Leobald cabalgó en silencio, cuidando de la montura que le había sido confiada. Cabalgar le había hecho libre en el pasado, cuando dejó los salones de la Casa Tenhall para labrarse un provenir lejos de la Corte. El olor de la crin mojada y el balanceo a lomos del animal de alguna manera le recordaban ese sentimiento. Con paciencia y dedicación llego a entenderse bien con el noble animal antes de cruzar las puertas de Saltmarsh.
En el porche de la Cabra de Mimbre saludó a Lenkus con cordialidad mientras se sacudía el agua de encima y se peinaba los cabellos entrecanos hacia atrás con un gesto de la mano derecha. Estaban calados hasta los huesos. Esperó a que Mablung acabara de departir con el paquete sanguinolento antes de que todos pudieran ir a ver al Capitán Eliander.
—¿Quién dejó el paquete, buen Lenkus? —preguntó con tranquilidad.
Godric, que había realizado sus ritos incluso bajo la reciente cortina de agua, se permitió sonreír pese al aguacero. Seguía siendo terriblemente molesto pero por fin empezaba a entender el mensaje que el Lord de la Mañana le enviaba. No importaba cuantas nubes y lluvia hubiera entre medias, Él volvía a elevarse cada mañana y allí estaba para todos ellos. Ese pensamiento reconfortó al clérigo mientras soportaba la lluvia durante el viaje que caía como las lágrimas de los que,como ellos, lo habían perdido todo.
Ya en la posaba sonrió al siempre amable Lenkus.
- Mi buen Maeso Lenkus. Os ayudaré con los caballos y si me lo permitís con la comida. Siempre me gustó pasar tiempo en las cocinas en la casa de mi familia, y en más de una ocasión ayude en la cocina para preparar las comidas - comenta animado por la perspectiva de poder cocinar aunque fuera un desayuno. Hacía tiempo que no le había sido posible hacerlo.
TocToc pasó el viaje observando los lindes. Aunque el camino era seguro, prefería no bajar al guardia. Por fortuna no hubo ningún incidentes y la ciudad apareció, Aparentemente segura y sin embargo peligrosa, como había demostrado la vez anterior. Tan solo al entrar en la amistosa posada se permitió bajar la guardia.
- Gracias. - Contestó al posadero y se sentó en la mesa, preparado para recibir las viandas y el merecido descanso. Su cabeza se elevó a mirar indignadamente al druida "Saltarse el avituallamiento?" pensó para si mismo. El fanatismo por los entornos del druida empezaba a ser enervante.
- Quizás un pequeño descanso para refrescarnos y presentarnos bien vendría bien. - Dijo con escasa esperanza en que alguien le apoyase.
Adriana abrió los ojos y notó un pequeño bulto a sus pies que le irradiaba calor a través de las mantas. Spark permanecía tumbado y replegado sobre sí mismo, vigilando su descanso. En cuanto el pequeño unicornio detectó el movimiento de la elfa, se irguió sobre sus cuatro patas desperezándose y agitando las alas. Su cuerno refulgió en la oscuridad de la noche.
- Buenos días Adriana, ¿es hora ya de partir? ¡Estoy impaciente!
La elfa le sonrió feliz y saltó de la cama para asearse y vestirse. Recogió las ropas que Targos le había regalado y se las probó, admirándose en el espejo. Acostumbrada a sus largos y lujosos vestidos, no estaba segura de cómo le sentarían aquellas mayas; para su sorpresa, estas se ajustaban a la perfección a su figura y dotaban a sus movimientos de una libertad y comodidad sorprendente. Se entretuvo largo rato peinando su cabello, esta vez en forma de dos trenzas de espiga que nacían casi en la coronilla y descansaban sobre sus hombro y sus pechos hasta llegar a la cintura.
Se observó de arriba abajo, colocándose la capucha del traje. Dio una graciosa vuelta sobre sí misma y se sonrió ampliamente, mientras Spark se posaba con suavidad en uno de sus hombros - Estamos listos, pequeño- le dijo con emoción. Recogió la mochila con sus pertenencias y salió de la habitación envuelta en su capa.
Cuando Adriana llegó al punto de encuentro, sus compañeros pudieron observar a un pequeño ser alado que revoloteaba sobre su cabeza y la seguía mientras miraba curioso a su alrededor. Le hechicera les sonrió dándoles los buenos días:
- Él es Spark - dijo con alegría - nos acompañará a partir de ahora. Ellos son Godric, Leobald, Khalion, Mablung y TocToc- explicó, indicando con la mirada a cada uno de ellos - tendréis ocasión de conoceros en nuestros viajes.
Se dirigió a las caballerizas. Acariciando con dulzura la montura, se acercó a la cabeza del animal, dejando que la olisqueara. Le susurró frases tranquilizadoras y cariñosas antes de decidirse a subir. También pudo experimentar las bondades de aquel traje que resultaba realmente cómodo para montar a caballo.
El viaje, aunque incómodo por la lluvia que volvía una vez más a ser protagonista, le resultó a la hechicera infinitamente más agradable que las veces anteriores. Disfrutó del galope del animal y no perdió de vista a Spark, que la seguía volando a una distancia prudencial.
Al llegar a la taberna, saludó al posadero con entrañable familiaridad.
- Lenkus, muchas gracias de nuevo por tu amabilidad. Estaremos encantados, al menos yo- dijo ante el comentario de Mablung - de reponer fuerzas y secar nuestras ropas al calor de la hoguera. ¡Estoy muerta de hambre! tuvimos que partir muy temprano de Ghostfinguer y aún no hemos probado bocado - lanzó una mirada de complicidad y apoyo a Toc-toc y se encaminó a la chimenea, manteniéndose frente al fuego para secar sus ropas hasta que el desayuno estuviera servido.
Cuando escuchó el mensaje del paquete dirigido a Mablung, les miró sin moverse del sitio, intrigada y preocupada por el contenido de aquel regalo sorpresa.
La entrada del mapa de Saltmarsh número 17 ha sido desbloqueada por Khalion. Es "El yunque del enano", una forja... entiendo que las localizaciones que indaguéis genéricas son compartidas por el grupo. Otra cosa sería una localización del tipo "Nido de asesinos", que a lo mejor la queréis mantener con mayor discreción.
Una vez que los caballos estuvieron a buen resguardo, Lenkus miró a todos señalando con intensidad extrema a la perfectamente colocada mesa que se situaba adyacente a la chimenea. Todo estaba en perfecto orden, e incluso las maderas que ardían y crepitaban en la hoguera, parecían colocadas en lineas paralelas y perpendiculares dibujando una perfecta red cuadriculada... mientras se quemaban lentamente parecían mantener sus formas rectilíneas.
- El paquete fue depositado en la puerta, alguien llamó y cuando salí a atender... a mi posible único cliente del día no había nadie, salvo la bolsa con la nota... fue como muy de broma de infantes con mucho tiempo libre... Dejadme que os lo traiga a la mesa mientras se calientan los fogones para prepararos un buen almuerzo... ah, y no os preocupéis por los costes, para los agentes de Ghostfinger está todo pagado, ya lo sabéis.
El inquieto posadero se adentró por la puerta que estaba situada detrás de la barra y que conducía a las cocinas y almacenes y en escasos minutos volvió a aparecer con el paquete chorreante de algún tipo de icor oscuro... de olor desagradable. Tras limpiar la parte de la mesa y poner un paño donde éste iba a ser depositado, esperó a que Mablung abriera el envoltorio consistente en unos papeles mugrientos de colores marrones y totalmente empapados. El posadero le tendió la nota al druida que estaba doblada sobre sí misma y escrita como si fueran más garabatos que letras.
El elfo de los bosques abrió con cuidado el misterioso bulto, ayudado de su cimitarra para no tocar demasiado el objeto. Fue fácil de desenvolver y lo que dejó ver fue una... ¿Lengua? pero no estaba cortada por la punta, sino casi desde la garganta, lo que dejaba un lóngevo apéndice antes usado para hablar... allí... ahora más parecido a una anguila ennegrecida y tumefacta que a una lengua. Sin duda el órgano llevaba varios días seccionado y expuesto, lo que hacía que desprendiera un terrible hedor a muerte que pasó a cubrirlo todo...
Lenkus se echó las manos a la boca pálido ante la visión que tenía delante...
- ¿Eso es... humano? ... pod...
Pero no consiguió acabar la frase, una fuente de vómito cayó sobre su hasta entonces impoluto suelo plagándolo de tropezones y restos de su desayuno, añadiendo al ya de por sí enrarecido olor a podrido, otro más con aromas acres a bilis...
Otra patética forma de vida que se une al grupo, pensó para si mismo Mablung cuando vio la extraña mezcla entre pegaso y unicornio que había conjurado la hechicera, seguro que el día solo podía mejorar.
[En la posada]
La cara de Mablung solo expresaba desconcierto mientras su mirada iba de la nota a la lengua- ¿Esto es un favor? condenada rata...retirad eso, quemadlo o enterradlo... Eliander no se va a poner contento cuando descubra que una de sus prisioneras ha sido asesinada en su propia cárcel... Los problemas que me va a traer esta puñetera ciudad y sus habitantes. Todo esto por una cena en la cárcel.
Irguiéndose y dirigiéndose al grupo dijo: -Iré ahora mismo a hablar con el capitán y le entregare el mensaje, luego, cuando acabéis vuestro desayuno, podéis acudir vosotros para solucionar los asuntos que tengáis con él. Estaré en la posada en fuera de los muros, esta ciudad está enferma.-
Leobald enarcó una ceja observando la víscera con un mezcla de indolencia y tristeza por el mundo.
—¿Tendrías la bondad de explicarnos todo esto, Mablung?Antes de ir a ver al Capitán Eliander, si es posible —preguntó al druida con educación observando la nota en manos de su compañero.
Descanso suficiente, se presentó en establos para ensillar el noble purasangre de Sanbalet y compañía. Contaba con su abandono cuando sus viejos dueños hicieran uso de su entrenamiento. Quizá hasta pudiera usarlo a su favor. Pronto las cosas cobrarían velocidad, y una discreta visita a los sótanos de la posada quizá convendría. El viaje, cada vez mas ameno, se hizo incluso corto.
-Lenkus, placer es que nuestros caminos converjan una vez mas.- prestando ayuda con el desensillado.-Mis disculpas por nuestra falta de decoro al no acudir hace dos lunas.. acuciante parecía la entrega de los aceites como para hacer parada y posta en vuestra casa.
En asunto lengua poco iba a aportar quien poco uso hace de la propia. Furtiva mirada intentando leer aquella secreta nota agregada al resto humano. Nada gracioso se le ocurrió, salvo rememorar un antiguo trabajo donde un despechado no pretendía pagar muerte del amante de su mujer sino recibir como trofeo otra parte de semejante importancia. Sin embargo, a diferencia de aquel encargo, la extracción de lengua y raiz eran claramente incompatibles con la supervivencia de su original dueño.
-Iré contigo-añadió escueto.- Mas tarde hablaremos de la moneda. Esta noche cumple el plazo.. y Chack y a saber quien mas, vendrá por ella.
Lenkus, pálido como el mármol, intentó recomponerse antes de que Mablung se retirara de la posada y una voz cascada causada por una garganta irritada por el ácido intentó aportar algo de confort al elfo de los bosques.
- Mi señor Mablung, si no se encuentra cómodo en mi humilde posada, a pesar de que intentaría que se sintiera como en su hogar, hay otro lugar en Saltmarsh que quizás pueda resultarle "tolerable" sin necesidad de salir de los muros... Hay un círculo druídico, al norte de aquí, cruzando el rio del Rey Pescador, está dentro de una pequeña arboleda que linda con la ciudad... la regentaba hace tiempo un halfling llamado Ferrin, posiblemente estará encantado de acogerte allí.
Lenkus os desbloquea la entrada 29 - Círculo Druídico de Silvanus Guardían de las Tormentas.
Sentándose en una silla Mablung dice:- Cuando disfrute de la hospitalidad de la guardia, había más prisioneros en las celdas, la mujer a la que pertenecía esa lengua estaba en una de ellas. En la celda contigua había otro reo al que le di mi cena. Ese reo resultó ser un hombre rata que estaba harto de escuchar a esa mujer lamentarse. Tras la cena declaró que éramos amigos para acto seguido transformarse en rata y salir de allí para informar a su amo. Entiendo que debió de volver para callarla. Bueno ese es problema de la guardia, que se apañen.-
Volviéndose hacia el posadero dijo:- Lenkus, háblame de ese círculo, ¿como es que sigue aquí tras el ataque? ¿Ferrin es druida?¿sigue vivo?- en su voz parecía trasmitir ansia y esperanza -¿hay forma de llegar sin tener que cruzar el puente?, prefiero cruzar el rio a nado antes que volver a pasar por ahí.-
—Comprendo, gracias por la aclaración —asintió al elfo salvaje—. En cualquier caso tú no asesinaste a esa desdichada mujer, así que no tenéis nada que ocultar ¿verdad? En esta ciudad, desgraciadamente, la vida parece valer muy poco —el caballero se sentó junto a sus compañeros al ver que Mablung convenía en su desayuno.
El caballero apenas tocó la comida, ya no necesitaba comer tanto como antes, cosas de la edad. Solo lo justo para no agraviar a su anfitrión. Sin embargo agradeció el calor del salón.
—Gracias por las viandas, Lenkus —agradeció las atenciones al posadero—. Por cierto, ¿ha pasado Manistrad o alguno de sus hombres por aquí desde ayer? Tenemos entendido que tiene algún problema en la mina ¿Sabéis algo de eso?
"¿¡Un mamífero con alas?!" Pensó con indignación y envida. ¡Y volaba, nada menos! Tras los instantes de estupefacción en los que la mirada de TocToc se clavó en Spark le saludó con corrección. "Bienvenido al grupo, Spark" Durante el viaje y de vez en cuando le echaba una mirada, acostumbrándose poco a poco a su presencia.
[En la posada]
TocToc suspiró y agachó la cabeza. A pesar de las palabras de apoyo de Adriana, estaba claro que no reposarían en la posada antes de entregar los documentos, y posiblemente los acontecimientos les acelerasen hacía el asalto al barco - Yo iré contigo ahora, Mablung. - Dijo mientras abría el paquete. Incluso con su horrorífica experiencia la visión de la lengua y la explicación de los motivos le produjo cierta desazón. Con anterioridad los horrores que había presenciado habían sido siempre provocados por puro sadismo o por incontenible sed de poder, pero la muerte y posible tortura de aquella mujer eran inhumanamente arbitrarios.
- Deberías tener sopesar con más cautela las consecuencias de tus actos o palabras, Mablung. - Dijo mientras se preparaba para el viaje.
El olor penetrante de la carne en proceso de putrefacción abofeteó a la elfa sin piedad, obligándola a emitir una arcada vacía de contenido. Se cubrió la nariz y la boca con una mano, mientras con la otra movía sus dedos grácilmente, susurrando unas palabras. Segundos más tarde, el aroma de la flor de naranjo se extendió por toda la habitación, como si un pequeño pedazo de primavera se hubiera instalado en el comedor. No consiguió eliminar del todo el olor a descomposición y bilis, pero produjo que el ambiente fuera menos perturbador y más tolerable.
Prestidigitación
Escuchó la explicación de Mablung sobre el origen de aquel apéndice y decidió no hacer ningún comentario. Sin embargo, volvió a recordar el malestar al cruzar el puente y aprovechó para intentar averiguar algo sobre el mismo
- Cierto es, querido Lenkus, parece ser que sobre ese puente se cierne una magia que nos afecta especialmente a los elfos. Varias veces hemos cruzado por él y las consecuencias han sido muy perjudiciales para Mablung y para mí: mareos, náuseas, vómitos, mal estar… ¿sabrías darnos alguna explicación sobre qué puede estar sucediendo?¿Hay algún otro camino alternativo para cruzar ese río?
Viendo que todos sus compañeros estaban dispuestos a seguir al druida antes de desayunar, Adriana suspiró con resignación, sin moverse del fuego apurando los últimos minutos de los que disponía para calentarse.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Godric abrió la boca y la volvió a cerrar un par de veces,haciendo ademán de acariciar al nuevo compañero de Adriana. Consiguió articular un tímido -¿puedo?- preguntando a la elfa si podía acariciar a tal peculiar y mágica criatura. - Habia visto antes seres asociados a practicantes de las artes arcanas - le dice Godric a Adriana - como el hermoso halcón de Julius pero no había visto jamás un ser tan maravilloso como Spark-
Cuando montaron Godric asintió a la elfa. - Esas ropas te sientan bien - le dijo sonriéndole antes de partir.
[En la posada]
Godric entro en la sala común portando el desayuno de todos en bandejas que el solicito Lenkus ya tenía preparadas y listas cuando Mablung terminó de abrir paquete y descubrió su putrefacto contenido. Sorprendido dejó la comida en otra mesa mientras Mablung explicaba de dónde había salido. No pudo si no compartir las palabras de Toc-Toc y comprendió la repentina excitacion de Mablung por la revelación de la existencia de otro druida. - Intentemos organizarnos. - Dijo de modo conciliador. - Mablung admiro tu incansable resistencia pero el resto agradeceríamos al menos el respiro de tomar este apetecible desayuno y todos debemos ir a ver a Eliander. Sequémonos mientras desayunamos y después vamos a cumplir nuestro cometido. Después buscaremos una forma de llegar a esa posada sin pasar por el puente. ¿Os parece bien? Permitid que me encargue de eso mientras comenzáis a desayunar. -
Y con la flema que aporta el haber tratado con heridas y cadaveres en el campo de batalla a fin, no solo de restañar las consecuencias de los combates, si no de dar digno descanso a los restos de los caídos, Godric volvió a envolver la putrefacta lengua y, ignorando el hedor, salió al patio trasero para disponer de ella quemándola junto con la paja usada de los establos.
Lenkus pareció reponerse rápidamente avergonzado por el desastre que él había causado sobre su propia posada, agradeciendo el intenso aroma a flor de naranjo que baño todo para camuflar parcialmente el resto de malos olores. Con premura, como temiendo importunar o contrariar al druida, éste respondió con la mayor precisión posible basada en sus propios conocimientos o recuerdos.
- Bueno, Ferrin es ya un señor entrado en años, de esos que se toman la vida tranquilamente y se dedica más a sus seguidores que a guerrear por defender la naturaleza o lo que sea que hagan los druidas cuando se ven amenazados... Le gusta el buen comer y cuidar de sus huertos y plantas, algunos dicen que es la viva imagen de su compañero y amigo, el sapo-toro gigante Lorys. Su círculo también hace las veces de refugio para marineros y gente del pantano así como de centro de intercambio de información para mercaderes y tramperos. Es un tipo melancólico y tranquilo, pero ha respondido bien cuando la gente de Burle le ha reclamado ayuda por si alguna bestia descontrolada o amenaza escapara de los bosques de Dreadwood o Silverstand. Si ha sobrevivido, posiblemente sea porque no dio tiempo a que llegara ningún aviso a su círculo, o si llegó, fue tarde... todo fue muy repentino sino recuerdo mal.
El posadero hizo una pequeña pausa para limpiarse de nuevo la boca, que se empezaba a sentir pastosa y necesitaba un enjuague urgente, pasando a responder las cuestiones planteadas por Mablung y Adriana sobre como atravesar el río.
- En cuanto a como llegar yo sólo conozco el puente que cruza el río, aunque si queréis evitarlo, quizás podáis buscar a algún pescador de bote de ... la zona más desfavorecida de Saltmarsh en la orilla de la bahía, y pagarle porque os cruce al otro lado.
Leobald no se hizo esperar, e intervino requiriendo también de la posible información que retuviera Lenkus, éste le pidió una pausa para ir detrás de la barra y hacer unas gárgaras con una botella de licor con un fuerte olor a hierbas. Tras escupir el contenido en un barreño cercano y carraspear varias veces, pudo continuar más fluidamente.
- Si he oído lo de los problemas en la mina... los muertos se agitan últimamente, es un rumor bastante frecuente... lo he oído entre marineros y estibadores, así como de eruditos como el mago Keledek. En cualquier caso, Eliander, que me temo por lo que he oído es a quien buscáis con más prisa, se marchó ayer hacia las minas de plata con una guarnición entera, no sé cuando volverá, pero podéis preguntar en los barracones de en frente, seguro que conocen y comparten con vosotros esa información.
Finalmente, y tras las ordenadas palabras de Godric, Lenkus se rascó la cabeza de manera distraída hasta que se atrevió a preguntar de manera general.
- Entonces... ¿traigo el almuerzo? ¿tomaréis algo antes de partir?...
-Entiendo- dijo Mablung, acto seguido saco el cilindro y se lo paso a Leobald- si Eliander no está aquí, yo no entrare en los barracones de la guardia. Mi presencia ante los guardas solo servirá para hacer las cosas más difíciles. Mientras desayunáis y pasáis por los barracones para confirmar que Eliander ha partido hacia las minas, yo debo visitar el círculo. No tardaré mucho-.
Acto seguido, se levanta y se dirige hacia la puerta- vamos Ostor- dice llamando al cuervo. Justo cuando abandona la posada se da cuenta de que no tiene un céntimo con el que pagar al pescador, con lo que maldiciendo en elfo se dirige hacia el puente maldito.
Leobald suspiró y aceptó el cilindro. No tenía sentido tratar de convencer al druida de otra cosa así que se limitó a asentir con tristeza. No podía evitar pensar que aquella marcha solo presagiaba más problemas. Saltmarsh había demostrado ser un lugar más peligroso de lo que parecía a simple vista. Mablung no era jugador de equipo, eso quedaba claro. Tenía la impresión de que al druida no le importaba absolutamente nada ni nadie, a excepción de su propia libertad o capricho. Le asombraba lo egoísta que podía llegar a ser el elfo a ese respecto, pero no dijo nada mientras observaba como Mablung salía de la posada. Apartó su propio plato sin apenas tocar y se levantó lentamente excusándose educadamente. Se acercó a la puerta de entrada a ver llover. Con lacónica actitud e infinita paciencia esperó a que los demás acabaran su almuerzo, en silencio.
Al oir las palabras sobre los muertos vivientes TocToc se puso tenso y aparentemente perdió su apetito.
- Quizás debamos acudir a esas minas lo antes posible. Si Eliander no esta aquí, ya empezaremos con retraso la misión. ¿Os parece hacer un breve receso para reponer fuerzas y partir de inmediato? - Dijo TocToc dejando entrever cierta tensión y nerviosismo.
Lenkus se sorprendió al ver como Godric ya se había encargado de la mayoría de la logística necesaria para el almuerzo así como de hacer desaparecer la mortecina lengua de olor tumefacto. Le sonrió al compartir su agrado por la eficiencia y el orden y dejó a los "agentes" tomar su comida en la intimidad. Sin embargo, la melancolía que radiaba Leobald y su falta de apetito le preocupaba de alguna extraña manera y no dejaba de mirarle de reojo por si el caballero necesitaba cualquier cosa más de su parte, como alguna infusión o bebida.
Tras terminar, todos menos Mablung, que tomó la dirección de la calle principal hacia el nefando puente que tantos problemas le traía, llegaron atravesando la calle, a apenas una decena de metros en la dirección opuesta a la posada, llegaron a los Barracones de la guardia de Saltmarsh. Allí, en el reforzado portón doble, dos guardias acompañados por un enorme mástil, donde se situaba en su cúspide el estandarte de los juncos sobre el fondo verde ondeando ante el viento y la lluvia, les cortaron el paso preguntando por las intenciones que les traían allí.
Tras una breve explicación de Leobald, éstos se quedaron pensativos intentando buscar una respuesta apropiada.
- Eliander no se encuentra en Saltmarsh en estos momentos, pero si es urgente como insistís, podemos llamar al Segundo al Mando, el teniente Kraddock Stonehorn es la mano derecha del Alto Capitán en la ciudad... y el responsable de las cárceles y este edificio en general. El puede atenderos e informaros como es debido. ¿Os es suficiente?...
Tras un momento de incómodo silencio Leobald miró a sus compañeros y después al guardia. Las palabras del Capitán Bastianes resonaban cristalinas en su cabeza "Entregad esta documentación a Eliander y a nadie más..."
—Desde luego, hablaremos con el teniente Stonehorn —asintió.
Leobald cabalgó en silencio, cuidando de la montura que le había sido confiada. Cabalgar le había hecho libre en el pasado, cuando dejó los salones de la Casa Tenhall para labrarse un provenir lejos de la Corte. El olor de la crin mojada y el balanceo a lomos del animal de alguna manera le recordaban ese sentimiento. Con paciencia y dedicación llego a entenderse bien con el noble animal antes de cruzar las puertas de Saltmarsh.
En el porche de la Cabra de Mimbre saludó a Lenkus con cordialidad mientras se sacudía el agua de encima y se peinaba los cabellos entrecanos hacia atrás con un gesto de la mano derecha. Estaban calados hasta los huesos. Esperó a que Mablung acabara de departir con el paquete sanguinolento antes de que todos pudieran ir a ver al Capitán Eliander.
—¿Quién dejó el paquete, buen Lenkus? —preguntó con tranquilidad.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Godric, que había realizado sus ritos incluso bajo la reciente cortina de agua, se permitió sonreír pese al aguacero. Seguía siendo terriblemente molesto pero por fin empezaba a entender el mensaje que el Lord de la Mañana le enviaba.
No importaba cuantas nubes y lluvia hubiera entre medias, Él volvía a elevarse cada mañana y allí estaba para todos ellos. Ese pensamiento reconfortó al clérigo mientras soportaba la lluvia durante el viaje que caía como las lágrimas de los que,como ellos, lo habían perdido todo.
Ya en la posaba sonrió al siempre amable Lenkus.
- Mi buen Maeso Lenkus. Os ayudaré con los caballos y si me lo permitís con la comida. Siempre me gustó pasar tiempo en las cocinas en la casa de mi familia, y en más de una ocasión ayude en la cocina para preparar las comidas - comenta animado por la perspectiva de poder cocinar aunque fuera un desayuno. Hacía tiempo que no le había sido posible hacerlo.
PbP Character: A few ;)
TocToc pasó el viaje observando los lindes. Aunque el camino era seguro, prefería no bajar al guardia. Por fortuna no hubo ningún incidentes y la ciudad apareció, Aparentemente segura y sin embargo peligrosa, como había demostrado la vez anterior. Tan solo al entrar en la amistosa posada se permitió bajar la guardia.
- Gracias. - Contestó al posadero y se sentó en la mesa, preparado para recibir las viandas y el merecido descanso. Su cabeza se elevó a mirar indignadamente al druida "Saltarse el avituallamiento?" pensó para si mismo. El fanatismo por los entornos del druida empezaba a ser enervante.
- Quizás un pequeño descanso para refrescarnos y presentarnos bien vendría bien. - Dijo con escasa esperanza en que alguien le apoyase.
Zevatur, Rolthos
Adriana abrió los ojos y notó un pequeño bulto a sus pies que le irradiaba calor a través de las mantas. Spark permanecía tumbado y replegado sobre sí mismo, vigilando su descanso. En cuanto el pequeño unicornio detectó el movimiento de la elfa, se irguió sobre sus cuatro patas desperezándose y agitando las alas. Su cuerno refulgió en la oscuridad de la noche.
- Buenos días Adriana, ¿es hora ya de partir? ¡Estoy impaciente!
La elfa le sonrió feliz y saltó de la cama para asearse y vestirse. Recogió las ropas que Targos le había regalado y se las probó, admirándose en el espejo. Acostumbrada a sus largos y lujosos vestidos, no estaba segura de cómo le sentarían aquellas mayas; para su sorpresa, estas se ajustaban a la perfección a su figura y dotaban a sus movimientos de una libertad y comodidad sorprendente. Se entretuvo largo rato peinando su cabello, esta vez en forma de dos trenzas de espiga que nacían casi en la coronilla y descansaban sobre sus hombro y sus pechos hasta llegar a la cintura.
Se observó de arriba abajo, colocándose la capucha del traje. Dio una graciosa vuelta sobre sí misma y se sonrió ampliamente, mientras Spark se posaba con suavidad en uno de sus hombros - Estamos listos, pequeño - le dijo con emoción. Recogió la mochila con sus pertenencias y salió de la habitación envuelta en su capa.
Cuando Adriana llegó al punto de encuentro, sus compañeros pudieron observar a un pequeño ser alado que revoloteaba sobre su cabeza y la seguía mientras miraba curioso a su alrededor. Le hechicera les sonrió dándoles los buenos días:
- Él es Spark - dijo con alegría - nos acompañará a partir de ahora. Ellos son Godric, Leobald, Khalion, Mablung y TocToc - explicó, indicando con la mirada a cada uno de ellos - tendréis ocasión de conoceros en nuestros viajes.
Se dirigió a las caballerizas. Acariciando con dulzura la montura, se acercó a la cabeza del animal, dejando que la olisqueara. Le susurró frases tranquilizadoras y cariñosas antes de decidirse a subir. También pudo experimentar las bondades de aquel traje que resultaba realmente cómodo para montar a caballo.
El viaje, aunque incómodo por la lluvia que volvía una vez más a ser protagonista, le resultó a la hechicera infinitamente más agradable que las veces anteriores. Disfrutó del galope del animal y no perdió de vista a Spark, que la seguía volando a una distancia prudencial.
Al llegar a la taberna, saludó al posadero con entrañable familiaridad.
- Lenkus, muchas gracias de nuevo por tu amabilidad. Estaremos encantados, al menos yo - dijo ante el comentario de Mablung - de reponer fuerzas y secar nuestras ropas al calor de la hoguera. ¡Estoy muerta de hambre! tuvimos que partir muy temprano de Ghostfinguer y aún no hemos probado bocado - lanzó una mirada de complicidad y apoyo a Toc-toc y se encaminó a la chimenea, manteniéndose frente al fuego para secar sus ropas hasta que el desayuno estuviera servido.
Cuando escuchó el mensaje del paquete dirigido a Mablung, les miró sin moverse del sitio, intrigada y preocupada por el contenido de aquel regalo sorpresa.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
La entrada del mapa de Saltmarsh número 17 ha sido desbloqueada por Khalion. Es "El yunque del enano", una forja... entiendo que las localizaciones que indaguéis genéricas son compartidas por el grupo. Otra cosa sería una localización del tipo "Nido de asesinos", que a lo mejor la queréis mantener con mayor discreción.
Una vez que los caballos estuvieron a buen resguardo, Lenkus miró a todos señalando con intensidad extrema a la perfectamente colocada mesa que se situaba adyacente a la chimenea. Todo estaba en perfecto orden, e incluso las maderas que ardían y crepitaban en la hoguera, parecían colocadas en lineas paralelas y perpendiculares dibujando una perfecta red cuadriculada... mientras se quemaban lentamente parecían mantener sus formas rectilíneas.
- El paquete fue depositado en la puerta, alguien llamó y cuando salí a atender... a mi posible único cliente del día no había nadie, salvo la bolsa con la nota... fue como muy de broma de infantes con mucho tiempo libre... Dejadme que os lo traiga a la mesa mientras se calientan los fogones para prepararos un buen almuerzo... ah, y no os preocupéis por los costes, para los agentes de Ghostfinger está todo pagado, ya lo sabéis.
El inquieto posadero se adentró por la puerta que estaba situada detrás de la barra y que conducía a las cocinas y almacenes y en escasos minutos volvió a aparecer con el paquete chorreante de algún tipo de icor oscuro... de olor desagradable. Tras limpiar la parte de la mesa y poner un paño donde éste iba a ser depositado, esperó a que Mablung abriera el envoltorio consistente en unos papeles mugrientos de colores marrones y totalmente empapados. El posadero le tendió la nota al druida que estaba doblada sobre sí misma y escrita como si fueran más garabatos que letras.
El elfo de los bosques abrió con cuidado el misterioso bulto, ayudado de su cimitarra para no tocar demasiado el objeto. Fue fácil de desenvolver y lo que dejó ver fue una... ¿Lengua? pero no estaba cortada por la punta, sino casi desde la garganta, lo que dejaba un lóngevo apéndice antes usado para hablar... allí... ahora más parecido a una anguila ennegrecida y tumefacta que a una lengua. Sin duda el órgano llevaba varios días seccionado y expuesto, lo que hacía que desprendiera un terrible hedor a muerte que pasó a cubrirlo todo...
Lenkus se echó las manos a la boca pálido ante la visión que tenía delante...
- ¿Eso es... humano? ... pod...
Pero no consiguió acabar la frase, una fuente de vómito cayó sobre su hasta entonces impoluto suelo plagándolo de tropezones y restos de su desayuno, añadiendo al ya de por sí enrarecido olor a podrido, otro más con aromas acres a bilis...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
[En el fuerte]
Otra patética forma de vida que se une al grupo, pensó para si mismo Mablung cuando vio la extraña mezcla entre pegaso y unicornio que había conjurado la hechicera, seguro que el día solo podía mejorar.
[En la posada]
La cara de Mablung solo expresaba desconcierto mientras su mirada iba de la nota a la lengua- ¿Esto es un favor? condenada rata...retirad eso, quemadlo o enterradlo... Eliander no se va a poner contento cuando descubra que una de sus prisioneras ha sido asesinada en su propia cárcel... Los problemas que me va a traer esta puñetera ciudad y sus habitantes. Todo esto por una cena en la cárcel.
Irguiéndose y dirigiéndose al grupo dijo: -Iré ahora mismo a hablar con el capitán y le entregare el mensaje, luego, cuando acabéis vuestro desayuno, podéis acudir vosotros para solucionar los asuntos que tengáis con él. Estaré en la posada en fuera de los muros, esta ciudad está enferma.-
Leobald enarcó una ceja observando la víscera con un mezcla de indolencia y tristeza por el mundo.
—¿Tendrías la bondad de explicarnos todo esto, Mablung? Antes de ir a ver al Capitán Eliander, si es posible —preguntó al druida con educación observando la nota en manos de su compañero.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Descanso suficiente, se presentó en establos para ensillar el noble purasangre de Sanbalet y compañía. Contaba con su abandono cuando sus viejos dueños hicieran uso de su entrenamiento. Quizá hasta pudiera usarlo a su favor. Pronto las cosas cobrarían velocidad, y una discreta visita a los sótanos de la posada quizá convendría. El viaje, cada vez mas ameno, se hizo incluso corto.
-Lenkus, placer es que nuestros caminos converjan una vez mas.- prestando ayuda con el desensillado.- Mis disculpas por nuestra falta de decoro al no acudir hace dos lunas.. acuciante parecía la entrega de los aceites como para hacer parada y posta en vuestra casa.
En asunto lengua poco iba a aportar quien poco uso hace de la propia. Furtiva mirada intentando leer aquella secreta nota agregada al resto humano. Nada gracioso se le ocurrió, salvo rememorar un antiguo trabajo donde un despechado no pretendía pagar muerte del amante de su mujer sino recibir como trofeo otra parte de semejante importancia. Sin embargo, a diferencia de aquel encargo, la extracción de lengua y raiz eran claramente incompatibles con la supervivencia de su original dueño.
-Iré contigo- añadió escueto.- Mas tarde hablaremos de la moneda. Esta noche cumple el plazo.. y Chack y a saber quien mas, vendrá por ella.
Lenkus, pálido como el mármol, intentó recomponerse antes de que Mablung se retirara de la posada y una voz cascada causada por una garganta irritada por el ácido intentó aportar algo de confort al elfo de los bosques.
- Mi señor Mablung, si no se encuentra cómodo en mi humilde posada, a pesar de que intentaría que se sintiera como en su hogar, hay otro lugar en Saltmarsh que quizás pueda resultarle "tolerable" sin necesidad de salir de los muros... Hay un círculo druídico, al norte de aquí, cruzando el rio del Rey Pescador, está dentro de una pequeña arboleda que linda con la ciudad... la regentaba hace tiempo un halfling llamado Ferrin, posiblemente estará encantado de acogerte allí.
Lenkus os desbloquea la entrada 29 - Círculo Druídico de Silvanus Guardían de las Tormentas.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Sentándose en una silla Mablung dice:- Cuando disfrute de la hospitalidad de la guardia, había más prisioneros en las celdas, la mujer a la que pertenecía esa lengua estaba en una de ellas. En la celda contigua había otro reo al que le di mi cena. Ese reo resultó ser un hombre rata que estaba harto de escuchar a esa mujer lamentarse. Tras la cena declaró que éramos amigos para acto seguido transformarse en rata y salir de allí para informar a su amo. Entiendo que debió de volver para callarla. Bueno ese es problema de la guardia, que se apañen.-
Volviéndose hacia el posadero dijo:- Lenkus, háblame de ese círculo, ¿como es que sigue aquí tras el ataque? ¿Ferrin es druida?¿sigue vivo?- en su voz parecía trasmitir ansia y esperanza -¿hay forma de llegar sin tener que cruzar el puente?, prefiero cruzar el rio a nado antes que volver a pasar por ahí.-
—Comprendo, gracias por la aclaración —asintió al elfo salvaje—. En cualquier caso tú no asesinaste a esa desdichada mujer, así que no tenéis nada que ocultar ¿verdad? En esta ciudad, desgraciadamente, la vida parece valer muy poco —el caballero se sentó junto a sus compañeros al ver que Mablung convenía en su desayuno.
El caballero apenas tocó la comida, ya no necesitaba comer tanto como antes, cosas de la edad. Solo lo justo para no agraviar a su anfitrión. Sin embargo agradeció el calor del salón.
—Gracias por las viandas, Lenkus —agradeció las atenciones al posadero—. Por cierto, ¿ha pasado Manistrad o alguno de sus hombres por aquí desde ayer? Tenemos entendido que tiene algún problema en la mina ¿Sabéis algo de eso?
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
[En el camino]
"¿¡Un mamífero con alas?!" Pensó con indignación y envida. ¡Y volaba, nada menos! Tras los instantes de estupefacción en los que la mirada de TocToc se clavó en Spark le saludó con corrección. "Bienvenido al grupo, Spark" Durante el viaje y de vez en cuando le echaba una mirada, acostumbrándose poco a poco a su presencia.
[En la posada]
TocToc suspiró y agachó la cabeza. A pesar de las palabras de apoyo de Adriana, estaba claro que no reposarían en la posada antes de entregar los documentos, y posiblemente los acontecimientos les acelerasen hacía el asalto al barco - Yo iré contigo ahora, Mablung. - Dijo mientras abría el paquete. Incluso con su horrorífica experiencia la visión de la lengua y la explicación de los motivos le produjo cierta desazón. Con anterioridad los horrores que había presenciado habían sido siempre provocados por puro sadismo o por incontenible sed de poder, pero la muerte y posible tortura de aquella mujer eran inhumanamente arbitrarios.
- Deberías tener sopesar con más cautela las consecuencias de tus actos o palabras, Mablung. - Dijo mientras se preparaba para el viaje.
Zevatur, Rolthos
El olor penetrante de la carne en proceso de putrefacción abofeteó a la elfa sin piedad, obligándola a emitir una arcada vacía de contenido. Se cubrió la nariz y la boca con una mano, mientras con la otra movía sus dedos grácilmente, susurrando unas palabras. Segundos más tarde, el aroma de la flor de naranjo se extendió por toda la habitación, como si un pequeño pedazo de primavera se hubiera instalado en el comedor. No consiguió eliminar del todo el olor a descomposición y bilis, pero produjo que el ambiente fuera menos perturbador y más tolerable.
Prestidigitación
Escuchó la explicación de Mablung sobre el origen de aquel apéndice y decidió no hacer ningún comentario. Sin embargo, volvió a recordar el malestar al cruzar el puente y aprovechó para intentar averiguar algo sobre el mismo
- Cierto es, querido Lenkus, parece ser que sobre ese puente se cierne una magia que nos afecta especialmente a los elfos. Varias veces hemos cruzado por él y las consecuencias han sido muy perjudiciales para Mablung y para mí: mareos, náuseas, vómitos, mal estar… ¿sabrías darnos alguna explicación sobre qué puede estar sucediendo?¿Hay algún otro camino alternativo para cruzar ese río?
Viendo que todos sus compañeros estaban dispuestos a seguir al druida antes de desayunar, Adriana suspiró con resignación, sin moverse del fuego apurando los últimos minutos de los que disponía para calentarse.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
[Antes de partir]
Godric abrió la boca y la volvió a cerrar un par de veces,haciendo ademán de acariciar al nuevo compañero de Adriana. Consiguió articular un tímido -¿puedo?- preguntando a la elfa si podía acariciar a tal peculiar y mágica criatura.
- Habia visto antes seres asociados a practicantes de las artes arcanas - le dice Godric a Adriana - como el hermoso halcón de Julius pero no había visto jamás un ser tan maravilloso como Spark-
Cuando montaron Godric asintió a la elfa.
- Esas ropas te sientan bien - le dijo sonriéndole antes de partir.
[En la posada]
Godric entro en la sala común portando el desayuno de todos en bandejas que el solicito Lenkus ya tenía preparadas y listas cuando Mablung terminó de abrir paquete y descubrió su putrefacto contenido.
Sorprendido dejó la comida en otra mesa mientras Mablung explicaba de dónde había salido.
No pudo si no compartir las palabras de Toc-Toc y comprendió la repentina excitacion de Mablung por la revelación de la existencia de otro druida.
- Intentemos organizarnos. - Dijo de modo conciliador. - Mablung admiro tu incansable resistencia pero el resto agradeceríamos al menos el respiro de tomar este apetecible desayuno y todos debemos ir a ver a Eliander. Sequémonos mientras desayunamos y después vamos a cumplir nuestro cometido. Después buscaremos una forma de llegar a esa posada sin pasar por el puente. ¿Os parece bien? Permitid que me encargue de eso mientras comenzáis a desayunar. -
Y con la flema que aporta el haber tratado con heridas y cadaveres en el campo de batalla a fin, no solo de restañar las consecuencias de los combates, si no de dar digno descanso a los restos de los caídos, Godric volvió a envolver la putrefacta lengua y, ignorando el hedor, salió al patio trasero para disponer de ella quemándola junto con la paja usada de los establos.
PbP Character: A few ;)
Lenkus pareció reponerse rápidamente avergonzado por el desastre que él había causado sobre su propia posada, agradeciendo el intenso aroma a flor de naranjo que baño todo para camuflar parcialmente el resto de malos olores. Con premura, como temiendo importunar o contrariar al druida, éste respondió con la mayor precisión posible basada en sus propios conocimientos o recuerdos.
- Bueno, Ferrin es ya un señor entrado en años, de esos que se toman la vida tranquilamente y se dedica más a sus seguidores que a guerrear por defender la naturaleza o lo que sea que hagan los druidas cuando se ven amenazados... Le gusta el buen comer y cuidar de sus huertos y plantas, algunos dicen que es la viva imagen de su compañero y amigo, el sapo-toro gigante Lorys. Su círculo también hace las veces de refugio para marineros y gente del pantano así como de centro de intercambio de información para mercaderes y tramperos. Es un tipo melancólico y tranquilo, pero ha respondido bien cuando la gente de Burle le ha reclamado ayuda por si alguna bestia descontrolada o amenaza escapara de los bosques de Dreadwood o Silverstand. Si ha sobrevivido, posiblemente sea porque no dio tiempo a que llegara ningún aviso a su círculo, o si llegó, fue tarde... todo fue muy repentino sino recuerdo mal.
El posadero hizo una pequeña pausa para limpiarse de nuevo la boca, que se empezaba a sentir pastosa y necesitaba un enjuague urgente, pasando a responder las cuestiones planteadas por Mablung y Adriana sobre como atravesar el río.
- En cuanto a como llegar yo sólo conozco el puente que cruza el río, aunque si queréis evitarlo, quizás podáis buscar a algún pescador de bote de ... la zona más desfavorecida de Saltmarsh en la orilla de la bahía, y pagarle porque os cruce al otro lado.
Leobald no se hizo esperar, e intervino requiriendo también de la posible información que retuviera Lenkus, éste le pidió una pausa para ir detrás de la barra y hacer unas gárgaras con una botella de licor con un fuerte olor a hierbas. Tras escupir el contenido en un barreño cercano y carraspear varias veces, pudo continuar más fluidamente.
- Si he oído lo de los problemas en la mina... los muertos se agitan últimamente, es un rumor bastante frecuente... lo he oído entre marineros y estibadores, así como de eruditos como el mago Keledek. En cualquier caso, Eliander, que me temo por lo que he oído es a quien buscáis con más prisa, se marchó ayer hacia las minas de plata con una guarnición entera, no sé cuando volverá, pero podéis preguntar en los barracones de en frente, seguro que conocen y comparten con vosotros esa información.
Finalmente, y tras las ordenadas palabras de Godric, Lenkus se rascó la cabeza de manera distraída hasta que se atrevió a preguntar de manera general.
- Entonces... ¿traigo el almuerzo? ¿tomaréis algo antes de partir?...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
-Entiendo- dijo Mablung, acto seguido saco el cilindro y se lo paso a Leobald- si Eliander no está aquí, yo no entrare en los barracones de la guardia. Mi presencia ante los guardas solo servirá para hacer las cosas más difíciles. Mientras desayunáis y pasáis por los barracones para confirmar que Eliander ha partido hacia las minas, yo debo visitar el círculo. No tardaré mucho-.
Acto seguido, se levanta y se dirige hacia la puerta- vamos Ostor- dice llamando al cuervo. Justo cuando abandona la posada se da cuenta de que no tiene un céntimo con el que pagar al pescador, con lo que maldiciendo en elfo se dirige hacia el puente maldito.
Leobald suspiró y aceptó el cilindro. No tenía sentido tratar de convencer al druida de otra cosa así que se limitó a asentir con tristeza. No podía evitar pensar que aquella marcha solo presagiaba más problemas. Saltmarsh había demostrado ser un lugar más peligroso de lo que parecía a simple vista. Mablung no era jugador de equipo, eso quedaba claro. Tenía la impresión de que al druida no le importaba absolutamente nada ni nadie, a excepción de su propia libertad o capricho. Le asombraba lo egoísta que podía llegar a ser el elfo a ese respecto, pero no dijo nada mientras observaba como Mablung salía de la posada. Apartó su propio plato sin apenas tocar y se levantó lentamente excusándose educadamente. Se acercó a la puerta de entrada a ver llover. Con lacónica actitud e infinita paciencia esperó a que los demás acabaran su almuerzo, en silencio.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
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Al oir las palabras sobre los muertos vivientes TocToc se puso tenso y aparentemente perdió su apetito.
- Quizás debamos acudir a esas minas lo antes posible. Si Eliander no esta aquí, ya empezaremos con retraso la misión. ¿Os parece hacer un breve receso para reponer fuerzas y partir de inmediato? - Dijo TocToc dejando entrever cierta tensión y nerviosismo.
Zevatur, Rolthos
Lenkus se sorprendió al ver como Godric ya se había encargado de la mayoría de la logística necesaria para el almuerzo así como de hacer desaparecer la mortecina lengua de olor tumefacto. Le sonrió al compartir su agrado por la eficiencia y el orden y dejó a los "agentes" tomar su comida en la intimidad. Sin embargo, la melancolía que radiaba Leobald y su falta de apetito le preocupaba de alguna extraña manera y no dejaba de mirarle de reojo por si el caballero necesitaba cualquier cosa más de su parte, como alguna infusión o bebida.
Tras terminar, todos menos Mablung, que tomó la dirección de la calle principal hacia el nefando puente que tantos problemas le traía, llegaron atravesando la calle, a apenas una decena de metros en la dirección opuesta a la posada, llegaron a los Barracones de la guardia de Saltmarsh. Allí, en el reforzado portón doble, dos guardias acompañados por un enorme mástil, donde se situaba en su cúspide el estandarte de los juncos sobre el fondo verde ondeando ante el viento y la lluvia, les cortaron el paso preguntando por las intenciones que les traían allí.
Tras una breve explicación de Leobald, éstos se quedaron pensativos intentando buscar una respuesta apropiada.
- Eliander no se encuentra en Saltmarsh en estos momentos, pero si es urgente como insistís, podemos llamar al Segundo al Mando, el teniente Kraddock Stonehorn es la mano derecha del Alto Capitán en la ciudad... y el responsable de las cárceles y este edificio en general. El puede atenderos e informaros como es debido. ¿Os es suficiente?...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Tras un momento de incómodo silencio Leobald miró a sus compañeros y después al guardia. Las palabras del Capitán Bastianes resonaban cristalinas en su cabeza "Entregad esta documentación a Eliander y a nadie más..."
—Desde luego, hablaremos con el teniente Stonehorn —asintió.
Más información no nos haría daño.
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