Con todo el cuidado del mundo y con tanto sigilo como pudo reunir Cegorach deambuló por el abandonado campamento sin encontrar nada ni nadie. 

Se detuvo frente a la entrada de la cueva, la cual aparecia tan oscura como el cielo que empezaba a tornarse negro y las estrellas a aparecer en el. 

Cegorach finalmente decidió volver con el resto de sus compañeros. Parecía como si hubieran abandonado cualquier tipo de intencion de volver a atacar Greenest. Activando el vínculo establecido anteriormente con Martin, partió hacia ellos.

Al amanecer del día siguiente Cegorach llega agotado a Greenest, pero aunque su cuerpo está exhausto, su mente está más tranquila ya que parece que, por el momento, el pueblo está a salvo de las depredaciones del Culto. 

El resto tenéis aún un día para hacer lo que queráis. Morko está en la destrozada tienda con su agradecida propietaria. 

Martin asintió con la cabeza cuando oyó las palabras del Tiefling acerca de la caravana, le parecía buena idea unirse a ellos y de paso servirles de protección en su camino. Durante la noche y el día siguiente, no se separó mucho del campamento donde los aventureros descansaban cerca del pueblo, ordenando con sumo cuidado todas sus posesiones personales, y ocultando la mitad de ellas en varios pliegues o localizaciones escondidas en su ropa o capa. 

El pícaro sólo hacia pausas de vez en cuando escrutando el horizonte en una dirección en particular, como esperando vislumbrar algo, o estuviera pendiente de algún acontecimiento. Sin embargo al pasar los minutos, emitía un suspiro de frustración y continuaba con sus tareas hasta la siguiente pausa.

Finalmente con unas palabras algo hoscas habló por primera vez en horas.

- Voy a por provisiones al pueblo, a ver que puedo encontrar para el viaje... creo que sobrevivir de la caza puede ser peligroso si nos topamos con posible patrullas de exploración de la horda enemiga.

Sin más, y tras asegurar y cerrar todos los correajes de su mochila, se dirigió hacía el mercado del pueblo.

 El semielfo llega a la plaza del mercado y la encuentra desierta, salvo aquellos que la cruzan portando maderas o piedras sacadas de las casas completamente en ruinas para poder arreglar las suyas. Martin observa que hay pocas quejas y llantos. Las caras son tristes y abatidas, pero hay una sensación general de aceptación e incluso de alivio, sabiendo que el pueblo podría haber sido destruido por completo. Algunas personas, al verle, le saludan e incluso algunas se acercan a darle las gracias. Los vecinos se ayudan unos a otros, acogiendo a aquellos que lo han perdido todo, trabajando juntos para reparar sus hogares. 

No pasa mucho tiempo hasta que Martin se topa con un grupo de aldeanos que están reparando un par de carros y alimentando a unos caballos de tiro. Parece que esta es la caravana de la que les han hablado. O al menos se está organizando aquí. 

Un humano de mediana edad, con el pelo canoso y barba parece que es el que dirige las preparaciones. 

Mientras sus compañeros se preparan, Zevatur deambula por el poblado ayudando en lo que puede, reparando obtetos que no esten completamente inutilizados con Mending o haciendo labores más mundanas como traer agua o limpiar escombros. Por la noche el agotamiento le puede y se retira a dormir polvoriento y agotado. La noche lo arropa en un inquieto sueño.

Martin se dirige con paso tranquilo al humano de pelo plateado y barba, a pesar de ser de mediana edad, parece curtido y fuerte, quizás con alguna cicatriz que delata un pasado diferente ¿soldado?... Sin pensar más en el asunto, el semielfo se acercó a su altura para hablarle.

- He oído que os dirigís a Elturel. Nosotros, mis compañeros y yo, también necesitamos ir hacía allá, así que nuestros caminos coinciden y quizás podamos beneficiarnos mutuamente. Podemos garantizar la protección de la caravana, y no pediremos apenas nada a cambio, no puedo hablar por mis compañeros, pero dudo que pidan mucha más que algo de comida y algún sitio donde dormir. Si os parece bien claro.

El semielfo parece acariciarse su incipiente barba de varios días, mientras observa con ojos amables al humano y espera su respuesta.

- Tymora sea alabada! - contesta el hombre - Los héroes de Greenest nos acompañan? - el hombre ofrece una mano fuerte y curtida por el trabajo - Shen Kanery para serviros. Si venís con nosotros os cederé mi propia tienda y me aseguraré de que las mejores raciones sean para vosotros! - su sonrisa es sincera y pese a que su barba esta bien cuidada, los signos de cansancio de los últimos días son evidentes en él. 

- Partiremos en dos días - anuncia satisfecho. Parece que el tener a su lado al curtido grupo de aventureros que mantuvo a raya al ejército atacante y venció en combate singular al general, sin contar que volvieron con algunos prisioneros, le ha alegrado el día. 

Tras haber descansado, se dirigió en busca de alcalde o representarte de Greenest por si necesitaban algún tipo de ayuda hasta la partida. Antes de salir indicó al resto del grupo sus intenciones por si alguien quería unirse.

-Voy a ver si puedo ayudar en algo, iré en busca del alcalde o alguna figura de referencia en el pueblo.

Mientras andaba por aquel lugar y visualizaba los estragos del ataque, no podía hacer más que lamentarse por no haber podido hacer algo más.

Habló con los lugareños por si sabían donde podría dirigirse para prestar su ayuda en caso de ser necesaria.

[Por mi hacemos un fastforward y salimos ya!]

La olla con comida que le ofrecieron no era gran cosa, pero considerando la escasez en el pueblo era un autentico manjar. Y la verdad es que despues de arreglar 57 eslabones una cadena y acelerar el fuego de la fragua durante una hora se lo había ganado. Agradeciendolo lo tomó y deambulo con el por el pueblo. Despues, viendo a Kathrinna descansando se acercó a ella. 

 - Toma, yo estoy completamente lleno y tu necesitarás energía con tanto ejercicio que estás haciendo últimamente. - Le acercó la olla aún caliente. - ¿Qué tal va todo, te sientes con ánimos de partir de viaje a Elturel?

Ahora que la joven había sanado sus heridas, las físicas al menos, Zevatur observó que, ,efectivamente, era hermosa. Pese al polvo y el sudor de su entrenamiento, era hermosa. 

Agradecida se terminó el plato que le ofrecia y asintió. 

- Si, cuando pienso que no puedo estar más cansada, Martin me fuerza aún más. - sonríe un poco - a veces creo que se pica cuando ve que puedo seguir jejeje - 

- ¿Viajar a Elturel? Sí, estoy lista. En cierto modo cuanto antes me aleje de aquí, mejor. Aún hay demasiados recuerdos. - 

[por mi salimos ya también... no soy partidario de forzar robos de guadañas ajenas, aunque sea por su bien, el mundo es un lugar oscuro y cruel, que cada cual acarree con las consecuencias de sus actos... oh la oscuridad...]

El Semielfo, llegó el primero a la caravana el día de la salida, más temprano que nadie..., seguía mirando el aún oscuro horizonte esperando ver algo, apenas minutos antes de que las primeras luces del alba rompieran entre las montañas del este, pero sin demasiado suerte. Su mirada se tornó en pura tristeza y se puso la capucha de su terrosa capa tapando más de la mitad de su rostro.

Sin molestar a nadie más, esperó a que los primeros comerciantes hicieran su aparición para ayudarles con los preparativos de última hora para el viaje.

El día anterior fue duro tras ayudar a eliminar escombros en el pueblo. Por la mañana, a primera hora pudo sentir su fuerzas renovadas. Una mezcla de entusiasmo e inquietud le invadían aquel día. Parecía que podían ayudar a aquellas personas durante el viaje. Sus planes se habían modificado completamente, por el momento no tendría que formar parte de aquel culto oscuro, evitando así tener que involucrarse en actos desagradables.

Llegó a la caravana y pudo ver a Martin allí junto a algún comerciante.

-Buenos días, parece que has madrugado.-

Dijomirando a su compañero.

-Esperemos que el viaje sea tranquilo y no nos encontremos con muchos problemas. ¿Sabemos cuanto tardaremos en llegar?-

Preguntó dirigiéndose a los que allí estaban mientras intentaba echar una mano en lo que pudiera.

Morko se acerca a la tienda y entrando dice:- Buenos días, mis compañeros y yo vamos a emprender viaje a Elturel y necesitaremos provisiones para el camino. Necesitaremos comida para el viaje, mantas para la noche, yesca y pedernal, cuerda, cantimploras, no se si será posible un barrilete de la mejor cerveza, una piedra de afilar, piquetas y un pequeña martillo...y mochilas para todos. A parte no se si tendrá ropa de viaje par alguien de mi tamaño y un par de buenas botas para caminar.

Morko: 

 Al fin llega el día para que la pequeña caravana parta hacia Elturel con la esperanza de comprar tantos víveres y enseres como puedan para recuperar la normalidad lo antes posible. 

El gobernador, el clerígo, el castellano y mucha de la gente del pueblo se arremolina a vuestro alrededor para desearos suerte y un buen viaje. 

- No hemos hablado de si volveréis con la caravana - dice Nighthill - y entiendo que vuestras obligaciones puede que os mantengan lejos, pero  igualmente os agradecemos todo el bien que habeis hecho para nuestra pequeña ciudad. Que las bendiciones de Lathander, Chauntea y Tymora vayan con vosotros. - 

Tras las despedidas comenzáis el viaje al ritmo tranquilo de los carromatos. Los dos primeros días pasan sin mayor novedad. Establecéis turnos para hacer guardias por la noche pero no encontrais problemas en la carretera hacia el noreste. Los tres carromatos avanzan a buen ritmo gracias al buen estado de la carretera y tras dos días cruzando las suaves colinas cubiertas de alta hierba que rodean Greenest, el paisaje comienza a cambiar y poco a poco os introducís en un denso bosque de robles, castaños y pinos, mientras el terreno aumenta ligera, pero constantemente. 

El tiempo ha sido fresco, pero agradable, pero a lo largo del día de hoy las nubes han ido aumentando de espesor y ahora cubren el cielo con un manto gris que amenaza lluvia.

Mientras buscáis un lugar donde acampar en el bosque, vuestras dudas se despejan al abrirse el camino en un amplio claro y en el mismo, a un lado del camino, encontráis una posada iluminada por los últimos rayos del sol que se escapan del manto de nubes. Es un edificio de, al menos, dos plantas y una más que parece abuardillada, con un establo a la derecha del mismo y un pozo entre ambos edificios. No se oye mucho ruido dentro, pero de las ventanas surge un agradable fulgor anaranjado y de la chimiena de la cocina sale un prometedor humo con olor a estofado. Sobre la entrada puede verse colgando un cartel de metal con un caldero sobre el fuego pintado. Sobresaliendo del mismo se ven un par de piernas con calzones a rayas y a los pies del mismo hay un sombrero picudo negro. " El Caldero de la Bruja " puede leerse.

- Parece que nuestra suerte ha cambiado en esta noche - dice Khanery contento de ver la posada. 

Al llegar aquella posada se abría la posibilidad de un descanso más reconfortable pero antes había que organizar la viligancia de las pertenencias de las personas a las que acompañaban los aventureros.

-Parece que podremos descansar mejor esta noche. Deberíamos hablar en relación a la vigilancia de los carromatos. Nos han dado abrigo durante el viaje y creo que lo menos que podemos hacer es devolver el favor... Voy a entrar para ver si pudueran darnos cobijo.

Dijo Cegorach dejando la conversación pendiente de concretar mientras entraba en el edificio  para determinar si podían dormir en aquella posible posada.

Martin observó el comentario de Khanery y pareció extrañado. Parecía sorprendido de haber encontrado la posada en el bosque, pero sólo estaba a dos días de viaje, debería ser conocida por la gente del pueblo y con cierta fama si estaba en el camino a Elturel. Todos sus sentidos se pusieron en alerta... y su desconfianza se apoderó de él. No se sobrevive confiando en la suerte.

Con un gesto y voz amable se dirigió al rudo hombre.

- Discúlpeme señor Khanery ¿es la primera vez que ve esta posada o que oye de ella? 

Tras esto, paró un momento a Cegorach que se dirigía hacia la posada raudo.

- Yo haré la primera guardia.

Shen parece pensar unos segundos 

- Si había oido hablar de una posada en el camino pero creía que estaría un poco más lejos - se encoge de hombros mientras se acerca al establo guiando los carromatos y haciendo que los otros dos conductores hagan lo mismo. - supongo que habremos llevado mejor ritmo del que yo pensaba. Y tranquilos, los mozos de cuadra se harán cargo de los carromatos. - 

(alguien más quiere hacer algo? Alguien más entra en la posada? O impide que Cegorach lo haga? )