Jen no puede evitar levantar las cejas sorprendide ante la levitación de la jarra -maravilloso.- admira, agradeciendo la copa de vino y luego dejándola en la mesa para centrar su atencion en Shideh. Se sonroja visiblemente al remarcar ella su atención en elle -Ah, veo que mis habilidades acrobáticas trascienden el plano material si han llegado a vuestros oidos. No me importaría entreteneros mas tarde, si me lo permitis.-
Sin embargo la mirada se Shideh se le taladra tras los ojos, como si estuviera mirando a través de elle. Jen no puede sostenerla y eventualmente su risa muere, y mira hacia abajo ruborizade. -He de decir mi señora, que no estoy segure de si ha sido el azar o nuestra habilidad lo que nos ha traido aquí. O quizá el macabro sentido del humor de los dioses. Que bien se lo tienen que estar pasando ahora! No...Pero tampoco ha sido una hazaña en solitario. Venimos siguiendo las vagas huellas de los últimos aventureros que se adentraron aquí.
Vereis, un gran mal asola nuestro hogar. Un nigromante que, no importa cuanto corramos para darle caza, siempre va un paso por delante nuestro. En un intento desesperado por ganar recursos, han contratado nuestros servicios para recuperar las armas de aquellos que perecieron aquí.
Quienes somos? Mercenarios, que si corren la misma suerte que sus predecesores, no supondrán una gran pérdida.-
- Firud , decidme, ?como llegasteis hasta aqui? - Dijo mientras hacia un gesto a la silla. - Hay muchas cosas que desconozco de este lugar ya que soy un recién llegado. Si podéis darme unas pinceladas sobre las leyes y costumbres que hay aquí os lo agradecería, no desearía meter la pata mas de lo conveniente.
- Mercenarios dice... - la mujer parece ofenderse - ni se te ocurra volver a trataros tan mal!! Si os han enviado aqui en busca de las armas de los que nos encerraron aqui... no sois simples mercenarios, si conozco un poco a esa gente, y creeme queride, les conozco bien, no enviarian a cualquiera. Y habéis conseguido abrir una puerta ni más ni menos!! ¡Ni siquiera yo con todo mi poder e influencia he conseguido tal cosa en este lugar que controlo... no no queride -dice dejando su copa de vino tras dar un buen sorbo y mover un elegante dedo adornado por un anillo de oro de manera negativa delante de Jen - Sois muuucho más que simples mercenarios. Trataté mejor queride!! - Toma unos dátiles y se los come mientras mira a Jen, divertida.
- Muy bien iremos al grano. No quiero parecer maleducada pero... tú y tus amigos no pareceis estar en la mejor de las formas... la cara de tu chico... y esa pobre muchacha... se ve claramente que aún no se ha habituado a la pérdida que ha sufrido. ¿Hace cuánto que ocurrió? ¿dos? ¿tres dias? Cuentame... ya que no se lo puedo preguntar a ella, seguro que aún es muy delicado... ¿fue liberando la puerta? ¿Luchando contra alguna otra criatura de aquel semi-plano? -se echa para atrás abriendo los ojos - No me digas que fueron los gigantes?? Siempre es difícil tratar con ellos, los de este plano aún se creen que son mis iguales. ¿Puedes creerlo? Ese Thane se las da de importante en su fortaleza - mueve la mano indicando una dirección y pone los ojos en blanco antes de coger un poco de humus con pan y comerlo - En cualquier caso... quiero ayudaros... porque es evidente queride que necesitais ayuda. Ah ah, antes de que tu pequeña y suspicaz mente comience a sospechar que tengo algún motivo oculto... pondré las cartas sobre la mesa. Verás, venir aquí fue una decisión algo precipitada, pero resultó ser buena. En poco tiempo controlé el semi-plano y mis poderes e influencia crecían. Mis sirvientes son leales y todos me tienen el respeto que merezco, las cosas iban bien y estaba lista para ampliar mis miras, siempre he querido un palacio en el distrito noble de la Ciudad de Bronce ¿sabes? En fin, que me distraigo. La cuestión es que cuando esos ejércitos vinieron y al final consiguieron aislarnos y encerrarnos a todos... -levanta los brazos y suspira - ¿conoces el dicho que dice que debes tener cuidado con quien te asocias? Si... las compañías son importantes... en fin.. qué puedo decir, hasta yo cometo errores. Pensé que traer un poco de paz y control a este lugar sería bueno para mi pero... ha resultado haberse convertido en un problema. No me mal interpretes, aún es un buen lugar pero una tiene que mirar para mejorar siempre ¿verdad? -Toma otro sorbo de vino completamente relajada sobre uno de los cojines. - La cuestión es queride, que os necesito, necesito que abráis la puerta de este plano para mi. ¿Crees que podréis hacer eso? Sabemos que es a lo que habéis venido asi que.. ¿Porqué negarlo? ¿Porqué rechazar la ayuda que os puedo aportar? Porque... ¿sabes de lo que soy capaz? - hace una pausa inclinándose sobre la mesa y mirando a Jen directamente a los ojos. Le barde siente que su sangre se enciende - ¿Eres consciente de lo que podríamos hacer... Juntes? -
Rolthos:
- ¿Yo? ¿Aqui? nací aqui señor, siempre he estado al servicio de la señora, que sus sirvientes siempre crezcan sanos y leales - traga saliva al parecer bastante inseguro de la conversación. - Estoy seguro que mi Señora, que sus bodegas siempre estén llenas, no pretende imponer sus costumbres a ninguno de sus invitados. Si sois tan respetuoso con ella como... - se atraganta un poco - ... como lo estáis siendo conmigo si me permitís la libertad, estoy seguro de que estará encantada con vuestra visita. -
Nessa sigue garabateando y de repente nota que se calientan las orejas. Los del pueblo siempre decían que eso significaba que alguien estaba hablando mal de uno mismo, pero a la ranger eso le parecía una patraña. Tenía que acordarse de preguntarle a Julian al respecto.
Pasó de escribir letras sueltas a nombres completos. Empezó por escribir el suyo varias veces y luego empezó a escribir los del resto del grupo. La letra era horrenda, pero al menos se entendía. Bueno, al menos ella lo entendía. ¿Podría enseñarle las notas a Jen pronto a ver si elle entendía algo?
"¿Qué estarán haciendo el resto?", se preguntó mientras tomaba otro sorbo de té.
- Has nacido aquí, dices? - Dijo preguntándose cuantos años habría pasado aquí el humano. - Hubiese pensado que estarías aquí llegado del templo, o bien un sacrificio o bien un castigo, antes de que las puertas se cerrasen.
Mientras se terminaba y emitía algún tenido escocido por las quemaduras siguió hablando con el sirviente, intentando tranquilizarle invitándole a que hablase buen de la tal señora. - Estos planos son extremadamente peligrosos por lo que he experimentado en el plano del aire... En cierta forma tenéis suerte de estar bajo la protección de la Señora. Debe de ser muy poderosa.
Le barde no puede evitar quedarse boquiabierte ante la socarrona actitud de la sultana, aunque claro.... Sus razones tenía. Sin pensarlo mucho Jen tambien da un gran trago a la copa de vino, y se queda mirando sorprendido la bebida, aquello estaba excepcionalmente bueno! Da otro trago pero con este se atraganta y tiene que darse en el pecho para que el líquido vaya por la tubería correcta.
-Madre mia, es... Es mucha informacion.-Se pasa la mano por el pelo, con un suspiro.-Teneis razon Shideh. Estamos machacados. Perdimos a Nessa en lucha contra dos dragones de hielo, no hace mas de dos dias... Ella ha perdido su brazo, pero nosotros la perdimos por completo. Y... A los gigantes los evitamos por suerte. También los hay en este semiplano?? Estais en conflicto con ellos?-Parte de su ser quiere prometer lealtad a la sultana, luchar por ella. Que atracción ejercía aquella mujer?? Tiene que inspirar dos veces antes de continuar.
- Entiendo que sabeis donde está la puerta que lleva al siguiente semiplano. Demonios, si un loco como Ashrem lo sabía como no lo vais a saber vos? No imaginais lo que nos ha costado lidiar con él... Pero al final, no ha sido mal tipo.-
Tengo tantas preguntas, ni siquiera se que es la ciudad de Bronce! Me gustaría deciros que si, sin miramientos. Pero no se como preguntar esto, asi que lo diré directamente. Sois, al igual que Ashrem, una servidora de Zuggtumoy? No os veo como tal. Sois ambiciosa, y poderosa sin necesidad de ninguna entidad como ella, pero entendereis que debo preguntar. Porque por cada puerta que abramos estaremos dando un paso en su liberación, y deshaciendo el sacrificio que hizo el anterior grupo. Y no puedo evitar preguntarme si esperais liberarla, o... ir más allá. Pero teneis razón en una cosa. Y es que hay que abrir la puerta.
La mujer pone cara afligida y da unos leves toquecitos en sus dedos en el antebrazo de Jen cuando le cuenta sus penurias.
- Por supuesto queride, por supuesto. Es terrible esto que me cuentas. Pero yo podría solucionarlo. Tu amiga necesita recuperar su brazo ¿no? Imagino lo difícil que debe ser para ella... además, es una arquera ¿no? imagino que no lleva ese excelente carcaj sólo de adorno... pobre muchacha... - niega con la cabeza, pero luego clava de nuevo sus intensos ojos en Jen mientras sigue hablando y le hace sus preguntas.
- Yo... sirviente de... -durante unos segundos que a Jen se le hacen eternos Shideh guarda silencio, mirando fijamente a Jen. Le barde teme haber cometido un error irreparable. Hasta que la hermosa mujer estalla en carcajadas.
- JAJAJAJAJAJAJAJA Mi queride Jen... tu inocencia es refrescante. Deja que ponga fin a tus dudas. No. No sirvo a ese ser, ni a ningún otro. Soy mi propia dueña -su voz se llena de orgullo cuando dice esas últimas palabras, parece incluso crecer de tamaño durante unos instantes. - Y sin embargo... -su tono se vuelve apenado - Estoy aquí atrapada como el resto. - Lanza un largo suspiro - Cierto es que acepté las condiciones que Él me ofreció, pero pensaba que iba a ser de manera temporal, sólo hasta que alcanzara el poder e influencia suficientes para seguir prosperando. ¿No es lo que todo queremos al fin y al cabo? ¿Mejorar? ¿Prosperar? -toma un sorbo del vino y mordisquea un pastel de pistacho. - Todos encontramos dificultades en nuestro camino supongo. Pero ahora los hados os han enviado a vosotros y han hecho que nuestros caminos se junten. Podemos ayudarnos mutuamente Jen. Únete a mi. Deja que te guíe, ahora y siempre, y juntes podemos ayudarnos a conseguir nuestros propósitos. - Se echa hacia atrás en el cojín tumbándose y estirándose como una gata satisfecha.
- Aaah ya puedo imaginarme todo lo que lograremos juntes tú y yo... no sólo salir de aqui, si no que luego te ayudaré con lo que sea que ocurra en tu plano... y ya puedo ver mi mansión en la Ciudad.... - suspira perdida en sus propias ensoñaciones y de pronto se gira de nuevo hacia Jen, acodada sobre un costado. - Espera... ¿has dicho que no sabes qué es la Ciudad de Bronce? ¡Es la más magnífica ciudad de todos los planos! - sus ojos brillan con pasión - Está en el centro del Plano del Fuego, y sólo los más poderosos e influyentes consiguen residir en sus mejores mansiones... Aaah Jen. Estoy segura de que con tu ayuda, y la de tus amigos, lograré por fin el lugar que merezco allí. -Sonríe a Jen mientras se acaba el pastelillo de pistacho.
- Pero me has hecho mas preguntas queride. La situación con los gigantes aquí... digamos que tenemos una incómoda tregua. El Thane cree que posee cierta independencia en su fortaleza, y le deje conservar la Gema que cayó al cerrarse las Puertas. Total -se encoge de hombros - con las Puertas cerradas es poco más que una baratija. hmmm quizá queráis recuperarla... y desde luego librarme de ese arrogante sería un alivio no te voy a mentir... -hace un mohín divertido, al parecer imaginando al gigante de fuego derrotado. - Seguro que a ese musculitos que va con vosotros, ya sabes el semi-orco... Vraak ¿no? le encantaría poder presumir de haber derrotado a semejante adversario. -
Hace una pequeña pausa mientras coge un par de uvas, haciendo un gesto a Jen para que la imite y se alimente. Le barde se da cuenta que tiene hambre y la calidad de los alimentos es excelente. No es que Nessa no cocine bien, pero hay un límite a lo que puede hacerse con las raciones de viaje de las que se han estado alimentando hasta ahora.
- Por supuesto que conozco la ubicación de la Puerta, así de como el resto de las puertas que comunican con el resto de los nodos que crearon al fundar el Templo. Eso no es problema, mi barcaza os puede llevar a cualquier lugar que deseéis en este nodo, no tenéis que preocuparos por eso. Este Ashrem del que hablas... es el anciano ¿no? me temo que su mente está más allá de curación... o sea.. yo podría desde luego... pero no creo que merezca la pena y pienso que es mejor concentrarse en tu amiga. - toma otro sorbo de vino. - Ay queride, es un placer poder charlar contigo. No me malinterpretes, estoy segura de que tus amigos son todos un encanto, pero seamos sinceres. El semi-orco hará lo que sea por cuidar a tu amiga. Tu amiga es demasiado desconfiada e impulsiva, y no me hagas hablar del hombre-lobo y el paladín... -resopla y pone los ojos en blanco - En lugar de hacer preguntas interesantes como tú seguro que estarían todo el rato interrogándome... ¡a mi! ¿Te imaginas? Cuanto me alegro de poder tener esta charla a solas antes de que vengan los demás. -
Toma otro sorbo de vino, invitando a Jen a hacer más preguntas si lo desea.
- No shayyid - contesta algo ruborizado - nací aquí, al servicio de mi Señora, que su corazón siempre rebose felicidad. Me ha dado un hogar y sólo pretendo servirla lo mejor que pueda. Sus poderes son bastos en verdad. Sólo tenéis que ver el hermoso palacio que ha construido para sí y para nosotros sus humildes siervos. Mi madre me contó que lo hizo brotar del mismo lecho del lago, creando la isla, las torres, los minaretes. Muchos cayeron de rodillas aquel día y lloraron de emoción al ver el inmenso poder de la Señora, que su llama nunca se apague -
Rolthos escucha verdadera devoción en la voz del sirviente.
Nessa:
Al ver que la invitada no precisa nada más, el pequeño ser que la ha acompañado, dice algo en un idioma que la joven no comprende mientras hace una profunda reverencia y abandona la habitación. Nessa atisba la figura de una gran salamandra haciendo guardia en el pasillo, justo al lado de su puerta cuando el hombrecillo sale y la cierra con delicadeza.
Tras asentir y después de permanecer en silencio unos instantes para considerar la situación, el paladín decidió no presionar más al sirviente. Aunque no era un ciudadano libre, ni su vida era una tragedia, ni vivía en el paraíso. Lentamente su mirada se tornó apesadumbrada al comprender que una intervención para intentar liberarlo de aquella servidumbre solo le traería problemas o, probablemente, la muerte. - Me alegra ver que la Señora usa su poder para proteger a los sirvientes. Ahora me gustaría estar solo, os agradezco vuestra atención, pero necesito descansar. Gracias por todo. - Dijo dándose la vuelta, quizás tratando de ocultar aquella tristeza, fruto de la impotencia al entender la irremediable situación de la gente de aquel plano.
Una vez solo reflexionaba acerca de la situación mientras se arreglaba y vestía con los ropajes más austeros que encontró, descansaba su magullado y agotado cuerpo y comía parte de los alimentos que le habían ofrecido como obligación para mantenerse en las mejores condiciones. Quizás más adelante pudiera hacer algo por los sirvientes, quizás pudiese intervenir por ellos. Su mirada permanecía en el infinito mientras consideraba las posibilidades.
Jen se lleva una uva a la boca -Teneis toda la razón, es un buen cambio, para variar.
Admiro vuestro caracter. Me recuerda al de mi familia. Fuerte y resolutivo. Veis las fortalezas de quien os puede ayudar, pero no dudais en volcaros con las necesidades de esas personas. Quid pro quo.
Puedo preguntaros, quien es… Él? Ashrem también nos habló de alguien por encima de Zuggtumoy… pero cuando él habla, lo hace con reverencia y sumisión. Vos es casi como si hubierais formado una alianza con alguien que en realidad… No os cae muy bien.
Piensa un momento, y luego considera una cosa que ha dicho Shideh.
-Podríais ayudarnos… con lo que está ocurriendo en nuestro plano??- Eso si que no se lo esperaba -Es… Shideh, os hablaré con sinceridad -Deja la copa en la mesa- Este nigromante es alguien altamente peligroso. Sus huestes arrasan ciudades enteras como si fueran motas de polvo sobre la mesa. No pueden ser encantados, solo exterminados -Su mirada se posa en la lejanía de uno de los balcones, en el lago de lava- Como el fuego que arrasa sin dejar más que cenizas.-
Sacudiendo la cabeza vuelve a la realidad - Acabar con su amenaza es una hazaña digna de leyenda. Pero no os pediría semejante nivel de ayuda sin daros algo a cambio. Dejaríais que lidiasemos con vuestro problema con los gigantes? Podríamos recuperar la gema. Teneis razón y es que con las puertas cerradas no es mas que una roca brillante. Pero si las puertas se abren….- Deja la frase colgando en el aire -Quizá sea mejor que ese gigante esté neutralizado de antemano.
- Ja! -se tapa la boca - Disculpa no me rio de ti queride. Es que me sorprende que tras tantos años El Anciano haya sido capaz de mantener su identidad oculta para las fuerzas que se levantaron contra Él. Pero claro, es típico del Príncipe de los Demonios el utilizar a peones en sus planes. Tú, queride, deberías saberlo mejor que nadie, pues todos tus ancestros le deben lealtad... menos tú... una cosa más que te hace tan especial. Ah... veo que por fin comprendes. Si queride, el aliado de Zuggtumoy en la creación del Templo no fue otro que Iuz -
Deja que Jen asimile la revelación que acaba de escuchar.
- Sus maquinaciones le llevaron a aliarse con la Señora de los Hongos para aumentar su poder y poner en jaque a todas esas naciones que resistían a sus planes de conquista. De pronto consiguió ponerles en jaque y tener un ejército en sus espaldas. ¿Taimado verdad? -bebe un sorbo de su vino - Cuando las fuerzas aliadas de esos países pusieron en jaque al Templo y quebraron su fuerza Él ya estaba lejos, de vuelta en su Ciudad. Supongo que a su aliada no le sentó nada bien ¿ no crees? -dice guiñando un ojo a Jen. - Cuéntame ¿Cómo va la guerra contra Él? ¿Cuántas naciones ha conquistado ya? -
- Respecto a las Gemas... no te falta razón en que sería poco inteligente que la conservara ese Thane advenedizo, y menos si abrís la Puerta como es nuestro objetivo. Dime queride, ¿Conoces el verdadero valor de esas Gemas? ¿Y tus amigos? Quizá sea un tema a tratar cuando estemos todos reunidos, estoy segura de que les interesará todo esto... pero puedo contarte todo lo que se ahora mismo si lo deseas. -
Deja que Jen le conteste a este asunto y aborda el otro que ha tratado le barde.
- Respecto a cómo puedo ayudar contra ese nigromante... Lo que te propongo es una alianza entre nosotres dos. Puedo concederte poderes que sólo puedes imaginar... - se levanta y con un gesto abarca la cascada de lava que hay a sus espaldas y el lago sobre el que se levanta la isla y el palacio. - Imagina todo este poder, todo este potencial tuyo para ser liberado contra tus enemigos... arrasaras las hordas de muertos vivientes y consumirás a ese nigromante entre las llamas de tu furia... - Mientras habla sus ojos se encienden y de su mano surgen pequeñas llamas que saltan entre sus dedos. - Pero el fuego no sólo destruye, también purifica, cauteriza y cura... Si te unes a mi, no sólo devolveré la salud a tu amiga, iré contigo donde vayas y te daré poderes que no puedes ni imaginar para ayudarte a impedir que algo así vuelva a suceder. - Mira a Jen a los ojos, los suyos prendidos por la emoción. - No te engañes queride, no suelo ofrecer mis dones alegremente. Te he elegido por múltiples razones, que de momento me reservaré, pero debes ser consciente de lo especial que eres, del potencial que tienes. No quiero verlo malgastado... quiero ayudarte a que lo explotes en su totalidad. E insisto, queride, no es algo altruista, a través de ti mi poder e influencia aumentarán sí, pero además espero que, al igual que yo te ayudaré, tú me ayudes a mi cuando sea necesario. - hace una pausa y sonríe - quid pro quo. -
Jen se deja caer en los cojines al oir la revelación -Iuz… Claro, cómo no lo vi venir?- Se pasa la mano por el rostro, como cansade - Siempre es Iuz.
La guerra contra él? Je…En una perturbadora tregua, así es como va.- Jen se remanga la túnica y con la copa en la mano se levanta de los cojines. Se percata de que hay un juego de mesa a medio jugar sobre un tablero de marmol negro pulido. Jen coge una de las piezas y la observa, dándole vueltas entre los dedos -El nigromante del que os hablo es un tercero en discordia. Un elemento disruptivo. Levanta muertos vivientes por donde pasa, y lo último que sabemos es que se dirige hacia un gran criadero de no-muertos, cedido por la gracia de Iuz y los reinos que se aliaron en su contra.
Deja la pieza en su lugar, y dando la espalda a Shideh, se asoma a la balconada, que muestra la magnífica vista del lago de lava.
- Habéis sentido alguna vez una llama dentro vuestro que no se apaga? Un ardor que quema cada célula, como un combustible que no se acaba. Que solo se consume y se consume pero no se renueva y a la vez no se agota. En eso pienso cada vez que mi mente divaga hasta Zalphiros. En ese fuego.
Si lo que decis es cierto, me siento honrade de compartir vuestros dones, sin embargo tal cesión solo por abriros la puerta, me parece desequilibrada. Sabéis que tenemos que hacerlo, si o si. Así que me pregunto, qué es lo que conlleva un pacto como el que estamos forjando?
La noble effretti observa a Jen y le sigue en su deambular por el salón del trono con la mirada hasta la balconada, donde se acoda a su lado en la misma contemplando las vistas del lago de lava hasta donde el intenso calor hacia que todo se dibujara en una especie de espejismo.
- ¿Iuz ha detenido su avance sobre Oerth? - dice algo perpleja - Hmm eso es... interesante. Incluso tras un revés como el sufrido en el Templo, y una masacre como la que narras de esa batalla... me resulta... curioso. Una se pregunta si no habrá ocurrido algo que ni siquiera Él habría previsto. -se encoge de hombros - Los designios del Anciano se me escapan. Pero concentrémonos en lo importante. -
Mientras Jen le confiesa sus sentimientos hacia el nigromante ella se gira, dando la espalda al lago pero aún apoyada sobre sus codos en la balaustrada, mirando fijamente a Jen.
- Claro que tenéis que intentarlo. Con mi ayuda posiblemente lo consigáis.- dice sobre la tarea de abrir la puerta. - ¿Recuperar mi libertad te parece desequilibrado? -dice enarcando una ceja - Nuestro pacto sería un intercambio más duradero. ¿Quieres saber porqué me parece que ganaría yo de ello? ¡Escúchate queride! esa pasión, esa ambición... te llevarán a hacer grandes cosas... y a través de tus hazañas yo ganaré poder e influencia. Y como te digo... podrás ayudarme cuando sea necesario, si es que llega a serlo... estaríamos conectades, no es que siempre pueda atenderte, o que me interese llegar hasta el último recoveco de esa cabecita tuya, o que vaya a espiar tus momentos de... intimidad con tu Ilya, a no ser que vosotros quisieras que participase claro... -dice con una sonrisa pícara - Nuestra unión sería muy íntima en cualquier caso, y especial... - mira a Jen unos segundos. - ¿Sabes qué? Entiendo que es mucho para procesar. Hagamos una cosa. Vuelve con Julian. Piénsalo. Nos veremos a la hora de la cena con tus compañeros y, después, me das una respuesta. -Hace una pausa - Estoy convencida de que elegirás sabiamente. -
Como si hubiera estado esperando a ese preciso momento, el Capitán de su guardia, aparece en el salón del trono y se dispone a escoltar a Jen de vuelta a sus aposentos.
Jen se estremece de emoción mientras en su cabeza se agolpan las imágenes de lo que podrían conseguir formalizando el pacto -Vuestra oferta no es en vano, Shideh, os admiro. Sois un alma indómita y vuestro ofrecimiento despierta en mi un ansia que no creí posible poseer hasta ahora. -Mira al horizonte, decidide -Sois muy generosa al dejarme considerarlo.... Es un gran compromiso, que me abruma en este primer contacto. Como una llamarada. Pero... Creo que podremos llegar a una conclusión más que satisfactoria.- Asiente con reverencia al guardia, y se inclina con respeto ante la Effretti -Os veré de nuevo a la hora de la cena.
-Ah, Shideh, una última pregunta. Sería posible que pasara un momento por los aposentos de mi compañera Nessa? Me gustaría trenzarle el pelo para la cena. Si lo permitis, claro.
En cuanto el sirviente sale de la habitación, Nessa suelta papel y pluma y se pone a investigar por la habitación. Mira las paredes, mira las ventanas ... mira cualquier cosa que se le ocurra que le pueda permitir salir de allí por medios menos habituales que la puerta que ya sabía vigilada.
Se imaginaba que aquella a quien llamaban "Señora" y sus guardias no serían tan descuidados como para encerrar a alguien en una habitación dejándole el más mínimo medio de escape. Pero ... no sería Nessa si no lo intentara al menos.
Cuando no encontró ningúna vía de escape bufó y simplemente volvió a donde estaba a seguir escribiendo.
Volvió a beber té. Seguía igual de cálido que cuando tomó el primer sorbo, a pesar de que estaba en una jarra aparentemente normal y sin nada calentándola. ¿Quizás en aquél plano no tenían problema para conservar las bebidas calientes todo el tiempo que desearan ? "No estaría mal tener algo así en el plano material", pensó, y soltó una risita por la ocurrencia.
- Jen queride... ¡tú no tienes que peinar a nadie! Mi elegide no sirve a nadie. Habrase visto. Tengo sirvientes que se pueden encargar de eso. No debes rebajarte a... - dice con un gesto casi ofendido. Pero después ve la mirada de Jen y parece comprender. - Hmm está bien... mientras sea como un favor a tu amiga... pero recuerda que tú estas por encima de esas cosas queride. Eres demasiado importante, y los sirvientes deben sentirse útiles. - dice al final casi como una broma.
Hace un gesto condescendiente a Idab y este hace una reverencia a su Señora, guiando a Jen a través de los pasillos del palacio hacia los aposentos de Nessa.
Jen se da cuenta de que está en otro nivel que los suyos. En la misma torre, pero en otro nivel, posiblemente cada uno de ellos esté en un piso distinto.
Mientras caminan por los pulidos pasillos de obsidiana, Jen escucha una voz en su cabeza. "Que bonito... una oportunidad de oro para ayudarme y ni siquiera piensas en mi! Pero veo en tu mente lo que pretendes hacer. Permíteme recordarte que puedo ayudarte con eso, tengo muchas más experiencia que tú en moverme sin ser detectado... "
La salamandra que está custodiando la puerta de Nessa se aparta al ver llegar a su capitán seguida por Jen y le hace un gesto para que llame a la puerta.
-Os lo agradezco inmensamente. - Jen se inclina antes de salir. Aquella mujer tenía toda su admiración en aquel momento.
Sigue con paso firme al sirviente, pero mientras, en su cabeza se desarrolla una acalorada conversacion. "Bueno, recuperar un brazo es una cosa. Recuperar un cuerpo entero... Que hago, meterte en un golem de lava? No señor
La visión.... Me perturba. Shideh me ofrece alcanzar un poder que no sabía que necesitaba, y que ahora ansío con mi alma, pero... Ese ave. No puedo dejar de darle vueltas. Necesito buscar la oportunidad correcta, Rothgar. Ayúdame a conseguirlo."
“Tienes mis habilidades a tu disposición, solo tienes que usarlas… no será como cuando lo hacia yo claro te falta la memoria muscular… pero sin duda te servirán. Por otro tengo la sensación de que esta mujer podría recrear mi cuerpo si quisiera. Un brazo… un cuerpo… no creo que sea diferente para ella. Pero también te digo algo que ya estás pensando. Ten cuidado con ella y no tires demasiado de la cuerda. No te mentiré si te digo que preferiría que me sacaras de este anillo y me devolvieras a mi cuerpo pero sé que eso puede hacerlo un clérigo de alto rango en la ciudad. Tan solo tienes que acordarte de buscarlo… “
La ultima frase no puede evitar ir cargada con cierto tono de reproche. Pero tampoco se puede culpar a Rothgar por ello.
"Y cuando lo busque, qué? Te devuelven tu cuerpo y tu nos aniquilas de un golpe, como hiciste con el pobre Rolthos? Demonios, ya ni me acuerdo por qué accedí a ayudarte. No soy una hermanita de la caridad. Estabas del lado equivocado, y pagaste por ello, maldita seaaa!" Jen sacude la cabeza, contrariade. "Hace unos instantes me decias acobardado que huyéramos, me vas a volver majara! No voy a huir ahora mismo, no nos conviene. Estaría en desventaja absoluta, pero si todas las plantas parecen iguales!" Jen se frota el pelo, aun mas frustrade
“Ya hemos hablado de eso” se queja el malhadado asesino “Son gajes del oficio. Tanto lo que le pasó a tu amigo como lo que me pasó a mi. No os guardo rencor alguno, pero si te sirve de algo tienes mi palabra de que no tomaré represalia alguna ni contra ti ni contra tus amigos. Es más incluso me comprometo a no aceptar ningún contrato contra vosotros ni vuestros allegados. Si eso te deja más tranquile. Por otro lado claro que te decía que huyeras. Sois conscientes de que estáis presos ¿verdad?. Unas bonitas celdas si, pero sois prisioneros. La fuerza bruta no va a hacer que salgáis de aquí por eso te insisto en que quizá con mis habilidades tengas más éxito. Habría que salir de los cuartos y conseguir robarle al Capitán esa bolsa mágica donde guarda vuestras armas. Y salir de aquí antes de que os pillen. No me fio ni un pelo de esa mujer. Claro que es poderosa pero os quiere utilizar para sus propios fines. A ti te quiere para algo más que abrir las puertas. Si haces un trato con ella como pareces estar tan ansiosa, no me culpes por querer sacar algo de provecho yo también pero ten cuidado al jugar con fuego. “
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Jen no puede evitar levantar las cejas sorprendide ante la levitación de la jarra -maravilloso.- admira, agradeciendo la copa de vino y luego dejándola en la mesa para centrar su atencion en Shideh. Se sonroja visiblemente al remarcar ella su atención en elle -Ah, veo que mis habilidades acrobáticas trascienden el plano material si han llegado a vuestros oidos. No me importaría entreteneros mas tarde, si me lo permitis.-
Sin embargo la mirada se Shideh se le taladra tras los ojos, como si estuviera mirando a través de elle. Jen no puede sostenerla y eventualmente su risa muere, y mira hacia abajo ruborizade. -He de decir mi señora, que no estoy segure de si ha sido el azar o nuestra habilidad lo que nos ha traido aquí. O quizá el macabro sentido del humor de los dioses. Que bien se lo tienen que estar pasando ahora! No...Pero tampoco ha sido una hazaña en solitario. Venimos siguiendo las vagas huellas de los últimos aventureros que se adentraron aquí.
Vereis, un gran mal asola nuestro hogar. Un nigromante que, no importa cuanto corramos para darle caza, siempre va un paso por delante nuestro. En un intento desesperado por ganar recursos, han contratado nuestros servicios para recuperar las armas de aquellos que perecieron aquí.
Quienes somos? Mercenarios, que si corren la misma suerte que sus predecesores, no supondrán una gran pérdida.-
- Firud , decidme, ?como llegasteis hasta aqui? - Dijo mientras hacia un gesto a la silla. - Hay muchas cosas que desconozco de este lugar ya que soy un recién llegado. Si podéis darme unas pinceladas sobre las leyes y costumbres que hay aquí os lo agradecería, no desearía meter la pata mas de lo conveniente.
Zevatur, Rolthos
Jen:
- Mercenarios dice... - la mujer parece ofenderse - ni se te ocurra volver a trataros tan mal!! Si os han enviado aqui en busca de las armas de los que nos encerraron aqui... no sois simples mercenarios, si conozco un poco a esa gente, y creeme queride, les conozco bien, no enviarian a cualquiera. Y habéis conseguido abrir una puerta ni más ni menos!! ¡Ni siquiera yo con todo mi poder e influencia he conseguido tal cosa en este lugar que controlo... no no queride - dice dejando su copa de vino tras dar un buen sorbo y mover un elegante dedo adornado por un anillo de oro de manera negativa delante de Jen - Sois muuucho más que simples mercenarios. Trataté mejor queride!! - Toma unos dátiles y se los come mientras mira a Jen, divertida.
- Muy bien iremos al grano. No quiero parecer maleducada pero... tú y tus amigos no pareceis estar en la mejor de las formas... la cara de tu chico... y esa pobre muchacha... se ve claramente que aún no se ha habituado a la pérdida que ha sufrido. ¿Hace cuánto que ocurrió? ¿dos? ¿tres dias? Cuentame... ya que no se lo puedo preguntar a ella, seguro que aún es muy delicado... ¿fue liberando la puerta? ¿Luchando contra alguna otra criatura de aquel semi-plano? - se echa para atrás abriendo los ojos - No me digas que fueron los gigantes?? Siempre es difícil tratar con ellos, los de este plano aún se creen que son mis iguales. ¿Puedes creerlo? Ese Thane se las da de importante en su fortaleza - mueve la mano indicando una dirección y pone los ojos en blanco antes de coger un poco de humus con pan y comerlo - En cualquier caso... quiero ayudaros... porque es evidente queride que necesitais ayuda. Ah ah, antes de que tu pequeña y suspicaz mente comience a sospechar que tengo algún motivo oculto... pondré las cartas sobre la mesa. Verás, venir aquí fue una decisión algo precipitada, pero resultó ser buena. En poco tiempo controlé el semi-plano y mis poderes e influencia crecían. Mis sirvientes son leales y todos me tienen el respeto que merezco, las cosas iban bien y estaba lista para ampliar mis miras, siempre he querido un palacio en el distrito noble de la Ciudad de Bronce ¿sabes? En fin, que me distraigo. La cuestión es que cuando esos ejércitos vinieron y al final consiguieron aislarnos y encerrarnos a todos... - levanta los brazos y suspira - ¿conoces el dicho que dice que debes tener cuidado con quien te asocias? Si... las compañías son importantes... en fin.. qué puedo decir, hasta yo cometo errores. Pensé que traer un poco de paz y control a este lugar sería bueno para mi pero... ha resultado haberse convertido en un problema. No me mal interpretes, aún es un buen lugar pero una tiene que mirar para mejorar siempre ¿verdad? - Toma otro sorbo de vino completamente relajada sobre uno de los cojines. - La cuestión es queride, que os necesito, necesito que abráis la puerta de este plano para mi. ¿Crees que podréis hacer eso? Sabemos que es a lo que habéis venido asi que.. ¿Porqué negarlo? ¿Porqué rechazar la ayuda que os puedo aportar? Porque... ¿sabes de lo que soy capaz? - hace una pausa inclinándose sobre la mesa y mirando a Jen directamente a los ojos. Le barde siente que su sangre se enciende - ¿Eres consciente de lo que podríamos hacer... Juntes? -
Rolthos:
- ¿Yo? ¿Aqui? nací aqui señor, siempre he estado al servicio de la señora, que sus sirvientes siempre crezcan sanos y leales - traga saliva al parecer bastante inseguro de la conversación. - Estoy seguro que mi Señora, que sus bodegas siempre estén llenas, no pretende imponer sus costumbres a ninguno de sus invitados. Si sois tan respetuoso con ella como... - se atraganta un poco - ... como lo estáis siendo conmigo si me permitís la libertad, estoy seguro de que estará encantada con vuestra visita. -
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Nessa sigue garabateando y de repente nota que se calientan las orejas. Los del pueblo siempre decían que eso significaba que alguien estaba hablando mal de uno mismo, pero a la ranger eso le parecía una patraña. Tenía que acordarse de preguntarle a Julian al respecto.
Pasó de escribir letras sueltas a nombres completos. Empezó por escribir el suyo varias veces y luego empezó a escribir los del resto del grupo. La letra era horrenda, pero al menos se entendía. Bueno, al menos ella lo entendía. ¿Podría enseñarle las notas a Jen pronto a ver si elle entendía algo?
"¿Qué estarán haciendo el resto?", se preguntó mientras tomaba otro sorbo de té.
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- Has nacido aquí, dices? - Dijo preguntándose cuantos años habría pasado aquí el humano. - Hubiese pensado que estarías aquí llegado del templo, o bien un sacrificio o bien un castigo, antes de que las puertas se cerrasen.
Mientras se terminaba y emitía algún tenido escocido por las quemaduras siguió hablando con el sirviente, intentando tranquilizarle invitándole a que hablase buen de la tal señora. - Estos planos son extremadamente peligrosos por lo que he experimentado en el plano del aire... En cierta forma tenéis suerte de estar bajo la protección de la Señora. Debe de ser muy poderosa.
Zevatur, Rolthos
Le barde no puede evitar quedarse boquiabierte ante la socarrona actitud de la sultana, aunque claro.... Sus razones tenía. Sin pensarlo mucho Jen tambien da un gran trago a la copa de vino, y se queda mirando sorprendido la bebida, aquello estaba excepcionalmente bueno! Da otro trago pero con este se atraganta y tiene que darse en el pecho para que el líquido vaya por la tubería correcta.
-Madre mia, es... Es mucha informacion.- Se pasa la mano por el pelo, con un suspiro. -Teneis razon Shideh. Estamos machacados. Perdimos a Nessa en lucha contra dos dragones de hielo, no hace mas de dos dias... Ella ha perdido su brazo, pero nosotros la perdimos por completo. Y... A los gigantes los evitamos por suerte. También los hay en este semiplano?? Estais en conflicto con ellos? -Parte de su ser quiere prometer lealtad a la sultana, luchar por ella. Que atracción ejercía aquella mujer?? Tiene que inspirar dos veces antes de continuar.
- Entiendo que sabeis donde está la puerta que lleva al siguiente semiplano. Demonios, si un loco como Ashrem lo sabía como no lo vais a saber vos? No imaginais lo que nos ha costado lidiar con él... Pero al final, no ha sido mal tipo.-
Tengo tantas preguntas, ni siquiera se que es la ciudad de Bronce! Me gustaría deciros que si, sin miramientos. Pero no se como preguntar esto, asi que lo diré directamente. Sois, al igual que Ashrem, una servidora de Zuggtumoy? No os veo como tal. Sois ambiciosa, y poderosa sin necesidad de ninguna entidad como ella, pero entendereis que debo preguntar. Porque por cada puerta que abramos estaremos dando un paso en su liberación, y deshaciendo el sacrificio que hizo el anterior grupo. Y no puedo evitar preguntarme si esperais liberarla, o... ir más allá.
Pero teneis razón en una cosa. Y es que hay que abrir la puerta.
La mujer pone cara afligida y da unos leves toquecitos en sus dedos en el antebrazo de Jen cuando le cuenta sus penurias.
- Por supuesto queride, por supuesto. Es terrible esto que me cuentas. Pero yo podría solucionarlo. Tu amiga necesita recuperar su brazo ¿no? Imagino lo difícil que debe ser para ella... además, es una arquera ¿no? imagino que no lleva ese excelente carcaj sólo de adorno... pobre muchacha... - niega con la cabeza, pero luego clava de nuevo sus intensos ojos en Jen mientras sigue hablando y le hace sus preguntas.
- Yo... sirviente de... - durante unos segundos que a Jen se le hacen eternos Shideh guarda silencio, mirando fijamente a Jen. Le barde teme haber cometido un error irreparable. Hasta que la hermosa mujer estalla en carcajadas.
- JAJAJAJAJAJAJAJA Mi queride Jen... tu inocencia es refrescante. Deja que ponga fin a tus dudas. No. No sirvo a ese ser, ni a ningún otro. Soy mi propia dueña - su voz se llena de orgullo cuando dice esas últimas palabras, parece incluso crecer de tamaño durante unos instantes. - Y sin embargo... - su tono se vuelve apenado - Estoy aquí atrapada como el resto. - Lanza un largo suspiro - Cierto es que acepté las condiciones que Él me ofreció, pero pensaba que iba a ser de manera temporal, sólo hasta que alcanzara el poder e influencia suficientes para seguir prosperando. ¿No es lo que todo queremos al fin y al cabo? ¿Mejorar? ¿Prosperar? - toma un sorbo del vino y mordisquea un pastel de pistacho. - Todos encontramos dificultades en nuestro camino supongo. Pero ahora los hados os han enviado a vosotros y han hecho que nuestros caminos se junten. Podemos ayudarnos mutuamente Jen. Únete a mi. Deja que te guíe, ahora y siempre, y juntes podemos ayudarnos a conseguir nuestros propósitos. - Se echa hacia atrás en el cojín tumbándose y estirándose como una gata satisfecha.
- Aaah ya puedo imaginarme todo lo que lograremos juntes tú y yo... no sólo salir de aqui, si no que luego te ayudaré con lo que sea que ocurra en tu plano... y ya puedo ver mi mansión en la Ciudad.... - suspira perdida en sus propias ensoñaciones y de pronto se gira de nuevo hacia Jen, acodada sobre un costado. - Espera... ¿has dicho que no sabes qué es la Ciudad de Bronce? ¡Es la más magnífica ciudad de todos los planos! - sus ojos brillan con pasión - Está en el centro del Plano del Fuego, y sólo los más poderosos e influyentes consiguen residir en sus mejores mansiones... Aaah Jen. Estoy segura de que con tu ayuda, y la de tus amigos, lograré por fin el lugar que merezco allí. - Sonríe a Jen mientras se acaba el pastelillo de pistacho.
- Pero me has hecho mas preguntas queride. La situación con los gigantes aquí... digamos que tenemos una incómoda tregua. El Thane cree que posee cierta independencia en su fortaleza, y le deje conservar la Gema que cayó al cerrarse las Puertas. Total - se encoge de hombros - con las Puertas cerradas es poco más que una baratija. hmmm quizá queráis recuperarla... y desde luego librarme de ese arrogante sería un alivio no te voy a mentir... - hace un mohín divertido, al parecer imaginando al gigante de fuego derrotado. - Seguro que a ese musculitos que va con vosotros, ya sabes el semi-orco... Vraak ¿no? le encantaría poder presumir de haber derrotado a semejante adversario. -
Hace una pequeña pausa mientras coge un par de uvas, haciendo un gesto a Jen para que la imite y se alimente. Le barde se da cuenta que tiene hambre y la calidad de los alimentos es excelente. No es que Nessa no cocine bien, pero hay un límite a lo que puede hacerse con las raciones de viaje de las que se han estado alimentando hasta ahora.
- Por supuesto que conozco la ubicación de la Puerta, así de como el resto de las puertas que comunican con el resto de los nodos que crearon al fundar el Templo. Eso no es problema, mi barcaza os puede llevar a cualquier lugar que deseéis en este nodo, no tenéis que preocuparos por eso. Este Ashrem del que hablas... es el anciano ¿no? me temo que su mente está más allá de curación... o sea.. yo podría desde luego... pero no creo que merezca la pena y pienso que es mejor concentrarse en tu amiga. - toma otro sorbo de vino. - Ay queride, es un placer poder charlar contigo. No me malinterpretes, estoy segura de que tus amigos son todos un encanto, pero seamos sinceres. El semi-orco hará lo que sea por cuidar a tu amiga. Tu amiga es demasiado desconfiada e impulsiva, y no me hagas hablar del hombre-lobo y el paladín... - resopla y pone los ojos en blanco - En lugar de hacer preguntas interesantes como tú seguro que estarían todo el rato interrogándome... ¡a mi! ¿Te imaginas? Cuanto me alegro de poder tener esta charla a solas antes de que vengan los demás. -
Toma otro sorbo de vino, invitando a Jen a hacer más preguntas si lo desea.
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Rolthos:
- No shayyid - contesta algo ruborizado - nací aquí, al servicio de mi Señora, que su corazón siempre rebose felicidad. Me ha dado un hogar y sólo pretendo servirla lo mejor que pueda. Sus poderes son bastos en verdad. Sólo tenéis que ver el hermoso palacio que ha construido para sí y para nosotros sus humildes siervos. Mi madre me contó que lo hizo brotar del mismo lecho del lago, creando la isla, las torres, los minaretes. Muchos cayeron de rodillas aquel día y lloraron de emoción al ver el inmenso poder de la Señora, que su llama nunca se apague -
Rolthos escucha verdadera devoción en la voz del sirviente.
Nessa:
Al ver que la invitada no precisa nada más, el pequeño ser que la ha acompañado, dice algo en un idioma que la joven no comprende mientras hace una profunda reverencia y abandona la habitación. Nessa atisba la figura de una gran salamandra haciendo guardia en el pasillo, justo al lado de su puerta cuando el hombrecillo sale y la cierra con delicadeza.
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Tras asentir y después de permanecer en silencio unos instantes para considerar la situación, el paladín decidió no presionar más al sirviente. Aunque no era un ciudadano libre, ni su vida era una tragedia, ni vivía en el paraíso. Lentamente su mirada se tornó apesadumbrada al comprender que una intervención para intentar liberarlo de aquella servidumbre solo le traería problemas o, probablemente, la muerte. - Me alegra ver que la Señora usa su poder para proteger a los sirvientes. Ahora me gustaría estar solo, os agradezco vuestra atención, pero necesito descansar. Gracias por todo. - Dijo dándose la vuelta, quizás tratando de ocultar aquella tristeza, fruto de la impotencia al entender la irremediable situación de la gente de aquel plano.
Una vez solo reflexionaba acerca de la situación mientras se arreglaba y vestía con los ropajes más austeros que encontró, descansaba su magullado y agotado cuerpo y comía parte de los alimentos que le habían ofrecido como obligación para mantenerse en las mejores condiciones. Quizás más adelante pudiera hacer algo por los sirvientes, quizás pudiese intervenir por ellos. Su mirada permanecía en el infinito mientras consideraba las posibilidades.
Zevatur, Rolthos
Jen se lleva una uva a la boca -Teneis toda la razón, es un buen cambio, para variar.
Admiro vuestro caracter. Me recuerda al de mi familia. Fuerte y resolutivo. Veis las fortalezas de quien os puede ayudar, pero no dudais en volcaros con las necesidades de esas personas. Quid pro quo.
Puedo preguntaros, quien es… Él? Ashrem también nos habló de alguien por encima de Zuggtumoy… pero cuando él habla, lo hace con reverencia y sumisión. Vos es casi como si hubierais formado una alianza con alguien que en realidad… No os cae muy bien.
Piensa un momento, y luego considera una cosa que ha dicho Shideh.
-Podríais ayudarnos… con lo que está ocurriendo en nuestro plano??- Eso si que no se lo esperaba -Es… Shideh, os hablaré con sinceridad -Deja la copa en la mesa- Este nigromante es alguien altamente peligroso. Sus huestes arrasan ciudades enteras como si fueran motas de polvo sobre la mesa. No pueden ser encantados, solo exterminados -Su mirada se posa en la lejanía de uno de los balcones, en el lago de lava- Como el fuego que arrasa sin dejar más que cenizas.-
Sacudiendo la cabeza vuelve a la realidad - Acabar con su amenaza es una hazaña digna de leyenda. Pero no os pediría semejante nivel de ayuda sin daros algo a cambio. Dejaríais que lidiasemos con vuestro problema con los gigantes? Podríamos recuperar la gema. Teneis razón y es que con las puertas cerradas no es mas que una roca brillante. Pero si las puertas se abren….- Deja la frase colgando en el aire -Quizá sea mejor que ese gigante esté neutralizado de antemano.
Shidhe mira entre incrédula y divertida a Jen.
- Ja! - se tapa la boca - Disculpa no me rio de ti queride. Es que me sorprende que tras tantos años El Anciano haya sido capaz de mantener su identidad oculta para las fuerzas que se levantaron contra Él. Pero claro, es típico del Príncipe de los Demonios el utilizar a peones en sus planes. Tú, queride, deberías saberlo mejor que nadie, pues todos tus ancestros le deben lealtad... menos tú... una cosa más que te hace tan especial. Ah... veo que por fin comprendes. Si queride, el aliado de Zuggtumoy en la creación del Templo no fue otro que Iuz -
Deja que Jen asimile la revelación que acaba de escuchar.
- Sus maquinaciones le llevaron a aliarse con la Señora de los Hongos para aumentar su poder y poner en jaque a todas esas naciones que resistían a sus planes de conquista. De pronto consiguió ponerles en jaque y tener un ejército en sus espaldas. ¿Taimado verdad? - bebe un sorbo de su vino - Cuando las fuerzas aliadas de esos países pusieron en jaque al Templo y quebraron su fuerza Él ya estaba lejos, de vuelta en su Ciudad. Supongo que a su aliada no le sentó nada bien ¿ no crees? - dice guiñando un ojo a Jen. - Cuéntame ¿Cómo va la guerra contra Él? ¿Cuántas naciones ha conquistado ya? -
- Respecto a las Gemas... no te falta razón en que sería poco inteligente que la conservara ese Thane advenedizo, y menos si abrís la Puerta como es nuestro objetivo. Dime queride, ¿Conoces el verdadero valor de esas Gemas? ¿Y tus amigos? Quizá sea un tema a tratar cuando estemos todos reunidos, estoy segura de que les interesará todo esto... pero puedo contarte todo lo que se ahora mismo si lo deseas. -
Deja que Jen le conteste a este asunto y aborda el otro que ha tratado le barde.
- Respecto a cómo puedo ayudar contra ese nigromante... Lo que te propongo es una alianza entre nosotres dos. Puedo concederte poderes que sólo puedes imaginar... - se levanta y con un gesto abarca la cascada de lava que hay a sus espaldas y el lago sobre el que se levanta la isla y el palacio. - Imagina todo este poder, todo este potencial tuyo para ser liberado contra tus enemigos... arrasaras las hordas de muertos vivientes y consumirás a ese nigromante entre las llamas de tu furia... -
Mientras habla sus ojos se encienden y de su mano surgen pequeñas llamas que saltan entre sus dedos.
- Pero el fuego no sólo destruye, también purifica, cauteriza y cura... Si te unes a mi, no sólo devolveré la salud a tu amiga, iré contigo donde vayas y te daré poderes que no puedes ni imaginar para ayudarte a impedir que algo así vuelva a suceder. -
Mira a Jen a los ojos, los suyos prendidos por la emoción.
- No te engañes queride, no suelo ofrecer mis dones alegremente. Te he elegido por múltiples razones, que de momento me reservaré, pero debes ser consciente de lo especial que eres, del potencial que tienes. No quiero verlo malgastado... quiero ayudarte a que lo explotes en su totalidad. E insisto, queride, no es algo altruista, a través de ti mi poder e influencia aumentarán sí, pero además espero que, al igual que yo te ayudaré, tú me ayudes a mi cuando sea necesario. - hace una pausa y sonríe - quid pro quo. -
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Jen se deja caer en los cojines al oir la revelación -Iuz… Claro, cómo no lo vi venir?- Se pasa la mano por el rostro, como cansade - Siempre es Iuz.
La guerra contra él? Je…En una perturbadora tregua, así es como va.- Jen se remanga la túnica y con la copa en la mano se levanta de los cojines. Se percata de que hay un juego de mesa a medio jugar sobre un tablero de marmol negro pulido. Jen coge una de las piezas y la observa, dándole vueltas entre los dedos -El nigromante del que os hablo es un tercero en discordia. Un elemento disruptivo. Levanta muertos vivientes por donde pasa, y lo último que sabemos es que se dirige hacia un gran criadero de no-muertos, cedido por la gracia de Iuz y los reinos que se aliaron en su contra.
Deja la pieza en su lugar, y dando la espalda a Shideh, se asoma a la balconada, que muestra la magnífica vista del lago de lava.
- Habéis sentido alguna vez una llama dentro vuestro que no se apaga? Un ardor que quema cada célula, como un combustible que no se acaba. Que solo se consume y se consume pero no se renueva y a la vez no se agota. En eso pienso cada vez que mi mente divaga hasta Zalphiros. En ese fuego.
Si lo que decis es cierto, me siento honrade de compartir vuestros dones, sin embargo tal cesión solo por abriros la puerta, me parece desequilibrada. Sabéis que tenemos que hacerlo, si o si. Así que me pregunto, qué es lo que conlleva un pacto como el que estamos forjando?
La noble effretti observa a Jen y le sigue en su deambular por el salón del trono con la mirada hasta la balconada, donde se acoda a su lado en la misma contemplando las vistas del lago de lava hasta donde el intenso calor hacia que todo se dibujara en una especie de espejismo.
- ¿Iuz ha detenido su avance sobre Oerth? - dice algo perpleja - Hmm eso es... interesante. Incluso tras un revés como el sufrido en el Templo, y una masacre como la que narras de esa batalla... me resulta... curioso. Una se pregunta si no habrá ocurrido algo que ni siquiera Él habría previsto. - se encoge de hombros - Los designios del Anciano se me escapan. Pero concentrémonos en lo importante. -
Mientras Jen le confiesa sus sentimientos hacia el nigromante ella se gira, dando la espalda al lago pero aún apoyada sobre sus codos en la balaustrada, mirando fijamente a Jen.
- Claro que tenéis que intentarlo. Con mi ayuda posiblemente lo consigáis. - dice sobre la tarea de abrir la puerta. - ¿Recuperar mi libertad te parece desequilibrado? - dice enarcando una ceja - Nuestro pacto sería un intercambio más duradero. ¿Quieres saber porqué me parece que ganaría yo de ello? ¡Escúchate queride! esa pasión, esa ambición... te llevarán a hacer grandes cosas... y a través de tus hazañas yo ganaré poder e influencia. Y como te digo... podrás ayudarme cuando sea necesario, si es que llega a serlo... estaríamos conectades, no es que siempre pueda atenderte, o que me interese llegar hasta el último recoveco de esa cabecita tuya, o que vaya a espiar tus momentos de... intimidad con tu Ilya, a no ser que vosotros quisieras que participase claro... - dice con una sonrisa pícara - Nuestra unión sería muy íntima en cualquier caso, y especial... - mira a Jen unos segundos. - ¿Sabes qué? Entiendo que es mucho para procesar. Hagamos una cosa. Vuelve con Julian. Piénsalo. Nos veremos a la hora de la cena con tus compañeros y, después, me das una respuesta. - Hace una pausa - Estoy convencida de que elegirás sabiamente. -
Como si hubiera estado esperando a ese preciso momento, el Capitán de su guardia, aparece en el salón del trono y se dispone a escoltar a Jen de vuelta a sus aposentos.
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Jen se estremece de emoción mientras en su cabeza se agolpan las imágenes de lo que podrían conseguir formalizando el pacto -Vuestra oferta no es en vano, Shideh, os admiro. Sois un alma indómita y vuestro ofrecimiento despierta en mi un ansia que no creí posible poseer hasta ahora. -Mira al horizonte, decidide -Sois muy generosa al dejarme considerarlo.... Es un gran compromiso, que me abruma en este primer contacto. Como una llamarada. Pero... Creo que podremos llegar a una conclusión más que satisfactoria.- Asiente con reverencia al guardia, y se inclina con respeto ante la Effretti -Os veré de nuevo a la hora de la cena.
-Ah, Shideh, una última pregunta. Sería posible que pasara un momento por los aposentos de mi compañera Nessa? Me gustaría trenzarle el pelo para la cena. Si lo permitis, claro.
En cuanto el sirviente sale de la habitación, Nessa suelta papel y pluma y se pone a investigar por la habitación. Mira las paredes, mira las ventanas ... mira cualquier cosa que se le ocurra que le pueda permitir salir de allí por medios menos habituales que la puerta que ya sabía vigilada.
Se imaginaba que aquella a quien llamaban "Señora" y sus guardias no serían tan descuidados como para encerrar a alguien en una habitación dejándole el más mínimo medio de escape. Pero ... no sería Nessa si no lo intentara al menos.
Cuando no encontró ningúna vía de escape bufó y simplemente volvió a donde estaba a seguir escribiendo.
Volvió a beber té. Seguía igual de cálido que cuando tomó el primer sorbo, a pesar de que estaba en una jarra aparentemente normal y sin nada calentándola. ¿Quizás en aquél plano no tenían problema para conservar las bebidas calientes todo el tiempo que desearan ? "No estaría mal tener algo así en el plano material", pensó, y soltó una risita por la ocurrencia.
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La mirada de Shidhe es de total extrañeza.
- Jen queride... ¡tú no tienes que peinar a nadie! Mi elegide no sirve a nadie. Habrase visto. Tengo sirvientes que se pueden encargar de eso. No debes rebajarte a... - dice con un gesto casi ofendido. Pero después ve la mirada de Jen y parece comprender. - Hmm está bien... mientras sea como un favor a tu amiga... pero recuerda que tú estas por encima de esas cosas queride. Eres demasiado importante, y los sirvientes deben sentirse útiles. - dice al final casi como una broma.
Hace un gesto condescendiente a Idab y este hace una reverencia a su Señora, guiando a Jen a través de los pasillos del palacio hacia los aposentos de Nessa.
Jen se da cuenta de que está en otro nivel que los suyos. En la misma torre, pero en otro nivel, posiblemente cada uno de ellos esté en un piso distinto.
Mientras caminan por los pulidos pasillos de obsidiana, Jen escucha una voz en su cabeza. "Que bonito... una oportunidad de oro para ayudarme y ni siquiera piensas en mi! Pero veo en tu mente lo que pretendes hacer. Permíteme recordarte que puedo ayudarte con eso, tengo muchas más experiencia que tú en moverme sin ser detectado... "
La salamandra que está custodiando la puerta de Nessa se aparta al ver llegar a su capitán seguida por Jen y le hace un gesto para que llame a la puerta.
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-Os lo agradezco inmensamente. - Jen se inclina antes de salir. Aquella mujer tenía toda su admiración en aquel momento.
Sigue con paso firme al sirviente, pero mientras, en su cabeza se desarrolla una acalorada conversacion. "Bueno, recuperar un brazo es una cosa. Recuperar un cuerpo entero... Que hago, meterte en un golem de lava? No señor
La visión.... Me perturba. Shideh me ofrece alcanzar un poder que no sabía que necesitaba, y que ahora ansío con mi alma, pero... Ese ave. No puedo dejar de darle vueltas. Necesito buscar la oportunidad correcta, Rothgar. Ayúdame a conseguirlo."
Le barde escucha las palabras en su cabeza.
“Tienes mis habilidades a tu disposición, solo tienes que usarlas… no será como cuando lo hacia yo claro te falta la memoria muscular… pero sin duda te servirán.
Por otro tengo la sensación de que esta mujer podría recrear mi cuerpo si quisiera. Un brazo… un cuerpo… no creo que sea diferente para ella. Pero también te digo algo que ya estás pensando. Ten cuidado con ella y no tires demasiado de la cuerda. No te mentiré si te digo que preferiría que me sacaras de este anillo y me devolvieras a mi cuerpo pero sé que eso puede hacerlo un clérigo de alto rango en la ciudad. Tan solo tienes que acordarte de buscarlo… “
La ultima frase no puede evitar ir cargada con cierto tono de reproche. Pero tampoco se puede culpar a Rothgar por ello.
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"Y cuando lo busque, qué? Te devuelven tu cuerpo y tu nos aniquilas de un golpe, como hiciste con el pobre Rolthos? Demonios, ya ni me acuerdo por qué accedí a ayudarte. No soy una hermanita de la caridad. Estabas del lado equivocado, y pagaste por ello, maldita seaaa!" Jen sacude la cabeza, contrariade. "Hace unos instantes me decias acobardado que huyéramos, me vas a volver majara! No voy a huir ahora mismo, no nos conviene. Estaría en desventaja absoluta, pero si todas las plantas parecen iguales!" Jen se frota el pelo, aun mas frustrade
“Ya hemos hablado de eso” se queja el malhadado asesino “Son gajes del oficio. Tanto lo que le pasó a tu amigo como lo que me pasó a mi. No os guardo rencor alguno, pero si te sirve de algo tienes mi palabra de que no tomaré represalia alguna ni contra ti ni contra tus amigos. Es más incluso me comprometo a no aceptar ningún contrato contra vosotros ni vuestros allegados. Si eso te deja más tranquile. Por otro lado claro que te decía que huyeras. Sois conscientes de que estáis presos ¿verdad?. Unas bonitas celdas si, pero sois prisioneros. La fuerza bruta no va a hacer que salgáis de aquí por eso te insisto en que quizá con mis habilidades tengas más éxito. Habría que salir de los cuartos y conseguir robarle al Capitán esa bolsa mágica donde guarda vuestras armas. Y salir de aquí antes de que os pillen. No me fio ni un pelo de esa mujer. Claro que es poderosa pero os quiere utilizar para sus propios fines. A ti te quiere para algo más que abrir las puertas. Si haces un trato con ella como pareces estar tan ansiosa, no me culpes por querer sacar algo de provecho yo también pero ten cuidado al jugar con fuego. “
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