Colton preocupado por la alarmante situación en su contra, baremó la situación con cuidado, el oso salvaje probablemente cargaría contra él en breve al haber destruído cualquier enemigo que bloqueaba su camino hacía él. Con determinación guardó su arco largo y arrancó la espada que atravesava el pecho de Lenkus, éste apenas se movió, pálido como un fantasma, su alma probablemente ya había partido lejos de allí.

El "Regresado" se dispuso a cargar al druida cuando un dardo traicioneró se clavó en su costado haciéndole emitir un chillido de frustración. Sus oscuros ojos ardieron con unas furiosas llamas negras y donde antes había una cara, ahora un rostro carente de expresión atravesó la negrura buscando el culpable de su ataque al flanco. Allí estaba... un furtivo kenku, de pico tatuado y ballesta en mano. Esto pareció desconcertar unos segundos a Colton... cuando empezó a hablar girándose hacia su nuevo objetivo...

- ¿Un kenku?... - La voz de Colton súbitamente cambio  de timbre... y de acento... a uno más... ¿de enano? ... el fuego que ardía en sus ojos cambió también de color, de un negro azabache a un azul oscuro, casi violaceo... - Al fin te encuentro pequeño ratero emplumado, NockWhizzThud me quitaste algo... y ahora vas a pagar... te lo arrancaré de tu misma alma de ladrón de alcantarilla, maldito grumete de poca monta... -  El súbito enemigo del kenku comenzó a otear el horizonte oscuro como la misma noche que los cubría mientras farfullaba algo .- Tengo que encontrar un punto de referencia... ¿dónde estamos vil ladrozuelo? ¿dónde te escondes?

El cuerpo que contenía hasta hace unos segundos a Colton, pero que sin duda parecía ahora estar poseído por "algo" diferente... cargó con ira hacia el hombre cuervo con la espada en ristre en su mano derecha... y con un fulgor opaco y negro que envolvía su puño izquierdo...

TocToc esquivó con una rápida finta la estocada que le hubiera atravesado a la altura de sus riñones, pero el toque necrótico de la mano de Colton fue demasiado rápido, sintio como un una esquirla de hielo le atravesara el brazo allí donde los dedos del muerto le habían tocado, su esencia vital fluyo hacía la criatura... siéndole robada... debilidad y oscuridad comenzaron a atenazar su corazón...

TocToc gritó en pánico al reconocer la voz. - ¡Cegadle, detenedle!...

El caballero se despertó atribulado entre ruido de refriega y pasos apresurados. Sin tiempo siquiera para vestirse, agarró espada y escudo y bajo a la sala de la posada enfundado en su viejo y raído camisón de algodón blanco, una vieja costumbre de tiempos más cortesanos. TocToc corría delante de él y apenas puso un pie en el salón de la posada supo que luchaban por su vida. Nomuertos, pareciera que finalmente ellos habían acudido en su busca y no al revés. Casi sin pensarlo siseó las palabras y el escudo relució por un momento mientras el caballero lo esgrimía como un muro. Cuando Colton habló mudando la voz, percibió la agitación en TocToc y corrió a su lado a aprestar protección.

Los enemigos caían antes sus poderosos ataques y con el apoyo de sus compañeros, Mablung se sentía exultante. Tras acabar con otro molesto zombie vio como Colton atacaba al kenku.

Con un rugido e ignorando al zombie que tenía al lado, confiando en que sus compañeros podrían con él, Mablung cargo atravesando la cocina y cruzando la puerta, para aparecer al lado de Colton y descargar su rabia contra él.

El zombie, aprochando la guardia baja del oso antes de salir disparado hacia Colton, consiguió hundir sus zarpas una vez más en la correosa piel del druida, abriendo nuevas heridas practicamente insignificantes...

Sin embargo cuando Mablung salió corriendo atravesando una puerta mucho más pequeña que él, y aún sin estar acostumbrado al volumen de su nuevo cuerpo, provocó que su carga fuera algo torpe y destrozara media cocina en el proceso, decenas de utensilios y herramientas, platos y bandejas cayeron estrepitósamente en el suelo, muchas de ellas golpeando el inerte cuerpo de Lenkus... Cuando el oso atravesó la segunda puerta de salida al patio, su cabeza se golpeó con el dintel y salió algo confuso y tambaleante... su mordisco y garrazo quedaron casi a un metro de distancia de "Colton" que le ignoraba completamente buscando alguna pista de donde podría encontrarse...

Mientras los ruidos de la guardia parecían acercarse a la parte posterior de la posada, el combate del ala oeste parecía que estaba haciendo ceder terreno a los soldados hacía la zona posterior.

Godric por fin vio la caída figura de Lenkus, el amable posadero, tirado en un charco de sangre en su propia cocina. 
Rogando a Lathander que no fuera demasiado tarde, corrió hasta su lado, y utilizó los poderes que le otorgaba el dios de la mañana para intentar que su alma no abandonara su cuerpo. 
Por un segundo, mientras miraba hacia el lugar al que había ido el oso y veia a Colton convertido en no muerto y a su compañero Toc Toc en apuros, no pudo evitar pensar en que si las heridas no lo mataban, posiblemente lo hiciera el disgusto de ver su pulcra cocina en aquel estado. 
Dejando a Lenkus lo mejor posible tras quitarle de la cara una cuchara de madera, Godric cogió su maza y el escudo dispuesto a acabar con aquellas criaturas impias. 

Demasiadas voces para un descarado cuerpo demasiado no-muerto. Pedía a gritos descansar en paz, de verdad, y quizá con la cabeza en el regazo, separada. Sospechas fundadas, si aquello era por la moneda, que los custodios de Elias soportaran semejante acometida. Colton, ese escollo entre aasimar y pastor ovejero. Salió por la ventana, buscando mejor ángulo para disparar. el frente del oeste caía, vital parecía zanjar asuntos aquí con premura.

 -El carnicero, hay que llegar hasta él - dijo a los de fuera.-Creo que corre severo riesgo

Otro virote se clavó en el cadáver viviente que era Colton, evitando a sus dos aliados, TocToc y Leobald, que hacían de parapeto para el muerto. Ya iban dos saetas que sobresalían, una de su costado y otra en el hombro. El ser ignoró ambas heridas como si apenas le causaran más que una molestia, aunque el segundo impacto había sido bastante preciso y conseguía descoyuntar parte de su articulación del brazo superior derecho.

Por fin el druida había dejado libre la entrada de la cocina, tras la que se fue Godric en cuanto tuvo ocasión. La elfa pudo atisbar cómo el sacerdote se agachaba en el suelo junto a un bulto, imaginando que sería el cuerpo de Lenkus al que proporcionaba alivio. Solo esperaba que no fuera demasiado tarde.

Confiando plenamente en la pericia del joven sanador y algo más tranquila al saber que habían sido capaces de llegar hasta el adorable tabernero, Adriana miró a su alrededor confirmando que los únicos que permanecían en aquella estancia eran ella y el zombie, que manoteaba patéticamente el aire intentando asir algo a lo que morder. Valoró la posibilidad de seguir a sus compañeros, pero la decisión de dejar suelto a aquel ser repugnante podía suponer posteriormente un grave error. Concentrando toda su atención en el no muerto, la luz ardiente y purificadora surgió de sus manos una vez más, dirigiéndose con velocidad hacia su carne podrida. 

Disparar a zombies le resultaba mucho más fácil que disparar a cualquier otra cosa; le parecía casi un acto de bondad poder despojarles de su muerte en vida y ayudarles a alcanzar el descanso y la paz.

Aunque su ataque fue certero y la quemadura de la luz purificadora había hecho verdaderos estragos en su carne descompuesta, el zombie seguía moviéndose y chillando de dolor. No podía abandonar ahora lo que se había convertido en una lucha personal, en un duelo que tardaba más de lo esperado en llegar a su fin. Suponiendo que aquel ser querría cobrarse su venganza, la hechicera se movió por la sala guardando las distancias, esperándole y preparada para enfrentarse a él en cuanto tuviera ocasión. 

El zombie volvió a arder atravesado por los rayos incandescentes de magia pura de la alta elfa, pero se mantuvo en pie a duras penas. Su mirada se tornó llena de furia al encontrarse solo con una única víctima a la vista, no dudó... solo avanzó lentamente, y volvió a avanzar hasta situarse a su lado, extendiendo sus brazos para estrangular a Adriana en su siguiente acción, y con suerte, quebrar los frágiles huesos de su esbelto cuello de porcelana.

Un sentimiento de horror estalló en TocToc. Tantos sacrificios, tanta planificación, tanto esfuerzo todo echado a perder en un instante. Con horror vio como buscaba y buscaba. Como sus ojos intentaban encontrar algún punto de referencia. Un atisbo de esperanza le devolvió las ganas de luchar al comprender que aún no lo había localizado con precisión. 

 - No... no...    - Con furia se lanzó a intentar atrapar a Colton para evitar que mirase a su alrededor.

Con un acrobatico salto intentó agarrar la cabeza de Colton para impedir que viese a su alrededor. 

El Renacido se vio sorprendido por tener de repente encima un enclenque Kenku completamente en pánico que se aferraba con una fuerza inusitada para un ser emplumado de su tamaño. Incapaz de moverse para encontrar lo que con tanto ahínco estaba buscando. "Colton" decidió que la mejor manera de deshacerse de su captor era incapacitándolo... y matándolo en el proceso si era posible.

Leobald, al lado de su compañero, intercedió para intentar entorpecer y bloquear el ataque de la espada larga cubierta con la sangre de Lenkus, que volvía a ser blandida con presteza para cercenar uno de los brazos de TocToc.

El escudo del caballero intercedió a tiempo bloqueando un torpe ataque del muerto, que aún más enfurecido volvió a usar su mano cubierta de esa maligna aura necrótica para tocar con facilidad al hombre cuervo que no paraba de agarrarse a él con fuerza asegurando su presa sobre él.

Sin embargo, el valiente kenku se retorcía agitado, y el pánico le ayudaba a tener todos sus sentidos aguzados, lo que le ayudó a esquivar fácilmente ese toque mortal con facilidad. Frustrado "Colton" lanzó un aullido en la noche... un alarido que caló en lo más profundo de las mentes de todos los que tenía en su proximidad y que no auguraba nada bueno...

Mientras, por el lateral, tres guardias de élite, se asomaron por la esquina y se dispusieron a acercarse para apoyarles en el combate... aunque el desgarrador grito les hizo dudar durante unos segundos... comenzaron su avance hacia la puerta trasera de la posada...

Leobald observó por el rabillo del ojo a los soldados que se aproximaban con esperanza y fuerzas renovadas. Sin embargo estaba en camisón y la mordedura de la espada de Colton podía ser mortal. En una fracción de segundo valoró el ganar tiempo para los soldados sacrificando su estocada para esquivar todos los ataques, pero el grito de nomuerto podía presagiar algo peor. Además, necesitaban distraerle. Estocada entonces. Maniobró con la hoja de la espada entre el escudo y el arma emponzoñada de Colton para buscar un hueco en su defensa. Mientras, mantenía el escudo en alto, atento a los lances del enemigo para volver a cubrir a TocToc.

Frustado por haber fallado sus ataques Mablung contesto al chillido de Colton alzándose sobre dos patas y rugiendo con fuerza, para atacar con renovada saña al no muerto. Poniendo especial furia en sus garras

Ambas garras laceraron atravesando la avejentada armadura de cuero edurecido del "Colton", pero aún así, Mablung sintió como la misma energía impía que mantenía en pie a la criatura no-viva parecía repeler y absorver parte del daño, sus garras se deslizaron cortando carne y músculo muerto, pero el efecto que esperaba se vio claramente paliado por la necromancia que lo animaba.

Godric levanto su símbolo sagrado sujetándolo por el centro tan fuerte que los bordes acerados del mismo le cortaron la piel de la palma de la mano. 

-Lord de la Mañana - imploró- Devuelve este alma al descanso eterno que merece y libra a tus hijos de la amenaza de su existencia - 

El símbolo sagrado comenzó a brillar en la mano del joven hasta que un rayo de luz pura y anaranjada, como un rayo de Sol apareciendo tras las nubes, salió dirigido hacia Colton. 

( Guiding Bolt: 6 Damage: 14 ) 

Sin embargo el dolor que le produjeron los cortes hizo que en el último Segundo, cuando creía que el rayo ya había sido lanzado, bajara el símbolo y en poderoso rayo acabó por impactar en el suelo frente a él.

- ¡No! - gritó -Como puedo ser tan estupido!!- 

Aberración resistente, lanzando crueles tajos malintencionados. Reducirlo parecía misión para gente con artes y fuerzas mayores que acero y madera. Recargó la ballesta, con mala fe dispuesto a alojar un tercer virote en aquel cuerpo muerto y enterrado. La cuerda crujió por la tensión liberada al fin con un sordo Zeeeeep! Directo hasta clavarse en la madera de la posada.

 Flanco Este cubierto, con guardias armados y dispuestos, avanzó al Oeste tratando de ocultarse en la cerrada noche evitando los ataques de Colton.

La elfa arrugó la frente al ver al zombie de nuevo a su lado. Le sorprendía como una cosa tan torpe, lenta y al borde de la muerte definitiva mantenía aquel tesón. Casi era digno de elogio. 

Apretando fuerte los puños con los brazos estirados hacia abajo y el cuerpo completamente tenso, Adriana se deshizo en una nebulosa delante de la criatura, dejando tras de sí unas chispitas del color del arcoíris que la transportaron automáticamente hasta otro lado del salón, cerca de la cocina. 

Balanceándose de nuevo sobre sus pies desnudos al aterrizar, se giró para encararse con el zombie al que había dejado atrás, lanzándole otro rayo de luz para intentar finiquitar su agonía.

La única criatura zombie que quedaba en pie, se vio sorprendida al ver como su objetivo a estrangular desaparecía entre una nube con restos coloridos tras de sí... confuso pareció titubear un momento, hasta que sintió como un traicionero haz de luz pura le atravesaba por la espalda, surgiendo como un brillante faro por su pecho, quemándolo todo en el proceso... las cuencas de sus ojos se incendiaron a su vez con esa cálida radiancia mientras su cuerpo explotaba dejando en todo el salón un intenso aroma a carne quemada de más...

La gótica armadura de Colton laceraba la carne del hombre cuervo y sus demoledores ataques amenazaban con matarle al instante. Sin embargo, un destino peor que la muerte impulsaba al TocToc en su desesperada maniobra. Sujetando a Colton lo encaró hacia la esquina de la posada, tapando tanto el cielo como la tierra, intentando impedir que Él sacase información.

Sus acciones, aunque desesperadas, infusionaron calma y determinación en el hombre cuervo y sus acciones fueron más deliberadas. Invocando su propio poder robado maldijo a Colton, debilitando sus músculos con la esperanza de mantener la presa y después intentó golpear su cabeza contra la pared.