El cuarto al que han entrado es precisamente el de Nessa. Ahí están sus cosas y las bolitas de papel arrugadas en las que había estado escribiendo ya no están tiradas por toda la habitación, sino que algun sirviente las ha recogido todas y las ha amontonado en un pulcro montoncito encima de la cama.
Su primera reacción a lo que dice Jen no tarda en llegar. Es consiente de que las salamandras están ahí fuera todavía, así que cuando habla, lo hace en susurros. Aunque se nota que aún está tensa con toda esta situación:
- ¿Que algo está mal aquí? ¿Algo? Por todos los dioses, quien está mal es... - se corta de repente, recordando. "Nessaia" ... - ¿podemos hablar con libertad siquiera? ¿El poder de la Señora Shideh, cuyas veladas sean siempre tan agradables y relajadas como lo ha sido esta, - dice con clara amargura en su voz -que conoce mi nombre completo y tantos detalles sobre nosotros puede llegar a esta habitación? Jen, lo tengo que preguntar: ¿le mencionaste tú mi nombre? ¿Los detalles de nuestros viajes que tan bien manejó y retorció durante la cena? Casi preferiría que me dijeras que sí, si te soy sincera. Si no, me preocupa hasta que punto vamos a poder hablar si no llevamos ... - y señala al amuleto de le barde.
Suspira un momento y añade:
- En fin, supongo que todo esto da igual, porque tenemos poco tiempo y claramente tenemos que hablar para planear cómo largarnos se aquí. No veo forma de hacerlo que no pase por aprovechar lo que resta del conjuro que usaste sobre Idab para convencerle de que nos acompañe hasta la puerta y nos permita llevarnos la barcaza. Hacerlo sin su ayuda, es decir, huir nosotros por nuestra cuenta, nos llevaría a encontrarnos por el camino con salamandras que no estén bajo tu influjo, y eso nos llevaría a tener que pelear con ellos para poder llegar hasta la puerta.
Lo que me preocupa es lo que pase una vez salgamos. Volveremos a estar a merced del ambiente del semi-plano. Y me imagino que nuestra querida Señora enviará enemigos a por nosotros en el momento de que se entere de lo que ha pasado. Como si no fuera bastante complicado abrir la puerta de por sí sin esta dificultad añadida...
Nessa mira a los demás interrogativamente. ¿Se les ocurre a ellos un plan mejor?
Por último añade:
- Jen, dices que algo no está bien aquí. ¿A qué te refieres? Parece que Shideh te ha ofrecido un pacto. Entiendo que si estás diciendo que algo no está bien - y en mi opinión ese algo es Shideh - no lo vas a aceptar. Pero no me queda del todo claro.
Por unos momentos la cara de Rolthos era un poema épico a la perplejidad. Una armadura que no se podía poner y una adversaria que le parecía todopoderosa a la que pronto o tarde se enfrentarían. Con un suspiro y encomendándose a Mayaheine empezó por el problema más inminente, su armadura. Sacando innumerables elementos de la mochila empezó a vaciarla con la esperanza de poder meter en ella parte de la armadura.
– Me alegro de esta decisión, Jen... Esta mujer me da muy mala espina a mí también. Creo un pacto con ella seria un contrato de esclavitud. – Alzando la cabeza miró al resto - ¿Quizás alguno me puede ayudar a transportar alguna pieza de la armadura? Si salimos de este plano la voy a necesitar, es el elemento de mi equipo más valioso. – Tras la pregunta empezó a sacar unos sacos y buscar un lugar adecuado para la parte más voluminosa, el peto.
- Debemos ir a recoger a Oswald y a Ashrem, no podemos dejarles detrás. Pero el plan de Nessa me parece el único aceptable, aunque va a ser algo más difícil venderle eso, ¿no? Contradice directamente las palabras de la anfitriona.
- Podemos llevar las partes de brazos y piernas en mi carcaj- dice Nessa cogiendo su carcaj sin perder tiempo. Se lo da a Cruços para que entre él y Rolthos metan dichas piezas en él. No tienen tiempo para perderlo si ella intenta hacer algo de esto con un solo brazo.
Una vez equipada, vuelve a responder a Rolthos:
- Cierto, tenemos que ir a por ellos. No sabemos en qué habitación está Ashrem, ¿verdad? - el resto confirma esto negando con la cabeza - ¿Jen, crees que habrá manera de pedir a Idab que nos permita recoger a Ahsrem, Oswald y luego que nos lleve a la barcaza sin romper tu conjuro? Si no, habrá que pedirles que se vayan y buscar la salida nosotros mismos. O quizás haya salidas alternativas que no nos impliquen salir por la puerta. Mmmm - se asoma por la ventana para ver cuánta altura hay - no tenemos cuerdas ya. Pero podemos acudir de nuevo a la magia de Jen para que se transforme en alguna criatura alada y nos saque volando. Eso, una vez tengamos a Oswald y Ashrem con nosotros, claro.
De repente cae en la cuenta de que lleva puesto el vestido de la cena y dice:
- ¡Dioses, no puedo salir al semi-plano vestida así! - exclama. Con lo que deja al grupo hablando sobre lo que acaba de proponer, coge la ropa que había dejado sobre la cama y se mete en la zona del baño, que por fortuna cuenta con una pared en medio, y se pone a cambiarse. Lo cual también le lleva un poco de tiempo con un solo brazo. Cuando sale lleva el hermoso vestido rojo y naranja en la mano - Qué pena me da no llevármelo, la verdad...
Tras esto le pide a Vraak que le ayude a ponerse el peto, con lo que ya está lista para partir cuando terminen de madurar el plan.
Jen sacude la cabeza negando a la primera pregunta de Nessa -Yo no le he dicho nada, lo sabía ya todo. Pero bueh, me he encontrado con tanta gente que dice saber de mí más que de yo misme, que me creo ya la mitad -Se encoge de hombros con toda naturalidad. Ahora todos pueden ver claramente la sobreactuación que ha ido ejecutando le barde durante toda la velada, en contraste con el manojo de nervios que es normalmente -Además si tanto nos conoce debería haber previsto esto, por favor! ¡Si somos predecibles a una legua!
¡Claro que quiero fenomenales poderes cósmicos! No os voy a negar que ha despertado en mi un hambre que no sabía que tenía. Pero no significa que no vaya a desmigajarlos hasta lo mas mínimo. Que sustancia para una patrona como una Effretti habría en aliarse con alguien dócil y sumiso al 100%? Yo te lo digo, ninguna! Por eso le hace tanta gracia el rol del paladín, sin ofender.- Dice señalando con el pulgar a Rolthos.
Pondera durante un momento lo que ha dicho Nessa -...En realidad, no es mala idea pedirle a Idab que nos ayude. Para una vez que esto funciona…Siempre podemos intentar justificarlo diciendo que nos hemos puesto manos a la obra cuanto antes. Quizá cuele? -No lo dice con mucha convicción.
-Pensándolo de otro lado, tenemos que abrir la puerta de todas formas. Lo que mas le conviene a Shideh es mantenernos con vida, y más o menos protegidos, o se pudrirá aquí dentro por los siglos de los siglos. Muy confortablemente, si. Pero no es menos prisionera que nosotros. No quiere decir que no nos vaya a torturar o chantajear, en realidad lo que mas nos conviene es llevarnos bien. Pero puf, si yo fuera ella nos estaría viendo como un gato jugando con unos ratones.
Y aun asi, no es Shideh quien me preocupa aquí. Es poderosa, y se comporta como tal. Eso puede ser sobrecogedor e intimidante, pero no, no, no es lo que me escama… Hay algo aquí que necesito comprobar. En esta fortaleza, quiero decir. No se que es, pero… Hay algo que está tirando de mi. No puedo explicarlo mejor.
Quizá podríais montaros vosotros en la barcaza y salir de aquí. Yo podría apañarme. Creeis que nos daría tiempo a llegar a la barcaza? Madre mia, ni siquiera se donde está! Bueno, Idab lo sabrá? Ay Dios, debería haber pensado mejor esto.
- Jen… puedes explicar mejor que es eso que te escama y que quieres averiguar? - le pregunta y le toma de la mano - creo que no tenemos mucho tiempo lo mejor sería no andarse con rodeos. Dinos lo que sea que sientas aunque te parezca raro y abstracto -
- Si - interviene Vraak - Porque no pienses ni por un momento que te vas a quedar sole en este sitio. Vamos todos juntos donde sea-
Nessa mira confusa a Jen y asiente a lo dicho por Julian y Vraak:
- Yo tampoco entiendo nada. ¿Qué tira de tí? ¿Qué quieres comprobar? Sea lo que sea dínoslo, ¡cada minuto cuenta! Si sientes que hay algo importante que comprobar aquí dilo ya, Jen, porque quizás haya que hacer eso antes de pensar en salir de aquí. Y tal y como dice Vraak, decidamos lo que decidamos, iremos juntos. Como hemos venido haciendo hasta ahora y como haremos de aquí en adelante.
-Está bien, está bien, pero me vais a tomar por tarade. Hay.... Hay un ave.- Julian enarca la ceja sin entender nada -Ya, ya, a ver, que desarrollo.- Le barde se masajea momentaneamente las sienes para ordenar sus pensamientos, intentando recordar todo lo posible de su vision -Hay un ave fabulosa, ignea y poderosa, atrapada en alguna parte. No se si es en este castillo. Pero... Pero creo que está cerca. Yo... Lo vi. Está encerrado. Muere y renace y se quema y vuelve a prenderse pero nunca se agota. Es... -Se lleva la mano al pecho, conmovide al expresar su visión -Es angustioso. Alguien canta en la lejanía y cada vez que lo hace este ave sufre y es terrible. Yo... Solo he tenido una visión. No hay palabras, no hay nada.-
-Te has intentado comunicar con él de vuelta?-Pregunta Julian. Jen tuerce la cabeza, en una expresion de confusion-Pues... La verdad es que no.-
-Recuerdo que cuando entré al hospital no entendía nada de comunicación arcana. Recibía la voz de los clérigos y curanderos en mi cabeza mitad de una operacion y tenía que acordarme de todo para despues. Hasta que uno de ellos me dijo "puedes responder a este mensaje". No se. Quizá puedas responder al mensaje.-
-No... No lo había pensado asi. Y que hago? Si no puedo enviar mensajes arcanos!
-Todo eso, suena muy místico. Y si meditas?-Comenta Vraak. Julian se pasa la mano ppr el pelo, ponderando la opcion
-No se si tenemos tiempo para meditar, teniendo a Idab con el tiempo corriendo en contra.-
-Pues pregúntale a Idab, yo que se, invéntate algo. No te tratan como si fueras ya el ojito derecho de Shideh? Aprovéchate, que esto no nos pasa a menudo.-
-Vale, entonces, meditar, o probar suerte con Idab? Probaré a meditar primero... Quizá nos de una ventaja. Vale, si no pasa nada en dos minutos, probamos suerte con Idab. Os parece bien?
Nessa suspira. Todo lo que está pasando es peligroso, tenso y extraño. Justo la peor combinación para que Jen pueda meditar. Entendiendo que no puede hacer más que prestar apoyo a su amigue para que este lo más cómode posible, se acerca a elle y le dice:
- Me parece bien tu propuesta- y acto seguido le toma de la mano con cariño - Jen, confío en tu criterio. No entiendo bien lo que está sucediendo, pero confío plenamente en tí. Y déjame pedirte perdón porque he desconfiado de ese criterio durante la cena. Ese enfrentamiento con Shideh ha sido verdaderamente duro y tú has representado tu papel tan bien que por momentos creí que estabas bajo su total influjo. Pero si estás haciendo todo esto es precisamente porque has visto que hay algo más y quieres destapar lo que es. De hecho, yo me pregunto si no será la propia Shideh la que está afectando a esta criatura que mencionas. Pero bueno, en cualquier caso: tómate el tiempo que necesites. Dos minutos, cinco, los que sean. Te apoyaremos como buenamente podamos y, si al final tenemos que salir con más prisa de la que nos gustaría porque así los has necesitado, así será. De alguna manera conseguiremos resolver todo esto, como hemos venido haciendo hasta ahora. Dime, ¿qué quieres que hagamos para que estés más cómoda? Nos podemos apartar para dejate espacio, ¡incluso darnos la vuelta y no mirarte si esto te pone nerviosa! - dice riendo, pero luego se pone seria - Por lo demás, ánimo, seguro que irá bien - le da un apretón en la mano para transmitirle confianza, antes de soltarla.
Sin más, Nessa se aparta para dejar espacio a su amigue, acercándose hasta la puerta para vigilar y estar atenta en caso de que el conjuro finalice y las salamandras intenten entrar.
Jen sonríe a Nessa y se coloca en la cama, cruzando las piernas y sentándose, poniéndose comode. Julian le da un suave apretón en el hombro y elle acaricia su mano mientras el médico se retira con el resto.
Vraak, que está cerca de la puerta y se siente nervioso al saber de la presencia de los guardias ahí fuera, esperando, tiene una idea y se arriesga. Abre ligeramente la puerta y comenta.
- Idab, Jen necesita hablar nuestros amigos, el buho y el anciano... ¿Seríais tan amables de ir a por ellos y escoltarlos aqui? -
Rolthos escucha sus palabras e interviene, abriendo la puerta un poco más y saliendo al pasillo.
- Es más - dice el paladin sintiéndose más seguro ahora que tiene su arma en la mano, el tacto del mango le reconforta - yo iré por Oswald Glimfeather Tercero y así recojo el resto de nuestras para intentar.... organizar nuestro equipo entre todos. ¿Puedes ir y recoger el del resto de nuestras habitaciones? A Jen le haría mucha ilusión - le pide al sirviente que espera pacientemente órdenes.
Los interpelados miran a Vraak y Rolthos unos segundos y por un momento parece que el efecto de la magia de Jen se va a desvanecer, pero entonces dicen.
- Si es lo que Jen desea... así se hará -y todos se pierden por el pasillo, Rolthos siguiendo a una salamandra que le lleva a su cuarto para recuperar sus cosas y recoger a Oswald Glimfeather Tercero. Según avanza por el pasillo se le ocurre algo. Oswald Glimfeather Tercero es un erudito. Quizá sus conocimientos les puedan ayudar a resolver todas las dudas que tiene Jen. ¿Cómo no se les ha ocurrido antes? Ahora que lo piensa... Ashrem puede tener conocimientos de las criaturas que habitan el semi-plano. Aunque no estuviera directamente relacionado con el fuego, era uno de los comandantes del Templo y seguro que algo sabe. ¿Tendrá la somnolencia de sus amigos algo que ver con esto? Inconscientemente apretó el paso hacia su cuarto.
Mientras tanto, en el cuarto de Nessa, Jen permanecia ajene a todo esto, dio la espalda al interior del cuarto y contempló el impresionante lago de lava que se deslizaba lánguidamente más allá de la isla donde se levantaba el palacio. Cerró los ojos. No sabía muy bien qué era lo que estaba haciendo, qué pretendía conseguir ni cómo contactar con aquella criatura, aquel ser que parecía que había intentado alcanzar su mente. Si ese ave había contactado con elle antes, quizá sólo tenía que abrir su mente y hacerle ver que estaba liste para que volviera a hacerlo. Respiraba profundamente, intentado calmar y dejar pasar las turbulentas y caóticas sensaciones y pensamientos que se agolpaban en su cabeza desde que habían llegado allí. No le fue tarea fácil. De naturaleza inquieta, la mente de Jen estaba acostumbrada a estar siempre saltando de un tema a otro, de una cuestión a la siguiente. Los asuntos se entremezclaban entre ellos y le era sencillo hilar una cosa con otra, y cada tema al que Jen dedicaba atención estaba asociado a un sentimiento. La cama bajo elle le hacía pensar en descanso, en sentirse segure, en los brazos de Julian, en sus labios, en la pasión, eso le llevaba a Nessa y Vraak, y la alegría que había sentido al escuchar su intención de pasar la noche juntos y... Respiró hondo de nuevo... ¡esto era muy difícil! Necesitaba pensar en una sola cosa. Abrió los ojos y fijó la mirada en la lava que burbujeaba y siseaba mucho más abajo. Se forzó a no pensar en nada más que en aquella masa rojiza y negra que se deslizaba despacio, lentamente, despacio, lentamente. Respiiiraaaa. Jen cerró los ojos y a su cabeza vino de nuevo la sensación que había tenido cuando se vio asi misme como el ave, sobrevolando majestuosa los rios de lava. Esta vez permitió que el pensamiento se colara en su cabeza. Era lo que quería. Inspiró. Espiró. Su mente se precipitó hacia abajo, su estómago se encogió por la sensación pese a seguir sentade con las piernas cruzadas en la cama. Fugazmente vio los pasillos adornados con tapices, la pulida obsidiana dejó paso a la porosa piedra volcánica en su descenso. De manera breve mientras su consciencia se precipitaba vio de nuevo la caverna con los escalones que acababan en una plataforma donde yacía el ave, ahora encogida y gris. Su visión se centró en la cabeza de la criatura, de la que salían unas grandes plumas grisáceas pero aún así conformarian una hermosa corona, pero ahora yacían en reposo sobre el cuello. Jen no sabía si su cabeza estaba recordando la visión anterior, se lo estaba inventado todo o estaba teniendo otra visión. El Fénix abrió los ojos, de un naranja y rojo vivos, y los clavó en Jen, elevando ligeramente el cuello.
En la habitación Nessa, que estaba pendiente de Jen a unos metros de la cama, se dio cuenta de que su amigue había dado un respingo y estaba con las espalda más tensa y aguantando la respiración. Pero no se atrevió a hablarle ni tocarle para no romper su concentración.
Jen sintió que se perdía en aquella mirada, cayendo al negro vacío de las pupilas y viéndose rodeade de fuego. Un poderoso fuego que lo consumía todo a su paso, pero a su vez era una fuente inagotable de vida y rejuvenecimiento. Jen sintió las lágrimas correr libremente por sus mejillas. Eran lágrimas de emoción y júbilo. De pronto ya no estaba solo. Le barde se dio cuenta de que estaba experimentando sentimientos que no le correspondían. El júbilo por no sentir la compañía de otro alma, se transformó pronto en una inmensa soledad. En un vacío negro que la ahogaba y sentía la añoranza de una familia. De una compañera a la que no había vuelto a escuchar cantar y a unos hijos que no había conocido. Su corazón se desgarró. Jen escuchó el tintineante sonido de unas cadenas. Sintió ahora un anhelo como nunca había sentido antes. Una esperanza de libertad que le hizo probar, por milésima vez, las cadenas que sentía le sujetaban contra el frío suelo. La frustración cuando no se rompieron la hizo gruñir. La esperanza se trocó en frustración. En Rabia y, una vez más, la desesperanza inundó su alma, enfriándola y apagando el fuego que ardía en ella.
Jen inhaló aire como si hubiera salido de una profunda inmersión en el agua. Perdió el equilibrio pero cayó entre los cojines de la cama. Incapaz de hablar durante unos segundos mientras las lágrimas caían por su rostro.
Julian se acercó rápido, solícito, y le tomó de una mano, no tanto por comprobar sus vitales si no para que sintiera su cercanía y su presencia le ayudara a centrarse en dónde estaba. Le susurró y acarició el pelo con delicadeza mientras Jen se recomponía. Nessa se acercó con cuidado a la cama, quedándose a los pies.
En ese momento Vraak escuchó unos delicados golpes en la puerta y al abrirla, Rolthos entró en la habitación, con un dormido Oswald Glimfeather Tercero en los brazos, como si de un infante se tratara, y la mochila con sus cosas colgando del hombro.
-¿Qué tal ha ido? - pregunta entre interesado y preocupado mirando hacia la cama a Vraak y Cruços.
Le barde se tambalea al ponerse en pie, apoyándose en Julian y Nessa -Ah... Aaah...- Se lleva la mano a la cabeza como para intentar mantener todos esos pensamientos dentro y que no se le escaparan como las lágrimas que le continuaban rodando por el rostro, imparables. -Se... Creo que se donde está. Abajo, muy abajo. Hay unas cadenas. Quien puede romper cadenas? Literales, está atado, no puede huir, no puede volar! Y, y creo que son mágicas? Si no, claro, se hubiera liberado hace mucho. Claro, claro...-Termina la frase en un murmullo indescifrable, pero luego se recompone -Es angustioso. Solo. Está muy solo. Tiene una compañera, en alguna parte. Yo... Chicos, no quiero fijar un curso de forma unilateral, se que queremos salir de aqui cuanto antes, pero... No puedo dejar a ese ave indefensa, no puedo.
- No suena bien, no. Además - medita un momento - El símbolo de la bandera de este castillo es un ave, precisamente. Un ave fénix con las alas desplegadas con dos aros negros entrelazados en las garras - añade, haciendo memoria - ¿No es ... extraño ... que Shideh tenga como bandera de su castillo algo que está atrapado bajo el mismo?
La ranger deja la pregunta en el aire y añade:
- En cualquier caso, si vamos a hacer esto, no debemos perder más tiempo. ¿Qué hacemos? - mira a Jen - ¿Le pedimos a Idab que nos guíe sin más? Sobre romper cadenas o desactivar esa magia, me temo que yo no podré ayudar demasiado - mira al resto interrogativamente -pero seguro que entre todos se nos ocurre algo.
Julian se frota el mentón, pensativo -Crees que presume de forma "no muy sutil"? Bueno, es narcisista y orgullosa, si. Pero no me ha parecido una psicópata.-
Jen niega con la cabeza -Da igual quien la haya capturado, o si fue un accidente. Lo importante es liberarla. Quiza...- Y ahí su rostro cambia, y casi se pueden escuchar los engranajes de su cabeza, funcionando. - Quizá podamos usarlo en nuestra ventaja. Oh, Vraak, que idea me has dado! Espero que funcione, espero que funcione.- Vraak se señala a si mismo durante un segundo, pues no habia abierto la boca en toda la meditación, pero luego se encoge de hombros, aceptando el cumplido.
Jen coge aire, y se limpia las lágrimas con el dorso de la mano.-No se que tan saldrá esto, estad preparados por si todo se tuerce. Voy a intentar dar una vuelta de tuerca más al encantamiento. Quizá Idab nos guíe y no necesitemos buscarlo desesperadamente.
Nessa se encoge de hombros ante la pregunta de Julian, dando a entender que discernir lo que sea o deje de ser Shideh no entra en sus prioridades en esos momentos. Por lo que asiente a Jen y simplemente espera a ver qué sucede a continuación.
Al regresar Rolthos observó las bolitas de papel y sintió un escalofrió recorriendo su espalda. Estamos rodeados de peligros. Innumerables peligros.
- Quizás con el decantador de agua infinita podría llevar la armadura, pero parece algo arriesgado, ¿quizás el peto? – Se preguntó en voz alta.
Mientras escuchaba a Jen, Julian y Nessa daba un leve masaje en el pecho a Oswald, intentando despertarle, todo aquel asunto tenia una gran incertidumbre arcana y quizás el pudiera arrojar algo de luz.
- Liberar esa ave, es casi un imperativo moral. Sin embargo, también debemos tener en cuenta las consecuencias. Al liberarle perderá Shideh la capacidad de proteger a los habitantes de este plano... los humanos tendrían un aciago futuro en este plano sin su protección. Por decirlo de forma optimista. Oswald, Oswald... necesitamos de tú sabiduría. -Dijo mientras le intentaba despertar.
- Este estado no es normal... - Dijo mientras hacia que su masaje fuese algo mas vigoroso inutilmente.
Nessa medita sobre las cuestiones que plantea Rolthos:
- Mmmm, creo que eso implicaría tener a Jen constantemente rociándote y me imagino que esto no te evitaría todo el daño. Me parece demasiado trabajo para el beneficio real que va a dar. Sin la magia protectora de Shideh lo veo peligroso. Además - dice, y sus ojos miran inquietos hacia la puerta - vamos justos de tiempo. Ponerte la armadura llevará bastante rato y si finalmente te la tuvieras que quitar también ... - menea la cabeza - Me gusta tan poco como a tí, pero quizás sea mejor que vayas sin ella.
- No sé qué pasará cuando liberemos al fénix, pero como dices, no podemos dejarla atrapada y sufriendo ¿Shideh perderá la capacidad de proteger a sus protegidos? Quizás, pero, ¿y si liberarle les diera otro tipo de protección? - de nuevo, menea la cabeza - No lo sé. Pero no vamos a descubrirlo aquí parados, desde luego.
Cuando ve que el paladín intenta despertar a Oswald sin éxito, Nessa se acerca y le toca con suavidad, intentado notar su pulso y teniendo mucho cuidado de no tocar su ala rota:
- Es cierto que algunos tipos de buhos hibernan, pero sí que es extraño. ¿Te fijaste en si empezó a quedarse dormido al entrar al palacio? ¿O fue en la habitación? Desde luego cuando le estábamos dando nuestras armas a Idab sí que estaba con los ojos como platos. No dijo palabra, pero sí que estaba atento. Espero que esté bien- dice, dándole una suave caricia en la cabeza al sabio alado - ¿Y si le preguntamos a Idab sobre Oswald? Quizás sepa algo al respecto.
Se para a pensar un momento y añade:
- Ashrem debería estar al caer, ¿no? Shideh dijo al fin y al cabo que estaba "plácidamente dormido". Espero que no lo esté tanto como Oswald...
Jen se pasa la mano por el pelo, y mira los portones de la habitacion, aun cerrados -Está bien. Vamos allá. Estad preparados.- Dicho lo cual agarra los pomos, inspira hondo, y saca pecho.
En el otro lado de los portones, Idab vigila el pasillo. El crujido de las bisagras anuncia la apertura de las puertas, y de ellas sale le barde, con paso orgulloso y elegante.
-Idab, ha sido una gran labor el habernos dejado protegernos contra la posible amenaza del Thane. Habiendo hablado con Shideh antes, no dudo en que los gigantes estarán tramando algo. Y hablando de esa conversación...- Y aquí pone expresión de secretismo, como si no quisiera que sus compañeros se enterasen de lo que iba a decir a continuacion -Shideh me ha contado... -Y mira fugazmente hacia abajo- Eso. Todo. Si... - Asiente, cruzandose de brazos decidide. -Se lo que habita ahí abajo. Y como Chune, me gustaría verlo. Quizá parece pido mucho, pero nuestra señora, que su destino se recubra de oro, prestigio y abundancia, me ha dado potestad.-
Los ojos de Idab brillan durante un segundo ante las palabras de Jen. Es difícil leer el lenguaje no verbal de la salamandra, pero este hace una reverencia y añade.
- Como desees Chune. Entiendo que tu séquito también viene - Ante el asentimiento de Jen el Capitán de la Guardia del Palacio espera a que todos salgan y, una vez más escoltados por Idab al frente y las otras dos salamandras detrás, inician el camino por el palacio.
Esta vez Idab les lleva por pasillos interiores, que no dejan de ser igual de elegantes y opulentos que las galerías por donde han transitado hasta ahora, pero no cuentan con las impresionantes vistas del lago de lava. Llegan hasta una puerta algo más pequeña, que Idab abre con un juego de llaves, y empiezan a descender por una escalera en espiral. Es algo más estrecha que los pasillos y todos tienen que ir en fila india, con Idab encabezando la marcha. La escalera no está iluminada, pero, siempre atentos a sus huéspedes, las salamandras parecen iluminar sus cuerpos, desprendiendo más calor, pero también una tenue luz que ayuda al grupo a descender. Descienden y descienden y Rolthos tiene la sensación de que deben estar bajo el lecho rocoso de la isla, pero no aprecian ningún cambio en la pulida superficie de las escaleras o las paredes. Jen, que sigue a Idab, percibe que este, cada ciertos intervalos, se detiene un segundo y pronuncia unas palabras en el idioma primordial de su plano natal. Jen no aprecia que haya ningún cambio, pero esta segure de que el Capitán está desactivando protecciones mágicas dispuestas para evitar que nadie camine por aquella parte del palacio. Finalmente llegan al final de las escaleras que desembocan en una sala más amplia, donde al menos pueden ponerse tres de ellos codo con codo. Frente a ellos hay una puerta de negra obsidiana cubierta de runas que refulgen con un intenso calor, como si lava viva las recorriera. No tiene ni cerradura ni tiradores. Idab se adelanta y levanta su mano derecha. Esta comienza a calentarse e iluminarse hasta parecer un hierro al rojo vivo. La salamandra acerca su mano a la puerta y parece fundir su mano con la misma, introduciendo la mano en la misma superficie. Las runas se iluminan y se encienden, comenzando a moverse, como si se estuvieran derritiendo por el calor que proporciona el contacto con la salamandra. El centro mismo de la puerta, donde Idan ha introducido la mano casi hasta el codo, brilla al rojo blanco y tienen que apartar la vista. La puerta parece convertirse en lava y caer en trozos incandescentes al suelo. Al cabo de unos segundos Idab se aparta y hace una reverencia, para dejar pasar a Jen y los demás.
- Bienvenidos a la Sala de lo que Arde Eternamente - dice Idab.
En el interior Jen descubre la caverna en roca negra volcánica que ha visto en sus visiones. Contiene la respiración. En el centro, sobre la plataforma de obsidiana, preso por unas pesadas cadenas negras, postrado en actitud derrotada, yace un enorme ave fénix con los ojos cerrados. Sus plumas grises se asemejan a la ceniza y su cabeza descansa sobre su espalda, con el largo cuello flexionado. No parece reaccionar ante la presencia del grupo. Jen no podía imaginar que era tan grande. El pico del animal es tan grande como Vraak.
Rolthos compartió una mirada de preocupación con Nessa. – Si no recuerdo mal, se empezó a quedar adormilado en cuando empezamos a descansar en la habitación. Me preocupa. – Acariciando una vez las suaves plumas de Oswald, le hizo un hueco en la parte superior de la mochila, arropándole para protegerle con su propia manta. Después siguió a Jen en el periplo hacia la encarcelada ave fénix.
La visión le hizo suspirar, una portentosa criatura encerrada y atormentada. Observó las cadenas y observó a Idab. Quizás pudiese hacer algo por aquella criatura... quizás...
Jen se lleva la mano al pecho, reteniendo el aliento -M... Magnífico- Murmura, admirando a la imponente criatura que aunque yace gris y decaída no deja de ser grandiosa. -Podemos acercarnos?- gira la cabeza lentamente hacia la salamandra -Parece dormido. Quiero verlo de cerca. -Su vista está fija en el fénix, tratando de retener todos los detalles que su mente pueda
Nessa hace camino sumida en un silencio preocupado por la somnolencia de Oswald y el hecho de que Ashrem aún no haya llegado. Varias veces mira hacia atrás, preguntandose si verá llegar a algún sirviente rezagado seguido por el anciano. Pero no llega a darse el caso.
Observa curiosa como Idab tiene que abrir varias puertas (primero con unas llaves, y con su propio cuerpo después) así como pronunciar palabras ininteligibles para, aparentemente, retirar protecciones mágicas. Casi parece que tuvieran encerrado a un monstruo y no a una criatura como la que describió Jen. ¿Tanto temen Shideh y su gente al fenix? ¿Sería una criatura peligrosa? Pero eso no parece encajar con la visión de Jen ... ¿verdad?
Cuando por fin lo ven, Nessa se queda muy quieta, observándolo en la distancia. Una criatura tan maravillosa, encerrada de aquella forma. Aquello no podía estar bien de ninguna manera. Miró hacia Idab para preguntar un "¿Quién es? ¿Tiene nombre? ¿Por qué ... por qué está encerrado?". Pero mirando a la salamandra revivió aquel momento de la cena, con Idab avanzando hacia ella con toda intención de matarla en un parpadeo si no hubiera sido por la rápida contraorden de Shideh. Las preguntas murieron entonces en sus labios y prefirió simplemente observar desde la distancia.
El cuarto al que han entrado es precisamente el de Nessa. Ahí están sus cosas y las bolitas de papel arrugadas en las que había estado escribiendo ya no están tiradas por toda la habitación, sino que algun sirviente las ha recogido todas y las ha amontonado en un pulcro montoncito encima de la cama.
Su primera reacción a lo que dice Jen no tarda en llegar. Es consiente de que las salamandras están ahí fuera todavía, así que cuando habla, lo hace en susurros. Aunque se nota que aún está tensa con toda esta situación:
- ¿Que algo está mal aquí? ¿Algo? Por todos los dioses, quien está mal es... - se corta de repente, recordando. "Nessaia" ... - ¿podemos hablar con libertad siquiera? ¿El poder de la Señora Shideh, cuyas veladas sean siempre tan agradables y relajadas como lo ha sido esta, - dice con clara amargura en su voz - que conoce mi nombre completo y tantos detalles sobre nosotros puede llegar a esta habitación? Jen, lo tengo que preguntar: ¿le mencionaste tú mi nombre? ¿Los detalles de nuestros viajes que tan bien manejó y retorció durante la cena? Casi preferiría que me dijeras que sí, si te soy sincera. Si no, me preocupa hasta que punto vamos a poder hablar si no llevamos ... - y señala al amuleto de le barde.
Suspira un momento y añade:
- En fin, supongo que todo esto da igual, porque tenemos poco tiempo y claramente tenemos que hablar para planear cómo largarnos se aquí. No veo forma de hacerlo que no pase por aprovechar lo que resta del conjuro que usaste sobre Idab para convencerle de que nos acompañe hasta la puerta y nos permita llevarnos la barcaza. Hacerlo sin su ayuda, es decir, huir nosotros por nuestra cuenta, nos llevaría a encontrarnos por el camino con salamandras que no estén bajo tu influjo, y eso nos llevaría a tener que pelear con ellos para poder llegar hasta la puerta.
Lo que me preocupa es lo que pase una vez salgamos. Volveremos a estar a merced del ambiente del semi-plano. Y me imagino que nuestra querida Señora enviará enemigos a por nosotros en el momento de que se entere de lo que ha pasado. Como si no fuera bastante complicado abrir la puerta de por sí sin esta dificultad añadida...
Nessa mira a los demás interrogativamente. ¿Se les ocurre a ellos un plan mejor?
Por último añade:
- Jen, dices que algo no está bien aquí. ¿A qué te refieres? Parece que Shideh te ha ofrecido un pacto. Entiendo que si estás diciendo que algo no está bien - y en mi opinión ese algo es Shideh - no lo vas a aceptar. Pero no me queda del todo claro.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Por unos momentos la cara de Rolthos era un poema épico a la perplejidad. Una armadura que no se podía poner y una adversaria que le parecía todopoderosa a la que pronto o tarde se enfrentarían. Con un suspiro y encomendándose a Mayaheine empezó por el problema más inminente, su armadura. Sacando innumerables elementos de la mochila empezó a vaciarla con la esperanza de poder meter en ella parte de la armadura.
– Me alegro de esta decisión, Jen... Esta mujer me da muy mala espina a mí también. Creo un pacto con ella seria un contrato de esclavitud. – Alzando la cabeza miró al resto - ¿Quizás alguno me puede ayudar a transportar alguna pieza de la armadura? Si salimos de este plano la voy a necesitar, es el elemento de mi equipo más valioso. – Tras la pregunta empezó a sacar unos sacos y buscar un lugar adecuado para la parte más voluminosa, el peto.
- Debemos ir a recoger a Oswald y a Ashrem, no podemos dejarles detrás. Pero el plan de Nessa me parece el único aceptable, aunque va a ser algo más difícil venderle eso, ¿no? Contradice directamente las palabras de la anfitriona.
Zevatur, Rolthos
- Podemos llevar las partes de brazos y piernas en mi carcaj - dice Nessa cogiendo su carcaj sin perder tiempo. Se lo da a Cruços para que entre él y Rolthos metan dichas piezas en él. No tienen tiempo para perderlo si ella intenta hacer algo de esto con un solo brazo.
Una vez equipada, vuelve a responder a Rolthos:
- Cierto, tenemos que ir a por ellos. No sabemos en qué habitación está Ashrem, ¿verdad? - el resto confirma esto negando con la cabeza - ¿Jen, crees que habrá manera de pedir a Idab que nos permita recoger a Ahsrem, Oswald y luego que nos lleve a la barcaza sin romper tu conjuro? Si no, habrá que pedirles que se vayan y buscar la salida nosotros mismos. O quizás haya salidas alternativas que no nos impliquen salir por la puerta. Mmmm - se asoma por la ventana para ver cuánta altura hay - no tenemos cuerdas ya. Pero podemos acudir de nuevo a la magia de Jen para que se transforme en alguna criatura alada y nos saque volando. Eso, una vez tengamos a Oswald y Ashrem con nosotros, claro.
De repente cae en la cuenta de que lleva puesto el vestido de la cena y dice:
- ¡Dioses, no puedo salir al semi-plano vestida así! - exclama. Con lo que deja al grupo hablando sobre lo que acaba de proponer, coge la ropa que había dejado sobre la cama y se mete en la zona del baño, que por fortuna cuenta con una pared en medio, y se pone a cambiarse. Lo cual también le lleva un poco de tiempo con un solo brazo. Cuando sale lleva el hermoso vestido rojo y naranja en la mano - Qué pena me da no llevármelo, la verdad...
Tras esto le pide a Vraak que le ayude a ponerse el peto, con lo que ya está lista para partir cuando terminen de madurar el plan.
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Jen sacude la cabeza negando a la primera pregunta de Nessa -Yo no le he dicho nada, lo sabía ya todo. Pero bueh, me he encontrado con tanta gente que dice saber de mí más que de yo misme, que me creo ya la mitad -Se encoge de hombros con toda naturalidad. Ahora todos pueden ver claramente la sobreactuación que ha ido ejecutando le barde durante toda la velada, en contraste con el manojo de nervios que es normalmente -Además si tanto nos conoce debería haber previsto esto, por favor! ¡Si somos predecibles a una legua!
¡Claro que quiero fenomenales poderes cósmicos! No os voy a negar que ha despertado en mi un hambre que no sabía que tenía. Pero no significa que no vaya a desmigajarlos hasta lo mas mínimo. Que sustancia para una patrona como una Effretti habría en aliarse con alguien dócil y sumiso al 100%? Yo te lo digo, ninguna! Por eso le hace tanta gracia el rol del paladín, sin ofender.- Dice señalando con el pulgar a Rolthos.
Pondera durante un momento lo que ha dicho Nessa -...En realidad, no es mala idea pedirle a Idab que nos ayude. Para una vez que esto funciona…Siempre podemos intentar justificarlo diciendo que nos hemos puesto manos a la obra cuanto antes. Quizá cuele? -No lo dice con mucha convicción.
-Pensándolo de otro lado, tenemos que abrir la puerta de todas formas. Lo que mas le conviene a Shideh es mantenernos con vida, y más o menos protegidos, o se pudrirá aquí dentro por los siglos de los siglos. Muy confortablemente, si. Pero no es menos prisionera que nosotros. No quiere decir que no nos vaya a torturar o chantajear, en realidad lo que mas nos conviene es llevarnos bien. Pero puf, si yo fuera ella nos estaría viendo como un gato jugando con unos ratones.
Y aun asi, no es Shideh quien me preocupa aquí. Es poderosa, y se comporta como tal. Eso puede ser sobrecogedor e intimidante, pero no, no, no es lo que me escama… Hay algo aquí que necesito comprobar. En esta fortaleza, quiero decir. No se que es, pero… Hay algo que está tirando de mi. No puedo explicarlo mejor.
Quizá podríais montaros vosotros en la barcaza y salir de aquí. Yo podría apañarme. Creeis que nos daría tiempo a llegar a la barcaza? Madre mia, ni siquiera se donde está! Bueno, Idab lo sabrá? Ay Dios, debería haber pensado mejor esto.
Julian mira preocupado a Jen.
- Jen… puedes explicar mejor que es eso que te escama y que quieres averiguar? - le pregunta y le toma de la mano - creo que no tenemos mucho tiempo lo mejor sería no andarse con rodeos. Dinos lo que sea que sientas aunque te parezca raro y abstracto -
- Si - interviene Vraak - Porque no pienses ni por un momento que te vas a quedar sole en este sitio. Vamos todos juntos donde sea-
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Nessa mira confusa a Jen y asiente a lo dicho por Julian y Vraak:
- Yo tampoco entiendo nada. ¿Qué tira de tí? ¿Qué quieres comprobar? Sea lo que sea dínoslo, ¡cada minuto cuenta! Si sientes que hay algo importante que comprobar aquí dilo ya, Jen, porque quizás haya que hacer eso antes de pensar en salir de aquí. Y tal y como dice Vraak, decidamos lo que decidamos, iremos juntos. Como hemos venido haciendo hasta ahora y como haremos de aquí en adelante.
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-Está bien, está bien, pero me vais a tomar por tarade. Hay.... Hay un ave.- Julian enarca la ceja sin entender nada -Ya, ya, a ver, que desarrollo.- Le barde se masajea momentaneamente las sienes para ordenar sus pensamientos, intentando recordar todo lo posible de su vision -Hay un ave fabulosa, ignea y poderosa, atrapada en alguna parte. No se si es en este castillo. Pero... Pero creo que está cerca. Yo... Lo vi. Está encerrado. Muere y renace y se quema y vuelve a prenderse pero nunca se agota. Es... -Se lleva la mano al pecho, conmovide al expresar su visión -Es angustioso. Alguien canta en la lejanía y cada vez que lo hace este ave sufre y es terrible. Yo... Solo he tenido una visión. No hay palabras, no hay nada.-
-Te has intentado comunicar con él de vuelta?- Pregunta Julian. Jen tuerce la cabeza, en una expresion de confusion-Pues... La verdad es que no.-
-Recuerdo que cuando entré al hospital no entendía nada de comunicación arcana. Recibía la voz de los clérigos y curanderos en mi cabeza mitad de una operacion y tenía que acordarme de todo para despues. Hasta que uno de ellos me dijo "puedes responder a este mensaje". No se. Quizá puedas responder al mensaje.-
-No... No lo había pensado asi. Y que hago? Si no puedo enviar mensajes arcanos!
-Todo eso, suena muy místico. Y si meditas?-Comenta Vraak. Julian se pasa la mano ppr el pelo, ponderando la opcion
-No se si tenemos tiempo para meditar, teniendo a Idab con el tiempo corriendo en contra.-
-Pues pregúntale a Idab, yo que se, invéntate algo. No te tratan como si fueras ya el ojito derecho de Shideh? Aprovéchate, que esto no nos pasa a menudo.-
-Vale, entonces, meditar, o probar suerte con Idab? Probaré a meditar primero... Quizá nos de una ventaja. Vale, si no pasa nada en dos minutos, probamos suerte con Idab. Os parece bien?
Nessa suspira. Todo lo que está pasando es peligroso, tenso y extraño. Justo la peor combinación para que Jen pueda meditar. Entendiendo que no puede hacer más que prestar apoyo a su amigue para que este lo más cómode posible, se acerca a elle y le dice:
- Me parece bien tu propuesta - y acto seguido le toma de la mano con cariño - Jen, confío en tu criterio. No entiendo bien lo que está sucediendo, pero confío plenamente en tí. Y déjame pedirte perdón porque he desconfiado de ese criterio durante la cena. Ese enfrentamiento con Shideh ha sido verdaderamente duro y tú has representado tu papel tan bien que por momentos creí que estabas bajo su total influjo. Pero si estás haciendo todo esto es precisamente porque has visto que hay algo más y quieres destapar lo que es. De hecho, yo me pregunto si no será la propia Shideh la que está afectando a esta criatura que mencionas. Pero bueno, en cualquier caso: tómate el tiempo que necesites. Dos minutos, cinco, los que sean. Te apoyaremos como buenamente podamos y, si al final tenemos que salir con más prisa de la que nos gustaría porque así los has necesitado, así será. De alguna manera conseguiremos resolver todo esto, como hemos venido haciendo hasta ahora. Dime, ¿qué quieres que hagamos para que estés más cómoda? Nos podemos apartar para dejate espacio, ¡incluso darnos la vuelta y no mirarte si esto te pone nerviosa! - dice riendo, pero luego se pone seria - Por lo demás, ánimo, seguro que irá bien - le da un apretón en la mano para transmitirle confianza, antes de soltarla.
Sin más, Nessa se aparta para dejar espacio a su amigue, acercándose hasta la puerta para vigilar y estar atenta en caso de que el conjuro finalice y las salamandras intenten entrar.
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Jen sonríe a Nessa y se coloca en la cama, cruzando las piernas y sentándose, poniéndose comode. Julian le da un suave apretón en el hombro y elle acaricia su mano mientras el médico se retira con el resto.
Vraak, que está cerca de la puerta y se siente nervioso al saber de la presencia de los guardias ahí fuera, esperando, tiene una idea y se arriesga. Abre ligeramente la puerta y comenta.
- Idab, Jen necesita hablar nuestros amigos, el buho y el anciano... ¿Seríais tan amables de ir a por ellos y escoltarlos aqui? -
Rolthos escucha sus palabras e interviene, abriendo la puerta un poco más y saliendo al pasillo.
- Es más - dice el paladin sintiéndose más seguro ahora que tiene su arma en la mano, el tacto del mango le reconforta - yo iré por Oswald Glimfeather Tercero y así recojo el resto de nuestras para intentar.... organizar nuestro equipo entre todos. ¿Puedes ir y recoger el del resto de nuestras habitaciones? A Jen le haría mucha ilusión - le pide al sirviente que espera pacientemente órdenes.
Los interpelados miran a Vraak y Rolthos unos segundos y por un momento parece que el efecto de la magia de Jen se va a desvanecer, pero entonces dicen.
- Si es lo que Jen desea... así se hará - y todos se pierden por el pasillo, Rolthos siguiendo a una salamandra que le lleva a su cuarto para recuperar sus cosas y recoger a Oswald Glimfeather Tercero. Según avanza por el pasillo se le ocurre algo. Oswald Glimfeather Tercero es un erudito. Quizá sus conocimientos les puedan ayudar a resolver todas las dudas que tiene Jen. ¿Cómo no se les ha ocurrido antes? Ahora que lo piensa... Ashrem puede tener conocimientos de las criaturas que habitan el semi-plano. Aunque no estuviera directamente relacionado con el fuego, era uno de los comandantes del Templo y seguro que algo sabe. ¿Tendrá la somnolencia de sus amigos algo que ver con esto? Inconscientemente apretó el paso hacia su cuarto.
Mientras tanto, en el cuarto de Nessa, Jen permanecia ajene a todo esto, dio la espalda al interior del cuarto y contempló el impresionante lago de lava que se deslizaba lánguidamente más allá de la isla donde se levantaba el palacio. Cerró los ojos. No sabía muy bien qué era lo que estaba haciendo, qué pretendía conseguir ni cómo contactar con aquella criatura, aquel ser que parecía que había intentado alcanzar su mente. Si ese ave había contactado con elle antes, quizá sólo tenía que abrir su mente y hacerle ver que estaba liste para que volviera a hacerlo.
Respiraba profundamente, intentado calmar y dejar pasar las turbulentas y caóticas sensaciones y pensamientos que se agolpaban en su cabeza desde que habían llegado allí. No le fue tarea fácil. De naturaleza inquieta, la mente de Jen estaba acostumbrada a estar siempre saltando de un tema a otro, de una cuestión a la siguiente. Los asuntos se entremezclaban entre ellos y le era sencillo hilar una cosa con otra, y cada tema al que Jen dedicaba atención estaba asociado a un sentimiento. La cama bajo elle le hacía pensar en descanso, en sentirse segure, en los brazos de Julian, en sus labios, en la pasión, eso le llevaba a Nessa y Vraak, y la alegría que había sentido al escuchar su intención de pasar la noche juntos y...
Respiró hondo de nuevo... ¡esto era muy difícil! Necesitaba pensar en una sola cosa. Abrió los ojos y fijó la mirada en la lava que burbujeaba y siseaba mucho más abajo. Se forzó a no pensar en nada más que en aquella masa rojiza y negra que se deslizaba despacio, lentamente, despacio, lentamente. Respiiiraaaa.
Jen cerró los ojos y a su cabeza vino de nuevo la sensación que había tenido cuando se vio asi misme como el ave, sobrevolando majestuosa los rios de lava. Esta vez permitió que el pensamiento se colara en su cabeza. Era lo que quería.
Inspiró.
Espiró.
Su mente se precipitó hacia abajo, su estómago se encogió por la sensación pese a seguir sentade con las piernas cruzadas en la cama.
Fugazmente vio los pasillos adornados con tapices, la pulida obsidiana dejó paso a la porosa piedra volcánica en su descenso. De manera breve mientras su consciencia se precipitaba vio de nuevo la caverna con los escalones que acababan en una plataforma donde yacía el ave, ahora encogida y gris. Su visión se centró en la cabeza de la criatura, de la que salían unas grandes plumas grisáceas pero aún así conformarian una hermosa corona, pero ahora yacían en reposo sobre el cuello. Jen no sabía si su cabeza estaba recordando la visión anterior, se lo estaba inventado todo o estaba teniendo otra visión.
El Fénix abrió los ojos, de un naranja y rojo vivos, y los clavó en Jen, elevando ligeramente el cuello.
En la habitación Nessa, que estaba pendiente de Jen a unos metros de la cama, se dio cuenta de que su amigue había dado un respingo y estaba con las espalda más tensa y aguantando la respiración. Pero no se atrevió a hablarle ni tocarle para no romper su concentración.
Jen sintió que se perdía en aquella mirada, cayendo al negro vacío de las pupilas y viéndose rodeade de fuego. Un poderoso fuego que lo consumía todo a su paso, pero a su vez era una fuente inagotable de vida y rejuvenecimiento. Jen sintió las lágrimas correr libremente por sus mejillas. Eran lágrimas de emoción y júbilo. De pronto ya no estaba solo. Le barde se dio cuenta de que estaba experimentando sentimientos que no le correspondían. El júbilo por no sentir la compañía de otro alma, se transformó pronto en una inmensa soledad. En un vacío negro que la ahogaba y sentía la añoranza de una familia. De una compañera a la que no había vuelto a escuchar cantar y a unos hijos que no había conocido. Su corazón se desgarró.
Jen escuchó el tintineante sonido de unas cadenas.
Sintió ahora un anhelo como nunca había sentido antes. Una esperanza de libertad que le hizo probar, por milésima vez, las cadenas que sentía le sujetaban contra el frío suelo. La frustración cuando no se rompieron la hizo gruñir. La esperanza se trocó en frustración. En Rabia y, una vez más, la desesperanza inundó su alma, enfriándola y apagando el fuego que ardía en ella.
Jen inhaló aire como si hubiera salido de una profunda inmersión en el agua. Perdió el equilibrio pero cayó entre los cojines de la cama. Incapaz de hablar durante unos segundos mientras las lágrimas caían por su rostro.
Julian se acercó rápido, solícito, y le tomó de una mano, no tanto por comprobar sus vitales si no para que sintiera su cercanía y su presencia le ayudara a centrarse en dónde estaba. Le susurró y acarició el pelo con delicadeza mientras Jen se recomponía. Nessa se acercó con cuidado a la cama, quedándose a los pies.
En ese momento Vraak escuchó unos delicados golpes en la puerta y al abrirla, Rolthos entró en la habitación, con un dormido Oswald Glimfeather Tercero en los brazos, como si de un infante se tratara, y la mochila con sus cosas colgando del hombro.
-¿Qué tal ha ido? - pregunta entre interesado y preocupado mirando hacia la cama a Vraak y Cruços.
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Le barde se tambalea al ponerse en pie, apoyándose en Julian y Nessa -Ah... Aaah... - Se lleva la mano a la cabeza como para intentar mantener todos esos pensamientos dentro y que no se le escaparan como las lágrimas que le continuaban rodando por el rostro, imparables. -Se... Creo que se donde está. Abajo, muy abajo. Hay unas cadenas. Quien puede romper cadenas? Literales, está atado, no puede huir, no puede volar! Y, y creo que son mágicas? Si no, claro, se hubiera liberado hace mucho. Claro, claro... -Termina la frase en un murmullo indescifrable, pero luego se recompone -Es angustioso. Solo. Está muy solo. Tiene una compañera, en alguna parte. Yo... Chicos, no quiero fijar un curso de forma unilateral, se que queremos salir de aqui cuanto antes, pero... No puedo dejar a ese ave indefensa, no puedo.
Nessa asiente lentamente:
- No suena bien, no. Además - medita un momento - El símbolo de la bandera de este castillo es un ave, precisamente. Un ave fénix con las alas desplegadas con dos aros negros entrelazados en las garras - añade, haciendo memoria - ¿No es ... extraño ... que Shideh tenga como bandera de su castillo algo que está atrapado bajo el mismo?
La ranger deja la pregunta en el aire y añade:
- En cualquier caso, si vamos a hacer esto, no debemos perder más tiempo. ¿Qué hacemos? - mira a Jen - ¿Le pedimos a Idab que nos guíe sin más? Sobre romper cadenas o desactivar esa magia, me temo que yo no podré ayudar demasiado - mira al resto interrogativamente - pero seguro que entre todos se nos ocurre algo.
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Julian se frota el mentón, pensativo -Crees que presume de forma "no muy sutil"? Bueno, es narcisista y orgullosa, si. Pero no me ha parecido una psicópata. -
Jen niega con la cabeza -Da igual quien la haya capturado, o si fue un accidente. Lo importante es liberarla. Quiza...- Y ahí su rostro cambia, y casi se pueden escuchar los engranajes de su cabeza, funcionando. - Quizá podamos usarlo en nuestra ventaja. Oh, Vraak, que idea me has dado! Espero que funcione, espero que funcione.- Vraak se señala a si mismo durante un segundo, pues no habia abierto la boca en toda la meditación, pero luego se encoge de hombros, aceptando el cumplido.
Jen coge aire, y se limpia las lágrimas con el dorso de la mano.-No se que tan saldrá esto, estad preparados por si todo se tuerce. Voy a intentar dar una vuelta de tuerca más al encantamiento. Quizá Idab nos guíe y no necesitemos buscarlo desesperadamente.
Nessa se encoge de hombros ante la pregunta de Julian, dando a entender que discernir lo que sea o deje de ser Shideh no entra en sus prioridades en esos momentos. Por lo que asiente a Jen y simplemente espera a ver qué sucede a continuación.
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Al regresar Rolthos observó las bolitas de papel y sintió un escalofrió recorriendo su espalda. Estamos rodeados de peligros. Innumerables peligros.
- Quizás con el decantador de agua infinita podría llevar la armadura, pero parece algo arriesgado, ¿quizás el peto? – Se preguntó en voz alta.
Mientras escuchaba a Jen, Julian y Nessa daba un leve masaje en el pecho a Oswald, intentando despertarle, todo aquel asunto tenia una gran incertidumbre arcana y quizás el pudiera arrojar algo de luz.
- Liberar esa ave, es casi un imperativo moral. Sin embargo, también debemos tener en cuenta las consecuencias. Al liberarle perderá Shideh la capacidad de proteger a los habitantes de este plano... los humanos tendrían un aciago futuro en este plano sin su protección. Por decirlo de forma optimista. Oswald, Oswald... necesitamos de tú sabiduría. -Dijo mientras le intentaba despertar.
- Este estado no es normal... - Dijo mientras hacia que su masaje fuese algo mas vigoroso inutilmente.
Zevatur, Rolthos
Nessa medita sobre las cuestiones que plantea Rolthos:
- Mmmm, creo que eso implicaría tener a Jen constantemente rociándote y me imagino que esto no te evitaría todo el daño. Me parece demasiado trabajo para el beneficio real que va a dar. Sin la magia protectora de Shideh lo veo peligroso. Además - dice, y sus ojos miran inquietos hacia la puerta - vamos justos de tiempo. Ponerte la armadura llevará bastante rato y si finalmente te la tuvieras que quitar también ... - menea la cabeza - Me gusta tan poco como a tí, pero quizás sea mejor que vayas sin ella.
- No sé qué pasará cuando liberemos al fénix, pero como dices, no podemos dejarla atrapada y sufriendo ¿Shideh perderá la capacidad de proteger a sus protegidos? Quizás, pero, ¿y si liberarle les diera otro tipo de protección? - de nuevo, menea la cabeza - No lo sé. Pero no vamos a descubrirlo aquí parados, desde luego.
Cuando ve que el paladín intenta despertar a Oswald sin éxito, Nessa se acerca y le toca con suavidad, intentado notar su pulso y teniendo mucho cuidado de no tocar su ala rota:
- Es cierto que algunos tipos de buhos hibernan, pero sí que es extraño. ¿Te fijaste en si empezó a quedarse dormido al entrar al palacio? ¿O fue en la habitación? Desde luego cuando le estábamos dando nuestras armas a Idab sí que estaba con los ojos como platos. No dijo palabra, pero sí que estaba atento. Espero que esté bien - dice, dándole una suave caricia en la cabeza al sabio alado - ¿Y si le preguntamos a Idab sobre Oswald? Quizás sepa algo al respecto.
Se para a pensar un momento y añade:
- Ashrem debería estar al caer, ¿no? Shideh dijo al fin y al cabo que estaba "plácidamente dormido". Espero que no lo esté tanto como Oswald...
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Jen se pasa la mano por el pelo, y mira los portones de la habitacion, aun cerrados -Está bien. Vamos allá. Estad preparados.- Dicho lo cual agarra los pomos, inspira hondo, y saca pecho.
En el otro lado de los portones, Idab vigila el pasillo. El crujido de las bisagras anuncia la apertura de las puertas, y de ellas sale le barde, con paso orgulloso y elegante.
-Idab, ha sido una gran labor el habernos dejado protegernos contra la posible amenaza del Thane. Habiendo hablado con Shideh antes, no dudo en que los gigantes estarán tramando algo. Y hablando de esa conversación...- Y aquí pone expresión de secretismo, como si no quisiera que sus compañeros se enterasen de lo que iba a decir a continuacion -Shideh me ha contado... -Y mira fugazmente hacia abajo- Eso. Todo. Si... - Asiente, cruzandose de brazos decidide. -Se lo que habita ahí abajo. Y como Chune, me gustaría verlo. Quizá parece pido mucho, pero nuestra señora, que su destino se recubra de oro, prestigio y abundancia, me ha dado potestad.-
Los ojos de Idab brillan durante un segundo ante las palabras de Jen. Es difícil leer el lenguaje no verbal de la salamandra, pero este hace una reverencia y añade.
- Como desees Chune. Entiendo que tu séquito también viene - Ante el asentimiento de Jen el Capitán de la Guardia del Palacio espera a que todos salgan y, una vez más escoltados por Idab al frente y las otras dos salamandras detrás, inician el camino por el palacio.
Esta vez Idab les lleva por pasillos interiores, que no dejan de ser igual de elegantes y opulentos que las galerías por donde han transitado hasta ahora, pero no cuentan con las impresionantes vistas del lago de lava. Llegan hasta una puerta algo más pequeña, que Idab abre con un juego de llaves, y empiezan a descender por una escalera en espiral. Es algo más estrecha que los pasillos y todos tienen que ir en fila india, con Idab encabezando la marcha. La escalera no está iluminada, pero, siempre atentos a sus huéspedes, las salamandras parecen iluminar sus cuerpos, desprendiendo más calor, pero también una tenue luz que ayuda al grupo a descender. Descienden y descienden y Rolthos tiene la sensación de que deben estar bajo el lecho rocoso de la isla, pero no aprecian ningún cambio en la pulida superficie de las escaleras o las paredes.
Jen, que sigue a Idab, percibe que este, cada ciertos intervalos, se detiene un segundo y pronuncia unas palabras en el idioma primordial de su plano natal. Jen no aprecia que haya ningún cambio, pero esta segure de que el Capitán está desactivando protecciones mágicas dispuestas para evitar que nadie camine por aquella parte del palacio.
Finalmente llegan al final de las escaleras que desembocan en una sala más amplia, donde al menos pueden ponerse tres de ellos codo con codo. Frente a ellos hay una puerta de negra obsidiana cubierta de runas que refulgen con un intenso calor, como si lava viva las recorriera. No tiene ni cerradura ni tiradores. Idab se adelanta y levanta su mano derecha. Esta comienza a calentarse e iluminarse hasta parecer un hierro al rojo vivo. La salamandra acerca su mano a la puerta y parece fundir su mano con la misma, introduciendo la mano en la misma superficie. Las runas se iluminan y se encienden, comenzando a moverse, como si se estuvieran derritiendo por el calor que proporciona el contacto con la salamandra. El centro mismo de la puerta, donde Idan ha introducido la mano casi hasta el codo, brilla al rojo blanco y tienen que apartar la vista. La puerta parece convertirse en lava y caer en trozos incandescentes al suelo.
Al cabo de unos segundos Idab se aparta y hace una reverencia, para dejar pasar a Jen y los demás.
- Bienvenidos a la Sala de lo que Arde Eternamente - dice Idab.
En el interior Jen descubre la caverna en roca negra volcánica que ha visto en sus visiones. Contiene la respiración. En el centro, sobre la plataforma de obsidiana, preso por unas pesadas cadenas negras, postrado en actitud derrotada, yace un enorme ave fénix con los ojos cerrados. Sus plumas grises se asemejan a la ceniza y su cabeza descansa sobre su espalda, con el largo cuello flexionado. No parece reaccionar ante la presencia del grupo.
Jen no podía imaginar que era tan grande. El pico del animal es tan grande como Vraak.
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Rolthos compartió una mirada de preocupación con Nessa. – Si no recuerdo mal, se empezó a quedar adormilado en cuando empezamos a descansar en la habitación. Me preocupa. – Acariciando una vez las suaves plumas de Oswald, le hizo un hueco en la parte superior de la mochila, arropándole para protegerle con su propia manta. Después siguió a Jen en el periplo hacia la encarcelada ave fénix.
La visión le hizo suspirar, una portentosa criatura encerrada y atormentada. Observó las cadenas y observó a Idab. Quizás pudiese hacer algo por aquella criatura... quizás...
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Jen se lleva la mano al pecho, reteniendo el aliento -M... Magnífico- Murmura, admirando a la imponente criatura que aunque yace gris y decaída no deja de ser grandiosa. -Podemos acercarnos?- gira la cabeza lentamente hacia la salamandra -Parece dormido. Quiero verlo de cerca. -Su vista está fija en el fénix, tratando de retener todos los detalles que su mente pueda
Nessa hace camino sumida en un silencio preocupado por la somnolencia de Oswald y el hecho de que Ashrem aún no haya llegado. Varias veces mira hacia atrás, preguntandose si verá llegar a algún sirviente rezagado seguido por el anciano. Pero no llega a darse el caso.
Observa curiosa como Idab tiene que abrir varias puertas (primero con unas llaves, y con su propio cuerpo después) así como pronunciar palabras ininteligibles para, aparentemente, retirar protecciones mágicas. Casi parece que tuvieran encerrado a un monstruo y no a una criatura como la que describió Jen. ¿Tanto temen Shideh y su gente al fenix? ¿Sería una criatura peligrosa? Pero eso no parece encajar con la visión de Jen ... ¿verdad?
Cuando por fin lo ven, Nessa se queda muy quieta, observándolo en la distancia. Una criatura tan maravillosa, encerrada de aquella forma. Aquello no podía estar bien de ninguna manera. Miró hacia Idab para preguntar un "¿Quién es? ¿Tiene nombre? ¿Por qué ... por qué está encerrado?". Pero mirando a la salamandra revivió aquel momento de la cena, con Idab avanzando hacia ella con toda intención de matarla en un parpadeo si no hubiera sido por la rápida contraorden de Shideh. Las preguntas murieron entonces en sus labios y prefirió simplemente observar desde la distancia.
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