Zevatur miro atrás para ver a la teeeible manta envolviendo a la elfa. Tras pensar un momento sus posibles acciones decidió ejecutar un ataque quirúrgico y congelar a la manta con frío. Esperando que ello le evitarse a hela el daño que el otro ataque directo lo había producido. Una escarcha repentina rodeo a la criatura.
El no tener ni un momento de respiro en aquella profunda y terrible oscuridad de las cavernas provocaba un terrible estrés en el bardo, sólo superado por su obligación para con el grupo de ,mantener una moral y motivación alta. Cuando la manta-capa se despegó de la pared y los enanos alertados pensó que todo el trabajo y sufrimiento había sido en vano. La distancia era sin duda un gran problema, no para los bravos y resueltos compañeros que con artes mágicas elficas y sólido acero enano anularon aquella amenaza. Había esperanza, quedaban opciones si sobrevivían a aquellos Diablillo de fuego y la terrible manta con sus quejicosos lamentos que extremecerían el alma del más valiente.
Al ser casi ensaartado por aquella puntiagudas cola, devolvió un sablazo, rascando la piel e aquella aberración, pero insuficiente para darle muerte. Instintivamente también desplegó la energía del escudo que flotó a pocos centímetros de su brazo.
El abrazo viscoso y letal de la manta raya oprimía el cuerpo de la elfa acompañando sus movimientos, primero enérgicos, con los que intentaba zafarse de ella, para convertirse más tarde en agitaciones cansadas ante una lucha inútil. El dolor que sentía también era cambiante, desde el desgarro penetrante de su piel provocado por los numerosos dientes afilados del animal, hasta los agudos impactos mágicos de alguno de sus compañeros.
Helayna solo podía gritar y gemir de dolor con cada nueva sacudida en su lastimado cuerpo, sintiendo como le embargaba esa sensación de frustración que aumentaba con cada intento de deshacerse de aquella criatura. A la desesperada, convocó el poder del sonido de la campana de la muerte. Quizá esta vez repicaba por las dos, bestia y presa unidas en un abrazo mortal. Aguardó con resignación el daño de su propio hechizo, que sintió quizá menos intenso por esperarlo.
Trató de alertar a sus compañeros, pero solo otro quejido brotó de sus labios. No obstante, parecían haberse dado cuenta de la situación ya que Ash intentó sin éxito arrancar con fuerza a la escurridiza raya de su cuerpo. ¿Cuánto tiempo aguantaría así? ¿Solo la muerte la liberaría de aquella prisión? “Mantén la calma” se dijo a sí misma, mientras se preparaba para recibir otra oleada de dolor.
Ash trató de agarrar al repugnante ser alado con todo sus ser, pero era demasiado esquivo y resbaladizo. Cada grito de Hela se le clavaba en las entrañas, ¡tenía que ayudarla! Y sin embargo solo conseguía manotear el cuerpo repugnante del monstruo sin conseguir gran cosa.
—¡NO! ¡Déjala en paz maldita cosa! ¡Te mataré! ¡Suéltala! ¡Prueba conmigo!—gritó de frustración al ver como era incapaz de conseguir un asidero eficaz—, ¡Oh diosa! Aguanta Hela.
Se descubrió rezando a Tymora por encontrar un asidero del que poder tirar y poder liberar a su amada. Apretó lo dientes y se preparó para volver a intentarlo de nuevo afianzando los pies en la cornisa y lanzando de nuevo sus manos crispadas como garras.
Pese a los denodados esfuerzos de Ash, la criatrua parece haberse adherido a Helanya con determinación. Todos ven cómo la superficia del ser se ondula y agita y escuchan a la shadar-kai chillar de dolor. Ni siquiera otro de los poderosos hachazos de Morko consigue liberarla, pero la maga siente un dolor punzante en sus costillas y acto seguido el calor de la sangre que mana por su herida.
La criatura, deleitándose en su presa la vuelve a morder y Helanya siente como le arranca un trozo de carne y bebe su sangre. La está devorando viva.
Esta vez Guilbert no es capaz de esquivar la filada cola repleta de puas y se la clava en la pantorrilla, dejando una fea herida al retirarla.
Ash se desespera y no sabe si es por efecto del calor o de los vapores sulfurosos que emanan de la lava más abajo, pero juraría que ahora ve tres seres más envolviendo a Hela, no.. son dos.. no... es uno... es todo borroso y confuso y le recuerda al efecto mágico que rodea a Gowther en ocasiones y que hace muy dificil que los enemigos le puedan dar.
Con el escudo flotante cubriendo los puntos mas flojos de su defensa, el bardo se dedicó a lo que se dedican los bardos además de incordiar, tocar. Asido, malamente a la cornisa, laúd en ristre comenzó a acariciar las mágicas cuerdas de aquel magnifico instrumento. Las notas fluyeron, tranquilas como una antigua letanía entre maestro y aprendiz que en su falta de dominio es acompañado y acompasado. Con cuidadosas palmadas sobre la madera simula los tambores de guerra de una batalla lejana que cambios de ritmos parece acercarse. El valor del guerrero es interpelado, sugestionado para aparecer en aquellos momentos de flaqueza del alma donde los contendientes recuerdan mas que nunca a sus madres. Todos alrededor de Guilbert escuchan aquella vieja melodía que por centurias inspiró, como ahora a ellos, a miles de bravos luchadores ya olvidados. Y en especial Martin, al que mira directamente a los ojos, dedicándole aquella canción de guerra, inspirándole especialmente a él.
Countercharm (todos):
As an action, you can perform until the end of your next turn. During that time, you and any friendly creatures within 30 ft. that can hear you gain advantage on saving throws against being frightened or charmed.
Bardic Inspiration (Martin):
As a bonus action, a creature (other than yourself) within 60 ft. that can hear you gains an inspiration die (1d8). For 10 minutes, the creature can add it to one ability check, attack roll, or saving throw. This can be added after seeing the roll, but before knowing the outcome.
Canela pasó entre los cuerpos de los guardias abatidos y las pesadas y pegajosas hebras de telaraña del conjuro de Gowther y buscó con ahínco algún mecanismo o palanca que les permitiera franquear la cascada de lava para acceder al pasadizo secreto.
El pequeño dragón dio vueltas y vueltas por el cuarto destinado a los guardias en la torre pero no encontró nada.
" ¿Qué sentido tiene tener un pasadizo secreto para salir de la fortaleza si todos tus guardias lo conocen y además pueden abrirlo y cerrarlo cuando se aburran? Desde luego... menos mal que Bahamut me ha enviado para cuidar de este chico porque si no... "
Zevatur podía escuchar los pensamientos de la pequeña criatura mientras daba vueltas cada vez más frustrado.
Mientras tanto Kath intentó llegar al lado de su amiga para ayudarla pero la cornisa parecía estar debilitándose cada vez más debido a la lucha y el peso de los compañeros. Una porción de la misma se deshizo bajo sus pies pero consiguió agarrarse. Viendo que algunos se giraban a ella gritó.
Martin observó desde su delicada posición, colgando sobre el abismo candente de lava, como sus compañeros ignoraban su necesidad de algún tipo de apoyo y se dedicaban a intentar liberar a la elfa del reino de la sombras a base de golpear con todo tipo de hechizos y armas a la criatura, hiriendo en el proceso a la propia Helayna, ... - La van a matar si siguen así - El semielfo maldijo para si mismo cuando empezó a escuchar la música de Guilbert llena de aliento y esperanza, sus miradas se encontraron y su espíritu se sintió de repente más ligero. Dejó de lamentarse por su suerte, o más bien carencia de ésta y con un esfuerzo que rozó el límite de sus denostadas energías, ya de por si mermadas por el asfixiante calor y la mella de las duras jornadas de camino y combates en la suboscuridad, tensó todos sus músculos para izarse prácticamente a pulso colocarse de nuevo sobre la inestable cornisa.
Su velocidad de pensamiento comenzó a arrastrar su cuerpo casi a la vez que sus ideas pasaban por su mente. Su prioridad, liberar a su compañera antes de que la bestia la devorara viva o sus propios aliados la defenestraran a golpes, ... fue cuando se dio cuenta de que no había un enemigo, sino cuatro... otra maldición afloró de su boca, y eligiendo al más cercano, esquivó con éxito al bardo que le había inspirado segundos antes. Intentó aferrarse a su enemigo y forzar la liberación de la hechicera... sin éxito... la imagen se desvaneció ante él casi provocando una perdida de equilibrio y una precipitación más al vacío magmático.
Oscuridad era todo lo que Hela podía percibir; oscuridad, dolor infinito y el sonido gutural de aquella bestia que intentaba comerse sus entrañas. Débil, desangrada casi hasta la muerte, exhausta, ciega y sorda a todo lo que ocurriera fuera de esa capa viscosa que la envolvía sin piedad. Apenas pudo ejercer fuerza para intentar liberarse por enésima vez, y por enésima vez no tuvo éxito. A punto de perder toda esperanza y abandonarse sin remedio a los brazos de la muerte, la figura de Ash apareció en sus pensamientos y una profunda tristeza se apoderó de ella. Las lágrimas de aflicción se mezclaban con las producidas por el dolor indescriptible al que era sometido su cuerpo. "Ash..." intentó susurrar desesperadamente, mientras luchaba con el último ápice de coraje que le quedaba.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Sin muchas opciones y ante la expectativa de no hacer nada y que Helanya cállese, el paladín decidió arriesgarse y confiar en la fortaleza de su amiga. Armó su brazo y con una plegaria muda a Moradhin lanzó a Kheluzburk. El ancestral hacha surcó el espacio y acertó a su objetivo. Cuando el cuerpo de la elfa cae pero el bicho sigue en pie, Un grito de dolor y rabia sale de sus labios:- ¡Juro por mis ancestros que caerás!
Hela se debatía en la ahogante oscuridad que la envolvía. Podía escuchar a sus amigos cerca, intentando liberarla. La maldición de Ash muy cerca de ella la asustó. ¿Qué podía ocurrir para que él no lograra liberarla?. Una vez más sintió el frío y el hielo morder su piel. En una pierna y en un hombro. No sabía cuál de sus amigos era el responsable pero aunque escuchaba los gruñidos de dolor de la bestia muy cerca de su cabeza no sentía que su mortal abrazo se aflojara.
Un dolor punzante en su espalda y una maldición gritada en el idioma de los enanos le indicó que Morko estaba intentando acabar con la bestia. Sus amigos no podían saber qué era lo que estaba ocurriendo, que con cada uno de sus ataques la estaban dañando a ella.
No podía más. El dolor de las heridas era demasiado y amenazaba con embotar todos sus sentidos. Yo no podía ni concentrarse para lanzar el más sencillo de los hechizos. Se ahogaba, el olor a muerte y putrefacción de las fauces de la criatura acrecentaban su sensación de ahogo. Necesitaba respirar. En un último esfuerzo movió sus manos para intentar liberarse y lo consiguió. La maleable criatura aflojó su presa lo suficiente como para que Hela pudiera ver el rostro preocupado de Ash, un poco más lejos de lo que ella esperaba, pero allí estaba, sus facciones recortadas por el rojizo resplandor de la lava bajo ellos. Sus ojos se encontraron.
- ...Ash.... - susurró suplicándole ayuda con la mirada. El humano abrió los ojos con pánico cuando comprendió que no era Hela quien se estaba liberando, si no la bestia que había soltado su presa para esquivar el último ataque del hacha sagrada de Moradin. El filo de Khelezburg se clavó en el hombro de Hela, la cual, dando un sorprendido grito de dolor cerró los ojos, su cabeza cayendo hacia delante, inerte.
Ash pudo ver la cara de satisfacción de la bestia cuando su presa dejó de forcejear y al clavar sus dientes en el hombro de Hela que no había sido herido por el hacha. Pese a que todos se abalanzaron sobre ella, la bestia extendió sus alas y levantó el vuelo. De dos poderosos aleteos se elevó llevándose el cuerpo inerte de Helanya y se perdió en la oscuridad de la caverna.
Ninguno pudo hacer nada. El repiqueteo del bastón al caer a los pies de Ash fue como una losa sobre su corazón. Ignorado por todos un leve fulgor gris tililó durante un segundo en los ojos de la talla de cuervo del bastón antes de desaparecer como su dueña en la oscuridad.
—¡NOOOO! —Ash gritó mientras trataba de alcanzar a Hela con los brazos en el borde mismo del abismo— ¡Gowther, Zevatur que le vuestros familiares les sigan! Tenemos que ir tras ella. Guilbert, transfórmame en algo que vuele. ¡Ya! O Zev, préstame tus botas de caminar paredes —escupía planes sin pensar, negándose a aceptar aquella pérdida.
El terror y la rabia se asomaba a sus ojos y hasta el último músculo de su ser se tensaba bajo la piel. El guerrero hincó una rodilla en el suelo, sin dejar de mirar el lugar por donde el monstruo se había llevado a Helayna. Cerró los ojos y se descubrió rezando por segunda vez en la última hora. Pero no fue Tymora quien vino a su mente. Nunca había sido un hombre de fe, más bien todo lo contrario, pero ella creía, sí, Helayna creía. "Reina Cuervo sálvala. Sálvala y pídeme lo que quieras. Te dedicaré cualquier aliento que no sea para ella, pero sálvala".
Los compañeros se quedaron durante un segundo mirando hacia la oscuridad sobre sus cabezas, incrédulos.Y entonces fue el caos.
Ash empezó a gritar a Zevatur que le diera las zapatillas que le permitían caminar por las paredes. Al parecer el guerrero estaba dispuesto a salir corriendo tras la extraña bestia si hacia falta. Guilbert comenzó una tonadilla y sus pies comenzaron a elevarse del suelo. Kath corrió al lado de Ash, gritando de rabia e impotencia. Martin apuntó con cuidado a la bestia antes de que desapareciera de su vista pero temió que si la abatía Hela caería a la lava. Morko miraba aturdido el filo de su hacha, manchada con la sangre de la shadar-kai. Gowther mantuvo la calma, manteniendo la vista fija en su objetivo. Con voz calmada pidió a sus compañeros que le brindaran algún tipo de ayuda mágica mientras desenvainaba con cuidado a Aegnor y comenzaba a recitar un encantamiento que le permitiría salir en persecución de la bestia. Cerró los ojos un instante cuando la magia comenzó a recorrer su cuerpo y lamentó al instante su decisión. Aunque los abrió rápidamente ya era tarde. Había perdido a su objetivo.
Todos gritaban y corrían el riesgo de caer a lava.
Fue entonces cuando el gemido de la bestia les hizo callar a todos. No fue el gemido lastimero y escalofriante que escucharon antes, si no un grito de sorpresa y dolor que provenía de las insoldables y negras alturas. Entonces volvieron a verlo, la bestía caía a plomo desde el techo de la caverna, sus enormes alas revoloteando a su alrededor. Todos contemplaron con horror cómo cayó a la lava y se hundió en la misma, demasiado lejos para que ninguno pudiera llegar hasta él.
Un frío desgarrador atenazó sus tripas.
Kath cayó de rodillas. Guilbert tuvo que sujetar a Ash para impedir que se lanzara hacia la lava.
¿Qué había ocurrido? ¿Qué había hecho caer a la bestia? ¿ Otro depredador? Ante los ojos de todos, descendiendo de las alturas apareció Klarotha, su túnica flotando a su alrededor, movida por las corrientes de aire ascendente provenientes del infierno que tenían debajo.
Con ojos arrasados Ash recogió a sus chicas, lleno de dolor y rabia. La mirada del alienígena ser clavada en él era indescifrable.
- Bendita diosa...- musitó Kath a su lado.
Flotando tras Klarotah descendía el cuerpo de Helanya. Sujeto por la magia o las habilidades de su extraño aliado, la shadar-kai bajó flotando hasta los pies del guerrero y fue depositado con delicadeza en la negra roca volcánica.
Klarotah seguía mirando a Ash, casi desafiante, flotando sobre ellos con la rojiza luz reflejándose en sus ojos y en la superficie metálica del extraño casco que portaba.
Guilbert se sintió desbordado e impotente cunado aquella criatura desapareció con Helanya. Una presión terrible en el pecho que apenas el dejaba respirar, fruto de la frustración y el miedo. Sus dedos trataban de invocar los poderes encerrados en la Laúd pero sus dedos resbalaban, nerviosos.. y entonces aquel ruido. Momentaneo alivio cuando vio descender a la elfa, que se tornó en sobrecogimiento cuando apreció que el cuerpo bajaba inerte. Sin considerar el riesgo de la repisa trató de hacerse un hueco entre brazos y abrazos de Ash, colocando sus dos palmas en ambos lados de su cabeza, acariciando aquel pálido rostro, comenzó un antiguo y casi olvidado salmo restaurador. Cerró los ojos y canalizó su magia restaurando algo de calor y color.
Solo cuando vió a la Shadar Kai respirar se retiró, discreto, dejando solos a guerrero y maga, para derrumbarse unos metros mas atrás superado por la situación.
El corazón del semielfo no dejó de dar tumbos en demasiado poco tiempo, multitud de emociones se agolpaban ante lo que acababan de presenciar sus ojos, frustación, sentimiento de impotencia, dolor al ver como toda esperanza se perdía en la distancia y duelo al ver caer a la criatura en la lava, con lo que creía que portaba en su interior, el cuerpo inerte de Helayna. Al principio su estadio de negación fue el prmiero en impactar en su agotada alma, no podía ser ... la Tejedora de Destinos no permitiría que una de sus heraldos cayera antes de completar su hebra, su sino, ... el Campeón había sido encontrado quizás, pero aun había dudas que tenían que dilucidar y esclarecer juntos, a pesar de que su acercamiento sentimental a éste pudiera empañar ese juicio...
Fue cuando llegó la aceptación, la hechicera del mundo de las sombras habría roto alguna premisa o regla especialmente inquebrantable en su misión, y al intimar con el posible candidato, la Reina Cuervo le había castigado, era perfectamente lógico, al poner en peligro el futuro tan siniestro y terrible que les esperaba y que él había visto en primera persona en La Visión, ésta la tenía que apartar del reino de los vivos por muy duro que este golpe supusiera para Martin...
Al final, la esperanza y el alivio volvieron para envolver su corazón, cuando el Illithid depositó su levitante cuerpo a los pies de Ash... Esa maldita criatura no había cometido tal acto por bondad o camadería, era por pura vileza egoista, sabía que ese acto ataría el grupo a su causa por una deuda de vida, conocía como funcionaba la mente y las acciones del grupo, y toda futura traición quedaba desmitificada ante el regalo de una vida, de otra oportunidad... Quizás todo este evento era una escena más en el escenario que tenía preparado su Reina, quizás ese acto era el que empujara al Campeón a despertar por fin... él sabía como un acto especialmente dramático podía despertar el potencial interior de muchas personas, ya sea para la venganza o para la sed de justicia.... Martin aceptó esto último como un entramado más de su Reina, y que por tanto, muy a pesar de Klarotah, éste había sido un peon más en su tablero de ajedrez, en una partida de consecuencias cósmicas donde la victoria era crucial para mantener un futuro seguro.
Todos sus elaborados y complejos pensamientos se simplificaron a un simple sentimiento de alegría al ver como el hechizo de Guilbert devolvió el aliento de la vida a su compañera y amiga... y fue cuando llegó la hora de la autocrítica, pero apartó esos sentimientos rápidamente para más tarde, deslizándose con cuidado entre el grupo para situarse al lado de la shadar-kai y cogerla de la mano, extrañadamente fría a pesar del caluroso entorno, la sujetó con firmeza mientras ésta terminaba de recuperar el sentido.
- Ya pasó todo, ... estás a salvo por gracia de La Reina...
Ash recogió entre sus brazos el cuerpo de Helayna con dulzura. Acarició su mejilla apartándole el cabello del rostro.
—¡Curación, rápido! —apremió a sus amigos mientras esperaba que la elfa volviera a abrir los ojos.
Solo cuando los conjuros sanadores de sus compañeros hicieron su parte y el color retornó a las mejillas marmóreas de Helayna pudo respirar con tranquilidad. Como si el mundo pudiera por fin volver a seguir girando Ash inspiró profundamente y sonrió tontamente dejando escapar la tensión que le atenazaba mientras sostenía a su amada, que lentamente abría los ojos.
—Todo va a ir bien Hel, saldrás de esta —abrazó a la maga con fuerza y la ayudó a incorporarse mientras desviaba su mirada al ilíthido.
Se limitó a asentir en agradecimiento con gesto serio. Supongo que puedes leerme. Te debo una, pero bien sé que lo que sea que has hecho podrías haberlo hecho antes. Si esto ha sido una especie de mensaje sobre lo mucho que te necesitamos en la suboscuridad aquí tienes otro mensaje: si alguien de los míos muere por tu dejación van a importarme bien poco tu abolengo o mi integridad, te mataré. Haz tu parte y yo cumpliré mi parte también para que puedas retozar en tu trono en la oscuridad. ¿Nos entendemos?
—Será mejor ponernos en marcha. Ya hemos llamado demasiado la atención —dijo ayudando a Hela a salir de su entumecimiento.
De pronto, la oscuridad engulló a Helayna tras un dolor intenso y fatal en su espalda. La última imagen del rostro de Ash, iluminado por la luz de la lava, quedó impresa en su cerebro antes de cerrar los ojos y abandonarse a los dulces brazos de la muerte, dedicándole a él su último pensamiento. Si debía morir, su rostro era lo último que deseaba ver en el mundo de los vivos, recuerdo que custodiaría celosamente en la infinitud del plano de los muertos.
Su cuerpo, cansado de luchar y resistir el indescriptible dolor al que había sido sometido, descansaba ahora inerte e inmóvil. Su consciencia navegaba a la deriva en una oscuridad serena y apacible, aguardando la llegada de su alma al mundo de los muertos, en el que su Reina Cuervo la mecería como la madre que nunca tuvo.
Repentinamente, una extraña calidez recorrió sus entrañas y la sombra que nublaba sus sentidos comenzó a tornarse en una débil luminosidad. Volvió a sentir su cuerpo, a tener consciencia y control sobre él, y el dolor, ahora más tenue pero aún presente, acudió obligándola a abrir los ojos.
La imagen de Ash se presentaba de nuevo ante ella. Confusa, sin saber si su visión era una trampa de su psique, extendió su brazo tembloroso y aún sin fuerzas para acariciar su rostro. Una sonrisa cansada y unas lágrimas de emoción rodaron por sus mejillas – Ash… eres tú… me has salvado… pensé que te perdía para siempre- susurró, dando por hecho que él había sido su salvador. Se fundió en su abrazo, absorbiendo el calor que emanaba de su cuerpo, recobrando poco a poco las fuerzas y el ánimo, reorganizando sus recuerdos de la batalla.
Una vez en pie, miró a su alrededor. No había rastro de la bestia que había estado a punto de acabar con su vida. Se dirigió a sus compañeros:
- Lo siento, no pude avisaros… todo el daño que recibía esa cosa parecía hacerme daño a mí también. Resistí todo lo que pude, pero no fui capaz de deshacerme de su presa –
Sintió la calidez de la mano de Martin y sus palabras la reconfortaron. Le sonrió con dulzura y recordó su misión, haciéndose el firme propósito de centrarse en ella de ahora en adelante.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Aunque Ash se ha dirigido a él en privado todos pueden escuchar la sibilante voz de Klarotah en sus mentes.
-Al contrario que el resto de tus tus aliados he esperado al momento adecuado en que mi poder no dañara a la shadar-Kai. Podía haberlo hecho antes si, pero ahora sostendrías un cuerpo frío en lugar de regocijarte en su cálido abrazo. Curiosa forma de agradecer no sólo que haya liberado si no que evitará que cayera a la lava. Pero somos aliados ¿no? -
Deja la pregunta en el aire y luego añade
- Y se que tú pequeña mente no lo puede comprender pero yo no poseo abolengo alguno en mi sociedad ni me espera ningún trono. Tan solo quiero la libertad del yugo de K’Varn de mi pueblo. El estar separado de la Mente es... no, jamás lo entenderás... deberíamos continuar antes de que den la alarma. Esa patrulla será echada en falta a no mucho tardar-
Hela miró alternativamente a Ash y a Klarotah, extrañada por su mensaje hasta comprender que había sido él el responsable de arrancarla de las garras de la muerte. También entendió que Ash continuaba demostrando su animadversión hacia el pulpoide.
Sin saber qué había sucedido mientras ella permanecía inconsciente, la shadar-kai se agachó lentamente hasta asir el bastón que había quedado abandonado sobre la roca. Una sensación gélida que emanaba de la madera atenazó unos segundos sus dedos finos cubiertos por tatuajes; segundos más tarde, como si aquel báculo tuviera vida propia y hubiera detectado el tacto de su dueña, una imperceptible energía eléctrica y cálida recorrió la madera hasta coronar el cuervo, cuyos ojos refulgieron brevemente, devolviéndole a una vida inanimada. Hela se sintió completa de nuevo. Haciéndolo servir de apoyo, aún dolorida, se acercó hacia el Illithid, sin dejar de mirarle fijamente, hasta llegar a su altura; el extraño ser seguía flotando sobre el suelo fantasmagóricamente y prefirió utilizar la voz al pensamiento:
- No sé exactamente qué has hecho, pero entiendo que te debo la vida– le sonrió, agradecida - No puedo agradecerte lo suficiente lo que has hecho por mí, pero si hay algo que yo pueda hacer, no dudes en pedírmelo–
Se giró de nuevo, dirigiéndose hacia Ash y agarrándole del brazo, buscando su apoyo y su calor - Estoy lista para continuar. Luego habrá tiempo de que me cuentes qué ha pasado -
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Zevatur miro atrás para ver a la teeeible manta envolviendo a la elfa. Tras pensar un momento sus posibles acciones decidió ejecutar un ataque quirúrgico y congelar a la manta con frío. Esperando que ello le evitarse a hela el daño que el otro ataque directo lo había producido. Una escarcha repentina rodeo a la criatura.
Zevatur, Rolthos
El no tener ni un momento de respiro en aquella profunda y terrible oscuridad de las cavernas provocaba un terrible estrés en el bardo, sólo superado por su obligación para con el grupo de ,mantener una moral y motivación alta. Cuando la manta-capa se despegó de la pared y los enanos alertados pensó que todo el trabajo y sufrimiento había sido en vano. La distancia era sin duda un gran problema, no para los bravos y resueltos compañeros que con artes mágicas elficas y sólido acero enano anularon aquella amenaza. Había esperanza, quedaban opciones si sobrevivían a aquellos Diablillo de fuego y la terrible manta con sus quejicosos lamentos que extremecerían el alma del más valiente.
Al ser casi ensaartado por aquella puntiagudas cola, devolvió un sablazo, rascando la piel e aquella aberración, pero insuficiente para darle muerte. Instintivamente también desplegó la energía del escudo que flotó a pocos centímetros de su brazo.
El abrazo viscoso y letal de la manta raya oprimía el cuerpo de la elfa acompañando sus movimientos, primero enérgicos, con los que intentaba zafarse de ella, para convertirse más tarde en agitaciones cansadas ante una lucha inútil. El dolor que sentía también era cambiante, desde el desgarro penetrante de su piel provocado por los numerosos dientes afilados del animal, hasta los agudos impactos mágicos de alguno de sus compañeros.
Helayna solo podía gritar y gemir de dolor con cada nueva sacudida en su lastimado cuerpo, sintiendo como le embargaba esa sensación de frustración que aumentaba con cada intento de deshacerse de aquella criatura. A la desesperada, convocó el poder del sonido de la campana de la muerte. Quizá esta vez repicaba por las dos, bestia y presa unidas en un abrazo mortal. Aguardó con resignación el daño de su propio hechizo, que sintió quizá menos intenso por esperarlo.
Trató de alertar a sus compañeros, pero solo otro quejido brotó de sus labios. No obstante, parecían haberse dado cuenta de la situación ya que Ash intentó sin éxito arrancar con fuerza a la escurridiza raya de su cuerpo. ¿Cuánto tiempo aguantaría así? ¿Solo la muerte la liberaría de aquella prisión? “Mantén la calma” se dijo a sí misma, mientras se preparaba para recibir otra oleada de dolor.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Ash trató de agarrar al repugnante ser alado con todo sus ser, pero era demasiado esquivo y resbaladizo. Cada grito de Hela se le clavaba en las entrañas, ¡tenía que ayudarla! Y sin embargo solo conseguía manotear el cuerpo repugnante del monstruo sin conseguir gran cosa.
—¡NO! ¡Déjala en paz maldita cosa! ¡Te mataré! ¡Suéltala! ¡Prueba conmigo!—gritó de frustración al ver como era incapaz de conseguir un asidero eficaz—, ¡Oh diosa! Aguanta Hela.
Se descubrió rezando a Tymora por encontrar un asidero del que poder tirar y poder liberar a su amada. Apretó lo dientes y se preparó para volver a intentarlo de nuevo afianzando los pies en la cornisa y lanzando de nuevo sus manos crispadas como garras.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Pese a los denodados esfuerzos de Ash, la criatrua parece haberse adherido a Helanya con determinación. Todos ven cómo la superficia del ser se ondula y agita y escuchan a la shadar-kai chillar de dolor. Ni siquiera otro de los poderosos hachazos de Morko consigue liberarla, pero la maga siente un dolor punzante en sus costillas y acto seguido el calor de la sangre que mana por su herida.
La criatura, deleitándose en su presa la vuelve a morder y Helanya siente como le arranca un trozo de carne y bebe su sangre. La está devorando viva.
Esta vez Guilbert no es capaz de esquivar la filada cola repleta de puas y se la clava en la pantorrilla, dejando una fea herida al retirarla.
Ash se desespera y no sabe si es por efecto del calor o de los vapores sulfurosos que emanan de la lava más abajo, pero juraría que ahora ve tres seres más envolviendo a Hela, no.. son dos.. no... es uno... es todo borroso y confuso y le recuerda al efecto mágico que rodea a Gowther en ocasiones y que hace muy dificil que los enemigos le puedan dar.
PbP Character: A few ;)
Con el escudo flotante cubriendo los puntos mas flojos de su defensa, el bardo se dedicó a lo que se dedican los bardos además de incordiar, tocar. Asido, malamente a la cornisa, laúd en ristre comenzó a acariciar las mágicas cuerdas de aquel magnifico instrumento. Las notas fluyeron, tranquilas como una antigua letanía entre maestro y aprendiz que en su falta de dominio es acompañado y acompasado. Con cuidadosas palmadas sobre la madera simula los tambores de guerra de una batalla lejana que cambios de ritmos parece acercarse. El valor del guerrero es interpelado, sugestionado para aparecer en aquellos momentos de flaqueza del alma donde los contendientes recuerdan mas que nunca a sus madres. Todos alrededor de Guilbert escuchan aquella vieja melodía que por centurias inspiró, como ahora a ellos, a miles de bravos luchadores ya olvidados. Y en especial Martin, al que mira directamente a los ojos, dedicándole aquella canción de guerra, inspirándole especialmente a él.
As an action, you can perform until the end of your next turn. During that time, you and any friendly creatures within 30 ft. that can hear you gain advantage on saving throws against being frightened or charmed.
Bardic Inspiration (Martin):
As a bonus action, a creature (other than yourself) within 60 ft. that can hear you gains an inspiration die (1d8). For 10 minutes, the creature can add it to one ability check, attack roll, or saving throw. This can be added after seeing the roll, but before knowing the outcome.
Canela pasó entre los cuerpos de los guardias abatidos y las pesadas y pegajosas hebras de telaraña del conjuro de Gowther y buscó con ahínco algún mecanismo o palanca que les permitiera franquear la cascada de lava para acceder al pasadizo secreto.
El pequeño dragón dio vueltas y vueltas por el cuarto destinado a los guardias en la torre pero no encontró nada.
" ¿Qué sentido tiene tener un pasadizo secreto para salir de la fortaleza si todos tus guardias lo conocen y además pueden abrirlo y cerrarlo cuando se aburran? Desde luego... menos mal que Bahamut me ha enviado para cuidar de este chico porque si no... "
Zevatur podía escuchar los pensamientos de la pequeña criatura mientras daba vueltas cada vez más frustrado.
Mientras tanto Kath intentó llegar al lado de su amiga para ayudarla pero la cornisa parecía estar debilitándose cada vez más debido a la lucha y el peso de los compañeros. Una porción de la misma se deshizo bajo sus pies pero consiguió agarrarse. Viendo que algunos se giraban a ella gritó.
- ¡¡Yo estoy bien!! ¡Hela! ayudad a Hela!!! -
PbP Character: A few ;)
Martin observó desde su delicada posición, colgando sobre el abismo candente de lava, como sus compañeros ignoraban su necesidad de algún tipo de apoyo y se dedicaban a intentar liberar a la elfa del reino de la sombras a base de golpear con todo tipo de hechizos y armas a la criatura, hiriendo en el proceso a la propia Helayna, ... - La van a matar si siguen así - El semielfo maldijo para si mismo cuando empezó a escuchar la música de Guilbert llena de aliento y esperanza, sus miradas se encontraron y su espíritu se sintió de repente más ligero. Dejó de lamentarse por su suerte, o más bien carencia de ésta y con un esfuerzo que rozó el límite de sus denostadas energías, ya de por si mermadas por el asfixiante calor y la mella de las duras jornadas de camino y combates en la suboscuridad, tensó todos sus músculos para izarse prácticamente a pulso colocarse de nuevo sobre la inestable cornisa.
Su velocidad de pensamiento comenzó a arrastrar su cuerpo casi a la vez que sus ideas pasaban por su mente. Su prioridad, liberar a su compañera antes de que la bestia la devorara viva o sus propios aliados la defenestraran a golpes, ... fue cuando se dio cuenta de que no había un enemigo, sino cuatro... otra maldición afloró de su boca, y eligiendo al más cercano, esquivó con éxito al bardo que le había inspirado segundos antes. Intentó aferrarse a su enemigo y forzar la liberación de la hechicera... sin éxito... la imagen se desvaneció ante él casi provocando una perdida de equilibrio y una precipitación más al vacío magmático.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Oscuridad era todo lo que Hela podía percibir; oscuridad, dolor infinito y el sonido gutural de aquella bestia que intentaba comerse sus entrañas. Débil, desangrada casi hasta la muerte, exhausta, ciega y sorda a todo lo que ocurriera fuera de esa capa viscosa que la envolvía sin piedad. Apenas pudo ejercer fuerza para intentar liberarse por enésima vez, y por enésima vez no tuvo éxito. A punto de perder toda esperanza y abandonarse sin remedio a los brazos de la muerte, la figura de Ash apareció en sus pensamientos y una profunda tristeza se apoderó de ella. Las lágrimas de aflicción se mezclaban con las producidas por el dolor indescriptible al que era sometido su cuerpo. "Ash..." intentó susurrar desesperadamente, mientras luchaba con el último ápice de coraje que le quedaba.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Sin muchas opciones y ante la expectativa de no hacer nada y que Helanya cállese, el paladín decidió arriesgarse y confiar en la fortaleza de su amiga. Armó su brazo y con una plegaria muda a Moradhin lanzó a Kheluzburk. El ancestral hacha surcó el espacio y acertó a su objetivo. Cuando el cuerpo de la elfa cae pero el bicho sigue en pie, Un grito de dolor y rabia sale de sus labios:- ¡Juro por mis ancestros que caerás!
Hela se debatía en la ahogante oscuridad que la envolvía. Podía escuchar a sus amigos cerca, intentando liberarla. La maldición de Ash muy cerca de ella la asustó. ¿Qué podía ocurrir para que él no lograra liberarla?. Una vez más sintió el frío y el hielo morder su piel. En una pierna y en un hombro. No sabía cuál de sus amigos era el responsable pero aunque escuchaba los gruñidos de dolor de la bestia muy cerca de su cabeza no sentía que su mortal abrazo se aflojara.
Un dolor punzante en su espalda y una maldición gritada en el idioma de los enanos le indicó que Morko estaba intentando acabar con la bestia. Sus amigos no podían saber qué era lo que estaba ocurriendo, que con cada uno de sus ataques la estaban dañando a ella.
No podía más. El dolor de las heridas era demasiado y amenazaba con embotar todos sus sentidos. Yo no podía ni concentrarse para lanzar el más sencillo de los hechizos. Se ahogaba, el olor a muerte y putrefacción de las fauces de la criatura acrecentaban su sensación de ahogo. Necesitaba respirar. En un último esfuerzo movió sus manos para intentar liberarse y lo consiguió. La maleable criatura aflojó su presa lo suficiente como para que Hela pudiera ver el rostro preocupado de Ash, un poco más lejos de lo que ella esperaba, pero allí estaba, sus facciones recortadas por el rojizo resplandor de la lava bajo ellos. Sus ojos se encontraron.
- ...Ash.... - susurró suplicándole ayuda con la mirada. El humano abrió los ojos con pánico cuando comprendió que no era Hela quien se estaba liberando, si no la bestia que había soltado su presa para esquivar el último ataque del hacha sagrada de Moradin. El filo de Khelezburg se clavó en el hombro de Hela, la cual, dando un sorprendido grito de dolor cerró los ojos, su cabeza cayendo hacia delante, inerte.
Ash pudo ver la cara de satisfacción de la bestia cuando su presa dejó de forcejear y al clavar sus dientes en el hombro de Hela que no había sido herido por el hacha. Pese a que todos se abalanzaron sobre ella, la bestia extendió sus alas y levantó el vuelo. De dos poderosos aleteos se elevó llevándose el cuerpo inerte de Helanya y se perdió en la oscuridad de la caverna.
Ninguno pudo hacer nada. El repiqueteo del bastón al caer a los pies de Ash fue como una losa sobre su corazón. Ignorado por todos un leve fulgor gris tililó durante un segundo en los ojos de la talla de cuervo del bastón antes de desaparecer como su dueña en la oscuridad.
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—¡NOOOO! —Ash gritó mientras trataba de alcanzar a Hela con los brazos en el borde mismo del abismo— ¡Gowther, Zevatur que le vuestros familiares les sigan! Tenemos que ir tras ella. Guilbert, transfórmame en algo que vuele. ¡Ya! O Zev, préstame tus botas de caminar paredes —escupía planes sin pensar, negándose a aceptar aquella pérdida.
El terror y la rabia se asomaba a sus ojos y hasta el último músculo de su ser se tensaba bajo la piel. El guerrero hincó una rodilla en el suelo, sin dejar de mirar el lugar por donde el monstruo se había llevado a Helayna. Cerró los ojos y se descubrió rezando por segunda vez en la última hora. Pero no fue Tymora quien vino a su mente. Nunca había sido un hombre de fe, más bien todo lo contrario, pero ella creía, sí, Helayna creía. "Reina Cuervo sálvala. Sálvala y pídeme lo que quieras. Te dedicaré cualquier aliento que no sea para ella, pero sálvala".
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Los compañeros se quedaron durante un segundo mirando hacia la oscuridad sobre sus cabezas, incrédulos.Y entonces fue el caos.
Ash empezó a gritar a Zevatur que le diera las zapatillas que le permitían caminar por las paredes. Al parecer el guerrero estaba dispuesto a salir corriendo tras la extraña bestia si hacia falta. Guilbert comenzó una tonadilla y sus pies comenzaron a elevarse del suelo. Kath corrió al lado de Ash, gritando de rabia e impotencia. Martin apuntó con cuidado a la bestia antes de que desapareciera de su vista pero temió que si la abatía Hela caería a la lava. Morko miraba aturdido el filo de su hacha, manchada con la sangre de la shadar-kai. Gowther mantuvo la calma, manteniendo la vista fija en su objetivo. Con voz calmada pidió a sus compañeros que le brindaran algún tipo de ayuda mágica mientras desenvainaba con cuidado a Aegnor y comenzaba a recitar un encantamiento que le permitiría salir en persecución de la bestia. Cerró los ojos un instante cuando la magia comenzó a recorrer su cuerpo y lamentó al instante su decisión. Aunque los abrió rápidamente ya era tarde. Había perdido a su objetivo.
Todos gritaban y corrían el riesgo de caer a lava.
Fue entonces cuando el gemido de la bestia les hizo callar a todos. No fue el gemido lastimero y escalofriante que escucharon antes, si no un grito de sorpresa y dolor que provenía de las insoldables y negras alturas. Entonces volvieron a verlo, la bestía caía a plomo desde el techo de la caverna, sus enormes alas revoloteando a su alrededor. Todos contemplaron con horror cómo cayó a la lava y se hundió en la misma, demasiado lejos para que ninguno pudiera llegar hasta él.
Un frío desgarrador atenazó sus tripas.
Kath cayó de rodillas. Guilbert tuvo que sujetar a Ash para impedir que se lanzara hacia la lava.
¿Qué había ocurrido? ¿Qué había hecho caer a la bestia? ¿ Otro depredador? Ante los ojos de todos, descendiendo de las alturas apareció Klarotha, su túnica flotando a su alrededor, movida por las corrientes de aire ascendente provenientes del infierno que tenían debajo.
Con ojos arrasados Ash recogió a sus chicas, lleno de dolor y rabia. La mirada del alienígena ser clavada en él era indescifrable.
- Bendita diosa...- musitó Kath a su lado.
Flotando tras Klarotah descendía el cuerpo de Helanya. Sujeto por la magia o las habilidades de su extraño aliado, la shadar-kai bajó flotando hasta los pies del guerrero y fue depositado con delicadeza en la negra roca volcánica.
Klarotah seguía mirando a Ash, casi desafiante, flotando sobre ellos con la rojiza luz reflejándose en sus ojos y en la superficie metálica del extraño casco que portaba.
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Guilbert se sintió desbordado e impotente cunado aquella criatura desapareció con Helanya. Una presión terrible en el pecho que apenas el dejaba respirar, fruto de la frustración y el miedo. Sus dedos trataban de invocar los poderes encerrados en la Laúd pero sus dedos resbalaban, nerviosos.. y entonces aquel ruido. Momentaneo alivio cuando vio descender a la elfa, que se tornó en sobrecogimiento cuando apreció que el cuerpo bajaba inerte. Sin considerar el riesgo de la repisa trató de hacerse un hueco entre brazos y abrazos de Ash, colocando sus dos palmas en ambos lados de su cabeza, acariciando aquel pálido rostro, comenzó un antiguo y casi olvidado salmo restaurador. Cerró los ojos y canalizó su magia restaurando algo de calor y color.
-19
Solo cuando vió a la Shadar Kai respirar se retiró, discreto, dejando solos a guerrero y maga, para derrumbarse unos metros mas atrás superado por la situación.
El corazón del semielfo no dejó de dar tumbos en demasiado poco tiempo, multitud de emociones se agolpaban ante lo que acababan de presenciar sus ojos, frustación, sentimiento de impotencia, dolor al ver como toda esperanza se perdía en la distancia y duelo al ver caer a la criatura en la lava, con lo que creía que portaba en su interior, el cuerpo inerte de Helayna. Al principio su estadio de negación fue el prmiero en impactar en su agotada alma, no podía ser ... la Tejedora de Destinos no permitiría que una de sus heraldos cayera antes de completar su hebra, su sino, ... el Campeón había sido encontrado quizás, pero aun había dudas que tenían que dilucidar y esclarecer juntos, a pesar de que su acercamiento sentimental a éste pudiera empañar ese juicio...
Fue cuando llegó la aceptación, la hechicera del mundo de las sombras habría roto alguna premisa o regla especialmente inquebrantable en su misión, y al intimar con el posible candidato, la Reina Cuervo le había castigado, era perfectamente lógico, al poner en peligro el futuro tan siniestro y terrible que les esperaba y que él había visto en primera persona en La Visión, ésta la tenía que apartar del reino de los vivos por muy duro que este golpe supusiera para Martin...
Al final, la esperanza y el alivio volvieron para envolver su corazón, cuando el Illithid depositó su levitante cuerpo a los pies de Ash... Esa maldita criatura no había cometido tal acto por bondad o camadería, era por pura vileza egoista, sabía que ese acto ataría el grupo a su causa por una deuda de vida, conocía como funcionaba la mente y las acciones del grupo, y toda futura traición quedaba desmitificada ante el regalo de una vida, de otra oportunidad... Quizás todo este evento era una escena más en el escenario que tenía preparado su Reina, quizás ese acto era el que empujara al Campeón a despertar por fin... él sabía como un acto especialmente dramático podía despertar el potencial interior de muchas personas, ya sea para la venganza o para la sed de justicia.... Martin aceptó esto último como un entramado más de su Reina, y que por tanto, muy a pesar de Klarotah, éste había sido un peon más en su tablero de ajedrez, en una partida de consecuencias cósmicas donde la victoria era crucial para mantener un futuro seguro.
Todos sus elaborados y complejos pensamientos se simplificaron a un simple sentimiento de alegría al ver como el hechizo de Guilbert devolvió el aliento de la vida a su compañera y amiga... y fue cuando llegó la hora de la autocrítica, pero apartó esos sentimientos rápidamente para más tarde, deslizándose con cuidado entre el grupo para situarse al lado de la shadar-kai y cogerla de la mano, extrañadamente fría a pesar del caluroso entorno, la sujetó con firmeza mientras ésta terminaba de recuperar el sentido.
- Ya pasó todo, ... estás a salvo por gracia de La Reina...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Ash recogió entre sus brazos el cuerpo de Helayna con dulzura. Acarició su mejilla apartándole el cabello del rostro.
—¡Curación, rápido! —apremió a sus amigos mientras esperaba que la elfa volviera a abrir los ojos.
Solo cuando los conjuros sanadores de sus compañeros hicieron su parte y el color retornó a las mejillas marmóreas de Helayna pudo respirar con tranquilidad. Como si el mundo pudiera por fin volver a seguir girando Ash inspiró profundamente y sonrió tontamente dejando escapar la tensión que le atenazaba mientras sostenía a su amada, que lentamente abría los ojos.
—Todo va a ir bien Hel, saldrás de esta —abrazó a la maga con fuerza y la ayudó a incorporarse mientras desviaba su mirada al ilíthido.
Se limitó a asentir en agradecimiento con gesto serio. Supongo que puedes leerme. Te debo una, pero bien sé que lo que sea que has hecho podrías haberlo hecho antes. Si esto ha sido una especie de mensaje sobre lo mucho que te necesitamos en la suboscuridad aquí tienes otro mensaje: si alguien de los míos muere por tu dejación van a importarme bien poco tu abolengo o mi integridad, te mataré. Haz tu parte y yo cumpliré mi parte también para que puedas retozar en tu trono en la oscuridad. ¿Nos entendemos?
—Será mejor ponernos en marcha. Ya hemos llamado demasiado la atención —dijo ayudando a Hela a salir de su entumecimiento.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
De pronto, la oscuridad engulló a Helayna tras un dolor intenso y fatal en su espalda. La última imagen del rostro de Ash, iluminado por la luz de la lava, quedó impresa en su cerebro antes de cerrar los ojos y abandonarse a los dulces brazos de la muerte, dedicándole a él su último pensamiento. Si debía morir, su rostro era lo último que deseaba ver en el mundo de los vivos, recuerdo que custodiaría celosamente en la infinitud del plano de los muertos.
Su cuerpo, cansado de luchar y resistir el indescriptible dolor al que había sido sometido, descansaba ahora inerte e inmóvil. Su consciencia navegaba a la deriva en una oscuridad serena y apacible, aguardando la llegada de su alma al mundo de los muertos, en el que su Reina Cuervo la mecería como la madre que nunca tuvo.
Repentinamente, una extraña calidez recorrió sus entrañas y la sombra que nublaba sus sentidos comenzó a tornarse en una débil luminosidad. Volvió a sentir su cuerpo, a tener consciencia y control sobre él, y el dolor, ahora más tenue pero aún presente, acudió obligándola a abrir los ojos.
La imagen de Ash se presentaba de nuevo ante ella. Confusa, sin saber si su visión era una trampa de su psique, extendió su brazo tembloroso y aún sin fuerzas para acariciar su rostro. Una sonrisa cansada y unas lágrimas de emoción rodaron por sus mejillas – Ash… eres tú… me has salvado… pensé que te perdía para siempre - susurró, dando por hecho que él había sido su salvador. Se fundió en su abrazo, absorbiendo el calor que emanaba de su cuerpo, recobrando poco a poco las fuerzas y el ánimo, reorganizando sus recuerdos de la batalla.
Una vez en pie, miró a su alrededor. No había rastro de la bestia que había estado a punto de acabar con su vida. Se dirigió a sus compañeros:
- Lo siento, no pude avisaros… todo el daño que recibía esa cosa parecía hacerme daño a mí también. Resistí todo lo que pude, pero no fui capaz de deshacerme de su presa –
Sintió la calidez de la mano de Martin y sus palabras la reconfortaron. Le sonrió con dulzura y recordó su misión, haciéndose el firme propósito de centrarse en ella de ahora en adelante.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Aunque Ash se ha dirigido a él en privado todos pueden escuchar la sibilante voz de Klarotah en sus mentes.
-Al contrario que el resto de tus tus aliados he esperado al momento adecuado en que mi poder no dañara a la shadar-Kai. Podía haberlo hecho antes si, pero ahora sostendrías un cuerpo frío en lugar de regocijarte en su cálido abrazo. Curiosa forma de agradecer no sólo que haya liberado si no que evitará que cayera a la lava. Pero somos aliados ¿no? -
Deja la pregunta en el aire y luego añade
- Y se que tú pequeña mente no lo puede comprender pero yo no poseo abolengo alguno en mi sociedad ni me espera ningún trono. Tan solo quiero la libertad del yugo de K’Varn de mi pueblo. El estar separado de la Mente es... no, jamás lo entenderás... deberíamos continuar antes de que den la alarma. Esa patrulla será echada en falta a no mucho tardar-
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Hela miró alternativamente a Ash y a Klarotah, extrañada por su mensaje hasta comprender que había sido él el responsable de arrancarla de las garras de la muerte. También entendió que Ash continuaba demostrando su animadversión hacia el pulpoide.
Sin saber qué había sucedido mientras ella permanecía inconsciente, la shadar-kai se agachó lentamente hasta asir el bastón que había quedado abandonado sobre la roca. Una sensación gélida que emanaba de la madera atenazó unos segundos sus dedos finos cubiertos por tatuajes; segundos más tarde, como si aquel báculo tuviera vida propia y hubiera detectado el tacto de su dueña, una imperceptible energía eléctrica y cálida recorrió la madera hasta coronar el cuervo, cuyos ojos refulgieron brevemente, devolviéndole a una vida inanimada. Hela se sintió completa de nuevo. Haciéndolo servir de apoyo, aún dolorida, se acercó hacia el Illithid, sin dejar de mirarle fijamente, hasta llegar a su altura; el extraño ser seguía flotando sobre el suelo fantasmagóricamente y prefirió utilizar la voz al pensamiento:
- No sé exactamente qué has hecho, pero entiendo que te debo la vida – le sonrió, agradecida - No puedo agradecerte lo suficiente lo que has hecho por mí, pero si hay algo que yo pueda hacer, no dudes en pedírmelo –
Se giró de nuevo, dirigiéndose hacia Ash y agarrándole del brazo, buscando su apoyo y su calor - Estoy lista para continuar. Luego habrá tiempo de que me cuentes qué ha pasado -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Los tentáculos del Illithid se movieron cuando contestó a Hela con una sola palabra.
- Aliadoss -
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