Al envolver el fulgor plateado de la teletransportación al grupo, Gowther experimentó un instante desorientador, como si su esqueleto fuera desmontado y reensamblado. Justo entonces, una voz oscura, demasiado familiar, se insinuó en su mente, aprovechando su vulnerabilidad para sembrar dudas sobre su capacidad de protección. ¿Sientes cómo se desmorona tu control, Gowther? Incluso los poderes más elevados flaquean... ¿Qué te hace pensar que puedes protegerlos a todos? El el'tael, con un esfuerzo consciente, cerró los ojos, buscando reencontrar su centro y expulsar ese susurro tenebroso.
Una vez reagrupados en este un nuevo entorno, procedió con diligencia a verificar el bienestar del grupo, mostrando una serenidad que contrastaba con la tormenta interior que había combatido momentos antes. Su preocupación interna por la seguridad del grupo se convirtió en su ancla, recordándole el propósito que compartían.
Mientras exploraba los remanentes del hechizo de la escuela de conjuración, no podía evitar preguntarse si, de alguna manera involuntaria, había contribuido a la alteración del mismo. Esta inquietud, más profunda que la simple curiosidad académica, lo sumía en un estado de reflexión intensa. Analizando la trama energética que aún vibraba en el ambiente, se cuestionaba si un desliz en su foco, quizás un resquicio por el cual la voz oscura había perturbado su serenidad, podría haber resonado con la magia en curso.
Aunque su rostro se mantenía impasible, en su interior, Gowther se comprometía a una vigilancia más estricta de su propia estabilidad mágica, reconociendo la importancia crítica de su dominio y control en la protección de aquellos que consideraba su nueva familia. Esta introspección no solo reforzaba su determinación de salvaguardar a sus compañeros sino que también lo impulsaba a buscar comprensión y soluciones dentro de los vastos conocimientos de su herencia eladrin.
Hela abrió los ojos súbitamente. Desde la profundidad de su inexorable mirada, analizó el paisaje que se mostraba ante ella. Permitió que el aire la despojara de su capucha, revolviendo su larga melena, e inspiró profundamente el salitre y la humedad. Se sentía libre, la libertad que su plano de sombras nunca le había brindado, en el que una opresión invisible pero palpable constreñía su pecho y su existencia.
Ante sí, la tierra de Neverwinter le otorgaba otro escenario de aprendizaje. Colores, sabores, texturas, matices nuevos que experimentar. Su familiar alzó el vuelo girando sobre las cabezas de los Fragmentos, graznando ansiosa por descubrir ella también la imponente ciudad.
Sonrió ante la expectativa de una nueva aventura y apretó fuertemente el brazo de Ash, emocionada. Volviendo a los últimos instantes en la Torre Negra, recordó el ritual y meditó sobre lo que había ocurrido con Laeral. Una idea cruzó su mente, que compartió con sus compañeros:
- ¿Os disteis cuenta? - pregunta, frunciendo el ceño - algo le sucedió a Laeral en la invocación del hechizo. ¿Sería posible que haya sido fruto de algún rastreo? ¿Habrán sido capaces de detectarlo y saber la existencia del portal? ¿Puede que esa… desconcentración sea causa de una posible intrusión o un elemento espía?- miró específicamente a Gowther, pensando que quizá fuera conocedor de esta clase de sucesos.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Pese a las insidiosas trampas que su mente quería tenderle, Gowther tuvo que reconocer, tras unos breves momentos en que analizó su control sobre sí mismo y su magia, que no había sido él el causante de aquel breve parpadeo en la urdimbre esotérica que les había llevado en un instante, a cientos de kilómetros al norte de la Ciudad de los Esplendores.
Lo que era frustrante, era que ni Hela ni el El'Tael podían determinar qué había ocurrido realmente.
Centrándose en el presente, los Fragmentos observaron la ciudad que se elevaba no muy lejos. Laeral, a sugerencia de Martin, no les había teleportado a la ciudad misma ni a una ubicación segura dentro de la misma. Ahora podían decidir qué hacer y hacia dónde dirigir sus pasos.
¿Entrarían en la ciudad para avituallarse mejor en su expedición al Norte? ¿Quizá, incluso, contratar a un guía que les llevara con paso rápido y sin perderse al Norte, donde el Culto parecía estar reuniendo recursos y realizando una importante búsqueda? ¿Qué era lo que ocurria al otro lado de la Espina del Mundo que había cortado las comunicaciones y los posibles intentos de exploración mágica? ¿Estaría relacionado con el Culto o en su camino para oponerse a los planes de la siniestra organización se encontrarían con otro problema como les había ocurrido en Waterdeep? Pero otra opción les rondaba la cabeza, sobretodo al destronado Príncipe cuya sangre anhelaba venganza. ¿Se desviarían hacia Mithral Hall, donde habían comenzado las labores de acantonamiento y preparación para marchar hacia el antiguo reino de Morko y tratar de liberarlo? Sabían que aún quedaban semanas para que eso pudiera ocurrir, pero la inquietud de Morko iba en aumento. ¿Tendrían tiempo de ir al Norte y volver mientras Bruenor cumplía con su palabra y reunía un ejército?
Zevatur intercambió una mirada de preocupación con Canela. "Podría volar allí para averiguar qué ha pasado, pero poco podemos hacer.""Sí, si han sido atacados, seguro que se repondrán. Si no, poco podremos hacer. Mejor quédate aquí; podremos hablar con ellos más adelante." intercambiaron pensamientos rapidos tenidos de preocupacion e impotencia. "Debemos pensar en todas las posibilidades y prepararnos para ellas." Entonces se dirigio a sus companeros, que tambien parecian preocupados.
- Si, Helaya, algo imprevisto ocurrio, algo no fue bien. Si alguien atacó o se entrometió en el ritual, es muy posible que sepa nuestro punto de llegada. No tardarán en llegar aquí para atacarnos. Deberíamos movernos lo antes posible.
- Yo me quedaré aquí vigilando - dijo Canela. - Si en algún momento me necesitáis, Zevatur puede reconvocarme rápidamente. Si diviso a alguien, os lo comunicaré - añadió Canela, buscando un árbol donde descansar.
- Creo que sería mejor ir directamente al norte, sin pasar por Waterdeep. En los pueblos aledaños será más fácil encontrar algún guía experto en las montañas. - Dijo mientras se apartaba de su cara un mechon de pelo rojo que se agitaba con la brisa maritima.
La abrupta y fría costa abrazó al semielfo de lleno al llegar. El suave oleaje se deslizó sobre las arenas y piedras de la cala donde habían aparecido tras el poderoso conjuro de teletransportación, empapando las botas de piel y cuero del ex-asesino. Debería sentir frío y por tanto sus músculos entumecidos por el duro clima norteño, pero no fue el caso gracias a la magia de su anillo. Agradeció la calidez que éste le aportaba mientras oteaba el horizonte con curiosidad, dejándose embriagar por el olor a mar, salitre y madera húmeda. Varios fantasmas y espectros, que sólo él podía ver comenzaron a aparecer en el paisaje, siempre cerca, pero a cierta distancia, acompañándole silenciosamente en su odisea.
Martín escucho preocupado las malas noticias acerca del inquietante evento que había surgido con el hechizo y su lanzadora. Sólo esperaba que la habilidad de una Archimaga como Laeral, hubiera podido de algún modo contrarrestar cualquier posible efecto nocivo sobre ellos, o la hechicera, aunque había que esperar lo mejor, siempre se tenía que estar preparado para lo peor.
Su mente recordó su visión acerca de Kath y su destino, y como estaba entrelazado de algún modo con aquel ya no tan lejano lugar helado junto a la congelada cascada que sintió tan real, tan cierto, como si hubiera estado allí físicamente y no oníricamente. Su mirada se desvió inconscientemente hacia ella por un momento, vigilante, atento a cualquier posible reacción de la muchacha. Pero pronto alejó esos pensamientos de su cabeza. Los hilos que guían las fortunas de los mortales, están ya tejidos, y poco se puede hacer salvo que la Reina de Cuervos decida intervenir.
La lógica de Zevatur tenía sentido, aunque tras mirar la próxima ciudad de Neverwinter, algo le removió por dentro, era una sensación que surgía siempre cuando se encontraba cerca de grandes urbes que no había visitado nunca. Sin apartar la mirada de sus violáceos ojos de las altas torres coronadas con banderolas carmesí, encaramadas como viejas rapaces sobre escarpados acantilados, y embutido en su capa de camuflaje, intentó aportar otra opción diferente a la de su admirado Tiefling.
- Si queremos encontrar información fiable de los movimientos y posiciones de las hordas del culto, no hay mejor manera que embarrarse y contactar con los bajos fondos de la ciudad, será peligroso y puede exponernos demasiado, pero dudo que los pueblos o aldeas cercanas tengan tantos datos disponibles a mano... probablemente la mayor parte del tiempo estén aislados por las tormentas o la nieve.
Exhalando algo de vaho al hablar, el mestizo terminó su exposición mirando esta vez a Ash, el líder del grupo, para que decidiera los próximos pasos. Decidiera lo que decidiera, le apoyaría hasta el final. Sin embargo ocultó su creciente curiosidad por visitar los grandes salones de Mithril Hall para no influenciar en decisiones tan personales, su grandiosidad no haría justicia a cualquier imagen que pudiera haberse hecho de ella en su cabeza, y ayudar a Morko y su gente le atraía casi más que destruir la influencia del culto en estos territorios.
Tras las palabras de Martin el tiefling de rojiza piel dudo un momento, quizás meditando o quizás intercambiando algunos pensamientos con Canela.
- Una de las razones de teleportarnos hasta aquí era eludir el escrutinio de los espías Ir a la ciudad en ese caso es contraproducente ya que estará plagada de espías. Pero tras el incidente de Laeral... - Negó apesadumbrado con la cabeza - No creo que hayamos eludido nada. Es una decisión difícil - Dijo pensativo, su mirada de forma inconsciente se dirigió hacia el que parecía haberse erigido en el líder , Ash... - Pudiera ser que los enanos tengas alguna información adicional... no lo creo...
Ash inspiró profundamente hinchando el pecho con el aire vigorizante de la costa. Observó la ciudad a lo lejos mientras sus compañeros hablaban. La brisa marina movía su capa y su cabello y su actitud erguida y desafiante le daba un aspecto gallardo.
—¿Y que os parece Luskan? —dijo por fin—. Si seguimos la costa por el Camino Alto llegaremos a la ciudad más al norte de la Costa de la Espada en unos días —su mentón cuadrado apuntaba en la dirección norte mientras recomponía en su cabeza los mapas del norte gracias a sus consultas en la torre y sus recuerdos de anteriores campañas con el Guantelete Rubí—. Allí podemos buscar un buen guía para el norte helado y seguramente cazar algunos rumores sobre lo que esté pasando en el Espinazo del Mundo que la distancia no haya distorsionado mucho. Si nuestros enemigos nos han localizado quizá nos busquen primero en Neverwinter. Prefiero no arriesgarnos a más retrasos.
Miró a Morko con seriedad.
—En Luskan podemos decidir si seguimos a las montañas o si remontamos el camino de Mirabar y desde allí a Mithril Hall.
Con un plan trazado, los Fragmentos Extraordinarios comenzaron su camino hacia Luskan.
El viento era frío y agitaba constantemente las capas de los compañeros, pero la mayoría agradeció la revigorizante brisa marina mientras caminaban en contraste con el ambiente algo cargado de la ciudad en sus últimas semanas.
No tardaron en dejar atrás la ciudad de Neverwinter, y aunque en sus cercanías se cruzaron con algo más de tráfico que entraba y salía de la ciudad, pasadas unas horas comenzaron a relajarse al ser los únicos caminantes por la carretera. Aunque el camino había dejado de estar pavimentando a los pocos kilómetros de la ciudad, y los guardias apostados en el pequeño puesto que marcaba el fin del mismo ni siquiera les preguntaron nada, seguía estando llano y despejado de vegetación que impidiera el paso. Ya fuera por mantenimiento o por el paso de caravanas, el caso es que les facilitaba el progreso y para cuando comenzó a caer el sol habían hecho un trecho del camino que les separaba de Luskan. El camino ascendía hacia el norte alejándose un poco de la costa, e internándose entre frondosos bosques, serpenteando entre los árboles.
Martin encontró un lugar resguardado del viento a pocos metros del camino y se prepararon para descansar. La noche transcurrió sin mayores complicaciones, aparentemente los ronquidos de algunos de ellos mantuvieron alejadas a cualquier bestia deprededadora que pudiera rondar aquellos bosques, aunque la protección del domo mágico invocado por Gowther les aseguraba que nada ni nadie les molestaría en su descanso.
El segundo día de viaje amaneció cubierto. Pesadas nubes grises se movían por encima de sus cabezas agitadas por el frío viento y el plomizo cielo no tardó mucho en hacer justicia a su amenazante aspecto cuando una fría y fina lluvia comenzó a caer. Incluso bajo las ramas del bosque los Fragmentos no tardaron en estar empapados. El camino viró ligeramente a su izquierda, y para cuando pararon a comer algo se encontraban de nuevo a la vista del mar, sobre unos acantilados y algo más desprotegidos ante los elementos ya que había menos árboles. Mientras se arrebujaban en sus capas y tomaban algo de comer, pudieron observar a unos grandes animales marinos que resoplaban al romper la superficie de las olas. Tan grandes eran que los vieron incluso desde lo alto de los acantilados. Se trataba de un grupo de al menos diez individuos, y parecía que al menos dos de ellos eran crias, por su menor tamaño comparado con el resto, aunque la más pequeña podría haber servido de montura marina al menos a tres o cuatro de ellos.
Cuando el sol comenzaba a decaer, encontraron un pequeño desvio en el camino. La carretera principal seguía más o menos hacia el norte, adentrándose de nuevo en el bosque y alejándose de los acantilados una vez más. El desvío, que era un camino algo menor, pero que aún permitiría el paso de carros, giraba ligeramente hacia el noroeste, siguiendo la línea de la costa y ascendiendo por la misma. Los agudos sentidos de los Fragmentos captaron la silueta de una torre que se elevaba sobre los escarpados acantilados, unos kilómetros más adelante. No parecía un faro para guiar a los barcos si no una torre erigida en aquella remota localización. Desde su posición era dificil saber si había más edificios anexos construidos. Podía tratarse de una posada o edificación construida como refugio en mitad del camino, o el lugar de retiro de alguien que valoraba más la soledad que el ruido de una urbe.
Ash observó los dos caminos haciendo visera sobre sus ojos con una de sus manazas.
—Va a hacerse de noche y el camino del bosque promete frío y alimañas. Aun estamos a mitad de camino, ¿verdad Martin? —pidió corroboración al explorador—. Forzar la marcha para llegar a Luskan no serviría de nada. ¿Qué os parece si nos acercamos a aquella torre? A ver si podemos pernoctar y con suerte oír alguna noticia de norte.
Hela fijó su mirada en la ciudad de Neverwinter mientras se alejaba hasta desaparecer, lamentando para sí misma no poder descubrir sus extraordinarias singularidades, perdiendo la oportunidad de una nueva experiencia en este desconocido y vasto plano. Se consoló sabiendo que habría muchos otros lugares, muchas otras ciudades que inspeccionar. Bajo su capucha y su túnica empapadas, sentía el frío y la humedad calando hasta los huesos. Se arrebujó tras un escalofrío.
Continuó el camino maravillada por los acantilados y la fiereza de las olas que rompían contra las inquebrantables rocas y prestó especial atención a aquellas bestias desconocidas - ¿Qué son aquellos animales?- preguntó a sus compañeros, rompiendo el silencio del frugal almuerzo - ¿Son peligrosos? Su tamaño es increíblemente amenazante… - reflexionó, dando por hecho que sus amigos los reconocerían.
- Acerquémonos - aseveró con determinación ante la pregunta de Ash - Será mejor pernoctar a cubierto. Si tenemos suerte y encontramos una posada, quizá podamos cenar algo caliente-
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Zevatur miró ensimismado las criaturas mientras masticaba una de las raciones. – No había visto nunca a esas criaturas, Helaya… - Le respondió sin dejar de mirarlas. Se pregunto para sí mismo como seria su existencia, que comían, peces… cuantos peces deberían comer para mantenerse… Al ponerse en marcha echo una mirada atrás obsérvales. – Enormes, como dragones. – Dijo antes de partir.
A la sugerencia de ir a la posada Zevatur negó con la cabeza, aunque entendía que Ash y Hela quisieran intimidad, la torre no podía traerles más que problemas.
- Para descansar bien no necesitamos mas que el conjuro de Gowther. Podemos ir a la torre a intentar recabar información de la región, pero nos exponemos a que informantes del culto nos localicen. Yo seguiría el camino… Pero si decidimos ir a la torre yo procedería con cautela.
Martin había permanecido en silencio la mayor parte del camino, encabezando la marcha varias decenas de metros separado del resto, con la única compañía de Seeker, que le sobrevolaba dando pasadas sobre su cabeza en vuelos bajos, casi rasantes. Su mirada si pareció perderse por unos minutos ante la majestuosidad de aquellas grandes criaturas, y se preguntó si disfrutaban de verdadera libertad surcando el mar tan al norte, o quizás huían de cazadores u otros peligros que pudieran esconder las frías aguas de la región.
Tras confirmar con la cabeza la pregunta dirigida a él por Ash. El bastardo observó la lejana torre al final del desvío, y resopló con descontento, no se fiaba de sus posibles habitantes, como no se fiaba de prácticamente nadie en su vida. Al final se encogió de hombros y se abstuvo ante la decisión, ambas opciones le parecían igual de buenas e igual de peligrosas. Seguiría a Ash si se decidía por pernoctar en aquel lugar, y con suerte, podrían sacar algo de información acerca de los movimientos del culo en la zona.
- Me parece bien lo que la mayoría decida, pero andar con ojo, las posadas no suelen tener forma de torre. Aunque su lejana forma se ve desde el camino principal, así que deduzco que tampoco pertenecerá a alguien que quiera esconderse demasiado, sólo quizás necesiten un poco de aislamiento. Sinceramente no sé como seremos de bien recibidos allí.
Ash sopesó los argumentos de sus compañeros con una mano en su hercúleo mentón y mirada ceñuda.
—Iremos con cuidado —asistió a los más escépticos—. Necesitamos descansar y salir del camino. Además, ya tenemos una larga colección de enemigos. Presiento que Tymora está de nuestro lado está vez, ya nos toca dar con un aliado —sonrió a Martin con confianza mostrando sus dientes perfectos.
Al envolver el fulgor plateado de la teletransportación al grupo, Gowther experimentó un instante desorientador, como si su esqueleto fuera desmontado y reensamblado. Justo entonces, una voz oscura, demasiado familiar, se insinuó en su mente, aprovechando su vulnerabilidad para sembrar dudas sobre su capacidad de protección. ¿Sientes cómo se desmorona tu control, Gowther? Incluso los poderes más elevados flaquean... ¿Qué te hace pensar que puedes protegerlos a todos? El el'tael, con un esfuerzo consciente, cerró los ojos, buscando reencontrar su centro y expulsar ese susurro tenebroso.
Una vez reagrupados en este un nuevo entorno, procedió con diligencia a verificar el bienestar del grupo, mostrando una serenidad que contrastaba con la tormenta interior que había combatido momentos antes. Su preocupación interna por la seguridad del grupo se convirtió en su ancla, recordándole el propósito que compartían.
Mientras exploraba los remanentes del hechizo de la escuela de conjuración, no podía evitar preguntarse si, de alguna manera involuntaria, había contribuido a la alteración del mismo. Esta inquietud, más profunda que la simple curiosidad académica, lo sumía en un estado de reflexión intensa. Analizando la trama energética que aún vibraba en el ambiente, se cuestionaba si un desliz en su foco, quizás un resquicio por el cual la voz oscura había perturbado su serenidad, podría haber resonado con la magia en curso.
Aunque su rostro se mantenía impasible, en su interior, Gowther se comprometía a una vigilancia más estricta de su propia estabilidad mágica, reconociendo la importancia crítica de su dominio y control en la protección de aquellos que consideraba su nueva familia. Esta introspección no solo reforzaba su determinación de salvaguardar a sus compañeros sino que también lo impulsaba a buscar comprensión y soluciones dentro de los vastos conocimientos de su herencia eladrin.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Hela abrió los ojos súbitamente. Desde la profundidad de su inexorable mirada, analizó el paisaje que se mostraba ante ella. Permitió que el aire la despojara de su capucha, revolviendo su larga melena, e inspiró profundamente el salitre y la humedad. Se sentía libre, la libertad que su plano de sombras nunca le había brindado, en el que una opresión invisible pero palpable constreñía su pecho y su existencia.
Ante sí, la tierra de Neverwinter le otorgaba otro escenario de aprendizaje. Colores, sabores, texturas, matices nuevos que experimentar. Su familiar alzó el vuelo girando sobre las cabezas de los Fragmentos, graznando ansiosa por descubrir ella también la imponente ciudad.
Sonrió ante la expectativa de una nueva aventura y apretó fuertemente el brazo de Ash, emocionada. Volviendo a los últimos instantes en la Torre Negra, recordó el ritual y meditó sobre lo que había ocurrido con Laeral. Una idea cruzó su mente, que compartió con sus compañeros:
- ¿Os disteis cuenta? - pregunta, frunciendo el ceño - algo le sucedió a Laeral en la invocación del hechizo. ¿Sería posible que haya sido fruto de algún rastreo? ¿Habrán sido capaces de detectarlo y saber la existencia del portal? ¿Puede que esa… desconcentración sea causa de una posible intrusión o un elemento espía?- miró específicamente a Gowther, pensando que quizá fuera conocedor de esta clase de sucesos.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Pese a las insidiosas trampas que su mente quería tenderle, Gowther tuvo que reconocer, tras unos breves momentos en que analizó su control sobre sí mismo y su magia, que no había sido él el causante de aquel breve parpadeo en la urdimbre esotérica que les había llevado en un instante, a cientos de kilómetros al norte de la Ciudad de los Esplendores.
Lo que era frustrante, era que ni Hela ni el El'Tael podían determinar qué había ocurrido realmente.
Centrándose en el presente, los Fragmentos observaron la ciudad que se elevaba no muy lejos. Laeral, a sugerencia de Martin, no les había teleportado a la ciudad misma ni a una ubicación segura dentro de la misma. Ahora podían decidir qué hacer y hacia dónde dirigir sus pasos.
¿Entrarían en la ciudad para avituallarse mejor en su expedición al Norte? ¿Quizá, incluso, contratar a un guía que les llevara con paso rápido y sin perderse al Norte, donde el Culto parecía estar reuniendo recursos y realizando una importante búsqueda? ¿Qué era lo que ocurria al otro lado de la Espina del Mundo que había cortado las comunicaciones y los posibles intentos de exploración mágica? ¿Estaría relacionado con el Culto o en su camino para oponerse a los planes de la siniestra organización se encontrarían con otro problema como les había ocurrido en Waterdeep? Pero otra opción les rondaba la cabeza, sobretodo al destronado Príncipe cuya sangre anhelaba venganza. ¿Se desviarían hacia Mithral Hall, donde habían comenzado las labores de acantonamiento y preparación para marchar hacia el antiguo reino de Morko y tratar de liberarlo? Sabían que aún quedaban semanas para que eso pudiera ocurrir, pero la inquietud de Morko iba en aumento. ¿Tendrían tiempo de ir al Norte y volver mientras Bruenor cumplía con su palabra y reunía un ejército?
PbP Character: A few ;)
Zevatur intercambió una mirada de preocupación con Canela. "Podría volar allí para averiguar qué ha pasado, pero poco podemos hacer." "Sí, si han sido atacados, seguro que se repondrán. Si no, poco podremos hacer. Mejor quédate aquí; podremos hablar con ellos más adelante." intercambiaron pensamientos rapidos tenidos de preocupacion e impotencia. "Debemos pensar en todas las posibilidades y prepararnos para ellas." Entonces se dirigio a sus companeros, que tambien parecian preocupados.
- Si, Helaya, algo imprevisto ocurrio, algo no fue bien. Si alguien atacó o se entrometió en el ritual, es muy posible que sepa nuestro punto de llegada. No tardarán en llegar aquí para atacarnos. Deberíamos movernos lo antes posible.
- Yo me quedaré aquí vigilando - dijo Canela. - Si en algún momento me necesitáis, Zevatur puede reconvocarme rápidamente. Si diviso a alguien, os lo comunicaré - añadió Canela, buscando un árbol donde descansar.
- Creo que sería mejor ir directamente al norte, sin pasar por Waterdeep. En los pueblos aledaños será más fácil encontrar algún guía experto en las montañas. - Dijo mientras se apartaba de su cara un mechon de pelo rojo que se agitaba con la brisa maritima.
Zevatur, Rolthos
La abrupta y fría costa abrazó al semielfo de lleno al llegar. El suave oleaje se deslizó sobre las arenas y piedras de la cala donde habían aparecido tras el poderoso conjuro de teletransportación, empapando las botas de piel y cuero del ex-asesino. Debería sentir frío y por tanto sus músculos entumecidos por el duro clima norteño, pero no fue el caso gracias a la magia de su anillo. Agradeció la calidez que éste le aportaba mientras oteaba el horizonte con curiosidad, dejándose embriagar por el olor a mar, salitre y madera húmeda. Varios fantasmas y espectros, que sólo él podía ver comenzaron a aparecer en el paisaje, siempre cerca, pero a cierta distancia, acompañándole silenciosamente en su odisea.
Martín escucho preocupado las malas noticias acerca del inquietante evento que había surgido con el hechizo y su lanzadora. Sólo esperaba que la habilidad de una Archimaga como Laeral, hubiera podido de algún modo contrarrestar cualquier posible efecto nocivo sobre ellos, o la hechicera, aunque había que esperar lo mejor, siempre se tenía que estar preparado para lo peor.
Su mente recordó su visión acerca de Kath y su destino, y como estaba entrelazado de algún modo con aquel ya no tan lejano lugar helado junto a la congelada cascada que sintió tan real, tan cierto, como si hubiera estado allí físicamente y no oníricamente. Su mirada se desvió inconscientemente hacia ella por un momento, vigilante, atento a cualquier posible reacción de la muchacha. Pero pronto alejó esos pensamientos de su cabeza. Los hilos que guían las fortunas de los mortales, están ya tejidos, y poco se puede hacer salvo que la Reina de Cuervos decida intervenir.
La lógica de Zevatur tenía sentido, aunque tras mirar la próxima ciudad de Neverwinter, algo le removió por dentro, era una sensación que surgía siempre cuando se encontraba cerca de grandes urbes que no había visitado nunca. Sin apartar la mirada de sus violáceos ojos de las altas torres coronadas con banderolas carmesí, encaramadas como viejas rapaces sobre escarpados acantilados, y embutido en su capa de camuflaje, intentó aportar otra opción diferente a la de su admirado Tiefling.
- Si queremos encontrar información fiable de los movimientos y posiciones de las hordas del culto, no hay mejor manera que embarrarse y contactar con los bajos fondos de la ciudad, será peligroso y puede exponernos demasiado, pero dudo que los pueblos o aldeas cercanas tengan tantos datos disponibles a mano... probablemente la mayor parte del tiempo estén aislados por las tormentas o la nieve.
Exhalando algo de vaho al hablar, el mestizo terminó su exposición mirando esta vez a Ash, el líder del grupo, para que decidiera los próximos pasos. Decidiera lo que decidiera, le apoyaría hasta el final. Sin embargo ocultó su creciente curiosidad por visitar los grandes salones de Mithril Hall para no influenciar en decisiones tan personales, su grandiosidad no haría justicia a cualquier imagen que pudiera haberse hecho de ella en su cabeza, y ayudar a Morko y su gente le atraía casi más que destruir la influencia del culto en estos territorios.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Tras las palabras de Martin el tiefling de rojiza piel dudo un momento, quizás meditando o quizás intercambiando algunos pensamientos con Canela.
- Una de las razones de teleportarnos hasta aquí era eludir el escrutinio de los espías Ir a la ciudad en ese caso es contraproducente ya que estará plagada de espías. Pero tras el incidente de Laeral... - Negó apesadumbrado con la cabeza - No creo que hayamos eludido nada. Es una decisión difícil - Dijo pensativo, su mirada de forma inconsciente se dirigió hacia el que parecía haberse erigido en el líder , Ash... - Pudiera ser que los enanos tengas alguna información adicional... no lo creo...
Zevatur, Rolthos
Ash inspiró profundamente hinchando el pecho con el aire vigorizante de la costa. Observó la ciudad a lo lejos mientras sus compañeros hablaban. La brisa marina movía su capa y su cabello y su actitud erguida y desafiante le daba un aspecto gallardo.
—¿Y que os parece Luskan? —dijo por fin—. Si seguimos la costa por el Camino Alto llegaremos a la ciudad más al norte de la Costa de la Espada en unos días —su mentón cuadrado apuntaba en la dirección norte mientras recomponía en su cabeza los mapas del norte gracias a sus consultas en la torre y sus recuerdos de anteriores campañas con el Guantelete Rubí—. Allí podemos buscar un buen guía para el norte helado y seguramente cazar algunos rumores sobre lo que esté pasando en el Espinazo del Mundo que la distancia no haya distorsionado mucho. Si nuestros enemigos nos han localizado quizá nos busquen primero en Neverwinter. Prefiero no arriesgarnos a más retrasos.
Miró a Morko con seriedad.
—En Luskan podemos decidir si seguimos a las montañas o si remontamos el camino de Mirabar y desde allí a Mithril Hall.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Con un plan trazado, los Fragmentos Extraordinarios comenzaron su camino hacia Luskan.
El viento era frío y agitaba constantemente las capas de los compañeros, pero la mayoría agradeció la revigorizante brisa marina mientras caminaban en contraste con el ambiente algo cargado de la ciudad en sus últimas semanas.
No tardaron en dejar atrás la ciudad de Neverwinter, y aunque en sus cercanías se cruzaron con algo más de tráfico que entraba y salía de la ciudad, pasadas unas horas comenzaron a relajarse al ser los únicos caminantes por la carretera. Aunque el camino había dejado de estar pavimentando a los pocos kilómetros de la ciudad, y los guardias apostados en el pequeño puesto que marcaba el fin del mismo ni siquiera les preguntaron nada, seguía estando llano y despejado de vegetación que impidiera el paso. Ya fuera por mantenimiento o por el paso de caravanas, el caso es que les facilitaba el progreso y para cuando comenzó a caer el sol habían hecho un trecho del camino que les separaba de Luskan. El camino ascendía hacia el norte alejándose un poco de la costa, e internándose entre frondosos bosques, serpenteando entre los árboles.
Martin encontró un lugar resguardado del viento a pocos metros del camino y se prepararon para descansar. La noche transcurrió sin mayores complicaciones, aparentemente los ronquidos de algunos de ellos mantuvieron alejadas a cualquier bestia deprededadora que pudiera rondar aquellos bosques, aunque la protección del domo mágico invocado por Gowther les aseguraba que nada ni nadie les molestaría en su descanso.
El segundo día de viaje amaneció cubierto. Pesadas nubes grises se movían por encima de sus cabezas agitadas por el frío viento y el plomizo cielo no tardó mucho en hacer justicia a su amenazante aspecto cuando una fría y fina lluvia comenzó a caer. Incluso bajo las ramas del bosque los Fragmentos no tardaron en estar empapados.
El camino viró ligeramente a su izquierda, y para cuando pararon a comer algo se encontraban de nuevo a la vista del mar, sobre unos acantilados y algo más desprotegidos ante los elementos ya que había menos árboles.
Mientras se arrebujaban en sus capas y tomaban algo de comer, pudieron observar a unos grandes animales marinos que resoplaban al romper la superficie de las olas. Tan grandes eran que los vieron incluso desde lo alto de los acantilados. Se trataba de un grupo de al menos diez individuos, y parecía que al menos dos de ellos eran crias, por su menor tamaño comparado con el resto, aunque la más pequeña podría haber servido de montura marina al menos a tres o cuatro de ellos.
Cuando el sol comenzaba a decaer, encontraron un pequeño desvio en el camino. La carretera principal seguía más o menos hacia el norte, adentrándose de nuevo en el bosque y alejándose de los acantilados una vez más. El desvío, que era un camino algo menor, pero que aún permitiría el paso de carros, giraba ligeramente hacia el noroeste, siguiendo la línea de la costa y ascendiendo por la misma. Los agudos sentidos de los Fragmentos captaron la silueta de una torre que se elevaba sobre los escarpados acantilados, unos kilómetros más adelante. No parecía un faro para guiar a los barcos si no una torre erigida en aquella remota localización. Desde su posición era dificil saber si había más edificios anexos construidos. Podía tratarse de una posada o edificación construida como refugio en mitad del camino, o el lugar de retiro de alguien que valoraba más la soledad que el ruido de una urbe.
PbP Character: A few ;)
Ash observó los dos caminos haciendo visera sobre sus ojos con una de sus manazas.
—Va a hacerse de noche y el camino del bosque promete frío y alimañas. Aun estamos a mitad de camino, ¿verdad Martin? —pidió corroboración al explorador—. Forzar la marcha para llegar a Luskan no serviría de nada. ¿Qué os parece si nos acercamos a aquella torre? A ver si podemos pernoctar y con suerte oír alguna noticia de norte.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Hela fijó su mirada en la ciudad de Neverwinter mientras se alejaba hasta desaparecer, lamentando para sí misma no poder descubrir sus extraordinarias singularidades, perdiendo la oportunidad de una nueva experiencia en este desconocido y vasto plano. Se consoló sabiendo que habría muchos otros lugares, muchas otras ciudades que inspeccionar. Bajo su capucha y su túnica empapadas, sentía el frío y la humedad calando hasta los huesos. Se arrebujó tras un escalofrío.
Continuó el camino maravillada por los acantilados y la fiereza de las olas que rompían contra las inquebrantables rocas y prestó especial atención a aquellas bestias desconocidas - ¿Qué son aquellos animales? - preguntó a sus compañeros, rompiendo el silencio del frugal almuerzo - ¿Son peligrosos? Su tamaño es increíblemente amenazante… - reflexionó, dando por hecho que sus amigos los reconocerían.
- Acerquémonos - aseveró con determinación ante la pregunta de Ash - Será mejor pernoctar a cubierto. Si tenemos suerte y encontramos una posada, quizá podamos cenar algo caliente -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Zevatur miró ensimismado las criaturas mientras masticaba una de las raciones. – No había visto nunca a esas criaturas, Helaya… - Le respondió sin dejar de mirarlas. Se pregunto para sí mismo como seria su existencia, que comían, peces… cuantos peces deberían comer para mantenerse… Al ponerse en marcha echo una mirada atrás obsérvales. – Enormes, como dragones. – Dijo antes de partir.
A la sugerencia de ir a la posada Zevatur negó con la cabeza, aunque entendía que Ash y Hela quisieran intimidad, la torre no podía traerles más que problemas.
- Para descansar bien no necesitamos mas que el conjuro de Gowther. Podemos ir a la torre a intentar recabar información de la región, pero nos exponemos a que informantes del culto nos localicen. Yo seguiría el camino… Pero si decidimos ir a la torre yo procedería con cautela.
Zevatur, Rolthos
Martin había permanecido en silencio la mayor parte del camino, encabezando la marcha varias decenas de metros separado del resto, con la única compañía de Seeker, que le sobrevolaba dando pasadas sobre su cabeza en vuelos bajos, casi rasantes. Su mirada si pareció perderse por unos minutos ante la majestuosidad de aquellas grandes criaturas, y se preguntó si disfrutaban de verdadera libertad surcando el mar tan al norte, o quizás huían de cazadores u otros peligros que pudieran esconder las frías aguas de la región.
Tras confirmar con la cabeza la pregunta dirigida a él por Ash. El bastardo observó la lejana torre al final del desvío, y resopló con descontento, no se fiaba de sus posibles habitantes, como no se fiaba de prácticamente nadie en su vida. Al final se encogió de hombros y se abstuvo ante la decisión, ambas opciones le parecían igual de buenas e igual de peligrosas. Seguiría a Ash si se decidía por pernoctar en aquel lugar, y con suerte, podrían sacar algo de información acerca de los movimientos del culo en la zona.
- Me parece bien lo que la mayoría decida, pero andar con ojo, las posadas no suelen tener forma de torre. Aunque su lejana forma se ve desde el camino principal, así que deduzco que tampoco pertenecerá a alguien que quiera esconderse demasiado, sólo quizás necesiten un poco de aislamiento. Sinceramente no sé como seremos de bien recibidos allí.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Ash sopesó los argumentos de sus compañeros con una mano en su hercúleo mentón y mirada ceñuda.
—Iremos con cuidado —asistió a los más escépticos—. Necesitamos descansar y salir del camino. Además, ya tenemos una larga colección de enemigos. Presiento que Tymora está de nuestro lado está vez, ya nos toca dar con un aliado —sonrió a Martin con confianza mostrando sus dientes perfectos.
Con paso decidido puso rumbo a la torre.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)