-Preguntaré por él- guardando al máscara en un bolsillo interior..-y sacar algo en claro de la moneda.. quizá el sindicato arroje luz. Lenkus, por la cocina tengo salida, verdad?. Llévame, presto.

Lenkus asintió y le indicó la salida trasera a Khalion indicándole una posible ruta de escape a través del patio trasero donde era menos probable que fuera detectado.

- Tenga cuidado mi señor, esta ciudad... está maldita por mucho que algunos intenten mirar a otro lado... vigile su espalda... aunque supongo que estará usted acostumbrado a moverse de esa manera...

Las hora pasaron, y la tarde pasó a dar paso a la noche, las nubes como últimamente ocurría, obedientes, pasaron a disiparse poco a poco empujadas por un viento de poniente que despejaba el firmamento estrellado una vez más, permitiendo que las constelaciones guiasen a los navíos a sus respectivos destinos a lo largo del Dragonmeere. Lenkus terminó de limpiar el gran salón mientras observaba como todos sus huéspedes iban abandonando el lugar para retirarse a sus aposentos, salvo Mablung que se quedó al lado de la Chimenea meditando. El posadero no insistió en enseñarle sus aposentos y le dejó tranquilo, no sin antes dejarle en una mesa adyacente algo de fruta para comer y cerveza para beber por si lo necesitaba en algún momento.

El insomne regente de "La Cabra de Mimbre" se retiró a la cocina para terminar su descanso allí, mientras vigilaba la puerta por la que Khalion se había marchado y "regresado" horas antes observando las patrullas pasar por delante de vez en cuando.

[De madrugada]

Un alarido horrible resonó por toda la planta baja, desgarrador y agónico... ¿Lenkus?... algo horrible le había sucedido mientras todos descansaban...

Mablung se asomó raudo el primero en la cocina para contemplar el dantesco escenario que había ante sus ojos, gracias a su élfica vista, la escasa luz que conseguía adentrarse en la habitación filtrada del cielo nocturno era suficiente para vislumbrar con detalle la causa del horripilante incidente.

Al fondo de la habitación, cerca de la puerta trasera que daba al patio exterior, que permanecía cerrada, un ser horrible y grotesco disfrutaba acuchillando a Lenkus, su espada larga, chorreaba sangre a lo largo de toda su hoja, la cual estaba atravesando el pecho del posadero. Éste, yacía arrodillado con la espalda apoyada en una de las paredes y su camisola permanecía cubierta completamente de sangre que seguía manando de su perforado pulmón. Su labios apenas exhalaban ya el aliento de la vida, y regueros de sangre caían también por su barbilla proviniendo de un sistema respiratorio totalmente colapsado por sus propios fluidos vitales. El aliento de la vida le abandonaría en escasos minutos sino antes...

La criatura iba pertrechada con una armadura de cuero endurecido con pinchos que sobresalían de varios puntos para poder causar daño a cualquier estúpido que quisiera inmovilizarlo por la fuerza. Un arco largo de cazador se ceñía a su espalda, y el carcaj lleno de tumefactas flechas de puntas ennegrecidas reposaba cerca de su cintura. Lo más característico de toda su figura era su rostro, que parecía arrancado por la fuerza como si un jabalí salvaje le hubiera desgarrado la cara para seccionársela de cuajo.

Delante de él, y posicionados para cubrirle en su vil acto de tortura, cuatro zombies vestidos como pastores o granjeros posaban en guardia ataviados con rasgadas vestiduras y aperos improvisados como armas, hoces, guadañas o cayados que ondeaban en sus manos amenazantes ante cualquiera que quisiera intervenir...

El ser antes conocido como Colton untó su mortecino dedo en la herida de Lenkus, éste intentó dejar escapar otro grito de dolor, pero sin aire en los pulmones esto fue imposible. Posteriormente pasó a saborear esa sangre introduciendo sádicamente su falange en la boca...

- Deliciosoooo - Percatándose de la presencia del druida, pero sin desviar la mirada del posadero... el muerto viviente continuó su monólogo, está vez dirigiéndose a Mablung - Vengo a por la cabeza del Carnicero... y a por mi moneda... que robasteis de mi cuerpo muerto... si me dais lo que pido, quizás le regale una nueva oportunidad en la muerte a esta patética forma de vida...

[En los pisos superiores]

Mientras Adriana bajaba a toda prisa por las escaleras para encontrarse en la distancia con un Mablung consternado parado delante de la puerta de las cocinas, las puertas de Khalion y Godric se abrieron casi de par en par dejando salir a ambos huéspedes preparados para el combate... sin embargo, las dos puertas donde TocToc y Leobald supuestamente se encontraban, no parecían tener la intención de abrirse, ronquidos se escuchaban tras ambos portones, mientras un apurado Spark golpeaba inútilmente con sus coces las puertas para intentar despertarles... si es que no estaban sufriendo ellos también algún tipo de ataque o asalto.

Mablung se quedó parado ante la macabra escena, no podía hacer mucho por Lenkus, no tenía ningún conjuro de sanación directa. La impotencia y la sorpresa dieron paso a  la ira, que crecía en él.- El carnicero no está aquí y hoy volverás a sentir el abrazo de la muerte vedadera-. Sus palabras eran casi un susurro y mientras las pronunciaba su cuerpo empezó a cambiar. 

El pelo creció por todo su cuerpo mientras su espalda y hombros se enchanban. Garras le crecieron en manos y pies y su mandíbula creció haciendo que las últimas unas plantas fueran casi ininteligibles. En un momento donde estaba un grácil elfo se encontraba un inmenso oso marrón que no dudó en lanzar sus ataque contra el zombie más cercano.

Mordisco:Attack: 26 Damage: 10

Garras:Attack: 17 Damage: 15

El gran oso marrón que antes era Mablung, se transformó con la velocidad de un experto cambiaformas tan rápido que incluso el distraído Colton le dedicó cierta mirada de asombro. Para desgracia del pobre zombie que bloqueaba la puerta de acceso a la cocina, ni su guadaña posicionada en actitud defensiva le fue suficiente. 

Un garra de fuerza descomunal le arrancó el brazo que sujetaba su arma de cuajo, y esta calló a varios metros detrás chocando contra la pared posterior casi a la altura del líder de los muertos. Éste imponente embate fue acompañado por un perfecto mordisco que seccionó la cabeza del pobre ser que calló inerte al suelo dejando el suelo cubiertode oscuros icores y sangre densa y negra como el alquitrán. El resto de su cuerpo simplemente se desplomó abriendo paso a la bestia sedienta de sangre que era Mablung.

La hechicera y "protectora" de los bosques sagrados, se adentró en el salón principal corriendo y buscando socorrer al pobre Lenkus cuyos gritos había localizado en la cocina, sin embargo un enorme oso, bloqueaba todo el paso o visión hasta la zona de preparación de comidas, lo que provocó que se tuviera que detener buscando una mejor posición estratégica para poder ayudar... este incoveniente fue usado por el zombie del granjero que se encontraba detrás de la barra, que se deslizó por encima de esta lenta y torpemente hasta situarse a su lado, blandiendo un oxidado cuchillo de carnicero, lo mismo hizo la criatura no muerta que luchaba en paralelo a su compañero caído, se desplazó para volver a taponar la entrada a la cocina y aprovechó para aestar un corte limpio con su hoz al oso rabioso que tenía justo delante... El tercer zombi simplemente se acercó a la barra lentamente y se situó sobre ella, pero su lento movimiento no dio más de si, y se quedó allí arriba expuesto a cualquier ataque a distancia.

La sangre brotó en ambos frentes..., el cuchillo golpeó a la alta elfa con poca precisión, pero consiguió provocar un profundo corte en su hombro, mientras que la hoz que portaba el otro zombie que bloqueaba la entrada a la cocina, cayó con una fuerza desproporcionada sobre el animal, arrancando un buen trozo de carne de su costado y exponiendo las costillas de la bestia...

Mientras, un tranquilo Colton, protegido tras sus servidores, sacó el arco largo y colocó dos flechas de punta ennegrecida para dispararlas con todo su rencor al descomunal animal que había destrozado en pedazos segundos antes a uno de sus aliados.

Las dos ponzoñosas saetas atravesaron con facilidad la dura piel del oso, que debido a su enorme tamaño, era un objetivo fácil para el entrenado Retornado. Más sangre y un debilitado Mablung predecián que la balanza del combate estaba siendo inclinada hacia el lado de la muerte y sus esbirros.

Un rugido surgió cuando los ataque impactaron en el oso. Irguiendose de nuevo, sus ojos se volvieron rojos cuando se abandonó a la furia, con un rugido se lanzó a por el zombie que tapaba el acceso a la cocina.

Mordisco:Attack: 20 Damage: 9

Garras: Attack: 18 Damage: 10

La lluvía de zarpazos y dentelladas laceró con fiereza al zombie que se enfrentaba a Mablung, trozos de su podrida carne salían despedidos al ser arrancados una y otra vez, esparciendo sus miasmáticos deshechos por toda la cocina. A pesar de todo, el zombie aguantó las embestidas del oso, y se mantuvo en pie aunque parecía que se desmontaría en cualquier momento...

Sin saber muy bien qué ocurría, pero temiéndose lo peor, Godric cogió su maza, escudo y su fiel zurrón y bajo las escaleras a toda prisa, descalzo y vestido tan sólo con unos calzones largos que usaba para dormir, el metal de su símbolo sagrado sobre su desnudo pecho era reconfortantemente cálido al tacto sobre su piel. 

Corrió escaleras abajo y, al ver a los zombies atacar a un oso, tuvo que parpadear un par de veces y pellizcarse para asegurarse que estaba despierto. 

Viendo que Adriana había sufrido daño rogó a Lathander que la sanara.

Levantando su simbolo sagrado grito con fuerza, determinación y seguridad.

" ¡¡¡ATRAS CRIATURAS DEL AVERNO ES LATHANDER MISMO QUIEN OS LO ORDENA YO OS EXPULSO!!! ¡¡¡ATRAS!!! "

De entre sus dedos el símbolo sagrado de Lathander se iluminó y por unos segundos fue como si un pequeño sol estuviera saliendo dentro de la posada. 

Godric elevó su símbolo sagrado tras acercarse todo lo posible y hacerse oír por todos los viles muertos que asaltaban la posada, la luz calida que previamente reposaba sobre su pecho, y que permitía resaltar sus abdominales imposibles perfectamente cincelados, comenzó a ampiar su magnitud e intensidad, practicamente trayendo un radiante sol en miniatura al gran salón de la "Cabra de Mimbre", esto tuvo varios efectos sobre todos los allí presentes, aunque quizás la efectivad de su divina orden no tuvo no el efecto deseado por el sacerdote.

La brillante luz desvió la atención de todos los presentes hacía ella, evitando así que los vivos se fijaran en demasía sobre el oscilante bulto que se movía libre dentro de sus largos calzones, los zombies a su vez chillaron de dolor, en un principio cegados, situando sus brazos o armas a modo de protección de sus vacías y secas cuencas oculares... a pesar de las ominosas palabras de Godric, sólo uno de los zombies, el que estaba trabado cuerpo a cuerpo con el enorme oso marrón, salió huyendo aterrorizado hacía la puerta trasera de la cocina, intentando escapar de esa odiosa radiancia que le era del todo insoportable.

El zombie recibió el garrazo que debería haber acabado con su existencia, parte de su caja torácica explotó y el muerto se tambaleó a punto de ser derrotado... pero por alguna razón, no cayó, y su huída se vió interrumpida en seco, la criatura se giró de nuevo para enfrentarse a la bestia que intentaba defenestrarla ante un orgulloso Colton que ríe siniestramente por la situación.

Cuando la luz volvió pocos segundos después a su intensidad habitual, y la iluminación pasó a ser prácticamente la de las ascuas que quedaban crepitantes en la chimenea, una rápida oración de sanación, cerró completamente la sangrante herida de Adriana, que agradecida sintió la calidez de su toque mientras todo el dolor desaparecía.

Escuetomdescanso y de nuevo en pie. Gritos desgarradores y fragor en el exterior, todo se complicaba. Eligió de su arsenal la enorme ballesta pesada recién adquirida. No era la suya, no era ergonómica, pero ésto, mata. Muertos, no tanto como deberían, repartidos por la posada. Odiaba hacer el trabajo dos veces. Siguiendo los pasos del clérigo avanzó ganando perspectiva abriéndose hasta parapetarse tras la enorme mesa decorada del este, ocultandose entre aquella escasa luz. Apuntó al más cercano que trataba de almorzar sesos de elfa y disparó la enorme ballesta con la peor de las intenciones.

Bonus action: Stealth: 10

Action: Attack: 18 Damage: 14

El dardo se clavó firme y con fuerza en el pobre granjero zombie que intentaba arrancar la carne a tiras a la alta elfa con su cuchillo de carnicero, éste incluso dio un paso atrás empujado por la intensidad del impacto, pero recuperó ese terreno perdido casi de inmediato, sus ojos lechosos se clavaron furiosos en el origen del ataque, y un profundo gruñido hambriento afloró de su interior... mostrando sus amarillentos y podridos dientes, la criatura alzó su cuchillo dispuesto a rebanar a Adriana en su siguiente embate.

La elfa se balanceó, echándose hacia atrás sobre sus talones descalzos en un intento de esquivar el ataque del zombie que la había cogido totalmente desprevenida, pero el no muerto tuvo más suerte; desgarró su carne con un golpe certero que sumió a Adriana en una angustia asfixiante solo de pensar en convertirse en un ser similar por culpa de esa herida. Desesperada, lanzó una mirada a Godric que entraba en la estancia justo a tiempo para que su magia sanadora limpiara la infección de su cuerpo. 

Pero la amenaza continuaba a su lado y, aunque Khalion intentó acabar con su muerte en vida, el grotesco ser no cejaba en su empeño de atacar a la hechicera. Estaba muy cerca, podía oler su carne pútrida y su aliento amargo, y la repugnancia y el miedo a ser devorada por esa aberración fueron el motor de su huida. En su mente, el objetivo de separarse de él clamaba por encima de todo. 

Pendiente de los movimientos torpes y lentos de lo que había sido un feliz granjero, la elfa consiguió zafarse de su radio de acción, tomando espacio y alejándose lo suficiente como para sentirse a salvo. Se dirigió a un extremo de la sala, asegurándose de tener una visión global. En un movimiento rápido, una luz cálida y brillante brotó de sus manos para aterrizar en el lomo peludo y sanguinolento del oso que continuaba taponando la entrada a la cocina. 

El zombie del cuchillo de carnicero vio como su ágil presa se escapaba y amagó un torpe intento de agarrarla sin éxito. Viendo que lo único que le quedaba al alcance era el robusto oso de proporciones enormes, se unió a sus hermanos en la muerte para focalizar toda su furia sobre él, y con suerte probar bocado de su carne fresca... Al únisono, los tres zombies que rodeaban a Mablung comenzaron su danza de muerte asestado cortes, mordiscos y arañazos sobre su víctima, con la esperanza de que este cayera ante sus indomables embates...

La tormenta de golpes consiguió atravesar las defensas del transformado druida, que pudo esquivar a duras penas la hoz que intentaba abrirle el cráneo en dos, pero el resto de los ataques hirieron al animal, cortando carne o mordiendo su lomo con los dientes tumefactos de sus podridas mandíbulas. Gracias a la resiliencia que su ira le proporcionaba y la sanación recibida por Adriana, pudo mantenerse en pie para ver como Colton volvía a tensar su arco y apuntaba a su cabeza mientras seguía intentando "razonar" con ellos.

- Veo que no sois gente de negociar... la cabeza de un psicópata y una moneda que me fue robada no es un gran precio a pedir sobre vuestras miserables vidas... una pena... pero a cambio me llevaré un oso zombie de mascota... siempre quise tener... uno... ji ji ji

Ambas flechas volaron de nuevo certeras, clavándose en las patas de la enbravecida bestia, cuyas heridas comenzaban a pasarle factura, había resistido cinco ataques concentrados sobre él, pero su vitalidad se mermaba poco a poco... quizás no hubiera una segunda ronda para él...

Los zombies rodeaban a Mablung, como cuando una manada de lobos se enfrenta a un oso, pero ni ellos son lobos, ni el oso es un oso normal. Recurriendo a las energías místicas de la naturaleza las peores heridas de Mablung empezaron a a cerrarse.

Con un rugido lanzó su mandíbula contra el zombie que empeñaba en seguir con su impía existencia, mientras sus garras buscaban detrozar al zombie que mas daño le había infligido.

El primer zombie que se negaba a volver a la tumba por fin cayó ante un apurado mordisco del terrible oso que terminó de nuevo seccionando la cabeza de su objetivo, con otro zarpazo y girándo rápidamente sobre sí mismo, Mablung laceró al otro zombie que Khalion previamente había atravesado con su dardo pesado.

Éste zombie, pillado por sorpresa, no pudo aguantar el daño producido por las afiladas garras de la bestia, terminando en el suelo totalmente partido en dos, ... tras un par de convulsiones breves... ambas parte yacieron inertes en el suelo de la posada... tres zombies habían caído, sólo uno más restaba y el rostro de Colton parecía contrariado al ver como la balanza repentinamente daba completamente la vuelta ante un enemigo prácticamente inmortal portador de la furia de la misma naturaleza...

Godric, al ver al oso destruir a los muertos vivientes y a Adriana usar sus poderes para sanarlo comprendió que era un aliado. Sin plantearse si sería el druida o un animal conjurado por los poderes de la elfa, el joven sacerdote se acercó a él y cerrando los ojos para conectar con las energías de Lathander, lanzó de nuevo un conjuro de sanación para restañar las heridas que estaba sufriendo el poderoso animal. 

Sangre negra, podrida y miembros amputados volaban a cada zarpazo de la enorme bestia, posiblemente aliada. Palabras tenebrosas del ser no vivo pero también no muerto que resonaban en la noche. El aasimar sin objetivo en mira y maldiciendo sin el tacto de su acero, avanzó hasta la ventana del norte sabedor de las refriegas que al oeste ocurrían. Usando las sombras comenzó s recargar la enorme ballesta de ghostfinger con un ojo hacia el exterior sobre lo wuenpudiera llegar o marchar de la taberna.

Una vez superado el momento crítico de pánico y sabiéndose a salvo de las garras de los zombies, Adriana pudo hacerse una composición de lugar y evaluar la situación. Ahora que tenía una visión general del espacio, se dio cuenta de que, rodeando la barra, podía acceder a la cocina, lugar en el que suponía se encontraba Lenkus. 

Los enemigos a este lado del salón habían mermado, permaneciendo solo una de aquellas aberraciones empeñada en acabar con la vida del druida. Mientras ponía en marcha su plan de llegar hasta la cocina, se detuvo a una distancia prudencial para no ser alcanzada por el zombie y poder atacarle. 

La magia cálida volvió a recorrer sus manos, produciéndole un cosquilleo vibrante que salió disparado hacia el no muerto.

Una haz de luz dañina atravesó el pecho del cadáver viviente. Éste, tras sentir que sus aliados y hermanos en la muerte habían caído todos, el zombi que restaba pareció entrar en una especie de frenesí salvaje y furioso, lleno de rencor, alzó sus dos manos lo más alto que le fue posible, para dejarlas caer sobre el terco oso que se negaba a morir y convertirse en uno de ellos. Una lluvia de garrazos intentó penetrar en las defensas de la bestia que ocupaba gran parte del salón principal.

Las afiladas uñas conseguían herir de nuevo a su objetivo, pero el oso apenas sentía dolor, solo rabia, y pronto se la haría conocer al zombie humeante, que desprendia un ligero hedor a carne quemada tras el ataque de la alta elfa.

Aun algo aturdido por levantarse tan repentinamente TocToc apenas tiene tiempo de pensar mientras baja con la ballesta en la mano. Pero la adrenalina al ver el combate le despierta de golpe. Se lanza un conjuro para acelerar su movimiento y con velocidad se dirige a la ventana, cerca de donde está el aasimar, para salir al experior. Al abrir la ventana una ráfaga de frio aire entre en la posada y ágilmente salta por la misma para ir a la puerta de atrás. Alli ve el cuerpo aberrante de un Colton no muerto y un combate de varios miembros de la guardia contra más muertos vivientes aún.

 En silencio sin pronunciar inútiles amenazas le dispara.