-Aguarda, Martin- le dijo al semielfo cuando se dirigía hacia las profundidades de la cripta.-En estas pinturas y losas hay mas de lo que se ve a simple vista.-Se acercó primero a los sarcófagos.-Mirad aquí.. en ella. Parece que descansa plácidamente, con inocencia.. y sin embargo, dos pequeños colmillos asoman bajo su labio superior. La posición de sus manos tampoco es casual, parecen dibujar glifos de invocación demoniaca. En el caso de él, ojo al relieve de su armadura, que parecería un escudo de armas mas, pero es un símbolo de poder relacionado con Asmodeus. 

De su mochila extrajo una hoja de papel calcando el relieve del sarcófago. Quizá pudiera obtener mas información en el futuro o mostrárselo a Khelben. Se bajó las gafas antifaz que le permitían ver en la oscuridad para observar con mas detenimiento el enorme y enigmático mural. Señalando por aquí y por allá, destacando detalles de la pintura.

-Fijaos aquí.. el ser celestial parece perder alguna pluma dejando entrever la verdadera naturaleza de sus alas demoniacas, raídas y verdes, cartilaginosas. Difuminados con el fondo, dos afilados cuernos salen de volador ser mientras aquí, se ve una estela tenebrosa que tirara de los fallecidos hacia los infiernos. Hay muchas referencias, pequeños detalles y guiños demoniacos.. claramente esta familia si que tenía lazos secretos con cultos demoniacos..

 - !Demonios! – susurro Zevatur con algo de aprensión. En el pasado le habría resultado altamente intranquilizante enfrentarse a parte de su herencia de sangre. Pero sus convicciones eran fuertes y tan solo una irracional intranquilidad se agitó en su interior. - Si las puertas están forzadas, o bien alguien ha saqueado el interior o bien aún están dentro. Habrá que tener especial cuidado.

Ash frunció el ceño, pero habían pasado por demasiadas cosas que parecían imposibles para amilanarse ahora.

—Muy bien, pues todos alerta —desenvainó a Norma también—. Espectros, vampiros, demonios, que vengan. Hagamos esto rápido. Zev, algo de luz, por favor, o ese conjuro tuyo para ver en la oscuridad.

Compartió una mirada con Hela para indicarla que no se alejara de él. Esperó a poder ver en la oscuridad y siguió a Martin escaleras abajo, atento cualquier amenaza oculta en las sombras.

La temperatura descendió cuando bajaron las escaleras hasta la cripta de la familia Cassalanter. Alineados en las paredes parecía haber varios nichos y sarcófagos similares a los de arriba les llevaban por un pasillo con columnas que soportaban el techo bajo. Al final del mismo había otro par de puertas de madera, una de ellas entreabierta. Al otro lado se podía ver el tililante reflejo de unas antorchas. 

Zevatur asintió a las palabras de Ash y lanzo un ver en la oscuridad a Ash y Kath. Después empezó a avanzar con ellos hacia la oscuridad de la cripta. La tranquilidad del ambiente de cementerio se tornó en inquietud amenaza indeterminada y sus pasos se volvieron más precavidos. Sin palaras el tieflin señaló a la Puerta y a Martin.

Martin asintió al tiefling y se aproximó a la puerta de madera entreabierta, con extremo sigilo y cuidado a posibles trampas aún por activar, el semielfo se movía en la oscuridad con total fluidez, como si fuera ya casi parte de sí mismo. Intentando mantenerse fuera del resplandor de las antorchas, se asomó para ver que se encontraba al otro lado y estudiar lo observado para actuar en consecuencia.

Al otro lado de la entreabierta puerta, Martin pudo ver una modesta capilla con apenas dos bancos a derecha e izquierda y un pequeño, aunque bellamente tallado como el mural de arriba, altar. En esta sala sin duda se celebran íntimas exequias cuando algún miembro de la familia encuentra su última morada en el mausoleo. Dos antorchas arden colocadas en ganchos en la pared justo a los lados de la puerta, y al lado del altar dos grandes candelabros dan luz con sus nueve velas negras encendidas. 

No se le escapa a la aguda vista del semi-elfo que el altar no está en una posición natural, si no girado unos treinta grados hacia la izquierda y hacia delante. Salvo el crepitar de las antorchas no se escucha nada. 

[Mientras se dirigían al mausoleo guiados por Guilbert]

Todo parecía en perfecta calma. Le recordaba a la zona de las ruinas de su lejana ciudad. Tras la muerte, todo se cubre de un velo de silencio. Mientras Gowther estaba ensimismado en esos pensamientos, se percató junto al resto de lo que parecía estar sucediendo. Eran fuegos fatuos, pero ¿Por qué estaban teniendo aquel comportamiento? ¿Había algún tipo de magia o manipulación detrás? Estas preguntas necesitaban respuesta, pero sus conocimientos no parecían contener la solución.-Son fuego fatuos-Dijo mientras posaba la mano sobre el hombro de Helayna.-Pero están teniendo un comportamiento errático, más bien extraño-Pidiendo ayuda a la magia de la condenada shadar-kai.-¿Cuentas con algún recurso para discernir algún tipo de magia que haya generado este comportamiento? Me temo que mis rituales nos harían perder demasiado tiempo.

[En el mausoleo]

Tras conseguir entrar en el mausoleo, Luthien se posó en el hombro del eladrin mirando coordinadamente junto a el a las paredes,  el techo y en otras superficies buscando posibles focos de luz para facilitar la visión de sus compañeros.

 También aprovechó para analizar el escenario en busca de cualquier rastro que pudiera aportar información de utilidad al grupo.

[Bajando por las escaleras]

 Tras adentrarse en la cripta y ver que había muchas luminarias, el elfo pensó que quien hubiera entrado allí, no poseía medios para ver en la oscuridad. Al ver que Zevatur había hechizado a sus compañeros para poder ver en la misma, aprovechó el momento.-Parece que quién haya entrado aquí, precisa de la luz para poder ver con facilidad. Dado que todos estamos provistos de medios para ver en el velo de la noche-Dijo mirando a Zevatur.-Voy a apagar las fuentes de luz, eso nos podría dar ventaja en un posible combate y a Martin le damos una cobertura excepcional.-Con un gesto de su mano fue extinguiendo todas las llamas a su alcance, incluidas las que acababa de encender.

Hela se adentró en el cementerio embargada por una extraña sensación de paz, que se acentuaba según recorrían el camino entre cipreses y lápidas. La quietud del reposo de los muertos parecía extenderse y embriagar el ambiente. 

Para la shadar-kai, aquel lugar simbolizaba una de las casas de su Reina Cuervo. Ella era la representación de la muerte y a la hechicera le parecía percibir su presencia con mayor intensidad. 

Observó su alrededor con curiosidad, fijando su atención en las esculturas que salpicaban el campo santo por doquier, grandes o pequeñas, pero todas ellas exquisitas obras de arte que señalaban la ubicación de los que habían abandonado el plano de los vivos, manteniendo su recuerdo imperturbable. Qué extraña pero bella tradición, pensó mientras seguía avanzando. 

Los shadar-kais no temían a la muerte, la esperaban y casi la perseguían con intensidad, ya que suponía el reencuentro con su Diosa. Ella, aunque diferente a toda su raza al estar provista de emociones, creció imbuyéndose de esa cultura y no experimento ese miedo hasta que no se hizo patente el peligro real de perder a Ash.

Sonrió al ver los fuegos fatuos, dando por hecho que se trataría de alguna otra tradición o ritual de los cementerios de aquella ciudad. Se le antojó un hermoso y delicado baile de luces, al que no le dio mucha más importancia. Pero, ante el requerimiento de Gowther, procedió a analizarlos por si ocultaran algo más que su inherente belleza. 

Descendiendo por la cripta, la oscuridad y el silencio les envolvió de nuevo, acrecentando su serenidad. Nunca se sentía tan cómoda, por muchos peligros que acecharan, como cuando se fundía entre las sombras. 

Ash se internó en la recogida capilla iluminada por velas negras. Trato de caminar sin hacer ruido para no echar por tierra el factor sorpresa, estaba claro que allí acababa de entrar alguien. Cuando Gowther empezó a extinguir la velas observó el pequeño altar ligeramente desplazado. Aquello apestaba a puerta secreta. ¿Secretos envueltos en secretos? Aquellos nobles debían de ser realmente unos buenos piezas. Cuando sus ojos de lagarto se acostumbraron a la reciente oscuridad pestañeo su membrana nictitante sin ser consciente de lo repulsivo del gesto. En silencio se acercó junto a Martin para confirmar o desterrar su sospecha. El guerrero apoyó las palmas de la mano en el altar y tensó sus poderosos músculos cincelados tratando de vencer con cuidado la resistencia de las losas. Empujó el altar lo suficiente para ver si había algún pasaje oculto debajo. 

Ash no tuvo que hacer mucho esfuerzo para terminar de abrir, lo que efectivamente, era una trampilla oculta bajo el altar. Escalones tallados en el suelo y bellamente recubiertos con mármol, descendían en una estrecha escalera de caracol. Gracias a la oscuridad que les rodeaba podían ver que abajo titilaban algunas antorchas o velas, su débil resplandor llegaba reflejado en el frío mármol. 

Martin comenzó a descender, seguido por Kath que les indicaba al resto con gestos podían avanzar. 

Cuando no habían recorrido más de una decena de escalones Martin encontró un cadaver en la escalera, obstaculizando un poco el paso. Se trataba de un hombre, vestía una túnica negra con una larga capucha que le cubría parcialmente la espalda. La sangre manchaba la túnica en la espalda del cadaver, donde aparentemente había sido acuchillado varias veces. 

Zevatur siguió a los compañeros en silencio hasta que se detuvieron mientras Martín examinaba el cadáver. El.jiven muchachoiro a si alrededor. No sólo se iban a enfrentar a fantasmas...

Ash guerrero se encogió para bajar por la escalera con la espadas desenvainadas, con cuidado de no hacer tintinear el metal contra la estrecha escalera de piedra que descendía en espiral. El guerrero se detuvo abrupta y forzosamente.

—¿Qué pasa? Hum, ya veo, un ajuste de cuentas —susurró a los de delante tras asomar la nariz sobre el hombro de Martin—. Registrad a ese pobre diablo y miremos a ver quiene es antes de seguir bajando. 

Tenían que conservar el factor sorpresa y se detenían mucho acabarían por dar al traste con él.

- Quizás alguien le traicionó en el último momento... pobre diablo... - susurró el bastardo. - Por cierto, ¿Alguien ha sabido reconocer cualquier información útil de las vidrieras o heráldica del lugar? Puede que nos ayude en un futuro inmediato.

El semielfo se dispuso a registrar el cadáver sin demasiados escrúpulos en busca de cualquier pista que les revelara algo de lo allí acontecido o lo que se pudieran encontrar más adelante, incluso tatuajes o marcas podían servir para contextualizar el "incidente"... Debido a su pasado como asesino, Martin no se mostró quizás demasiado empático con el muerto, para él era una herramienta para encontrar alguna respuesta, nada más... sin embargo, en algún momento pareció percatarse de su actitud, y tras mirar a sus compañeros, pasó a un registro más cívico y menos humillante para el caído.

Aprovechando el pequeño respiro Zevatur se comunicó mentalmente con Canela. “Aquí todo esta bien, de momento. Pero va a haber problemas más adelante, se nos han adelantado y hemos encontrado un cadáver reciente de alguien con una especie de túnica de sectario apuñalado por la espalda. ¿Qué tal todo por ahí, que estáis haciendo ahora?” La respuesta de Canela dejo a Zevatur tranquilo para seguir concentrado en lo que había mas adelante. Con cierta paranoia miro hacia atrás ,esperando ver a algún asesino a su espalda.

- Hemos redecorado el salón y vamos a empezar con la biblioteca. - responde Canela a Zevatur mentalmente - nuestra invitada opina que los muebles precisan de más color para ser, y cito, más bonitos que una caca de troll... - 

Sin saber si eso le tranquilizaba o no, Zevatur contempló el meticuloso trabajo de Martin. 

Los expertos ojos del semielfo encontraron rápidamente la herida que había acabado con la vida del encapuchado. Un tajo justo bajo las costillas que había cortado músculo y órganos vitales más allá de toda posible cura. Por lo menos el pobre diablo había muerto rápido. No encontró mucho más digno de mención en el cuerpo, salvo un colgante de electrum que el hombre aferró con su último estertor, como sí hubiera estado rezando aferrándose al mismo como última esperanza mientras moría. 

-Las únicas referencias que identifiqué arriba eran con Asmodeus- contesto entre susurros a Martin.-No se si este será miembro de esta familia o que le ha traído hasta aquí. Desde mi sueño han pasado algunas lunas.. puede que esté aquí desde entonces?

 - ¿Asmodeus dices? ... No me suena mucho aunque tampoco soy un experto en Dioses o religiones... debe ser una deidad menor e insignificante, podremos investigar acerca de él cuando acabemos aquí.

Sin demorarse más y permitiendo al bardo guardar el extraño medallón, el semielfo continuó deslizándose en sigilo escaleras abajo abrazado a la oscuridad que le hacía prácticamente invisible a cualquier ojo, incluso a los que la infravisión les permitía ahondar en la oscuridad.

No mucho más abajo las escaleras llegan a su fin y Martin encuentra otro par de puertas de madera entreabiertas. Al otro lado una sala, esta vez adornada con claros símbolos satánicos y un altar sobre el cual cuelga una cabra con el cuello cortado. La sangre aún gotea lentamente sobre un cuenco rebosante del rojo líquido, casi negro, que descansa en el centro del altar adornado con cabezas de diablos que ahora parecen saborear la sangre fresca que cae por sus fauces abiertas. Pero no es la única sangre de la sala. En el suelo hay, cuatro cuerpos más, envueltos en túnicas rojas y negras, parece que al menos dos de ellos cayeron muertos antes incluso de saber que estaban muertos. 

Uno de los cuerpos encapuchados se movió débilmente. Al menos uno de ellos seguía vivo.

Gowther se adentró detrás del mestizo y comenzó a pasear por la sala con sumo cuidado buscando cualquier seña importante. Las pisadas del suelo, la situación de los cuerpos... Este supuesto ritual parecía haber fallado... -Aquella mujer de allí sigue con vida. Atendedla para poder confirmar lo que aquí pasó-

Dijo Gowther con total pasividad. Su mente estaba absorta en analizar cada pequeño detalle.-Alguien traicionó a estos seguidores infernalistas. Acuchilló a estos dos con una daga curva, siguiendo el destino del que nos encontramos en la escalera. Hela, ¿podrías intentar detectar cualquier rastro de magia? eso nos ahorraría tiempo.-Mientras se agachaba junto a uno de los cuerpos- Solo había un atacante y por la manera en la que están dispuestos seguramente fueron totalmente sorprendidos. Este de aquí tiene en las uñas restos del mismo tejido que sus túnicas. Por lo que deduzco que el atacante iba con los mismo ropajes.-

Se puso de pie y siguió con la mirada el vacío, como si estuviera presenciando la escena.-Tal fue la sorpresa para estos pobres incautos que se fue totalmente ileso... Pero ¿Por qué querría hacer esto? Tantas molestias por parar este ritual ¿Para qué?-

Gowther siguió persiguiendo detalles en aquel escenario hasta que vio algo anómalo. Junto a una de las paredes pudo ver un extraño resto de arenisca, a primera vista no era evidente, pero pronto se percató que uno de los ladrillos no estaba ensamblado como el resto. Tras el, se ocultada una pequeña oquedad.-Aquí está la respuesta. El mismo que atacó a estos individuos, quería lo que había aquí.-Mientras miraba en el resto de paredes-Parece que no sabía concretamente dónde, pero sabía lo que tenía que encontrar.