- Oh... No. No la conocía tanto y sus actos no son dignos ni de encomio ni de ceremonia. Pongo en duda que mereciese ser ejecutada pero repruebo su comportamiento - Con el semblante un poco más serio concluye. - El asunto que me lleva a la capilla es que debo jurar mis votos de paladín de Mayaheine. Me siento preparado y tengo decidido que camino seguiré.
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Cruços escucha toda la conversación, pero aún queda una duda que esclarecer que le mantiene inquieto. Alguien les estuvo siguiendo y atacó al viejo Pot, alguien que seguro van a encontrarse de nuevo... O tal vez lo tienen enfrente durante todo este tiempo:
- Xan'drila, una última cuestión antes ponernos en marcha. ¿Exactamente, desde que momento nos sigues?
Tiro insight de antemano, por si acaso no me creo lo que me cuenta... Si intuyo que miente, es probable que lo siguiente lo edite, si no se quedará como está.
- No puedo negar que verte sermoneando a la plebe es un espectáculo que no quiero perderme, pero antes me gustaría dar un paso por esta mi antigua ciudad. Necesito reconciliarme con este suelo a solas. Espero poder incorporarme antes de que termines la homilía.
Dicho esto, Cruços terminará de comer, dejará que Nessa pague la cuenta de la bolsa de Eleanna que aún conserva y saldrá a la calle.
Enarco una ceja pensando “¿volverá o acabará otra vez durmiendo la mona en un calabozo?”.
Pero vuelvo la atención rápidamente a la mesa: “En fin, tampoco estoy yo para decir nada después lo de Eleanna.”
En cualquier caso, lo que ha dicho Cruços sobre estar un tiempo a solas suena muy bien. Necesario incluso. “Me vendría bien meditar sobre todo lo que ha ido sucediendo. Qué ganas tengo de ese baño, maldita sea”.
- ¿Seguiros? ¿ A vosotros? - casi parece divertida por la idea - Como ya he dicho - su tono de voz es como el de una madre que explica por enésima vez una cosa muy obvia a su retoño - mi presa son los Gloomwood y es a quienes investigaba y seguía. Os ví por primera vez al entrar en la finca, cuando yo misma me dirigía allí a acabar con Trevor. Cuando te vi entrar con Eleanna en la cripta supuse que necesitarías mi ayuda y también creía que los demás serían capaces de encargarse de unos zombies y el wight, sobretodo teniendo entre ellos a un paladín y una clérigo de Raven Queen. - dice mirando a los demás. Se encoge de hombros y se apoya en el respaldo de su silla - Supongo que todos cometemos errores... - añade. No os queda claro si se refiere a vosotros por no acabar con los zombies o a ella misma valorando vuestras habilidades.
- Insisto - añade - si tenéis algo de información sobre los Gloomwood o Zalphiros, del cual parece que sabéis algo, os agradeceré que la compartáis. Toda ayuda en acabar con este peligro es bienvenida. -
Cuando Rolthos habla sobre su ceremonia añade, mirándole a los ojos y con mucha seriedad. Todo rastro de condescendencia desaparecido de su tono de voz.
- Me honras Paladin. Será un honor ser testigo de tal ceremonia. -
Al levantarse Cruços le dice
- Procura no perderte ni meterte en ninguna cripta esta vez. Aunque la Orden de Lycan lleve siglos desaparecida te ayudaré y guiaré en lo que pueda con mis habilidades y recuerdos. Hice buenos amigos entre ellos y pasé tiempo con tus predecesores en ese duro camino que los dioses han puesto frente a ti -
Con su apetito saciado, quizá en demasía pues aún no ha llegado la hora de comer, pero apenas probaron bocado el día anterior, los compañeros abandonan la Posada del Dragón Verde y vuelven a caminar por las calles de la ciudad, envueltas en su habitual ajetreo, y vuelven a acceder al más tranquilo y arbolado distrito donde se alojan la mayoría de los templos.
Rolthos les guía por detrás de las altas cúpulas del templo de Lathander, con sus grandes vidrieras mirando al este, y llegan hasta el más modesto pero hermoso templo de Mayaheine, que se encuentra en el mismo terreno delimitado por unos grandes robles que el de Lathander.
Frente a las puertas del mismo hay una estatua de una mujer alta, envuelta en una armadura completa, con un arco largo y un carcaj en su espalda y con ambas manos sobre el pomo de una espada bastarda que apoya en el pedestal frente a ella. Rolthos hace una pequeña reverencia a la estatua que representa a su diosa y guía al resto hacia el templo.
En las dobles puertas de madera está hábilmente grabado el mismo símbolo que adorna con orgullo la librea de Rolthos, una espada mirando hacia abajo, como la que porta la estatua, con una V a cada lado.
Rolthos abre la puerta sin mucho esfuerzo para franquear el paso a sus compañeros. En el interior encuentran un templo sin bancos y apenas adornos, bastante espartano, con un sobrio altar en la otra parte del edificio y un gran tapiz adornando la pared opuesta a ellos con una imagen de la misma mujer alta que han visto en la estatua. Ahora pueden apreciar que la armadura de placas que lleva es plateada, sus cabellos dorados y unos profundos ojos azules.
La luz entra por varios ventanales alargados sin apenas decoración y de un rosetón central que está sobre la puerta que acaban de cruzar, que al igual que el templo de Lathander mira hacia el este.
Desde la entrada no pueden ver las puertas que, a derecha e izquierda casi al final de la estancia, llevan hacia otras dependencias.
Arrodillado frente al altar los compañeros ven a un hombre vistiendo una armadura muy parecida a la de la imagen arrodillado, al parecer rezando. Al escucharles se levanta y gira, y pueden ver que su rostro moreno está cruzado por arrugas pero sus ojos verdes aún brillan con energía. Lleva su canoso pelo suelto sobre los hombros y una recortada barba blanca adorna su cara.
Ser Lindal Greydragon, Gran Maestre de Mayaheine sonríe al reconocer a Rolthos entre los que acaban de entrar en su templo.
Al acercarse este le hace un saludo marcial, cruzando su brazo derecho sobre su pecho y dejando su puño a la altura de su corazón, inclinando levemente la cabeza.
- Rolthos. Me alegro de verte en esta mañana - dice. Aunque en su tono se nota que puede ver la cara de preocupación de uno de los miembros más jóvenes de su orden. - ¿Qué puedo hacer por ti y tus acompañantes? - dice pasando la mirada por el resto del grupo y deteniéndose al ver a la elfa que os ha acompañado. Sus ojos se abren un poco al reconocerla y la saluda.
- Mi señora... - dice inclinando la cabeza un poco más que cuando ha saludado a Rolthos en señal de respeto.
- Mylord - responde ella con un saludo similar.
Ser Lindal se vuelve a Rolthos con una mirada interrogante.
Rolthos alza una ceja sorprendido por el repentino cambio de actitud de la elfa y asiente educadamente. - Os agradezco a todos vuestro apoyo y será un honor contar con vosotros en la ceremonia. – Dice mirando agradecido a sus compañeros.
- La ceremonia será algo más íntimo. Entiendo que necesitéis tiempo para reconectar. habéis sufrido… cambios esenciales. Pero amigo Crucos, si podéis llegar será un honor contar con vuestra presencia, si no, no os preocupéis.
Antes de salir hacia el templo Rolthos se dirige hacia el posadero con el que intercambia unas breves palabras. El posadero asiente y señala a un mozo que merodea ocioso en el dintel de la puerta de la posada. Después, tras adentrarse en la trastienda, le proporciona a Rolthos unos pequeños trozos de papel amarillento y una pluma con los que Rolthos parece escribir unas misivas.
“Esta mañana realizare mi juramento como paladín de Mayaheine en la capilla del distrito de los templos. Sé que es algo repentino, pero las circunstancias me apremian. Si podéis acudir me honrareis con vuestra presencia, padre. Rolthos.”
Mando una misiva a los miembros de mi familia (Harknoss Sharntle, Daria Greenfoot, Roldria Sharntle, Ranck Sharntle), le digo al chaval que Rolthos Sharntle les manda una misiva importante. Por si alguno quiere y puede acudir. ¡Más pnj para que mates, raptes o conviertas en traidores! jaja
El chaval asiente y sonríe al recibir en su sucia mano 5 monedas de plata, los papeles doblados y la promesa de otras 5 cuando cumpla con su cometido.
De camino a la capilla Rolthos parece especialmente silencioso, absorto, quizás meditando sobre la importancia de la ceremonia que está a punto de tener lugar.
Gran Maestre. - Dice repitiendo el saludo marcial e inclinando la cabeza en señal de respeto. - Conocéis a Xandrila?
Despues de las presentaciones concuye explicando el motivo de su visita. - Se que apenas han pasado unas horas desde que completé mi entrenamiento, pero he tenido un periodo muy intenso y en este tiempo he encontrado la claridad de mente para determinar mi guía. Me gustaría realizar mi juramento como paladín.
- Lady Fel'Talya ha sido una ayuda de nuestra orden en numerosas ocasiones - contesta el Gran Maestre al joven recluta. La leve sonrisa que se dibuja en la comisura de los labios de él y en los ojos de ella les indica a más de uno que ambos han compartido más de una aventura como la que han pasado ellos la última noche y han vivido para contarlo. Pese a no tener tantas historias a sus espaldas como ellos dos, todos comienzan a reconocer esos pequeños gestos de camadería que nacen en las más desesperadas situaciones y en las que pones, literalmente, tu vida en las manos de tus compañeros.
Ante las palabras de Rolthos Ser Greydragon adopta un gesto serio y algo preocupado.
- ¿Estas seguro joven Sharntle ? Esta decisión marcará el resto de tu carrera -
Al volver a asentir Rolthos el Gran Maestre asiente y le señala una de las puertas.
- Ve pues a prepararte. Una vez hayas acabado tus libaciones realizaremos la ceremonia bajo la bendición de Mayaheine. - mira a Xan'drila - No podias haber elegido mejor madrina para tu ceremonia - añade.
Se gira hacia el resto.
- Por favor tomad asiento - les indica unos bancos de madera que están pegados a las paredes y que permanecen en la penumbra. - No tardaremos mucho en prepararnos - levanta una mano y un par de figuras, una semi-elfa y un enano que estaban quietos en la penumbra, enfundados en armaduras, se acercan.
- Por favor prepara todo - le dice a la semi-elfa la cual saluda y con una mirada de refilón al grupo se pierde por la puerta contraria por la que se ha ido Rolthos.
- Si necesitais algo - les dice a los demás - no dudéis en pedírselo a Bwelin - el enano les saluda formalmente - Disculpadme debo prepararme yo también. Mylady... -
Y se va por la misma puerta que se ha ido la semi-elfa.
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Aún en la posada...
Me sorprendo un poco ante la reacción, en mi opinión desmedida, de Xan'drila. Cruços sólo le ha preguntado cuánto tiempo lleva siguiéndonos, y es una duda bastante razonable, especialmente con todo lo que nos ha pasado y su oportuna aparición.
Hasta ahora, la había tratado con mi habitual distancia por tratarse de una completa desconocida, aunque con un cierto respeto y agradecimiento, puesto que luchó y sangró a nuestro lado. Pero una cosa es esa, y otra muy distinta, que nos tache de inútiles, por muy capaz y fuerte que sea.
Insight a nuestra encantadora elfa: 18
Mierda de pifiote!!!!!!!!! Pero vamos, en resumen, que ahora mismo la Sandrita no me cae muy bien vale?? xD
En el templo de Mayaheine...
Pocos sitios puede haber en los que me sienta menos cómoda que en un templo. Aunque respeto a los creyentes y, especialmente, las capacidades que pueden otorgar los dioses a sus más fieles seguidores, son asuntos que considero muy alejados de mí. Aún así, por respeto a Rolthos y, especialmente, para no trastocar aún más una alianza que ya he desbaratado bastante, haré todo lo posible por no dejar entrever mi opinión.
A pesar de todo esto, cuando el gran maestre se gira hacia nosotros, no puedo evitar sentir una cierta oleada de respeto. Parece un hombre digno de ... admiración. Sus palabras acerca de Xan'drila me hacen de nuevo pensar que ella es también digna de respeto, aunque no se me quitará tan fácilmente la mala sensación que me ha dejado previamente en la posada.
Por lo demás, me siento en el banco que me indican y espero a que comience la ceremonia.
Por cierto, nadie ha dicho nada acerca de dejar nuestras armas en la posada, así que entiendo que estamos armados hasta los dientes.
Las densas paredes de piedra recubiertas de sobrios telares y el angosto pasadizo sellado por una pesada puerta de madera aíslan a Rolthos del exterior. Tan solo oye su propia respiración acompañando al ocasional leve roce de metal y tela al moverse. Arrodillado frente a la imagen de Mayaheine repite la letanía que tantas veces ha repetido, pero esta vez, consciente del paso que está a punto de realizar, las palabras parecen más pesadas, cargadas de más significado.
Aunque lo ha estado ocultando, incluso a si mismo, la traición de Eleanna le ha afectado profundamente. La concentración en las libaciones se debilita al pensar como Eleanna, ahora, y Yigia, antes, fueron corrompidas por agentes del mal. El deseo de venganza ante aquellos que corrompen lo inocente hace que su mandíbula se cierre con rabia y en sus ojos brille, intenso, el odio.
Muerte.
Muerte y destrucción a aquellos que corrompen lo inocente.
Muerte, destruccion y ruina a aquellos que causan desgracias en este mundo.
Muerte, destrucción, ruina y perdición a aquellos que hacen de este mundo un lugar peor en el que vivir.
Al acabar las libaciones en su mirada arde aún con furia el odio ... Pero al levantarse, de forma repentina, recuerda con cierta amargura y frustración la muerte de Eleanna. En un instante la posibilidad de redención le fue arrebatada. La muerte y su destruccion acabaron con esa posibilidad.
Y quieto, de pie, frente a la imagen de Mayaheine, duda.
Muerte y destrucción no pueden ser siempre la respuesta. - Mayaheine, guíame... - Implora recordando sus enseñanzas: Justicia, valor y protección.
Arrodillándose de nuevo medita otra vez las palabras de su voto.
El tiempo pasa y poco a poco las palabras de su juramento se definen con claridad. Las reitera una y otra vez, cambiando meticulosamente una palabra por otra hasta que está convencido de como suenan.
Dirección. Lucharé siempre contra el mal mayor. Ante la opción de luchar contra mis enemigos jurados o combatir otro mal menor, elegiré enfrentarme el mal mayor.
Firmeza. No mostraré piedad ante la maldad encarnada. Los enemigos comunes pueden ganar mi misericordia, pero mis enemigos jurados no lo hacen.
Responsabilidad. Atemperaré mis acciones para acabar con el mal por el honor y las consecuencias de mis actos. Haré tanto bien como sea posible mientras causando la menor cantidad de daño.
Restitución. Si mis enemigos jurados causan la ruina en el mundo, es porque no pude detenerlos. Ayudaré a los perjudicados por sus malas acciones.
Honor. Trataré a los demás con justicia y dejaré que mis acciones honorables sean un ejemplo para ellos.
Y al fin se levanta. El odio se ha transformado en firmeza y al pronunciar sus votos ya no siente su sangre arder incontrolada en sus venas, ni una nirbla roja nublar su pensamiento, si no calma y satisfacción al sentirse en el camino correcto honorable al saberse en la guia de su patrona y diosa.
- Gracias por tu guía, Mayaheine. - Murmura una vez más cuando al fin sale de la estancia.
Al cabo de unos minutos entran en el templo dos personas que llaman la atención del grupo.
Una mujer joven, de aspecto jovial, entra con vigorosos pasos en la capilla. Esta vestida con una inusual mezcla de uniforme marcial y atuendo académico, una ligera armadura de cuero ceñida al cuerpo decorada con símbolos oficiales de la ciudad y una llamativa espada de hoja ancha contrastan con los unos finos anteojos plateados y unos protectores que, con las prisas, ha olvidado quitarse y que cubren los puños de su blusa. Le sigue un hombre maduro, de aspecto mucho más marcial vestido con lo que el grupo reconoce rápidamente como el uniforme de la guardia de la ciudad. En la espalda sobresale una intimidante hoja larga muy parecida a la que lleva Rolthos. Los fáciones de ambos recuerda a los de Rolthos, pelo azabache, mirada dura y rasgos afilados.
Al entrar la mujer se baja los anteojos y mira a su alrededor, su mirada apenas se posa sobre las tres mujeres y el bárbaro que esperan paciente en silencio. Al ver a Balwin ambos se dirigen hacia él.
- No, la ceremonia no ha empezado aún, Rolthos se está tomando su tiempo... - Dice el enano mientras les señala los bancos que están un poco mas cerca de donde va a ser la ceremonia. - Podeis esperar aquí.
Tras unos minutos más en los que la pareja habla en susurros entre ellos, el resto observan como el templo es preparado para la ceremonia.
Todos se sobresaltan un poco al escuchar repicar las campanas del Templo y el Gran Maestre entra en la sala, con la misma armadura de antes, pero con una capa mucho más limpia y larga y portando en su mano una hermosa espada bastarda que brilla ligeramente con destellos dorados. No tiene runas visibles pero para todos es evidente el poder que despide la hoja.
Varios acólitos y escuderos, así como una docena de paladines entran en el templo y ocupan las posiciones correspondientes a su rango.
Balwin les indica a los familiares de Rolthos que se sienten en un banco a la izquierda y al grupo que se ponga en uno a la derecha.
Por la puerta entra una pequeña delegación de Lathander, un aasimar de piel dorada y refulgentes ojos color oro que mide casi tanto como Lo Kag, acompañado de dos clérigos humanos. El aasimar y el Gran Maestre se saludan levemente y la pequeña comitiva se queda al final de los bancos, guardando una respetuosa distancia. El protocolo dicta que los miembros de la Iglesia de Lathander asistan a la ceremonia de juramento de un paladin de Mayaheine, pero por las miradas de soslayo de los acólitos que están extendiendo una tela de lino blanco desde la puerta por la que desapareció Rolthos hasta el altar, la presencia del aasimar sí parece inusual.
Cruços llega en el momento en que los acólitos terminan de extender la tela y las útimas velas e inciensos son encendidos en el templo, y aunque bajo la sorprendida mirada del aasimar y los clérigos de Lathander, al ver a sus compañeros en una posición prominente en la sala, se une a ellos.
Finalmente la puerta donde Rolthos se hallaba se abre y todos pueden ver al joven escudero de Mayaheine vestido con una simple toga blanca de lino. Pese a las tribulaciones de los últimos días, y su ánimo sombrío, el rostro del joven humano muestra una serenidad y firmeza que ninguno le conocía hasta ahora.
No les hace falta la perspicacia de Cruços para ver el orgullo reflejado en los ojos de sus familiares, en especial de su padre.
Rolthos camina hacia el altar por la tela blanca al ritmo de las campanas que vuelven a sonar y al cántico grave y sereno que entonan los paladines al entrar este en la sala.
Cuando Rolthos se arrodilla ante el Gran Maestre, este habla con voz grave y segura.
- Rolthos Sharntle, hijo de Harknoss Sharntle, por largos años has servido a Mayaheine y este templo como escudero. ¿acudes ahora ante este altar consagrado a Mayaheine y ante estos testigos por tu propia voluntad? -
- Si - contesta Rolthos.
- ¿Con qué propósito ? -
- Es mi deseo consagrar mi vida al servicio de la Diosa Mayaheine y servirla protegiendo de todo mal a aquellos que no pueden hacerlo por si mismos. -
- Es este un noble propósito. - asiente el Gran Maestre - Pero al hacerlo deberás consagrar tu vida a Mayaheine, siendo ella tu nueva Madre y la Orden tu nueva familia. ¿Puedes presentar pruebas de que no posees obligaciones familiares que dividan tu lealtad y devoción a la Orden ? -
En ese momento, la hermana de Rolthos, Roldira, da un pequeño codazo a su padre, el cual embargado por la emoción, habla.
- Yo, Harknoss Sharntle, juro que mi hijo Rolthos Sharntle no tiene obligación alguna para con nuestra familia, más allá del amor que nos une, y es libre de unirse de por vida a Mayaheine y su Orden si tal es su deseo. -
Ser Greydragon parece un poco sorprendido por la interjención del hombre, que no parece ser parte del protocolo, pero continua con la ceremonia.
- ¿ Es este tu deseo ? -
- Si - responde con firmeza Rolthos.
- Pero tu solo deseo no es suficiente para poder formar parte de los sagrados guerreros de Mayaheine. Han de presentarse dos testigos que juren ante este lugar sagrado que tus intenciones son sinceras, tu voluntad firme, tu hoja justa y tu intención libre de unirte a nosotros. ¿Tienes esos testigos? -
En ese momento la elfa se levanta. Parece más alta, su pelo está suelto y cae por su espalda como la nieve recién caída en la montaña, y se aparta de su cara por una diadema de mithril y pequeños diamantes, que brillan como el hielo, que hasta ahora no habíais visto. Su rostro parece iluminado y sus ojos brillan al contestar. Algunos de los presentes no pueden evitar una pequeña exclamación de asombro ante la belleza y porte regio de la elfa.
- Yo soy Xan’drila Fel’taya. Heredera y Regente de la Casa Fel’taya, miembro de la Corte de Invierno, Señora de las Nieves Imperecederas, Hija del Viento del Norte, Herilantrin del Lago Helado, Comandante de los Guardianes del Bosque y Capitán de los Cazadores de Sangre. Yo apadrino a Rolthos Sharntle y juro por mi honor que sus intenciones son sinceras, su voluntad firme, su hoja justa y su intención libre. -
El Gran Maestre asiente con gratitud a la elfa.
- Reconocemos a Lady Fel’taya y tomamos su palabra como buena. -
La mirada del Gran Maestre se pasa por el resto de compañeros, los cuales desean que Rolthos, o alguien, se hubiera molestado en explicarles qué se esperaba de ellos. Sin embargo, el goliath, cuyo código de conducta está basado en su honor, consigue reaccionar y se levanta.
- Yo soy Lo Kag Gargantahendida, miembro de las Tribus del Norte. - aunque no posee título alguno el orgullo de su voz no es menor al de la elfa. - Yo juro por mi honor que sus intenciones son sinceras, su voluntad firme, su hoja justa y su intención libre.-
El Gran Maestre asiente con respeto al goliath
- Reconocemos a Lo Kag Gargantaherida y tomamos su palabra como buena - se vuelve hacia Rolthos.
- Habla ahora y enuncia tus juramentos a la Diosa, pues es ella la que te escucha -
La voz de Rolthos se eleva al pronunciar sus votos mientras un rayo de sol entra por la vidriera y les envuelve a él, al Gran Maestre y a la estatua en una cálida luz.
Una vez pronunciados, Ser Greydragon baja su espada hasta los hombros del paladín.
- Asi se ha dicho y así será. Por la gracia de Mayaheine y tu voluntad yo te nombro Paladin de Mayaheine. - La espada brilla con una luz dorada cuando roza el cuerpo de Rolthos, y este siente un agradable y profundo calor extendiéndose por su cuerpo desde el punto en que la espada le ha tocado. - Te arrodillaste como un escudero. Levántate ahora como uno más de nosotros y únete a nuestra orden como un hermano. -
Ser Lindal Greydragon aparta la espada y ofrece a Rolthos su brazo para que lo estreche. Este lo hace y el resto de miembros y su hermana irrumpen en aplausos y los paladines y acólitos pasan a saludar al nuevo paladin de Mayaheine.
La ceremonia, sorprendentemente, me ha gustado más de lo que esperaba. A pesar de mi distanciamiento con este tipo de eventos, no soy ajena a al cuidado con que se ha hecho todo, a la reverencia de los presentes ante su diosa y a la emoción que a todas luces está viviendo el propio Rolthos.
Lo que no evita que con un puntito de sorna piense, mientras Xan’drila recita todos sus títulos: “¿Alguno más? Vas a aburrir a la propia Mayaheine”.
Cuando termina la ceremonia y a nuestro alrededor la gente se dirige a felicitar a Rolthos, le pregunto a la “Señora de las Nieves Imperecederas, Hija del Viento del Norte, etc”:
- ¿Conocéis al aasimar? Parece que su aparición no era esperada ni por el Gran Maestre.
Despues de hablar con ella, y cuando se haya despejado un poco el espacio alrededor de Rolthos, me acercaré a el. Si aún está el Gran Maestre, le dirigiré una pequeña pero respetuosa reverencia. Luego le digo al recientemente nombrado paladín:
- Rolthos, ha sido una gran ceremonia. Enhorabuena por el paso que has dado. Espero seguir contando con tu fuerza en el camino que se forma ante nosotros.
Adelanto mi mano derecha hacia él, con intención de sellar lo dicho con un apretón de manos.
Al preguntar a Xan’drila, la cual una vez pasada la ceremonia se mantiene en un discreto segundo plano, Nessa ve que tanto el aasimar como el Gran Maestre se están saludando cordialmente.
- Ese es Cyrnair Thronrar. Es uno de los paladines más reverenciados de Lathander. Algunos el llaman El Elegido, aunque a él no le gusta demasiado ese sobrenombre. Es normal que un representante de Lathander atienda las ceremonias de investidura de Mayaheine, ya que los lazos entre las dos creencias son fuertes y cordiales, siendo Mayaheine la General de Lathander. Pero seguro que Rolthos puede contarte más detalles. -
Responde con voz tranquila la elfa. Cuando Nessa va a saludar a Rolthos, Ser Greydragon se dirige con Cyrnair a hablar con Xan’drila y los tres se enfrascan en lo que parece una cordial charla.
La solemnidad del evento no parece impresionar a Lo Kag Garganta"hendida" que mantiene una pose algo cansada ante tanta palabrería. Su tedio sin embargo desaparece al observar la pura determinación en el rostro de Rolthos vestido de blanco.
Anonadado sigue con la mirada cada uno de los movimientos del paladín, dudando para sí mismo si su denuedo por liberar a su clan y vengar a su familia es comparable. Lo Kag observa por primera vez con admiración a un sureño...
Tan absorto en sus atribulaciones se encuentra que apenas escucha las palabras del gran maestre. Tampoco le interesan mucho, para él solo las acciones tienen verdadero significado. Su atención se desvía a la elfa cuando ésta se levanta para participar del rito, con el mismo sentimiento plasmado en su faz.
Sintiendo la necesidad de comprender qué les brinda tal serenidad y temple decide adelantarse a sus compañeros y tomar parte como testigo.
Si me permites el edit Santi (y saltarme el protocolo. Soy caótico después de todo...), Lo Kag dice:
Mirando al gran maestro: Soy Lo Kag Gargantahendida, y no malgastaré aliento o tiempo en palabras vanas. Girándose hacia Rolthos, con un destello de exaltación en su mirada: Su resolución es categórica...
( Permitido es tu pj al fin y al cabo y caótico o legal.. nadie te ha explicado el ritual... ;) )
Flashback:
La elfa sonríe un poco, levemente, ante la actuación de Lo Kag, pero parece que aprueba la actitud del bárbaro.
El Gran Maestre carraspea un poco ante las palabras del Goliath pero continúa con la ceremonia recitando, él sí, los versos adecuados y precisos.
En la actualidad:
La hermana de Rolthos, o la que parece serlo, se acerca al grupo sonriente tras felicitar a su hermano, el cual se aparta un poco hablando con su padre.
- ¡Hola! soy Rodria, la hermana mayor de Rolthos - estrecha la mano de todos y planta dos besos en las mejillas de cada uno de ellos al saludarles. Parece estar de muy buen humor. Cuando le toca el turno a Lo Kag mira a este por encima de sus anteojos
- Vaya vaya.. o me ayudas a subir hasta ahí grandullón o tendré que subirme a un banco para poder saludarte como es debido. - parece bajar un poco la voz, y en tono cómplice pero que el resto del grupo pude oir añade - Y no queremos montar una escena con tanto noble y señores importantes por aquí ¿verdad? - y les guiña un ojo.
Rolthos sonríe orgulloso saludando y agradeciendo a los presentes su asistencia.
Acercandose a sus nuevos hermanos, al gran maestre y a la congregacion de Lanthander, Rolthos muestra sus respetos y hace notar el gran honor de contar con la asistencia de todos ellos. Al gran Maestre, que tanto le ha ensenado, sobre todo los primeros dias cuando sus motivaciones estaban basadas en el dolor de la traicion. A Cyrnair Thronrar que honra con su presencia la ceremonia. A Balwin cuya firmeza ha sido siempre una inpiracion para Rolthos... Tras intercambiar algunas cortesias y buenos deseos con ellos se aparte un poco del grupo acercandose a dos aprendices de paladin que han permanecido en un segundo plano. Xitras una mujer de tez morena y mirada penetrante y Pencus, un muchacho rubio que pareciese el hermano de Mayaheine.
- Siempre supe que serias el primero en ordenarte paladin, Rolthos - Dice Pencus, - Pero nosotros tambien lo haremos pronto. - Dice con una gran sonrisa en su cara. Luego tras abrazar a ambos efusivamnete, con la camaderia que solo el tiempo compartido como aprendiz de paladin puede proporcionar, Rolthos se dirige a sus nuevos companeros y familiares.
El sufrimiento de las ultimas horas parece no haber dejado ninguna huella en Rolthos que parece exultante y lleno de energia.
- Agradezco tus palabras, Lo Kag, tienen más valor las palabras honestas que vienen del corazón que formulas aprendidas pero vacías de verdad.
Apretando la mano de la Ranger con firmeza Rolthos agradece sus palabras. - Me alegro de que hayas podido asistir a uno de los días más importantes de mi vida, me alegro de haber contado con tu formidable presencia.
- Con un apretón de manos a Cruços - Has llegado justo a tiempo. Me alegro de que hayas podido asistir a la ceremonia.
- Con una reverencia de respeto por la representatnte de otra deidad Rolthos saluda a Aisha. - Es todo un honor contar con tu presencia en la ceremonia, Aisha. Ojala que nuestro cometido siga llevandonos por le mismo camino.
- Gracias por tus palabras y apoyo, Xan’drila - Dice con honesto agradecimineto y respeto, las dudas sobre su modales y el resquemor de sus algo condescendientes criticas ya totalmente olvidadas.
Tras unas palabras con su padre este le da unas monedas y Rolthos se acerca a la puerta donde un desalinado mozo ha observado la escena desde el dintel. Rolthos termina de pagar su deuda con el. - Lamento que hayas tenido que esperar tanto, la ceremonia se ha alargado mas de la cuenta por mi culpa.
Ja! se sonríe Lo Kag, y se inclina respetuosamente para saludar a Rodria. Aprovecha para susurrarle al oído: ¿Todo el mundo en este templo tiene un palo metido por el culo? y después al apartarse: ¡Empiezo a entender de dónde salió el pobre Rolthos! y suelta una carcajada.
- ¿Vas a hacer una ceremonia por Eleanna?
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
"Me encantaría acompañarte Rolthos, después podremos ponernos en marcha"
- Oh... No. No la conocía tanto y sus actos no son dignos ni de encomio ni de ceremonia. Pongo en duda que mereciese ser ejecutada pero repruebo su comportamiento - Con el semblante un poco más serio concluye. - El asunto que me lleva a la capilla es que debo jurar mis votos de paladín de Mayaheine. Me siento preparado y tengo decidido que camino seguiré.
Zevatur, Rolthos
- Oh. - respondo, casi con alivio - Te agradezco la invitación. Cuenta con mi presencia, pues.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Cruços escucha toda la conversación, pero aún queda una duda que esclarecer que le mantiene inquieto. Alguien les estuvo siguiendo y atacó al viejo Pot, alguien que seguro van a encontrarse de nuevo... O tal vez lo tienen enfrente durante todo este tiempo:
- Xan'drila, una última cuestión antes ponernos en marcha. ¿Exactamente, desde que momento nos sigues?
Insight: 10
Tiro insight de antemano, por si acaso no me creo lo que me cuenta... Si intuyo que miente, es probable que lo siguiente lo edite, si no se quedará como está.
- No puedo negar que verte sermoneando a la plebe es un espectáculo que no quiero perderme, pero antes me gustaría dar un paso por esta mi antigua ciudad. Necesito reconciliarme con este suelo a solas. Espero poder incorporarme antes de que termines la homilía.
Dicho esto, Cruços terminará de comer, dejará que Nessa pague la cuenta de la bolsa de Eleanna que aún conserva y saldrá a la calle.
Enarco una ceja pensando “¿volverá o acabará otra vez durmiendo la mona en un calabozo?”.
Pero vuelvo la atención rápidamente a la mesa: “En fin, tampoco estoy yo para decir nada después lo de Eleanna.”
En cualquier caso, lo que ha dicho Cruços sobre estar un tiempo a solas suena muy bien. Necesario incluso. “Me vendría bien meditar sobre todo lo que ha ido sucediendo. Qué ganas tengo de ese baño, maldita sea”.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Xan'drila enarca una ceja.
- ¿Seguiros? ¿ A vosotros? - casi parece divertida por la idea - Como ya he dicho - su tono de voz es como el de una madre que explica por enésima vez una cosa muy obvia a su retoño - mi presa son los Gloomwood y es a quienes investigaba y seguía. Os ví por primera vez al entrar en la finca, cuando yo misma me dirigía allí a acabar con Trevor. Cuando te vi entrar con Eleanna en la cripta supuse que necesitarías mi ayuda y también creía que los demás serían capaces de encargarse de unos zombies y el wight, sobretodo teniendo entre ellos a un paladín y una clérigo de Raven Queen. - dice mirando a los demás. Se encoge de hombros y se apoya en el respaldo de su silla - Supongo que todos cometemos errores... - añade. No os queda claro si se refiere a vosotros por no acabar con los zombies o a ella misma valorando vuestras habilidades.
- Insisto - añade - si tenéis algo de información sobre los Gloomwood o Zalphiros, del cual parece que sabéis algo, os agradeceré que la compartáis. Toda ayuda en acabar con este peligro es bienvenida. -
Cuando Rolthos habla sobre su ceremonia añade, mirándole a los ojos y con mucha seriedad. Todo rastro de condescendencia desaparecido de su tono de voz.
- Me honras Paladin. Será un honor ser testigo de tal ceremonia. -
Al levantarse Cruços le dice
- Procura no perderte ni meterte en ninguna cripta esta vez. Aunque la Orden de Lycan lleve siglos desaparecida te ayudaré y guiaré en lo que pueda con mis habilidades y recuerdos. Hice buenos amigos entre ellos y pasé tiempo con tus predecesores en ese duro camino que los dioses han puesto frente a ti -
Con su apetito saciado, quizá en demasía pues aún no ha llegado la hora de comer, pero apenas probaron bocado el día anterior, los compañeros abandonan la Posada del Dragón Verde y vuelven a caminar por las calles de la ciudad, envueltas en su habitual ajetreo, y vuelven a acceder al más tranquilo y arbolado distrito donde se alojan la mayoría de los templos.
Rolthos les guía por detrás de las altas cúpulas del templo de Lathander, con sus grandes vidrieras mirando al este, y llegan hasta el más modesto pero hermoso templo de Mayaheine, que se encuentra en el mismo terreno delimitado por unos grandes robles que el de Lathander.
Frente a las puertas del mismo hay una estatua de una mujer alta, envuelta en una armadura completa, con un arco largo y un carcaj en su espalda y con ambas manos sobre el pomo de una espada bastarda que apoya en el pedestal frente a ella. Rolthos hace una pequeña reverencia a la estatua que representa a su diosa y guía al resto hacia el templo.
En las dobles puertas de madera está hábilmente grabado el mismo símbolo que adorna con orgullo la librea de Rolthos, una espada mirando hacia abajo, como la que porta la estatua, con una V a cada lado.
Rolthos abre la puerta sin mucho esfuerzo para franquear el paso a sus compañeros. En el interior encuentran un templo sin bancos y apenas adornos, bastante espartano, con un sobrio altar en la otra parte del edificio y un gran tapiz adornando la pared opuesta a ellos con una imagen de la misma mujer alta que han visto en la estatua. Ahora pueden apreciar que la armadura de placas que lleva es plateada, sus cabellos dorados y unos profundos ojos azules.
La luz entra por varios ventanales alargados sin apenas decoración y de un rosetón central que está sobre la puerta que acaban de cruzar, que al igual que el templo de Lathander mira hacia el este.
Desde la entrada no pueden ver las puertas que, a derecha e izquierda casi al final de la estancia, llevan hacia otras dependencias.
Arrodillado frente al altar los compañeros ven a un hombre vistiendo una armadura muy parecida a la de la imagen arrodillado, al parecer rezando. Al escucharles se levanta y gira, y pueden ver que su rostro moreno está cruzado por arrugas pero sus ojos verdes aún brillan con energía. Lleva su canoso pelo suelto sobre los hombros y una recortada barba blanca adorna su cara.
Ser Lindal Greydragon, Gran Maestre de Mayaheine sonríe al reconocer a Rolthos entre los que acaban de entrar en su templo.
Al acercarse este le hace un saludo marcial, cruzando su brazo derecho sobre su pecho y dejando su puño a la altura de su corazón, inclinando levemente la cabeza.
- Rolthos. Me alegro de verte en esta mañana - dice. Aunque en su tono se nota que puede ver la cara de preocupación de uno de los miembros más jóvenes de su orden. - ¿Qué puedo hacer por ti y tus acompañantes? - dice pasando la mirada por el resto del grupo y deteniéndose al ver a la elfa que os ha acompañado. Sus ojos se abren un poco al reconocerla y la saluda.
- Mi señora... - dice inclinando la cabeza un poco más que cuando ha saludado a Rolthos en señal de respeto.
- Mylord - responde ella con un saludo similar.
Ser Lindal se vuelve a Rolthos con una mirada interrogante.
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Rolthos alza una ceja sorprendido por el repentino cambio de actitud de la elfa y asiente educadamente. - Os agradezco a todos vuestro apoyo y será un honor contar con vosotros en la ceremonia. – Dice mirando agradecido a sus compañeros.
- La ceremonia será algo más íntimo. Entiendo que necesitéis tiempo para reconectar. habéis sufrido… cambios esenciales. Pero amigo Crucos, si podéis llegar será un honor contar con vuestra presencia, si no, no os preocupéis.
Antes de salir hacia el templo Rolthos se dirige hacia el posadero con el que intercambia unas breves palabras. El posadero asiente y señala a un mozo que merodea ocioso en el dintel de la puerta de la posada. Después, tras adentrarse en la trastienda, le proporciona a Rolthos unos pequeños trozos de papel amarillento y una pluma con los que Rolthos parece escribir unas misivas.
“Esta mañana realizare mi juramento como paladín de Mayaheine en la capilla del distrito de los templos. Sé que es algo repentino, pero las circunstancias me apremian. Si podéis acudir me honrareis con vuestra presencia, padre. Rolthos.”
Mando una misiva a los miembros de mi familia (Harknoss Sharntle, Daria Greenfoot, Roldria Sharntle, Ranck Sharntle), le digo al chaval que Rolthos Sharntle les manda una misiva importante. Por si alguno quiere y puede acudir. ¡Más pnj para que mates, raptes o conviertas en traidores! jaja
El chaval asiente y sonríe al recibir en su sucia mano 5 monedas de plata, los papeles doblados y la promesa de otras 5 cuando cumpla con su cometido.
De camino a la capilla Rolthos parece especialmente silencioso, absorto, quizás meditando sobre la importancia de la ceremonia que está a punto de tener lugar.
Gran Maestre. - Dice repitiendo el saludo marcial e inclinando la cabeza en señal de respeto. - Conocéis a Xandrila?
Despues de las presentaciones concuye explicando el motivo de su visita. - Se que apenas han pasado unas horas desde que completé mi entrenamiento, pero he tenido un periodo muy intenso y en este tiempo he encontrado la claridad de mente para determinar mi guía. Me gustaría realizar mi juramento como paladín.
Zevatur, Rolthos
- Lady Fel'Talya ha sido una ayuda de nuestra orden en numerosas ocasiones - contesta el Gran Maestre al joven recluta. La leve sonrisa que se dibuja en la comisura de los labios de él y en los ojos de ella les indica a más de uno que ambos han compartido más de una aventura como la que han pasado ellos la última noche y han vivido para contarlo. Pese a no tener tantas historias a sus espaldas como ellos dos, todos comienzan a reconocer esos pequeños gestos de camadería que nacen en las más desesperadas situaciones y en las que pones, literalmente, tu vida en las manos de tus compañeros.
Ante las palabras de Rolthos Ser Greydragon adopta un gesto serio y algo preocupado.
- ¿Estas seguro joven Sharntle ? Esta decisión marcará el resto de tu carrera -
Al volver a asentir Rolthos el Gran Maestre asiente y le señala una de las puertas.
- Ve pues a prepararte. Una vez hayas acabado tus libaciones realizaremos la ceremonia bajo la bendición de Mayaheine. - mira a Xan'drila - No podias haber elegido mejor madrina para tu ceremonia - añade.
Se gira hacia el resto.
- Por favor tomad asiento - les indica unos bancos de madera que están pegados a las paredes y que permanecen en la penumbra. - No tardaremos mucho en prepararnos - levanta una mano y un par de figuras, una semi-elfa y un enano que estaban quietos en la penumbra, enfundados en armaduras, se acercan.
- Por favor prepara todo - le dice a la semi-elfa la cual saluda y con una mirada de refilón al grupo se pierde por la puerta contraria por la que se ha ido Rolthos.
- Si necesitais algo - les dice a los demás - no dudéis en pedírselo a Bwelin - el enano les saluda formalmente - Disculpadme debo prepararme yo también. Mylady... -
Y se va por la misma puerta que se ha ido la semi-elfa.
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Aún en la posada...
Me sorprendo un poco ante la reacción, en mi opinión desmedida, de Xan'drila. Cruços sólo le ha preguntado cuánto tiempo lleva siguiéndonos, y es una duda bastante razonable, especialmente con todo lo que nos ha pasado y su oportuna aparición.
Hasta ahora, la había tratado con mi habitual distancia por tratarse de una completa desconocida, aunque con un cierto respeto y agradecimiento, puesto que luchó y sangró a nuestro lado. Pero una cosa es esa, y otra muy distinta, que nos tache de inútiles, por muy capaz y fuerte que sea.
Insight a nuestra encantadora elfa: 18
Mierda de pifiote!!!!!!!!! Pero vamos, en resumen, que ahora mismo la Sandrita no me cae muy bien vale?? xD
En el templo de Mayaheine...
Pocos sitios puede haber en los que me sienta menos cómoda que en un templo. Aunque respeto a los creyentes y, especialmente, las capacidades que pueden otorgar los dioses a sus más fieles seguidores, son asuntos que considero muy alejados de mí. Aún así, por respeto a Rolthos y, especialmente, para no trastocar aún más una alianza que ya he desbaratado bastante, haré todo lo posible por no dejar entrever mi opinión.
A pesar de todo esto, cuando el gran maestre se gira hacia nosotros, no puedo evitar sentir una cierta oleada de respeto. Parece un hombre digno de ... admiración. Sus palabras acerca de Xan'drila me hacen de nuevo pensar que ella es también digna de respeto, aunque no se me quitará tan fácilmente la mala sensación que me ha dejado previamente en la posada.
Por lo demás, me siento en el banco que me indican y espero a que comience la ceremonia.
Por cierto, nadie ha dicho nada acerca de dejar nuestras armas en la posada, así que entiendo que estamos armados hasta los dientes.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
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Las densas paredes de piedra recubiertas de sobrios telares y el angosto pasadizo sellado por una pesada puerta de madera aíslan a Rolthos del exterior. Tan solo oye su propia respiración acompañando al ocasional leve roce de metal y tela al moverse. Arrodillado frente a la imagen de Mayaheine repite la letanía que tantas veces ha repetido, pero esta vez, consciente del paso que está a punto de realizar, las palabras parecen más pesadas, cargadas de más significado.
Aunque lo ha estado ocultando, incluso a si mismo, la traición de Eleanna le ha afectado profundamente. La concentración en las libaciones se debilita al pensar como Eleanna, ahora, y Yigia, antes, fueron corrompidas por agentes del mal. El deseo de venganza ante aquellos que corrompen lo inocente hace que su mandíbula se cierre con rabia y en sus ojos brille, intenso, el odio.
Muerte.
Muerte y destrucción a aquellos que corrompen lo inocente.
Muerte, destruccion y ruina a aquellos que causan desgracias en este mundo.
Muerte, destrucción, ruina y perdición a aquellos que hacen de este mundo un lugar peor en el que vivir.
Al acabar las libaciones en su mirada arde aún con furia el odio ... Pero al levantarse, de forma repentina, recuerda con cierta amargura y frustración la muerte de Eleanna. En un instante la posibilidad de redención le fue arrebatada. La muerte y su destruccion acabaron con esa posibilidad.
Y quieto, de pie, frente a la imagen de Mayaheine, duda.
Muerte y destrucción no pueden ser siempre la respuesta. - Mayaheine, guíame... - Implora recordando sus enseñanzas: Justicia, valor y protección.
Arrodillándose de nuevo medita otra vez las palabras de su voto.
[Más tarde sigo escribiendo en otro post...]
Zevatur, Rolthos
El tiempo pasa y poco a poco las palabras de su juramento se definen con claridad. Las reitera una y otra vez, cambiando meticulosamente una palabra por otra hasta que está convencido de como suenan.
Dirección. Lucharé siempre contra el mal mayor. Ante la opción de luchar contra mis enemigos jurados o combatir otro mal menor, elegiré enfrentarme el mal mayor.
Firmeza. No mostraré piedad ante la maldad encarnada. Los enemigos comunes pueden ganar mi misericordia, pero mis enemigos jurados no lo hacen.
Responsabilidad. Atemperaré mis acciones para acabar con el mal por el honor y las consecuencias de mis actos. Haré tanto bien como sea posible mientras causando la menor cantidad de daño.
Restitución. Si mis enemigos jurados causan la ruina en el mundo, es porque no pude detenerlos. Ayudaré a los perjudicados por sus malas acciones.
Honor. Trataré a los demás con justicia y dejaré que mis acciones honorables sean un ejemplo para ellos.
Y al fin se levanta. El odio se ha transformado en firmeza y al pronunciar sus votos ya no siente su sangre arder incontrolada en sus venas, ni una nirbla roja nublar su pensamiento, si no calma y satisfacción al sentirse en el camino correcto honorable al saberse en la guia de su patrona y diosa.
- Gracias por tu guía, Mayaheine. - Murmura una vez más cuando al fin sale de la estancia.
Zevatur, Rolthos
Al cabo de unos minutos entran en el templo dos personas que llaman la atención del grupo.
Una mujer joven, de aspecto jovial, entra con vigorosos pasos en la capilla. Esta vestida con una inusual mezcla de uniforme marcial y atuendo académico, una ligera armadura de cuero ceñida al cuerpo decorada con símbolos oficiales de la ciudad y una llamativa espada de hoja ancha contrastan con los unos finos anteojos plateados y unos protectores que, con las prisas, ha olvidado quitarse y que cubren los puños de su blusa. Le sigue un hombre maduro, de aspecto mucho más marcial vestido con lo que el grupo reconoce rápidamente como el uniforme de la guardia de la ciudad. En la espalda sobresale una intimidante hoja larga muy parecida a la que lleva Rolthos. Los fáciones de ambos recuerda a los de Rolthos, pelo azabache, mirada dura y rasgos afilados.
Al entrar la mujer se baja los anteojos y mira a su alrededor, su mirada apenas se posa sobre las tres mujeres y el bárbaro que esperan paciente en silencio. Al ver a Balwin ambos se dirigen hacia él.
- No, la ceremonia no ha empezado aún, Rolthos se está tomando su tiempo... - Dice el enano mientras les señala los bancos que están un poco mas cerca de donde va a ser la ceremonia. - Podeis esperar aquí.
Tras unos minutos más en los que la pareja habla en susurros entre ellos, el resto observan como el templo es preparado para la ceremonia.
Todos se sobresaltan un poco al escuchar repicar las campanas del Templo y el Gran Maestre entra en la sala, con la misma armadura de antes, pero con una capa mucho más limpia y larga y portando en su mano una hermosa espada bastarda que brilla ligeramente con destellos dorados. No tiene runas visibles pero para todos es evidente el poder que despide la hoja.
Varios acólitos y escuderos, así como una docena de paladines entran en el templo y ocupan las posiciones correspondientes a su rango.
Balwin les indica a los familiares de Rolthos que se sienten en un banco a la izquierda y al grupo que se ponga en uno a la derecha.
Por la puerta entra una pequeña delegación de Lathander, un aasimar de piel dorada y refulgentes ojos color oro que mide casi tanto como Lo Kag, acompañado de dos clérigos humanos. El aasimar y el Gran Maestre se saludan levemente y la pequeña comitiva se queda al final de los bancos, guardando una respetuosa distancia. El protocolo dicta que los miembros de la Iglesia de Lathander asistan a la ceremonia de juramento de un paladin de Mayaheine, pero por las miradas de soslayo de los acólitos que están extendiendo una tela de lino blanco desde la puerta por la que desapareció Rolthos hasta el altar, la presencia del aasimar sí parece inusual.
Cruços llega en el momento en que los acólitos terminan de extender la tela y las útimas velas e inciensos son encendidos en el templo, y aunque bajo la sorprendida mirada del aasimar y los clérigos de Lathander, al ver a sus compañeros en una posición prominente en la sala, se une a ellos.
Finalmente la puerta donde Rolthos se hallaba se abre y todos pueden ver al joven escudero de Mayaheine vestido con una simple toga blanca de lino. Pese a las tribulaciones de los últimos días, y su ánimo sombrío, el rostro del joven humano muestra una serenidad y firmeza que ninguno le conocía hasta ahora.
No les hace falta la perspicacia de Cruços para ver el orgullo reflejado en los ojos de sus familiares, en especial de su padre.
Rolthos camina hacia el altar por la tela blanca al ritmo de las campanas que vuelven a sonar y al cántico grave y sereno que entonan los paladines al entrar este en la sala.
Cuando Rolthos se arrodilla ante el Gran Maestre, este habla con voz grave y segura.
- Rolthos Sharntle, hijo de Harknoss Sharntle, por largos años has servido a Mayaheine y este templo como escudero. ¿acudes ahora ante este altar consagrado a Mayaheine y ante estos testigos por tu propia voluntad? -
- Si - contesta Rolthos.
- ¿Con qué propósito ? -
- Es mi deseo consagrar mi vida al servicio de la Diosa Mayaheine y servirla protegiendo de todo mal a aquellos que no pueden hacerlo por si mismos. -
- Es este un noble propósito. - asiente el Gran Maestre - Pero al hacerlo deberás consagrar tu vida a Mayaheine, siendo ella tu nueva Madre y la Orden tu nueva familia. ¿Puedes presentar pruebas de que no posees obligaciones familiares que dividan tu lealtad y devoción a la Orden ? -
En ese momento, la hermana de Rolthos, Roldira, da un pequeño codazo a su padre, el cual embargado por la emoción, habla.
- Yo, Harknoss Sharntle, juro que mi hijo Rolthos Sharntle no tiene obligación alguna para con nuestra familia, más allá del amor que nos une, y es libre de unirse de por vida a Mayaheine y su Orden si tal es su deseo. -
Ser Greydragon parece un poco sorprendido por la interjención del hombre, que no parece ser parte del protocolo, pero continua con la ceremonia.
- ¿ Es este tu deseo ? -
- Si - responde con firmeza Rolthos.
- Pero tu solo deseo no es suficiente para poder formar parte de los sagrados guerreros de Mayaheine. Han de presentarse dos testigos que juren ante este lugar sagrado que tus intenciones son sinceras, tu voluntad firme, tu hoja justa y tu intención libre de unirte a nosotros. ¿Tienes esos testigos? -
En ese momento la elfa se levanta. Parece más alta, su pelo está suelto y cae por su espalda como la nieve recién caída en la montaña, y se aparta de su cara por una diadema de mithril y pequeños diamantes, que brillan como el hielo, que hasta ahora no habíais visto. Su rostro parece iluminado y sus ojos brillan al contestar. Algunos de los presentes no pueden evitar una pequeña exclamación de asombro ante la belleza y porte regio de la elfa.
- Yo soy Xan’drila Fel’taya. Heredera y Regente de la Casa Fel’taya, miembro de la Corte de Invierno, Señora de las Nieves Imperecederas, Hija del Viento del Norte, Herilantrin del Lago Helado, Comandante de los Guardianes del Bosque y Capitán de los Cazadores de Sangre. Yo apadrino a Rolthos Sharntle y juro por mi honor que sus intenciones son sinceras, su voluntad firme, su hoja justa y su intención libre. -
El Gran Maestre asiente con gratitud a la elfa.
- Reconocemos a Lady Fel’taya y tomamos su palabra como buena. -
La mirada del Gran Maestre se pasa por el resto de compañeros, los cuales desean que Rolthos, o alguien, se hubiera molestado en explicarles qué se esperaba de ellos. Sin embargo, el goliath, cuyo código de conducta está basado en su honor, consigue reaccionar y se levanta.
- Yo soy Lo Kag Gargantahendida, miembro de las Tribus del Norte. - aunque no posee título alguno el orgullo de su voz no es menor al de la elfa. - Yo juro por mi honor que sus intenciones son sinceras, su voluntad firme, su hoja justa y su intención libre.-
El Gran Maestre asiente con respeto al goliath
- Reconocemos a Lo Kag Gargantaherida y tomamos su palabra como buena - se vuelve hacia Rolthos.
- Habla ahora y enuncia tus juramentos a la Diosa, pues es ella la que te escucha -
La voz de Rolthos se eleva al pronunciar sus votos mientras un rayo de sol entra por la vidriera y les envuelve a él, al Gran Maestre y a la estatua en una cálida luz.
Una vez pronunciados, Ser Greydragon baja su espada hasta los hombros del paladín.
- Asi se ha dicho y así será. Por la gracia de Mayaheine y tu voluntad yo te nombro Paladin de Mayaheine. - La espada brilla con una luz dorada cuando roza el cuerpo de Rolthos, y este siente un agradable y profundo calor extendiéndose por su cuerpo desde el punto en que la espada le ha tocado. - Te arrodillaste como un escudero. Levántate ahora como uno más de nosotros y únete a nuestra orden como un hermano. -
Ser Lindal Greydragon aparta la espada y ofrece a Rolthos su brazo para que lo estreche. Este lo hace y el resto de miembros y su hermana irrumpen en aplausos y los paladines y acólitos pasan a saludar al nuevo paladin de Mayaheine.
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La ceremonia, sorprendentemente, me ha gustado más de lo que esperaba. A pesar de mi distanciamiento con este tipo de eventos, no soy ajena a al cuidado con que se ha hecho todo, a la reverencia de los presentes ante su diosa y a la emoción que a todas luces está viviendo el propio Rolthos.
Lo que no evita que con un puntito de sorna piense, mientras Xan’drila recita todos sus títulos: “¿Alguno más? Vas a aburrir a la propia Mayaheine”.
Cuando termina la ceremonia y a nuestro alrededor la gente se dirige a felicitar a Rolthos, le pregunto a la “Señora de las Nieves Imperecederas, Hija del Viento del Norte, etc”:
- ¿Conocéis al aasimar? Parece que su aparición no era esperada ni por el Gran Maestre.
Despues de hablar con ella, y cuando se haya despejado un poco el espacio alrededor de Rolthos, me acercaré a el. Si aún está el Gran Maestre, le dirigiré una pequeña pero respetuosa reverencia. Luego le digo al recientemente nombrado paladín:
- Rolthos, ha sido una gran ceremonia. Enhorabuena por el paso que has dado. Espero seguir contando con tu fuerza en el camino que se forma ante nosotros.
Adelanto mi mano derecha hacia él, con intención de sellar lo dicho con un apretón de manos.
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Al preguntar a Xan’drila, la cual una vez pasada la ceremonia se mantiene en un discreto segundo plano, Nessa ve que tanto el aasimar como el Gran Maestre se están saludando cordialmente.
- Ese es Cyrnair Thronrar. Es uno de los paladines más reverenciados de Lathander. Algunos el llaman El Elegido, aunque a él no le gusta demasiado ese sobrenombre. Es normal que un representante de Lathander atienda las ceremonias de investidura de Mayaheine, ya que los lazos entre las dos creencias son fuertes y cordiales, siendo Mayaheine la General de Lathander. Pero seguro que Rolthos puede contarte más detalles. -
Responde con voz tranquila la elfa. Cuando Nessa va a saludar a Rolthos, Ser Greydragon se dirige con Cyrnair a hablar con Xan’drila y los tres se enfrascan en lo que parece una cordial charla.
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La solemnidad del evento no parece impresionar a Lo Kag Garganta"hendida" que mantiene una pose algo cansada ante tanta palabrería. Su tedio sin embargo desaparece al observar la pura determinación en el rostro de Rolthos vestido de blanco.
Anonadado sigue con la mirada cada uno de los movimientos del paladín, dudando para sí mismo si su denuedo por liberar a su clan y vengar a su familia es comparable. Lo Kag observa por primera vez con admiración a un sureño...
Tan absorto en sus atribulaciones se encuentra que apenas escucha las palabras del gran maestre. Tampoco le interesan mucho, para él solo las acciones tienen verdadero significado. Su atención se desvía a la elfa cuando ésta se levanta para participar del rito, con el mismo sentimiento plasmado en su faz.
Sintiendo la necesidad de comprender qué les brinda tal serenidad y temple decide adelantarse a sus compañeros y tomar parte como testigo.
Si me permites el edit Santi (y saltarme el protocolo. Soy caótico después de todo...), Lo Kag dice:
Mirando al gran maestro: Soy Lo Kag Gargantahendida, y no malgastaré aliento o tiempo en palabras vanas. Girándose hacia Rolthos, con un destello de exaltación en su mirada: Su resolución es categórica...
( Permitido es tu pj al fin y al cabo y caótico o legal.. nadie te ha explicado el ritual... ;) )
Flashback:
La elfa sonríe un poco, levemente, ante la actuación de Lo Kag, pero parece que aprueba la actitud del bárbaro.
El Gran Maestre carraspea un poco ante las palabras del Goliath pero continúa con la ceremonia recitando, él sí, los versos adecuados y precisos.
En la actualidad:
La hermana de Rolthos, o la que parece serlo, se acerca al grupo sonriente tras felicitar a su hermano, el cual se aparta un poco hablando con su padre.
- ¡Hola! soy Rodria, la hermana mayor de Rolthos - estrecha la mano de todos y planta dos besos en las mejillas de cada uno de ellos al saludarles. Parece estar de muy buen humor. Cuando le toca el turno a Lo Kag mira a este por encima de sus anteojos
- Vaya vaya.. o me ayudas a subir hasta ahí grandullón o tendré que subirme a un banco para poder saludarte como es debido. - parece bajar un poco la voz, y en tono cómplice pero que el resto del grupo pude oir añade - Y no queremos montar una escena con tanto noble y señores importantes por aquí ¿verdad? - y les guiña un ojo.
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Rolthos sonríe orgulloso saludando y agradeciendo a los presentes su asistencia.
Acercandose a sus nuevos hermanos, al gran maestre y a la congregacion de Lanthander, Rolthos muestra sus respetos y hace notar el gran honor de contar con la asistencia de todos ellos. Al gran Maestre, que tanto le ha ensenado, sobre todo los primeros dias cuando sus motivaciones estaban basadas en el dolor de la traicion. A Cyrnair Thronrar que honra con su presencia la ceremonia. A Balwin cuya firmeza ha sido siempre una inpiracion para Rolthos... Tras intercambiar algunas cortesias y buenos deseos con ellos se aparte un poco del grupo acercandose a dos aprendices de paladin que han permanecido en un segundo plano. Xitras una mujer de tez morena y mirada penetrante y Pencus, un muchacho rubio que pareciese el hermano de Mayaheine.
- Siempre supe que serias el primero en ordenarte paladin, Rolthos - Dice Pencus, - Pero nosotros tambien lo haremos pronto. - Dice con una gran sonrisa en su cara. Luego tras abrazar a ambos efusivamnete, con la camaderia que solo el tiempo compartido como aprendiz de paladin puede proporcionar, Rolthos se dirige a sus nuevos companeros y familiares.
El sufrimiento de las ultimas horas parece no haber dejado ninguna huella en Rolthos que parece exultante y lleno de energia.
- Agradezco tus palabras, Lo Kag, tienen más valor las palabras honestas que vienen del corazón que formulas aprendidas pero vacías de verdad.
Apretando la mano de la Ranger con firmeza Rolthos agradece sus palabras. - Me alegro de que hayas podido asistir a uno de los días más importantes de mi vida, me alegro de haber contado con tu formidable presencia.
- Con un apretón de manos a Cruços - Has llegado justo a tiempo. Me alegro de que hayas podido asistir a la ceremonia.
- Con una reverencia de respeto por la representatnte de otra deidad Rolthos saluda a Aisha. - Es todo un honor contar con tu presencia en la ceremonia, Aisha. Ojala que nuestro cometido siga llevandonos por le mismo camino.
- Gracias por tus palabras y apoyo, Xan’drila - Dice con honesto agradecimineto y respeto, las dudas sobre su modales y el resquemor de sus algo condescendientes criticas ya totalmente olvidadas.
Tras unas palabras con su padre este le da unas monedas y Rolthos se acerca a la puerta donde un desalinado mozo ha observado la escena desde el dintel. Rolthos termina de pagar su deuda con el. - Lamento que hayas tenido que esperar tanto, la ceremonia se ha alargado mas de la cuenta por mi culpa.
Zevatur, Rolthos
Ja! se sonríe Lo Kag, y se inclina respetuosamente para saludar a Rodria. Aprovecha para susurrarle al oído: ¿Todo el mundo en este templo tiene un palo metido por el culo? y después al apartarse: ¡Empiezo a entender de dónde salió el pobre Rolthos! y suelta una carcajada.
La hermana de Rolthos se rie ante el comentario de Lo Kag y se acerca a su oido para susurrarle.
- Casi todos... pero no se lo digas! A muchos les encanta! -
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