La daga hizo un corte profundo en el tentáculo que apresaba a Nessa, más incluso de lo que la propia exploradora había pensado que fuera posible. Una sangre oscura comenzó a teñir el agua a su alrededor y, aunque los músculos sufrieron un espasmo de dolor, la bestia no soltó su presa. Nessa estaba muy sorprendida, el corte casi había cercenado la punta del tentáculo que la apresaba, pero aún así la fuerza con la que apretaba su pierna no disminuía.
Jenny Shark podía ver, o sentir, no estaba segure, muchas cosas. El increíble tamaño de aquella criatura. Los dos enormes ojos negros, tan grandes com Vraak, que estaban fijos en su forma de escualo, el resto de tentáculos que se movían por la excitación de la enorme bestia a su alrededor, los huesos de muchas criaturas que descansaban en el fondo de aquella cueva, roidos y despojados todos de cualquier vestigio de carne, pero también percibió algunos objetos en aquel osario. Definitivamente no eran las primeras víctimas humanoides de aquel ignoto ser. Pero sobretodo, era muy consciente del gran y peligroso pico que se disponía a devorarle o partirle en dos de un solo bocado. Girando su cuerpo, casi sin poder respirar ya por lo fuerte de la presa sobre elle, consiguió ver el pasadizo por el que había sido arrastrade, apenas iluminado por el más claro exterior, y prácticamente ocupado por un tentáculo.. No tenía tiempo para pensar. Jen recuperó su forma y trató de alcanzar la primitiva mente del mounstruo para aturdirle lo suficiente como para poder escapar. El repentino ataque mental pareció confundir a la criatura dando a le barde el tiempo suficiente como para desaparecer y reaparecer en la entrada del pasadizo. No podía ver más allá para usar su magia más lejos, pero fue lo suficiente como para ver el final del mismo y se deslizó en el interior, intentando esquivar el poderoso tentáculo que se convulsionaba con espamos, Jen no podía saber si eran de dolor o por estar intentando atrapar a Nessa. Dando brazadas como podía, empujándose en las paredes e incluso en el propio tentáculo, Jen consiguió salir del pasadizo para ver a Nessa luchando por librarse del tentáculo, cuyo extremo la aferraba por la pierna y sangraba profusamente de un corte que sin duda había asestado la ranger con la daga que tenía en la mano.
Jen podía ver como Nessa desaparecía de nuevo en el oscuro túnel luchando por salir. Jen espero un agonizante segundo, dos, tres eternos segundos en los que, pese a poder respirar en el agua estaba conteniendo la respiración. Pero su amiga no apareció. No podía esperar más, braceando con fuerza Jen se introdujo de nuevo en el oscuro túnel. Apenas podía ver a Nessa entre los anillos del tentáculo de la bestia que la arrastraba inexorablemente hacia su enorme pico.Jen trató de terminar de cercenar el tentáculo que apresaba a Nessa, pero sus armas no estaban diseñadas para luchar bajo el agua, y apenas podía ver ya su objetivo. Cuando había entrado en el túnel por primera vez había sido convertida en tiburón, pero ya no contaba con los agudos sentidos del depredador. Nessa si vio como Jen trataba de ayudarla, pero su movimiento fue lento. Envuelta en anillos de viscoso tentáculo y sangre del pulpo gigante, mientras sentía sus huesos crujir y su costillas quebrarse bajo la poderosa presa del tentáculo, la cabeza de Nessa comenzó a darle vueltas. Impotente, observó cómo la criatura expandía su centro para acercarla a su boca, que más parecía un enorme pico. Luchando por librarse sintió, más que vio o escuchó, la energía mágica de Jen tratando de ayudarla, pero era demasiado tarde. El pico se abrió y el tentáculo la introdujo dentro. Las mandíbulas se cerraron a su alrededor, sus serrados bordes laceraron su carne y los músculos de la boca y garganta la apresaron y la empujaron al interior de la criatura de proporciones imposibles.
Nessa no podía moverse, sólo veía el interior de la criatura, y sentía arder todo su cuerpo. El ácido del estómago de la bestia comenzaba a hacer su trabajo.
La joven ranger estaba desesperada. No podía acabar todo así, devorada en una oscura caverna en un semiplano de existencia perdido y condenado. No, tenía demasiadas cosas que hacer. Además había prometido que todos saldrían de allí. Juntos.
Dejó para más tarde reprocharse a sí misma el haberse separado del resto junto con Jen y trató de conservar la calma. Aún podía moverse un poco y conservaba la daga en la mano. No podía hacer mucha fuerza, pero esperaba que fuera suficiente. Levantó todo lo que pudo la mano y clavó la daga en el órgano que la tenía aprisionada. No quería pensar si era el estómago o el esófago de aquel monstruoso ser. Sólo quería salir de allí. Los músculos se contrajeron, pero no lo suficiente. Tenía que volver a intentarlo. No se rendiría jamás. Levantó de nuevo la mano y clavó con más fuerza aún a Susurro, provocando una herida aún más profunda. Sintió el sabor de la sangre de la bestia en los labios.
Esta vez sí, esta vez hubo una reacción mucho más grande a su alrededor. Todos los músculos se agitaron violentamente, haciendo que la cabeza diera vueltas. La bestia rugió, abriendo la boca. Nessa vio a Jen atrapada en un tentáculo, pero ella misma gritó cuando los músculos a su alrededor apretaron más aún en espasmos provocados por el dolor.
Su mente iba a toda velocidad. Iba a morir, y lo que era peor, Jen iba a morir con ella. La idea de bajar a explorar soles había sido suya. Había provocado la muerte de su amigue. Tenía que evitar que sufriera el mismo destino que ella. Aunque fuera lo último que hiciera, aunque ella ya estuviera perdida, hizo lo único que podía hacer. Lanzó a Susurro contra el tentáculo que aprisionaba a le barde. No pudo ver si la legendaria daga alcanzaba su objetivo. El pico se cerró de nuevo y la oscuridad la envolvió.
Jen no podía ver mucho, la débil luz que entraba por el túnel no le dejaba ver mucho. Pero de pronto sintió como el tentáculo que la aferraba con fuerza se agitaba presa de un dolor desconocido. El enorme pulpo rugió, convulsionándose de dolor y abriendo el enorme pico que le servía de boca. Jen juraría que había visto... oh dioses... ¿esa era Nessa? no no no. La mirada de les amigues se cruzó un segundo antes de que el pulpo cerrara de nuevo el pico. Pero Nessa, bendita Nessa, de alguna manera había conseguido lanzar su daga en ese breve instante. Pese a estar bajo el agua, la daga voló certera hasta justo el punto donde estaba Jen atrapade. Y se clavó hasta la empuñadura.
El pulpo agitó sus tentáculos presa del dolor pero no soltó su presa. Jen no sabía que hacer y entonces una sombra comenzó a formarse frente a elle. Fue apenas un parpadeo y de pronto Nessa estaba allí, sujetando a Susurro como si en lugar de lanzar la daga la hubiera clavado ella misma en el tentáculo.
Por la expresión de Nessa, esta estaba tan confundida como Jen.
Efectivamente Nessa no sabía qué había ocurrido, sólo que su último pensamiento había sido que ojalá pudiera seguir cortando aquel tentáculo con la daga para liberar a Jen.
Pero habría tiempo más tarde de buscar explicaciones. Sin soltar a Susurro, Nessa puso ambos pies sobre el tentáculo y tiró con todas sus fuerzas hacia arriba, rajando el tentáculo prácticamente por la mitad. De haber tenido Susurro un par de centímetros más de hoja lo habría cortado limpiamente. Pero consiguió lo que quería.
El pulpo se agitó, soltó a Jen y les amigues aprovecharon la oportunidad para nadar lo más rápidamente posible fuera del túnel y del alcance de aquellos tentáculos. No miraron atrás al salir del túnel, y siguieron pataleando tan rápido como podían cuando el pulpo intentó volverlas a atrapar, pero los tentáculos golpearon la pared de piedra sin llegar a coger a sus elusivas y peleonas presas.
Nessa no miraba hacia atrás, sólo sentía la mano de Jen apretando la suya y el dolor en sus piernas mientras seguía y seguían nadando todo lo rápido que podían hacia arriba con esperanza de encontrar a sus amigos. Susurro vibraba con una extraña energía en su mano.
Mientras tanto, Rolthos estaba comenzando a preocuparse. Julian y Vraak parecían compartir su preocupación mirando hacia abajo constantemente e incluso dando alguna brazada hacia abajo por si podían ver a sus parejas.
Cruços, sin embargo, permanecía al lado del paladin, atento.
De pronto giró la cabeza hacia la derecha, como si hubiera visto algo. Pero no había nada salvo aquel constante y profundo azul que les rodeaba. Sin embargo el rictos del cazador no se relajó.
- No estamos solos... algo nos acecha... -dijo a Rolthos.
Nessa no entendía nada. Sencillamente, no lograba encontrar una explicación para lo que había pasado. Sólo podía concluir que la daga de Slyckmeduck debía ser aún más poderosa de lo que había percibido inicialmente. La huida de la caverna estaba siendo ciertamente desesperada, pero esto no impidió que la joven dedicara un fugaz pensamiento hacia el hábil gnomo y su ciego compañero. Hacia sus cuerpos completamente quemados. No. Por mucho miedo que hubiera pasado dentro de aquella criatura, la ranger tenía claro que no iban a perecer allí. De ninguna manera. Colo mínimo, se lo debían a los guardianes.
Apretando los dientes mientras pensaba en esto, Nessa giró la cabeza para cruzar una mirada con Jen. Aunque su corazón aún palpitara desbocado por todo lo que acababa de suceder, a la ranger aún le quedaba fuerza de voluntad para dirigir una mirada de ánimo a le barde. "Vamos", parecía decirle, "los chicos nos esperan, y deben de estar preocupados."
"no mires atras no mires atras no mires atras" piensa freneticamente le barde mientras patalea, apretando la mano de nessa en la suya. Le entran nauseas, no sabe si de haber estado a las puertas de la muerte hace tan solo unos segundos, si porque se le ha metido sangre de pulpo en los ojos, o por no ver mas que el vasto azul alla donde mire. Cada plano es mas terrible que el anterior. Y jen tiene la certeza de que si salen vivos de todo aquello, no va a querer adentrarse en alta mar durante mucho, mucho tiempo.
Cruza miradas con nessa y entiende su asentimiento de cabeza. El corazon se le relaja un poco. Estaban vives. Estaban vives. La pericia de Nessa los había salvado ya incontables veces, y jamas podria agradecérselo suficiente, ni en un millon de años. Saca fuerzas de donde no cree que las tenga ya, y trata de darse vida en cada pataleo, con la intencion de acelerar lo posible y llegar allí donde su grupo los espera.
Les amigues no tardaron mucho en llegar hasta donde estaba el resto de sus amigos. Pero a ellas les pareció una ascensión eterna.
Las miradas preocupadas de sus amigos les dijeron lo que necesitaban saber. Problemas. Estaban todos espalda con espalda, armas en mano, atentos a cualquier amenaza que pudiera surgir de las profundidades azules que les rodeaban.
- Por los dioses... ¿Qué os ha pasado? -preguntó Julian
- Meteos en el círculo. -dijo, casi ordenó Cruços. El reflejo rojizo del diamante en el pomo de su espada le daba un aspecto amenazador - y contadnos qué ha pasado ahí abajo -
- Aqui arriba - informo Rolthos - algo nos acecha. - Parece que son varias criaturas que están dando círculos a nuestro alrededor pero no hemos podido verlas bien... -
Nessa necesita unos segundos para recuperar al respiración una vez llegan con el resto. Ante las miradas y las preguntas preocupadas, responde:
- Quisimos investigar una cueva pero.... digamos que estaba ocupada. Un pulpo gigante. Pero está controlado, no nos molestará de nuevo.
Frunce el ceño cuando se da cuenta de que algo está pasando aquí también, y en cuanto Rolthos les informa acerca de las criaturas que están dando vueltas a alredor, la ranger sigue su mirada para intentar localizarlas:
- ¿Más enemigos? - se pregunta, mientras escudriña las azuladas aguas que les rodean.
Nessa escrudiña las aguas a su alrededor, esperando que sus palabras sobre el pulpo gigante sean ciertas, y desearía estar más cerca de la pared vertical que Jen y ella investigaron bajando, pero está a unos treinta pies de ellos, y recordando su reciente experiencia, quizá no sea lo mejor. En cualquier caso, intenta centrarse pero no ve más que el eterno azul que se va convirtiendo en negro.
Allí, juraría que había visto algo moviéndose justo en el rabillo de su ojo. Algo que se movia rápidamente hacia las profundidades. ¿Sería alguna criatura inofensiva? No lo creía. Desde luego se sentía mucho mejor teniendo al resto del grupo hombro con hombro con elles. Protegiéndose las espaldas.
Hacia las profundidades. Protegiéndose las espaldas.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal.
Miró hacia abajo.
Una figura blanca, no, dos, tres, subían rápidamente hacia ellos. Nessa apenas tuvo tiempo de avisar a sus compañeros.
- ¡Ahí! - indicó Nessa, desenvainando a Susurro y señalando con la misma hacia el punto desde donde veía a las figuras acercándose. No había escapatoria ni escondrijo posible. Sólo podían prepararse para lo peor.
Las criaturas se acercaban con rapidez, pero el aviso de Nessa había dado tiempo a los Halcones a prepararse.
Sin duda aquellos seres estaban en su elemento, pues se movían con rapidez. Apenas eran borrón de movimiento blanquecino que chocó con violencia contra el grupo. Pero no consiguieron quebrantar la voluntad de los Halcones. De haber estado en tierra firme, seguramente no se habrían movido ni un solo centímetro, pero al estar flotando en aquel lugar de inmensa profundidad los impactos hicieron que se desplazaran un poco.
Cruços se transformó en su forma híbrida, las uñas provocando que su sangre manchara el agua al salir amenazantes, con chispas eléctricas saltando entre ellas. Quizá fuera por la sangre, o por otro motivo, las criaturas parecieron querer cebarse con él.
Julian consiguió clavar el virote de su ballesta en la más rápida pero no detuvo el avance de aquel ser del abismo que impactó con fuerza contra Cruços, el cual, pese a evitar los tentáculos que, ávidos, querían enrollarse en su cuerpo, pero el cazador de sangre se debatía con fiereza. Sin embargo lanzó un grito de dolor al sentir su cerebro atacado, como si le hubieran clavado un hierro candente en el interior y de su nariz salió un pequeño reguero de sangre. Pero aquel primer atacante menospreció la habilidad de los Halcones. Cruços clavó sus garras profundamente en sus costados y Nessa no desaprovechó la oportunidad, acuchillando a aquella criatura de piel blanquecina y viscosa repetidas veces. Los ojos de la criatura se cerraron y su cuerpo se alejó flotando, dejando un reguero de sangre negra, cuando Cruços lo apartó de él.
Fue sólo un segundo de calma antes de que el resto de criaturas impactara contra el grupo de héroes. Era todo muy confuso. Gruñidos, gritos, tentáculos, sonidos guturales. Jen se vio aprisionade de nuevo en un tentáculo, aunque este era más pequeño, su enfermizo color blanco y su viscosidad le hicieron reprimir una arcada. Le barde sintió como algo intentaba perforar su mente. Era una presencia brutal, como si presionaran un cuchillo ardiendo contra su cabeza. Vraak se lanzó contra la criatura que sujetaba a Jen y descargó dos poderosos ataques de su hacha, que pese a estar bajo el agua no parecía perder su efectividad.
Rolthos se lamentó por ser demasiado lento y no poder detener a aquellas criaturas con su glaive, el breve halo de esperanza al ver caer a una y a otra estar muy malherida se desvaneció cuando las oscuras profundidades vomitaron a otras bestias, mucho más grandes que, amenazadoras, se aproximaban a ellos. No eran tan rápidas como sus compañeros blanquecinos, pero parecían grandes crustáceos de cuya cabeza salían varios tentáculos carnosos que se agitaban con anticipación. Las pinzas de aquellas grandes bestias chascaban amenazadoramente mientras se acercaban a ellos.
Le barde forcejea momentaneamente con el asqueroso tentaculo pero la presion contra su cabeza es demasiado intensa como para poder concentrarse fisicamente en escapar. En su lugar visualiza en su mente un remolino de energía que descarga contra su atacante. El chirrido de la criatura al recibir el daño de su conjuro le perfora los oidos, pero afortunadamente se ve libre del tentáculo y logra dar un par de brazadas para posicionarse y ver al resto del grupo
La aplastante profundidad y el peso de incontables toneladas de agua sobre su cabeza parecían embotar los sentidos de Rolthos, sumiéndolo en un silencio aún más sombrío que de costumbre. El ensimismamiento subacuático fue rota cuando divisó a las criaturas acercándose, y, sin dudarlo, lanzó su glaive al ataque con furia.
El agua dificultaba cada movimiento, haciendo que el combate se sintiera como una danza horriblemente lenta. Aun así, su arma cortó las corrientes con precisión implacable. Una luz divina destelló al impactar dos de sus golpes, iluminando brevemente las profundidades sombrías. Con un giro final, el pomo del glaive remató a la criatura, que quedó flotando, inmóvil, mientras su sangre oscura se extendía en sinuosos remolinos, tiñendo el agua.
El primer impacto de las criaturas subacuáticas fue brutal pero la defensa de los Halcones fue aún más efectiva, abatiendo a varias de ellas. Pero con los seres de piel blanquecina y parte inferior tentacular, venían otras bestias aún mayores. Cubiertas con un esqueleto quitinoso, y armadas con unas pinzas enormes capaces de atrapar a Rolthos o Cruços en cada una de ellas, se unieron al ataque de sus compañeros más rápidos y ágiles. Los Halcones se defendían como podían, pero estaban en el elemento de aquellas criaturas. Jen se debatía entre los tentáculos de una de ellas. Cruços quedó preso en una de las pinzas de las otras bestias más grandes que comenzó a alejarse del grupo. Nessa luchaba codo con codo con Vraak, pero otro de los enormes crustáceos le atrapó con sus dos pinzas y, sin que el fuerte semi-orco pudiera sostenerse en ningún sitio para contrarrestarle también comenzó a alejarse. Nessa iba a ayudarle, pero otra de las criaturas blanquecinas se abalanzó sobre ella y pronto sólo podía ver tentáculos blancos que trataban de inmovilizarla. Rolthos mantenía a las criaturas a distancia con su glaive, pero su línea defensiva se había roto y les superaban en número. Tenían pocas posibilidades.
Entonces un relámpago azul iluminó las profundidades y se escuchó un poderoso estruendo cuando impactó en la bestia que tenía agarrada a Vraak. Apretando los dientes por la corriente eléctrica que agarrotaba sus músculos, el semi-orco reunió fuerzas para levantar la enorme hacha y la descargó en la cabeza de la criatura, que comenzó a hundirse al morir. Nessa sintió como los tentáculos que la sujetaban quedaban de pronto laxos y la criatura se deslizó inerte para revelar a un enano que sostenía un pesado martillo de guerra en las manos y la sonreía. Jen apenas podía ver a Julian y sabía que la criatura la estaba alejando del resto, pero entonces apareció un tiburón enorme y de un sólo bocado, le arrancó la cabeza a la bestia.
En unos segundos más, apenas quedaban tres o cuatro atacantes que se dieron a la fuga hacia las profundidades de donde habían salido. Los inesperados rescatadores se acercaron flotando a los Halcones.
Además del enano, que tenía una hirsuta barba pelirroja y llevaba una armadura completa con el símbolo de Moradin grabado en la misma, había una elfa, una elfa de piel negra y largo cabello blanco recogido en una trenza. Vestía con cuero negro y portaba un largo bastón que parecía de obsidiana. Miraba al grupo con sus hermosos ojos morados con curiosidad. El gran tiburón se transformó en una humana vestida con cueros y pieles, con abalorios y plumas trenzados en el pelo y la cara parcialmente cubierta con tatuajes.
- ¡Vaya! - dice el enano - Nerida tenía razón... menos mal que nos envió a ayudaros. Soschna realmente quiere atraparos... -
- Calma mi buen paladin -interviene la drow - no deben saber nada de lo que estas hablando... - se vuelve hacia los Halcones con una sonrisa - Disculpad a mi amigo, es joven e impulsivo. Comenzaremos por presentarnos nosotros ¿si? Mi nombre es Larnelerath, pero podéis llamarme Lar, mi impetuoso amigo es Drunik y nuestra silenciosa compañera -añade señalando a la humana - se llama Reona, aunque no puede hablar, se hace entender -la muchacha, que debe tener algo de ascendencia élfica, piensa Jen, por sus almendrados ojos y sus rasgos afilados, les saluda con un gesto alegre, mirando a Jen principalmente.
- Nos ha enviado a encontraros y ayudaros nuestra protectora y benefactora en este lugar, Nerida, una vieja sirena. Soschna, a quien se refería Drunik es un peligroso aboleth que querrá, sin duda, esclavizaros y utilizaros para su propio beneficio. Venid con nosotros, Nerida nos espera en su gruta. Es un lugar seguro -añade con un gesto tranquilizador.
Nessa se relaja visiblemente en cuanto cae la última de las criaturas, pero esto sólo dura un instante. Sigue sujetando el pomo de Susurro en actitud defensiva durante buena parte del rato en que los tres recién llegados están hablando. Todo lo que dicen suena muy bien, pero ... ¿acaso no sonaba así de bien todo lo que les dijo Idab cuando llegaron al semi-plano de fuego?
- Vuestra llegada no ha podido suceder en mejor momento - empieza a decir - Pero debéis disculparnos si no nos fiamos de buenas a primeras, incluso aunque nos hayáis ayudado. La última vez que estuvimos en una situación similar a esta, acabamos teniendo que luchar y escapar de las garras de la efreeti que nos recibió como benefactora en el semi-plano de fuego.
La ranger se queda callada un instante, antes de continuar:
- Habéis dicho vuestros nombres, así que lo propio es que respondamos de igual forma. Mi nombre es Nessa, y ellos son Rolthos, Jen, Cruços, Vraak y Julian. Os agradecemos vuestra ayuda, pero necesitaremos saber más. ¿Por qué nos ha atacado ese tal Soschna? ¿Y por qué nos ayudaría vuestra protectora, Nerida? ¿Es su costumbre ayudar a cualquiera que llegue a este lugar, o acaso espera algo de nosotros a cambio?
Nessa mantiene su actitud defensiva a pesar de que, a todas luces, está herida y extenuada. Sin embargo, los Halcones llevan demasiado a sus espaldas como para fiarse de buenas a primeras de cualquiera, incluso a pesar de la buena actitud del enano, la drow y la humana.
- Es normal que no os fieis... estos lugares son terribles. -asiente Lar - Nerida quedó atrapada en este semi-plano, como nosotros cuando nos arrojaron a él como sacrificio... - parece pensar por un momento - bueno, en honor a la verdad Reona llegó por un portal de manera accidental antes de que se sellaran ¿no es así Reona? - la muchacha asiente efusivamente - Nerida nos ha ayudado durante todo este tiempo a sobrevivir y permanecer libres del yugo de Soschna-
- No sé cuánto sabréis de los aboleth - dice Drunik - pero esas criaturas siempre están a la búsqueda de más esclavos. Son inmortales esos aboleth, quiero decir que no envejecen nunca, y tienen una memoria prodigiosa. ¿Esas criaturas que os intentaban atrapar? ¿las que parecían medio pulpos? siervos de Soschna. Anteriormente eran humanos, o elfos, o vete a saber, pero tras años bajo la influencia de ese ser, y de sus manipulaciones mágicas... se convierten en eso. -dice señalando a uno de los cadáveres que flotan cerca tras la batalla. Jen cree percibir que uno tiene las orejas un poco más puntiagudas, y el otro los restos de una ancha nariz propia de los gnomos o enanos.
- Y aunque su deseo de tener más siervos no fuera suficiente... -continua Lar - sois los primeros en entrar en el semi-plano desde que se selló hace años... sin duda querrá saber cómo lo habéis conseguido y si podéis sacarle de aquí. No te mentiré Nessa, que tanto nosotros como Nerida estaríamos interesados en poder salir de aqui y volver al nuestros hogares. Por favor - dice extendiendo una mano - venid y contadnos cómo podemos salir de aqui. -
Rolthos sólo puede describir la cara de la druida muda como la de un cachorrito pidiendo algo de comerl
Nessa pondera las palabras de Larnelerath y Drunik durante unos instantes, tras los cuales parece relajar un poco más los hombros. Se decide a envainar la daga y asiente.
- Está bien. Pareceis de fiar. Y supongo que es mejor acompañaros a un lugar seguro que quedarse en medio de esta inmensidad para que ese ... ¿aboleth? - dice frunciendo el ceño, ya que no conoce a qué clase de criatura se refieren - envíe a más de sus siervos a por vosotros. Guiadnos, por favor. Un buen descanso y curar nuestras heridas nos vendrá realmente bien.
La joven mira a sus compañeros, para confirmar que están de acuerdo. Entonces, Nessa repara en algo que ha dicho Lar, y le pregunta:
- Dices que vosotros dos fuisteis sacrificios. ¿Del Templo del Mal Elemental? ¿Cuánto tiempo lleváis aquí encerrados?
- Os agradecemos la ayuda. Habéis llegado en el momento más desesperado, cuando temía que nuestras vidas estuvieran perdidas. - Rolthos inclinó ligeramente la cabeza, recordando cómo los Halcones habían comenzado a ser arrastrados hacia las profundidades. La reverencia hacia el recien llegado trío de héroes no era solo cortesía, sino un reconocimiento genuino de su intervención.
Mientras Nessa y Lar intercambiaban palabras, Rolthos estudió al enano con detenimiento. Un paladín de Moradin, bajo el agua y atrapado en un plano que emanaba oscuridad, no era una visión común. Con respeto, hizo una reverencia más marcada, reconociendo la fortaleza que debía tener para permanecer incorrupto en aquel lugar.
- Nessa, recuerda al Fénix. No es la primera vez que encontramos almas nobles en estos planos perdidos. - Habló en un tono medido, sin apartar la mirada de los recién llegados. A medida que analizaba la situación, relajó ligeramente su postura, aunque su vigilancia permanecía.
- Sin embargo, las sirenas no tienen fama de buenas samaritanas... y sus dones para manipular y encantar son bien conocidos- Sus palabras eran cuidadosas, pero directas, observando cualquier reacción en el grupo. Si estaban bajo algún tipo de influencia, podrían mostrarse a la defensiva ante tales insinuaciones.
- A un así, nuestros intereses parecen coincidir. Si tenemos exito en la taera que desamos acomenter, abriremos este plano y sus habitantes tendrán la oportunidad de escapar al exterior. - Su voz bajó un poco, reflejando la lucha interna al considerar la posibilidad de aliarse con otra criatura de intenciones cuestionables. - Guiadnos, pues. Tal vez podamos ayudarnos mutuamente.
- Y mis congéneres son unos depravados asesinos esclavistas y adoradores de una Diosa Malvada -contesta Lar a Rolthos - Pero no por eso me has atacado al verme, Paladin de Mayaheine, y has dejado que mis actos definan tu respuesta a mi presencia. No te pido más.-
Tras el asentimiento de los Halcones,Lar y Drunik toman la delantera y Reona, divertida, toma de la mano a Jen y Julian y les lleva así. El trío les guía por el profundo océano, alejándose de la roca a la que habían llegado, para alivio de Jen y Nessa que saben lo que hay en las cavernas de las profundidades de la misma, pero sin seguir la corriente que les llevó hacia allí. Mientras se dirigen a su objetivo, siguen contestando a las preguntas de Nessa.
- Todos llegamos más o menos igual, pero llevamos aqui muchos años -dice Lar
- Más de veinte años -contesta Drunik - los elfos no suelen llevar un buen recuento del tiempo que pasa... - dice con sorna y Lar le golpea con el bastón - Yo era parte de la fuerzas de Furyondya que atacaron el Templo, pero el hechizo de un cultista del templo del aire me lanzó a los semi-planos. Conseguí llegar a este a través de uno de los símbolos, pero luego me quedé aquí atrapado. -
- Yo fui engañada por un cultista del templo del agua -dice Lar - no mentiré al decir que mi familia estaba aliada con el Templo, pero supongo que el que me enviaran aqui como sacrificio en lugar de respetar el trato acabó con esa alianza... - sonríe - digo supongo porque quizá mi hermana menor aprovechó la oportunidad para ocupar mi puesto en la familia y convertirse en la heredera de la casa... asi que nunca he esperado un intento de rescate por su parte -su gesto, aunque intenta contar sólo los echos, denota cierto dolor - al contrario que estos dos locos de aqui, y de Nerida. Si algo he aprendido en estos años de cautiverio es que hay otra forma de afrontar la vida. - Tanto Reona como el enano miran cálidamente a la drow.
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La daga hizo un corte profundo en el tentáculo que apresaba a Nessa, más incluso de lo que la propia exploradora había pensado que fuera posible. Una sangre oscura comenzó a teñir el agua a su alrededor y, aunque los músculos sufrieron un espasmo de dolor, la bestia no soltó su presa. Nessa estaba muy sorprendida, el corte casi había cercenado la punta del tentáculo que la apresaba, pero aún así la fuerza con la que apretaba su pierna no disminuía.
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Jenny Shark podía ver, o sentir, no estaba segure, muchas cosas. El increíble tamaño de aquella criatura. Los dos enormes ojos negros, tan grandes com Vraak, que estaban fijos en su forma de escualo, el resto de tentáculos que se movían por la excitación de la enorme bestia a su alrededor, los huesos de muchas criaturas que descansaban en el fondo de aquella cueva, roidos y despojados todos de cualquier vestigio de carne, pero también percibió algunos objetos en aquel osario. Definitivamente no eran las primeras víctimas humanoides de aquel ignoto ser. Pero sobretodo, era muy consciente del gran y peligroso pico que se disponía a devorarle o partirle en dos de un solo bocado.
Girando su cuerpo, casi sin poder respirar ya por lo fuerte de la presa sobre elle, consiguió ver el pasadizo por el que había sido arrastrade, apenas iluminado por el más claro exterior, y prácticamente ocupado por un tentáculo.. No tenía tiempo para pensar.
Jen recuperó su forma y trató de alcanzar la primitiva mente del mounstruo para aturdirle lo suficiente como para poder escapar. El repentino ataque mental pareció confundir a la criatura dando a le barde el tiempo suficiente como para desaparecer y reaparecer en la entrada del pasadizo. No podía ver más allá para usar su magia más lejos, pero fue lo suficiente como para ver el final del mismo y se deslizó en el interior, intentando esquivar el poderoso tentáculo que se convulsionaba con espamos, Jen no podía saber si eran de dolor o por estar intentando atrapar a Nessa.
Dando brazadas como podía, empujándose en las paredes e incluso en el propio tentáculo, Jen consiguió salir del pasadizo para ver a Nessa luchando por librarse del tentáculo, cuyo extremo la aferraba por la pierna y sangraba profusamente de un corte que sin duda había asestado la ranger con la daga que tenía en la mano.
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Jen podía ver como Nessa desaparecía de nuevo en el oscuro túnel luchando por salir. Jen espero un agonizante segundo, dos, tres eternos segundos en los que, pese a poder respirar en el agua estaba conteniendo la respiración. Pero su amiga no apareció. No podía esperar más, braceando con fuerza Jen se introdujo de nuevo en el oscuro túnel. Apenas podía ver a Nessa entre los anillos del tentáculo de la bestia que la arrastraba inexorablemente hacia su enorme pico.Jen trató de terminar de cercenar el tentáculo que apresaba a Nessa, pero sus armas no estaban diseñadas para luchar bajo el agua, y apenas podía ver ya su objetivo. Cuando había entrado en el túnel por primera vez había sido convertida en tiburón, pero ya no contaba con los agudos sentidos del depredador.
Nessa si vio como Jen trataba de ayudarla, pero su movimiento fue lento. Envuelta en anillos de viscoso tentáculo y sangre del pulpo gigante, mientras sentía sus huesos crujir y su costillas quebrarse bajo la poderosa presa del tentáculo, la cabeza de Nessa comenzó a darle vueltas. Impotente, observó cómo la criatura expandía su centro para acercarla a su boca, que más parecía un enorme pico. Luchando por librarse sintió, más que vio o escuchó, la energía mágica de Jen tratando de ayudarla, pero era demasiado tarde. El pico se abrió y el tentáculo la introdujo dentro. Las mandíbulas se cerraron a su alrededor, sus serrados bordes laceraron su carne y los músculos de la boca y garganta la apresaron y la empujaron al interior de la criatura de proporciones imposibles.
Nessa no podía moverse, sólo veía el interior de la criatura, y sentía arder todo su cuerpo. El ácido del estómago de la bestia comenzaba a hacer su trabajo.
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La joven ranger estaba desesperada. No podía acabar todo así, devorada en una oscura caverna en un semiplano de existencia perdido y condenado. No, tenía demasiadas cosas que hacer. Además había prometido que todos saldrían de allí. Juntos.
Dejó para más tarde reprocharse a sí misma el haberse separado del resto junto con Jen y trató de conservar la calma. Aún podía moverse un poco y conservaba la daga en la mano. No podía hacer mucha fuerza, pero esperaba que fuera suficiente. Levantó todo lo que pudo la mano y clavó la daga en el órgano que la tenía aprisionada. No quería pensar si era el estómago o el esófago de aquel monstruoso ser. Sólo quería salir de allí. Los músculos se contrajeron, pero no lo suficiente. Tenía que volver a intentarlo. No se rendiría jamás. Levantó de nuevo la mano y clavó con más fuerza aún a Susurro, provocando una herida aún más profunda. Sintió el sabor de la sangre de la bestia en los labios.
Esta vez sí, esta vez hubo una reacción mucho más grande a su alrededor. Todos los músculos se agitaron violentamente, haciendo que la cabeza diera vueltas. La bestia rugió, abriendo la boca. Nessa vio a Jen atrapada en un tentáculo, pero ella misma gritó cuando los músculos a su alrededor apretaron más aún en espasmos provocados por el dolor.
Su mente iba a toda velocidad. Iba a morir, y lo que era peor, Jen iba a morir con ella. La idea de bajar a explorar soles había sido suya. Había provocado la muerte de su amigue. Tenía que evitar que sufriera el mismo destino que ella. Aunque fuera lo último que hiciera, aunque ella ya estuviera perdida, hizo lo único que podía hacer. Lanzó a Susurro contra el tentáculo que aprisionaba a le barde. No pudo ver si la legendaria daga alcanzaba su objetivo. El pico se cerró de nuevo y la oscuridad la envolvió.
Jen no podía ver mucho, la débil luz que entraba por el túnel no le dejaba ver mucho. Pero de pronto sintió como el tentáculo que la aferraba con fuerza se agitaba presa de un dolor desconocido. El enorme pulpo rugió, convulsionándose de dolor y abriendo el enorme pico que le servía de boca. Jen juraría que había visto... oh dioses... ¿esa era Nessa? no no no. La mirada de les amigues se cruzó un segundo antes de que el pulpo cerrara de nuevo el pico. Pero Nessa, bendita Nessa, de alguna manera había conseguido lanzar su daga en ese breve instante. Pese a estar bajo el agua, la daga voló certera hasta justo el punto donde estaba Jen atrapade. Y se clavó hasta la empuñadura.
El pulpo agitó sus tentáculos presa del dolor pero no soltó su presa.
Jen no sabía que hacer y entonces una sombra comenzó a formarse frente a elle. Fue apenas un parpadeo y de pronto Nessa estaba allí, sujetando a Susurro como si en lugar de lanzar la daga la hubiera clavado ella misma en el tentáculo.
Por la expresión de Nessa, esta estaba tan confundida como Jen.
Efectivamente Nessa no sabía qué había ocurrido, sólo que su último pensamiento había sido que ojalá pudiera seguir cortando aquel tentáculo con la daga para liberar a Jen.
Pero habría tiempo más tarde de buscar explicaciones. Sin soltar a Susurro, Nessa puso ambos pies sobre el tentáculo y tiró con todas sus fuerzas hacia arriba, rajando el tentáculo prácticamente por la mitad. De haber tenido Susurro un par de centímetros más de hoja lo habría cortado limpiamente. Pero consiguió lo que quería.
El pulpo se agitó, soltó a Jen y les amigues aprovecharon la oportunidad para nadar lo más rápidamente posible fuera del túnel y del alcance de aquellos tentáculos. No miraron atrás al salir del túnel, y siguieron pataleando tan rápido como podían cuando el pulpo intentó volverlas a atrapar, pero los tentáculos golpearon la pared de piedra sin llegar a coger a sus elusivas y peleonas presas.
Nessa no miraba hacia atrás, sólo sentía la mano de Jen apretando la suya y el dolor en sus piernas mientras seguía y seguían nadando todo lo rápido que podían hacia arriba con esperanza de encontrar a sus amigos. Susurro vibraba con una extraña energía en su mano.
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Mientras tanto, Rolthos estaba comenzando a preocuparse. Julian y Vraak parecían compartir su preocupación mirando hacia abajo constantemente e incluso dando alguna brazada hacia abajo por si podían ver a sus parejas.
Cruços, sin embargo, permanecía al lado del paladin, atento.
De pronto giró la cabeza hacia la derecha, como si hubiera visto algo. Pero no había nada salvo aquel constante y profundo azul que les rodeaba. Sin embargo el rictos del cazador no se relajó.
- No estamos solos... algo nos acecha... - dijo a Rolthos.
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Nessa no entendía nada. Sencillamente, no lograba encontrar una explicación para lo que había pasado. Sólo podía concluir que la daga de Slyckmeduck debía ser aún más poderosa de lo que había percibido inicialmente. La huida de la caverna estaba siendo ciertamente desesperada, pero esto no impidió que la joven dedicara un fugaz pensamiento hacia el hábil gnomo y su ciego compañero. Hacia sus cuerpos completamente quemados. No. Por mucho miedo que hubiera pasado dentro de aquella criatura, la ranger tenía claro que no iban a perecer allí. De ninguna manera. Colo mínimo, se lo debían a los guardianes.
Apretando los dientes mientras pensaba en esto, Nessa giró la cabeza para cruzar una mirada con Jen. Aunque su corazón aún palpitara desbocado por todo lo que acababa de suceder, a la ranger aún le quedaba fuerza de voluntad para dirigir una mirada de ánimo a le barde. "Vamos", parecía decirle, "los chicos nos esperan, y deben de estar preocupados."
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"no mires atras no mires atras no mires atras" piensa freneticamente le barde mientras patalea, apretando la mano de nessa en la suya. Le entran nauseas, no sabe si de haber estado a las puertas de la muerte hace tan solo unos segundos, si porque se le ha metido sangre de pulpo en los ojos, o por no ver mas que el vasto azul alla donde mire. Cada plano es mas terrible que el anterior. Y jen tiene la certeza de que si salen vivos de todo aquello, no va a querer adentrarse en alta mar durante mucho, mucho tiempo.
Cruza miradas con nessa y entiende su asentimiento de cabeza. El corazon se le relaja un poco. Estaban vives. Estaban vives. La pericia de Nessa los había salvado ya incontables veces, y jamas podria agradecérselo suficiente, ni en un millon de años. Saca fuerzas de donde no cree que las tenga ya, y trata de darse vida en cada pataleo, con la intencion de acelerar lo posible y llegar allí donde su grupo los espera.
Les amigues no tardaron mucho en llegar hasta donde estaba el resto de sus amigos. Pero a ellas les pareció una ascensión eterna.
Las miradas preocupadas de sus amigos les dijeron lo que necesitaban saber. Problemas. Estaban todos espalda con espalda, armas en mano, atentos a cualquier amenaza que pudiera surgir de las profundidades azules que les rodeaban.
- Por los dioses... ¿Qué os ha pasado? - preguntó Julian
- Meteos en el círculo. - dijo, casi ordenó Cruços. El reflejo rojizo del diamante en el pomo de su espada le daba un aspecto amenazador - y contadnos qué ha pasado ahí abajo -
- Aqui arriba - informo Rolthos - algo nos acecha. - Parece que son varias criaturas que están dando círculos a nuestro alrededor pero no hemos podido verlas bien... -
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Nessa necesita unos segundos para recuperar al respiración una vez llegan con el resto. Ante las miradas y las preguntas preocupadas, responde:
- Quisimos investigar una cueva pero.... digamos que estaba ocupada. Un pulpo gigante. Pero está controlado, no nos molestará de nuevo.
Frunce el ceño cuando se da cuenta de que algo está pasando aquí también, y en cuanto Rolthos les informa acerca de las criaturas que están dando vueltas a alredor, la ranger sigue su mirada para intentar localizarlas:
- ¿Más enemigos? - se pregunta, mientras escudriña las azuladas aguas que les rodean.
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Nessa escrudiña las aguas a su alrededor, esperando que sus palabras sobre el pulpo gigante sean ciertas, y desearía estar más cerca de la pared vertical que Jen y ella investigaron bajando, pero está a unos treinta pies de ellos, y recordando su reciente experiencia, quizá no sea lo mejor.
En cualquier caso, intenta centrarse pero no ve más que el eterno azul que se va convirtiendo en negro.
Allí, juraría que había visto algo moviéndose justo en el rabillo de su ojo. Algo que se movia rápidamente hacia las profundidades. ¿Sería alguna criatura inofensiva? No lo creía. Desde luego se sentía mucho mejor teniendo al resto del grupo hombro con hombro con elles. Protegiéndose las espaldas.
Hacia las profundidades. Protegiéndose las espaldas.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal.
Miró hacia abajo.
Una figura blanca, no, dos, tres, subían rápidamente hacia ellos. Nessa apenas tuvo tiempo de avisar a sus compañeros.
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- ¡Ahí! - indicó Nessa, desenvainando a Susurro y señalando con la misma hacia el punto desde donde veía a las figuras acercándose. No había escapatoria ni escondrijo posible. Sólo podían prepararse para lo peor.
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Las criaturas se acercaban con rapidez, pero el aviso de Nessa había dado tiempo a los Halcones a prepararse.
Sin duda aquellos seres estaban en su elemento, pues se movían con rapidez. Apenas eran borrón de movimiento blanquecino que chocó con violencia contra el grupo. Pero no consiguieron quebrantar la voluntad de los Halcones. De haber estado en tierra firme, seguramente no se habrían movido ni un solo centímetro, pero al estar flotando en aquel lugar de inmensa profundidad los impactos hicieron que se desplazaran un poco.
Cruços se transformó en su forma híbrida, las uñas provocando que su sangre manchara el agua al salir amenazantes, con chispas eléctricas saltando entre ellas. Quizá fuera por la sangre, o por otro motivo, las criaturas parecieron querer cebarse con él.
Julian consiguió clavar el virote de su ballesta en la más rápida pero no detuvo el avance de aquel ser del abismo que impactó con fuerza contra Cruços, el cual, pese a evitar los tentáculos que, ávidos, querían enrollarse en su cuerpo, pero el cazador de sangre se debatía con fiereza. Sin embargo lanzó un grito de dolor al sentir su cerebro atacado, como si le hubieran clavado un hierro candente en el interior y de su nariz salió un pequeño reguero de sangre.
Pero aquel primer atacante menospreció la habilidad de los Halcones. Cruços clavó sus garras profundamente en sus costados y Nessa no desaprovechó la oportunidad, acuchillando a aquella criatura de piel blanquecina y viscosa repetidas veces. Los ojos de la criatura se cerraron y su cuerpo se alejó flotando, dejando un reguero de sangre negra, cuando Cruços lo apartó de él.
Fue sólo un segundo de calma antes de que el resto de criaturas impactara contra el grupo de héroes.
Era todo muy confuso. Gruñidos, gritos, tentáculos, sonidos guturales. Jen se vio aprisionade de nuevo en un tentáculo, aunque este era más pequeño, su enfermizo color blanco y su viscosidad le hicieron reprimir una arcada. Le barde sintió como algo intentaba perforar su mente. Era una presencia brutal, como si presionaran un cuchillo ardiendo contra su cabeza. Vraak se lanzó contra la criatura que sujetaba a Jen y descargó dos poderosos ataques de su hacha, que pese a estar bajo el agua no parecía perder su efectividad.
Rolthos se lamentó por ser demasiado lento y no poder detener a aquellas criaturas con su glaive, el breve halo de esperanza al ver caer a una y a otra estar muy malherida se desvaneció cuando las oscuras profundidades vomitaron a otras bestias, mucho más grandes que, amenazadoras, se aproximaban a ellos. No eran tan rápidas como sus compañeros blanquecinos, pero parecían grandes crustáceos de cuya cabeza salían varios tentáculos carnosos que se agitaban con anticipación. Las pinzas de aquellas grandes bestias chascaban amenazadoramente mientras se acercaban a ellos.
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Le barde forcejea momentaneamente con el asqueroso tentaculo pero la presion contra su cabeza es demasiado intensa como para poder concentrarse fisicamente en escapar. En su lugar visualiza en su mente un remolino de energía que descarga contra su atacante. El chirrido de la criatura al recibir el daño de su conjuro le perfora los oidos, pero afortunadamente se ve libre del tentáculo y logra dar un par de brazadas para posicionarse y ver al resto del grupo
La aplastante profundidad y el peso de incontables toneladas de agua sobre su cabeza parecían embotar los sentidos de Rolthos, sumiéndolo en un silencio aún más sombrío que de costumbre. El ensimismamiento subacuático fue rota cuando divisó a las criaturas acercándose, y, sin dudarlo, lanzó su glaive al ataque con furia.
El agua dificultaba cada movimiento, haciendo que el combate se sintiera como una danza horriblemente lenta. Aun así, su arma cortó las corrientes con precisión implacable. Una luz divina destelló al impactar dos de sus golpes, iluminando brevemente las profundidades sombrías. Con un giro final, el pomo del glaive remató a la criatura, que quedó flotando, inmóvil, mientras su sangre oscura se extendía en sinuosos remolinos, tiñendo el agua.
Zevatur, Rolthos
El primer impacto de las criaturas subacuáticas fue brutal pero la defensa de los Halcones fue aún más efectiva, abatiendo a varias de ellas. Pero con los seres de piel blanquecina y parte inferior tentacular, venían otras bestias aún mayores. Cubiertas con un esqueleto quitinoso, y armadas con unas pinzas enormes capaces de atrapar a Rolthos o Cruços en cada una de ellas, se unieron al ataque de sus compañeros más rápidos y ágiles. Los Halcones se defendían como podían, pero estaban en el elemento de aquellas criaturas. Jen se debatía entre los tentáculos de una de ellas. Cruços quedó preso en una de las pinzas de las otras bestias más grandes que comenzó a alejarse del grupo. Nessa luchaba codo con codo con Vraak, pero otro de los enormes crustáceos le atrapó con sus dos pinzas y, sin que el fuerte semi-orco pudiera sostenerse en ningún sitio para contrarrestarle también comenzó a alejarse. Nessa iba a ayudarle, pero otra de las criaturas blanquecinas se abalanzó sobre ella y pronto sólo podía ver tentáculos blancos que trataban de inmovilizarla. Rolthos mantenía a las criaturas a distancia con su glaive, pero su línea defensiva se había roto y les superaban en número. Tenían pocas posibilidades.
Entonces un relámpago azul iluminó las profundidades y se escuchó un poderoso estruendo cuando impactó en la bestia que tenía agarrada a Vraak. Apretando los dientes por la corriente eléctrica que agarrotaba sus músculos, el semi-orco reunió fuerzas para levantar la enorme hacha y la descargó en la cabeza de la criatura, que comenzó a hundirse al morir.
Nessa sintió como los tentáculos que la sujetaban quedaban de pronto laxos y la criatura se deslizó inerte para revelar a un enano que sostenía un pesado martillo de guerra en las manos y la sonreía.
Jen apenas podía ver a Julian y sabía que la criatura la estaba alejando del resto, pero entonces apareció un tiburón enorme y de un sólo bocado, le arrancó la cabeza a la bestia.
En unos segundos más, apenas quedaban tres o cuatro atacantes que se dieron a la fuga hacia las profundidades de donde habían salido. Los inesperados rescatadores se acercaron flotando a los Halcones.
Además del enano, que tenía una hirsuta barba pelirroja y llevaba una armadura completa con el símbolo de Moradin grabado en la misma, había una elfa, una elfa de piel negra y largo cabello blanco recogido en una trenza. Vestía con cuero negro y portaba un largo bastón que parecía de obsidiana. Miraba al grupo con sus hermosos ojos morados con curiosidad. El gran tiburón se transformó en una humana vestida con cueros y pieles, con abalorios y plumas trenzados en el pelo y la cara parcialmente cubierta con tatuajes.
- ¡Vaya! - dice el enano - Nerida tenía razón... menos mal que nos envió a ayudaros. Soschna realmente quiere atraparos... -
- Calma mi buen paladin - interviene la drow - no deben saber nada de lo que estas hablando... - se vuelve hacia los Halcones con una sonrisa - Disculpad a mi amigo, es joven e impulsivo. Comenzaremos por presentarnos nosotros ¿si? Mi nombre es Larnelerath, pero podéis llamarme Lar, mi impetuoso amigo es Drunik y nuestra silenciosa compañera - añade señalando a la humana - se llama Reona, aunque no puede hablar, se hace entender - la muchacha, que debe tener algo de ascendencia élfica, piensa Jen, por sus almendrados ojos y sus rasgos afilados, les saluda con un gesto alegre, mirando a Jen principalmente.
- Nos ha enviado a encontraros y ayudaros nuestra protectora y benefactora en este lugar, Nerida, una vieja sirena. Soschna, a quien se refería Drunik es un peligroso aboleth que querrá, sin duda, esclavizaros y utilizaros para su propio beneficio. Venid con nosotros, Nerida nos espera en su gruta. Es un lugar seguro - añade con un gesto tranquilizador.
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Nessa se relaja visiblemente en cuanto cae la última de las criaturas, pero esto sólo dura un instante. Sigue sujetando el pomo de Susurro en actitud defensiva durante buena parte del rato en que los tres recién llegados están hablando. Todo lo que dicen suena muy bien, pero ... ¿acaso no sonaba así de bien todo lo que les dijo Idab cuando llegaron al semi-plano de fuego?
- Vuestra llegada no ha podido suceder en mejor momento - empieza a decir - Pero debéis disculparnos si no nos fiamos de buenas a primeras, incluso aunque nos hayáis ayudado. La última vez que estuvimos en una situación similar a esta, acabamos teniendo que luchar y escapar de las garras de la efreeti que nos recibió como benefactora en el semi-plano de fuego.
La ranger se queda callada un instante, antes de continuar:
- Habéis dicho vuestros nombres, así que lo propio es que respondamos de igual forma. Mi nombre es Nessa, y ellos son Rolthos, Jen, Cruços, Vraak y Julian. Os agradecemos vuestra ayuda, pero necesitaremos saber más. ¿Por qué nos ha atacado ese tal Soschna? ¿Y por qué nos ayudaría vuestra protectora, Nerida? ¿Es su costumbre ayudar a cualquiera que llegue a este lugar, o acaso espera algo de nosotros a cambio?
Nessa mantiene su actitud defensiva a pesar de que, a todas luces, está herida y extenuada. Sin embargo, los Halcones llevan demasiado a sus espaldas como para fiarse de buenas a primeras de cualquiera, incluso a pesar de la buena actitud del enano, la drow y la humana.
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- Es normal que no os fieis... estos lugares son terribles. - asiente Lar - Nerida quedó atrapada en este semi-plano, como nosotros cuando nos arrojaron a él como sacrificio... - parece pensar por un momento - bueno, en honor a la verdad Reona llegó por un portal de manera accidental antes de que se sellaran ¿no es así Reona? - la muchacha asiente efusivamente - Nerida nos ha ayudado durante todo este tiempo a sobrevivir y permanecer libres del yugo de Soschna-
- No sé cuánto sabréis de los aboleth - dice Drunik - pero esas criaturas siempre están a la búsqueda de más esclavos. Son inmortales esos aboleth, quiero decir que no envejecen nunca, y tienen una memoria prodigiosa. ¿Esas criaturas que os intentaban atrapar? ¿las que parecían medio pulpos? siervos de Soschna. Anteriormente eran humanos, o elfos, o vete a saber, pero tras años bajo la influencia de ese ser, y de sus manipulaciones mágicas... se convierten en eso. - dice señalando a uno de los cadáveres que flotan cerca tras la batalla. Jen cree percibir que uno tiene las orejas un poco más puntiagudas, y el otro los restos de una ancha nariz propia de los gnomos o enanos.
- Y aunque su deseo de tener más siervos no fuera suficiente... - continua Lar - sois los primeros en entrar en el semi-plano desde que se selló hace años... sin duda querrá saber cómo lo habéis conseguido y si podéis sacarle de aquí. No te mentiré Nessa, que tanto nosotros como Nerida estaríamos interesados en poder salir de aqui y volver al nuestros hogares. Por favor - dice extendiendo una mano - venid y contadnos cómo podemos salir de aqui. -
Rolthos sólo puede describir la cara de la druida muda como la de un cachorrito pidiendo algo de comerl
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Nessa pondera las palabras de Larnelerath y Drunik durante unos instantes, tras los cuales parece relajar un poco más los hombros. Se decide a envainar la daga y asiente.
- Está bien. Pareceis de fiar. Y supongo que es mejor acompañaros a un lugar seguro que quedarse en medio de esta inmensidad para que ese ... ¿aboleth? - dice frunciendo el ceño, ya que no conoce a qué clase de criatura se refieren - envíe a más de sus siervos a por vosotros. Guiadnos, por favor. Un buen descanso y curar nuestras heridas nos vendrá realmente bien.
La joven mira a sus compañeros, para confirmar que están de acuerdo. Entonces, Nessa repara en algo que ha dicho Lar, y le pregunta:
- Dices que vosotros dos fuisteis sacrificios. ¿Del Templo del Mal Elemental? ¿Cuánto tiempo lleváis aquí encerrados?
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- Os agradecemos la ayuda. Habéis llegado en el momento más desesperado, cuando temía que nuestras vidas estuvieran perdidas. - Rolthos inclinó ligeramente la cabeza, recordando cómo los Halcones habían comenzado a ser arrastrados hacia las profundidades. La reverencia hacia el recien llegado trío de héroes no era solo cortesía, sino un reconocimiento genuino de su intervención.
Mientras Nessa y Lar intercambiaban palabras, Rolthos estudió al enano con detenimiento. Un paladín de Moradin, bajo el agua y atrapado en un plano que emanaba oscuridad, no era una visión común. Con respeto, hizo una reverencia más marcada, reconociendo la fortaleza que debía tener para permanecer incorrupto en aquel lugar.
- Nessa, recuerda al Fénix. No es la primera vez que encontramos almas nobles en estos planos perdidos. - Habló en un tono medido, sin apartar la mirada de los recién llegados. A medida que analizaba la situación, relajó ligeramente su postura, aunque su vigilancia permanecía.
- Sin embargo, las sirenas no tienen fama de buenas samaritanas... y sus dones para manipular y encantar son bien conocidos - Sus palabras eran cuidadosas, pero directas, observando cualquier reacción en el grupo. Si estaban bajo algún tipo de influencia, podrían mostrarse a la defensiva ante tales insinuaciones.
- A un así, nuestros intereses parecen coincidir. Si tenemos exito en la taera que desamos acomenter, abriremos este plano y sus habitantes tendrán la oportunidad de escapar al exterior. - Su voz bajó un poco, reflejando la lucha interna al considerar la posibilidad de aliarse con otra criatura de intenciones cuestionables. - Guiadnos, pues. Tal vez podamos ayudarnos mutuamente.
Zevatur, Rolthos
- Y mis congéneres son unos depravados asesinos esclavistas y adoradores de una Diosa Malvada - contesta Lar a Rolthos - Pero no por eso me has atacado al verme, Paladin de Mayaheine, y has dejado que mis actos definan tu respuesta a mi presencia. No te pido más.-
Tras el asentimiento de los Halcones,Lar y Drunik toman la delantera y Reona, divertida, toma de la mano a Jen y Julian y les lleva así. El trío les guía por el profundo océano, alejándose de la roca a la que habían llegado, para alivio de Jen y Nessa que saben lo que hay en las cavernas de las profundidades de la misma, pero sin seguir la corriente que les llevó hacia allí. Mientras se dirigen a su objetivo, siguen contestando a las preguntas de Nessa.
- Todos llegamos más o menos igual, pero llevamos aqui muchos años - dice Lar
- Más de veinte años - contesta Drunik - los elfos no suelen llevar un buen recuento del tiempo que pasa... - dice con sorna y Lar le golpea con el bastón - Yo era parte de la fuerzas de Furyondya que atacaron el Templo, pero el hechizo de un cultista del templo del aire me lanzó a los semi-planos. Conseguí llegar a este a través de uno de los símbolos, pero luego me quedé aquí atrapado. -
- Yo fui engañada por un cultista del templo del agua - dice Lar - no mentiré al decir que mi familia estaba aliada con el Templo, pero supongo que el que me enviaran aqui como sacrificio en lugar de respetar el trato acabó con esa alianza... - sonríe - digo supongo porque quizá mi hermana menor aprovechó la oportunidad para ocupar mi puesto en la familia y convertirse en la heredera de la casa... asi que nunca he esperado un intento de rescate por su parte - su gesto, aunque intenta contar sólo los echos, denota cierto dolor - al contrario que estos dos locos de aqui, y de Nerida. Si algo he aprendido en estos años de cautiverio es que hay otra forma de afrontar la vida. - Tanto Reona como el enano miran cálidamente a la drow.
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