En cuanto Nessa da un paso más hacia el grifo, y Jen se dispone a ir en busca de Julián, el vello de la nuca de Nessa se eriza y su estómago da un vuelco. El aire se vuelve más frío aún y escucha el siseo inconfundible no de una, si no de decenas de flechas volando por el aire. Ni siquiera piensa cuando grita. “¡Cuidado!”
Mirando al cielo Nessa comprueba con horror como decenas de flechas negras similares a la que ha visto en el costado del grifo caen volando del cielo hacia ellos. Su grito sirve para que sus compañeros y ella misma busquen algo de cobertura y se protejan, sin embargo Jen tropieza con una rama grande caída pero antes de que las flechas le impacten el grito de ánimo de Rolthos hace que el barde ruede por el suelo, evitando lo peor del ataque.
Nessa no tiene tiempo de comprobar el estado de su amigue, ya que otra flecha, esta vez mucho más certera y lanzada con el único objetivo de acertarle a ella, le hace lanzarse al suelo y rodar. Otra vuela hacia Vraak, el cual, atento, bloquea el ataque con su hacha. La flecha se rompe y se escucha el metálico sonido de las dos armas al chocar. Vraak es empujado un par de metros hacia atrás, pero parece que la flecha no le ha impactado. Con un gruñido mira en la dirección en la que ha salido la flecha, pero no consigue ver nada.
- Nessa, chicos ¿estáis bien? - pregunta mientras intenta averiguar la posición de sus atacantes.
Aunque su reacción es rápida y consigue apartarse, una de las flechas pasa cerca de la cadera de Nessa, dejándole un buen corte. Pero no es nada a lo que no se haya enfrentando antes y el dolor es tolerable. Responde a Vraak con un simple:
- ¡Sí!
No le da tiempo a añadir más porque tiene ya la vista clavada en un árbol donde le ha parecido percibir al atacante, y quiere aprovechar lapso en el que no están lloviendo más flechas para fijarse bien.
Nessa makes a Perception check! 1d20 (19) + 7 = 26
+
Bardic inspiration:
@Fair_Ithilien rolled from :beyond:: Result: 1d8 (7) Total: 7
Total 33 (28 DIF para ver al cazador)
Mirando hacia los árboles cubiertos por la escarcha y entre el denso ramaje vislumbró una figura agazapada. No podía verla con claridad pero sí pudo distinguir algo de la silueta al moverse la figura. Llevaba ropajes oscuros, no sabría decir si negros o verde muy oscuro, aunque Nessa creyó vislumbrar una armadura de cuero negro cuyo diseño le resultaba vagamente familiar. Cubierto por una capa y con la cara embozada por una tela negra, la ranger sí contempló dos pozos fríos, iluminados por dos llamas azuladas donde debería estar los ojos. Se percato de otro detalle que hizo que se le acelerara el corazón: al contrario que a ellos aquella criatura no dejaba un rastro de vaho al respirar.
Nessa vió como la figura, que se movía con velocidad preternatural, preparaba otra flecha en un gran arco negro. Un halo azulado iluminó la punta de la flecha y el asta negra mientras el arco se tensaba. Así que no perdió el tiempo y aprovechando que le tenía localizado, Nessa se preparó para lanzar el mayor ataque posible contra aquel ser, usando incluso una flecha mágica. Además sabía que a sus compañeros les vendría bien saber dónde se escondía y ¿qué mejor manera que guiarles con su fiel arco?
Se tomó su tiempo para apuntar, sin moverse, aún a sabiendas de que esto aumentaría la probabilidad de sufrir ella otro ataque por parte de la criatura. Pero por desgracia ésta se mueve con velocidad sobrehumana y esquiva su flecha.
Soltando un improperio que hace sonreír orgulloso a Vraak, carga otra de sus preciadas flechas mágicas rápidamente y vuelve a disparar. Esta vez parece que la flecha impacta en el cuerpo de su enemigo, pero este apenas se inmuta.
Finalmente exclama:
- ¡No se qué o quién es, pero desde luego no está vivo!
El combate era confuso y no parecía ir muy bien para los compañeros.
Tras la primera andanada de flechas, en las que temieron estar rodeados, las flechas se espaciaron más en el tiempo. Rolthos corrió hacia donde tanto Cruços como Nessa habían conseguido impactar en el cuerpo del arquero que les había sorprendido. Cuando llegó a los pies del árbol, utilizó su magia para teletransportarse hasta la alta rama donde estaba su atacante. Rolthos sintió el frío que emanaba de aquel ser, y sus ojos que eran nada más que un par de llamas azules en el fondo de un rostro pálido que apenas pudo ver por el embozo negro que le cubría la cara. Pudo ver el gesto de suficiencia y con un estallido de escarcha, que dejó medio congelado al paladin, el arquero desapareció de su vista.
Nessa, entendiendo la táctica de su enemigo, utilizó la magia que le había enseñado Ornym y las sombras parecieron hacerse más densas a su alrededor. Se escondió entre las ramas del árbol caído y comenzó a intentar elaborar un plan que pudiera servirles.
Jen, usando sus propias artes para intentar protegerse de más ataques, se acercó a Vraak para que su magia curativa pudiera cerrar algunas de las heridas causadas por las flechas. No pudo evitar que sus ojos se desviaran hacia el duro trasero del sargento de la guardia.
Vraak, frustrado por no encontrar a su enemigo, golpea el árbol caído con su hacha lanzando un grito de rabia, cortando una gran rama en el proceso.
En una precaria situación, intentado mantener el equilibrio en una estrecha rama congelada por el efecto del hechizo del arquero, con su armadura pesada, Rolthos sabe que no puede acabar bien. Intenta dar un paso hacia el tronco, donde la rama es más ancha, pero su pie resbala en el hielo y todo su peso cae sobre la rama. El paladín logra aferrarse con pies y manos, pero entonces se escucha un crujido y toda la rama cae al suelo. Con gran estrépito, rama y paladín caen a los pies del alto árbol. Rolthos no tarda en levantarse y asegurar a sus compañeros que se encuentra bien, mientras intenta recuperar su arma entre las ramas y hojas caídas. Duda que tenga nada roto, pero sin duda va a tener moratones por esto, aunque su dignidad tardará algo más en sanar.
Cruços intenta localizar al arquero mediante el olor, pero un bajo gruñido sale de su pecho. Parece que el tipo es lo bastante listo como para ponerse en contra del viento.
El arquero no parece dispuesto a darles tregua y dos flechas más vuelan raudas hacia Vraak, el cual esquiva una y consigue desviar con su hacha otra. Sonriendo, pues ha visto de que árbol han provenido los ataques, da un paso decidido hacia su objetivo, cuando una gran flecha negra se clava con fuerza en su pecho. El corpulento semi-orco retrocede y cae al suelo por la fuerza del impacto. Escupiendo sangre, y ayudándose con su hacha, consigue levantarse, apoyando una rodilla en el suelo. El frío que emana de la flecha parece congelarle la sangre en las venas.
Tras atacar a Vraak el misterioso arquero vuelve a fundirse con las sombras.
Nessa recuerda las palabras de su mentor y sabe que este combate sólo lo ganaran siendo más astutos que el arquero. Con cuidado selecciona una de sus preciadas flechas mágicas de su carcaj y tensa despacio su arco, susurrando la palabra élfica que hará que su flecha estalle en llamas al ser disparada. Como si la cuerda supiera que debe ser discreta, las llamas no la envuelven como hacen normalmente, si no que se caliente e ilumina como la brasa de una hoguera. Durante un breve instante un resplandor rojizo ilumina el perfil del rostro de la ranger la cual espera a que su enemigo se revele de nuevo.
Intentando privar de la ventaja de la oscuridad al arquero, Jen lanza un pequeño fuego de artificio hacia el árbol de donde han salido las flechas, el cual estalla en cientos de pequeñas motas de luz que caen despacio entre las hojas del bosque. Por desgracia ninguna parece revelar la posición de su atacante. Con un juramento, y esperando que Julian no se acerque y se quede a salvo, corre a esconderse tras un árbol.
Vraak consigue ponerse en pie de nuevo y con un rugido de rabia parte el astil de la flecha que aún tiene clavada en el pecho.
Cruços insulta al arquero, intentado que su fanfarronería le haga salir al descubierto, pero su enemigo es demasiado profesional como para caer en algo asi.
Pasan unos segundos en los que no se escucha nada salvo la agitada respiración de los compañeros.
¡De repente algo sale de entre las ramas y carga hacia ellos!
Casi sin pensar Cruços lanza su flecha hacia uno de los bultos que sale de las sombras y carga contra ellos. Las dos flechas se clavan en un ser cuadrúpedo, que les recuerda vagamente al aspecto que Cruços tiene en su forma lupina, pero cubierto de una extraña armadura quitinosa. Pese a todo las flechas de Cruços vuelan certeras y se clavan en el extraño ser, el cual no parece detenerse en su carga hacia el cazador de sangre.
Mientras todos se preparaban para enfrentarse a esta nueva e inesperada amenaza, dos flechas salieron volando de entre las sombras hacia Rolthos y Vraak, pero ambos consiguieron esquivar las mismas.
Nessa vio la oportunidad que había estado esperando. El arquero había revelado su posición.
Las criaturas que se lanzaban hacia ellos pronto rodearon a Jen y Cruços y cerraron el cerco en torno al solitario Rolthos. Similares en actitud y fisionomía a lobos, pero cubiertos por una extraña y quitinosa armadura en lugar de pelo, los seres utilizaban una curiosa táctica para debilitar a sus presas y evitar que huyeran. Rasgando el hielo con sus garras hacian surgir afiladas agujas de hielo que se clavan sin misericordia en las piernas de Jen y Cruços y les hacen caer al suelo, antes de acercarse a ellos amenazadoramente, sus fauces abiertas y sus garras rasgando el hielo bajo ellas.
Con un gruñido, el cazador de sangre intenta levantarse, pero una de las bestias salta sobre él y vuelve a tirarle al suelo. Cruços grita de dolor mientras las garras se clavan en su pecho y deja salir a la bestia que él mismo alberga en su interior. Sorprendida por el cambio de forma de su presa, la criatura salta a un lado y esto permite a Cruços levantarse y desenvainar la espada de su abuelo. Parecía que había llegado el momento de poner a prueba el viejo acero.
Mientras tanto, Rolthos no tenía mejor suerte y caía al suelo, siendo presa de los mordiscos y garras de las bestias. Además, el cazador parecía determinado a eliminar al paladín, lanzando flecha tras flecha sobre él.
Nessa y el cazador jugaban al ratón y al gato el uno con el otro. Escondiéndose y moviéndose ligeramente para que el otro no supiera con exactitud su posición antes de poder atacar, pero era algo que requería paciencia y calma, y ver a sus amigos ser atacados por aquellas bestias no ayudaba nada a la joven Nessa. Sin embargo, con la cara débilmente iluminada por el poder de su cuerda de arco, y con la flecha preparada, esperó con paciencia a que el arquero disparara de nuevo para lanzar su propio ataque. Esta vez comprobó con satisfacción que la flecha daba en su objetivo y, por un momento, Nessa tuvo la impresión de que el arquero se ralentizaba, que sus movimientos, aún siendo rápidos, parecían de nuevo moverse a la velocidad normal. Pero fue sólo un segundo pues antes de que pudiera aprovechar esa ventaja, la rapidez volvió a su forma y se desvaneció entre las sombras.
Viendo al paladín en apuros, Vraak saltó el árbol caído que lo separaba de él y cayó justo entre el paladín y las fauces abiertas de una de las bestias. El hacha de Vraak descendió y prácticamente cortó por la mitad a la bestia. Esto provocó que el resto lanzara un aullido que les heló la sangre a todos en las venas. Sus ataques se recrudecieron, y aunque en el otro lado de la batalla, Cruços consiguió abatir a otro con su espada, y Jen, aún desde el suelo fue capaz de cortar el vientre de otra de las bestias con su aro de batalla, la tercera criatura saltó sobre le barde y cerró sus poderosas mandíbulas sobre el cuello de Jen, que no pudo ni gritar. Un gorgojeo de sangre salió por sus labios mientras pugnaba inútilmente por llenar sus pulmones de aire. Le barde cerró los ojos y su verdadera forma afloró a su piel, tornándose más pálida aún y acentuando su maltrecho aspecto con profundas ojeras negras.
Rolthos apenas había conseguido levantarse y atacar a otra de las bestias, cuando una tras otra, las flechas del arquero cayeron sobre él. Con casi media docena de aquellas astas negras sobresaliendo de su cuerpo, Rolthos sintió que las fuerzas le abandonaban. La pérdida de sangre fue demasiado para que el caballero pudiera mantener la consciencia y su glaive resonó en el suelo al caer de su mano.
Nessa no podía creer lo que estaba ocurriendo. Ella también había recibido varios flechazos del arquero, y le costaba concentrarse. Pero tenía que aguantar. Aprovechando que había vuelto a revelar su posición, Nessa disparó dos veces, pero sólo una de sus flechas le acertó y el maldito se fundió de nuevo con las sombras. Desde donde estaba no lograba verle y, utilizando la misma táctica, se cubrió con su capa para fundirse con el terreno, con la esperanza de que eso hiciera que no la viera.
Vraak, sin embargo, sí que le vio, y tras despachar a la última de las bestias que había sido herida por Nessa, corrió hacia donde estaba. Moviendo su hacha en un arco horizontal, que acabó clavándose contra el tronco de un árbol cuando el cazador se agachó y lo esquivó. Pero esto había revelado la posición del mismo. Mientras luchaba por desencajar su arma le grito a Nessa para que le atacara, y así lo hizo la arquera, consiguiendo esta vez que una de sus flechas se clavara en una de las piernas de aquel cazador oscuro, atravesándola.
Vraak no dio ni un solo respiro a su enemigo y, girando sobre sí mismo, clavó con fuerza el hacha en el abdomen del arquero. Este dejó caer el arco y cogió la hoja del hacha, como apoyándose en ella. Giró su rostro hacia Vraak y comenzó a reírse a carcajadas mientras las llamas que tenía en los ojos crecían hasta consumir su rostro y todo su cadaver en apenas un segundo. A los pies de Vraak cayó un ennegrecido cuerpo.
Nessa no se permitió el lujo de descansar. Corrió hacia Rolthos y rogó a la madre naturaleza que restaurara el equilibro en el destrozado cuerpo del paladín. El rostro del joven era macilento y apenas respiraba. Pero las energías curativas de Nessa parecieron devolver cierto color a su piel y su respiración se normalizó. Tosió y abrió los ojos, y gritó de dolor por todas las flechas que aún tenía clavadas.
- Esto no va a ser agradable - le dijo Vraak mientras cogía el mástil de una y se preparaba para tirar de ella. El paladín asintíó.
- A la de tres... una... dos... aAGGHH - Rolthos miró a Vraak algo sorprendido. - Lo siento chico... nunca se me dio bien contar... - le dice guiñándole un ojo.
Mientras tanto, Cruços volvió a su forma humana con un gruñido mientras destapaba una poción de curación y vertía su contenido entre la garganta de Jen y sus heridas, comprobando con alivio que estas se cerraban y que le barde comenzaba a despertar también.
Jen despierta con un terrible dolor de cabeza, tras la vorágine de flechazos, mordiscos y garrazos, se siente debil, y aunque parezca irracional, humillado. Jadeando, se apoya en Cruços para levantarse, dándole las gracias con un apretón en el brazo y un asentimiento de cabeza, cuando se da cuenta de que la máscara del acróbata se ha volatilizado. -Oh no...- Su discordante voz, masculina y femenina superpuestas, le suena extraña, y tras carraspear y tomarse un segundo para curarse un poco mas las heridas y estar mas centrado, cierra los ojos para concentrarse y volver a la máscara que siente más suya.
Pero en lugar de la fluida sensación que tiene cuando transiciona al acróbata, en su interior siente como algo se crackela.
"Ya iba siendo hora", escucha en su interior, y toma el control de su cuerpo "la luchadora". Una máscara que solo ha salido una vez desde que el grupo le conoce. La tiefling se cruje el cuello y la espalda, y lo primero que hace es comprobar los alrededores, y caminar directamente y en silencio hacia el grifo que encontraron al principio.
Nessa se relaja visiblemente cuando ve al paladín primero recuperar la respiración y poco después la consciencia. Pero, aún no libre de toda preocupación, dirige una mirada a donde están Cruços y Jen. Cuando el cazador de sangre gesticula hacia ellos indicando que Jen también está bien, es cuando se termina de liberar su tensión y se sienta pesadamente en el suelo.
Mientras Vraak quita las flechas que Rolthos tiene clavadas se mira a sí misma, dándose cuenta que ella aún tiene varios mástiles clavados.
- Jod... creo que yo también voy a necesitar ayuda aquí, Vraak. De hecho ... - señala con un dedo a la que el propio semiorco tiene clavada en el pecho - Imagino que con el cazador muerto, lo que impedía que la magia curativa funcionase ha desaparecido. Pero mejor quitemos la flecha antes de curar esa herida.
Gasto otro Cure Wounds en Rolthos para que esté mejor de vida.
Gasto otro en Vraak cuando se saque su flecha.
Gasto el último en mi cuando me quiten las mías.
Entonces se acuerda del grifo, y se vuelve para mirar a la criatura. En ese momento ve como una figura se le está acercando que... es y no es Jen. ¿Es el aspecto que tenía dentro del círculo de verdad, cuando Cruços le interrogó? Aquello no debían de ser buenas noticias para su amigue.
Volvió a girarse hacia Vraak y Rolthos, frotándose las sienes, pensando que aquello tenía que esperar. Primero tenían que terminar de curarse y luego ella iba a examinar el cadáver del cazador. Algo le decía que lo que fuera a encontrar no le iba a gustar...
- Por cierto... ¿me ayudas a investigar ese cadáver y lo que lleva encima? - pregunta, mirando al semiorco.
Jen, en su forma de tiefling, se acerca al grifo sólo para comprobar que la criatura dejó de sufrir cuando la lluvia de flechas del cazador cayó sobre ellos.
- La próxima vez que te quite tantas cosas de encima - le dice Vraak a Nessa mientras se arranca una de las grandes flechas que el cazador le clavo, ahora completamente negra - intentemos que no sean flechas ¿de acuerdo? - le dice con un guiño.
Tras atender sus heridas, Nessa y Vraak, dejando a Rolthos recuperar sus fuerzas apoyado en uno de los árboles, investigan los restos del extraño cazador.
El cuerpo es poco reconocible, ya que al arder apenas queda poco más que una carcasa chamuscada. El arco y el carcaj han quedado completamente inútiles por la llamarada y la armadura está pegada a los restos de carne y piel. Sin embargo Nessa no puede dejar de pensar que el diseño, tanto de la armadura como del arco, le es familiar, aunque no consigue recordar dónde ha visto eso antes. Frustrada, da un puntapie al carcaj y entonces se da cuenta. Ese carcaj se parece al suyo propio. Tomándolo los compara. Hay diferencias, sin duda, pero las suficientes similitudes como para aventurar que el diseño del arquero es parecido al que hacen los elfos.
En ese momento escuchan el relinchar de un caballo y ven que se acerca Julian montando el suyo y trayendo al resto de las bridas.
- ¿Estáis todos bien? -pregunta - Al escuchar esos aullidos los caballos se asustaron y tuve que salir detrás de ellos, perdonad que no viniera antes. - mira alrededor - Esto... ¿ Y Jen? - inquiere preocupado.
Chasqueando la lengua decepcionada, Jen se sienta cruzada de piernas y acaricia la cabeza de la criatura en un gesto de despedida. -Ya pasó.- Murmura.
Es en ese momento cuando Julian hace su aparicion, mirando a los lados inocentemente en busca del acróbata. Tiesa como un palo, y tensa como la cuerda de un arco, junta los labios formando una fina linea
-hum.....- Levanta la mano tentativamente -Hey.- Dice. Su vos suena algo grave, pero femenina.
-Ahm, si, aquí. Hola. Si.-Se rasca la nuca, incomoda, arrugando la nariz.- Creo que no nos conocemos. Soy, ehm, "nueva". -Carraspea- El acróbata está.... Uhm. Indispueste. Lamiendose las heridas. No se que de humillade, yo que se. Estoy aquí porque ni elle ni nuestro huesped son funcionales ahora mismo. -Chasquea la lengua de nuevo. Parece incomoda consigo misma. -Supongo que volverá cuando acabe de dramatizar internamente. Mientras llevo yo el "timón".
-Ahm.No tengo buenas noticias con respecto a este. -Señala al grifo, mirando a Nessa. - Como se dice, ehm..."Al menos ha sido rápido"? Que digo, no fue rápido. Bueno. Eso. No hay nada que hacer por él.
Julian parece confuso y no puede evitar ponerse algo rojo.
- Ehh.. ¿Jen? -dice dubitativo - Como que... vuestro... ¿huesped? - Se baja del caballo y se acerca a la tiefling - Jen.. si estas heride puedo ayudarte... - le tiende la mano.
Jen enarca una ceja, desconfiada al principio. Mira la mano, mira a Julian. La mano. De nuevo a Julian. Parece pensarlo unos segundos frunciendo el ceño y finalmente asiente con seriedad y toma la mano del médico. -Gracias. No me vendría mal. Estoy hecha un trapo.- Se ve que la herida de su cuello aun no ha sanado del todo, junto con otras tantas provocadas por el hielo y las flechas.
-Creo que me he expresado mal. Es complicado. Quizá mejor te lo explique mas tarde, cuando estemos seguros y podamos descansar. Mientras yo esté aquí, soy "ella", por cierto.-
Claramente confuso pero asintiendo Julián lleva a Jen hasta un lugar cómodo y comienza, con extrema delicadeza y cuidado, a atender sus heridas. Pese a los movimientos metódicos y profesionales del médico Jen se percata de su inseguridad, que no es debido a las heridas, si no a esta nueva e inesperada situación.
Nessa aprieta los dientes, en un esfuerzo titánico por no llorar de dolor con cada una de las flechas que extrae el semiorco. No recordaba que le hubiera pasado esto alguna vez, y en ese momento se hizo consciente más que nunca de lo que significaba un disparo bien ejecutado.
Lo siguiente que le dice Vraak le pilla tan de sopetón que parpadea, sorprendida. Pero ya sea porque la adrenalina del reciente combate aún la recorre, o simplemente porque su cuerpo responde automáticamente a lo que lleva un tiempo sintiendo, la joven reacciona casi al momento.
Se incorpora acercándose al sargento y toca su pecho - ya sin flecha - con la mano derecha, murmura las palabras del conjuro de curación y comprueba por el rabillo del ojo que la pulsera-foco emite el habitual brillo que indica que el conjuro se ha lanzado con éxito. Ve que la herida empieza a tener mejor aspecto, y entonces mirándole a los ojos le dice:
- Mide bien lo que dices, Vraak, porque te tomaré la palabra.
Internamente, se sorprende de su audacia. ¿Quizás sea ella quien debe ir con cuidado? O quizás dejarse llevar sea la mejor de las respuestas...
***
La investigación del cuerpo del cazador no la deja muy tranquila, pero al menos no revela lo que Nessa temía: por momentos llegó a pensar que se estaba enfrentando a su propio mentor. Afortunadamente, no era el caso, pero ... ¿quién sería este cazador? ¿Estaba siendo controlado? ¿Cómo lo habían hecho? Y sobre todo: no podía volver a cometer los errores que cometió en el combate. La victoria había quedado demasiado dependiente de los fallos del propio enemigo.
Cuando Jen - con su máscara de tiefling - les informa de la muerte del grifo Nessa asiente, apenada. Efectivamente, habían vencido, pero era una victoria agridulce.
- Maldita sea, maldito cazador. No ... maldito Zalphiros.
Mira a su amigue con curiosidad, preguntándose si la comunicación con esa máscara será igual de fluida que con su queride acróbata. Pero es algo que averiguará más tarde. Este momento es para Jen y Julian. Nessa sonríe al doctor cuando le ve, y le dice "me alegro de que tú también estés bien".
La media sonrisa de Vraak como respuesta a sus palabras es más elocuente que otra respuesta.
- Voy a ayudar con los caballos - le dice en voz baja - parece que esos dos necesitan unos minutos... -
Nessa mira a su alrededor intentando decidir por donde empezar a buscar al jinete y recuerda algo. Se acerca al malogrado grifo y comprueba de nuevo los arneses de la silla. En dos puntos de la misma hay un par de argollas aún conectadas y con parte de las correas de cuero que deben ir atadas al jinete para asegurarlo a la silla. Las correas han sido violentamente arrancadas. Nessa mira hacia atrás, hacia el pequeño rastro de ramas de árboles rotos que les ha llevado hasta allí. O bien el jinete cayó cuando el grifo en su caída atravesó las copas de los árboles o bien fue arrancado de la silla antes incluso de eso.
Pone alguna mueca de dolor, pero no se queja cuando Julian le va curando las heridas. Parece que esta mascara tiene mas tolerancia al dolor. Jen el acróbata ya se estaria quejando y haciendo pucheros con el rostro. Lo que si ocurre es que en un momento en el que el médico aplica una mezcla desinfectante sobre una de las heridas la tiefling sisea agresivamente, haciendo que el médico levante las cejas sorprendido. Inmediatamente avergonzada se sonroja -Me ha pillado por sorpresa.- Alza la mano y la pone sobre la del médico, en un silencioso gesto de apreciacion.
Julian le pide que le tienda el brazo para atender otra de sus heridas. Jen mientras observa al grupo reconocer el terreno. -No se si podriamos descansar aqui, o si deberiamos adentrarnos mas en el bosque. Al menos no estaríamos al descubierto de cualquiera...-Medita en voz alta.
- No estáis en condiciones de moveros mucho - responde Julian a los pensamientos en voz alta de la tiefling, mirándola de refilón - pero haré lo mejor que pueda para que podamos andar algo si fuera necesario. -
Tras atender sus heridas y vendarlas, Julian, aún preocupado no tanto por el cambio de aspecto si no por el de actitud de Jen, se dirige a atender al paladin, ayudándole a quitarse la armadura para poder vendarle mejor, pero con la mirada sigue a la tiefling que se levanta con dificultad y va detrás de la ranger, la cual, curiosa, parece estar siguiendo el rastro dejado por el grifo al caer.
Las dos vuelven sobre sus pasos y llegan de nuevo al sendero que usaban para avanzar hacia su destino y vuelven a adentrarse en la floresta, avanzando por la silenciosa y fría espesura siguiendo las ramas y copas rotas por el grifo.
No encuentran ni una sola señal del destino del jinete y Nessa, con la ayuda de la tiefling Jen, no tiene dudas de que no se les ha escapado nada por alto. Donde fuese que el jinete fuera arrancado de su montura y cayera, no fue por aquí.
La ranger mira hacia atrás y se da cuenta de que se han alejado casi medio kilómetro del resto. El frio acentúa el dolor de las heridas de las dos amigas y de pronto es consciente que están solas y que puede haber más de esas criaturas, o cualquier otra, acechando en las sombras del bosque.
Nessa resopla, algo decepcionada y le hace un gesto a su amiga para volver con los demás.
Entonces es cuando lo oye.
Apenas un crujido en la nieve y la escarcha que les rodea, pero es suficiente para ponerla en alerta.
Algo se acerca. Algo grande, andando despacio en su dirección. Nessa hace un gesto a Jen para que se quede quieta, y sigue escuchando. ¿Puede que lo haya imaginado?. No. Otra vez, esta vez algo más a su izquierda. Sea lo que sea son dos, al menos. La ranger escucha otro paso. El ruido de la lucha, el olor a sangre, la carne del grifo... tragando saliva Nessa se da cuenta que ningún hervíboro se acercaría a esa zona ahora mismo. Deben ser algún tipo de depredador atraído por el olor a carne y sangre.
La cuestión era ¿Qué hacer? ¿Se acababan de convertir en la presa o aún no les habían localizado a ellas?
Con un rápido gesto, las dos amigas se ocultaron entre unos helechos cubiertos de escarcha, cada una a un lado del camino abierto en las copas por la caída del grifo.
Unos segundos más tarde pudieron ver a la primera de las criaturas que se aproximaban. Se trataba de un ser felino, casi tan grande como uno de sus caballos, de pelaje negro que le ayudaba a confundirse con las sombras que proyectaban las sombras de los árboles. Caminaba despacio, prácticamente en silencio, de no ser por la nieve recién caída posiblemente no habría hecho el menor ruido que hubiera podido alertar a Nessa. Se movía con elegancia, sus músculos marcándose bajo el pelaje negro. Fue entonces cuando vieron que la bestia se desplazaba no sobre cuatro, si no sobre seis patas. De sus hombros salían dos tentáculos, acabados en afilados garfios que ahora mismo llevaba replegados hacia atrás. Pero esa no era la única anomalía. Jen parpadeó, y de pronto la bestia ya no estaba en el mismo lugar, si no unos metros más hacia delante, con un parpadeo apareció a la derecha, un segundo más tarde parecía estar de nuevo en el primer sitio donde la habían visto.
La criatura pasó muy cerca de donde estaba Nessa. Se detuvo y giró la cabeza. Trotando detrás de ella vieron a un cachorro que corría sobre sus seis patas para llegar a la altura del ejemplar adulto. Depositó a sus pies, orgullosa, un pequeño roedor que acaba de cazar.
El adulto dio un lametón al cachorro el cual, de un rápido bocado, devoró el roedor. Con un leve gruñido el adulto volvió a moverse hacia delante, cauto, y el pequeño se colocó detrás, imitando sus gestos lo mejor que podía.
Las dos amigas se miraron y se atrevieron a compartir una sonrisa. Sonrisa que se borró casi al nacer en los labios de Nessa al ver a una segunda criatura adulta aparecer muy cerca del lugar donde estaba agazapada Jen. Parecía estar venteando el aire, como si hubiese detectado el olor de la changeling. Era difícil ver exactamente dónde estaba con aquel extraño parpadeo que las acompañaba siempre. Lo que sí sabía Nessa es que si no hacían algo el felino encontraría a Jen.
Nessa se dio cuenta de que su amiga iba a ser descubierta. Indicándole que se quedara quieta comenzó a levantarse para llamar la atención de la bestia, contaba con su conocimiento de los bosques y su velocidad para darle esquinazo. Era arriesgado pero si uno de los dos se quedaba cuidando del cachorro quizá tuviera una oportunidad.
Pero Jen, que interpretó a la perfección sus intenciones. Negó categóricamente y Nessa vio que movía los dedos y susurraba algún tipo de hechizo. De repente el olor a hierba y helechos húmedos le llegó a Nessa y también al felino cazador que se quedó parado, venteando el aire en busca de aquel olor esquivo que había captado tan solo hacía unos segundos.
Curioso, bordeó el árbol y Nessa pensó que estaba todo perdido. Pero donde un segundo antes estaba Jen ahora no había nadie. Palpando el lugar donde había estado Jen y el tronco del árbol con sus extraños tentáculos, la bestia continuó andando en post de su familia.
Jen se descolgó, enganchada por las piernas y quedando boca abajo, y guiñó un ojo a Nessa. Aliviadas, sabían que habían esquivado el peligro de momento, pero debían ser rápidas para volver con el resto, pues era la dirección en que habían ido, y debían rodearles para evitar que les detectaran.
Con el corazón aún palpitando rápidamente en su pecho, Nessa hace un gesto con la cabeza a su amiga para que empiecen a moverse hacia el resto del grupo.
Para ir con más seguridad, se desvía del camino más recto - que es el que aparentemente seguirá la familia de aberraciones - y da un pequeño rodeo que las mete aún más entre los árboles. Esto le da más confianza a la ranger, porque sabe que las dos estarán ahora mejor ocultas que en momentos previos.
Recordando que su capa hace que sea difícil de localizar y no queriendo que Jen pueda perderle el rastro, Nessa se gira y, sin pensarlo mucho, coge su mano. Si se hubiera tratado de su habitual máscara, esto no habría supuesto ningún problema, pero ve claramente que la tiefling se pone muy tensa: no rompe el contacto, pero aún así no se la ve cómoda. Pensando que no es momento para darle importancia, Nessa simplemente termina de sujetar bien su mano y comienza a moverse con agilidad y cuidado al mismo tiempo.
Cuando vuelven al claro ven que Vraak y Cruços, que estaban revisando los caballos y probablemente preguntándose dónde se habían metido, están mirando en su dirección, cosa que aprovechan para hacer aspavientos indicando que se tienen que ir. Cuando por fin llegan a su altura terminan de informarles:
- ¡Tenemos que irnos! ¡Ahora! El olor del grifo ha atraído depredadores y estan casi sobre nosotros. ¡¡Vamos, vamos, vamos!!
Sin más dilación Nessa coge las riendas de Céfiro y se va acercando al camino por el que tienen que irse. Hace una última parada con Julian y Rolthos, a los que también lanza la alerta:
- No podemos esperar más, un par de monstruosidades vienen de camino junto con su cachorro. Vamos, Rolthos, necesito que hagas este último esfuerzo - dice intentando animar al paladín sabiendo que debe estar aún muy dolorido e incluso abatido.
Después vuelve donde espera Céfiro, y espera - en estado de alerta - a que el grupo termine de reunirse con ella.
Rolthos sintió la mezcla de dolores drenando su ánimo. El dolor físico de las terribles heridas del combate, el dolor de la humillación del lamentable combate que acabada de ocurrir y el dolor emocional de ver la muerte tan de cerca. Agradeció la curación de Nessa, de Vraak y de Julián silenciosamente. Su mirada se poso sobre el nuevo aspecto de Jen, empatizando con su sentimiento de impotencia que suponía debía sentir en este momento.
Después mientras la ranger y Jen exploraban al alrededor Rolthos se acercó al grifo y lo registró. Si era de una de los jinetes, quizás podría encontrar alguna pista de la identidad de su jinete. Cuando al fin regresan y les apremian para salir de alli con prisas Rolthos asiente y se dispone a seguirla.
En cuanto Nessa da un paso más hacia el grifo, y Jen se dispone a ir en busca de Julián, el vello de la nuca de Nessa se eriza y su estómago da un vuelco. El aire se vuelve más frío aún y escucha el siseo inconfundible no de una, si no de decenas de flechas volando por el aire. Ni siquiera piensa cuando grita.
“¡Cuidado!”
Mirando al cielo Nessa comprueba con horror como decenas de flechas negras similares a la que ha visto en el costado del grifo caen volando del cielo hacia ellos. Su grito sirve para que sus compañeros y ella misma busquen algo de cobertura y se protejan, sin embargo Jen tropieza con una rama grande caída pero antes de que las flechas le impacten el grito de ánimo de Rolthos hace que el barde ruede por el suelo, evitando lo peor del ataque.
Nessa no tiene tiempo de comprobar el estado de su amigue, ya que otra flecha, esta vez mucho más certera y lanzada con el único objetivo de acertarle a ella, le hace lanzarse al suelo y rodar. Otra vuela hacia Vraak, el cual, atento, bloquea el ataque con su hacha. La flecha se rompe y se escucha el metálico sonido de las dos armas al chocar. Vraak es empujado un par de metros hacia atrás, pero parece que la flecha no le ha impactado. Con un gruñido mira en la dirección en la que ha salido la flecha, pero no consigue ver nada.
- Nessa, chicos ¿estáis bien? - pregunta mientras intenta averiguar la posición de sus atacantes.
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Aunque su reacción es rápida y consigue apartarse, una de las flechas pasa cerca de la cadera de Nessa, dejándole un buen corte. Pero no es nada a lo que no se haya enfrentando antes y el dolor es tolerable. Responde a Vraak con un simple:
- ¡Sí!
No le da tiempo a añadir más porque tiene ya la vista clavada en un árbol donde le ha parecido percibir al atacante, y quiere aprovechar lapso en el que no están lloviendo más flechas para fijarse bien.
Nessa makes a Perception check!
1d20 (19) + 7 = 26
+
Bardic inspiration:
@Fair_Ithilien rolled from :beyond::
Result: 1d8 (7)
Total: 7
Total 33 (28 DIF para ver al cazador)
Mirando hacia los árboles cubiertos por la escarcha y entre el denso ramaje vislumbró una figura agazapada. No podía verla con claridad pero sí pudo distinguir algo de la silueta al moverse la figura. Llevaba ropajes oscuros, no sabría decir si negros o verde muy oscuro, aunque Nessa creyó vislumbrar una armadura de cuero negro cuyo diseño le resultaba vagamente familiar. Cubierto por una capa y con la cara embozada por una tela negra, la ranger sí contempló dos pozos fríos, iluminados por dos llamas azuladas donde debería estar los ojos. Se percato de otro detalle que hizo que se le acelerara el corazón: al contrario que a ellos aquella criatura no dejaba un rastro de vaho al respirar.
Nessa vió como la figura, que se movía con velocidad preternatural, preparaba otra flecha en un gran arco negro. Un halo azulado iluminó la punta de la flecha y el asta negra mientras el arco se tensaba. Así que no perdió el tiempo y aprovechando que le tenía localizado, Nessa se preparó para lanzar el mayor ataque posible contra aquel ser, usando incluso una flecha mágica. Además sabía que a sus compañeros les vendría bien saber dónde se escondía y ¿qué mejor manera que guiarles con su fiel arco?
Se tomó su tiempo para apuntar, sin moverse, aún a sabiendas de que esto aumentaría la probabilidad de sufrir ella otro ataque por parte de la criatura. Pero por desgracia ésta se mueve con velocidad sobrehumana y esquiva su flecha.
Soltando un improperio que hace sonreír orgulloso a Vraak, carga otra de sus preciadas flechas mágicas rápidamente y vuelve a disparar. Esta vez parece que la flecha impacta en el cuerpo de su enemigo, pero este apenas se inmuta.
Finalmente exclama:
- ¡No se qué o quién es, pero desde luego no está vivo!
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El combate era confuso y no parecía ir muy bien para los compañeros.
Tras la primera andanada de flechas, en las que temieron estar rodeados, las flechas se espaciaron más en el tiempo. Rolthos corrió hacia donde tanto Cruços como Nessa habían conseguido impactar en el cuerpo del arquero que les había sorprendido. Cuando llegó a los pies del árbol, utilizó su magia para teletransportarse hasta la alta rama donde estaba su atacante. Rolthos sintió el frío que emanaba de aquel ser, y sus ojos que eran nada más que un par de llamas azules en el fondo de un rostro pálido que apenas pudo ver por el embozo negro que le cubría la cara. Pudo ver el gesto de suficiencia y con un estallido de escarcha, que dejó medio congelado al paladin, el arquero desapareció de su vista.
Nessa, entendiendo la táctica de su enemigo, utilizó la magia que le había enseñado Ornym y las sombras parecieron hacerse más densas a su alrededor. Se escondió entre las ramas del árbol caído y comenzó a intentar elaborar un plan que pudiera servirles.
Jen, usando sus propias artes para intentar protegerse de más ataques, se acercó a Vraak para que su magia curativa pudiera cerrar algunas de las heridas causadas por las flechas. No pudo evitar que sus ojos se desviaran hacia el duro trasero del sargento de la guardia.
Vraak, frustrado por no encontrar a su enemigo, golpea el árbol caído con su hacha lanzando un grito de rabia, cortando una gran rama en el proceso.
En una precaria situación, intentado mantener el equilibrio en una estrecha rama congelada por el efecto del hechizo del arquero, con su armadura pesada, Rolthos sabe que no puede acabar bien. Intenta dar un paso hacia el tronco, donde la rama es más ancha, pero su pie resbala en el hielo y todo su peso cae sobre la rama. El paladín logra aferrarse con pies y manos, pero entonces se escucha un crujido y toda la rama cae al suelo. Con gran estrépito, rama y paladín caen a los pies del alto árbol. Rolthos no tarda en levantarse y asegurar a sus compañeros que se encuentra bien, mientras intenta recuperar su arma entre las ramas y hojas caídas. Duda que tenga nada roto, pero sin duda va a tener moratones por esto, aunque su dignidad tardará algo más en sanar.
Cruços intenta localizar al arquero mediante el olor, pero un bajo gruñido sale de su pecho. Parece que el tipo es lo bastante listo como para ponerse en contra del viento.
El arquero no parece dispuesto a darles tregua y dos flechas más vuelan raudas hacia Vraak, el cual esquiva una y consigue desviar con su hacha otra. Sonriendo, pues ha visto de que árbol han provenido los ataques, da un paso decidido hacia su objetivo, cuando una gran flecha negra se clava con fuerza en su pecho. El corpulento semi-orco retrocede y cae al suelo por la fuerza del impacto. Escupiendo sangre, y ayudándose con su hacha, consigue levantarse, apoyando una rodilla en el suelo. El frío que emana de la flecha parece congelarle la sangre en las venas.
Tras atacar a Vraak el misterioso arquero vuelve a fundirse con las sombras.
Nessa recuerda las palabras de su mentor y sabe que este combate sólo lo ganaran siendo más astutos que el arquero. Con cuidado selecciona una de sus preciadas flechas mágicas de su carcaj y tensa despacio su arco, susurrando la palabra élfica que hará que su flecha estalle en llamas al ser disparada. Como si la cuerda supiera que debe ser discreta, las llamas no la envuelven como hacen normalmente, si no que se caliente e ilumina como la brasa de una hoguera. Durante un breve instante un resplandor rojizo ilumina el perfil del rostro de la ranger la cual espera a que su enemigo se revele de nuevo.
Intentando privar de la ventaja de la oscuridad al arquero, Jen lanza un pequeño fuego de artificio hacia el árbol de donde han salido las flechas, el cual estalla en cientos de pequeñas motas de luz que caen despacio entre las hojas del bosque. Por desgracia ninguna parece revelar la posición de su atacante. Con un juramento, y esperando que Julian no se acerque y se quede a salvo, corre a esconderse tras un árbol.
Vraak consigue ponerse en pie de nuevo y con un rugido de rabia parte el astil de la flecha que aún tiene clavada en el pecho.
Cruços insulta al arquero, intentado que su fanfarronería le haga salir al descubierto, pero su enemigo es demasiado profesional como para caer en algo asi.
Pasan unos segundos en los que no se escucha nada salvo la agitada respiración de los compañeros.
¡De repente algo sale de entre las ramas y carga hacia ellos!
Casi sin pensar Cruços lanza su flecha hacia uno de los bultos que sale de las sombras y carga contra ellos. Las dos flechas se clavan en un ser cuadrúpedo, que les recuerda vagamente al aspecto que Cruços tiene en su forma lupina, pero cubierto de una extraña armadura quitinosa. Pese a todo las flechas de Cruços vuelan certeras y se clavan en el extraño ser, el cual no parece detenerse en su carga hacia el cazador de sangre.
Mientras todos se preparaban para enfrentarse a esta nueva e inesperada amenaza, dos flechas salieron volando de entre las sombras hacia Rolthos y Vraak, pero ambos consiguieron esquivar las mismas.
Nessa vio la oportunidad que había estado esperando. El arquero había revelado su posición.
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Las criaturas que se lanzaban hacia ellos pronto rodearon a Jen y Cruços y cerraron el cerco en torno al solitario Rolthos. Similares en actitud y fisionomía a lobos, pero cubiertos por una extraña y quitinosa armadura en lugar de pelo, los seres utilizaban una curiosa táctica para debilitar a sus presas y evitar que huyeran. Rasgando el hielo con sus garras hacian surgir afiladas agujas de hielo que se clavan sin misericordia en las piernas de Jen y Cruços y les hacen caer al suelo, antes de acercarse a ellos amenazadoramente, sus fauces abiertas y sus garras rasgando el hielo bajo ellas.
Con un gruñido, el cazador de sangre intenta levantarse, pero una de las bestias salta sobre él y vuelve a tirarle al suelo. Cruços grita de dolor mientras las garras se clavan en su pecho y deja salir a la bestia que él mismo alberga en su interior. Sorprendida por el cambio de forma de su presa, la criatura salta a un lado y esto permite a Cruços levantarse y desenvainar la espada de su abuelo. Parecía que había llegado el momento de poner a prueba el viejo acero.
Mientras tanto, Rolthos no tenía mejor suerte y caía al suelo, siendo presa de los mordiscos y garras de las bestias. Además, el cazador parecía determinado a eliminar al paladín, lanzando flecha tras flecha sobre él.
Nessa y el cazador jugaban al ratón y al gato el uno con el otro. Escondiéndose y moviéndose ligeramente para que el otro no supiera con exactitud su posición antes de poder atacar, pero era algo que requería paciencia y calma, y ver a sus amigos ser atacados por aquellas bestias no ayudaba nada a la joven Nessa. Sin embargo, con la cara débilmente iluminada por el poder de su cuerda de arco, y con la flecha preparada, esperó con paciencia a que el arquero disparara de nuevo para lanzar su propio ataque. Esta vez comprobó con satisfacción que la flecha daba en su objetivo y, por un momento, Nessa tuvo la impresión de que el arquero se ralentizaba, que sus movimientos, aún siendo rápidos, parecían de nuevo moverse a la velocidad normal. Pero fue sólo un segundo pues antes de que pudiera aprovechar esa ventaja, la rapidez volvió a su forma y se desvaneció entre las sombras.
Viendo al paladín en apuros, Vraak saltó el árbol caído que lo separaba de él y cayó justo entre el paladín y las fauces abiertas de una de las bestias. El hacha de Vraak descendió y prácticamente cortó por la mitad a la bestia. Esto provocó que el resto lanzara un aullido que les heló la sangre a todos en las venas. Sus ataques se recrudecieron, y aunque en el otro lado de la batalla, Cruços consiguió abatir a otro con su espada, y Jen, aún desde el suelo fue capaz de cortar el vientre de otra de las bestias con su aro de batalla, la tercera criatura saltó sobre le barde y cerró sus poderosas mandíbulas sobre el cuello de Jen, que no pudo ni gritar. Un gorgojeo de sangre salió por sus labios mientras pugnaba inútilmente por llenar sus pulmones de aire. Le barde cerró los ojos y su verdadera forma afloró a su piel, tornándose más pálida aún y acentuando su maltrecho aspecto con profundas ojeras negras.
Rolthos apenas había conseguido levantarse y atacar a otra de las bestias, cuando una tras otra, las flechas del arquero cayeron sobre él. Con casi media docena de aquellas astas negras sobresaliendo de su cuerpo, Rolthos sintió que las fuerzas le abandonaban. La pérdida de sangre fue demasiado para que el caballero pudiera mantener la consciencia y su glaive resonó en el suelo al caer de su mano.
Nessa no podía creer lo que estaba ocurriendo. Ella también había recibido varios flechazos del arquero, y le costaba concentrarse. Pero tenía que aguantar. Aprovechando que había vuelto a revelar su posición, Nessa disparó dos veces, pero sólo una de sus flechas le acertó y el maldito se fundió de nuevo con las sombras. Desde donde estaba no lograba verle y, utilizando la misma táctica, se cubrió con su capa para fundirse con el terreno, con la esperanza de que eso hiciera que no la viera.
Vraak, sin embargo, sí que le vio, y tras despachar a la última de las bestias que había sido herida por Nessa, corrió hacia donde estaba. Moviendo su hacha en un arco horizontal, que acabó clavándose contra el tronco de un árbol cuando el cazador se agachó y lo esquivó. Pero esto había revelado la posición del mismo. Mientras luchaba por desencajar su arma le grito a Nessa para que le atacara, y así lo hizo la arquera, consiguiendo esta vez que una de sus flechas se clavara en una de las piernas de aquel cazador oscuro, atravesándola.
Vraak no dio ni un solo respiro a su enemigo y, girando sobre sí mismo, clavó con fuerza el hacha en el abdomen del arquero. Este dejó caer el arco y cogió la hoja del hacha, como apoyándose en ella. Giró su rostro hacia Vraak y comenzó a reírse a carcajadas mientras las llamas que tenía en los ojos crecían hasta consumir su rostro y todo su cadaver en apenas un segundo. A los pies de Vraak cayó un ennegrecido cuerpo.
Nessa no se permitió el lujo de descansar. Corrió hacia Rolthos y rogó a la madre naturaleza que restaurara el equilibro en el destrozado cuerpo del paladín. El rostro del joven era macilento y apenas respiraba. Pero las energías curativas de Nessa parecieron devolver cierto color a su piel y su respiración se normalizó. Tosió y abrió los ojos, y gritó de dolor por todas las flechas que aún tenía clavadas.
- Esto no va a ser agradable - le dijo Vraak mientras cogía el mástil de una y se preparaba para tirar de ella. El paladín asintíó.
- A la de tres... una... dos... aAGGHH - Rolthos miró a Vraak algo sorprendido. - Lo siento chico... nunca se me dio bien contar... - le dice guiñándole un ojo.
Mientras tanto, Cruços volvió a su forma humana con un gruñido mientras destapaba una poción de curación y vertía su contenido entre la garganta de Jen y sus heridas, comprobando con alivio que estas se cerraban y que le barde comenzaba a despertar también.
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Jen despierta con un terrible dolor de cabeza, tras la vorágine de flechazos, mordiscos y garrazos, se siente debil, y aunque parezca irracional, humillado. Jadeando, se apoya en Cruços para levantarse, dándole las gracias con un apretón en el brazo y un asentimiento de cabeza, cuando se da cuenta de que la máscara del acróbata se ha volatilizado. -Oh no...- Su discordante voz, masculina y femenina superpuestas, le suena extraña, y tras carraspear y tomarse un segundo para curarse un poco mas las heridas y estar mas centrado, cierra los ojos para concentrarse y volver a la máscara que siente más suya.
Pero en lugar de la fluida sensación que tiene cuando transiciona al acróbata, en su interior siente como algo se crackela.
"Ya iba siendo hora", escucha en su interior, y toma el control de su cuerpo "la luchadora". Una máscara que solo ha salido una vez desde que el grupo le conoce. La tiefling se cruje el cuello y la espalda, y lo primero que hace es comprobar los alrededores, y caminar directamente y en silencio hacia el grifo que encontraron al principio.
Nessa se relaja visiblemente cuando ve al paladín primero recuperar la respiración y poco después la consciencia. Pero, aún no libre de toda preocupación, dirige una mirada a donde están Cruços y Jen. Cuando el cazador de sangre gesticula hacia ellos indicando que Jen también está bien, es cuando se termina de liberar su tensión y se sienta pesadamente en el suelo.
Mientras Vraak quita las flechas que Rolthos tiene clavadas se mira a sí misma, dándose cuenta que ella aún tiene varios mástiles clavados.
- Jod... creo que yo también voy a necesitar ayuda aquí, Vraak. De hecho ... - señala con un dedo a la que el propio semiorco tiene clavada en el pecho - Imagino que con el cazador muerto, lo que impedía que la magia curativa funcionase ha desaparecido. Pero mejor quitemos la flecha antes de curar esa herida.
Gasto otro Cure Wounds en Rolthos para que esté mejor de vida.
Gasto otro en Vraak cuando se saque su flecha.
Gasto el último en mi cuando me quiten las mías.
Entonces se acuerda del grifo, y se vuelve para mirar a la criatura. En ese momento ve como una figura se le está acercando que... es y no es Jen. ¿Es el aspecto que tenía dentro del círculo de verdad, cuando Cruços le interrogó? Aquello no debían de ser buenas noticias para su amigue.
Volvió a girarse hacia Vraak y Rolthos, frotándose las sienes, pensando que aquello tenía que esperar. Primero tenían que terminar de curarse y luego ella iba a examinar el cadáver del cazador. Algo le decía que lo que fuera a encontrar no le iba a gustar...
- Por cierto... ¿me ayudas a investigar ese cadáver y lo que lleva encima? - pregunta, mirando al semiorco.
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Jen, en su forma de tiefling, se acerca al grifo sólo para comprobar que la criatura dejó de sufrir cuando la lluvia de flechas del cazador cayó sobre ellos.
- La próxima vez que te quite tantas cosas de encima - le dice Vraak a Nessa mientras se arranca una de las grandes flechas que el cazador le clavo, ahora completamente negra - intentemos que no sean flechas ¿de acuerdo? - le dice con un guiño.
Tras atender sus heridas, Nessa y Vraak, dejando a Rolthos recuperar sus fuerzas apoyado en uno de los árboles, investigan los restos del extraño cazador.
El cuerpo es poco reconocible, ya que al arder apenas queda poco más que una carcasa chamuscada. El arco y el carcaj han quedado completamente inútiles por la llamarada y la armadura está pegada a los restos de carne y piel. Sin embargo Nessa no puede dejar de pensar que el diseño, tanto de la armadura como del arco, le es familiar, aunque no consigue recordar dónde ha visto eso antes. Frustrada, da un puntapie al carcaj y entonces se da cuenta. Ese carcaj se parece al suyo propio. Tomándolo los compara. Hay diferencias, sin duda, pero las suficientes similitudes como para aventurar que el diseño del arquero es parecido al que hacen los elfos.
En ese momento escuchan el relinchar de un caballo y ven que se acerca Julian montando el suyo y trayendo al resto de las bridas.
- ¿Estáis todos bien? - pregunta - Al escuchar esos aullidos los caballos se asustaron y tuve que salir detrás de ellos, perdonad que no viniera antes. - mira alrededor - Esto... ¿ Y Jen? - inquiere preocupado.
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Chasqueando la lengua decepcionada, Jen se sienta cruzada de piernas y acaricia la cabeza de la criatura en un gesto de despedida. -Ya pasó.- Murmura.
Es en ese momento cuando Julian hace su aparicion, mirando a los lados inocentemente en busca del acróbata. Tiesa como un palo, y tensa como la cuerda de un arco, junta los labios formando una fina linea
-hum.....- Levanta la mano tentativamente -Hey.- Dice. Su vos suena algo grave, pero femenina.
-Ahm, si, aquí. Hola. Si.-Se rasca la nuca, incomoda, arrugando la nariz.- Creo que no nos conocemos. Soy, ehm, "nueva". -Carraspea- El acróbata está.... Uhm. Indispueste. Lamiendose las heridas. No se que de humillade, yo que se. Estoy aquí porque ni elle ni nuestro huesped son funcionales ahora mismo. -Chasquea la lengua de nuevo. Parece incomoda consigo misma. -Supongo que volverá cuando acabe de dramatizar internamente. Mientras llevo yo el "timón".
-Ahm.No tengo buenas noticias con respecto a este. -Señala al grifo, mirando a Nessa. - Como se dice, ehm..."Al menos ha sido rápido"? Que digo, no fue rápido. Bueno. Eso. No hay nada que hacer por él.
Julian parece confuso y no puede evitar ponerse algo rojo.
- Ehh.. ¿Jen? - dice dubitativo - Como que... vuestro... ¿huesped? - Se baja del caballo y se acerca a la tiefling - Jen.. si estas heride puedo ayudarte... - le tiende la mano.
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Jen enarca una ceja, desconfiada al principio. Mira la mano, mira a Julian. La mano. De nuevo a Julian. Parece pensarlo unos segundos frunciendo el ceño y finalmente asiente con seriedad y toma la mano del médico. -Gracias. No me vendría mal. Estoy hecha un trapo.- Se ve que la herida de su cuello aun no ha sanado del todo, junto con otras tantas provocadas por el hielo y las flechas.
-Creo que me he expresado mal. Es complicado. Quizá mejor te lo explique mas tarde, cuando estemos seguros y podamos descansar. Mientras yo esté aquí, soy "ella", por cierto.-
Claramente confuso pero asintiendo Julián lleva a Jen hasta un lugar cómodo y comienza, con extrema delicadeza y cuidado, a atender sus heridas.
Pese a los movimientos metódicos y profesionales del médico Jen se percata de su inseguridad, que no es debido a las heridas, si no a esta nueva e inesperada situación.
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Nessa aprieta los dientes, en un esfuerzo titánico por no llorar de dolor con cada una de las flechas que extrae el semiorco. No recordaba que le hubiera pasado esto alguna vez, y en ese momento se hizo consciente más que nunca de lo que significaba un disparo bien ejecutado.
Lo siguiente que le dice Vraak le pilla tan de sopetón que parpadea, sorprendida. Pero ya sea porque la adrenalina del reciente combate aún la recorre, o simplemente porque su cuerpo responde automáticamente a lo que lleva un tiempo sintiendo, la joven reacciona casi al momento.
Se incorpora acercándose al sargento y toca su pecho - ya sin flecha - con la mano derecha, murmura las palabras del conjuro de curación y comprueba por el rabillo del ojo que la pulsera-foco emite el habitual brillo que indica que el conjuro se ha lanzado con éxito. Ve que la herida empieza a tener mejor aspecto, y entonces mirándole a los ojos le dice:
- Mide bien lo que dices, Vraak, porque te tomaré la palabra.
Internamente, se sorprende de su audacia. ¿Quizás sea ella quien debe ir con cuidado? O quizás dejarse llevar sea la mejor de las respuestas...
***
La investigación del cuerpo del cazador no la deja muy tranquila, pero al menos no revela lo que Nessa temía: por momentos llegó a pensar que se estaba enfrentando a su propio mentor. Afortunadamente, no era el caso, pero ... ¿quién sería este cazador? ¿Estaba siendo controlado? ¿Cómo lo habían hecho? Y sobre todo: no podía volver a cometer los errores que cometió en el combate. La victoria había quedado demasiado dependiente de los fallos del propio enemigo.
Cuando Jen - con su máscara de tiefling - les informa de la muerte del grifo Nessa asiente, apenada. Efectivamente, habían vencido, pero era una victoria agridulce.
- Maldita sea, maldito cazador. No ... maldito Zalphiros.
Mira a su amigue con curiosidad, preguntándose si la comunicación con esa máscara será igual de fluida que con su queride acróbata. Pero es algo que averiguará más tarde. Este momento es para Jen y Julian. Nessa sonríe al doctor cuando le ve, y le dice "me alegro de que tú también estés bien".
Finalmente, comenta:
- Intentemos buscar huellas del jinete...
Tirada de survival: 19
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La media sonrisa de Vraak como respuesta a sus palabras es más elocuente que otra respuesta.
- Voy a ayudar con los caballos - le dice en voz baja - parece que esos dos necesitan unos minutos... -
Nessa mira a su alrededor intentando decidir por donde empezar a buscar al jinete y recuerda algo. Se acerca al malogrado grifo y comprueba de nuevo los arneses de la silla. En dos puntos de la misma hay un par de argollas aún conectadas y con parte de las correas de cuero que deben ir atadas al jinete para asegurarlo a la silla. Las correas han sido violentamente arrancadas.
Nessa mira hacia atrás, hacia el pequeño rastro de ramas de árboles rotos que les ha llevado hasta allí. O bien el jinete cayó cuando el grifo en su caída atravesó las copas de los árboles o bien fue arrancado de la silla antes incluso de eso.
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Pone alguna mueca de dolor, pero no se queja cuando Julian le va curando las heridas. Parece que esta mascara tiene mas tolerancia al dolor. Jen el acróbata ya se estaria quejando y haciendo pucheros con el rostro. Lo que si ocurre es que en un momento en el que el médico aplica una mezcla desinfectante sobre una de las heridas la tiefling sisea agresivamente, haciendo que el médico levante las cejas sorprendido. Inmediatamente avergonzada se sonroja -Me ha pillado por sorpresa.- Alza la mano y la pone sobre la del médico, en un silencioso gesto de apreciacion.
Julian le pide que le tienda el brazo para atender otra de sus heridas. Jen mientras observa al grupo reconocer el terreno. -No se si podriamos descansar aqui, o si deberiamos adentrarnos mas en el bosque. Al menos no estaríamos al descubierto de cualquiera...-Medita en voz alta.
- No estáis en condiciones de moveros mucho - responde Julian a los pensamientos en voz alta de la tiefling, mirándola de refilón - pero haré lo mejor que pueda para que podamos andar algo si fuera necesario. -
Tras atender sus heridas y vendarlas, Julian, aún preocupado no tanto por el cambio de aspecto si no por el de actitud de Jen, se dirige a atender al paladin, ayudándole a quitarse la armadura para poder vendarle mejor, pero con la mirada sigue a la tiefling que se levanta con dificultad y va detrás de la ranger, la cual, curiosa, parece estar siguiendo el rastro dejado por el grifo al caer.
Las dos vuelven sobre sus pasos y llegan de nuevo al sendero que usaban para avanzar hacia su destino y vuelven a adentrarse en la floresta, avanzando por la silenciosa y fría espesura siguiendo las ramas y copas rotas por el grifo.
No encuentran ni una sola señal del destino del jinete y Nessa, con la ayuda de la tiefling Jen, no tiene dudas de que no se les ha escapado nada por alto. Donde fuese que el jinete fuera arrancado de su montura y cayera, no fue por aquí.
La ranger mira hacia atrás y se da cuenta de que se han alejado casi medio kilómetro del resto. El frio acentúa el dolor de las heridas de las dos amigas y de pronto es consciente que están solas y que puede haber más de esas criaturas, o cualquier otra, acechando en las sombras del bosque.
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Nessa resopla, algo decepcionada y le hace un gesto a su amiga para volver con los demás.
Entonces es cuando lo oye.
Apenas un crujido en la nieve y la escarcha que les rodea, pero es suficiente para ponerla en alerta.
Algo se acerca. Algo grande, andando despacio en su dirección. Nessa hace un gesto a Jen para que se quede quieta, y sigue escuchando. ¿Puede que lo haya imaginado?. No. Otra vez, esta vez algo más a su izquierda. Sea lo que sea son dos, al menos. La ranger escucha otro paso. El ruido de la lucha, el olor a sangre, la carne del grifo... tragando saliva Nessa se da cuenta que ningún hervíboro se acercaría a esa zona ahora mismo. Deben ser algún tipo de depredador atraído por el olor a carne y sangre.
La cuestión era ¿Qué hacer? ¿Se acababan de convertir en la presa o aún no les habían localizado a ellas?
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Con un rápido gesto, las dos amigas se ocultaron entre unos helechos cubiertos de escarcha, cada una a un lado del camino abierto en las copas por la caída del grifo.
Unos segundos más tarde pudieron ver a la primera de las criaturas que se aproximaban. Se trataba de un ser felino, casi tan grande como uno de sus caballos, de pelaje negro que le ayudaba a confundirse con las sombras que proyectaban las sombras de los árboles. Caminaba despacio, prácticamente en silencio, de no ser por la nieve recién caída posiblemente no habría hecho el menor ruido que hubiera podido alertar a Nessa. Se movía con elegancia, sus músculos marcándose bajo el pelaje negro. Fue entonces cuando vieron que la bestia se desplazaba no sobre cuatro, si no sobre seis patas. De sus hombros salían dos tentáculos, acabados en afilados garfios que ahora mismo llevaba replegados hacia atrás. Pero esa no era la única anomalía. Jen parpadeó, y de pronto la bestia ya no estaba en el mismo lugar, si no unos metros más hacia delante, con un parpadeo apareció a la derecha, un segundo más tarde parecía estar de nuevo en el primer sitio donde la habían visto.
La criatura pasó muy cerca de donde estaba Nessa. Se detuvo y giró la cabeza. Trotando detrás de ella vieron a un cachorro que corría sobre sus seis patas para llegar a la altura del ejemplar adulto. Depositó a sus pies, orgullosa, un pequeño roedor que acaba de cazar.
El adulto dio un lametón al cachorro el cual, de un rápido bocado, devoró el roedor. Con un leve gruñido el adulto volvió a moverse hacia delante, cauto, y el pequeño se colocó detrás, imitando sus gestos lo mejor que podía.
Las dos amigas se miraron y se atrevieron a compartir una sonrisa. Sonrisa que se borró casi al nacer en los labios de Nessa al ver a una segunda criatura adulta aparecer muy cerca del lugar donde estaba agazapada Jen. Parecía estar venteando el aire, como si hubiese detectado el olor de la changeling. Era difícil ver exactamente dónde estaba con aquel extraño parpadeo que las acompañaba siempre. Lo que sí sabía Nessa es que si no hacían algo el felino encontraría a Jen.
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Nessa se dio cuenta de que su amiga iba a ser descubierta. Indicándole que se quedara quieta comenzó a levantarse para llamar la atención de la bestia, contaba con su conocimiento de los bosques y su velocidad para darle esquinazo. Era arriesgado pero si uno de los dos se quedaba cuidando del cachorro quizá tuviera una oportunidad.
Pero Jen, que interpretó a la perfección sus intenciones. Negó categóricamente y Nessa vio que movía los dedos y susurraba algún tipo de hechizo. De repente el olor a hierba y helechos húmedos le llegó a Nessa y también al felino cazador que se quedó parado, venteando el aire en busca de aquel olor esquivo que había captado tan solo hacía unos segundos.
Curioso, bordeó el árbol y Nessa pensó que estaba todo perdido. Pero donde un segundo antes estaba Jen ahora no había nadie. Palpando el lugar donde había estado Jen y el tronco del árbol con sus extraños tentáculos, la bestia continuó andando en post de su familia.
Jen se descolgó, enganchada por las piernas y quedando boca abajo, y guiñó un ojo a Nessa. Aliviadas, sabían que habían esquivado el peligro de momento, pero debían ser rápidas para volver con el resto, pues era la dirección en que habían ido, y debían rodearles para evitar que les detectaran.
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Con el corazón aún palpitando rápidamente en su pecho, Nessa hace un gesto con la cabeza a su amiga para que empiecen a moverse hacia el resto del grupo.
Para ir con más seguridad, se desvía del camino más recto - que es el que aparentemente seguirá la familia de aberraciones - y da un pequeño rodeo que las mete aún más entre los árboles. Esto le da más confianza a la ranger, porque sabe que las dos estarán ahora mejor ocultas que en momentos previos.
Recordando que su capa hace que sea difícil de localizar y no queriendo que Jen pueda perderle el rastro, Nessa se gira y, sin pensarlo mucho, coge su mano. Si se hubiera tratado de su habitual máscara, esto no habría supuesto ningún problema, pero ve claramente que la tiefling se pone muy tensa: no rompe el contacto, pero aún así no se la ve cómoda. Pensando que no es momento para darle importancia, Nessa simplemente termina de sujetar bien su mano y comienza a moverse con agilidad y cuidado al mismo tiempo.
Cuando vuelven al claro ven que Vraak y Cruços, que estaban revisando los caballos y probablemente preguntándose dónde se habían metido, están mirando en su dirección, cosa que aprovechan para hacer aspavientos indicando que se tienen que ir. Cuando por fin llegan a su altura terminan de informarles:
- ¡Tenemos que irnos! ¡Ahora! El olor del grifo ha atraído depredadores y estan casi sobre nosotros. ¡¡Vamos, vamos, vamos!!
Sin más dilación Nessa coge las riendas de Céfiro y se va acercando al camino por el que tienen que irse. Hace una última parada con Julian y Rolthos, a los que también lanza la alerta:
- No podemos esperar más, un par de monstruosidades vienen de camino junto con su cachorro. Vamos, Rolthos, necesito que hagas este último esfuerzo - dice intentando animar al paladín sabiendo que debe estar aún muy dolorido e incluso abatido.
Después vuelve donde espera Céfiro, y espera - en estado de alerta - a que el grupo termine de reunirse con ella.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Rolthos sintió la mezcla de dolores drenando su ánimo. El dolor físico de las terribles heridas del combate, el dolor de la humillación del lamentable combate que acabada de ocurrir y el dolor emocional de ver la muerte tan de cerca. Agradeció la curación de Nessa, de Vraak y de Julián silenciosamente. Su mirada se poso sobre el nuevo aspecto de Jen, empatizando con su sentimiento de impotencia que suponía debía sentir en este momento.
Después mientras la ranger y Jen exploraban al alrededor Rolthos se acercó al grifo y lo registró. Si era de una de los jinetes, quizás podría encontrar alguna pista de la identidad de su jinete. Cuando al fin regresan y les apremian para salir de alli con prisas Rolthos asiente y se dispone a seguirla.
Zevatur, Rolthos