Esta vez el místico fue capaz de encontrar la primitiva mente del zombie y aplastarla con su fuerte voluntad. El zombie gimió y un poco de líquido negruzco cayó por la comisura de sus labios. 

Puede que esa fuera la oportunidad que estaba esperando Morko para acabar con él... 

Iniciativas:

-La oscura magia que te sostiene es poderosa, zombi, pero no se puede comparar al poder de Moradhin ni a la tenacidad que fui a nuestras acciones y por eso vas caer.-dice Morko mientras ataca de nuevo.

Attack: 17 Damage: 17

 Como si compartiera la opinión de su portador, el hacha se clava en el centro de la cabeza del zombie y este cae de rodillas al suelo. La oscura energía que le animaba escapándose de la terrible herida. Los compañeros escucharon leves susurros que acompañaban las volutas de humo negro que salían de la herida. 

El cuerpo del zombie cayó hacia atrás como una marioneta a la que le hubieran cortado los hilos. 

Animadas por ver caer al zombie, tanto Kath como Jeena se lanzaron hacia el interior de la sala para ayudar a Martin contra el ogro muerto viviente, atacándolo desde varios ángulos sin piedad, deseando que se acabara, por fin, la amenaza contra el corazón y contra ellos. 

 Jeena golpea con fuerza con su vara en la rodilla de la criatura y la hace caer. Kath clava una de sus espadas en el pecho del monstruo, pero cuando va a asestar el golpe definitivo, el ogro usa su maza para golpear la espada de la humana, con tanta fuerza que le hace perder su arma la cual sale rebotando por el suelo. 

 Zevatur, pese al cansancio y las heridas, no puede dejar a sus amigos solos en este momento

Respirando pesadamente el tiefling una vez más observa el combate. Sus compañeros rodean al zombie atacadolo desde varios ángulos y extrañas criaturas adornan el suelo... aúnque su sangre le pide que lo incinere se decanta por un ataque más quirúrgico y unos misiles mágicos impactan en el castigado cuerpo del zombie.

10

Los misiles mágicos de Zevatur impactan en el pecho y la cabeza del ogro, haciéndole caer. 

Por unos segundos el silencio se apodera de la sala, roto sólo por el latido del corazón que ocupa el centro de la misma. Corazón que parece latir ahora con un latido más estable y rítmico. 

Los clones de los aventureros se colocan entre el corazón y estos, sin hacer ningún movimiento brusco, pero Martin no puede evitar sentirse incómodo ante la mirada de su reflejo con esa boca enorme que parece sonreirle mostrando los peligrosos dientes. 

Los cuerpos de los muertos vivientes y el nigromante son absorbidos por el extraño suelo y paredes ante los atónitos ojos de todos, que, poco a poco, empiezan a darse cuenta que han obtenido una dura victoria en esta ocasión. 

Una abertura aparece en la pared de la derecha y el clon de martin mira hacia ella y luego de nuevo a ellos. 

Martin observó la abertura y asintió levemente con la cabeza en silencio, no habia mucho mas que hacer aquí y no creía que los clones distorsionados les dejara  rondar mas tiempo por las entrañas de la criatura. 

Con paso lento indicó a sus compañeros que se dirigieran hacia la nueva apertura de su derecha. Antes de irse giró su cabeza una última vez hacia laluz verduzca para comprobar que todo iba mas o menos bien.

Zevatur mira la abertura mientras respira agitado, apesar del aparente final de los problemas algo horrible podría estar al otro lado de la abertura. Pero antes de que pueda decir nada el ladrón se empieza a adentrar en la abertura. Suspira agotado y sé dispone a acompañarle.

Los clones sólo observan al maltrecho grupo caminar hacia la abertura, la cual parece ascender levemente. 

El sonido del corazón ahora es firme, fuerte y relajado. Casi es relajante escucharlo. Martin se da cuenta que el color verduzco que reinaba en la sala se ha ido debilitando poco a poco. Si permanecieran en la sala pronto estarían a oscuras. O no del todo, pues parece que hay algo en las columnas quitinosas que rodean al corazón que brilla con luz propia. Ahora el semielfo recuerda que el nigromante estaba ahí y que la luz emanaba de algo que hay allí. 

Colocándose en otra posición sin acercarse al corazón para no alertar a su clon, puede ver que hay un medallón incrustado en la estructura... ahí donde la misma más que rodear al corazón parece sostenerlo y tocarlo. Ese es el foco de la luz y lo que parecía estar manipulando el nigromante con su ritual mágico. 

Cegorach, malherido se acercó a Martin para preguntarle que fue lo que le llamó la atención.

-¿Qué sucede? ¿Hay algo que llamó tu atención? 

Dijo Cegorach mientras miraba a su alrededor buscando cualquier pista o detalle que se le hubiera escapado.

Martin asintió a Cegorach y señalo hacia el objeto incrustrado,

- Hay algo allí que podría ser útil.

El pícaro detuvo su avance hacia la salida al percatarse del medallón, con pasos tranquilos y de la manera menos amenazadora posible, se aproximó a la fuente de la verduzca luminiscencia. Tras observarla detenimadente vigilando no provocar a los clones, miró al místico, por si él percibía o detectaba algo que a él se lu hubiera escapado antes de retirar el objeto con sumo cuidado.

Los clones no permiten que el semi-elfo se acerque al corazón, y por lo tanto a los objetos para observarlos con detenimiento. Es más, Martin ha tenido que moverse bastante para poder verlos entre los clones, movimiento que ha hecho que Cegorach le preguntase. En cuanto da un paso hacia los objetos, los  clones dan un paso hacia él, y su propio yo sisea mostrando todos los dientes. 

Cegorach se da cuenta de que retirar el medallón no sería tarea fácil, pues está totalmente cubierto por la sustancia quitinosa que parece sostener y proteger al corazón. 

La luz iba disminuyendo y los humanos ya no podían ver prácticamente nada sin ayuda de alguna luz. 

 - Quizás el cambio de personalidad de la posada sea ese medallón... Quizás se le haya indigestado, y el nigromante estuviese trabajando para los dragón bornn, intentando conseguir otro objeto mágico... Quizás sea mejor no tocar nada.... 

Martin se quedó pensativo ante las sabias palabras de Zevatur, y se retiró de nuevo. Posiblemente el medallón tuviera que ver en la nueva personalidad de la posada, y tocarlo podría tener efectos devastadores en su yo actual. En silencio, indicó de nuevo a sus compañeros que era la hora de salir de allí y se encaminó una vez más hacia la grieta que operaba de salida improvisada de la sala.

Cegorach razonó que tal vez no era adecuado coger el amuleto. Aquellos clones podían estar defendiendolo de alguna manera. Fuera como fuera se lo indicaría a aquel ser por si podían suponer algo negativo para el... Y algo de utilidad para el grupo. Mirando a sus compañeros:

-¿Vamos fuera?

Tras esto se puso en marcha.

Zevatur mira a Cegorach, entonces al medallón y el pergamino. - Vamonos... al menos mientras siga eso allí la posada seguirá ayudando a viajeros.

Zevatur se detiene un momento mas, intentando ver algún distintivo o marca en los objetos incrustados en la sustancia quitinosa. - Me pregunto qué será, qué magia estará afectando a esta asombrosa criatura. - Después se pone en marcha, avanzando hacia la salida.

Perception: 10

La ascensión por el pasadizo es más rápida de lo que podrían haber esperado y al poco se encuentran de nuevo en el almacén que les condujo al extraño interior de la posada. 

Por un momento se detienen, extrañados de encontrarse de nuevo entre madera sólida, rodeados de objetos corrientes que, por esta vez, no parecen dispuestos a saltar sobre ellos. 

Suben las escaleras de madera hasta llegar a la sala común y se encuentran a un sonriente Baruch. Parece contento aunque está algo pálido y con ojeras, como si hubiera pasado una mala noche. Y por el aspecto y cansancio de los compañeros, ellos tampoco es que hayan tenido su mejor noche. El sol entra por los cristales del este y entonces se dan cuenta de lo cansados y agotados que están. Baruch se acerca a ellos. 

- Mis queridos amigos. Mis salvadores. Les abrazaría si eso no fuera inapropiado. Debo decir que lo he pasado mal en algún momento, y que he temido por ustedes en todo momento. Pero todo ha salido bien finalmente. - levanta la mano para interrumpir una pregunta que iba a hacer Roland - Sus amigos están a salvo en el establo, creí que era lo más conveniente dadas las circunstancias... no ha sido una noche especialmente cómoda me temo, pero si segura. Si querida si - dice adelantándose de nuevo a una pregunta de Jeena - según íbais avanzando he ido pudiendo seguir vuestros avances y combates. ¡Que destreza! ¡que valor! - añade admirado. - Pero por favor por favor, os he preparado unas habitaciones, las mejores que he creado jamás! - dice señalando las escaleras - os lo ruego, subid, tomad un baño, descansad y cuando esteis recuperados podremos hablar con calma. - 

Un poco a regañadientes, pero sin ganas de discutir ahora que todo el cansancio de las heridas, la tensión y las horas sin dormir se han apoderado de ellos, los aventureros hacen caso a su anfitrión y encuentran que sus palabras son ciertas. Les esperan unas habitaciones con baño caliente privado, cómodas camas con colchones confortables y mullidos almohadones rellenos de plumas. Cada uno recibe un copioso desayuno que les sabe a gloria y apenas pueden llegar a la cama para caer rendidos. 

Se despiertan horas después, sintiéndose totalmente renovados y frescos. Ninguno de ellos recuerda haber pasado una noche tan cómoda en sus vidas. 

Bajando de nuevo escaleras abajo encuentran una mesa preparada con el desayuno para todos, incluidos los miembros de su caravana que se encuentran allí. Por la posición del sol, muy cerca del horizonte, debe ser la hora de cenar. 

Y así hacen entre todos, al calor del hogar y con un sonriente y solícito Baruch. No les falta de nada durante la cena y cuando el resto se retira el posadero hace desaparecer los restos de la cena y, algo sonrojado, comienza a hablarles. 

- Nunca podré agradecerles lo suficiente lo que han hecho ayer por mí. Ojala pudiera ofrecerles algo más que mi hospitalidad y mi amistad, pero aquí tengo - dice sacando un cofre de detrás de la barra y poniéndolo en la mesa frente a ellos - algunos objetos que he ido recolectando en estos años. Por favor aceptenlos, se lo ruego, como pequeña muestra de mi gratitud. - 

Cuando Morko va a abrir el cofre, los bordes de la tapa y el propio cofre se transforman como si estuvieran hechos de mercurio y aparecen una rista de dientes. El cofre abre la boca y... parece reirse! 

- Lo siento lo siento... - dice Baruch desternillado - tendrían que haber visto sus caras... ¿de verdad todos los aventureros caen en la misma trampa? - se sigue riendo por lo bajo mientras el cofre recupera su forma habitual de cofre. - jajajaja aaaayyy... por favor tengan cuidado ahí afuera, no todos los de mi raza son tan divertidos ni tan dadivosos como yo. - Por favor acepten esto... - 

Ahora sí, el cofre aparece lleno de dinero, monedas de cobre, playa y oro, y hay varios objetos dentro. Una poción, una bolsa de cuero una varita y unos zapatos de lo que parece seda negra. 

Agotado por la trepidante excursión a las entrañas de esta misteriosa criatura y después de haber coqueteado con la muerte, eludiendo de forma milagrosa su abrazo, Zevatur apenas tiene deseos de desobedecer las ordenes de la posada. Se dirige en silencio hacia la habitación que la posada le ha preparado. Sin embargo, cuando están a punto de separarse cada uno por su lado, parece recordar algo y rompe su circunspecto silencio.

 - ¿No era demasiado Flower power, eh? - Dice mirando a Martin, asintiendo.

Ya en la habitación parece que nunca ha necesitado más un descanso. Las fragantes sabanas , el tonificante baño, el silencio reconfortante de la habitacion... Todo le recuerda las habitaciones más suntuosas del prostibulo. Y los recuerdos se agolpan en su cabeza una vez más. El cansancio y la fatiga apenas le dejan reflexionar antes de que el sueño se apodere de él. Como es constumbre los pensamientos se agolpan en su cabeza, sin orden, atropellandose unos a otros. La escenas del combate,  la nostalgia de sus recuerdos de cuando era niño, la soledad que ha dejado el extraño cambio de papeles de Talis. Y sobre todo de la triste realidad de que la posada en realidad no ha cambiado, de que es ese medallón o ese pergamino lo que le han hecho cambiar, de que su naturalza sigue allí, acechando el día que el medallón se desprenda de su corazón. O quizás no...

A la mañana siguiente el cansancio ha abandonado al tiefling y la energía que le caracteriza vuelve a llenar el aire con su chachara incansable. 

 - Ha sido un placer ayudarle... Es usted una llamada de esperanza en el mundo, un faro que ilumina y reconforta. La luz que ayuenta las tinieblas y hacer arder las pesadillas que pueblan el mundo. Sabe que es ese medallón que vimos alojado en su corazón? Y ese pergamino? Oh, una varita... me vendría genial, aunque ya tengo otra, está es diferente, me ayudaría... Pero si la quereis... es vuestra. Claro... aunque es tan preciosa...  

 Parecía increíble pero ya había acabado la pesadilla. Después del merecido descanso, Cegorach bajó con fuerzas renovadas, aunque seguía pensando en todo lo vivido en relación a sus habilidades, aun le quedaba mucho por aprender... Mientras pensaba ensimismado, el posadero ofreció unos objetos como recompensa. En ese sentido, Zevatur parecía muy interesado en una vara. 

-Zevatur si es la vara lo que quieres, por mi no hay ningún problema. En esa bolsa podríamos guardar los objetos de poder que estamos custodiando. 

El pícaro subió las escaleras con un aspecto extremadamente agotado, tenía mucho que asimilar, había tenido experiencias demasiado intensas y no sólo a nivel físico, sino también a nivel mental y espiritual. Cuando el posadero les recibió apenas le pudo oir perdido en sus propios pensamientos, fuera de su cabeza solo existían murmullos.

Cuando Zevatur le preguntó al subir las escaleras acerca de la efusividad de la posada el semielfo asintió dándole la razón. Tanta efusividad y optimismo le hacia hervir la sangre en su interior.

Al llegar a la habitacion apenas se quitó las botas, cayó rendido sobre la lujosa cama. Extraños sueños acudieron a visitarle esa noche, aunque se levantó completamente renovado y fue entonces cuando se aseó antes de bajar de nuevo a reunirse con sus compañeros. Al ver los tesoros que el agradecido posadero-bestia monstruosa mímica les ofrecía, el pícaro se mantuvo a un lado dejando decidir primero a sus aliados, él ya tenia su  medallón de aventuras anteriores y decidió compartir estos regalos con ellos. 

 Una vez repartidos equitativamente todos los tesoros y monedas ofrecidas por el posadero, Martin retomó sus entrenamientos al amanecer, su estilo con ambas manos estaba aun lejos de ser óptimos, pero el semielfo no se rendía e intentaba emular las artes de los rangers del Crepúsculo de sus bosques natales que tanto admiraba en sus dias de iniciado de la Academia.

Mientras, esperaba que la caravana retomara sus actividades y su curso hacia la ciudad, su grupo habia prometido protegerla hasta enforces, y eso harían. Cuando todo estuvo preparado. El pícaro avisó a sus compañeros, y empezaron a abrirse camino por el denso bosque una vez más esperando no tener más incidentes hasta llegar a su destino.