[En el callejón del Mercado Semanal]

TocToc se quedó mirando la escena del ataque unos segundos más mientras sus compañeros arrancaron la marcha hacia la mansión. Tanta prisa por venir y tanta prisa por irse. Contrariado por la falta de tiempo examinó la zona. Una intensa sensación de odio focalizó su atención, después de examinar la zona arranco para seguir a su bandada. Al alejarse echo un último vistazo cargado de animadversión.

[Camino a la Mansión]

 TocToc se adelantó al grupo. Conocía bien estos terrenos de costa y bajo la lluvia podían ser peligrosos. Aunque empapado y embarrado se movía con soltura - Cuidado con ese charco – Avisaba a sus compañeros de vez en cuando.

Ya en la mansión asistió a Khalion y examinó posibles rastros. La lluvia habría borrado las huellas en la tierra, pero plantas quebradas, basura y otros indicios podían decir mucho, aunque era sin duda difícil. Se movió de un lado a otro rápidamente, examinando una planta aquí, recogiendo una piedra que había sido dada la vuelta recientemente, una pequeña astilla…

 [En la la Mansión]

TocToc siguió a Kahlion algo alejado, moviedose en silencio y con la ballesta ya preparada. Aprestado a ponerse a cubierto para disparar en cuando hubiese signos de lucha.

 Todos oís unos agudos chillidos provenientes del rosal cercano donde TocToc estaba investigando algo... y observais como de alguna manera, cuatro comadrejas gigantescas intentan comérselo por todos los flancos. Las alimañas parecen ser extremadamente rápidas y ágiles, y rodean al pobre Kenku arrojándose sobre él y mordiendo allí donde encuentran carne y plumas.

Dos de las comadrejas parecen encontrar huecos en la desprevenida defensa de TocToc, que es mordido sin piedad mientras las bestias desgarran su carne abriendo grandes heridas, una de las cuales es extremadamente profunda y casi se puede ver el músculo y los tendones del ave. Una cuarta comadreja intenta aferrarse con sus dientes al cinturón de su córvido enemigo para atraparlo y arrastrarlo a su guarida, donde podrán devorarle tranquilamente.

Mablung espero pacientemente a que sus compañeros de condena salieran de la ciudad y se puso a caminar juntos a ellos en dirección a la mansión. En el camino escucho las averiguaciones de sus compañeros y su cara regflejaba que no había entendido nada de los que le dijo Khalion, el asimar llevaba días hablando muy raro.

El resto del camino se dedicó a darle vueltas a las extrañas palabras y solo el sonido del combate le saco de su ensimismamiento. Al ver a Toc-toc siendo arrastrado no lo dudo, invocando a los poderes de la naturaleza su manos se transformaron en garras y ataco con saña al tejón gigante.

Attack: 20 Damage: 2

TocToc, sorprendido por las furiosas criaturas siente sus dientes y pequenas garras desgarrando su carne y el tiron de una de ellas al agarrarle del cinturon. En un primer momento piensa en huir, pero las criaturas le rodean. haciendo el intento de soltarse y escapar un suicidio. Intentando calmarse decide atacar. Saca la cimitarra maldice a la comadreja que le tiene agarrado y la ataca. 

Cuando se lanzó el fiero druida garras en mano, la comadreja que asía con fuerza a TocToc se retorció sobre si misma esquivando la mayor parte del impacto, dejando una fea herida en su lomo, pero que no resultaba grave en absoluto... con un amenazante siseo, ésta adivinó las intenciones letales de su presa, y volvió a moverse rápida sin dejar de aferrar el cinturón con sus dientes. La cimitarra del kenku golpeó el aire... donde hace unos segundos estaba su enemiga tirando de él.

Agarrando su maza Godric se lanzó hacia la comadreja que aferraba a su plumífero compañero gritando y moviendo ambos brazos con grandes aspavientos con intención de asustar a las criaturas y que volvieran a su madriguera. 

Al llegar al lado de Toc-Toc intentó golpear en los cuartos traseros a la comadreja, más con intención de asustar que de matar. 

Godric consiguió acertar de lleno en la pobre comadreja, rompiendo con su maza ambas patas y dejándola prácticamente inmovil, soltando su presa, el hemipléjico animal intentó arrastrarse con ayuda de sus dos patas delanteras de nuevo a su guarida entre horribles chillidos de dolor y desesperación.

Antes de que Adriana pudiera resguardarse de la lluvia, el sonido de las comadrejas atacando a Toc-toc atrajo su atención. Manteniendo la distancia, fijó su mirada en una de ellas. Recordó su desagradable primera experiencia matando a un ser vivo y entrecerró los ojos con angustia. Aún le costaba dañar a cualquier cosa que respirara, pero la vida del hombre-pájaro corría peligro y las alimañas parecían enloquecidas. Convocó de nuevo su magia de luz, con la esperanza de ayudar a su compañero.

Leobald, escudo en mano, se apresuró a socorrer a TocToc y a ayudarle en la tarea de desembarazarse de las peludas alimañas que lo acosaban.

Avance temeroso, pies discretos camino de un hall oscuro e incierto. Momento que cuervo y comadrejas eligieron para juagar. Graznidos de dolor contestados gracias a entrenamiento marcial desenvainando una cimitarra renunciando a las sombras para la infultrción en la mansión. Mordiscos al aire y descargas mágicas explotando se abrió camino hasta un hurón gigante buscando con malicia, causar el mayor daño posible,

El caos pareció esparcirse como la pólvora, todo era confuso entre las espinas de los rosales, las hierbas altas del jardín y los diferentes chillidos de animales ... Adriana sintió algo de vértigo cuando apuntó con su ráfaga de puro poder arcano, había fijado su mirada en una de las bestias, pero todo se movía demasiado rápido, esos animales era ágiles y se retiraban para atacar segundos después, una de ellas, parecíó exponerse justo delante del envejecido pozo del patio trasero, y sin dudarlo, la hechicera lanzó su haz mágico sobre él, ... pero la comadreja, con una finta rápida, esquivo el ataque para proseguir la defensa de su territorio flanqueando a sus enemigos...

El rayo de la elfa golpeó con fuerza el pozo, derribando varias piedras de su frágil estructura, que cayeron pesadamente hacia el interior de éste dejando atrás una pequeña nube de polvo y argamasa seca. No se tardó mucho en oir el pesado sonido del desprendimiento cayendo sobre el agua del fondo... y entonces, un siseo profundo y mal agorero empezó a escucharse desde el abismo de aquella perforación artificial. Algo que descansaba allí abajo había despertado, y parecía enfadado...

Ajeno a los problemas que se avecinaban, Leobald se acercó raudo para ayudar a su aliado, pero se dio cuenta de que la presa sobre él había cesado, cambiando de estrategia alzó su espada larga cargando sobre una de las alimañas gigantes que acosaban sin descanso al pobre kenku, su filo fue desplazado con maestría intentando arrancar la vida de una de ellas.

La espada encontró a su objetivo, cortando prácticamente a la comadreja en dos partes. Aún seguía con vida... pero su estado era mortal de necesidad... con un chillido de dolor y desesperación, el animal intentó huir hacia su cubil de inmediato.

MIentras tanto, la figura enmascara de Khalion se unió al fragor de la batalla, consciente del mal que se aproximaba desde el pozo, intentó acabar con otra de las bestias, su destreza le hizo desplazarse a través del ajardinado patio hasta sus enemigos sin problemas, y aprovechando la vulnerabilidad causada por sus aliados, hizo descender su cimitarra sobre su objetivo, hombre y arma fueron uno por un instante, en perfecta harmonía, pero la comadreja evitó el ataque con relativa facilidad, haciendo que el golpe levantara tierra e hierba allí donde impactó.

La compadrejas restantes se reagruparon con cuidado de no separarse de sus objetivos, una de ellas se lanzó sobre el plumífero invasor original, mientras que otra de ellas, se tiró al cuello del caballero, al ver los estragos que había causado sobre su hermana de camada.

La bestia que atacó al kenku, parecía demasiado rabiosa para ser precisa, y cargó contra TocToc para arrancarle los ojos de un mordisco, pero el agíl córvido evitó el ataque, provando que ésta aterrizara malamente sobre una pesada roca con la cabeza, quedánsose aturdida y confusa en el sitio.

Sin embargo, su homóloga en el flanco opuesto, saltó sobre el rostro del caballero viendo a éste completamente blindado como única parte válida sobre la que arrancar carne... como una centella, Leobald se vio con una comadreja encaramada a su cuerpo y mordiendo su cara.... consiguió proteger sus ojos por poco, y parte de su frente y una mejilla fue castigada en su lugar, dejando un profundo reguero de sangre brotar de ambas heridas...

Viendo que la amenaza de los tejones estaba casi superada Mablung presto atención al pozo, con un poco se suerte podría contener o al menos enlentecer.

Se acercó con cautela al pozo mientras sacaba su cimitarra y se concentró en la vida vegetal de la zona. A una orden suya las raíces de la zona crecieron llenando y reclamando el hueco del pozo, haciendo muy difícil que lo que estuviese dentro pudiese salir.

Casta: Entangle 

TocToc vio como sus compañeros se lanzaban al ataque de las criaturas en vez de dejar que se lo comiensen. Incluso el caballero parecía haber atraído uan de ellas, lo posiblemente le había salvado la vida. Inspirado por sus acciones decidió atacar.

El ataque sobre la confusa comadreja por parte de TocToc es pobre y poco fiable, las heridas de su cuerpo han afectado más de lo que él había calculado a su precisión, y un fuerte dolor se desplaza como un calambrazo desde su costado hasta su mano diestra, haciéndole errar el golpe con su cimitarra y dejándole en frente de una confusa bestia que lo mira con ojos inyectados en sangre.

Aún sorprendido de la fuerza y efectividad de su anterior golpe, una parte de él lamentaba el terrible daño que había causado al animal, pero el comabte arreciaba y era evidente que las bestias no ibana retroceder. Era trágico, pero llegados a ese punto todos luchaban por su supervivencia. 

Godric intentó volver a golpear a la comadreja que atacaba a Toc-toc. Por el rabillo del ojo vio como una saltaba hasta el rostro del caballero, pero confiaba en la habilidad del veterano guerrero. 

 El ruido proveniente del pozo hace que se le erice el vello de la nuca al excomulgado clérigo, pero ahora no puede ocuparse de eso, por suerte Mablung parece controlar la situacuón usando su magia druídica. 

El Sacerdote golpeó con su maza a la aturdida comadreja a la que TocToc había fallado, aplástandola contra el suelo con dureza, un nuevo y penetrante chillido azotó los tímpanos del sacerdote cuando este iba diezmando a su especie como si fuera su misma némesis. Aún así, el animal parecía dispuesto a seguir combatiendo por su vida y plantó cara a su atacante enseñando los dientes.

Adriana observó horrorizada las consecuencias de su lanzamiento fallido. Por su culpa, no solo no había ayudado a aniquilar a las alimañas, si no que había despertado bestias del pozo que constituían una amenaza mayor para todo el grupo.

Indignada consigo misma, vio como Leobald era atacado salvajemente, convirtiéndose en el desayuno de una de esas bestias y cómo Godric intentaba ayudar a Toc-toc poniéndose él mismo en peligro. Dudando entre las dos opciones, se decantó finalmente por la comadreja que amenazaba la vida del maduro guerrero, con la firme convicción de que, esta vez, no fallaría. 

Esta vez, el certero rayo de la elfa acertó de lleno en la comadreja rabiosa que intentaba arrancar la cara del caballero , el haz mágico atravesó limpiamente al animal a la altura de su pecho, dejando a su paso un simétrico círculo de vacío atravesándola de lado a lado, donde debería haber órganos, piel y músculos de la bestia, ahora había simplemente nada...

El animal colapsó entre horribles estertores cayendo al suelo convusionaldo violentamente hasta que dejó de moverse...

Sólo faltaba un terrible enemigo, pensó irónico. Había visto amantes con heridas aún más feas tras su pasión. Sonrió, inútilmente, bajo su máscara dispuesto a dar el coup de grace a la gigante comadreja. 

Se apartó un par de metros de la boca del pozo preparado para aquello que pudiera asomar.

El corte limpio de Khalion cercenó el pescuezo de la ya de por sí castigada criatura, forzando una muerte por desangramiento en escasos segundos. La comadreja cayó desplomada sobre su propio reguero de sangre donde la tierra y la hierba bebían su fluido vital como si de un delicioso néctar se tratara. 

Mientras en la zona del pozo el siseo se hizo más intenso, acompañado por el propio eco que la cavidad proporcionaba, era difícil saber cuantos seres iban a salir de allí, pero finalmente sólo una hizo aparición. De entre la densa maleza que el druida había creado para taponar la superficie, que hábilmente había concentrado en su alrededores inmediatos y doblegándola para que penetrara en su túnel interior, un cuerpo serpentino se alzó buscando a quienes habían perturbado su descanso,  la criatura era grande, y otro siseo aún atrapado algunos pies más abajo, padecía prever que venía acompañada. Como una extraña hidra bicéfala, de la que una de sus cabezas aún faltaban por asomar, el pozo dio a luz a la serpiente más grande que los allí presentes habían presenciado. De colores vivos y colmillos como dagas, de las que rezumaban densas gotas de un color parecido a la brea.