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- Oh... debemos ayudar a lo... a eso! - Dijo Zevatur deteniendo la marcha y dirigiéndose hacía los gritos y llamadas. Vamos Vamos... - Con rapidez se dirigió hacia la colina. Medio agachado para intentar pasar desapercibido ante lo que estuviese ocurriendo allí.
Canela negó con la cabeza con condescendencia. El muchacho tenía un buen corazón, pero sus habilidades de sigilo iban a ponerle en peligro, así que fue tras él. Pronto necesitaría su ayuda.
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Ash se llevó a palma de la mano a la cara ante la reacción de Zev.
—Oh, perfecto, justo lo que necesitábamos. Como si no tuviéramos nuestros propios problemas —sonrió con sarcasmo mientras, a pesar de sus palabras, aprestaba a sus chicas y seguía a Zevatur a la carrera.
Cuando llegó junto al tiefling a la cima de la colina observaron agazapados qué ocurría, tratando de no ser vistos. Tener posibilidad de observar al enemigo podía proporcionarles alguna ventaja en combate.
Stealth: 15
Trato de usar Know Your Enemy (1 Minute) para saber la CA de los grandes: If you spend at least 1 minute observing or interacting with another creature outside combat, you can learn information about its capabilities compared to your own: Strength score, Dexterity score, Constitution score, Armor Class, current HP, total class levels (if any), fighter class levels (if any).
Martin se vio sorprendido ante el ímpetu del tiefling, que salió disparado como una flecha torpemente hacia la colina y "ocultándose" sobre ésta, aunque el semielfo era capaz de verle perfectamente desde donde se había posicionado, así que probablemente los enemigos que estaban asaltando el cercano enclave también...
Con un suspiro de resignación, el explorador sacó su arco y se dispuso a poner a prueba sus flechas artesanales. En vez de dirigirse hacía donde Ash y Zevatur se habían parapetado para observar, el ágil mestizo se deslizó por un lateral de la colina en sigilo, intentando flanquear sea lo que fuese que estuviera provocando tal caos unas decenas de metros más adelante.
Gowther agradeció el hallazgo del mestizo, seguro que cuando tuviera la ocasión podría sacar partido del mismo. Si bien todo el mundo era consciente de que los problemas podrían ir a peor, esas horas de descanso supusieron un pequeño oasis dónde poder retomar energías. Lamentablemente esto no duraría mucho, el ruido de la devastación volvía a despertar la alerta entre los aventureros, en especial del sensible Tiefling. Tras lanzarse sin pensarlo dos veces, el el'tael tenía claro que no podía dejarle solo ante aquella situación.
Cast mage armor.
Stealth: 2d20kh1 (5, ) + 8 = 13
El poco tiempo para pensar una estrategia parecía jugar en contra... En cualquier caso, Aegnor y el eladrin defenderían a sus compañeros de cualquier peligro.-Zevatur, seamos precavidos, no sabemos que podemos encontrarnos...
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Cuando los compañeros coronaron la colina cubierta de altos hongos y setas tan grandes como los árboles de los bosques donde fue entrenado Martin, encuentran un extraño espectáculo, por desgracia no del todo desconocido para algunos, pese a las diferencias.
A los pies de la colina, en una oquedad creada por otras colinas similares a la que ellos habían coronado, había un asentamiento creado en los troncos de las inmensas setas. A Gowther, salvando las enormes diferencias, le recordó a algunas de las aldeas de los elfos de los bosques que poblaban las afueras de las ciudades de los Eladrin en el Feywild. Criaturas de aspecto humanoide, cubiertas por anchos sombreros... no, aquello no eran sombreros, eran sus cabezas. Morko parpadeó para asegurarse, pero sí, efectivamente, era como si a algunas setas les hubieran crecido piernas, brazos y ojos y hubiesen creado algo similar a una civilización.
Pero esa civilización estaba siendo destruida, o al menos aquel asentamiento. En el centro mismo de lo que parecía el poblado, saliendo de un enrome agujero que al parecer había excavado él mismo, un enorme gusano de color morado devoraba todo lo que se movía a su alcance con su enorme cuerpo destruía hogares y vidas por igual.
Zevatur pudo ver como hombres seta de diferentes tamaños y colores, algunos tan altos como troll, otros más pequeños que un gnomo, corrían en todas direcciones intentando salvar sus vidas. Algunos valientes enarbolaban lanzas contra la gigantesca bestia que les había elegido como presa, pero estas se estrellaban contra la quitinosa piel que cubría a aquel ser que, rugiendo, giró hacia un lado derribando otra gran seta que albergaba a varias familias de micónidos. La inmensa bestia abrió sus mandíbulas, cubiertas de grandes colmillos como lanzas y devoró a dos de los guerreros que osaban enfrentarse a ella.
- Esstan condenadoss - escucharon la voz de Klarotah en sus mentes, el illithid había subido tras ellos en silencio y ahora flotaba a sus espaldas.
Zevatur se quedó paralizado unos segundos ante el grandioso horror morado. Las ominosas palabras del illith le sacaron de su estupor. - Quizás podríamos ayudarles, matar al gusano, o forzarle a que huya, o ayudar a escapar con vida al mayor numero de seres fúngidos. - Zevatur miró a sus compañeros seguramente alguno de ellos conocía este tipo de gusanos. También miró a Karlotha.
- ¿Crees que no podríamos ayudarles? ¿Tan poderosa es esta criatura?
Helayna se apresuró siguiendo a sus compañeros colina arriba, intentando no hacer ruido y no llamar la atención de lo que fuera que estuviera provocando aquel desastre. Tras los más adelantados, pudo observar la dantesca imagen del enorme gusano asesino; casi automáticamente recordó aquello que había leído en sus estudios sobre bestias de la oscuridad y otros peligros. Aún así, ninguno de sus conocimientos le daba una pista de cómo ayudar a aquellos curiosos seres que no parecían tener absolutamente ninguna posibilidad.
- Su armadura parece infranqueable- susurró la maga - quizá si intentamos que huya... ¿A qué deben temerle estos seres? Se mueven bajo tierra, creando túneles con sus poderosas mandíbulas. ¿Quizá la luz, el calor, el fuego les asuste? -
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Ni las mas aterradoras mentes del mal han podido jamás imaginar desde el fondo de sus mazmorras tortura peor que la de hacer vagar un bardo en silencio por la suboscuridad. Y en semejante designio divino se encontraba Guilbert, incapacitado para generar melodías dejaba que su creatividad explotara en la pintura y escritura. Frecuentes eran las consultas a Morko acerca de su lengua escrita mientras escribía una Saga narrando aquellas gestas. Y cuando no escribía pintaba todo aquello que jamás hubiera imaginado ver con sus propios ojos.
No llevaban mucho cuando las palabras de Gowther cobraron el sentido que había sido esquivo nada mas ser pronunciadas. La palma a la cara reconociendo su ingenuidad resonaron por toda la cueva. Necesitaba ver la luz del sol, o de la luna y volver a sentirse.. normal. Aquellas profundidades de la tierra le estaban mermando el ánimo y la picardía.
Nada mas llegar al bosque champiñón se quitó el visor mágico con alivio, pudiendo ver por sus propios medios una vez mas. Aquel resplandor antinatural era embriagador y tan mágico como difícil de plasmar en papel. El descanso aunque reponedor dejó un regusto agridulce al carecer de nuevas revelaciones. La tranquilidad rota entonces por el alboroto al otro lado de la colina y la desbandada provocada por la curiosidad también afectó al humano. Al remontar la elevación con la discreción habitual pudo observar el dantesco espectáculo.
Guilbert makes a Stealth check! 1d20 (17) + 11 = 28
-En estas profundidades no todo resulta ser lo que parece.. -dijo susurrando a los que allí le acompañaban.- Presumir que se trate de una raza amistosa es apostar fuerte..
Martin aprendió a reconocer hace mucho tiempo, incluso cuando era un novicio en La Academia, cuando un combate estaba ya decidido de antemano. Este era un fraglante caso de exterminio sin posibilidad alguna de victoria por parte de una de las facciones. El semielfo sintió pena por los seres setas, incluso si éstos era hostiles y malvados, nadie merecía una muerte tan cruel.
Por un momento se dispuso a retirarse dándolos por perdidos y dando gracias que el gasgantuesco gusano estuviera distraído devorando otras cosas para que ellos pudiesen avanzar sin peligro, al menos de momento. Sin embargo, algo extraño saltó en su mente, en lo más profundo... una lejana pero irritante sensación le obligaba a girarse de nuevo y mirar... ¿quizás no rendirse ante las adversidades, incluso ante las más aciagas, era el camino que seguían los héroes?
De reojo observó en lo alto de la colina al resto de sus compañeros, que con mayor o menor éxito había intentado ocultarse allí para vislumbrar lo que estaba acontenciendo ante sus caras a una escasa legua de su posición. Su mirada se fijó en Ash, el campeón de la Reina, y esperó su decisión, siempre había sido un tipo pragmático, y probablemente decidiera moverse lejos de ese combate compartiendo opinión con el mestizo, pero, por alguna razón, Martin esperaba que su líder indiscutible ordenara ayudar a esas micónidas criaturas... necesitaba ayudarlas... y no entendía muy bien el porqué.
Ash observaba agazapado como un felino la terrible destrucción de la que la criatura era capaz. Su mandíbula de acero permanecía apretada, maldiciendo la injusticia de ver cómo las hembras y las crías de micónidos sufrían la inclemencia de los embates del monstruo. En realidad todos sus poderosos músculos estaban en tensión. Sabía que no estaban seguros en aquella posición y que el gusano gigante podría alcanzarlos fácilmente si quisiera. Asintió a los comentarios de Hela y Guilbert.
—Vale, que nadie se haga el héroe, Zev va por ti ¿y dónde diablos está Martin? —susurró desde su posición a quienes tenía cerca—. Me parece que este combate no nos conviene, pero estaré encantado de contemplar una segunda opinión al respecto. Hela, me parece que esa cosa debe ser totalmente ciega, no acierto a ver nada parecido a unos ojos, yo descartaría la luz. Pero el fuego sí podría ser una opción. ¿Alguien ha visto antes uno de esos antes? ¿Klarotah, tenemos alguna oportunidad de herir a aquella enormidad con nuestras armas? Nos vendría bien que desarrollaras la idea tras tus palabras. ¿Tiene algún punto débil? —Ash observaba aquella cosa monstruosa sin perder detalle, tratando de analizar su potencial—. Guilbert tiene razón, ¿qué hay de los hombres seta, alguna garantía de que no nos devoren a nosotros si consiguiéramos vencer al gusano? Y Zev podrías achicharrar al gusano sin matar a los hombre seta?
Sin darse cuenta cerraba los puños en torno a las empuñadura de sus chicas asiéndolas con firmeza y relajando la presa alternativamente.
-¿Qué más da lo que pretendan hacer después? Recoger a sus muertos y curar a sus heridos... dudo que nadie después de eso tenga más ganas de pelear... y menos contra sus salvadores... o al menos quienes les han ayudado... aunque un combate así puede ponernos en riesgo... -admite Kima impaciente. Es evidente que si no se ha lanzado aún al ataque es por no poner en peligro a los demás.
- Ussando loss poderess del Cerebro Anciano dessviamoss la atención de essass criaturass para mantener la colonia a ssalvo. No puedo ayudarte con mass información... - responde Klarotah en la mente de todos.
No cabía duda, Guilbert trabajaba en pos de la paz y el orden, pero menos duda aún tenía en de la vileza innata de las profundidades de la tierra. Lejos de la superficie y la luz hasta la simple fauna y flora terminaba desarrollando terribles instintos asesinos. ¿Gusanos de 100 metros devorando poblaciones de hongos andantes? Trabajo para un bardo.
-Bien.. de acuerdo-dijo de mala gana.- Id preparando el plan B.. nos gusta el plan B..-Acariciando la vistosa pluma naranja de su sombrero su aspecto fue alterándose según se levantaba y comenzaba a bajar la colina a buen ritmo.
Extrajo la flauta de la funda al cinturón y comenzó una suave tonada centrado en el gigante gusano mitad dientes. Solo al final cesó la melodía para conjurar los salmos del poderoso hechizo de polimorfismo. En su mente una idea, un figura, una forma.. una inofensiva tortuguita. Fracasó.
Al escuchar la música, el enorme gusano se giró hacia la criatura que producía aquel extraño sonido. Para todos los compañeros la tonadilla era alegre, hermosa y pegadiza. El gusano no parecía compartir sus gustos. Con un rugido que hizo temblar el suelo, el gusano se lanzó hacia delante en busca del origen de aquel molesto ruido. Moviéndose más rápido de lo que Guilbert esperaba para una criatura de aquel tamaño, o porque era más grande de lo que el bardo había calculado, llegó raudo frente a él y se levantó sobre la parte trasera de su cuerpo. Elevándose casi diez metros de altura sobre él, Guilbert comprendió que se lo había jugado todo a una carta, y esta no había sido buena.
Abriendo las enormes fauces, tres grandes trozos de carne triangular se abrieron como una flor del infierno, el gusano se abalanzó rápido sobre Guilbert el cual se cubrió instintivamente bajo una seta no muy grande. Seta y bardo desaparecieron bajo las gargantuescas mandíbulas, las cuales se cerraron en torno al tronco de la seta con un terrible chasquido.
Martin pensó que aquello marcaba el fin del bardo. Ash sintió la punzada de perder a alguien bajo su mando. No era la primera vez pero esta vez había algo distinto. Dolía más.
Fue Zevatur el que dio el grito de alarma y señaló al suelo. En un pequeño crater hecho por el gusano al morder, Guilbert se ponía en pie. La seta bajo la que se había escondido le había salvado, errando el gusano su objetivo.
Ash contuvo el aliento teniéndose lo peor hasta que vio emerger de nuevo a Guilbert de entre los restos de la seta gigante. Vale, el viejo plan b, acero de primero, de segundo y de postre. Asintió a Gowther y Morko brevemente. Balanceó sus espadas y saltó colina abajo para correr tan rápido como pudo hasta la posición del bardo.
—¡Guilbert tras de mi! —bramó mientras levantaba la guardia buscando algún punto débil donde lanzar una estocada.
Zevatur se movió para alcanzar al veloz Ash y a Gowther, con un movimiento de manos agrandó a ambos dotándoles de un tamaño enorme. Quizás fuese más difícil para el gusano tragarles ahora, y en cualquier caso sus amas harían más daño. Después se replegó esperando no llamar la atención del descomunal gusano.
Ash corrió al lado de Guilbert, saltando troncos de setas caídos llegó al lado del bardo, que pese a haber burlado a una muerte segura como aperitivo del gusano, sangraba por varias heridas provocadas por los inmumerables dientes de la criatura. Las mandíbulas y los dientes, adaptados para excavar en la roca viva sin esfuerzo, casi parten por la mitad al humano.
Gowther se lanza rápidamente al ataque, desplazándose a una velocidad inhumana el gusano debe sentir sus pasos en el suelo pues cuando está a punto de lanzar su ataque las enormes fauces se abren sobre el El'tael, el cual salta en el último momento y consigues esquivar el peligroso ataque. Antes de volver a caer en el suelo lanza varios ataques contra la bestia, pero su dura y correosa piel se muestra demasiado resistente para la hoja élfica.
Helanya se concentra, manipulando la Onda alrededor de la bestia para enlantecerlo como hizo con la reina Duergar. Sin embargo, cuando ya casi tiene terminadas las cadenas místicas que sólo ella puede ver, la bestia se mueve, rompíendolas en mil añichos y deshaciendo su esfuerzo.
Kath se mueve, acercándose lo suficiente para poder lanzarle sus fríos rayos, pero estos rebotan en la púrpura piel sin afectarle en lo más mínimo.
Martin se toma su tiempo para apuntar. Es una criatura enorme, no puede fallar, sin embargo no consigue ver ningún punto débil del que sacar provecho. Viendo los infructuosos esfuerzos de sus amigos para penetrar la dura piel del gusano, decide intentar algo arriesgado. Sigue esperando un par de segundos más, a que el gusano vuelva a incorporarse tras el ataque a Gowther y dispara, intentando acertar en el blando interior de la boca de la bestia.
Tres flechas vuelan en rápida sucesión. Dos encuentran su objetivo, la tercera se rompe contra uno de los grandes colmillos que cubren las fauces del gusano.
Los micónidos lanzaron sus jabalinas desesperadamente sobre el cuerpo dela bestia. Sola una de ellas logró traspasar la dura piel del gusano gigante, que apenas la acusó y después de eso se replegaron para defender a los suyos.
La temible bestia estaba concentrada en Ash y Gowther que la hostigaban con sus armas. Morko extendió su bendición sobre el grupo mientras trataba de llegar al combate. Aquella enormidad púrpura se irguió sobre si misma más rápido de los que Ash podría esperar y se abalanzó sobre él abriendo sus terribles fauces. Cuando la boca del gran gusano se retiró dejando la desolación tras de si, se había tragado a Ash.
Helanya gritó desde la retaguardia y conjuró el poder de las sombras sobre la criatura. Una nube violenta nube de vapores sombríos laceraron al monstruo y rodearon a sus aliados como solo la hechicera de la Reina Cuervo sabía hacerlo. Gloom volaba agitado sobre la maga mientras esta movía las manos nerviosamente, describiendo runas y sususrrando encantamientos prohibidos cargados de desesperación. El gusano rugió de dolor, pero distaba mucho de mostrar algún singo evidente de debilidad.
La columna de llamas de Zevatur hirió al monstruo de nuevo mientras Kima se acercaba a la primera linea e imponía sus manos en el bardo que sangraba profusamente por las herida. Tras el calor de las manos de la paladín Guilbert encontró la templanza para conjurar sus dardos luminosos que serpentearon hasta impactar en las fauces rugientes de la bestia morada.
El titán de las profundidades se revolvió y dirigió el aguijón de su cola hacia Gowther, quien evitó el garfio emponzoñado con la gracia y delicadeza de un bailarín élfico. De haber impactado seguramente la ponzona goteante habría sido fatal, pero Gowther estaba más allá de aquel lance. Concentrado en su tarea con milimétrica precisión, el elfo dibujaba graciosamente los pasos del arte de las espadas cantarinas y Aegnor refulgía iridiscentemente en su mano y en cada giro. El arma ancestral y el guerrero eran uno, esta vez algo había cambiado. Su fiel búho Luthien se aplicaba cicateramente para tratar de distraer al oponente momentos antes de ponerse a salvo.
Dentro de la bestia Ash luchaba por su vida tratando de herir al monstruo desde dentro. No iba a morir ahí dentro, rodeado de babas viscosas, humores apestosos y ácidos corrosivos, ni hablar. Como pudo, acuchilló los poderosos músculos de la garganta de la criatura. El gusano tembló un momento, pero los ácidos digestivos siguieron trabajando.
Martin volvió disparar con mortal precisión atravesando la acorazada piel del gusano y enterrando las flechas hasta el plumón. Seeker observaba la escena desde la cabeza de una seta a unos metros por encima del arquero, como si contemplase un espectáculo. Por fin el gusano sangraba y se dolía de sus heridas. Kath disparaba su ballesta desde la distancia tratando de emular a su maestro.
Entonces Gowther se giró sobre si mismo con la velocidad que solo la magia podía brindar. Rodeó la pared de carne púrpura que construía la boca dentada de la bestia hasta la comisura de la misma, donde una repugnante membrana temblaba por sus rugidos. Con un corte limpio, brutal e inclemente, tajó la piel mientras Aegnor lamía con sus llamas ancestrales las encías del ser de pesadilla en una herida mortal que habría partido por la mitad a varios hombres. El dolor hizo que el gusano se replegara sobre la herida exponiendo sus glándulas auditivas al danzarín. El elfo ejecutó los pasos finales de su danza en lo que se revelaba por fin como su jugada maestra. Con la indiferencia de un verdugo y la precisión de un sastre hilvanó la estocada que enterraría a Aegnor hasta la empuñadura en el oido de la bestia. El gusano tembló, pero ni siquiera pudo rugir de dolor antes de que la vida le abandonara súbitamente y cayera inerte el suelo de la caverna del Bosque de Setas. Con un grácil movimiento, el elfo extrajo a Aegnor que aun siseaba en el interior del cerebro del animal. El elfo balanceo la hoja con decisión para limpiarla de restos antes de envainarla reverencialmente y mirar a sus amigos que le observaban sorprendidos, como si hubieran asistido al final de una representación artística.
En ese momento Ash apareció arrastrándose por entre los dientes de la criatura, completamente cubierto de moco y ácido, terriblemente herido.
—Bueno, no era lo que tenía en mente, pero lo hemos conseguido. Supongo que tengo mala digestión —sonrió a Helayna que corría a su encuentro mientras Kima le trataba con su magia curativa. Hela y Ash se fundieron en un abrazo sin importar la suciedad.—. ¿Has hecho tú esto, bailarín? —sonrió a Gowther al separarse de la elfa, al ver que el resto le miraba y se acercaban a la bestia— Buen trabajo.
Zevatur y Guilbert atendieron a los micónidos a modo de embajadores. Canela permanecía posado en hombro derecho del tiefling. Guilbert se desenvolvía con ellos mediante la magia de los bardos, hablando en una inventada que sin embargo parecía funcionar. El resto del grupo de aventureros se aplicaban en descuartizar al gusano y recoger cuando podían para aprovecharlo más tarde, siguiendo las indicaciones de Gowther y Martin.
Por fin, la avanzadilla diplomática arregló un descanso compartido mientras los hombres seta tomaban posesión de los que quedaba del gusano púrpura. Al parecer establecerían su nueva colonia entre los restos del titán caído. Tras un breve descanso, disfrutando de la hospitalidad del extraño pueblo micónido y comprobar que no sabía nada de K'varn ni el Culto, la Compañía de los Fragmentos Extraordinarios volvió a partir.
Klarotah les guió durante medio día hasta que decidieron descansar de verdad y reponerse de sus heridas lejos de extraños. Antes de seguir, Klarotah les propuso entrar en comunión con su mente para revelarles imágenes de Yug'Voril. Todos accedieron, Ash y Morko a regañadientes. Entonces, tras una nebulosa de tonos anaranjados se materializó en su mente la impresionante imagen del Cerebro Anciano en su repugnante piscina de humores viscosos y verdes. Cuando la imagen se fue abriendo contemplaron el techo de Templo Central desde donde podían ver la piscina a través de una claraboya violácea. La imagen se abrió aun más y reveló una ciudad de estilizada arquitectura construida sobre otra más antigua y robusta sobre la isla central de un gran lago subterráneao. Una cadena de pilares de unos dieciocho metros de alto y más de media docena de metros de diámetro rodeaba la ciudad paralelos a la orilla de la isla. Klarotha les señalaba puerto de los esclavos y sus habitáculos cuando de pronto un voz siseante, arenosa y malvada hizo que al illith se le helara la sangre y quedara mudo y pálido de terror.
—Sí, bien, venid. Habéis conseguido despertar mi curiosidad —susurró con condescendencia—. Traed al traidor con vosotros. Os esperamos —era el mismísimo K'varn, de alguna manera nos había percibido.
—Te vamos a dar la oportunidad de rendirte. Hazlo ahora o lo pasaras mal —dijo Ash tratando de mantener inútilmente una posición de fuerza.
La voz rió malvadamente y desapareció de nuestras mentes, como si hubiera sido un mal sueño.
—¿Cómo ess possible? Nunca me había detectado —Klarotha no daba crédito a cuanto pasaba.
El combate contra el gusano volvió a ser demasiado intenso a nivel emocional para el semielfo, ver como dos de sus amigos desaparecían doblegados ante los poderosos ataques de la bestia le llenaba el corazón de desesperanza y oscuridad, no dejando espacio a nada más. Al ver que finalmente habían resultado medianamente ilesos volvió a sentir algo de esperanza, aunque cada vez este proceso de pérdida y recuperación iba dejando mella en él, y volutas de negrura se aferraban en cada nueva ocasión a su ya de por si castigada alma.
Siguiendo los requerimientos de Gowther, se dispuso a extraer de la bestia cuantos materiales fuera necesarios para los estudios y futuras artesanías mágicas del eladrín. Varios colmillos y suficiente correosa piel endurecida del gargantuesco anélido fueron cortadas y seccionadas con precisión. Quizás con suerte varias armaduras de cuero podrían manufacturarse con esos raros materiales.
El viaje continuó, no sin antes recuperar todas las flechas posibles y en buen estado que hubiera usado en el combate, éstas se habían vuelto un bien bastante preciado allá abajo. Tras escuchar las explicaciones de Klarotah y hacerse un mapa mental de la situación y localizaciones de la ciudad de los Illithid, se abandonó al descanso aprovechando la gentileza y hospitalidad del pueblo micónido. No pudo evitar pensar en un agradecimiento a Zevatur y Guilbert por sus actos diplomáticos, pero no pasó de eso, de un pensamiento que nunca llegó a verbalizar.
A la mañana siguiente, el pálido ex-asesino, se despertó temprano con sus fantasmas, ... espectros que literalmente le acompañaban y que por gracia de la Reina Cuervo, le otorgaban su sabiduría de tiempos pasados. Pronto la figura traslúcida de un erudito en historia y viejas civilizaciones apoyó su mano sobre el hombro de Martin, susurrándole al oído conocimientos de antaño... su mente olvidó poco a poco las artes de la fabricación de flechas que ya no necesitaba, y se llenó con las artes y entendimientos del pasado.
Pierdo profidency en Woodworking y gano en Historia.
El camino hasta el lago subterráneo fue rápido y silencioso, y la ciudad de alminaretes retorcidos y estructuras alienígenas y de otros mundos azotaron su mente. Sin duda no se esperaba ver algo parecido, pero tampoco se esperaba la invasivas palabras que taladraron su cerebro por parte de K'varn... Martin tuvo que controlar su terror, mientras sus ojos de color púrpura se entrecerraban preocupados ante la pérdida de la iniciativa y una entrada discreta... miró a sus compañeros asustado y escuchó el plan de Zevatur para poder acceder cruzando las oscuras aguas llenas de secretos hundidos que los separaban de la urbe enemiga... asintió y comenzó a conjurar el velo místico que les permitiría acercarse con cierto sigilo a pesar de que su oponente ya les esperaba.
Gowther no podía evitar pensar en el mestizo y en como los recientes acontecimientos le habían cambiado. El el'tael era consciente de que no era nuevo el proceso en el que se estaba viendo abocado su compañero, pero también conocía la susceptibilidad que hacían gala sus compañeros a la hora de hablar de cuestiones personales... No obstante, esta vez parecía que había dado un paso en una nueva dirección. Su misma esencia estaba cambiando y el eladrin podía percatarse perfectamente, hasta su apariencia era distinta. La influencia de la reina cuervo brillaba en el como un faro en la oscuridad... Gowther podía soportar y entendía que su sino desde que dejó el feywild podía ser tan volátil como una brizna de aire, pero no quería lo mismo para sus compañeros.
-Martin estas últimas horas han sido muy significativas para todos, pero creo que para ti mucho más. No me voy a parar a juzgar el sendero que has decidido a transitar, simplemente te diré, que sea lo que sea que hayas perdido en el pasado, no debe desdibujar quién eres.-Buscando contacto con su mirada-¿Estás bien? ¿Debo preocuparme por ti?
[En la orilla con el grupo]
Cuando preciséis de mi hechizo hacédmelo saber y haré mi parte del trabajo.-Dijo el elfo mientras preparaba su conjuro.
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Martin miró a Gowther a los ojos algo incómodo, no por la propia pregunta del eladrín, sino por la preocupación hacia su persona de éste. Le costaba acostumbrarse a su nueva personalidad, sin duda mucho más abierta y mejor, le sentaba bien... aunque también, el peso de años de entrenamiento siendo una sombra para los elfos, y por tanto invisible a su presencia le había pasado factura, y cuando uno le dedicaba algo de atención directa, le sacaba completamente de su zona de confort.
- Esto yo... si estoy bien... no debes preocuparte... es un camino donde ya no volveré a estar sólo... aunque de alguna manera, ya había dejado de estarlo...
El semielfo miró a la lejanía rompiendo en contacto de miradas y sonrió de manera sincera.
- Oh... debemos ayudar a lo... a eso! - Dijo Zevatur deteniendo la marcha y dirigiéndose hacía los gritos y llamadas. Vamos Vamos... - Con rapidez se dirigió hacia la colina. Medio agachado para intentar pasar desapercibido ante lo que estuviese ocurriendo allí.
Stealth: 10
Canela negó con la cabeza con condescendencia. El muchacho tenía un buen corazón, pero sus habilidades de sigilo iban a ponerle en peligro, así que fue tras él. Pronto necesitaría su ayuda.
Zevatur, Rolthos
Ash se llevó a palma de la mano a la cara ante la reacción de Zev.
—Oh, perfecto, justo lo que necesitábamos. Como si no tuviéramos nuestros propios problemas —sonrió con sarcasmo mientras, a pesar de sus palabras, aprestaba a sus chicas y seguía a Zevatur a la carrera.
Cuando llegó junto al tiefling a la cima de la colina observaron agazapados qué ocurría, tratando de no ser vistos. Tener posibilidad de observar al enemigo podía proporcionarles alguna ventaja en combate.
Stealth: 15
Trato de usar Know Your Enemy (1 Minute) para saber la CA de los grandes: If you spend at least 1 minute observing or interacting with another creature outside combat, you can learn information about its capabilities compared to your own: Strength score, Dexterity score, Constitution score, Armor Class, current HP, total class levels (if any), fighter class levels (if any).
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Martin se vio sorprendido ante el ímpetu del tiefling, que salió disparado como una flecha torpemente hacia la colina y "ocultándose" sobre ésta, aunque el semielfo era capaz de verle perfectamente desde donde se había posicionado, así que probablemente los enemigos que estaban asaltando el cercano enclave también...
Con un suspiro de resignación, el explorador sacó su arco y se dispuso a poner a prueba sus flechas artesanales. En vez de dirigirse hacía donde Ash y Zevatur se habían parapetado para observar, el ágil mestizo se deslizó por un lateral de la colina en sigilo, intentando flanquear sea lo que fuese que estuviera provocando tal caos unas decenas de metros más adelante.
Stealth: 1d20 (15) + 12 = 27
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Gowther agradeció el hallazgo del mestizo, seguro que cuando tuviera la ocasión podría sacar partido del mismo. Si bien todo el mundo era consciente de que los problemas podrían ir a peor, esas horas de descanso supusieron un pequeño oasis dónde poder retomar energías. Lamentablemente esto no duraría mucho, el ruido de la devastación volvía a despertar la alerta entre los aventureros, en especial del sensible Tiefling. Tras lanzarse sin pensarlo dos veces, el el'tael tenía claro que no podía dejarle solo ante aquella situación.
Cast mage armor.
Stealth: 2d20kh1 (5, ) + 8 =
13
El poco tiempo para pensar una estrategia parecía jugar en contra... En cualquier caso, Aegnor y el eladrin defenderían a sus compañeros de cualquier peligro.-Zevatur, seamos precavidos, no sabemos que podemos encontrarnos...
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Cuando los compañeros coronaron la colina cubierta de altos hongos y setas tan grandes como los árboles de los bosques donde fue entrenado Martin, encuentran un extraño espectáculo, por desgracia no del todo desconocido para algunos, pese a las diferencias.
A los pies de la colina, en una oquedad creada por otras colinas similares a la que ellos habían coronado, había un asentamiento creado en los troncos de las inmensas setas. A Gowther, salvando las enormes diferencias, le recordó a algunas de las aldeas de los elfos de los bosques que poblaban las afueras de las ciudades de los Eladrin en el Feywild. Criaturas de aspecto humanoide, cubiertas por anchos sombreros... no, aquello no eran sombreros, eran sus cabezas. Morko parpadeó para asegurarse, pero sí, efectivamente, era como si a algunas setas les hubieran crecido piernas, brazos y ojos y hubiesen creado algo similar a una civilización.
Pero esa civilización estaba siendo destruida, o al menos aquel asentamiento. En el centro mismo de lo que parecía el poblado, saliendo de un enrome agujero que al parecer había excavado él mismo, un enorme gusano de color morado devoraba todo lo que se movía a su alcance con su enorme cuerpo destruía hogares y vidas por igual.
Zevatur pudo ver como hombres seta de diferentes tamaños y colores, algunos tan altos como troll, otros más pequeños que un gnomo, corrían en todas direcciones intentando salvar sus vidas. Algunos valientes enarbolaban lanzas contra la gigantesca bestia que les había elegido como presa, pero estas se estrellaban contra la quitinosa piel que cubría a aquel ser que, rugiendo, giró hacia un lado derribando otra gran seta que albergaba a varias familias de micónidos. La inmensa bestia abrió sus mandíbulas, cubiertas de grandes colmillos como lanzas y devoró a dos de los guerreros que osaban enfrentarse a ella.
- Esstan condenadoss - escucharon la voz de Klarotah en sus mentes, el illithid había subido tras ellos en silencio y ahora flotaba a sus espaldas.
PbP Character: A few ;)
Zevatur se quedó paralizado unos segundos ante el grandioso horror morado. Las ominosas palabras del illith le sacaron de su estupor. - Quizás podríamos ayudarles, matar al gusano, o forzarle a que huya, o ayudar a escapar con vida al mayor numero de seres fúngidos. - Zevatur miró a sus compañeros seguramente alguno de ellos conocía este tipo de gusanos. También miró a Karlotha.
- ¿Crees que no podríamos ayudarles? ¿Tan poderosa es esta criatura?
16
Zevatur, Rolthos
Helayna se apresuró siguiendo a sus compañeros colina arriba, intentando no hacer ruido y no llamar la atención de lo que fuera que estuviera provocando aquel desastre. Tras los más adelantados, pudo observar la dantesca imagen del enorme gusano asesino; casi automáticamente recordó aquello que había leído en sus estudios sobre bestias de la oscuridad y otros peligros. Aún así, ninguno de sus conocimientos le daba una pista de cómo ayudar a aquellos curiosos seres que no parecían tener absolutamente ninguna posibilidad.
- Su armadura parece infranqueable - susurró la maga - quizá si intentamos que huya... ¿A qué deben temerle estos seres? Se mueven bajo tierra, creando túneles con sus poderosas mandíbulas. ¿Quizá la luz, el calor, el fuego les asuste? -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Ni las mas aterradoras mentes del mal han podido jamás imaginar desde el fondo de sus mazmorras tortura peor que la de hacer vagar un bardo en silencio por la suboscuridad. Y en semejante designio divino se encontraba Guilbert, incapacitado para generar melodías dejaba que su creatividad explotara en la pintura y escritura. Frecuentes eran las consultas a Morko acerca de su lengua escrita mientras escribía una Saga narrando aquellas gestas. Y cuando no escribía pintaba todo aquello que jamás hubiera imaginado ver con sus propios ojos.
No llevaban mucho cuando las palabras de Gowther cobraron el sentido que había sido esquivo nada mas ser pronunciadas. La palma a la cara reconociendo su ingenuidad resonaron por toda la cueva. Necesitaba ver la luz del sol, o de la luna y volver a sentirse.. normal. Aquellas profundidades de la tierra le estaban mermando el ánimo y la picardía.
Nada mas llegar al bosque champiñón se quitó el visor mágico con alivio, pudiendo ver por sus propios medios una vez mas. Aquel resplandor antinatural era embriagador y tan mágico como difícil de plasmar en papel. El descanso aunque reponedor dejó un regusto agridulce al carecer de nuevas revelaciones. La tranquilidad rota entonces por el alboroto al otro lado de la colina y la desbandada provocada por la curiosidad también afectó al humano. Al remontar la elevación con la discreción habitual pudo observar el dantesco espectáculo.
Guilbert makes a Stealth check! 1d20 (17) + 11 =
28
-En estas profundidades no todo resulta ser lo que parece.. -dijo susurrando a los que allí le acompañaban.- Presumir que se trate de una raza amistosa es apostar fuerte..
Martin aprendió a reconocer hace mucho tiempo, incluso cuando era un novicio en La Academia, cuando un combate estaba ya decidido de antemano. Este era un fraglante caso de exterminio sin posibilidad alguna de victoria por parte de una de las facciones. El semielfo sintió pena por los seres setas, incluso si éstos era hostiles y malvados, nadie merecía una muerte tan cruel.
Por un momento se dispuso a retirarse dándolos por perdidos y dando gracias que el gasgantuesco gusano estuviera distraído devorando otras cosas para que ellos pudiesen avanzar sin peligro, al menos de momento. Sin embargo, algo extraño saltó en su mente, en lo más profundo... una lejana pero irritante sensación le obligaba a girarse de nuevo y mirar... ¿quizás no rendirse ante las adversidades, incluso ante las más aciagas, era el camino que seguían los héroes?
De reojo observó en lo alto de la colina al resto de sus compañeros, que con mayor o menor éxito había intentado ocultarse allí para vislumbrar lo que estaba acontenciendo ante sus caras a una escasa legua de su posición. Su mirada se fijó en Ash, el campeón de la Reina, y esperó su decisión, siempre había sido un tipo pragmático, y probablemente decidiera moverse lejos de ese combate compartiendo opinión con el mestizo, pero, por alguna razón, Martin esperaba que su líder indiscutible ordenara ayudar a esas micónidas criaturas... necesitaba ayudarlas... y no entendía muy bien el porqué.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Ash observaba agazapado como un felino la terrible destrucción de la que la criatura era capaz. Su mandíbula de acero permanecía apretada, maldiciendo la injusticia de ver cómo las hembras y las crías de micónidos sufrían la inclemencia de los embates del monstruo. En realidad todos sus poderosos músculos estaban en tensión. Sabía que no estaban seguros en aquella posición y que el gusano gigante podría alcanzarlos fácilmente si quisiera. Asintió a los comentarios de Hela y Guilbert.
—Vale, que nadie se haga el héroe, Zev va por ti ¿y dónde diablos está Martin? —susurró desde su posición a quienes tenía cerca—. Me parece que este combate no nos conviene, pero estaré encantado de contemplar una segunda opinión al respecto. Hela, me parece que esa cosa debe ser totalmente ciega, no acierto a ver nada parecido a unos ojos, yo descartaría la luz. Pero el fuego sí podría ser una opción. ¿Alguien ha visto antes uno de esos antes? ¿Klarotah, tenemos alguna oportunidad de herir a aquella enormidad con nuestras armas? Nos vendría bien que desarrollaras la idea tras tus palabras. ¿Tiene algún punto débil? —Ash observaba aquella cosa monstruosa sin perder detalle, tratando de analizar su potencial—. Guilbert tiene razón, ¿qué hay de los hombres seta, alguna garantía de que no nos devoren a nosotros si consiguiéramos vencer al gusano? Y Zev podrías achicharrar al gusano sin matar a los hombre seta?
Sin darse cuenta cerraba los puños en torno a las empuñadura de sus chicas asiéndolas con firmeza y relajando la presa alternativamente.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
-¿Qué más da lo que pretendan hacer después? Recoger a sus muertos y curar a sus heridos... dudo que nadie después de eso tenga más ganas de pelear... y menos contra sus salvadores... o al menos quienes les han ayudado... aunque un combate así puede ponernos en riesgo... - admite Kima impaciente. Es evidente que si no se ha lanzado aún al ataque es por no poner en peligro a los demás.
- Ussando loss poderess del Cerebro Anciano dessviamoss la atención de essass criaturass para mantener la colonia a ssalvo. No puedo ayudarte con mass información... - responde Klarotah en la mente de todos.
PbP Character: A few ;)
No cabía duda, Guilbert trabajaba en pos de la paz y el orden, pero menos duda aún tenía en de la vileza innata de las profundidades de la tierra. Lejos de la superficie y la luz hasta la simple fauna y flora terminaba desarrollando terribles instintos asesinos. ¿Gusanos de 100 metros devorando poblaciones de hongos andantes? Trabajo para un bardo.
-Bien.. de acuerdo -dijo de mala gana.- Id preparando el plan B.. nos gusta el plan B..-Acariciando la vistosa pluma naranja de su sombrero su aspecto fue alterándose según se levantaba y comenzaba a bajar la colina a buen ritmo.
Extrajo la flauta de la funda al cinturón y comenzó una suave tonada centrado en el gigante gusano mitad dientes. Solo al final cesó la melodía para conjurar los salmos del poderoso hechizo de polimorfismo. En su mente una idea, un figura, una forma.. una inofensiva tortuguita. Fracasó.
Al escuchar la música, el enorme gusano se giró hacia la criatura que producía aquel extraño sonido. Para todos los compañeros la tonadilla era alegre, hermosa y pegadiza. El gusano no parecía compartir sus gustos. Con un rugido que hizo temblar el suelo, el gusano se lanzó hacia delante en busca del origen de aquel molesto ruido. Moviéndose más rápido de lo que Guilbert esperaba para una criatura de aquel tamaño, o porque era más grande de lo que el bardo había calculado, llegó raudo frente a él y se levantó sobre la parte trasera de su cuerpo. Elevándose casi diez metros de altura sobre él, Guilbert comprendió que se lo había jugado todo a una carta, y esta no había sido buena.
Abriendo las enormes fauces, tres grandes trozos de carne triangular se abrieron como una flor del infierno, el gusano se abalanzó rápido sobre Guilbert el cual se cubrió instintivamente bajo una seta no muy grande. Seta y bardo desaparecieron bajo las gargantuescas mandíbulas, las cuales se cerraron en torno al tronco de la seta con un terrible chasquido.
Martin pensó que aquello marcaba el fin del bardo. Ash sintió la punzada de perder a alguien bajo su mando. No era la primera vez pero esta vez había algo distinto. Dolía más.
Fue Zevatur el que dio el grito de alarma y señaló al suelo. En un pequeño crater hecho por el gusano al morder, Guilbert se ponía en pie. La seta bajo la que se había escondido le había salvado, errando el gusano su objetivo.
PbP Character: A few ;)
Ash contuvo el aliento teniéndose lo peor hasta que vio emerger de nuevo a Guilbert de entre los restos de la seta gigante. Vale, el viejo plan b, acero de primero, de segundo y de postre. Asintió a Gowther y Morko brevemente. Balanceó sus espadas y saltó colina abajo para correr tan rápido como pudo hasta la posición del bardo.
—¡Guilbert tras de mi! —bramó mientras levantaba la guardia buscando algún punto débil donde lanzar una estocada.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Zevatur se movió para alcanzar al veloz Ash y a Gowther, con un movimiento de manos agrandó a ambos dotándoles de un tamaño enorme. Quizás fuese más difícil para el gusano tragarles ahora, y en cualquier caso sus amas harían más daño. Después se replegó esperando no llamar la atención del descomunal gusano.
Zevatur, Rolthos
Ash corrió al lado de Guilbert, saltando troncos de setas caídos llegó al lado del bardo, que pese a haber burlado a una muerte segura como aperitivo del gusano, sangraba por varias heridas provocadas por los inmumerables dientes de la criatura. Las mandíbulas y los dientes, adaptados para excavar en la roca viva sin esfuerzo, casi parten por la mitad al humano.
Gowther se lanza rápidamente al ataque, desplazándose a una velocidad inhumana el gusano debe sentir sus pasos en el suelo pues cuando está a punto de lanzar su ataque las enormes fauces se abren sobre el El'tael, el cual salta en el último momento y consigues esquivar el peligroso ataque. Antes de volver a caer en el suelo lanza varios ataques contra la bestia, pero su dura y correosa piel se muestra demasiado resistente para la hoja élfica.
Helanya se concentra, manipulando la Onda alrededor de la bestia para enlantecerlo como hizo con la reina Duergar. Sin embargo, cuando ya casi tiene terminadas las cadenas místicas que sólo ella puede ver, la bestia se mueve, rompíendolas en mil añichos y deshaciendo su esfuerzo.
Kath se mueve, acercándose lo suficiente para poder lanzarle sus fríos rayos, pero estos rebotan en la púrpura piel sin afectarle en lo más mínimo.
Martin se toma su tiempo para apuntar. Es una criatura enorme, no puede fallar, sin embargo no consigue ver ningún punto débil del que sacar provecho. Viendo los infructuosos esfuerzos de sus amigos para penetrar la dura piel del gusano, decide intentar algo arriesgado. Sigue esperando un par de segundos más, a que el gusano vuelva a incorporarse tras el ataque a Gowther y dispara, intentando acertar en el blando interior de la boca de la bestia.
Tres flechas vuelan en rápida sucesión. Dos encuentran su objetivo, la tercera se rompe contra uno de los grandes colmillos que cubren las fauces del gusano.
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Los micónidos lanzaron sus jabalinas desesperadamente sobre el cuerpo dela bestia. Sola una de ellas logró traspasar la dura piel del gusano gigante, que apenas la acusó y después de eso se replegaron para defender a los suyos.
La temible bestia estaba concentrada en Ash y Gowther que la hostigaban con sus armas. Morko extendió su bendición sobre el grupo mientras trataba de llegar al combate. Aquella enormidad púrpura se irguió sobre si misma más rápido de los que Ash podría esperar y se abalanzó sobre él abriendo sus terribles fauces. Cuando la boca del gran gusano se retiró dejando la desolación tras de si, se había tragado a Ash.
Helanya gritó desde la retaguardia y conjuró el poder de las sombras sobre la criatura. Una nube violenta nube de vapores sombríos laceraron al monstruo y rodearon a sus aliados como solo la hechicera de la Reina Cuervo sabía hacerlo. Gloom volaba agitado sobre la maga mientras esta movía las manos nerviosamente, describiendo runas y sususrrando encantamientos prohibidos cargados de desesperación. El gusano rugió de dolor, pero distaba mucho de mostrar algún singo evidente de debilidad.
La columna de llamas de Zevatur hirió al monstruo de nuevo mientras Kima se acercaba a la primera linea e imponía sus manos en el bardo que sangraba profusamente por las herida. Tras el calor de las manos de la paladín Guilbert encontró la templanza para conjurar sus dardos luminosos que serpentearon hasta impactar en las fauces rugientes de la bestia morada.
El titán de las profundidades se revolvió y dirigió el aguijón de su cola hacia Gowther, quien evitó el garfio emponzoñado con la gracia y delicadeza de un bailarín élfico. De haber impactado seguramente la ponzona goteante habría sido fatal, pero Gowther estaba más allá de aquel lance. Concentrado en su tarea con milimétrica precisión, el elfo dibujaba graciosamente los pasos del arte de las espadas cantarinas y Aegnor refulgía iridiscentemente en su mano y en cada giro. El arma ancestral y el guerrero eran uno, esta vez algo había cambiado. Su fiel búho Luthien se aplicaba cicateramente para tratar de distraer al oponente momentos antes de ponerse a salvo.
Dentro de la bestia Ash luchaba por su vida tratando de herir al monstruo desde dentro. No iba a morir ahí dentro, rodeado de babas viscosas, humores apestosos y ácidos corrosivos, ni hablar. Como pudo, acuchilló los poderosos músculos de la garganta de la criatura. El gusano tembló un momento, pero los ácidos digestivos siguieron trabajando.
Martin volvió disparar con mortal precisión atravesando la acorazada piel del gusano y enterrando las flechas hasta el plumón. Seeker observaba la escena desde la cabeza de una seta a unos metros por encima del arquero, como si contemplase un espectáculo. Por fin el gusano sangraba y se dolía de sus heridas. Kath disparaba su ballesta desde la distancia tratando de emular a su maestro.
Entonces Gowther se giró sobre si mismo con la velocidad que solo la magia podía brindar. Rodeó la pared de carne púrpura que construía la boca dentada de la bestia hasta la comisura de la misma, donde una repugnante membrana temblaba por sus rugidos. Con un corte limpio, brutal e inclemente, tajó la piel mientras Aegnor lamía con sus llamas ancestrales las encías del ser de pesadilla en una herida mortal que habría partido por la mitad a varios hombres. El dolor hizo que el gusano se replegara sobre la herida exponiendo sus glándulas auditivas al danzarín. El elfo ejecutó los pasos finales de su danza en lo que se revelaba por fin como su jugada maestra. Con la indiferencia de un verdugo y la precisión de un sastre hilvanó la estocada que enterraría a Aegnor hasta la empuñadura en el oido de la bestia. El gusano tembló, pero ni siquiera pudo rugir de dolor antes de que la vida le abandonara súbitamente y cayera inerte el suelo de la caverna del Bosque de Setas. Con un grácil movimiento, el elfo extrajo a Aegnor que aun siseaba en el interior del cerebro del animal. El elfo balanceo la hoja con decisión para limpiarla de restos antes de envainarla reverencialmente y mirar a sus amigos que le observaban sorprendidos, como si hubieran asistido al final de una representación artística.
En ese momento Ash apareció arrastrándose por entre los dientes de la criatura, completamente cubierto de moco y ácido, terriblemente herido.
—Bueno, no era lo que tenía en mente, pero lo hemos conseguido. Supongo que tengo mala digestión —sonrió a Helayna que corría a su encuentro mientras Kima le trataba con su magia curativa. Hela y Ash se fundieron en un abrazo sin importar la suciedad.—. ¿Has hecho tú esto, bailarín? —sonrió a Gowther al separarse de la elfa, al ver que el resto le miraba y se acercaban a la bestia— Buen trabajo.
Zevatur y Guilbert atendieron a los micónidos a modo de embajadores. Canela permanecía posado en hombro derecho del tiefling. Guilbert se desenvolvía con ellos mediante la magia de los bardos, hablando en una inventada que sin embargo parecía funcionar. El resto del grupo de aventureros se aplicaban en descuartizar al gusano y recoger cuando podían para aprovecharlo más tarde, siguiendo las indicaciones de Gowther y Martin.
Por fin, la avanzadilla diplomática arregló un descanso compartido mientras los hombres seta tomaban posesión de los que quedaba del gusano púrpura. Al parecer establecerían su nueva colonia entre los restos del titán caído. Tras un breve descanso, disfrutando de la hospitalidad del extraño pueblo micónido y comprobar que no sabía nada de K'varn ni el Culto, la Compañía de los Fragmentos Extraordinarios volvió a partir.
Klarotah les guió durante medio día hasta que decidieron descansar de verdad y reponerse de sus heridas lejos de extraños. Antes de seguir, Klarotah les propuso entrar en comunión con su mente para revelarles imágenes de Yug'Voril. Todos accedieron, Ash y Morko a regañadientes. Entonces, tras una nebulosa de tonos anaranjados se materializó en su mente la impresionante imagen del Cerebro Anciano en su repugnante piscina de humores viscosos y verdes. Cuando la imagen se fue abriendo contemplaron el techo de Templo Central desde donde podían ver la piscina a través de una claraboya violácea. La imagen se abrió aun más y reveló una ciudad de estilizada arquitectura construida sobre otra más antigua y robusta sobre la isla central de un gran lago subterráneao. Una cadena de pilares de unos dieciocho metros de alto y más de media docena de metros de diámetro rodeaba la ciudad paralelos a la orilla de la isla. Klarotha les señalaba puerto de los esclavos y sus habitáculos cuando de pronto un voz siseante, arenosa y malvada hizo que al illith se le helara la sangre y quedara mudo y pálido de terror.
—Sí, bien, venid. Habéis conseguido despertar mi curiosidad —susurró con condescendencia—. Traed al traidor con vosotros. Os esperamos —era el mismísimo K'varn, de alguna manera nos había percibido.
—Te vamos a dar la oportunidad de rendirte. Hazlo ahora o lo pasaras mal —dijo Ash tratando de mantener inútilmente una posición de fuerza.
La voz rió malvadamente y desapareció de nuestras mentes, como si hubiera sido un mal sueño.
—¿Cómo ess possible? Nunca me había detectado —Klarotha no daba crédito a cuanto pasaba.
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Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El combate contra el gusano volvió a ser demasiado intenso a nivel emocional para el semielfo, ver como dos de sus amigos desaparecían doblegados ante los poderosos ataques de la bestia le llenaba el corazón de desesperanza y oscuridad, no dejando espacio a nada más. Al ver que finalmente habían resultado medianamente ilesos volvió a sentir algo de esperanza, aunque cada vez este proceso de pérdida y recuperación iba dejando mella en él, y volutas de negrura se aferraban en cada nueva ocasión a su ya de por si castigada alma.
Siguiendo los requerimientos de Gowther, se dispuso a extraer de la bestia cuantos materiales fuera necesarios para los estudios y futuras artesanías mágicas del eladrín. Varios colmillos y suficiente correosa piel endurecida del gargantuesco anélido fueron cortadas y seccionadas con precisión. Quizás con suerte varias armaduras de cuero podrían manufacturarse con esos raros materiales.
El viaje continuó, no sin antes recuperar todas las flechas posibles y en buen estado que hubiera usado en el combate, éstas se habían vuelto un bien bastante preciado allá abajo. Tras escuchar las explicaciones de Klarotah y hacerse un mapa mental de la situación y localizaciones de la ciudad de los Illithid, se abandonó al descanso aprovechando la gentileza y hospitalidad del pueblo micónido. No pudo evitar pensar en un agradecimiento a Zevatur y Guilbert por sus actos diplomáticos, pero no pasó de eso, de un pensamiento que nunca llegó a verbalizar.
A la mañana siguiente, el pálido ex-asesino, se despertó temprano con sus fantasmas, ... espectros que literalmente le acompañaban y que por gracia de la Reina Cuervo, le otorgaban su sabiduría de tiempos pasados. Pronto la figura traslúcida de un erudito en historia y viejas civilizaciones apoyó su mano sobre el hombro de Martin, susurrándole al oído conocimientos de antaño... su mente olvidó poco a poco las artes de la fabricación de flechas que ya no necesitaba, y se llenó con las artes y entendimientos del pasado.
Pierdo profidency en Woodworking y gano en Historia.
El camino hasta el lago subterráneo fue rápido y silencioso, y la ciudad de alminaretes retorcidos y estructuras alienígenas y de otros mundos azotaron su mente. Sin duda no se esperaba ver algo parecido, pero tampoco se esperaba la invasivas palabras que taladraron su cerebro por parte de K'varn... Martin tuvo que controlar su terror, mientras sus ojos de color púrpura se entrecerraban preocupados ante la pérdida de la iniciativa y una entrada discreta... miró a sus compañeros asustado y escuchó el plan de Zevatur para poder acceder cruzando las oscuras aguas llenas de secretos hundidos que los separaban de la urbe enemiga... asintió y comenzó a conjurar el velo místico que les permitiría acercarse con cierto sigilo a pesar de que su oponente ya les esperaba.
Cast Pass without Trace
" ¡Oh la Oscuridad...! "
[Durante el descanso con Martin]
Gowther no podía evitar pensar en el mestizo y en como los recientes acontecimientos le habían cambiado. El el'tael era consciente de que no era nuevo el proceso en el que se estaba viendo abocado su compañero, pero también conocía la susceptibilidad que hacían gala sus compañeros a la hora de hablar de cuestiones personales... No obstante, esta vez parecía que había dado un paso en una nueva dirección. Su misma esencia estaba cambiando y el eladrin podía percatarse perfectamente, hasta su apariencia era distinta. La influencia de la reina cuervo brillaba en el como un faro en la oscuridad... Gowther podía soportar y entendía que su sino desde que dejó el feywild podía ser tan volátil como una brizna de aire, pero no quería lo mismo para sus compañeros.
-Martin estas últimas horas han sido muy significativas para todos, pero creo que para ti mucho más. No me voy a parar a juzgar el sendero que has decidido a transitar, simplemente te diré, que sea lo que sea que hayas perdido en el pasado, no debe desdibujar quién eres.-Buscando contacto con su mirada-¿Estás bien? ¿Debo preocuparme por ti?
[En la orilla con el grupo]
Cuando preciséis de mi hechizo hacédmelo saber y haré mi parte del trabajo.-Dijo el elfo mientras preparaba su conjuro.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Martin miró a Gowther a los ojos algo incómodo, no por la propia pregunta del eladrín, sino por la preocupación hacia su persona de éste. Le costaba acostumbrarse a su nueva personalidad, sin duda mucho más abierta y mejor, le sentaba bien... aunque también, el peso de años de entrenamiento siendo una sombra para los elfos, y por tanto invisible a su presencia le había pasado factura, y cuando uno le dedicaba algo de atención directa, le sacaba completamente de su zona de confort.
- Esto yo... si estoy bien... no debes preocuparte... es un camino donde ya no volveré a estar sólo... aunque de alguna manera, ya había dejado de estarlo...
El semielfo miró a la lejanía rompiendo en contacto de miradas y sonrió de manera sincera.
" ¡Oh la Oscuridad...! "