Asmogodica, a la par que sentía como ese pensamiento hacia que sus ganas de infligir placer y dolor se incrementasen a partes iguales. La pobre niña paladin estaba en apuros y que mayor delicia para su alma que el saberse ayudada por una demonio, con un escalofrió de placer, Asmogodica se acerco haciendo que el tiempo se ralentizase para todo varón presente, mientras su lasciva figura y caminar sensual se movían. Una vez al lado de la paladín se le acerco y lamiéndole la cara dijo:- Sería un pena que te perdieses este espectáculo, así que ve de nuevo.-
-Mi gran señor Khalionilo, maestro de mareas, harto de tener siempre la razón acudirá en ayuda de Adriano incapaz de manejarse en combate como en el lecho con tan inutil y desmesurado miemrbo. Sufre, bestia, por negar una salida pacífica siempre mas agradable, como se hace bajo las aguas de los oceanos de mi señor, protector de los siete mares. Contemplad el majestuoso acercamiento a su enemigo mientras dessenfunda a Allure con su filo de aguas. Toma agua, bestia confusa, una perfecta estocada cargada de magia que te hara explotar con dolorosas consecuencias si decides moverte a lo cual te invitamos porque en su gloriosa maestría retrocederá tras asestar su estocada sin que puedas ni siquiera reaccionar a esta finta.
Booming blade con Allure a la bestia de sombras que está con Adri-Ano, y sneak attack: Attack: 24 Damage: 22
El ágil corte de Allure, "la canción susurrante", sesgó con precisión y letalidad a una de las bestias devoradoras de luz. El corte fue profundo y bien colocado, cerca del cuello del grotesco ser de cinco ojos. Su atención se fijó entonces en la acuosa figura que danzaba por el campo de batalla esquivando su amenaza sin demasiados problemas, y usando su filo de una manera tan hiriente como su lengua... si es que tuviera alguna ...
De la herida comenzó a manar una sustancia viscosa y oleosa, como la brea, cosa que al parecer enfureció de algún modo a ese ente de otro mundo abisal, donde la luz no tenía cabida. Debido a la maniobra del protector de los siete mares, ésta no podía alcanzarle, así que se concentró en volcar toda su ira sobre el extremadamente malherido Adriano.
Mientras, en las profundidades del foso, lo que se agitaba ominosamente, pareció a cobrar más fuerza en su ímpetu, y la ciclopeíca cadena osciló pesadamente, volviéndose más transparente aún...
Tras sentirse desprotegido y completamente desprovisto de visión, el grandioso empalador Adriano, decidió por sanarse y retroceder estratégicamente hacia posiciones más seguras, esperando que sus compañeros le cubrieran la retirada. Un Semi-Ogro vivo hoy, era un Semi-Ogro que podía desmembrar a sus enemigos mañana. Cuando se giró para avanzar sus primeros pasos en lo que él creía la dirección correcta, arriesgándose a caer por un acantilado abisal, el bebedor del amanecer que le hostigaba no desaprovechó su oportunidad, descargando un poderoso zarpazo en su espalda, que desgarró su armadura de cuero y pieles como si fuera papel de pergamino... y quebró su columna vertebral en dos, hacéndiole caer al suelo agonizante, inconsciente y luchando por su último aliento de vida.
La sombra que cubría los ojos de Adko no previno que cesara en sus ataques, comenzando por invocar un enrome téntaculo de más de tres metros de altura justo al lado de Khalionilo y su carismática máscara, este azotó con fuerza al guardián de las mareas, pero con muy poca precisión, aún así, consiguió impactar en su pierna izquierda, provocando un entumecimiento por frío que le hizo perder velocidad de movimiento.
Los otros dos pedúnculos del tamaño de torres que escoltaban al heraldo desde lo más profundo del abismo, volvieron a repetir sus nefandos ataques, concentrando sendos haces de pura oscuridad sobre ellos, para lanzarlos sin piedad ni remordimiento alguno sobre Nocktolito y Leobaldina, pero, de nuevo, debido a la incesante ceguera del gemelo impío, sus ataques se perdieron en la distancia sin alcanzar objetivo alguno.
Al ver como el primero de los héroes enviados por la guardiana de la vigilia caía como si nada ante el avance del Horror innombrable, Gorfeo emitió un agudo chillido, más para alentarse a sí mismo que a sus compañeros, y se lanzó raudo como sus propias flechas avanzando hacia el frente de batalla y coger mejor ángulo con Adko y las bestias de cinco ojos.
Volviendo a susurrar arcanos secretos ya olvidados, su primera flecha de nuevo se tornó sombría y oscura, y con un disparo de maestría absoluta, esa saeta recorrió la distancia que le separaba de su enemigo, siendo mortal de necesidad, ésta volvió a ignorar la barrera mística y oscura que protegía a su creador, y se clavó entre los ojos del vengativo muchacho... su cuerpo dejó de moverse inerte, mientras toda magia invocada por él se desvanecía, incluyendo el tentáculo espectral, la barrera y la levitación...
Su lánguido cuerpo cayó en picado cuando la gravedad le abrazó de nuevo perdiéndose en el foso desde donde había surgido originalmente... mientras, una tenebrosa risa, retumbó por todo el escenario, algo oscuro esperaba que eso ocurriera de algún modo, ... un gemelo más especial sacrificado, un paso más hacia delante... un pequeño terremoto azotó la tierra donde todos combatían... sacudiendo la inminente llegada del verdadero antagonista...
Gorfeo ignoró por completo todo lo que ocurría en fondo, y prosiguió su ataque con una lluvia de flechas que cayeron sobre los dos horrores felinos, una de ellas consiguió clavarse en la que se enfrentaba a Leobaldina, que se agitó y saltó de dolor cuando sintió como ésta penetraba a través de su oleosa piel.
Khalionilo pierde 10' de distancia de movimiento hasta nueva orden. Todos los "Héroes" deben tirar una TS DES(DC 11) o caen prone al suelo- Excepciones: Adriano porque ya está comiendo hierba - Nocktolito porque está volando y es majestuoso en sí mismo, las bestias devora amaneceres, Gorfeo y el Mitrado, "because reasons"
Azorados por la derrota de su aliado, ambas bestias abisales parecieron entrar en un frenesí asesino sin parangón. El monstruoso ser que acababa de cercenar la vida de Adriano, saltó hacía delante cubierto parcialmente por la oscuridad que acababa de absorber una vez más del ya debilitado escudo de luz de Lord Belestrus. Esto fue casi como un reflejo sombrío, dando por imposible cualquier reacción de los agentes allí reunidos. Como una mancha borrosa en un grotesco cuadro, el devorador de amaneceres cargó contra un perfectamente escondido Khalionilo, ignorando su habilidad de ocultación y ésta no hubiese significado nada para su depredador.
El protector de los siete mares y su gentil máscara de protocolo no tuvieron oportunidad alguna. Las zarpas despedazaron al pobre guardián como si un muñeco de trapo se tratara, su cuerpo sintió el desgarrar de afiladas cuchillas umbrías en su carne, casi partiéndole en dos. Desventrado, con el cuello quizás posicionado de una manera algo incompatible con la vida, el genasi calló lánguido al piso, y pareció unirse al grupo de los letalmente heridos, luchando por su últimos retazos de vida que a duras penas se aferraban a lo que quedaba de él.
Afortunadamente, la capacidad de devastación de la otra bestia abisal pareció menos evidente, aún así, sus zarpas arañaron con fiereza y fuerza el escudo sanguino de Leobaldina, que a pesar de su menuda figura, resistía los embates una y otra vez ilesa, béndita por el martirio de sus seguidores...
Turno de Nocktolito, y Khalionilo debe hacer la tirada de ST para no quedarse ciego en su muerte agonizante.
Algo le dijo que la muerte de Adko había sido un error, pero no había tiempo de reflexiones. Nockolito contempló a sus compañeros con ojos aguerridos. Su ensoñada identidad de hombre águila, cuyo honor y competencia eran tan vastos como los cielos que surcaba, se sentía abatida ante el castigo que sufrían sus compañeros. Pero defender a Lord Belestrus no era solo una misión; era su un deber que daba sentido a su propia existencia. Si moría todos estaba condenados. Confió en la determinación del grupo de sanar las heridas y ayudarse entre sí. No obstante, una voz más profunda pero ignorada susurraba que la supervivencia de su "bandada" era la verdadera propiedad.
Nockolito pronunció con maestría una palabra arcana, angular y poderosa, que marcó a la bestia predadora que atacaba a Lord Belestrus. Con precisión aguileña, apuntó su ballesta esperando que esta vez su disparo no fuera desviado por alguna invisible barrera. Su sonrisa, al ver el virote acertar el objetivo con inquebrantable exactitud, fue un destello de victoria en la penumbra de la batalla.
Luego, impulsado por una curiosidad que eclipsaba su instinto de supervivencia, Nockolito se lanzó a sobrevolar el abismo desplegado majestuosamente sus alas. La libertad de volar, una dicha que le era negada y que ahora saboreaba con cada aleteo, lo impulsó a explorar lo desconocido. Aunque su mirada estaba fija en realizar solo un breve sobrevuelo, el misterio de lo que yacía en las profundidades llamaba a su alma aventurera.
El resistente dardo que disparó el noble hombre-ave penetró con un sonido sordo en la piel de la monstruosidad de cinco ojos. Éste estaba fabricado de las maderas más nobles encontradas en las altas montañas nubladas donde Nocktolito repartía su valor y majestuosidad por doquier, respetado y ensalzado por propios y extraños. Tratado con técnicas secretas de su raza, que fortalecía su entereza hasta límites imposibles, esta no se astilló y perpetró con eficacia su sangría sobre su enemigo, que se retorció de dolor al recibir el impacto del proyectil. Aún así, las bestias distaban bastante de estar malheridas y de momento estas inconveniencias lo único que causaban es que se encolerizaran aún más.
Con un vuelo indiferente, el cazador de las cimas, sobrevoló el abismo y observó lo que allí anidaba en su parte más profunda. Una horrible visión le devolvió la mirada. Algo deforme y traslúcido, formado por la esencia de decenas de pesadillas, se gestaba convulsionado, rodeando la base de la cadena. Cambiando de forma cada pocos segundos, y absorbiendo la cordura de aquellos que osaban contempla su presencia directamente. El devorador del sueño estaba a punto de ascender, gracias al último sacrificio, y a los ojos de Nocktolito, este ente era lo suficientemente poderoso y aberrante como para devorarlo todo, y exterminar lo que quedaba de este retazo de sueño onírico... y a todos ellos junto a él. Los sabios interpretan los sueños, y los dioses se ríen.
El Devorador del Sueño:
Tal visión e intento de interiorizar la oquedad de esa entidad en el tejido de la misma realidad, destrozó la mente del navegador de los vientos. Que se abandonó a la más retorcida de las locuras. El terror que le embargó le hizo volar torpemente hacia tierra firme mientras iba perdiendo, huyendo de la imagen profética que acababa de ver, sus doradas plumas en el proceso. Su cuerpo comenzó a retorcerse y malformarse, convulsionando mientras su pico se abría en extraños ángulos y sus ojos giraban sin sanidad mental alguna ni puntos de referencia en su campo de visión.
La capacidad de contemplar el mundo se perdió, volviendo a un gris ceniciento de corta distancia, su plumaje se tornó oscuro, y una venda volvió a cubrir sus cuencas sangrantes. Las alas se perdieron, y su tamaño se redujo al de un humilde kenku desposeído. Cuando sus garras volvieron a entrar en contacto con la tierra, ya no quedaba nada de la esencia de Nocktolito, ese parangón, ese espíritu, parecía haberse perdido en algún lugar quizás para siempre, o quizás devorado por el mismo ente que estaba a punto de ascender... Ni la muerte, ni la fatalidad, ni la ansiedad, pueden producir la insoportable desesperación que resulta de perder la propia identidad
Lord Belestrus observó el ascenso y la caída de Nocktolito, y de algún modo, entendía lo que estaba a punto de pasar, su mirada se desvió hacia los dos caídos, y pasó también por el resto de héroes enviados por Gospiel, observando su desesperación, incluyendo a su único amigo durante las eras que había pasado encerrado allí, cumpliendo diligentemente las órdenes de su Dios. Suspirando, de un modo muy parecido al que solía hacer Leobald, volvió a mirad desafiante hacia el abismo, concentrándose especialmente en la casi desaparecida cadena que presidía parcialmente toda la escena. Alzando su mano, la luminiscente barrera esférica que le protegía, desapareció al instante, y esto provocó un rugido de triunfo por parte de ambos bebedores del amanecer, que se giraron encarándose hacia él... una onda de luz se dispersó al caer la barrera, expandiéndose a través del campo de batalla, como un halo de luz que sanaba a los caídos y castigaba a los enemigos, aunque las dos bestias parecieron no sólo inmunes a su influencia, sino revigorizarse con ella, el resto de combatientes sintieron su efecto balsámico dentro de sí mismos.
Nock recupera su forma normal de kenku, y perdió todas las raciales anteriores. A cambio sabe que el turno siguiente entra en juego un nuevo enemigo, el "Devorador del Sueño", y el pobre está por todo el combate "Frightened" contra él. Todos os curáis 2d6+1, incluídos los Dawndrinkers, que parecen alimentarse del daño radiante. Además, sólo los héroes obtienen el efecto de un bless por dos rondas.
Nock abrió su mugriento pico, intentando advertir de la fatalidad que se avecinaba, pero no encontró su voz. Desesperado, y pensando infructuosamente en un lugar al que huir, encontró varias palabras desconexas, retazos de gritos de sufrimiento que había escuchado en la gruta de Akrul, el lich enano.
- ¡No! El devoradordesueños sube por elabismo.
Algunas palabras estaban impregnadas de intenso dolor, otras de profunda desesperación. Hubiese querido decir a sus compañeros que estaba todo perdido, que estaban atrapados en el sueño y perecerían allí. Pero perdio el aliento al sufrir unas subitas arcadas causadas por la certeza de una muerte segura, por la angustia de verse despojado de su grandeza y por la imposibilidad de salvacion.
Una lagrima se deslizo por los ojos de Mablungcela al ver como las bestias devoraban lo más puro de la naturaleza, comprendiendo que su conjuro seguramente lo único que haría seria fortalecerles. Con gran pesar liberó el haz de luz de luna que se difumino rápidamente y con él las esperanzas de acabar con aquellos seres de una forma más...elegante.
Atendiendo a la esencia mas salvaje que albergaba en su interior, la elfa se concentro invocando la esencia de la poderosa bestia que había protegido el claro y con un susurro dijo:- Galadash dame tu fuerza-. La esencia de de Galadas recorrió su cuerpo iniciando el cambio, pero algo no salió como esperaba...
En lugar de la poderosa estampa de un Wyrm de las tormentas, la esbelta forma de un dragón hada se elevo sobre el claro, por un momento la confusión se puedo ver en el rostro de la bella y a la vez poderosa figura del dragón, pero duro solo un instante. Con el batir de sus bellas y poderosas alas, el dragón elevó el vuelo hasta situarse al justo encima del dawdrinker mas cercano al paladín. Siguiendo los instintos de aquella forma, su cola termina en una afilado aguijón surco el espacio para clavarse en el lomo de la bestia introduciendo una dosis de mortífero polvo de hadas mientras sus garras trataban de apresar a la criatura.
Leobaldina volvía a ver gracias al toque lascivo de Asmogódrica, pero solo para comprobar que el enemigo era aparentemente imbatible. La oscuridad se cernía más y más sobre ellos. Sus compañeros caían bajo los lacerantes ataques de aquellos seres de abisales, sin que pudiera hacer nada por protegerles. Incluso el Mitrado sacrificó el escudo de luz, que mantenía a raya el gran mal en el fondo del pozo, para curarles. El calor radiante de la bendición del hombre santo recorría su cuerpo reparando las heridas y espoleando su entereza. Sin embargo, la oscuridad ganaba terreno y les abrazaba con la promesa de tormentos.
La transfiguración de Nockolito en Nock no le golpeó tan fuerte como la desesperación en sus ojos y en su voz, que bordeaban la locura. ¿Qué pesadillas habría contemplado en el fondo? ¿Qué monstruo impensable arrojaba ahora el destino sobre ellos? Leobaldina respiró hondo tras el escudo y miró en su interior en busca del consuelo de los mártires. Pues bien, si aquella era su hora haría pagar el dolor de todos ellos a su malvado enemigo. Era la hora justa en que todo el dolor de los inocentes debía de ser retornado o morir en el intento.
Entonces vio al colorido dragón que se cernía sobre su oponente, le hostigaba con su aguijón y lo alzaba por los aires. ¿Mablungcela? Pasara lo que pasara, el malvado conocería el castigo. Frunció el ceño y miró a la bestia junto a Khalionino.
—¡Por la sangre de los mártires! —gritó con toda la potencia de su voz infantil mientras blandía el acero a la carga con resolución inquebrantable— ¡Perece ser inmundo!
Su enorme escudo ensangrentado parpadeó con el fulgor áureo de la protección de Tyr al entablar combate. Su hoja describió dos arcos sobre el enemigo. Uno de los lances cortó a la bestia haciéndola sangrar por un costado.
Asmogpdrica se debatió interiormente. Su durmiente quería correr a ayudar a sus amigos caídos, usar sus poderes para sanar sus terribles heridas. Sin embargo la tielfing no podía por más que renegar de la estupidez e ineficacia de sus aliados.
Dudaba que incluso ella fuera capaz de soportar los embotes de la herramienta del Empalador, cuyo enorme volumen se había desvelado al caer herido, pero era evidente que semejante miembro era un estorbo en un combate.
No podía dejar de preguntarse por la utilidad del tritón con la máscara que lo único que había hecho era intentar ocultarse en las sombras de unas bestias cuyos sentidos y esencia nacían de la naturaleza misma se la oscuridad. Pero si la torpeza del morador de los océanos la había sorprendido, la estuoidez del jinete de los vientos la dejó, literalmente, con la boca abierta. ¿Quién en su sano juicio miraría a los horrores que moran más allá del tiempo y la inmensidad del cosmos? ¿Quién osaría contemplar la esencia misma de las pesadillas y pretender salir indemne de tal encuentro?
Y sin embargo, era todo lo que tenía. Ni la elfa convertida ahora en dragón (¿Cómo hacía para estar estupenda incluso en otra forma?) ni la guerrera en miniatura podrían aguantar mucho más contra aquellas bestias, y menos contra lo que se avecinaba.
Siendo consciente que el poder de su maza sería perjudicial contra aquellas bestias, Asmogodrica avanzo unos metros e invoco sus poderes y un calor agradable emanó de ella, envolviendo a sus aliados, incluido el prelado que debía de salvargualdar la cadena, sanando sus heridas e incluso infundiéndoles de algo de valor. Musitó una palabra en infernal, destinada a la criatura que había herido la niña guerrera, esperando que pese a ser una criatura se pesadilla el saberse condenada mermará su voluntad.
Por último se dirigió al santo guerrero.
- Tengo aquí un arma consagrada a tu Dios - le dijo mostrando el incandescente martillo - ¿Crees que su poder dará fuerzas a la cadena? ¿O la terminará de destruir? No quiero liarla aún más en este reino de locura -
Mientras el combate seguía devastando el campo de batalla, y con las energías parcialmente renovadas, un diminuto hilo de esperanza parecía encumbrar a los héroes, gracias a la destrucción del escudo de luz pura del Mitrado. ¿Pero qué horribles consecuencias podría tener en este definitivo encuentro ese sacrificio?. Tras la sorpresa, de que a pesar de que las bestias de noche pura, podían ser dañadas con un daño más asociado a los necromantes que a la luz, Asmogódrica sonrío con cierta picardía al ver como el monstruo de cinco ojos se retorcía de agonía al sufrir el efecto de su hechizo de campana mortuoria.
La alegría fue breve, cuando la enorme y horrible forma del Devorador de Sueños se alzó majestuosa, horrenda, pesadillesca y atronadora sobre el abismo. Una borrosa nube de volutas oscuras, de las que aparecían aleatoriamente esferas oculares cargadas de locura, rodeaban unas fauces abiertas, donde en su interior, todo el vacío cósmico se concentraba en lo que parecía ser un único astro con forma de estrella solitaria y rojiza. La vaporosa e inconcebible forma del ente, parecía poder cambiar, proyectando los terrores más profundos de aquellos que la observaban.
La visión causó pavor, e incluso el mismo Lord Belestrus, que retrocedió unos pasos hacia atrás a pesar de su resistencia innata al miedo infligido por sus enemigos. Una horrible voz penetró en la mente de todos, como una oscura profecía que pugnaba por arrancar cualquier resquicio de cordura de los allí presentes.
- ¡EL VACÍO es INEVITABLE! ... ¡ÉL DEVORA, ÉL CONSUME! SOIS insectos, pequeñOS PUNTOS de LuZ a EXTINGUIR!
Dos tentáculos de oscura bruma se expandieron del cuerpo principal del devorador de sueños, atacando con furia al vulnerable paladín, defensor de este reino onírico. Desviando uno con su escudo dorado, el Mitrado no pudo evitar que el segundo se enroscara en su cuerpo y tirara de él hacia el abismo... mientras gritaba de agonía, como si ese pedúnculo le causara un daño más mental que físico, éste consiguió clavar sus pies y volcar toda su voluntad en detener el empuje, quedando justo al borde del precipicio...
Turno de Adriano.
Nuevo Efecto Ambiental: Cualquiera que empiece su turno, antes debe hacer una tirada de salvación (WIS DC 16) o quedará frightenedhasta el principio de su siguiente turno. Si se pasa la TS, será inmune a este efecto por 24 horas.
Al mismo tiempo que el enorme Adriano se levantaba torpemente y sin vista, decidiendo sanarse a sí mismo, Gorfeo lanzó un grito de guerra goblin al ver a su señor y amigo en peligro real de muerte por primera vez desde que le conoció. Avanzando aún más hacía su objetivo sin miedo alguno en su corazón, se posicionó a rango de su arco corto para disparar con sus flechas a la nueva aberración abisal que había surgido de las profundidades, corrompiendo el sueño a su paso.
Lamentablemente la magia que portaba se había agotado, y ya no podía imbuir a sus flechas con tal poder, así que disparó ambas saetas, certeras como siempre, contra su objetivo. Éstas volaron y al llegar a la zona de la monstruosa pesadilla, parecieron perder fuerza, ... y se disolvieron en polvo y negrura... causando un nulo daño al oscuro ente. Frustrado, buscó con su vista a cualquier aliado que pudiera atacar al Devorador, instigándole a usar cualquier poder a su alcance para hacerlo retroceder y que dejase de hostigar al paladín.
A su vez, las bestias de sombra y negrura absolutas, comenzaron a devolver sus ataques, la primera, intentó zafarse del dragón-hada que lo tenía apresado con su cola prensil y garras, sin éxito alguno. La segunda, al ver como la acuosa figura del tritón le evadía sin problemas alejándose como un torrente, concentró sus ataques en derribar a la niña exaltada que no paraba de intentar dañarle.
Los embates de sus zarpas deberían haber sido repelidos con facilidad por Leobaldina, imbuída esta vez por un escudo sacro, pero uno de los golpes penetró sus defensas, arrancando alguna pieza de armadura y desgarrando parte del costado de la infanta. Que luchó por no volver a quedarse ciega en el proceso.
Leobaldina necesita volver a tirar una TS CON (DC 13) para no quedar ciega. Turno de Nock.
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" ¡Oh la Oscuridad...! "
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Mientras los enemigos se acercaban a Adko y a sus bestias destructoras de todo amanecer, los tentáculos que le escoltaban, como oscuros faros retorcidos y pulsantes, parecían vibrar al unísono con su voz. Las confesiones, en un volumen bastante alto para lo que una máscara viviente y flotante pareciera que pudiera entonar, resonaron recorriendo el claro y el bosque cercano. Palabras claras y directas, que hicieron dudar por unos segundos al Heraldo del Vacío, que sin duda no había reconocido a los recientes invasores, encarnando a diferentes héroes o villanos míticos del Sueño.
Respondiendo a la disertiva de la valiente máscara, portadora de la palabra de su majestad Khalionilo, la voz del joven genasi atronó con eco también a través del grotesco paisaje onírico. Como una tormenta cargada de ira y electricidad dispuesta a arrasarlo todo.
- ¿¡ Vosotros !? ¡¿Pero Cómo?! ... vuestra traición a mi hermano es lo que me ha empujado a esto... ¡ todo esto es culpa vuestra ! ... cuando todo te abandona ... tienes que buscar nuevos aliados incluso si es en el vértigo y la locura... Le encontraré, y le traeré de vuelta, cueste lo que cueste... y ahora ... preparaos para ser obliterados, ... junto a esta polilla adornada en armadura de oro... pronto caerá, como cualquier atisbo de luz en este mundo... solo el abismo y el vacío prevalecerá...
Mientras Adko acababa de tejer sus amenazas, algo pareció removerse y agitarse en el fondo del gran foso que presidía el claro. Desde la posición y el ángulo donde se encontraban los Agentes de Saltm... del Sueño... no podían atisbar su origen o procedencia a no ser que se acercaran al borde... pero parecía algo titánico y ominoso... Un claro sentido interior de que trabajaban a contrarreloj empezó a embargar cada fibra de su prestado cuerpo.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
El torpe y enorme hechicero escuchó las palabras de Khalionilo con una gran sonrisa socarrona en el rostro. Era un placer para sus oídos entender perfectamente de nuevo a su compañero, no como aquel galimatías en el que se convertía su lenguaje cuando era Khalion. Y reconocía que la sinceridad sin filtro del ser acuoso le resultaba muy simpática.
Pero al escuchar las palabras de Azko, el sentimiento de culpa de Adriana saltó como un resorte, imponiéndose durante los breves pero decisivos instantes en los que decidió atacar al mellizo malvado. El desequilibrio mental que sufrió Adriano al intentar enterrar de nuevo a la alta elfa en lo más profundo de su ser fue nefasto para el desenlace de su malogrado hechizo.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Los haces que disparó Adriano a través de su bastón, coronado de cráneos obtenidos a partir de sus anteriores víctimas de empalamientos, volaron por el campo de batalla buscando sus objetivos, uno de ellos se perdió en las profundidades del claro sin efecto alguno, pero el otro, pareció buscar una víctima más apropiada que la enjuta figura encapuchada que flotaba lánguidamente sobre el abismo.
- ¡Madre! .. ¿Pero que haces? ... - Unas palabras familiares, que sólo se pudieron escuchar en la mente del torpe y hosco semi-ogro, fueron suficientes para que su ráfaga de fuerza mágica del color del vómito de una cabra agónica, surcara la distancia suficiente para golpear el escudo luminiscente del Mitrado. Éste pareció palidecer por unos momentos, parpadeando y perdiendo su brillo temporalmente, permitiendo que la oscuridad casi lo cubriera todo...
Tras una sonora carcajada de Adko, que volvió a atronar por todo el bosque onírico, éste tomó la iniciativa, y, agitando su mano libre, ordenó a los dos tentáculos escoltas que lanzaran sus ataques. De su punto más álgido, donde la deforme extremidad acababa su viscoso recorrido, unas esferas de oscuridad parecieron materializarse, y desde ellas, dos haces de pura sombra mágicamente solidificada fueron lanzados buscando los corazones de sus enemigos.
Uno fue dirigido a la quizás no tan inocente niña mártir, que elevó su diminuto escudo de juguete, y desvió el haz mortal sin problema alguno. El otro sin embargo, encontró un objetivo más grande y fácil. El obstinado y confuso Adriano recibió el golpe mágico directo en sus carnes, que ardieron como si los tocara una llama arcana helada allí donde impactó el nefando hechizo.
- ¡¡¡ Arght !!! ¡¡ Maldito pagarás por tus viles actos !! - Un desgarrador grito afloró de lo más profundo de Gorfeo. El goblin sacó un arco corto escondido de entre el saco de setas que llevaba, junto a un puñado de flechas, colocando la primera de ellas con una velocidad y agilidad digna de admirar, y apuntando al genasi acuático, el pequeño recolector usó primero una saeta con largas plumas como guía, y ésta, voló certera hasta llegar a la esfera-escudo que protegía al encapuchado. La flecha comenzó a ralentizarse al entrar en el interior de la esfera, mientras la confianza de Adko crecía... pero ésta finalmente pareció cobrar de nuevo brío en el último momento clavándose profundamente en el pecho del muchacho, muy cerca de su corazón... como si algo ajeno la hubiera animado al final de su recorrido.
Un gran borbotón de sangre fue esputado con fuerza de la boca del antiguo acólito, y claramente la sombría figura comenzó a tener problemas graves para respirar. Gorfeo no perdió el tiempo, y lanzó un segundo proyectil, pero esta vez, la pequeña criatura entonó unas antiguas palabras arcanas, susurrando a su flecha... una extraña lengua largamente olvidada... y entonces la saeta, vio envuelta su punta en pura oscuridad con descargas psíquicas carmesís crepitando a lo largo del asta. Volviendo a disparar, la flecha volvió a encontrarse con la esfera protectora perdiendo velocidad y potencia, ... pero de nuevo, y esta vez con el daño altamente amortiguado, el proyectil se clavó una vez más en su objetivo, en un hombro del heraldo, descargando toda su oscuridad y cegándolo en el proceso...
Alaridos de dolor y frustración golpearon como relámpagos desatados todo el paisaje... mientras Lord Belestrus se erguía más cerca de su victoria, reforzando su escudo mágico envolvente y confiándose más en su victoria.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Intentando recomponerse, Adko, sin apenas poder hablar por la falta de aire y sangre, ordenó con su mano a los sabuesos del abismo que atacaran a sus presas, pero antes ambos concentraron su oscuridad intentando extinguir el escudo del mitrado, uno de ellos pareció no poder contener la entereza de su protección, y su presencia apenas consiguió robar energía al luminiscente hechizo, pero el otro, comenzó a devorar con su figura el fulgor que emanaba de ella, dañándola en el proceso y alimentándose de ésta.
Tras este nefando acto, ambos cargaron con furia sobre el frontal de la linea de los héroes oníricos... uno de ellos pareció aprovechar su ventaja de tamaño sobre Leobaldina, y consiguió hender su zarpa profundamente en la armadura de ésta, desgarrándola como si fuera de papel y lacerando su piel y músculos... la visión de la infanta comenzó a fallar gravemente, pero afortunadamente, el segundo embate fue extremadamente torpe, presa de su confianza, y la bestia tropezó consigo misma dejando expuesto su flanco a un futuro ataque.
El segundo monstruo abisal se lanzó contra la gran figura que era Adriano, grande y fácil de impactar. Lo observó con sus cinco ojos esféricos negros, y esa visión que parecía dañar también la misma cordura, hizo bajar la guardia al enorme semi-ogro. El primer garrazo destrozó prácticamente la totalidad del brazo del bruto, dejando al villano tremendamente herido y casi a las puertas de la muerte. Por suerte para él, el segundo zarpazo erró su objetivo, haciendo reaccionar al empalador a tiempo.
La visión del agente comenzó también a fallar, desde el momento en el que las afiladas garras del ser abisal que tenía delante atravesaron su piel, robando con ello parte de su alma.
Turno del grandioso y elevado Nocktolito. El siguiente ataque contra SombraOscura es con ventaja
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Nockolito alzó majestuosamente el vuelo mientras pronunciaba unas resonantes palabras dirigidas a Adko - Aún tienes una segunda oportunidad de hacer lo correcto, Adko. No la desperdicies… - Su voz resonaba con lastima hacia el débil gemelo que había sucumbido a la corrupción. Darle una segunda oportunidad era lo correcto, sin embargo, tenía la convicción de que no la tomaría. El desprecio por su blanda personalidad le hizo añadir una recriminación. - No seas más sombra que sustancia.
Con el gemelo a su alcance y sin darle tiempo a la respuesta pronunció unas palabras en enano que sonaron como rocas rompiéndose en una cueva. Después disparó al gemelo sin atisbo de compasión.
Zevatur, Rolthos
Ignorando las vacías palabras de su alteza de los cielos, el cegado Adko no vio venir la flecha de Nocktolito, pero no le hizo falta, ésta penetró la esfera protectora de sombras, y se detuvo impávida a mitad de trayecto, hasta que cayó al abismo de manera inocua sin presentar amenaza alguna.
Mientras, el mitrado, parecía demasiado concentrado en mantener su propio escudo de luz, que había sufrido estragos ante las habilidades devoradoras de los "Dawndrinkers" ... su rostro que mostraba victoria al ver como el heraldo era herido salvajemente, parecía ahora completamente preocupado... mientras elevaba las palmas de sus manos al cielo, manteniendo una oración constante a su Dios.
Turno de Mablungcela
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Mablungcela no podía creer lo que veía, semejantes aberraciones atacaban a todo lo que era puro y bueno en la naturaleza. Concentrándose en la repugnante figura en la que se había convertido Azko, conjuro el más puro haz de luz de luna que envolvió la siniestra figura dentro de su refulgor, con la esperanza de que ardiese hasta consumirse. Tras ver como Azko quedaba envuelto en la luz, se cubrió detrás del árbol más cercano.
El haz lunar descendió pálido y mortal desde un encapotado cielo cubierto de ennegrecidas nubes, como un faro envolviendo la oleosa esfera de sombras que protegía al heraldo. Ésta pareció penetrar levemente en su arcano y nefando escudo, pero si produjo algún efecto dañino sobre el gemelo caído, éste no pareció ni siquiera percatarse, más preocupado de la ceguera impuesta por el desafiante pequeño goblin que por otra cosa. Aún así, el haz permaneció allí, proyectando su influencia lunar sobre su enemigo, expuesto a las órdenes de la dulce princesa alta elfa.
Mientras, en el frente a ras de tierra, Leobaldina sentiría el fétido aliento de la bestia devoradora de amaneceres en su infantil e impoluto rostro, sino fuera porque esos seres carecían de boca o mandíbulas. Tomando la sabia decisión de permanecer en una postura más defensiva debido a su ceguera, se sanó usando la conocida curación de los mártires, donde las heridas se cerraban a base de expeler cantidades de sangre extremas... dejando un húmedo y grotesco charco carmesí en el suelo mientras la sangre caía por las rendijas y grietas de su armadura, emulando lo que hacía la hoja de su espada de manera perenne. Al mismo tiempo alzo un escudo divino a su alrededor, donde se podían adivinar danzando decenas de rostros fantasmales de diferentes niños que parecieran estar siendo torturados de algún modo.
Turno de Asmogódrica.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
La cosa se volvía tensa y peligrosa pensó Asmogodica, a la par que sentía como ese pensamiento hacia que sus ganas de infligir placer y dolor se incrementasen a partes iguales. La pobre niña paladin estaba en apuros y que mayor delicia para su alma que el saberse ayudada por una demonio, con un escalofrió de placer, Asmogodica se acerco haciendo que el tiempo se ralentizase para todo varón presente, mientras su lasciva figura y caminar sensual se movían. Una vez al lado de la paladín se le acerco y lamiéndole la cara dijo:- Sería un pena que te perdieses este espectáculo, así que ve de nuevo.-
-Mi gran señor Khalionilo, maestro de mareas, harto de tener siempre la razón acudirá en ayuda de Adriano incapaz de manejarse en combate como en el lecho con tan inutil y desmesurado miemrbo. Sufre, bestia, por negar una salida pacífica siempre mas agradable, como se hace bajo las aguas de los oceanos de mi señor, protector de los siete mares. Contemplad el majestuoso acercamiento a su enemigo mientras dessenfunda a Allure con su filo de aguas. Toma agua, bestia confusa, una perfecta estocada cargada de magia que te hara explotar con dolorosas consecuencias si decides moverte a lo cual te invitamos porque en su gloriosa maestría retrocederá tras asestar su estocada sin que puedas ni siquiera reaccionar a esta finta.
Booming blade con Allure a la bestia de sombras que está con Adri-Ano, y sneak attack: Attack: 24 Damage: 22
El ágil corte de Allure, "la canción susurrante", sesgó con precisión y letalidad a una de las bestias devoradoras de luz. El corte fue profundo y bien colocado, cerca del cuello del grotesco ser de cinco ojos. Su atención se fijó entonces en la acuosa figura que danzaba por el campo de batalla esquivando su amenaza sin demasiados problemas, y usando su filo de una manera tan hiriente como su lengua... si es que tuviera alguna ...
De la herida comenzó a manar una sustancia viscosa y oleosa, como la brea, cosa que al parecer enfureció de algún modo a ese ente de otro mundo abisal, donde la luz no tenía cabida. Debido a la maniobra del protector de los siete mares, ésta no podía alcanzarle, así que se concentró en volcar toda su ira sobre el extremadamente malherido Adriano.
Mientras, en las profundidades del foso, lo que se agitaba ominosamente, pareció a cobrar más fuerza en su ímpetu, y la ciclopeíca cadena osciló pesadamente, volviéndose más transparente aún...
Tras sentirse desprotegido y completamente desprovisto de visión, el grandioso empalador Adriano, decidió por sanarse y retroceder estratégicamente hacia posiciones más seguras, esperando que sus compañeros le cubrieran la retirada. Un Semi-Ogro vivo hoy, era un Semi-Ogro que podía desmembrar a sus enemigos mañana. Cuando se giró para avanzar sus primeros pasos en lo que él creía la dirección correcta, arriesgándose a caer por un acantilado abisal, el bebedor del amanecer que le hostigaba no desaprovechó su oportunidad, descargando un poderoso zarpazo en su espalda, que desgarró su armadura de cuero y pieles como si fuera papel de pergamino... y quebró su columna vertebral en dos, hacéndiole caer al suelo agonizante, inconsciente y luchando por su último aliento de vida.
La sombra que cubría los ojos de Adko no previno que cesara en sus ataques, comenzando por invocar un enrome téntaculo de más de tres metros de altura justo al lado de Khalionilo y su carismática máscara, este azotó con fuerza al guardián de las mareas, pero con muy poca precisión, aún así, consiguió impactar en su pierna izquierda, provocando un entumecimiento por frío que le hizo perder velocidad de movimiento.
Los otros dos pedúnculos del tamaño de torres que escoltaban al heraldo desde lo más profundo del abismo, volvieron a repetir sus nefandos ataques, concentrando sendos haces de pura oscuridad sobre ellos, para lanzarlos sin piedad ni remordimiento alguno sobre Nocktolito y Leobaldina, pero, de nuevo, debido a la incesante ceguera del gemelo impío, sus ataques se perdieron en la distancia sin alcanzar objetivo alguno.
Al ver como el primero de los héroes enviados por la guardiana de la vigilia caía como si nada ante el avance del Horror innombrable, Gorfeo emitió un agudo chillido, más para alentarse a sí mismo que a sus compañeros, y se lanzó raudo como sus propias flechas avanzando hacia el frente de batalla y coger mejor ángulo con Adko y las bestias de cinco ojos.
Volviendo a susurrar arcanos secretos ya olvidados, su primera flecha de nuevo se tornó sombría y oscura, y con un disparo de maestría absoluta, esa saeta recorrió la distancia que le separaba de su enemigo, siendo mortal de necesidad, ésta volvió a ignorar la barrera mística y oscura que protegía a su creador, y se clavó entre los ojos del vengativo muchacho... su cuerpo dejó de moverse inerte, mientras toda magia invocada por él se desvanecía, incluyendo el tentáculo espectral, la barrera y la levitación...
Su lánguido cuerpo cayó en picado cuando la gravedad le abrazó de nuevo perdiéndose en el foso desde donde había surgido originalmente... mientras, una tenebrosa risa, retumbó por todo el escenario, algo oscuro esperaba que eso ocurriera de algún modo, ... un gemelo más especial sacrificado, un paso más hacia delante... un pequeño terremoto azotó la tierra donde todos combatían... sacudiendo la inminente llegada del verdadero antagonista...
Gorfeo ignoró por completo todo lo que ocurría en fondo, y prosiguió su ataque con una lluvia de flechas que cayeron sobre los dos horrores felinos, una de ellas consiguió clavarse en la que se enfrentaba a Leobaldina, que se agitó y saltó de dolor cuando sintió como ésta penetraba a través de su oleosa piel.
Khalionilo pierde 10' de distancia de movimiento hasta nueva orden. Todos los "Héroes" deben tirar una TS DES (DC 11) o caen prone al suelo- Excepciones: Adriano porque ya está comiendo hierba - Nocktolito porque está volando y es majestuoso en sí mismo, las bestias devora amaneceres, Gorfeo y el Mitrado, "because reasons"
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Azorados por la derrota de su aliado, ambas bestias abisales parecieron entrar en un frenesí asesino sin parangón. El monstruoso ser que acababa de cercenar la vida de Adriano, saltó hacía delante cubierto parcialmente por la oscuridad que acababa de absorber una vez más del ya debilitado escudo de luz de Lord Belestrus. Esto fue casi como un reflejo sombrío, dando por imposible cualquier reacción de los agentes allí reunidos. Como una mancha borrosa en un grotesco cuadro, el devorador de amaneceres cargó contra un perfectamente escondido Khalionilo, ignorando su habilidad de ocultación y ésta no hubiese significado nada para su depredador.
El protector de los siete mares y su gentil máscara de protocolo no tuvieron oportunidad alguna. Las zarpas despedazaron al pobre guardián como si un muñeco de trapo se tratara, su cuerpo sintió el desgarrar de afiladas cuchillas umbrías en su carne, casi partiéndole en dos. Desventrado, con el cuello quizás posicionado de una manera algo incompatible con la vida, el genasi calló lánguido al piso, y pareció unirse al grupo de los letalmente heridos, luchando por su últimos retazos de vida que a duras penas se aferraban a lo que quedaba de él.
Afortunadamente, la capacidad de devastación de la otra bestia abisal pareció menos evidente, aún así, sus zarpas arañaron con fiereza y fuerza el escudo sanguino de Leobaldina, que a pesar de su menuda figura, resistía los embates una y otra vez ilesa, béndita por el martirio de sus seguidores...
Turno de Nocktolito, y Khalionilo debe hacer la tirada de ST para no quedarse ciego en su muerte agonizante.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Algo le dijo que la muerte de Adko había sido un error, pero no había tiempo de reflexiones. Nockolito contempló a sus compañeros con ojos aguerridos. Su ensoñada identidad de hombre águila, cuyo honor y competencia eran tan vastos como los cielos que surcaba, se sentía abatida ante el castigo que sufrían sus compañeros. Pero defender a Lord Belestrus no era solo una misión; era su un deber que daba sentido a su propia existencia. Si moría todos estaba condenados. Confió en la determinación del grupo de sanar las heridas y ayudarse entre sí. No obstante, una voz más profunda pero ignorada susurraba que la supervivencia de su "bandada" era la verdadera propiedad.
Nockolito pronunció con maestría una palabra arcana, angular y poderosa, que marcó a la bestia predadora que atacaba a Lord Belestrus. Con precisión aguileña, apuntó su ballesta esperando que esta vez su disparo no fuera desviado por alguna invisible barrera. Su sonrisa, al ver el virote acertar el objetivo con inquebrantable exactitud, fue un destello de victoria en la penumbra de la batalla.
Luego, impulsado por una curiosidad que eclipsaba su instinto de supervivencia, Nockolito se lanzó a sobrevolar el abismo desplegado majestuosamente sus alas. La libertad de volar, una dicha que le era negada y que ahora saboreaba con cada aleteo, lo impulsó a explorar lo desconocido. Aunque su mirada estaba fija en realizar solo un breve sobrevuelo, el misterio de lo que yacía en las profundidades llamaba a su alma aventurera.
Zevatur, Rolthos
El resistente dardo que disparó el noble hombre-ave penetró con un sonido sordo en la piel de la monstruosidad de cinco ojos. Éste estaba fabricado de las maderas más nobles encontradas en las altas montañas nubladas donde Nocktolito repartía su valor y majestuosidad por doquier, respetado y ensalzado por propios y extraños. Tratado con técnicas secretas de su raza, que fortalecía su entereza hasta límites imposibles, esta no se astilló y perpetró con eficacia su sangría sobre su enemigo, que se retorció de dolor al recibir el impacto del proyectil. Aún así, las bestias distaban bastante de estar malheridas y de momento estas inconveniencias lo único que causaban es que se encolerizaran aún más.
Con un vuelo indiferente, el cazador de las cimas, sobrevoló el abismo y observó lo que allí anidaba en su parte más profunda. Una horrible visión le devolvió la mirada. Algo deforme y traslúcido, formado por la esencia de decenas de pesadillas, se gestaba convulsionado, rodeando la base de la cadena. Cambiando de forma cada pocos segundos, y absorbiendo la cordura de aquellos que osaban contempla su presencia directamente. El devorador del sueño estaba a punto de ascender, gracias al último sacrificio, y a los ojos de Nocktolito, este ente era lo suficientemente poderoso y aberrante como para devorarlo todo, y exterminar lo que quedaba de este retazo de sueño onírico... y a todos ellos junto a él. Los sabios interpretan los sueños, y los dioses se ríen.
El Devorador del Sueño:
Tal visión e intento de interiorizar la oquedad de esa entidad en el tejido de la misma realidad, destrozó la mente del navegador de los vientos. Que se abandonó a la más retorcida de las locuras. El terror que le embargó le hizo volar torpemente hacia tierra firme mientras iba perdiendo, huyendo de la imagen profética que acababa de ver, sus doradas plumas en el proceso. Su cuerpo comenzó a retorcerse y malformarse, convulsionando mientras su pico se abría en extraños ángulos y sus ojos giraban sin sanidad mental alguna ni puntos de referencia en su campo de visión.
La capacidad de contemplar el mundo se perdió, volviendo a un gris ceniciento de corta distancia, su plumaje se tornó oscuro, y una venda volvió a cubrir sus cuencas sangrantes. Las alas se perdieron, y su tamaño se redujo al de un humilde kenku desposeído. Cuando sus garras volvieron a entrar en contacto con la tierra, ya no quedaba nada de la esencia de Nocktolito, ese parangón, ese espíritu, parecía haberse perdido en algún lugar quizás para siempre, o quizás devorado por el mismo ente que estaba a punto de ascender... Ni la muerte, ni la fatalidad, ni la ansiedad, pueden producir la insoportable desesperación que resulta de perder la propia identidad
Lord Belestrus observó el ascenso y la caída de Nocktolito, y de algún modo, entendía lo que estaba a punto de pasar, su mirada se desvió hacia los dos caídos, y pasó también por el resto de héroes enviados por Gospiel, observando su desesperación, incluyendo a su único amigo durante las eras que había pasado encerrado allí, cumpliendo diligentemente las órdenes de su Dios. Suspirando, de un modo muy parecido al que solía hacer Leobald, volvió a mirad desafiante hacia el abismo, concentrándose especialmente en la casi desaparecida cadena que presidía parcialmente toda la escena. Alzando su mano, la luminiscente barrera esférica que le protegía, desapareció al instante, y esto provocó un rugido de triunfo por parte de ambos bebedores del amanecer, que se giraron encarándose hacia él... una onda de luz se dispersó al caer la barrera, expandiéndose a través del campo de batalla, como un halo de luz que sanaba a los caídos y castigaba a los enemigos, aunque las dos bestias parecieron no sólo inmunes a su influencia, sino revigorizarse con ella, el resto de combatientes sintieron su efecto balsámico dentro de sí mismos.
Nock recupera su forma normal de kenku, y perdió todas las raciales anteriores. A cambio sabe que el turno siguiente entra en juego un nuevo enemigo, el "Devorador del Sueño", y el pobre está por todo el combate "Frightened" contra él. Todos os curáis 2d6+1, incluídos los Dawndrinkers, que parecen alimentarse del daño radiante. Además, sólo los héroes obtienen el efecto de un bless por dos rondas.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Nock abrió su mugriento pico, intentando advertir de la fatalidad que se avecinaba, pero no encontró su voz. Desesperado, y pensando infructuosamente en un lugar al que huir, encontró varias palabras desconexas, retazos de gritos de sufrimiento que había escuchado en la gruta de Akrul, el lich enano.
- ¡No! El devorador de sueños sube por el abismo.
Algunas palabras estaban impregnadas de intenso dolor, otras de profunda desesperación. Hubiese querido decir a sus compañeros que estaba todo perdido, que estaban atrapados en el sueño y perecerían allí. Pero perdio el aliento al sufrir unas subitas arcadas causadas por la certeza de una muerte segura, por la angustia de verse despojado de su grandeza y por la imposibilidad de salvacion.
Zevatur, Rolthos
Una lagrima se deslizo por los ojos de Mablungcela al ver como las bestias devoraban lo más puro de la naturaleza, comprendiendo que su conjuro seguramente lo único que haría seria fortalecerles. Con gran pesar liberó el haz de luz de luna que se difumino rápidamente y con él las esperanzas de acabar con aquellos seres de una forma más...elegante.
Atendiendo a la esencia mas salvaje que albergaba en su interior, la elfa se concentro invocando la esencia de la poderosa bestia que había protegido el claro y con un susurro dijo:- Galadash dame tu fuerza-. La esencia de de Galadas recorrió su cuerpo iniciando el cambio, pero algo no salió como esperaba...
En lugar de la poderosa estampa de un Wyrm de las tormentas, la esbelta forma de un dragón hada se elevo sobre el claro, por un momento la confusión se puedo ver en el rostro de la bella y a la vez poderosa figura del dragón, pero duro solo un instante. Con el batir de sus bellas y poderosas alas, el dragón elevó el vuelo hasta situarse al justo encima del dawdrinker mas cercano al paladín. Siguiendo los instintos de aquella forma, su cola termina en una afilado aguijón surco el espacio para clavarse en el lomo de la bestia introduciendo una dosis de mortífero polvo de hadas mientras sus garras trataban de apresar a la criatura.
Leobaldina volvía a ver gracias al toque lascivo de Asmogódrica, pero solo para comprobar que el enemigo era aparentemente imbatible. La oscuridad se cernía más y más sobre ellos. Sus compañeros caían bajo los lacerantes ataques de aquellos seres de abisales, sin que pudiera hacer nada por protegerles. Incluso el Mitrado sacrificó el escudo de luz, que mantenía a raya el gran mal en el fondo del pozo, para curarles. El calor radiante de la bendición del hombre santo recorría su cuerpo reparando las heridas y espoleando su entereza. Sin embargo, la oscuridad ganaba terreno y les abrazaba con la promesa de tormentos.
La transfiguración de Nockolito en Nock no le golpeó tan fuerte como la desesperación en sus ojos y en su voz, que bordeaban la locura. ¿Qué pesadillas habría contemplado en el fondo? ¿Qué monstruo impensable arrojaba ahora el destino sobre ellos? Leobaldina respiró hondo tras el escudo y miró en su interior en busca del consuelo de los mártires. Pues bien, si aquella era su hora haría pagar el dolor de todos ellos a su malvado enemigo. Era la hora justa en que todo el dolor de los inocentes debía de ser retornado o morir en el intento.
Entonces vio al colorido dragón que se cernía sobre su oponente, le hostigaba con su aguijón y lo alzaba por los aires. ¿Mablungcela? Pasara lo que pasara, el malvado conocería el castigo. Frunció el ceño y miró a la bestia junto a Khalionino.
—¡Por la sangre de los mártires! —gritó con toda la potencia de su voz infantil mientras blandía el acero a la carga con resolución inquebrantable— ¡Perece ser inmundo!
Su enorme escudo ensangrentado parpadeó con el fulgor áureo de la protección de Tyr al entablar combate. Su hoja describió dos arcos sobre el enemigo. Uno de los lances cortó a la bestia haciéndola sangrar por un costado.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Asmogpdrica se debatió interiormente. Su durmiente quería correr a ayudar a sus amigos caídos, usar sus poderes para sanar sus terribles heridas. Sin embargo la tielfing no podía por más que renegar de la estupidez e ineficacia de sus aliados.
Dudaba que incluso ella fuera capaz de soportar los embotes de la herramienta del Empalador, cuyo enorme volumen se había desvelado al caer herido, pero era evidente que semejante miembro era un estorbo en un combate.
No podía dejar de preguntarse por la utilidad del tritón con la máscara que lo único que había hecho era intentar ocultarse en las sombras de unas bestias cuyos sentidos y esencia nacían de la naturaleza misma se la oscuridad.
Pero si la torpeza del morador de los océanos la había sorprendido, la estuoidez del jinete de los vientos la dejó, literalmente, con la boca abierta. ¿Quién en su sano juicio miraría a los horrores que moran más allá del tiempo y la inmensidad del cosmos? ¿Quién osaría contemplar la esencia misma de las pesadillas y pretender salir indemne de tal encuentro?
Y sin embargo, era todo lo que tenía. Ni la elfa convertida ahora en dragón (¿Cómo hacía para estar estupenda incluso en otra forma?) ni la guerrera en miniatura podrían aguantar mucho más contra aquellas bestias, y menos contra lo que se avecinaba.
Siendo consciente que el poder de su maza sería perjudicial contra aquellas bestias, Asmogodrica avanzo unos metros e invoco sus poderes y un calor agradable emanó de ella, envolviendo a sus aliados, incluido el prelado que debía de salvargualdar la cadena, sanando sus heridas e incluso infundiéndoles de algo de valor.
Musitó una palabra en infernal, destinada a la criatura que había herido la niña guerrera, esperando que pese a ser una criatura se pesadilla el saberse condenada mermará su voluntad.
Por último se dirigió al santo guerrero.
- Tengo aquí un arma consagrada a tu Dios - le dijo mostrando el incandescente martillo - ¿Crees que su poder dará fuerzas a la cadena? ¿O la terminará de destruir? No quiero liarla aún más en este reino de locura -
PbP Character: A few ;)
Mientras el combate seguía devastando el campo de batalla, y con las energías parcialmente renovadas, un diminuto hilo de esperanza parecía encumbrar a los héroes, gracias a la destrucción del escudo de luz pura del Mitrado. ¿Pero qué horribles consecuencias podría tener en este definitivo encuentro ese sacrificio?. Tras la sorpresa, de que a pesar de que las bestias de noche pura, podían ser dañadas con un daño más asociado a los necromantes que a la luz, Asmogódrica sonrío con cierta picardía al ver como el monstruo de cinco ojos se retorcía de agonía al sufrir el efecto de su hechizo de campana mortuoria.
La alegría fue breve, cuando la enorme y horrible forma del Devorador de Sueños se alzó majestuosa, horrenda, pesadillesca y atronadora sobre el abismo. Una borrosa nube de volutas oscuras, de las que aparecían aleatoriamente esferas oculares cargadas de locura, rodeaban unas fauces abiertas, donde en su interior, todo el vacío cósmico se concentraba en lo que parecía ser un único astro con forma de estrella solitaria y rojiza. La vaporosa e inconcebible forma del ente, parecía poder cambiar, proyectando los terrores más profundos de aquellos que la observaban.
La visión causó pavor, e incluso el mismo Lord Belestrus, que retrocedió unos pasos hacia atrás a pesar de su resistencia innata al miedo infligido por sus enemigos. Una horrible voz penetró en la mente de todos, como una oscura profecía que pugnaba por arrancar cualquier resquicio de cordura de los allí presentes.
- ¡EL VACÍO es INEVITABLE! ... ¡ÉL DEVORA, ÉL CONSUME! SOIS insectos, pequeñOS PUNTOS de LuZ a EXTINGUIR!
Dos tentáculos de oscura bruma se expandieron del cuerpo principal del devorador de sueños, atacando con furia al vulnerable paladín, defensor de este reino onírico. Desviando uno con su escudo dorado, el Mitrado no pudo evitar que el segundo se enroscara en su cuerpo y tirara de él hacia el abismo... mientras gritaba de agonía, como si ese pedúnculo le causara un daño más mental que físico, éste consiguió clavar sus pies y volcar toda su voluntad en detener el empuje, quedando justo al borde del precipicio...
Turno de Adriano.
Nuevo Efecto Ambiental: Cualquiera que empiece su turno, antes debe hacer una tirada de salvación (WIS DC 16) o quedará frightened hasta el principio de su siguiente turno. Si se pasa la TS, será inmune a este efecto por 24 horas.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Al mismo tiempo que el enorme Adriano se levantaba torpemente y sin vista, decidiendo sanarse a sí mismo, Gorfeo lanzó un grito de guerra goblin al ver a su señor y amigo en peligro real de muerte por primera vez desde que le conoció. Avanzando aún más hacía su objetivo sin miedo alguno en su corazón, se posicionó a rango de su arco corto para disparar con sus flechas a la nueva aberración abisal que había surgido de las profundidades, corrompiendo el sueño a su paso.
Lamentablemente la magia que portaba se había agotado, y ya no podía imbuir a sus flechas con tal poder, así que disparó ambas saetas, certeras como siempre, contra su objetivo. Éstas volaron y al llegar a la zona de la monstruosa pesadilla, parecieron perder fuerza, ... y se disolvieron en polvo y negrura... causando un nulo daño al oscuro ente. Frustrado, buscó con su vista a cualquier aliado que pudiera atacar al Devorador, instigándole a usar cualquier poder a su alcance para hacerlo retroceder y que dejase de hostigar al paladín.
A su vez, las bestias de sombra y negrura absolutas, comenzaron a devolver sus ataques, la primera, intentó zafarse del dragón-hada que lo tenía apresado con su cola prensil y garras, sin éxito alguno. La segunda, al ver como la acuosa figura del tritón le evadía sin problemas alejándose como un torrente, concentró sus ataques en derribar a la niña exaltada que no paraba de intentar dañarle.
Los embates de sus zarpas deberían haber sido repelidos con facilidad por Leobaldina, imbuída esta vez por un escudo sacro, pero uno de los golpes penetró sus defensas, arrancando alguna pieza de armadura y desgarrando parte del costado de la infanta. Que luchó por no volver a quedarse ciega en el proceso.
Leobaldina necesita volver a tirar una TS CON (DC 13) para no quedar ciega. Turno de Nock.
" ¡Oh la Oscuridad...! "