Jen, que está mordisqueando un currusco de pan, considera la idea con unos balanceos de cabeza.

-Buena idea! Yo con mucho gusto, ya lo sabes. He pensado una nueva idea. Prender el aro en llamas podría ser peligroso si hay mucho flujo de gente que va y viene. -Da una palmada al aire -Qué hace a estos niños tan interesantes??

- Parece que pedían ayuda porque alguien cercano a ellos había desaparecido. Y Cruços mencionó que había una aasimar de piel azulada con ellos. - Nessa se encoge de hombros, como diciendo "más no puedo aportar" - ¿Probamos pues? Me pica la curiosidad esa nueva idea tuya, Jen...!

Rolthos parece un poco ausente durante la conversación. La ranger supone que aún está dándole vueltas al hecho de que han estado tan poco atentos que les han robado la bolsa de dinero sin mucha ayuda. Así que coge uno de los trocitos de pan con los que ha estado jugando le barde y se lo lanza al paladín:

- Jajaja, ¿qué dices, Rolthos? Seguro que esta vez tenemos más suerte.

Animados por la presencia de Jen, los tres compañeros vuelven al día siguiente al Mercado Bajo. Jen encuentra un sitio en el concurrido mercado y comienza su actuación. En poco tiempo empieza a formarse un corrillo a su alrededor. Jen sonríe confiade y comprueba que el aceite para prender el aro en el momento adecuado está listo. Comienza a moverse y entonces lo oye... alguien tose cerca. jen intenta no acercarse a esa zona pero cuando avanza hacia otra, las persistentes toses de otra persona hacen que le barde recule en un paso que no estaba en su coreografía. A partir de ahí su concentración falla y ni siquiera se acuerda de encender el aro. Continua escuchando toses a su alrededor y de repente el concurrido mercado no es un lugar en el que quiera estar. Termina rápidamente su actuación y los espectadores comienzan a dispersarse, apenas arrojando un cobre que Jen ni se molesta en recoger. 

Sin prestar demasiada atención a la actuación de Jen, pero preguntándose porqué ha durado tan poco, ni Nessa ni Rolthos ven a los niños que pedían ayuda. Sí escuchan a la gente toser, y se dan cuenta que es más común de lo que les gustaría. Aunque ven algunos niños, no son lo que están buscando. Mientras que vuelven a juntarse con Jen que recoge sus instrumentos Rolthos ve, caminando entre la gente, una aasimar de piel azulada y cabeza rapada vestida con una sencilla túnica blanca. Está hablando frente a un puesto de frutas con un guerrero embutido en una armadura completa con un tabardo verde, desde donde está Rolthos no puede ver con claridad el escudo de armas del mismo. 

Aquellos niños parecían haberse desvanecido, posiblemente la ventana de oportunidad se había pasado ya y ya no estaban en la ciudad. Buscarles por la calle parecía no proporcionar nuevas pistas y quizás interrogar a a gente sería una mejor opción. Su mirada recorrió los tenderos, preguntándose a quien preguntar.      

De pronto, otras de las cosas que le habían llamado la atención antes del desastre de Zalphiros apareció ante sus ojos. Rolthos señaló a La aasimar silenciosamente a sus compañeras de pesquisas y se dirigió hacia ella con decision pero sin mostrar amenaza.

 - Lamento interrumpir, soy Rolthos Sharntle. Mis compañeres, Nessa y Jen, y yo hemos empezado a investigar la desaparición de unos progenitores de niños que vimos hace unos días. No hemos vislumbrado muchas pistas, pero en ambas ocasiones no pude evitar verla a usted y me preguntaba su quizás estuviese investigando el mismo asunto.

Tanto la aasimar como el caballero se volvieron hacia Rolthos. 

- Bien hallado  - le contestaron ambos - Yo soy Zabardiel, servidora de Zuoken - dice con una leve inclinación de cabeza -  Y este es Sir Talgrien Firecast de los Protectores del Alto Reino. - el interpelado saluda con respeto a Rolthos. 

- Los niños de los que habla acudieron a mi en busca de ayuda si, se encuentran ahora mismo en el templo de Zuoken, algunos miembros de mi orden están buscando a sus padres. Su granja fue atacada, creemos que por alguna banda de merodeadores goblinoides, pero los padres no fueron encontrados. Mis hermanos los siguen buscando. ¿Acaso queréis colaborar con nosotros? - 

Le barde se acerca maldiciendo por lo bajo -maldita plaga, la gente no tiene cuidado...- se va rascando el hombro en un tic nervioso. No puede esperar a llegar a la po... -Huh? Un momento. - una pieza de puzzle encaja su cabeza. Podría ser...? Pues a su mano en el brazo de Rolthos y le da un ligero apretón para llamar su atención.

-Disculpad, disculpad. Hola. Siento interrumpir, pero... Esos niños. Si. Rolthos, corazón, recuérdame que aspecto tenian? Anda?- Sonrie de forma un poco forzada. No puede ser. No es posible. No puede ser.....

.... O si?

Nessa suelta un respingo cuando oye mencionar a los protectores del Alto Reino, dándose cuenta de que se encuentra ante uno de los escasos miembros de una orden que quedó prácticamente aniquilada durante las Guerras de Greyhawk. Había oído historias de esta orden cuando era pequeña, y también Ornym le había contado algunos detalles, pero nunca había visto a un miembro de dicha orden antes. 

Hace un saludo en dirección a Zabardiel y Sir Talgrien, y responde:

- Nos gustaría ayudar, si es posible. Pero lo cierto es que ahora mismo no podemos abandonar la ciudad, dado que estamos esperando a ser contactados para embarcarnos en una serie de trabajos. ¿Está lejos de Greyhawk dicha granja? 

Cuando Jen pregunta por los niños, agita la cabeza negativamente y dice:

- Yo no los ví, la verdad. Pero seguramente Zabardiel te los pueda describir, ya que están en su templo. ¿Piensas que los puedes conocer?

Por último añade:

- Por cierto, ¿os habéis fijado en que parecía haber bastante gente enferma durante tu actuación, Jen? Zabardiel, Sir Talgren ... por alguna casualidad no sabréis algo acerca de esta enfermedad que parece estar plagando Greyhawk últimamente. Parece bastante preocupante...

Zabardiel y el caballero miraron al curioso grupo que se les había acercado y se ponían a preguntar por niños y ofrecer su ayuda. La aasimar sonrió. 

- Supongo que sois aventureros y os agradezco el ofrecimiento pero, aunque la granja está relativamente cerca, la búsqueda se está concentrando ahora mismo en los bosques del sur, ¿dices que no puedes abandonar la ciudad? Me temo que eso impide que nos podáis ayudar ahora mismo ¿ no crees? - dice sonriendo amablemente. 

Su gesto se torna más serio cuando le pregunta por la enfermedad. 

- Precisamente de eso hablábamos, parece que se está concentrando en los habitantes de los suburbios pero las grandes oleadas de refugiados fueron hace años, durante las guerras, creo que tiene más que ver con la calidad y el tipo de vida que con el origen. - 

- Así es - asiente el veterano caballero - en el Barrio Alto también hay afectados, aunque menos. La verdad es que parece que la enfermedad se expande. He oído que los pocos médicos del hospital están algo desbordados y que no toda la magia divina es efectiva contra la enfermedad. - 

La aasimar asiente. 

- Aún con los clérigos más poderosos está costando contenerla. Simplemente hay más enfermos de los recursos de los que disponemos en los templos. Temo que esto vaya a peor antes de mejorar... - 

Nessa asiente quedamente:

- Quizá cuando terminemos las misiones que tenemos ante nosotros podamos acudir de nuevo a vosotros para intentar ayudar, si seguís sin noticias de los padres desaparecidos. Ahora ya sabemos que os podemos encontrar en el templo de Zuoken... - la ranger sonríe a Zabardiel en este punto.

Volviendo al tema de la enfermedad, pregunta:

- ¿No se está llevando a cabo ningún tipo de mejora en las condiciones en las que viven los refugiados para contener la enfermedad? Intentar atajarla solo curando a los enfermos no parece ser suficiente para contrnerla, está claro que hay que hacer algo más. Me pregunto si las autoridades de la ciudad son conscientes de la gravedad del asunto.

En este punto vuelve a mirar a Jen y a Rolthos

- Quizas deberíamos informar de lo que hemos visto y oído cuando nos contacten.

- Todos hacen lo que pueden Nessa - contesta Zabardriel - pero hay demasiada gente en poco espacio... - 

Rolthos asiente a las palabras de sus compañeros y de los dos recién conocidos. - No veo como podríamos ayudar en este momento, debido a nuestra restricción, con los asuntos de fuera de la ciudad. ¿Quizás dando aviso a alguna autoridad de la ciudad? ¿Sabéis si han sido informados? - Pregunta a la pareja. 

Luego refiriéndose a la enfermedad. - Yo pensaba que quizás se pudiera tratar de encontrar de donde viene la epidemia, quizás encontrando su origen podríamos buscar alguna pista para su cura o su contención. En cualquier caso, que resista la curación mágica de los dioses es algo alarmante... como si no fuese una enfermedad natural. - Dice mirando con aire aciago y apesadumbrado a sus compañeros. - Nos encontramos con algo parecido en unas ruinas llenas de muertos vivientes. 

Zabardiel contesta a Rolthos.

- Si claro que dimos parte pero por desgracia no han podido hacer mucho y... padres que abandonan a sus hijos no es del todo extraño... a veces saben que los niños tendrán más y mejores posibilidades en un ospicio... si su cosecha se ha perdido o sus animales enfermado, tienen pocas opciones en algunas ocasiones. - su tono es apesadumbrado pero simplemente narra una realidad.

- Sin duda eso que comentas sería de gran ayuda. Creo que los primeros casos se atendieron en el hospital aquí cercano. Quizá allí reciban con alegría vuestra ayuda. - asiente para monja. 

Cuando Rolthos menciona las ruinas el caballero le pregunta .

- ¿En unas ruinas? ¿Donde estaban? - 

 - Cerca de Oakhurst - Responde Rolthos de forma casual. - Pudiera estar relacionado con los padres... ¿Quizás? - Hace una pausa apesadumbrado. No pudimos acabar con todos los problemas que allí había... una tribu de kobols y otra de gnolls aun habitan en las ruinas... Las ruinas estaban llenas de no-muertos y es posible que pudiéramos haber dejado por allí algún muerto viviente. Muchos de los muertos eran incorpóreos y les gustaba de escabullirse a través de las paredes antes de ser destruidos. - Entonces asiente una vez mas, recordar el bien hecho en las ruinas parece levantar una pequeña parte del peso de sus últimos fracasos. - Pero acabamos con un poderoso druida con un enloquecido plan para aupar al poder a un aberrante dios fungal y derrotar algunos poderosos muertos remanentes de un antiguo culto del dragón. 

Después mirando a Nessa y Jen - Quizás podamos ir al hospital, allí podemos ver si encontramos alguna pista de lo que pasa y ya con algún indicio podemos decidir en donde podemos emplear mejor nuestra energía. - Os prece que nos encontremos esta noche en alguna posada para recapitular y exponer lo enceontrado? - Dice mirando ahora a la Zabardiel y Talgrien. 

La ranger asiente.

- Estoy de acuerdo, vayamos al hospital a investigar. Además, con la información que recopilemos allí, unida a lo que nos habéis dicho - dice mirando a Zabardiel y Sir Talgrien - podríamos intentar hablar con el Alto Magistrado. Si nuestra misión para la ciudad aún se va a demorar unos días más, quizá podría permitirnos tener más libertad de movimiento para que podamos ayudar con estas investigaciones...

Internamente, Nessa no está muy convencida de que les vayan a permitir salir de Greyhawk, pero tampoco pierden nada por intentarlo.

El caballero parece algo sorprendido por las revelaciones de Rolthos y parece que va a preguntar algo más pero calla ya que la conversación avanza en otra dirección y les proponen verse más tarde. 

La aasimar asiente 

- Yo creo que podría asisitir a la noche ¿ y vos Sir ? Nuestro encuentro ha sido casual... - 

El caballero asiente 

- Ya que este joven caballero ha sido tan amable de invitarme asistiré así podemos hablar más sobre sus hazañas. ¿En qué posada queréis que nos encontremos jóvenes? - 

 - El dragon verde, allí solemos reunirnos - Contestó Rolthos, asientiendo a sus palabras. - Estoy seguro de que los claro-oscuros de nuestras hazañas palidecen frente a las vuestras. - Dice con agridulces palabras. Después se despedirse con un apretón de mano se dirige Jen.

 - Seguro que tu conoces mejor el camino al hospital, podríamos ir primero allí a investigar.

-No lo sabes bien, corazón.- Le barde se cuelga los aros a la espalda y empieza a caminar con el grupo hacia el hospital. -Por aquí. Creo que Ilya está de guardia. Si no puede acompañarnos él mismo, seguramente nos pueda firmar un pase para investigar.-

Por el camino se para un par de veces para comprar unos retales de tela. Los reparte a sus amigos -Esto es para cuando lleguemos al hospital. Atároslos cubriendo la nariz y la boca.- Y se guarda otro para Ilya. También le compra algo de comer al médico.

Al llegar al hospital el grupo se encuentra con un panorama bastante distinto al que vio Jen cuando volvió a la ciudad y fue a buscar a Julian. 

Hay decenas de personas agolpadas en las escaleras que dan acceso al edificio. La mayoría tiene mal aspecto, y muchos de ellos tosen profusamente, aunque algunos se doblan sobre sí mismos presas, al parecer, de fuertes dolores gástricos. Ancianos quejicosos, niños llorando, rudos estibadores sentados en el suelo y temblando presas de la fiebre. El espectáculo es desolador. 

Hay algunos acólitos entre la gente, intentando organizar un poco el caos y encontrar a los enfermos más graves. Entre ellos se mueven un par de las enfermeras del hospital, Jen sabe por Julian que hay al menos una docena de ellas trabajando en el hospital, además de él, otro médico y el director del mismo, que es a su vez, médico. 

Las personas se amontonan en las escaleras de entrada al edificio y en la fachada hacia ambos lados, pero no llegan a ocupar la pequeña plaza a la que da el edificio. Nessa se fija en una madre que mece a un niño de unos siete años sentada bajo uno de los árboles de la plaza. 

Nada ni nadie les impide el paso, y aunque hay bastante tráfico en las puertas, estas están abiertas y podrían entrar para buscar a Julian.

Los compañeros se quedan congelados ante la escena que se presenta ante sus ojos. Esto no se parece en nada a lo que les había contado Jen ... ¿tanto se había expandido la enfermedad en los pocos días que llevaban en la ciudad? La situación era verdaderamente peligrosa, y nada impedía que ellos mismos pudieran acabar engrosando las filas de los enfermos que se agolpaban a las puertas del hospital.

Luchando contra su instinto - que le pedía a gritos abandonar aquél lugar, e incluso la ciudad de Greyhawk - recorrió con su mirada las caras de los diversos enfermos que esperaban a ser atendidos, reparando en una mujer que sostenía a un niño pequeño. Aunque ella parecía estar bien, el niño parecía inconsciente y estaba cubierto de sudor.

Mordiéndose los labios, y sin saber muy bien cómo poder ayudar, se acuclilló ante la mujer al tiempo que sacaba su odre de agua fresca que llenaba todos los días en la posada antes de ir al campo de tiro. Ofreciéndoselo a la mujer, le dijo:

- Discúlpame, siento no poder ayudar con nada más pero ... he pensado que quizás con esto podríamos refrescar un poco la piel de tu hijo. 

Nessa saca un paño y lo remoja con el agua, y refrescar la frente, la cara y el cuello del pequeño.

- ¿Lleváis mucho tiempo esperando? ¿Cuánto hace que tu hijo está inconsciente?

La mujer, los ojos arrasados por las lágrimas, agradece a Nessa la ayuda. 

- Yo... anoche ya no se despertó... he ido al templo de Chanutea pero estaban peor que aquí... no creo que pueda llegar al Barrio Alto a los otros templos... por favor... -