- Un mirlo... bonita ave - dice sonriendo levemente antes de añadir - Es cierto, puede que no le escuchen, pero al menos lo habremos intentado. Creo que es mejor que se lo envíes a Andrew. Aunque ninguno de los dos tiene muchas ganas de saber de mí ahora, él es el más ... receptivo.
Luego asiente al comentario de Jen, deseándole que descanse bien. Aunque ella también está bastante cansada, su cabeza no parece encontrarse en los mismos términos que su cuerpo. Intranquila como está, sabe que el sueño no le va alcanzar si se acuesta inmediatamente.
Vuelve a pensar en la bellota que cogió hace unos días y en los peces que Ornym le dio tras el interrogatorio: seis truchas frescas para la cena, junto con un pececillo pequeño que servía perfectamente para los propósitos que tenía la chica tenía en mente. Se preguntó desde cuándo había estado el elfo siguiéndoles. Y cómo de cerca había estado de ellos. Conocedora en cierta medida de sus habilidades, sabía que era perfectamente capaz de seguir a su objetivo *muy* de cerca sin que éste se percatase siquiera. Le habría gustado darse cuenta de alguien les seguía, pero sabía que con su corta experiencia no tenía manera de competir contra las habilidades de Ornym. Sonrió para sí misma ... no importaba realmente, algún día llegaría a ese nivel.
El caso es que ... él les había seguido, había visto a Nessa recogiendo la bellota, había adivinado las intenciones de la chica y había capturado aquél pequeño pez para que ella pudiera hacer su ritual. Y Nessa no podía negar que ese detalle le había gustado mucho.
En ese momento, Vraak interviene y Nessa niega con la cabeza:
- Ehh no no. Mejor no bebo más. Ayudé a derrotar a Chlorynthiass, pero su vino claramente me ha derrotado a mí. Además, necesito estar despejada para trabajar en esto... - dice sacando la bellota y mostrándola entre sus dedos pulgar e índice.
Sacó entonces la bellota de su bolsillo, se levantó y se alejó unos pasos. Sabía que en el reducido espacio del improvisado campamento no iba a poder estar realmente a solas, pero de alguna manera se sentía más capaz de conectar con la Madre Naturaleza si hacía ese pequeño gesto, esa pequeña intención de separarse de todos. Sentándose de nuevo, colocó la bellota y el pececillo delante de ella, así como su daga y el resto de componentes que tenía en su poder desde hacía más tiempo (un plumón marrón y blanco - probablemente de un búho - y un penacho de pelo rojizo - que pudo haber pertenecido a algún zorro).
Acto seguido cerró los ojos y empezó a concentrarse, olvidándose por un instante de sus preocupaciones. Aquel momento les pertenecía sólo a ellas: a Nessa y la Madre de Todo. En realidad, no estaban solas: les acompañaba el frío otoñal, en forma de la brisa que removía tanto las ramas de los árboles como los cabellos oscuros de la chica. Les acompañaba también el ocasional aleteo de algún ave nocturna que volaba despreocupada, el crujido de la escarcha cuando algo se movía sobre ella, el olor de las hojas y el de la madera húmeda.
Cuando la ranger alcanza el punto álgido de su concentración, entierra la punta de sus dedos en el suelo atravesando escarcha, hierba y tierra, y permanece un rato quieta hasta que un extraño hormigueo en la punta de los dedos le indica que es el momento de ponerse manos a la obra.
Coge la daga con una mano y la bellota con otra y, con cuidado, hace un corte en ella lo suficientemente profundo como para encajar dentro el plumón y el trozo de pelo. Con un "lo siento, pequeño", corta la cola del pececillo que le dio Ornym, y lo introduce en la bellota también. Ésta presenta ahora un aspecto un poco extraño: está un poco hinchada y, sobre todo, está semi abierta, pero Nessa tiene la sensación de que va por el buen camino. Sintiendo aún el hormigueo en sus dedos, pasa el dedo índice por el corte que ha hecho. Lo hace una, dos, tres veces, mientras murmura para sí misma:
- Aire, tierra, agua. Los tres combinados, los tres conectados. Madre, por favor ... únelos.
Cuando dice esa última palabra, observa que al tercer paso de su dedo sobre el corte éste empieza a brillar y a desaparecer. Como si la bellota hubiese aceptado los elementos que la joven ha introducido y simplemente se estuviera ... curando.
La ranger sonríe, satisfecha. El primer paso está hecho… ahora sólo necesita algo para recubrir la bellota encantada. Una fina capa de oro bastará, pero eso tendrá que esperar a que pueda llegar a alguna ciudad.
Inspira largamente y mira a las estrellas que iluminan el cielo, lanzándoles una petición silenciosa:
“Por favor, guiadme. Ayudadme a encontrar mi camino”
Entonces Nessa se levanta y se acerca a Ornym, sentándose a su lado. Le enseña la bellota encantada y dice:
El elfo asiente y sonríe amablemente a su antigua discípula.
Poco a poco todos se retiran a descansar. Ha sido un dia largo y una noche de largas conversaciones y revelaciones. Protegidos por los elfos, esa noceh nadie hace guardia y pese al frío innatural para esa época todos pasan una buena noche de descanso, sin duda ayudados por los vapores del fuerte vino élfico.
Horas más tarde, la ranger vuelve a su hueco en el campamento y se sienta con cuidado para no despertar a nadie.
Deshace distraídamente su habitual trenza lateral como hace cada noche. Cuando repara en la cinta en su mano, se le ocurre una idea. Saca la bellota encantada del bolsillo y usa la cinta - llevaba puesta la verde menta - para envolverla. Por suerte Jen compró unas cintas bastante largas, acordes a la longitud de la melena de la ranger, y por esto, tras dar unas cuantas vueltas alrededor del fruto para protegerlo bien, aún queda cinta suficiente para colgarla de su cuello y disimularla entre su ropa.
Con una última mirada y una sonrisa hacia Ornym, que se encuentra unos pasos más allá, Nessa se sume en un necesario descanso.
***
Al día siguiente, la ranger se levanta pronto y acude a la poza para asearse - a pesar de lo frío del ambiente - antes de emprender camino.
Junto con Ornym, envían el mirlo mensajero a Andrew, viéndolo perderse en la distancia y preguntándose si el mensaje será recibido.
Luego esperan a que el resto de los compañeros se vayan preparando.
La barda aparece un rato despues anudándose echándose la bolsa con sus cosas a la espalda y anudándose el chakram al cinurón. -Ah, eso está mejor.- Comenta mirándose el nuevo atuendo.- Mas de mi estilo. Preparada Nessa?- Le pone la mano en el hombro a la cazadora
-Seguiremos siendo uno más en el camino. Julian viene con nosotros al templo.- No es una pregunta, si no una afirmación rotunda. -Asi que creo que entre tú y Rolthos tendreis que darle un buen entrenamiento. Y a mi, y asi aprovecho para mejorar mis reflejos cuando nos encontremos con algún ser hostil.-
Tras el pequeño tiempo de relax al anochecer Rolthos pareció levantarse de mejor humor, la fatiga del combate contra el cazador se había desvanecido. Aunque la idea de desviarse a las ruinas del templo le seguía produciendo un sentimiento de culpa por la elusión del conflicto, la idea tenía solidos méritos. Tenían razón en que el grupo sería más fuerte si recuperaban el equipo de los héroes que se habían sacrificado para mantener al demonio encerrado. Y los rumores de los crecientes problemas en esa región indicaban que no solo irían a recoger las armas si no que quizás si hubiese una acuciante necesidad de que alguien se encargase de ese creciente problema.
Durante el desayuno, cuando todos regresaron, Rolthos decidio sacar a la luz uno de los problemas que veía en ese asunto
Mirando de reojo a Cruços, viendo que él no había revelado nada acerca del demonio que estaba encerrado en su espada Rolthos habló con Ornym. – Hay un pequeño asunto que podría interactuar de forma catastrófica en el templo. Uno de nosotros porta la terrible carga de llevar y mantener encerrado en una reliquia a un archidemonio. Es posible que el poder de ambos demonios se reforzase entre sí. No sé hasta qué punto es conveniente arriesgarse.
Tras desayunar, mientras se arreglaba la barba mirándose en un pequeño espejo escuchó a Jen. La idea de que Julián se adentrase en el templo le pareció peligrosa y no entendió que le podría llevar a adentrarse allí. Una mirada más larga de lo habitual saltó de Jen a Julián y al cabo se volvió a mirar al espejo.
- Si va a venir, bien le vendrá un entrenamiento acelerado… realicemos algunas maniobras básicas que puedan servirnos allí.
Sabiendo que les esperaba un largo y duro viaje Rolthos se concentró en instruir más que en realizar extenuantes ejercicios. El glaive, extensión casi inherente de su estilo, parecía moverse sin esfuerzo en sus manos y las maniobras de ataque se detenían sin llegar a impactar. Mientras ensayaba maniobras básicas, intercalándose con Nessa y Crucos, y Ornym si se decidía unirse, ilustraba varias ventajas tácticas que les podrían servir en combate. “…en combate, un flanqueo es esencial… ayudar y distraer a veces son más valiosos…. No arriesgar más de la cuenta… hay ataques que cubren áreas y en otras ocasiones permanecer cerca es mejor opción… atacar a distancia en la mayoría de las situaciones será más seguro, pero a veces resulta imposible eludir un combate cuerpo a cuerpo. “
Después, se acercó a Ornym para preguntarle sobre la paladin que se sacrificó en el templo del mal elemental. - Oí hablar de Bathia, pero recuerdo poco sobre sus hazañas. Me encantaría más saber sobre ella.
Nessa recibe con una sonrisa a la barda, y se queda un poco pensativa cuando comenta que Julian ira al templo.
- ¿Estáis seguros, chicos? - mira primero a Jen y luego a Julian al preguntar esto, y cuando ambos confirman con total seguridad , añade - Está bien. Habrá que prepararse entonces, sí. De hecho, a todos nos vendrá bien entrenar un poco todos los días, ¿no creéis? En este grupo tenemos mucha variedad de estilos de combate y diferentes habilidades, y pienso que estaría muy bien que fuéramos cambiando de pareja de entrenamiento para adaptarnos a diferentes tipos de oponentes. Pero no sólo eso - añade - en el combate contra el arquero de la Cacería Salvaje tuvimos que utilizar varias pociones y - suspira - un montón de flechas mágicas. Espero que haya algún vendedor en Verbobonc donde nos podamos surtir, porque os adelanto que en mi pueblo no habrá opción.
.... porque supongo que Libernen es un pueblito pequeño sin cosas de estas. Corrígeme si me equivoco, Santi
- En cuanto a si estoy preparada, pues casi casi. Me falta un detalle - Nessa hace una pausa y rebusca un momento en su mochila, de donde acaba sacando una cinta, la granate esta vez, que enseña a Jen - ¿seguimos la tradición? ¿Me ayudas?
Jen asiente. Las dos amigas se alejan un poco y la barda - con su habitual cuidado y habilidad - comienza a peinar y después a trenzar el cabello de la ranger. Nessa está un poco callada al principio, su mirada centrada en Ornym, que está en ese momento charlando con Rolthos y Julian. Y luego dice, bajando la voz lo suficiente para que sólo le oiga Jen:
- ¿Recuerdas aquél mensaje que hice enviar a Ornym cuando estábamos en Greyhawk? ¿Recuerdas lo estúpida que me sentí y que tú me animaste, diciéndome que había hecho bien? Tenías toda la razón. Anoche Ornym y yo estuvimos a solas y ... bueno... resulta que los dos sentimos lo mismo. Ay, Jen - dice enrojeciendo y llevándose las manos a la cara en un intento de ocultarlo - te juro que no sé cómo sentirme. Bueno, sí lo sé: estoy como en una nube. Pero al mismo tiempo ... me siento un poco mal. Con todo lo que está pasando con Zalphiros, con la Cacería, mi hermana... quizás es un momento extraño para todo esto, pero ... así ha sucedido.
- Por cierto, es mi turno, que ahora tú también tienes el pelo muy largo - comenta la ranger, cepillando el bonito pelo negro con puntas rojas de su amiga.
***
Volviendo con los demás, Nessa alcanza a escuchar a Rolthos hablando con Ornym de los archidemonios.
- ¿Creéis que la prisión que mantiene Cruços y la que crearon los compañeros de Ornym pueden interaccionar entre ellas, haciendo que se debiliten? ¿Y qué opciones tenemos? ¿Que Cruços no entre al templo? - dice mirando al cazador de sangre, bastante segura de que no le gustará la idea - No me gusta la idea de no contar con él ahí dentro, pero lo que plantea Rolthos puede ser importante. Haciendo memoria de lo que nos contó Olawaryn en Greyhawk, Malkizid - el archidemonio encerrado en el diamante de Cruços - lideró una rebelión de contra Asmodeus, y cuando ésta fue aplastada, Asmodeus les expulsó a todos del infierno, condenándoles a vagar por los planos hasta que econtraron el nuestro. ¿Sería Zuggtumoy una de las aliadas de Malkizid en aquella rebelión?
- Yo no lo sé.. solo planteo dudas que debemos considerar y tomar decisiones sobre ellas... Si en algún momento se ponen en contacto con nosotros desde greyhawk deberíamos poder preguntar por este punto. Puede ser importante.
Rolthos se empezó a preparar para el viaje después de la sesión de entrenamiento. Debajo de la armadura colocó parte de las ropas de viaje que tenía en su abultada mochila. El creciente frío le había entumecido los dedos en los últimos días. También se aseguró de poner la manta en la zona más central, asegurándose aíslarla lo máximo posible de posibles salpicaduras.
Nessa asiente, completamente de acuerdo con lo dicho por Rolthos.
Se une a la sesión de entrenamiento de ese día, contenta de dar algo de uso a la espada corta, que no ha estado usando demasiado últimamente. Va probando con todos los que se unen al entrenamiento y hace especial hincapié con Jen y Julian, por ser precisamente los que tienen menos entrenamiento con el uso de armas.
Cuando ve a Rolthos preparándose para el frío comenta:
- El frío va a ser un problema, pero creo que eso sí lo podremos resolver en Libernen. Esperemos aguantar bien hasta entonces ...
Finalmente, comienza con los últimos preparativos antes de ponerse en marcha:
- Aprovechemos para rellenar los odres con agua fresca en la poza. Daré un vistazo también por los alrededores, tiene que haber algún fruto por aquí que podamos llevarnos para el camino... ¿Me acompañáis alguno mientras el resto termináis de prepararos? - al decir esto, Nessa mira a Vraak, pensando que puede ser un buen momento para hablar con el semiorco a solas - ¿Te vienes?
Entre los dos recogen los odres del grupo y se dirigen a la poza. Por el camino, Nessa aprovecha para guardarse frutos que va encontrando: avellanas, castañas, arándanos,... todos habituales de la época otoñal en estos bosques. Por suerte el frío antinatural aún no ha acabado con ellos y aunque no encuentra tantos como sería habitual si no hubiera escarcha, la ranger consigue suficiente cantidad para todos.
Aunque le cuesta encontrar las palabras, finalmente dice:
- ¿Vraak? Acerca de lo que nos dijimos tras el combate con el arquero ... bueno ... habrás notado que la aparición de Ornym ha cambiado algunas cosas. Lo siento ... no pretendía darte falsas esperanzas. Espero que esto no sea un problema entre nosotros en los días que están por venir.
Durante el tiempo en el que trenza el pelo de Nessa-
-Hm.- Asiente, testeando la tensión del trenzado. Esta vez en lugar de ser una complicada serie de pasadas, entrelaza la cinta junto a dos trenzas de raiz unidas en la base del craneo. Eficaz, para mantener el pelo alejado del rostro de la cazadora, y no menos elegante que otros peinados anteriores, aunque de otro estilo. Ante la confesión sobre Ornym, la barda levanta las cejas -Vaya vaya. Voy a tener que dejar el circo y dedicarme a escribir novelas románticas?- Le aprieta el hombro en un gesto de apoyo. -Me alegro por ti, Nessa. Ornym es.... Hm, no se describirlo. Como un heroe atormentado, es lo que me sale. Lo que quiero decir es que creo que le harás bien. Despues de todas sus penurias merece algo de luz en la vida. Pero ya hablaremos de esto mas largo y tendido en otro momento... Por ahora no ponemos pensar mas que de un día para otro.- Diciendo esto mira nerviosamente a Julian, y suspira.-En fin.... Esto ya está listo. Afilada y elegante, si con este trenzado no le metes una flecha entre ceja y ceja al próximo enemigo, me como las botas.-
--------------
Con el resto del grupo
-Eso no se lo he enseñado yo, eso te lo aseguro.-Comenta a Nessa tras ver al médico hacer una maniobra particularmente inteligente contra el Glaive de Rolthos. Julian parece mas desenvuelto de lo que esperaba en combate, y eso la tranquiliza un poco.
-Yo me quedo terminando de preparar la mochila. Vamos a necesitar toda forma de calor posible.-
La sesión de entrenamiento matutina se desarrolla en un ambiente de relajada camadería, pero todos parecen realmente concentrados. Vraak se une, apartando con sorna al paladín en un momento dado.
- Anda aparta... que no todo el mundo usa palillos, algunos usan armas de verdad... - bromea haciendo oscilar su enorme hacha por encima de su cabeza.
Ornym se limita a dar consejos a Julian sentado en una roca cercana pero participa como uno más. Todos pueden ver que esta mañana sonríe más y parece que se ha librado de un peso en los hombros.
Cuando están recogiendo el campamento y todos comienzan a plantear sus dudas Ornym responde.
- Llevas una pesada carga - le dice a Cruços - pero no creo que la magia de ambas... prisiones, interfiera la una con la otra. No soy un experto, pero la gema y la espada constituyen una prisión en sí misma. Las puertas que cerré en el Templo son barreras que impiden que Zuggtumoy salga de allí. Estad atentos pero no creo que influyan la una en la otra. Respecto a si fueron aliados... lo que dices puede tener sentido pero esos seres siempre están conspirando los unos contra los otros. Está en su naturaleza volverse contra sí mismos. -
Cuando Nessa habla de pasar por la ciudad de Verbonoc el elfo levanta la vista
- No había pensando en que os desviarais hasta allí... - le comenta en voz baja. - sería un desvío que nos llevaría demasiado tiempo, del que estamos algo escasos... discreción y premura son nuestros mayores aliados ahora mismo - le asegura poniendo una mano en su antebrazo de manera cariñosa.
Cuando Nessa se va con Vraak a por agua fresca Ornym les sigue con la mirada pero Jen no ve preocupación o celos en su mirada, hasta duda que sea consciente de la presencia del semi-orco y parece que sólo tiene ojos para su amiga. Cuando Nessa desaparece entre los árboles el elfo carraspea y continúa su conversación con Rolthos sobre la paladina de Mayaheine.
- Lady Bathia... era reservada y callada, hasta el punto que algunos la consideraban hosca. Pero nada más lejos de la realidad. Era tímida, nada más, pero albergaba un corazón noble y un alma alegre que sólo mostraba a aquellos que se habían ganado su confianza. Siempre me resultó curioso que una guerrera como ella que no dudaba en plantarle cara a dragones y criaturas de pesadilla, hasta el punto que nos inspiraba al resto con su coraje a no retroceder jamás, tuviera tanto miedo de dejar a los demás que se acercaran. Siempre me dio pena pues la suya fue una vida muy solitaria. -la mirada del elfo parece perderse de nuevo en recuerdos lejanos - Pero se hizo intima de mi hermana y ella me comentó algunas cosas que Bathia le había comentado en la intimidad. No tuvo una infacia fácil y hay heridas que no pueden sanar con magia. Mi hermana la hizo feliz hasta... -
-
En la poza de agua
Vraak dejó que Nessa hablara y luego bufó, encogiéndose de hombros.
- No me debes ninguna explicación Nessa -dice mientras rellena uno de los odres, aunque intenta disimularlo, sus gestos son algo tensos - No te voy a negar, estoy algo decepcionado. No me... esperaba algo así, aunque con sólo ver tu cara cuando aparecisteis se notaba que había algo de historia pasada entre vosotros. -el semi-orco se levanta y mira a Nessa a los ojos - No voy a intentar siquiera luchar contra fantasmas... o idealizaciones que hayas podido hacerte sobre él... sólo espero que la realidad se ajuste a tus sueños. -extiende una mano hacia su rostro, pero se detiene a escasos centímetros y la retira - Vamos - dice - los demás estarán esperando -
- Mmmm, tiene sentido - se queda un poco un poco pensativa tras decir esto y añade - pero me preocupa que vayamos al templo menos preparados de lo que deberíamos. Estaré atenta por si hubiese algo en el pueblo que nos pueda ayudar, y .... ojalá no nos encontremos demasiados problemas durante el camino.
***
En la poza, Nessa escucha la respuesta de Vraak. Considera durante unos instantes responder a alguno de sus comentarios, pero al mismo tiempo - tal y como ha dicho el propio semiorco - siente que no tiene que hacerlo ... y probableme no sea lo que Vraak necesite en estos momentos. Además, cómo se ajustará la realidad a sus sueños es ahora una cuestión que le pertenece únicamente a ella misma, a Ornym ... y a lo que sea que el futuro les quiera poner delante.
La ranger esboza una sonrisa - triste porque la situación haya resultado de esta forma - que desaparece rápido de su rostro, y asiente:
- Sí, volvamos.
***
De nuevo en el campamento, cuando han entregado los odres y los compañeros terminan de preparar sus mochilas y los caballos, Nessa comenta al grupo:
- ¿Partimos, pues?
Se gira en concreto hacia Ornym. Y apoyando suavamente una mano en su espalda - gesto que acompaña de una sutil caricia - dice:
- Veamos esos senderos secretos de tu pueblo, ¿sí?
Rolthos asintió a las palabras del elfo. – De entre nosotros… - dijo señalándose sus galones de paladín – algunos han vivido terribles experiencias que les motivan para permanecer en el camino correcto con mas fuerza.
Rolthos se empezó a preparar para la partida y perdido en sus reflexiones no percibió los bailes y maniobras de los enamorados.
La barda se sube al caballo, preparada para partir. Coge las riendas con seguridad, y se pone la otra mano en la cadera.
-Hablando de desvios. Pasado tu pueblo, Nessa, recordemos dirigirnos a la finca de Julian. No está lejos. Llegamos, que se presente, y enviamos a la gente que trabaja allí a Greyhawk o Verbonoc hasta que todo esto haya pasado. Que no corran peligro. Podremos abastecernos allí también, aunque no se que nos encontraremos... Y luego directos al templo. Espero que no sea un inconveniente.- Esto ultimo se lo dice a Ornym.
El elfo tan sólo hace un pequeño cabeceo de asentimiento a la barda y todos se disponen a partir.
Ornym no parece tener montura pero enseguida deja claro que es preferible que él vaya delante guiando al resto.
Las palabras del elfo sobre los caminos que usa su pueblo se vuelven ciertas y recorren varios kilómetros entre sendas y trochas invisibles para ellos y hasta Nessa tiene que admitir que jamás habría encontrado esos caminos. En un momento dado, Ornym les guía bajo unas colinas, por un tunel cubierto de enredaderas que ca serpenteando por estrechos cañones y se interna en la tierra de cuando en cuando.
Dos días después están más alejados de lo más profundo del bosque y llegando a las praderas manchadas de pequeños bosques que configuran el terreno que rodea la pequeña ciudad de Liebernen y el camino hacia Verbonoc. El clima ha mejorado, volviéndose algo más cálido según se alejan de Celene, por lo que sospechan que están algo más lejos de la influencia de la Cacería Salvaje y eso hace que todos se relajen. Ya sea por suerte o por la experta guía de Ornym, en esos dos días no tienen más encuentros de ningún tipo, salvo un curioso zorro que se acerca al campamento una noche mientras Rolthos hace guardia.
Al atardecer del tercer día Nessa reconoce más y más el terreno. El bosque que rodea Liebernen por el sur y el este les acompaña desde hace unos cuantos kilómetros a su derecha, y las suaves colinas se extienden hacia el oeste y el norte hasta donde alcanza la vista. Al coronar alguna de ellas pueden ver el reflejo del sol en las aguas del Nyr Div al sur, pasado el bosquecillo.
Sin embargo, según se van acercando al que fue su hogar el nerviosismo de Nessa comienza a tornarse inquietud. Acaban de pasar por las tierras de Ned, y sus perros siempre ladran a cualquiera que se acerca a la valla de madera que delimita sus tierras, cubiertas ahora por altos maizales. Liebernen se encuentra justo detrás de las dos próximas colinas, tras un recodo del camino, pero en lugar de los sonidos que uno espera encontrar en una ciudad, los compañeros se encuentran con un silencio ominoso, casi sepulcral. Nessa se da cuenta de algo más. No hay humo de ninguna chimenea ascendiendo al aire del atardecer. Su estómago se encoge.
El viaje constituye una nueva experiencia de aprendizaje para la ranger, que va fijándose en los caminos que va eligiendo Ornym y haciendo apunte mental de los mismos para poder usarlos en el futuro. Centrada como está en esa tarea, los primeros días de viaje Nessa está calmada y animada, e incluso tiene energías para continuar con las sesiones de entrenamiento cada vez que acampan, a pesar del cansancio que las largas horas de caminata y de montar a caballo provocan irremediablemente en el grupo.
Durante los descansos Nessa pasa buena parte del tiempo con Ornym, haciendo ya evidente para todos que la relación de maestro y alumna pertenece al pasado y ha dado paso a algo más profundo. Y aunque se unen al resto de compañeros durante entrenamientos, cenas y guardias, logran encontrar huecos para ellos durante los cuales hablan quedamente de unas y otras cosas, ajenos a la realidad que les acecha aunque sea por un corto tiempo.
Cuando ya están más cerca de Libernen, la ansiedad que había logrado mantener algo a raya empieza a hacer presa de la ranger, que silenciosa ve como su pueblo empieza a aparecer a lo lejos. Su mente intranquila busca razones que justifiquen la ausencia de todo ruido en la finca del viejo Ned: ¿quizás Ned ha tenido que ausentarse y se ha llevado a los perros con él? ¿Quizás los animales habían muerto? Al fin y al cabo... tenían unos cuantos años ya. Nessa y Andrew les tenía bastante respeto a aquellos enormes mastines, especialmente cuando eran más pequeños. En cambio a Rose le habían aterrado siempre.
La joven iba dándole vueltas a esto cuando finalmente reparó en el silencio de los alrededores y en que no se veía siquiera una voluta del habitual humo de los hogares en el horizonte. En ese momento su mente hizo 'click' y dejó de buscar explicaciones para aceptar lo que ya a todas luces era una realidad.
Sintiendo el escalofrío que acompaña a la comprensión de que el temor que ha estado tanto tiempo oculto finalmente se ha hecho realidad, frenó a Céfiro en seco y cerró los ojos, dibujando un gesto de pesar en su rostro. Tras unos eternos segundos, miró a los demás dijo:
- Algo no va bien en el pueblo. Preparémonos ...
Avanza unos metros más hasta encontrar un lugar al lado del camino donde poder dejar atado el caballo y sugiere al resto que hagan lo mismo. Dejando lo más pesado de su equipo con Céfiro, da una ultima revisión rápida a sus armas, conjura el hechizo para que puedan pasar inadvertidos y se prepara para continuar hasta el pueblo en sí.
Durante el primer día Rolthos permanece en silencio, vigilante y en tensión con miedo a un ataque de los no muertos. Pero a medida que viajan se va relajando gracias a la habilidad de Ornym y la subida de temperatura.
En el campamenteo de la primera noche, mientras el resto se relaja, Rolthos dedica unos momentos a rezar a su diosa. Desde las noticias de la invasión tan solo le había proferido fórmulas de rezos automáticos, memorizados; salmos y mantras. Esta vez, después de pisar el umbral de la muerte el paladín le dedica sus propias palabras. Mientras piensa le invade una mezcla de vergüenza y de culpabilidad. "Mi señora Mayaheine, te estoy intensamente agradecido por brindarme tu guía y tus enseñanzas, porque me inspiran para sobreponerme a las terribles consecuencias de… de mis acciones. La historia del sacrificio de una servidora tuya para frenar a un archidemonio me entristece, pero también me llenan de admiración. Espero estar a la altura de su ejemplo y poder, al menos, recuperar su arma para tu… para nuestra orden.”
Tras las palabras con su diosa y con la confianza en el elfo el paladín se relaja durante el viaje, dejando que Rayo siga a sus compañeros sin supervisión la mayor parte del tiempo. Con la mente en blanco Rolthos medita y sus sentimientos negativos se apaciguan hora a hora y kilometro a kilometro.
Al llegar al pueblo Rolthos niega con la cabeza entendiendo los aciagos indicios del silencio y la quietud. Antes de bajarse del caballo bendice a Julian, a Jen y a si a mismo con una oración “Que Mayaheine nos brinde aguante.” Después descabalga y deja a Rayo libre seguir a Nessa a pie.
Aid a Rolthos, Rayo (caballo), Jen y Julian, 5 vidas mas por 8 horas.
Los últimos cientos de metros que les separan de Libernen se hacen eternos a Nessa y angustiosos para el resto. Tratando de no hacer ruido ni hacer demasiado evidente su aproximación al pueblo, abandonan el camino y caminan por el borde de una colina para llegar por un lateral del camino. Al coronar la misma por fin ven el pueblo.
Silencio.
En la rojiza luz del atardecer no se oye absolutamente nada en el que otrora fuera un vibrante y alegre pueblo de la campiña de Verbonoc. Incluso el pequeño arroyo que cruza la población parece haberse paralizado pues ni siquiera se escucha su sonido que normalmente proviene de la parte norte del pueblo, por donde discurre.
Las casas parecen desiertas, las puertas abiertas, muchas contraventanas se mecen despacio con la brisa vespertina. Ni una luz asoma del interior de las casas.
Un par de carromatos, uno de ellos volcado y con verdura a medio pudrir son los únicos ocupantes de la calle principal de la población. El único ser viviente que ven es una liebre que está alimentándose de las zanahorias volcadas del carromato. El animal se yergue y apunta en su dirección con sus largas orejas y coge una zanahoria antes de salir correndo y perderse en las hierbas del oeste.
Un cuervo levanta el vuelo, asustado por la repentina huida del conejo y se aleja quejándose. Los compañeros se sobresaltan con el sonido que rompe el silencio. Al alejarse el animal, este se hace aún más pesado tras el repentino ruido de los graznidos.
Nessa mira hacia su antiguo hogar, incapaz de determinar lo que está percibiendo. No dice palabra, sólo mira intentando comprender...
¿Han abandonado el pueblo? ¿Todos? ¿Quizás Andrew recibió el mirlo de Ornym y alertó a los demás y decidieron irse? ¿Pero iban a dejar las casas abiertas de par en par? Y ese silencio, ese maldito silencio no era natural. Lo hubiera sido dada la ausencia de todo vecino y animal, pero por no escuchar, no escuhaba ni el sonido del río.
Fuese lo que fuese, esto le ponía los pelos de punta. Había recreado la vuelta a Libernen en su cabeza muchas veces y de muchas maneras distintas, pero en ninguna ocasión se lo había imaginado así.
La ranger va pensando todas estas cosas en silencio mientras camina hacia la calle principal mirando a uno y otro lado, su mente entrenada analizando cada detalle para intentar recrear en su cabeza los últimos movimientos de sus antiguos vecinos y el motivo que había provocado su desaparición. Sus pies la van dirigiendo mientras, de forma instintiva, por el camino que mejor conoce y que habría sabido recorrer incluso con los ojos cerrados: a la casa de sus padres.
Al ver como una visiblemente afectada Nessa se dirige al camino principal Rolthos la detiene cogiéndola del hombro. - Deberíamos entrar a alguna casa para entender más lo que ha podido pasar aquí antes de adentrarnos al interior del pueblo, Nessa - Sururra Rolthos intentando mantener el sigilo con el que se han aproximado. Después, mirando hacia el pueblo y analizando el emplazamiento de las casas señala una de ellas - Quizás esa de allí, la de las contraventanas verdes y mas aislada, sea un buen primer punto de entrada. Las ventanas están abiertas y no nos expondremos demasiado al aproximarnos.
La barda se acerca también, lentamente escaneando con sus ojos amarillos la desolación de la que son testigos. Casi se sobresalta a si misma al oir el crujido de sus botas contra la piedra de la carretera principal.
Si Rolthos estaba a la derecha de Nessa, Jen se acerca por la izquierda, imitando el gesto y poniendo la mano en el hombro libre de Nessa. Da un pequeño apretón, un momento de anclaje antes de destapar lo que estuviera por venir, para lo bueno y para lo malo.
-Estamos aquí.- Dos palabras hechas para el confort. Pero su mandíbula está tensa, y la mano que no está en el hombro de Nessa, se encuentra posada en el chakram, reafirmando su presencia.
-Acerquémonos.- Asiente.
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Nessa dirige una mirada agradecida a Ornym:
- Un mirlo... bonita ave - dice sonriendo levemente antes de añadir - Es cierto, puede que no le escuchen, pero al menos lo habremos intentado. Creo que es mejor que se lo envíes a Andrew. Aunque ninguno de los dos tiene muchas ganas de saber de mí ahora, él es el más ... receptivo.
Luego asiente al comentario de Jen, deseándole que descanse bien. Aunque ella también está bastante cansada, su cabeza no parece encontrarse en los mismos términos que su cuerpo. Intranquila como está, sabe que el sueño no le va alcanzar si se acuesta inmediatamente.
Vuelve a pensar en la bellota que cogió hace unos días y en los peces que Ornym le dio tras el interrogatorio: seis truchas frescas para la cena, junto con un pececillo pequeño que servía perfectamente para los propósitos que tenía la chica tenía en mente. Se preguntó desde cuándo había estado el elfo siguiéndoles. Y cómo de cerca había estado de ellos. Conocedora en cierta medida de sus habilidades, sabía que era perfectamente capaz de seguir a su objetivo *muy* de cerca sin que éste se percatase siquiera. Le habría gustado darse cuenta de alguien les seguía, pero sabía que con su corta experiencia no tenía manera de competir contra las habilidades de Ornym. Sonrió para sí misma ... no importaba realmente, algún día llegaría a ese nivel.
El caso es que ... él les había seguido, había visto a Nessa recogiendo la bellota, había adivinado las intenciones de la chica y había capturado aquél pequeño pez para que ella pudiera hacer su ritual. Y Nessa no podía negar que ese detalle le había gustado mucho.
En ese momento, Vraak interviene y Nessa niega con la cabeza:
- Ehh no no. Mejor no bebo más. Ayudé a derrotar a Chlorynthiass, pero su vino claramente me ha derrotado a mí. Además, necesito estar despejada para trabajar en esto... - dice sacando la bellota y mostrándola entre sus dedos pulgar e índice.
Sacó entonces la bellota de su bolsillo, se levantó y se alejó unos pasos. Sabía que en el reducido espacio del improvisado campamento no iba a poder estar realmente a solas, pero de alguna manera se sentía más capaz de conectar con la Madre Naturaleza si hacía ese pequeño gesto, esa pequeña intención de separarse de todos. Sentándose de nuevo, colocó la bellota y el pececillo delante de ella, así como su daga y el resto de componentes que tenía en su poder desde hacía más tiempo (un plumón marrón y blanco - probablemente de un búho - y un penacho de pelo rojizo - que pudo haber pertenecido a algún zorro).
Acto seguido cerró los ojos y empezó a concentrarse, olvidándose por un instante de sus preocupaciones. Aquel momento les pertenecía sólo a ellas: a Nessa y la Madre de Todo. En realidad, no estaban solas: les acompañaba el frío otoñal, en forma de la brisa que removía tanto las ramas de los árboles como los cabellos oscuros de la chica. Les acompañaba también el ocasional aleteo de algún ave nocturna que volaba despreocupada, el crujido de la escarcha cuando algo se movía sobre ella, el olor de las hojas y el de la madera húmeda.
Cuando la ranger alcanza el punto álgido de su concentración, entierra la punta de sus dedos en el suelo atravesando escarcha, hierba y tierra, y permanece un rato quieta hasta que un extraño hormigueo en la punta de los dedos le indica que es el momento de ponerse manos a la obra.
Coge la daga con una mano y la bellota con otra y, con cuidado, hace un corte en ella lo suficientemente profundo como para encajar dentro el plumón y el trozo de pelo. Con un "lo siento, pequeño", corta la cola del pececillo que le dio Ornym, y lo introduce en la bellota también. Ésta presenta ahora un aspecto un poco extraño: está un poco hinchada y, sobre todo, está semi abierta, pero Nessa tiene la sensación de que va por el buen camino. Sintiendo aún el hormigueo en sus dedos, pasa el dedo índice por el corte que ha hecho. Lo hace una, dos, tres veces, mientras murmura para sí misma:
- Gwelu, cemen, nen. Ilya nelde yantaina, ilya nelde iannen. Amil, ecë nin ... nutien te.
- Aire, tierra, agua. Los tres combinados, los tres conectados. Madre, por favor ... únelos.
Cuando dice esa última palabra, observa que al tercer paso de su dedo sobre el corte éste empieza a brillar y a desaparecer. Como si la bellota hubiese aceptado los elementos que la joven ha introducido y simplemente se estuviera ... curando.
La ranger sonríe, satisfecha. El primer paso está hecho… ahora sólo necesita algo para recubrir la bellota encantada. Una fina capa de oro bastará, pero eso tendrá que esperar a que pueda llegar a alguna ciudad.
Inspira largamente y mira a las estrellas que iluminan el cielo, lanzándoles una petición silenciosa:
“Por favor, guiadme. Ayudadme a encontrar mi camino”
Entonces Nessa se levanta y se acerca a Ornym, sentándose a su lado. Le enseña la bellota encantada y dice:
- ¿Qué te parece? Creo que ha quedado bien.
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El elfo asiente y sonríe amablemente a su antigua discípula.
Poco a poco todos se retiran a descansar. Ha sido un dia largo y una noche de largas conversaciones y revelaciones. Protegidos por los elfos, esa noceh nadie hace guardia y pese al frío innatural para esa época todos pasan una buena noche de descanso, sin duda ayudados por los vapores del fuerte vino élfico.
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Horas más tarde, la ranger vuelve a su hueco en el campamento y se sienta con cuidado para no despertar a nadie.
Deshace distraídamente su habitual trenza lateral como hace cada noche. Cuando repara en la cinta en su mano, se le ocurre una idea. Saca la bellota encantada del bolsillo y usa la cinta - llevaba puesta la verde menta - para envolverla. Por suerte Jen compró unas cintas bastante largas, acordes a la longitud de la melena de la ranger, y por esto, tras dar unas cuantas vueltas alrededor del fruto para protegerlo bien, aún queda cinta suficiente para colgarla de su cuello y disimularla entre su ropa.
Con una última mirada y una sonrisa hacia Ornym, que se encuentra unos pasos más allá, Nessa se sume en un necesario descanso.
***
Al día siguiente, la ranger se levanta pronto y acude a la poza para asearse - a pesar de lo frío del ambiente - antes de emprender camino.
Junto con Ornym, envían el mirlo mensajero a Andrew, viéndolo perderse en la distancia y preguntándose si el mensaje será recibido.
Luego esperan a que el resto de los compañeros se vayan preparando.
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La barda aparece un rato despues anudándose echándose la bolsa con sus cosas a la espalda y anudándose el chakram al cinurón. -Ah, eso está mejor.- Comenta mirándose el nuevo atuendo.- Mas de mi estilo. Preparada Nessa?- Le pone la mano en el hombro a la cazadora
-Seguiremos siendo uno más en el camino. Julian viene con nosotros al templo.- No es una pregunta, si no una afirmación rotunda. -Asi que creo que entre tú y Rolthos tendreis que darle un buen entrenamiento. Y a mi, y asi aprovecho para mejorar mis reflejos cuando nos encontremos con algún ser hostil.-
Tras el pequeño tiempo de relax al anochecer Rolthos pareció levantarse de mejor humor, la fatiga del combate contra el cazador se había desvanecido. Aunque la idea de desviarse a las ruinas del templo le seguía produciendo un sentimiento de culpa por la elusión del conflicto, la idea tenía solidos méritos. Tenían razón en que el grupo sería más fuerte si recuperaban el equipo de los héroes que se habían sacrificado para mantener al demonio encerrado. Y los rumores de los crecientes problemas en esa región indicaban que no solo irían a recoger las armas si no que quizás si hubiese una acuciante necesidad de que alguien se encargase de ese creciente problema.
Durante el desayuno, cuando todos regresaron, Rolthos decidio sacar a la luz uno de los problemas que veía en ese asunto
Mirando de reojo a Cruços, viendo que él no había revelado nada acerca del demonio que estaba encerrado en su espada Rolthos habló con Ornym. – Hay un pequeño asunto que podría interactuar de forma catastrófica en el templo. Uno de nosotros porta la terrible carga de llevar y mantener encerrado en una reliquia a un archidemonio. Es posible que el poder de ambos demonios se reforzase entre sí. No sé hasta qué punto es conveniente arriesgarse.
Tras desayunar, mientras se arreglaba la barba mirándose en un pequeño espejo escuchó a Jen. La idea de que Julián se adentrase en el templo le pareció peligrosa y no entendió que le podría llevar a adentrarse allí. Una mirada más larga de lo habitual saltó de Jen a Julián y al cabo se volvió a mirar al espejo.
- Si va a venir, bien le vendrá un entrenamiento acelerado… realicemos algunas maniobras básicas que puedan servirnos allí.
Sabiendo que les esperaba un largo y duro viaje Rolthos se concentró en instruir más que en realizar extenuantes ejercicios. El glaive, extensión casi inherente de su estilo, parecía moverse sin esfuerzo en sus manos y las maniobras de ataque se detenían sin llegar a impactar. Mientras ensayaba maniobras básicas, intercalándose con Nessa y Crucos, y Ornym si se decidía unirse, ilustraba varias ventajas tácticas que les podrían servir en combate. “…en combate, un flanqueo es esencial… ayudar y distraer a veces son más valiosos…. No arriesgar más de la cuenta… hay ataques que cubren áreas y en otras ocasiones permanecer cerca es mejor opción… atacar a distancia en la mayoría de las situaciones será más seguro, pero a veces resulta imposible eludir un combate cuerpo a cuerpo. “
Después, se acercó a Ornym para preguntarle sobre la paladin que se sacrificó en el templo del mal elemental. - Oí hablar de Bathia, pero recuerdo poco sobre sus hazañas. Me encantaría más saber sobre ella.
Zevatur, Rolthos
Nessa recibe con una sonrisa a la barda, y se queda un poco pensativa cuando comenta que Julian ira al templo.
- ¿Estáis seguros, chicos? - mira primero a Jen y luego a Julian al preguntar esto, y cuando ambos confirman con total seguridad , añade - Está bien. Habrá que prepararse entonces, sí. De hecho, a todos nos vendrá bien entrenar un poco todos los días, ¿no creéis? En este grupo tenemos mucha variedad de estilos de combate y diferentes habilidades, y pienso que estaría muy bien que fuéramos cambiando de pareja de entrenamiento para adaptarnos a diferentes tipos de oponentes. Pero no sólo eso - añade - en el combate contra el arquero de la Cacería Salvaje tuvimos que utilizar varias pociones y - suspira - un montón de flechas mágicas. Espero que haya algún vendedor en Verbobonc donde nos podamos surtir, porque os adelanto que en mi pueblo no habrá opción.
.... porque supongo que Libernen es un pueblito pequeño sin cosas de estas. Corrígeme si me equivoco, Santi
- En cuanto a si estoy preparada, pues casi casi. Me falta un detalle - Nessa hace una pausa y rebusca un momento en su mochila, de donde acaba sacando una cinta, la granate esta vez, que enseña a Jen - ¿seguimos la tradición? ¿Me ayudas?
Jen asiente. Las dos amigas se alejan un poco y la barda - con su habitual cuidado y habilidad - comienza a peinar y después a trenzar el cabello de la ranger. Nessa está un poco callada al principio, su mirada centrada en Ornym, que está en ese momento charlando con Rolthos y Julian. Y luego dice, bajando la voz lo suficiente para que sólo le oiga Jen:
- ¿Recuerdas aquél mensaje que hice enviar a Ornym cuando estábamos en Greyhawk? ¿Recuerdas lo estúpida que me sentí y que tú me animaste, diciéndome que había hecho bien? Tenías toda la razón. Anoche Ornym y yo estuvimos a solas y ... bueno... resulta que los dos sentimos lo mismo. Ay, Jen - dice enrojeciendo y llevándose las manos a la cara en un intento de ocultarlo - te juro que no sé cómo sentirme. Bueno, sí lo sé: estoy como en una nube. Pero al mismo tiempo ... me siento un poco mal. Con todo lo que está pasando con Zalphiros, con la Cacería, mi hermana... quizás es un momento extraño para todo esto, pero ... así ha sucedido.
- Por cierto, es mi turno, que ahora tú también tienes el pelo muy largo - comenta la ranger, cepillando el bonito pelo negro con puntas rojas de su amiga.
***
Volviendo con los demás, Nessa alcanza a escuchar a Rolthos hablando con Ornym de los archidemonios.
- ¿Creéis que la prisión que mantiene Cruços y la que crearon los compañeros de Ornym pueden interaccionar entre ellas, haciendo que se debiliten? ¿Y qué opciones tenemos? ¿Que Cruços no entre al templo? - dice mirando al cazador de sangre, bastante segura de que no le gustará la idea - No me gusta la idea de no contar con él ahí dentro, pero lo que plantea Rolthos puede ser importante. Haciendo memoria de lo que nos contó Olawaryn en Greyhawk, Malkizid - el archidemonio encerrado en el diamante de Cruços - lideró una rebelión de contra Asmodeus, y cuando ésta fue aplastada, Asmodeus les expulsó a todos del infierno, condenándoles a vagar por los planos hasta que econtraron el nuestro. ¿Sería Zuggtumoy una de las aliadas de Malkizid en aquella rebelión?
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- Yo no lo sé.. solo planteo dudas que debemos considerar y tomar decisiones sobre ellas... Si en algún momento se ponen en contacto con nosotros desde greyhawk deberíamos poder preguntar por este punto. Puede ser importante.
Rolthos se empezó a preparar para el viaje después de la sesión de entrenamiento. Debajo de la armadura colocó parte de las ropas de viaje que tenía en su abultada mochila. El creciente frío le había entumecido los dedos en los últimos días. También se aseguró de poner la manta en la zona más central, asegurándose aíslarla lo máximo posible de posibles salpicaduras.
Zevatur, Rolthos
Nessa asiente, completamente de acuerdo con lo dicho por Rolthos.
Se une a la sesión de entrenamiento de ese día, contenta de dar algo de uso a la espada corta, que no ha estado usando demasiado últimamente. Va probando con todos los que se unen al entrenamiento y hace especial hincapié con Jen y Julian, por ser precisamente los que tienen menos entrenamiento con el uso de armas.
Cuando ve a Rolthos preparándose para el frío comenta:
- El frío va a ser un problema, pero creo que eso sí lo podremos resolver en Libernen. Esperemos aguantar bien hasta entonces ...
Finalmente, comienza con los últimos preparativos antes de ponerse en marcha:
- Aprovechemos para rellenar los odres con agua fresca en la poza. Daré un vistazo también por los alrededores, tiene que haber algún fruto por aquí que podamos llevarnos para el camino... ¿Me acompañáis alguno mientras el resto termináis de prepararos? - al decir esto, Nessa mira a Vraak, pensando que puede ser un buen momento para hablar con el semiorco a solas - ¿Te vienes?
Entre los dos recogen los odres del grupo y se dirigen a la poza. Por el camino, Nessa aprovecha para guardarse frutos que va encontrando: avellanas, castañas, arándanos,... todos habituales de la época otoñal en estos bosques. Por suerte el frío antinatural aún no ha acabado con ellos y aunque no encuentra tantos como sería habitual si no hubiera escarcha, la ranger consigue suficiente cantidad para todos.
Aunque le cuesta encontrar las palabras, finalmente dice:
- ¿Vraak? Acerca de lo que nos dijimos tras el combate con el arquero ... bueno ... habrás notado que la aparición de Ornym ha cambiado algunas cosas. Lo siento ... no pretendía darte falsas esperanzas. Espero que esto no sea un problema entre nosotros en los días que están por venir.
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Durante el tiempo en el que trenza el pelo de Nessa-
-Hm.- Asiente, testeando la tensión del trenzado. Esta vez en lugar de ser una complicada serie de pasadas, entrelaza la cinta junto a dos trenzas de raiz unidas en la base del craneo. Eficaz, para mantener el pelo alejado del rostro de la cazadora, y no menos elegante que otros peinados anteriores, aunque de otro estilo. Ante la confesión sobre Ornym, la barda levanta las cejas -Vaya vaya. Voy a tener que dejar el circo y dedicarme a escribir novelas románticas?- Le aprieta el hombro en un gesto de apoyo. -Me alegro por ti, Nessa. Ornym es.... Hm, no se describirlo. Como un heroe atormentado, es lo que me sale. Lo que quiero decir es que creo que le harás bien. Despues de todas sus penurias merece algo de luz en la vida. Pero ya hablaremos de esto mas largo y tendido en otro momento... Por ahora no ponemos pensar mas que de un día para otro.- Diciendo esto mira nerviosamente a Julian, y suspira.-En fin.... Esto ya está listo. Afilada y elegante, si con este trenzado no le metes una flecha entre ceja y ceja al próximo enemigo, me como las botas.-
--------------
Con el resto del grupo
-Eso no se lo he enseñado yo, eso te lo aseguro.-Comenta a Nessa tras ver al médico hacer una maniobra particularmente inteligente contra el Glaive de Rolthos. Julian parece mas desenvuelto de lo que esperaba en combate, y eso la tranquiliza un poco.
-Yo me quedo terminando de preparar la mochila. Vamos a necesitar toda forma de calor posible.-
La sesión de entrenamiento matutina se desarrolla en un ambiente de relajada camadería, pero todos parecen realmente concentrados. Vraak se une, apartando con sorna al paladín en un momento dado.
- Anda aparta... que no todo el mundo usa palillos, algunos usan armas de verdad... - bromea haciendo oscilar su enorme hacha por encima de su cabeza.
Ornym se limita a dar consejos a Julian sentado en una roca cercana pero participa como uno más. Todos pueden ver que esta mañana sonríe más y parece que se ha librado de un peso en los hombros.
Cuando están recogiendo el campamento y todos comienzan a plantear sus dudas Ornym responde.
- Llevas una pesada carga - le dice a Cruços - pero no creo que la magia de ambas... prisiones, interfiera la una con la otra. No soy un experto, pero la gema y la espada constituyen una prisión en sí misma. Las puertas que cerré en el Templo son barreras que impiden que Zuggtumoy salga de allí. Estad atentos pero no creo que influyan la una en la otra. Respecto a si fueron aliados... lo que dices puede tener sentido pero esos seres siempre están conspirando los unos contra los otros. Está en su naturaleza volverse contra sí mismos. -
Cuando Nessa habla de pasar por la ciudad de Verbonoc el elfo levanta la vista
- No había pensando en que os desviarais hasta allí... - le comenta en voz baja. - sería un desvío que nos llevaría demasiado tiempo, del que estamos algo escasos... discreción y premura son nuestros mayores aliados ahora mismo - le asegura poniendo una mano en su antebrazo de manera cariñosa.
Cuando Nessa se va con Vraak a por agua fresca Ornym les sigue con la mirada pero Jen no ve preocupación o celos en su mirada, hasta duda que sea consciente de la presencia del semi-orco y parece que sólo tiene ojos para su amiga. Cuando Nessa desaparece entre los árboles el elfo carraspea y continúa su conversación con Rolthos sobre la paladina de Mayaheine.
- Lady Bathia... era reservada y callada, hasta el punto que algunos la consideraban hosca. Pero nada más lejos de la realidad. Era tímida, nada más, pero albergaba un corazón noble y un alma alegre que sólo mostraba a aquellos que se habían ganado su confianza. Siempre me resultó curioso que una guerrera como ella que no dudaba en plantarle cara a dragones y criaturas de pesadilla, hasta el punto que nos inspiraba al resto con su coraje a no retroceder jamás, tuviera tanto miedo de dejar a los demás que se acercaran. Siempre me dio pena pues la suya fue una vida muy solitaria. - la mirada del elfo parece perderse de nuevo en recuerdos lejanos - Pero se hizo intima de mi hermana y ella me comentó algunas cosas que Bathia le había comentado en la intimidad. No tuvo una infacia fácil y hay heridas que no pueden sanar con magia. Mi hermana la hizo feliz hasta... -
-
En la poza de agua
Vraak dejó que Nessa hablara y luego bufó, encogiéndose de hombros.
- No me debes ninguna explicación Nessa - dice mientras rellena uno de los odres, aunque intenta disimularlo, sus gestos son algo tensos - No te voy a negar, estoy algo decepcionado. No me... esperaba algo así, aunque con sólo ver tu cara cuando aparecisteis se notaba que había algo de historia pasada entre vosotros. - el semi-orco se levanta y mira a Nessa a los ojos - No voy a intentar siquiera luchar contra fantasmas... o idealizaciones que hayas podido hacerte sobre él... sólo espero que la realidad se ajuste a tus sueños. - extiende una mano hacia su rostro, pero se detiene a escasos centímetros y la retira - Vamos - dice - los demás estarán esperando -
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Nessa responde a Ornym acerca de Verbonoc:
- Mmmm, tiene sentido - se queda un poco un poco pensativa tras decir esto y añade - pero me preocupa que vayamos al templo menos preparados de lo que deberíamos. Estaré atenta por si hubiese algo en el pueblo que nos pueda ayudar, y .... ojalá no nos encontremos demasiados problemas durante el camino.
***
En la poza, Nessa escucha la respuesta de Vraak. Considera durante unos instantes responder a alguno de sus comentarios, pero al mismo tiempo - tal y como ha dicho el propio semiorco - siente que no tiene que hacerlo ... y probableme no sea lo que Vraak necesite en estos momentos. Además, cómo se ajustará la realidad a sus sueños es ahora una cuestión que le pertenece únicamente a ella misma, a Ornym ... y a lo que sea que el futuro les quiera poner delante.
La ranger esboza una sonrisa - triste porque la situación haya resultado de esta forma - que desaparece rápido de su rostro, y asiente:
- Sí, volvamos.
***
De nuevo en el campamento, cuando han entregado los odres y los compañeros terminan de preparar sus mochilas y los caballos, Nessa comenta al grupo:
- ¿Partimos, pues?
Se gira en concreto hacia Ornym. Y apoyando suavamente una mano en su espalda - gesto que acompaña de una sutil caricia - dice:
- Veamos esos senderos secretos de tu pueblo, ¿sí?
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Rolthos asintió a las palabras del elfo. – De entre nosotros… - dijo señalándose sus galones de paladín – algunos han vivido terribles experiencias que les motivan para permanecer en el camino correcto con mas fuerza.
Rolthos se empezó a preparar para la partida y perdido en sus reflexiones no percibió los bailes y maniobras de los enamorados.
Zevatur, Rolthos
La barda se sube al caballo, preparada para partir. Coge las riendas con seguridad, y se pone la otra mano en la cadera.
-Hablando de desvios. Pasado tu pueblo, Nessa, recordemos dirigirnos a la finca de Julian. No está lejos. Llegamos, que se presente, y enviamos a la gente que trabaja allí a Greyhawk o Verbonoc hasta que todo esto haya pasado. Que no corran peligro. Podremos abastecernos allí también, aunque no se que nos encontraremos... Y luego directos al templo. Espero que no sea un inconveniente.- Esto ultimo se lo dice a Ornym.
El elfo tan sólo hace un pequeño cabeceo de asentimiento a la barda y todos se disponen a partir.
Ornym no parece tener montura pero enseguida deja claro que es preferible que él vaya delante guiando al resto.
Las palabras del elfo sobre los caminos que usa su pueblo se vuelven ciertas y recorren varios kilómetros entre sendas y trochas invisibles para ellos y hasta Nessa tiene que admitir que jamás habría encontrado esos caminos. En un momento dado, Ornym les guía bajo unas colinas, por un tunel cubierto de enredaderas que ca serpenteando por estrechos cañones y se interna en la tierra de cuando en cuando.
Dos días después están más alejados de lo más profundo del bosque y llegando a las praderas manchadas de pequeños bosques que configuran el terreno que rodea la pequeña ciudad de Liebernen y el camino hacia Verbonoc. El clima ha mejorado, volviéndose algo más cálido según se alejan de Celene, por lo que sospechan que están algo más lejos de la influencia de la Cacería Salvaje y eso hace que todos se relajen. Ya sea por suerte o por la experta guía de Ornym, en esos dos días no tienen más encuentros de ningún tipo, salvo un curioso zorro que se acerca al campamento una noche mientras Rolthos hace guardia.
Al atardecer del tercer día Nessa reconoce más y más el terreno. El bosque que rodea Liebernen por el sur y el este les acompaña desde hace unos cuantos kilómetros a su derecha, y las suaves colinas se extienden hacia el oeste y el norte hasta donde alcanza la vista. Al coronar alguna de ellas pueden ver el reflejo del sol en las aguas del Nyr Div al sur, pasado el bosquecillo.
Sin embargo, según se van acercando al que fue su hogar el nerviosismo de Nessa comienza a tornarse inquietud. Acaban de pasar por las tierras de Ned, y sus perros siempre ladran a cualquiera que se acerca a la valla de madera que delimita sus tierras, cubiertas ahora por altos maizales. Liebernen se encuentra justo detrás de las dos próximas colinas, tras un recodo del camino, pero en lugar de los sonidos que uno espera encontrar en una ciudad, los compañeros se encuentran con un silencio ominoso, casi sepulcral. Nessa se da cuenta de algo más. No hay humo de ninguna chimenea ascendiendo al aire del atardecer. Su estómago se encoge.
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El viaje constituye una nueva experiencia de aprendizaje para la ranger, que va fijándose en los caminos que va eligiendo Ornym y haciendo apunte mental de los mismos para poder usarlos en el futuro. Centrada como está en esa tarea, los primeros días de viaje Nessa está calmada y animada, e incluso tiene energías para continuar con las sesiones de entrenamiento cada vez que acampan, a pesar del cansancio que las largas horas de caminata y de montar a caballo provocan irremediablemente en el grupo.
Durante los descansos Nessa pasa buena parte del tiempo con Ornym, haciendo ya evidente para todos que la relación de maestro y alumna pertenece al pasado y ha dado paso a algo más profundo. Y aunque se unen al resto de compañeros durante entrenamientos, cenas y guardias, logran encontrar huecos para ellos durante los cuales hablan quedamente de unas y otras cosas, ajenos a la realidad que les acecha aunque sea por un corto tiempo.
Cuando ya están más cerca de Libernen, la ansiedad que había logrado mantener algo a raya empieza a hacer presa de la ranger, que silenciosa ve como su pueblo empieza a aparecer a lo lejos. Su mente intranquila busca razones que justifiquen la ausencia de todo ruido en la finca del viejo Ned: ¿quizás Ned ha tenido que ausentarse y se ha llevado a los perros con él? ¿Quizás los animales habían muerto? Al fin y al cabo... tenían unos cuantos años ya. Nessa y Andrew les tenía bastante respeto a aquellos enormes mastines, especialmente cuando eran más pequeños. En cambio a Rose le habían aterrado siempre.
La joven iba dándole vueltas a esto cuando finalmente reparó en el silencio de los alrededores y en que no se veía siquiera una voluta del habitual humo de los hogares en el horizonte. En ese momento su mente hizo 'click' y dejó de buscar explicaciones para aceptar lo que ya a todas luces era una realidad.
Sintiendo el escalofrío que acompaña a la comprensión de que el temor que ha estado tanto tiempo oculto finalmente se ha hecho realidad, frenó a Céfiro en seco y cerró los ojos, dibujando un gesto de pesar en su rostro. Tras unos eternos segundos, miró a los demás dijo:
- Algo no va bien en el pueblo. Preparémonos ...
Avanza unos metros más hasta encontrar un lugar al lado del camino donde poder dejar atado el caballo y sugiere al resto que hagan lo mismo. Dejando lo más pesado de su equipo con Céfiro, da una ultima revisión rápida a sus armas, conjura el hechizo para que puedan pasar inadvertidos y se prepara para continuar hasta el pueblo en sí.
Lanza Pass without trace
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Durante el primer día Rolthos permanece en silencio, vigilante y en tensión con miedo a un ataque de los no muertos. Pero a medida que viajan se va relajando gracias a la habilidad de Ornym y la subida de temperatura.
En el campamenteo de la primera noche, mientras el resto se relaja, Rolthos dedica unos momentos a rezar a su diosa. Desde las noticias de la invasión tan solo le había proferido fórmulas de rezos automáticos, memorizados; salmos y mantras. Esta vez, después de pisar el umbral de la muerte el paladín le dedica sus propias palabras. Mientras piensa le invade una mezcla de vergüenza y de culpabilidad. "Mi señora Mayaheine, te estoy intensamente agradecido por brindarme tu guía y tus enseñanzas, porque me inspiran para sobreponerme a las terribles consecuencias de… de mis acciones. La historia del sacrificio de una servidora tuya para frenar a un archidemonio me entristece, pero también me llenan de admiración. Espero estar a la altura de su ejemplo y poder, al menos, recuperar su arma para tu… para nuestra orden.”
Tras las palabras con su diosa y con la confianza en el elfo el paladín se relaja durante el viaje, dejando que Rayo siga a sus compañeros sin supervisión la mayor parte del tiempo. Con la mente en blanco Rolthos medita y sus sentimientos negativos se apaciguan hora a hora y kilometro a kilometro.
Al llegar al pueblo Rolthos niega con la cabeza entendiendo los aciagos indicios del silencio y la quietud. Antes de bajarse del caballo bendice a Julian, a Jen y a si a mismo con una oración “Que Mayaheine nos brinde aguante.” Después descabalga y deja a Rayo libre seguir a Nessa a pie.
Aid a Rolthos, Rayo (caballo), Jen y Julian, 5 vidas mas por 8 horas.
Zevatur, Rolthos
Los últimos cientos de metros que les separan de Libernen se hacen eternos a Nessa y angustiosos para el resto. Tratando de no hacer ruido ni hacer demasiado evidente su aproximación al pueblo, abandonan el camino y caminan por el borde de una colina para llegar por un lateral del camino. Al coronar la misma por fin ven el pueblo.
Silencio.
En la rojiza luz del atardecer no se oye absolutamente nada en el que otrora fuera un vibrante y alegre pueblo de la campiña de Verbonoc. Incluso el pequeño arroyo que cruza la población parece haberse paralizado pues ni siquiera se escucha su sonido que normalmente proviene de la parte norte del pueblo, por donde discurre.
Las casas parecen desiertas, las puertas abiertas, muchas contraventanas se mecen despacio con la brisa vespertina. Ni una luz asoma del interior de las casas.
Un par de carromatos, uno de ellos volcado y con verdura a medio pudrir son los únicos ocupantes de la calle principal de la población. El único ser viviente que ven es una liebre que está alimentándose de las zanahorias volcadas del carromato. El animal se yergue y apunta en su dirección con sus largas orejas y coge una zanahoria antes de salir correndo y perderse en las hierbas del oeste.
Un cuervo levanta el vuelo, asustado por la repentina huida del conejo y se aleja quejándose. Los compañeros se sobresaltan con el sonido que rompe el silencio. Al alejarse el animal, este se hace aún más pesado tras el repentino ruido de los graznidos.
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Nessa mira hacia su antiguo hogar, incapaz de determinar lo que está percibiendo. No dice palabra, sólo mira intentando comprender...
¿Han abandonado el pueblo? ¿Todos? ¿Quizás Andrew recibió el mirlo de Ornym y alertó a los demás y decidieron irse? ¿Pero iban a dejar las casas abiertas de par en par? Y ese silencio, ese maldito silencio no era natural. Lo hubiera sido dada la ausencia de todo vecino y animal, pero por no escuchar, no escuhaba ni el sonido del río.
Fuese lo que fuese, esto le ponía los pelos de punta. Había recreado la vuelta a Libernen en su cabeza muchas veces y de muchas maneras distintas, pero en ninguna ocasión se lo había imaginado así.
La ranger va pensando todas estas cosas en silencio mientras camina hacia la calle principal mirando a uno y otro lado, su mente entrenada analizando cada detalle para intentar recrear en su cabeza los últimos movimientos de sus antiguos vecinos y el motivo que había provocado su desaparición. Sus pies la van dirigiendo mientras, de forma instintiva, por el camino que mejor conoce y que habría sabido recorrer incluso con los ojos cerrados: a la casa de sus padres.
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Al ver como una visiblemente afectada Nessa se dirige al camino principal Rolthos la detiene cogiéndola del hombro. - Deberíamos entrar a alguna casa para entender más lo que ha podido pasar aquí antes de adentrarnos al interior del pueblo, Nessa - Sururra Rolthos intentando mantener el sigilo con el que se han aproximado. Después, mirando hacia el pueblo y analizando el emplazamiento de las casas señala una de ellas - Quizás esa de allí, la de las contraventanas verdes y mas aislada, sea un buen primer punto de entrada. Las ventanas están abiertas y no nos expondremos demasiado al aproximarnos.
Zevatur, Rolthos
La barda se acerca también, lentamente escaneando con sus ojos amarillos la desolación de la que son testigos. Casi se sobresalta a si misma al oir el crujido de sus botas contra la piedra de la carretera principal.
Si Rolthos estaba a la derecha de Nessa, Jen se acerca por la izquierda, imitando el gesto y poniendo la mano en el hombro libre de Nessa. Da un pequeño apretón, un momento de anclaje antes de destapar lo que estuviera por venir, para lo bueno y para lo malo.
-Estamos aquí.- Dos palabras hechas para el confort. Pero su mandíbula está tensa, y la mano que no está en el hombro de Nessa, se encuentra posada en el chakram, reafirmando su presencia.
-Acerquémonos.- Asiente.