La ranger permanecería eternamente en ese abrazo, pero la realidad llama a sus puertas. Dándole un tierno beso en los labios, se separa de Vraak y mientras espera a que Jen convoque su domo, se acerca a Oswald Glimfeather Tercero.
- Esa gema ... ¿es la del semi-plano de tierra?
Saca entonces de su macuto el abrigo que llevó puesto en el semi-plano de aire y con cuidado de no tocar la gema, la envuelve en el mismo y la guarda.
- Dos de cuatro- musita. Habían avanzado, pero quedaba tanto por hacer todavía. Días que parecían años encerrados en aquel lugar, y siempre al límite de perecer y quedar sepultados en el olvido de los semi-planos elementales.
Nessa ve que Rolthos mira con interés los cadáveres.
- ¿Quieres investigarlos? ¿Te ayudo?
Mientras dice eso, coge su espada del costado de la caída reina y toca alguno de los cadáveres con la punta, comprobando que ya es seguro tocarlos con las manos desnudas.
Vaark se queda unos segundos inmovil, sorprendido por el beso de Nessa pero parece realmente encantado mientras ayuda a la ranger y al paladin a registrar a los gigantes y sus bolsas.
En ellas encuentran varias monedas de oro, plata, cobre y hasta platino. Nada exagerado pero entre todos consiguen una cantidad considerable. Entre los objetos encuentran un peine casi tan grande como Jen para las igneas barbas. Un esquema de cómo forjar un escudo como los que portaban los gigantes que les tendieron la emboscada, una jarra de metal de casi un metro de alto y una hermosa flor hecha de cristal cuidadosamente envuelta en una piel de carnero.
Jen invoca su mágico domo en la esquina del salón del trono más alejada de los cadáveres y todos se refugian en él rápidamente, llevando al inconsciente Cruços al interior. Comparten una frugal cena y, agotados, apenas extienden sus mantas para tenderse y dormir sin fuerzas para hablar o reflexionar. Rolthos, tras quitarse su armadura, apoya la espalda contra la pared del domo, cerca del yaciente Cruços y no dice nada cuando ve que Vraak y Nessa se abrazan antes de caer dormidos. Incluso Oswald Glimfeather Tercero parece cansado y taciturno. Camina hasta el lado del joven paladin y le asegura que él permanecerá de guardia que descanse. Rolthos, pese a aguradar aún unos minutos más, se queda dormido en esa postura, con la mano cerca de su fiel glaive.
Varias horas después Jen es le primere en abrir los ojos. Sobresaltade, soñando que un gigante le parisionaba el pecho y no podía respirar. En sueños, Julian se ha movido, o quizá haya sido le barde, y lo dos están formando una cruz y Jen tiene que escurrirse de debajo del peso de una pierna del joven médico. Preocupade por el más herido de sus amigos, comprueba que Cruços este bien y observa con cierto estupor que la terrible herida del cazador se ha cerrado y curado por completo, como si nunca hubiera existido. ¿Serìa por su naturaleza licántropa? ¿Por el amuleto que portaba para evitar que muriera? o quizá, a Jen le recorrió un escalofrio, ¿Tenía aquella espada demoníaca algún poder que desconocían? Y de ser asi ¿Qué consecuencias podría tener en el alma de su amigo? Pero todas aquellas cuestiones se diluyeron momentáneamente cuando su mirada se posó en los entrelazados Nessa y Vraak. La ranger dormía con la cabeza apoyada en el pecho del semi-orco y él abrazaba protectoramente a la ranger con ambos brazos. La expresión de paz de Nessa enterneció el corazón de Jen y al ver a Julian, dormir, literalmente, a pierna suelta, decidió dejarles dormir un poco más. Acomodó a Rolthos, que se había quedado dormido semi-sentado y tenía el cuello un poco retorcido. Tumbándose al lado de Julian de pronto se da cuenta de algo más. Oswald Glimfeather Tercero no está en el domo.
Jen se incorpora y mira alrededor buscando rastro del buho, que si no está en el domo, estará fuera. Y si todos sus compañeros estaban aquí, Oswald estaba solo. "Mira no puedo más con esto" piensa, pasándose la mano por la cara "ugh, Oswald por los dioses... Si no te mata alguien aquí, te mato yo, y cenamos pollo" piensa de forma malhumorada. Las magulladuras, el cansancio, la batalla... Jen no tenia el género para farolillos. Y frotandose los ojos intenta vislumbrar a ver si su emplumado amigo está en algún lugar fuera del domo. "Muy lejor no habrá podido ir... Con ese ala malherida sería terriblemente doloroso, si no imposible, volar".
-Yo es que me cago en mi raza- gruñe le barde. Luego inspira hondo para no ponerse a gritar ahi mismo.
Alarga la mano para zarandear a Rolthos, pero en el ultimo momento se recoge, cuando el paladín hace un pequeño giro de cuello en sueños, y un quejido de dolor abandona su garganta. Manteniendo la respiración, Jen mira a su alrededor. Cruços está magullado, a Nessa le cuesta respirar, y Julian tiene un moretón en la mejilla del impacto de un escudo. Incluso elle misme se notaba exhauste.
-Mierda, Oswald. Pollo de los....- Sisea entre dientes.
-Uh...?- Julian se medio despierta y Jen le acaricia el pelo intentando que vuelva a dormirse -Sshh... Nada querido.-
Julian se da la vuelta con un "hmm", y jen aprovecha para recolocarse. El agotamiento no tarda en volver a sumirle en la oscuridad
Jen duda si debe despertar a sus compañeros o no. Se plantea si abandonar el domo elle sole, sabiendo que dejaría a sus amigos sin la protección mágica que este les brinda, pero aún descansando mientras elle va en busca del desaparecido búho. Se recuesta mientras sopesa todas las opciones pero finalmente, el agotamiento tanto mental como emocional y físico hace que, misericordiosamente vuelva a conciliar el sueño. Su último pensamiento es "Cómo no vamos a estar agotados, si hemos tomado al asalto una maldita fortaleza de gigantes..."
Cuando, horas después, los compañeros comienzan a despertar, un perfectamente sano Oswald Glimfeather Tercero, salvo por su aún herida ala, está dentro del domo y les da los buenos días.
- Buenos días, buenos días. Espero que estéis mucho más recuperados. Como sé que no tenemos mucho tiempo que perder me he tomado la libertad de ir a buscar a Idab, nuestra embarcación y hemos aprovechado para reunir todo aquello que hemos hallado de utilidad -dice haciendo un gesto con su ala buena e indicando al grupo que mire en aquella dirección. Efectivamente, allí está Idab, custodiando dos cofres, una jabalina, y el descanso de los Halcones.
El día anterior había hecho tanta mella en Nessa que prácticamente se durmió en cuanto apoyó la cabeza en el pecho de Vraak. Una vaga sensación de sus dedos acariciándole el pelo dio paso al descanso que tanto necesitaba. En sueños sintió que volaba, como aquella vez que había visitado fugazmente el plano espiritual para recorrer el cielo con Águila, persiguiendo una presa que no iba a tener opción de escapatoria. Nunca antes había sentido tanta libertad como en aquél momento. El cielo era suyo y podía recorrerlo a placer con la majestuosidad que correspondía a una criatura como ella.
Sin embargo, al recuperar la consciencia la realidad le ofreció algo muy diferente. En su interior había esperado que la promesa de Embergrey se cumpliese durante aquel descanso, pero parecía que aún no era el momento. Suspiró largamente y volvió a cerrar los ojos. No podía negar que estaba decepcionada, pero tampoco quería que aquello empañara la sensación de despertarse junto al semi-orco, por lo que trató de ignorar aquel pensamiento y simplemente se quedó tumbada a su lado un rato más.
Cuando el resto de los compañeros se fueron despertando y el trajín dentro del domo impidó que remoloneara durante más tiempo, Nessa se apretujó un poquito más y sonrió a Vraak con dulzura.
- No me importaría despertarme así todos los días... - le susuró.
Al ir a incorporarse, sin embargo se dio cuenta de que, en realidad, algo sí que había cambiado. Quizás no se había dado cuenta inicialmente por tener los músculos aún fríos y dormidos. ¡Pero ahí estaba! Donde antes faltaba el brazo hasta el hombro, ahora había crecido hasta el codo. Aún no era funcional, aún faltaba la parte que le iba a dar toda la movilidad que había hechado en falta, pero ver esto le infundió unas esperanzas que ya había dado por perdidas.
-Dioses. Oh dioses... ¡Está funcionando! - fue todo lo que pudo decir mientras sus ojos lagrimeaban de la emoción y miraba a sus compañeros con una sonrisa en los labios.
Una vez en pie, tras comprobar que tanto Rolthos como Cruços estaban en buenas condiciones, Nessa respondió a Oswald. No quería restar importancia a lo que habían hecho tanto él como Idab, pero no estaba del todo a gusto sabiendo que Oswald se había ido sin más.
- Oswald, deberías habernos avisado a alguno. Ya sabes que solemos montar guardia aunque descansemos en el domo. Si me llego a despertar en medio de la noche y veo que no estás me habrían dado los siete males. Pero en fin, ¿qué habéis encontrado? - dice acercandose a los cofres con curiosidad y mirando lo que contienen.
Finalmente se dirige a Idab:
- ¿Todo bien en tu lado? ¿Algo digno de mención? Disculpa que parásemos a descansar durante tanto tiempo sin avisarte, pero el combate nos dejó bastante malheridos.
- ¿Incluso con mis ronquidos? - bromea Vraak devolviendo la sonrisa a Nessa.
- Sé que os habríais preocupado - contesta Oswald Glimfeather Tercero - pero decidí arriesgarme pese a todo, y no quise contaros mis planes ya que realmente necesitábais el descanso. Soy muy pequeño para este lugar y para los gigantes - parece intentar bromear el normalmente serio búho - ni siquiera me hubieran visto de haber quedado alguno escondido. Pero conociendo sus estrategias y viendo que se habían parapetado aquí al percibir que estaban siendo atacados, el que algunos nos lanzaran grandes espetos en lugar de lanzas y que la cocina está por allí - señala con el ala buena una puerta lateral - que fue por donde nos rodearon... la conclusión lógica es que todos los gigantes restantes estaban aquí y pensaban que estábamos atacando su fortaleza en nombre de Shidhe... la paranoia y desconfianza les hace llegar a conclusiones... -
Idab parece sorprendido de las palabras de Nessa, sin saber muy bien como responder.
- No tienes que disculparte. Lo que habéis conseguido es... aún no doy crédito. No creo que Shidhe os perdone por lo que hicisteis con el Fénix pero desde luego le habéis librado de una molestia mayor de lo que ella está dispuesta a admitir. Sin duda podríamos haber acabado con ellos hace tiempo, pero las bajas habrían sido excesivas para nosotros, al menos mientras las puertas estuvieran cerradas y no pudieramos reponer nuestras fuerzas. - explica la salamandra.
Observando los tesoros encontrados por Idan y Oswald Glimfeather Tercero, Nessa encuentra una jabalina apoyada en uno de los cofres. De estos, uno parece contener monedas, Idab le confirma que ha ido guardando tanto dinero y gemas como ha podido encontrar. Hay un pequeño brasero que Oswald Glimfeather Tercero asegura que podrá invocar elementales de fuego una vez que las Puertas estén abiertas, Lo único que no han podido conseguir encontrar es la llave del otro cofre.
- También encontramos esto - dice Idab mostrando un gran cinturón de acero negro y plata con un rubi engarzado en el centro. - Lo llevaba puesto aquel gigante - dice señalando al portador de escudos que debía ser el Príncipe de los gigantes que cayó bajo el arma del Paladín.
-Hm bueno yo podría abrir ese otro cofre- Comenta jen mostrando su llave negra, y encogiendose un poco ante Idab. Aun le daba reparo haber puesto patas arriba la vida de la salamandra, que en realidad les habia ayudado mucho -Lo siento-
Idab observó a Jen desde lo alto de sus casi tres metros de envergadura, era dificil interpretar su lenguaje corporal pero parecía... sorprendido.
- Creo que yo... debo estarte agradecido en el fondo. Cuando pague mi deuda contigo seré libre... aunque nunca me hábia planteado algo asi... -
Tras dirigir una mirada reprobatoria a Oswald Glimfeather Tercero, Jen intenta abrir el cofre con su llave pero esta vez no parece encajar. Al parecer su magia debe renovarse antes de poder ser utilizada de nuevo, o bien se ha agotado tras romper el poderoso encantamiento que mantenía enjaulado al Fénix.
No quedando más opción Nessa se dispone a inutilizar el mecanismo que activa la trampa. Pide ayuda a Jen y entre les dos Nessa intruduce un pequeño trozo de metal entre la cerradura y la tapa que debería mantener la presión en el mecanismo y evitar que este salte cuando, al abrir la tapa, esta deje de hacer fuerza sobre la trampa.
No está muy segura de que sea su mejor trabajo pero cree que debería bastar.
Tanto Jen como Nessa, mientras están trabajando en el cofre, sienten que algo se mueve en su interior. Se miran extrañadas pues no han movido el cofre para que nada que estuviera suelto en su interior se deslizara por su propio peso. Sea lo que sea, se ha movido solo.
Nessa, que ya estaba a punto de insertar la ganzúa en la cerradura, se queda congelada a medio camino. Mira estupefacta a Jen. Luego al cofre. Luego al resto.
- ¿Qué demonios? Algo se ha movido dentro - dice.
Pega un golpecito en el cofre a ver si lo que sea que hay dentro responde, pero no sucede nada. Luego acerca la oreja para ver si escucha algo. ¿Podría ser un animal? ¿Quizás pueda distinguir algo como un raspar de garras contra la madera del cofre? ¿O puede ser un humanoide? En ese caso debería sonar algo muy distinto. Está concentrándose en esto, cuando de repente...
- ¡AAAAAAAAAAAAAAACHÚS! - Vraak estornunda con tal intensidad que casi hace reverberar toda la sala del trono. Nessa se vuelve con el ceño fruncido y se lleva el índice a los labios, pidiendo silencio - Ups, perdón.
"Chico, qué potencia", piensa la ranger mientras se vuelve a Jen. También le hace un hueco a Rolthos para que se acerque:
- ¿Escucháis algo vosotros? Me pregunto si es algún animal, o humanoide. Rolthos, ¿puedes sentir si hay algo maligno ahí dentro?
Tras el descanso Rolthos parecía haber mejorado algo su humor. Habían sobrevivido, recuperado la gema, el brazo de Nessa crecía y la protección del Fénix parecía que duraría hasta salir de aquí el plano.
Se paseo curioso entre el botín, cogiendo y observando los objetos que tras una mirada al grupo dejaba en donde los había encontrado. A la llamada de Nessa acudió hacia el cofre... - ¿Algo se mueve en el interior? Déjame... - Dijo mientras se concentraba para percibir el mal... Aunque evitaba mirara a Cruços y su apocalíptica espada. Lo examinó también sin ver nada extraño, luego pareció pensar una ocurrencia...
- Si hay algo vivo en el cofre habrá que tener cuidado... Lo mismo es algo peligroso... ¿Quizás sea bueno dejarlo en el interior, demasiados combates y estante ya? - Dijo guiñando un ojo a Nessa... Si había algo inteligente lo mismo reaccionaba
Nada parecía indicar que hubiera algo vivo en el interior del cofre. Vraak apuntó algo obvio, cualquier cosa viva encerrada en ese arcón hermético, que no presentaba fracturas ni agujeros, posiblemente habría muerto de axfisia hacia mucho tiempo, además ¿quién encerraría a alguien en un cofre teniendo una fortaleza con celdas a su dispoición?
- La cuestión es si lo vamos a abrir o no - comenta Julian.
Finalmente deciden abrirlo, teniendo la precaución de alejarse un poco en caso de que la trampa aún esté activa, el resto observa como Nessa, con gran habilidad maneja las ganzuas con una mano y consigue abrir la cerradura. Aguantando la respiración, abre el cofre y se detiene cuando apenas ha abierto un par de centímetros. Llama a Jen la cual le ayuda a sujetar la tapa mientras se encarga de una parte de la trampa que no podía haber visto antes, un pequeño hilo que la haría saltar además de la falta de presión de la parte superior. Nessa no dejó de sorprenderse de la habilidad de las trampas pues aunque para ellos eran cofres de tamaño considerable para los gigantes no serían más que pequeños joyeros.
Ahora si, libres de trampas, miraron en el interior y vieron varios objetos, pero nada vivo ni ningún cadaver.
Enrollada y pegada al fondo del baúl había una alfombra. En el interior también había tres pociones y un anillo.
Jen no estaba segure, pero juraría que, al abrir del todo el cofre, había escuchado un quedo suspiro de alivio del interior.
Nessa vuelve a sorprenderse una vez más de la habilidad que de la que hasta ahora era su mano mala.
- No está mal para ser diestra... - comenta para sí misma, antes de centrarse en examinar el contenido del cofre. Una vez vistos dice - ¿Pero qué? ¿Una alfombra? Pero por qué tendrían esto tan bien guardado. ¿Y qué hacemos con esto ahora? ¿Dormir más mulliditos dentro del domo? En fin, supongo que menos da una piedra - comenta, meneando la cabeza.
Por curiosidad la toca y la desenrolla un poco, esperando que al menos sea suave y que tenga un patrón bonito. También echa un vistazo a las pociones, preguntándose si serán de curación. Si tienen un aspecto y huelen de forma similar a otras pociones que hayan tenido en el pasado, quizás puedan saber qué hacer. Luego, fijándose en el anillo, comenta:
- No tenemos forma de identificar qué hacen este anillo y los objetos que recogimos en el semi-plano de aire. Pero tengo la sensación de que deberíamos usarlos, quizás tengan cualidades que nos ayuden a sobrevivir mejor en los semi-planos. Por ejemplo, esa lanza, ¿no os iría bien a alguno de los dos? - dice mirando a Rolthos y Vraak - ¿Y el cinturón de ese gigante, no te irá bien a tí, Julian? Quizás te de algo de protección. Luego tenemos estas botas y el anillo. ¿Quieres probar algo de esto, Jen? A mí me pican la curiosidad las botas, quizás compensen los brazales que perdí gracias a nuestro amigo el dragón blanco - añade, encogiéndose de hombros - Y por último tenemos el mandoble, pero no puede ser mejor que tu espadón, ¿no, Cruços?
Julian acepta el cinturon de buena gana -De acuerdo. Gracias Nessa.-
-uh? Pero... -Jen pestañea estupefacte, mirando de nuevo al cofre... Seguro que se habia imaginado eso -No habia algo vivo? Uy, mira que como sean polillas me muero, que me dan mucho asco- Le barde se asoma al cofre inspeccionandolo -hummmmmm-
Aprovechando que Nessa ha tocado ya la alfombra, Jen tambien se acerca y termina de desenrollarla pensando "que no sea un nido de polillas que no sea un nido de polillas que no sea..."
Al terminar de desenrrollar la alfombra entre Jen y Nessa ven que, en efecto, tiene un patrón realmente elegante y bonito y parece de gran calidad.
- Po... polillas?!?! - dice una voz temblorosa mientras les dos amigues sienten un escalofrío recorrer toda la alfombra. - Noooo... por favor no.... si algo me da pánico son las polillas!! no por favor os lo suplico ayuda... -
La ranger suelta su extremo de la alfombra del susto y da un paso hacia atrás:
- ¡Jod...¡ ¿La alfombra ha hablado? - mira estupefacta a Jen y luego a Oswald, como pidiendo al más sabio del grupo una explicación - ¡Oswald, esa alfombra acaba de hablar!
Luego mira de nuevo a la alfombra:
- Perdona pero ... ¿quién eres y cómo has acabado aquí?
Lo de "¿y cómo es que puedes hablar?" se lo guarda para sí misma.
Rolthos había estado observando la gran cantidad de objetos que habían saqueado cuando de pronto se tensó en respuesta a las palabras de la alfombra. Tan solo después de que todo el mundo se hubiese relajado tras la sorpresa, respiro más tranquilo apoyando el metálico mango de su negro glaive sobre el suelo. Como siempre era el más lento en reaccionar de sus compañeros. Apartó la idea para fijar su atención en la alfombra parlante. Muy apropiada para la tematica de una effretti... quizás estuviesen relacionados con Shideh, pensó.
- Nosotros somos Los halcones Errantes y no tienes nada que temer de nosotros. También odiamos los insectos, el fuego y las manchas de té.
-Ah!- Jen tambien da un brinco, pero luego trata de recomponerse "El calor me está afectando, seguro, esa alfombra acaba de hablar, mi madre"- No, nooooo!~ No hay polillas aqui, pfff que tonteria!- dice con voz aguda.
(Detras de elle Julian levanta un dedo como para decir algo pero Cruços le niega con la cabeza)
-Ay que modales. Me llamo Jen, y esta es Nessa- Se señala a si misme y luego a la cazadora cuando Nesaa le pregunta quien es y como ha acabado ahí. Jen tambien se muere por curiosidad. Se han encontrado con monstruos y alimañas en sus aventuras... Pero esto si que era marciano.
-Oh... oh... no hay polillas menos mal... Mi... mi nombre es Casper... yo... no estoy muy seguro de cómo llegué aquí. Los gigantes me metieron en esa horrible caja - su voz tiembla de miedo - tan... tan oscuro... tan cerrado... me da miedo la oscuridad... las manchas de té... se pueden limpiar - dice refiriéndose al comentario de Rolthos - pero no la oscuridad... es... terrible... -
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La ranger permanecería eternamente en ese abrazo, pero la realidad llama a sus puertas. Dándole un tierno beso en los labios, se separa de Vraak y mientras espera a que Jen convoque su domo, se acerca a Oswald Glimfeather Tercero.
- Esa gema ... ¿es la del semi-plano de tierra?
Saca entonces de su macuto el abrigo que llevó puesto en el semi-plano de aire y con cuidado de no tocar la gema, la envuelve en el mismo y la guarda.
- Dos de cuatro - musita. Habían avanzado, pero quedaba tanto por hacer todavía. Días que parecían años encerrados en aquel lugar, y siempre al límite de perecer y quedar sepultados en el olvido de los semi-planos elementales.
Nessa ve que Rolthos mira con interés los cadáveres.
- ¿Quieres investigarlos? ¿Te ayudo?
Mientras dice eso, coge su espada del costado de la caída reina y toca alguno de los cadáveres con la punta, comprobando que ya es seguro tocarlos con las manos desnudas.
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Vaark se queda unos segundos inmovil, sorprendido por el beso de Nessa pero parece realmente encantado mientras ayuda a la ranger y al paladin a registrar a los gigantes y sus bolsas.
En ellas encuentran varias monedas de oro, plata, cobre y hasta platino. Nada exagerado pero entre todos consiguen una cantidad considerable. Entre los objetos encuentran un peine casi tan grande como Jen para las igneas barbas. Un esquema de cómo forjar un escudo como los que portaban los gigantes que les tendieron la emboscada, una jarra de metal de casi un metro de alto y una hermosa flor hecha de cristal cuidadosamente envuelta en una piel de carnero.
Jen invoca su mágico domo en la esquina del salón del trono más alejada de los cadáveres y todos se refugian en él rápidamente, llevando al inconsciente Cruços al interior. Comparten una frugal cena y, agotados, apenas extienden sus mantas para tenderse y dormir sin fuerzas para hablar o reflexionar.
Rolthos, tras quitarse su armadura, apoya la espalda contra la pared del domo, cerca del yaciente Cruços y no dice nada cuando ve que Vraak y Nessa se abrazan antes de caer dormidos.
Incluso Oswald Glimfeather Tercero parece cansado y taciturno. Camina hasta el lado del joven paladin y le asegura que él permanecerá de guardia que descanse. Rolthos, pese a aguradar aún unos minutos más, se queda dormido en esa postura, con la mano cerca de su fiel glaive.
Varias horas después Jen es le primere en abrir los ojos. Sobresaltade, soñando que un gigante le parisionaba el pecho y no podía respirar. En sueños, Julian se ha movido, o quizá haya sido le barde, y lo dos están formando una cruz y Jen tiene que escurrirse de debajo del peso de una pierna del joven médico. Preocupade por el más herido de sus amigos, comprueba que Cruços este bien y observa con cierto estupor que la terrible herida del cazador se ha cerrado y curado por completo, como si nunca hubiera existido. ¿Serìa por su naturaleza licántropa? ¿Por el amuleto que portaba para evitar que muriera? o quizá, a Jen le recorrió un escalofrio, ¿Tenía aquella espada demoníaca algún poder que desconocían? Y de ser asi ¿Qué consecuencias podría tener en el alma de su amigo?
Pero todas aquellas cuestiones se diluyeron momentáneamente cuando su mirada se posó en los entrelazados Nessa y Vraak. La ranger dormía con la cabeza apoyada en el pecho del semi-orco y él abrazaba protectoramente a la ranger con ambos brazos. La expresión de paz de Nessa enterneció el corazón de Jen y al ver a Julian, dormir, literalmente, a pierna suelta, decidió dejarles dormir un poco más. Acomodó a Rolthos, que se había quedado dormido semi-sentado y tenía el cuello un poco retorcido. Tumbándose al lado de Julian de pronto se da cuenta de algo más.
Oswald Glimfeather Tercero no está en el domo.
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Jen se incorpora y mira alrededor buscando rastro del buho, que si no está en el domo, estará fuera. Y si todos sus compañeros estaban aquí, Oswald estaba solo. "Mira no puedo más con esto" piensa, pasándose la mano por la cara "ugh, Oswald por los dioses... Si no te mata alguien aquí, te mato yo, y cenamos pollo" piensa de forma malhumorada. Las magulladuras, el cansancio, la batalla... Jen no tenia el género para farolillos. Y frotandose los ojos intenta vislumbrar a ver si su emplumado amigo está en algún lugar fuera del domo. "Muy lejor no habrá podido ir... Con ese ala malherida sería terriblemente doloroso, si no imposible, volar".
Jen no consigue vislumbrar al parlachín buhó en la sala del trono. Si se ha ido, ya no está en la sala.
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-Yo es que me cago en mi raza- gruñe le barde. Luego inspira hondo para no ponerse a gritar ahi mismo.
Alarga la mano para zarandear a Rolthos, pero en el ultimo momento se recoge, cuando el paladín hace un pequeño giro de cuello en sueños, y un quejido de dolor abandona su garganta. Manteniendo la respiración, Jen mira a su alrededor. Cruços está magullado, a Nessa le cuesta respirar, y Julian tiene un moretón en la mejilla del impacto de un escudo. Incluso elle misme se notaba exhauste.
-Mierda, Oswald. Pollo de los....- Sisea entre dientes.
-Uh...?- Julian se medio despierta y Jen le acaricia el pelo intentando que vuelva a dormirse -Sshh... Nada querido.-
Julian se da la vuelta con un "hmm", y jen aprovecha para recolocarse. El agotamiento no tarda en volver a sumirle en la oscuridad
Jen duda si debe despertar a sus compañeros o no. Se plantea si abandonar el domo elle sole, sabiendo que dejaría a sus amigos sin la protección mágica que este les brinda, pero aún descansando mientras elle va en busca del desaparecido búho. Se recuesta mientras sopesa todas las opciones pero finalmente, el agotamiento tanto mental como emocional y físico hace que, misericordiosamente vuelva a conciliar el sueño. Su último pensamiento es "Cómo no vamos a estar agotados, si hemos tomado al asalto una maldita fortaleza de gigantes..."
Cuando, horas después, los compañeros comienzan a despertar, un perfectamente sano Oswald Glimfeather Tercero, salvo por su aún herida ala, está dentro del domo y les da los buenos días.
- Buenos días, buenos días. Espero que estéis mucho más recuperados. Como sé que no tenemos mucho tiempo que perder me he tomado la libertad de ir a buscar a Idab, nuestra embarcación y hemos aprovechado para reunir todo aquello que hemos hallado de utilidad - dice haciendo un gesto con su ala buena e indicando al grupo que mire en aquella dirección.
Efectivamente, allí está Idab, custodiando dos cofres, una jabalina, y el descanso de los Halcones.
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El día anterior había hecho tanta mella en Nessa que prácticamente se durmió en cuanto apoyó la cabeza en el pecho de Vraak. Una vaga sensación de sus dedos acariciándole el pelo dio paso al descanso que tanto necesitaba. En sueños sintió que volaba, como aquella vez que había visitado fugazmente el plano espiritual para recorrer el cielo con Águila, persiguiendo una presa que no iba a tener opción de escapatoria. Nunca antes había sentido tanta libertad como en aquél momento. El cielo era suyo y podía recorrerlo a placer con la majestuosidad que correspondía a una criatura como ella.
Sin embargo, al recuperar la consciencia la realidad le ofreció algo muy diferente. En su interior había esperado que la promesa de Embergrey se cumpliese durante aquel descanso, pero parecía que aún no era el momento. Suspiró largamente y volvió a cerrar los ojos. No podía negar que estaba decepcionada, pero tampoco quería que aquello empañara la sensación de despertarse junto al semi-orco, por lo que trató de ignorar aquel pensamiento y simplemente se quedó tumbada a su lado un rato más.
Cuando el resto de los compañeros se fueron despertando y el trajín dentro del domo impidó que remoloneara durante más tiempo, Nessa se apretujó un poquito más y sonrió a Vraak con dulzura.
- No me importaría despertarme así todos los días... - le susuró.
Al ir a incorporarse, sin embargo se dio cuenta de que, en realidad, algo sí que había cambiado. Quizás no se había dado cuenta inicialmente por tener los músculos aún fríos y dormidos. ¡Pero ahí estaba! Donde antes faltaba el brazo hasta el hombro, ahora había crecido hasta el codo. Aún no era funcional, aún faltaba la parte que le iba a dar toda la movilidad que había hechado en falta, pero ver esto le infundió unas esperanzas que ya había dado por perdidas.
- Dioses. Oh dioses... ¡Está funcionando! - fue todo lo que pudo decir mientras sus ojos lagrimeaban de la emoción y miraba a sus compañeros con una sonrisa en los labios.
Una vez en pie, tras comprobar que tanto Rolthos como Cruços estaban en buenas condiciones, Nessa respondió a Oswald. No quería restar importancia a lo que habían hecho tanto él como Idab, pero no estaba del todo a gusto sabiendo que Oswald se había ido sin más.
- Oswald, deberías habernos avisado a alguno. Ya sabes que solemos montar guardia aunque descansemos en el domo. Si me llego a despertar en medio de la noche y veo que no estás me habrían dado los siete males. Pero en fin, ¿qué habéis encontrado? - dice acercandose a los cofres con curiosidad y mirando lo que contienen.
Finalmente se dirige a Idab:
- ¿Todo bien en tu lado? ¿Algo digno de mención? Disculpa que parásemos a descansar durante tanto tiempo sin avisarte, pero el combate nos dejó bastante malheridos.
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- ¿Incluso con mis ronquidos? - bromea Vraak devolviendo la sonrisa a Nessa.
- Sé que os habríais preocupado - contesta Oswald Glimfeather Tercero - pero decidí arriesgarme pese a todo, y no quise contaros mis planes ya que realmente necesitábais el descanso. Soy muy pequeño para este lugar y para los gigantes - parece intentar bromear el normalmente serio búho - ni siquiera me hubieran visto de haber quedado alguno escondido. Pero conociendo sus estrategias y viendo que se habían parapetado aquí al percibir que estaban siendo atacados, el que algunos nos lanzaran grandes espetos en lugar de lanzas y que la cocina está por allí - señala con el ala buena una puerta lateral - que fue por donde nos rodearon... la conclusión lógica es que todos los gigantes restantes estaban aquí y pensaban que estábamos atacando su fortaleza en nombre de Shidhe... la paranoia y desconfianza les hace llegar a conclusiones... -
Idab parece sorprendido de las palabras de Nessa, sin saber muy bien como responder.
- No tienes que disculparte. Lo que habéis conseguido es... aún no doy crédito. No creo que Shidhe os perdone por lo que hicisteis con el Fénix pero desde luego le habéis librado de una molestia mayor de lo que ella está dispuesta a admitir. Sin duda podríamos haber acabado con ellos hace tiempo, pero las bajas habrían sido excesivas para nosotros, al menos mientras las puertas estuvieran cerradas y no pudieramos reponer nuestras fuerzas. - explica la salamandra.
Observando los tesoros encontrados por Idan y Oswald Glimfeather Tercero, Nessa encuentra una jabalina apoyada en uno de los cofres. De estos, uno parece contener monedas, Idab le confirma que ha ido guardando tanto dinero y gemas como ha podido encontrar. Hay un pequeño brasero que Oswald Glimfeather Tercero asegura que podrá invocar elementales de fuego una vez que las Puertas estén abiertas, Lo único que no han podido conseguir encontrar es la llave del otro cofre.
- También encontramos esto - dice Idab mostrando un gran cinturón de acero negro y plata con un rubi engarzado en el centro. - Lo llevaba puesto aquel gigante - dice señalando al portador de escudos que debía ser el Príncipe de los gigantes que cayó bajo el arma del Paladín.
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-Hm bueno yo podría abrir ese otro cofre- Comenta jen mostrando su llave negra, y encogiendose un poco ante Idab. Aun le daba reparo haber puesto patas arriba la vida de la salamandra, que en realidad les habia ayudado mucho -Lo siento-
Idab observó a Jen desde lo alto de sus casi tres metros de envergadura, era dificil interpretar su lenguaje corporal pero parecía... sorprendido.
- Creo que yo... debo estarte agradecido en el fondo. Cuando pague mi deuda contigo seré libre... aunque nunca me hábia planteado algo asi... -
Tras dirigir una mirada reprobatoria a Oswald Glimfeather Tercero, Jen intenta abrir el cofre con su llave pero esta vez no parece encajar. Al parecer su magia debe renovarse antes de poder ser utilizada de nuevo, o bien se ha agotado tras romper el poderoso encantamiento que mantenía enjaulado al Fénix.
No quedando más opción Nessa se dispone a inutilizar el mecanismo que activa la trampa. Pide ayuda a Jen y entre les dos Nessa intruduce un pequeño trozo de metal entre la cerradura y la tapa que debería mantener la presión en el mecanismo y evitar que este salte cuando, al abrir la tapa, esta deje de hacer fuerza sobre la trampa.
No está muy segura de que sea su mejor trabajo pero cree que debería bastar.
Tanto Jen como Nessa, mientras están trabajando en el cofre, sienten que algo se mueve en su interior. Se miran extrañadas pues no han movido el cofre para que nada que estuviera suelto en su interior se deslizara por su propio peso. Sea lo que sea, se ha movido solo.
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Nessa, que ya estaba a punto de insertar la ganzúa en la cerradura, se queda congelada a medio camino. Mira estupefacta a Jen. Luego al cofre. Luego al resto.
- ¿Qué demonios? Algo se ha movido dentro - dice.
Pega un golpecito en el cofre a ver si lo que sea que hay dentro responde, pero no sucede nada. Luego acerca la oreja para ver si escucha algo. ¿Podría ser un animal? ¿Quizás pueda distinguir algo como un raspar de garras contra la madera del cofre? ¿O puede ser un humanoide? En ese caso debería sonar algo muy distinto. Está concentrándose en esto, cuando de repente...
- ¡AAAAAAAAAAAAAAACHÚS! - Vraak estornunda con tal intensidad que casi hace reverberar toda la sala del trono. Nessa se vuelve con el ceño fruncido y se lleva el índice a los labios, pidiendo silencio - Ups, perdón.
"Chico, qué potencia", piensa la ranger mientras se vuelve a Jen. También le hace un hueco a Rolthos para que se acerque:
- ¿Escucháis algo vosotros? Me pregunto si es algún animal, o humanoide. Rolthos, ¿puedes sentir si hay algo maligno ahí dentro?
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Tras el descanso Rolthos parecía haber mejorado algo su humor. Habían sobrevivido, recuperado la gema, el brazo de Nessa crecía y la protección del Fénix parecía que duraría hasta salir de aquí el plano.
Se paseo curioso entre el botín, cogiendo y observando los objetos que tras una mirada al grupo dejaba en donde los había encontrado. A la llamada de Nessa acudió hacia el cofre... - ¿Algo se mueve en el interior? Déjame... - Dijo mientras se concentraba para percibir el mal... Aunque evitaba mirara a Cruços y su apocalíptica espada. Lo examinó también sin ver nada extraño, luego pareció pensar una ocurrencia...
- Si hay algo vivo en el cofre habrá que tener cuidado... Lo mismo es algo peligroso... ¿Quizás sea bueno dejarlo en el interior, demasiados combates y estante ya? - Dijo guiñando un ojo a Nessa... Si había algo inteligente lo mismo reaccionaba
Zevatur, Rolthos
Nada parecía indicar que hubiera algo vivo en el interior del cofre. Vraak apuntó algo obvio, cualquier cosa viva encerrada en ese arcón hermético, que no presentaba fracturas ni agujeros, posiblemente habría muerto de axfisia hacia mucho tiempo, además ¿quién encerraría a alguien en un cofre teniendo una fortaleza con celdas a su dispoición?
- La cuestión es si lo vamos a abrir o no - comenta Julian.
Finalmente deciden abrirlo, teniendo la precaución de alejarse un poco en caso de que la trampa aún esté activa, el resto observa como Nessa, con gran habilidad maneja las ganzuas con una mano y consigue abrir la cerradura. Aguantando la respiración, abre el cofre y se detiene cuando apenas ha abierto un par de centímetros. Llama a Jen la cual le ayuda a sujetar la tapa mientras se encarga de una parte de la trampa que no podía haber visto antes, un pequeño hilo que la haría saltar además de la falta de presión de la parte superior. Nessa no dejó de sorprenderse de la habilidad de las trampas pues aunque para ellos eran cofres de tamaño considerable para los gigantes no serían más que pequeños joyeros.
Ahora si, libres de trampas, miraron en el interior y vieron varios objetos, pero nada vivo ni ningún cadaver.
Enrollada y pegada al fondo del baúl había una alfombra. En el interior también había tres pociones y un anillo.
Jen no estaba segure, pero juraría que, al abrir del todo el cofre, había escuchado un quedo suspiro de alivio del interior.
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Nessa vuelve a sorprenderse una vez más de la habilidad que de la que hasta ahora era su mano mala.
- No está mal para ser diestra... - comenta para sí misma, antes de centrarse en examinar el contenido del cofre. Una vez vistos dice - ¿Pero qué? ¿Una alfombra? Pero por qué tendrían esto tan bien guardado. ¿Y qué hacemos con esto ahora? ¿Dormir más mulliditos dentro del domo? En fin, supongo que menos da una piedra - comenta, meneando la cabeza.
Por curiosidad la toca y la desenrolla un poco, esperando que al menos sea suave y que tenga un patrón bonito. También echa un vistazo a las pociones, preguntándose si serán de curación. Si tienen un aspecto y huelen de forma similar a otras pociones que hayan tenido en el pasado, quizás puedan saber qué hacer. Luego, fijándose en el anillo, comenta:
- No tenemos forma de identificar qué hacen este anillo y los objetos que recogimos en el semi-plano de aire. Pero tengo la sensación de que deberíamos usarlos, quizás tengan cualidades que nos ayuden a sobrevivir mejor en los semi-planos. Por ejemplo, esa lanza, ¿no os iría bien a alguno de los dos? - dice mirando a Rolthos y Vraak - ¿Y el cinturón de ese gigante, no te irá bien a tí, Julian? Quizás te de algo de protección. Luego tenemos estas botas y el anillo. ¿Quieres probar algo de esto, Jen? A mí me pican la curiosidad las botas, quizás compensen los brazales que perdí gracias a nuestro amigo el dragón blanco - añade, encogiéndose de hombros - Y por último tenemos el mandoble, pero no puede ser mejor que tu espadón, ¿no, Cruços?
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Julian acepta el cinturon de buena gana -De acuerdo. Gracias Nessa.-
-uh? Pero... -Jen pestañea estupefacte, mirando de nuevo al cofre... Seguro que se habia imaginado eso -No habia algo vivo? Uy, mira que como sean polillas me muero, que me dan mucho asco- Le barde se asoma al cofre inspeccionandolo -hummmmmm-
Aprovechando que Nessa ha tocado ya la alfombra, Jen tambien se acerca y termina de desenrollarla pensando "que no sea un nido de polillas que no sea un nido de polillas que no sea..."
Al terminar de desenrrollar la alfombra entre Jen y Nessa ven que, en efecto, tiene un patrón realmente elegante y bonito y parece de gran calidad.
- Po... polillas?!?! - dice una voz temblorosa mientras les dos amigues sienten un escalofrío recorrer toda la alfombra. - Noooo... por favor no.... si algo me da pánico son las polillas!! no por favor os lo suplico ayuda... -
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La ranger suelta su extremo de la alfombra del susto y da un paso hacia atrás:
- ¡Jod...¡ ¿La alfombra ha hablado? - mira estupefacta a Jen y luego a Oswald, como pidiendo al más sabio del grupo una explicación - ¡Oswald, esa alfombra acaba de hablar!
Luego mira de nuevo a la alfombra:
- Perdona pero ... ¿quién eres y cómo has acabado aquí?
Lo de "¿y cómo es que puedes hablar?" se lo guarda para sí misma.
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Rolthos había estado observando la gran cantidad de objetos que habían saqueado cuando de pronto se tensó en respuesta a las palabras de la alfombra. Tan solo después de que todo el mundo se hubiese relajado tras la sorpresa, respiro más tranquilo apoyando el metálico mango de su negro glaive sobre el suelo. Como siempre era el más lento en reaccionar de sus compañeros. Apartó la idea para fijar su atención en la alfombra parlante. Muy apropiada para la tematica de una effretti... quizás estuviesen relacionados con Shideh, pensó.
- Nosotros somos Los halcones Errantes y no tienes nada que temer de nosotros. También odiamos los insectos, el fuego y las manchas de té.
Zevatur, Rolthos
-Ah!- Jen tambien da un brinco, pero luego trata de recomponerse "El calor me está afectando, seguro, esa alfombra acaba de hablar, mi madre"- No, nooooo!~ No hay polillas aqui, pfff que tonteria!- dice con voz aguda.
(Detras de elle Julian levanta un dedo como para decir algo pero Cruços le niega con la cabeza)
-Ay que modales. Me llamo Jen, y esta es Nessa- Se señala a si misme y luego a la cazadora cuando Nesaa le pregunta quien es y como ha acabado ahí. Jen tambien se muere por curiosidad. Se han encontrado con monstruos y alimañas en sus aventuras... Pero esto si que era marciano.
-Oh... oh... no hay polillas menos mal... Mi... mi nombre es Casper... yo... no estoy muy seguro de cómo llegué aquí. Los gigantes me metieron en esa horrible caja - su voz tiembla de miedo - tan... tan oscuro... tan cerrado... me da miedo la oscuridad... las manchas de té... se pueden limpiar - dice refiriéndose al comentario de Rolthos - pero no la oscuridad... es... terrible... -
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