Disfrutando del estofado y sorprendido por la bolsa con monedas, Godric permaneció en silencio mientras daban vueltas sobre la mansión.
- Gracias por la información Lenkus - añade - aunque no creo que sea importante a quien pertenecía la casa hace tanto tiempo si no quien puede estar usándola para robar el material que Ghostfinger neceista. Esto está realmente delicioso como dice Adriana. ¿Detecto quizá un poco de laurel y algo de cilantro? -
Leobald recogió sus dos monedas y las depositó en manos de TocToc.
—Lo que os adeudaba de nuestro anterior encuentro. Justo es. Quedamos así en paz. —le dedicó una sonrisa y se volvió a Lenkus—. Gracias por la información.
Dando por acabado el interrogatorio cambia de tema a otros más distendidos. O quizás no tanto.
—¿Decís que sois veterano? Entonces debemos daros las gracias por algo más que por las atenciones—sonrió y asintió al posadero— ¿Quizás veterano de alguna batalla que conozcamos? ¿Alguna junto a Ghostfinger? Leí un poco sobre ello en la biblioteca de Ghostfinger —aclaró al hombre—. Esta ha sido una tierra muy agitada para ser tan humilde. Me resultan muy curiosas las numerosas lides que tuvieron lugar en los alrededores del faro hexagonal que ahora forma parte de Ghostfinger. No parecían tener demasiado sentido estratégico o finalidad aparente. Las batallas estaban repartidas en una zona situada entre el mismo faro y unas ruinas a menos de un kilómetro al este, quizá una capilla. ¿O suena de algo el asunto?
La negra cabeza del hombre se meció despacio, asintiendo. Mientras el posadero se ausentaba TocToc miró con agotada añoranza el camino a la cama, tan cercana y, sin embargo, aparentemente inalcanzable.
La imagen de la prometedora bolsa de monedas y después, su alegre sonido, el reconfortante peso y, sobre todo, el cautivante brillo de las seis monedas aligeró su espíritu.
- ¡La deuda está saldada! – Dijo alegre a sus compañeros. Después se dirigió a sus aposentos acariciando y sopesando las seis monedas de oro con un placer que se asemejaba más a la alegría de un niño con un juguete nuevo que a la avaricia de un usurero enano. El sueño le encontró en unos segundos, con las monedas en la mano.
Agua de mar, agua de nubes y agua en charcos, agua y mas agua, agua por doquier. Silencio, cual santa compaña o ultima danza de elfos, comino arriba y en fila. Enmascarado y encapuchado, calado y desconcertado, aasimar y Cabra de mimbre unieron destino. Olor a especias y carne macerada, verduras y leña de arbol viejo que ya le enamoraron horas antes y que ahora, hambriento, afloraban instintos de supervivencia. -Disculpadme, mi credo, mi condena.- Plato en ristre eligió un lugar acariciado por sombras y juegos de luces, extinguiendo alguna vela. Encarnadas correas de cuero se aflojaron y máscara y carne se separaron, vía libre para recibir cuidados y atenciones de Lenkus.. cosa harto incómoda para aquel acostumbrado incluso a pelear para comer.
"Dos monedas" pensó, podría pagar los servicios recibidos ajenos al salario. Comió en silencio y escuchó atento inquietudes del resto y explicaciones de Lenkus. Poco podía preguntar él que no supiera de antemano la respuesta "la red vacia es peligrosa.. cuidado con la gente que es mala.." consejos correctos de veterano de guerra y guisos o de abuela que alienta miedos. -TocToc- dijo aún sin máscara al ver que el córvido reo tomaba camino del sueño.- No es asunto mío qué pasó en la Red Vacía..- con tono bajo, esperando que se acercara un poco.- Según Kreb Shenker, aquellas escaleras que descendían..-prosigió cada vez mas bajo.- Allí donde el resto son vetados gozamos de libre paso.
Mensaje entregado, solo quiso recostarse entre capucha y sombras y escuchar historias de batallas y hazañas. Esas que reclamaba de niño, esas que le fueron negadas. Merecido descanso para al alba, estar presto al encuentro con Mablung.
- En absoluto me defrauda- contestó a Lenkus con una sonrisa tras su intervención - su información nos es de gran utilidad. Es reconfortante poder mantener una conversación con un caballero como usted en una ciudad tan poco hospitalaria para con los extranjeros como es Saltmarsh y que, además, maneje el arte culinario con tanta habilidad- dijo tomando otro bocado de la ración extra recién servida - a todos nos haría un gran favor si compartiese parte de su sabiduría con Godric - concluyó, mirando al sacerdote y soltando una risita cómplice.
Mientras Leobald adquiría el protagonismo de la conversación formulando preguntas sobre Ghostfinger, Adriana observó la bolsita depositada sobre la mesa. Pensó en Targos y en la deuda que aún le unía a él, preguntándose si tendría suficiente para saldarla. No era mucho, pero al menos ya disponía de un par de monedas y eso reducía su sensación de indefensión ante una necesidad o imprevisto.
Cuando Toc-toc abandonó el salón, se despidió de él deseándole buenas noches y observó la maraña de sombras que escondía la figura del Aasimar. Parecía que, una vez más, la conversación sobre los planes de la jornada venidera sería protagonizada por los mismos cuatro participantes. Esperó pacientemente a que Lenkos se retirara a atender sus quehaceres para poder departir en la intimidad con sus compañeros.
Lenkus sin dejar de sonréir y moverse por la estancia, contestó a Godric mientras se ponía un dedo en los labios dando a entender que quería conservar algo de misterio en sus recetas.
- Un buen cocinero nunca revela sus trucos... pero sí, es cilantro y laurel... vaya... se ve que no sirvo como buen guardián de los secretos culinarios...
El posadero volvió a limpiar parte de la mesa y preguntar si necesitaban platos nuevos para el postre, pero antes de que los comensales respondieran ya se había decidido él mismo por los platos limpios y comenzó a recoger todo para traer una fuente de fruta de temporada variada, con manzanas rojas, jugosas peras y varios racimos de uvas verdes. La colorida fuente dio paso a un bizcocho de zanahoria casero que aún estaba caliente, recién horneado, y cuyo sabor haría resucitar a los muertos, o eso decía Manistrad cada vez que lo probaba.
Antes de retirarse, Lenkus respondió a las últimas preguntas de Leobald con la educación que le caracterizaba.
- Si, he batallado el alguna que otra guerra, nada de lo que sentirse muy orgulloso, ... la mayoría de las veces era empujado por el deber familiar, los Kurrid siempre han sido fieles a la Corona, y es un legado que cada padre inculca bien en la cabeza a sus descendientes, ... no somos nobles, así que es nuestra manera de dejar huella en la historia, con nuestros actos y nuestras gestas en batalla. Estuve cuando La Horda arrasó parte de Cormyr, de hecho la parte de Saltmarsh y Seaton fueron especialmente castigadas... aun recuerdo las hordas de hobgoblins y orcos que se podían contar por centenas en los valles de hierbas altas... quemándolo todo. También estuve en algunas batallas navales contra los príncipes piratas, y eso es algo que también se queda grabado a fuego... si tu barco era abordado o cañoneado, era casi mejor saltar por la borda y abrazar una tumba helada y acuática antes que te capturaran esos salvajes inhumanos.... Tuve suerte supongo... y sobreviví a todo eso ¿mi recompensa?... esta posada como herencia en un pueblo que aborrece a la corona y a mi familia a pesar de que luchamos por ellos, ... es por eso que quizás el legado de los Kurrid acabe conmigo, sin mujer ni descendencia, puesto que nadie se acercaría a mi en esta ciudad maldita... si ... esa es el reconocimiento que se me otorga... quizás sea lo mejor, no quisiera que mis hijos soportaran más el peso de mi legado familiar... Oh vaya... me he puesto melancólico en una velada que estaba siendo festiva, mis disculpas caballeros...
Tras recomponerse un poco, su tono de voz se volvió algo más recio y distante, pero las buenas manera no abandonaron su dicción
- Me temo que las lides que se situaron alrededor del ancestral faro ocurrieron hace ya mucho tiempo, yo no había sido concebido, y probablemente ni mis abuelos existirían aun en esa época, no puedo serle de mucha ayuda ahí, pero si está interesado en historia antigua, sin duda hable con Krag, el enterrador, es un semiorco pero no le juzguéis por su apariencia o rudeza, es una de las personas más cultas de la ciudad... y una fuente de información inagotable acerca de batallas o retazos de historia del pasado.
El veterano de guerra sonrío con cierta complicidad a Adriana ante sus comentarios pero no añadió nada más y se despidió del grupo.
- Bueno señores, os dejo a solas mientras acabáis vuestra cena, estaré en la parte trasera mientras cortando algo de leña para mañana, no os preocupéis por los restos de la cena, yo recogeré más tarde todo. El desayuno se sirve media hora después del canto del gallo. Que descansen y pasen buena noche.
-Al alba..- voz suave sin matices cavernosos en ausencia de máscara - ..vampiros o burócratas.. maldición.- con apatía.- Cuando el acero habla, menos explicaciones si la cabeza cercenada es de nosferatu que la de funcionario.- Serio, ante un nuevo alarde de humor aasimar.
De sus ropajes extrajo algo, puño cerrado, bien protegido. Estrategias, dudas y certezas. Atento, meditaba la situación. Relajado, puso la inquietante moneda del orbe quebrado en la mesa.. jugando con su canto haciéndola girar sobre si misma. El peso de la responsabilidad jugaba mano a mano con los misterios que entrañaba aquel pedazo de metal.
-El chultiano.. -dijo después de un largo trago de leche fresca-.. sabría de la moneda orbe? Habría que estar seguro si airear tal deuda.- Fríos ojos azules, tan intensos como heladores se alzaron bajo capucha destacando entre sombras como estrellas en la noche. -La Red Vacia..- dubitativo- ..esconde respuestas seguro, pero cuanto desconfiar es algo que solo sabré allí.
Adriana escuchó con atención las palabras del Aasimar, mientras arrancaba del racimo una a una las uvas, llevándoselas a la boca y saboreándolas con parsimonia. Empezaba a acostumbrarse al extraño lenguaje del pícaro, pero aún debía tomarse unos minutos para descifrar el mensaje de sus escurridizas palabras.
- Siempre he considerado que la información es poder; cuanta más información manejemos sobre esa hacienda, más recursos tendremos a nuestra disposición ante las desconocidas situaciones que nos depara esta incursión. Esto supondrá invertir algo de tiempo y quizá no todos estén por la labor; Mablung nos esperará al alba a las puertas de la ciudad y mucho me temo que no tendrá ningún reparo en acudir solo a la mansión si no nos presentamos a la hora acordada. No obstante, me inclino por la opción de visitar La Gran Casa del Consejo antes de nada.
Luego se centró en la moneda que Khalion había depositado en la mesa.
- Ambas opciones son plausibles, más no soy capaz de discernir cuál de ellas puede acarrearnos más problemas... o más deudas indeseadas. Parece que el extraño chultiano posee conocimientos e información arcana suficiente como para revelar los secretos de esta moneda. Eso sí, temo por el precio de esos servicios.
Miró alternativamente a Leobald y Godric, deseosa de conocer sus opiniones.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Leobald escuchaba las palabras de los demás en la mesa.
—Yo dejaría el asunto de la moneda y el de Chult para otro momento. Como dice Adriana, dudo que nos escuche sin oro para intercambiar —el caballero se encogió de hombros un momento—. En cuanto a acudir a La Gran Casa del Consejo antes de ir a la mansión, podemos hacerlo a primera hora, pero sin demorarnos allí. Los ladrones del aceite no tardarán en adivinar que trabajamos para el ejército y pueden organizar una defensa o incluso cambiar el aceite de sitio. Quizá ya lo sepan. El tiempo corre en nuestra contra. Lo que decidáis me parecerá bien. Y ahora si me disculpáis —se incorporó—, ha sido un día largo, nos veremos al alba. Que descanséis.
El caballero sonrío cansadamente y se despidió con un gesto cortés camino a un sueño reparador.
1.- Puertas de la Ciudad; 2.- Barracas y cárceles, 3.- Posada "La cabra de mimbre", 8.- Posada "La red vacía", 9.- El Mercado Verde, 10.- Puente "Escama de Tiburón", 7. Almacén/palacio de Xendros
-Tres noches restan. - añadió haciendo desaparecer la moneda entre bolsillos ocultos.- margen hay.-siguiendo los pasos del caballero tomó rumbo al catre concluyendo.-largo día pinta mañana.. descansad. -esperando que le hicieran más caso a el que al vino de Lenkus.
- No sé muy bien de qué nos puede servir conocer la historia de la casa ya que sus actuales moradores nada tendrán que ver con aquellos que habitaron en ella, y las palabras del caballero parecen acertadas, no debemos demorarnos mucho pues puede que los ladrones ya estén en movimiento, pero poco podemos hacer ya.Espero que en La Gran Casa del Consejo nos traten tan bien como Lenkus. Yo acudiré antes del alba a avisar a Mablung y nos reuniremos en la Gran Casa ¿ de acuerdo ? - añadió sonriendo a Adriana.
Cogiendo una manzana para el camino hasta su habitación Godric se despidió del resto, esperando pasar una buena noche de descanso.
A la mañana siguiente, una hora antes del alba, Godric ya estaba preparando sus rituales matutinos para rezar a un dios que había dejado de escucharle. Pese a la nueva convicción que había tomado al conocer a la Comitiva Élfica seguía sintiéndose indigno por seguir los ritos al alba. Y el creciente temor que crecía en su corazón tras la noche anterior en la casa de Elías le mantuvo algo distraído durante los mismos. Pero hoy no podría atender a ese asunto.
Cuando las primeras luces empezaban a aflorar por el este, trayendo consigo una fría brisa marina, Godric, tras coger otra manzana más de la bandeja que había quedado de la noche anterior, se echó el escudo al hombro y se aventuró en las embarradas calles de Saltmarsh hacia el lugar de reunión con el druida para evitar que fuera solo a la casa. Miró al cielo, sería mejor que se diera prisa pues amenzaba con llover de nuevo.
Las habitaciones individuales en la Cabra de Mimbre eran bastante decentes, no sobresalían mucho, pero tampoco daban un aspecto de baja calidad, un camastro elevado sobre un colchón de paja mullida, unas finas sábanas de una tela resistente muy parecida a la que se usaba para tejer las velas que impulsaban los barcos y una mesita pequeña sobre la que descansaban una jarra y una palangana en cerámica con agua limpia dentro. Todas tenían ventanas y contraventanas de madera que se podía cerrar desde dentro para bloquear la luz de la mañana si era requerido por el huesped.
El piso de arriba contaba con una docena de puertas gemelas, todas dando a habitaciones vacías menos las que ocupaban los agentes de Ghostfinger. El retrete, sin embargo, se encontraba en el patio trasero de la posada, justo al lado de una pérgola bajo la que descansaba como buenamente podía leña cortada, y relativamente seca. Para llegar a ésta, había que salir por una puerta trasera de la que colgaba una llave, para volver a ser cerrada de nuevo una vez que se volvía a entrar en el edificio tras las tareas de evacuación.
La lluviosa noche pasó sin demasiados incidentes, al menos para la mayoría, y a la mañana siguiente, media hora después del canto del gallo, Lenkus ya tenía preparado el desayuno en la misma mesa cercana a la chimenea donde cenaron el día anterior. Huevos fritos y cocidos en abundancia, leche y salchichas acompañados de hogazas de paz recién horneadas. Además en cada puesto de la mesa, sobre la silla, tenían listo seis petates con comida de viaje, envueltos en telas con bastante perfección, sin arrugas y con cierta simetría en su forma.
Dando los buenos días a cada uno según iban apareciendo por las escaleras que conducían a la planta superior, el posadero parecía moverse por toda la planta principal limpiando con un trapo humedo o barriendo entre las sillas.
[En la Cabra de Mimbre, media hora antes]
Godric no esperó al canto del gallo para levantarse. Como había quedado con su "camarada" el día anterior, tras sus rituales anteriores al alba, se pertrechó con su equipo, escudo a la espalda y se dispuso a moverse al punto de encuentro con el druida. Al bajar oyó mucho trasteo en la cocina, y tras un saludo de buenos días que no fue contestado, probablemente por el ajetreo y el ruido que provenía de esa estancia de la posada, salió a la calle para encontrarse los primeros rayos de sol, que como era habitual, estaban ya empezando a ser ahogados por el encapotado cielo que parecía perenne en la región.
Miró a su izquierda, por el camino que ascendía hasta las puertas de la ciudad y donde en sus afueras habían pactado el encuentro matutino, pero al parecer no hizo falta, ... por las puertas de las barracas, que además hacían la función de cárceles, salía su compañero, ajustándose el cinto con las armas y poniendo sus ferales piernas en la calle al mismo tiempo que él. Sus miradas se cruzaron mientras en la Cabra de Mimbre el desayuno se estaba sirviendo.
Sorprendido por el lugar del que aparecía Mablung Godric le hizo una seña a modo de saludo y esperó a que se uniera a él en la puerta de la posada.
- Buenos días Mablung. Iba a buscarte para avisarte que vamos a pasar por la Casa del Consistorio antes de ir hacia la mansión para ver si conseguimos algo más de información... pero me ha sorprendido que hayas salido de las barracas de la guardia. ¿Has podido solucionar los problemas con ellos? ¿Pasamos dentro a desayunar con el resto? Lenkus es un extraordinario anfitrión y cocinero. - añade con una sonrisa
Sueño reponedor sobre noche tortuosa. El buen tiempo negándose a abandonar Saltmarsh. Matices rojos lamían el horizonte desgarrando la noche, señal suficiente para sobrehumanos ojos bien entrenados. Aasimar, aseado y dispuesto y meditación mediante, dispuso de autocontrol suficiente para venideros quehaceres. La incómoda camisola de malla cayó, pesada, sobre su cuerpo. Cinchas y correas de torso y máscara, prietas. Acero y cuero, al cinto, dispuestas a probar la carne.
Encapuchado y armado descendió hasta el gran salón de la posada. Guardó, agradecido, la ración del día y dispuso de pan y huevos cocidos mientras duró su soledad, esperando que el resto de la compañía hiciera acto de presencia.
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- Espero que si- dijo Mablung mientras acaba de colocarse las armas, -discúlpame pero no voy a ir a desayunar, no quiero pasar más tiempo entre estos muros, no quiero darle a la guardia más oportunidades de que me cuelguen, que por lo que he visto se les da bastante bien,ni deberle nada más a Bastianes. Os esperaré fuera tal y como dije, sin plazos de tiempo, Pero ya que vais a buscar información sobre la hacienda, quizás podáis buscar información sobre el puente Que cruza el río y los túneles que discurren por debajo de la ciudad. Algo me dice que acabaremos utilizándolos.
Tras hablar con el clérigo, el druida abandona la ciudad. Nada más cruzar su muralla siente como su ánimo se revitaliza y con una sonrisa se dirige a la foresta para buscar algo de desayuno pero sin perder de vista las puertas de la ciudad.
Adriana abrió los ojos empapada en sudor y con el corazón encogido de miedo. No podía soñar, con lo cuál no había sido un sueño. ¿Otra visión, quizá? Igual que la que experimentó en Ghosfinger. Escudriñó la oscuridad asustada. Las sombras parecían haber vuelto a su lugar, aquel sonido ensordecedor y horripilante era solo el eco de un recuerdo, pero la angustia y la inquietud permanecían en su pecho, ahogándola. Se levantó, aún cuando todavía era noche cerrada y todos los habitantes de aquella taberna descansaban en sus aposentos. No podía permanecer en esa cama por más tiempo.
Se deslizó con cuidado hasta el salón, solo alumbrado por las ascuas que titilaban en la chimenea. Intentando no hacer ruido, movió uno de los sillones cercanos hasta situarlo delante de la agónica lumbre, sentándose y tapándose con una manta, dejando perder su mirada en la rojiza madera que le aportaba cierta tranquilidad. Repasando una y otra vez en su cabeza las visiones de los últimos días, sin llegar a ninguna conclusión, volvió a su cuarto cuando el amanecer solo era un atisbo de claridad en el horizonte y un leve sonido la alarmó de que alguien había despertado ya.
Se lavó a conciencia y se vistió, bajando al salón de nuevo para reencontrarse con sus compañeros cuando el gallo ya había cantado. Su ánimo, tan dispuesto y alegre, se ensombrecía esa mañana por un rictus de preocupación.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Godric, negando con la cabeza, volvió a entrar en la posada para encontrarse con algunos de sus compañeros ya desayunando. Animado por poder disfrutar del desayuno de Lekus y retrasar su inevitable ducha de lluvía fría se sentó, agradeciendo al posadero sus esmeradas atenciones. Espero a que todos estuvieran reunidos para ponerles al día.
- Me he encontrado con Mablung. Estaba saliendo de las barracas de la guardia y no parece haber más muertos, por lo que supongo que habrá solucionado el tema de esa muerte accidental o lo que fuera. Me gustaría que alguien hablara claro por una vez por estos lares, como nuestro amigo Lekus... - bebió un poco de leche - en cualquier caso Mablung ha dicho que nos espera fuera de los muros de la ciudad, y, debía de estar de buen humor, porque no nos ha puesto límite de tiempo. Es más, nos ha pedido que investiguemos también el puente y los tuneles que hay bajo la ciudad... signifique lo que signifique eso. Pero yo no me demoraría mucho por lo que ya comentamos anoche... -
Antes de salir hacia la Casa Consistorial, detuvo a Adriana antes de salir.
- Adriana ¿ Te encuentras bien ? - le dice con tono preocupado y por lo bajo para que nadie más pueda oirles.
Justo antes de que Godric entrara en la posada, mientras cerraba la puerta tras de sí, y despidiéndose mentalmente de nuevo del druida, que caminaba impávido hacia la salida de la ciudad por el ascendente camino que llevaba a sus muros exteriores, la puerta de las barracas se volvió a abrir dejando salir a un humano de edad avanzada, pero aún en forma, en su peto plateado, el símbolo de la Guardia de Saltmarsh estaba tallado con exquisitez, y en sus hombros varios galones muy parecidos a los ostentados por Bastianes le identificaban como un miembro importante, quizás un Alto Capitán. Los soldados apostados a las puertas del bastión situado en frente de la posada se cuadraron de inmediato ante su paso, pero éste parecía algo distraído y con prisa. De una mochila se asomaban varios pergaminos, y en su mano se apoyaba un libro abierto que repasaba como avidez mientras avanzaba en dirección del puente que cruzaba el río del Rey Pescador, adentrándose más en el núcleo de la ciudad... Sus pofundos ojos azules no parecieron percatarse de la presencia de Godric y se perdió rápidamente calle abajo, con una ligera cojera, apenas perceptible, salvo para los ojos de un veterano sanador como el excomulgado sacerdote.
Apuesto desconocido de alto Rango en la Guardia.
Cuando todos acabaron con el desayuno y salieron al exterior, el encapotado cielo había cubierto por completo el sol, y una gris y fría mañana les recordó lo bien que se estaba cerca de la chimenea de La Cabra de Mimbre. Si demorarse mucho más, comenzaron a bajar la calle en dirección del puente donde el día anterior se encontraron a Mablung maltrecho e indispuesto. El amplio puente que cruzaba el río del Rey Pescador, que desembocaba directamente al mar, era una estructura antigua, muy antigua… quizás mucho más que la propia ciudad, y que daba paso a una segunda parte de Saltmarsh mucho más poblada y densa. El grupo, que ya calculó que su ancho permitiría el paso de dos carros al mismo tiempo en ambas direcciones el día anterior, se encontró admirando sus sencillas pero recias formas. Desde esa posición, río arriba, se podía ver un edificio destacado que lindaba con el espacio fluvial. Éste era más grande que los demás, construido en madera y con una inmensa chimena. Decenas de pieles curtidas se secaban en tenderetes cerca de sus paredes, y en un lateral se podía leer "Bienes de cuero de Kester"
Cuando la compañía se dispuso a cruzar el viejo puente, algo empezó a ir mal… el estómago de Adriana dio un vuelco, y unas horribles e incontenibles nauseas se aferraron a su estómago, un persistente mareo acudió a dejarla medio aturdida, y no pudo evitar correr hacía uno de sus laterales y vomitar parte del desayuno sobre el río… avanzando torpemente para terminar de cruzarlo cuanto antes, consiguió llegar al otro lado no sin esfuerzo, una vez allí, todos los síntomas de malestar comenzaron a desaparecer tan rápidamente como habían acudido. Ese puente… la elfa lo miró de reojo… debía intentar evitarlo.
Recompuesta, la alta elfa junto al grupo siguieron avanzando, y tras preguntar a algunos paisanos que les miraron con caras largas y otorgaron frases cortas, éstos decidieron acercarse más a la zona de costa de la ciudad girando en la primera calle principal que se abría a su derecha para continuar su camino. En efecto confirmaron que las casas de esta zona estaban más aglomeradas, los callejones laterales se volvían más estrechos y traicioneros, pero mucha más gente se movía por aquí, ignorándoles, el olor a pescado comenzaba a ser más intenso también. En la calle por la que deambulaban observaron intercalados entre los arracimados vecindarios más edificios que captaron su atención, el primero fue otra posada, ésta parecía más popular que el local de Lenkus, estaba construida con planchas y estructuras de al menos media docena barcos pesqueros decomisados. Sobre la presencia de un rudo portero que guardaba la entrada, un cartel rezaba “La línea de rotura”.
Un poco más adelante, un imponente edificio presidía la parte central de la calle. Construido en rocas de las colinas cercanas y maderas endurecidas de las marismas del norte de la ciudad, lo que parecía el ayuntamiento se erigía imponente, un enorme tablón sobre su doble portón de entrada tenía dibujada la imagen de una red llena de peces. Sobre la parte superior un torreón se alzaba coronado por un gran cuerno.
En frente del ayuntamiento los restos de un ahora cerrado mercado se disponían alrededor de un pozo central también de aspecto antiguo, varias mesas de madera se situaban por el medio de la plaza como si de un gran comedor se tratara, mientas que los puestos se repartían rodeando todo el patio interior. Sin duda tenía un mejor aspecto que el mercado que se encontraron la tarde de ayer camino a la zona pobre de Saltmarsh.
Las puertas de la Casa Consistorial estaban abiertas, así que todos entraron antes de que se desatara la inminente lluvia que constantemente amenazaba con caerles encima... allí, al fondo de un gran salón ominosamente vacío y con varias salidas, incuidas un par de escaleras construídas con cierta pomposidad y que conducían a una segunda planta, una gran mesa alta daba cobijo a dos funcionarios vestidos prácticamente iguales, con camisas azules y pantalones de cierta calidad en un gris aburrido. Uno de ellos parecía más calmado y revisaba algunas anotaciones en libros, mientras que el otro se movía de un lado a otro con cierto nerviosismo ultimando detalles como si algún evento importante estuviera a punto de ocurrir... el único punto de decoración de toda la estancia, un estandarte en vivos colores verdes de grandes proporciones, descansaba lacio sobre el umbral que estaban atravesando, los juncos y el escudo de Saltmarsh bordados a mano habría llevado un gran trabajo en su tiempo, éste parecía bien cuidado y proyectaba un aire regio sobre el gran salón.
Disfrutando del estofado y sorprendido por la bolsa con monedas, Godric permaneció en silencio mientras daban vueltas sobre la mansión.
- Gracias por la información Lenkus - añade - aunque no creo que sea importante a quien pertenecía la casa hace tanto tiempo si no quien puede estar usándola para robar el material que Ghostfinger neceista. Esto está realmente delicioso como dice Adriana. ¿Detecto quizá un poco de laurel y algo de cilantro? -
PbP Character: A few ;)
Leobald recogió sus dos monedas y las depositó en manos de TocToc.
—Lo que os adeudaba de nuestro anterior encuentro. Justo es. Quedamos así en paz. —le dedicó una sonrisa y se volvió a Lenkus—. Gracias por la información.
Dando por acabado el interrogatorio cambia de tema a otros más distendidos. O quizás no tanto.
—¿Decís que sois veterano? Entonces debemos daros las gracias por algo más que por las atenciones —sonrió y asintió al posadero— ¿Quizás veterano de alguna batalla que conozcamos? ¿Alguna junto a Ghostfinger? Leí un poco sobre ello en la biblioteca de Ghostfinger —aclaró al hombre—. Esta ha sido una tierra muy agitada para ser tan humilde. Me resultan muy curiosas las numerosas lides que tuvieron lugar en los alrededores del faro hexagonal que ahora forma parte de Ghostfinger. No parecían tener demasiado sentido estratégico o finalidad aparente. Las batallas estaban repartidas en una zona situada entre el mismo faro y unas ruinas a menos de un kilómetro al este, quizá una capilla. ¿O suena de algo el asunto?
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Mientras el caballero se perdía en bélicas elucubraciones, Godric susurró a toc-toc.
- Coge las mías tambien, asi voy reduciendo mi deuda - le sice on una tímida sonrisa.
PbP Character: A few ;)
La negra cabeza del hombre se meció despacio, asintiendo. Mientras el posadero se ausentaba TocToc miró con agotada añoranza el camino a la cama, tan cercana y, sin embargo, aparentemente inalcanzable.
La imagen de la prometedora bolsa de monedas y después, su alegre sonido, el reconfortante peso y, sobre todo, el cautivante brillo de las seis monedas aligeró su espíritu.
- ¡La deuda está saldada! – Dijo alegre a sus compañeros. Después se dirigió a sus aposentos acariciando y sopesando las seis monedas de oro con un placer que se asemejaba más a la alegría de un niño con un juguete nuevo que a la avaricia de un usurero enano. El sueño le encontró en unos segundos, con las monedas en la mano.
Zevatur, Rolthos
Agua de mar, agua de nubes y agua en charcos, agua y mas agua, agua por doquier. Silencio, cual santa compaña o ultima danza de elfos, comino arriba y en fila. Enmascarado y encapuchado, calado y desconcertado, aasimar y Cabra de mimbre unieron destino. Olor a especias y carne macerada, verduras y leña de arbol viejo que ya le enamoraron horas antes y que ahora, hambriento, afloraban instintos de supervivencia. -Disculpadme, mi credo, mi condena.- Plato en ristre eligió un lugar acariciado por sombras y juegos de luces, extinguiendo alguna vela. Encarnadas correas de cuero se aflojaron y máscara y carne se separaron, vía libre para recibir cuidados y atenciones de Lenkus.. cosa harto incómoda para aquel acostumbrado incluso a pelear para comer.
"Dos monedas" pensó, podría pagar los servicios recibidos ajenos al salario. Comió en silencio y escuchó atento inquietudes del resto y explicaciones de Lenkus. Poco podía preguntar él que no supiera de antemano la respuesta "la red vacia es peligrosa.. cuidado con la gente que es mala.." consejos correctos de veterano de guerra y guisos o de abuela que alienta miedos. -TocToc- dijo aún sin máscara al ver que el córvido reo tomaba camino del sueño.- No es asunto mío qué pasó en la Red Vacía.. - con tono bajo, esperando que se acercara un poco.- Según Kreb Shenker, aquellas escaleras que descendían..-prosigió cada vez mas bajo.- Allí donde el resto son vetados gozamos de libre paso.
Mensaje entregado, solo quiso recostarse entre capucha y sombras y escuchar historias de batallas y hazañas. Esas que reclamaba de niño, esas que le fueron negadas. Merecido descanso para al alba, estar presto al encuentro con Mablung.
- En absoluto me defrauda - contestó a Lenkus con una sonrisa tras su intervención - su información nos es de gran utilidad. Es reconfortante poder mantener una conversación con un caballero como usted en una ciudad tan poco hospitalaria para con los extranjeros como es Saltmarsh y que, además, maneje el arte culinario con tanta habilidad - dijo tomando otro bocado de la ración extra recién servida - a todos nos haría un gran favor si compartiese parte de su sabiduría con Godric - concluyó, mirando al sacerdote y soltando una risita cómplice.
Mientras Leobald adquiría el protagonismo de la conversación formulando preguntas sobre Ghostfinger, Adriana observó la bolsita depositada sobre la mesa. Pensó en Targos y en la deuda que aún le unía a él, preguntándose si tendría suficiente para saldarla. No era mucho, pero al menos ya disponía de un par de monedas y eso reducía su sensación de indefensión ante una necesidad o imprevisto.
Cuando Toc-toc abandonó el salón, se despidió de él deseándole buenas noches y observó la maraña de sombras que escondía la figura del Aasimar. Parecía que, una vez más, la conversación sobre los planes de la jornada venidera sería protagonizada por los mismos cuatro participantes. Esperó pacientemente a que Lenkos se retirara a atender sus quehaceres para poder departir en la intimidad con sus compañeros.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Lenkus sin dejar de sonréir y moverse por la estancia, contestó a Godric mientras se ponía un dedo en los labios dando a entender que quería conservar algo de misterio en sus recetas.
- Un buen cocinero nunca revela sus trucos... pero sí, es cilantro y laurel... vaya... se ve que no sirvo como buen guardián de los secretos culinarios...
El posadero volvió a limpiar parte de la mesa y preguntar si necesitaban platos nuevos para el postre, pero antes de que los comensales respondieran ya se había decidido él mismo por los platos limpios y comenzó a recoger todo para traer una fuente de fruta de temporada variada, con manzanas rojas, jugosas peras y varios racimos de uvas verdes. La colorida fuente dio paso a un bizcocho de zanahoria casero que aún estaba caliente, recién horneado, y cuyo sabor haría resucitar a los muertos, o eso decía Manistrad cada vez que lo probaba.
Antes de retirarse, Lenkus respondió a las últimas preguntas de Leobald con la educación que le caracterizaba.
- Si, he batallado el alguna que otra guerra, nada de lo que sentirse muy orgulloso, ... la mayoría de las veces era empujado por el deber familiar, los Kurrid siempre han sido fieles a la Corona, y es un legado que cada padre inculca bien en la cabeza a sus descendientes, ... no somos nobles, así que es nuestra manera de dejar huella en la historia, con nuestros actos y nuestras gestas en batalla. Estuve cuando La Horda arrasó parte de Cormyr, de hecho la parte de Saltmarsh y Seaton fueron especialmente castigadas... aun recuerdo las hordas de hobgoblins y orcos que se podían contar por centenas en los valles de hierbas altas... quemándolo todo. También estuve en algunas batallas navales contra los príncipes piratas, y eso es algo que también se queda grabado a fuego... si tu barco era abordado o cañoneado, era casi mejor saltar por la borda y abrazar una tumba helada y acuática antes que te capturaran esos salvajes inhumanos.... Tuve suerte supongo... y sobreviví a todo eso ¿mi recompensa?... esta posada como herencia en un pueblo que aborrece a la corona y a mi familia a pesar de que luchamos por ellos, ... es por eso que quizás el legado de los Kurrid acabe conmigo, sin mujer ni descendencia, puesto que nadie se acercaría a mi en esta ciudad maldita... si ... esa es el reconocimiento que se me otorga... quizás sea lo mejor, no quisiera que mis hijos soportaran más el peso de mi legado familiar... Oh vaya... me he puesto melancólico en una velada que estaba siendo festiva, mis disculpas caballeros...
Tras recomponerse un poco, su tono de voz se volvió algo más recio y distante, pero las buenas manera no abandonaron su dicción
- Me temo que las lides que se situaron alrededor del ancestral faro ocurrieron hace ya mucho tiempo, yo no había sido concebido, y probablemente ni mis abuelos existirían aun en esa época, no puedo serle de mucha ayuda ahí, pero si está interesado en historia antigua, sin duda hable con Krag, el enterrador, es un semiorco pero no le juzguéis por su apariencia o rudeza, es una de las personas más cultas de la ciudad... y una fuente de información inagotable acerca de batallas o retazos de historia del pasado.
El veterano de guerra sonrío con cierta complicidad a Adriana ante sus comentarios pero no añadió nada más y se despidió del grupo.
- Bueno señores, os dejo a solas mientras acabáis vuestra cena, estaré en la parte trasera mientras cortando algo de leña para mañana, no os preocupéis por los restos de la cena, yo recogeré más tarde todo. El desayuno se sirve media hora después del canto del gallo. Que descansen y pasen buena noche.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
-Al alba..- voz suave sin matices cavernosos en ausencia de máscara - ..vampiros o burócratas.. maldición.- con apatía.- Cuando el acero habla, menos explicaciones si la cabeza cercenada es de nosferatu que la de funcionario.- Serio, ante un nuevo alarde de humor aasimar.
De sus ropajes extrajo algo, puño cerrado, bien protegido. Estrategias, dudas y certezas. Atento, meditaba la situación. Relajado, puso la inquietante moneda del orbe quebrado en la mesa.. jugando con su canto haciéndola girar sobre si misma. El peso de la responsabilidad jugaba mano a mano con los misterios que entrañaba aquel pedazo de metal.
-El chultiano.. -dijo después de un largo trago de leche fresca-.. sabría de la moneda orbe? Habría que estar seguro si airear tal deuda.- Fríos ojos azules, tan intensos como heladores se alzaron bajo capucha destacando entre sombras como estrellas en la noche. -La Red Vacia..- dubitativo- ..esconde respuestas seguro, pero cuanto desconfiar es algo que solo sabré allí.
Adriana escuchó con atención las palabras del Aasimar, mientras arrancaba del racimo una a una las uvas, llevándoselas a la boca y saboreándolas con parsimonia. Empezaba a acostumbrarse al extraño lenguaje del pícaro, pero aún debía tomarse unos minutos para descifrar el mensaje de sus escurridizas palabras.
- Siempre he considerado que la información es poder; cuanta más información manejemos sobre esa hacienda, más recursos tendremos a nuestra disposición ante las desconocidas situaciones que nos depara esta incursión. Esto supondrá invertir algo de tiempo y quizá no todos estén por la labor; Mablung nos esperará al alba a las puertas de la ciudad y mucho me temo que no tendrá ningún reparo en acudir solo a la mansión si no nos presentamos a la hora acordada. No obstante, me inclino por la opción de visitar La Gran Casa del Consejo antes de nada.
Luego se centró en la moneda que Khalion había depositado en la mesa.
- Ambas opciones son plausibles, más no soy capaz de discernir cuál de ellas puede acarrearnos más problemas... o más deudas indeseadas. Parece que el extraño chultiano posee conocimientos e información arcana suficiente como para revelar los secretos de esta moneda. Eso sí, temo por el precio de esos servicios.
Miró alternativamente a Leobald y Godric, deseosa de conocer sus opiniones.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Leobald escuchaba las palabras de los demás en la mesa.
—Yo dejaría el asunto de la moneda y el de Chult para otro momento. Como dice Adriana, dudo que nos escuche sin oro para intercambiar —el caballero se encogió de hombros un momento—. En cuanto a acudir a La Gran Casa del Consejo antes de ir a la mansión, podemos hacerlo a primera hora, pero sin demorarnos allí. Los ladrones del aceite no tardarán en adivinar que trabajamos para el ejército y pueden organizar una defensa o incluso cambiar el aceite de sitio. Quizá ya lo sepan. El tiempo corre en nuestra contra. Lo que decidáis me parecerá bien. Y ahora si me disculpáis —se incorporó—, ha sido un día largo, nos veremos al alba. Que descanséis.
El caballero sonrío cansadamente y se despidió con un gesto cortés camino a un sueño reparador.
1.- Puertas de la Ciudad; 2.- Barracas y cárceles, 3.- Posada "La cabra de mimbre", 8.- Posada "La red vacía", 9.- El Mercado Verde, 10.- Puente "Escama de Tiburón", 7. Almacén/palacio de Xendros
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
-Tres noches restan. - añadió haciendo desaparecer la moneda entre bolsillos ocultos.- margen hay. -siguiendo los pasos del caballero tomó rumbo al catre concluyendo.-largo día pinta mañana.. descansad. -esperando que le hicieran más caso a el que al vino de Lenkus.
Godric asintió a las palabras de Leobald.
- No sé muy bien de qué nos puede servir conocer la historia de la casa ya que sus actuales moradores nada tendrán que ver con aquellos que habitaron en ella, y las palabras del caballero parecen acertadas, no debemos demorarnos mucho pues puede que los ladrones ya estén en movimiento, pero poco podemos hacer ya.Espero que en La Gran Casa del Consejo nos traten tan bien como Lenkus. Yo acudiré antes del alba a avisar a Mablung y nos reuniremos en la Gran Casa ¿ de acuerdo ? - añadió sonriendo a Adriana.
Cogiendo una manzana para el camino hasta su habitación Godric se despidió del resto, esperando pasar una buena noche de descanso.
A la mañana siguiente, una hora antes del alba, Godric ya estaba preparando sus rituales matutinos para rezar a un dios que había dejado de escucharle. Pese a la nueva convicción que había tomado al conocer a la Comitiva Élfica seguía sintiéndose indigno por seguir los ritos al alba. Y el creciente temor que crecía en su corazón tras la noche anterior en la casa de Elías le mantuvo algo distraído durante los mismos. Pero hoy no podría atender a ese asunto.
Cuando las primeras luces empezaban a aflorar por el este, trayendo consigo una fría brisa marina, Godric, tras coger otra manzana más de la bandeja que había quedado de la noche anterior, se echó el escudo al hombro y se aventuró en las embarradas calles de Saltmarsh hacia el lugar de reunión con el druida para evitar que fuera solo a la casa. Miró al cielo, sería mejor que se diera prisa pues amenzaba con llover de nuevo.
PbP Character: A few ;)
[En la Cabra de Mimbre, Salón Principal]
Las habitaciones individuales en la Cabra de Mimbre eran bastante decentes, no sobresalían mucho, pero tampoco daban un aspecto de baja calidad, un camastro elevado sobre un colchón de paja mullida, unas finas sábanas de una tela resistente muy parecida a la que se usaba para tejer las velas que impulsaban los barcos y una mesita pequeña sobre la que descansaban una jarra y una palangana en cerámica con agua limpia dentro. Todas tenían ventanas y contraventanas de madera que se podía cerrar desde dentro para bloquear la luz de la mañana si era requerido por el huesped.
El piso de arriba contaba con una docena de puertas gemelas, todas dando a habitaciones vacías menos las que ocupaban los agentes de Ghostfinger. El retrete, sin embargo, se encontraba en el patio trasero de la posada, justo al lado de una pérgola bajo la que descansaba como buenamente podía leña cortada, y relativamente seca. Para llegar a ésta, había que salir por una puerta trasera de la que colgaba una llave, para volver a ser cerrada de nuevo una vez que se volvía a entrar en el edificio tras las tareas de evacuación.
La lluviosa noche pasó sin demasiados incidentes, al menos para la mayoría, y a la mañana siguiente, media hora después del canto del gallo, Lenkus ya tenía preparado el desayuno en la misma mesa cercana a la chimenea donde cenaron el día anterior. Huevos fritos y cocidos en abundancia, leche y salchichas acompañados de hogazas de paz recién horneadas. Además en cada puesto de la mesa, sobre la silla, tenían listo seis petates con comida de viaje, envueltos en telas con bastante perfección, sin arrugas y con cierta simetría en su forma.
Dando los buenos días a cada uno según iban apareciendo por las escaleras que conducían a la planta superior, el posadero parecía moverse por toda la planta principal limpiando con un trapo humedo o barriendo entre las sillas.
[En la Cabra de Mimbre, media hora antes]
Godric no esperó al canto del gallo para levantarse. Como había quedado con su "camarada" el día anterior, tras sus rituales anteriores al alba, se pertrechó con su equipo, escudo a la espalda y se dispuso a moverse al punto de encuentro con el druida. Al bajar oyó mucho trasteo en la cocina, y tras un saludo de buenos días que no fue contestado, probablemente por el ajetreo y el ruido que provenía de esa estancia de la posada, salió a la calle para encontrarse los primeros rayos de sol, que como era habitual, estaban ya empezando a ser ahogados por el encapotado cielo que parecía perenne en la región.
Miró a su izquierda, por el camino que ascendía hasta las puertas de la ciudad y donde en sus afueras habían pactado el encuentro matutino, pero al parecer no hizo falta, ... por las puertas de las barracas, que además hacían la función de cárceles, salía su compañero, ajustándose el cinto con las armas y poniendo sus ferales piernas en la calle al mismo tiempo que él. Sus miradas se cruzaron mientras en la Cabra de Mimbre el desayuno se estaba sirviendo.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Sorprendido por el lugar del que aparecía Mablung Godric le hizo una seña a modo de saludo y esperó a que se uniera a él en la puerta de la posada.
- Buenos días Mablung. Iba a buscarte para avisarte que vamos a pasar por la Casa del Consistorio antes de ir hacia la mansión para ver si conseguimos algo más de información... pero me ha sorprendido que hayas salido de las barracas de la guardia. ¿Has podido solucionar los problemas con ellos? ¿Pasamos dentro a desayunar con el resto? Lenkus es un extraordinario anfitrión y cocinero. - añade con una sonrisa
PbP Character: A few ;)
Sueño reponedor sobre noche tortuosa. El buen tiempo negándose a abandonar Saltmarsh. Matices rojos lamían el horizonte desgarrando la noche, señal suficiente para sobrehumanos ojos bien entrenados. Aasimar, aseado y dispuesto y meditación mediante, dispuso de autocontrol suficiente para venideros quehaceres. La incómoda camisola de malla cayó, pesada, sobre su cuerpo. Cinchas y correas de torso y máscara, prietas. Acero y cuero, al cinto, dispuestas a probar la carne.
Encapuchado y armado descendió hasta el gran salón de la posada. Guardó, agradecido, la ración del día y dispuso de pan y huevos cocidos mientras duró su soledad, esperando que el resto de la compañía hiciera acto de presencia.
- Espero que si- dijo Mablung mientras acaba de colocarse las armas, -discúlpame pero no voy a ir a desayunar, no quiero pasar más tiempo entre estos muros, no quiero darle a la guardia más oportunidades de que me cuelguen, que por lo que he visto se les da bastante bien,ni deberle nada más a Bastianes. Os esperaré fuera tal y como dije, sin plazos de tiempo, Pero ya que vais a buscar información sobre la hacienda, quizás podáis buscar información sobre el puente Que cruza el río y los túneles que discurren por debajo de la ciudad. Algo me dice que acabaremos utilizándolos.
Tras hablar con el clérigo, el druida abandona la ciudad. Nada más cruzar su muralla siente como su ánimo se revitaliza y con una sonrisa se dirige a la foresta para buscar algo de desayuno pero sin perder de vista las puertas de la ciudad.
Survival: 18
Adriana abrió los ojos empapada en sudor y con el corazón encogido de miedo. No podía soñar, con lo cuál no había sido un sueño. ¿Otra visión, quizá? Igual que la que experimentó en Ghosfinger. Escudriñó la oscuridad asustada. Las sombras parecían haber vuelto a su lugar, aquel sonido ensordecedor y horripilante era solo el eco de un recuerdo, pero la angustia y la inquietud permanecían en su pecho, ahogándola. Se levantó, aún cuando todavía era noche cerrada y todos los habitantes de aquella taberna descansaban en sus aposentos. No podía permanecer en esa cama por más tiempo.
Se deslizó con cuidado hasta el salón, solo alumbrado por las ascuas que titilaban en la chimenea. Intentando no hacer ruido, movió uno de los sillones cercanos hasta situarlo delante de la agónica lumbre, sentándose y tapándose con una manta, dejando perder su mirada en la rojiza madera que le aportaba cierta tranquilidad. Repasando una y otra vez en su cabeza las visiones de los últimos días, sin llegar a ninguna conclusión, volvió a su cuarto cuando el amanecer solo era un atisbo de claridad en el horizonte y un leve sonido la alarmó de que alguien había despertado ya.
Se lavó a conciencia y se vistió, bajando al salón de nuevo para reencontrarse con sus compañeros cuando el gallo ya había cantado. Su ánimo, tan dispuesto y alegre, se ensombrecía esa mañana por un rictus de preocupación.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Godric, negando con la cabeza, volvió a entrar en la posada para encontrarse con algunos de sus compañeros ya desayunando. Animado por poder disfrutar del desayuno de Lekus y retrasar su inevitable ducha de lluvía fría se sentó, agradeciendo al posadero sus esmeradas atenciones. Espero a que todos estuvieran reunidos para ponerles al día.
- Me he encontrado con Mablung. Estaba saliendo de las barracas de la guardia y no parece haber más muertos, por lo que supongo que habrá solucionado el tema de esa muerte accidental o lo que fuera. Me gustaría que alguien hablara claro por una vez por estos lares, como nuestro amigo Lekus... - bebió un poco de leche - en cualquier caso Mablung ha dicho que nos espera fuera de los muros de la ciudad, y, debía de estar de buen humor, porque no nos ha puesto límite de tiempo. Es más, nos ha pedido que investiguemos también el puente y los tuneles que hay bajo la ciudad... signifique lo que signifique eso. Pero yo no me demoraría mucho por lo que ya comentamos anoche... -
Antes de salir hacia la Casa Consistorial, detuvo a Adriana antes de salir.
- Adriana ¿ Te encuentras bien ? - le dice con tono preocupado y por lo bajo para que nadie más pueda oirles.
PbP Character: A few ;)
Justo antes de que Godric entrara en la posada, mientras cerraba la puerta tras de sí, y despidiéndose mentalmente de nuevo del druida, que caminaba impávido hacia la salida de la ciudad por el ascendente camino que llevaba a sus muros exteriores, la puerta de las barracas se volvió a abrir dejando salir a un humano de edad avanzada, pero aún en forma, en su peto plateado, el símbolo de la Guardia de Saltmarsh estaba tallado con exquisitez, y en sus hombros varios galones muy parecidos a los ostentados por Bastianes le identificaban como un miembro importante, quizás un Alto Capitán. Los soldados apostados a las puertas del bastión situado en frente de la posada se cuadraron de inmediato ante su paso, pero éste parecía algo distraído y con prisa. De una mochila se asomaban varios pergaminos, y en su mano se apoyaba un libro abierto que repasaba como avidez mientras avanzaba en dirección del puente que cruzaba el río del Rey Pescador, adentrándose más en el núcleo de la ciudad... Sus pofundos ojos azules no parecieron percatarse de la presencia de Godric y se perdió rápidamente calle abajo, con una ligera cojera, apenas perceptible, salvo para los ojos de un veterano sanador como el excomulgado sacerdote.
Apuesto desconocido de alto Rango en la Guardia.
Cuando todos acabaron con el desayuno y salieron al exterior, el encapotado cielo había cubierto por completo el sol, y una gris y fría mañana les recordó lo bien que se estaba cerca de la chimenea de La Cabra de Mimbre. Si demorarse mucho más, comenzaron a bajar la calle en dirección del puente donde el día anterior se encontraron a Mablung maltrecho e indispuesto. El amplio puente que cruzaba el río del Rey Pescador, que desembocaba directamente al mar, era una estructura antigua, muy antigua… quizás mucho más que la propia ciudad, y que daba paso a una segunda parte de Saltmarsh mucho más poblada y densa. El grupo, que ya calculó que su ancho permitiría el paso de dos carros al mismo tiempo en ambas direcciones el día anterior, se encontró admirando sus sencillas pero recias formas. Desde esa posición, río arriba, se podía ver un edificio destacado que lindaba con el espacio fluvial. Éste era más grande que los demás, construido en madera y con una inmensa chimena. Decenas de pieles curtidas se secaban en tenderetes cerca de sus paredes, y en un lateral se podía leer "Bienes de cuero de Kester"
Cuando la compañía se dispuso a cruzar el viejo puente, algo empezó a ir mal… el estómago de Adriana dio un vuelco, y unas horribles e incontenibles nauseas se aferraron a su estómago, un persistente mareo acudió a dejarla medio aturdida, y no pudo evitar correr hacía uno de sus laterales y vomitar parte del desayuno sobre el río… avanzando torpemente para terminar de cruzarlo cuanto antes, consiguió llegar al otro lado no sin esfuerzo, una vez allí, todos los síntomas de malestar comenzaron a desaparecer tan rápidamente como habían acudido. Ese puente… la elfa lo miró de reojo… debía intentar evitarlo.
Recompuesta, la alta elfa junto al grupo siguieron avanzando, y tras preguntar a algunos paisanos que les miraron con caras largas y otorgaron frases cortas, éstos decidieron acercarse más a la zona de costa de la ciudad girando en la primera calle principal que se abría a su derecha para continuar su camino. En efecto confirmaron que las casas de esta zona estaban más aglomeradas, los callejones laterales se volvían más estrechos y traicioneros, pero mucha más gente se movía por aquí, ignorándoles, el olor a pescado comenzaba a ser más intenso también. En la calle por la que deambulaban observaron intercalados entre los arracimados vecindarios más edificios que captaron su atención, el primero fue otra posada, ésta parecía más popular que el local de Lenkus, estaba construida con planchas y estructuras de al menos media docena barcos pesqueros decomisados. Sobre la presencia de un rudo portero que guardaba la entrada, un cartel rezaba “La línea de rotura”.
Un poco más adelante, un imponente edificio presidía la parte central de la calle. Construido en rocas de las colinas cercanas y maderas endurecidas de las marismas del norte de la ciudad, lo que parecía el ayuntamiento se erigía imponente, un enorme tablón sobre su doble portón de entrada tenía dibujada la imagen de una red llena de peces. Sobre la parte superior un torreón se alzaba coronado por un gran cuerno.
En frente del ayuntamiento los restos de un ahora cerrado mercado se disponían alrededor de un pozo central también de aspecto antiguo, varias mesas de madera se situaban por el medio de la plaza como si de un gran comedor se tratara, mientas que los puestos se repartían rodeando todo el patio interior. Sin duda tenía un mejor aspecto que el mercado que se encontraron la tarde de ayer camino a la zona pobre de Saltmarsh.
Las puertas de la Casa Consistorial estaban abiertas, así que todos entraron antes de que se desatara la inminente lluvia que constantemente amenazaba con caerles encima... allí, al fondo de un gran salón ominosamente vacío y con varias salidas, incuidas un par de escaleras construídas con cierta pomposidad y que conducían a una segunda planta, una gran mesa alta daba cobijo a dos funcionarios vestidos prácticamente iguales, con camisas azules y pantalones de cierta calidad en un gris aburrido. Uno de ellos parecía más calmado y revisaba algunas anotaciones en libros, mientras que el otro se movía de un lado a otro con cierto nerviosismo ultimando detalles como si algún evento importante estuviera a punto de ocurrir... el único punto de decoración de toda la estancia, un estandarte en vivos colores verdes de grandes proporciones, descansaba lacio sobre el umbral que estaban atravesando, los juncos y el escudo de Saltmarsh bordados a mano habría llevado un gran trabajo en su tiempo, éste parecía bien cuidado y proyectaba un aire regio sobre el gran salón.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Localizaciones desbloqueadas: 11 - Bienes de cuero de Kester, 13 - Posada "La Linea de Rotura", 14.- Ayuntamiento, 15.- El mercado semanal.
" ¡Oh la Oscuridad...! "