La criatura, gritando horriblemente de lo que parece ser dolor, pero no de las heridas que le infligen los compañeros, si no de un dolor más profundo y agónico, se revuelve a una velocidad inhumana. Lanzando su aguijón con precisión atraviesa el pecho de Morko, el cual cae inconsciente, uno de sus brazos colgando flácido hacia el vació.
La bestia aprieta con fuerza su presa sobre Guilbert antes de arrojarlo casi indolentemente hacia la negrura que se abre bajo ellos. El bardo siente que cae y ve como rápidamente pasan a su lado más y más aristas y la negrura se abre ante él.
Helayna utiliza sus artes mágicas para evitar la afilada punta de la lanza que el mutado drow utiliza para intentar empalarla. Gowther, sus reflejos aumentados por la magia, consigue esquivar otro de los ataques de la peligrosa cola con su venenoso aguijón, pero se queda demasiado cerca del borde. La bestia gira repentinamente y el eladrin es empujado por una de las patas injertadas de krukhi. Cae al vacío, pero tiene más suerte que Guilbert, cayendo de espaldas en otra arista varios metros más abajo. Sin aliento momentáneamente se levanta algo aturdido.
Kath consigue saltar entre las patas para evitar el mismo destino, pero sus armas no parecen encontrar un hueco en la dura y quitinosa armadura que recubre el cuerpo del escorpión.
Ash es atrapado por una de las pinzas, y aunque el valiente guerrero consigue hacer manar sangre de la bestia, esta le clava el aguijón en el hombro. El humano siente que pierde la consciencia y sus chicas resuenan en la obsidiana cuando la incosnciencia le reclama.
Las aristas pasaban fugaces ante la mirada del bardo, sin embargo el era el que se movía, con celeridad, y hacia el vacío. Estiro la mano libre intentado aferrarse a alguna pero solo pudo descontrolar la caída mas pero cayendo sobre una de las pasarelas rocosas no sin dolor. Vio como caían sus compañeros pero sus capacidades sanatorias eran inútiles a esta distancia. Aquella aberración debía caer.
Usando la misma guitarra que casi pierde decidió una melodía in crescendo que culminó con dos destellos energéticos que salieron de su mano. Aunque el primero se perdió en la oscuridad de la geoda el segundo acertó en el cuerpo quitinoso. Usando las ultimas capacidades mágicas decidió invocar al guerrero espiritual mas poderoso que de costumbre. Sin embargo el barbudo highlander no pudo penetrar las defensas del escorpión con su mandoble.
Zevatur se dio media vuelta y vio el terrible espectáculo de la bestia. Lanzaba ataques tras ataques... uno, dos tres, cuatro... hasta siete contó el joven Zevatur para más tragedía Morko y Ash habían caído. Con el apremio de intentar frenar la carnicería que estaba produciendo Zevatur se concentró, invocando su draconico poder interior, moldeado por el conocimiento que le proporcionaba su nuevo guía y dios. Las heridas causadas por sus compañeros permitieron que el conjuro penetrase en el interior de la criatura. Una luz anaranzada, flamigera casi, iluminó desde dentro a la criatura, derritiendo con furia sus órganos internos, destruyendo el centro de su esencia. Por un momento al comprender que iba a morir casi se percibió un suspiro de alivio. La paz le llego antes de que empezase a caer hacia el abismo. En el silencio de la gruta el sonido de la criatura rebotando en los puentes se fue poco a poco perdiendo y alejando.
- Uff... !Espero que esto no haya atraído la atención de patrullas Duergar! - Dijo Zevatur mirando al otro extremo del puente.
El cuerpo de aquel ser pasó fugaz al lado del bardo, destruyendo aquellas rocosas estructuras. Temeroso de la fragilidad de donde se encontraba, Guilbert usó por primera vez los poderes del laúd, adquiriendo la facultad del vuelo para volver a socorrer a sus compañeros. En el suelo yacían los dos guerreros con semejante cara inexpresiva. La pálida elfa comenzó a tratar las heridas en un hermoso acto de sacrificio. Quedaba pues el enano con el pecho perforado. Se aferraba a la vida como un verdadero héroe. Invocó sus artes sanatorias para tratar las feas heridas. Para asegurarse repitió el hechizo.
-Repleguémonos.. rápido- asumió los galones del momentáneamente incapacitado líder.- Necesitamos tratar nuestras heridas y la guarida de este ser podría ser un lugar apropiado.. -dirigiéndose al joven zevatur.- Sabrías llevarnos donde canela dio con este engendro?
Helayna esquivó el ataque del aberrante escorpión de manera automática, en una sucesión de actos reflejos fruto del entrenamiento en sus artes mágicas. Solo podía pensar en la caída de Guilbert y, segundos más tarde, en la del resto de sus compañeros, que parecían meras piezas de dominó derribadas sin dilación por las numerosas y atroces extremidades de aquella bestia. El grito profundo de dolor proferido por el arácnido podía compararse con el que la shadar-kai ahogó silenciosamente en su interior contemplando cómo se les escapaba de entre los dedos toda posibilidad de éxito, pero nada fue comparable al profundo dolor que atenazó sus entrañas cuando el repiqueteo de las chicas de Ash cayeron sobre la obsidiana llamando su atención, descubriendo al guerrero tendido inconsciente.
La elfa, ajena a la caída y muerte de la bestia, se precipitó hacia su líder. El vértigo producido por el abismo a ambos lados de su camino desapareció por completo. Ya no existía nada más que el miedo a no llegar a tiempo. Cayendo de rodillas, con el bastón fuertemente aferrado en una mano, la hechicera posó la otra en la armadura ensangrentada y aboyada del humano, allí donde debía estar su corazón - nonono...- susurró desesperada - no permitiré que nos abandones- cerrando los ojos fuertemente imploró la ayuda de su Reina Cuervo, renunciando a parte de su vida por salvar la del guerrero. El bastón comenzó a vibrar bajo la fuerza ejercida y una luz azul oscura y mortecina se apoderó de la gema que coronaba el báculo, avanzando hasta llegar a su brazo, recorriendo su cuerpo tembloroso y materializándose en la mano apoyada en el pecho de Ash, penetrando profundamente en su armadura. La energía gélida y densa drenaba su vida para entregársela a su líder y Helayna sintió como sus fuerzas menguaban y su piel palidecía, otorgándole un aspecto aún más espectral. Cuando sintió que la magia abandonaba lentamente su cuerpo, abrió los ojos, comprobando que el color había vuelto a la tez pálida del guerrero y por fin volvía en sí. Unas lágrimas de alivio que no llegaron a derramarse enturbiaron su mirada, dándole la bienvenida junto con una dulce sonrisa.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El combate acabó y los resultados fueron bastante devastadores. Mirando a su alrededor y al ver el escenario llleno de compañero heridos, incluido el mismo, propuso dar una solución a los más afectados.-Si hay alguien que no pueda andar o este incapacitado, puedo generar un disco de fuerza mágica para transportar a quien lo necesite.-Acabo diciendo mientras Luthien se posaba en su hombre y rozaba su cabeza a mostrando preocupación por su compañero.-Puedo convocar en un lugar apartado el domo de fuerza para evitar ser sorprendidos de nuevo-Al escuchar la intención de acudir al nido de aquella criatura. Esperando recibir contestación para poner su magia al servicio de sus compañeros, Gowtther se concentró en soportar el dolor provocado por el escorpión aberrante.
La magia curativa de la hechicera recorrió el maltrecho cuerpo de Ash sanando las heridas más críticas y le devolvió la consciencia repentinamente. El guerrero, aun bañado en sangre, abrió los ojos de par en par e inspiró una bocanada de vida incorporándose hacia adelante. Instintivamente buscó al enemigo crispando cada uno de sus poderosos músculos en prevención de un nuevo ataque y la mirada de quien se niega a rendirse. Entonces sus ojos se cruzaron con los de Helayna arrodillada a su lado. Comprendió que le había salvado, que lloraba por él y que la vida es demasiado corta para perder el tiempo dudando. Era tan bella. Con suavidad, limpió con el dorso de su mano derecha las lágrimas que deslizaban por la pálida mejilla de la hechicera. Con el otro brazo la trago hacia sí por el talle y la besó en los labios con pasión, sin guardarse nada una vez más. Allí, de rodillas sobre el estrecho puente de geoda, el tiempo se detuvo para ellos. La caverna despareció para el curtido guerrero que solo podía sentir el calor de los labios de la maga, el olor de su cabello y la proximidad de su cuerpo plegándose al deseo.
Las palabras de Guilbert les devolvieron a la realidad. Miró un vez más a los ojos de Helayna, profundos y misteriosos, dueños de sus pensamientos de ahora en adelante. Asintió al bardo finalmente. Se puso en pie y ayudó a la hechicera a hacer lo propio con una sonrisa aun algo ausente. Miró a los demás sin soltar la mano de Helayna.
—Llevadnos—asintió al tiefling y al bardo, complacido en delegar sus funciones por el momento— ¿Estáis todos bien? —miró finamente al resto del grupo entrecerrando los ojos.
Recogió su espadas del suelo con un tintineo y miró al vacío bajo ellos antes de seguir al resto.
Dolor agónico en el pecho y la sangre hirviendo...esos eran los últimos recuerdos de Morko cuando abrió los ojos con un gemido agónico- Moradhin ha debido debido de pensar que aún me quedan cosas por hacer este mundo- susurró mientras Gualberto le atendía. -Gracias, te debo una dijo- mientras se levantaba y miraba al resto de sus compañeros. Claramente esta vez Ash y él se habían llevado la peor parte. Mirándoles frunció el ceño y dijo a Guilbert:- No es mala forma de despertarse, creo que nuestro líder volvería a pasar por lo mismo para obtener esa recompensa,¿no?
Cogiendo a Kheluzburk se dispuso a seguir al resto a donde fuese que habían decidido ir para tratarse las heridas. Pero antes invocó el poder de Moradhin para sanarse.
-Estoy celoso- le confesó al enano- No esperaba menos que un agradecimiento como ese-bromeó cerrando los ojos mientras ponía boquita de piñón.
Cuando comprobó que todos estaban con la salud suficiente para continuar aprovechó para sanar mágicamente las costillas fracturadas por la presión del escorpión. Con la adrenalina aún corriendo por su cuerpo ignoró sus heridas para ayudar a quien tuviera mas problemas en la retirada. Entonces volvió a dirigirse al enano.
-No has contraido deuda alguna conmigo, Maese Morko.-le respondió agradecido.- pues no he hecho mas que empezar a saldar la contraída con vosotros cuando salvasteis mi vida en las cloacas de Waterdeep.
Martin guardó su arco, y dio las flechas por perdidas, estaba empezando a preocuparse si no había una manera de aprovisionarse pronto. Miró a su alrededor preguntándose donde se habría escondido el cobarde Illithid, que sin duda los había abandonado a su suerte... aún así era el primer combate del que salia ileso, y eso era de agradecer. Quizás la estrategia de Ash para su rol en el combate no estaba tan desacertada.
Escuchando las palabras de Guilbert asintió estando de acuerdo si Ash lo consideraba, fue cuando giró su mirada para confirmar con él los próximos pasos cuando lo vio. Ese beso fue como un puñal en su destrozado corazón, no porque tuviera algún tipo de vínculo sentimental con ninguno de ellos, sino porque le recordó lo que había perdido, sus sentimientos que le abandonaron hace tiempo tras aquel pacto. Quería sentir lo que ellos sentían, ... la imagen de BJ apareció en su mente, le recordaba perfectamente, allí estaba... pero nada, no quedaba nada dentro de él a nivel sentimental que le produjera alguna reacción. Era como mirar el cuadro de un conocido, ... y poco más...
Sin poder evitarlo echó una mirada de reojo a Zevatur y a Kath. El semielfo sabía de los sentimientos del joven tiefling, y como Kath nunca había dejado entrever nada... cosa que Martin consideraba normal después del calvario que había pasado en su cautiverio antes de rescatarla. Hay heridas que tardan una vida en sanarse, y otras que nunca lo llegan a hacer del todo. El amor sólo traía dolor, ... y oscuridad... pronto Hela y Ash se darían cuenta del error que estaban cometiendo, y lo único que podría hacer es estar allí en ese momento para decirles... "Os lo dije"...
Sin perder más tiempo y pertrechándose de nuevo, el pícaro se adelantó al grupo para guiarles una vez más mientras intentaba imaginar un escenario propicio donde podía explicarle a la hechicera el tremendo error que estaban cometiendo.
Las evidencias apuntaban a que el criterio de decisión mostrado con anterioridad de la shadar-kai estaba totalmente influenciado por el enamoramiento con el humano. Esto podría suponer un problema para el guerrero. Si la reina cuervo tenía designios para Helayna, debía andar con cuidado para no comprometer su misión. Para Gowther esta situación era entendida como potencialmente problemática. Entablar relaciones de este tipo y bajo estas circunstancias podrían ocasionar problemas, más aún conociendo la incontrolable e intensa predilección por coleccionar amantes con o sin monedas de por medio de su líder.
Cuando parecía que el grupo podía andar por su propio pie, Gowther pidió a Martin y Kath si podían buscar un lugar "seguro" para poder descansar. Mientras tanto se acercó a cada uno de los miembros preguntando por su estado.-¿Qué tal te encuentras Zevatur? Creo que hemos tenido demasiada suerte, aquella criatura mostraba un sufrimiento bastante inquietante. Lo más probable que el proceso para crear esas quimeras sea la causa.-
En otro momento acercándose a Morko y Guilbert-Me alegro que hayas podido ponerte en pie tras este combate. Pocas veces podemos enfrentarnos a criaturas tan portentosas.-Pronunció las palabras mostrando preocupación y dando la importancia que merecía a la bestia recién derrotada para no ofender al enano.-Por suerte, muchos miembros del grupo poseen medios curativos para remediarlo.-Dijo mirando a Guilbert mientras apreciaba sus heridas.-Estuvimos cerca de caer al vacío.-Dijo mostrando musitando una sonrisa de medio lado-Confiemos en que Martin y Kath puedan buscar un lugar donde descansar.-
-Ha estado muy cerca, compañero..-le dijo al elfo.- cuando salí volando pensé que acabaría ensartado en alguna estalactita.. solo lamento no haber perdido investigar ese engendro y su origen.. Martin, -refiriendose al diestro explorador.- su nido o guarida podría ser un buen lugar.. solo espero no tener mas sorpresas.
Zevatur asintió con preocupación a los comentarios de Gilbert - Podría llevaros, pero acceder a la guarida será difícil, habrá que volar o trepar. Yo os podría ayudar a acceder. Si no hay nada más allí dentro será un buen lugar para descansar y quizás para averiguar algo sobre el origen de esa criatura.
Antes de que se pusiera en marcha vio el beso acalorado de Ash y Helayna. Una repentina y franca sonrisa se formó en los labios. Tardó unos segundos en recordar a Kath y echándole un fugaz vistazo su mirada se cruzó también con la mirada de Martin. Se dio cuenta que hacía ya tiempo que no pensaba en ella, no al menos de la misma manera o con la misma intensidad. Las revelaciones de su familia, Canela, el viaje, la sub-oscuridad, Bahamut... Demasiadas distracciones, o quizás las cosas habían cambiado. Tan solo la intervención de Gowther le sacó de su ensimismamiento. - Si, tan solo ha sido un arañazo, apenas llegó hacerme mucho daño. - Aún pensativo, reflexionando sobre ello, se adelantó para guiar a Martin.
- Por aquí - Dijo mientras se centraba completamente en la tarea en mano.
Como si del efecto de una magia desconocida se tratase, el tiempo se ralentizó para la elfa en el momento en el que Ash acarició suavemente sus mejillas borrando el rastro de sus lágrimas. Incapaz de apartar la mirada de los ojos de su líder, que parecían brillar vibrantes de una manera especial, tuvo la absoluta certeza de que hubiera sido capaz de darle hasta su último aliento solo por devolverle a la vida. Un impulso que provenía de lo más profundo de su ser, nunca antes experimentado por la hechicera, parecía obligarla a permanecer a su lado, al igual que una necesidad casi vital de abrazarle, que reprimió asustada sin entender sus propios sentimientos. Pero en el momento en el que percibió el tacto delicado de la mano del humano en su cintura, atrayéndola hacia sí, un estremecimiento recorrió por completo su cuerpo. Sus ojos se cerraron involuntariamente cuando sus labios se rozaron y ese delicado y profundo beso fue capaz de desterrar cualquier rastro de temor e inseguridad, zambulléndola de lleno en una plácida, maravillosa e indescriptible oscuridad junto a Ash. Su cuerpo tembló, perdiendo parte de la fuerza que la sujetaba, dejándose sostener por el fornido brazo del guerrero y su corazón se aceleró de manera incontrolable, hasta que el eterno-efímero momento llegó a su fin. Helayna abrió los ojos ligeramente mareada, intentando retener ese sentimiento en su interior que parecía escaparse de entre sus dedos como arena escurridiza.
Las voces de sus compañeros la trajeron de vuelta a la realidad, siendo consciente de pronto de que no estaban solos. Ash la ayudó a levantarse y ella trastabilló al intentar mantener el equilibrio y, sin poder evitarlo, se sintió avergonzada bajo la mirada del grupo. Agachó ligeramente la cabeza, intentando recolocar en su interior el torrente de emociones que acababa de experimentar y los pensamientos contradictorios que surcaban su mente, sin estar segura de cuál era el significado de todo aquello. No sabía qué decir, ni qué hacer. La mano firme y cálida de Ash aferró la suya con delicadeza, inyectándole la seguridad que necesitaba para seguir adelante, dejándose guiar por él, como venía haciendo ya desde hacía tiempo. La shadar-kai se puso en marcha y solo fue capaz de alzar la mirada para buscar la de Kath, su amiga incondicional.
Se sintió aliviada al comprobar que todos sus compañeros estaban fuera de peligro, sobre todo Guilbert al que había perdido de vista al caer por el abismo y que ahora parecía tomar el mando del grupo. Sin ninguna intención de dar su opinión y con la misma sonrisa de una adolescente después de su primer beso, siguió al grupo allá donde creyeran más conveniente descansar.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Tras una mirada cómplice entre Kath y la hechicera, la cazadora de sangre retomó su puesto al frente del grupo junto a Martin.
Al avezado explorador no le resultó difícil seguir el rastro de la criatura, las marcas de sus pinzas en la obsidiana en su apresurada carrera por alcanzarles había dejado muchos rastros que eran fáciles de seguir. Además junto con las indicaciones de Zevatur estaban seguros de alcanzar la extraña formación con forma circular en poco tiempo.
Estaban relativamente cerca de la misma pero al girar una de las columnas de obsidiana, casi se chocan de bruces con una pequeña caravana de suministros duergar.
Un carromato abierto cargado con cajas de madera abiertas que portaban grandes tinajas de cristal que sobresalían entre la paja que intentaba amortiguar los golpes del traslado, era tirada por un par de ogros, guiados por cuatro duergar.
Tanto la vanguardia del grupo como las criaturas se quedaron durante un segundo sorprendidos de encontrarse con el otro grupo.
El rugido de un ogro mientras soltaba el carromato y, enarbolando una pesada maza, cargaba contra Martin, Kath y Zevatur rompió el incómodo momento.
Martin reaccionó rápidamente y una flecha se clavó hasta la mitad en el cuello del ogro que cargaba hacia ellos, rompiendo su carga y haciendo que diera un par de pasos hacia atrás.
Fue entonces cuando Zevatur murmuró unas palabras arcanas y sintió como la sangre que corría por sus venas se inflamaba dando forma a una bola de fuego que salió disparada hacia el carromato y fue aumentando de tamaño hasta explotar con un sonoro estruendo, envolviendo a todas las criaturas en llamas.
La onda expansiva hizo que tanto Kath como Martin apartaran la mirada. Pedazos del carromato caían a su alrededor ardiendo. El ogro que había herido Martin yacía en el suelo ardiendo y despidiendo un repugnante hedor a grasa quemada. Tres de los duergar estaban tumbados en el suelo, sin moverse. El cuarto enano de las profundidades y el otro ogro intentaban levantarse, sus ropas y armaduras ardiendo por la intensidad de la magia del tiefling.
Las piezas siguieron cayendo alrededor y entre los compañeros.
Una de las grandes tinajas de vidrio golpeó a Kath en el pecho, partiéndose y su interior se derramó sobre ella. Inmediatamente empezó a gritar de dolor al sentir como la sustancia negra y pegajosa le quemaba la piel.
Martin y Zevatur se vieron golpeados por otras tinajas que, en mayor o menor medida, desparramaron la extraña sustancia negra sobre ellos. Allí donde les tocaba les hacía arder la piel, corroyendo piel y músculo.
No había llegado a ver ni al primer ogro cuando todo explotó. Negras tinajas cayeron cerca, alguna impactando sobre el ya maltrecho Ash, que cayó de rodillas. Cuando la nube de fuego se disipó logró ver como se levantaban los ogros y duergar malheridos. Invocando su escudo de energía presto para el combate decidió entre causar mas daño o atender a sus compañeros. No había duda, debía salvarlos.
Se acerco canturreando antiguas salves druídicas que restablecieron, lévemente, las heridas del guerrero. En su camino observó las extrañas viscosidades que quemaban ropa y piel de los aventureros. "como demonios los habrían metido en las botellas!!" pensó. Si tan solo pudiera llamar la atención de todos como a historia aquella del bardo y los ratones..
-Esas cosas.. mierda.. son black pudding!-les gritó cuando cayó en la cuenta del rival liberado- tratarán de atacarnos aunque somos mas rápidos -dijo con obviedad viendo como se disolvía el equipo de Hela.- su ácido es terrible.. y carcome carne y acero.. no malgasteis frio acido o rayo en ellos.. y cuidado con cortarlos!!
Ash gimió de impotencia ante las palabras de Guilbert. Recogió del suelo un tablón chamuscado que había volado hasta su posición en la explosión del carromato. Con Gloria en una mano y el madero en la otra trataba de mantener a raya una de aquellas cosas a la desesperada.
—¡Zevatur, arregla esto! ¡Quema estas cosas! —rugió el guerrero.
La magia de aquel dulce momento se desvaneció abruptamente cuando la fuerte explosión les rodeó, de una manera tan brutal e inesperada que Helayna llegó a dudar de su propia cordura. ¿Había sido producto de su imaginación el beso de Ash?
Instintivamente intentó esquivar algo negro y viscoso que caía del cielo entre cascotes de madera ardientes, comprobando horrorizada que se adhería a su capa corroyendo la tela. En un primer estado de confusión, su primer acto reflejo fue desprenderse de su túnica y arrogarla al suelo; escuchó entonces las palabras de Guilbert, a las que se aferró para tomar el control y analizar la situación. Ecos lejanos de su conocimiento sobre aquellas babosas acudieron a su memoria, sin aportarle más información de la que el bardo había arrojado. Solo sabía que debía alejarse de ellas lo máximo posible si quería tener alguna oportunidad y la visión de Kath gravemente herida huyendo fue el detonante que la hizo actuar. Una bandada de cuervos espectrales surgieron allí donde la elfa desapareció, dejando una estela de sombras aladas, reapareciendo instantáneamente al lado de su amiga - "Kath, ¡quítate la ropa, deprisa! ¿Estás bien?" - instó la elfa preocupada.
Pero no tenía tiempo de asistir a la cazadora, sus compañeros se encontraban en una situación realmente complicada y sus hechizos contra esas devoradoras ácidas eran limitados. Sus facciones, que momentos antes reflejaban felicidad y candidez, se habían tornado ahora en una mueca seria y grave. Las manos de la fantasmagórica hechicera se movieron ágiles, tras lo cual surgió una luz verduzca y mortecina que cubrió la zona de la que acababa de desaparecer. Como si aquella espesa niebla tuviera vida propia, se movió caprichosamente esquivando a los aventureros, afectando con su poder solo a los enemigos que aún continuaban en pie.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
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La criatura, gritando horriblemente de lo que parece ser dolor, pero no de las heridas que le infligen los compañeros, si no de un dolor más profundo y agónico, se revuelve a una velocidad inhumana. Lanzando su aguijón con precisión atraviesa el pecho de Morko, el cual cae inconsciente, uno de sus brazos colgando flácido hacia el vació.
La bestia aprieta con fuerza su presa sobre Guilbert antes de arrojarlo casi indolentemente hacia la negrura que se abre bajo ellos. El bardo siente que cae y ve como rápidamente pasan a su lado más y más aristas y la negrura se abre ante él.
Helayna utiliza sus artes mágicas para evitar la afilada punta de la lanza que el mutado drow utiliza para intentar empalarla. Gowther, sus reflejos aumentados por la magia, consigue esquivar otro de los ataques de la peligrosa cola con su venenoso aguijón, pero se queda demasiado cerca del borde. La bestia gira repentinamente y el eladrin es empujado por una de las patas injertadas de krukhi. Cae al vacío, pero tiene más suerte que Guilbert, cayendo de espaldas en otra arista varios metros más abajo. Sin aliento momentáneamente se levanta algo aturdido.
Kath consigue saltar entre las patas para evitar el mismo destino, pero sus armas no parecen encontrar un hueco en la dura y quitinosa armadura que recubre el cuerpo del escorpión.
Ash es atrapado por una de las pinzas, y aunque el valiente guerrero consigue hacer manar sangre de la bestia, esta le clava el aguijón en el hombro. El humano siente que pierde la consciencia y sus chicas resuenan en la obsidiana cuando la incosnciencia le reclama.
PbP Character: A few ;)
Las aristas pasaban fugaces ante la mirada del bardo, sin embargo el era el que se movía, con celeridad, y hacia el vacío. Estiro la mano libre intentado aferrarse a alguna pero solo pudo descontrolar la caída mas pero cayendo sobre una de las pasarelas rocosas no sin dolor. Vio como caían sus compañeros pero sus capacidades sanatorias eran inútiles a esta distancia. Aquella aberración debía caer.
Usando la misma guitarra que casi pierde decidió una melodía in crescendo que culminó con dos destellos energéticos que salieron de su mano. Aunque el primero se perdió en la oscuridad de la geoda el segundo acertó en el cuerpo quitinoso. Usando las ultimas capacidades mágicas decidió invocar al guerrero espiritual mas poderoso que de costumbre. Sin embargo el barbudo highlander no pudo penetrar las defensas del escorpión con su mandoble.
Zevatur se dio media vuelta y vio el terrible espectáculo de la bestia. Lanzaba ataques tras ataques... uno, dos tres, cuatro... hasta siete contó el joven Zevatur para más tragedía Morko y Ash habían caído. Con el apremio de intentar frenar la carnicería que estaba produciendo Zevatur se concentró, invocando su draconico poder interior, moldeado por el conocimiento que le proporcionaba su nuevo guía y dios. Las heridas causadas por sus compañeros permitieron que el conjuro penetrase en el interior de la criatura. Una luz anaranzada, flamigera casi, iluminó desde dentro a la criatura, derritiendo con furia sus órganos internos, destruyendo el centro de su esencia. Por un momento al comprender que iba a morir casi se percibió un suspiro de alivio. La paz le llego antes de que empezase a caer hacia el abismo. En el silencio de la gruta el sonido de la criatura rebotando en los puentes se fue poco a poco perdiendo y alejando.
- Uff... !Espero que esto no haya atraído la atención de patrullas Duergar! - Dijo Zevatur mirando al otro extremo del puente.
Zevatur, Rolthos
El cuerpo de aquel ser pasó fugaz al lado del bardo, destruyendo aquellas rocosas estructuras. Temeroso de la fragilidad de donde se encontraba, Guilbert usó por primera vez los poderes del laúd, adquiriendo la facultad del vuelo para volver a socorrer a sus compañeros. En el suelo yacían los dos guerreros con semejante cara inexpresiva. La pálida elfa comenzó a tratar las heridas en un hermoso acto de sacrificio. Quedaba pues el enano con el pecho perforado. Se aferraba a la vida como un verdadero héroe. Invocó sus artes sanatorias para tratar las feas heridas. Para asegurarse repitió el hechizo.
-Repleguémonos.. rápido- asumió los galones del momentáneamente incapacitado líder.- Necesitamos tratar nuestras heridas y la guarida de este ser podría ser un lugar apropiado.. -dirigiéndose al joven zevatur.- Sabrías llevarnos donde canela dio con este engendro?
Helayna esquivó el ataque del aberrante escorpión de manera automática, en una sucesión de actos reflejos fruto del entrenamiento en sus artes mágicas. Solo podía pensar en la caída de Guilbert y, segundos más tarde, en la del resto de sus compañeros, que parecían meras piezas de dominó derribadas sin dilación por las numerosas y atroces extremidades de aquella bestia. El grito profundo de dolor proferido por el arácnido podía compararse con el que la shadar-kai ahogó silenciosamente en su interior contemplando cómo se les escapaba de entre los dedos toda posibilidad de éxito, pero nada fue comparable al profundo dolor que atenazó sus entrañas cuando el repiqueteo de las chicas de Ash cayeron sobre la obsidiana llamando su atención, descubriendo al guerrero tendido inconsciente.
La elfa, ajena a la caída y muerte de la bestia, se precipitó hacia su líder. El vértigo producido por el abismo a ambos lados de su camino desapareció por completo. Ya no existía nada más que el miedo a no llegar a tiempo. Cayendo de rodillas, con el bastón fuertemente aferrado en una mano, la hechicera posó la otra en la armadura ensangrentada y aboyada del humano, allí donde debía estar su corazón - nonono... - susurró desesperada - no permitiré que nos abandones - cerrando los ojos fuertemente imploró la ayuda de su Reina Cuervo, renunciando a parte de su vida por salvar la del guerrero. El bastón comenzó a vibrar bajo la fuerza ejercida y una luz azul oscura y mortecina se apoderó de la gema que coronaba el báculo, avanzando hasta llegar a su brazo, recorriendo su cuerpo tembloroso y materializándose en la mano apoyada en el pecho de Ash, penetrando profundamente en su armadura. La energía gélida y densa drenaba su vida para entregársela a su líder y Helayna sintió como sus fuerzas menguaban y su piel palidecía, otorgándole un aspecto aún más espectral. Cuando sintió que la magia abandonaba lentamente su cuerpo, abrió los ojos, comprobando que el color había vuelto a la tez pálida del guerrero y por fin volvía en sí. Unas lágrimas de alivio que no llegaron a derramarse enturbiaron su mirada, dándole la bienvenida junto con una dulce sonrisa.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
El combate acabó y los resultados fueron bastante devastadores. Mirando a su alrededor y al ver el escenario llleno de compañero heridos, incluido el mismo, propuso dar una solución a los más afectados.-Si hay alguien que no pueda andar o este incapacitado, puedo generar un disco de fuerza mágica para transportar a quien lo necesite.-Acabo diciendo mientras Luthien se posaba en su hombre y rozaba su cabeza a mostrando preocupación por su compañero.-Puedo convocar en un lugar apartado el domo de fuerza para evitar ser sorprendidos de nuevo-Al escuchar la intención de acudir al nido de aquella criatura. Esperando recibir contestación para poner su magia al servicio de sus compañeros, Gowtther se concentró en soportar el dolor provocado por el escorpión aberrante.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
La magia curativa de la hechicera recorrió el maltrecho cuerpo de Ash sanando las heridas más críticas y le devolvió la consciencia repentinamente. El guerrero, aun bañado en sangre, abrió los ojos de par en par e inspiró una bocanada de vida incorporándose hacia adelante. Instintivamente buscó al enemigo crispando cada uno de sus poderosos músculos en prevención de un nuevo ataque y la mirada de quien se niega a rendirse. Entonces sus ojos se cruzaron con los de Helayna arrodillada a su lado. Comprendió que le había salvado, que lloraba por él y que la vida es demasiado corta para perder el tiempo dudando. Era tan bella. Con suavidad, limpió con el dorso de su mano derecha las lágrimas que deslizaban por la pálida mejilla de la hechicera. Con el otro brazo la trago hacia sí por el talle y la besó en los labios con pasión, sin guardarse nada una vez más. Allí, de rodillas sobre el estrecho puente de geoda, el tiempo se detuvo para ellos. La caverna despareció para el curtido guerrero que solo podía sentir el calor de los labios de la maga, el olor de su cabello y la proximidad de su cuerpo plegándose al deseo.
Las palabras de Guilbert les devolvieron a la realidad. Miró un vez más a los ojos de Helayna, profundos y misteriosos, dueños de sus pensamientos de ahora en adelante. Asintió al bardo finalmente. Se puso en pie y ayudó a la hechicera a hacer lo propio con una sonrisa aun algo ausente. Miró a los demás sin soltar la mano de Helayna.
—Llevadnos—asintió al tiefling y al bardo, complacido en delegar sus funciones por el momento— ¿Estáis todos bien? —miró finamente al resto del grupo entrecerrando los ojos.
Recogió su espadas del suelo con un tintineo y miró al vacío bajo ellos antes de seguir al resto.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Dolor agónico en el pecho y la sangre hirviendo...esos eran los últimos recuerdos de Morko cuando abrió los ojos con un gemido agónico- Moradhin ha debido debido de pensar que aún me quedan cosas por hacer este mundo- susurró mientras Gualberto le atendía. -Gracias, te debo una dijo- mientras se levantaba y miraba al resto de sus compañeros. Claramente esta vez Ash y él se habían llevado la peor parte. Mirándoles frunció el ceño y dijo a Guilbert:- No es mala forma de despertarse, creo que nuestro líder volvería a pasar por lo mismo para obtener esa recompensa,¿no?
Cogiendo a Kheluzburk se dispuso a seguir al resto a donde fuese que habían decidido ir para tratarse las heridas. Pero antes invocó el poder de Moradhin para sanarse.
-Estoy celoso- le confesó al enano- No esperaba menos que un agradecimiento como ese- bromeó cerrando los ojos mientras ponía boquita de piñón.
Cuando comprobó que todos estaban con la salud suficiente para continuar aprovechó para sanar mágicamente las costillas fracturadas por la presión del escorpión. Con la adrenalina aún corriendo por su cuerpo ignoró sus heridas para ayudar a quien tuviera mas problemas en la retirada. Entonces volvió a dirigirse al enano.
-No has contraido deuda alguna conmigo, Maese Morko.-le respondió agradecido.- pues no he hecho mas que empezar a saldar la contraída con vosotros cuando salvasteis mi vida en las cloacas de Waterdeep.
Martin guardó su arco, y dio las flechas por perdidas, estaba empezando a preocuparse si no había una manera de aprovisionarse pronto. Miró a su alrededor preguntándose donde se habría escondido el cobarde Illithid, que sin duda los había abandonado a su suerte... aún así era el primer combate del que salia ileso, y eso era de agradecer. Quizás la estrategia de Ash para su rol en el combate no estaba tan desacertada.
Escuchando las palabras de Guilbert asintió estando de acuerdo si Ash lo consideraba, fue cuando giró su mirada para confirmar con él los próximos pasos cuando lo vio. Ese beso fue como un puñal en su destrozado corazón, no porque tuviera algún tipo de vínculo sentimental con ninguno de ellos, sino porque le recordó lo que había perdido, sus sentimientos que le abandonaron hace tiempo tras aquel pacto. Quería sentir lo que ellos sentían, ... la imagen de BJ apareció en su mente, le recordaba perfectamente, allí estaba... pero nada, no quedaba nada dentro de él a nivel sentimental que le produjera alguna reacción. Era como mirar el cuadro de un conocido, ... y poco más...
Sin poder evitarlo echó una mirada de reojo a Zevatur y a Kath. El semielfo sabía de los sentimientos del joven tiefling, y como Kath nunca había dejado entrever nada... cosa que Martin consideraba normal después del calvario que había pasado en su cautiverio antes de rescatarla. Hay heridas que tardan una vida en sanarse, y otras que nunca lo llegan a hacer del todo. El amor sólo traía dolor, ... y oscuridad... pronto Hela y Ash se darían cuenta del error que estaban cometiendo, y lo único que podría hacer es estar allí en ese momento para decirles... "Os lo dije"...
Sin perder más tiempo y pertrechándose de nuevo, el pícaro se adelantó al grupo para guiarles una vez más mientras intentaba imaginar un escenario propicio donde podía explicarle a la hechicera el tremendo error que estaban cometiendo.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Las evidencias apuntaban a que el criterio de decisión mostrado con anterioridad de la shadar-kai estaba totalmente influenciado por el enamoramiento con el humano. Esto podría suponer un problema para el guerrero. Si la reina cuervo tenía designios para Helayna, debía andar con cuidado para no comprometer su misión. Para Gowther esta situación era entendida como potencialmente problemática. Entablar relaciones de este tipo y bajo estas circunstancias podrían ocasionar problemas, más aún conociendo la incontrolable e intensa predilección por coleccionar amantes con o sin monedas de por medio de su líder.
Cuando parecía que el grupo podía andar por su propio pie, Gowther pidió a Martin y Kath si podían buscar un lugar "seguro" para poder descansar. Mientras tanto se acercó a cada uno de los miembros preguntando por su estado.-¿Qué tal te encuentras Zevatur? Creo que hemos tenido demasiada suerte, aquella criatura mostraba un sufrimiento bastante inquietante. Lo más probable que el proceso para crear esas quimeras sea la causa.-
En otro momento acercándose a Morko y Guilbert-Me alegro que hayas podido ponerte en pie tras este combate. Pocas veces podemos enfrentarnos a criaturas tan portentosas.-Pronunció las palabras mostrando preocupación y dando la importancia que merecía a la bestia recién derrotada para no ofender al enano.-Por suerte, muchos miembros del grupo poseen medios curativos para remediarlo.-Dijo mirando a Guilbert mientras apreciaba sus heridas.-Estuvimos cerca de caer al vacío.-Dijo mostrando musitando una sonrisa de medio lado-Confiemos en que Martin y Kath puedan buscar un lugar donde descansar.-
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Martin asintió antes las palabras de Gowther y se dispuso a buscar un lugar seguro donde descansar.
Survival: 22
" ¡Oh la Oscuridad...! "
-Ha estado muy cerca, compañero.. -le dijo al elfo.- cuando salí volando pensé que acabaría ensartado en alguna estalactita.. solo lamento no haber perdido investigar ese engendro y su origen.. Martin, -refiriendose al diestro explorador.- su nido o guarida podría ser un buen lugar.. solo espero no tener mas sorpresas.
Zevatur asintió con preocupación a los comentarios de Gilbert - Podría llevaros, pero acceder a la guarida será difícil, habrá que volar o trepar. Yo os podría ayudar a acceder. Si no hay nada más allí dentro será un buen lugar para descansar y quizás para averiguar algo sobre el origen de esa criatura.
Antes de que se pusiera en marcha vio el beso acalorado de Ash y Helayna. Una repentina y franca sonrisa se formó en los labios. Tardó unos segundos en recordar a Kath y echándole un fugaz vistazo su mirada se cruzó también con la mirada de Martin. Se dio cuenta que hacía ya tiempo que no pensaba en ella, no al menos de la misma manera o con la misma intensidad. Las revelaciones de su familia, Canela, el viaje, la sub-oscuridad, Bahamut... Demasiadas distracciones, o quizás las cosas habían cambiado. Tan solo la intervención de Gowther le sacó de su ensimismamiento. - Si, tan solo ha sido un arañazo, apenas llegó hacerme mucho daño. - Aún pensativo, reflexionando sobre ello, se adelantó para guiar a Martin.
- Por aquí - Dijo mientras se centraba completamente en la tarea en mano.
Zevatur, Rolthos
Como si del efecto de una magia desconocida se tratase, el tiempo se ralentizó para la elfa en el momento en el que Ash acarició suavemente sus mejillas borrando el rastro de sus lágrimas. Incapaz de apartar la mirada de los ojos de su líder, que parecían brillar vibrantes de una manera especial, tuvo la absoluta certeza de que hubiera sido capaz de darle hasta su último aliento solo por devolverle a la vida. Un impulso que provenía de lo más profundo de su ser, nunca antes experimentado por la hechicera, parecía obligarla a permanecer a su lado, al igual que una necesidad casi vital de abrazarle, que reprimió asustada sin entender sus propios sentimientos. Pero en el momento en el que percibió el tacto delicado de la mano del humano en su cintura, atrayéndola hacia sí, un estremecimiento recorrió por completo su cuerpo. Sus ojos se cerraron involuntariamente cuando sus labios se rozaron y ese delicado y profundo beso fue capaz de desterrar cualquier rastro de temor e inseguridad, zambulléndola de lleno en una plácida, maravillosa e indescriptible oscuridad junto a Ash. Su cuerpo tembló, perdiendo parte de la fuerza que la sujetaba, dejándose sostener por el fornido brazo del guerrero y su corazón se aceleró de manera incontrolable, hasta que el eterno-efímero momento llegó a su fin. Helayna abrió los ojos ligeramente mareada, intentando retener ese sentimiento en su interior que parecía escaparse de entre sus dedos como arena escurridiza.
Las voces de sus compañeros la trajeron de vuelta a la realidad, siendo consciente de pronto de que no estaban solos. Ash la ayudó a levantarse y ella trastabilló al intentar mantener el equilibrio y, sin poder evitarlo, se sintió avergonzada bajo la mirada del grupo. Agachó ligeramente la cabeza, intentando recolocar en su interior el torrente de emociones que acababa de experimentar y los pensamientos contradictorios que surcaban su mente, sin estar segura de cuál era el significado de todo aquello. No sabía qué decir, ni qué hacer. La mano firme y cálida de Ash aferró la suya con delicadeza, inyectándole la seguridad que necesitaba para seguir adelante, dejándose guiar por él, como venía haciendo ya desde hacía tiempo. La shadar-kai se puso en marcha y solo fue capaz de alzar la mirada para buscar la de Kath, su amiga incondicional.
Se sintió aliviada al comprobar que todos sus compañeros estaban fuera de peligro, sobre todo Guilbert al que había perdido de vista al caer por el abismo y que ahora parecía tomar el mando del grupo. Sin ninguna intención de dar su opinión y con la misma sonrisa de una adolescente después de su primer beso, siguió al grupo allá donde creyeran más conveniente descansar.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Tras una mirada cómplice entre Kath y la hechicera, la cazadora de sangre retomó su puesto al frente del grupo junto a Martin.
Al avezado explorador no le resultó difícil seguir el rastro de la criatura, las marcas de sus pinzas en la obsidiana en su apresurada carrera por alcanzarles había dejado muchos rastros que eran fáciles de seguir. Además junto con las indicaciones de Zevatur estaban seguros de alcanzar la extraña formación con forma circular en poco tiempo.
Estaban relativamente cerca de la misma pero al girar una de las columnas de obsidiana, casi se chocan de bruces con una pequeña caravana de suministros duergar.
Un carromato abierto cargado con cajas de madera abiertas que portaban grandes tinajas de cristal que sobresalían entre la paja que intentaba amortiguar los golpes del traslado, era tirada por un par de ogros, guiados por cuatro duergar.
Tanto la vanguardia del grupo como las criaturas se quedaron durante un segundo sorprendidos de encontrarse con el otro grupo.
El rugido de un ogro mientras soltaba el carromato y, enarbolando una pesada maza, cargaba contra Martin, Kath y Zevatur rompió el incómodo momento.
PbP Character: A few ;)
Martin reaccionó rápidamente y una flecha se clavó hasta la mitad en el cuello del ogro que cargaba hacia ellos, rompiendo su carga y haciendo que diera un par de pasos hacia atrás.
Fue entonces cuando Zevatur murmuró unas palabras arcanas y sintió como la sangre que corría por sus venas se inflamaba dando forma a una bola de fuego que salió disparada hacia el carromato y fue aumentando de tamaño hasta explotar con un sonoro estruendo, envolviendo a todas las criaturas en llamas.
La onda expansiva hizo que tanto Kath como Martin apartaran la mirada. Pedazos del carromato caían a su alrededor ardiendo. El ogro que había herido Martin yacía en el suelo ardiendo y despidiendo un repugnante hedor a grasa quemada. Tres de los duergar estaban tumbados en el suelo, sin moverse. El cuarto enano de las profundidades y el otro ogro intentaban levantarse, sus ropas y armaduras ardiendo por la intensidad de la magia del tiefling.
Las piezas siguieron cayendo alrededor y entre los compañeros.
Una de las grandes tinajas de vidrio golpeó a Kath en el pecho, partiéndose y su interior se derramó sobre ella. Inmediatamente empezó a gritar de dolor al sentir como la sustancia negra y pegajosa le quemaba la piel.
Martin y Zevatur se vieron golpeados por otras tinajas que, en mayor o menor medida, desparramaron la extraña sustancia negra sobre ellos. Allí donde les tocaba les hacía arder la piel, corroyendo piel y músculo.
PbP Character: A few ;)
No había llegado a ver ni al primer ogro cuando todo explotó. Negras tinajas cayeron cerca, alguna impactando sobre el ya maltrecho Ash, que cayó de rodillas. Cuando la nube de fuego se disipó logró ver como se levantaban los ogros y duergar malheridos. Invocando su escudo de energía presto para el combate decidió entre causar mas daño o atender a sus compañeros. No había duda, debía salvarlos.
Se acerco canturreando antiguas salves druídicas que restablecieron, lévemente, las heridas del guerrero. En su camino observó las extrañas viscosidades que quemaban ropa y piel de los aventureros. "como demonios los habrían metido en las botellas!!" pensó. Si tan solo pudiera llamar la atención de todos como a historia aquella del bardo y los ratones..
-Esas cosas.. mierda.. son black pudding!- les gritó cuando cayó en la cuenta del rival liberado- tratarán de atacarnos aunque somos mas rápidos -dijo con obviedad viendo como se disolvía el equipo de Hela.- su ácido es terrible.. y carcome carne y acero.. no malgasteis frio acido o rayo en ellos.. y cuidado con cortarlos!!
Ash gimió de impotencia ante las palabras de Guilbert. Recogió del suelo un tablón chamuscado que había volado hasta su posición en la explosión del carromato. Con Gloria en una mano y el madero en la otra trataba de mantener a raya una de aquellas cosas a la desesperada.
—¡Zevatur, arregla esto! ¡Quema estas cosas! —rugió el guerrero.
Dodge
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
La magia de aquel dulce momento se desvaneció abruptamente cuando la fuerte explosión les rodeó, de una manera tan brutal e inesperada que Helayna llegó a dudar de su propia cordura. ¿Había sido producto de su imaginación el beso de Ash?
Instintivamente intentó esquivar algo negro y viscoso que caía del cielo entre cascotes de madera ardientes, comprobando horrorizada que se adhería a su capa corroyendo la tela. En un primer estado de confusión, su primer acto reflejo fue desprenderse de su túnica y arrogarla al suelo; escuchó entonces las palabras de Guilbert, a las que se aferró para tomar el control y analizar la situación. Ecos lejanos de su conocimiento sobre aquellas babosas acudieron a su memoria, sin aportarle más información de la que el bardo había arrojado. Solo sabía que debía alejarse de ellas lo máximo posible si quería tener alguna oportunidad y la visión de Kath gravemente herida huyendo fue el detonante que la hizo actuar. Una bandada de cuervos espectrales surgieron allí donde la elfa desapareció, dejando una estela de sombras aladas, reapareciendo instantáneamente al lado de su amiga - "Kath, ¡quítate la ropa, deprisa! ¿Estás bien?" - instó la elfa preocupada.
Pero no tenía tiempo de asistir a la cazadora, sus compañeros se encontraban en una situación realmente complicada y sus hechizos contra esas devoradoras ácidas eran limitados. Sus facciones, que momentos antes reflejaban felicidad y candidez, se habían tornado ahora en una mueca seria y grave. Las manos de la fantasmagórica hechicera se movieron ágiles, tras lo cual surgió una luz verduzca y mortecina que cubrió la zona de la que acababa de desaparecer. Como si aquella espesa niebla tuviera vida propia, se movió caprichosamente esquivando a los aventureros, afectando con su poder solo a los enemigos que aún continuaban en pie.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"