- Desde luego cuentas con mi ayuda, Cruços. Aunque suponga un gran sacrificio por tu parte. El enfrentamiento con tu hermana será difícil. Pero senqiejharas lo correcto. Si no hay nada más que añadir, entremos. Este asunto tiene cierta urgencia como para detenernos en charlas o reproches. - Finaliza y hace un gesto a la piedra y Cruçis. Procede.
Al activar el resorte suena un chasquido y una losa del suelo se abre para revelar unas escaleras de piedra que bajan en espiral y se pierden en la oscuridad.
Guiados por Cruços todos descienden bajo la severa mirada del espectro que se queda flotando en silencio mientras el grupo baja las escaleras de piedra negra.
Cuando el último de ellos ha desaparecido, esbozando una siniestra sonrisa, el espectro se desvanece como si una inexistente ráfaga de viento lo arrastrara como un jirón de niebla.
El descenso se prolonga más de lo que habían imaginado, y unos minutos más tarde salen a una pequeña sala, una encrucijada más bien, de la que salen tres pasadizos excavados en la roca. Uno frente a ellos y otros dos que se pierden en diagonal hacia la derecha y la izquierda respectivamente.
En el pasadizo central pueden ver la tililante luz de unas antorchas perfilar las paredes del mismo unos metros más adelante.
Rolthos siguió a Cruços escaleras abajo, un escalofrió recorrió su espalda, sin embargo, sus pasos eran firmes y la cadencia del metal contra el suelo era regular. - Temo que nos enfrentemos a criaturas como las que no encontramos en las ruinas, inmunes a nuestras armas. Tu hermana por ejemplo, ...Valossa, podría ser etérea. Intentare reservar ciertos recursos para esos enfrentamientos. Además, la enfermedad ha consumido parte de mis recursos de curación. Tenedlo en cuenta, por favor.
Cuando sus compañeros empezaron a moverse en silencio Rolthos suspiró para sí mismo. En el grupo desentonaba su ruidosa armadura y le hizo sentirse algo torpe, un hándicap para la estrategia espontanea del grupo. Intentando moverse en silencio como ellos echó de menos a la ruidosa Sera. Hizo nota mental de conseguir un arma magia en algun momento y alguna armadura que no le hicisese desentonar n el grupo.
Justo detras de Rolthos pasa Jen, quien le pone la mano en el brazo. -No te preocupes. Yo puedo curarnos.-
Suspira pensando en todo lo que acaban de escuchar -Desde luego esto es toda una historia... Si salimos vivos de esta recordadme que compre papel y tinta para escribirla.-
Mientras avanzan por el pasadizo Jen fija la vista en la figura de Cruços.... No puede evitar tener sentimientos encontrados con él. Por una parte entiende el deseo de ocultar todo aquello... Pero por otra parte no puede olvidad aquel círculo de verdad, que ahora parece tan lejano. Si hubiera sabido mejor jugar sus cartas... No es justo.
-Céntrate.- Se obliga a si misme, y mira los pasadizos que se les presentan. -Y ahora, ppr donde? Cruços, hueles algo?
El cazador se adentra por las escaleras, encabezando la comitiva. Avanza con cuidado, sigilosamente, siguiendo el rastro de la amiga de la hermana de Rolthos raptada.
Justo en un recoveco al final del túnel central, atisba el reflejo de luz de unas antorchas. Hace un gesto a sus compañeros y coge su arco. Lo más silenciosamente que es capaz, intenta acercarse camuflado entre sombras hasta ver quién porta la antorcha.
Moviéndose silenciosamente el grupo avanza por el oscuro pasadizo que desciende aún más en la tierra describiendo una leve curva hacia la derecha.
Antes de llegar al final se detienen, justo en el límite de la luz de las antorchas. Frente a ellos pueden ver el final del pasadizo que se abre a una cámara rectangular excavada en el roca. En las paredes, como si de una especie de anfiteatro se tratara, pueden ver algunos balcones que dan una visión de lo que ocurre en el piso principal de la misma.
Alineados en filas hay un par de docenas de figuras ataviadas con las grises capas que vieron Jen y Nessa y que portaban los dos guardias que dejaron inconscientes. Jen no se había dado cuenta al verlas en la niebla pero... el parecido de ese color de las capas con el tono de la piel de las víctimas de la plaga era escalofriante.
Había dos grupos de dos docenas de personas alineadas, separadas por algo que no lograban ver bien desde su posición. Parecía que había algún tipo de altar derruido en el centro. Una gran piedra rectangular que en algún momento debía levantarse sobre recias patas de piedra, yacía ahora quebrada por la mitad y rodeada de cascotes. Nessa pudo ver el esqueleto de un brazo y una mano entre los cascotes. Alguien encontró su final ahí.
Varias antorchas alienadas en las paredes iluminan la escena. En el muro de la izquierda hay otra entrada a la sala y las personas están colocadas de tal forma que dejan paso libre desde esa entrada al centro de la estancia.
Todos están en absoluto silencio. Parece que esperando.
Rolthos se da cuenta de que faltan algunos huecos en las ordenadas filas por llenar. Quizá sea eso a lo que están esperando, o a alguna otra cosa, pero desde luego si algún cultista más se une ahora, les descubrirá en el pasadizo principal que da acceso a su lugar de reuniones.
Un figura encapuchada entra en la estancia por la oquedad de la izquierda. Seguida de otros dos encapuchados que portan una parihuela sobre la cual pueden ver, dormida o inconsciente, a la amiga de la hermana de Rolthos.
Caminan en silencio hasta el centro de la estancia, la figura principal parece elevarse un poco sobre el resto permitiendo al grupo ver su torso y su encapuchada cabeza. Sus acompañantes dejan a Meg sobre la rota piedra, desechando la parihuela a un lado, y se colocan a los lados del destruido altar.
La figura contempla a los fieles reunidos dando un giro completo sobre sus pies. Al girarse, ven que, cruzada en su espalda, porta la espada del abuelo de Cruços.
Al terminar de girar lleva sus manos a su capucha y descubre su rostro.
Lord Gui mira con ojos fríos a aquellos que se han reunido ante él. Su mirada, su rostro, parecen transformados hasta el punto de casi no reconocerle. Parece el rostro de alguien que no conoce la piedad ni el calor humano. Y parece enfermo. Muy enfermo. Su piel grisácea y sus ojos hundidos provocan un escalofrío a los compañeros.
- La Plaga debe ser contenida. Sólo mediante el sacrificio voluntario de unos pocos nos podremos mantener a salvo muchos. Lo que hoy hacemos aquí no es cruel, es un acto de valentía para proteger a aquellos que amamos. Para proteger a aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos. Esta valerosa joven no es una víctima, es una heroína. -
Nadie contesta. Al elevar las manos Gui todos comienzan un cántico en un idioma extraño. Un cántico con un ritmo tribal, casi primitivo. Lo acompañan de golpes rítmicos en el suelo con los pies. Rolthos reconoce, entremezclado, el ruido de varias armas entrechocando con armaduras. No todos los asistentes están desarmados al parecer.
Cuando la voz de Gui se une al cántico son dos voces las que salen de su garganta. Una, la suya, grave. La otra parece, más aguda, parece venir de ultratumba.
Si en algo se ha especializado el grupo es en muertos vivientes. Tanto Cruços, como Nessa como Rolthos reconocen que en Gui hay otra entidad, ahora visible para todos sus poderes. Parece que el cántico la hace aflorar. Jen casi puede jurar que puede ver, como pequeños flashes, un rosto decrépito y fantasmal sobre la cara de Gui cuando la luz de las antorchas arroja sombras contra él.
El cántico se intensifica. Gui desenvaina la espada.
Cruços y Xandrila quedan paralizados al ver la escena. Se miran el uno al otro, confirmando sin palabras sus sospechas.
- Daemonioun Pestae... - susurra el cazador; hace un gesto para mantener silencio y agazaparse al resto de sus compañeros. - Los acólitos son inocentes. Esta criatura es un peligroso demonio, rara vez detectado por su capacidad para esconderse poblando cuerpos que no son suyos. Él es el causante de esta plaga, Lord Gui no es más que su marioneta... Como dijo Mandorkai "el profeta que sirve al cautivo", no es más que el pobre Gui a merced de esta criatura. No sé si son ha sido atraído por la enfermedades o si es él el causante desde un inicio, pero lo que está claro es que está comandado por Fangênnath, usando cada muerte para resquebrajar su prisión. Si mi hermana Tess'xalia está completamente perdida bajo el yugo del cautivo, ¿por qué nos estaba guiando hasta aquí?
Xandrila interrumpe a Cruços.
- No te dejes llevar por esos sentimientos ahora, resolvamos cada paso. Tiene la espada de Mandorkai a sus espalda, hasta que no la recuperes no podremos reforzar la prisión. Y este enemigo es de dificil muerte... Los acólitos están convencidos que están actuando correctamente, esa adoración de origen sobrenatural no la vamos a romper con palabras. La única manera de recuperar a Gui es ofrecerle a la criatura otro cuerpo que habitar que le resulte más interesante, exorcizarlo mediante poderes divinos o... acabar con la vida del huésped; y ni eso es una buena alternativa, ya que saltaría al siguiente anfitrión, escondiéndose hasta que le perdiéramos la pista...
Según Xandrila termina sus palabras, el cántico se intensifica y Gui desenvaina Vergeulv, dispuesto a consumar el sacrificio de Meg.
El semblante de Rolthos adquiere signos de preocupación según se revela la información. Tras escuchar las ideas de sus amigos decide actuar rápido, le hace un signo a Jen… te necesitaré para hablar a esta gente. Sin esperar a replicas de sus amigos, impulsado por lo que considera la única forma de actuar correcta, dar la oportunidad a los sectarios de que rectifiquen.
- ¡Por Mayaheine! Detened esta impía aberración. - Hace resonar su voz lo mas fuerte posible, intentando que se oiga por encima de los canticos. - Ese no es Gui, está poseído y le estáis ayudando a propagar la plaga. Estáis expandiendo la plaga y si no rectificáis ahora, el peso de la justicia terrena y divina juzgarán vuestros actos. No debe haber más muertes en esta sala o la enfermedad crecerá.
Mientras los amigos ponderan sus opciones y consideran la información que los Cazadores de Sangre comparten sobre su enemigo, los cultistas reunidos aumentan el ritmo de su cántico.
Gui, o el ser que le posee, se aproxima a la inconsciente joven, tanto que parece que la va a besar, abre su boca, pero ellos, que no están con los ojos cerrados canturreando, pese a los cuerpos que se interponen entre ellos, pueden ver lo que realmente ocurre. Gui exhala un vapor grisáceo que entra en los labios de ella.
La joven gime e inmediatamente su piel adquiere un tono grisáceo.
Con un movimiento rápido, usa el filo de la espada para hacer un corte en uno de los brazos de la chica. Su sangre, ahora infectada por la enfermedad, cae sobre la piedra rota del altar. Apenas un hilo delicado, nada que pudiera acabar con ella. Pero al parecer tiene el efecto deseado.
Las runas que antaño adornaban el altar refulgen al contacto de la sangre emponzoñada. Una vibración grave llena la estancia, marcando el ritmo de los cánticos de los fieles.
Entonces pasan varias cosas a la vez.
Rolthos se adelanta para intentar hacer entrar en razón a los miembros del culto, cuyas intenciones parecen estar totalmente equivocadas.
Nessa lanza sobre sí misma un conjuro de protección, ya que teme que el fantasma abandone al noble en pos de un huésped más apto para el combate.
Los cultistas callan, y decenas de rostros encapuchados se vuelven hacia el paladin, sorprendidos de que alguien ose interrumpir la ceremonia y, al parecer, intentando procesar sus palabras. El joven paladín, con Jen a su lado, se da cuenta de que quizá se haya precipitado. Sus palabras y la situación quizá sean demasiado complejas para penetrar en la enturbiada mente de los allí reunidos. Cae un silencio que se alarga durante uno... dos segundos...
Y entonces se escucha un gruñido.
Del pecho de Cruços sale un amenazador gruñido mientras sale de las sombras, cargando contra los cultistas en un intento de llegar a Gui y arrebatarle la espada.
El noble le señala y grita.
- ¡DEMONIOS! ¡HAN VENIDO PARA ACABAR CON NOSOTROS! ¡SIRVEN A LA PLAGA! ¡A POR ELLOS!!-
La gente reacciona. Se escuchan varias armas desenvainarse, algunos cultistas simplemente se lanzan para impedir a Cruços y Xandr'la avanzar.
La sonrisa de victoria en el rostro de Gui cuando la sala estalla en caos se le atraviesa a los compañeros.
Tanto Cruços como Xan'drila intentan llegar hasta Gui pero, aunque consiguen zafarse de los fanáticos seguidores de este, les retrasan lo suficiente como para evitarlo. Gruñendo de frustración y rabia Cruços sólo puede observar cómo el cuerpo de Gui se eleva por el aire de manera antinatural, flotando hacia ellos. Perlas de sudor febril recorren el desencajado rostro y su sonrisa inhumana les hiela a Rolthos y Jen la sangre en las venas.
La boca de Gui se abre en exceso, más de lo que ningún ser humano podría abrirla, pero entonces todos ven que el espectro que habita dentro de su cuerpo se superpone a su rostro.
Del negro interior de la boca sale un gas amarillento y putrefacto que cubre a todos, llegando a colarse por el pasadizo en el que aún está Nessa. La carne les hierve al contacto de ese nauseabundo gas y enseguida se sienten febriles y debilitados. Nessa apenas es capaz de aguantar el retortijón que le da en los intestinos y que hace que momentáneamente, suelte el arco para sujetarse contra la pared del pasadizo, tal es la debilidad que le atenaza su cuerpo.
Cruços no puede evitar vomitar todo lo ingerido esa noche, y posiblemente toda la semana. Sus expandidos sentidos se ven tremendamente afectados por la nube tóxica. El dolor de cabeza que siente hace que le cueste incluso pensar.
Rolthos no puede evitar inhalar una gran bocanada de ese gas, ya que estaba a punto de gritar de nuevo a los cultistas. El ponzoñoso gas le quema la garganta y los pulmones y tose con fuerza al lado de Jen, quien, instintivamente, se ha cubierto la boca con uno de los pañuelos que usa en sus representaciones y ha conseguido evitar lo peor, pero sus ojos se llenan de lágrimas por el gas.
Y los gritos. Los gritos de los cultistas que estaban sujetando a Rolthos y Xan'drila perseguirán a los amigos durante el resto de sus vidas. Uno de ellos, intentando huir choca con Jen, pero no ve al barde, ya que de sus ojos sólo mana sangre, así como de su boca, nariz y oídos. Da un par de pasos más y se desploma, su cuerpo incapaz de contener la hemorragia. Cruços ve como otro de los cultistas, al que reconoce de la fiesta de Gui, intenta huir de la terrible nube mientras su cuerpo se disuelve, literalmente, en una masa sanguinolenta entre horribles gritos. Hasta Nessa llega una semi-elfa corriendo, su cuerpo cubierto de llagas y pústulas. Sale corriendo por el pasadizo pero sólo consigue dar unos cuantos pasos más mientras su cuerpo se reseca y se convierte en una carcasa gris y seca que cae al suelo.
Mientras la mortal neblina se va deslizando entre los tobillos de los amigos y los cultistas restantes, que miran horrorizados la escena, el espectro comienza a reírse. Unas carcajadas espantosas creadas por la cacofonía de las dos voces, la del espectro y la de Gui.
Jen tenía que recomponerse. Sus amigos le necesitaban.
-ugh por dios!!! No era precisamente mi escenario ideal para ir al altar- Jen se cubre la boca y la nariz con el cuello de la camisa, batiendo el putrefacto aire con la mano como si aquel gesto pudiera desvanecer las toxinas que habitan en él.
-Cruços asi recibes a tus invitados?!- exclama, dirigiendo un pedazo de su magia al cazador de sangre.- Creo que tienes una pequeña plaga en casa, a quien podriamos llamar para acabar con ella?-
Y luego dirigiendo su vista a Gui, que se contorsiona en el aire, superpuesto al espectro pestilente, chasquea los dedos.
Y literalmente un monton de fuegos artificiales explotan uno tras otro alrededor de la cabeza de Gui, formando por un momento en el techo de la capilla la imagen de mil ojos verduzcos cuyas pupilas se fijas en él.
-Te voy a dar yo fiesta. Vamos a añadirle color!! O mejor no!-
Pequeños estallidos de luz rodean al espectro y su huésped humano, pero este los ignora por completo. Por el contrario, centra su atención en Nessa, como si sintiera que la enfermedad ha hecho presa de sus entrañas y, alargando una mano, de la cual se extiende un humo espectral negro terminado en unas garras negras y cierra el puño, tirando de invisibles hilos que le conectan con la joven ranger. Inmediatamente Nessa siente que la fiebre le sube aún más, el dolor de cabeza le hace pensar que los ojos le van a estallar y sólo mediante un esfuerzo sobrehumano de voluntad consigue retener el contenido de sus tripas que pugnan por salir de su cuerpo. La debilidad que el retortijón deja en su cuerpo, junto con el sudor frío que la recorre, le hace pensar que no va a poder luchar contra ese espectro, y que todos están perdidos.
Al contemplar aquella escena el caos cunde entre los fieles seguidores del culto para detener la enfermedad en la ciudad. Muchos salen corriendo intentando encontrar una salida, otros símplemente se acuclillan en el suelo, intentando cubrirse la cabeza con las manos, gritando de puro pánico, otros vomitan al ver el destino de algunos de sus amigos. Todos dudan que ninguno sea un problema. Excepto los dos que estaban al lado de Gui y que portaron a Mel al altar.
Entonces Xan'drila entra en acción.
En su mano izquierda aparece una de sus espadas, que emana un aura de frio que Cruços siente al estar a su lado. Mientras salta por encima de la nube pestilente, desenvaina la otra, el experto Cazador de sangre percibe el sutil corte que se hace en el otro antebrazo al desenvainar, y esta espada comienza a brillar con un aura helada también. La elfa cae sobre Gui y el espectro y clava su espada helada justo en el centro del pecho fantasmal, dejando la punta de su espada a medio milímitro del pecho del humano. El grito de sorpresa y de dolor del fantasma es compartido por Gui, el cual, cuando la elfa gira sobre sí misma y hace un corte ascendente en la oscura bruma que conforma el fantasma, pero a escasos milímetros del poseído noble, cae al suelo como un títere al que han cortado los hilos y el titiritero no tiene mayor interés en él. Un aire helado rodea al espíritu, que vuelve a gruñir de sorpresa y dolor. Pero la elfa no se detiene ahí, moviéndose a una velocidad inhumana, con un gruñido de esfuerzo, vuelve a atacar con certeza con sus dos armas, y una segunda vez una ráfaga de viento helado acompaña sus movimientos, llegando a crear una pequeña capa de escarcha en la forma espectral del espíritu, allí donde las afiladas hojas élficas han cortado.
Sorprendido, y privado de su anclaje mortal, el espíritu eleva las garras, y una maloliente y negra nube le cubre a él y la elfa. Los compañeros la escuchan gritar de sorpresa y dolor, pero les es imposible ver nada en la nueva nube en la que el espíritu ha cubierto a sí mismo y a su enemiga.
Nessa, tambaleante y sabiendo que su arco es prácticamente inútil en su estado, se acerca a Cruços y le infunde la misma protección que ella tenía hasta hacía escasos segundos. Con la esperanza de que a él sí que pudiera durarle lo suficiente como para que pudiera acabar con aquella espantosa criatura.
Cruços, confiado en que podría derrotarlo, ya que tenía un nuevo plan infalible en la cabeza, se adentró valientemente en la esfera negra, en busca del espectro. El nausabundo olor de carne putrefacta casí le hizo vomitar. Se sintió mareado y le costaba incluso mantener la concentración en su forma lupina. Aún así, y dejando que la bestia le guiara pero no le controlaba como le había enseñado su maestro, cargó hacia delante, adelantando su hombro, con la esperanza de impactar en la forma del espectro y poder empujarlo, pero sólo encontró el mismo humo nauseabundo que le rodeaba y cegaba. No pudo decir si el Pestae se había movido o si él había errado el tiro. Le pareció escuchar algo a su izquierda y, sacando fuerza de flaqueza, empujó con fuerza, pero una vez más sólo consiguió empujar volutas de humo negro. Pensó en recoger la espada de su abuelo, pero no conseguía ni verse la cintura, como para ver el suelo a su alrededor en su búsqueda. El olor era tan insoportable, y más para él, que apenas le dejaba pensar con claridad.
En ese momento el suelo tiembla, las runas del resquebrajado altar brillan algo más y la piedra parece resquebrajarse hasta casi partirse por completo. Un leve fulgor rojo puede verse entre los restos del altar, un fulgor que comienza a pulsar e ir cobrando intensidad.
Los dos portadores de la camilla sacan dos cimitarras y se dirigen hacia Jen y Rolthos, sus febriles miradas le indican al paladin que han perdido el juicio, y sus risas maníacas sorprenden a le barde cuando, portando unos cuchillos curvos en las manos, saltan sobre ellos.
Rolthos observó el horror que se desarrollaba a su alrededor con impotencia sintiendo la armadura ralentizar sus pasos. El aliento tóxico, la nube ponzoñosa, los sectarios enloquecidos lanzándose al ataque... Todo había transcurrido una velocidad endemoniada y no había podido intervenir en nada.
Tras recuperar el aliento después de la nube toxica alcanzó una poción de curación que atesoraba. Tras beberla miró a Jen. Su ojos refulgieron con furia y determinación aunque parecían pedir perdón por dejarle sole. Casi empujando a los sectarios, esperando que se distrajesen con su movimiento y se olvidasen momentaneamente de Jen.
- ¡Necios, HUID! ¡Escapad de este horror, salvad vuestras vidas y no alimentéis a esta criatura con muertes sin sentido! - Grito con voz ronca, con la garganta en carne viva.
Rolthos se acercó a Cruços, entrando en la ponzoñosa nube venenosa de la criatura, cubriendose la boca con la mano le busco a tientas para al fin, lanzarle una protección contra venenos.
Con un chillido al ver a los cultistas abalanzarse sobre elle, Jen se echa la mano al cinto, tocando su nuevo chakram en el proceso. Su mente se activa en automatico, y con una sacudida de muñeca lanza el disco hacia los sectarios. Este pasa por ellos y vuelve a la mano de Jen en un pestañeo. No sabe ni siquiera si les ha acuchillado o no, y se sorprende a si misme esperando por una decima de segundo el sonido de algun miembro cortado cayendo al suelo. Se estremece ante el pensamiento, pero no hay tiempo para recrearse en pensamientos filosoficos.
-ARRIBA CHICOS!!! A POR ELLOS!!! - Exclama, alentando a sus compañeros a exterminar la aberracion que habita en esa mansion.
Ante las palabras de Rolthos el caos se desata en la sala. Los cultistas, en su mayoría nobles aburridos y asustados por la plaga, y no en ese orden, salen corriendo al ver el horror desatado por el espectro. Sólo los dos que llevaron a la joven hasta el altar, sus mentes completamente perdidas, siguen atacando a los héroes.
El espectro se protege de sus atacantes envolviéndose en una nube negra putrefacta, que hace los ojos les escuezan y tosan, sintiéndose aún más débiles por sus efectos. La Pestae se eleva, recogiendo el humo que la rodeaba en su forma y, con un aullido, se lanza contra Xandry'la, desapareciendo en su cuerpo. La elfa se agita y y extiende los brazos, dejando caer las armas. Sus ojos se ponen e blanco y comienza a mover la cabeza a un lado y a otro. De repente, con un gruñido se encoge sobre si misma y se puede escuchar la voz de la elfa
- ¡Fuera de mi cabeza kritch!
* zorra en enano
El fantasma es expulsado del cuerpo de la cazadora y se queda flotando por encima a unos 10 pies por encima, abre su incorpórea boca para sisear amenazadoramente a la elfa, la cual la ha derrotado en su lucha de voluntades.
Cuando escucha a Jen animar a sus compañeros se gira hacia sus seguidres, que se agolpan en las salidas de la sala intentando huir, aunque algunos se han quedado quietos, llorando en alguna esquina.
Con un gemido y un gesto de sus brazos que va dejando rastros de humo, uno de los cultistas cae al suelo, convulsionando y echando por la boca espumasanguinolienta. Todos se apartan un poco, sorprendidos y asustados. Dura apenas unos segundos y entonces se queda quieto, inerte. Es entonces cuando una sacudida recorre el cuerpo y este se levanta como si usaran unos hilos invisibles para hacerlo, la cabeza en un ángulo extraño y la espuma sanguinolienta cae por la boca entreabierta. Se lanza hacia los vivos intentando mordelos, creando aún más confusión.
Antes de que nadie pueda actuar algo resuena bajo el altar. Un ruido ensordecedor, como si el mismo aire se partiera en dos llena la estancia y ahoga por un instante los gritos de miedo de los cultistas. Sobre el altar aparece un portal rojizo, de apenas unos centímetros de diámetro. Su pulsante luz roja arroja sombras cobrizas sobre el altar y la insconsciente muchacha que aún yace en el mismo. La luz pulsa, y con cada latido el portal se va haciendo más grande. Repentinamente dos criaturas aparecen del mismo, como si hubieran estado esperando al otro lado impacientes a que esto ocurriera. Dos pequeños demonios, no más grandes que un gato, dotados de correosas alas y una cola acabada en un afilado aguijón salen volando del porta y revolotean por la sala, Nessa diria que están evaluando la situación. Cruços puede escucharlos hablar entre ellos en su impío idioma. El portal sigue creciendo poco a poco con cada latido.
Xandry'la, con un torvo gesto, desaparece en una nube nieve, cuyos pristinos copos caen sobre Cruços, y reaparece inmediatamente justo encima del espectro. Con un grito de guerra la elfa descarga sus armas contra ella mientras cae al suelo. Una de sus armas falla, levantando volutas de humo, pero la otra hoja élfica corta a la altura del cuello de la muerto viviente, la cual grita de dolor al sentir cómo se congela su misma esencia. La Cazadora cae al suelo, los brazos cruzados sobre su pecho al terminar el corte doble, lista para continuar el combate y acabar el trabajo.
El espectro vuelve a cubrirse de humo negro, que envuelve también a la elfa la cual no puede evitar esta vez que el ponzoñoso humo entre en su cuerpo y la haga toser.
- ¡Cruços la espada, acaba con ella! -le dice al lupino cazador que ahora sí puede ver la espada a los pies del caido Gui. - ¡Acabad con los demonios! -- les grita a los demás -
Como si quisieran evitar el destino que les depara las palabras de la elfa, uno de los demonios que han salido del portal se lanza contra uno de los cultistas y le clava el aguijón en el cuello. El hombre cae al suelo agarrándose la herida y gritando presa de terribles dolores.
Nessa, sintiendose un poco mejor al relajarse la influencia del Pestae sobre ella, escucha las palabras de XandrI'la y - aunque tenía pensado atacar a dicha criatura - dirige sus ataques a los pequeños demonios que han surgido del vórtice. Las garras mágicas de Cruços harán mejor efecto que sus flechas...
Intentando ignorar su aún dolorido cuerpo apunta a los demonios y dispara....
Bonus: Slayer's prey en el primer demonio
Ataque 1 (con Favored Foe)
IM1 To Hit: 1d20 (19) + 10 + -5 = 24 Damage: (1d8 (2) + 7 + 1d6 (3) + 1d4 (1) + 10 [piercing]) / 2 = 11 Effect Proficiency with a longbow allows you to add your proficiency bonus to the attack roll for any attack you make with it. IM1: <Dead>
Ataque 2
IM2 To Hit: 1d20 (16) + 10 + -5 = 21 Damage: (1d8 (8) + 7 + 10 [piercing]) / 2 = 12 Effect Proficiency with a longbow allows you to add your proficiency bonus to the attack roll for any attack you make with it. IM2: <Dead>
... y ambos caen muertos, sin apenas tiempo para hacer nada tras su aparición por el portal.
El paladín por primera vez desde que se internó en la mansión abandonada sonrió. Fue una sonrisa sutil, y además fue fugaz; al echar una mirada a su alrededor vio demasiados fuegos que apagar. El zombi estaba a punto de hacer una carnicería con los estultos sectarios, la muchacha amiga de su hermana, Mel, permanecía inconsciente en el altar. Gui se desangraba en el suelo y quizás aún se le podía salvar la vida y Jen se debatía contra dos sectarios enloquecidos. "No más muertes... están abriendo el portal" pensó para si mismo y se decidió por el que consideró el mal mayor, el Zombie que con más muertes pensó que abría el portal.
Mientras se dirigía al zombi se encomendó a Mayaheine y le rogó imbuir su arma en fulgurante poder radiante. Después atacó a la criatura haciendo que su glaive impactase en la pútrida carne del zombi con fuerza. Primero un corte le recorrió de arriba a bajo, desestabilizandole. Después, con un giro cerrado y aprovechando la lentitud de la criatura, la hoja le rajó el cuello, haciendo que la cabeza aún unida al cuerpo se desplomase hacia atrás y se quedase colgando. En ambas ocasiones la luz radiante laceró su carne. Al fin la criatura se desplomó.
- HUID. - Gritó con voz ronca y profunda a los sectarios. Después gritó a sus compañeros. - Gui, Mel, no más muertes, dejad inconscientes a los guardaespaldas.
Jen avista a uno de los guardaespaldas y lanza de nuevo el chakram pero este pasa por delante suya y vuelve a su mano, fallando en el corte!
-Mierda!- exclama. La suerte del principiante. Tendria que practicar mas. En ese momento las flechas de Nessa impactan como un rayo en un arbol, y Jen recita un encantamiento de curación para ayudar a la arquera a sentirse fuerte y seguir abatiendo a lo que sea que salga por el portal.
Los ciudadanos convertidos en cultistas no necesitan que Rolthos vuelva a gritar su orden . La imponente figura del paladin que corta la cabeza de un tajo con su radiante hoja ordenándoles huir es lo úlitmo que necesitan para salir corriendo y huir despavoridos por los oscuros pasillos
A su espalda, Cruços, en su forma híbrida, salta hacia el espectro, pequeños rayos saltan entre sus garras extendidas y recorren su negro pelaje subiendo hasta sus codos. Con un gruñido de pura rabia asesta un primer garrazo que alcanza al fantasma en el costado y le hace chillar con una cacofonía de voces de sorpresa y dolor. Aprovechando su peso y la fuerza de su cuerpo, Cruços clava las dos garras traseras en el abdomen del muerto viviente, el cual intenta escapar elevándose aún más por encima de ellos. El hombro lobo no se deja amedrantar y con su garra libre cubre la cabeza del espectro, que gime, y se debate como puede, lanzando de nuevo el ponzoñoso aliento. Pero su cabeza esta girada en un ángulo casi imposible y el enfermizo gas que empieza a salir de la boca del espectro no afecta al Cazador. Y este no está dispuesto a dejar que lo lance por completo. Abriendo las fauces cierra las poderosas mandíbulas en el cuello del espectro, el chasquido la cerrarse hace que Nessa se estremezca. Al provenir su transformación de una fuenta sobrenatural, y estar potenciado por la Maldición de su Sangre, las armas naturales del hombre lobo afectan con toda su fiereza al fantasma. Empujándolo con las patas traseras, Cruços suelta su presa, y dando un mortal hacia atrás aterriza al lado de Xan'dryla mientras el espectro se aleja aún más de ellos.
La forma física del mismo parece disolverse por las terribles heridas que le han provocado los cazadores, en especial el tremendo mordisco en el cuello de Cruços y los precisos tajos de Xan'dryla. En el interior de su forma compuesta de humo comienzan a estallar rayos, recorriendo cada vez con más y más intensidad y frecuencia el interior del cuerpo fantasmal. Con un aullido que hace que se les hiele a todos la sangre el espectro explota en cientos de pequeños insectos. Por un momento temen que adoptando esa forma una fracción del espectro pueda escapar, pero enseguida ven caer a los miles de moscas, gusanos y escarabajos, electrocutados por el poder de Cruços.
En silencio, el heredero de los Valossa, aún en su forma híbrida, da un par de pasos hasta la espada que yace olvidada a los pies de Gui, y la toma por la empuñadura despacio.
En ese momento el portal vuelve a latir, el fogonazo de luz parece aturdir al hombre lobo que sacude la cabeza, confuso.
El portal se agranda, tanto como para que el gran hombre-lobo pudiera entrar de pie.
Unas enormes garras compuestas de huesos largos y afilados aparecen desde el interior del portal y agarran el borde de este para dar paso a una criatura esbelta, compuesta básicamente por huesos de los cuales nacen decenas de protuberancias puntiagudas. De su espalda nacen un par de alas de forma insectoide que agita con un sonido inquietante. La criatura mueve su cabeza a un lado y a otro y muestra unos dientes amenzante. Su espalda, cubierta por las espinas, culmina en una enorme y larga cola de hueso que termina en un peligroso aguijón muy similar al de un escorpión.
Mostrando los dientes de los cuales cae una saliva amarillenta, el demonio clava sus ojos rojos en Cruços y se lanza al ataque, volando para asestar tres terribles golpes contra el hombre-lobo portador de la espada.
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- Desde luego cuentas con mi ayuda, Cruços. Aunque suponga un gran sacrificio por tu parte. El enfrentamiento con tu hermana será difícil. Pero senqiejharas lo correcto. Si no hay nada más que añadir, entremos. Este asunto tiene cierta urgencia como para detenernos en charlas o reproches. - Finaliza y hace un gesto a la piedra y Cruçis. Procede.
Zevatur, Rolthos
Asiente agradecido y sin más dilación, activa el resorte.
- Estate atento, abuelo. Las entrañas de esta torre van a temblar de la fiesta que les vamos a llevar.
Y cómo no, sonríe socarronamente.
Al activar el resorte suena un chasquido y una losa del suelo se abre para revelar unas escaleras de piedra que bajan en espiral y se pierden en la oscuridad.
Guiados por Cruços todos descienden bajo la severa mirada del espectro que se queda flotando en silencio mientras el grupo baja las escaleras de piedra negra.
Cuando el último de ellos ha desaparecido, esbozando una siniestra sonrisa, el espectro se desvanece como si una inexistente ráfaga de viento lo arrastrara como un jirón de niebla.
El descenso se prolonga más de lo que habían imaginado, y unos minutos más tarde salen a una pequeña sala, una encrucijada más bien, de la que salen tres pasadizos excavados en la roca. Uno frente a ellos y otros dos que se pierden en diagonal hacia la derecha y la izquierda respectivamente.
En el pasadizo central pueden ver la tililante luz de unas antorchas perfilar las paredes del mismo unos metros más adelante.
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Rolthos siguió a Cruços escaleras abajo, un escalofrió recorrió su espalda, sin embargo, sus pasos eran firmes y la cadencia del metal contra el suelo era regular. - Temo que nos enfrentemos a criaturas como las que no encontramos en las ruinas, inmunes a nuestras armas. Tu hermana por ejemplo, ...Valossa, podría ser etérea. Intentare reservar ciertos recursos para esos enfrentamientos. Además, la enfermedad ha consumido parte de mis recursos de curación. Tenedlo en cuenta, por favor.
Cuando sus compañeros empezaron a moverse en silencio Rolthos suspiró para sí mismo. En el grupo desentonaba su ruidosa armadura y le hizo sentirse algo torpe, un hándicap para la estrategia espontanea del grupo. Intentando moverse en silencio como ellos echó de menos a la ruidosa Sera. Hizo nota mental de conseguir un arma magia en algun momento y alguna armadura que no le hicisese desentonar n el grupo.
Zevatur, Rolthos
Justo detras de Rolthos pasa Jen, quien le pone la mano en el brazo. -No te preocupes. Yo puedo curarnos.-
Suspira pensando en todo lo que acaban de escuchar -Desde luego esto es toda una historia... Si salimos vivos de esta recordadme que compre papel y tinta para escribirla.-
Mientras avanzan por el pasadizo Jen fija la vista en la figura de Cruços.... No puede evitar tener sentimientos encontrados con él. Por una parte entiende el deseo de ocultar todo aquello... Pero por otra parte no puede olvidad aquel círculo de verdad, que ahora parece tan lejano. Si hubiera sabido mejor jugar sus cartas... No es justo.
-Céntrate.- Se obliga a si misme, y mira los pasadizos que se les presentan. -Y ahora, ppr donde? Cruços, hueles algo?
El cazador se adentra por las escaleras, encabezando la comitiva. Avanza con cuidado, sigilosamente, siguiendo el rastro de la amiga de la hermana de Rolthos raptada.
Justo en un recoveco al final del túnel central, atisba el reflejo de luz de unas antorchas. Hace un gesto a sus compañeros y coge su arco. Lo más silenciosamente que es capaz, intenta acercarse camuflado entre sombras hasta ver quién porta la antorcha.
Moviéndose silenciosamente el grupo avanza por el oscuro pasadizo que desciende aún más en la tierra describiendo una leve curva hacia la derecha.
Antes de llegar al final se detienen, justo en el límite de la luz de las antorchas. Frente a ellos pueden ver el final del pasadizo que se abre a una cámara rectangular excavada en el roca. En las paredes, como si de una especie de anfiteatro se tratara, pueden ver algunos balcones que dan una visión de lo que ocurre en el piso principal de la misma.
Alineados en filas hay un par de docenas de figuras ataviadas con las grises capas que vieron Jen y Nessa y que portaban los dos guardias que dejaron inconscientes. Jen no se había dado cuenta al verlas en la niebla pero... el parecido de ese color de las capas con el tono de la piel de las víctimas de la plaga era escalofriante.
Había dos grupos de dos docenas de personas alineadas, separadas por algo que no lograban ver bien desde su posición. Parecía que había algún tipo de altar derruido en el centro. Una gran piedra rectangular que en algún momento debía levantarse sobre recias patas de piedra, yacía ahora quebrada por la mitad y rodeada de cascotes. Nessa pudo ver el esqueleto de un brazo y una mano entre los cascotes. Alguien encontró su final ahí.
Varias antorchas alienadas en las paredes iluminan la escena. En el muro de la izquierda hay otra entrada a la sala y las personas están colocadas de tal forma que dejan paso libre desde esa entrada al centro de la estancia.
Todos están en absoluto silencio. Parece que esperando.
Rolthos se da cuenta de que faltan algunos huecos en las ordenadas filas por llenar. Quizá sea eso a lo que están esperando, o a alguna otra cosa, pero desde luego si algún cultista más se une ahora, les descubrirá en el pasadizo principal que da acceso a su lugar de reuniones.
Un figura encapuchada entra en la estancia por la oquedad de la izquierda. Seguida de otros dos encapuchados que portan una parihuela sobre la cual pueden ver, dormida o inconsciente, a la amiga de la hermana de Rolthos.
Caminan en silencio hasta el centro de la estancia, la figura principal parece elevarse un poco sobre el resto permitiendo al grupo ver su torso y su encapuchada cabeza. Sus acompañantes dejan a Meg sobre la rota piedra, desechando la parihuela a un lado, y se colocan a los lados del destruido altar.
La figura contempla a los fieles reunidos dando un giro completo sobre sus pies. Al girarse, ven que, cruzada en su espalda, porta la espada del abuelo de Cruços.
Al terminar de girar lleva sus manos a su capucha y descubre su rostro.
Lord Gui mira con ojos fríos a aquellos que se han reunido ante él. Su mirada, su rostro, parecen transformados hasta el punto de casi no reconocerle. Parece el rostro de alguien que no conoce la piedad ni el calor humano. Y parece enfermo. Muy enfermo. Su piel grisácea y sus ojos hundidos provocan un escalofrío a los compañeros.
- La Plaga debe ser contenida. Sólo mediante el sacrificio voluntario de unos pocos nos podremos mantener a salvo muchos. Lo que hoy hacemos aquí no es cruel, es un acto de valentía para proteger a aquellos que amamos. Para proteger a aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos. Esta valerosa joven no es una víctima, es una heroína. -
Nadie contesta. Al elevar las manos Gui todos comienzan un cántico en un idioma extraño. Un cántico con un ritmo tribal, casi primitivo. Lo acompañan de golpes rítmicos en el suelo con los pies. Rolthos reconoce, entremezclado, el ruido de varias armas entrechocando con armaduras. No todos los asistentes están desarmados al parecer.
Cuando la voz de Gui se une al cántico son dos voces las que salen de su garganta. Una, la suya, grave. La otra parece, más aguda, parece venir de ultratumba.
Si en algo se ha especializado el grupo es en muertos vivientes. Tanto Cruços, como Nessa como Rolthos reconocen que en Gui hay otra entidad, ahora visible para todos sus poderes. Parece que el cántico la hace aflorar. Jen casi puede jurar que puede ver, como pequeños flashes, un rosto decrépito y fantasmal sobre la cara de Gui cuando la luz de las antorchas arroja sombras contra él.
El cántico se intensifica. Gui desenvaina la espada.
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Cruços y Xandrila quedan paralizados al ver la escena. Se miran el uno al otro, confirmando sin palabras sus sospechas.
- Daemonioun Pestae... - susurra el cazador; hace un gesto para mantener silencio y agazaparse al resto de sus compañeros. - Los acólitos son inocentes. Esta criatura es un peligroso demonio, rara vez detectado por su capacidad para esconderse poblando cuerpos que no son suyos. Él es el causante de esta plaga, Lord Gui no es más que su marioneta... Como dijo Mandorkai "el profeta que sirve al cautivo", no es más que el pobre Gui a merced de esta criatura. No sé si son ha sido atraído por la enfermedades o si es él el causante desde un inicio, pero lo que está claro es que está comandado por Fangênnath, usando cada muerte para resquebrajar su prisión. Si mi hermana Tess'xalia está completamente perdida bajo el yugo del cautivo, ¿por qué nos estaba guiando hasta aquí?
Xandrila interrumpe a Cruços.
- No te dejes llevar por esos sentimientos ahora, resolvamos cada paso. Tiene la espada de Mandorkai a sus espalda, hasta que no la recuperes no podremos reforzar la prisión. Y este enemigo es de dificil muerte... Los acólitos están convencidos que están actuando correctamente, esa adoración de origen sobrenatural no la vamos a romper con palabras. La única manera de recuperar a Gui es ofrecerle a la criatura otro cuerpo que habitar que le resulte más interesante, exorcizarlo mediante poderes divinos o... acabar con la vida del huésped; y ni eso es una buena alternativa, ya que saltaría al siguiente anfitrión, escondiéndose hasta que le perdiéramos la pista...
Según Xandrila termina sus palabras, el cántico se intensifica y Gui desenvaina Vergeulv, dispuesto a consumar el sacrificio de Meg.
El semblante de Rolthos adquiere signos de preocupación según se revela la información. Tras escuchar las ideas de sus amigos decide actuar rápido, le hace un signo a Jen… te necesitaré para hablar a esta gente. Sin esperar a replicas de sus amigos, impulsado por lo que considera la única forma de actuar correcta, dar la oportunidad a los sectarios de que rectifiquen.
- ¡Por Mayaheine! Detened esta impía aberración. - Hace resonar su voz lo mas fuerte posible, intentando que se oiga por encima de los canticos. - Ese no es Gui, está poseído y le estáis ayudando a propagar la plaga. Estáis expandiendo la plaga y si no rectificáis ahora, el peso de la justicia terrena y divina juzgarán vuestros actos. No debe haber más muertes en esta sala o la enfermedad crecerá.
Zevatur, Rolthos
Mientras los amigos ponderan sus opciones y consideran la información que los Cazadores de Sangre comparten sobre su enemigo, los cultistas reunidos aumentan el ritmo de su cántico.
Gui, o el ser que le posee, se aproxima a la inconsciente joven, tanto que parece que la va a besar, abre su boca, pero ellos, que no están con los ojos cerrados canturreando, pese a los cuerpos que se interponen entre ellos, pueden ver lo que realmente ocurre. Gui exhala un vapor grisáceo que entra en los labios de ella.
La joven gime e inmediatamente su piel adquiere un tono grisáceo.
Con un movimiento rápido, usa el filo de la espada para hacer un corte en uno de los brazos de la chica. Su sangre, ahora infectada por la enfermedad, cae sobre la piedra rota del altar. Apenas un hilo delicado, nada que pudiera acabar con ella. Pero al parecer tiene el efecto deseado.
Las runas que antaño adornaban el altar refulgen al contacto de la sangre emponzoñada. Una vibración grave llena la estancia, marcando el ritmo de los cánticos de los fieles.
Entonces pasan varias cosas a la vez.
Rolthos se adelanta para intentar hacer entrar en razón a los miembros del culto, cuyas intenciones parecen estar totalmente equivocadas.
Nessa lanza sobre sí misma un conjuro de protección, ya que teme que el fantasma abandone al noble en pos de un huésped más apto para el combate.
Los cultistas callan, y decenas de rostros encapuchados se vuelven hacia el paladin, sorprendidos de que alguien ose interrumpir la ceremonia y, al parecer, intentando procesar sus palabras. El joven paladín, con Jen a su lado, se da cuenta de que quizá se haya precipitado. Sus palabras y la situación quizá sean demasiado complejas para penetrar en la enturbiada mente de los allí reunidos. Cae un silencio que se alarga durante uno... dos segundos...
Y entonces se escucha un gruñido.
Del pecho de Cruços sale un amenazador gruñido mientras sale de las sombras, cargando contra los cultistas en un intento de llegar a Gui y arrebatarle la espada.
El noble le señala y grita.
- ¡DEMONIOS! ¡HAN VENIDO PARA ACABAR CON NOSOTROS! ¡SIRVEN A LA PLAGA! ¡A POR ELLOS!!-
La gente reacciona. Se escuchan varias armas desenvainarse, algunos cultistas simplemente se lanzan para impedir a Cruços y Xandr'la avanzar.
La sonrisa de victoria en el rostro de Gui cuando la sala estalla en caos se le atraviesa a los compañeros.
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Tanto Cruços como Xan'drila intentan llegar hasta Gui pero, aunque consiguen zafarse de los fanáticos seguidores de este, les retrasan lo suficiente como para evitarlo. Gruñendo de frustración y rabia Cruços sólo puede observar cómo el cuerpo de Gui se eleva por el aire de manera antinatural, flotando hacia ellos. Perlas de sudor febril recorren el desencajado rostro y su sonrisa inhumana les hiela a Rolthos y Jen la sangre en las venas.
La boca de Gui se abre en exceso, más de lo que ningún ser humano podría abrirla, pero entonces todos ven que el espectro que habita dentro de su cuerpo se superpone a su rostro.
Del negro interior de la boca sale un gas amarillento y putrefacto que cubre a todos, llegando a colarse por el pasadizo en el que aún está Nessa. La carne les hierve al contacto de ese nauseabundo gas y enseguida se sienten febriles y debilitados. Nessa apenas es capaz de aguantar el retortijón que le da en los intestinos y que hace que momentáneamente, suelte el arco para sujetarse contra la pared del pasadizo, tal es la debilidad que le atenaza su cuerpo.
Cruços no puede evitar vomitar todo lo ingerido esa noche, y posiblemente toda la semana. Sus expandidos sentidos se ven tremendamente afectados por la nube tóxica. El dolor de cabeza que siente hace que le cueste incluso pensar.
Rolthos no puede evitar inhalar una gran bocanada de ese gas, ya que estaba a punto de gritar de nuevo a los cultistas. El ponzoñoso gas le quema la garganta y los pulmones y tose con fuerza al lado de Jen, quien, instintivamente, se ha cubierto la boca con uno de los pañuelos que usa en sus representaciones y ha conseguido evitar lo peor, pero sus ojos se llenan de lágrimas por el gas.
Y los gritos. Los gritos de los cultistas que estaban sujetando a Rolthos y Xan'drila perseguirán a los amigos durante el resto de sus vidas. Uno de ellos, intentando huir choca con Jen, pero no ve al barde, ya que de sus ojos sólo mana sangre, así como de su boca, nariz y oídos. Da un par de pasos más y se desploma, su cuerpo incapaz de contener la hemorragia. Cruços ve como otro de los cultistas, al que reconoce de la fiesta de Gui, intenta huir de la terrible nube mientras su cuerpo se disuelve, literalmente, en una masa sanguinolenta entre horribles gritos. Hasta Nessa llega una semi-elfa corriendo, su cuerpo cubierto de llagas y pústulas. Sale corriendo por el pasadizo pero sólo consigue dar unos cuantos pasos más mientras su cuerpo se reseca y se convierte en una carcasa gris y seca que cae al suelo.
Mientras la mortal neblina se va deslizando entre los tobillos de los amigos y los cultistas restantes, que miran horrorizados la escena, el espectro comienza a reírse. Unas carcajadas espantosas creadas por la cacofonía de las dos voces, la del espectro y la de Gui.
Jen tenía que recomponerse. Sus amigos le necesitaban.
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-ugh por dios!!! No era precisamente mi escenario ideal para ir al altar- Jen se cubre la boca y la nariz con el cuello de la camisa, batiendo el putrefacto aire con la mano como si aquel gesto pudiera desvanecer las toxinas que habitan en él.
-Cruços asi recibes a tus invitados?!- exclama, dirigiendo un pedazo de su magia al cazador de sangre.- Creo que tienes una pequeña plaga en casa, a quien podriamos llamar para acabar con ella?-
Y luego dirigiendo su vista a Gui, que se contorsiona en el aire, superpuesto al espectro pestilente, chasquea los dedos.
Y literalmente un monton de fuegos artificiales explotan uno tras otro alrededor de la cabeza de Gui, formando por un momento en el techo de la capilla la imagen de mil ojos verduzcos cuyas pupilas se fijas en él.
-Te voy a dar yo fiesta. Vamos a añadirle color!! O mejor no!-
Pequeños estallidos de luz rodean al espectro y su huésped humano, pero este los ignora por completo. Por el contrario, centra su atención en Nessa, como si sintiera que la enfermedad ha hecho presa de sus entrañas y, alargando una mano, de la cual se extiende un humo espectral negro terminado en unas garras negras y cierra el puño, tirando de invisibles hilos que le conectan con la joven ranger. Inmediatamente Nessa siente que la fiebre le sube aún más, el dolor de cabeza le hace pensar que los ojos le van a estallar y sólo mediante un esfuerzo sobrehumano de voluntad consigue retener el contenido de sus tripas que pugnan por salir de su cuerpo. La debilidad que el retortijón deja en su cuerpo, junto con el sudor frío que la recorre, le hace pensar que no va a poder luchar contra ese espectro, y que todos están perdidos.
Al contemplar aquella escena el caos cunde entre los fieles seguidores del culto para detener la enfermedad en la ciudad. Muchos salen corriendo intentando encontrar una salida, otros símplemente se acuclillan en el suelo, intentando cubrirse la cabeza con las manos, gritando de puro pánico, otros vomitan al ver el destino de algunos de sus amigos. Todos dudan que ninguno sea un problema. Excepto los dos que estaban al lado de Gui y que portaron a Mel al altar.
Entonces Xan'drila entra en acción.
En su mano izquierda aparece una de sus espadas, que emana un aura de frio que Cruços siente al estar a su lado. Mientras salta por encima de la nube pestilente, desenvaina la otra, el experto Cazador de sangre percibe el sutil corte que se hace en el otro antebrazo al desenvainar, y esta espada comienza a brillar con un aura helada también. La elfa cae sobre Gui y el espectro y clava su espada helada justo en el centro del pecho fantasmal, dejando la punta de su espada a medio milímitro del pecho del humano. El grito de sorpresa y de dolor del fantasma es compartido por Gui, el cual, cuando la elfa gira sobre sí misma y hace un corte ascendente en la oscura bruma que conforma el fantasma, pero a escasos milímetros del poseído noble, cae al suelo como un títere al que han cortado los hilos y el titiritero no tiene mayor interés en él. Un aire helado rodea al espíritu, que vuelve a gruñir de sorpresa y dolor. Pero la elfa no se detiene ahí, moviéndose a una velocidad inhumana, con un gruñido de esfuerzo, vuelve a atacar con certeza con sus dos armas, y una segunda vez una ráfaga de viento helado acompaña sus movimientos, llegando a crear una pequeña capa de escarcha en la forma espectral del espíritu, allí donde las afiladas hojas élficas han cortado.
Sorprendido, y privado de su anclaje mortal, el espíritu eleva las garras, y una maloliente y negra nube le cubre a él y la elfa. Los compañeros la escuchan gritar de sorpresa y dolor, pero les es imposible ver nada en la nueva nube en la que el espíritu ha cubierto a sí mismo y a su enemiga.
Nessa, tambaleante y sabiendo que su arco es prácticamente inútil en su estado, se acerca a Cruços y le infunde la misma protección que ella tenía hasta hacía escasos segundos. Con la esperanza de que a él sí que pudiera durarle lo suficiente como para que pudiera acabar con aquella espantosa criatura.
Cruços, confiado en que podría derrotarlo, ya que tenía un nuevo plan infalible en la cabeza, se adentró valientemente en la esfera negra, en busca del espectro. El nausabundo olor de carne putrefacta casí le hizo vomitar. Se sintió mareado y le costaba incluso mantener la concentración en su forma lupina. Aún así, y dejando que la bestia le guiara pero no le controlaba como le había enseñado su maestro, cargó hacia delante, adelantando su hombro, con la esperanza de impactar en la forma del espectro y poder empujarlo, pero sólo encontró el mismo humo nauseabundo que le rodeaba y cegaba. No pudo decir si el Pestae se había movido o si él había errado el tiro. Le pareció escuchar algo a su izquierda y, sacando fuerza de flaqueza, empujó con fuerza, pero una vez más sólo consiguió empujar volutas de humo negro. Pensó en recoger la espada de su abuelo, pero no conseguía ni verse la cintura, como para ver el suelo a su alrededor en su búsqueda. El olor era tan insoportable, y más para él, que apenas le dejaba pensar con claridad.
En ese momento el suelo tiembla, las runas del resquebrajado altar brillan algo más y la piedra parece resquebrajarse hasta casi partirse por completo. Un leve fulgor rojo puede verse entre los restos del altar, un fulgor que comienza a pulsar e ir cobrando intensidad.
Los dos portadores de la camilla sacan dos cimitarras y se dirigen hacia Jen y Rolthos, sus febriles miradas le indican al paladin que han perdido el juicio, y sus risas maníacas sorprenden a le barde cuando, portando unos cuchillos curvos en las manos, saltan sobre ellos.
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Rolthos observó el horror que se desarrollaba a su alrededor con impotencia sintiendo la armadura ralentizar sus pasos. El aliento tóxico, la nube ponzoñosa, los sectarios enloquecidos lanzándose al ataque... Todo había transcurrido una velocidad endemoniada y no había podido intervenir en nada.
Tras recuperar el aliento después de la nube toxica alcanzó una poción de curación que atesoraba. Tras beberla miró a Jen. Su ojos refulgieron con furia y determinación aunque parecían pedir perdón por dejarle sole. Casi empujando a los sectarios, esperando que se distrajesen con su movimiento y se olvidasen momentaneamente de Jen.
- ¡Necios, HUID! ¡Escapad de este horror, salvad vuestras vidas y no alimentéis a esta criatura con muertes sin sentido! - Grito con voz ronca, con la garganta en carne viva.
Rolthos se acercó a Cruços, entrando en la ponzoñosa nube venenosa de la criatura, cubriendose la boca con la mano le busco a tientas para al fin, lanzarle una protección contra venenos.
Protection from Poison
Zevatur, Rolthos
Con un chillido al ver a los cultistas abalanzarse sobre elle, Jen se echa la mano al cinto, tocando su nuevo chakram en el proceso. Su mente se activa en automatico, y con una sacudida de muñeca lanza el disco hacia los sectarios. Este pasa por ellos y vuelve a la mano de Jen en un pestañeo. No sabe ni siquiera si les ha acuchillado o no, y se sorprende a si misme esperando por una decima de segundo el sonido de algun miembro cortado cayendo al suelo. Se estremece ante el pensamiento, pero no hay tiempo para recrearse en pensamientos filosoficos.
-ARRIBA CHICOS!!! A POR ELLOS!!! - Exclama, alentando a sus compañeros a exterminar la aberracion que habita en esa mansion.
Ante las palabras de Rolthos el caos se desata en la sala. Los cultistas, en su mayoría nobles aburridos y asustados por la plaga, y no en ese orden, salen corriendo al ver el horror desatado por el espectro. Sólo los dos que llevaron a la joven hasta el altar, sus mentes completamente perdidas, siguen atacando a los héroes.
El espectro se protege de sus atacantes envolviéndose en una nube negra putrefacta, que hace los ojos les escuezan y tosan, sintiéndose aún más débiles por sus efectos. La Pestae se eleva, recogiendo el humo que la rodeaba en su forma y, con un aullido, se lanza contra Xandry'la, desapareciendo en su cuerpo. La elfa se agita y y extiende los brazos, dejando caer las armas. Sus ojos se ponen e blanco y comienza a mover la cabeza a un lado y a otro. De repente, con un gruñido se encoge sobre si misma y se puede escuchar la voz de la elfa
- ¡Fuera de mi cabeza kritch!
* zorra en enano
El fantasma es expulsado del cuerpo de la cazadora y se queda flotando por encima a unos 10 pies por encima, abre su incorpórea boca para sisear amenazadoramente a la elfa, la cual la ha derrotado en su lucha de voluntades.
Cuando escucha a Jen animar a sus compañeros se gira hacia sus seguidres, que se agolpan en las salidas de la sala intentando huir, aunque algunos se han quedado quietos, llorando en alguna esquina.
Con un gemido y un gesto de sus brazos que va dejando rastros de humo, uno de los cultistas cae al suelo, convulsionando y echando por la boca espumasanguinolienta. Todos se apartan un poco, sorprendidos y asustados. Dura apenas unos segundos y entonces se queda quieto, inerte. Es entonces cuando una sacudida recorre el cuerpo y este se levanta como si usaran unos hilos invisibles para hacerlo, la cabeza en un ángulo extraño y la espuma sanguinolienta cae por la boca entreabierta. Se lanza hacia los vivos intentando mordelos, creando aún más confusión.
Antes de que nadie pueda actuar algo resuena bajo el altar. Un ruido ensordecedor, como si el mismo aire se partiera en dos llena la estancia y ahoga por un instante los gritos de miedo de los cultistas. Sobre el altar aparece un portal rojizo, de apenas unos centímetros de diámetro. Su pulsante luz roja arroja sombras cobrizas sobre el altar y la insconsciente muchacha que aún yace en el mismo. La luz pulsa, y con cada latido el portal se va haciendo más grande. Repentinamente dos criaturas aparecen del mismo, como si hubieran estado esperando al otro lado impacientes a que esto ocurriera. Dos pequeños demonios, no más grandes que un gato, dotados de correosas alas y una cola acabada en un afilado aguijón salen volando del porta y revolotean por la sala, Nessa diria que están evaluando la situación. Cruços puede escucharlos hablar entre ellos en su impío idioma. El portal sigue creciendo poco a poco con cada latido.
Xandry'la, con un torvo gesto, desaparece en una nube nieve, cuyos pristinos copos caen sobre Cruços, y reaparece inmediatamente justo encima del espectro. Con un grito de guerra la elfa descarga sus armas contra ella mientras cae al suelo. Una de sus armas falla, levantando volutas de humo, pero la otra hoja élfica corta a la altura del cuello de la muerto viviente, la cual grita de dolor al sentir cómo se congela su misma esencia. La Cazadora cae al suelo, los brazos cruzados sobre su pecho al terminar el corte doble, lista para continuar el combate y acabar el trabajo.
El espectro vuelve a cubrirse de humo negro, que envuelve también a la elfa la cual no puede evitar esta vez que el ponzoñoso humo entre en su cuerpo y la haga toser.
- ¡Cruços la espada, acaba con ella! - le dice al lupino cazador que ahora sí puede ver la espada a los pies del caido Gui. - ¡Acabad con los demonios! -- les grita a los demás -
Como si quisieran evitar el destino que les depara las palabras de la elfa, uno de los demonios que han salido del portal se lanza contra uno de los cultistas y le clava el aguijón en el cuello. El hombre cae al suelo agarrándose la herida y gritando presa de terribles dolores.
PbP Character: A few ;)
Nessa, sintiendose un poco mejor al relajarse la influencia del Pestae sobre ella, escucha las palabras de XandrI'la y - aunque tenía pensado atacar a dicha criatura - dirige sus ataques a los pequeños demonios que han surgido del vórtice. Las garras mágicas de Cruços harán mejor efecto que sus flechas...
Intentando ignorar su aún dolorido cuerpo apunta a los demonios y dispara....
Bonus: Slayer's prey en el primer demonio
Ataque 1 (con Favored Foe)
IM1
To Hit: 1d20 (19) + 10 + -5 = 24
Damage: (1d8 (2) + 7 + 1d6 (3) + 1d4 (1) + 10 [piercing]) / 2 = 11
Effect
Proficiency with a longbow allows you to add your proficiency bonus to the attack roll for any attack you make with it.
IM1: <Dead>
Ataque 2
IM2
To Hit: 1d20 (16) + 10 + -5 = 21
Damage: (1d8 (8) + 7 + 10 [piercing]) / 2 = 12
Effect
Proficiency with a longbow allows you to add your proficiency bonus to the attack roll for any attack you make with it.
IM2: <Dead>
... y ambos caen muertos, sin apenas tiempo para hacer nada tras su aparición por el portal.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
El paladín por primera vez desde que se internó en la mansión abandonada sonrió. Fue una sonrisa sutil, y además fue fugaz; al echar una mirada a su alrededor vio demasiados fuegos que apagar. El zombi estaba a punto de hacer una carnicería con los estultos sectarios, la muchacha amiga de su hermana, Mel, permanecía inconsciente en el altar. Gui se desangraba en el suelo y quizás aún se le podía salvar la vida y Jen se debatía contra dos sectarios enloquecidos. "No más muertes... están abriendo el portal" pensó para si mismo y se decidió por el que consideró el mal mayor, el Zombie que con más muertes pensó que abría el portal.
Mientras se dirigía al zombi se encomendó a Mayaheine y le rogó imbuir su arma en fulgurante poder radiante. Después atacó a la criatura haciendo que su glaive impactase en la pútrida carne del zombi con fuerza. Primero un corte le recorrió de arriba a bajo, desestabilizandole. Después, con un giro cerrado y aprovechando la lentitud de la criatura, la hoja le rajó el cuello, haciendo que la cabeza aún unida al cuerpo se desplomase hacia atrás y se quedase colgando. En ambas ocasiones la luz radiante laceró su carne. Al fin la criatura se desplomó.
- HUID. - Gritó con voz ronca y profunda a los sectarios. Después gritó a sus compañeros. - Gui, Mel, no más muertes, dejad inconscientes a los guardaespaldas.
Zevatur, Rolthos
Jen avista a uno de los guardaespaldas y lanza de nuevo el chakram pero este pasa por delante suya y vuelve a su mano, fallando en el corte!
-Mierda!- exclama. La suerte del principiante. Tendria que practicar mas. En ese momento las flechas de Nessa impactan como un rayo en un arbol, y Jen recita un encantamiento de curación para ayudar a la arquera a sentirse fuerte y seguir abatiendo a lo que sea que salga por el portal.
Los ciudadanos convertidos en cultistas no necesitan que Rolthos vuelva a gritar su orden . La imponente figura del paladin que corta la cabeza de un tajo con su radiante hoja ordenándoles huir es lo úlitmo que necesitan para salir corriendo y huir despavoridos por los oscuros pasillos
A su espalda, Cruços, en su forma híbrida, salta hacia el espectro, pequeños rayos saltan entre sus garras extendidas y recorren su negro pelaje subiendo hasta sus codos. Con un gruñido de pura rabia asesta un primer garrazo que alcanza al fantasma en el costado y le hace chillar con una cacofonía de voces de sorpresa y dolor. Aprovechando su peso y la fuerza de su cuerpo, Cruços clava las dos garras traseras en el abdomen del muerto viviente, el cual intenta escapar elevándose aún más por encima de ellos. El hombro lobo no se deja amedrantar y con su garra libre cubre la cabeza del espectro, que gime, y se debate como puede, lanzando de nuevo el ponzoñoso aliento. Pero su cabeza esta girada en un ángulo casi imposible y el enfermizo gas que empieza a salir de la boca del espectro no afecta al Cazador. Y este no está dispuesto a dejar que lo lance por completo. Abriendo las fauces cierra las poderosas mandíbulas en el cuello del espectro, el chasquido la cerrarse hace que Nessa se estremezca. Al provenir su transformación de una fuenta sobrenatural, y estar potenciado por la Maldición de su Sangre, las armas naturales del hombre lobo afectan con toda su fiereza al fantasma. Empujándolo con las patas traseras, Cruços suelta su presa, y dando un mortal hacia atrás aterriza al lado de Xan'dryla mientras el espectro se aleja aún más de ellos.
La forma física del mismo parece disolverse por las terribles heridas que le han provocado los cazadores, en especial el tremendo mordisco en el cuello de Cruços y los precisos tajos de Xan'dryla. En el interior de su forma compuesta de humo comienzan a estallar rayos, recorriendo cada vez con más y más intensidad y frecuencia el interior del cuerpo fantasmal. Con un aullido que hace que se les hiele a todos la sangre el espectro explota en cientos de pequeños insectos. Por un momento temen que adoptando esa forma una fracción del espectro pueda escapar, pero enseguida ven caer a los miles de moscas, gusanos y escarabajos, electrocutados por el poder de Cruços.
En silencio, el heredero de los Valossa, aún en su forma híbrida, da un par de pasos hasta la espada que yace olvidada a los pies de Gui, y la toma por la empuñadura despacio.
En ese momento el portal vuelve a latir, el fogonazo de luz parece aturdir al hombre lobo que sacude la cabeza, confuso.
El portal se agranda, tanto como para que el gran hombre-lobo pudiera entrar de pie.
Unas enormes garras compuestas de huesos largos y afilados aparecen desde el interior del portal y agarran el borde de este para dar paso a una criatura esbelta, compuesta básicamente por huesos de los cuales nacen decenas de protuberancias puntiagudas. De su espalda nacen un par de alas de forma insectoide que agita con un sonido inquietante. La criatura mueve su cabeza a un lado y a otro y muestra unos dientes amenzante. Su espalda, cubierta por las espinas, culmina en una enorme y larga cola de hueso que termina en un peligroso aguijón muy similar al de un escorpión.
Mostrando los dientes de los cuales cae una saliva amarillenta, el demonio clava sus ojos rojos en Cruços y se lanza al ataque, volando para asestar tres terribles golpes contra el hombre-lobo portador de la espada.
PbP Character: A few ;)