La alta elfa observó con gesto serio cómo Börj era apresado por la guardia de Saltmarsh, recorriendo con su mirada su torso desnudo, macerado y torneado por la brisa marina y los inclementes rayos del sol de alta mar. Se despidió de él sin palabras, con una vibrante mirada que reflejaba una pizca de pesar. No se olvidaba de la promesa de informar a Bastianes para intentar, al menos, librarles a él y a su hermano de la horca. Quizá en breve se volverían a encontrar por los angostos y fríos pasillos de la cárcel de la ciudad, a la que suponía que Mablung y ella serían conducidos hasta el día de su juicio.
Por eso, cuando Eliander se acercó a la comitiva, Adriana hizo el gesto de adelantar sus muñecas una junto a otra para ser apresada, pero sorprendida descubrió que, tanto a ella como a Mablung, les concedían la libertad. ¿Sería gracias al exitoso desenlace de la misión o más bien a la intervención de Kaddrok? Se decantó por la segunda opción. Miró interrogativa al Capitán, sin poder evitar acercarse a él y aclarar su situación.
- Señor, permítame mostrarle nuestro agradecimiento por la libertad que se nos ha concedido para acudir junto con nuestros compañeros a la posada y poder descansar tras estas arduas jornadas - lanzó una rápida mirada al druida - Nos gustaría conocer cuál es nuestra condición en este momento, para no sobrepasar ninguno de los límites establecidos por la ley, ¿disfrutamos de libertad condicional, debemos seguir considerándonos ciudadanos rasos a la espera de nuestro juicio o, por el contrario, gozamos de nuevo de nuestra condición como Agentes de la Corona?- preguntó con humildad y educación.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Eliander escuchó las palabras de Godric antes de pasar al siguiente miembro de los agentes a felicitar, asintiendo, pero sin decir ninguna palabra, confirmó a Godric que tramitaría su petición, o al menos haría todo lo posible por hacerla cumplir.
Al pasar a Adriana, el alto capitán volvió a escuchar los ruegos de la hechicera, y levantó la mano indicando que no hacía falta agradecer nada... al terminar de asimilar las dudas de la muchacha, Eliander respondió con voz tranquila y justo en un volúmen adecuado para que la alta elfa pudiera escucharle y sus palabras no se perdieran entre el algarabío de la gente y el resonar del fuerte oleaje que aún azotaba el barco, aún estando ya atracado en el muelle.
- Hasta el juicio, estáis en libertad condicional, ... no podéis salir de la ciudad sin que lo comuniquéis antes en una oficina de la Guardia y sea aprobado por un oficial de alto rango, Kraddok, o yo mismo... en cuanto a vuestro status de agente ha sido restituído, hasta que en el juicio se decida finalmente que ocurrirá con ese apartado entre otros muchos...
El responsable del brazo armado de la ciudad y de la Corona, siguió con su pasamanos por el resto de la tripulación hasta que dio por teminada su bienvenida y felicitaciones. Asignando una comitiva de una decena de guardias para escoltar a los "heróes" a casa... y al acólito a su iglesia.
Dolfinos, ignorado por el momento por todo el protocolo establecido, y agradecido en parte por eso, permaneció en silencio hasta que todos se dispusieron a ponerse en movimiento... con una tímidas pero educadas palabras se acercó a Godric para solicitarle permiso de compañía temporal si el grupo aceptaba su presencia unas jornadas más.
- Disculpadme, no querría ser una carga o un factor más por el que preocuparse, pero aún estoy ... débil ... - La última palabra vibró con vulnerabilidad en los labios del elfo marino, como si le doliera en su orgullo no estar en el cenit de sus capacidades, a pesar de que sus marcadas costillas y deshidratación revelaban lo obvio de su precaria salud - Si me lo permitís, me gustaría pasar unos días descansando y recuperándome con vosotros en esa tal posada... luego me marcharé con los míos para deliberar nuestro futuros movimientos acerca de todo lo que ha acontecido.
Godric quedó un poco más tranquilo en lo referente al posible destino de Nadie.
Cuando el elfo marino se acercó a él le sonrió amablemente.
- Por supuesto que te quedarás hasta que recuperes tus fuerzas. No parece que requieran tu testimonio para inculpar al capitán por tenerte preso, pero si fuera así te acompañaré a hacerlo. Pero de momento no te preocupes por eso. Ven con nosotros. Prepararé una cena exquisita para todos y tú nos acompañarás en la mesa. - le asegura con amabilidad. - Puedes quedarte todo el tiempo que quieras. ¿Tienes alguna preferencia para la cena? -le pregunta mientras van andando por la ciudad, intentando ignorar la muestra de poder que está haciendo Elliander a su costa con tanta pompa y escolta. Sólo espera que Mablung no acabe, de alguna manera, preso de nuevo al pelearse con la escolta.
Al llegar a la posada, el joven clérigo se asegura que Dolfinos está cómodo en una habitación y luego se va rápido a la suya para asearse, pero en lugar de eso se ocupa de un asunto antes, por lo que la preparación de la cena se retrasa un poco.
-En cuanto nos dejen desembarcar volveré al círculo, no me fío de la gente de esta ciudad- murmuró mientras veía el despliegue que se estaba preparando en el muelle.
Mablung no podía creerse lo hipócritas y falsos que resultaban los habitantes de las ciudad, llamaban libertad a una prisión dorada y a sus guardianes los llamaban escoltas.
Soltó un bufido ante las palabras de Eliander e ignoro la mano que se le tendía. No entendía a esta gente. Cuando Eliander acabo su "escena" de bienvenida, Mablung se dispuso para abandonar el barco:- Acudiré a la posada en un rato, estaré allí para la cena...seguramente tengamos que ponernos al dia. Ahora tengo otros asuntos que atender y así disfrutar de mi libertad. No os preocupéis son dentro de la ciudad- añadió volviéndose hacia Eliander.
Adriana asintió ante las palabras de Eliander y dirigió su mirada hacia el horizonte, observando la llameante explosión a lo lejos. De pronto, recordó la playa donde habían dejado sus pertenencias y a sus dos nuevas compañeras. Debía ir a buscarlas en cuanto tuviera ocasión. Pero, no queriendo desobedecer al Capitán, y menos ahora que Mablung había decidido marcharse de nuevo por su cuenta, creyó conveniente volver a la posada primero. Y definitivamente, necesitaba un baño.
- Ten cuidado - le dijo al druida antes de que se perdiera por las calles de la ciudad.
Adso había quedado relegado a un discreto segundo plano, seguramente debido a su timidez y su poca pericia en este tipo de situaciones. Se acercó hacia él y le habló casi de manera maternal.
- Adso, permíteme que te manifieste lo agradecidos que estamos por tu ayuda- volvió a tomarle de las manos cuidadosamente - También quiero disculparme por si alguna de mis palabras ha podido ofenderte en el barco… yo… yo misma estoy sorprendida de la representación de mi papel… - dijo un poco avergonzada - pero lo importante es que la misión ha finalizado con éxito y hemos conseguido salir todos con vida, y no hubiese sido posible sin ti. Imagino que estarás exhausto y querrás volver con tus compañeros al templo. Pero me gustaría poder acudir a visitarte mañana, tras descansar, para poder hablar con más calma. Dime, ¿dónde podré encontrarte? - le sonrió, esperando la respuesta del muchacho.
Se acercó también al elfo azul, al que no había prestado demasiada atención tras su primer y sorpresivo encuentro.
- Por supuesto puedes acompañarnos el tiempo que desees - dijo con amabilidad - es una lástima que no puedas llegar a conocer a… Lenkus… era... un cocinero excepcional- suspiró con un deje de tristeza - pero tenemos suerte de contar con Godric, ¿verdad? - sonrió al sacerdote, girándose y preparándose para emprender el camino, el cuál recorrió sumida en sus pensamientos.
Cuando Adriana se introdujo en la posada, el olor a leña ardiendo y el calor dentro de sus muros le hizo respirar profundamente durante unos segundos, disfrutando de aquella sensación que casi podía denominar el regreso al hogar. Después de las noches en la celda y las condiciones deplorables de las últimas jornadas, se convertía casi en un paraíso. Con presteza, se disculpó con sus compañeros y subió las escaleras hasta llegar a su habitación.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
La completa falta de respeto del rebelde elfo no pasó desapercibida por el resto de agentes, y Eliander bajó su mano tras mantenerla durante unos segundos en alza preparada para estrechar la de Mablung. Sus ojos volvieron a entrecerrarse fijando su veterana mirada en la del druida, solo añadiendo unas hoscas palabras antes de pasar al siguiente de la fila.
- Ese es el agradecimiento que ofrece el último superviviente de los círculos, ... que decepción ... tras haber combatido junto a vosotros e incluso perder la pierna y derramar mi propia sangre para que vuestros territorios quedaran a salvo de la "Sombra" y sus enloquecidos animales, este el trato y respeto que me profesas... Los tuyos eran gente difícil, si, pero sabían aceptar la ayuda y reconocer a un aliado. Veo que tienes mucho que aprender aún... ahora mismo avergüenzas a los que cayeron antes que tú. Que su sangre, como la de los míos, sea recordada.
El recio hombre se apartó para posteriormente no obligar al elfo de los bosques a ser parte de la comitiva que era escoltada hasta la posada, pero el lenguaje corporal del alto capitán mostraba un alto grado de frustración mal contenida. Su rictus sólo cambió al de alarma, cuando escuchó de lejos a Adriana mencionar el nombre de Lenkus, pero volvió a su estado de exasperación habitual casi de inmediato.
El discreto acólito había también sido ignorado en la ronda de reconocimientos y exaltación de los héroes, y éste había aprovechado para colocarse la capucha de tal manera que, de nuevo, sólo se pudiera vislumbrar su cara de nariz hacía abajo. Su escuálida figura rivalizada con la de Dolfinus, aunque éste último le sacaba casi una cabeza en altura al muchacho. Cuando la alta elfa le estrechó las manos, ésta sintió como su acto reflejo había sido retirarlas, pero en el último momento pareció decidir dejarlas allí, envueltas por las de la hechicera de pelo rojo.
- Yo ... mi señora ... estaré como bien dice en el tempo de Akadi, hay mucho que hacer, y hay que preparar la llegada del nuevo Sacerdote que se hará cargo y tomará posesión del puesto dejado por ... bueno ya sabes ... mis disculpas si mis torpes palabras despiertan desagradables recuerdos en su mente ... Puede venir cuando usted desee a visitarnos, rezaremos juntos por el nublado futuro que se aproxima.
Tras el conflictivo episodio, todos los agentes llegaron a la posada que, como prometió Eliander, estaba bastante limpia por dentro, aunque aún se podían observar las escaras de los últimos combates y más de la mitad del huerto posterior seguía completamente arruinado. Dolfinus pareció disfrutar la compañía de todos, y a pesar de su estado no dejaba de sonreír contagiando su infatigable optimismo a todos, ... a todos menos a Leobald, que no había emitido palabra alguno y su semblante serio y distante parecía bloquear como un muro insalvable cualquier idea que estuviera pasando en esos momentos por su cabeza.
Al llegar, un extraño sentido de hogar pareció envolverlo todo, y aunque todos provenían de lugares lejanos y diferentes, "La cabra de mimbre" parecía darles la bienvenida cada vez, como algo único y fijo en sus caóticas vidas, que les traía cierta paz y calma entre las terribles tormentas que arreciaban en Saltmarsh.
Contra viento y marea habían alcanzado puerto. No había dejado descuidado la guarda y custodia de marineros hechos prisioneros y de nuevo marineros, bajo atenta y escrupulosa vigilancia. En el petate plata suficiente para un retiro lejano, a la espalda acero de renombre y bajo coraza, papeles que quizá debiera consultar antes de darles publicidad. Con la llegada a puerto pudo relajarse al descartar un recibimiento arisco por parte de los la chusma que frecuentaba muelles y posadas. Casi se alegró de que fuera Eliander quien aguardara en el muelle de atraque. Sin mas que aportar a los agasajos y clamores, y pasando tan desapercibido como pudo, volvió con los demás a la posada.
-Ahora los dos estamos seguros que puedes proteger a tu hermano-le dijo como despedida a Adso- Valor y determinación, furia y sacrificio que has demostrado.. el monaguillo ha muerto, el héroe ha aparecido. Mas mi palabra y deber sigue con vuestra seguridad. Acude a mi si por vuestra vida teméis.
Bajo máscara no perdía de vista a Leobald, su lenguaje corporal y su estado de ánimo. Aquello parecía revolver en el caballero mas que una simple misión contra una banda contrabandista. Ya en la posada dejó sobre la mesa el pesado petate con las 10 barras de plata del capitán. -Que Eliander sepa o no de esto es algo a decidir.-les dijo a todos, desconfiando aún del azul invitado.- Pasará tiempo tan embriagado por la confiscación que no echará nada en falta en días. Yo necesito, sin embargo, me urge meditar antes del almuerzo.- Subiendo sin mas a su habitación desapareció escaleras arriba.
Acercándose a Eliander y con gesto de furia contenida Mablung contesta:- Me habéis encerrado dos veces,una sin motivo y la otra por defender la vida de unos de mis compañeros,y luego soltado para que persiga a las presas que no queréis o no podéis cazar y pretendes que vuelva y me contente con unas palmadas en la cabeza como un buen perro, me alegra decepcionados no soy vuestro perro.-
- Cada vez que pienso en vuestro sacrificio más claro tengo que no fue por altruismo, os convenía ayudar a los círculos para contener una amenza que os hubiera puesto en peligro...pero dejasteis luego morir a los círculos del bosque, cuando la sombra ataque de nuevo y no estemos ahí...¿Quién la contendrá?¿Los alquimistas?
- Y tanto que clamas ser un aliado ...¿Donde estabas cuando el guardián del círculo de Saltmarh fue asesinado y su asesino usurpó su puesto llegando casi a corromper el último círculo? Ocurrió debajo de vuestras narices y no hicisteis nada. Así que no te des aires y de superioridad moral no trates de darme lecciones que no van corroboradas con acciones.-
Al atracar TocToc se relajó, la complicada navegación de los últimos metros habían sido una gran tensión y apenas había podido ver que ocurría. La próxima vez hubiese sido mejor confiar en algún otro tripulante. La tensión le produjo un intenso dolor de cabeza que flotaba entre sus ojos y se mostró algo taciturno ante las felicitaciones de Eliander. Aunque agradecido.
- Gracias - Mientras estrechaba la mano de Eliander alzó su cabeza para mirarle a los ojos con franqueza, como había hecho tantas veces. Ladeo la cabeza inmediatamente evadiendo la incómoda imposibilidad.
- No se lo tengáis muy en cuenta, no está pasando sus mejores días. - Dijo excusando a Mablung. Luego intentando cambiar el foco de la conversación añadió - Necesito hablar con Bastianes lo antes posible.
En la posada, cuando todos se retiraron a sus aposentos TocToc hizo lo mismo. Allí encontró sus pertenencias. Sus papeles, libros, el huevo mohoso que había depositado con cuidado en la almohada. Tras repasar que todo estaba en orden se tumbó en la cama, agotado. Seguía sintiendo el intenso dolor de cabeza pero esperaba que unas horas de relajo lo calmaran. Había muchas cosas que debía decidir… Permanecer en la guardia o ir en búsqueda de su familia. Su tapadera había sido expuesta y Akrul podría ir tras ellos. Avisar a Bastianes o huir sin más. La decisión le atormentó y lo que esperaba que fuese un descanso que le tranquilizase en realidad le llenó de ansiedad.
El agotamiento acabó por vencer la ansiedad del preocupado kenku, que terminó rindiéndose en los brazos del dios de los sueños, para pasar segundos después a emitir sonoros ronquidos que atravesaban incluso el umbral de su puerta cerrada, éstos eran audibles en todo el piso superior de la posada donde se encontraban todas las habitaciones. Mientras, el taciturno Leobald, decidió encerrarse también en su cuarto para pasar a ponerse más cómodo retirando las piezas de su pesada armadura una a una casi como reviviera un antiguo ritual y aislarse totalmente de los demás.
En el salón principal, Dolfinus recogía varias piezas de fruta para mitigar su hambre hasta que llegara la hora de la comida, hora que le parecía eternamente lejana en esos momentos. Al mismo tiempo, Khalion preparaba la chimenea para que su calor pudiera caldear la posada en un día más que agoraba lluvía y frío incesante.
Adriana y Godric bajaron las escaleras para marcharse directamente a la cala a recuperar sus preciadas pero infectas mascotas nuevas, habían decidido moverse sin apenas descansar o asearse, lo que les daban un aspecto algo tétrico, con manchas de sangre aún desperdigadas por parte de sus ropajes y pelo a medio limpiar.
El paseo hacia la cala fue tranquilo a pesar de que la alta elfa solo conocía el camino a través del tunel... que era diferente al que habían seguido sus amigos para llegar originalmente, así que con la ayuda e Godric y tras preguntar a algún que otro viandante, que malamente contuvo las arcadas al contestarles, no sabiendo muy bien si por su aspecto o por su alineación con la Corona, consiguieron encontrar el sendero medio oculto por los abrojos y las hierbas cerca del extremo este de la ciudad, el cual discurría como una serpiente entre acantilados hasta llegar al cementerio de naves hundidas...
El total del trayecto se alargó casi hasta las tres horas entre la ida y la vuelta, pero valió la pena, bajo el cascarón de madera podrida de uno de los barcos de menor tamaño encallados en la arena, un par de ratas chillaron nerviosas y contentas al ver de nuevo a Adriana, casi saltando a sus brazos como locas, restregando sus virulentas pustulas enfermizas contra ella, e inmediatamente, tras el efusivo recibimiento, ambas criaturas se encararon con Godric desde su posición entre las manos de la hechicera, siseandole amenazadoramente para que no se acercara a ésta. Sin duda los pequeños roedores portadores de plagas eran bastante territoriales con los que consideraban sus "aliados".
Manteniendo las distancias, la pareja volvió a la posada justo a la hora de comer, abajo se encontraban ya a Khalion, un poco descansado TocToc y Dolfinus, compartiendo unas cervezas de curiosa buena calidad encontradas en unos barriles dentro de la despensa, provistas al parecer por el equipo de logística del Alto Capitán. Godric decidió no perder más tiempo, y tras limpiarse lo mejor que pudo las manos, se dispuso a preparar un rico almuerzo para todos...
Los olores de la cocina portaban un fuerte aroma a especias locales, y éstos, volvieron a volar libres por el espartano salón, mientras el apetito parecía ir en aumento con cada minuto que el experto cocinero les hacia esperar. Justo antes de servir el guiso y sus acompañamientos, la puerta de la posada se abrió para dejar paso al irreverente druida, que había vuelto del claro con rostro de pocos amigos y con un halo de tristeza que parecía pesarle más de lo que quisiera reconocer.
Leobald bajó para tomar la comida con todos, sin mencionar palabra, salvo las mínimas para mantener la cortesía, y se retiró con una estudiada disculpa de libro a sus aposentos una vez más. La tarde se tornó algo más alegre, a pesar de las preocupaciones, ansiedades, melancolías y cargas de cada uno. El vino y la cerveza se encargaron de aligerar esos pesos de las espaldas de los agentes, que habían optado por quedarse a disfrutar de una larga sobremesa en aquel lugar que cada vez parecía más un hogar...
Justamente antes de comenzar a poner todas las ideas en común y trazar el plan a futuro basado en éstas, el portón de "La Cabra de Mimbre" se volvió a abrir. Un enorme hobgoblin en armadura pesada, de tez anaranjada, orejas puntiagudas, y máscara de Oni amarrada de momento a uno de sus dos cinturones, se quedó quieto en el dintel, sin pasar, como si necesitara antes autorización para poder entrar con los demás. Un escudo reposaba sobre su espalda, junto a su arco largo y un carcaj colmado de flechas. La característica espada larga de corte marcial permanecía envainada y acoplada en su cintura, en el lateral izquierdo.
- Buenas tardes... al parece ahora estoy bajo vuestra tutela ... así que soy un problema más del que preocuparos. Eso dijo Eliander que había pactado con Bastianes. Obviamente yo no soy un problema, sino una herramienta, que estoy seguro que sabréis usar apropiadamene. Nadie se presenta en el frente.
- ¡Nadie! Me alegro de verte. Pasa por favor pasa. Deja ahí tus cosas y ponte cómodo, luego podrás elegir una habitación. Sientate, sientate, aún queda algo de estofado. -
Mientras el gran hobgoblin se sentaba y Godric le servía, el joven sacerdote miró a su alrededor. Menuda panda estaban hechos. Ni uno normal. Pero si aquel era el rebaño que Lathander había elegido para él estaba dispuesto a aceptarlo de buen grado. Por alguna razón se sentía más cómodo entre ellos de lo que había estado nunca en los elegantes salones de la Corte.
- Creo que han sido unos días realmente intensos desde que nos separamos en el Templo de Akadi - dice Godric - Nadie, disculpanos si te contamos todo lo que ha pasado desde que nos separamos de manera inconexa. En lo que respecta a tu caso, fuimos a ver al Magistrado y le pedimos ayuda para que conmutaran tu pena, al menos hasta que demostraras que habías dicho la verdad. Después de capturar el barco contrabandista hemos pedido que te asignen a nuestro pequeño grupo. Me alegro que así haya sido. -
Una vez realizado aquel pequeño resumen se volvió hacia el resto.
- Aunque ahora ya lo sabéis todos debo informaros que la noche anterior a nuestra visita al Templo hablé con Ostor y... llegué a un acuerdo con él. Le ayudaría a buscar ese objeto que busca a cambio de información y de su ayuda. Sé que es arriesgado y no pierdo de vista que es un demonio, pero os pido que confiéis en mi en esto. Siento no haberos dicho nada antes pero las cosas se sucedieron muy precipitadamente. Y ahora ¿Qué tal si empezamos desde que nos separamos? Leobald y yo, al ver que no volvían Kahlion ni Ostor del pantano fuimos en su búsqueda... y casi no volvemos al encontraros con una extraña criatura, pero creo que los inquietantes descubrimientos que hicieron en el pantano es mejor que los cuenten ellos... -
Adriana regresó a la posada con el ánimo alegre por haber encontrado a sus nuevas mascotas en aquella playa. Por fin el grupo tenía tiempo de reunirse y hablar tranquilamente, y disfrutar de una comida caliente y deliciosa tras los días de penurias que ya quedaban atrás. Sus tripas rugían famélicas al detectar el aroma que desprendían los fogones de la cocina y que se colaba por las rendijas de los muros y las puertas de todas las estancias de la casa.
Subió a sus habitaciones antes de la cena para lavarse la cara y las manos y adecentarse mínimamente. Prefería disfrutar del baño más tarde, sin prisa y con el estómago lleno. Depositó en el suelo a sus pequeñas amigas, presentándoles su nuevo hogar y dejando que corretearan libres y saciaran su curiosidad, además de descubrir bajo su capa media hogaza de pan que desmigó y un trozo de queso que les ofreció para que comieran algo, y que había sustraído de la cocina lanzándole una mirada cómplice a Godric.
Mientras el sacerdote trabajaba arduamente para alimentar a sus compañeros, Adriana se entretuvo preparando la mesa para el festín, manteniendo conversaciones banales con Khalion y Toctoc e intentando que Leobald participara sin éxito. Comenzaba a resultar realmente preocupante el estado anímico y la actitud del caballero que, lejos de mejorar, empeoraba a pasos agigantados.
Para cuando Godric sirvió la cena, la alta elfa ya se veía claramente influida por el efecto de la cerveza y el estómago vacío, y su talante era risueño y divertido. Tanto era así, que al aparecer Nadie en el quicio de la puerta, la hechicera le dio una efusiva y alegre bienvenida, animándole a que se sentara con ellos.
Godric fue el primero en romper el hielo y comenzar a relatar todo lo ocurrido desde que se separaran, y ese ánimo de júbilo y celebración se atenuó en la alta elfa para dar paso a una actitud con matices más reflexivos.
Tras escuchar a sus compañeros sin haber intervenido, Adriana aprovechó uno de esos silencios que inevitablemente se producen en conversaciones intensas; se recolocó en la silla, con la espalda recta y los brazos apoyados en la mesa. Carraspeó, aclarándose la garganta y, tras cerrar los ojos unos segundos, su voz resonó en la estancia.
- Elías está vivo - aseveró, sin rastro de duda, sin vacilación, como una verdad indiscutible. Con toda la intención, la elfa favoreció unos segundos dramáticos de silencio, en los que recorrió con su mirada a cada uno de sus compañeros, observando sus primeras reacciones, especialmente la de Godric.
Relajando levemente su cuerpo, continuó con la explicación que, sin duda, todos esperaban.
- Os narraré los acontecimientos según sucedieron desde que nos apresaron, intentando no olvidarme de ningún detalle. Mablung, puedes interrumpirme o aclarar lo que consideres oportuno - bebió un poco de cerveza y se puso cómoda.
- No sé cuáles fueron los motivos, pero el hecho es que consideraron que Mablung y yo debíamos permanecer en la misma celda. Las primeras horas resultaron tediosas e incómodas, nada que no esperáramos de un lugar así. Pero recibimos la visita de unos pequeños roedores, los bautizados posteriormente como Llagas y Betty que ahora me acompañan. El caso es que el comportamiento de estos animales era cuanto menos curioso, puesto que parecían mostrar un especial interés en mí, y un sentido de protección y defensa ante cualquiera que se me acercara que no fuera Mablung. Nuestro compañero - dijo mirando al druida - se dirigió hacia una de las ratas y le pidió hablar con Squick. Que sea él quien os cuente, si lo considera oportuno, cómo le conoció y qué relación tenía con este extraño ser. La rata portadora del mensaje desapareció y, tras un tiempo que no soy capaz de determinar, se nos presentó en la celda de al lado otro de estos animales pero que triplicaba el tamaño de un roedor normal, y con claros síntomas de enfermedad y pestilencia que, ante nuestros ojos, adoptó una forma semi-humana, mitad hombre, mitad rata. Este tal Squick reconoció en mí la maldición y, de alguna manera, eso me convierte en una aliada. Eso explica por qué los pequeños roedores me defienden y se sienten cómodos con mi presencia. Y todavía no he podido determinar si es bueno o malo, pero eso lo descubriremos más adelante- hizo una pequeña pausa - El hombre rátido nos comentó que su Amo, del cual desconocemos el nombre, alberga información sobre la maldición y sobre las alcantarillas de la ciudad. Cuando Mablung le preguntó por este tema, el miedo se reflejó claramente en su semblante, aconsejándonos que jamás entráramos en el laberinto y que algo ominoso duerme en sus profundidades, un guardián del que debemos huir - Adriana se encogió de hombros sin poder dar más explicación a este asunto - Tras las respuestas a nuestras preguntas, Squick nos ofreció un manojo de llaves ensangrentadas que le había arrebatado al cuerpo sin vida de uno de los guardias de la prisión, vida que muy orgullosamente había cercenado con sus propias garras. Obviamente, declinamos la oferta de escapar, ya que eso hubiera significado nuestra automática sentencia de muerte. Squick se despidió, no sin antes darnos instrucciones precisas de cómo encontrar a su amo una vez hubiéramos salido de la cárcel.
Hizo una pausa y observó a sus compañeros, para estar segura de que su discurso no estaba siendo deslavazado y estaban siguiendo la historia.
- Y os preguntaréis… ¿qué tiene que ver todo esto con Elías? Como imaginaréis, en cuanto en la prisión se dieron cuenta de la falta del guardia, los primeros en ser interrogados fuimos nosotros. Kraddok se presentó junto con sus soldados en nuestra celda, desplegando sus ya conocidas muestras de rudeza y sociopatía, para intentar sonsacarnos algo de información. Negamos saber nada del guardia, aunque algo me dice que fuimos poco convincentes, pero él no tenía pruebas, al fin y al cabo, estábamos encerrados en una celda sin margen de movimiento. Pero, al observar a las ratas, nos informó de la visita inminente de un exterminador. Como comprenderéis, no podía permitir que Llagas y Betty perecieran así… y ese fue el motivo de llevarlas conmigo.
- Después de esto, Kraddok y sus súbditos desaparecieron de nuestra vista pero…- en este punto, Adriana guardó silencio y arrugó la frente y sus músculos se tensaron visiblemente - momentos después de su marcha, Kraddok, esta vez solo, volvió a presentarse ante nosotros. Tras un enfrentamiento diría… psicológico, en el que las miradas cargadas de testosterona casi se podían tocar con los dedos de las manos, Kraddok nos susurró una pregunta: -¿Qué sabéis de Ilaiah? - Mablung y yo, desconcertados, no hicimos otra cosa que contar la verdad: que le salvamos de un ataque, que nos condujo a una mansión poblada de granjeros, que nos volvió a pedir ayuda más tarde por un ataque de no muertos sufrido en sus tierras y que, en el pasado, fue un veterano del ejército, más conocido como El Carnicero. Yo no pude evitar señalarle lo sorprendente que me resultaba que él, autor de su ejecución, se interesara por un pastor retirado y supuestamente fallecido. También le señalé lo curioso que me parecía que su cuerpo no colgara inerte en el cadalso, como acostumbraba a mostrar orgulloso, para terminar concluyendo que él mismo debía saber más de Elías que cualquiera de nosotros. Todo esto desató su ira, gritó, a punto de perder la cordura, que no teníamos ni puta idea de nada, golpeó con su puño la columna de roca que separaba las celdas hasta hacerse sangre, con rabia y odio, musitando - “no entiendo por qué él me pidió…”Obviamente, se refería a Elías. De pronto, su actitud iracunda se tornó en una preocupada y apremiante. Nos dijo que este no era un lugar seguro para nosotros, que debíamos salir de allí, que sus hombres leales acudirían en un par de horas para rescatarnos y nos dio instrucciones precisas de hacia donde dirigirnos una vez fuera de los muros de la prisión. Nos aseguró que si permanecíamos allí nos matarían esa noche y que él arreglaría las cosas con Eliander. Sin más, desapareció por los pasillos de la cárcel, dejando la decisión en nuestras manos.
Adriana esta vez se masajeó la frente, aliviando el estrés que le producía recordar ese hecho en concreto.
- En el poco tiempo que teníamos para decidir, y siendo conscientes de lo experto que era ese hombre en la mentira y manipulación, analizamos sus palabras pero sobre todo su reacción visceral y emocional tan desproporcionada, y determinamos que todo apuntaba a que estaba siguiendo órdenes de Elías; si por el hubiera sido, nos hubiera ajusticiado allí mismo sin ningún tipo de contemplación, pero parece que una relación estrecha y profunda le une al ahora pastor, y parece que éste nos quiere mantener con vida. Así que nos arriesgamos y seguimos sus instrucciones. Como bien nos había dicho, pocas horas más tarde unos soldados aparecieron para llevarnos a otra celda. Les seguimos obedientes sin decir palabra, pero en uno de los pasillos de la cárcel hubo un tenso encontronazo con otro grupo de guardias que, tras unas palabras y unas órdenes escritas, nos dejaron paso, pero que puso en grave peligro a misión. Cuando por fin salimos al exterior tras un recorrido por unos túneles excavados en la tierra, seguimos las indicaciones de Kraddok, huyendo hacia el noroeste, hacia el pantano cerca del claro, más allá de la torre de Eliander. Tras atravesar los campos de trigo, un explorador de su confianza nos estaba esperando para escondernos en una gruta perdida.
- Tuvimos ocasión de conversar con este hombre que se hacía llamar Clive, “el tercero de siete”. Nos habló de Elías, que efectivamente sigue vivo, aunque no nos reveló dónde se encuentra. El pasado de Elías, como todos sabemos, fue cruel y sanguinario, al igual que el de su fiel compañía, entre los que se encuentra Kraddok y Clive. Elías abandonó esa vida y su compañía le siguió, intentando redimir todo el mal que habían cometido. Todos menos uno, que abandonó el reino hace años y del que no se volvió a saber nada. Intenté obtener más información sobre este grupo, pero Clive no quiso hablar más de ello, era evidente que le dolía recordar el pasado y no quiso tampoco darnos más nombres.
- Pero según nos reveló, y la razón por la que nosotros fuimos rescatados de la prisión, es la amenaza que ahora se cierne sobre ellos, y… sobre nosotros: la llamada Hermandad Escarlata. Es un facción de asesinos de la que apenas saben nada, pero sí conocen que están bien arraigados en Saltmarsh, pero no parecen afiliarse ni con lealistas, ni con tradicionalistas, tienen su propia y secreta agenda... tienen sospechas de que están intentando infiltrar a miembros suyos en varías instituciones a lo largo de la Costa de Dragonmeere, puede que incluso lleguen a la capital... pero de momento lo que les preocupan son los locales. Apenas han conseguido sacarles nada, si capturan alguno, no responden bajo tortura o magia... algo les protege... creen que se debe a algún tipo de rito iniciático que les obligan a hacer cuando pasan a formar parte de sus filas... También han intentando infiltrar a alguno entre los suyos, pero... cuando consiguen que alguien avance en esa dirección... de alguna manera desaparece por completo y, debido a que no cuentan precisamente con demasiados recursos, han evitado esa estrategia pasando a una más conservadora… Lo que sí saben es que uno de sus principales líderes opera directamente desde aquí... pero poco más. No se rendirán sin plantarles cara y hacerles el máximo daño posible, al menos mientras sigan sin apenas información sobre ellos, y por alguna razón... siempre están bastante interesados en los "agentes" de la corona que llegan a Saltmarsh... normalmente para hacerlos desaparecer lo más rápidamente posible.
- Tienen algunas ideas de como operan y, al contrario de lo que pueda parecer, aunque son asesinos profesionales y muy peligrosos, no suelen mancharse las manos si otros pueden hacerles el trabajo, así que sólo intervienen directamente como último recurso, lo que dificulta mucho seguirles el rastro o adivinar su próximo paso. También intuyen que la Liga Escarlata, las damiselas de rojo que suelen moverse por la "Red Vacía", tienen algún tipo de vínculo con ellos, pero nunca lo han podido corroborar... se oyen cosas horribles de su líder aquí, a parte de su total y carente falta de humanidad, se dice que es tan meticuloso y obsesivo con su trabajo que fue capaz de esperar días y noches escondido en el entretechado de la habitación de una de sus víctimas, en una especie de trance... simplemente para dejar caer unas gotas de veneno desde un diminuto agujero sobre la cama de su víctima, que durmiendo, recibió su letal dosis a través de uno de sus oídos… Les llevan mucha ventaja, y por eso ellos compartimentan la información y los planes para que si son capturados, no puedan revelar nada más que una parte del todo.
- Cuando llegamos a la cueva que nos había habilitado, nos dio instrucciones de permanecer allí escondidos hasta que alguien viniera a buscarnos para llevarnos a la cala para unirnos a vosotros en la misión. Fueron un par de días tranquilos en los que tuvimos tiempo para recapacitar y poner en orden todo lo que había sucedido en las últimas horas. Lo siguiente fue nuestro reencuentro.
Adriana volvió a beber de su jarra, y se dirigió directamente a Mablung: - No sé si me he dejado algo - dijo dando a entender que su exposición había terminado.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Tras su encuentro con el caballero el antiguo cazarrecompensas bajó con los demás, armado y pertrechado como si la muerte pudiera llamar de nuevo a las puertas de la posada. Con él también, Alure, el filo mágico obtenido del capitán del "Fantasma" y que aún suponía una incógnita en cuanto a poderes y efectos que entrañaba. Repasaba sus notas con cierta tensión, como la que agarrota músculos y articulaciones justo antes de la definitiva batalla. Pues aquello era justo lo que parecía cernirse sobre todos ellos. Y entonces Nadie apareció por la puerta.
-Venturosos sean los designios, Nadie. Nada de problema, bendición es contar con tu conocimiento y acero en tan aciagos días. -le dijo al mercenario con la misma seriedad de sus anteriores conversaciones.-No es condena sino oportunidad de encontrar el final con acero en mano y no con soga al cuello. Creeme.. oportunidad tendremos.- y dejó que los demás le acomodaran en aquella posada improvisada como centro de operaciones de los agentes de la corona.-Nadie.. tus palabras sobre la tripulación salvaron vidas. Poco faltó para ser una muesca mas en el bastón de ese mago. Dime.. reconoces la espada del capitán, Alure la rompe mareas. Entre el botín perdido había un escudo de hermosa factura con motivos nobiliarios.-Dibujó entonces el escudo que había saqueado el hombre lagarto entre otras armas y protecciones.
Asentados todos y disfrutando del buen guiso de Godric, escuchó a todos, esperando el momento. De soslayo observaba al maduro caballero, esperando que quizá iniciara él las revelaciones obtenidas en el cofre personal del capitán. De no intervenir, lo haría salvaguardando aquella información irrelevante a su parecer. Los pecados de los padres.. Sin embargo, y antes, volvió a relatar lo contado al magistrado, esta vez con mas detalles y abierto a dudas.
-Seguimos el rastro, con problemas, pero gracias a Toctoc llegamos hasta un círculo de dólmenes que mas parecía una mano en piedra enterrada. Allí, la aberración que antes fue Wellmar reposaba ya sin levitar con duras acusaciones al traidor Golfrin. Como os dije, vestido de escamas azules y baile de energías. Escudado bajo extraña heráldica, de alambiques, vasos y mejunjes.-trató de pintar lo que su memoria había retenido sobre aquel escudo.- Quizá Mablung aportara mas conocimientos.. y por terminar con el filborg.. en sus brazos no usaba armadura al uso como la vuestra- señalando los pesados guanteletes de los humanos.- Eran.. funestos dispositivos, mecanismos, y fluidos verdes.. junto al ejercito que vimos en el círculo.. deberíamos extremar acciones y aceros de volver a cruzarnos con ese gigante..
Se despojó de la máscara para sentir el calor del hogar. Su pelo, enmarañado y sucio, ocultaba los brillos plateados muestra de su divino origen, como sus ojos donde el azul ocupaba todo el globo ocular, sin iris, sin pupilas.
-El hombre insectos reprochaba al falso druida su fracaso corrompiendo o eliminando a Mablung.. como ya hicieron con los suyos. Luego solo enigmas que carecen de sentido para mi. Sin saber si referido al druida u otro distinto, vio en nuestro encuentro a un miembro de una orden que parecía preocuparle. Sus palabras.. " la orden sigue en activo, he visto a uno de ellos... puede que haya cambiado, evolucionado, pero siguen siendo ellos, ... hay que encontrarles y destruirles, despertar a los soñadores es nuestra prioridad absoluta."
El cazarrecompensas aprovechó para calentarse con el te preparado con maestría por Godric. Con sus inhumanos ojos escudriñaba a sus compañeros con cierto fastidio, sin conseguir discernir si entre ellos se presentaba la membresía a la orden que asustaba al "Heraldo. Sobre la mesa, la careta arrancada al enorme árbol que aún mantenía los orbes ya apagados que fueran sus también azules ojos.
-Golfrin trató de excusarse.. para molestia del caído en desgracia Wellmar. Mundana palabrería para él, pero que mas nos atañe aquí. Un mal gestante en dreadwood, corrupción en los pantanos del oeste que hostiga a los hombres lagarto tb cazados desde la costa.. posiblemente abocados sin cuartel hacia..- aquí meditó pues sin haber escuchado mas intuía el objetivo.- ..aquí.
-Fue cuando desaparecieron usando aquellas piedras, con fuentes de luz blanca e intensa, como las constelaciones que vimos en las alcantarillas. Justo antes, el "heraldo" afeo las mundanas excusas acusando al gigante de un "pecado" compartido con los suyos.. "la gran blasfemia de la que fueron partícipes" y que obtendrían indulgencia si realizan un fiel servicio. Después, solo silencio.
-Antiguos socios bajo la Red vacía podrían aportar mas información sobre esos asesinos. Podría ir tras nuestra reunión para conseguir mas información.. aunque nuestros últimos actos quizá hayan comprometido mi libre acceso a los sótanos. Ya fui advertido de mantener distancias con esas guerreras carmesí. Mi responsabilidad sobre esto está llegando a su fin..-dijo colocando la moneda del orbe quebrado sobre la mesa donde además estaba el botín en plata conseguido.- Mas valiosa que toda la plata de la ciudad podría ser el momento de cambiarla. Nos compromete su posesión.. según la magia entrelazada en ella.
Aún intentando asimilar toda la información que ha dado Adriana, casi no escucha la narración de Khalion, pues no sólo conocía los echos si no que los había vivido Godric parece volver a la realidad cuando aparece la moneda.
- ¿Creéis que podemos saber algo más de esa Liga Escarlata gracias a esta moneda? - preguntó a los demás.
Cuando habían hablado sobre ese tema, y para no olvidarse comentó:
- En el Fantasma encontramos varios documentos en el camarote del Capitán. Aquí hay unos cuantos. Creo que deberíamos informar de esto y de lo que nos djieron Hissss y los suyos al Consejo. - sugiere.
Algo más relajada tras haber compartido la información con sus compañeros, Adriana escuchó las palabras de Khalion y de Godric. Observó fijamente la moneda sobre la mesa, que no dejaba de darles más que quebraderos de cabeza.
- Preguntamos a Clive por Chack y la moneda. Nos comentó que le habían investigado varias veces, llegando a la conclusión de que nada tenía que ver con La Hermandad Escarlata y solo se trata de un matón de poca monta perteneciente al gremio de cazarrecompensas de la ciudad. Su compañero, el monje Shar, parece ser más peligroso y no llegan a entender la razón de su alianza, pero tampoco es alguien que les interese en un principio. Con respecto a la moneda, lo que ya sabíamos: se usaba antiguamente como tradición y método de intercambio para cerrar un trato de asesinato. Fueron retiradas cuando la guardia de Saltmarsh empezó a hacerles un seguimiento muy exhaustivo y terminaron siendo más delatoras que una ayuda o símbolo de un intercambio de favores. Apenas se usan en la actualidad. Pero quizá, y teniendo en cuenta la magia a la que se vincula, si encontramos a la persona indicada, podamos conseguir un intercambio más que beneficioso -dijo apoyando la idea de deshacerse de ella.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Toctoc se despertó en la penumbra neblinosa que era ahora su universo, tras un momento de pánico e incomprensión recordó los sucesos de tan solo hacia unas cuantas horas. Se palpó la cara, buscando sus ojos. Efectivamente no estaban ahí. Se sentó en la cama con la cabeza apoyada en las palmas de las manos, la mirada clavada en el suelo. Revivió los dolorosos sucesos de los últimos días sintiendo como su esperanza y sus fuerzas para luchas se desvanecían. “¿Tenía sentido seguir luchando, seguir viviendo?”. Pero sabía que ni la muerte le libraría de su enemigo, peor aún, la muerte le arrojaría directamente a sus brazos. No tenía otro remedio que levantarse y seguir luchando, otro días más. Con un trapo se limpió las lágrimas de impotencia y desesperanza que humedecían sus ojos, suspiro y salió de su habitación fingiendo ánimo y energía.
Cuando bajo se encontró a Khalion y Dolfinus y se unió a ellos con una cerveza, inicio una conversación esforzándose por olvidase de sus desdichas. También se forzó a no abusar del alcohol, ya que había visto lo que podía hacer a un cuervo cuando usaba el alcohol para ahogar sus penas. Se interesó por Dolfinus y su pueblo, preguntándole por su relación con los humanos y el reino de Cormyr. Tras unos minutos hablando de ello callo en la cuenta.
- ¿Dices que eres un explorador, que conoces bien la costa y el mar? Quizás me podrías ayudar a completar unas notas que tengo, ciertos aspectos que no logro descifrar. Quizás tus conocimientos me podrían ayudar. - Sacó el almanaque de las mareas original y enseñó las inscripciones que había en ciertas partes del mapa. - Creo que estos lugares no son específicos de contrabando, sino de algo más. Tengo interés por cierto culto a un dios o entidad marítima…
Cuando Godric llegó con la comida cerró el libro y si había quedado algún detalle que resolver dejó entrever que después le gustaría seguir hablando. Vio con preocupación cómo Leobald se mostraba más y más taciturno ya que era el que más confianza le inspiraba. Pensando que debería haber algo para tratar recuperar su ánimo intercambio una mirada con Adriana. La aparición de Nadie le interrumpió sus pensamientos.
- Me alegra de que al final sigas un día más con notros. ¡Enhorabuena! Ven siéntate con nosotros y bebe algo de cerveza. - Se ahorró expresar su desconfianza acerca de su lealtad, pero se preguntó cuánto tardaría en huir. Qué situación de peligro le haría darse la vuelta y salir corriendo...
Asintió a las palabras de Godric - Si consideras que Ostor debe permanecer con nosotros me parece correcto. Pero no más muertes, no más Lenkus. - Miró a Godric con firmeza - No quiero sangre en mi conciencia.
Cuando Adriana dejo caer la bomba dejó caer la cerveza sorprendido sobre la mesa. Siguió escuchando con atención. – Cuantas facciones operan en la región. Hay incontables enemigos y todos ellos poderosos y letales. – Dijo reflexionando en voz alta sobre los asesinos y la moneda.
Cuando Godric sacó los documentos sus manos e lanzaron hacia la mesa - Puedo echarles un vistazo...
La tarde avanzaba rápido, como lo hacía el tiempo cuando algo bueno o relajante estaba pasando, las conversaciones iban y venían, más en unos frentes que en otros. Dolfinus pareció sentirse cómodo entre todos, incluído con el anaranjado hobgoblin que no dejaba de mirarlo con recelo, aunque pareció empatizar más con TocToc, que al preguntarle por su tierra y por los suyos despertó cierta nostalgia en el elfo marino. Tras comentarle algunas referencias sobre su tribu, Manaan, y su asentamiento submarino de Kal'lisahl, le hizo conocer al kenku, que no era más de cinco centenares de almas, un pueblo pequeño pero guerrero y orgulloso, el mar no es amable con sus habitantes, y casi todos los suyos saben combatir incluso desde temprana edad... también le comentó acerca de los ancianos que dirigían a su tribu y de su sabiduría ancestral recogida en grandes caracolas que operaban como libros de registros e historia para ellos.
Cuando TocToc le enseñó sus notas, Dolfinus pareció palidecer un poco, y su debilidad causada por la inanición, reclamó su precio en ese momento, haciendo que le fallaran las rodillas. Asintiendo, el explorador señaló a una de las marcas mar adentro, la más cercana a su asentamiento, y mencióno unas palabras en élfico: "Daelh Loralan Kal'lisahl", la perdición de los elfos marinos. El amedrentado elfo de las profundidades comentó a TocToc que ese punto y sus alrededores era terreno vedado para su gente, los ancianos prohibían entrar a nadie allí, y los estúpidos que lo hacían, no volvían nunca... él sospecha que está relacionado con el ente llamado Vaalastroth y sus cultistas de la antigua Warthalkeel, pero no está seguto, puesto como ese terreno, toda información escrita acerca de ese tema, está también prohibida y sólo los ancianos pueden acceder a ella...
Las conversaciones, con el tiempo, parecieron perder fuerza y el alcohol cobrarla, justo antes de la cena, Leobald se levantó para desaparecer escaleras arriba con otra estudiada escusa acerca de la falta de hambre y el cansancio de sus viejos huesos. Dolfinus, algo apagado desde su intervención con TocToc, decidió seguirle para también descansar, pero no sin antes de llevarse una generosa jarra de cerveza consigo y hacerse un bocadillo rápido con las hogazas de pan y los restos de la comida....
Mientras aún había cosas que discutir, como los próximos pasos a seguir, y tras la desaparción del paladín, una pequeña nubecilla de humo explotó inofensivamente cerca de Godric, dejando un etereo aroma a azufre en su cercanía. Ostor apareció para posarse sobre el hombro de su "amo" de manera perezosa mientras miraba a todos con sus vívidos ojillos de diablo.
- ¿Una fiesta? ¡Me encantan las fiestas! ¡No imagináis las que montamos ahí abajo! ... Aunque ahora que lo pienso, quizás no fueran mucho de vuestro gusto...
-Un poco de oro aflojó los recuerdos en la Red Vacía sobre "El Amo", cabeza de esa organización..- respondió a las palabras de Adriana sobre el hombre rata y sus acólitas roedoras.-Apenas se sabe de él salvo contar con una comunidad importante.. como Squick el inestable. -Desconfiaba sin esconderse de las nuevas amigas de la elfa.. y medía sus palabras dudando si aquellas sacos de pústulas y costras manejarían conceptos complejos hasta su líder.-Allí donde fui atacado por demonio en cuerpo infantil, la plaza y el pozo.. A mas de provocar efectos parejos al puente del Rey, vi ratas que pasarían por perros por tamaño. No acababa en agua.. sino en corredor..
Mientras los demás bebían y relajaban tras los acontecimientos en el mar, el abstemio cazarrecompensas trataba de encontrar infructuosamente un te apropiado, pero ninguna resultaba ser suficiente áspero o con un mínimo de amargor apropiado para el paladar aasimar. Una jarra de leche fue la alternativa, que bebía a pequeños sorbos una vez se había retirado la máscara que ahora colgaba de su cinturón como su nuevo discípulo en su cerrada filosofía, Nadie.
-Asesinos carmesís.. Jamás hemos cruzado acero o palabras. Nunca tuve conocimiento. -reconoció sorprendido por aquella organización secreta y su terrible líder.- Debo volver a los laberintos bajo "La Red Vacía", y afrontar incierta represalia por nuestras acciones y servidumbres.. y obtener luz a tanta penumbra. -Desenvainó la espada mágica del capitán y la colocó en el centro de la mesa, junto a la plata y a la moneda.-Riesgo innecesario sería portar todo a la misma boca del demonio.. pero nunca contamos con recursos y poder semejante para obtener ayudas.. o hacer desaparecer de los gremios los nombres de alguna valorada presa..-dijo, mirando sin discreción a Godric.-Alguien debe guardarlo.. y si despreciamos el valor de la moneda, al menos debemos protegernos de ella y el sutil encantamiento que encierra. Hasta encontrarle uso, optaría porque su custodia sea en manos apropiadas.. como Julius.
La charla perdía tensión tan rápido como subía en graduación. El aasimar sin embargo lanzaba discretas miradas hacia el veterano humano, esperando unas revelaciones que nunca llegaron. Al excusarse y partir en retirada a sus habitaciones Khalion se levantó con mirada de desaprobación hacia el caballero.
-Hay mas..-dijo una vez el humano había desaparecido escaleras arriba.- Suma urgencia y numerosas vidas en juego para ser despreciado. Los crímenes de los padres..-repitió una coletilla ya mas veces usada, mientras sacaba notas manuscritas que parecían trascripciones de otras.. planes de ataque.- Plata y papel del cofre del capitán.. pagos por armar a los hombres lagarto a cambio de ataques.. cómplices ahora de permitir su marcha armados. Los papeles con destinatario P.P. buscan caos y terror de los lagartos sobre las granjas, incluidas las de La Comunidad.. para llevar muerte y destrucción hasta el asentamiento de Burle.. nexo entre corona y elfos de Silverstand. Ese P.P atacaría a futuros Seaton, puerto franco de la armada de la Corona.
Las notas manuscritas quedaron para consulta sobre la mesa.. copias de las originales ahora en otras manos. Apremiaba una acción y nuevo informe a las autoridades. Solo de palabra podría resultar complicado.. quizá si el capitán pirata apresado ayudara en su verificación..
-Hay mas..- repitió..-Otro frente aguarda desde Westgate. "Sombras de Medianoche" también interesadas en patrocinar asalto y muerte con las "Carabelas de Sangre" bajo mano férrea de esa "Baronesa". Aunque desconfían.. pretenden usar la obsesión de esa mujer con Saltmarsh.
Toctoc miró a sus compañeros con su venda. - Me pierdo con tanta facción y tantos enemigos de la corona. - Bebió más sorbos de la cerveza, olvidando su pretensión inicial de contenerse. - Tengo que hablar con Bastianes acerca de de mi futuro. No sé qué hacer... Debo proteger a mi familia. Ahora que el lich Akrul sabe que vivo… mi familia corre peligro. – Dijo mientras acababa su jarra compulsivamente y se serviua la siguiente.
Godric no pudo dar un respingo cuando el pequeño imp apareció de improviso a su lado y con leve tono de reproche, casi como quien habla a un niño que ha dicho algo inocente pero inapropiado le explica que no hay ninguna fiesta mientras el resto sigue charlando.
Sin pensárselo dos veces le entrega los papeles a Toc-Toc cuando este se los pide.
- No creo que Hissss nos haya mentido sobre para qué querían las armas. Su preocupación por poder defender a su pueblo parecía sincera. Sin embargo, si alguien pretende pagarles u ostigarlas más allá de lo que ya hacen esas criaturas, puede que se vean forzados a atacar. Deberíamos contactar con ellos para asegurar esa... alianza con Saltmarsh, o mejor dicho con la Corona para poder defender contra ataques de esas bestias. Y sobre todo... Bastianes tiene que escuchar esto. Por otro lado, me pregunto si conoce que Kadrok formó parte de la escuadra de Elías y si sospecha, o sabe algo de esta Hermanada Escarlata. -
Se frota las sienes
- Muy cierto Toc-Toc demasiados frentes abiertos... pero debemos hacer lo que esté en nuestra mano para impedir que ninguna de esas facciones prevalezca.. -
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La alta elfa observó con gesto serio cómo Börj era apresado por la guardia de Saltmarsh, recorriendo con su mirada su torso desnudo, macerado y torneado por la brisa marina y los inclementes rayos del sol de alta mar. Se despidió de él sin palabras, con una vibrante mirada que reflejaba una pizca de pesar. No se olvidaba de la promesa de informar a Bastianes para intentar, al menos, librarles a él y a su hermano de la horca. Quizá en breve se volverían a encontrar por los angostos y fríos pasillos de la cárcel de la ciudad, a la que suponía que Mablung y ella serían conducidos hasta el día de su juicio.
Por eso, cuando Eliander se acercó a la comitiva, Adriana hizo el gesto de adelantar sus muñecas una junto a otra para ser apresada, pero sorprendida descubrió que, tanto a ella como a Mablung, les concedían la libertad. ¿Sería gracias al exitoso desenlace de la misión o más bien a la intervención de Kaddrok? Se decantó por la segunda opción. Miró interrogativa al Capitán, sin poder evitar acercarse a él y aclarar su situación.
- Señor, permítame mostrarle nuestro agradecimiento por la libertad que se nos ha concedido para acudir junto con nuestros compañeros a la posada y poder descansar tras estas arduas jornadas - lanzó una rápida mirada al druida - Nos gustaría conocer cuál es nuestra condición en este momento, para no sobrepasar ninguno de los límites establecidos por la ley, ¿disfrutamos de libertad condicional, debemos seguir considerándonos ciudadanos rasos a la espera de nuestro juicio o, por el contrario, gozamos de nuevo de nuestra condición como Agentes de la Corona? - preguntó con humildad y educación.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Eliander escuchó las palabras de Godric antes de pasar al siguiente miembro de los agentes a felicitar, asintiendo, pero sin decir ninguna palabra, confirmó a Godric que tramitaría su petición, o al menos haría todo lo posible por hacerla cumplir.
Al pasar a Adriana, el alto capitán volvió a escuchar los ruegos de la hechicera, y levantó la mano indicando que no hacía falta agradecer nada... al terminar de asimilar las dudas de la muchacha, Eliander respondió con voz tranquila y justo en un volúmen adecuado para que la alta elfa pudiera escucharle y sus palabras no se perdieran entre el algarabío de la gente y el resonar del fuerte oleaje que aún azotaba el barco, aún estando ya atracado en el muelle.
- Hasta el juicio, estáis en libertad condicional, ... no podéis salir de la ciudad sin que lo comuniquéis antes en una oficina de la Guardia y sea aprobado por un oficial de alto rango, Kraddok, o yo mismo... en cuanto a vuestro status de agente ha sido restituído, hasta que en el juicio se decida finalmente que ocurrirá con ese apartado entre otros muchos...
El responsable del brazo armado de la ciudad y de la Corona, siguió con su pasamanos por el resto de la tripulación hasta que dio por teminada su bienvenida y felicitaciones. Asignando una comitiva de una decena de guardias para escoltar a los "heróes" a casa... y al acólito a su iglesia.
Dolfinos, ignorado por el momento por todo el protocolo establecido, y agradecido en parte por eso, permaneció en silencio hasta que todos se dispusieron a ponerse en movimiento... con una tímidas pero educadas palabras se acercó a Godric para solicitarle permiso de compañía temporal si el grupo aceptaba su presencia unas jornadas más.
- Disculpadme, no querría ser una carga o un factor más por el que preocuparse, pero aún estoy ... débil ... - La última palabra vibró con vulnerabilidad en los labios del elfo marino, como si le doliera en su orgullo no estar en el cenit de sus capacidades, a pesar de que sus marcadas costillas y deshidratación revelaban lo obvio de su precaria salud - Si me lo permitís, me gustaría pasar unos días descansando y recuperándome con vosotros en esa tal posada... luego me marcharé con los míos para deliberar nuestro futuros movimientos acerca de todo lo que ha acontecido.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Godric quedó un poco más tranquilo en lo referente al posible destino de Nadie.
Cuando el elfo marino se acercó a él le sonrió amablemente.
- Por supuesto que te quedarás hasta que recuperes tus fuerzas. No parece que requieran tu testimonio para inculpar al capitán por tenerte preso, pero si fuera así te acompañaré a hacerlo. Pero de momento no te preocupes por eso. Ven con nosotros. Prepararé una cena exquisita para todos y tú nos acompañarás en la mesa. - le asegura con amabilidad. - Puedes quedarte todo el tiempo que quieras. ¿Tienes alguna preferencia para la cena? - le pregunta mientras van andando por la ciudad, intentando ignorar la muestra de poder que está haciendo Elliander a su costa con tanta pompa y escolta. Sólo espera que Mablung no acabe, de alguna manera, preso de nuevo al pelearse con la escolta.
Al llegar a la posada, el joven clérigo se asegura que Dolfinos está cómodo en una habitación y luego se va rápido a la suya para asearse, pero en lugar de eso se ocupa de un asunto antes, por lo que la preparación de la cena se retrasa un poco.
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-En cuanto nos dejen desembarcar volveré al círculo, no me fío de la gente de esta ciudad- murmuró mientras veía el despliegue que se estaba preparando en el muelle.
Mablung no podía creerse lo hipócritas y falsos que resultaban los habitantes de las ciudad, llamaban libertad a una prisión dorada y a sus guardianes los llamaban escoltas.
Soltó un bufido ante las palabras de Eliander e ignoro la mano que se le tendía. No entendía a esta gente. Cuando Eliander acabo su "escena" de bienvenida, Mablung se dispuso para abandonar el barco:- Acudiré a la posada en un rato, estaré allí para la cena...seguramente tengamos que ponernos al dia. Ahora tengo otros asuntos que atender y así disfrutar de mi libertad. No os preocupéis son dentro de la ciudad- añadió volviéndose hacia Eliander.
Luego sin esperar emprendió la marcha.
Adriana asintió ante las palabras de Eliander y dirigió su mirada hacia el horizonte, observando la llameante explosión a lo lejos. De pronto, recordó la playa donde habían dejado sus pertenencias y a sus dos nuevas compañeras. Debía ir a buscarlas en cuanto tuviera ocasión. Pero, no queriendo desobedecer al Capitán, y menos ahora que Mablung había decidido marcharse de nuevo por su cuenta, creyó conveniente volver a la posada primero. Y definitivamente, necesitaba un baño.
- Ten cuidado - le dijo al druida antes de que se perdiera por las calles de la ciudad.
Adso había quedado relegado a un discreto segundo plano, seguramente debido a su timidez y su poca pericia en este tipo de situaciones. Se acercó hacia él y le habló casi de manera maternal.
- Adso, permíteme que te manifieste lo agradecidos que estamos por tu ayuda - volvió a tomarle de las manos cuidadosamente - También quiero disculparme por si alguna de mis palabras ha podido ofenderte en el barco… yo… yo misma estoy sorprendida de la representación de mi papel… - dijo un poco avergonzada - pero lo importante es que la misión ha finalizado con éxito y hemos conseguido salir todos con vida, y no hubiese sido posible sin ti. Imagino que estarás exhausto y querrás volver con tus compañeros al templo. Pero me gustaría poder acudir a visitarte mañana, tras descansar, para poder hablar con más calma. Dime, ¿dónde podré encontrarte? - le sonrió, esperando la respuesta del muchacho.
Se acercó también al elfo azul, al que no había prestado demasiada atención tras su primer y sorpresivo encuentro.
- Por supuesto puedes acompañarnos el tiempo que desees - dijo con amabilidad - es una lástima que no puedas llegar a conocer a… Lenkus… era... un cocinero excepcional - suspiró con un deje de tristeza - pero tenemos suerte de contar con Godric, ¿verdad? - sonrió al sacerdote, girándose y preparándose para emprender el camino, el cuál recorrió sumida en sus pensamientos.
Cuando Adriana se introdujo en la posada, el olor a leña ardiendo y el calor dentro de sus muros le hizo respirar profundamente durante unos segundos, disfrutando de aquella sensación que casi podía denominar el regreso al hogar. Después de las noches en la celda y las condiciones deplorables de las últimas jornadas, se convertía casi en un paraíso. Con presteza, se disculpó con sus compañeros y subió las escaleras hasta llegar a su habitación.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
La completa falta de respeto del rebelde elfo no pasó desapercibida por el resto de agentes, y Eliander bajó su mano tras mantenerla durante unos segundos en alza preparada para estrechar la de Mablung. Sus ojos volvieron a entrecerrarse fijando su veterana mirada en la del druida, solo añadiendo unas hoscas palabras antes de pasar al siguiente de la fila.
- Ese es el agradecimiento que ofrece el último superviviente de los círculos, ... que decepción ... tras haber combatido junto a vosotros e incluso perder la pierna y derramar mi propia sangre para que vuestros territorios quedaran a salvo de la "Sombra" y sus enloquecidos animales, este el trato y respeto que me profesas... Los tuyos eran gente difícil, si, pero sabían aceptar la ayuda y reconocer a un aliado. Veo que tienes mucho que aprender aún... ahora mismo avergüenzas a los que cayeron antes que tú. Que su sangre, como la de los míos, sea recordada.
El recio hombre se apartó para posteriormente no obligar al elfo de los bosques a ser parte de la comitiva que era escoltada hasta la posada, pero el lenguaje corporal del alto capitán mostraba un alto grado de frustración mal contenida. Su rictus sólo cambió al de alarma, cuando escuchó de lejos a Adriana mencionar el nombre de Lenkus, pero volvió a su estado de exasperación habitual casi de inmediato.
El discreto acólito había también sido ignorado en la ronda de reconocimientos y exaltación de los héroes, y éste había aprovechado para colocarse la capucha de tal manera que, de nuevo, sólo se pudiera vislumbrar su cara de nariz hacía abajo. Su escuálida figura rivalizada con la de Dolfinus, aunque éste último le sacaba casi una cabeza en altura al muchacho. Cuando la alta elfa le estrechó las manos, ésta sintió como su acto reflejo había sido retirarlas, pero en el último momento pareció decidir dejarlas allí, envueltas por las de la hechicera de pelo rojo.
- Yo ... mi señora ... estaré como bien dice en el tempo de Akadi, hay mucho que hacer, y hay que preparar la llegada del nuevo Sacerdote que se hará cargo y tomará posesión del puesto dejado por ... bueno ya sabes ... mis disculpas si mis torpes palabras despiertan desagradables recuerdos en su mente ... Puede venir cuando usted desee a visitarnos, rezaremos juntos por el nublado futuro que se aproxima.
Tras el conflictivo episodio, todos los agentes llegaron a la posada que, como prometió Eliander, estaba bastante limpia por dentro, aunque aún se podían observar las escaras de los últimos combates y más de la mitad del huerto posterior seguía completamente arruinado. Dolfinus pareció disfrutar la compañía de todos, y a pesar de su estado no dejaba de sonreír contagiando su infatigable optimismo a todos, ... a todos menos a Leobald, que no había emitido palabra alguno y su semblante serio y distante parecía bloquear como un muro insalvable cualquier idea que estuviera pasando en esos momentos por su cabeza.
Al llegar, un extraño sentido de hogar pareció envolverlo todo, y aunque todos provenían de lugares lejanos y diferentes, "La cabra de mimbre" parecía darles la bienvenida cada vez, como algo único y fijo en sus caóticas vidas, que les traía cierta paz y calma entre las terribles tormentas que arreciaban en Saltmarsh.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Contra viento y marea habían alcanzado puerto. No había dejado descuidado la guarda y custodia de marineros hechos prisioneros y de nuevo marineros, bajo atenta y escrupulosa vigilancia. En el petate plata suficiente para un retiro lejano, a la espalda acero de renombre y bajo coraza, papeles que quizá debiera consultar antes de darles publicidad. Con la llegada a puerto pudo relajarse al descartar un recibimiento arisco por parte de los la chusma que frecuentaba muelles y posadas. Casi se alegró de que fuera Eliander quien aguardara en el muelle de atraque. Sin mas que aportar a los agasajos y clamores, y pasando tan desapercibido como pudo, volvió con los demás a la posada.
-Ahora los dos estamos seguros que puedes proteger a tu hermano-le dijo como despedida a Adso- Valor y determinación, furia y sacrificio que has demostrado.. el monaguillo ha muerto, el héroe ha aparecido. Mas mi palabra y deber sigue con vuestra seguridad. Acude a mi si por vuestra vida teméis.
Bajo máscara no perdía de vista a Leobald, su lenguaje corporal y su estado de ánimo. Aquello parecía revolver en el caballero mas que una simple misión contra una banda contrabandista. Ya en la posada dejó sobre la mesa el pesado petate con las 10 barras de plata del capitán. -Que Eliander sepa o no de esto es algo a decidir.-les dijo a todos, desconfiando aún del azul invitado.- Pasará tiempo tan embriagado por la confiscación que no echará nada en falta en días. Yo necesito, sin embargo, me urge meditar antes del almuerzo.- Subiendo sin mas a su habitación desapareció escaleras arriba.
Acercándose a Eliander y con gesto de furia contenida Mablung contesta:- Me habéis encerrado dos veces,una sin motivo y la otra por defender la vida de unos de mis compañeros,y luego soltado para que persiga a las presas que no queréis o no podéis cazar y pretendes que vuelva y me contente con unas palmadas en la cabeza como un buen perro, me alegra decepcionados no soy vuestro perro.-
- Cada vez que pienso en vuestro sacrificio más claro tengo que no fue por altruismo, os convenía ayudar a los círculos para contener una amenza que os hubiera puesto en peligro...pero dejasteis luego morir a los círculos del bosque, cuando la sombra ataque de nuevo y no estemos ahí...¿Quién la contendrá?¿Los alquimistas?
- Y tanto que clamas ser un aliado ...¿Donde estabas cuando el guardián del círculo de Saltmarh fue asesinado y su asesino usurpó su puesto llegando casi a corromper el último círculo? Ocurrió debajo de vuestras narices y no hicisteis nada. Así que no te des aires y de superioridad moral no trates de darme lecciones que no van corroboradas con acciones.-
Al atracar TocToc se relajó, la complicada navegación de los últimos metros habían sido una gran tensión y apenas había podido ver que ocurría. La próxima vez hubiese sido mejor confiar en algún otro tripulante. La tensión le produjo un intenso dolor de cabeza que flotaba entre sus ojos y se mostró algo taciturno ante las felicitaciones de Eliander. Aunque agradecido.
- Gracias - Mientras estrechaba la mano de Eliander alzó su cabeza para mirarle a los ojos con franqueza, como había hecho tantas veces. Ladeo la cabeza inmediatamente evadiendo la incómoda imposibilidad.
- No se lo tengáis muy en cuenta, no está pasando sus mejores días. - Dijo excusando a Mablung. Luego intentando cambiar el foco de la conversación añadió - Necesito hablar con Bastianes lo antes posible.
En la posada, cuando todos se retiraron a sus aposentos TocToc hizo lo mismo. Allí encontró sus pertenencias. Sus papeles, libros, el huevo mohoso que había depositado con cuidado en la almohada. Tras repasar que todo estaba en orden se tumbó en la cama, agotado. Seguía sintiendo el intenso dolor de cabeza pero esperaba que unas horas de relajo lo calmaran. Había muchas cosas que debía decidir… Permanecer en la guardia o ir en búsqueda de su familia. Su tapadera había sido expuesta y Akrul podría ir tras ellos. Avisar a Bastianes o huir sin más. La decisión le atormentó y lo que esperaba que fuese un descanso que le tranquilizase en realidad le llenó de ansiedad.
Zevatur, Rolthos
El agotamiento acabó por vencer la ansiedad del preocupado kenku, que terminó rindiéndose en los brazos del dios de los sueños, para pasar segundos después a emitir sonoros ronquidos que atravesaban incluso el umbral de su puerta cerrada, éstos eran audibles en todo el piso superior de la posada donde se encontraban todas las habitaciones. Mientras, el taciturno Leobald, decidió encerrarse también en su cuarto para pasar a ponerse más cómodo retirando las piezas de su pesada armadura una a una casi como reviviera un antiguo ritual y aislarse totalmente de los demás.
En el salón principal, Dolfinus recogía varias piezas de fruta para mitigar su hambre hasta que llegara la hora de la comida, hora que le parecía eternamente lejana en esos momentos. Al mismo tiempo, Khalion preparaba la chimenea para que su calor pudiera caldear la posada en un día más que agoraba lluvía y frío incesante.
Adriana y Godric bajaron las escaleras para marcharse directamente a la cala a recuperar sus preciadas pero infectas mascotas nuevas, habían decidido moverse sin apenas descansar o asearse, lo que les daban un aspecto algo tétrico, con manchas de sangre aún desperdigadas por parte de sus ropajes y pelo a medio limpiar.
El paseo hacia la cala fue tranquilo a pesar de que la alta elfa solo conocía el camino a través del tunel... que era diferente al que habían seguido sus amigos para llegar originalmente, así que con la ayuda e Godric y tras preguntar a algún que otro viandante, que malamente contuvo las arcadas al contestarles, no sabiendo muy bien si por su aspecto o por su alineación con la Corona, consiguieron encontrar el sendero medio oculto por los abrojos y las hierbas cerca del extremo este de la ciudad, el cual discurría como una serpiente entre acantilados hasta llegar al cementerio de naves hundidas...
El total del trayecto se alargó casi hasta las tres horas entre la ida y la vuelta, pero valió la pena, bajo el cascarón de madera podrida de uno de los barcos de menor tamaño encallados en la arena, un par de ratas chillaron nerviosas y contentas al ver de nuevo a Adriana, casi saltando a sus brazos como locas, restregando sus virulentas pustulas enfermizas contra ella, e inmediatamente, tras el efusivo recibimiento, ambas criaturas se encararon con Godric desde su posición entre las manos de la hechicera, siseandole amenazadoramente para que no se acercara a ésta. Sin duda los pequeños roedores portadores de plagas eran bastante territoriales con los que consideraban sus "aliados".
Manteniendo las distancias, la pareja volvió a la posada justo a la hora de comer, abajo se encontraban ya a Khalion, un poco descansado TocToc y Dolfinus, compartiendo unas cervezas de curiosa buena calidad encontradas en unos barriles dentro de la despensa, provistas al parecer por el equipo de logística del Alto Capitán. Godric decidió no perder más tiempo, y tras limpiarse lo mejor que pudo las manos, se dispuso a preparar un rico almuerzo para todos...
Los olores de la cocina portaban un fuerte aroma a especias locales, y éstos, volvieron a volar libres por el espartano salón, mientras el apetito parecía ir en aumento con cada minuto que el experto cocinero les hacia esperar. Justo antes de servir el guiso y sus acompañamientos, la puerta de la posada se abrió para dejar paso al irreverente druida, que había vuelto del claro con rostro de pocos amigos y con un halo de tristeza que parecía pesarle más de lo que quisiera reconocer.
Leobald bajó para tomar la comida con todos, sin mencionar palabra, salvo las mínimas para mantener la cortesía, y se retiró con una estudiada disculpa de libro a sus aposentos una vez más. La tarde se tornó algo más alegre, a pesar de las preocupaciones, ansiedades, melancolías y cargas de cada uno. El vino y la cerveza se encargaron de aligerar esos pesos de las espaldas de los agentes, que habían optado por quedarse a disfrutar de una larga sobremesa en aquel lugar que cada vez parecía más un hogar...
Justamente antes de comenzar a poner todas las ideas en común y trazar el plan a futuro basado en éstas, el portón de "La Cabra de Mimbre" se volvió a abrir. Un enorme hobgoblin en armadura pesada, de tez anaranjada, orejas puntiagudas, y máscara de Oni amarrada de momento a uno de sus dos cinturones, se quedó quieto en el dintel, sin pasar, como si necesitara antes autorización para poder entrar con los demás. Un escudo reposaba sobre su espalda, junto a su arco largo y un carcaj colmado de flechas. La característica espada larga de corte marcial permanecía envainada y acoplada en su cintura, en el lateral izquierdo.
- Buenas tardes... al parece ahora estoy bajo vuestra tutela ... así que soy un problema más del que preocuparos. Eso dijo Eliander que había pactado con Bastianes. Obviamente yo no soy un problema, sino una herramienta, que estoy seguro que sabréis usar apropiadamene. Nadie se presenta en el frente.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Godric se levantó para dar la bienvenida a Nadie.
- ¡Nadie! Me alegro de verte. Pasa por favor pasa. Deja ahí tus cosas y ponte cómodo, luego podrás elegir una habitación. Sientate, sientate, aún queda algo de estofado. -
Mientras el gran hobgoblin se sentaba y Godric le servía, el joven sacerdote miró a su alrededor. Menuda panda estaban hechos. Ni uno normal. Pero si aquel era el rebaño que Lathander había elegido para él estaba dispuesto a aceptarlo de buen grado. Por alguna razón se sentía más cómodo entre ellos de lo que había estado nunca en los elegantes salones de la Corte.
- Creo que han sido unos días realmente intensos desde que nos separamos en el Templo de Akadi - dice Godric - Nadie, disculpanos si te contamos todo lo que ha pasado desde que nos separamos de manera inconexa. En lo que respecta a tu caso, fuimos a ver al Magistrado y le pedimos ayuda para que conmutaran tu pena, al menos hasta que demostraras que habías dicho la verdad. Después de capturar el barco contrabandista hemos pedido que te asignen a nuestro pequeño grupo. Me alegro que así haya sido. -
Una vez realizado aquel pequeño resumen se volvió hacia el resto.
- Aunque ahora ya lo sabéis todos debo informaros que la noche anterior a nuestra visita al Templo hablé con Ostor y... llegué a un acuerdo con él. Le ayudaría a buscar ese objeto que busca a cambio de información y de su ayuda. Sé que es arriesgado y no pierdo de vista que es un demonio, pero os pido que confiéis en mi en esto. Siento no haberos dicho nada antes pero las cosas se sucedieron muy precipitadamente. Y ahora ¿Qué tal si empezamos desde que nos separamos? Leobald y yo, al ver que no volvían Kahlion ni Ostor del pantano fuimos en su búsqueda... y casi no volvemos al encontraros con una extraña criatura, pero creo que los inquietantes descubrimientos que hicieron en el pantano es mejor que los cuenten ellos... -
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Adriana regresó a la posada con el ánimo alegre por haber encontrado a sus nuevas mascotas en aquella playa. Por fin el grupo tenía tiempo de reunirse y hablar tranquilamente, y disfrutar de una comida caliente y deliciosa tras los días de penurias que ya quedaban atrás. Sus tripas rugían famélicas al detectar el aroma que desprendían los fogones de la cocina y que se colaba por las rendijas de los muros y las puertas de todas las estancias de la casa.
Subió a sus habitaciones antes de la cena para lavarse la cara y las manos y adecentarse mínimamente. Prefería disfrutar del baño más tarde, sin prisa y con el estómago lleno. Depositó en el suelo a sus pequeñas amigas, presentándoles su nuevo hogar y dejando que corretearan libres y saciaran su curiosidad, además de descubrir bajo su capa media hogaza de pan que desmigó y un trozo de queso que les ofreció para que comieran algo, y que había sustraído de la cocina lanzándole una mirada cómplice a Godric.
Mientras el sacerdote trabajaba arduamente para alimentar a sus compañeros, Adriana se entretuvo preparando la mesa para el festín, manteniendo conversaciones banales con Khalion y Toctoc e intentando que Leobald participara sin éxito. Comenzaba a resultar realmente preocupante el estado anímico y la actitud del caballero que, lejos de mejorar, empeoraba a pasos agigantados.
Para cuando Godric sirvió la cena, la alta elfa ya se veía claramente influida por el efecto de la cerveza y el estómago vacío, y su talante era risueño y divertido. Tanto era así, que al aparecer Nadie en el quicio de la puerta, la hechicera le dio una efusiva y alegre bienvenida, animándole a que se sentara con ellos.
Godric fue el primero en romper el hielo y comenzar a relatar todo lo ocurrido desde que se separaran, y ese ánimo de júbilo y celebración se atenuó en la alta elfa para dar paso a una actitud con matices más reflexivos.
Tras escuchar a sus compañeros sin haber intervenido, Adriana aprovechó uno de esos silencios que inevitablemente se producen en conversaciones intensas; se recolocó en la silla, con la espalda recta y los brazos apoyados en la mesa. Carraspeó, aclarándose la garganta y, tras cerrar los ojos unos segundos, su voz resonó en la estancia.
- Elías está vivo - aseveró, sin rastro de duda, sin vacilación, como una verdad indiscutible. Con toda la intención, la elfa favoreció unos segundos dramáticos de silencio, en los que recorrió con su mirada a cada uno de sus compañeros, observando sus primeras reacciones, especialmente la de Godric.
Relajando levemente su cuerpo, continuó con la explicación que, sin duda, todos esperaban.
- Os narraré los acontecimientos según sucedieron desde que nos apresaron, intentando no olvidarme de ningún detalle. Mablung, puedes interrumpirme o aclarar lo que consideres oportuno - bebió un poco de cerveza y se puso cómoda.
- No sé cuáles fueron los motivos, pero el hecho es que consideraron que Mablung y yo debíamos permanecer en la misma celda. Las primeras horas resultaron tediosas e incómodas, nada que no esperáramos de un lugar así. Pero recibimos la visita de unos pequeños roedores, los bautizados posteriormente como Llagas y Betty que ahora me acompañan. El caso es que el comportamiento de estos animales era cuanto menos curioso, puesto que parecían mostrar un especial interés en mí, y un sentido de protección y defensa ante cualquiera que se me acercara que no fuera Mablung. Nuestro compañero - dijo mirando al druida - se dirigió hacia una de las ratas y le pidió hablar con Squick. Que sea él quien os cuente, si lo considera oportuno, cómo le conoció y qué relación tenía con este extraño ser. La rata portadora del mensaje desapareció y, tras un tiempo que no soy capaz de determinar, se nos presentó en la celda de al lado otro de estos animales pero que triplicaba el tamaño de un roedor normal, y con claros síntomas de enfermedad y pestilencia que, ante nuestros ojos, adoptó una forma semi-humana, mitad hombre, mitad rata. Este tal Squick reconoció en mí la maldición y, de alguna manera, eso me convierte en una aliada. Eso explica por qué los pequeños roedores me defienden y se sienten cómodos con mi presencia. Y todavía no he podido determinar si es bueno o malo, pero eso lo descubriremos más adelante - hizo una pequeña pausa - El hombre rátido nos comentó que su Amo, del cual desconocemos el nombre, alberga información sobre la maldición y sobre las alcantarillas de la ciudad. Cuando Mablung le preguntó por este tema, el miedo se reflejó claramente en su semblante, aconsejándonos que jamás entráramos en el laberinto y que algo ominoso duerme en sus profundidades, un guardián del que debemos huir - Adriana se encogió de hombros sin poder dar más explicación a este asunto - Tras las respuestas a nuestras preguntas, Squick nos ofreció un manojo de llaves ensangrentadas que le había arrebatado al cuerpo sin vida de uno de los guardias de la prisión, vida que muy orgullosamente había cercenado con sus propias garras. Obviamente, declinamos la oferta de escapar, ya que eso hubiera significado nuestra automática sentencia de muerte. Squick se despidió, no sin antes darnos instrucciones precisas de cómo encontrar a su amo una vez hubiéramos salido de la cárcel.
Hizo una pausa y observó a sus compañeros, para estar segura de que su discurso no estaba siendo deslavazado y estaban siguiendo la historia.
- Y os preguntaréis… ¿qué tiene que ver todo esto con Elías? Como imaginaréis, en cuanto en la prisión se dieron cuenta de la falta del guardia, los primeros en ser interrogados fuimos nosotros. Kraddok se presentó junto con sus soldados en nuestra celda, desplegando sus ya conocidas muestras de rudeza y sociopatía, para intentar sonsacarnos algo de información. Negamos saber nada del guardia, aunque algo me dice que fuimos poco convincentes, pero él no tenía pruebas, al fin y al cabo, estábamos encerrados en una celda sin margen de movimiento. Pero, al observar a las ratas, nos informó de la visita inminente de un exterminador. Como comprenderéis, no podía permitir que Llagas y Betty perecieran así… y ese fue el motivo de llevarlas conmigo.
- Después de esto, Kraddok y sus súbditos desaparecieron de nuestra vista pero…- en este punto, Adriana guardó silencio y arrugó la frente y sus músculos se tensaron visiblemente - momentos después de su marcha, Kraddok, esta vez solo, volvió a presentarse ante nosotros. Tras un enfrentamiento diría… psicológico, en el que las miradas cargadas de testosterona casi se podían tocar con los dedos de las manos, Kraddok nos susurró una pregunta: -¿Qué sabéis de Ilaiah? - Mablung y yo, desconcertados, no hicimos otra cosa que contar la verdad: que le salvamos de un ataque, que nos condujo a una mansión poblada de granjeros, que nos volvió a pedir ayuda más tarde por un ataque de no muertos sufrido en sus tierras y que, en el pasado, fue un veterano del ejército, más conocido como El Carnicero. Yo no pude evitar señalarle lo sorprendente que me resultaba que él, autor de su ejecución, se interesara por un pastor retirado y supuestamente fallecido. También le señalé lo curioso que me parecía que su cuerpo no colgara inerte en el cadalso, como acostumbraba a mostrar orgulloso, para terminar concluyendo que él mismo debía saber más de Elías que cualquiera de nosotros. Todo esto desató su ira, gritó, a punto de perder la cordura, que no teníamos ni puta idea de nada, golpeó con su puño la columna de roca que separaba las celdas hasta hacerse sangre, con rabia y odio, musitando - “no entiendo por qué él me pidió…” Obviamente, se refería a Elías. De pronto, su actitud iracunda se tornó en una preocupada y apremiante. Nos dijo que este no era un lugar seguro para nosotros, que debíamos salir de allí, que sus hombres leales acudirían en un par de horas para rescatarnos y nos dio instrucciones precisas de hacia donde dirigirnos una vez fuera de los muros de la prisión. Nos aseguró que si permanecíamos allí nos matarían esa noche y que él arreglaría las cosas con Eliander. Sin más, desapareció por los pasillos de la cárcel, dejando la decisión en nuestras manos.
Adriana esta vez se masajeó la frente, aliviando el estrés que le producía recordar ese hecho en concreto.
- En el poco tiempo que teníamos para decidir, y siendo conscientes de lo experto que era ese hombre en la mentira y manipulación, analizamos sus palabras pero sobre todo su reacción visceral y emocional tan desproporcionada, y determinamos que todo apuntaba a que estaba siguiendo órdenes de Elías; si por el hubiera sido, nos hubiera ajusticiado allí mismo sin ningún tipo de contemplación, pero parece que una relación estrecha y profunda le une al ahora pastor, y parece que éste nos quiere mantener con vida. Así que nos arriesgamos y seguimos sus instrucciones. Como bien nos había dicho, pocas horas más tarde unos soldados aparecieron para llevarnos a otra celda. Les seguimos obedientes sin decir palabra, pero en uno de los pasillos de la cárcel hubo un tenso encontronazo con otro grupo de guardias que, tras unas palabras y unas órdenes escritas, nos dejaron paso, pero que puso en grave peligro a misión. Cuando por fin salimos al exterior tras un recorrido por unos túneles excavados en la tierra, seguimos las indicaciones de Kraddok, huyendo hacia el noroeste, hacia el pantano cerca del claro, más allá de la torre de Eliander. Tras atravesar los campos de trigo, un explorador de su confianza nos estaba esperando para escondernos en una gruta perdida.
- Tuvimos ocasión de conversar con este hombre que se hacía llamar Clive, “el tercero de siete”. Nos habló de Elías, que efectivamente sigue vivo, aunque no nos reveló dónde se encuentra. El pasado de Elías, como todos sabemos, fue cruel y sanguinario, al igual que el de su fiel compañía, entre los que se encuentra Kraddok y Clive. Elías abandonó esa vida y su compañía le siguió, intentando redimir todo el mal que habían cometido. Todos menos uno, que abandonó el reino hace años y del que no se volvió a saber nada. Intenté obtener más información sobre este grupo, pero Clive no quiso hablar más de ello, era evidente que le dolía recordar el pasado y no quiso tampoco darnos más nombres.
- Pero según nos reveló, y la razón por la que nosotros fuimos rescatados de la prisión, es la amenaza que ahora se cierne sobre ellos, y… sobre nosotros: la llamada Hermandad Escarlata. Es un facción de asesinos de la que apenas saben nada, pero sí conocen que están bien arraigados en Saltmarsh, pero no parecen afiliarse ni con lealistas, ni con tradicionalistas, tienen su propia y secreta agenda... tienen sospechas de que están intentando infiltrar a miembros suyos en varías instituciones a lo largo de la Costa de Dragonmeere, puede que incluso lleguen a la capital... pero de momento lo que les preocupan son los locales. Apenas han conseguido sacarles nada, si capturan alguno, no responden bajo tortura o magia... algo les protege... creen que se debe a algún tipo de rito iniciático que les obligan a hacer cuando pasan a formar parte de sus filas... También han intentando infiltrar a alguno entre los suyos, pero... cuando consiguen que alguien avance en esa dirección... de alguna manera desaparece por completo y, debido a que no cuentan precisamente con demasiados recursos, han evitado esa estrategia pasando a una más conservadora… Lo que sí saben es que uno de sus principales líderes opera directamente desde aquí... pero poco más. No se rendirán sin plantarles cara y hacerles el máximo daño posible, al menos mientras sigan sin apenas información sobre ellos, y por alguna razón... siempre están bastante interesados en los "agentes" de la corona que llegan a Saltmarsh... normalmente para hacerlos desaparecer lo más rápidamente posible.
- Tienen algunas ideas de como operan y, al contrario de lo que pueda parecer, aunque son asesinos profesionales y muy peligrosos, no suelen mancharse las manos si otros pueden hacerles el trabajo, así que sólo intervienen directamente como último recurso, lo que dificulta mucho seguirles el rastro o adivinar su próximo paso. También intuyen que la Liga Escarlata, las damiselas de rojo que suelen moverse por la "Red Vacía", tienen algún tipo de vínculo con ellos, pero nunca lo han podido corroborar... se oyen cosas horribles de su líder aquí, a parte de su total y carente falta de humanidad, se dice que es tan meticuloso y obsesivo con su trabajo que fue capaz de esperar días y noches escondido en el entretechado de la habitación de una de sus víctimas, en una especie de trance... simplemente para dejar caer unas gotas de veneno desde un diminuto agujero sobre la cama de su víctima, que durmiendo, recibió su letal dosis a través de uno de sus oídos… Les llevan mucha ventaja, y por eso ellos compartimentan la información y los planes para que si son capturados, no puedan revelar nada más que una parte del todo.
- Cuando llegamos a la cueva que nos había habilitado, nos dio instrucciones de permanecer allí escondidos hasta que alguien viniera a buscarnos para llevarnos a la cala para unirnos a vosotros en la misión. Fueron un par de días tranquilos en los que tuvimos tiempo para recapacitar y poner en orden todo lo que había sucedido en las últimas horas. Lo siguiente fue nuestro reencuentro.
Adriana volvió a beber de su jarra, y se dirigió directamente a Mablung: - No sé si me he dejado algo - dijo dando a entender que su exposición había terminado.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Tras su encuentro con el caballero el antiguo cazarrecompensas bajó con los demás, armado y pertrechado como si la muerte pudiera llamar de nuevo a las puertas de la posada. Con él también, Alure, el filo mágico obtenido del capitán del "Fantasma" y que aún suponía una incógnita en cuanto a poderes y efectos que entrañaba. Repasaba sus notas con cierta tensión, como la que agarrota músculos y articulaciones justo antes de la definitiva batalla. Pues aquello era justo lo que parecía cernirse sobre todos ellos. Y entonces Nadie apareció por la puerta.
-Venturosos sean los designios, Nadie. Nada de problema, bendición es contar con tu conocimiento y acero en tan aciagos días. -le dijo al mercenario con la misma seriedad de sus anteriores conversaciones.-No es condena sino oportunidad de encontrar el final con acero en mano y no con soga al cuello. Creeme.. oportunidad tendremos.- y dejó que los demás le acomodaran en aquella posada improvisada como centro de operaciones de los agentes de la corona.-Nadie.. tus palabras sobre la tripulación salvaron vidas. Poco faltó para ser una muesca mas en el bastón de ese mago. Dime.. reconoces la espada del capitán, Alure la rompe mareas. Entre el botín perdido había un escudo de hermosa factura con motivos nobiliarios.- Dibujó entonces el escudo que había saqueado el hombre lagarto entre otras armas y protecciones.
Asentados todos y disfrutando del buen guiso de Godric, escuchó a todos, esperando el momento. De soslayo observaba al maduro caballero, esperando que quizá iniciara él las revelaciones obtenidas en el cofre personal del capitán. De no intervenir, lo haría salvaguardando aquella información irrelevante a su parecer. Los pecados de los padres.. Sin embargo, y antes, volvió a relatar lo contado al magistrado, esta vez con mas detalles y abierto a dudas.
-Seguimos el rastro, con problemas, pero gracias a Toctoc llegamos hasta un círculo de dólmenes que mas parecía una mano en piedra enterrada. Allí, la aberración que antes fue Wellmar reposaba ya sin levitar con duras acusaciones al traidor Golfrin. Como os dije, vestido de escamas azules y baile de energías. Escudado bajo extraña heráldica, de alambiques, vasos y mejunjes. -trató de pintar lo que su memoria había retenido sobre aquel escudo.- Quizá Mablung aportara mas conocimientos.. y por terminar con el filborg.. en sus brazos no usaba armadura al uso como la vuestra- señalando los pesados guanteletes de los humanos.- Eran.. funestos dispositivos, mecanismos, y fluidos verdes.. junto al ejercito que vimos en el círculo.. deberíamos extremar acciones y aceros de volver a cruzarnos con ese gigante..
Se despojó de la máscara para sentir el calor del hogar. Su pelo, enmarañado y sucio, ocultaba los brillos plateados muestra de su divino origen, como sus ojos donde el azul ocupaba todo el globo ocular, sin iris, sin pupilas.
-El hombre insectos reprochaba al falso druida su fracaso corrompiendo o eliminando a Mablung.. como ya hicieron con los suyos. Luego solo enigmas que carecen de sentido para mi. Sin saber si referido al druida u otro distinto, vio en nuestro encuentro a un miembro de una orden que parecía preocuparle. Sus palabras.. " la orden sigue en activo, he visto a uno de ellos... puede que haya cambiado, evolucionado, pero siguen siendo ellos, ... hay que encontrarles y destruirles, despertar a los soñadores es nuestra prioridad absoluta."
El cazarrecompensas aprovechó para calentarse con el te preparado con maestría por Godric. Con sus inhumanos ojos escudriñaba a sus compañeros con cierto fastidio, sin conseguir discernir si entre ellos se presentaba la membresía a la orden que asustaba al "Heraldo. Sobre la mesa, la careta arrancada al enorme árbol que aún mantenía los orbes ya apagados que fueran sus también azules ojos.
-Golfrin trató de excusarse.. para molestia del caído en desgracia Wellmar. Mundana palabrería para él, pero que mas nos atañe aquí. Un mal gestante en dreadwood, corrupción en los pantanos del oeste que hostiga a los hombres lagarto tb cazados desde la costa.. posiblemente abocados sin cuartel hacia..- aquí meditó pues sin haber escuchado mas intuía el objetivo.- ..aquí.
-Fue cuando desaparecieron usando aquellas piedras, con fuentes de luz blanca e intensa, como las constelaciones que vimos en las alcantarillas. Justo antes, el "heraldo" afeo las mundanas excusas acusando al gigante de un "pecado" compartido con los suyos.. "la gran blasfemia de la que fueron partícipes" y que obtendrían indulgencia si realizan un fiel servicio. Después, solo silencio.
Post de Toctoc: https://www.dndbeyond.com/forums/d-d-beyond-general/play-by-post/65937-death-and-pain-at-saltmarsh-spanish?comment=1311
-Antiguos socios bajo la Red vacía podrían aportar mas información sobre esos asesinos. Podría ir tras nuestra reunión para conseguir mas información.. aunque nuestros últimos actos quizá hayan comprometido mi libre acceso a los sótanos. Ya fui advertido de mantener distancias con esas guerreras carmesí. Mi responsabilidad sobre esto está llegando a su fin..- dijo colocando la moneda del orbe quebrado sobre la mesa donde además estaba el botín en plata conseguido.- Mas valiosa que toda la plata de la ciudad podría ser el momento de cambiarla. Nos compromete su posesión.. según la magia entrelazada en ella.
Aún intentando asimilar toda la información que ha dado Adriana, casi no escucha la narración de Khalion, pues no sólo conocía los echos si no que los había vivido Godric parece volver a la realidad cuando aparece la moneda.
- ¿Creéis que podemos saber algo más de esa Liga Escarlata gracias a esta moneda? - preguntó a los demás.
Cuando habían hablado sobre ese tema, y para no olvidarse comentó:
- En el Fantasma encontramos varios documentos en el camarote del Capitán. Aquí hay unos cuantos. Creo que deberíamos informar de esto y de lo que nos djieron Hissss y los suyos al Consejo. - sugiere.
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Algo más relajada tras haber compartido la información con sus compañeros, Adriana escuchó las palabras de Khalion y de Godric. Observó fijamente la moneda sobre la mesa, que no dejaba de darles más que quebraderos de cabeza.
- Preguntamos a Clive por Chack y la moneda. Nos comentó que le habían investigado varias veces, llegando a la conclusión de que nada tenía que ver con La Hermandad Escarlata y solo se trata de un matón de poca monta perteneciente al gremio de cazarrecompensas de la ciudad. Su compañero, el monje Shar, parece ser más peligroso y no llegan a entender la razón de su alianza, pero tampoco es alguien que les interese en un principio. Con respecto a la moneda, lo que ya sabíamos: se usaba antiguamente como tradición y método de intercambio para cerrar un trato de asesinato. Fueron retiradas cuando la guardia de Saltmarsh empezó a hacerles un seguimiento muy exhaustivo y terminaron siendo más delatoras que una ayuda o símbolo de un intercambio de favores. Apenas se usan en la actualidad. Pero quizá, y teniendo en cuenta la magia a la que se vincula, si encontramos a la persona indicada, podamos conseguir un intercambio más que beneficioso - dijo apoyando la idea de deshacerse de ella.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Toctoc se despertó en la penumbra neblinosa que era ahora su universo, tras un momento de pánico e incomprensión recordó los sucesos de tan solo hacia unas cuantas horas. Se palpó la cara, buscando sus ojos. Efectivamente no estaban ahí. Se sentó en la cama con la cabeza apoyada en las palmas de las manos, la mirada clavada en el suelo. Revivió los dolorosos sucesos de los últimos días sintiendo como su esperanza y sus fuerzas para luchas se desvanecían. “¿Tenía sentido seguir luchando, seguir viviendo?”. Pero sabía que ni la muerte le libraría de su enemigo, peor aún, la muerte le arrojaría directamente a sus brazos. No tenía otro remedio que levantarse y seguir luchando, otro días más. Con un trapo se limpió las lágrimas de impotencia y desesperanza que humedecían sus ojos, suspiro y salió de su habitación fingiendo ánimo y energía.
Cuando bajo se encontró a Khalion y Dolfinus y se unió a ellos con una cerveza, inicio una conversación esforzándose por olvidase de sus desdichas. También se forzó a no abusar del alcohol, ya que había visto lo que podía hacer a un cuervo cuando usaba el alcohol para ahogar sus penas. Se interesó por Dolfinus y su pueblo, preguntándole por su relación con los humanos y el reino de Cormyr. Tras unos minutos hablando de ello callo en la cuenta.
- ¿Dices que eres un explorador, que conoces bien la costa y el mar? Quizás me podrías ayudar a completar unas notas que tengo, ciertos aspectos que no logro descifrar. Quizás tus conocimientos me podrían ayudar. - Sacó el almanaque de las mareas original y enseñó las inscripciones que había en ciertas partes del mapa. - Creo que estos lugares no son específicos de contrabando, sino de algo más. Tengo interés por cierto culto a un dios o entidad marítima…
Cuando Godric llegó con la comida cerró el libro y si había quedado algún detalle que resolver dejó entrever que después le gustaría seguir hablando. Vio con preocupación cómo Leobald se mostraba más y más taciturno ya que era el que más confianza le inspiraba. Pensando que debería haber algo para tratar recuperar su ánimo intercambio una mirada con Adriana. La aparición de Nadie le interrumpió sus pensamientos.
- Me alegra de que al final sigas un día más con notros. ¡Enhorabuena! Ven siéntate con nosotros y bebe algo de cerveza. - Se ahorró expresar su desconfianza acerca de su lealtad, pero se preguntó cuánto tardaría en huir. Qué situación de peligro le haría darse la vuelta y salir corriendo...
Asintió a las palabras de Godric - Si consideras que Ostor debe permanecer con nosotros me parece correcto. Pero no más muertes, no más Lenkus. - Miró a Godric con firmeza - No quiero sangre en mi conciencia.
Cuando Adriana dejo caer la bomba dejó caer la cerveza sorprendido sobre la mesa. Siguió escuchando con atención. – Cuantas facciones operan en la región. Hay incontables enemigos y todos ellos poderosos y letales. – Dijo reflexionando en voz alta sobre los asesinos y la moneda.
Cuando Godric sacó los documentos sus manos e lanzaron hacia la mesa - Puedo echarles un vistazo...
Zevatur, Rolthos
La tarde avanzaba rápido, como lo hacía el tiempo cuando algo bueno o relajante estaba pasando, las conversaciones iban y venían, más en unos frentes que en otros. Dolfinus pareció sentirse cómodo entre todos, incluído con el anaranjado hobgoblin que no dejaba de mirarlo con recelo, aunque pareció empatizar más con TocToc, que al preguntarle por su tierra y por los suyos despertó cierta nostalgia en el elfo marino. Tras comentarle algunas referencias sobre su tribu, Manaan, y su asentamiento submarino de Kal'lisahl, le hizo conocer al kenku, que no era más de cinco centenares de almas, un pueblo pequeño pero guerrero y orgulloso, el mar no es amable con sus habitantes, y casi todos los suyos saben combatir incluso desde temprana edad... también le comentó acerca de los ancianos que dirigían a su tribu y de su sabiduría ancestral recogida en grandes caracolas que operaban como libros de registros e historia para ellos.
Cuando TocToc le enseñó sus notas, Dolfinus pareció palidecer un poco, y su debilidad causada por la inanición, reclamó su precio en ese momento, haciendo que le fallaran las rodillas. Asintiendo, el explorador señaló a una de las marcas mar adentro, la más cercana a su asentamiento, y mencióno unas palabras en élfico: "Daelh Loralan Kal'lisahl", la perdición de los elfos marinos. El amedrentado elfo de las profundidades comentó a TocToc que ese punto y sus alrededores era terreno vedado para su gente, los ancianos prohibían entrar a nadie allí, y los estúpidos que lo hacían, no volvían nunca... él sospecha que está relacionado con el ente llamado Vaalastroth y sus cultistas de la antigua Warthalkeel, pero no está seguto, puesto como ese terreno, toda información escrita acerca de ese tema, está también prohibida y sólo los ancianos pueden acceder a ella...
Las conversaciones, con el tiempo, parecieron perder fuerza y el alcohol cobrarla, justo antes de la cena, Leobald se levantó para desaparecer escaleras arriba con otra estudiada escusa acerca de la falta de hambre y el cansancio de sus viejos huesos. Dolfinus, algo apagado desde su intervención con TocToc, decidió seguirle para también descansar, pero no sin antes de llevarse una generosa jarra de cerveza consigo y hacerse un bocadillo rápido con las hogazas de pan y los restos de la comida....
Mientras aún había cosas que discutir, como los próximos pasos a seguir, y tras la desaparción del paladín, una pequeña nubecilla de humo explotó inofensivamente cerca de Godric, dejando un etereo aroma a azufre en su cercanía. Ostor apareció para posarse sobre el hombro de su "amo" de manera perezosa mientras miraba a todos con sus vívidos ojillos de diablo.
- ¿Una fiesta? ¡Me encantan las fiestas! ¡No imagináis las que montamos ahí abajo! ... Aunque ahora que lo pienso, quizás no fueran mucho de vuestro gusto...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
-Un poco de oro aflojó los recuerdos en la Red Vacía sobre "El Amo", cabeza de esa organización..- respondió a las palabras de Adriana sobre el hombre rata y sus acólitas roedoras.-Apenas se sabe de él salvo contar con una comunidad importante.. como Squick el inestable. -Desconfiaba sin esconderse de las nuevas amigas de la elfa.. y medía sus palabras dudando si aquellas sacos de pústulas y costras manejarían conceptos complejos hasta su líder.-Allí donde fui atacado por demonio en cuerpo infantil, la plaza y el pozo.. A mas de provocar efectos parejos al puente del Rey, vi ratas que pasarían por perros por tamaño. No acababa en agua.. sino en corredor..
Mientras los demás bebían y relajaban tras los acontecimientos en el mar, el abstemio cazarrecompensas trataba de encontrar infructuosamente un te apropiado, pero ninguna resultaba ser suficiente áspero o con un mínimo de amargor apropiado para el paladar aasimar. Una jarra de leche fue la alternativa, que bebía a pequeños sorbos una vez se había retirado la máscara que ahora colgaba de su cinturón como su nuevo discípulo en su cerrada filosofía, Nadie.
-Asesinos carmesís.. Jamás hemos cruzado acero o palabras. Nunca tuve conocimiento. -reconoció sorprendido por aquella organización secreta y su terrible líder.- Debo volver a los laberintos bajo "La Red Vacía", y afrontar incierta represalia por nuestras acciones y servidumbres.. y obtener luz a tanta penumbra. -Desenvainó la espada mágica del capitán y la colocó en el centro de la mesa, junto a la plata y a la moneda.-Riesgo innecesario sería portar todo a la misma boca del demonio.. pero nunca contamos con recursos y poder semejante para obtener ayudas.. o hacer desaparecer de los gremios los nombres de alguna valorada presa..- dijo, mirando sin discreción a Godric.-Alguien debe guardarlo.. y si despreciamos el valor de la moneda, al menos debemos protegernos de ella y el sutil encantamiento que encierra. Hasta encontrarle uso, optaría porque su custodia sea en manos apropiadas.. como Julius.
La charla perdía tensión tan rápido como subía en graduación. El aasimar sin embargo lanzaba discretas miradas hacia el veterano humano, esperando unas revelaciones que nunca llegaron. Al excusarse y partir en retirada a sus habitaciones Khalion se levantó con mirada de desaprobación hacia el caballero.
-Hay mas..- dijo una vez el humano había desaparecido escaleras arriba.- Suma urgencia y numerosas vidas en juego para ser despreciado. Los crímenes de los padres..-repitió una coletilla ya mas veces usada, mientras sacaba notas manuscritas que parecían trascripciones de otras.. planes de ataque.- Plata y papel del cofre del capitán.. pagos por armar a los hombres lagarto a cambio de ataques.. cómplices ahora de permitir su marcha armados. Los papeles con destinatario P.P. buscan caos y terror de los lagartos sobre las granjas, incluidas las de La Comunidad.. para llevar muerte y destrucción hasta el asentamiento de Burle.. nexo entre corona y elfos de Silverstand. Ese P.P atacaría a futuros Seaton, puerto franco de la armada de la Corona.
Las notas manuscritas quedaron para consulta sobre la mesa.. copias de las originales ahora en otras manos. Apremiaba una acción y nuevo informe a las autoridades. Solo de palabra podría resultar complicado.. quizá si el capitán pirata apresado ayudara en su verificación..
-Hay mas..- repitió..-Otro frente aguarda desde Westgate. "Sombras de Medianoche" también interesadas en patrocinar asalto y muerte con las "Carabelas de Sangre" bajo mano férrea de esa "Baronesa". Aunque desconfían.. pretenden usar la obsesión de esa mujer con Saltmarsh.
Toctoc miró a sus compañeros con su venda. - Me pierdo con tanta facción y tantos enemigos de la corona. - Bebió más sorbos de la cerveza, olvidando su pretensión inicial de contenerse. - Tengo que hablar con Bastianes acerca de de mi futuro. No sé qué hacer... Debo proteger a mi familia. Ahora que el lich Akrul sabe que vivo… mi familia corre peligro. – Dijo mientras acababa su jarra compulsivamente y se serviua la siguiente.
Zevatur, Rolthos
Godric no pudo dar un respingo cuando el pequeño imp apareció de improviso a su lado y con leve tono de reproche, casi como quien habla a un niño que ha dicho algo inocente pero inapropiado le explica que no hay ninguna fiesta mientras el resto sigue charlando.
Sin pensárselo dos veces le entrega los papeles a Toc-Toc cuando este se los pide.
- No creo que Hissss nos haya mentido sobre para qué querían las armas. Su preocupación por poder defender a su pueblo parecía sincera. Sin embargo, si alguien pretende pagarles u ostigarlas más allá de lo que ya hacen esas criaturas, puede que se vean forzados a atacar. Deberíamos contactar con ellos para asegurar esa... alianza con Saltmarsh, o mejor dicho con la Corona para poder defender contra ataques de esas bestias. Y sobre todo... Bastianes tiene que escuchar esto. Por otro lado, me pregunto si conoce que Kadrok formó parte de la escuadra de Elías y si sospecha, o sabe algo de esta Hermanada Escarlata. -
Se frota las sienes
- Muy cierto Toc-Toc demasiados frentes abiertos... pero debemos hacer lo que esté en nuestra mano para impedir que ninguna de esas facciones prevalezca.. -
PbP Character: A few ;)