- Huna - contesta la mujer a Jen con una leve inclinación de cabeza a modo de saludo. 

Al entrar en la casa pueden ver que cerca del encendido hogar hay tirados unos juguetes tallados en madera y que en la mesa que hay cerca hay una fuente de pastelillos de miel que huelen estupendamente. Las migas de la mesa indican que alguien ha estado comiendo alguno recientemente. 

La sala continua sin puertas hasta una cocina en la que ahora mismo no hay nada al fuego. Hay un par de puertas que llevan hacia otras habitaciones. 

- Por favor, pasad pasad, estaremos un poco apretados pero... nos apañaremos. - dice Huna

- ¡Harkal! Trae a los gemelos! ¡Thorfar! ¡Fornbold! - llama a viva voz - ¡Traed vuestros peludos culos aqui! ¡Tenemos visita!! - 

Una de las puertas se abre para dar paso a un hombre más alto aún que Huna. Con grandes y poderosos hombros lleva en sus grandes brazos un par de críos de apenas cuatro años, que, agarrados a las ropas de su padre, no se atreven a mirar a los extraños y escoden la cara cuando hacen contacto visual con ellos. Segundos después entran en la habitación principal de la casa por la otra puerta, una pareja de adolescentes, uno de ellos un par de años mayor que el otro. Las semejanzas con Huna y Harkal son evidentes, y parecen un poco avergonzados, no tanto por timidez como intimidados por la mirada severa de su madre cuando entran. 

- Por favor, sentaos.. - dice la mujer mirando a su alrededor - donde podáis - dice señalando unas cuantas sillas y un par de sillones de madera y pieles cerca del fuego. Uno de ellos lo ocupa el corpulento Harkal que se sienta dejando a los gemelos en el suelo. 

- Thorfar, Fornbold, poned algo de hidromiel a nuestros invitados. A ver si podéis hacer esa tarea bien al menos, ya que la de vigilar no se os da muy bien - los dos jóvenes parecen encogerse un poco ante el reproche y se apresuran a obedecer a su madre - ¿Queréis pastelillos de miel? Están recién hechos - ofrece la mujer.

- ¿Cuáles son esas noticias sobre una cacería que decías tener? - dice con voz profunda Halkar sin dejar de mirar a Cruços y mesando su espesa barba.

La boca de Jen se abre formando una "O" de sorpresa al ver al gigantesco marido de Huna, seguido de un gimoteo de adoración al fijarse en los niños que sostiene en sus brazos -Ay, pero que niños mas preciosos. Hola corazón.- Dice en voz suave, dirigiendose a los pequeños. Cuando uno esconde la cara tras la pierna de su padre Jen se abanica con la mano, derritiendose por dentro a pesar del evidente gesto de rechazo, que sin saber por qué, en un niño pequeño se hace adorable.

-Ah, no culpe a los chicos. Admito que hemos venido tratando de ser sigilosos. No queríamos llamar la atención de nadie... Como decimos, las travesías en estos bosques son peligrosas, y más ahora.- Respira hondo, impregnandose del olor de los pasteles. -La cacería salvaje. Imagino que conocerán el mito de esta procesión... Deben saber que no es un mito, es muy real.

Nessa se sonríe un poco cuando Huna riñe a sus hijos adolescentes, que efectivamente estaban bastante distraídos jugando como para fijarse en la presencia de los compañeros. Está convencida de que todos los osos que vieron en el camino están ahora mismo presentes en la habitación en forma humana. También siente un toque de satisfacción al saber que gracias al conjuro de pasar sin rastro pudieron engañar los normalmente afilados sentidos de los osos.

Al igual que Jen, sonríe cuando ve a los tímidos pequeños aferrados a su padre y tiene que hacer un gran esfuerzo por no aceptar inmediatamente la invitación a probar los pasteles de miel que huelen maravillosamente. Para ellos ya iba siendo hora de parar a descansar y cenar y su estómago así se lo está recordando...

Por no dejar que sean Jen y Rolthos los únicos que hablen añade:

- Lo que han dicho Jen y Rolthos es cierto. La Cacería Salvaje es un grupo de elfos eladrin que no pertenecen a nuestro plano y cuya fuerza y maldad alcanzan niveles extraordinarios. Por desgracia hemos podido comprobar su poder de primera mano, y en nuestro camino hacia el sur vamos avisando a quienes nos vamos encontrando del peligro para busquen refugio en lugares más seguros. Además, la Cacería Salvaje no es el único peligro, sino también el ejército de muertos que un poderoso hechicero ha levantado y que está causando terribles heridas por toda la región. Él es además quien ha convocado a la Cacería a nuestro plano de existencia. No sé si erais conscientes de todo lo que está sucediendo y por ello queríamos informaros. Ayer paramos en una villa cercana cuyos habitantes tuvieron la suerte de no ser atacados, y están ahora mismo siendo evacuados hacia Greyhawk. No podemos decir lo mismo del pueblo de Libernen, donde estuvimos hace dos días, y que fue completamente masacrado - Hace un gesto de dolor cuando menciona esto último antes de continuar - Ese ejército también ha quemado y masacrado buena parte del Reino de Celene...

La ranger pausa un momento para dejar que está información cale en los adultos de la familia.

- Parecéis gente fuerte y ... habilidosa. Pero os recomendamos encarecidamente que os pongáis a salvo hasta que esta situación pueda ser controlada. Especialmente teniendo en cuenta lo jóvenes que son vuestros hijos.

Rolthos miro con preocupación los jóvenes hijos de la familia. Parecían gente fuerte pero estaban expuestos a un gran peligro, tanto si se quedaban como si decidirán huir. Dudo sobre si suavizar sus palabras delante de los pequeños, pero la vida en asilamiento reuqeria de madurar pronto y sus padres así lo habían decidido.

 - La cacería oscura tendrá como objetivo más probable los poblados o rutas elfas, ya que su odio hacia ellos es inconmensurable. De todas formas presentan un extremado peligro si dan con vosotros, ya que que en su maldad no dudaran de jugar a la caza. Por otro lado el ejército representa un peligro con más determinación y buscará cualquier humanoide vivo con la intención de aumentar sus escabrosas filas. - Rolthos acabó sin ofrecer muchas salidas. - Yo no sabría que ruta de escape es más adecuada, Nessa es la experta en rutas y mapas.

El enorme patriarca de la familia resopló 

- No le servimos de nada a los ejércitos durante las Guerras, no les serviremos ahora. Estamos lejos de cualquier población, lamento lo de la gente de Libernen, pero aquí estamos a salvo - 

- Además, pronto llegará el invierno y quedaremos completamente aislados - interviene Hula - no nos malinterpretéis, agradecemos vuestra preocupación pero estaremos bien. Y ahora ¿tengo que repetir que comáis algo? No sé ni cómo os tenéis en pie! - dice gesticulando hacia Jen y Julian. 

- Esto no es lo mismo que las Guerras de Greyhawk. Allí por lo menos los combatientes entendían de bandos y distinguían enemigos. Los muertos de Zalphiros en cambio sólo distinguen entre vivos ... o muertos, como ellos mismos. Y en cuanto a la Cacería, uno sólo de sus arqueros casi acabó con todos nosotros. Sólo las armas especialmente poderosas pueden causarles verdadero daño. Y su general ... - los ojos de Nessa se perdieron un momento en la distancia recordando sus fríos ojos azules, el casco astado, la lanza negra con la media luna con la que la había atacado en su forma espiritual. Se llevó por un momento la mano al costado derecho, recordando el terrible dolor que sintió cuando la atravesó. Agitó la cabeza para desechar el recuerdo y volvió a mirar a Huna y Harkal - ... pero parece que nada de lo que os digamos os convencerá. Sinceramente espero que el invierno y la lejanía de grandes pueblos y ciudades os proteja.

Cuando Huna los anima de nuevo a cenar da un sorbo del hidromiel que le ha servido uno de los hijos adolescentes de la pareja y añade:

- La verdad es que esos pastelillos tienen un aspecto magnífico. Supongo que esta miel viene de los paneles que tenéis más abajo, ¿verdad? - dice mientras coge uno - Gracias. ¿Podríamos pasar la noche aquí? Mañana temprano partiremos hacia Homlet y no os molestaremos más. 

Jen sacude la cabeza -Sois una familia admirable. No pretendemos hacer que elijais un bando, o servir a alguien, pero estos cazadores no se llaman así por nada. No solo sirven, si no que van por libre. El olor de la guerra y el miedo les sirven de reclamo. Y cazan. Sea de un bando u otro, sirva en una guerra o no... Es decision vuestra, respetable cuanto menos. Es más, admiro vuestra fuerza y resolución. Pero es algo que si lo teneis en cuenta, os ayudará con vuestras defensas. Sabemos que los ejércitos con los que colaboran de dirigen al imperio de Iuz. Quizá fuera de su camino eviteis el peligro de esta compañía.-

En ese momento le rugen las tripas -Oh, creo... Creo que aceptaremos su invitación. Tenemos nuestras propias raciones, no queremos quitarle nada a su familia, y nuestra amiga aquí puede hacerse con un buen ave para asar- Señala a Nessa, con una pequeña inclinación de cabeza. -Pero esos pasteles... Oh, la cocina casera puede conmigo. Son una tentación en la que caeré muy gustosamente-

 Rolthos se incorporó para tomar uno de aquellos los pastelillos mientras Jen y Nessa remarcaban los diferente de la situación con respecto a pasadas guerras. Con una sonrisa agradeció la comida ya que el pan recién hecho era uno de los lujos que estaba empezando a echar de menos en sus viajes. De alguna forma el dulce y tierno bocado hizo que quisiera ayudarles y advertirles del peligro aún más.

  - Aislarse… Esto no es como las guerras que hacen los humanos. Las criaturas que amenazan vuestra pacifica existencia no necesitan alimentarse y no sufren por los fríos extremos. Tenéis aspecto de ser fuertes y capaces así que la caza oscura os vería como un desafío, una macabra diversión a la que no podrían resistirse.

Acabando el pastelillo agradeció de nuevo a la mujer su oferta con un suave “hmm…”

- La verdad es que todas las opciones que tenéis me parecen arriesgadas. Podéis quedaros aquí, pero entonces os recomendaría ocultar lo máximo posible vuestras huellas, si uno de los cazadores las encuentra darían por comenzada la caza. Os recomendaría no salir de la casa durante un largo tiempo.

- También podéis ir con nosotros, nos dirigimos a Homlet. En el camino nos podríamos proteger los unos a los otros y allí hay un druida nos ayudará.

 - Podríais ir a algún núcleo de población, pero me temo que tan solo Greyhawck parece seguro de momento. Pero el viaje hasta allí atraviesa el bosque, donde la caza parece haber centrado sus últimas actividades.

 - Nessa, Jen, Julian, Crucos, Vraak… ¿Se os ocurre alguna otra línea de acción?

La ranger asiente hacia Jen, mientras mordisquea el pastelillo que ha cogido:

- Cierto, estamos cubiertos en cuanto a víveres. No tenemos por qué usar los vuestros.

Luego contesta a Rolthos

- Quizás Verbobonc. Es la ciudad más grande por aquí cerca y el trayecto es mucho menor que el de Greyhawk -  Pero mira de nuevo a Huna y Harkal y añade - De todas maneras temo que os estemos molestando con tanta información cuando ya habéis tomado vuestra decisión. Quizás deberíamos dejar a esta familia disfrutar de su noche con tranquilidad.

-Os agradecemos vuestras advertencias... pero pronto pasaremos el invierno a salvo. No debéis temer. Conocemos al druida de Homlet pero no nos acercaremos a esa tierra... no si podemos evitarlo y en las ciudades digamos que no... estamos cómodos. - responde Harkal. 

- Podéis pasar aquí la noche si queréis pero os advierto que esos roncan - dice Huna señalando a su marido y sus hijos pequeños, aparentemente satisfecha de que sus pastelillos de miel hayan gustado al grupo. 

Nessa también se une a los halagos de los pastelillos y directamente le pregunta a Huna por la receta.

- Si no es un secreto de familia, claro - dice, sonriendo.

Acerca de lo que comenta Harkal sobre Homlet pregunta:

- ¿Conocéis Homlet, pues? ¿Por qué no os acercaríais? ¿Quizás por la proximidad que tiene al templo? Si tenéis cualquier advertencia al respecto de Homlet, por favor, compartidla con nosotros. Puede que nos venga bien saberlo de antemano.

Por último comenta a sus compañeros:

- Dejémosles dormir, pero creo que nosotros deberíamos establecer guardias, como siempre. ¿Os parece? Y mañana con las primeras luces partiremos.

-Tú misma lo has dicho - dice Harkal - Esa tierra quedó herida con el templo y las guerras aquellas. No iremos a ese lugar y no deberíais ir vosotros -

Cuando Nessa comenta que van a establecer guardias el hombretón enarca una ceja, ofendido.

- ¿Guardias? ¿ En mi casa? ¿ No te fías de mi o mi familia? En ese caso podéis dormir al raso. Y nosotros haremos guardias no vaya a acercarse algún merodeador con el viento en contra en mitad de la noche. - se dirige a la puerta para abrirla. 

Nessa contesta rápido:

- ¿Perdón? No no, si no lo decía por vosotros, por todos los dioses, sino por lo que pudiera venir desde fuera. ¿Cómo podría abusar de vuestra hospitalidad si no me fiara de vosotros? Mis amigos y yo hemos visto demasiado últimamente y por eso acostumbramos a montar guardia allá donde vayamos... Disculpa si te he ofendido, Harkal, no era en absoluto mi intención.

- En varias ocasiones habéis insinuado que no soy capaz de cuidar de mi familia ni la casa. Hasta el punto que me insultas insinuando que no soy capaz de proteger a mis invitados ni mi familia durante una noche. Ni siquiera has sido sutil. Me has dado la espalda y delante de mi has dado por supuesto que no puedo hacer las funciones como jefe de esta familia. - Abre la puerta y su mujer se coloca al lado de sus hijos - No habéis cumplido ni la más básica de las normas de educación cuando se visita una casa. Aún tenéis las armas en vuestras manos. Me da exactamente igual lo que hayas visto. Lo que si se es que no queréis verme perder la paciencia y estoy a punto. Fuera. Os doy una hora. Si en ese tiempo aún estáis cerca de mi casa…- 

Nessa, confundida, no entiende cómo se ha podido torcer tanto la situación en un momento. En su cabeza tenía tan mecanizado el montar guardias que no pensaba que pudiera ofender a nadie por mencionarlo, ni por no querer involucrarlos en ello.

Mira un instante a Harkal, a Huna, a la puerta, y finalmente  recoge sus cosas y se levanta. Musita un "gracias por vuestra hospitalidad" antes de ponerse la capucha y salir al exterior. 

Sin mirar atrás, sus pasos la llevan con velocidad hasta la colina desde la que primero vieron el hogar desde los cambiaformas. Con un nudo en la garganta y sintiéndose claramente abochornada por lo sucedido, espera a que el resto del grupo se acerque y les dice:

- Lo siento mucho, chicos. Intentaré buscar un buen lugar para pasar la noche...

Al rechazar la oferta de ayuda y desdeñar la información que se les ofrecía Rolthos observó a la familia con preocupación. Pensativo tomó otro pastelillo y se lo comió mientras Nessa intercambiaba unas cuantas palabras que abocaron repentinamente en una retractación de la hospitalidad previamente ofrecida.

– Oh… Lamento que nuestros modales os hayan ofendido. – Dijo mientras Nessa abandonaba la casa – Por favor, tened mucho cuidado. – Se detuvo un momento pensando cómo podría ayudarles, pero la verdad es que no podía ofrecer más que consejos, avisos y ayuda a muy corto plazo. Salvo una poción menor de curación que conservaba. – Tomad esta poción de curación por si tenéis algún encuentro desafortunado. Os sanará las heridas en un posible combate.

Una vez afuera corrió detrás de Nessa y la interpeló, deteniéndola en su apresurada marcha. – No te tortures, hemos hecho lo que hemos podido. Está claro que no viven aislado por ser socialmente amigables con otra gente. – Después mirando a la casa que aún era visible señaló al camino que iban a tomar.

- Aún hay algo que podemos hacer por ellos. Deberíamos asegurarnos de que nuestras huellas no conducen hasta la casa. Podríamos deshacer los últimos metros y borrarlas. No desearía que algún explorador de los cazadores oscuros o del ejercito las encontrase. Sería el fin de esta familia.

Nessa asiente en silencio y ayuda a Rolthos a disimular sus huellas. Tras eso, recuperan los caballos y vuelven a ponerse en marcha buscando un sitio donde montar campamento y pasar la noche.

Jen casi no ha podido abrir la boca cuando la situacion escala tan rápido que se ven echados casi a empujones de la casa. Mientras se alejan mira por ultima vez hacia la casa, con pena. 

-Son gente dura. Casi no nos abren la puerta... Me da la impresión de que esto hubiera acabado asi tarde o temprano... Lamento el mal trago, Nessa. Yo haré la primera guardia si quieres descansar, te parece bien?-

Nessa agradece y acepta el ofrecimiento de Jen, y añade:

- Yo me encargo de la segunda, entonces.

 La noche transcurre sin incidencias y, aunque fresca, ahora que están más lejos de la zona de influencia de la cacería salvaje, gracias al excelente lugar encontrado por Nessa, seco y al resguardo del viento nocturno, pasan las guardias sin mayor problema. A la mañana siguiente Vraak está cocinando un conejo que, al parecer, osó acercarse demasiado al campamento durante su guardia. 

Casi por costumbre, Nessa que mira alrededor puede ver, sin embargo, las huellas de un gran oso cerca del campamento, aunque ni ella ni ninguno de los demás escuchó ni vio nada la noche anterior. 

Sin demasiada pompa ni boato, los compañeros reanudan el camino al día siguiente bajo unas nubes grises que amenazan lluvia pero no acaban de descargar. 

Nessa guía a los caballos con seguridad a través del bosque hasta encontrar de nuevo el camino unos cuantos kilómetros más allá de donde lo abandonaron.