Una vez que acaba con la pieza de jabalí que se llevará para la cena de todos, Mablung se levanta y pregunta al pastor:-¿ hay algún riachuelo por aquí cerca? sea donde sea que vayamos, con las pintas que tenemos pareceremos aún más salvajes de lo que ya somos- tras esta palabras una sonrisa pícara se dibuja en su rostro.
-Respecto a que hacer, a mi me da igual, pero no pienso cargar con el cuerpo y cuantos decidamos que hacer antes llegaremos a nuestro destino. Seguramente esos dos pertenezcan a un clan o grupo más grande, yo no me quedaría mucho por aquí por si deciden tratar de averiguar que les ha pasado a sus compañeros.
Adriana sostuvo la pieza de víscera aún caliente entre sus manos, mientras la sangre chorreaba por sus brazos. Afortunadamente el druida la dejó allí con la palabra en la boca, con lo que ni siquiera tuvo que tomarse la molestia de buscar una buena excusa para no herir sus sentimientos. Aunque hubiera querido, no habría sido capaz de darle un bocado a esa amalgama de músculo sanguinolento, así que se dio la vuelta y buscó un lugar apartado en el que ofrecer su particular homenaje.
Gracias al clima húmedo y lluvioso, no le resultó complicado cavar una pequeña oquedad en la tierra entre las altas hierbas que no se habían visto afectadas por la reciente refriega. Cerró los ojos durante unos segundos, encomendando el alma del animal al dios de Mablung después de enterrarlo y volvió con sus compañeros justo para unirse a la conversación con el pastor.
Escuchó las diversas opiniones y, aunque su primera reacción fue sin duda ayudar a aquel hombre, la idea de abandonar el camino principal le hacía sentir muy inquieta.
- Creo que ayudar a este buen hombre no es incompatible con nuestro cometido, pero no quiero imaginar lo que puede suceder si nos topamos con otro grupo de bestias dado nuestro estado, por no hablar de las terribles consecuencias si os descubrieran a vosotros dos solos - dijo mirando a Godric preocupada. Entendía las motivaciones del muchacho, pero hasta él mismo debía ser consciente del suicidio que suponía esa posibilidad - Podemos seguir la vía principal hacia Saltmarsh hasta llegar al desvío y valorar si nos merece la pena continuar hasta la ciudad o aceptar la hospitalidad de Elías- le dirigió una sonrisa, esperando la infusión que tan amablemente se había ofrecido a prepararle
Leobald asintió convencido por las palabras del pastor y escuchó también las de los demás con interés.
—Quizá lo que propone la dama Adriana sea lo mas sensato —añadió al fin— ¿Qué decís Godric? ¿Os parece aceptable seguir todos juntos por el camino principal cuanto sea posible? —le observó un momento y suspiró después cansadamente— Si os empeñáis en ir campo a través os acompañaré, pero preferiría no tener que dividirnos. Juntos somos más fuertes.
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-Tranquila-le dijo a la pálida elfa que acababa de estrenar sus botas.- la primera vez yo me mee y casi me cago encima. No intentes acostumbrarte o acabarás comiendo corazones.
Con palabras amables agradeció la voluntad del joven clérigo por tratarle, pero rechazó cualquier atención sobre su cara. La muerte del bugbear había terminado por sanar su desfiguración. Sin embargo tendría que atar algunas correas extras a su máscara para continuar su anonimato. Ver al elfo ensangrentarse como un matarife le hizo verle con otros ojos.
-Joder compadre, al final vas a ser un auténtico psicópata.-dijo cogiendo un trozo aún caliente de corazón y masticándolo con insistencia.- Pero espero que no repitamos el ritual cada combate. El siguiente podría ser un piojoso pirata mugriento..- dijo sin pretender ofender al Kenku.
Permaneció callado, escuchando las diatribas sobre el pastor y la estúpida creencia sobre como el lugar de reposo puede influír en el destino de los muertos. Si además lo engorronas metiendo a los dioses de por medio olvídate de discutir.. nunca se gana una discusión con un religioso. Y Godric parecía la habitual mula terca salida de un convento.
-"Recordar, no salgáis del camino"- dijo poniendo voz del kenku poniendo voz de Broser- Elías.. Elías.. dime.. conoces la Cabra de Mimbre? -preguntó curioso ante las dudas de sus compañeros acerca del relato del pastor.
Godric miró a sus compañeros, preguntándose porqué tanta desconfianza, pero no exteriorizó sus pensamientos.
- Puede que tengáis razón, además me será más fácil cargar con el cuerpo por el camino... - recapacitó. - Y también será más fácil para ti caminar Elías. ¿Vamos? - terminó el clérigo dando el primer tirón a su improvisada camilla con el cuerpo del maltrecho pastor.
Elías sonrío sinceramente a Adriana, incluso sonrojándose un poco. Sin demorarse mucho, y mientras Godric preparaba el camastro con el que iban a arrastrar el cuerpo de su amigo, recogió unos palitos y sacó una tetera metálica de su zurrón, el utensilio estaba bellamente labrado y parecía sacado de algún gran salón de la corte donde la alta elfa solía pasear antaño. Con sumo cuidado y maestría, consiguió encender un fuego en el claro protegiendo con piedras su base y evitando cualquier extensión de éste sobre el mar de hierbas.
Tras preparar el contenido con agua de manantial y las hebras seleccionadas de las aromáticas hierbas dejó hervir el agua mientras volvía a sacar un par de recipientes de madera que hacían de improvisadas tazas.
Cuando el enmascarado y siniestro aasimar se aproximó a él para preguntar por la posada. La mirada de Elías se desvió a un lado intentando recordar.
- Si,… solía pasarme por allí hace mucho tiempo, está relativamente cerca de la entrada principal a Saltmarsh, no tiene pérdida, tiene la dudosa reputación de ser la posada más antigua de la ciudad. Lankus, el dueño, es un buen tipo, que sin duda os atenderá correctamente. Dadle recuerdos de mi parte si os pasáis, espero que me recuerde, como digo, hace mucho tiempo que no piso ese lugar.
Tras acabar de preparar la infusión, el pastor se la ofreció a Adriana y se echó la parte sobrante él mismo. Espero soplando y sorbió en total silencio, cumpliendo algún extraño protocolo que sólo él recordaba.
Cuando Godric acabó su obra, y el muerto fue colocado, Elías tapó el cuerpo con el propio camisón de lana que llevaba, evitando así que se viera su grotesca cara arrancada.
- Está bien, pongámonos en marcha… por cierto señorita ¿Le han dicho alguna vez que es usted la mujer más bella en todo Cormyr?
Sonrojado en extremo y cojeando, Elías, se dirigió en dirección al camino, guiando al grupo. Una vez allí comenzaron a recorrerlo a pesar de que el camastro amenazaba con desmontarse en cualquier momento, pero al parecer iba aguantando malamente.
A lo largo del día, se cruzaron con una única patrulla ataviada con los blasones de Ghostfinger, consistente en cuatro soldados y un scout. Tras intercambiar unas palabras con ellos y explicar la situación, no pusieron ningún problema y dejaron marchar en paz a la compañía fúnebre. Cuando la noche estaba ya casi encima de ellos, y no había aún señal de Saltmarsh, Elía señaló un sendero que se separaba del camino principal. La lluvia seguía acompañándolos y la noche agoraba oscuridad y una luna ahogada en nubes negras. El barro los había cubierto a todos hasta casi las rodillas y casi agradecieron que el final de la jornada se acercara.
Una hora más de camino, y la espesura de hierbas y arbustos dio paso a un enorme claro, allí una gran mansión que había vivido mejores tiempos les esperaba, para nada algo que se pudiera esperar de un pastor. Aunque en efecto, decenas de ovejas esperaban y descansaban tras un cercado cercano a la noble construcción. Elía corrió a cerrar el cercado y dejar todo listo para su rebaño mientras señalaba hacia la puerta principal de la gran mansión de tres pisos. Sobre el umbral de entrada, un gran escudo tallado en piedra mostraba una luna creciente sobre un campo espigado, una pétrea espada yacía clavada en la tierra.
Con las prisas, Elías no se percató que había alguien más esperando pacientemente en la puerta de ésta. Un tipo bastante corpulento y armado con cuchillos en diversas bandoleras que cruzaban su pecho. Entre las sombras de la noche y la lluvia apenas se percibía su figura, aunque era de tamaño humano, con un sombrero para la lluvia y una capa con la que se cubría hombros y cuerpo. Más pomos de armas se adivinaban debajo de esa capa.
Sin apenas dedicar tiempo a toda la comitiva se dirigió al pastor a paso ligero y con una postura algo intimidante. Elías, situado cerca del cercado donde descansaban sus ovejas, se giró intentando reconocer al tipo en la noche cuando una ronca voz tronó desde debajo del sombrero...
- Hijo de la gran puta, me debes el resto del pago, 300 monedas... tu encarguito se ha cumplido al pie de la letra.
Godric no recordaba haber estado más dolorido en toda su vida. Ni en el penoso y reciente traslado a Ghostfinger ni en aquella ocasión en la que un hobgobling le golpeó en el pecho y si no hubiera sido por el Sacerdote Superior no lo habría contado. Al menos en aquella ocasión sólo le dolían las costillas rotas.
Las piernas le dolían desde los dedos de los pies, que notaba ensangrentados, hasta las caderas. Las rodillas se quejaban a cada paso y cada movimiento era un suplicio para los agotados músculos al tener que luchar no sólo contra el peso del cadáver tras él, si no con el creciente barro.
La correa se había deslizado y se le clavaba en un lado del cuello. Sentía que había creado una llaga, pero no se atrevía a modificarla, pues parecía que en ese extraño equilibrio la improvisada camilla se balanceaba menos y amenazaba menos con desmontarse a cada paso que daba. Tenía los dedos dormidos de sujetar la cuerda y no pensaba que fuera a estar seco nunca más.
Sin embargo no se quejó ni una sola vez, aceptando estoicamente el castigo que los elementos y los dioses habían decidido infringirle.
Al ver la mansión se extrañó pero la perspectiva de dejar su pesada carga y tener un lugar seco para descansar borraron todas sus suspicacias.
Con un último empujón de energía que no sabía que tenía, se acercó a la casa. Fue entonces cuando la figura se movió del dintel de la puerta y se acercó a Elías.
Godric se sobresaltó e intentó retroceder, pero el barro y sus doloridas piernas no respondieron y cayó al lodo sobre sus posaderas mientras la figura que parecía una criatura cubierta de púas increpaba al herido pastor.
Mablung siguió a sus compañeros llevando a la espalda el trozo de carne para la cena. Observó con curiosidad los esfuerzos del antiguo clérigo por llevar el cuerpo del pastor muerto, sin entender el porqué de tan absurdo trabajo. Lo único claro para el druida era que aquello los enlentencia, - a este paso tardaremos una eternidad en llegar a donde sea que vayamos y estropearemos la cena- dijo más para si mismo que para otro. Y con un suspiro de resignación adelanto un al grupo, manteniéndose siempre a la vista de sus compañeros.
Sus palabras demostraron ser correctas cuando anocheció y aún seguían caminando. Al ver el claro y la mansión el druida dejo dejó escapar un suspiro de satisfacción y se dirigió hacia la casa cuando el pastor se adelantó a cobijar el rebaño.
Al ver la extraña figura en el dintel, Mablung se llevó la mano al pomo de la cimitarra, sin desenvainar el arma, y siguió avanzando y a una distancia prudencial dijo - tus problemas con el pastor no me atañen, solo quiero entrar para cocinar la cena antes de que se eche a perder la carne. Y sin esperar la respuesta siguió andando hacia la puerta.
Adriana agradeció el cumplido y la infusión al pastor con palabras amables y una sonrisa sincera, aunque no dejó de parecerle un comentario algo fuera de lugar. Reconstituida por el brebaje, se puso en marcha siguiendo a sus compañeros primero a buen ritmo pero, a medida que avanzaban, el cansancio y el dolor hicieron mella en su rendimiento, quedándose cada vez más rezagada en la marcha.
Estaba tan fatigada que al llegar al desvío ni siquiera se planteó continuar hacia Saltmarsh, con la esperanza de llegar a la casa de Elías y poder descansar y resguardarse de la lluvia y el frío. Cuando la vio alzarse en el claro, la ilusión de una buena cena, una buena cama e incluso un lugar decente donde asearse se abrió ante sí como una perspectiva casi divina, tanto que pasó por alto lo incongruente que resultaba una mansión como morada de un humilde pastor.
Se disponía a dirigirse hacia la entrada cuando la figura con el rostro cubierto se acercó a Elías y le dirigió aquellas palabras. Les observó durante unos segundos extrañada, hasta que se dio cuenta de que Godric se desplomaba y se acercó a él para ayudarle a levantarse, sin perder atención a la conversación entre los dos hombres.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
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Durante el penoso camino, entre el barro y la lluvia, Leobald observaba los esforzados progresos de Godric. La suya era una empresa de expiación, el joven clérigo estaba de nuevo transitando la senda correcta. Se alegraba por él y jamas se interpondría entre un hombre y su redención. Estuvo tentado de prestar ayuda al joven en varias ocasiones en que lo vio a apunto de desfallecer, pero siempre salía a delante. Bien por él.
Elias les llevó por fin hasta su morada. Leobald observó la arquitectura de la casa señorial, sin dejar de preguntarse cómo había llegado un simple pastor a poseer tales estancias. Se percató de la heráldica en piedra, sobre la arcada de la puerta principal. Luna creciente sobre campo espigado y espada espada hendida. ¿Dónde había visto antes esas figuras?
Cuando el siniestro y corpulento personaje se dirigió a Elias tan abruptamente simplemente les dejó hacer. Una deuda debe ser pagada, pero aquel hombre del sombrero y los cuchillos tenía toda la pinta de un rufián de la peor calaña. ¿Cuál sería el trabajo convenido entre ellos? El caballero observó la reacción de empleado y empleador sin moverse del sitio tratando de discernir si Elias se sentía amedrentado, avergonzado o simplemente sorprendido. La lluvia les calaba los huesos.
Las obsequiosas palabras del pastor le parecían más y más intencionadamente serviles cuanto más las escuchaba. ¿Pero, quizás si era una persona honesta, alguien inocente capaz de sobrevivir con ganado frente a bandoleros, piratas y otros peligros que parecían azotar esta zona? No parecía probable. Ni siquiera ayudaba al clérigo a trasportar a su supuesto amigo, dejándole toda su carga. Pero a pesar de los muy evidentes signos sus compañeros de condena parecían desvivirse por ayudarle, y con cierta desgana les siguió descolgándose unos pasos de su ritmo. La bandada era más fuerte cuando actuaba al unísono.
Al llegar a la mansión la miró sorprendido. ¿Quizás algún noble venido a menos? También empezó a mirar el escudo, tal vez en los libros del campamento hubiese alguna referencia a estos símbolos. Pero repentinamente su atención se vio interrumpida, la visión del extraño, a todas luces de apariencia de bandolero hicieron que la adrenalina se disparase. - “No mencionéis mi nombre,podría traernos problemas” - Después de susurrar la media mentira a sus compañeros se replegó a la oscuridad de la retaguardia, ocultando sus rasgos del extraño.
Stealth: 9 No quiero esconderme de el, solo esconder mis rasgos por si pudiese conocer a TocToc.
Marchar bajo la lluvia fue complicado. Humendad y barro nada ayudaban. La cabeza aún le dolía. Casi todo el camino lo hizo algo separado, saboreando como la magia recorría su cuerpo. El subidón fue desapareciendo y con el llegaron las dudas. Dos veces en un día había sido derrotado sin apenas resistencia. Necesitaba trabajar su defensa y su estrategia. Cuando pasaron cerca de la arboleda dedicó unos minutos a cortar una buena pieza de madera de un tocón. Aprovechó el resto del viaje para tallar, con cuidado, una improvisada máscara.
En la mansión, como al resto, no le cuadraba la historia de aquel.. pastor. La figura del encapuchado el llamó la atención. Las dagas, las armas ocultas y la cifra. 300 monedas. Quizá fuera momento de escuchar las explicaciones del pastor. Mas que respuestas cada vez tenían mas incógnitas y algunas de sus propios compañeros. Observó divertido las reacciones de toc-toc sin perder de vista al hombre de las dagas.
Haciendo caso omiso a la extraña situación, al fin y al cabo no iba con él ni con el grupo, pero dado el extraño comportamiento del clérigo, lo mismo volvían a tener lío. Sin pensarlo mucho para estar dentro antes de que la situación empeorase, druida siguió andando y entro en la mansión para buscar la cocina donde poder preparar la carne que llevaba.
El desconocido se acercó a pocos centímetros de Elías, su aliento casi rozando su rostro, y a pesar de eso el pastor no pareció amedrentarse, como si estuviera estudiando al tipo que le gritaba, intentando ocultarle su rostro de confusión. Fue entonces cuando la figura de capa oscura y sombrero se retiró unos pasos, parecía sorprendido también por algo. Mirando de reojo por primera vez al resto de acompañantes del pastor, su mirada se detuvo sobre el improvisado camastro que amenazaba con desmontarse en cualquier momento y en especial sobre el cuerpo que éste portaba.
- Tu no eres Colton... entonces ... ese de allí ¿quién es? ...
Su mirada se volvió algo pensativa, aunque era difícil de percatarse desde la distancia, durante unos segundos de inquietante silencio, sólo acompañados por el repiquetear de la lluvia sobre el fango, todo pareció congelarse en la noche. Hasta que finalmente la figura misteriosa volvió a hablar dirigiéndose de nuevo al pastor que seguía con vida.
- Esto no cambia nada... en cualquier caso el trato se ha cumplido... volveremos a por lo que se acordó. Si no se paga habrá consecuencias y nos lo cobraremos igualmente.
Sin dar la espalda a nadie, la enigmática figura se dirigió hacia el linde de la finca en dirección opuesta al camino por donde habían llegado y donde la mayoría de ellos estaban situados. No parecía que quisiera quedarse más tiempo allí, en la noche y bajo la lluvia. Su mensaje había sido comunicado, y no parecía tener intenciones más allá de esa tarea.
Elías terminó de cerrar la cerca y se acercó al grupo algo frustrado, su rostro volvía a mostrar mucha tristeza, aunque era difícil adivinar si estaba llorando, puesto que la lluvia cubría sus posibles lágrimas.
- No entiendo muy bien lo que acaba de pasar, pero es tarde y todos estamos cansados, por favor pasemos... No se muy bien quien era esa persona, pero una de sus dagas, cuando casi lo tenía encima mía pude verla, tenía un pomo diferente, uno labrado, era difícil de ver en la oscuridad, pero me recordaba a orbe quebrado, de un color rojizo... pero no pude distinguir nada más. Preguntaré en La Comunidad e intentaré informarme para saber a que atenerme.
El empapado y agotado humano, abrió la puerta de la hacienda, y dejó pasar a todos primero, Leobald, al entrar volvió a fijarse en el escudo de armas labrado en la piedra sobre el umbral, y pudo observar un nuevo detalle, estaba deteriorado por algo más que la exposición a los elementos, alguien lo había dañado intentando borrar y fragmentar gran parte de la obra.
Cuando llegó la altura de Godric, arrastrando la improvisada camilla, Elías le frenó y le echó con amabilidad a un lado.
- Ya has ayudado todo lo que podías y más, permíteme que lo lleve yo a un salón privado... Poneos cómodos por favor y disfrutad de la chimenea y una buena cena. Esto no estaba previsto, pero seguro que habrán hecho de sobra, siempre hacen de más...
Echándose como buenamente pudo los extremos del patíbulo de madera al hombro, y ahogando un grito de dolor por su pierna. El anfitrión desapareció por un portón lateral en la parte derecha del gran salón principal a dos alturas donde todos se encontraban ahora.
[En el interior de la casa]
Mablung entró el primero, con mucha ventaja sobre los demás, nada más pasar, cerró la puerta tras de sí para evitar que el frío y la lluvia empapasen el piso de la casa. Una vez en el interior, lo primero que captó su atención fue una chimenea encendida en un lateral del gran salón, como si les estuvieran esperando, el calor que desprendía era acogedor y la hoguera estaba bien alimentada. Delante de ésta, había numerosos sillones situados sobre una ajada alfombra, limpia pero bastante antigua. En una de las esquinas pudo observar una armadura completa colgada de un maniquí tallado en madera, era de esas de las que llevan los caballeros nobles, aunque esta en particular estaba anticuada y sin cuidar desde hace muchos años. El polvo la cubría prácticamente por completo, y el estado de desatención de ésta, contrastaba con el resto del interior del viejo caserón, limpio y saneado. Sobre la chimenea un extraño cuadro de grandes proporciones presidía toda la estancia, era un retrato de un caballero joven, también en armadura completa, una capa púrpura ondeaba sobre sus hombros y tenía alzada en su mano una espada de exquisita elaboración y calidad, se podía percibir casi su viveza y resplandor incluso en la pintura.
Unas escaleras señoriales, que sin duda había conocido mejores tiempos, se alzaban por uno de los laterales hacia una balconada que daba a una segunda planta. Varias puertas comunicaba en el gran salón con las diferentes partes de la mansión, tanto en la planta baja como en el piso superior.
El olor a comida atrajo la mirada y la atención del druida, de una entrada a su izquierda, una doble puerta abierta daba paso a una cocina, alguien estaba cocinando allí, y lo que hacían olía bastante bien. Sin demorarse mucho más se asomó a la nueva habitación de la casa y observó a dos mujeres allí. La cocina era amplia y numerosas ollas bullían con un aroma a hierbas provenzales, verduras de temporada y algo de carne. Dos mujeres que no parecían haberse percatado de la presencia de Mablung se movían rápidamente preparando panes y sazonando caldos.
Finalmente una de ellas se dio cuenta de su presencia en uno de sus virajes ... echándose las manos a la cabeza en un grito de terror al ver a un ser primitivo cubierto de agua, fango y sangre de pies a cabeza, y con restos de un animal mutilado cargado a su hombro...
Mablung no sabía mucho de la sociedad, pero que un pastor viviese en semejante mansión no tenía mucho sentido. Claramente el chico del cuadro era un capa púrpura o lo fue, viendo que ahora su casa está ocupada por pastores.
Siguiendo el olor de la comida, llegó a la cocina. Mierda, menos mal que pregunté por un arroyo donde lavarnos, pensó Mablung cuando vio la reacción de la mujer:- Venimos con Elias y traemos carne para la cena, cazado hace unas horas- dijo mientras dejaba el cuarto trasero del jabalí sobre la mesa. Con lo que esperaba que fuese una sonrisa amigable y haciendo gestos con cuidado, como tratando de acercarse a un animal asustado, continuó diciendo:- Mis compañeros están fuera con el pastor y ese extraño caballero que le pide dinero, imagino que no tardarán en entrar. - ¿Preparáis vosotras la pierna para la cena?, así mis compañeros y yo podremos aprovechar para lavarnos un poco, entre el combate y la lluvia no tenemos aspecto...¿civilizado?. ¿Tenéis un balde para poder coger agua y limpiarnos un poco?. Imagino que la elfa querrá tener algo de intimidad, así que necesitaríamos dos cubos al menos. Tras lo cual espero la respuesta de las mujeres.
Godric se levanto como pudo y negó con la cabeza a Elias. - No Elias, no estas en condiciones de cargar con el. Vamos, te ayudaré a dejarlo y luego intentaré adecentarme un poco para la cena. -
Godric dudaba de poder llegar a dar los pasos necesarios para llegar a donde fuera que pudiera lavarse. Se había auto impuesto el deber de llevar a aquel pobre pastor hasta su lugar de descanso pero no sabía si se iba a derrumbar después. Para intentar alejar su mente del dolor de su cuerpo le pregunto a Elias. - Debo confesar que no esperaba una casa así. Más bien parece una casa de campo de algún noble que la de unos pastores. No pretendo ofenderte yo solía vivir en un lugar así... hace mucho tiempo... - decidió cambiar de tema- quién era ese por cierto? De que hablaba? Si te pedía un pago quizá las monedas que te dio Leobald puedan ayudar pero asegúrate que no se aprovecha y te pide todo... -
TocToc vio con alivio como el bandolero se alejaba, pero sus palabras se le quedaron grabadas "Tu no eres Colton"; confusiones... "ovejas de Colton, se perdieron"; engaños... "el trato se ha cumplido"; complots. En su cabeza se formó rápidamente una teoría. Y no le importó demasiado que Colton hubiese pagado para matar al amigo de Elias, pero quizás afectaba a su seguridad esta noche. Decidió investigar algo más mientras entraban en la casa.
- ¿Cómo se llamaba tu amigo? - Pregunto mientras Godric y Elias discutían para transportarle más adentro - "¿Cuál es su relación con Colton? ¿Dónde vive Colton?" - Preguntó observando con cierta indiferencia los dolorosos esfuerzos de los dos hombres para mover el cadaver.
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El cansado y dolorido Godric miró al kenku y gesticulo con las manos y movió los labios intentando que Elias no le viera. Parecía decir. "Este es Colton" señalando el cuerpo cubierto por su capa en la improvisada camilla.
Tirada de perfomance con desventaja por el exhaustion para ver si consigue hacerse entender con mimica...
Adriana ayudó a Godric a ponerse en pie y se quedó a su lado hasta asegurarse de que no le fallaban de nuevo las fuerzas. Empeñado en seguir a Elías portando el cuerpo de su compañero hasta el interior, la elfa le dejó hacer sin oponerse. Escuchó con interés la intervención del extraño y la reacción de desconcierto por parte del anfitrión la convenció, pero aún había preguntas sin respuesta que el kenku se ocupó de formular.
Mientras escuchaba las diversas conversaciones y Elías les abría la puerta, Adriana miró a su alrededor distraída y al interior de la casa con mucha curiosidad. Los olores a leña y a comida que les recibieron al entrar se mezclaron, dotando al castigado cuerpo de la joven de una sensación de bienestar. El pastor se había ausentado, dándoles libertad para entrar en la estancia de la lumbre que debía hacer las funciones de comedor, pero la elfa se abstuvo aún cuando sus compañeros no tuvieron reparos. Se quedó en el recibidor, siendo consciente de la importante cantidad de agua, barro y sangre que se deslizaba de su ropa, generando un gran charco bajo sus pies, y quiso evitar que aquel desastre se extendiera por la alfombra y los pasillos de toda la casa. Inmóvil, echó un vistazo a su alrededor, observando las antiguas escaleras y las puertas de la planta baja. Huellas de barro y agua se perdían tras una de ellas, lo que le llevó a pensar en los pasos del druida, al que tampoco había visto al entrar.
- ¿Hola?- formuló en alto, intentando llamar la atención de alguna doncella o algún miembro del servicio de la casa; por las palabras de Elías, los pastores no eran los únicos que habitaban aquel lugar. Mientras esperaba a que alguien acudiera al escuchar sus palabras, se fue desprendiendo con el mayor cuidado del que fue capaz de la túnica empapada y las botas rebosantes de barro, sosteniéndolas con una de sus manos con la intención de manchar lo menos posible o, al menos, concentrarlo en un pequeño lugar. Acercarse a la chimenea le llamaba poderosamente la atención, pero su celo por no ser descortés la obligó a mantenerse en su sitio. Observó de nuevo la puerta por la que se perdía el rastro del druida y le llamó alzando la voz - ¿Mablung? ¿Estás ahí?
Ambas mujeres parecían no fiarse mucho del recién llegado, se mantenían alejadas de él... las más alejada cogió un cuchillo de carnicero que enarboló con cierta torpeza para defenderse, la más cercana a Mablung cogió a tientas un cucharón de una de las ollas, e hizo lo mismo. Tras dejar pasar unos segundos mientras analizaban en sus cabezas lo que decía el druida, la que estaba más alejada contestó con voz aún temblorosa.
- ¿Pastor? ¿te refieres a Elías? ... no, no sabemos nada de ningún caballero que pida dinero... no sabemos de que estás hablando ... - La mujer echó un ojo rápido a su compañera de cocina y al verla no puedo evitar soltar una carcajada nerviosa - ¡¡ Dolores coño !!, que le vas a hacer con ese cucharón, ¿matarlo a sorbos con tu guiso?
La ofendida Dolores, se giró ignorando al ensangrentado y sucio desconocido y se encaró con la cocinera que acababa de increparla.
- ¡¡ Ya está la lista de Pascuala dando lecciones ... !! Tu y tus desconfianzas, este señor nos ha traído la cena y es amigo del bueno de Elías... ¿siempre tienes que ser tan dramática? -Dolores se volvió a dirigir a Mablung con cierta sonrisa pícara y más tranquila. - Abajo en el sótano, pasada la zona donde se curan los quesos hay unos baños termales, este lugar esta muy bien ubicado y construido, es una pena que toda la gente haya cenado ya y esté descansando, pero puedo haceros un apaño para ti y tus compañeros mientras os... aseáis, me gustaría ver que hay debajo de toda esa... mugre y sangre... pareces un tipo peligroso...
Unas palabras provenientes del salón principal interrumpieron la extraña escena:
- ¿Mablung? ¿Estás ahí?
[Con Elías y el fallecido amigo]
Elías sonrió totalmente agotado para discutir a Godric, y se dejó también acompañar por TocToc mientras éste le interrogaba, el pastor les guiaba por unas puertas laterales que daban al ala este del caserón. Por allí atravesaron un largo pasillo, con más puertas, llegando a una estancia donde unas escaleras bajaban a un oscuro y húmedo sótano. Sin embargo el pastor se detuvo justo en esa sala sin bajar las escaleras y señaló a una losa de piedra bellamente decorada que hacia de improvisado altar a Tyr. Apartando las velas y ofrendas que había sobre la recia roca tallada en forma de bloque rectangular, indicó que dejaran el cuerpo de su amigo sobre ella.
En el trayecto, primero se dirigió a Godric para responder acerca de sus inquietudes.
- Esta casa es un regalo... de un tiempo lejano, las personas que habitamos aquí estamos bastante agradecidas y somos afortunados. En cuanto al tipo de fuera, no sé quien es, es la primera vez que lo veo. En cuanto esté recuperado me pondré en contacto con La Comunidad para recabar más información...
Cuando TocToc pasó a obsequiarle con más preguntas de un carácter más incómodo, Elías siguió respondiendo, aunque su voz denotaba más cansancio con cada palabra que luchaba por salir de su cuerpo. Sus ojos se quedaron clavados fijamente en Godric cuando éste intentaba gesticular torpemente con un disimulo distraído.
- El único Colton que conozco es ... mi amigo, el que ha caído hoy ante esos crueles seres infames... el vive... vivía... en la finca de al lado, por eso pastoreábamos nuestras ovejas siempre juntos. Bendito Tyr, mañana tendré que pasarme por su hacienda y hacerme cargo de su rebaño hasta que el consejo de La Cumunidad reparta o decida que hacer... Esto me recuerda que... si es posible, buen sacerdote, quizás mañana pueda usted decir unas palabras y obrar alguna ceremonia para el entierro..., sería a primera hora y no os robará mucho tiempo. Me haría muy feliz, y creo que su alma lo agradecerá.
[En el vestíbulo de entrada y gran salón]
Las llamas crepitaban seductoramente atrayendo con su calor a los invitados, cierto ruido provenía de la sala de la izquierda, que tenía la puerta doble abierta y algún tipo de iluminación.
Una vez que acaba con la pieza de jabalí que se llevará para la cena de todos, Mablung se levanta y pregunta al pastor:-¿ hay algún riachuelo por aquí cerca? sea donde sea que vayamos, con las pintas que tenemos pareceremos aún más salvajes de lo que ya somos- tras esta palabras una sonrisa pícara se dibuja en su rostro.
-Respecto a que hacer, a mi me da igual, pero no pienso cargar con el cuerpo y cuantos decidamos que hacer antes llegaremos a nuestro destino. Seguramente esos dos pertenezcan a un clan o grupo más grande, yo no me quedaría mucho por aquí por si deciden tratar de averiguar que les ha pasado a sus compañeros.
Adriana sostuvo la pieza de víscera aún caliente entre sus manos, mientras la sangre chorreaba por sus brazos. Afortunadamente el druida la dejó allí con la palabra en la boca, con lo que ni siquiera tuvo que tomarse la molestia de buscar una buena excusa para no herir sus sentimientos. Aunque hubiera querido, no habría sido capaz de darle un bocado a esa amalgama de músculo sanguinolento, así que se dio la vuelta y buscó un lugar apartado en el que ofrecer su particular homenaje.
Gracias al clima húmedo y lluvioso, no le resultó complicado cavar una pequeña oquedad en la tierra entre las altas hierbas que no se habían visto afectadas por la reciente refriega. Cerró los ojos durante unos segundos, encomendando el alma del animal al dios de Mablung después de enterrarlo y volvió con sus compañeros justo para unirse a la conversación con el pastor.
Escuchó las diversas opiniones y, aunque su primera reacción fue sin duda ayudar a aquel hombre, la idea de abandonar el camino principal le hacía sentir muy inquieta.
- Creo que ayudar a este buen hombre no es incompatible con nuestro cometido, pero no quiero imaginar lo que puede suceder si nos topamos con otro grupo de bestias dado nuestro estado, por no hablar de las terribles consecuencias si os descubrieran a vosotros dos solos - dijo mirando a Godric preocupada. Entendía las motivaciones del muchacho, pero hasta él mismo debía ser consciente del suicidio que suponía esa posibilidad - Podemos seguir la vía principal hacia Saltmarsh hasta llegar al desvío y valorar si nos merece la pena continuar hasta la ciudad o aceptar la hospitalidad de Elías - le dirigió una sonrisa, esperando la infusión que tan amablemente se había ofrecido a prepararle
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Leobald asintió convencido por las palabras del pastor y escuchó también las de los demás con interés.
—Quizá lo que propone la dama Adriana sea lo mas sensato —añadió al fin— ¿Qué decís Godric? ¿Os parece aceptable seguir todos juntos por el camino principal cuanto sea posible? —le observó un momento y suspiró después cansadamente— Si os empeñáis en ir campo a través os acompañaré, pero preferiría no tener que dividirnos. Juntos somos más fuertes.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
-Tranquila- le dijo a la pálida elfa que acababa de estrenar sus botas.- la primera vez yo me mee y casi me cago encima. No intentes acostumbrarte o acabarás comiendo corazones.
Con palabras amables agradeció la voluntad del joven clérigo por tratarle, pero rechazó cualquier atención sobre su cara. La muerte del bugbear había terminado por sanar su desfiguración. Sin embargo tendría que atar algunas correas extras a su máscara para continuar su anonimato. Ver al elfo ensangrentarse como un matarife le hizo verle con otros ojos.
-Joder compadre, al final vas a ser un auténtico psicópata.-dijo cogiendo un trozo aún caliente de corazón y masticándolo con insistencia.- Pero espero que no repitamos el ritual cada combate. El siguiente podría ser un piojoso pirata mugriento..- dijo sin pretender ofender al Kenku.
Permaneció callado, escuchando las diatribas sobre el pastor y la estúpida creencia sobre como el lugar de reposo puede influír en el destino de los muertos. Si además lo engorronas metiendo a los dioses de por medio olvídate de discutir.. nunca se gana una discusión con un religioso. Y Godric parecía la habitual mula terca salida de un convento.
-"Recordar, no salgáis del camino"- dijo poniendo voz del kenku poniendo voz de Broser- Elías.. Elías.. dime.. conoces la Cabra de Mimbre? -preguntó curioso ante las dudas de sus compañeros acerca del relato del pastor.
Insight:
19
Godric miró a sus compañeros, preguntándose porqué tanta desconfianza, pero no exteriorizó sus pensamientos.
- Puede que tengáis razón, además me será más fácil cargar con el cuerpo por el camino... - recapacitó. - Y también será más fácil para ti caminar Elías. ¿Vamos? - terminó el clérigo dando el primer tirón a su improvisada camilla con el cuerpo del maltrecho pastor.
PbP Character: A few ;)
Elías sonrío sinceramente a Adriana, incluso sonrojándose un poco. Sin demorarse mucho, y mientras Godric preparaba el camastro con el que iban a arrastrar el cuerpo de su amigo, recogió unos palitos y sacó una tetera metálica de su zurrón, el utensilio estaba bellamente labrado y parecía sacado de algún gran salón de la corte donde la alta elfa solía pasear antaño. Con sumo cuidado y maestría, consiguió encender un fuego en el claro protegiendo con piedras su base y evitando cualquier extensión de éste sobre el mar de hierbas.
Tras preparar el contenido con agua de manantial y las hebras seleccionadas de las aromáticas hierbas dejó hervir el agua mientras volvía a sacar un par de recipientes de madera que hacían de improvisadas tazas.
Cuando el enmascarado y siniestro aasimar se aproximó a él para preguntar por la posada. La mirada de Elías se desvió a un lado intentando recordar.
- Si,… solía pasarme por allí hace mucho tiempo, está relativamente cerca de la entrada principal a Saltmarsh, no tiene pérdida, tiene la dudosa reputación de ser la posada más antigua de la ciudad. Lankus, el dueño, es un buen tipo, que sin duda os atenderá correctamente. Dadle recuerdos de mi parte si os pasáis, espero que me recuerde, como digo, hace mucho tiempo que no piso ese lugar.
Tras acabar de preparar la infusión, el pastor se la ofreció a Adriana y se echó la parte sobrante él mismo. Espero soplando y sorbió en total silencio, cumpliendo algún extraño protocolo que sólo él recordaba.
Cuando Godric acabó su obra, y el muerto fue colocado, Elías tapó el cuerpo con el propio camisón de lana que llevaba, evitando así que se viera su grotesca cara arrancada.
- Está bien, pongámonos en marcha… por cierto señorita ¿Le han dicho alguna vez que es usted la mujer más bella en todo Cormyr?
Sonrojado en extremo y cojeando, Elías, se dirigió en dirección al camino, guiando al grupo. Una vez allí comenzaron a recorrerlo a pesar de que el camastro amenazaba con desmontarse en cualquier momento, pero al parecer iba aguantando malamente.
A lo largo del día, se cruzaron con una única patrulla ataviada con los blasones de Ghostfinger, consistente en cuatro soldados y un scout. Tras intercambiar unas palabras con ellos y explicar la situación, no pusieron ningún problema y dejaron marchar en paz a la compañía fúnebre. Cuando la noche estaba ya casi encima de ellos, y no había aún señal de Saltmarsh, Elía señaló un sendero que se separaba del camino principal. La lluvia seguía acompañándolos y la noche agoraba oscuridad y una luna ahogada en nubes negras. El barro los había cubierto a todos hasta casi las rodillas y casi agradecieron que el final de la jornada se acercara.
Una hora más de camino, y la espesura de hierbas y arbustos dio paso a un enorme claro, allí una gran mansión que había vivido mejores tiempos les esperaba, para nada algo que se pudiera esperar de un pastor. Aunque en efecto, decenas de ovejas esperaban y descansaban tras un cercado cercano a la noble construcción. Elía corrió a cerrar el cercado y dejar todo listo para su rebaño mientras señalaba hacia la puerta principal de la gran mansión de tres pisos. Sobre el umbral de entrada, un gran escudo tallado en piedra mostraba una luna creciente sobre un campo espigado, una pétrea espada yacía clavada en la tierra.
Con las prisas, Elías no se percató que había alguien más esperando pacientemente en la puerta de ésta. Un tipo bastante corpulento y armado con cuchillos en diversas bandoleras que cruzaban su pecho. Entre las sombras de la noche y la lluvia apenas se percibía su figura, aunque era de tamaño humano, con un sombrero para la lluvia y una capa con la que se cubría hombros y cuerpo. Más pomos de armas se adivinaban debajo de esa capa.
Sin apenas dedicar tiempo a toda la comitiva se dirigió al pastor a paso ligero y con una postura algo intimidante. Elías, situado cerca del cercado donde descansaban sus ovejas, se giró intentando reconocer al tipo en la noche cuando una ronca voz tronó desde debajo del sombrero...
- Hijo de la gran puta, me debes el resto del pago, 300 monedas... tu encarguito se ha cumplido al pie de la letra.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Godric no recordaba haber estado más dolorido en toda su vida. Ni en el penoso y reciente traslado a Ghostfinger ni en aquella ocasión en la que un hobgobling le golpeó en el pecho y si no hubiera sido por el Sacerdote Superior no lo habría contado. Al menos en aquella ocasión sólo le dolían las costillas rotas.
Las piernas le dolían desde los dedos de los pies, que notaba ensangrentados, hasta las caderas. Las rodillas se quejaban a cada paso y cada movimiento era un suplicio para los agotados músculos al tener que luchar no sólo contra el peso del cadáver tras él, si no con el creciente barro.
La correa se había deslizado y se le clavaba en un lado del cuello. Sentía que había creado una llaga, pero no se atrevía a modificarla, pues parecía que en ese extraño equilibrio la improvisada camilla se balanceaba menos y amenazaba menos con desmontarse a cada paso que daba. Tenía los dedos dormidos de sujetar la cuerda y no pensaba que fuera a estar seco nunca más.
Sin embargo no se quejó ni una sola vez, aceptando estoicamente el castigo que los elementos y los dioses habían decidido infringirle.
Al ver la mansión se extrañó pero la perspectiva de dejar su pesada carga y tener un lugar seco para descansar borraron todas sus suspicacias.
Con un último empujón de energía que no sabía que tenía, se acercó a la casa. Fue entonces cuando la figura se movió del dintel de la puerta y se acercó a Elías.
Godric se sobresaltó e intentó retroceder, pero el barro y sus doloridas piernas no respondieron y cayó al lodo sobre sus posaderas mientras la figura que parecía una criatura cubierta de púas increpaba al herido pastor.
PbP Character: A few ;)
Mablung siguió a sus compañeros llevando a la espalda el trozo de carne para la cena. Observó con curiosidad los esfuerzos del antiguo clérigo por llevar el cuerpo del pastor muerto, sin entender el porqué de tan absurdo trabajo. Lo único claro para el druida era que aquello los enlentencia, - a este paso tardaremos una eternidad en llegar a donde sea que vayamos y estropearemos la cena- dijo más para si mismo que para otro. Y con un suspiro de resignación adelanto un al grupo, manteniéndose siempre a la vista de sus compañeros.
Sus palabras demostraron ser correctas cuando anocheció y aún seguían caminando. Al ver el claro y la mansión el druida dejo dejó escapar un suspiro de satisfacción y se dirigió hacia la casa cuando el pastor se adelantó a cobijar el rebaño.
Al ver la extraña figura en el dintel, Mablung se llevó la mano al pomo de la cimitarra, sin desenvainar el arma, y siguió avanzando y a una distancia prudencial dijo - tus problemas con el pastor no me atañen, solo quiero entrar para cocinar la cena antes de que se eche a perder la carne. Y sin esperar la respuesta siguió andando hacia la puerta.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Durante el penoso camino, entre el barro y la lluvia, Leobald observaba los esforzados progresos de Godric. La suya era una empresa de expiación, el joven clérigo estaba de nuevo transitando la senda correcta. Se alegraba por él y jamas se interpondría entre un hombre y su redención. Estuvo tentado de prestar ayuda al joven en varias ocasiones en que lo vio a apunto de desfallecer, pero siempre salía a delante. Bien por él.
Elias les llevó por fin hasta su morada. Leobald observó la arquitectura de la casa señorial, sin dejar de preguntarse cómo había llegado un simple pastor a poseer tales estancias. Se percató de la heráldica en piedra, sobre la arcada de la puerta principal. Luna creciente sobre campo espigado y espada espada hendida. ¿Dónde había visto antes esas figuras?
Cuando el siniestro y corpulento personaje se dirigió a Elias tan abruptamente simplemente les dejó hacer. Una deuda debe ser pagada, pero aquel hombre del sombrero y los cuchillos tenía toda la pinta de un rufián de la peor calaña. ¿Cuál sería el trabajo convenido entre ellos? El caballero observó la reacción de empleado y empleador sin moverse del sitio tratando de discernir si Elias se sentía amedrentado, avergonzado o simplemente sorprendido. La lluvia les calaba los huesos.
Historia/heráldica: 6
Insight: 11
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Las obsequiosas palabras del pastor le parecían más y más intencionadamente serviles cuanto más las escuchaba. ¿Pero, quizás si era una persona honesta, alguien inocente capaz de sobrevivir con ganado frente a bandoleros, piratas y otros peligros que parecían azotar esta zona? No parecía probable. Ni siquiera ayudaba al clérigo a trasportar a su supuesto amigo, dejándole toda su carga. Pero a pesar de los muy evidentes signos sus compañeros de condena parecían desvivirse por ayudarle, y con cierta desgana les siguió descolgándose unos pasos de su ritmo. La bandada era más fuerte cuando actuaba al unísono.
Al llegar a la mansión la miró sorprendido. ¿Quizás algún noble venido a menos? También empezó a mirar el escudo, tal vez en los libros del campamento hubiese alguna referencia a estos símbolos. Pero repentinamente su atención se vio interrumpida, la visión del extraño, a todas luces de apariencia de bandolero hicieron que la adrenalina se disparase. - “No mencionéis mi nombre, podría traernos problemas” - Después de susurrar la media mentira a sus compañeros se replegó a la oscuridad de la retaguardia, ocultando sus rasgos del extraño.
Stealth: 9 No quiero esconderme de el, solo esconder mis rasgos por si pudiese conocer a TocToc.
Segunda tirada de stealth por tener ventaja: 10
Zevatur, Rolthos
Marchar bajo la lluvia fue complicado. Humendad y barro nada ayudaban. La cabeza aún le dolía. Casi todo el camino lo hizo algo separado, saboreando como la magia recorría su cuerpo. El subidón fue desapareciendo y con el llegaron las dudas. Dos veces en un día había sido derrotado sin apenas resistencia. Necesitaba trabajar su defensa y su estrategia. Cuando pasaron cerca de la arboleda dedicó unos minutos a cortar una buena pieza de madera de un tocón. Aprovechó el resto del viaje para tallar, con cuidado, una improvisada máscara.
En la mansión, como al resto, no le cuadraba la historia de aquel.. pastor. La figura del encapuchado el llamó la atención. Las dagas, las armas ocultas y la cifra. 300 monedas. Quizá fuera momento de escuchar las explicaciones del pastor. Mas que respuestas cada vez tenían mas incógnitas y algunas de sus propios compañeros. Observó divertido las reacciones de toc-toc sin perder de vista al hombre de las dagas.
Haciendo caso omiso a la extraña situación, al fin y al cabo no iba con él ni con el grupo, pero dado el extraño comportamiento del clérigo, lo mismo volvían a tener lío. Sin pensarlo mucho para estar dentro antes de que la situación empeorase, druida siguió andando y entro en la mansión para buscar la cocina donde poder preparar la carne que llevaba.
[En las afuera de la mansión]
El desconocido se acercó a pocos centímetros de Elías, su aliento casi rozando su rostro, y a pesar de eso el pastor no pareció amedrentarse, como si estuviera estudiando al tipo que le gritaba, intentando ocultarle su rostro de confusión. Fue entonces cuando la figura de capa oscura y sombrero se retiró unos pasos, parecía sorprendido también por algo. Mirando de reojo por primera vez al resto de acompañantes del pastor, su mirada se detuvo sobre el improvisado camastro que amenazaba con desmontarse en cualquier momento y en especial sobre el cuerpo que éste portaba.
- Tu no eres Colton... entonces ... ese de allí ¿quién es? ...
Su mirada se volvió algo pensativa, aunque era difícil de percatarse desde la distancia, durante unos segundos de inquietante silencio, sólo acompañados por el repiquetear de la lluvia sobre el fango, todo pareció congelarse en la noche. Hasta que finalmente la figura misteriosa volvió a hablar dirigiéndose de nuevo al pastor que seguía con vida.
- Esto no cambia nada... en cualquier caso el trato se ha cumplido... volveremos a por lo que se acordó. Si no se paga habrá consecuencias y nos lo cobraremos igualmente.
Sin dar la espalda a nadie, la enigmática figura se dirigió hacia el linde de la finca en dirección opuesta al camino por donde habían llegado y donde la mayoría de ellos estaban situados. No parecía que quisiera quedarse más tiempo allí, en la noche y bajo la lluvia. Su mensaje había sido comunicado, y no parecía tener intenciones más allá de esa tarea.
Elías terminó de cerrar la cerca y se acercó al grupo algo frustrado, su rostro volvía a mostrar mucha tristeza, aunque era difícil adivinar si estaba llorando, puesto que la lluvia cubría sus posibles lágrimas.
- No entiendo muy bien lo que acaba de pasar, pero es tarde y todos estamos cansados, por favor pasemos... No se muy bien quien era esa persona, pero una de sus dagas, cuando casi lo tenía encima mía pude verla, tenía un pomo diferente, uno labrado, era difícil de ver en la oscuridad, pero me recordaba a orbe quebrado, de un color rojizo... pero no pude distinguir nada más. Preguntaré en La Comunidad e intentaré informarme para saber a que atenerme.
El empapado y agotado humano, abrió la puerta de la hacienda, y dejó pasar a todos primero, Leobald, al entrar volvió a fijarse en el escudo de armas labrado en la piedra sobre el umbral, y pudo observar un nuevo detalle, estaba deteriorado por algo más que la exposición a los elementos, alguien lo había dañado intentando borrar y fragmentar gran parte de la obra.
Cuando llegó la altura de Godric, arrastrando la improvisada camilla, Elías le frenó y le echó con amabilidad a un lado.
- Ya has ayudado todo lo que podías y más, permíteme que lo lleve yo a un salón privado... Poneos cómodos por favor y disfrutad de la chimenea y una buena cena. Esto no estaba previsto, pero seguro que habrán hecho de sobra, siempre hacen de más...
Echándose como buenamente pudo los extremos del patíbulo de madera al hombro, y ahogando un grito de dolor por su pierna. El anfitrión desapareció por un portón lateral en la parte derecha del gran salón principal a dos alturas donde todos se encontraban ahora.
[En el interior de la casa]
Mablung entró el primero, con mucha ventaja sobre los demás, nada más pasar, cerró la puerta tras de sí para evitar que el frío y la lluvia empapasen el piso de la casa. Una vez en el interior, lo primero que captó su atención fue una chimenea encendida en un lateral del gran salón, como si les estuvieran esperando, el calor que desprendía era acogedor y la hoguera estaba bien alimentada. Delante de ésta, había numerosos sillones situados sobre una ajada alfombra, limpia pero bastante antigua. En una de las esquinas pudo observar una armadura completa colgada de un maniquí tallado en madera, era de esas de las que llevan los caballeros nobles, aunque esta en particular estaba anticuada y sin cuidar desde hace muchos años. El polvo la cubría prácticamente por completo, y el estado de desatención de ésta, contrastaba con el resto del interior del viejo caserón, limpio y saneado. Sobre la chimenea un extraño cuadro de grandes proporciones presidía toda la estancia, era un retrato de un caballero joven, también en armadura completa, una capa púrpura ondeaba sobre sus hombros y tenía alzada en su mano una espada de exquisita elaboración y calidad, se podía percibir casi su viveza y resplandor incluso en la pintura.
Unas escaleras señoriales, que sin duda había conocido mejores tiempos, se alzaban por uno de los laterales hacia una balconada que daba a una segunda planta. Varias puertas comunicaba en el gran salón con las diferentes partes de la mansión, tanto en la planta baja como en el piso superior.
El olor a comida atrajo la mirada y la atención del druida, de una entrada a su izquierda, una doble puerta abierta daba paso a una cocina, alguien estaba cocinando allí, y lo que hacían olía bastante bien. Sin demorarse mucho más se asomó a la nueva habitación de la casa y observó a dos mujeres allí. La cocina era amplia y numerosas ollas bullían con un aroma a hierbas provenzales, verduras de temporada y algo de carne. Dos mujeres que no parecían haberse percatado de la presencia de Mablung se movían rápidamente preparando panes y sazonando caldos.
Finalmente una de ellas se dio cuenta de su presencia en uno de sus virajes ... echándose las manos a la cabeza en un grito de terror al ver a un ser primitivo cubierto de agua, fango y sangre de pies a cabeza, y con restos de un animal mutilado cargado a su hombro...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Mablung no sabía mucho de la sociedad, pero que un pastor viviese en semejante mansión no tenía mucho sentido. Claramente el chico del cuadro era un capa púrpura o lo fue, viendo que ahora su casa está ocupada por pastores.
Siguiendo el olor de la comida, llegó a la cocina. Mierda, menos mal que pregunté por un arroyo donde lavarnos, pensó Mablung cuando vio la reacción de la mujer:- Venimos con Elias y traemos carne para la cena, cazado hace unas horas- dijo mientras dejaba el cuarto trasero del jabalí sobre la mesa. Con lo que esperaba que fuese una sonrisa amigable y haciendo gestos con cuidado, como tratando de acercarse a un animal asustado, continuó diciendo:- Mis compañeros están fuera con el pastor y ese extraño caballero que le pide dinero, imagino que no tardarán en entrar. - ¿Preparáis vosotras la pierna para la cena?, así mis compañeros y yo podremos aprovechar para lavarnos un poco, entre el combate y la lluvia no tenemos aspecto...¿civilizado?. ¿Tenéis un balde para poder coger agua y limpiarnos un poco?. Imagino que la elfa querrá tener algo de intimidad, así que necesitaríamos dos cubos al menos. Tras lo cual espero la respuesta de las mujeres.
Godric se levanto como pudo y negó con la cabeza a Elias.
- No Elias, no estas en condiciones de cargar con el. Vamos, te ayudaré a dejarlo y luego intentaré adecentarme un poco para la cena. -
Godric dudaba de poder llegar a dar los pasos necesarios para llegar a donde fuera que pudiera lavarse. Se había auto impuesto el deber de llevar a aquel pobre pastor hasta su lugar de descanso pero no sabía si se iba a derrumbar después.
Para intentar alejar su mente del dolor de su cuerpo le pregunto a Elias.
- Debo confesar que no esperaba una casa así. Más bien parece una casa de campo de algún noble que la de unos pastores. No pretendo ofenderte yo solía vivir en un lugar así... hace mucho tiempo... - decidió cambiar de tema- quién era ese por cierto? De que hablaba? Si te pedía un pago quizá las monedas que te dio Leobald puedan ayudar pero asegúrate que no se aprovecha y te pide todo... -
PbP Character: A few ;)
TocToc vio con alivio como el bandolero se alejaba, pero sus palabras se le quedaron grabadas "Tu no eres Colton"; confusiones... "ovejas de Colton, se perdieron"; engaños... "el trato se ha cumplido"; complots. En su cabeza se formó rápidamente una teoría. Y no le importó demasiado que Colton hubiese pagado para matar al amigo de Elias, pero quizás afectaba a su seguridad esta noche. Decidió investigar algo más mientras entraban en la casa.
- ¿Cómo se llamaba tu amigo? - Pregunto mientras Godric y Elias discutían para transportarle más adentro - "¿Cuál es su relación con Colton? ¿Dónde vive Colton?" - Preguntó observando con cierta indiferencia los dolorosos esfuerzos de los dos hombres para mover el cadaver.
Zevatur, Rolthos
El cansado y dolorido Godric miró al kenku y gesticulo con las manos y movió los labios intentando que Elias no le viera. Parecía decir. "Este es Colton" señalando el cuerpo cubierto por su capa en la improvisada camilla.
Tirada de perfomance con desventaja por el exhaustion para ver si consigue hacerse entender con mimica...
5
PbP Character: A few ;)
Adriana ayudó a Godric a ponerse en pie y se quedó a su lado hasta asegurarse de que no le fallaban de nuevo las fuerzas. Empeñado en seguir a Elías portando el cuerpo de su compañero hasta el interior, la elfa le dejó hacer sin oponerse. Escuchó con interés la intervención del extraño y la reacción de desconcierto por parte del anfitrión la convenció, pero aún había preguntas sin respuesta que el kenku se ocupó de formular.
Mientras escuchaba las diversas conversaciones y Elías les abría la puerta, Adriana miró a su alrededor distraída y al interior de la casa con mucha curiosidad. Los olores a leña y a comida que les recibieron al entrar se mezclaron, dotando al castigado cuerpo de la joven de una sensación de bienestar. El pastor se había ausentado, dándoles libertad para entrar en la estancia de la lumbre que debía hacer las funciones de comedor, pero la elfa se abstuvo aún cuando sus compañeros no tuvieron reparos. Se quedó en el recibidor, siendo consciente de la importante cantidad de agua, barro y sangre que se deslizaba de su ropa, generando un gran charco bajo sus pies, y quiso evitar que aquel desastre se extendiera por la alfombra y los pasillos de toda la casa. Inmóvil, echó un vistazo a su alrededor, observando las antiguas escaleras y las puertas de la planta baja. Huellas de barro y agua se perdían tras una de ellas, lo que le llevó a pensar en los pasos del druida, al que tampoco había visto al entrar.
- ¿Hola? - formuló en alto, intentando llamar la atención de alguna doncella o algún miembro del servicio de la casa; por las palabras de Elías, los pastores no eran los únicos que habitaban aquel lugar. Mientras esperaba a que alguien acudiera al escuchar sus palabras, se fue desprendiendo con el mayor cuidado del que fue capaz de la túnica empapada y las botas rebosantes de barro, sosteniéndolas con una de sus manos con la intención de manchar lo menos posible o, al menos, concentrarlo en un pequeño lugar. Acercarse a la chimenea le llamaba poderosamente la atención, pero su celo por no ser descortés la obligó a mantenerse en su sitio. Observó de nuevo la puerta por la que se perdía el rastro del druida y le llamó alzando la voz - ¿Mablung? ¿Estás ahí?
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
[En la cocina de la Mansión]
Ambas mujeres parecían no fiarse mucho del recién llegado, se mantenían alejadas de él... las más alejada cogió un cuchillo de carnicero que enarboló con cierta torpeza para defenderse, la más cercana a Mablung cogió a tientas un cucharón de una de las ollas, e hizo lo mismo. Tras dejar pasar unos segundos mientras analizaban en sus cabezas lo que decía el druida, la que estaba más alejada contestó con voz aún temblorosa.
- ¿Pastor? ¿te refieres a Elías? ... no, no sabemos nada de ningún caballero que pida dinero... no sabemos de que estás hablando ... - La mujer echó un ojo rápido a su compañera de cocina y al verla no puedo evitar soltar una carcajada nerviosa - ¡¡ Dolores coño !!, que le vas a hacer con ese cucharón, ¿matarlo a sorbos con tu guiso?
La ofendida Dolores, se giró ignorando al ensangrentado y sucio desconocido y se encaró con la cocinera que acababa de increparla.
- ¡¡ Ya está la lista de Pascuala dando lecciones ... !! Tu y tus desconfianzas, este señor nos ha traído la cena y es amigo del bueno de Elías... ¿siempre tienes que ser tan dramática? -Dolores se volvió a dirigir a Mablung con cierta sonrisa pícara y más tranquila. - Abajo en el sótano, pasada la zona donde se curan los quesos hay unos baños termales, este lugar esta muy bien ubicado y construido, es una pena que toda la gente haya cenado ya y esté descansando, pero puedo haceros un apaño para ti y tus compañeros mientras os... aseáis, me gustaría ver que hay debajo de toda esa... mugre y sangre... pareces un tipo peligroso...
Unas palabras provenientes del salón principal interrumpieron la extraña escena:
- ¿Mablung? ¿Estás ahí?
[Con Elías y el fallecido amigo]
Elías sonrió totalmente agotado para discutir a Godric, y se dejó también acompañar por TocToc mientras éste le interrogaba, el pastor les guiaba por unas puertas laterales que daban al ala este del caserón. Por allí atravesaron un largo pasillo, con más puertas, llegando a una estancia donde unas escaleras bajaban a un oscuro y húmedo sótano. Sin embargo el pastor se detuvo justo en esa sala sin bajar las escaleras y señaló a una losa de piedra bellamente decorada que hacia de improvisado altar a Tyr. Apartando las velas y ofrendas que había sobre la recia roca tallada en forma de bloque rectangular, indicó que dejaran el cuerpo de su amigo sobre ella.
En el trayecto, primero se dirigió a Godric para responder acerca de sus inquietudes.
- Esta casa es un regalo... de un tiempo lejano, las personas que habitamos aquí estamos bastante agradecidas y somos afortunados. En cuanto al tipo de fuera, no sé quien es, es la primera vez que lo veo. En cuanto esté recuperado me pondré en contacto con La Comunidad para recabar más información...
Cuando TocToc pasó a obsequiarle con más preguntas de un carácter más incómodo, Elías siguió respondiendo, aunque su voz denotaba más cansancio con cada palabra que luchaba por salir de su cuerpo. Sus ojos se quedaron clavados fijamente en Godric cuando éste intentaba gesticular torpemente con un disimulo distraído.
- El único Colton que conozco es ... mi amigo, el que ha caído hoy ante esos crueles seres infames... el vive... vivía... en la finca de al lado, por eso pastoreábamos nuestras ovejas siempre juntos. Bendito Tyr, mañana tendré que pasarme por su hacienda y hacerme cargo de su rebaño hasta que el consejo de La Cumunidad reparta o decida que hacer... Esto me recuerda que... si es posible, buen sacerdote, quizás mañana pueda usted decir unas palabras y obrar alguna ceremonia para el entierro..., sería a primera hora y no os robará mucho tiempo. Me haría muy feliz, y creo que su alma lo agradecerá.
[En el vestíbulo de entrada y gran salón]
Las llamas crepitaban seductoramente atrayendo con su calor a los invitados, cierto ruido provenía de la sala de la izquierda, que tenía la puerta doble abierta y algún tipo de iluminación.
" ¡Oh la Oscuridad...! "