Jen calcula su trayectoria hacia la puerta. Frente a elle, pero a un a distancia considerable, Rolthos se enfrenta a un demonio enorme.
"Puedo llegar a él", piensa, y tuerce su recorrido inmediatamente hacia la izquierda, encontrándose con un desnivel a su paso. Pero no se detiene si no que como quien salta de un trampolin, coge impulso y se lanza, dando una vuelta en el aire y aterrizando limpiamente, solo para seguir corriendo despues.
Le arden los pulmones y sus ojos brillan con energía.
-Rolthos!!!- Exclama, extendiendo la mano y lanzando otro pulso de magia dirigido al paladín. -Tu puedes!! VAMOS!-
Luego continua su carrera, encontrandose con otro desnivel, y de nuevo sin pensarlo dos veces, salta, esta vez haciendo un aterrizaje de 3 puntos en cuclillas, sobre las almohadillas de los pies y una mano haciendo de tercer apoyo.
Los dos demonios que hay en aquella zona del campo de batalla son descomunales, y le barde, haciendo un analisis rapido, decide que lo mejor es volver a cambiar de rumbo, continuando hacia la derecha pegade al desnivel.
La ranger aún está mirando hacia Solrg y al demonio que al que ha disparado, cuando percibe por el rabillo del ojo la forma azulada y anaranjada de Jen acercándose. Sonríe cuando la ve moverse con agilidad y gracilidad, al tiempo que anima y ayuda a Rolthos. Con todo, aún le quedan energías para hacer una acrobacia más, que efectúa a la perfección, como si le resultara tan fácil como caminar.
- ¡Y decías que no tenías madera para el combate!
Nessa no sabe si Jen le habrá escuchado. Con tanto viento lo más probable es que no. Más tarde se lo comentará. Más tarde.
Los demonios armados con lanzas intentan atravesar a la decidida Bathia, pero las formas espirituales de los bárbaros que parecen estar protegiéndola impiden que consigan su objetivo. Gruñen con frustración y cuando se van a lanzar hacia ella decididos a acabar con su vida la paladin de Mayaheine les mira y pronuncia una palabra sagrada.
Un fulgor dorado ilumina la escena como un relámpago y los demonios gritan y se retuercen en el suelo, la luz divina quemando sus cuerpos. Con dificultad, agarran de nuevo sus armas y se disponen a acabar con la última defensora de la puerta que no ha soltado las cadenas, manteniendo la puerta cerrada.
Con resolución focalizada Rolthos avanzó un poco más hacia la puerta. Sus ataques se dirigieron hacia uno de los enormes demonios que atacaban al bárbaro espiritual. Ya se había enfrentado a una criatura como aquella en la cripta de la familia Valossa pero a pesar de ello tan solo un ataque logró mellar su densa osamenta.
A pesar de ver a Nessa cerca de el, buscando así su protección quizás, avanzó para quedarse más cerca de los pequeños demonios que ostigaban a la protectora de la puerta. Pronto acudiría en su ayuda.
El médico siguió corriendo todo lo que podía, saltando los desniveles con agilidad, intentado seguir el ritmo a Jen. Los gritos de los bárbaros y los aullidos de los demonios, combinados con el incesante rugir del viento apenas le dejaban escuchar nada pero el doctor se maravilló cómo, pese a todo, sus amigos eran capaces de coordinarse y, por el momento, parecía que estaban dando la vuelta a la situación.
Vraak siguió golpeando y golpeando al demonio hasta que este se disolvió en una bruma grisácea. Y aún así aún golpeó una vez más el suelo, levantando esquirlas de piedra negra. Con un gruñido gutural y con los nudillos sangrando, recogió su hacha mientras se levantaba y corrió, saltando con seguridad, hasta llegar a uno de los demonios más grandes que atosigaban al goliath.
Mientras tanto Cruços decapitó limpiamente al demonio que luchaba contra él y un nuevo aullido de victoria se elevó por encima de la tempestad.
Otro rayo golpeó al demonio que estaba frente a Nessa. Desde la retraguardia, Ashrem continuaba apoyando la causa del grupo.
Ya fuera por su devoción, por la rabia de Solrg que los alimentaba o por una combinación de ambas, el grupo parecía estar reduciendo considerablemente el número de enemigos que les rodeaba. Ninguno de los grandes demonios consiguió sobrepasar las defensas del gran goliath, aunque uno de ellos dirigió su aguijón a Rolthos, el paladin vio venir el ataque y lo desvió con su glaive. Esa pequeña distracción fue todo lo que Solrg necesitaba y con un poderos grito de guerra partió por la mitad, literalmente, al demonio. Un resplandor rojo destelleó en el aire y con una mirada completamente enloquecida dirigió su atención al otro demonio.
Todos sintieron, al tiempo que ese destello les envolvía, que su furia aumentaba e incluso al calmado Julian le costó mantener el control en aquel momento.
Nessa aún muestra la sonrisa que le han provocado las acrobacias de Jen cuando el nuevo pulso de resplandor rojizo inunda la sala. En un acto reflejo se cubre un poco con la manos queriendo protegerse de él, pero en relidad sabe que ese gesto no va a servir mucho. Y lo confirma cuando siente que este pulso en particular casi parece tener entidad física y la envuelve como una oleada. Suave y casi cálida al principio, pero que va a creciendo en intensidad rápidamente.
Parpadea un poco y la sonrisa termina de desvanecerse cuando vuelve a fijarse en la escena.
En cómo Rolthos se aleja de su anterior objetivo, y por ende de ella misma, para ir a por las criaturas más grandes y numerosas que atacan sin descanso a Sorlg y Bathia. Esto hace que le embargue una sensación de desazón que hace que se pregunte por qué está pasando todo esto. ¿Por qué tienen que estar sufriendo y luchando cuando todos podrían estar en un lugar mejor? Con sus seres queridos, con sus familias, con personas a las que echan tanto de menos que casi les duele como una herida abierta.
En cómo Ahsrem está ayudandoles, aunque tímidamente, a acabar con los demonios. ¿Por qué tuvo que acabar así este hombre? ¿Por qué sus elecciones vitales le llevaron a él y a Kelto al punto de convertir a inocentes en criaturas cuyo único objetivo era destruir una puerta creada para cuidar y proteger?
En cómo cae fulminado un demonio que anteriormente había sido una joven mujer y cuyo rostro ahora está congelado en un gesto de terror y agonía. ¿Por qué tenía esa mujer que encontrar su final de esta forma, tan lejos de lo que habría sido su vida de no haberse cruzado con los fanáticos del Templo del Mal Elemental? No pudo evitar pensar en Rose y de ella saltó a su madre, a su padre, a Andrew. A la gente del pueblo. ¿Por qué habían tenido que acabar de la forma en que lo hicieron? ¿Qué sentido tenía todo aquello?
La intensidad de la oleada aumenta y aumenta sin parar. La cubre por completo, entra en ella por cada poro de su piel y se dirige a su cabeza, donde se convierte en un ruido martilleante. Necesita sacarlo de allí. Como sea. Transformarlo en algo activo, en algo que pueda usar. ¿Para qué? No lo sabe, pero realmente tampoco le importa. Sólo tiene claro que necesita enfocarlo en algo que no sea ella misma y el demonio que tiene justo a su lado parece el objetivo ideal sobre el que lanzarlo.
Sin saber en qué momento lo ha soltado, se da cuenta de que ya ni siquiera tiene el arco en las manos. ¿Donde está? ¡Si nunca lo pierde de vista! ¿Se lo ha colocado de nuevo en la espalda? ¿Lo ha tirado al suelo? No lo sabe, pero tampoco le importa. Simplemente ve que tiene la espada en mano y que es lo único que necesita para poder descargar toda la rabia, la frustración, la preocupación, el dolor. Todo.
Extrañamente, aún nota la presencia de Madre intentado guiarla. ¿Cómo es posible que no la abandone en aquel momento? se pregunta. Pero también abandona este pensamiento rápidamente porque en, el fondo, tampoco importa: si está con ella para hacerla más fuerte utilizará esa fuerza para descargarla sobre el demonio, al que corta una y otra vez. Con su habilidad habitual, pero dirigida por la rabia que siente en su interior.
La ranger sonríe de nuevo mientras está cortando a la criatura, pero en esta nueva sonrisa ya no se ve la alegría y el orgullo que mostraba unos instantes antes. Su gesto habitual ha sido reemplazado por algo más oscuro, más violento. Algo que nunca había sentido antes. Y no sabe si podrá volver a su estado anterior. O si querría siquiera.
Jen va corriendo pegado al borde del desnivel, viendo como se desarrolla la escena del combate, pero centrade en su carrera "La puerta, la puerta! Hay que llegar a Bathia!" No para de repetirse.
En su linea de vision entran dos figuras. A su izquierda, Vraak, que, cubierto de sangre y vísceras de demonio, jadea visiblemente del esfuerzo. Su musculado torso sube y baja, contrayéndose y expandiendose rápidamente para ganar aire de nuevo en sus pulmones. Si no tuvieran asuntos entre manos mas importantes, Jen se sonrojaría como una señorita de bien ante la salvaje visión, salida de una novela. Pero son sus ojos lo que dan mas miedo. En una décima de segundo Jen procesa como la mano de Vraak se aprieta entorno al mango de su arma, y comprende que no puede parar su propia trayectoria de carrera, osea que iba a pasar por su lado, arriesgandose a que le partiera en dos
Instintivamente le barde se cubre la cabeza con los brazos y exclama histericamente -No me pegues! No me pegues!! A mi no! A ellos!!- Señalando al resto de demonios.
La segunda figura que entra en su campo de vision es Julian. Querido, valiente Julian. Jadeando también y maldiciendo, el médico parece estupefacto de encontrarse a le barde de nuevo. Está terminando de bajar uno de los desniveles, tropezando al caer y rasgándose la capa. Agarra la ballesta con fuerza, los nudillos tornándosele blancos.
Jen llega a su altura, y antes de que puedan hablar más, le coge de la mano, y cruzando miradas, solo dice una palabra.
-CORRE!-
Y juntos emprenden de nuevo la carrera hacia la campeona de Mayaheine, encadenada en la puerta. Al llegar al desnivel, Julian baja con mas decision que antes, pero aun asi, la sombra de le barde pasandole por encima y haciendo una acrobacia en el aire no pasa desapercibida al médico, que solo puede reirse en medio de aquella sangrienta locura de combate -Presumide!- Exclama cuando ambos se vuelven a juntar en el siguiente desnivel.
Pero Jen no le mira. En su lugar su vista está clavada en algo que hay detras de él. Al girarse el médico puede ver como uno de los demonios mas grandes tiene su vista fijada en ellos.
La ballesta se le dispara sola. De haberla tenido aferrada tanto rato, y del susto al ver la inmensa y terrorifica figura del demonio, no puede evitar apretar el gatillo y disparar
El virote sale volando, fallando en su trayectoria y pasando por el lateral del enemigo, quien ruge, o chilla, o se lamenta, o ya no sabe nadie que sonido hace. Solo que es tan ensordecedor que les retumban los oidos a los dos. Apuntando, esta vez conscientemente, el Doctor lanza otro virote, que se clava en el hombro de la criatura. Triunfal, y sin nisiquiera mirar cuanto sangra el demonio, se gira a Jen, dándole la espalda a este.
-Le he dado!!- Exclama, enseñandole la ballesta emocionado.
Casi no le da tiempo a procesar el agijon clavandose en su cuerpo. El sonido de la carne rasgándose es lo primero que siente. Luego el calor de la sangre brotando de su costado.... Mira incredulo la afilada extremidad sobresalir de su cuerpo, y luego a Jen, que está paralizade en el sitio, observando, pálide de terror, la herida que se hace cada vez mas oscura.
Bruscamente y con un sonido rasgado el demonio extrae el agijon de Julian, y el médico siente entonces un dolor del cual cree que podría desmayarse. Cae al suelo, de rodillas. Grita y se sujeta el costado. Jen parece reaccionar a la voz, y trastabillea para ponerse a su altura.I
-lya!!!- Exclama, con voz aguda y en pleno ataque de pánico.
Rolthos avanzó con velocidad hacia la puerta donde Bathia se hallaba aguantando. De pronto su mirada se cruzó con Slorg y vio la furia descontrolada en sus ojos. Dudó un momento mirándole a los ojos. Solo vio rabia y descontrolada furia. Posiblemente era lo único que le había ayudado a resistir en la lucha contra incontables demonios. Un torrente de de profunda pena le arrolló al entender que había perdido el juicio.
- Slorg está totalmente ido. No nos reconoce como aliados. Cuidado con él. No se como podremos pararle. - Entonces siguió avanzando para proteger a su compañera de Fe. Con un barrido que no impactó desequilibró a uno de los demonios menores. Con un gruñido de frustración por el fallo le rebasó mientras él intentaba recuperar el equilibrio. Así llegó hasta uno de los pequeños seres que hostigan a Bathia. Allí, la criatura se dió la vuelta para enfrentarle, pero su reacción llegó demasiado tarde y el glaive le atravesó el en pecho entrando oblicuamente y estallando en energía radiante con el impacto. La criatura calló al suelo inmóvil.
- ¡Jen, Julian, Oswald! ¿Podéis hacer algo para calmar a Slorg, o para detenerle?. - Dijo mirando al gran demonio malherido que de momento tenia toda la atención del antiguo héroe descontrolado pero que pronto dejaría de ser una distracción para Slorg. También miro a la puerta, quizás podrían salir de allí antes de que Slorg les atacase.
El combate continua vertiginosamente, con los demonios intentando acabar con los defensores de la puerta mientras estos les presentan dura batalla. Cruços aprovecha que el mayor de los demonios ha lanzado su cola contra Julian para darle un fuerte tajo con Vergeulv y usar su magia de sangre, debilitándole aun más en el proceso. Aún así, la criatura ignora tanto al hombre lobo como al doctor y continúa lanzando ataques sin cesar contra Sorlg. Ahsrem vuelve a invocar el poder del rayo sobre el que Nessa ha descargado su rabia. Este sigue sin embargo enfocado en Rolthos y consigue quemarle con una pequeña bola de fuego, pero el paladín está tan centrado en el bárbaro que prácticamente ni se da cuenta.
Ante esa situación, la ranger aprieta con fuerza su espada para terminar con su objetivo, pero descubre que la rabia que la envolvía ha pasado y que ahora se encuentra más en control de la situación que instantes atrás. Recoge entonces su arco - que en su arranque había azotado contra el suelo - y se aleja unos metros para tener buen ángulo de disparo. Apunta y recuerda la cuerda flamígera ... si no se rompió con su ataque anterior, no tenía por qué hacerlo ahora, ¿verdad?
Decidió arriesgarse. Inhaló tensando la cuerda y pronunció la palabra mágica. Sintió un breve hormigueo de preocupación que se disipó en cuanto la cuerda se iluminó y la punta de la flecha comenzó a arder. Y así liberó la flecha que fue a encajarse certera en el pecho de la criatura.
Justo en ese instante medio escucha el aviso de Rolthos entre los rugidos del viento y los gritos del combate y grita a su vez en respuesta:
- ¿¡Quizá lo haga cuando Bathia y la puerta en estén a salvo...!?
Miró a su alrededor y se dio cuenta de que tal y como se había situado estaba rodeada por dos demonios que aunque estaban malheridos aún se mantenían en pie, por Sorlg consumido por la rabia y por Cruços y Vraak que parecían estar libres de ella, pero quien sabía por cuánto tiempo. Tendría que tener cuidado para no acercarse demasiado a ninguno de ellos si no quería recibir más heridas.
La lucha iba desarrollándose a favor de los aventureros, pese a su clara desventaja numérica iban, lenta pero inexorablemente, eliminando a los demonios, no sin la ayuda de los Guardianes de la Puerta.
Jen, que gracias a sus pies ligeros se mantenía alejade de la mayoría de los conflictos empezaba a pensar que los demonios atacaban sin convicción, casi como si las almas de aquellos pobres desdichados que habían sido sacrificados para su invocación se rebelaran por última vez contra tal destino e influenciaran a los demonios para no mostrar su verdadero potencial en la lucha.
Aún con todo las heridas que iban sufriendo mermaban su propia capacidad de resistencia, y cuando el demonio contra el que luchaban ahora los guerreros mas fuertes del grupo y el inmenso goliath, lanzó rápidamente su aguijón contra Julian y le atravesó el hombro Jen no pudo evitar gritar preocupade y arrastró al doctor fuera del alcance del mismo. Con urgencia reviso la herida pero comprobó con alivio que el peligroso veneno no había tenido tiempo de afectar a Julian.
- Menudo desastre - le dijo - Otro agujero en la capa. Ha quedado totalmente arruinada... - le guiñó un ojo mientras se levantaba para seguir la lucha.
Vraak no pudo escuchar la broma del doctor, pero por el rabillo del ojo vio que se levantaba y se aprestaba a seguir la lucha. Tenía que reconocer que al salir de la ciudad no apostaba por la supervivencia del enclenque doctorcillo, pero estaba demostrando ser un verdadero aventurero.
Se concentró en la tarea que tenía enfrente. El demonio le sacaba una cabeza, y aún así, sólo llegaba al pecho del Goliath Defensor de la Puerta. Escuchó las palabras de Rolthos y se fijó en el rostro de Sorlg. Completamente deformado por la rabia, sus ojos inyectados en sangre, espumarajos de saliva goteando por su barbilla. Los músculos del cuerpo tensos más allá de lo que ningún ser humano podría resistir. Era sin duda una figura imponente, su hacha ennegrecida por la sangre impía de sus enemigos. Se preguntó cuánto tiempo llevaría así, matando y matando, sin comer, sin dormir, sin reir, sin... amar. Sí, el paladín tenía razón y el antaño héroe ahora era poco más que una máquina de matar, una terrible arma de matar sin duda, pero máquina al fin y al cabo. ¿Era así como quería acabar él? ¿Proyectando tanta rabia que acabra consumiendo todo y todos a su alrededor? Miró hacia Nessa que conseguía escabullirse del demonio que la acosaba y clavarle una flecha flamígera en el pecho que le atravesó de parte a parte. No. Él no acabaría así. Pondría toda su voluntad en ello. Desde pequeño había utilizado su rabia para hacerse temer en lugar de temer a los otros niños que se burlaban de él por el color de su piel y por sus dientes. De joven había permitido que esa rabia le sacara adelante en la dura vida de las calles junto a su hermano. En la Guardia sus ataques de furia eran temidos por iguales y criminales. ¿Era eso lo que quería que se recordara de él?. Con fría determinación decidió que a partir de ese momento él utilizaría su rabia y no al contrario. Él no acabaría como Sorlg. Levantó su hacha y la descargó sobre el demonio que tenía enfrente haciendo aullar de dolor a aquel ser mitad demonio mitad alma condenada.
Tiempo le falta a le barde para agarrar al médico de la capa y arrastrarlo fuera del alcance de aquel aguijón salido del infierno.
-Maldita... Sea!!- Exclama, resollando del esfuerzo. Le arden los músculos. -Mierda, mierda Ilya, maldita sea!- Repite sin parar. Posa sus manos temblorosas del exceso de adrenalina sobre la herida, y con un resplandor verde, la herida se cierra un poco. Al menos ya no sangra tanto como antes.
-Te juro que... Como te mueras.... TE MATO!- Gruñe/exclama entre dientes, resistiendose de nuevo a la furia que les generaba aquel lugar.
Al mirar atras cruza la vista con sus compañeros. El tiempo se ralentiza. Todos están cubiertos de sangre demoníaca y la suya propia. Pero siguen respirando. Vraak, Rolthos... Y encima de un risco, aparece la figura de Nessa. Todos se asienten entre si, levemente con la cabeza. Quedaba el último tramo. Y defenderían juntos aquella puerta junto a la heroína de Mayaheine.
Jen alza su chakram al cielo y cuatro destellos azules salen de su figura, serpenteando por todo el campo de batalla hasta rodear a sus compañeros, imbuyéndoles con una inyección inesperada de ánimo y energía.
No les hace falta oir las palabras que exclama le barde para saber que es un grito de guerra.
Nessa se había quedado demasiado atrás en comparación con Jen, Julian y Rolthos, que ya estaban a escasos metros de la puerta. Comenzó a bordear el risco para alejarse del demonio al que había atravesado segundos antes y encontrar un paso seguro apartado de Sorlg y la criatura gigantesca a la que estaba masacrando. Estaba claro que aquel ser estaba en las últimas y ¿a quién atacaría el goliath cuando éste cayese? Por fortuna Julian y Jen ya se habían alejado, pero Cruços y Vraak aún estaban demasiado cerca del enloquecido héroe. Preocupada, les gritó:
- ¡¡Vraak!! ¡¡Cruços!! ¡¡Alejáos de Sorlg!! ¡A la puerta, vayamos todos a la puerta!
El grito de guerra de Jen no hace sino convencerla aún más de que tiene que continuar y, con renovadas energías, comienza a bajar el risco para continuar moviéndose desde allí.
Apoya la mano en una roca que hay justo al borde para saltar con agilidad, pero la roca resulta no ser tal, sino el cráneo de un esqueleto largamente olvidado. Quizá fuera un enviado para acabar con los Guardianes u otra desdichada víctima de los clérigos del Templo. El viejo cráneo se parte baje el peso de la ranger y la hace trastabillar, aunque consigue aterrizar en el último momento cayendo justo entre los restos del esqueleto. Sus dedos tocan algo metálico entre las pequeñas rocas y restos. ¿Un ... anillo? No tiene tiempo de examinarlo y casi sin pensar se lo guarda en el bolsillo mientras se levanta con intención de seguir hasta la puerta.
Desde la esquina en la que han caido, con la espalda pegada contra la pared del desnivel, Julian se ve imbuido con una sensacion de valentía y arrojo inesperado. Un destello en el pulido metal del chakram de Jen apunta hacia el demonio mas cercano a Bathia, que sigue su trayectoria hacia ella.
"Por encima de mi cadaver" es lo que pasa por su cabeza.
Y sin pensarlo dos veces apunta de nuevo con la ballesta y esta vez sin dejar que le tiemblen las manos dispara cuatro virotes certeros. Uno detras de otro. La gruesa piel del demonio parece impenetrable. Pero no importaba. El demonio caería, y Julian lo sabía. Era la primera vez que el médico tenía esa certeza. Una sensación alienígena, pero tan rotunda, que hace que de pronto sea mucho mas consciente de lo que pasa a su alrededor. Por primera vez, se toma un segundo para observar, y estudiar lo que está ocurriendo junto a él, en lugar de verse cegado por aquella primera vorágine de gritos y choques de espadas contra carnes.
Con un certero ataque al demonio que atacaba a la paladina acabo con él. El glaive le atravesó eficientemente el pecho haciendo que de desplomase con un gemido entre frustración de la criatura demoníaca y alivio del espíritu. Después se emplazo delante de la paladina.
Echo una mirada hacia atrás mirando a la paladina y aunque su potente aura de Mayaheine, sintió su esfuerzo para mantener la puerta cerrada.
- Aqui ya casi no hay peligro para vosotros. Pero Slorg está descontrolado.
Después hizo un gesto al clérigo para que viniese hacia la puerta
Mientras Jen, Julian y Rolthos se centran proteger a Bathia, un nuevo tajo de Cruços termina con el último de los demonios más grandes, que cede finalmente a los embates que ha estado recibiendo de Sorlg, Vraak y del propio hombre lobo. Ashrem, viendo los gestos que le ha hecho Rolthos, cambia de objetivo y lanza ahora su conjuro de rayos sobre la criatura que justo está en lid con el paladín.
Nessa ya imaginaba que el impacto de la flecha flamígera atraería los ataques del otro demonio sobre ella, por lo que no se sorprende realmente cuando ve por el rabillo del ojo los rayos de fuego acercándose. Aún así no logra esquivarlos y esto le hace gritar. No tanto por el dolor, que casi es lo de menos, sino porque siente que con ese impacto ha perdido el conjuro que le estaba permitiendo hacer más daño a sus objetivos. Enfadada, aprieta con fuerza el arco hasta que sus nudillos que quedan blancos y es entonces cuando nota la ya familiar oleada de la que fue presa momentos antes. Sabiendo lo que es, intenta calmarse y recuperar el foco. Hacia la puerta, tiene que ir hacia la puerta .... hacia la puer...
No.
¿Para qué? ¿Por qué alejarse cuando su espada podría cobrarse la sangre de cualquiera de los que estaban cerca? Se mira la mano derecha y suelta un bufido despectivo cuando ve que está aferrando el estúpido arco de nuevo. Lo tira al suelo y desenfunda mientras piensa a quien atacar. ¿A Cruços? ¿Que no deja de mirarla por encima del hombro, siempre con esa maldita sonrisa sarcástica, para recordarle que es tan solo una cría inocente? ¿O quizás ... a Vraak? Seguro que nunca se esperaría un ataque suyo por la espalda, piensa, con una media sonrisa asomando en su cara.
Decidida, la joven carga hacia el semiorco que en ese momento está concentrado en el mayor peligro que supone tener a Sorlg justo frente a él, sin ningún demonio que pueda recibir los tremendos golpes del antiguo héroe. Aprovechando Vraak está de espaldas a ella, Nessa apunta hacia su riñón derecho y clava la espada con toda la fuerza de la que es capaz.
- Prometí no clavarte una flecha de nuevo, ¿verdad? No puedes negar que cumplo mis promesas - le dice con sorna antes de lanzarse de nuevo a cortarle. Pero en esta ocasión el sargento ya es consciente del ataque traicionero y logra esquivarla.
"Maldita sea..."masculla Vraak esquivando la hoja de Nessa sin dejar de vigilar al fantasma del gran Goliath que se acerca levantado su hacha para atacarles. Rolthos tenía razón y no les ve como aliados, probablemente en su fracturada mente sólo les vea como otros demonios más. Y así lo demuestra cuando enarbola su hacha hacia él. Tanto Rolthos como él intercambian una mirada. Cruços se ha abandonado a su rabia y sin duda se despedazaran entre ellos, pero el licántropo no debe, no puede morir.
Mascullando un "joder"Vraak se abalanza sobre Cruços, empujándole y apartándole de la trayectoria del hacha de Sorlg que levanta chispas y esquirlas de roca donde antes estaba el cazador de sangre. El repentino momivimento deja sorprendida también a Nessa, que intenta cortarle con su espada pero falla. La joven gruñe con rabia y frustración al ver que su presa se escapa. Vraak se apresta a proteger a Cruços el cual comienza a incorporarse a su espalda, con un profundo gruñido en su pecho y con chispas entre las garras.
Mientras tanto los espíritus de los goliath de la tribu del Guardian se arremolinan alrededor de Bathia que con un gesto de determinación, envuelve aún más uno de sus brazos en las cadenas que mantienen la puerta sellada.
Al ser testigo del intercambio de golpes, placajes, hachazos y disparos, Jen pierde durante un momeento la vision de Bathia. Las monstruosas figuras de Cruços y Sorlg chocan entre si como dos bestias enfurecidas. El cuerpo le tiembla, y los oidos le pitan. -Nessa sal de ahi!! Madre mia sal de ahi ahora mismo!- Exclama a su amiga, a la vez que se maldice interiormente. Observa el itercambio que se produce en unas decimas de segundos, en las que Vraak placa a Cruços, apartandolo de la trayectoria del hacha del bárbaro. Se lleva las manos a la cabeza. Mira a Bathia. Mira a sus compañeros. Se tira del pelo, indecise. En pleno ataque de panico y al ver al titánico Goliath levantar su hacha de nuevo contra sus compañeros, Jen exclama -NO!!NO LES HAGAS DAÑO!!!!-
Y con un "Pop" que corresponde poco con el resto de sonidos que se escuchan en el campo de batalla, de pronto donde estaba el musculado y terrorifico Goliath, ahora hay un conejo de color blanco. El hacha cae al suelo com un sonoro "thud", mientras el nuevo animal observa sus alrededores desde una altura mucho menor a la que seguramente esté acostumbrado.
Desde atras, escucha a Julian musitar -Pero... Qué...??- y se gira para ver al médico mirar la misma escena, pestañeando incredulo
-Me he puesto nerviose, vale???!!- Dice Jen señalando al conejo. Luego suspira, como aliviade. -Al menos así no causará ningún daño a los demás...
El pequeño conejo blanco da un pequeño salto hacia delante, mueve sus orejas mientras gira la cabeza, observando a su alrededor. Es difícil saber si curioso o confundido. Sus bigotes se agitan al mover su pequeña nariz y reconocer el terreno que tiene alrededor.
Por un segundo hasta el huracanado viento parece dejar de rugir sobre ellos mientras el pequeño mamífero da otro pequeño salto apoyando primero sus patas delanteras. Se para frente a Rolthos y se apoya sobre sus piernas traseras, mirando directamente al paladin de Mayaheine y agitando sus largos bigotes.
En ese momento el pequeño conejo salta hacia el cuello del paladin, su boca se abre de manera antinatural en el salto y sus dientes se clavan incluso a través de la armadura de placas del paladin.
Con un grito más de sorpresa que de dolor, Rolthos es capaz de quitarse de encima al enfurecido conejo, el cual cae agilmente sobre sus patas y con un gruñido gutural nada acorde con su naturaleza, se dispone a saltar sobre ellos.
Aprovechando la confusión, el demonio que queda se abalanza sobre Bathia pero los defensores espectrales invocados por el bárbaro la vuelven a proteger.
-Ay mi madre!!!- exclama Jen llevandose las manos a la cabeza. Julian ha hecho exactamente el mismo gesto a la vez que el acrobata al ver la agresividad bárbara del conejo.Pero el aullido de otro de los demonios que queda en pie llama su atencion, y dispara dos virotazos mas, que desgraciadamente fallan a su objetivo, ya que se mueve de forma errática y espasmódica.
Con una maldicion saliendo de su boca, el Doctor hace lo mismo que Jen anteriormente, cogiendo a le barde de la muñeca y tirando de elle.
-Corre. No quedan muchos! Corre, corre, corre!!-Y atropelladamente terminan de recorrer la distancia que les separa de Bathia.
-Bathia!Venimos a ayudar!!- exclaman ambos a la vez posicionandose cada uno a un lado de la paladina.
Jen se arma con el Chakram.
Julian apunta con la ballesta.
Dispuestos ambos a defender la puerta de la siguiente oleada de demonios, junto con las figuras espectrales de Sorlg.
Bathia no parece escuchar las voces de los dos aliados que, contra todo pronóstico, han llegado hasta ella. Los espectros bárbaros cierran filas ante su proximidad y no se relajan cuando tanto el médico como le barde se aprestan para defender con sus vidas a Bathia y la puerta.
De los dos demonios restantes, con las caras congeladas en el momento de su muerte de los desdichados sacrificados en el templo del aire para darles forma, intentan llegar hasta ellos.
- No puede oírnos me temo -dice la voz de Oswald Glimfeather Tercero a los pies de la paladina. Sólo ahora Jen cae en la cuenta que, durante todo este rato, no sabía donde estaba el buho. - Y será mejor que no nos perciba como enemigos... -
Mientras tanto, no muy lejos, Cruços no ve aplacada su furia, más bien al contrario, y dejando caer con un ruido metálico su hoja encantada, intenta arañar y morder a Vraak, que sigue empujándolo para alejarlo del que él aún cree, enorme goliath. Las garras del hombre-lobo abren pequeñas heridas en la espalda del musculoso sargento de la Guardia.
- Uhhgg maldita sea Cruços no eres tú el que quiero que me deje la espalda marcada... -
Jen calcula su trayectoria hacia la puerta. Frente a elle, pero a un a distancia considerable, Rolthos se enfrenta a un demonio enorme.
"Puedo llegar a él", piensa, y tuerce su recorrido inmediatamente hacia la izquierda, encontrándose con un desnivel a su paso. Pero no se detiene si no que como quien salta de un trampolin, coge impulso y se lanza, dando una vuelta en el aire y aterrizando limpiamente, solo para seguir corriendo despues.
Le arden los pulmones y sus ojos brillan con energía.
-Rolthos!!!- Exclama, extendiendo la mano y lanzando otro pulso de magia dirigido al paladín. -Tu puedes!! VAMOS!-
Luego continua su carrera, encontrandose con otro desnivel, y de nuevo sin pensarlo dos veces, salta, esta vez haciendo un aterrizaje de 3 puntos en cuclillas, sobre las almohadillas de los pies y una mano haciendo de tercer apoyo.
Los dos demonios que hay en aquella zona del campo de batalla son descomunales, y le barde, haciendo un analisis rapido, decide que lo mejor es volver a cambiar de rumbo, continuando hacia la derecha pegade al desnivel.
La ranger aún está mirando hacia Solrg y al demonio que al que ha disparado, cuando percibe por el rabillo del ojo la forma azulada y anaranjada de Jen acercándose. Sonríe cuando la ve moverse con agilidad y gracilidad, al tiempo que anima y ayuda a Rolthos. Con todo, aún le quedan energías para hacer una acrobacia más, que efectúa a la perfección, como si le resultara tan fácil como caminar.
- ¡Y decías que no tenías madera para el combate!
Nessa no sabe si Jen le habrá escuchado. Con tanto viento lo más probable es que no. Más tarde se lo comentará. Más tarde.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Los demonios armados con lanzas intentan atravesar a la decidida Bathia, pero las formas espirituales de los bárbaros que parecen estar protegiéndola impiden que consigan su objetivo. Gruñen con frustración y cuando se van a lanzar hacia ella decididos a acabar con su vida la paladin de Mayaheine les mira y pronuncia una palabra sagrada.
Un fulgor dorado ilumina la escena como un relámpago y los demonios gritan y se retuercen en el suelo, la luz divina quemando sus cuerpos. Con dificultad, agarran de nuevo sus armas y se disponen a acabar con la última defensora de la puerta que no ha soltado las cadenas, manteniendo la puerta cerrada.
PbP Character: A few ;)
Con resolución focalizada Rolthos avanzó un poco más hacia la puerta. Sus ataques se dirigieron hacia uno de los enormes demonios que atacaban al bárbaro espiritual. Ya se había enfrentado a una criatura como aquella en la cripta de la familia Valossa pero a pesar de ello tan solo un ataque logró mellar su densa osamenta.
A pesar de ver a Nessa cerca de el, buscando así su protección quizás, avanzó para quedarse más cerca de los pequeños demonios que ostigaban a la protectora de la puerta. Pronto acudiría en su ayuda.
Zevatur, Rolthos
El médico siguió corriendo todo lo que podía, saltando los desniveles con agilidad, intentado seguir el ritmo a Jen. Los gritos de los bárbaros y los aullidos de los demonios, combinados con el incesante rugir del viento apenas le dejaban escuchar nada pero el doctor se maravilló cómo, pese a todo, sus amigos eran capaces de coordinarse y, por el momento, parecía que estaban dando la vuelta a la situación.
Vraak siguió golpeando y golpeando al demonio hasta que este se disolvió en una bruma grisácea. Y aún así aún golpeó una vez más el suelo, levantando esquirlas de piedra negra. Con un gruñido gutural y con los nudillos sangrando, recogió su hacha mientras se levantaba y corrió, saltando con seguridad, hasta llegar a uno de los demonios más grandes que atosigaban al goliath.
Mientras tanto Cruços decapitó limpiamente al demonio que luchaba contra él y un nuevo aullido de victoria se elevó por encima de la tempestad.
Otro rayo golpeó al demonio que estaba frente a Nessa. Desde la retraguardia, Ashrem continuaba apoyando la causa del grupo.
Ya fuera por su devoción, por la rabia de Solrg que los alimentaba o por una combinación de ambas, el grupo parecía estar reduciendo considerablemente el número de enemigos que les rodeaba. Ninguno de los grandes demonios consiguió sobrepasar las defensas del gran goliath, aunque uno de ellos dirigió su aguijón a Rolthos, el paladin vio venir el ataque y lo desvió con su glaive. Esa pequeña distracción fue todo lo que Solrg necesitaba y con un poderos grito de guerra partió por la mitad, literalmente, al demonio. Un resplandor rojo destelleó en el aire y con una mirada completamente enloquecida dirigió su atención al otro demonio.
Todos sintieron, al tiempo que ese destello les envolvía, que su furia aumentaba e incluso al calmado Julian le costó mantener el control en aquel momento.
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Nessa aún muestra la sonrisa que le han provocado las acrobacias de Jen cuando el nuevo pulso de resplandor rojizo inunda la sala. En un acto reflejo se cubre un poco con la manos queriendo protegerse de él, pero en relidad sabe que ese gesto no va a servir mucho. Y lo confirma cuando siente que este pulso en particular casi parece tener entidad física y la envuelve como una oleada. Suave y casi cálida al principio, pero que va a creciendo en intensidad rápidamente.
Parpadea un poco y la sonrisa termina de desvanecerse cuando vuelve a fijarse en la escena.
En cómo Rolthos se aleja de su anterior objetivo, y por ende de ella misma, para ir a por las criaturas más grandes y numerosas que atacan sin descanso a Sorlg y Bathia. Esto hace que le embargue una sensación de desazón que hace que se pregunte por qué está pasando todo esto. ¿Por qué tienen que estar sufriendo y luchando cuando todos podrían estar en un lugar mejor? Con sus seres queridos, con sus familias, con personas a las que echan tanto de menos que casi les duele como una herida abierta.
En cómo Ahsrem está ayudandoles, aunque tímidamente, a acabar con los demonios. ¿Por qué tuvo que acabar así este hombre? ¿Por qué sus elecciones vitales le llevaron a él y a Kelto al punto de convertir a inocentes en criaturas cuyo único objetivo era destruir una puerta creada para cuidar y proteger?
En cómo cae fulminado un demonio que anteriormente había sido una joven mujer y cuyo rostro ahora está congelado en un gesto de terror y agonía. ¿Por qué tenía esa mujer que encontrar su final de esta forma, tan lejos de lo que habría sido su vida de no haberse cruzado con los fanáticos del Templo del Mal Elemental? No pudo evitar pensar en Rose y de ella saltó a su madre, a su padre, a Andrew. A la gente del pueblo. ¿Por qué habían tenido que acabar de la forma en que lo hicieron? ¿Qué sentido tenía todo aquello?
La intensidad de la oleada aumenta y aumenta sin parar. La cubre por completo, entra en ella por cada poro de su piel y se dirige a su cabeza, donde se convierte en un ruido martilleante. Necesita sacarlo de allí. Como sea. Transformarlo en algo activo, en algo que pueda usar. ¿Para qué? No lo sabe, pero realmente tampoco le importa. Sólo tiene claro que necesita enfocarlo en algo que no sea ella misma y el demonio que tiene justo a su lado parece el objetivo ideal sobre el que lanzarlo.
Sin saber en qué momento lo ha soltado, se da cuenta de que ya ni siquiera tiene el arco en las manos. ¿Donde está? ¡Si nunca lo pierde de vista! ¿Se lo ha colocado de nuevo en la espalda? ¿Lo ha tirado al suelo? No lo sabe, pero tampoco le importa. Simplemente ve que tiene la espada en mano y que es lo único que necesita para poder descargar toda la rabia, la frustración, la preocupación, el dolor. Todo.
Extrañamente, aún nota la presencia de Madre intentado guiarla. ¿Cómo es posible que no la abandone en aquel momento? se pregunta. Pero también abandona este pensamiento rápidamente porque en, el fondo, tampoco importa: si está con ella para hacerla más fuerte utilizará esa fuerza para descargarla sobre el demonio, al que corta una y otra vez. Con su habilidad habitual, pero dirigida por la rabia que siente en su interior.
La ranger sonríe de nuevo mientras está cortando a la criatura, pero en esta nueva sonrisa ya no se ve la alegría y el orgullo que mostraba unos instantes antes. Su gesto habitual ha sido reemplazado por algo más oscuro, más violento. Algo que nunca había sentido antes. Y no sabe si podrá volver a su estado anterior. O si querría siquiera.
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Jen va corriendo pegado al borde del desnivel, viendo como se desarrolla la escena del combate, pero centrade en su carrera "La puerta, la puerta! Hay que llegar a Bathia!" No para de repetirse.
En su linea de vision entran dos figuras. A su izquierda, Vraak, que, cubierto de sangre y vísceras de demonio, jadea visiblemente del esfuerzo. Su musculado torso sube y baja, contrayéndose y expandiendose rápidamente para ganar aire de nuevo en sus pulmones. Si no tuvieran asuntos entre manos mas importantes, Jen se sonrojaría como una señorita de bien ante la salvaje visión, salida de una novela. Pero son sus ojos lo que dan mas miedo. En una décima de segundo Jen procesa como la mano de Vraak se aprieta entorno al mango de su arma, y comprende que no puede parar su propia trayectoria de carrera, osea que iba a pasar por su lado, arriesgandose a que le partiera en dos
Instintivamente le barde se cubre la cabeza con los brazos y exclama histericamente -No me pegues! No me pegues!! A mi no! A ellos!!- Señalando al resto de demonios.
La segunda figura que entra en su campo de vision es Julian. Querido, valiente Julian. Jadeando también y maldiciendo, el médico parece estupefacto de encontrarse a le barde de nuevo. Está terminando de bajar uno de los desniveles, tropezando al caer y rasgándose la capa. Agarra la ballesta con fuerza, los nudillos tornándosele blancos.
Jen llega a su altura, y antes de que puedan hablar más, le coge de la mano, y cruzando miradas, solo dice una palabra.
-CORRE!-
Y juntos emprenden de nuevo la carrera hacia la campeona de Mayaheine, encadenada en la puerta. Al llegar al desnivel, Julian baja con mas decision que antes, pero aun asi, la sombra de le barde pasandole por encima y haciendo una acrobacia en el aire no pasa desapercibida al médico, que solo puede reirse en medio de aquella sangrienta locura de combate -Presumide!- Exclama cuando ambos se vuelven a juntar en el siguiente desnivel.
Pero Jen no le mira. En su lugar su vista está clavada en algo que hay detras de él. Al girarse el médico puede ver como uno de los demonios mas grandes tiene su vista fijada en ellos.
La ballesta se le dispara sola. De haberla tenido aferrada tanto rato, y del susto al ver la inmensa y terrorifica figura del demonio, no puede evitar apretar el gatillo y disparar
El virote sale volando, fallando en su trayectoria y pasando por el lateral del enemigo, quien ruge, o chilla, o se lamenta, o ya no sabe nadie que sonido hace. Solo que es tan ensordecedor que les retumban los oidos a los dos. Apuntando, esta vez conscientemente, el Doctor lanza otro virote, que se clava en el hombro de la criatura. Triunfal, y sin nisiquiera mirar cuanto sangra el demonio, se gira a Jen, dándole la espalda a este.
-Le he dado!!- Exclama, enseñandole la ballesta emocionado.
Casi no le da tiempo a procesar el agijon clavandose en su cuerpo. El sonido de la carne rasgándose es lo primero que siente. Luego el calor de la sangre brotando de su costado.... Mira incredulo la afilada extremidad sobresalir de su cuerpo, y luego a Jen, que está paralizade en el sitio, observando, pálide de terror, la herida que se hace cada vez mas oscura.
Bruscamente y con un sonido rasgado el demonio extrae el agijon de Julian, y el médico siente entonces un dolor del cual cree que podría desmayarse. Cae al suelo, de rodillas. Grita y se sujeta el costado. Jen parece reaccionar a la voz, y trastabillea para ponerse a su altura.I
-lya!!!- Exclama, con voz aguda y en pleno ataque de pánico.
Rolthos avanzó con velocidad hacia la puerta donde Bathia se hallaba aguantando. De pronto su mirada se cruzó con Slorg y vio la furia descontrolada en sus ojos. Dudó un momento mirándole a los ojos. Solo vio rabia y descontrolada furia. Posiblemente era lo único que le había ayudado a resistir en la lucha contra incontables demonios. Un torrente de de profunda pena le arrolló al entender que había perdido el juicio.
- Slorg está totalmente ido. No nos reconoce como aliados. Cuidado con él. No se como podremos pararle. - Entonces siguió avanzando para proteger a su compañera de Fe. Con un barrido que no impactó desequilibró a uno de los demonios menores. Con un gruñido de frustración por el fallo le rebasó mientras él intentaba recuperar el equilibrio. Así llegó hasta uno de los pequeños seres que hostigan a Bathia. Allí, la criatura se dió la vuelta para enfrentarle, pero su reacción llegó demasiado tarde y el glaive le atravesó el en pecho entrando oblicuamente y estallando en energía radiante con el impacto. La criatura calló al suelo inmóvil.
- ¡Jen, Julian, Oswald! ¿Podéis hacer algo para calmar a Slorg, o para detenerle?. - Dijo mirando al gran demonio malherido que de momento tenia toda la atención del antiguo héroe descontrolado pero que pronto dejaría de ser una distracción para Slorg. También miro a la puerta, quizás podrían salir de allí antes de que Slorg les atacase.
Zevatur, Rolthos
El combate continua vertiginosamente, con los demonios intentando acabar con los defensores de la puerta mientras estos les presentan dura batalla. Cruços aprovecha que el mayor de los demonios ha lanzado su cola contra Julian para darle un fuerte tajo con Vergeulv y usar su magia de sangre, debilitándole aun más en el proceso. Aún así, la criatura ignora tanto al hombre lobo como al doctor y continúa lanzando ataques sin cesar contra Sorlg. Ahsrem vuelve a invocar el poder del rayo sobre el que Nessa ha descargado su rabia. Este sigue sin embargo enfocado en Rolthos y consigue quemarle con una pequeña bola de fuego, pero el paladín está tan centrado en el bárbaro que prácticamente ni se da cuenta.
Ante esa situación, la ranger aprieta con fuerza su espada para terminar con su objetivo, pero descubre que la rabia que la envolvía ha pasado y que ahora se encuentra más en control de la situación que instantes atrás. Recoge entonces su arco - que en su arranque había azotado contra el suelo - y se aleja unos metros para tener buen ángulo de disparo. Apunta y recuerda la cuerda flamígera ... si no se rompió con su ataque anterior, no tenía por qué hacerlo ahora, ¿verdad?
Decidió arriesgarse. Inhaló tensando la cuerda y pronunció la palabra mágica. Sintió un breve hormigueo de preocupación que se disipó en cuanto la cuerda se iluminó y la punta de la flecha comenzó a arder. Y así liberó la flecha que fue a encajarse certera en el pecho de la criatura.
Justo en ese instante medio escucha el aviso de Rolthos entre los rugidos del viento y los gritos del combate y grita a su vez en respuesta:
- ¿¡Quizá lo haga cuando Bathia y la puerta en estén a salvo...!?
Miró a su alrededor y se dio cuenta de que tal y como se había situado estaba rodeada por dos demonios que aunque estaban malheridos aún se mantenían en pie, por Sorlg consumido por la rabia y por Cruços y Vraak que parecían estar libres de ella, pero quien sabía por cuánto tiempo. Tendría que tener cuidado para no acercarse demasiado a ninguno de ellos si no quería recibir más heridas.
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La lucha iba desarrollándose a favor de los aventureros, pese a su clara desventaja numérica iban, lenta pero inexorablemente, eliminando a los demonios, no sin la ayuda de los Guardianes de la Puerta.
Jen, que gracias a sus pies ligeros se mantenía alejade de la mayoría de los conflictos empezaba a pensar que los demonios atacaban sin convicción, casi como si las almas de aquellos pobres desdichados que habían sido sacrificados para su invocación se rebelaran por última vez contra tal destino e influenciaran a los demonios para no mostrar su verdadero potencial en la lucha.
Aún con todo las heridas que iban sufriendo mermaban su propia capacidad de resistencia, y cuando el demonio contra el que luchaban ahora los guerreros mas fuertes del grupo y el inmenso goliath, lanzó rápidamente su aguijón contra Julian y le atravesó el hombro Jen no pudo evitar gritar preocupade y arrastró al doctor fuera del alcance del mismo. Con urgencia reviso la herida pero comprobó con alivio que el peligroso veneno no había tenido tiempo de afectar a Julian.
- Menudo desastre - le dijo - Otro agujero en la capa. Ha quedado totalmente arruinada... - le guiñó un ojo mientras se levantaba para seguir la lucha.
Vraak no pudo escuchar la broma del doctor, pero por el rabillo del ojo vio que se levantaba y se aprestaba a seguir la lucha. Tenía que reconocer que al salir de la ciudad no apostaba por la supervivencia del enclenque doctorcillo, pero estaba demostrando ser un verdadero aventurero.
Se concentró en la tarea que tenía enfrente. El demonio le sacaba una cabeza, y aún así, sólo llegaba al pecho del Goliath Defensor de la Puerta. Escuchó las palabras de Rolthos y se fijó en el rostro de Sorlg. Completamente deformado por la rabia, sus ojos inyectados en sangre, espumarajos de saliva goteando por su barbilla. Los músculos del cuerpo tensos más allá de lo que ningún ser humano podría resistir. Era sin duda una figura imponente, su hacha ennegrecida por la sangre impía de sus enemigos. Se preguntó cuánto tiempo llevaría así, matando y matando, sin comer, sin dormir, sin reir, sin... amar. Sí, el paladín tenía razón y el antaño héroe ahora era poco más que una máquina de matar, una terrible arma de matar sin duda, pero máquina al fin y al cabo. ¿Era así como quería acabar él? ¿Proyectando tanta rabia que acabra consumiendo todo y todos a su alrededor? Miró hacia Nessa que conseguía escabullirse del demonio que la acosaba y clavarle una flecha flamígera en el pecho que le atravesó de parte a parte. No. Él no acabaría así. Pondría toda su voluntad en ello. Desde pequeño había utilizado su rabia para hacerse temer en lugar de temer a los otros niños que se burlaban de él por el color de su piel y por sus dientes. De joven había permitido que esa rabia le sacara adelante en la dura vida de las calles junto a su hermano. En la Guardia sus ataques de furia eran temidos por iguales y criminales. ¿Era eso lo que quería que se recordara de él?. Con fría determinación decidió que a partir de ese momento él utilizaría su rabia y no al contrario. Él no acabaría como Sorlg. Levantó su hacha y la descargó sobre el demonio que tenía enfrente haciendo aullar de dolor a aquel ser mitad demonio mitad alma condenada.
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Tiempo le falta a le barde para agarrar al médico de la capa y arrastrarlo fuera del alcance de aquel aguijón salido del infierno.
-Maldita... Sea!!- Exclama, resollando del esfuerzo. Le arden los músculos. -Mierda, mierda Ilya, maldita sea!- Repite sin parar. Posa sus manos temblorosas del exceso de adrenalina sobre la herida, y con un resplandor verde, la herida se cierra un poco. Al menos ya no sangra tanto como antes.
-Te juro que... Como te mueras.... TE MATO!- Gruñe/exclama entre dientes, resistiendose de nuevo a la furia que les generaba aquel lugar.
Al mirar atras cruza la vista con sus compañeros. El tiempo se ralentiza. Todos están cubiertos de sangre demoníaca y la suya propia. Pero siguen respirando. Vraak, Rolthos... Y encima de un risco, aparece la figura de Nessa. Todos se asienten entre si, levemente con la cabeza. Quedaba el último tramo. Y defenderían juntos aquella puerta junto a la heroína de Mayaheine.
Jen alza su chakram al cielo y cuatro destellos azules salen de su figura, serpenteando por todo el campo de batalla hasta rodear a sus compañeros, imbuyéndoles con una inyección inesperada de ánimo y energía.
No les hace falta oir las palabras que exclama le barde para saber que es un grito de guerra.
-POR GREYHAWK!!!-
Nessa se había quedado demasiado atrás en comparación con Jen, Julian y Rolthos, que ya estaban a escasos metros de la puerta. Comenzó a bordear el risco para alejarse del demonio al que había atravesado segundos antes y encontrar un paso seguro apartado de Sorlg y la criatura gigantesca a la que estaba masacrando. Estaba claro que aquel ser estaba en las últimas y ¿a quién atacaría el goliath cuando éste cayese? Por fortuna Julian y Jen ya se habían alejado, pero Cruços y Vraak aún estaban demasiado cerca del enloquecido héroe. Preocupada, les gritó:
- ¡¡Vraak!! ¡¡Cruços!! ¡¡Alejáos de Sorlg!! ¡A la puerta, vayamos todos a la puerta!
El grito de guerra de Jen no hace sino convencerla aún más de que tiene que continuar y, con renovadas energías, comienza a bajar el risco para continuar moviéndose desde allí.
Apoya la mano en una roca que hay justo al borde para saltar con agilidad, pero la roca resulta no ser tal, sino el cráneo de un esqueleto largamente olvidado. Quizá fuera un enviado para acabar con los Guardianes u otra desdichada víctima de los clérigos del Templo. El viejo cráneo se parte baje el peso de la ranger y la hace trastabillar, aunque consigue aterrizar en el último momento cayendo justo entre los restos del esqueleto. Sus dedos tocan algo metálico entre las pequeñas rocas y restos. ¿Un ... anillo? No tiene tiempo de examinarlo y casi sin pensar se lo guarda en el bolsillo mientras se levanta con intención de seguir hasta la puerta.
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Desde la esquina en la que han caido, con la espalda pegada contra la pared del desnivel, Julian se ve imbuido con una sensacion de valentía y arrojo inesperado. Un destello en el pulido metal del chakram de Jen apunta hacia el demonio mas cercano a Bathia, que sigue su trayectoria hacia ella.
"Por encima de mi cadaver" es lo que pasa por su cabeza.
Y sin pensarlo dos veces apunta de nuevo con la ballesta y esta vez sin dejar que le tiemblen las manos dispara cuatro virotes certeros. Uno detras de otro. La gruesa piel del demonio parece impenetrable. Pero no importaba. El demonio caería, y Julian lo sabía. Era la primera vez que el médico tenía esa certeza. Una sensación alienígena, pero tan rotunda, que hace que de pronto sea mucho mas consciente de lo que pasa a su alrededor. Por primera vez, se toma un segundo para observar, y estudiar lo que está ocurriendo junto a él, en lugar de verse cegado por aquella primera vorágine de gritos y choques de espadas contra carnes.
Con un certero ataque al demonio que atacaba a la paladina acabo con él. El glaive le atravesó eficientemente el pecho haciendo que de desplomase con un gemido entre frustración de la criatura demoníaca y alivio del espíritu. Después se emplazo delante de la paladina.
Echo una mirada hacia atrás mirando a la paladina y aunque su potente aura de Mayaheine, sintió su esfuerzo para mantener la puerta cerrada.
- Aqui ya casi no hay peligro para vosotros. Pero Slorg está descontrolado.
Después hizo un gesto al clérigo para que viniese hacia la puerta
Zevatur, Rolthos
Mientras Jen, Julian y Rolthos se centran proteger a Bathia, un nuevo tajo de Cruços termina con el último de los demonios más grandes, que cede finalmente a los embates que ha estado recibiendo de Sorlg, Vraak y del propio hombre lobo. Ashrem, viendo los gestos que le ha hecho Rolthos, cambia de objetivo y lanza ahora su conjuro de rayos sobre la criatura que justo está en lid con el paladín.
Nessa ya imaginaba que el impacto de la flecha flamígera atraería los ataques del otro demonio sobre ella, por lo que no se sorprende realmente cuando ve por el rabillo del ojo los rayos de fuego acercándose. Aún así no logra esquivarlos y esto le hace gritar. No tanto por el dolor, que casi es lo de menos, sino porque siente que con ese impacto ha perdido el conjuro que le estaba permitiendo hacer más daño a sus objetivos. Enfadada, aprieta con fuerza el arco hasta que sus nudillos que quedan blancos y es entonces cuando nota la ya familiar oleada de la que fue presa momentos antes. Sabiendo lo que es, intenta calmarse y recuperar el foco. Hacia la puerta, tiene que ir hacia la puerta .... hacia la puer...
No.
¿Para qué? ¿Por qué alejarse cuando su espada podría cobrarse la sangre de cualquiera de los que estaban cerca? Se mira la mano derecha y suelta un bufido despectivo cuando ve que está aferrando el estúpido arco de nuevo. Lo tira al suelo y desenfunda mientras piensa a quien atacar. ¿A Cruços? ¿Que no deja de mirarla por encima del hombro, siempre con esa maldita sonrisa sarcástica, para recordarle que es tan solo una cría inocente? ¿O quizás ... a Vraak? Seguro que nunca se esperaría un ataque suyo por la espalda, piensa, con una media sonrisa asomando en su cara.
Decidida, la joven carga hacia el semiorco que en ese momento está concentrado en el mayor peligro que supone tener a Sorlg justo frente a él, sin ningún demonio que pueda recibir los tremendos golpes del antiguo héroe. Aprovechando Vraak está de espaldas a ella, Nessa apunta hacia su riñón derecho y clava la espada con toda la fuerza de la que es capaz.
- Prometí no clavarte una flecha de nuevo, ¿verdad? No puedes negar que cumplo mis promesas - le dice con sorna antes de lanzarse de nuevo a cortarle. Pero en esta ocasión el sargento ya es consciente del ataque traicionero y logra esquivarla.
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"Maldita sea..." masculla Vraak esquivando la hoja de Nessa sin dejar de vigilar al fantasma del gran Goliath que se acerca levantado su hacha para atacarles. Rolthos tenía razón y no les ve como aliados, probablemente en su fracturada mente sólo les vea como otros demonios más. Y así lo demuestra cuando enarbola su hacha hacia él. Tanto Rolthos como él intercambian una mirada. Cruços se ha abandonado a su rabia y sin duda se despedazaran entre ellos, pero el licántropo no debe, no puede morir.
Mascullando un "joder" Vraak se abalanza sobre Cruços, empujándole y apartándole de la trayectoria del hacha de Sorlg que levanta chispas y esquirlas de roca donde antes estaba el cazador de sangre. El repentino momivimento deja sorprendida también a Nessa, que intenta cortarle con su espada pero falla. La joven gruñe con rabia y frustración al ver que su presa se escapa. Vraak se apresta a proteger a Cruços el cual comienza a incorporarse a su espalda, con un profundo gruñido en su pecho y con chispas entre las garras.
Mientras tanto los espíritus de los goliath de la tribu del Guardian se arremolinan alrededor de Bathia que con un gesto de determinación, envuelve aún más uno de sus brazos en las cadenas que mantienen la puerta sellada.
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Al ser testigo del intercambio de golpes, placajes, hachazos y disparos, Jen pierde durante un momeento la vision de Bathia. Las monstruosas figuras de Cruços y Sorlg chocan entre si como dos bestias enfurecidas. El cuerpo le tiembla, y los oidos le pitan. -Nessa sal de ahi!! Madre mia sal de ahi ahora mismo!- Exclama a su amiga, a la vez que se maldice interiormente. Observa el itercambio que se produce en unas decimas de segundos, en las que Vraak placa a Cruços, apartandolo de la trayectoria del hacha del bárbaro. Se lleva las manos a la cabeza. Mira a Bathia. Mira a sus compañeros. Se tira del pelo, indecise. En pleno ataque de panico y al ver al titánico Goliath levantar su hacha de nuevo contra sus compañeros, Jen exclama -NO!! NO LES HAGAS DAÑO!!!!-
Y con un "Pop" que corresponde poco con el resto de sonidos que se escuchan en el campo de batalla, de pronto donde estaba el musculado y terrorifico Goliath, ahora hay un conejo de color blanco. El hacha cae al suelo com un sonoro "thud", mientras el nuevo animal observa sus alrededores desde una altura mucho menor a la que seguramente esté acostumbrado.
Desde atras, escucha a Julian musitar -Pero... Qué...??- y se gira para ver al médico mirar la misma escena, pestañeando incredulo
-Me he puesto nerviose, vale???!!- Dice Jen señalando al conejo. Luego suspira, como aliviade. -Al menos así no causará ningún daño a los demás...
El pequeño conejo blanco da un pequeño salto hacia delante, mueve sus orejas mientras gira la cabeza, observando a su alrededor. Es difícil saber si curioso o confundido. Sus bigotes se agitan al mover su pequeña nariz y reconocer el terreno que tiene alrededor.
Por un segundo hasta el huracanado viento parece dejar de rugir sobre ellos mientras el pequeño mamífero da otro pequeño salto apoyando primero sus patas delanteras. Se para frente a Rolthos y se apoya sobre sus piernas traseras, mirando directamente al paladin de Mayaheine y agitando sus largos bigotes.
En ese momento el pequeño conejo salta hacia el cuello del paladin, su boca se abre de manera antinatural en el salto y sus dientes se clavan incluso a través de la armadura de placas del paladin.
Con un grito más de sorpresa que de dolor, Rolthos es capaz de quitarse de encima al enfurecido conejo, el cual cae agilmente sobre sus patas y con un gruñido gutural nada acorde con su naturaleza, se dispone a saltar sobre ellos.
Aprovechando la confusión, el demonio que queda se abalanza sobre Bathia pero los defensores espectrales invocados por el bárbaro la vuelven a proteger.
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-Ay mi madre!!!- exclama Jen llevandose las manos a la cabeza. Julian ha hecho exactamente el mismo gesto a la vez que el acrobata al ver la agresividad bárbara del conejo.Pero el aullido de otro de los demonios que queda en pie llama su atencion, y dispara dos virotazos mas, que desgraciadamente fallan a su objetivo, ya que se mueve de forma errática y espasmódica.
Con una maldicion saliendo de su boca, el Doctor hace lo mismo que Jen anteriormente, cogiendo a le barde de la muñeca y tirando de elle.
-Corre. No quedan muchos! Corre, corre, corre!!-Y atropelladamente terminan de recorrer la distancia que les separa de Bathia.
-Bathia! Venimos a ayudar!!- exclaman ambos a la vez posicionandose cada uno a un lado de la paladina.
Jen se arma con el Chakram.
Julian apunta con la ballesta.
Dispuestos ambos a defender la puerta de la siguiente oleada de demonios, junto con las figuras espectrales de Sorlg.
Bathia no parece escuchar las voces de los dos aliados que, contra todo pronóstico, han llegado hasta ella. Los espectros bárbaros cierran filas ante su proximidad y no se relajan cuando tanto el médico como le barde se aprestan para defender con sus vidas a Bathia y la puerta.
De los dos demonios restantes, con las caras congeladas en el momento de su muerte de los desdichados sacrificados en el templo del aire para darles forma, intentan llegar hasta ellos.
- No puede oírnos me temo - dice la voz de Oswald Glimfeather Tercero a los pies de la paladina. Sólo ahora Jen cae en la cuenta que, durante todo este rato, no sabía donde estaba el buho. - Y será mejor que no nos perciba como enemigos... -
Mientras tanto, no muy lejos, Cruços no ve aplacada su furia, más bien al contrario, y dejando caer con un ruido metálico su hoja encantada, intenta arañar y morder a Vraak, que sigue empujándolo para alejarlo del que él aún cree, enorme goliath. Las garras del hombre-lobo abren pequeñas heridas en la espalda del musculoso sargento de la Guardia.
- Uhhgg maldita sea Cruços no eres tú el que quiero que me deje la espalda marcada... -
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