TocToc rebotó en el suelo, excitado ante la perspectiva de entrar en los registros. Pronto se olvidó del desprecio de funcionario, que por otro lado no fue demasiado duro comparado con lo que estaba acostumbrado a sufrir. Alegre, permitió al funcionario apartarse de él, dándole espacio. Mientras bajaban su mirada recorrió el pasillo, sus ojos se detuvieron en el complejo cerrojo y la pesada puerta. Pero al entrar en la sala, por segunda vez en desde que había sido condenado, vio un tesoro de pergaminos y escrito.
Excitado se acercó a Godric mientras rellenaba el pergamino leyendo lo que había escrito en el mismo, lo firmo después de Leobald. Después se acercó al armario de donde había sacado el pergamino del formulario. Mientras sus compañeros buscaban datos de la mansión y el puente, él miró los documentos oficiales dentro de \l armario de cerca de la entrada.
Su registro fue interrumpido por los gritos y la súbita estampida de sus compañeros. El kenku se quedó de pronto solo en la sala. Dudó un momento. Allí había un festín de documentos, de archivos de sellos… pero por el otro lado su bandada le podía necesitar. Con amarga reticencia cogió el pergamino que debían rellenar y tras un largo suspiro y una mirada a su alrededor siguió a sus compañeros escaleras arriba.
Ya arriba y viendo la escena; con la enana, los funcionarios y Khalion, herido de muerte otra vez el kenku se guardó el pergamino al que le aún faltaba el sello en su mochila. Sus ojos observaban a la enana con intensidad.
En el preciso momento en el que Adriana llegó a la planta de la que provenían los gritos, se abalanzó hacia Khalion con gesto preocupado, ignorando los alaridos y el mensaje del funcionario que pretendía echarles sin demora del edificio. Ayudó al sacerdote y a la enana a tumbar al Aasimar en la mesa, observando los meticulosos y acertados cuidados de Godric. Una vez comprobado que el herido estaba estabilizado y casi recuperado, Adriana sonrió aliviada - Asombroso trabajo, Godric- le dijo acariciándole el hombro.
Se dirigió a Mainstrad esbozando una pequeña sonrisa - Gracias, Mainstrad, por tu ayuda - y alternó su mirada entre Khalion y la enana - ¿podéis contarnos qué ha sucedido?- preguntó preocupada.
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Dolor y vacío, carmesí difuminado en charcos. Mano en cimitarra que señala al vacío, mano en cuello sujetando una vida que se escapa. Aasimar arrastrado por un oportuna enana, mas fuerte, mas sensata, mas diligente. Tan ofuscado como sorprendido fallaba su raciocinio a causa del insuficiente riego cerebral. No se dejaría caer, ni a manos de engendro ni de matasanos. No se dejaría ir con las manos vacías, lejos del acero hermanado muchos años antes. Se dejó hacer, erguido y alerta, levantando su cimitarra a impulsos culpa de su entrenamiento marcial.
-Fuego y redención..- balbuceó a voz ronca por los daños - Demonio tras ojos infantiles..-acertó a decir, recomponiendose aliviado por las atenciones - Presa y cazador agazapado en el callejón..-Los grandes iris azules sin pupilas recuperaban su color e intensidad poco a poco..- Esa alimaña es rápida.. no la vi venir - cogió una de las lámparas de aceite de los funcionarios y extrajo de sus pertrechos una botella de aceite- fuego y redención. - Y puso rumbo hacia el callejón donde cerca estuve de encontrar miserable final.
Leobald trató de calmar le exaltado funcionario mientras los demás atendían a Khalion.
—Tranquilizaos, por favor, o interrumpiréis al Consejo con vuestra alarma —hacia suaves movimientos con las palmas hacia el suelo—. Nuestro compañero solo esta herido, nada que unos cuidados no puedan arreglar. Enseguida estará restablecido y nos iremos de aquí.
Cuando Khalion se levantó de la mesa con intención de salir de la sala el caballero frunció el ceño desviando la mirada al mercenario por un instante.
—Hemos firmado el documento que pedisteis —siguió al funcionario tratando de ser conciliador—. Gracias por vuestra ayuda. Ya nos vamos.
Cuando Godric arrojó todo el contenido de la mesa donde trabajaban los funcionarios al suelo, tinta desparramada y frascos rotos, cera, pergaminos, algunos tomos burocráticos, así como un par de lámparas de aceite que ahora ardían sobre la fría losa de la planta, el agudo chillido del funcionario pareció ascender varias octabas en agudeza, llegando incluso a ser molesto a los tímpanos que le rodeaban.
Tras varias bofetadas de su compañero, y las palabras de Leobald, éste pudo finalmente callarse y transformar su penetrante chillido que nada tenía que envidiar al de una Banshee, en un sollozo incontenible. Aún así fue demasiado tarde. Mientras el aasimar se debatía por escapar con una botella de aceite en mano, tras su tratamiento por parte del sacerdote excomulgado, que le sujetaba como buenamente podía, una ronca y profunda voz atronó desde el piso superior.
- ¡¿Qué está ocurriendo aquí?! ... ¿Flavius? En día de consejo no pueden ser atendidos otros temas...
Detrás de la balaustrada y descendiendo lentamente acompañado de un soldado armado con lanza y escudo , el Alto Capitán de la guardía de Saltmarsh, Eliander Fireborn, se dirigió a todos y cada uno de ellos. Su rostro cansado, parecía intentar ocultar sin mucho éxito una actitud paciente, pero el reproche rezumaba en cada una de sus palabras, especialmente cuando se dirigía a Flavius, el funcionario del pañuelo en el rostro.
Cuando llegó a la altura de la planta baja, y observó con frustración el desastre que allí se había desencadenado alzó la mano e indicó a los dos funcionarios que se apartaran. Su mirada se detuvo por unos segundos en los brazales dorados que algunos de los presentes portaban y luego sentenció agravando aún más su voz.
- Veo que esta vez, Bastianes se ha "coronado" eligiendo a sus agentes... es difícil justificar todo este desastre... Supongo que sois "compañeros" del druida que "accidentalmente" provocó la muerte de uno de mis más veteranos sargentos. Veo patrones de comportamiento parecidos. Vamos a hacer una cosa, os vais a largar de la Casa Consistorial y no volver en mucho tiempo, en cuanto acabe la reunión del consejo os quiero ver en el Alto Mando de la Guardia, no tiene pérdida... allí hablaremos largo y tendido...
Desde el piso superior, una nueva voz se unió a la cadena de reprobación que empezaba a saturar el escenario, está vez era una voz feminina, que engañaba al sonar juvenil, cuando en realidad pertenecía a Eda, la más veterana del Consejo.
- Sin duda los efectivos de la Corona parecen tener problemas para mantener la coherencia y seguridad de la Ciudad una vez más Eliander... Ya lo dice el refrán, "amado Tyr, mantén a mis enemigos cerca, para que puedan joderme la vida..." ah espera... no era así... bueno da igual, soluciona este entuerto y únete de nuevo a nosotros cuando estés listo.
Dándose la vuelta para volver a entrar en la sala de reuniones, y sin girarse para dirigirle la palabra cara a cara, concluyó su monólogo dirigiéndose esta vez a la enana.
- Por cierto Manistrad... llegas tarde... como siempre...
El ruido de un pesado portón al cerrarse en la planta superior resonó con eco por todo el salón. Fue cuando Manistrad intentó intervenir pero Eliander volvió a usar su mano, con un severo gesto indicando que no aportara nada más. Después se dirigió a su soldado y le empezó a dar instrucciones ignorando al resto, dando por sentado que estaban cumpliendo sus órdenes de abandonar el edificio.
- Dirígete a las barracas y trae refuerzos, aposta dos guardias de choque en la entrada y otros dos en las puertas de la sala consistorial, que no pase nadie... sea cual sea la urgencia. No teníamos ventaja en las reuniones de este mes, pero ahora ya hemos perdido cualquier posibilidad de portar el testigo, que pérdida de tiempo...
Godric palideció visiblemente al ver la herida del cuello y casi no acertó a sujetar a Khalion.
Con voz temblorosa al principio osó interrumpir al Alto Capitán y habló cuando la veterana miembro del Consejo aún podía oirle.
- Me van a disculpar pero tenemos un problema mucho más grave del que puedan imaginar. - tragó saliva pero su boca estaba seca - A nuestro compañero no le ha atacado un ratero si no una criatura no-muerta, un ser cuya alma está atrapada entre dos mundos y que se alimenta de la vida de otros.Les ruego por tanto, estimados señores del Consejo, que dejen de lado sus prejuicios, por mucho que les cueste, y colaboren para acabar con esta temible amenaza que se cierne sobre Saltmarsh. Pueden creerme o no, me da igual. Estoy agotado de sus acusaciones y suposiciones sin fundamento. No era nuestra intención interrumpir su importante reunión pero tampoco somos responsables de esto-su voz denotaba una rabia contenida que ya asomó en alguna ocasión - Khalion demuestra sabiduría al querer ir con fuego. Debemos quemar a la víctima para evitar que la maldición se extienda y rastrear y acabar con la criatura lo antes posible. Si quiere proteger la ciudad bien hará en enviar a esos refuerzos a ayudarnos. Y llamar a algún clérigo si es que hay alguno en esta ciudad -Se dirigió a la puerta - Cuando acabemos con esto, si lo hacemos, y con nuestra misión si quiere me detiene y lo soluciona con Bastianes, pero ahora yo voy a intentar acabar con este peligro para la ciudad. ¿Vamos ? - dice mirando a Khalion y a Leobald, ya que, si no ha juzgado mal al veterano caballero, seguro que está disupesto a acomparñarle.
Se sujetó al marco de la puerta de salida con una mano temblorosa. Su hastío con la gente de Saltmarsh le había hecho decir algunas palabras fuera de lugar, pero ahora su preocupación era la criatura a la que iban a enfrentarse. No había dado mucho crédito a las historias sobre muertos vivientes pero no podía negar lo que había visto. Mientras esperaba la reacción de sus compañeros deseó haber sido más fuerte, más digno, pues sabía que sin la ayuda divina de Lathander enfrentarse a aquellas criaturas era casi un suicidio. Pero no por eso iba a dejar de hacerlo. No podría vivir consigo mismo dando la espalda a eso.
Obsesionado, si, pero no al margen de aquella situación desatada, involuntariamente, por su encuentro.
-Bajo basura y muerte encontraremos su primera sangre.- contribuyó, sorprendido, al conocimiento clerical.- Guarda esos redaños hasta ver la aberración, falta harán..-Por último, dirigiéndose al enana poco convencido que su atención en aquel caos...- Menistrad, Gracias.
TocToc se movió con incomodidad en el lugar donde estaba. Las ordenes contradictorias y la tensión entre las autoridades le causaba inseguridad. Por culpa de Godric lanzando todos los botes de tinta, aceite y escritos al suelo… Otra vez Godric… Intentando calmarse pensó qué era mejor, qué le causaría menos problemas, cuál era la más diplomática manera de comportarse. Tan solo tardó un momento. La mansión era más urgente, como el mismo Godric había señalado antes, los ladrones podrían estar mandando el aceite alquimista o incluso quemándolo en estos mismos momentos.
- Acudiremos lo antes posible…. – Empezó a mentir cuando Godric le interrumpió. A pesar de la animadversión que le estaba cogiendo al alocado joven la mención de un muerto viviente le puso en tensión, sin pensarlo dos veces salió del edificio, raudo y dispuesto a enfrentarse a aquello que habia atacado a Khalion.
- Vamos, vamos, vamos. – repitió a sus compañeros.
Al comprobar que Khalion se recuperaba, la elfa miró a su alrededor y fue consciente del desastre que habían provocado en la sala. Las palabras del Aasimar les advertían de peligros en las calles inimaginables, ¿un demonio?¿era eso posible? Su estupor fue interrumpido por la voz profunda que surgió de lo alto de las escaleras, y dirigió su mirada hacia la figura imponente del Alto Capitán. Cuando se disponía a disculparse por el caos generado e intentar transmitir algo de calma, Godric expulsó con vehemencia su parecer. Adriana, aún cuando pudiera compartir en esencia su discurso, entendía que no era el lugar ni las formas de expresar su opinión, no ante aquellas figuras que ya habían demostrado la animadversión hacia el grupo en repetidas ocasiones. Le agarró suavemente del brazo, intentando calmarle.
De la manera más humilde que pudo, se dirigió a los presentes, sin acritud y con amabilidad, intentando ser lo más diplomática posible:
- Lamentamos muchísimo esta situación, no era nuestra intención interrumpir su actividad, ni menos aún, crear este caos. Todos nos encontramos ante unas excepcionales e imprevistas circunstancias que intentaremos solventar lo antes posible. Nos marcharemos ahora, pero espero y deseo que podamos mantener una conversación en un momento más propicio y que nos conduzca, como creo que es el objetivo de todos, a un entendimiento. Al fin y al cabo, todos acatamos órdenes de nuestros superiores y no es el deseo de ninguno suponer un perjuicio. Una vez más, nuestras más sinceras disculpas.
Se encaminó hacia la puerta, dispuesta a seguir al grupo.
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras el curandero exhalaba su ininterrumpido cañonazo de palabras, Elías Fireborn cerró los ojos durante unos segundos, posando una de sus manos en la cara, con el dedo pulgar e índice sujetándose el arco nasal en señal de hastío extremo. En su mente la imagen de un esperpéntico circo apareció, pero con la maldición de estar sólo habitado por siniestros bufones destruyéndolo todo a su paso. Abriendo los ojos lentamente comparó la imagen de su cabeza con lo que estaba viendo, y reconoció en su fuero interno que no veía la diferencia...
Su voz volvió a sonar grave y con cierto timbre de frustración, a pesar de que la oratoria de la elfa le recordó que quizás quedara algo de cordura entre ellos. Gracias a esas palabras, suavizó el contenido de su mensaje tanto como pudo.
- Veo que vuestro amigo ya se encuentra recuperado, así que largaos... en dos días... nos vemos y me contáis como va vuestra caza del muerto viviente... no faltéis a la cita, estoy "deseando" escuchar vuestros progresos...
Entre el Alto Capitán y el guardia de lanza y escudo que le acompañaba, se encargaron de que todos los agitadores de la Casa Consistorial abandonaran la construcción de inmediato, cerrando el doble portón que daba acceso a ésta tras de sí. Un retumbante sonido hueco les indicó cuando ambas hojas se unieron de nuevo en un abrazo, dejándoles una vez más en la calle principal, donde la gente que pasaba les evitaba o directamente les miraban con desconfianza.
[En el callejón del Mercado Semanal]
La plaza del mercado estaba prácticamente adyacente a la avenida principal de Saltmarsh, y justo en el lado opuesto al Ayuntamiento. Guiados por un exaltado Khalion, éste atravesó completamente la zona de tenderetes cubiertos con lonas de navíos, ignorando las mesas y el pozo central para dirigirse a paso rápido, casi corriendo a uno de los callejones que desembocaban en la susodicha plaza, para ser más exactos el que coincidía con la dirección norte-sur.
El callejón era estrecho, el más estrecho de los que conducían a la redonda del pueblo, estaba cubierto de basura y restos del mercado. Hortalizas podridas, tomates mohosos y lechugas cubiertas de moscas se desparramaban de varias cajas de madera cubiertas por hongos generados por la humedad, sin embargo el olor a muerte traspasaba el hedor a putrefacción y no provenía de los restos descartados que estaban abandonados allí, ... había señales de lucha, pero una muy corta y con un claro ganador.
Bajo un montón de zanahorias de un color más verduzco que anaranjado, y varios restos de maderas quebradas, debería haber un cuerpo, la primera víctima de la criatura impía que había atacado al assimar, pero allí no había nada, Khalion observaba la escena con algo de consternación. Era como si nunca hubiera existido, o quizás hubiera ocurrido todo en su mente, pero las secuelas de la agresión sufrida seguían frescas en su cuello, y en su alma...
Desesperado por encontrar alguna pista, comenzó a remover y apartar inmundicias y restos de la zona, ... no encontró el cuerpo que buscaba, pero si una pequeña escritura, quizás elaborada con sangre ahora seca, y con la caligrafía del grosor del dedo de un niño. Estaba impresa en una de las paredes, y a la altura de un metro escaso del suelo se podía leer: "Hemos probado la luz azul... queremos más..."
Un silencio sepulcral rodeaba al grupo, como si el mismo callejón ahogara los sonidos externos.
Cuando las puertas se cerraron tras ellos Leobald asintió a Adriana por su acertado discurso y siguió a Khalion hasta el angosto callejón lleno de basura. Cuando encontraron el escrito encaró a Khalion.
—¿Había más de una criatura? ¿Por qué luz azul? —preguntón con seriedad y suspiró sin muchas esperanzas de que un Khalion atribulado respondiera.
El caballero cerró los ojos y se llevó la mano a un relicario de metal que llevaba colgado al cuello, bajo la ropa. Musitó algo con voz queda y quedó atento a lo que la plegaria había de revelar, ¿Habría maldad cerca de allí?
Activo Divine Sense. "Until the end of your next turn, you know the location of any celestial, fiend, or undead within 60 feet of you that is not behind total cover. You know the type (celestial, fiend, or undead) of any being whose presence you sense, but not its identity (the vampire Count Strahd von Zarovich, for instance). Within the same radius, you also detect the presence of any place or object that has been consecrated or desecrated, as with the hallow spell."
-No.. no.. - frustrado por un cuerpo desaparecido. -Cinco.. seis años a lo sumo..- mirando sorprendido aquel mensaje de propia sangre en aquella pared..- pálido cual cirio, movimientos de felino. Directo al cuello..-dos profundos ojos azules, grandes sin pupilas, metálicos en su brillo, clavados en el caballero como respuesta a su segunda pregunta.
Leobald abrió los ojos con pesadumbre, algo aturdido. Volvió a guardar su colgante entre las ropas y asintió a Khalion.
—Lo que fuera que te atacó Khalion no está en los alrededores, pero —se llevó los dados a la sien para masajearla— hay algo más, un mal denso y espeso hasta el aturdimiento que parece impregnarlo todo. Es como si tratara de ocultarse. No podría decir en qué dirección se encuentra. Está por todas partes.
El aturdido caballero inspiró y se recompuso.
—Poco podemos hacer aquí ya. Tenemos trabajo que hacer en otra parte, Mablung nos espera. Deberíamos resolver eso primero —miró a sus compañeros con tristeza—. Lo que sea que medra en esta ciudad no soltará su presa y tenemos un compromiso con Ghosfinger.
Godric puso una mano en el hombro de Khalion, muy preocupado por las revelaciones de Leobald.
- No te preocupes - dice al atribulado Aasimar. - Al menos has podido salir con vida y avisarnos. Ahora que sabemos de su existencia estaremos mucho más atentos y conviene replantearse que los rumores de la mansión no sean del todo descabellados. Vayamos con Mablung antes de que su impaciencia le lleve a cometer una imprudencia. No me gusta dejar este asunto así, pero ahora no creo que podamos hacer más y no estamos preparados para esto. -
Tras la decisión de abandonar el angosto callejón y volver con su compañero de condena, a consecuencia de las poco fructíferas investigaciones, todos se dispusieron a desandar el camino, volviendo a la calle principal y dirigiéndose a la zona noroeste de la ciudad, donde las puertas de salida y la muralla se encontraban. A medida que se alejaban del núcleo urbano, la densidad de gente se iba diluyendo, hasta que justo en el puente que cruzaba la bahía, la visión de algún transeúnte era algo anecdótico.
Cruzar el puente recordó a Adriana todo el malestar y los mareos que le había producido apenas una hora antes, el desayuno hubiera pugnado por salir a borbotones de su boca si no fuese porque ya lo había vomitado... aún así recopiló toda la entereza que pudo y paso a paso apoyada sobre Godric, consiguió cruzar la tóxica construcción sobre el rio del Rey Pescador. Los últimos metros fueron los peores, pero azoró su paso y llegó a lo que para ella sería tierra firme ... todos el malestar desapareció casi de inmediato.
Alibiada y satisfecha de haber aguantado esta vez mejor, se unió de nuevo al grupo para seguir avanzando y salir de la ciudad. En las puertas, los guardias les concedieron el paso sin presentar demasiados problemas, a pesar de que algún murmullo del refranero de Saltmarsh fuera recitado a sus espaldas... "A pirata que huye, vientos de plata..."
Mablung se encontraba no mucho más lejos, justo donde dijo que iba a estar, parecía algo impaciente, o quizás esa era la actitud natural del líder del grupo, un elfo complicado, pero justo sin duda alguna, a pesar de su obsesión por la puntualidad. Por fin, todos reunidos, se dispusieron a seguir las indicaciones del borracho Filion. La lluvia seguía cayendo, embarrándolo todo, y el terreno se tornó algo más difícil de transitar en cuanto se desviaron del camino principal para ascender por el casi abandonado sendero que conduciría a la hacienda encantada de los Goldstone. Sus botas se hundían casi un par de centímetros en el barro, y levantar cada pie empezaba a agotar, sobre todo porque el camino tenía una fuerte pendiente ascendente.
Tardaron casi un par de horas, en varias ocasiones el sendero era casi inexistente, la maleza se lo había tragado, para aparecer unos metros más adelante, lo que les hizo detenerse en un par de ocasiones... pero finalmente su perseverancia dio su fruto, encontrándose de lleno con la parcela que contenía la mansión que colgaba prácticamente del acantilado.
La decrépita casa se encuentra en el terreno más alto de la zona. Alrededor de ella, un muro de piedra se ha desmoronado en muchos lugares, exponiendo los terrenos interiores. Una puerta metálica ornamentada se encuentra abierta al final del camino, balanceándose ligeramente con el viento. La flora silvestre crece en todo el patio interior, pero todos los años que han pasado no pueden ocultar la evidencia del jardín bien cuidado que una vez estuvo aquí. Cerca de la casa, el techo de madera podrida de un pozo de agua se levanta entre la alta hierba.
La planta de la mansión tiene forma de T, y la entrada principal se encuentra en la intersección de ambas alas.
-Puente y pozo comparten origen- reveló camino a mansión.- Mas profundo que la mar, diría que esconde tus furtivos túneles- dirigido a la otrora recomendación del druida.- Antes del ataque- recierdo que hizo llevar una mano a la herida aún palpitante.- vi esos túneles y sus moradores.. si ya os preocupaban las ratas..- recordando las palabras de la elfa.- estas lo harán en demasía.. jamás vi semejantes ejemplares..-sus manos comenzaron a separarse hasta abarcar el espacio de un mastín u oveja merina.
Camino pesado, demasiado habitual ya, hasta que llegaron. Antes aún de explorar en interior quiso reconocer el exterior. Huellas, rodada de carro o cualquier cosa que hubiera dejado marca sobre tierra, agua y barro. -¿Conseguís ver algún rastro?..- pensando en el druida y toc-toc.
Godric escucha las palabras de Khalion y siente un incipiente dolor de cabeza. Pese a ya estar calado hasta los huesos se arrebuja en su capa y se frota las sienes para intentar alejar la jaqueca. No por última vez lamenta no poder ver el rostro de Lathander tras la espesa y lluviosa capa de nubes.
Al llegar a la mansión sugiere.
- Quizá deberíamos intentar entrar por donde lo hizo Fillion. Al menos esas ratas parecían de tamaño normal... -
La elfa se había mantenido en silencio el tiempo que habían permanecido en el callejón, con una sensación inquietante y turbadora . Releyó una y otra vez el mensaje que parecía haber sido escrito por la mano de un infante. Luz azul. No recordaba ninguna referencia a ese tipo de luz en sus estudios. Sintiéndose frustrada por su desconocimiento, no pudo evitar recordar la visión de la pasada noche. La descripción que había hecho Leobald de aquel mal que parecía invadir la zona le recordaba demasiado a lo experimentado horas antes.
Sin nada que aportar al grupo esta vez, siguió a sus compañeros hasta las afueras de la ciudad resistiendo estoicamente y, gracias a la ayuda de Godric, su paso por el puente maldito.
[Camino a la Mansión]
Adriana sentía las piernas como losas pesadas que no la dejaban avanzar. El camino embarrado y la lluvia incesante, unido al vacío de su estómago después de haber vomitado todo el desayuno, confluían en una sensación de debilidad y cansancio que mermaba poco a poco su ánimo.
Tras las palabras de Khalion y haciendo acopio de todas sus fuerzas, la elfa se arremangó la falda y la capa, apretando el paso para colocarse a la altura de sus compañeros. Con la voz entrecortada y la respiración agitada por el cansancio, comentó:
- Intenté buscar información sobre el puente en la Casa Consistorial, pero no fui capaz de encontrar nada que arrojara luz sobre este misterio. Yo también me sentí indispuesta, igual que le sucedió a Mablung. ¿Quizá tenga algo que ver con nuestra condición de elfos?– dejó la pregunta en el aire – Esas ratas… - dijo recordando las palabras de la meretriz – no sé cuánta y qué clase de verdad encerraban las palabras de aquella niña, pero me inclino por ser prudentes y no atacarlas a no ser que sea absolutamente necesario… si tenemos la mala fortuna de toparnos con ellas.
Cuando llegaron a lo alto del camino, observó el cielo encapotado. Esa maldita lluvia no parecía que fuera a menguar nunca. Solo quería entrar en la casa y resguardarse del incesante y desesperante aguacero.
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El grupo descartó intentar pasar a través de los huecos que habían dejado el derruido muro de piedras, que en otros tiempo pudo llegar a alcanzar los seis pies de altura, atravesando la verja metálica, con cuidado de que sus oscilantes balanceos no golpearan a nadie, todos pudieron acceder sin problema al jardín que circunvalaba la propiedad. Pudieron observar casi de inmediato como alguien en el pasado mantenía un huerto alrededor de la casa, qsin duda utilizado como un refugio contra el estrés del trabajo con la propiedad adivitiba de proporcionar un suministro de alimentos frescos. Ahora, sólo quedan unas pocas herramientas de jardinería rotas y una maraña de malas hierbas. Un solo rosal cerca de la puerta había sobrepasado el muro y ha asfixiado a la mayoría de las otras plantas.
Tras estudiar la planta de la hacienda, encontraron fácilmente la puerta trasera que daba a la cocina, estaba justo en el lado donde el vetusto pozo yacía, prácticamente cubierto por las hierbas altas que reinaban en la región. Tras una señal de Khalion para que el resto del grupo esperara, éste se dirigió a la puerta y la abrió con cuidado, la hoja de madera cedió sobre sus oxidados goznes, emitiendo un profundo lamento según cedía a años de herrumbre. Un pasíllo se abrió ante él, iluminado por la escasa luz que entraba por el umbral recién abierto...
Rollback Post to RevisionRollBack
" ¡Oh la Oscuridad...! "
To post a comment, please login or register a new account.
TocToc rebotó en el suelo, excitado ante la perspectiva de entrar en los registros. Pronto se olvidó del desprecio de funcionario, que por otro lado no fue demasiado duro comparado con lo que estaba acostumbrado a sufrir. Alegre, permitió al funcionario apartarse de él, dándole espacio. Mientras bajaban su mirada recorrió el pasillo, sus ojos se detuvieron en el complejo cerrojo y la pesada puerta. Pero al entrar en la sala, por segunda vez en desde que había sido condenado, vio un tesoro de pergaminos y escrito.
Excitado se acercó a Godric mientras rellenaba el pergamino leyendo lo que había escrito en el mismo, lo firmo después de Leobald. Después se acercó al armario de donde había sacado el pergamino del formulario. Mientras sus compañeros buscaban datos de la mansión y el puente, él miró los documentos oficiales dentro de \l armario de cerca de la entrada.
Su registro fue interrumpido por los gritos y la súbita estampida de sus compañeros. El kenku se quedó de pronto solo en la sala. Dudó un momento. Allí había un festín de documentos, de archivos de sellos… pero por el otro lado su bandada le podía necesitar. Con amarga reticencia cogió el pergamino que debían rellenar y tras un largo suspiro y una mirada a su alrededor siguió a sus compañeros escaleras arriba.
Ya arriba y viendo la escena; con la enana, los funcionarios y Khalion, herido de muerte otra vez el kenku se guardó el pergamino al que le aún faltaba el sello en su mochila. Sus ojos observaban a la enana con intensidad.
Zevatur, Rolthos
En el preciso momento en el que Adriana llegó a la planta de la que provenían los gritos, se abalanzó hacia Khalion con gesto preocupado, ignorando los alaridos y el mensaje del funcionario que pretendía echarles sin demora del edificio. Ayudó al sacerdote y a la enana a tumbar al Aasimar en la mesa, observando los meticulosos y acertados cuidados de Godric. Una vez comprobado que el herido estaba estabilizado y casi recuperado, Adriana sonrió aliviada - Asombroso trabajo, Godric - le dijo acariciándole el hombro.
Se dirigió a Mainstrad esbozando una pequeña sonrisa - Gracias, Mainstrad, por tu ayuda - y alternó su mirada entre Khalion y la enana - ¿podéis contarnos qué ha sucedido? - preguntó preocupada.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Dolor y vacío, carmesí difuminado en charcos. Mano en cimitarra que señala al vacío, mano en cuello sujetando una vida que se escapa. Aasimar arrastrado por un oportuna enana, mas fuerte, mas sensata, mas diligente. Tan ofuscado como sorprendido fallaba su raciocinio a causa del insuficiente riego cerebral. No se dejaría caer, ni a manos de engendro ni de matasanos. No se dejaría ir con las manos vacías, lejos del acero hermanado muchos años antes. Se dejó hacer, erguido y alerta, levantando su cimitarra a impulsos culpa de su entrenamiento marcial.
-Fuego y redención..- balbuceó a voz ronca por los daños - Demonio tras ojos infantiles.. -acertó a decir, recomponiendose aliviado por las atenciones - Presa y cazador agazapado en el callejón..- Los grandes iris azules sin pupilas recuperaban su color e intensidad poco a poco..- Esa alimaña es rápida.. no la vi venir - cogió una de las lámparas de aceite de los funcionarios y extrajo de sus pertrechos una botella de aceite- fuego y redención. - Y puso rumbo hacia el callejón donde cerca estuve de encontrar miserable final.
Leobald trató de calmar le exaltado funcionario mientras los demás atendían a Khalion.
—Tranquilizaos, por favor, o interrumpiréis al Consejo con vuestra alarma —hacia suaves movimientos con las palmas hacia el suelo—. Nuestro compañero solo esta herido, nada que unos cuidados no puedan arreglar. Enseguida estará restablecido y nos iremos de aquí.
Cuando Khalion se levantó de la mesa con intención de salir de la sala el caballero frunció el ceño desviando la mirada al mercenario por un instante.
—Hemos firmado el documento que pedisteis —siguió al funcionario tratando de ser conciliador—. Gracias por vuestra ayuda. Ya nos vamos.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
TocToc asintió a las palabras del caballero. - Ya nos vamos. - Repitió como un eco.
Zevatur, Rolthos
Cuando Godric arrojó todo el contenido de la mesa donde trabajaban los funcionarios al suelo, tinta desparramada y frascos rotos, cera, pergaminos, algunos tomos burocráticos, así como un par de lámparas de aceite que ahora ardían sobre la fría losa de la planta, el agudo chillido del funcionario pareció ascender varias octabas en agudeza, llegando incluso a ser molesto a los tímpanos que le rodeaban.
Tras varias bofetadas de su compañero, y las palabras de Leobald, éste pudo finalmente callarse y transformar su penetrante chillido que nada tenía que envidiar al de una Banshee, en un sollozo incontenible. Aún así fue demasiado tarde. Mientras el aasimar se debatía por escapar con una botella de aceite en mano, tras su tratamiento por parte del sacerdote excomulgado, que le sujetaba como buenamente podía, una ronca y profunda voz atronó desde el piso superior.
- ¡¿Qué está ocurriendo aquí?! ... ¿Flavius? En día de consejo no pueden ser atendidos otros temas...
Detrás de la balaustrada y descendiendo lentamente acompañado de un soldado armado con lanza y escudo , el Alto Capitán de la guardía de Saltmarsh, Eliander Fireborn, se dirigió a todos y cada uno de ellos. Su rostro cansado, parecía intentar ocultar sin mucho éxito una actitud paciente, pero el reproche rezumaba en cada una de sus palabras, especialmente cuando se dirigía a Flavius, el funcionario del pañuelo en el rostro.
Cuando llegó a la altura de la planta baja, y observó con frustración el desastre que allí se había desencadenado alzó la mano e indicó a los dos funcionarios que se apartaran. Su mirada se detuvo por unos segundos en los brazales dorados que algunos de los presentes portaban y luego sentenció agravando aún más su voz.
- Veo que esta vez, Bastianes se ha "coronado" eligiendo a sus agentes... es difícil justificar todo este desastre... Supongo que sois "compañeros" del druida que "accidentalmente" provocó la muerte de uno de mis más veteranos sargentos. Veo patrones de comportamiento parecidos. Vamos a hacer una cosa, os vais a largar de la Casa Consistorial y no volver en mucho tiempo, en cuanto acabe la reunión del consejo os quiero ver en el Alto Mando de la Guardia, no tiene pérdida... allí hablaremos largo y tendido...
Desde el piso superior, una nueva voz se unió a la cadena de reprobación que empezaba a saturar el escenario, está vez era una voz feminina, que engañaba al sonar juvenil, cuando en realidad pertenecía a Eda, la más veterana del Consejo.
- Sin duda los efectivos de la Corona parecen tener problemas para mantener la coherencia y seguridad de la Ciudad una vez más Eliander... Ya lo dice el refrán, "amado Tyr, mantén a mis enemigos cerca, para que puedan joderme la vida..." ah espera... no era así... bueno da igual, soluciona este entuerto y únete de nuevo a nosotros cuando estés listo.
Dándose la vuelta para volver a entrar en la sala de reuniones, y sin girarse para dirigirle la palabra cara a cara, concluyó su monólogo dirigiéndose esta vez a la enana.
- Por cierto Manistrad... llegas tarde... como siempre...
El ruido de un pesado portón al cerrarse en la planta superior resonó con eco por todo el salón. Fue cuando Manistrad intentó intervenir pero Eliander volvió a usar su mano, con un severo gesto indicando que no aportara nada más. Después se dirigió a su soldado y le empezó a dar instrucciones ignorando al resto, dando por sentado que estaban cumpliendo sus órdenes de abandonar el edificio.
- Dirígete a las barracas y trae refuerzos, aposta dos guardias de choque en la entrada y otros dos en las puertas de la sala consistorial, que no pase nadie... sea cual sea la urgencia. No teníamos ventaja en las reuniones de este mes, pero ahora ya hemos perdido cualquier posibilidad de portar el testigo, que pérdida de tiempo...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Godric palideció visiblemente al ver la herida del cuello y casi no acertó a sujetar a Khalion.
Con voz temblorosa al principio osó interrumpir al Alto Capitán y habló cuando la veterana miembro del Consejo aún podía oirle.
- Me van a disculpar pero tenemos un problema mucho más grave del que puedan imaginar. - tragó saliva pero su boca estaba seca - A nuestro compañero no le ha atacado un ratero si no una criatura no-muerta, un ser cuya alma está atrapada entre dos mundos y que se alimenta de la vida de otros.Les ruego por tanto, estimados señores del Consejo, que dejen de lado sus prejuicios, por mucho que les cueste, y colaboren para acabar con esta temible amenaza que se cierne sobre Saltmarsh. Pueden creerme o no, me da igual. Estoy agotado de sus acusaciones y suposiciones sin fundamento. No era nuestra intención interrumpir su importante reunión pero tampoco somos responsables de esto- su voz denotaba una rabia contenida que ya asomó en alguna ocasión - Khalion demuestra sabiduría al querer ir con fuego. Debemos quemar a la víctima para evitar que la maldición se extienda y rastrear y acabar con la criatura lo antes posible. Si quiere proteger la ciudad bien hará en enviar a esos refuerzos a ayudarnos. Y llamar a algún clérigo si es que hay alguno en esta ciudad - Se dirigió a la puerta - Cuando acabemos con esto, si lo hacemos, y con nuestra misión si quiere me detiene y lo soluciona con Bastianes, pero ahora yo voy a intentar acabar con este peligro para la ciudad. ¿Vamos ? - dice mirando a Khalion y a Leobald, ya que, si no ha juzgado mal al veterano caballero, seguro que está disupesto a acomparñarle.
Se sujetó al marco de la puerta de salida con una mano temblorosa. Su hastío con la gente de Saltmarsh le había hecho decir algunas palabras fuera de lugar, pero ahora su preocupación era la criatura a la que iban a enfrentarse. No había dado mucho crédito a las historias sobre muertos vivientes pero no podía negar lo que había visto. Mientras esperaba la reacción de sus compañeros deseó haber sido más fuerte, más digno, pues sabía que sin la ayuda divina de Lathander enfrentarse a aquellas criaturas era casi un suicidio. Pero no por eso iba a dejar de hacerlo. No podría vivir consigo mismo dando la espalda a eso.
PbP Character: A few ;)
Obsesionado, si, pero no al margen de aquella situación desatada, involuntariamente, por su encuentro.
-Bajo basura y muerte encontraremos su primera sangre.- contribuyó, sorprendido, al conocimiento clerical.- Guarda esos redaños hasta ver la aberración, falta harán..-Por último, dirigiéndose al enana poco convencido que su atención en aquel caos...- Menistrad, Gracias.
TocToc se movió con incomodidad en el lugar donde estaba. Las ordenes contradictorias y la tensión entre las autoridades le causaba inseguridad. Por culpa de Godric lanzando todos los botes de tinta, aceite y escritos al suelo… Otra vez Godric… Intentando calmarse pensó qué era mejor, qué le causaría menos problemas, cuál era la más diplomática manera de comportarse. Tan solo tardó un momento. La mansión era más urgente, como el mismo Godric había señalado antes, los ladrones podrían estar mandando el aceite alquimista o incluso quemándolo en estos mismos momentos.
- Acudiremos lo antes posible…. – Empezó a mentir cuando Godric le interrumpió. A pesar de la animadversión que le estaba cogiendo al alocado joven la mención de un muerto viviente le puso en tensión, sin pensarlo dos veces salió del edificio, raudo y dispuesto a enfrentarse a aquello que habia atacado a Khalion.
- Vamos, vamos, vamos. – repitió a sus compañeros.
Zevatur, Rolthos
Al comprobar que Khalion se recuperaba, la elfa miró a su alrededor y fue consciente del desastre que habían provocado en la sala. Las palabras del Aasimar les advertían de peligros en las calles inimaginables, ¿un demonio?¿era eso posible? Su estupor fue interrumpido por la voz profunda que surgió de lo alto de las escaleras, y dirigió su mirada hacia la figura imponente del Alto Capitán. Cuando se disponía a disculparse por el caos generado e intentar transmitir algo de calma, Godric expulsó con vehemencia su parecer. Adriana, aún cuando pudiera compartir en esencia su discurso, entendía que no era el lugar ni las formas de expresar su opinión, no ante aquellas figuras que ya habían demostrado la animadversión hacia el grupo en repetidas ocasiones. Le agarró suavemente del brazo, intentando calmarle.
De la manera más humilde que pudo, se dirigió a los presentes, sin acritud y con amabilidad, intentando ser lo más diplomática posible:
- Lamentamos muchísimo esta situación, no era nuestra intención interrumpir su actividad, ni menos aún, crear este caos. Todos nos encontramos ante unas excepcionales e imprevistas circunstancias que intentaremos solventar lo antes posible. Nos marcharemos ahora, pero espero y deseo que podamos mantener una conversación en un momento más propicio y que nos conduzca, como creo que es el objetivo de todos, a un entendimiento. Al fin y al cabo, todos acatamos órdenes de nuestros superiores y no es el deseo de ninguno suponer un perjuicio. Una vez más, nuestras más sinceras disculpas.
Se encaminó hacia la puerta, dispuesta a seguir al grupo.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
[En la Casa Consistorial]
Mientras el curandero exhalaba su ininterrumpido cañonazo de palabras, Elías Fireborn cerró los ojos durante unos segundos, posando una de sus manos en la cara, con el dedo pulgar e índice sujetándose el arco nasal en señal de hastío extremo. En su mente la imagen de un esperpéntico circo apareció, pero con la maldición de estar sólo habitado por siniestros bufones destruyéndolo todo a su paso. Abriendo los ojos lentamente comparó la imagen de su cabeza con lo que estaba viendo, y reconoció en su fuero interno que no veía la diferencia...
Su voz volvió a sonar grave y con cierto timbre de frustración, a pesar de que la oratoria de la elfa le recordó que quizás quedara algo de cordura entre ellos. Gracias a esas palabras, suavizó el contenido de su mensaje tanto como pudo.
- Veo que vuestro amigo ya se encuentra recuperado, así que largaos... en dos días... nos vemos y me contáis como va vuestra caza del muerto viviente... no faltéis a la cita, estoy "deseando" escuchar vuestros progresos...
Entre el Alto Capitán y el guardia de lanza y escudo que le acompañaba, se encargaron de que todos los agitadores de la Casa Consistorial abandonaran la construcción de inmediato, cerrando el doble portón que daba acceso a ésta tras de sí. Un retumbante sonido hueco les indicó cuando ambas hojas se unieron de nuevo en un abrazo, dejándoles una vez más en la calle principal, donde la gente que pasaba les evitaba o directamente les miraban con desconfianza.
[En el callejón del Mercado Semanal]
La plaza del mercado estaba prácticamente adyacente a la avenida principal de Saltmarsh, y justo en el lado opuesto al Ayuntamiento. Guiados por un exaltado Khalion, éste atravesó completamente la zona de tenderetes cubiertos con lonas de navíos, ignorando las mesas y el pozo central para dirigirse a paso rápido, casi corriendo a uno de los callejones que desembocaban en la susodicha plaza, para ser más exactos el que coincidía con la dirección norte-sur.
El callejón era estrecho, el más estrecho de los que conducían a la redonda del pueblo, estaba cubierto de basura y restos del mercado. Hortalizas podridas, tomates mohosos y lechugas cubiertas de moscas se desparramaban de varias cajas de madera cubiertas por hongos generados por la humedad, sin embargo el olor a muerte traspasaba el hedor a putrefacción y no provenía de los restos descartados que estaban abandonados allí, ... había señales de lucha, pero una muy corta y con un claro ganador.
Bajo un montón de zanahorias de un color más verduzco que anaranjado, y varios restos de maderas quebradas, debería haber un cuerpo, la primera víctima de la criatura impía que había atacado al assimar, pero allí no había nada, Khalion observaba la escena con algo de consternación. Era como si nunca hubiera existido, o quizás hubiera ocurrido todo en su mente, pero las secuelas de la agresión sufrida seguían frescas en su cuello, y en su alma...
Desesperado por encontrar alguna pista, comenzó a remover y apartar inmundicias y restos de la zona, ... no encontró el cuerpo que buscaba, pero si una pequeña escritura, quizás elaborada con sangre ahora seca, y con la caligrafía del grosor del dedo de un niño. Estaba impresa en una de las paredes, y a la altura de un metro escaso del suelo se podía leer: "Hemos probado la luz azul... queremos más..."
Un silencio sepulcral rodeaba al grupo, como si el mismo callejón ahogara los sonidos externos.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Cuando las puertas se cerraron tras ellos Leobald asintió a Adriana por su acertado discurso y siguió a Khalion hasta el angosto callejón lleno de basura. Cuando encontraron el escrito encaró a Khalion.
—¿Había más de una criatura? ¿Por qué luz azul? —preguntón con seriedad y suspiró sin muchas esperanzas de que un Khalion atribulado respondiera.
El caballero cerró los ojos y se llevó la mano a un relicario de metal que llevaba colgado al cuello, bajo la ropa. Musitó algo con voz queda y quedó atento a lo que la plegaria había de revelar, ¿Habría maldad cerca de allí?
Activo Divine Sense.
"Until the end of your next turn, you know the location of any celestial, fiend, or undead within 60 feet of you that is not behind total cover. You know the type (celestial, fiend, or undead) of any being whose presence you sense, but not its identity (the vampire Count Strahd von Zarovich, for instance). Within the same radius, you also detect the presence of any place or object that has been consecrated or desecrated, as with the hallow spell."
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
-No.. no.. - frustrado por un cuerpo desaparecido. -Cinco.. seis años a lo sumo..- mirando sorprendido aquel mensaje de propia sangre en aquella pared..- pálido cual cirio, movimientos de felino. Directo al cuello..- dos profundos ojos azules, grandes sin pupilas, metálicos en su brillo, clavados en el caballero como respuesta a su segunda pregunta.
Leobald abrió los ojos con pesadumbre, algo aturdido. Volvió a guardar su colgante entre las ropas y asintió a Khalion.
—Lo que fuera que te atacó Khalion no está en los alrededores, pero —se llevó los dados a la sien para masajearla— hay algo más, un mal denso y espeso hasta el aturdimiento que parece impregnarlo todo. Es como si tratara de ocultarse. No podría decir en qué dirección se encuentra. Está por todas partes.
El aturdido caballero inspiró y se recompuso.
—Poco podemos hacer aquí ya. Tenemos trabajo que hacer en otra parte, Mablung nos espera. Deberíamos resolver eso primero —miró a sus compañeros con tristeza—. Lo que sea que medra en esta ciudad no soltará su presa y tenemos un compromiso con Ghosfinger.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Godric puso una mano en el hombro de Khalion, muy preocupado por las revelaciones de Leobald.
- No te preocupes - dice al atribulado Aasimar. - Al menos has podido salir con vida y avisarnos. Ahora que sabemos de su existencia estaremos mucho más atentos y conviene replantearse que los rumores de la mansión no sean del todo descabellados. Vayamos con Mablung antes de que su impaciencia le lleve a cometer una imprudencia. No me gusta dejar este asunto así, pero ahora no creo que podamos hacer más y no estamos preparados para esto. -
PbP Character: A few ;)
Tras la decisión de abandonar el angosto callejón y volver con su compañero de condena, a consecuencia de las poco fructíferas investigaciones, todos se dispusieron a desandar el camino, volviendo a la calle principal y dirigiéndose a la zona noroeste de la ciudad, donde las puertas de salida y la muralla se encontraban. A medida que se alejaban del núcleo urbano, la densidad de gente se iba diluyendo, hasta que justo en el puente que cruzaba la bahía, la visión de algún transeúnte era algo anecdótico.
Cruzar el puente recordó a Adriana todo el malestar y los mareos que le había producido apenas una hora antes, el desayuno hubiera pugnado por salir a borbotones de su boca si no fuese porque ya lo había vomitado... aún así recopiló toda la entereza que pudo y paso a paso apoyada sobre Godric, consiguió cruzar la tóxica construcción sobre el rio del Rey Pescador. Los últimos metros fueron los peores, pero azoró su paso y llegó a lo que para ella sería tierra firme ... todos el malestar desapareció casi de inmediato.
Alibiada y satisfecha de haber aguantado esta vez mejor, se unió de nuevo al grupo para seguir avanzando y salir de la ciudad. En las puertas, los guardias les concedieron el paso sin presentar demasiados problemas, a pesar de que algún murmullo del refranero de Saltmarsh fuera recitado a sus espaldas... "A pirata que huye, vientos de plata..."
Mablung se encontraba no mucho más lejos, justo donde dijo que iba a estar, parecía algo impaciente, o quizás esa era la actitud natural del líder del grupo, un elfo complicado, pero justo sin duda alguna, a pesar de su obsesión por la puntualidad. Por fin, todos reunidos, se dispusieron a seguir las indicaciones del borracho Filion. La lluvia seguía cayendo, embarrándolo todo, y el terreno se tornó algo más difícil de transitar en cuanto se desviaron del camino principal para ascender por el casi abandonado sendero que conduciría a la hacienda encantada de los Goldstone. Sus botas se hundían casi un par de centímetros en el barro, y levantar cada pie empezaba a agotar, sobre todo porque el camino tenía una fuerte pendiente ascendente.
Tardaron casi un par de horas, en varias ocasiones el sendero era casi inexistente, la maleza se lo había tragado, para aparecer unos metros más adelante, lo que les hizo detenerse en un par de ocasiones... pero finalmente su perseverancia dio su fruto, encontrándose de lleno con la parcela que contenía la mansión que colgaba prácticamente del acantilado.
La decrépita casa se encuentra en el terreno más alto de la zona. Alrededor de ella, un muro de piedra se ha desmoronado en muchos lugares, exponiendo los terrenos interiores. Una puerta metálica ornamentada se encuentra abierta al final del camino, balanceándose ligeramente con el viento. La flora silvestre crece en todo el patio interior, pero todos los años que han pasado no pueden ocultar la evidencia del jardín bien cuidado que una vez estuvo aquí. Cerca de la casa, el techo de madera podrida de un pozo de agua se levanta entre la alta hierba.
La planta de la mansión tiene forma de T, y la entrada principal se encuentra en la intersección de ambas alas.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
-Puente y pozo comparten origen- reveló camino a mansión.- Mas profundo que la mar, diría que esconde tus furtivos túneles- dirigido a la otrora recomendación del druida.- Antes del ataque- recierdo que hizo llevar una mano a la herida aún palpitante.- vi esos túneles y sus moradores.. si ya os preocupaban las ratas..- recordando las palabras de la elfa.- estas lo harán en demasía.. jamás vi semejantes ejemplares..- sus manos comenzaron a separarse hasta abarcar el espacio de un mastín u oveja merina.
Camino pesado, demasiado habitual ya, hasta que llegaron. Antes aún de explorar en interior quiso reconocer el exterior. Huellas, rodada de carro o cualquier cosa que hubiera dejado marca sobre tierra, agua y barro. -¿Conseguís ver algún rastro?..- pensando en el druida y toc-toc.
Godric escucha las palabras de Khalion y siente un incipiente dolor de cabeza. Pese a ya estar calado hasta los huesos se arrebuja en su capa y se frota las sienes para intentar alejar la jaqueca. No por última vez lamenta no poder ver el rostro de Lathander tras la espesa y lluviosa capa de nubes.
Al llegar a la mansión sugiere.
- Quizá deberíamos intentar entrar por donde lo hizo Fillion. Al menos esas ratas parecían de tamaño normal... -
PbP Character: A few ;)
[En el callejón del Mercado Semanal]
La elfa se había mantenido en silencio el tiempo que habían permanecido en el callejón, con una sensación inquietante y turbadora . Releyó una y otra vez el mensaje que parecía haber sido escrito por la mano de un infante. Luz azul. No recordaba ninguna referencia a ese tipo de luz en sus estudios. Sintiéndose frustrada por su desconocimiento, no pudo evitar recordar la visión de la pasada noche. La descripción que había hecho Leobald de aquel mal que parecía invadir la zona le recordaba demasiado a lo experimentado horas antes.
Sin nada que aportar al grupo esta vez, siguió a sus compañeros hasta las afueras de la ciudad resistiendo estoicamente y, gracias a la ayuda de Godric, su paso por el puente maldito.
[Camino a la Mansión]
Adriana sentía las piernas como losas pesadas que no la dejaban avanzar. El camino embarrado y la lluvia incesante, unido al vacío de su estómago después de haber vomitado todo el desayuno, confluían en una sensación de debilidad y cansancio que mermaba poco a poco su ánimo.
Tras las palabras de Khalion y haciendo acopio de todas sus fuerzas, la elfa se arremangó la falda y la capa, apretando el paso para colocarse a la altura de sus compañeros. Con la voz entrecortada y la respiración agitada por el cansancio, comentó:
- Intenté buscar información sobre el puente en la Casa Consistorial, pero no fui capaz de encontrar nada que arrojara luz sobre este misterio. Yo también me sentí indispuesta, igual que le sucedió a Mablung. ¿Quizá tenga algo que ver con nuestra condición de elfos? – dejó la pregunta en el aire – Esas ratas… - dijo recordando las palabras de la meretriz – no sé cuánta y qué clase de verdad encerraban las palabras de aquella niña, pero me inclino por ser prudentes y no atacarlas a no ser que sea absolutamente necesario… si tenemos la mala fortuna de toparnos con ellas.
Cuando llegaron a lo alto del camino, observó el cielo encapotado. Esa maldita lluvia no parecía que fuera a menguar nunca. Solo quería entrar en la casa y resguardarse del incesante y desesperante aguacero.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El grupo descartó intentar pasar a través de los huecos que habían dejado el derruido muro de piedras, que en otros tiempo pudo llegar a alcanzar los seis pies de altura, atravesando la verja metálica, con cuidado de que sus oscilantes balanceos no golpearan a nadie, todos pudieron acceder sin problema al jardín que circunvalaba la propiedad. Pudieron observar casi de inmediato como alguien en el pasado mantenía un huerto alrededor de la casa, qsin duda utilizado como un refugio contra el estrés del trabajo con la propiedad adivitiba de proporcionar un suministro de alimentos frescos. Ahora, sólo quedan unas pocas herramientas de jardinería rotas y una maraña de malas hierbas. Un solo rosal cerca de la puerta había sobrepasado el muro y ha asfixiado a la mayoría de las otras plantas.
Tras estudiar la planta de la hacienda, encontraron fácilmente la puerta trasera que daba a la cocina, estaba justo en el lado donde el vetusto pozo yacía, prácticamente cubierto por las hierbas altas que reinaban en la región. Tras una señal de Khalion para que el resto del grupo esperara, éste se dirigió a la puerta y la abrió con cuidado, la hoja de madera cedió sobre sus oxidados goznes, emitiendo un profundo lamento según cedía a años de herrumbre. Un pasíllo se abrió ante él, iluminado por la escasa luz que entraba por el umbral recién abierto...
" ¡Oh la Oscuridad...! "