Leobald asintió nerviosmanete a Adriana tratando de dominar sus temores sin conseguirlo. Tragó saliva, tenía la boca seca. Aún estaba temblando pero puso todo su empeño en poner un pie detrás del otro para bajar a aquel sótano maldito. Lo que quiera que hubiese gritado ya no estaba y no podía abandonar a sus compañeros. Tomando todas las precaucauciones y tras el enorme escudo empezó a descender en pos de los demás, temblando como una hoja. Su mirada nerviosa atisvaba desde el borde del escudo, tratando de localizar los peligros entre la oscuridad y el polvo.
La mirada fría y sepulcral del Aasimar pareció vibrar ante sus palabras. Algo profundo, palpitante, rabioso, pugnaba por salir, algo siniestro que se ancló en las entrañas de la elfa.
Adriana no pudo desviar la mirada. Aunque temía que algo horrible estaba a punto de suceder, no pudo girar la cabeza. Sin palabras, en un silencio que aterraba más que cualquier amenaza, el guerrero se movió hacia ella y ejerció la fuerza necesaria para provocar su caída.
El cuerpo de la elfa casi ni se inmutó ante su amago, inmóvil ante la incredulidad de lo que estaba a punto de suceder. Solo una mueca de estupefacción en su rostro y una mirada de incomprensión antes de caer al vacío. Tendió uno de sus brazos hacia adelante en un último intento de asir una salvación, un ruego silencioso hacia el pícaro clamando ayuda, resultando un esfuerzo inútil. Todo su cuerpo cedió ante la fuerza de la gravedad, golpeándose estrepitosamente contra los escalones de madera. Dando tumbos, mientras su cuerpo deslavazado recibía daño aleatoriamente e iba descendiendo, Adriana intentaba encajar las piezas y encontrar una razón ante aquel ataque. Quizá ella representara todo lo que el pícaro odiaba; quizá aquel había sido el momento perfecto para su catarsis.
Cuando su cuerpo se detuvo y su alrededor dejó de dar vueltas, se mantuvo inmóvil unos momentos, tendida sobre el frío y húmedo suelo de la estancia inferior. Gimiendo débilmente, se incorporó con cuidado. Retiró los mechones de pelo que le cubrían parte de la cara dejando al descubierto cortes y magulladuras. Dirigió la mirada hacia la escalera, observando como la figura de Khalion descendía, preguntándose, con temor, si seguiría siendo el objetivo de su rabia.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras seguía a Toc-toc manteniendo la pieza de vajilla rota en alto para que viera mejor mientras conjuraba su Magia y hacía que el ladrillo se accionara, Godric escucho el grito de la elfa y el estrépito de su cayendo por la escaleras.
-¡Adriana!- dijo corriendo en su auxilio no sin antes depositar la vajilla luminosa en en la mano de Mablung. Contaba con la luz que venía de arriba para ver a su amiga caída en el suelo. Se arrodilló a su lado. -¿Estas bien? No, no te muevas deja que vea si te has roto algo...-
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Inesperado accidente que no supuso distracción en concentración y determinación del aasimar. Escaleras abajo, pesados pasos por correas y malla de su camisola acelerados por la premura kenku de accionar el discreto dispositivo de la pared. Se detuvo, junto a la elfa precipitada y presto sanitario, sin desviar la mirada de muerto y pared. -Estad alerta.- les reprochó, escueto, preparado para la lucha. Completado el hermanamiento con su acero, este comenzó a bailar hipnóticamente por su diestra, girando esbelta, mientras su siniestra dibujaba símbolos del arcano. Huyendo de la luz, oteó hacia las sombras de aquel sótano en la inmediación del cadáver.
Mablung solo acertó a escuchar el estrépito de la elfa rodando por las escaleras antes de darse la vuelta y encontrase sosteniendo un plato luminoso en sus manos mientras el pusilánime del clérigo corría a socorrer a Adriana, su cara daba a entender que no entendía que estaba pasando. Con un gesto de resignación dejó el plato en uno de los botelleros, mientras pensaba que era imposible que la elfa hiciese nada de lo que la acusaban.
¿Como era posible que esa lastimosa elfa que había rodado caleras abajo y que era incapaz de lanzar su magia sin cerrar los ojos hubiese corrompido el bosque? O era una estupenda actriz ó era un incompetente jugando con poderes que claramente le quedaban grandes. El druida se decantó por lo segundo.
- Si el jaleo de fuera no fue suficiente...ahora claramente saben que estamos aquí. ¿Se puede saber cómo te puedes caer por las escaleras?. Entre lo del pozo y lo de ahora, cualquier habitante de esta ruina sabe que estamos aquí. - dijo a Adriana y volviéndose hacia Khalion dice. - :¿Y se puede saber que mierdas te pasa a ti?, joder el más normal de este grupo de locos es Toc toc.
-¿Has conseguido averiguar cómo abrir la pared?- le pregunta sin perder de vista al Aasimar.
Muchas acciones se estaban llevando a cabo al mismo tiempo en lo que una vez fue una imponente bodega subterránea, ... una elfa con el pelo del color del fuego cayó estrepitosamente toda la escalera hasta llegar al piso inferior llena de magulladuras y golpes, allí donde su rostro se había golpeado y no había sido cubierto por sus manos, sendas heridas, que se inflamaban como huevos, sangraban tímidamente tiñendo sus mejillas de un color carmesí. A su lado, un conciliador Godric revisaba los daños causados por tan insensato incidente indiferente a las duras palabras del druida, que no paraba de reprender las acciones de Adriana de una manera quizás algo inquisitiva.
En una de las esquinas, cerca del botellero de la pared norte, un tembloroso Leobald se aferraba a su escudo y escrutaba la oscuridad de reojo, con una inquietud provocada por el pánico que aún atenazaba cada una de sus acciones. Su visión sin embargo, apenas podía penetrar más allá del halo de luminiscencia que la vajilla rota proveía, reposando en uno de los estantes de la pared occidental donde la había dejado Mablung. En la penumbra, el cadáver que estaba en el centro de la habitación, ataviado en su cota de placas, apenas era una sombra inerte más de la estancia.
Khalion, indiferente al sufrimiento ajeno que había provocado, parecía presidir todo el sótano con su imponente figura y su maestría con las armas, seguro de sí mismo, incluso daba la impresión de que las mismas sombras del propio sótano le reverenciaban, agitándose sumisas a sus pies. Su vista estaba fijada en las inmediaciones del cuerpo del infeliz humano que feneció aquí mismo, escrutando alguna pista que arrojara algo de luz a lo sucedido.
Fue cuando TocToc presionó el ladrillo desplazado para activar el mecanismo de la puerta cuando un sonoro crujido rompió el ambiente de reproches y gemidos de dolor. Una sección del muro sur comenzó a girar sobre unos raíles grabados en el suelo de la estancia posterior a la bodega, el ruido era grave y quejumbroso, pero cesó casi tan rápido como empezó, dejando entrever al fondo una gran sala iluminada, esta vez con lo que parecían antorchas ancladas a la pared. Varias camas rudimentarias pudieron vislumbrarse asentadas sobre el suelo y parte de una gran mesa con sillas de dudosa calidad asomó por el ángulo derecho de la apertura recién descubierta.
Entonces vio por el rabillo del ojo como Adriana era empujada por Khalion escaleras abajo. Al principio dudó de su propia vista, pero cuando la muchacha dejó de rodar reflexionó sobre lo acababa de pasar en una décima de segundo. No había sido un accidente, el asimar había empujado a la elfa adrede y sin remordimiento alguno. El temor del que era preso no eclipsaba lo que acababa de ver y como Khalion pasaba sobre la elfa inmisericorde, para plantarse en medio de la bodega en pose gallarda. No podía creer tamaño atropello. El caballero se detuvo junto a Adriana mientras era socorrida rápidamente por el joven Godric y Mablung escupía sus reproches.
—Detén tus reproches Mablung, esto no ha sido fortuito. Él la ha lanzado escaleras abajo —observaba a Khalion tratando de apreciar alguna señal de enajenamiento—. Esta casa nos está afectando —acertó a susurrar—. Deberíamos salir de ella cuanto antes, antes de que vuelva...—dejó la frase sin acabar—¿Tenéis algo?
Uso mi otro Divine Sense si no me hago popó en el proceso.
El ceño de Mablung no daba crédito a lo que escuchaba, -joder, el que no pueda seguir que se de la vuelta y espere fuera, pero dejad de ser un incordio, manda cojones que tenga que ser yo el que os recuerde porque estamos aquí. Seguro que vuestro querido Bastianes estará muy complacido al oír como os disteis la vuelta corriendo con el rabo ente la piernas por un esqueleto tirado en mitad de una bodega y un grito. Menudos buscadores de redención estáis hechos.- Dijo mirando a Leobald y Khalion
-Mis disculpas- dijo a la elfa tendida en el suelo, antes de darse la vuelta y dirigirse hacia la sala. Con las armas en la mano y atento a cualquier amenaza, el druida entro en la iluminada sala, vigilando las escaleras que daban acceso a la misma.
Adriana mantuvo fija la mirada en Khalion, dispuesta a defenderse si las intenciones del pícaro continuaban atentando contra su integridad. Tan centrada estaba en evaluar cada uno de sus movimientos, que casi no se percató de la presencia de Godric, al que dejó libertad para que la examinara.
El Aasimar siguió su rumbo después de detenerse y dedicarles unas palabras. Intentó escrutar de nuevo su mirada, que parecía perdida en algún lugar más allá de aquella habitación. Ahora comprendía que quizá su ataque no respondía a un odio personal, si no a algo que se encontraba fuera del control de su raciocinio consciente.
Mablung intervino con su característico temperamento y la elfa arrugó el ceño en un arrebato de hastío. Pero la explicación de Leoblad fue suficiente y la hechicera dirigió sus energías en agradecer a Godric sus cuidados antes que en entrar en una guerra dialéctica con el druida.
- Creo que no me he roto nada, gracias Godric. Solo unos golpes y alguna herida- dijo tocándose el rostro y observando con una mueca de aprensión la sangre que teñía sus dedos - Leobald tiene razón, algo en esta casa nos está afectando. Temo por Khalion, parece estar fuera de sí. Intentemos resolver este asunto lo antes posible y salgamos de aquí - y permaneció detrás del sacerdote, resguardándose del futuro comportamiento impredecible del pícaro.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
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-No todo está muerto en ese cuerpo- desveló, sordo ante reproches y acusaciones.- Levantad, alzad la guardia.. y no cruzarse entre perro y su hueso. - avisó, tarde, mientras con la mano libre de acero dibujaba al aire runas, junto al arcano lenguaje culminado en una espectral y huesuda mano, que furtiva separó primero la espada larga un par de metros del cadáver. -Ni tres días lleva así.. desconozco el ente que lo está consumiendo, devorando desde dentro.- Y manteniendo un par de metros, manipuló el guerrero fenecido.
Mientras todos intentaban asimilar lo que estaba ocurriendo a su alrededor, el aasimar separó la espada un par de metros del cadáver y se dispuso a inspeccionar al fallecido humano que yacía bocabajo e inerte, cuando la huesuda mano tocó el cuerpo, una convulsión de éste último sacudió al muerto por un segundo, y repentinamente una miriada de gusanos carroñeros del tamaño de dedos salieron en tropel de su interior, por sus orificios y por los resquicios de su armadura... eran cientos y formaban una argamasa de aspecto lechoso y sedienta de carne fresca. Sus mandíbulas parecía diseñadas para horadar la carne con facilidad.
La marabunta anélida se separó con agilidad en dos grupos, uno al norte del cadáver y peligrosamente cerca de Leobald y Mablung, mientras que la otra se deslizó hacia el sur, donde Khalion y TocToc observaban incrédulos el abundante número de gusanos hambrientos que se dirigían hacia ellos con una lenta pero recia marcha...
Marabunta de gusanos carroñeros devora corazones de aventureros.
No hay turno de sorpresa por su parte, porque todos os olíais que algo iba a pasar, y ahora viene la tirada de Medicina (con ventaja) de Godric, o quien tenga medicina entrenada como habilidad, y por supuesto... iniciativa.
Godric abrió los ojos como platos al reconocer a las criaturas que reptaban fuera del cadáver del desdichado guerrero.
Tiró al suelo su mochila y la abrió en busca de una antorcha y la yesca que llevaba envuelta en una tela con cera para evitar que se mojase. Un pequeño truco que había aprendido en la campaña contra la Horda, donde también había visto a aquellos gusanos y lo que eran capaces de hacer.
- No dejéis que se os acerquen - dijo mientras intentaba encender una antorcha. - Fuego... usad fuego contra ellos y si se os meten debajo de la piel quemadlos. No lo dudéis! -
Action: Encender una antorcha
Antorcha y escudo en ristre interpone su cuerpo entre las asquerosas criaturas y la elfa.
- Adriana tenemos que ir a por Leobald y salir de aqui... -
En serio no me creo que el mejor de este grupo sea el hombre pájaro, pensó Mablung al volverse tras oír y ver lo que Khalion había desatado. Al ver el enjambre, el grito del clérigo le sonó coherente, abandonando cualquier muestra de sigilo, el druida se movió hasta la antorcha encendida más cercana y tirando su cimitarra al suelo,la cogió de su soporte.
Una vez armado con la antorcha se volvió hasta la entrada y dijo:- ¡Rápido pasad!, Toc toc busca cómo cerrar la chimenea por este lado. Tras lo cual se mantuvo listo por si el enjambre se acercaba poder atacarle con la antorcha.
-Por mil demonios. ¿Qué le ocurre a este pueblo?- maldijo cuando una vez mas, la curiosidad amenazó al gato. -Me gusta.. fuego.. fuego a todo, llevo aceite pero mejor con nosotros fuera..-dijo con escasa preocupación por el aceite de los alquimistas..-Al cuarto.. prestos.. os cubro.
Sin renunciar a su acero trazó arcanos símbolos al aire y conjuró entre murmullos.. El azul de sus ojos comenzó a extenderse. Cabeza, cuello, torso y extremidades, incluso armas adquirieron un aura sobrenatural azul intensa, brillante y glacial como el hielo ártico. Se negó a entrar con el druida mientras quedara gente fuera, dispuesto a la defensa en el mismo umbral de la instancia secreta.
TocToc abrió los ojos ante las muestras de panico de sus compañeros. ¿Acaso no eran simples gusanos? Quizás ellos sabian más cosas y estos gusanos eran peligrosos. Asintiendo a las palabras del iracundo druida y del falso clerigo se apartó con cuidado de los gusanos y se adentró en la sala. Si habia suerte nadie hostil estaría esperandoles dentro de la sala. Una vez en la sala mando a la mano a traer una de las antorchas y afanandose, sin perder de vista a los gusanos, se dispuso a encenderla.
Action: Mano a la mano espectral a coger una antorcha y que me la traiga mientras saco ya yesca de la mochila para encencerla.
Move: Me muevo a la sala y hecho un vistazo, preferentemente hacía una antorcha.
Leobald salió de su estupor tras la visión y reconoció las repugnantes larvas. Corroboró con una mirada funesta los comentarios de Godric. Corrió hacia la salida que había tomado Toc Toc tan rápido como pudo, ayudando a los rezagados a apresurarse y tratando de no dejar a nadie atrás. Bien sabía que las armaduras poco podían hacer contra aquellas cosas. Ya atajaría el asunto de Khalion en un momento más propicio.
Si alguien se queda rezagado y haya que hacer frente a los gusanos pues seré yo en Dodge y haciendo Shield Master Shove para generar ataque de oportunidad que mis amados compañeros puedan aprovechar. Si cabemos todos por la puerta secreta antes de de que lleguen los gusanos no hay necesidad de heroicidades tontas y potencialemente mortales.
Adriana asintió ante las palabras de Godric y observó la figura de Leobald, pero éste parecía haberse deshecho de la inmovilidad que le producía el terror, asegurándose de que todos abandonaran aquella sala para adentrarse en la desconocida habitación que acababan de descubrir. Sin fuego que poder crear, la elfa observó su alrededor con la intención de conseguir otra antorcha y defenderse, si era necesario, de los repugnantes bichos que salían del cadáver. Pero no encontró ninguna a mano así que, sin perder más tiempo, se encaminó hacia la desconocida estancia sin perder de vista a los gusanos.
Todos los compañeros se fueron replegando a la siguiente sala, esquivando con presteza la marabunta que amenazaba con devorarles la carne, era lenta, pero mortalmente eficaz si te alcanzaba. Finalmente con todos al siguiente lado del umbral, sólo necesitaban encontrar el mecanismo que cerrara de nuevo esa puerta, o en menos de un minuto, tendrían de nuevo a esos carroñeros encima.
Godric se mantuvo en su lugar para proteger la retirada de Adriana, actitud que ésta aprovecho para salir rauda del alcance del peligro, pasando por el lado de Laobald y Khalion con cubrían la salida... fue entonces cuando la horda de pequeñas criaturas reptantes le alcanzó, comenzando a rodearlo, e intentando penetrar por los huecos de su armadura, primero por los pies, y ascendiendo poco a poco.
Ataque Mortal de Gusanos horrendos: 4
Sin embargo, el joven ex-comulgado sacerdote saltó hacia atrás justo en el momento oportuno para evitar la mayoría de sus hambrientas fauces, esquivando con facilidad lo que hubiese sido sin duda una situación mortal para él, como bien ya sabía.
Los que se encontraban en la otra habitación, tuvieron la oportunidad de echar un rápido vistazo a la sala. Esa cámara rodeada antorchas ancladas a sus paredes fue una vez un gran sótano, pero actualmente había sido habilitada convirtiéndose en una vivienda. Diez toscas camas yacían a lo largo de la pared sur, cada una con un cofre de madera a sus pies.
Una larga mesa de caballete fabricada en madera se veía rodeada de taburetes desvencijados, y se alzaba dominando el centro de la habitación. Una plétora de platos y cubiertos de baja calidad se situaban repartidos sin aseo alguno. Sin embargo, algo llamaba la atención, en la chimenea de este lado, un pote de comida reposaba aún humeante sobre unas ascuas que aún pugnaban por arder, y a su lado, un cubo de agua vacío y volcado con prisa yacía al lado... como si alguien hubiera apagado la llama hace escasos minutos... Un gran jamón colgaba atado de un recio cordel cerca de una estufa metálica conectada a las ascuas.
En el lado oeste, unas robustas escaleras conducían a una trampilla en el techo. Había dos puertas de madera en el lado este de la habitación, ambas cerradas, pero una de ellas tenía una barra de madera atravesándola, sostenida entre unos herrajes metálicos, entre el marco y la propia puerta. La palabra "PELIGRO" estaba garabateada en tiza blanca sobre su superficie.
Saltando hacia atrás para evitar los peligrosos carroñeros Godric esperó hasta ver a Adriana y Leobald al otro lado del dintel de la puerta secreta. Sin más dilación y utilizando su antorcha de manera disuasoria para mantener a los guísanos a raya, Godric se acercó al mismo lugar para que sus compañeros pudieran cerrar la puerta y aislar al peligro reptante al otro lado de la pared.
TocToc se giró para ver como todos sus compañeros entraban en el escondrijo-dormitorio. “No estamos solos. ¡Busco el mecanismo!” Graznó mientras se aproximaba a la pared para buscar el mecanismo. Debería estar en la misa zona en la que estaba el mecanismo en la otra sala y allí busco. La antorcha, flotando en el aire, le ayudaba a buscar y palpar la pared con dos manos.
Leobald asintió nerviosmanete a Adriana tratando de dominar sus temores sin conseguirlo. Tragó saliva, tenía la boca seca. Aún estaba temblando pero puso todo su empeño en poner un pie detrás del otro para bajar a aquel sótano maldito. Lo que quiera que hubiese gritado ya no estaba y no podía abandonar a sus compañeros. Tomando todas las precaucauciones y tras el enorme escudo empezó a descender en pos de los demás, temblando como una hoja. Su mirada nerviosa atisvaba desde el borde del escudo, tratando de localizar los peligros entre la oscuridad y el polvo.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
La mirada fría y sepulcral del Aasimar pareció vibrar ante sus palabras. Algo profundo, palpitante, rabioso, pugnaba por salir, algo siniestro que se ancló en las entrañas de la elfa.
Adriana no pudo desviar la mirada. Aunque temía que algo horrible estaba a punto de suceder, no pudo girar la cabeza. Sin palabras, en un silencio que aterraba más que cualquier amenaza, el guerrero se movió hacia ella y ejerció la fuerza necesaria para provocar su caída.
El cuerpo de la elfa casi ni se inmutó ante su amago, inmóvil ante la incredulidad de lo que estaba a punto de suceder. Solo una mueca de estupefacción en su rostro y una mirada de incomprensión antes de caer al vacío. Tendió uno de sus brazos hacia adelante en un último intento de asir una salvación, un ruego silencioso hacia el pícaro clamando ayuda, resultando un esfuerzo inútil. Todo su cuerpo cedió ante la fuerza de la gravedad, golpeándose estrepitosamente contra los escalones de madera. Dando tumbos, mientras su cuerpo deslavazado recibía daño aleatoriamente e iba descendiendo, Adriana intentaba encajar las piezas y encontrar una razón ante aquel ataque. Quizá ella representara todo lo que el pícaro odiaba; quizá aquel había sido el momento perfecto para su catarsis.
Cuando su cuerpo se detuvo y su alrededor dejó de dar vueltas, se mantuvo inmóvil unos momentos, tendida sobre el frío y húmedo suelo de la estancia inferior. Gimiendo débilmente, se incorporó con cuidado. Retiró los mechones de pelo que le cubrían parte de la cara dejando al descubierto cortes y magulladuras. Dirigió la mirada hacia la escalera, observando como la figura de Khalion descendía, preguntándose, con temor, si seguiría siendo el objetivo de su rabia.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras seguía a Toc-toc manteniendo la pieza de vajilla rota en alto para que viera mejor mientras conjuraba su Magia y hacía que el ladrillo se accionara, Godric escucho el grito de la elfa y el estrépito de su cayendo por la escaleras.
-¡Adriana!- dijo corriendo en su auxilio no sin antes depositar la vajilla luminosa en en la mano de Mablung. Contaba con la luz que venía de arriba para ver a su amiga caída en el suelo.
Se arrodilló a su lado.
-¿Estas bien? No, no te muevas deja que vea si te has roto algo...-
PbP Character: A few ;)
Inesperado accidente que no supuso distracción en concentración y determinación del aasimar. Escaleras abajo, pesados pasos por correas y malla de su camisola acelerados por la premura kenku de accionar el discreto dispositivo de la pared. Se detuvo, junto a la elfa precipitada y presto sanitario, sin desviar la mirada de muerto y pared. -Estad alerta.- les reprochó, escueto, preparado para la lucha. Completado el hermanamiento con su acero, este comenzó a bailar hipnóticamente por su diestra, girando esbelta, mientras su siniestra dibujaba símbolos del arcano. Huyendo de la luz, oteó hacia las sombras de aquel sótano en la inmediación del cadáver.
Perception: 11
Mablung solo acertó a escuchar el estrépito de la elfa rodando por las escaleras antes de darse la vuelta y encontrase sosteniendo un plato luminoso en sus manos mientras el pusilánime del clérigo corría a socorrer a Adriana, su cara daba a entender que no entendía que estaba pasando. Con un gesto de resignación dejó el plato en uno de los botelleros, mientras pensaba que era imposible que la elfa hiciese nada de lo que la acusaban.
¿Como era posible que esa lastimosa elfa que había rodado caleras abajo y que era incapaz de lanzar su magia sin cerrar los ojos hubiese corrompido el bosque? O era una estupenda actriz ó era un incompetente jugando con poderes que claramente le quedaban grandes. El druida se decantó por lo segundo.
- Si el jaleo de fuera no fue suficiente...ahora claramente saben que estamos aquí. ¿Se puede saber cómo te puedes caer por las escaleras?. Entre lo del pozo y lo de ahora, cualquier habitante de esta ruina sabe que estamos aquí. - dijo a Adriana y volviéndose hacia Khalion dice. - :¿Y se puede saber que mierdas te pasa a ti?, joder el más normal de este grupo de locos es Toc toc.
-¿Has conseguido averiguar cómo abrir la pared?- le pregunta sin perder de vista al Aasimar.
Muchas acciones se estaban llevando a cabo al mismo tiempo en lo que una vez fue una imponente bodega subterránea, ... una elfa con el pelo del color del fuego cayó estrepitosamente toda la escalera hasta llegar al piso inferior llena de magulladuras y golpes, allí donde su rostro se había golpeado y no había sido cubierto por sus manos, sendas heridas, que se inflamaban como huevos, sangraban tímidamente tiñendo sus mejillas de un color carmesí. A su lado, un conciliador Godric revisaba los daños causados por tan insensato incidente indiferente a las duras palabras del druida, que no paraba de reprender las acciones de Adriana de una manera quizás algo inquisitiva.
En una de las esquinas, cerca del botellero de la pared norte, un tembloroso Leobald se aferraba a su escudo y escrutaba la oscuridad de reojo, con una inquietud provocada por el pánico que aún atenazaba cada una de sus acciones. Su visión sin embargo, apenas podía penetrar más allá del halo de luminiscencia que la vajilla rota proveía, reposando en uno de los estantes de la pared occidental donde la había dejado Mablung. En la penumbra, el cadáver que estaba en el centro de la habitación, ataviado en su cota de placas, apenas era una sombra inerte más de la estancia.
Khalion, indiferente al sufrimiento ajeno que había provocado, parecía presidir todo el sótano con su imponente figura y su maestría con las armas, seguro de sí mismo, incluso daba la impresión de que las mismas sombras del propio sótano le reverenciaban, agitándose sumisas a sus pies. Su vista estaba fijada en las inmediaciones del cuerpo del infeliz humano que feneció aquí mismo, escrutando alguna pista que arrojara algo de luz a lo sucedido.
Fue cuando TocToc presionó el ladrillo desplazado para activar el mecanismo de la puerta cuando un sonoro crujido rompió el ambiente de reproches y gemidos de dolor. Una sección del muro sur comenzó a girar sobre unos raíles grabados en el suelo de la estancia posterior a la bodega, el ruido era grave y quejumbroso, pero cesó casi tan rápido como empezó, dejando entrever al fondo una gran sala iluminada, esta vez con lo que parecían antorchas ancladas a la pared. Varias camas rudimentarias pudieron vislumbrarse asentadas sobre el suelo y parte de una gran mesa con sillas de dudosa calidad asomó por el ángulo derecho de la apertura recién descubierta.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Entonces vio por el rabillo del ojo como Adriana era empujada por Khalion escaleras abajo. Al principio dudó de su propia vista, pero cuando la muchacha dejó de rodar reflexionó sobre lo acababa de pasar en una décima de segundo. No había sido un accidente, el asimar había empujado a la elfa adrede y sin remordimiento alguno. El temor del que era preso no eclipsaba lo que acababa de ver y como Khalion pasaba sobre la elfa inmisericorde, para plantarse en medio de la bodega en pose gallarda. No podía creer tamaño atropello. El caballero se detuvo junto a Adriana mientras era socorrida rápidamente por el joven Godric y Mablung escupía sus reproches.
—Detén tus reproches Mablung, esto no ha sido fortuito. Él la ha lanzado escaleras abajo —observaba a Khalion tratando de apreciar alguna señal de enajenamiento—. Esta casa nos está afectando —acertó a susurrar—. Deberíamos salir de ella cuanto antes, antes de que vuelva...—dejó la frase sin acabar—¿Tenéis algo?
Uso mi otro Divine Sense si no me hago popó en el proceso.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El ceño de Mablung no daba crédito a lo que escuchaba, -joder, el que no pueda seguir que se de la vuelta y espere fuera, pero dejad de ser un incordio, manda cojones que tenga que ser yo el que os recuerde porque estamos aquí. Seguro que vuestro querido Bastianes estará muy complacido al oír como os disteis la vuelta corriendo con el rabo ente la piernas por un esqueleto tirado en mitad de una bodega y un grito. Menudos buscadores de redención estáis hechos.- Dijo mirando a Leobald y Khalion
-Mis disculpas- dijo a la elfa tendida en el suelo, antes de darse la vuelta y dirigirse hacia la sala. Con las armas en la mano y atento a cualquier amenaza, el druida entro en la iluminada sala, vigilando las escaleras que daban acceso a la misma.
Adriana mantuvo fija la mirada en Khalion, dispuesta a defenderse si las intenciones del pícaro continuaban atentando contra su integridad. Tan centrada estaba en evaluar cada uno de sus movimientos, que casi no se percató de la presencia de Godric, al que dejó libertad para que la examinara.
El Aasimar siguió su rumbo después de detenerse y dedicarles unas palabras. Intentó escrutar de nuevo su mirada, que parecía perdida en algún lugar más allá de aquella habitación. Ahora comprendía que quizá su ataque no respondía a un odio personal, si no a algo que se encontraba fuera del control de su raciocinio consciente.
Mablung intervino con su característico temperamento y la elfa arrugó el ceño en un arrebato de hastío. Pero la explicación de Leoblad fue suficiente y la hechicera dirigió sus energías en agradecer a Godric sus cuidados antes que en entrar en una guerra dialéctica con el druida.
- Creo que no me he roto nada, gracias Godric. Solo unos golpes y alguna herida - dijo tocándose el rostro y observando con una mueca de aprensión la sangre que teñía sus dedos - Leobald tiene razón, algo en esta casa nos está afectando. Temo por Khalion, parece estar fuera de sí. Intentemos resolver este asunto lo antes posible y salgamos de aquí - y permaneció detrás del sacerdote, resguardándose del futuro comportamiento impredecible del pícaro.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
-No todo está muerto en ese cuerpo- desveló, sordo ante reproches y acusaciones.- Levantad, alzad la guardia.. y no cruzarse entre perro y su hueso. - avisó, tarde, mientras con la mano libre de acero dibujaba al aire runas, junto al arcano lenguaje culminado en una espectral y huesuda mano, que furtiva separó primero la espada larga un par de metros del cadáver. -Ni tres días lleva así.. desconozco el ente que lo está consumiendo, devorando desde dentro.- Y manteniendo un par de metros, manipuló el guerrero fenecido.
Mage Hand
Investigation: 6
Mientras todos intentaban asimilar lo que estaba ocurriendo a su alrededor, el aasimar separó la espada un par de metros del cadáver y se dispuso a inspeccionar al fallecido humano que yacía bocabajo e inerte, cuando la huesuda mano tocó el cuerpo, una convulsión de éste último sacudió al muerto por un segundo, y repentinamente una miriada de gusanos carroñeros del tamaño de dedos salieron en tropel de su interior, por sus orificios y por los resquicios de su armadura... eran cientos y formaban una argamasa de aspecto lechoso y sedienta de carne fresca. Sus mandíbulas parecía diseñadas para horadar la carne con facilidad.
La marabunta anélida se separó con agilidad en dos grupos, uno al norte del cadáver y peligrosamente cerca de Leobald y Mablung, mientras que la otra se deslizó hacia el sur, donde Khalion y TocToc observaban incrédulos el abundante número de gusanos hambrientos que se dirigían hacia ellos con una lenta pero recia marcha...
Marabunta de gusanos carroñeros devora corazones de aventureros.
No hay turno de sorpresa por su parte, porque todos os olíais que algo iba a pasar, y ahora viene la tirada de Medicina (con ventaja) de Godric, o quien tenga medicina entrenada como habilidad, y por supuesto... iniciativa.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Godric abrió los ojos como platos al reconocer a las criaturas que reptaban fuera del cadáver del desdichado guerrero.
Tiró al suelo su mochila y la abrió en busca de una antorcha y la yesca que llevaba envuelta en una tela con cera para evitar que se mojase. Un pequeño truco que había aprendido en la campaña contra la Horda, donde también había visto a aquellos gusanos y lo que eran capaces de hacer.
- No dejéis que se os acerquen - dijo mientras intentaba encender una antorcha. - Fuego... usad fuego contra ellos y si se os meten debajo de la piel quemadlos. No lo dudéis! -
Action: Encender una antorcha
Antorcha y escudo en ristre interpone su cuerpo entre las asquerosas criaturas y la elfa.
- Adriana tenemos que ir a por Leobald y salir de aqui... -
PbP Character: A few ;)
En serio no me creo que el mejor de este grupo sea el hombre pájaro, pensó Mablung al volverse tras oír y ver lo que Khalion había desatado. Al ver el enjambre, el grito del clérigo le sonó coherente, abandonando cualquier muestra de sigilo, el druida se movió hasta la antorcha encendida más cercana y tirando su cimitarra al suelo,la cogió de su soporte.
Una vez armado con la antorcha se volvió hasta la entrada y dijo:- ¡Rápido pasad!, Toc toc busca cómo cerrar la chimenea por este lado. Tras lo cual se mantuvo listo por si el enjambre se acercaba poder atacarle con la antorcha.
[Adelantándose con celeridad a Toc-Toc]
-Por mil demonios. ¿Qué le ocurre a este pueblo?- maldijo cuando una vez mas, la curiosidad amenazó al gato. -Me gusta.. fuego.. fuego a todo, llevo aceite pero mejor con nosotros fuera..-dijo con escasa preocupación por el aceite de los alquimistas..-Al cuarto.. prestos.. os cubro.
Sin renunciar a su acero trazó arcanos símbolos al aire y conjuró entre murmullos.. El azul de sus ojos comenzó a extenderse. Cabeza, cuello, torso y extremidades, incluso armas adquirieron un aura sobrenatural azul intensa, brillante y glacial como el hielo ártico. Se negó a entrar con el druida mientras quedara gente fuera, dispuesto a la defensa en el mismo umbral de la instancia secreta.
Armor of Agathys
TocToc abrió los ojos ante las muestras de panico de sus compañeros. ¿Acaso no eran simples gusanos? Quizás ellos sabian más cosas y estos gusanos eran peligrosos. Asintiendo a las palabras del iracundo druida y del falso clerigo se apartó con cuidado de los gusanos y se adentró en la sala. Si habia suerte nadie hostil estaría esperandoles dentro de la sala. Una vez en la sala mando a la mano a traer una de las antorchas y afanandose, sin perder de vista a los gusanos, se dispuso a encenderla.
Action: Mano a la mano espectral a coger una antorcha y que me la traiga mientras saco ya yesca de la mochila para encencerla.
Move: Me muevo a la sala y hecho un vistazo, preferentemente hacía una antorcha.
Zevatur, Rolthos
Leobald salió de su estupor tras la visión y reconoció las repugnantes larvas. Corroboró con una mirada funesta los comentarios de Godric. Corrió hacia la salida que había tomado Toc Toc tan rápido como pudo, ayudando a los rezagados a apresurarse y tratando de no dejar a nadie atrás. Bien sabía que las armaduras poco podían hacer contra aquellas cosas. Ya atajaría el asunto de Khalion en un momento más propicio.
Si alguien se queda rezagado y haya que hacer frente a los gusanos pues seré yo en Dodge y haciendo Shield Master Shove para generar ataque de oportunidad que mis amados compañeros puedan aprovechar.
Si cabemos todos por la puerta secreta antes de de que lleguen los gusanos no hay necesidad de heroicidades tontas y potencialemente mortales.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Adriana asintió ante las palabras de Godric y observó la figura de Leobald, pero éste parecía haberse deshecho de la inmovilidad que le producía el terror, asegurándose de que todos abandonaran aquella sala para adentrarse en la desconocida habitación que acababan de descubrir. Sin fuego que poder crear, la elfa observó su alrededor con la intención de conseguir otra antorcha y defenderse, si era necesario, de los repugnantes bichos que salían del cadáver. Pero no encontró ninguna a mano así que, sin perder más tiempo, se encaminó hacia la desconocida estancia sin perder de vista a los gusanos.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Todos los compañeros se fueron replegando a la siguiente sala, esquivando con presteza la marabunta que amenazaba con devorarles la carne, era lenta, pero mortalmente eficaz si te alcanzaba. Finalmente con todos al siguiente lado del umbral, sólo necesitaban encontrar el mecanismo que cerrara de nuevo esa puerta, o en menos de un minuto, tendrían de nuevo a esos carroñeros encima.
Godric se mantuvo en su lugar para proteger la retirada de Adriana, actitud que ésta aprovecho para salir rauda del alcance del peligro, pasando por el lado de Laobald y Khalion con cubrían la salida... fue entonces cuando la horda de pequeñas criaturas reptantes le alcanzó, comenzando a rodearlo, e intentando penetrar por los huecos de su armadura, primero por los pies, y ascendiendo poco a poco.
Ataque Mortal de Gusanos horrendos: 4
Sin embargo, el joven ex-comulgado sacerdote saltó hacia atrás justo en el momento oportuno para evitar la mayoría de sus hambrientas fauces, esquivando con facilidad lo que hubiese sido sin duda una situación mortal para él, como bien ya sabía.
Los que se encontraban en la otra habitación, tuvieron la oportunidad de echar un rápido vistazo a la sala. Esa cámara rodeada antorchas ancladas a sus paredes fue una vez un gran sótano, pero actualmente había sido habilitada convirtiéndose en una vivienda. Diez toscas camas yacían a lo largo de la pared sur, cada una con un cofre de madera a sus pies.
Una larga mesa de caballete fabricada en madera se veía rodeada de taburetes desvencijados, y se alzaba dominando el centro de la habitación. Una plétora de platos y cubiertos de baja calidad se situaban repartidos sin aseo alguno. Sin embargo, algo llamaba la atención, en la chimenea de este lado, un pote de comida reposaba aún humeante sobre unas ascuas que aún pugnaban por arder, y a su lado, un cubo de agua vacío y volcado con prisa yacía al lado... como si alguien hubiera apagado la llama hace escasos minutos... Un gran jamón colgaba atado de un recio cordel cerca de una estufa metálica conectada a las ascuas.
En el lado oeste, unas robustas escaleras conducían a una trampilla en el techo. Había dos puertas de madera en el lado este de la habitación, ambas cerradas, pero una de ellas tenía una barra de madera atravesándola, sostenida entre unos herrajes metálicos, entre el marco y la propia puerta. La palabra "PELIGRO" estaba garabateada en tiza blanca sobre su superficie.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Saltando hacia atrás para evitar los peligrosos carroñeros Godric esperó hasta ver a Adriana y Leobald al otro lado del dintel de la puerta secreta.
Sin más dilación y utilizando su antorcha de manera disuasoria para mantener a los guísanos a raya, Godric se acercó al mismo lugar para que sus compañeros pudieran cerrar la puerta y aislar al peligro reptante al otro lado de la pared.
PbP Character: A few ;)
TocToc se giró para ver como todos sus compañeros entraban en el escondrijo-dormitorio. “No estamos solos. ¡Busco el mecanismo!” Graznó mientras se aproximaba a la pared para buscar el mecanismo. Debería estar en la misa zona en la que estaba el mecanismo en la otra sala y allí busco. La antorcha, flotando en el aire, le ayudaba a buscar y palpar la pared con dos manos.
Investigación: 16
Zevatur, Rolthos