Remington encajó la merecida regañina con cierta contrición. Dedicó una mirada arrepentida al pobre granjero. Sabía que la elfa estaba haciendo lo correcto y no podía dejarla sola con eso.
—Minun Panssari—susurró expeditivamente esta vez agitando su varita de tejo antes de seguir a la Uri de cerca.
El aprendiz tragó saliva mientras trataba de dominar el miedo al inminente combate. Sir Arthur avanzaba junto a él si hacer el menor ruido. Se detuvieron justo detrás de la exploradora, que acaba de disparar. Aturdido por la precisión de su compañera tardo un momento en reaccionar.
—Vahinko Siella! —pronunció con toda la convicción que pudo reunir mientras apuntaba con su varita a otro de los guerreros enfundados en negro.
Una pequeña mota de fuego violáceo brotó de la punta de la varita y surcó el claro alocadamente hasta impactar en la pierna de uno de los malvados. Enseguida, el joven aprendiz se puso a cubierto notando la boca seca y el pulso acelerado. ¡Estaban combatiendo!
Saxa ya estaba notando el familiar hormigueo que la recorría cada vez que iniciaba un combate. Lejos de amedrentarla la energizaba y la llenaba de vigor. Con una sonrisa en la boca, una especie de fuego recorriendo sus venas y su melena pelirroja al viento, se lanzó a correr para acercarse a sus enemigos. Pensó en atacar a uno de los soldados que estaba cerca de Averil y su oponente, pero algo le hizo cambiar de opinión.
Algún tipo de aliado oculto había logrado acabar con uno de los soldados, ganándose a su vez la atención de uno de los encapuchados.
- ¡Je! ¡No sé quien eres, pero ya me caes bien! - gritó la bárbara al desconocido aliado.
Decidió devolverle el favor yendo a por aquel encapuchado. Su gran hacha golpeó certera, pero la bárbara no se esperaba lo que sucedió a continuación.
El hasta ahora aparente humano desplegó unas enormes alas coriáceas, desvelándose como ... como ...
- ¿¡ Pero tú que demonios eres !? - exclamó Saxa. Sabía que no iba a obtener respuesta, así que simplemente elevó su hacha para continuar el diálogo de una manera más acorde a sus intereses.
La criatura que se revelaba ante los atónitos ojos de los improvisados rescatadores parecía surgida de una pesadilla. Con rasgos reptilianos, se erguía ahora que había abandonado su disfraz por encima de la alta bárbara. Extendía sus alas coriáceas y sus escamas, de un color verde enfermizo, como latón oxidado reflejaron la luz que se colaba entre las ramas de los árboles.
Con un gruñido de satisfacción aceptó el desafio de la guerrera y pronto estaban intercambiando golpes. Sin embargo la experiencia de Saxa pronto comenzó a imponerse y logró asestar un certero golpe a la criatura, cuya sangre negruzca manchó el suelo del bosque.
Mientras Averil lanzaba desafiante el grito de batalla de los Caballeros de Solamnia
- Est Solamnus Oh Mithas! - y cargaba contra los bandidos, Frizt se aprestó a luchar al lado de muchacha. Tenía un insulto listo para el encapuchado que había interceptado Saxa, pero verla le dejó atónito. Nunca admitiria que se había sentido... intimidado, por aquel ser, pero lo que nunca pudo negar es que se sorprendió tanto al verlo que no pudo evitar trabarse la lengua. Además el insulto que tenía pensado ya no servía. Sí que se concentró en cortar los tendones de la rodilla de uno de los bandidos de negra armadura para que la Caballero pudiera acabar con él.
Mientras tanto, otra de las criaturas cubiertas con las pesadas túnicas desveló su naturaleza, parecía menos corpulento que el anterior, pero más ágil. Saltó a una piedra cercana y desde allí, desplegando sus alas, se lanzó contra Saxa, clavando con saña un puñal curvo en los riñones de la bárbara. Saxa gritó de dolor, sintiendo el punzante escozor del veneno en la herida.
Viendo a su nueva aliada en problemas, tanto Uri como Remington centraron los esfuerzos en aquellas extrañas y espeluznantes criaturas. Uri lanzaba certeras flechas pero la extraña fisionomía de los seres le impedía acertar en algún lugar clave como había hecho con el rufián.
Remington tuvo más éxito, lanzando tres dardos mágicos que impactaron en el pecho y la cabeza de la primera de las criaturas. Esto la enfureció, y abriendo sus alas, quiso saltar para acabar con el joven hechicero. Pero Saxa estuvo rápida y clavó su hacha en la espalda del ser que intentaba escabullirse.
La fuerza del impacto rompió la espalda del ser, que escupió sangre al caer pesadamente al suelo. Pero no fue lo único que cayó sobre Saxa y el otro ser. Una nube gris, como de ceniza manchó sus ropas y piel. Saxa se sacudió la mayoría al recuperar su hacha y se sorprendió cuando vio como el cadaver de su enemigo se convertía en piedra. De no haber recuperado el arma rápidamente habría quedado desarmada y prácticamente indefensa ante el otro enemigo.
La tercera de las criaturas se enfrentaba ahora a la Caballero de Solamnia, que había conseguido abatir a otro de los bandidos, con la inestimable ayuda del kender quien, mientras, ahora sí, destinaba un certero insulto contra la bestia que aún luchaba contra la bárbara, asestaba un profundo corte a uno de los bandidos. Este, se revolvió más rápido de lo que el kender había previsto y le golpeo con fuerza en la cabeza. Lo último que escuchó el kender antes de sumirse en la inconsciencia fue a Averil llamando su nombre.
La guerrera luchó con renovadas fuerzas intentando llegar al lado del pequeño kender para socorrerle, abatió a otro de los bandidos e hirió al extraño ser que intentaba ganar ventaja sobre ella.
Al parecer verse contra tres enemigos y que una Caballero de Solamnia estuviera decimando sus secuaces fue suficiente para la bestia que, con una gutural orden, mando retirarse a las fuerzas que les quedaban. Amagó un tajo a la cara de Saxa, lo que le dio el espacio que necesitaba para saltar lejos del alcance de la mortal hacha de la bárbara.
En el otro lado de la contienda, la bestia golpeó con fuerza el escudo de Averil, desestabilizándola y dandole a él y al otro bandido la oportunidad de huir.
La guerrera dudó durante unos instantes si seguirles pero dio un par de pasos y se arrodilló al lado del maltrecho kender.
Una gran herida en la cabeza sangraba profusamente y Saxa, tras agradecer con un leve movimiento de cabeza a los dos extraños su ayuda, corrió a su lado y pudo constatar que el pequeño kender estaba condenado. Había visto heridas así antes en guerreros más corpulentos que el pobre hombrecillo y no habían sobrevivido.
Con cautela, Uri y Remington se acercaron a la escena. Ninguno estaba preparado para lo que ocurrió a continuación.
Averil sacó un medallón de platino que llevaba oculto bajo la armadura y las ropas. Se trataba de un círculo con un triángulo cuyos vértices sobresalían del medallón.
Sujetando el medallón en su mano cerró los ojos y colocó su otra mano sobre la terrible herida del kender. Musitó unas palabras en voz queda y repentinamente una luz plateada surgió de su mano. Al calor de aquella luz la herida del kender se cerró ante los atónitos ojos del resto y cuando se apagó, Frizt parpadeó y abrió los ojos.
Saxa, agachada al lado de Fritz y Averil, soltó un sonoro suspiro, apoyó en hacha en el suelo y se frotó un instante la frente, antes de mirar al kender y decir, bromeando:
- Por todos los dioses, Fritz. No me des esos sustos. No puedo estar añadiendo marcas al hacha cada dos por tres, ¿eh? El mango es largo, pero no tanto.
Se levantó para dejar un poco de espacio al maltrecho - pero ya no moribundo - kender. Estuvo a punto de preguntar a Averil qué clase de artilugio era aquel y cómo había conseguido semejante milagro, pero prefirió esperar un poco para eso y se giró hacia los dos desconocidos.
- No sé quiénes sois, pero me alegro de que pasarais por aquí. Buenos ataques. - dijo, mirándoles a ambos con seriedad, antes de extender su mano primero hacia la elfa y después al menudo humano y decir un simple - Saxa.
En otra ocasión seguramente habría añadido alguna palabra más a su presentacion. O incluso habría dicho los nombres de Fritz y Averil. Pero entre el susto que le había dado el kender, las extrañas criaturas y el milagro de la escudera de Solamnia no estaba muy lenguaraz.
El haber recibido más heridas de las que había calculado inicialmente que podía llevarse tampoco ayudaba. "Esto no puede repetirse, amiga", pensó para sí misma.
Fritz abrió los ojos despacio temiendose lo peor, sin embargo no sentía dolor alguno como era esperable cuando no consigues esquivar una jabalina mas grande que el propio Kender. Estaba tranquilo a pesar de que todo a su alrededor era oscuridad. De vez en cuando algo llamaba su atención, tesoros y juguetes que había atesorado y perdido con la misma facilidad. Al fondo, como si de un pasillo se tratara, una luz cálida y brillante que le reconfortaba cuanto mas y mas se acercaba. Una respiración profunda se intuía mas allá de la luz y enseguida reconoció donde se encontraba. Corrió para concluír lo que había dejado a medias pero justo al llegar a la enorme y decorada sala un calor abrasador centrado en su cabeza lo arrancó de aquel lugar.
-El dragón! -gritó agitado según despertó de su casi muerte, como si nada hubiera pasado.- Has visto Saxa!!?? -cambiando de tema- Tenía alas, y poderes de dragones.. Lo sabía!- y comenzo a rebuscar entre sus papeles un calco que recordaba haber sacado de un bajorelieve en un sarcófago datado como pre cataclismo.- Uaaalaaaaaaaaa... has convertido a uno en piedra?? -con total sorpresa y valorando que no hubiera hecho eso antes contra él tras alguna trastada.- Hola quiénes sois? Yo soy Fritzfoxstiltonson Reclessfire!- y antes de que pudieran contestar corrió hacia el dracónido pétreo en busca de marcas o símbolos en sus armas y armaduras.
- ¡Wow! - exclamó la exploradora, con los ojos muy abiertos, al ser testigo de la resurrección de lo que ella creía el cadáver de un Kender.
Cuando Saxa se presentó, mudó su gesto de sorpresa a una sonrisa simpática, mirándola a los ojos y estrechándole la mano con energía.
- ¡Hola Saxa! Mi nombre es Urialanthalassa Adian, encantada. Nos acercamos alertados por un joven granjero que nos pidió ayuda, que por cierto… debe estar por ahí escondido- miró hacia atrás y levantó la voz, intentando llamar la atención del muchacho - ¡Chico! Ya puedes salir, estamos fuera de peligro!- sin esperar a verle aparecer, se volvió de nuevo a la guerrera - ¡Gracias por la ayuda! Esa cosa venía directa a nosotros - se rascó la coronilla nerviosa - jamás había visto nada igual… Y gracias a ti también, Remington- dijo volviéndose hacia el mago y dándole una palmada en el hombro - buen trabajo.
La presentación de Fritz le provocó una risa divertida y, mientras le observaba correr hacia un cadáver para saquearlo, le gritó su nombre a modo de presentación. Luego se dirigió de nuevo al grupo, observando a las dos guerreras.
- ¿Estáis bien? ¿Estáis malheridas? Sería conveniente tratar esas heridas antes de que se infecten -
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
- Urilan...? - Saxa suspiró de nuevo. ¿Por qué los dioses la castigaban con nombres tan complicados? - Hm. ¿Te puedo llamar Uri? Mis heridas pueden esperar de momento. Ahora me preocupa más saber qué demonios ha pasado, qué clase de criaturas son estas y, a poder ser, no dejar semejante desastre aquí en medio. Quizás yo pueda ayudar a eso, aunque puede se que sea bueno esperar a ver si aparece ese muchacho al que has llamado. - mira hacia donde la elfa ha llamado, a ver si ve a alguien aparecer, y luego hacia Fritz, que ha ido como una flecha a investigar los cuerpos, como si no hubiera estado prácticamente muerto hace un segundo - ¿Fritz? ¿Has encontrado algo?
La bárbara deja, de momento, el asunto de Averil y la milagrosa curación, al final de su lista de preocupaciones.
- Claro, puedes llamarme Uri- afirmó la elfa. Entendía que no estuviesen acostumbrados a un nombre como el suyo, aunque ella tampoco lo estaba a que alguien que no fuera de su círculo más cercano acortara su nombre. Pero la idea le gustaba, le hacía sentirse más en familia.
Tal y como había sugerido Saxa, la exploradora comenzó a investigar el terreno, sin encontrar nada relevante o que le llamara la atención, más preocupada por detectar por el camino al granjero que les había pedido ayuda. Si no aparecía en breve, se acercaría a buscarle ella misma.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
En otras circunstancias habría encajado la felicitación de Uri con gran satisfacción, pero lo que acababa de ver le tenía ojiplático y boqueando. Casi se caga de miedo cuando aquellos encapuchados desplegaros sus alas y amenazaban con devorarlos, pero todo eso de pronto quedaba lejos, muy lejos. ¿Curación mágica? !Aquello era imposible! De no ser porque lo había visto con sus propios ojos. Estrechó la mano de Saxa lánguidamente, ampliamente sobrepasado por la realidad de un momento que obviamente ninguno de los presentes estaba midiendo con claridad.
—Remington Wizz... —contesto a Saxa en un susurro con Sir Arthur entre sus piernas—Pero, ¿como? —acertó a balbucear a la paladín con cara de pasmo— ¿Y quien eres tú? ¿Podría examinar ese artefacto?... ¿Uri, sabes lo que esto significa? —dijo observando a Fritz en su devenir despreocupado, como si no hubiera estado inconsciente en el suelo y con la cabeza abierta hacia tan solo unos instantes.
Mientras el despreocupado kender se dedicaba a examinar los cuerpos de los caídos y los alrededores, al parecer completamente ignorante de lo que acababa de suceder y lo cerca que había estado de la muerte, la escudera de Solamnia enrojeció, turbada por la atención que había atraido sobre ella.
- Mi.. mi nombre es Averil Pathwarden yo... preferiria que.. -
En ese momento un sonido de arbustos la interrumpió y todos se giraron preguntándose si sus espeluznantes atacantes habrían vuelto pero sólo era el muchacho que había llamado la atención de Uri y Remi.
- ¿Se.. se han ido todos? Oh!! ¿ están... están muertos?? - pregunta señalando a los soldados de Solamnia que han sido víctima del ataque y a los bandidos que el grupo ha abatido. El chico empieza a ponerse pálido, tornándose sus facciones casi verdes antes de darse media vuelta y vaciar el contenido de su estómago.
- Mejor hablamos luego... -susurra la guerrera al resto aprovechando la momentánea distracción.
Cuando el chico se recupera un poco se dirige a la elfa.
- Gracias... gracias... creí que vendrían a por mi... pobres soldados... llegaron ayer a mi casa comentando que al parecer había unos bandidos operando por la zona. Tenían que investigar y llevaban un carromato prácticamente vacío, pero con cajas y toneles para llamar su atención. Supongo que su plan salió demasiado bien... - dice meneando la cabeza apesadumbrado, intentando no volver a fijar la vista en ningún cadaver pero sin poder evitar mirarlos de reojo.
Mientras Frizt, con un ligero dolor de cabeza pero aún ajeno a toda la conmoción que había acarreado su curación y el significado que aquello tenía, había vaciado los bolsillos de los atacantes caídos, casi de manera casual. Había encontrado un juego de dados, unas cuantas monedas, y cerca del lugar donde Saxa había luchado con dos de aquellas criaturas, una redoma de una sustancia pegajosa y de color negruzco. Tenía un olor agrio muy fuerte, como pudo comprobar al destaparla momentáneamente, y la habría lanzado por encima de su hombro asqueado, en lugar de deslizarla en uno de sus saquillos como hizo, si no le hubiera llamado la atención una piedra del camino. Perfectamente pulida, más bien pertenecía al lecho de un rio que a un camino lleno de polvo. Era de un hermoso color verde pálido, que se iba degradando hasta convertirse casi en blanco. Pero lo más sorprendete es que, en la lid, una gota de sangre negruzca la había alcanzado y la mancha tenía, claramente, la forma de un dragón. Frizt podía distinguir claramente las poderosas alas, las fauces abiertas amenazadoras al final de un poderoso cuello, una larga cola, incluso veía las garras delanteras, abiertas y dispuestas a despedazar a cualquier otra mancha que osara entrar en los dominos de su piedra. Contento, trotó de vuelta a donde estaban los demás para enseñar su hallazgo a sus amigas.
-Hola Urialanthalassa Adian!! Hola Remington Wizz!-dijo ya de vuelta a manos llenas. -Uaaalaaaa que bien lucháis! A mi estas peleas me dan algo de dolor de cabeza. Sé que tengo algo parecido al emblema de esos soldados entre mis papeles.. juraría.. pero no se.. Lo habeis visto? Parece antiguo..-Mientras iba guardando con normal naturalidad lo que había encontrado en distintos bolsillos y bolsitas.. ¿Por qué molestar a los demás haciéndoles llevar sus hallazgos pudiendo ahorrarles aquella molestia?
Les enseñó entonces el circulo con la estrella de cinco puntas curvadas.. de distintos colores. Estaban fundidas con las pesadas cotas de metal, difícil de transportar por un kender. Sacó entonces su diario de viaje y con una carbonilla hizo un calco del relieve de aquel extraño símbolo, mientras anotaba en los márgenes sus propias y particulares percepciones.
Loot:
Un juego de dados
15 monedas de plata
3 monedas de acero ( que aquí es igual al oro )
8 monedas de cobre
1 redoma de veneno; 2 aplicaciones. Se aplica con una Action a menos que se tenga prof. en "poisoner's kit" en cuyo caso se aplica con una BA. El siguiente ataque que impacte hace 2d6 más de daño de veneno. Dura 1 min aplicado antes de perder potencia.
1 piedra super chula... hay que echarle MUCHA imaginación para ver lo que ve Frizt en la mancha de la piedra.
Definitivamente, el kender había encontrado algo interesante. No parecía el momento ni el lugar para discutir sobre todo esto. Ni sobre el milagro que había realizado Averil. Frotándose enérgicamente la nunca, entre fatigada y dolorida, la bárbara dijo al resto:
- ¿Por qué no continuamos hablando de esto en otro sitio, con más calma, y donde además podamos descansar? Pero primero démosles un final digno a estos pobres caballeros en vez de dejarlos aquí en medio. Tampoco dejemos los otros cuerpos aquí sin más- mira al chico, que ya parece haberse recuperado tras vomitar y añade - ¿Puedes conseguirnos unas palas para hacerlo? A parte de esto, diría que aquí ya no hay más que hacer. Arreglemos esto, hablemos descansemos y mañana habrá que partir temprano hacia Volger. No tengo pensado llegar tarde al funeral de Ispin. Por muchas criaturas extrañas y ... milagros .... - dice con una mirada rápida hacia Averil - que nos encontremos.
- ¿Magia? De eso sabes tú más que yo… - contestó la exploradora ante la pregunta directa que le hacía el mago, encogiéndose de hombros en señal de completa ignorancia.
Mientras se afanaba explorando el terreno sin mucho éxito, el granjero hizo acto de presencia. Se acercó a él y le sostuvo mientras vomitaba. El pobre no parecía estar muy acostumbrado a los cadáveres y conocía por experiencia esa sensación. Costaba, pero al final entrenabas a tu estómago a evitar las arcadas, aunque esperaba sinceramente que aquel muchacho no tuviera que ser testigo de más matanzas como esa.
Cuando el chico se hubo repuesto, acudió curiosa a la llamada de Fritz, observando con atención el símbolo que había encontrado. No le sonaba de nada desgraciadamente, pero le pareció buena idea que el Kender lo copiara en su libreta por si descubrían algo más adelante.
Entre estos pensamientos se entretenía cuando Saxa mencionó el funeral. La elfa abrió mucho los ojos y levantó la cabeza lentamente, dirigiendo su mirada hacia la guerrera y acercándose a ella.
- ¿El funeral de Ispin? Espera… ¿le conocías? ¿En serio? ¿Ispin Greenshield, Ispin de Volger?¿El humano aventurero? ¿Será posible que sea el mismo Ispin y el mismo funeral al que me dirijo yo?- las palabras salían de su boca atropelladamente y parecía que sus ojos se empañaban de tímidas lágrimas de emoción.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El aprendiz dio un respingo. ¿Aquella montaña humana de músculos era también amiga de Ispin?
—¡Cáspita! Que extraña coincidencia. Bueno, pues juntos viajaremos más seguros. ¿Tú también vienes a Volger, verdad? —preguntó a la paladina.
Mientras la palas aparecían examinó la escena con sus propios ojos. Unos pasos por detrás del kender, a quien sonrió con amabilidad. La visión de los cadáveres le quitó la sonrisa y le mudó el color de la piel, pero hizo de tripas corazón y siguió investigando. Lamentó con un mohín que el carro fuera irrecuperable.
—Las bestias de tiro deben estar a millas de aquí. Si los buscamos llegaremos tarde al funeral.
Con respeto, se arremangó para ayudar enterrando a los soldados caídos sin quejarse.
El grupo se toma unos minutos en dar descanso a los soldados de Solamnia, Averil, circunspecta mustia unas palabras en solamnico siguiendo algún antiguo ritual.
- Sí, mi camino me lleva a Kalaman, pero ya había quedado con ellos que les acompañaría a Vogler - responde Averil al aprendiz de mago.
Mientras, el resto dispone de los restos de los bandidos, usando los restos del carruaje para hacer una pira con los cuerpos, dando un final menos digno, pero limpio, a los mismos.
- Yo volveré a mi casa - dice el afectado muchacho que ha ayudado con los cuerpos - pero si vais a Volger seguid el camino no tardaréis más de media hora en llegar. Gra... gracias - dice sinceramente - y buena suerte.. y.. siento lo de vuestro amigo.. Ispin... era un buen hombre - añade con una sonrisa triste. - Bueno.. ¡adios! - se despide.
Siguiendo las indicaciones del joven granjero se encaminan hacia el final de su viaje y, tal y como les han dicho, en menos de una hora llegan al pueblo de Volger.
El pueblo pesquero se aferra a una lengua de tierra que desemboca en el río Vingaard. Boscosos acantilados dominan la comunidad, y el único camino desde el norte desciende más allá de los restos cubiertos de hiedra de un torreón de piedra en ruinas. Los modestos edificios de madera del pueblo se agrupan alrededor de un pintoresco círculo central y se extienden a lo largo de la orilla del río.
Adentrándose en el río, fuera de lugar y aparentemente fuera de tiempo, se encuentra un puente de piedra incompleto de increíble artesanía. La estructura data claramente de antes del Cataclismo, eclipsando a sus pares modernos en tamaño y solidez. El puente cruza menos de la mitad del ancho del río antes de dar paso a una serie de cuerdas y balsas atadas que sirven como transbordadores.
En el río, docenas de pequeñas embarcaciones navegan despacio por las aguas lentas y turbias mientras los pescadores de Vogler ejercen su oficio.
- ¿Pero tú también? ¡Pues sí que era conocido nuestro amigo! - responde asombrada la bárbara al muchacho.
A medida que van caminando, Saxa se lamenta internamente por no haber aceptado la idea de Uri de pararse a curar sus heridas. Es cierto que en condiciones normales las habría aguantado sin mayor problema hasta la hora de descansar, pero enterrar cadáveres era un proceso bastante agotador. Por suerte llegar a Volger no le supuso más molestias adicionales, pero la bárbara estaba cansada y lo cierto es que tenía ganas de caer cuan larga era en una cama durante buenas horas. Con un largo suspiro sacó la carta de su mochila y releyó:
- "...Te escribo para pedirte que hagas a Ispin un último favor y asistas. Si así lo hicieras, se han preparado habitaciones en el Cangrejo de Latón...". El Cangrejo de Latón. - miró en derredor buscando un edificio que pareciese una posada, mientras avanzaban hacia el centro del pueblo. - Qué ganas tengo de una buena cena. Y una cerveza gigante. Y dormir, dormir muchas horas. - Mientras va diciendo eso ve el puente a lo lejos y piensa para sí misma "Oh, no. Fritz va a querer tirase horas mirando eso. ¡Bufff! Me da igual, que lo mire hasta que se lo aprenda de memoria. Pero yo me niego a estar en pie un minuto más del necesario".
Dormir bajo techo y engullir una comida caliente sonaba la mar de bien. Quizá incluso pudiera tomar un baño antes de la cita. Sopesó su ligera bolsa y trató de olvidar esta última parte con fastidio. La visión del punte semiderruido de otra era atrajo poderosamente su atención. En cualquier caso, no habían venido a Volger de turismo. El recuerdo del amigo perdido nubló sus pensamientos. Ójala hubiera venido antes. Ispin habría sido un buen guía. Mirando las puntas de sus botas permaneció cabizbajo hasta el Cangrejo de Latón.
Cavar zanjas parecía super divertido, los primeros treinta segundos. Fritz permaneció cerca jugueteajndo con su fabulosa piedra del dragón y garabateando en su cuaderno de viaje mientras todos intercambiaban anecdotas y sobre Ispin! Qué de amigos tenía! Estaba a punto de seguir el rastro de un conejo cuya mancha negra en un ojo no le parecía casual del todo cuando terminaron los improvisados oficios funerarios. Anotó algunas palabras en la Lengua de Solamnia.
EL camino, no muy largo, presentaba tantas posibles aventuras como refunfuños y blasfemias salían de boca de sus acompañantes para imperdirlo. Al menos hasta que llegaron al pueblo. Qué de cosas ofrecían aquella buena gente para los viajeros. Ya llevaba un aranque en salazón en la mano sacado a saber de que puesto cuando vieron el enorme puente que reconoció con presteza. Era super viejo, y de arquitectura y manufactura semejante a la que había visto en tumbas y templos, muchos tan solo en libros viejos como el último que incorporó a su zurrón.. olvidado en una estantería por aquel huraño librero. De no haberlo rescatado ahora estaría cogiendo polvo en una estantería..
-Uaaalaaaaaaa- dijo al ver el puente.-Un momento, venir!-sin esperar afirmación salió corriendo a ver aquellos arcos y frisos.-Qué pena que no pudieran acabarlo.. es.. es.. eso un Martín pescador!!! Ohhhh...- y salió corriendo detrás de aquel nuevo y emocionante descubrimiento.
- Fritz, espera un ... - Saxa intenta frenar al kender sin éxito. Sin entender muy bien cómo, de repente tiene un arenque en salazón en la mano y ningún kender al que agarrar cerca. Frustrada suelta un bufido, tira el arenque sin prestar atención a dónde cae y grita - ¡FRITZ! ¡Recuerda ir al Cangrejo de Latón! ¡¡¡No te líes!!!
Y sin darle más vueltas al asunto, continua caminando hasta llegar a la posada.
Remington encajó la merecida regañina con cierta contrición. Dedicó una mirada arrepentida al pobre granjero. Sabía que la elfa estaba haciendo lo correcto y no podía dejarla sola con eso.
—Minun Panssari —susurró expeditivamente esta vez agitando su varita de tejo antes de seguir a la Uri de cerca.
El aprendiz tragó saliva mientras trataba de dominar el miedo al inminente combate. Sir Arthur avanzaba junto a él si hacer el menor ruido. Se detuvieron justo detrás de la exploradora, que acaba de disparar. Aturdido por la precisión de su compañera tardo un momento en reaccionar.
—Vahinko Siella! —pronunció con toda la convicción que pudo reunir mientras apuntaba con su varita a otro de los guerreros enfundados en negro.
Una pequeña mota de fuego violáceo brotó de la punta de la varita y surcó el claro alocadamente hasta impactar en la pierna de uno de los malvados. Enseguida, el joven aprendiz se puso a cubierto notando la boca seca y el pulso acelerado. ¡Estaban combatiendo!
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Saxa ya estaba notando el familiar hormigueo que la recorría cada vez que iniciaba un combate. Lejos de amedrentarla la energizaba y la llenaba de vigor. Con una sonrisa en la boca, una especie de fuego recorriendo sus venas y su melena pelirroja al viento, se lanzó a correr para acercarse a sus enemigos. Pensó en atacar a uno de los soldados que estaba cerca de Averil y su oponente, pero algo le hizo cambiar de opinión.
Algún tipo de aliado oculto había logrado acabar con uno de los soldados, ganándose a su vez la atención de uno de los encapuchados.
- ¡Je! ¡No sé quien eres, pero ya me caes bien! - gritó la bárbara al desconocido aliado.
Decidió devolverle el favor yendo a por aquel encapuchado. Su gran hacha golpeó certera, pero la bárbara no se esperaba lo que sucedió a continuación.
El hasta ahora aparente humano desplegó unas enormes alas coriáceas, desvelándose como ... como ...
- ¿¡ Pero tú que demonios eres !? - exclamó Saxa. Sabía que no iba a obtener respuesta, así que simplemente elevó su hacha para continuar el diálogo de una manera más acorde a sus intereses.
Down, down, down by the river ♫
Nessa | Alana | Ashur | Saxa | Saoirse | Auriel | Leeta
La criatura que se revelaba ante los atónitos ojos de los improvisados rescatadores parecía surgida de una pesadilla. Con rasgos reptilianos, se erguía ahora que había abandonado su disfraz por encima de la alta bárbara. Extendía sus alas coriáceas y sus escamas, de un color verde enfermizo, como latón oxidado reflejaron la luz que se colaba entre las ramas de los árboles.
Con un gruñido de satisfacción aceptó el desafio de la guerrera y pronto estaban intercambiando golpes. Sin embargo la experiencia de Saxa pronto comenzó a imponerse y logró asestar un certero golpe a la criatura, cuya sangre negruzca manchó el suelo del bosque.
Mientras Averil lanzaba desafiante el grito de batalla de los Caballeros de Solamnia
- Est Solamnus Oh Mithas! - y cargaba contra los bandidos, Frizt se aprestó a luchar al lado de muchacha. Tenía un insulto listo para el encapuchado que había interceptado Saxa, pero verla le dejó atónito. Nunca admitiria que se había sentido... intimidado, por aquel ser, pero lo que nunca pudo negar es que se sorprendió tanto al verlo que no pudo evitar trabarse la lengua. Además el insulto que tenía pensado ya no servía. Sí que se concentró en cortar los tendones de la rodilla de uno de los bandidos de negra armadura para que la Caballero pudiera acabar con él.
Mientras tanto, otra de las criaturas cubiertas con las pesadas túnicas desveló su naturaleza, parecía menos corpulento que el anterior, pero más ágil. Saltó a una piedra cercana y desde allí, desplegando sus alas, se lanzó contra Saxa, clavando con saña un puñal curvo en los riñones de la bárbara. Saxa gritó de dolor, sintiendo el punzante escozor del veneno en la herida.
Viendo a su nueva aliada en problemas, tanto Uri como Remington centraron los esfuerzos en aquellas extrañas y espeluznantes criaturas. Uri lanzaba certeras flechas pero la extraña fisionomía de los seres le impedía acertar en algún lugar clave como había hecho con el rufián.
Remington tuvo más éxito, lanzando tres dardos mágicos que impactaron en el pecho y la cabeza de la primera de las criaturas. Esto la enfureció, y abriendo sus alas, quiso saltar para acabar con el joven hechicero. Pero Saxa estuvo rápida y clavó su hacha en la espalda del ser que intentaba escabullirse.
La fuerza del impacto rompió la espalda del ser, que escupió sangre al caer pesadamente al suelo. Pero no fue lo único que cayó sobre Saxa y el otro ser. Una nube gris, como de ceniza manchó sus ropas y piel. Saxa se sacudió la mayoría al recuperar su hacha y se sorprendió cuando vio como el cadaver de su enemigo se convertía en piedra. De no haber recuperado el arma rápidamente habría quedado desarmada y prácticamente indefensa ante el otro enemigo.
La tercera de las criaturas se enfrentaba ahora a la Caballero de Solamnia, que había conseguido abatir a otro de los bandidos, con la inestimable ayuda del kender quien, mientras, ahora sí, destinaba un certero insulto contra la bestia que aún luchaba contra la bárbara, asestaba un profundo corte a uno de los bandidos. Este, se revolvió más rápido de lo que el kender había previsto y le golpeo con fuerza en la cabeza. Lo último que escuchó el kender antes de sumirse en la inconsciencia fue a Averil llamando su nombre.
La guerrera luchó con renovadas fuerzas intentando llegar al lado del pequeño kender para socorrerle, abatió a otro de los bandidos e hirió al extraño ser que intentaba ganar ventaja sobre ella.
Al parecer verse contra tres enemigos y que una Caballero de Solamnia estuviera decimando sus secuaces fue suficiente para la bestia que, con una gutural orden, mando retirarse a las fuerzas que les quedaban. Amagó un tajo a la cara de Saxa, lo que le dio el espacio que necesitaba para saltar lejos del alcance de la mortal hacha de la bárbara.
En el otro lado de la contienda, la bestia golpeó con fuerza el escudo de Averil, desestabilizándola y dandole a él y al otro bandido la oportunidad de huir.
La guerrera dudó durante unos instantes si seguirles pero dio un par de pasos y se arrodilló al lado del maltrecho kender.
Una gran herida en la cabeza sangraba profusamente y Saxa, tras agradecer con un leve movimiento de cabeza a los dos extraños su ayuda, corrió a su lado y pudo constatar que el pequeño kender estaba condenado. Había visto heridas así antes en guerreros más corpulentos que el pobre hombrecillo y no habían sobrevivido.
Con cautela, Uri y Remington se acercaron a la escena. Ninguno estaba preparado para lo que ocurrió a continuación.
Averil sacó un medallón de platino que llevaba oculto bajo la armadura y las ropas. Se trataba de un círculo con un triángulo cuyos vértices sobresalían del medallón.
Sujetando el medallón en su mano cerró los ojos y colocó su otra mano sobre la terrible herida del kender. Musitó unas palabras en voz queda y repentinamente una luz plateada surgió de su mano. Al calor de aquella luz la herida del kender se cerró ante los atónitos ojos del resto y cuando se apagó, Frizt parpadeó y abrió los ojos.
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Saxa, agachada al lado de Fritz y Averil, soltó un sonoro suspiro, apoyó en hacha en el suelo y se frotó un instante la frente, antes de mirar al kender y decir, bromeando:
- Por todos los dioses, Fritz. No me des esos sustos. No puedo estar añadiendo marcas al hacha cada dos por tres, ¿eh? El mango es largo, pero no tanto.
Se levantó para dejar un poco de espacio al maltrecho - pero ya no moribundo - kender. Estuvo a punto de preguntar a Averil qué clase de artilugio era aquel y cómo había conseguido semejante milagro, pero prefirió esperar un poco para eso y se giró hacia los dos desconocidos.
- No sé quiénes sois, pero me alegro de que pasarais por aquí. Buenos ataques. - dijo, mirándoles a ambos con seriedad, antes de extender su mano primero hacia la elfa y después al menudo humano y decir un simple - Saxa.
En otra ocasión seguramente habría añadido alguna palabra más a su presentacion. O incluso habría dicho los nombres de Fritz y Averil. Pero entre el susto que le había dado el kender, las extrañas criaturas y el milagro de la escudera de Solamnia no estaba muy lenguaraz.
El haber recibido más heridas de las que había calculado inicialmente que podía llevarse tampoco ayudaba. "Esto no puede repetirse, amiga", pensó para sí misma.
Down, down, down by the river ♫
Nessa | Alana | Ashur | Saxa | Saoirse | Auriel | Leeta
Fritz abrió los ojos despacio temiendose lo peor, sin embargo no sentía dolor alguno como era esperable cuando no consigues esquivar una jabalina mas grande que el propio Kender. Estaba tranquilo a pesar de que todo a su alrededor era oscuridad. De vez en cuando algo llamaba su atención, tesoros y juguetes que había atesorado y perdido con la misma facilidad. Al fondo, como si de un pasillo se tratara, una luz cálida y brillante que le reconfortaba cuanto mas y mas se acercaba. Una respiración profunda se intuía mas allá de la luz y enseguida reconoció donde se encontraba. Corrió para concluír lo que había dejado a medias pero justo al llegar a la enorme y decorada sala un calor abrasador centrado en su cabeza lo arrancó de aquel lugar.
-El dragón! -gritó agitado según despertó de su casi muerte, como si nada hubiera pasado.- Has visto Saxa!!?? -cambiando de tema- Tenía alas, y poderes de dragones.. Lo sabía!- y comenzo a rebuscar entre sus papeles un calco que recordaba haber sacado de un bajorelieve en un sarcófago datado como pre cataclismo.- Uaaalaaaaaaaaa... has convertido a uno en piedra?? -con total sorpresa y valorando que no hubiera hecho eso antes contra él tras alguna trastada.- Hola quiénes sois? Yo soy Fritzfoxstiltonson Reclessfire!- y antes de que pudieran contestar corrió hacia el dracónido pétreo en busca de marcas o símbolos en sus armas y armaduras.
- ¡Wow! - exclamó la exploradora, con los ojos muy abiertos, al ser testigo de la resurrección de lo que ella creía el cadáver de un Kender.
Cuando Saxa se presentó, mudó su gesto de sorpresa a una sonrisa simpática, mirándola a los ojos y estrechándole la mano con energía.
- ¡Hola Saxa! Mi nombre es Urialanthalassa Adian, encantada. Nos acercamos alertados por un joven granjero que nos pidió ayuda, que por cierto… debe estar por ahí escondido - miró hacia atrás y levantó la voz, intentando llamar la atención del muchacho - ¡Chico! Ya puedes salir, estamos fuera de peligro! - sin esperar a verle aparecer, se volvió de nuevo a la guerrera - ¡Gracias por la ayuda! Esa cosa venía directa a nosotros - se rascó la coronilla nerviosa - jamás había visto nada igual… Y gracias a ti también, Remington - dijo volviéndose hacia el mago y dándole una palmada en el hombro - buen trabajo.
La presentación de Fritz le provocó una risa divertida y, mientras le observaba correr hacia un cadáver para saquearlo, le gritó su nombre a modo de presentación. Luego se dirigió de nuevo al grupo, observando a las dos guerreras.
- ¿Estáis bien? ¿Estáis malheridas? Sería conveniente tratar esas heridas antes de que se infecten -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
- Urilan...? - Saxa suspiró de nuevo. ¿Por qué los dioses la castigaban con nombres tan complicados? - Hm. ¿Te puedo llamar Uri? Mis heridas pueden esperar de momento. Ahora me preocupa más saber qué demonios ha pasado, qué clase de criaturas son estas y, a poder ser, no dejar semejante desastre aquí en medio. Quizás yo pueda ayudar a eso, aunque puede se que sea bueno esperar a ver si aparece ese muchacho al que has llamado. - mira hacia donde la elfa ha llamado, a ver si ve a alguien aparecer, y luego hacia Fritz, que ha ido como una flecha a investigar los cuerpos, como si no hubiera estado prácticamente muerto hace un segundo - ¿Fritz? ¿Has encontrado algo?
La bárbara deja, de momento, el asunto de Averil y la milagrosa curación, al final de su lista de preocupaciones.
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- Claro, puedes llamarme Uri - afirmó la elfa. Entendía que no estuviesen acostumbrados a un nombre como el suyo, aunque ella tampoco lo estaba a que alguien que no fuera de su círculo más cercano acortara su nombre. Pero la idea le gustaba, le hacía sentirse más en familia.
Tal y como había sugerido Saxa, la exploradora comenzó a investigar el terreno, sin encontrar nada relevante o que le llamara la atención, más preocupada por detectar por el camino al granjero que les había pedido ayuda. Si no aparecía en breve, se acercaría a buscarle ella misma.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
En otras circunstancias habría encajado la felicitación de Uri con gran satisfacción, pero lo que acababa de ver le tenía ojiplático y boqueando. Casi se caga de miedo cuando aquellos encapuchados desplegaros sus alas y amenazaban con devorarlos, pero todo eso de pronto quedaba lejos, muy lejos. ¿Curación mágica? !Aquello era imposible! De no ser porque lo había visto con sus propios ojos. Estrechó la mano de Saxa lánguidamente, ampliamente sobrepasado por la realidad de un momento que obviamente ninguno de los presentes estaba midiendo con claridad.
—Remington Wizz... —contesto a Saxa en un susurro con Sir Arthur entre sus piernas— Pero, ¿como? —acertó a balbucear a la paladín con cara de pasmo— ¿Y quien eres tú? ¿Podría examinar ese artefacto?... ¿Uri, sabes lo que esto significa? —dijo observando a Fritz en su devenir despreocupado, como si no hubiera estado inconsciente en el suelo y con la cabeza abierta hacia tan solo unos instantes.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Mientras el despreocupado kender se dedicaba a examinar los cuerpos de los caídos y los alrededores, al parecer completamente ignorante de lo que acababa de suceder y lo cerca que había estado de la muerte, la escudera de Solamnia enrojeció, turbada por la atención que había atraido sobre ella.
- Mi.. mi nombre es Averil Pathwarden yo... preferiria que.. -
En ese momento un sonido de arbustos la interrumpió y todos se giraron preguntándose si sus espeluznantes atacantes habrían vuelto pero sólo era el muchacho que había llamado la atención de Uri y Remi.
- ¿Se.. se han ido todos? Oh!! ¿ están... están muertos?? - pregunta señalando a los soldados de Solamnia que han sido víctima del ataque y a los bandidos que el grupo ha abatido. El chico empieza a ponerse pálido, tornándose sus facciones casi verdes antes de darse media vuelta y vaciar el contenido de su estómago.
- Mejor hablamos luego... - susurra la guerrera al resto aprovechando la momentánea distracción.
Cuando el chico se recupera un poco se dirige a la elfa.
- Gracias... gracias... creí que vendrían a por mi... pobres soldados... llegaron ayer a mi casa comentando que al parecer había unos bandidos operando por la zona. Tenían que investigar y llevaban un carromato prácticamente vacío, pero con cajas y toneles para llamar su atención. Supongo que su plan salió demasiado bien... - dice meneando la cabeza apesadumbrado, intentando no volver a fijar la vista en ningún cadaver pero sin poder evitar mirarlos de reojo.
Mientras Frizt, con un ligero dolor de cabeza pero aún ajeno a toda la conmoción que había acarreado su curación y el significado que aquello tenía, había vaciado los bolsillos de los atacantes caídos, casi de manera casual. Había encontrado un juego de dados, unas cuantas monedas, y cerca del lugar donde Saxa había luchado con dos de aquellas criaturas, una redoma de una sustancia pegajosa y de color negruzco. Tenía un olor agrio muy fuerte, como pudo comprobar al destaparla momentáneamente, y la habría lanzado por encima de su hombro asqueado, en lugar de deslizarla en uno de sus saquillos como hizo, si no le hubiera llamado la atención una piedra del camino. Perfectamente pulida, más bien pertenecía al lecho de un rio que a un camino lleno de polvo. Era de un hermoso color verde pálido, que se iba degradando hasta convertirse casi en blanco. Pero lo más sorprendete es que, en la lid, una gota de sangre negruzca la había alcanzado y la mancha tenía, claramente, la forma de un dragón. Frizt podía distinguir claramente las poderosas alas, las fauces abiertas amenazadoras al final de un poderoso cuello, una larga cola, incluso veía las garras delanteras, abiertas y dispuestas a despedazar a cualquier otra mancha que osara entrar en los dominos de su piedra. Contento, trotó de vuelta a donde estaban los demás para enseñar su hallazgo a sus amigas.
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-Hola Urialanthalassa Adian!! Hola Remington Wizz!- dijo ya de vuelta a manos llenas. -Uaaalaaaa que bien lucháis! A mi estas peleas me dan algo de dolor de cabeza. Sé que tengo algo parecido al emblema de esos soldados entre mis papeles.. juraría.. pero no se.. Lo habeis visto? Parece antiguo..-Mientras iba guardando con normal naturalidad lo que había encontrado en distintos bolsillos y bolsitas.. ¿Por qué molestar a los demás haciéndoles llevar sus hallazgos pudiendo ahorrarles aquella molestia?
Les enseñó entonces el circulo con la estrella de cinco puntas curvadas.. de distintos colores. Estaban fundidas con las pesadas cotas de metal, difícil de transportar por un kender. Sacó entonces su diario de viaje y con una carbonilla hizo un calco del relieve de aquel extraño símbolo, mientras anotaba en los márgenes sus propias y particulares percepciones.
Loot:
Un juego de dados
15 monedas de plata
3 monedas de acero ( que aquí es igual al oro )
8 monedas de cobre
1 redoma de veneno; 2 aplicaciones. Se aplica con una Action a menos que se tenga prof. en "poisoner's kit" en cuyo caso se aplica con una BA. El siguiente ataque que impacte hace 2d6 más de daño de veneno. Dura 1 min aplicado antes de perder potencia.
1 piedra super chula... hay que echarle MUCHA imaginación para ver lo que ve Frizt en la mancha de la piedra.
Definitivamente, el kender había encontrado algo interesante. No parecía el momento ni el lugar para discutir sobre todo esto. Ni sobre el milagro que había realizado Averil. Frotándose enérgicamente la nunca, entre fatigada y dolorida, la bárbara dijo al resto:
- ¿Por qué no continuamos hablando de esto en otro sitio, con más calma, y donde además podamos descansar? Pero primero démosles un final digno a estos pobres caballeros en vez de dejarlos aquí en medio. Tampoco dejemos los otros cuerpos aquí sin más - mira al chico, que ya parece haberse recuperado tras vomitar y añade - ¿Puedes conseguirnos unas palas para hacerlo? A parte de esto, diría que aquí ya no hay más que hacer. Arreglemos esto, hablemos descansemos y mañana habrá que partir temprano hacia Volger. No tengo pensado llegar tarde al funeral de Ispin. Por muchas criaturas extrañas y ... milagros .... - dice con una mirada rápida hacia Averil - que nos encontremos.
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- ¿Magia? De eso sabes tú más que yo… - contestó la exploradora ante la pregunta directa que le hacía el mago, encogiéndose de hombros en señal de completa ignorancia.
Mientras se afanaba explorando el terreno sin mucho éxito, el granjero hizo acto de presencia. Se acercó a él y le sostuvo mientras vomitaba. El pobre no parecía estar muy acostumbrado a los cadáveres y conocía por experiencia esa sensación. Costaba, pero al final entrenabas a tu estómago a evitar las arcadas, aunque esperaba sinceramente que aquel muchacho no tuviera que ser testigo de más matanzas como esa.
Cuando el chico se hubo repuesto, acudió curiosa a la llamada de Fritz, observando con atención el símbolo que había encontrado. No le sonaba de nada desgraciadamente, pero le pareció buena idea que el Kender lo copiara en su libreta por si descubrían algo más adelante.
Entre estos pensamientos se entretenía cuando Saxa mencionó el funeral. La elfa abrió mucho los ojos y levantó la cabeza lentamente, dirigiendo su mirada hacia la guerrera y acercándose a ella.
- ¿El funeral de Ispin? Espera… ¿le conocías? ¿En serio? ¿Ispin Greenshield, Ispin de Volger?¿El humano aventurero? ¿Será posible que sea el mismo Ispin y el mismo funeral al que me dirijo yo? - las palabras salían de su boca atropelladamente y parecía que sus ojos se empañaban de tímidas lágrimas de emoción.
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La corpulenta humana estaba mirando los cuerpos y pensando cuánto les iba a llevar enterrarles cuando se vuelve ojiplática hacia Uri:
- ¿En serio? ¿Tu también? - mira de reojo al mago - ¿Vosotros también conociais a Ispin? Que me aspen ...
Que me aspen, Ispin! (perdón)
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El aprendiz dio un respingo. ¿Aquella montaña humana de músculos era también amiga de Ispin?
—¡Cáspita! Que extraña coincidencia. Bueno, pues juntos viajaremos más seguros. ¿Tú también vienes a Volger, verdad? —preguntó a la paladina.
Mientras la palas aparecían examinó la escena con sus propios ojos. Unos pasos por detrás del kender, a quien sonrió con amabilidad. La visión de los cadáveres le quitó la sonrisa y le mudó el color de la piel, pero hizo de tripas corazón y siguió investigando. Lamentó con un mohín que el carro fuera irrecuperable.
—Las bestias de tiro deben estar a millas de aquí. Si los buscamos llegaremos tarde al funeral.
Con respeto, se arremangó para ayudar enterrando a los soldados caídos sin quejarse.
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El grupo se toma unos minutos en dar descanso a los soldados de Solamnia, Averil, circunspecta mustia unas palabras en solamnico siguiendo algún antiguo ritual.
- Sí, mi camino me lleva a Kalaman, pero ya había quedado con ellos que les acompañaría a Vogler - responde Averil al aprendiz de mago.
Mientras, el resto dispone de los restos de los bandidos, usando los restos del carruaje para hacer una pira con los cuerpos, dando un final menos digno, pero limpio, a los mismos.
- Yo volveré a mi casa - dice el afectado muchacho que ha ayudado con los cuerpos - pero si vais a Volger seguid el camino no tardaréis más de media hora en llegar. Gra... gracias - dice sinceramente - y buena suerte.. y.. siento lo de vuestro amigo.. Ispin... era un buen hombre - añade con una sonrisa triste. - Bueno.. ¡adios! - se despide.
Siguiendo las indicaciones del joven granjero se encaminan hacia el final de su viaje y, tal y como les han dicho, en menos de una hora llegan al pueblo de Volger.
El pueblo pesquero se aferra a una lengua de tierra que desemboca en el río Vingaard. Boscosos acantilados dominan la comunidad, y el único camino desde el norte desciende más allá de los restos cubiertos de hiedra de un torreón de piedra en ruinas. Los modestos edificios de madera del pueblo se agrupan alrededor de un pintoresco círculo central y se extienden a lo largo de la orilla del río.
Adentrándose en el río, fuera de lugar y aparentemente fuera de tiempo, se encuentra un puente de piedra incompleto de increíble artesanía. La estructura data claramente de antes del Cataclismo, eclipsando a sus pares modernos en tamaño y solidez. El puente cruza menos de la mitad del ancho del río antes de dar paso a una serie de cuerdas y balsas atadas que sirven como transbordadores.
En el río, docenas de pequeñas embarcaciones navegan despacio por las aguas lentas y turbias mientras los pescadores de Vogler ejercen su oficio.
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- ¿Pero tú también? ¡Pues sí que era conocido nuestro amigo! - responde asombrada la bárbara al muchacho.
A medida que van caminando, Saxa se lamenta internamente por no haber aceptado la idea de Uri de pararse a curar sus heridas. Es cierto que en condiciones normales las habría aguantado sin mayor problema hasta la hora de descansar, pero enterrar cadáveres era un proceso bastante agotador. Por suerte llegar a Volger no le supuso más molestias adicionales, pero la bárbara estaba cansada y lo cierto es que tenía ganas de caer cuan larga era en una cama durante buenas horas. Con un largo suspiro sacó la carta de su mochila y releyó:
- "...Te escribo para pedirte que hagas a Ispin un último favor y asistas. Si así lo hicieras, se han preparado habitaciones en el Cangrejo de Latón...". El Cangrejo de Latón. - miró en derredor buscando un edificio que pareciese una posada, mientras avanzaban hacia el centro del pueblo. - Qué ganas tengo de una buena cena. Y una cerveza gigante. Y dormir, dormir muchas horas. - Mientras va diciendo eso ve el puente a lo lejos y piensa para sí misma "Oh, no. Fritz va a querer tirase horas mirando eso. ¡Bufff! Me da igual, que lo mire hasta que se lo aprenda de memoria. Pero yo me niego a estar en pie un minuto más del necesario".
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Dormir bajo techo y engullir una comida caliente sonaba la mar de bien. Quizá incluso pudiera tomar un baño antes de la cita. Sopesó su ligera bolsa y trató de olvidar esta última parte con fastidio. La visión del punte semiderruido de otra era atrajo poderosamente su atención. En cualquier caso, no habían venido a Volger de turismo. El recuerdo del amigo perdido nubló sus pensamientos. Ójala hubiera venido antes. Ispin habría sido un buen guía. Mirando las puntas de sus botas permaneció cabizbajo hasta el Cangrejo de Latón.
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Cavar zanjas parecía super divertido, los primeros treinta segundos. Fritz permaneció cerca jugueteajndo con su fabulosa piedra del dragón y garabateando en su cuaderno de viaje mientras todos intercambiaban anecdotas y sobre Ispin! Qué de amigos tenía! Estaba a punto de seguir el rastro de un conejo cuya mancha negra en un ojo no le parecía casual del todo cuando terminaron los improvisados oficios funerarios. Anotó algunas palabras en la Lengua de Solamnia.
EL camino, no muy largo, presentaba tantas posibles aventuras como refunfuños y blasfemias salían de boca de sus acompañantes para imperdirlo. Al menos hasta que llegaron al pueblo. Qué de cosas ofrecían aquella buena gente para los viajeros. Ya llevaba un aranque en salazón en la mano sacado a saber de que puesto cuando vieron el enorme puente que reconoció con presteza. Era super viejo, y de arquitectura y manufactura semejante a la que había visto en tumbas y templos, muchos tan solo en libros viejos como el último que incorporó a su zurrón.. olvidado en una estantería por aquel huraño librero. De no haberlo rescatado ahora estaría cogiendo polvo en una estantería..
-Uaaalaaaaaaa- dijo al ver el puente.-Un momento, venir!- sin esperar afirmación salió corriendo a ver aquellos arcos y frisos.-Qué pena que no pudieran acabarlo.. es.. es.. eso un Martín pescador!!! Ohhhh...- y salió corriendo detrás de aquel nuevo y emocionante descubrimiento.
- Fritz, espera un ... - Saxa intenta frenar al kender sin éxito. Sin entender muy bien cómo, de repente tiene un arenque en salazón en la mano y ningún kender al que agarrar cerca. Frustrada suelta un bufido, tira el arenque sin prestar atención a dónde cae y grita - ¡FRITZ! ¡Recuerda ir al Cangrejo de Latón! ¡¡¡No te líes!!!
Y sin darle más vueltas al asunto, continua caminando hasta llegar a la posada.
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