Con una leve cabeceo agradeció los hospitalarios gestos de Julián y Vittorio. - Necesito polvo de plata y hierro.... O solo de plata para hechizos que nos vendrían bien en la lucha contra muertos vivientes o demonios. Por desgracia cada lanzamiento los consume. Con las prisas de acudir a la lucha y el estrés de los acontecimientos olvide, negligentemente, el aprovisionarse.
Jen recibe a su amiga con los brazos abiertos, cerrandolos en un gesto protector e intimo cuando la cazadora rompe a llorar. La mece de forma suave, le acaricia el pelo y murmura frases como "Siento que hayas tenido que pasar por esto.", "No te mereces sufrir asi", "No es tu culpa", y otras tantas más hasta que por fin parece que Nessa se tranquiliza. Le pone las manos en los hombros a la cazadora. -Oh no. Soy yo quien lo siente. Por haberme acobardado tras el ataque de la Cacería salvaje, y retirarme a un rincón oscuro mientras lidiabais con un rostro desconocido. Aunque admito que no se ha portado tan mal como esperaba. Quería retomar mi aspecto, ya lo creo! Pero para cuando me sentí fuerte para tomar las riendas de mi cuerpo de nuevo, ya estábamos con Ornym. No, no, no. Sería una insensatez... -De pronto su gesto se congela con la boca formamdo una "O". -Ay, la gente de la villa! Oh no. -Gime, como a quien le mandan fregar los platos pero no le apetece. -Otra vez cederte el puesto no! Has gritado a Ilya. Y "no" -remarca el "no"- gritamos a Ilya.- Se pinza el puente de la nariz, tratando de evitar un inminente dolor de cabeza. Luego inspira hondo y se dirige a Nessa.
-Hay algo que no he podido contaros. Durante nuestra estancia en Greyhawk me encontré... Con alguien. -Matica las siguientes palabras con cuidado.- Una changeling. Hay un grupo cerca de la ciudad. Pero Nessa, creo que no tienen buenas intenciones. Sirven a Iuz, y quieren liberarse, pero hay algo que los obliga. Un yugo invisible que los ata a él, y los priva de libre albedrío. Es un galimatías, y tengo tantas preguntas que hacerle.... Per no me quiso contar más. Solo que creen que soy como ellos, y que estoy actuando como un muy buen espía, pero no es verdad! Y ella lo sabe. Tienen a Ilya en el punto de mira. Por ello, La Protectora no quiere que vuelva a Greyhawk. Quiere tenerlo cerca para luchar contra lo que le amenaza, pero... -
Gira la cabeza hacia un espacio vacio, vomo si alli hubiera alguien, lo que pasa es que no hay nadie. Nessa tiene la sensacion de que es la externalización del conflicto interno de le barde. -Julian es su propia persona! Puede defenderse solo. Tenemos que contárselo, tiene que saberlo!...? Claro que nos podemos fiar de él! De quien nos vamos a fiar si no es de nuestro prometido! A ver! Dioses, tú misma lo has dicho, tenemos aliados aquí, en eso estamos de acuerdo! Te odio!-
- Es verdad, no se ha portado demasiado mal, ¿eh? - dice Nessa aún retirandose las lágrimas, pero con una sonrisa en los labios.
Sin embargo se pone seria cuando continua:
- Diría que Ornym ya conoce tu naturaleza. No es que hayamos hablado de ello, pero sí sé que está al tanto de todo lo que nos pasó en Celene: el combate contra el arquero de la Cacería, las bestias desplazadoras... Espero no equivocarme, pero creo que si desconfiara de tí ya nos habríamos enterado. La gente de la villa, mmmm, son buena gente y parece que harían cualquier cosa por Julian, sobre todo con lo que les ha demostrado ya en tan poco tiempo. Estoy segura de que te aceptarán tal y como eres, pero quizás ahora mismo es mejor no sobresaltarlos más.
Cuando Jen sigue hablando, Nessa abre los ojos estupefacta:
- Me tienes que estar tomando el pelo. No damos abasto ya con los frentes que tenemos abiertos y ¿ahora esto? Pero, ¿como sucedió? ¿Fue a por ti? ¿Incluso con el medallón que te dio Vraak? ¡Dioses! Hay que decírselo al resto. Tanto para protegerte de alguna forma, como para intentar deshabilitar lo que sea que estén intentando conseguir. O más bien, lo que sea que Iuz quiere conseguir a través de ellos.
Llega un punto en que Nessa no sabe bien si mirar a la Jen que tiene en frente, o al punto invisible al que se dirige le barde. Finalmente opta por lo primero.
- Estoy de acuerdo con la acróbata. Julian no va a estar más seguro en el Templo ni dónde vayamos después, necesariamente. En Greyhawk en cambio tendrá al Consejo como aliados e incluso podría ayudar a descubrir lo que sea que esté tramando ese grupo. No quiero decir que lo tenga que hacer el directamente, especialmente si está bajo el punto de mira. Pero desde luego tendrá más opciones de actuar estando informado que no estándolo.
La ranger mira a su amiga, esperando una indicación por su parte para volver a la villa.
-Pues lo que yo llevo diciendo muchos dias, lo que pasa es que aqui la amiga, no me escucha!- Jen se cruza de brazos indignade. -Si llego a saber que estábamos seguros con Ornym creeme que hubiera vuelto a mi ser mucho antes! Ah, supongo que hay cosas que solo el tiempo puede madurar.- Se retira el pelo de la cara. -Yo también he estado digiriéndolo, sabes? Fue un shock, y tengo tantas preguntas! Pero de ninguna forma puede hacerse notar que sabe algo! O irán en su contra. Dios mio. Y si alguien del consejo es un changeling también, y sirve a Iuz? Oh, se que es una acusación muy grave, pero ya sabes.... Se piensa el ladrón que todos son de su condición. -Se vuelve a pinzar el puente de la nariz -Ay, no podemos irnos al templo sin hablar de esto antes. Será mejor que volvamos. Además debo... Debemos, disculparnos con Ilya. Menudo pronto tiene esta otra cara. Tengo que decir "hasta luego", entonces. Pero te prometo que nos veremos mañana.
Mientras las dos amigas hablan, con Jen aún con su máscara del acróbata, ven acercarse a Julian con paso vivo hacia ellas.
- ¡Ah! aquí estáis. Genial - su voz es tan apresurada como sus pasos cuando se acerca a ellas. Incluso comienza a hablar mientras se acerca a ellas.
- Disculpa Nessa pero tengo que hablar con mi chique. - dice dirigiendo apenas una mirada a la ranger, no por maleducado si no porque parece tener verdadera prisa en hablar con Jen.
- Jen. Perdóname. Perdóname Perdóname. Entiendo que lo que te he dicho te haya molestado, es que ya sabes cómo soy, veo a alguien necesitado y lo primero que me sale es ir a ayudarle - ya ha llegado a su altura y pone las manos en los hombros del barde, aún con su aspecto de acróbata, y fija su mirada en elle - por favor no pienses que todo el rollo este del señorío - hace un gesto con una mano abarcando los viñedos que les rodean pero vuelve a posarla con delicadeza en el hombro de Jen - se me ha subido a la cabeza, no se trata de "nobleza obliga" ni nada de eso, que por otro lado también, soy nuevo en esto de tener tanta gente a mi cargo, una cosa son los pacientes y otra esto en que cada decisión que tome afecta a las vidas de tanta gente.. pero divago, no no, es que soy así te torpe a veces y quiero ayudar a todo el mundo, pero en ningún caso, en ningún caso ¿me oyes bien? voy a dejar que eso se interponga entre nosotres. ¿Vale? Tú eres mi prioridad, punto.He hablado con Vittorio y Beatrice y lo entienden. Y con Ornym y está de acuerdo. Él los guiará a Greyhawk y yo no me separo de tu lado. - Toma aire apenas un segundo para apartar el multicolor pelo del rostro de Jen con cariño - Así que ¿me perdonas y nos vamos a construir pesadillas que compartir los dos? - termina, sonriendo a Jen esperanzado. De pronto se para y parpadea, como si fuera consciente de algo que hasta es momento no había visto - ¡Anda! - dice - si has vuelto a tu máscara del acróbata - se sonroja un poco - perdona no me había dado cuenta.. -
Nessa asiente y rápidamente deja a la pareja hablando y llega hasta el caserío. Aparta de su cabeza la noticia del grupo de changeling operando en Greyhawk para terminar de hacer sus preparativos para el viaje de mañana. Ya habrá tiempo más tarde para que Jen cuente todo esto a los demás.
Lo primero que hace es buscar en su mochila las setas que había recolectado días atrás en el camino y el kit de preparación de venenos que llevaba consigo desde hacía un tiempo. Pidió a Vittorio un lugar donde poder trabajar a solas y algunos ingredientes de las cocinas, y el eficaz mayordomo pronto le dió lo que necesitaba y le indicó un pequeño estudio donde nadie la interrumpiría.
Aquella era la primera vez que probaba a hacer venenos. Su único maestro había sido un libro que encontró por casualidad en las dependencias de la guardia de Greyhawk, cuando había ido para entrenar el campo de tiro. Vraak simplemente la había mirado con curiosidad cuando le pidió llevárselo para leerlo con calma, y no puso ningún problema.
Pidió a Rolthos que le brindase su conjuro de protección contra venenos y se puso entonces manos a la obra cortando y pulverizando los hongos, mezclándolos después con miel y harina. Satisfecha, se guardó los seis tubitos que obtuvo. Puede que no llegasen a hacer un gran daño, pero la ranger aprovecharía cualquier ventaja, por pequeña que fuese, en los combates que sabía que estaban por venir.
Con esto resuelto, y pensando en la bellota que necesitaba terminar para poder convocar bestias espirituales, acudió de nuevo a Vittorio.
- Perdona que te interrumpa una vez más… ¿Alguien aquí podría fundir un poco de oro y cubrir esto con él? Es para un conjuro con el que podré convocar animales que nos resultarán de ayuda - dice mientras se quita del cuello el colgante envuelto en una cinta. Lo desenvuelve para revelar la bellota encantada.
Vittorio la mira sin entender del todo cómo una bellota recubierta de oro puede lograr lo que ha dicho la exploradora, pero en aras de la efectividad no hace preguntas y mira alrededor fijándose en quién - de todos los que están ahora revoloteando por la casa haciendo preparativos para el día siguiente - puede ayudar, cuando una voz les interrumpe:
- Yo puedo hacerlo - el mayordomo y la exploradora se giran entonces para mirar a Ornym, que se ha acercado después de dar unas últimas instrucciones a un grupo de trabajadores de la villa.
- ¿Tú puedes? - pregunta Nessa, sorprendida. Ni se le había pasado por la cabeza preguntarle a él directamente.
El elfo simplemente sonríe afirmativamente y Vittorio interviene para decir que usen la forja sin mayor problema, yéndose después para continuar con sus quehaceres.
- Vaya, desde luego eres hombre de múltiples talentos, Ornym. Qué suerte la mía - le dice Nessa con una una sonrisilla.
La pareja se encamina entonces a la forja de Villa Güluvor. Tardan un buen rato en prepararlo todo para finalmente chapar en oro la bellota. Cuando Nessa la tiene ya en sus manos, fría después de Ornym la haya hundido en agua, la mira un poco dubitativa.
-¿Funcionará? Hmmm, supongo que sólo hay una manera de comprobarlo.
Se separa unos pasos y extiende la mano que sujeta la dorada bellota con la palma abierta. Cierra los ojos y en voz bajita dirige una pequeña petición a la Madre Naturaleza para que le conceda el poder de convocar a una de sus criaturas, dibujando en su mente la forma del animal elegido. Abrió los ojos de nuevo cuando notó un poco de calor en su mano para ver cómo la bellota se había elevado unos centímetros sobre su mano mientras emitía un suave resplandor dorado. Ésta volvió a descender para posarse en su lugar original y entonces, delante de ella, una forma comenzó a materializarse poco a poco: era un lobo de color blanco - aunque semitransparente - y profundos ojos azules, que la miraba con tranquilidad, sabiéndose en presencia de quien le había convocado y sin enemigos a su alrededor.
Nessa le miró extasiada, casi sin creer que aquel extraño procedimiento hubiera funcionado al primer intento. Miró también a Ornym que, contagiado de la alegría de la chica, le devolvió una amplia sonrisa. Luego se agachó hasta la altura del animal, al que tocó con suavidad en el cuello. Por un momento pensó que su mano atravesaría su forma semitransparente, pero no sólo hizo contacto, sino que resultó ser más suave y cálido de lo que habría imaginado para tratarse de una criatura más espiritual que física.
- Gracias por acudir a mi llamada, amigo. No hay enemigos ahora a nuestro alrededor, pero necesitaré de tu fuerza y habilidad en los días venideros. Ve, descansa ahora. Volveremos a vernos.
- Claro Sir Rolthos - dice Vittorio - Tenemos suficiente hierro y algo de polvo de plata en la forja si lo necesita haré que uno de los chicos se lo traiga mientras terminan de recoger -
Algún tiempo después, a unos pasos de la forja:
El lobo, lejos de irse como le ha solicitado Nessa se queda delante de ella. Entonces la cazadora escucha una voz profunda en su cabeza. El espíritu no mueve la boca pero su voz retumba en el pecho de la muchacha.
- Me has llamado, has invocado el nombre de Madre y yo, Lobo, he acudido. ¿Crees, cachorra, que puedes llamar a los espíritus a tu antojo? -el animal parece crecer en forma Nessa mira hacia Ornym para preguntarle si esto es normal, pero el elfo no está. Ni siquiera la forja o la finca. No está ya en el valle, si no que se encuentra en un paraje vacío y negro, donde sólo puede ver al espíritu del lobo. - Para poder llamar a los espíritus de Madre primero debes probar que eres digna cazadora, no una cachorra. Comencemos. -
Un segundo después Nessa está bajo el agua, el espíritu del lobo está tras ella y frente a ella puede ver un pequeño bosque de algas con agrupaciones de rocas aquí y allá. Frente a ella, nadando sinuosamente, una serpiente marina, de color grisáceo con rayas negras se mueve elegante entre las algas, buscando una presa.
- Demuestra a Serpiente que puedes cazar más rápido que ella. Su veneno es el más potente de entre los hijos de Madre. Hazte digna de llamarla -
Jen se sobresalta un poco al ver a Julian andar hacia Nessa y elle con expresión agitada. Cuando el médico se agarra a sus hombros Jen posa las manos en sus brazos suavemente, frotándolos en movimientos tranquilizadores mientras escucha sin interrumpir el nervioso discurso de Julian. Parpadea lentamente, mirándole con ojos amables, dorados, llenos de dulzura. Según habla el médico, Jen va asintiendo con la cabeza, levemente, absorbiendo toda la explicación.
-Querido, querido...-Su musical voz es calmada, como un bálsamo. Transmite cariño con cada palabra. -Ilya, soy yo quien debe disculparse. Oh, me he portado de forma tan egoista. Tendrás que disculpar a mi otro rostro, según se ve tiene un pronto muy malo. - Se inclina y le da un beso.- Nunca pensaría mal de ti. Un día te voy a perder, pues un corazón noble como el tuyo se codicia en todas partes. Debemos volver a la casa, hay algo importante que tengo que contaros a todos y quizá quieras reconsiderar el volver a Greyhawk. No te pediré que vayas, ni tampoco que te quedes. No tengo ese derecho... Pero puede que te necesite más en Greyhawk, aunque no te quiera tener tan lejos de mi. Solo te pido guardar tu decisión hasta que termine de contaros todo lo que se. Puedes hacer eso, querido? Por mi? -Le toma de las manos al preguntar.
Un sonrojo le cubre la nariz y los pómulos cuando Julian cae en la cuenta de que su rostro es el más conocido por ambos. Se recoloca un mechon de pelo tras la oreja, con una sonrisilla tímida. -Oh, bueno, esta cara? Nada, un trapito que tenía por ahí.- Se ríe de su propia broma, tímidamente
Julian suspira claramente aliviado al ver que Jen ya no esta enfadade con él pero su gesto es de preocupación al escuchar lo que dice le barde sobre que tiene algo que contarles a todos.
El doctor sonríe cuando Jen bromea y le besa en la mejilla.
- Pues tiene una mancha aquí - le besa en la otra mejilla -... y aquí - y en los labios. - Y aquí - dice sonriendo mientras van hacia la casa y ayudan a los habitantes de la Villa a prepararse para el viaje.
Lejos de amedrentarla, la voz de Lobo activa a Nessa, que no deja margen a que Serpiente tome la iniciativa. Se lanza a nadar mientras busca con su ojo entrenado una presa digna de la hermosa y letal serpiente marina. Sorprendentemente, nadar no le cuesta tanto como esperaba y ni siquiera siente la necesidad de respirar con normalidad. Parece que las reglas más básicas del mundo que conoce no aplican al lugar donde están.
Vigilando los movimientos de Serpiente por el rabillo del ojo, Nessa busca entre las rocas y detecta otro movimiento. Rápidamente saca su arco - que parece poder manejar con tanta facilidad como si estuviese en tierra - y apunta. No tiene del todo claro a qué, pero aprovecha que la serpiente aún no se ha acercado lo suficiente para poder apuntar con seguridad.
Cuenta un latido de corazón, dos. Serpiente se acerca. La sombra en las rocas vuelve a moverse. No parece ser consciente de que la están acechando.
Un tercer latido de corazón, un cuarto. La sombra se mueve más, lo justo para que un furtivo rayo de luna la bañe durante un segundo. ¡Es una morena! Las cazadoras no dudan un instante: Serpiente se termina de acercar, avalanzándose con fauces abiertas. Pero es tarde ... Nessa ya ha disparado una vez y está cargando su segunda flecha, que también se clava certera en su objetivo.
Cuando la serpiente marina llega a morder a la morena, lo que muerde es un cadáver. Pero la sinuosa cazadora no pierde el tiempo, sino que aprovecha para disfrutar del festín.
Nessa observa a Serpiente devorar a su presa, pero también permanece atenta a los posibles movimientos de Lobo.
Serpiente mira a Nessa y se acerca flotando con cautela. Tras mirar a los ojos a la cazadora da un par de vueltas en espiral a su alrededor. Por último se enrosca en su brazo extendido y desaparece en un estallido de luz azulada.
Nessa no ve a Lobo, pero escucha su voz.
- Serpiente te ha aceptado. Pero Águila es más exigente. -
En un parpadeo Nessa está en lo alto de una montaña. En una repisa rocosa que se asoma a un acantilado de varios cientos de metros. La pared se extiende hacia el cielo a su espalda, realizando una curva hacia el abismo y formando una especie de domo encima de su cabeza. El viento la golpea y le revuelve el pelo. Resuena con fuerza ensordecedora en sus oídos. A su izquierda ve a un águila de casi un metro y medio de altura. El animal es hermoso y majestuoso. Mira con sus profundos ojos dorados a Nessa y extiende sus poderosas alas mientras se deja caer de la repisa. El viento la captura y la eleva por encima de la repisa. El águila describe un par de círculos mientras asciende en el acantilado y observa a Nessa, expectante. La cazadora tiene la sensación de que el águila espera que la siga como hizo la serpiente al comenzar a nadar.
Nessa se acerca al borde de la repisa y, al mirar el abismo que se abre ante ella, se le encoge el estómago y prácticamente se queda sin respiración.
Luego alza la mirada para cruzarla con la de Águila, que está planeando sobre ella, esperando. Sus ojos, más que estar juzgandola parece que están invitándola a unirse a su vuelo. Pero, ¿cómo? ¿Cómo va hacerlo?
La cazadora da unos pasos hacia atrás y parece que alejarse del terrorífico abismo le confiere una nueva perspectiva.
¿Como puede hacerlo? Confiando. No ha llegado hasta ese punto desconfiando de Madre.
Cogiendo un poco de carrerilla y cerrando los ojos, Nessa extiende los brazos y salta al vacío.
El ruido del viento es ensordecedor cuando Nessa salta y comienza a caer. Su estómago se encoge al mismo ritmo que aumenta su velocidad de caída. De repente los árboles que hay al fondo del barranco comienzan a hacerse cada vez más grandes. Intenta mirar hacia Águila, pero no puede girar el cuello tanto. ¿Acaso ha fallado? No. No puede pensar así. Debe confiar.
Y entonces una fuerte ráfaga de aire caliente hace que su cuerpo salga disparado de nuevo hacia arriba. Su estómago protesta y siente una nausea mientras es lanzada hacia arriba. Abre los ojos y ve Águila planeando majestuosa a su lado. El hermoso animal vira para alejarse de la pared de roca y Nessa instintivamente piensa en seguirla. Su cuerpo vira en la dirección de Águila y la sigue aprovechando las corrientes de aire.
No puede creerlo. Esta volando.
Un bosque inmenso, tan grande como abarca su vista, se extiende bajo ellas. Nessa puede ver ríos que descienden de las montañas y van juntándose hasta confluir en un enorme lago. Sabe que es un lago pese a sus dimensiones porque, mientras asciende siguiendo a Águila, puede ver planicies de hierba alta salpicada por pequeños bosques al otro lado. Y más al norte... más al norte hay una negrura insondable que parece abarcar todo. Como si una cortina negra cubriera de pronto el paisaje. Águila se dirige hacia el sur y hacia el oeste y Nessa la sigue. Pronto descubre que con ligeros movimientos de sus brazos y piernas puede dirigir su vuelo tanto en altura como en dirección. El bosque bajo ellas se hace más alto, más espeso, más viejo. Y Nessa lo siente. El aire es cada vez más frío. La cazadora percibe los ojos de Águila fijarse en un diminuto punto que se mueve bajo las ramas de los árboles.
Nessa puede ver que es una figura humanoide, pero carece de la aguda visión de Águila. Con un desafiante chillido Águila se lanza en picado hacia la figura que corre por un claro del bosque intentando cruzar el mismo e internarse aún más en lo profundo del anciano bosque.
Sacando su espada y juntando sus brazos para adquirir aún más velocidad. A su lado Águila adquiría más velocidad pero Nessa juraría que se hacía cada vez más y más grande. O quizá era el efecto óptico de ir cada vez más rápido. La cazadora, haciendo un esfuerzo para luchar contra el viento y su caída, puso la espada frente a ella, utilizando su otro brazo para equilibrarse y que su mano soportara el embite del viento.
Tenía que calcular aquello a la perfección pues no tendría una segunda oportunidad. Cuando Águila abrió las alas y colocó sus garras frente a ella Nessa dobló un poco las rodillas y consiguió no sólo decelerar un poco su caída hacia la figura que corría en pos de la seguridad de las ramas del otro lado del claro, si no que además su vuelo adquirió un pequeño ángulo en la dirección de su enemigo.
Las alas de Águila ensombrecieron el claro y cubrieron el ataque de Nessa, la cual sintió como su espada atravesaba al explorador de la Cacería Salvaje de lado a lado. Pero Nessa soltó su espada antes de que el pomo llegara al hueso y giró sobre sí misma. Cuando cayó en la nieve ya estaba dando volteretas y su velocidad le hzo dar varias antes de detenerse, un pie y una rodilla apoyados y frenándose con su mano izquierda mientras que la derecha la tenía extendida hacia atrás para equilibrarse. Su espada había seguido la inercia de su trayectoria original y había clavado, literalmente, al explorador al suelo. Inutilizando el brazo de su arma que había caído a su lado. Chillaba y se debatía para liberarse pero Águila cayó sobre él un segundo después.
Las enormes garras se clavaron profundamente en la pálida piel y Nessa dejó de verle durante un segundo cuando las gigantescas alas les cubrieron a él y a Águila durante apenas un segundo. Con un poderoso batir de alas Águila se elevó con su presa entre sus garras y pronto estuvo tan alto como habían estado antes. Águila dejó caer el cuerpo del explorador que se precipitó al vacío chillando y agitando un brazo y las piernas.
Águila sobrevoló a Nessay descendió hacia ella. Por un momento pareció que se iba a posar en su espalda, o cogerla por la misma. Sin embargo Águila pareció atravesar a la cazadora, desapareciendo a medida que su cuerpo se fundía con el de la humana. Por un instante pareció como si Nessa tuviera un par de alas propias que se desvanecieron con un último batir.
- Águila te ha aceptado - tronó la voz de Lobo - Has demostrado coraje y fiereza. Pero. ¿Podrás liderar a la manada? - inquirió.
De repente Nessa estaba en mitad de un bosque. Era difícil saber cual. Era primavera, o quizá un joven verano. La noche era agradable y una cálida brisa subía desde el valle a la montaña. Nessa se encontraba sobre un risco, la luz de la luna llena iluminaba el pelaje de los miembros de la manada que tenía a su espalda. Negro azabache uno, amarillo dorado otro y por último un lobo algo más esbelto que los otros dos cuyo pelaje rojizo parecía brillar y moverse por voluntad propia cuando este se movía. El viento le trajo un olor. Un ciervo. ¿Desde cuándo olía tan bien? ¿Era así cómo percibía el mundo Cruços? La manada venteó el aire y gruñeron con anticipación.
Nessa dirigió a la manada entre los árboles y los helechos que cubrían el suelo del bosque. El olor a madera y tierra mojadas por la reciente lluvia no era suficiente para ocultar el olor del ciervo. La cazadora corrió sobre sus cuatro patas. Un momento. ¿Desde cuando era un lobo también? No importaba. Correr bajo la luna por el bosque con su manada tras ella hacía que su corazón latiera con fuerza en su pecho.
Cuando estuvieron cerca de su presa aminoraron el paso. No había llegado el momento aún de la última carrera. El gran lobo negro quiso adelantarse, pero Nessa le gruñó por lo bajo y este volvió a su lugar. Agachándose sobre sus cuartos traseros la manada se acercó entre los helechos hasta la orilla de un riachuelo. Allí pudieron verlo por primera vez. Un gran ciervo astado que bebía del agua ajeno a que la muerte le acechaba muy próxima.
La manada comenzó a rodear al ciervo. Pronto no tendría escapatoria.
El ciervo levantó su astada cabeza. Algo le había alertado. Nessa sabía que no habían sido ellos. Entonces lo sintió.
Frío.
A sus espaldas el frío avanzaba como una cortina de agua empujada por el viento. Pero no había nubes ni era la temporada aún. Aquello no era natural.
Nessa pudo oler la nieve que se acercaba como el heraldo de algo mucho más siniestro y mortal. Escuchó los gruñidos de extraños perros de caza y olfateó el olor de la muerte y la decadencia. Como si algún cuerpo estuviera descomponiéndose lentamente. Le llegó también el olor del cuero y del aceite de las armas. El rumor de unos cascos galponado comezó a escucharse levemente.
El ciervo salió corriendo.
La manada miró a Nessa, expectante. ¿Debían seguir a su presa? ¿Huir de aquello que se acercaba?
Uno de los perros aulló. Había encontrado su rastro. Pronto estarían sobre ellos.
Nessa se adelantó un par de metros y se subió a una roca cubierta de musgo para ventear mejor.
Lo que el viento le traía le heló la sangre.
Más de una docena de perros de presa, unos diez jinetes. Escuchó el crujido del cuero de las sillas al galope de los caballos. El tintineo de las armaduras. Olió el metal de las armas, la madera de las astas de las lanzas. La muerte avanzaba rauda por el bosque. No podrían escapar.
Miró hacia atrás. Los otros tres lobos la miraban expectantes. Nessa sabía que les iban a cazar pero aún había una oportunidad. Si les hacía subir por el riachuelo quizá los perros de presa perderían el olor del resto. Sobre todo si tenían una presa clara a la que perseguir.
La muralla de nieve que precedía a los cazadores se abalanzó sobre ellos y agitó sus pelajes, cubriéndolos de copos pesados. No tenía mucho tiempo para decidirse.
No había tiempo que perder. Nessa miró al riachuelo y dejó escapar un leve gruñido. Los tres lobos siguieron su mirada y se negaron a moverse. El dorado incluso dio un paso hacia ella. Gruño con fuerza y mostró sus dientes. No era el momento de discutir. Bajando las orejas y con un gruñido de protesta el lobo negro y el dorado comenzaron a moverse por el riachuelo. El rojo brillante gimió un poco pero un empujón del dorado le puso en marcha.
Nessa no se quedó a ver como huían. Avanzó unos pasos y lanzo un potente aullido. Inmediatamente los ladridos de los perros de presa le indicaron que su plan parecía funcionar. Saltó y comenzó a correr tan rápido como podía.
Y corría muy rápido en aquella forma lobuna. Sus poderosas patas la transportaban por el bosque tan velozmente que en ocasiones apenas parecía tocar el suelo. Los árboles y los helechos pasaban a su lado a toda velocidad.
Pero sus perseguidores eran igual de rápidos. O quizá más por imposible que eso le pudiera parecer en aquel momento. No pasó mucho hasta que Nessa escuchó a su espalda los jadeos de las bestias de caza lanzadas en su persecución. El golpeteo incesante de los cascos de los caballos se escuchaba también cada vez más cercano. Por un momento había albergado la esperanza de poder escapar. Esa esperanza se desvanecía tan rápido como se movían sus patas. De repente los dos animales más cercanos que la perseguían desaparecieron de su espalda. No es que se detuvieran, es que literamente desaparecieron. Para aparecer apenas un segundo después frente a ella, corriendo en su dirección.
Uno de ellos saltó con las fauces abiertas, pero Nessa fue más rápida y sus fuertes patas traseras la lanzaron con fuerza hacia delante y hacia arriba. Sus colmillos se clavaron sin piedad en la extraña piel coriácea de la bestia y sintió el sabor ferroso de la sangre en su boca y su garganta. La criatura estaba muerta antes de tocar el suelo. Pero Nessa no tuvo tiempo de celebrar su victoria. Un fuerte impacto en su lomo derecho la desequilibró y la hizo rodar por el suelo. La otra bestia que se había adelantado por arte de magia la atacó con fiereza, intentado desgarrar su piel con sus garras y morder su cuello. Giraron el uno sobre el otro por el suelo lanzándose dentelladas, pero fue finalmente Nessa la que se hizo con la victoria, impulsándose de nuevo en sus patas traseras empujó a la bestia al suelo y la inmovilizó con sus garras delanteras. Sin darle tiempo a recuperarse, Nessa mordió el cuello de la criatura y agitó con fuerza su cabeza, rasgando la piel y quebrando el cuello de la misma. Con un gruñido de lo más profundo de su pecho y mostrando los dientes miró en rededor. El resto de la jauría había aprovechado el momento para rodearla. Los cánidos daban vueltas a su alrededor, despacio, buscando la oportunidad de saltar sobre ella. Nessa no se movía, tan sólo seguía con la mirada a aquellos que pasaban delante de ella pero muy consciente de los que se movían a su espalda. Su pelaje erizado la hacía parecer aún mayor de lo que era. Entonces llegaron los caballos. Los jinetes portaban arcos y largas lanzas y comenzaron a dar vueltas alrededor de ella también, justo detrás de los perros. Nadie la atacó, parecían satisfechos con mantenerla ahí.
Entonces Nessa lo vio.
Llegó cabalgando sobre un corcel negro que parecía ser casi el doble de alto y corpulento que el resto. Sus cascos hacían saltar chispas al chocar con alguna ocasional piedra en el suelo. El corcel iba cubierto con una barda muy elaborada de armadura de algún metal negro. Y sobre él, una imponente figura cubierta por una armadura completa de metal negro, con lineas de mithril que recordaban a un esqueleto. El rostro estaba cubierto por un hermoso y terrible casco que ocultaba el rostro de su portador. Un asta de ciervo tan grande como la del que había escapado acompañaba al casco a modo de corona. Unos fríos ojos azules brillaban con anticipación y sed de sangre a través de la visera. El jinete portaba una larga lanza de asta de madera oscura y de un metal negro que refulgía a la luz de la luna. No sólo tenía una larga y elegante hoja, si no que en la unión con el asta otras dos piezas de afilado metal, curvadas hacia delante casi como una media luna, le daban un aspecto mucho más amenazador.
Nessa aulló, desafiante mientras el jinete espoleaba a su caballo sin detenerse y nivelaba la temible lanza para apuntar a Nessa. La cazadora se preparó para lanzarse hacia él y arrancarle el brazo con que enarbolaba el arma de un bocado. Pero no fue lo suficientemente rápida ni fuerte. La lanza la alcanzó en mitad de su salto y la fuerza del impacto fue tal que la loba se vio catapultada hacia atrás. Nessa sintió que varios huesos se partían por la violencia del choque, incluso antes de caer al suelo. El dolor de la lanza atravesando su costado se expandió por todo su cuerpo. Cayó al suelo con la lanza profundamente clavada en su costado. El jinete hizo virar a su caballo y este se encabritó al tirar su amo de las riendas para que se detuviera. Desenvainando una larga y esbelta espada del mismo material negro que la hoja de su lanza, el jinete desmontó y se preparó para descargar el golpe definitivo que habría de decapitar a Nessa. Gruñó y enseñó los dientes, desafiante. El jinete pareció detenerse un segundo, y juraría que en sus ojos había algo de... ¿respeto?. Levantó la espada por encima de su cabeza. Una sombra azulada apareció repentinamente e hizo caer al jinete. El grito de sorpresa de este se confundió con el aullido que lanzó Lobo. Un fogonazo de luz azulada cegó a Nessa.
Se encontraba de nuevo arrodillada en el lugar donde había lanzado su hechizo, con Ornym al lado y Lobo frente a ella. Su voz resonó de nuevo en su mente.
- Un Alfa siempre protege a su manada. No importa el precio. - Lobo inclinó su cabeza a modo de respeto - Yo te acepto... - dijo, antes de saltar hacia el pecho de Nessa y desaparecer en una nube de vapor azul.
El elfo se sorprendió.
- Vaya... eso es... inusual - admitió. - ¿Qué ha pasado? - le preguntó. - Os habéis quedado mirando durante un segundo. Juraría que tú has tenido un viaje espiritual... - añade entre admirado y preocupado.
Nessa no le contesta inmediatamente. Un dolor en su costado derecho le hace llevarse la mano. Encuentra su camisola manchada de sangre.
En otro lugar, el sonido del metal cayendo a la piedra se ve apagado por un grito, casi un rugido, de dolor y frustración. El General se llevó la mano al rostro, de donde manaba su sangre azulada por tres ligeros cortes que recorrían su atemporal y hermoso rostro desde la sien derecha a la barbilla izquierda. Pero esos rasguños no eran lo que le molestaba. Le habían arrebatado su presa. Y nada odiaba más Eredin que perder una presa. Bueno, quizá a los elfos, pero ambas cosas estaban muy cerca en su negro corazón. Recogió su casco y se cubrió con él. Esa noche moriría alguna presa.
Nessa seguía agachada al volver a su plano de la realidad y vio a Ornym y escuchó sus preguntas al mismo tiempo que notó el dolor en el costado. Esto, junto con la súbita desaparición de la sensación de peligro y la ansiedad que lo acompañaba, hizo que la chica perdiera un poco el equilibrio y necesitara sentarse en el suelo y apoyar la espalda en la pared para recuperarse.
Luego miró al elfo, un poco confundida:
- ¿Un segundo? No...ha sido más, mucho más.
Levantó el lateral de su camisola para revelar un profundo corte en el costado. No era nada que no pudiera curar, pero Nessa lo miró sorprendida y preocupada: no pensaba que lo sucedido en el mundo espiritual fuera a acompañarla de vuelta a la realidad. Cruzó esa misma mirada preocupada con Ornym y le dijo:
- He visto al General de la Cacería Salvaje. Me hizo esto, aunque creo que él también se ha llevado su parte. Pero yo era ... una loba que protegía a su manada: a Cruços, Rolthos y Jen. Y antes que eso, acompañé al espíritu de la Serpiente y al del Águila, cazando diversas presas. Una de ellas, un rastreador de la Cacería Salvaje.
Nessa le relata entonces el viaje espiritual que ha vivido con detalle mientras cura su herida por medio de la magia.
- Ha sido increíble, Ornym. Me sentí como si fuera uno de ellos: la sensación de que el agua fuera mi medio natural, de poder volar y caer en picado sobre mi presa, de correr con mi manada a través de bosques helados - los ojos le brillan y su sonrisa es amplia cuando dice esto - Pero también he visto cosas que me han preocupado. ¿Tan grande es el poder de Zalphiros que incluso se ve reflejado en el plano espiritual? La sombra que vimos en el Norte durante el vuelo con Águila no dejaba ver nada. O puede que no sea solo Zalphiros, puede que sea ... Iuz. Pero no quiero adelantar acontecimientos, luego hablaremos con los demás. Jen tiene alguna cosa que contarnos al respecto.
La chica se pone en pie, ayudada por Ornym y esta le mira durante unos segundos en silencio antes de continuar.
- Gracias. Mealegra haber podido completar este ritual contigo antes de que nos ... separemos. Pero te confieso que tengo miedo. De que nos marchemos mañana y que sea esa sea la última vez que te vea. Con todo lo que ha pasado ... dioses, no quiero perderte a tí también. - Mientras dice esto toma una de sus manos, que besa con suavidad antes de continuar - Ojalá pudiera tener control sobre la seguridad de las personas a las que quiero, pero no es así. Por favor, sólo dime que irás con cuidado y que harás lo posible para que nos volvamos a ver. Hay... - añade, tímida - hay tanto que podríamos hacer juntos...
Nessa expresa también otras inquietudes:
- Una vez logremos salir del templo, ¿qué pasos deberíamos seguir? ¿Cómo te localizaremos? A tí o a la Cacería Salvaje. Ninguno sois especialmente fáciles de rastrear. Es más, Ornym: si logramos recuperar el arco de Isarana, ¿seguro que puedo usarlo sin más? Es una reliquia de tu familia. Un tesoro para todo tu pueblo, incluso. ¿No va a suponer un problema que lo use una forastera?
Mientras Nessa habla Ornym trata con magia la herida del costado. No es tan grave como la que sufrió su forma lobuna espiritual, pero aún así Nessa siente ese lado algo embotado incluso después de que la magia del elfo borre todo rastro de la herida.
Mientras Nessa relata su experiencia Ornym le limpia la sangre con un poco de agua y un paño limpio.
- Los viajes espirituales no se rigen por las mismas normas que nuestro mundo. - dice respecto al tiempo transcurrido y todo el viaje en general. - Es poco habitual que los espíritus se tomen tantas molestias. - El elfo la mira con sus ojos esmeralda durante un segundo y sonríe - Me alegra haber sido el primero en ver lo especial que eres. -dice acariciando su rostro con cuidado.
Cuando Nessa se pone en pie y expresa sus inquietudes Ornym la abraza con cariño.
- Nessa, mi dulce Nessa. Ni todos los años de larga vida de mi pueblo me serían suficientes para pasarlos a tu lado. Yo no tengo miedo... estoy aterrado por dejarte marchar. Pero debemos ser fuertes. -se separa un poco de ella y la mira a los ojos - Nunca se me ocurriría permitir que mi amor se interpusiera entre lo quién eres y lo que debes hacer. Eso sólo nos destruiría. Puede que durante un corto tiempo fuéramos felices, pero finalmente perderíamos lo que ha hecho que nos amemos tanto. Nuestra propia alma y nuestro ser acabaría marchitándose. Como te digo estoy aterrado, pero tengo confianza en ti y ni todas las huestes de Iuz ni todos los muertos que consiga levantar Zalphiros ni toda la Cacería Salvaje me impedirán volver a tu lado. -
Ornym la besa con pasión. Cuando se separaron el elfo se quitó un colgante que llevaba. Se trataba de un círculo bellamente tallado en un belirio.
- Quiero que lleves esto contigo - le dice pasando la tira de cuero por su cuello. -¿ Lo harás? -le pregunta.
Mientras caminan de vuelta intenta contestar a todas las preguntas, que, como es habitual en ella, ha lanzado con su rápida y curiosa mente.
- La Cacería Salvaje no está bajo las órdenes de Zalphiros. Ni siquiera él es tan poderoso. Los ha traído a este plano, si, pero ha desatado una fuerza que no puede controlar y que sospecho no conoce en profundidad. Crear confusión y el odio hacia Celene es lo que le habrá motivado a ello. Sospecho que vuestra antigua aliada, ahora lugarteniente de Zalphiros, habrá influido también en esa decisión. Debemos parar la Cacería y a su General antes de poder enfrentarnos a Zalphiros. Él lo sabe, y estará aprovechando todo el tiempo que le pueda dar. La Cacería tiene un gran poder también en el plano astral. No me extraña que al haber salido de su plano actúen también en este. Son demasiado peligrosos. -
Cuando Nessa le relata el velo negro que vio con Águila al norte asiente. - Es Iuz. No hay duda. Su reino está vedado en muchos sentidos y su mera presencia y la de sus demonios crea una brecha en el plano astral. Hay heridas que ni siquiera los más poderosos de nosotros podrían restañar. - Asiente ante la revelación de que Jen tiene algo que decir al respecto - Supongo que su peculiar... posición le da un conocimiento que a los demás nos está vedado. -dice haciendo clara referencia a los orígenes de Jen.
Ornym apretó la mano de Nessa para infundirle tranquilidad y confianza ante las dudas de la cazadora respecto al arma.
- No temas. Cuando el arco te acepte quedarán pocas dudas entre mi pueblo. Por supuesto que a algunos no les gustará, pero incluso entre los más longevos de mis congéneres hay ciertas lecciones que deben ser aprendidas. No pienses en eso ahora. Concentrate en recuperarlo y volver a Celene con las armas. Entonces los cazadores se convertirán en presas y expulsaremos a la Cacería Salvaje de este plano. -
Con una leve cabeceo agradeció los hospitalarios gestos de Julián y Vittorio. - Necesito polvo de plata y hierro.... O solo de plata para hechizos que nos vendrían bien en la lucha contra muertos vivientes o demonios. Por desgracia cada lanzamiento los consume. Con las prisas de acudir a la lucha y el estrés de los acontecimientos olvide, negligentemente, el aprovisionarse.
Zevatur, Rolthos
Jen recibe a su amiga con los brazos abiertos, cerrandolos en un gesto protector e intimo cuando la cazadora rompe a llorar. La mece de forma suave, le acaricia el pelo y murmura frases como "Siento que hayas tenido que pasar por esto.", "No te mereces sufrir asi", "No es tu culpa", y otras tantas más hasta que por fin parece que Nessa se tranquiliza.
Le pone las manos en los hombros a la cazadora. -Oh no. Soy yo quien lo siente. Por haberme acobardado tras el ataque de la Cacería salvaje, y retirarme a un rincón oscuro mientras lidiabais con un rostro desconocido. Aunque admito que no se ha portado tan mal como esperaba.
Quería retomar mi aspecto, ya lo creo! Pero para cuando me sentí fuerte para tomar las riendas de mi cuerpo de nuevo, ya estábamos con Ornym. No, no, no. Sería una insensatez... -De pronto su gesto se congela con la boca formamdo una "O". -Ay, la gente de la villa! Oh no. -Gime, como a quien le mandan fregar los platos pero no le apetece. -Otra vez cederte el puesto no! Has gritado a Ilya. Y "no" -remarca el "no"- gritamos a Ilya.-
Se pinza el puente de la nariz, tratando de evitar un inminente dolor de cabeza. Luego inspira hondo y se dirige a Nessa.
-Hay algo que no he podido contaros. Durante nuestra estancia en Greyhawk me encontré... Con alguien. -Matica las siguientes palabras con cuidado.- Una changeling. Hay un grupo cerca de la ciudad. Pero Nessa, creo que no tienen buenas intenciones. Sirven a Iuz, y quieren liberarse, pero hay algo que los obliga. Un yugo invisible que los ata a él, y los priva de libre albedrío. Es un galimatías, y tengo tantas preguntas que hacerle.... Per no me quiso contar más. Solo que creen que soy como ellos, y que estoy actuando como un muy buen espía, pero no es verdad! Y ella lo sabe. Tienen a Ilya en el punto de mira. Por ello, La Protectora no quiere que vuelva a Greyhawk. Quiere tenerlo cerca para luchar contra lo que le amenaza, pero... -
Gira la cabeza hacia un espacio vacio, vomo si alli hubiera alguien, lo que pasa es que no hay nadie. Nessa tiene la sensacion de que es la externalización del conflicto interno de le barde. -Julian es su propia persona! Puede defenderse solo. Tenemos que contárselo, tiene que saberlo!...? Claro que nos podemos fiar de él! De quien nos vamos a fiar si no es de nuestro prometido! A ver! Dioses, tú misma lo has dicho, tenemos aliados aquí, en eso estamos de acuerdo! Te odio!-
- Es verdad, no se ha portado demasiado mal, ¿eh? - dice Nessa aún retirandose las lágrimas, pero con una sonrisa en los labios.
Sin embargo se pone seria cuando continua:
- Diría que Ornym ya conoce tu naturaleza. No es que hayamos hablado de ello, pero sí sé que está al tanto de todo lo que nos pasó en Celene: el combate contra el arquero de la Cacería, las bestias desplazadoras... Espero no equivocarme, pero creo que si desconfiara de tí ya nos habríamos enterado. La gente de la villa, mmmm, son buena gente y parece que harían cualquier cosa por Julian, sobre todo con lo que les ha demostrado ya en tan poco tiempo. Estoy segura de que te aceptarán tal y como eres, pero quizás ahora mismo es mejor no sobresaltarlos más.
Cuando Jen sigue hablando, Nessa abre los ojos estupefacta:
- Me tienes que estar tomando el pelo. No damos abasto ya con los frentes que tenemos abiertos y ¿ahora esto? Pero, ¿como sucedió? ¿Fue a por ti? ¿Incluso con el medallón que te dio Vraak? ¡Dioses! Hay que decírselo al resto. Tanto para protegerte de alguna forma, como para intentar deshabilitar lo que sea que estén intentando conseguir. O más bien, lo que sea que Iuz quiere conseguir a través de ellos.
Llega un punto en que Nessa no sabe bien si mirar a la Jen que tiene en frente, o al punto invisible al que se dirige le barde. Finalmente opta por lo primero.
- Estoy de acuerdo con la acróbata. Julian no va a estar más seguro en el Templo ni dónde vayamos después, necesariamente. En Greyhawk en cambio tendrá al Consejo como aliados e incluso podría ayudar a descubrir lo que sea que esté tramando ese grupo. No quiero decir que lo tenga que hacer el directamente, especialmente si está bajo el punto de mira. Pero desde luego tendrá más opciones de actuar estando informado que no estándolo.
La ranger mira a su amiga, esperando una indicación por su parte para volver a la villa.
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-Pues lo que yo llevo diciendo muchos dias, lo que pasa es que aqui la amiga, no me escucha!- Jen se cruza de brazos indignade. -Si llego a saber que estábamos seguros con Ornym creeme que hubiera vuelto a mi ser mucho antes! Ah, supongo que hay cosas que solo el tiempo puede madurar.- Se retira el pelo de la cara. -Yo también he estado digiriéndolo, sabes? Fue un shock, y tengo tantas preguntas! Pero de ninguna forma puede hacerse notar que sabe algo! O irán en su contra. Dios mio. Y si alguien del consejo es un changeling también, y sirve a Iuz? Oh, se que es una acusación muy grave, pero ya sabes.... Se piensa el ladrón que todos son de su condición. -Se vuelve a pinzar el puente de la nariz -Ay, no podemos irnos al templo sin hablar de esto antes. Será mejor que volvamos. Además debo... Debemos, disculparnos con Ilya. Menudo pronto tiene esta otra cara. Tengo que decir "hasta luego", entonces. Pero te prometo que nos veremos mañana.
- Entre todos se nos ocurrirá algo, ya verás - dice Nessa, cogiendo las manos de Jen entre las suyas, y caminan hacia la villa.
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Mientras las dos amigas hablan, con Jen aún con su máscara del acróbata, ven acercarse a Julian con paso vivo hacia ellas.
- ¡Ah! aquí estáis. Genial - su voz es tan apresurada como sus pasos cuando se acerca a ellas. Incluso comienza a hablar mientras se acerca a ellas.
- Disculpa Nessa pero tengo que hablar con mi chique. - dice dirigiendo apenas una mirada a la ranger, no por maleducado si no porque parece tener verdadera prisa en hablar con Jen.
- Jen. Perdóname. Perdóname Perdóname. Entiendo que lo que te he dicho te haya molestado, es que ya sabes cómo soy, veo a alguien necesitado y lo primero que me sale es ir a ayudarle - ya ha llegado a su altura y pone las manos en los hombros del barde, aún con su aspecto de acróbata, y fija su mirada en elle - por favor no pienses que todo el rollo este del señorío - hace un gesto con una mano abarcando los viñedos que les rodean pero vuelve a posarla con delicadeza en el hombro de Jen - se me ha subido a la cabeza, no se trata de "nobleza obliga" ni nada de eso, que por otro lado también, soy nuevo en esto de tener tanta gente a mi cargo, una cosa son los pacientes y otra esto en que cada decisión que tome afecta a las vidas de tanta gente.. pero divago, no no, es que soy así te torpe a veces y quiero ayudar a todo el mundo, pero en ningún caso, en ningún caso ¿me oyes bien? voy a dejar que eso se interponga entre nosotres. ¿Vale? Tú eres mi prioridad, punto.He hablado con Vittorio y Beatrice y lo entienden. Y con Ornym y está de acuerdo. Él los guiará a Greyhawk y yo no me separo de tu lado. - Toma aire apenas un segundo para apartar el multicolor pelo del rostro de Jen con cariño - Así que ¿me perdonas y nos vamos a construir pesadillas que compartir los dos? - termina, sonriendo a Jen esperanzado. De pronto se para y parpadea, como si fuera consciente de algo que hasta es momento no había visto - ¡Anda! - dice - si has vuelto a tu máscara del acróbata - se sonroja un poco - perdona no me había dado cuenta.. -
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Nessa asiente y rápidamente deja a la pareja hablando y llega hasta el caserío. Aparta de su cabeza la noticia del grupo de changeling operando en Greyhawk para terminar de hacer sus preparativos para el viaje de mañana. Ya habrá tiempo más tarde para que Jen cuente todo esto a los demás.
Lo primero que hace es buscar en su mochila las setas que había recolectado días atrás en el camino y el kit de preparación de venenos que llevaba consigo desde hacía un tiempo. Pidió a Vittorio un lugar donde poder trabajar a solas y algunos ingredientes de las cocinas, y el eficaz mayordomo pronto le dió lo que necesitaba y le indicó un pequeño estudio donde nadie la interrumpiría.
Aquella era la primera vez que probaba a hacer venenos. Su único maestro había sido un libro que encontró por casualidad en las dependencias de la guardia de Greyhawk, cuando había ido para entrenar el campo de tiro. Vraak simplemente la había mirado con curiosidad cuando le pidió llevárselo para leerlo con calma, y no puso ningún problema.
Pidió a Rolthos que le brindase su conjuro de protección contra venenos y se puso entonces manos a la obra cortando y pulverizando los hongos, mezclándolos después con miel y harina. Satisfecha, se guardó los seis tubitos que obtuvo. Puede que no llegasen a hacer un gran daño, pero la ranger aprovecharía cualquier ventaja, por pequeña que fuese, en los combates que sabía que estaban por venir.
Con esto resuelto, y pensando en la bellota que necesitaba terminar para poder convocar bestias espirituales, acudió de nuevo a Vittorio.
- Perdona que te interrumpa una vez más… ¿Alguien aquí podría fundir un poco de oro y cubrir esto con él? Es para un conjuro con el que podré convocar animales que nos resultarán de ayuda - dice mientras se quita del cuello el colgante envuelto en una cinta. Lo desenvuelve para revelar la bellota encantada.
Vittorio la mira sin entender del todo cómo una bellota recubierta de oro puede lograr lo que ha dicho la exploradora, pero en aras de la efectividad no hace preguntas y mira alrededor fijándose en quién - de todos los que están ahora revoloteando por la casa haciendo preparativos para el día siguiente - puede ayudar, cuando una voz les interrumpe:
- Yo puedo hacerlo - el mayordomo y la exploradora se giran entonces para mirar a Ornym, que se ha acercado después de dar unas últimas instrucciones a un grupo de trabajadores de la villa.
- ¿Tú puedes? - pregunta Nessa, sorprendida. Ni se le había pasado por la cabeza preguntarle a él directamente.
El elfo simplemente sonríe afirmativamente y Vittorio interviene para decir que usen la forja sin mayor problema, yéndose después para continuar con sus quehaceres.
- Vaya, desde luego eres hombre de múltiples talentos, Ornym. Qué suerte la mía - le dice Nessa con una una sonrisilla.
La pareja se encamina entonces a la forja de Villa Güluvor. Tardan un buen rato en prepararlo todo para finalmente chapar en oro la bellota. Cuando Nessa la tiene ya en sus manos, fría después de Ornym la haya hundido en agua, la mira un poco dubitativa.
-¿Funcionará? Hmmm, supongo que sólo hay una manera de comprobarlo.
Se separa unos pasos y extiende la mano que sujeta la dorada bellota con la palma abierta. Cierra los ojos y en voz bajita dirige una pequeña petición a la Madre Naturaleza para que le conceda el poder de convocar a una de sus criaturas, dibujando en su mente la forma del animal elegido. Abrió los ojos de nuevo cuando notó un poco de calor en su mano para ver cómo la bellota se había elevado unos centímetros sobre su mano mientras emitía un suave resplandor dorado. Ésta volvió a descender para posarse en su lugar original y entonces, delante de ella, una forma comenzó a materializarse poco a poco: era un lobo de color blanco - aunque semitransparente - y profundos ojos azules, que la miraba con tranquilidad, sabiéndose en presencia de quien le había convocado y sin enemigos a su alrededor.
Nessa le miró extasiada, casi sin creer que aquel extraño procedimiento hubiera funcionado al primer intento. Miró también a Ornym que, contagiado de la alegría de la chica, le devolvió una amplia sonrisa. Luego se agachó hasta la altura del animal, al que tocó con suavidad en el cuello. Por un momento pensó que su mano atravesaría su forma semitransparente, pero no sólo hizo contacto, sino que resultó ser más suave y cálido de lo que habría imaginado para tratarse de una criatura más espiritual que física.
- Gracias por acudir a mi llamada, amigo. No hay enemigos ahora a nuestro alrededor, pero necesitaré de tu fuerza y habilidad en los días venideros. Ve, descansa ahora. Volveremos a vernos.
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En la finca:
- Claro Sir Rolthos - dice Vittorio - Tenemos suficiente hierro y algo de polvo de plata en la forja si lo necesita haré que uno de los chicos se lo traiga mientras terminan de recoger -
Algún tiempo después, a unos pasos de la forja:
El lobo, lejos de irse como le ha solicitado Nessa se queda delante de ella. Entonces la cazadora escucha una voz profunda en su cabeza. El espíritu no mueve la boca pero su voz retumba en el pecho de la muchacha.
- Me has llamado, has invocado el nombre de Madre y yo, Lobo, he acudido. ¿Crees, cachorra, que puedes llamar a los espíritus a tu antojo? - el animal parece crecer en forma Nessa mira hacia Ornym para preguntarle si esto es normal, pero el elfo no está. Ni siquiera la forja o la finca. No está ya en el valle, si no que se encuentra en un paraje vacío y negro, donde sólo puede ver al espíritu del lobo.
- Para poder llamar a los espíritus de Madre primero debes probar que eres digna cazadora, no una cachorra. Comencemos. -
Un segundo después Nessa está bajo el agua, el espíritu del lobo está tras ella y frente a ella puede ver un pequeño bosque de algas con agrupaciones de rocas aquí y allá. Frente a ella, nadando sinuosamente, una serpiente marina, de color grisáceo con rayas negras se mueve elegante entre las algas, buscando una presa.
- Demuestra a Serpiente que puedes cazar más rápido que ella. Su veneno es el más potente de entre los hijos de Madre. Hazte digna de llamarla -
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Jen se sobresalta un poco al ver a Julian andar hacia Nessa y elle con expresión agitada. Cuando el médico se agarra a sus hombros Jen posa las manos en sus brazos suavemente, frotándolos en movimientos tranquilizadores mientras escucha sin interrumpir el nervioso discurso de Julian. Parpadea lentamente, mirándole con ojos amables, dorados, llenos de dulzura. Según habla el médico, Jen va asintiendo con la cabeza, levemente, absorbiendo toda la explicación.
-Querido, querido...-Su musical voz es calmada, como un bálsamo. Transmite cariño con cada palabra. -Ilya, soy yo quien debe disculparse. Oh, me he portado de forma tan egoista. Tendrás que disculpar a mi otro rostro, según se ve tiene un pronto muy malo. - Se inclina y le da un beso.- Nunca pensaría mal de ti. Un día te voy a perder, pues un corazón noble como el tuyo se codicia en todas partes. Debemos volver a la casa, hay algo importante que tengo que contaros a todos y quizá quieras reconsiderar el volver a Greyhawk. No te pediré que vayas, ni tampoco que te quedes. No tengo ese derecho... Pero puede que te necesite más en Greyhawk, aunque no te quiera tener tan lejos de mi. Solo te pido guardar tu decisión hasta que termine de contaros todo lo que se. Puedes hacer eso, querido? Por mi? -Le toma de las manos al preguntar.
Un sonrojo le cubre la nariz y los pómulos cuando Julian cae en la cuenta de que su rostro es el más conocido por ambos. Se recoloca un mechon de pelo tras la oreja, con una sonrisilla tímida. -Oh, bueno, esta cara? Nada, un trapito que tenía por ahí.- Se ríe de su propia broma, tímidamente
Julian suspira claramente aliviado al ver que Jen ya no esta enfadade con él pero su gesto es de preocupación al escuchar lo que dice le barde sobre que tiene algo que contarles a todos.
El doctor sonríe cuando Jen bromea y le besa en la mejilla.
- Pues tiene una mancha aquí - le besa en la otra mejilla -... y aquí - y en los labios. - Y aquí - dice sonriendo mientras van hacia la casa y ayudan a los habitantes de la Villa a prepararse para el viaje.
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Lejos de amedrentarla, la voz de Lobo activa a Nessa, que no deja margen a que Serpiente tome la iniciativa. Se lanza a nadar mientras busca con su ojo entrenado una presa digna de la hermosa y letal serpiente marina. Sorprendentemente, nadar no le cuesta tanto como esperaba y ni siquiera siente la necesidad de respirar con normalidad. Parece que las reglas más básicas del mundo que conoce no aplican al lugar donde están.
Vigilando los movimientos de Serpiente por el rabillo del ojo, Nessa busca entre las rocas y detecta otro movimiento. Rápidamente saca su arco - que parece poder manejar con tanta facilidad como si estuviese en tierra - y apunta. No tiene del todo claro a qué, pero aprovecha que la serpiente aún no se ha acercado lo suficiente para poder apuntar con seguridad.
Cuenta un latido de corazón, dos. Serpiente se acerca. La sombra en las rocas vuelve a moverse. No parece ser consciente de que la están acechando.
Un tercer latido de corazón, un cuarto. La sombra se mueve más, lo justo para que un furtivo rayo de luna la bañe durante un segundo. ¡Es una morena! Las cazadoras no dudan un instante: Serpiente se termina de acercar, avalanzándose con fauces abiertas. Pero es tarde ... Nessa ya ha disparado una vez y está cargando su segunda flecha, que también se clava certera en su objetivo.
Cuando la serpiente marina llega a morder a la morena, lo que muerde es un cadáver. Pero la sinuosa cazadora no pierde el tiempo, sino que aprovecha para disfrutar del festín.
Nessa observa a Serpiente devorar a su presa, pero también permanece atenta a los posibles movimientos de Lobo.
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Serpiente mira a Nessa y se acerca flotando con cautela. Tras mirar a los ojos a la cazadora da un par de vueltas en espiral a su alrededor. Por último se enrosca en su brazo extendido y desaparece en un estallido de luz azulada.
Nessa no ve a Lobo, pero escucha su voz.
- Serpiente te ha aceptado. Pero Águila es más exigente. -
En un parpadeo Nessa está en lo alto de una montaña. En una repisa rocosa que se asoma a un acantilado de varios cientos de metros. La pared se extiende hacia el cielo a su espalda, realizando una curva hacia el abismo y formando una especie de domo encima de su cabeza.
El viento la golpea y le revuelve el pelo. Resuena con fuerza ensordecedora en sus oídos.
A su izquierda ve a un águila de casi un metro y medio de altura. El animal es hermoso y majestuoso. Mira con sus profundos ojos dorados a Nessa y extiende sus poderosas alas mientras se deja caer de la repisa.
El viento la captura y la eleva por encima de la repisa.
El águila describe un par de círculos mientras asciende en el acantilado y observa a Nessa, expectante. La cazadora tiene la sensación de que el águila espera que la siga como hizo la serpiente al comenzar a nadar.
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Nessa se acerca al borde de la repisa y, al mirar el abismo que se abre ante ella, se le encoge el estómago y prácticamente se queda sin respiración.
Luego alza la mirada para cruzarla con la de Águila, que está planeando sobre ella, esperando. Sus ojos, más que estar juzgandola parece que están invitándola a unirse a su vuelo. Pero, ¿cómo? ¿Cómo va hacerlo?
La cazadora da unos pasos hacia atrás y parece que alejarse del terrorífico abismo le confiere una nueva perspectiva.
¿Como puede hacerlo? Confiando. No ha llegado hasta ese punto desconfiando de Madre.
Cogiendo un poco de carrerilla y cerrando los ojos, Nessa extiende los brazos y salta al vacío.
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El ruido del viento es ensordecedor cuando Nessa salta y comienza a caer. Su estómago se encoge al mismo ritmo que aumenta su velocidad de caída. De repente los árboles que hay al fondo del barranco comienzan a hacerse cada vez más grandes. Intenta mirar hacia Águila, pero no puede girar el cuello tanto. ¿Acaso ha fallado? No. No puede pensar así. Debe confiar.
Y entonces una fuerte ráfaga de aire caliente hace que su cuerpo salga disparado de nuevo hacia arriba. Su estómago protesta y siente una nausea mientras es lanzada hacia arriba. Abre los ojos y ve Águila planeando majestuosa a su lado. El hermoso animal vira para alejarse de la pared de roca y Nessa instintivamente piensa en seguirla. Su cuerpo vira en la dirección de Águila y la sigue aprovechando las corrientes de aire.
No puede creerlo. Esta volando.
Un bosque inmenso, tan grande como abarca su vista, se extiende bajo ellas. Nessa puede ver ríos que descienden de las montañas y van juntándose hasta confluir en un enorme lago. Sabe que es un lago pese a sus dimensiones porque, mientras asciende siguiendo a Águila, puede ver planicies de hierba alta salpicada por pequeños bosques al otro lado. Y más al norte... más al norte hay una negrura insondable que parece abarcar todo. Como si una cortina negra cubriera de pronto el paisaje. Águila se dirige hacia el sur y hacia el oeste y Nessa la sigue. Pronto descubre que con ligeros movimientos de sus brazos y piernas puede dirigir su vuelo tanto en altura como en dirección. El bosque bajo ellas se hace más alto, más espeso, más viejo. Y Nessa lo siente. El aire es cada vez más frío.
La cazadora percibe los ojos de Águila fijarse en un diminuto punto que se mueve bajo las ramas de los árboles.
Nessa puede ver que es una figura humanoide, pero carece de la aguda visión de Águila. Con un desafiante chillido Águila se lanza en picado hacia la figura que corre por un claro del bosque intentando cruzar el mismo e internarse aún más en lo profundo del anciano bosque.
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Sacando su espada y juntando sus brazos para adquirir aún más velocidad. A su lado Águila adquiría más velocidad pero Nessa juraría que se hacía cada vez más y más grande. O quizá era el efecto óptico de ir cada vez más rápido. La cazadora, haciendo un esfuerzo para luchar contra el viento y su caída, puso la espada frente a ella, utilizando su otro brazo para equilibrarse y que su mano soportara el embite del viento.
Tenía que calcular aquello a la perfección pues no tendría una segunda oportunidad. Cuando Águila abrió las alas y colocó sus garras frente a ella Nessa dobló un poco las rodillas y consiguió no sólo decelerar un poco su caída hacia la figura que corría en pos de la seguridad de las ramas del otro lado del claro, si no que además su vuelo adquirió un pequeño ángulo en la dirección de su enemigo.
Las alas de Águila ensombrecieron el claro y cubrieron el ataque de Nessa, la cual sintió como su espada atravesaba al explorador de la Cacería Salvaje de lado a lado. Pero Nessa soltó su espada antes de que el pomo llegara al hueso y giró sobre sí misma. Cuando cayó en la nieve ya estaba dando volteretas y su velocidad le hzo dar varias antes de detenerse, un pie y una rodilla apoyados y frenándose con su mano izquierda mientras que la derecha la tenía extendida hacia atrás para equilibrarse.
Su espada había seguido la inercia de su trayectoria original y había clavado, literalmente, al explorador al suelo. Inutilizando el brazo de su arma que había caído a su lado. Chillaba y se debatía para liberarse pero Águila cayó sobre él un segundo después.
Las enormes garras se clavaron profundamente en la pálida piel y Nessa dejó de verle durante un segundo cuando las gigantescas alas les cubrieron a él y a Águila durante apenas un segundo. Con un poderoso batir de alas Águila se elevó con su presa entre sus garras y pronto estuvo tan alto como habían estado antes. Águila dejó caer el cuerpo del explorador que se precipitó al vacío chillando y agitando un brazo y las piernas.
Águila sobrevoló a Nessay descendió hacia ella. Por un momento pareció que se iba a posar en su espalda, o cogerla por la misma. Sin embargo Águila pareció atravesar a la cazadora, desapareciendo a medida que su cuerpo se fundía con el de la humana. Por un instante pareció como si Nessa tuviera un par de alas propias que se desvanecieron con un último batir.
- Águila te ha aceptado - tronó la voz de Lobo - Has demostrado coraje y fiereza. Pero. ¿Podrás liderar a la manada? - inquirió.
De repente Nessa estaba en mitad de un bosque. Era difícil saber cual. Era primavera, o quizá un joven verano. La noche era agradable y una cálida brisa subía desde el valle a la montaña. Nessa se encontraba sobre un risco, la luz de la luna llena iluminaba el pelaje de los miembros de la manada que tenía a su espalda.
Negro azabache uno, amarillo dorado otro y por último un lobo algo más esbelto que los otros dos cuyo pelaje rojizo parecía brillar y moverse por voluntad propia cuando este se movía.
El viento le trajo un olor. Un ciervo. ¿Desde cuándo olía tan bien? ¿Era así cómo percibía el mundo Cruços? La manada venteó el aire y gruñeron con anticipación.
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Nessa dirigió a la manada entre los árboles y los helechos que cubrían el suelo del bosque. El olor a madera y tierra mojadas por la reciente lluvia no era suficiente para ocultar el olor del ciervo. La cazadora corrió sobre sus cuatro patas. Un momento. ¿Desde cuando era un lobo también? No importaba. Correr bajo la luna por el bosque con su manada tras ella hacía que su corazón latiera con fuerza en su pecho.
Cuando estuvieron cerca de su presa aminoraron el paso. No había llegado el momento aún de la última carrera. El gran lobo negro quiso adelantarse, pero Nessa le gruñó por lo bajo y este volvió a su lugar. Agachándose sobre sus cuartos traseros la manada se acercó entre los helechos hasta la orilla de un riachuelo. Allí pudieron verlo por primera vez. Un gran ciervo astado que bebía del agua ajeno a que la muerte le acechaba muy próxima.
La manada comenzó a rodear al ciervo. Pronto no tendría escapatoria.
El ciervo levantó su astada cabeza. Algo le había alertado. Nessa sabía que no habían sido ellos. Entonces lo sintió.
Frío.
A sus espaldas el frío avanzaba como una cortina de agua empujada por el viento. Pero no había nubes ni era la temporada aún. Aquello no era natural.
Nessa pudo oler la nieve que se acercaba como el heraldo de algo mucho más siniestro y mortal. Escuchó los gruñidos de extraños perros de caza y olfateó el olor de la muerte y la decadencia. Como si algún cuerpo estuviera descomponiéndose lentamente. Le llegó también el olor del cuero y del aceite de las armas. El rumor de unos cascos galponado comezó a escucharse levemente.
El ciervo salió corriendo.
La manada miró a Nessa, expectante. ¿Debían seguir a su presa? ¿Huir de aquello que se acercaba?
Uno de los perros aulló. Había encontrado su rastro. Pronto estarían sobre ellos.
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Nessa se adelantó un par de metros y se subió a una roca cubierta de musgo para ventear mejor.
Lo que el viento le traía le heló la sangre.
Más de una docena de perros de presa, unos diez jinetes. Escuchó el crujido del cuero de las sillas al galope de los caballos. El tintineo de las armaduras. Olió el metal de las armas, la madera de las astas de las lanzas. La muerte avanzaba rauda por el bosque. No podrían escapar.
Miró hacia atrás. Los otros tres lobos la miraban expectantes. Nessa sabía que les iban a cazar pero aún había una oportunidad. Si les hacía subir por el riachuelo quizá los perros de presa perderían el olor del resto. Sobre todo si tenían una presa clara a la que perseguir.
La muralla de nieve que precedía a los cazadores se abalanzó sobre ellos y agitó sus pelajes, cubriéndolos de copos pesados. No tenía mucho tiempo para decidirse.
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No había tiempo que perder. Nessa miró al riachuelo y dejó escapar un leve gruñido. Los tres lobos siguieron su mirada y se negaron a moverse. El dorado incluso dio un paso hacia ella. Gruño con fuerza y mostró sus dientes. No era el momento de discutir. Bajando las orejas y con un gruñido de protesta el lobo negro y el dorado comenzaron a moverse por el riachuelo. El rojo brillante gimió un poco pero un empujón del dorado le puso en marcha.
Nessa no se quedó a ver como huían. Avanzó unos pasos y lanzo un potente aullido. Inmediatamente los ladridos de los perros de presa le indicaron que su plan parecía funcionar. Saltó y comenzó a correr tan rápido como podía.
Y corría muy rápido en aquella forma lobuna. Sus poderosas patas la transportaban por el bosque tan velozmente que en ocasiones apenas parecía tocar el suelo. Los árboles y los helechos pasaban a su lado a toda velocidad.
Pero sus perseguidores eran igual de rápidos. O quizá más por imposible que eso le pudiera parecer en aquel momento. No pasó mucho hasta que Nessa escuchó a su espalda los jadeos de las bestias de caza lanzadas en su persecución. El golpeteo incesante de los cascos de los caballos se escuchaba también cada vez más cercano. Por un momento había albergado la esperanza de poder escapar. Esa esperanza se desvanecía tan rápido como se movían sus patas.
De repente los dos animales más cercanos que la perseguían desaparecieron de su espalda. No es que se detuvieran, es que literamente desaparecieron. Para aparecer apenas un segundo después frente a ella, corriendo en su dirección.
Uno de ellos saltó con las fauces abiertas, pero Nessa fue más rápida y sus fuertes patas traseras la lanzaron con fuerza hacia delante y hacia arriba. Sus colmillos se clavaron sin piedad en la extraña piel coriácea de la bestia y sintió el sabor ferroso de la sangre en su boca y su garganta. La criatura estaba muerta antes de tocar el suelo.
Pero Nessa no tuvo tiempo de celebrar su victoria. Un fuerte impacto en su lomo derecho la desequilibró y la hizo rodar por el suelo. La otra bestia que se había adelantado por arte de magia la atacó con fiereza, intentado desgarrar su piel con sus garras y morder su cuello. Giraron el uno sobre el otro por el suelo lanzándose dentelladas, pero fue finalmente Nessa la que se hizo con la victoria, impulsándose de nuevo en sus patas traseras empujó a la bestia al suelo y la inmovilizó con sus garras delanteras. Sin darle tiempo a recuperarse, Nessa mordió el cuello de la criatura y agitó con fuerza su cabeza, rasgando la piel y quebrando el cuello de la misma.
Con un gruñido de lo más profundo de su pecho y mostrando los dientes miró en rededor. El resto de la jauría había aprovechado el momento para rodearla. Los cánidos daban vueltas a su alrededor, despacio, buscando la oportunidad de saltar sobre ella. Nessa no se movía, tan sólo seguía con la mirada a aquellos que pasaban delante de ella pero muy consciente de los que se movían a su espalda. Su pelaje erizado la hacía parecer aún mayor de lo que era.
Entonces llegaron los caballos. Los jinetes portaban arcos y largas lanzas y comenzaron a dar vueltas alrededor de ella también, justo detrás de los perros. Nadie la atacó, parecían satisfechos con mantenerla ahí.
Entonces Nessa lo vio.
Llegó cabalgando sobre un corcel negro que parecía ser casi el doble de alto y corpulento que el resto. Sus cascos hacían saltar chispas al chocar con alguna ocasional piedra en el suelo. El corcel iba cubierto con una barda muy elaborada de armadura de algún metal negro. Y sobre él, una imponente figura cubierta por una armadura completa de metal negro, con lineas de mithril que recordaban a un esqueleto. El rostro estaba cubierto por un hermoso y terrible casco que ocultaba el rostro de su portador. Un asta de ciervo tan grande como la del que había escapado acompañaba al casco a modo de corona. Unos fríos ojos azules brillaban con anticipación y sed de sangre a través de la visera.
El jinete portaba una larga lanza de asta de madera oscura y de un metal negro que refulgía a la luz de la luna. No sólo tenía una larga y elegante hoja, si no que en la unión con el asta otras dos piezas de afilado metal, curvadas hacia delante casi como una media luna, le daban un aspecto mucho más amenazador.
Nessa aulló, desafiante mientras el jinete espoleaba a su caballo sin detenerse y nivelaba la temible lanza para apuntar a Nessa. La cazadora se preparó para lanzarse hacia él y arrancarle el brazo con que enarbolaba el arma de un bocado. Pero no fue lo suficientemente rápida ni fuerte. La lanza la alcanzó en mitad de su salto y la fuerza del impacto fue tal que la loba se vio catapultada hacia atrás.
Nessa sintió que varios huesos se partían por la violencia del choque, incluso antes de caer al suelo. El dolor de la lanza atravesando su costado se expandió por todo su cuerpo. Cayó al suelo con la lanza profundamente clavada en su costado.
El jinete hizo virar a su caballo y este se encabritó al tirar su amo de las riendas para que se detuviera. Desenvainando una larga y esbelta espada del mismo material negro que la hoja de su lanza, el jinete desmontó y se preparó para descargar el golpe definitivo que habría de decapitar a Nessa. Gruñó y enseñó los dientes, desafiante. El jinete pareció detenerse un segundo, y juraría que en sus ojos había algo de... ¿respeto?. Levantó la espada por encima de su cabeza.
Una sombra azulada apareció repentinamente e hizo caer al jinete. El grito de sorpresa de este se confundió con el aullido que lanzó Lobo. Un fogonazo de luz azulada cegó a Nessa.
Se encontraba de nuevo arrodillada en el lugar donde había lanzado su hechizo, con Ornym al lado y Lobo frente a ella. Su voz resonó de nuevo en su mente.
- Un Alfa siempre protege a su manada. No importa el precio. - Lobo inclinó su cabeza a modo de respeto - Yo te acepto... - dijo, antes de saltar hacia el pecho de Nessa y desaparecer en una nube de vapor azul.
El elfo se sorprendió.
- Vaya... eso es... inusual - admitió. - ¿Qué ha pasado? - le preguntó. - Os habéis quedado mirando durante un segundo. Juraría que tú has tenido un viaje espiritual... - añade entre admirado y preocupado.
Nessa no le contesta inmediatamente. Un dolor en su costado derecho le hace llevarse la mano. Encuentra su camisola manchada de sangre.
En otro lugar, el sonido del metal cayendo a la piedra se ve apagado por un grito, casi un rugido, de dolor y frustración. El General se llevó la mano al rostro, de donde manaba su sangre azulada por tres ligeros cortes que recorrían su atemporal y hermoso rostro desde la sien derecha a la barbilla izquierda. Pero esos rasguños no eran lo que le molestaba. Le habían arrebatado su presa. Y nada odiaba más Eredin que perder una presa. Bueno, quizá a los elfos, pero ambas cosas estaban muy cerca en su negro corazón. Recogió su casco y se cubrió con él. Esa noche moriría alguna presa.
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Nessa seguía agachada al volver a su plano de la realidad y vio a Ornym y escuchó sus preguntas al mismo tiempo que notó el dolor en el costado. Esto, junto con la súbita desaparición de la sensación de peligro y la ansiedad que lo acompañaba, hizo que la chica perdiera un poco el equilibrio y necesitara sentarse en el suelo y apoyar la espalda en la pared para recuperarse.
Luego miró al elfo, un poco confundida:
- ¿Un segundo? No...ha sido más, mucho más.
Levantó el lateral de su camisola para revelar un profundo corte en el costado. No era nada que no pudiera curar, pero Nessa lo miró sorprendida y preocupada: no pensaba que lo sucedido en el mundo espiritual fuera a acompañarla de vuelta a la realidad. Cruzó esa misma mirada preocupada con Ornym y le dijo:
- He visto al General de la Cacería Salvaje. Me hizo esto, aunque creo que él también se ha llevado su parte. Pero yo era ... una loba que protegía a su manada: a Cruços, Rolthos y Jen. Y antes que eso, acompañé al espíritu de la Serpiente y al del Águila, cazando diversas presas. Una de ellas, un rastreador de la Cacería Salvaje.
Nessa le relata entonces el viaje espiritual que ha vivido con detalle mientras cura su herida por medio de la magia.
- Ha sido increíble, Ornym. Me sentí como si fuera uno de ellos: la sensación de que el agua fuera mi medio natural, de poder volar y caer en picado sobre mi presa, de correr con mi manada a través de bosques helados - los ojos le brillan y su sonrisa es amplia cuando dice esto - Pero también he visto cosas que me han preocupado. ¿Tan grande es el poder de Zalphiros que incluso se ve reflejado en el plano espiritual? La sombra que vimos en el Norte durante el vuelo con Águila no dejaba ver nada. O puede que no sea solo Zalphiros, puede que sea ... Iuz. Pero no quiero adelantar acontecimientos, luego hablaremos con los demás. Jen tiene alguna cosa que contarnos al respecto.
La chica se pone en pie, ayudada por Ornym y esta le mira durante unos segundos en silencio antes de continuar.
- Gracias. Me alegra haber podido completar este ritual contigo antes de que nos ... separemos. Pero te confieso que tengo miedo. De que nos marchemos mañana y que sea esa sea la última vez que te vea. Con todo lo que ha pasado ... dioses, no quiero perderte a tí también. - Mientras dice esto toma una de sus manos, que besa con suavidad antes de continuar - Ojalá pudiera tener control sobre la seguridad de las personas a las que quiero, pero no es así. Por favor, sólo dime que irás con cuidado y que harás lo posible para que nos volvamos a ver. Hay... - añade, tímida - hay tanto que podríamos hacer juntos...
Nessa expresa también otras inquietudes:
- Una vez logremos salir del templo, ¿qué pasos deberíamos seguir? ¿Cómo te localizaremos? A tí o a la Cacería Salvaje. Ninguno sois especialmente fáciles de rastrear. Es más, Ornym: si logramos recuperar el arco de Isarana, ¿seguro que puedo usarlo sin más? Es una reliquia de tu familia. Un tesoro para todo tu pueblo, incluso. ¿No va a suponer un problema que lo use una forastera?
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Mientras Nessa habla Ornym trata con magia la herida del costado. No es tan grave como la que sufrió su forma lobuna espiritual, pero aún así Nessa siente ese lado algo embotado incluso después de que la magia del elfo borre todo rastro de la herida.
Mientras Nessa relata su experiencia Ornym le limpia la sangre con un poco de agua y un paño limpio.
- Los viajes espirituales no se rigen por las mismas normas que nuestro mundo. - dice respecto al tiempo transcurrido y todo el viaje en general. - Es poco habitual que los espíritus se tomen tantas molestias. - El elfo la mira con sus ojos esmeralda durante un segundo y sonríe - Me alegra haber sido el primero en ver lo especial que eres. - dice acariciando su rostro con cuidado.
Cuando Nessa se pone en pie y expresa sus inquietudes Ornym la abraza con cariño.
- Nessa, mi dulce Nessa. Ni todos los años de larga vida de mi pueblo me serían suficientes para pasarlos a tu lado. Yo no tengo miedo... estoy aterrado por dejarte marchar. Pero debemos ser fuertes. - se separa un poco de ella y la mira a los ojos - Nunca se me ocurriría permitir que mi amor se interpusiera entre lo quién eres y lo que debes hacer. Eso sólo nos destruiría. Puede que durante un corto tiempo fuéramos felices, pero finalmente perderíamos lo que ha hecho que nos amemos tanto. Nuestra propia alma y nuestro ser acabaría marchitándose. Como te digo estoy aterrado, pero tengo confianza en ti y ni todas las huestes de Iuz ni todos los muertos que consiga levantar Zalphiros ni toda la Cacería Salvaje me impedirán volver a tu lado. -
Ornym la besa con pasión. Cuando se separaron el elfo se quitó un colgante que llevaba. Se trataba de un círculo bellamente tallado en un belirio.
- Quiero que lleves esto contigo - le dice pasando la tira de cuero por su cuello. -¿ Lo harás? - le pregunta.
Mientras caminan de vuelta intenta contestar a todas las preguntas, que, como es habitual en ella, ha lanzado con su rápida y curiosa mente.
- La Cacería Salvaje no está bajo las órdenes de Zalphiros. Ni siquiera él es tan poderoso. Los ha traído a este plano, si, pero ha desatado una fuerza que no puede controlar y que sospecho no conoce en profundidad. Crear confusión y el odio hacia Celene es lo que le habrá motivado a ello. Sospecho que vuestra antigua aliada, ahora lugarteniente de Zalphiros, habrá influido también en esa decisión. Debemos parar la Cacería y a su General antes de poder enfrentarnos a Zalphiros. Él lo sabe, y estará aprovechando todo el tiempo que le pueda dar. La Cacería tiene un gran poder también en el plano astral. No me extraña que al haber salido de su plano actúen también en este. Son demasiado peligrosos. -
Cuando Nessa le relata el velo negro que vio con Águila al norte asiente. - Es Iuz. No hay duda. Su reino está vedado en muchos sentidos y su mera presencia y la de sus demonios crea una brecha en el plano astral. Hay heridas que ni siquiera los más poderosos de nosotros podrían restañar. - Asiente ante la revelación de que Jen tiene algo que decir al respecto - Supongo que su peculiar... posición le da un conocimiento que a los demás nos está vedado. - dice haciendo clara referencia a los orígenes de Jen.
Ornym apretó la mano de Nessa para infundirle tranquilidad y confianza ante las dudas de la cazadora respecto al arma.
- No temas. Cuando el arco te acepte quedarán pocas dudas entre mi pueblo. Por supuesto que a algunos no les gustará, pero incluso entre los más longevos de mis congéneres hay ciertas lecciones que deben ser aprendidas. No pienses en eso ahora. Concentrate en recuperarlo y volver a Celene con las armas. Entonces los cazadores se convertirán en presas y expulsaremos a la Cacería Salvaje de este plano. -
PbP Character: A few ;)