Hela siguió los pasos de sus compañeros, prestando atención a su alrededor para cerciorarse de que nadie les estuviera observando o escuchara los sonidos de su acercamiento a la casa.
- Yo puedo elevar a Morko - propuso con contundencia mientras miraba hacia la ventana - pero antes deberíamos asegurarnos de que no hay trampas o magia que proteja la entrada - su mirada escrutó el edificio, en busca de alguna señal.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
-Quizá con eso pueda ayudar.-dijo pasando el laúd arrancada de la madriguera del Aboleth-almeja.-Entre sus poderes se encuentra el volar y levitar.. si aún le queda fuelle desde la última carrera por las calles de Waterdeep.. Cuando nos encontremos mas cerca puedo usar las artes mñagicas para localizar a la niña como hicimos con Kima en la fortaleza Duergar.
Ninguna protección mágica que Hela pudiera detectar les impedía ejecutar su plan. Martín estaba inquieto. Ser precavidos para no desatar ni cuna trampa mágica era buena idea pero desconocían si algún guardia, invisible o no, haría alguna ronda y les descubriría en aquella posición descubierta. Además tenían que subir todos y una vez arriba tendrían que buscar algún acceso al interior. Los expertos ojos del semi-elfo habían detectado y elegido una pequeña terraza semicircular en el segundo piso, que jamás habría usado para infiltrarse de estar él sólo pero tenía que acomodar a casi una decena de personas. Aquello no podía salir bien.
Ash esperó a que todos estuvieran juntos de nuevo antes de seguir, asintiendo solemnemente a cada uno al llegar. Cuando se dio cuenta de que estaba haciendo de perro pastor sacudió la cabeza para sí y compartió una breve sonrisa complice con Helayna por su patético acto de paternalismo. Eran los Fragmentos Extraordinarios, habían viajado al corazón de la suboscuridad y habían vuelto victoriosos. Cada uno era perfectamente capaz de lidiar con aquello. Y sin embargo, secretamente, Ash no las tenía todas consigo. Les habían dado para el pelo en la ciudad y aquí, en el campo, no tendrían aliados a quien acudir. Contar con drows era absolutamente ingenuo.
El veterano guerrero compuso una sonrisa perlada para ocultar el rastro de sus funestos pensamientos y señaló el balcón que segundos antes le había indicado Martin. Acto seguido, se acercó apresuradamente a la fachada, bajo el punto donde se encontraba el saliente. Echó un rápido vistazo en busca de puntos de apoyo que guiaran su camino hasta el segundo piso y se encaramó al muro como un lagarto sin pensarlo dos veces.
Martin esperó a que todos los demás compañeros se acercaran y volvieran a quedar cubiertos bajo su manto protector de la naturaleza, el cual les otorgaba ese sigilo y ocultación que tanto necesitaban para completar su descabellado plan. Tenía un mal presentimiento desde el principio, como si todo estuviese siendo demasiado "fácil", y aún así, sabiéndose conducido hacia una más que probable trampa, su determinación por encontrar y poner a salvo a la niña le empujaba a seguir adelante incluso con un plan bastante desquiciado bajo el brazo.
- Levitar primero a los que sean menos ágiles hasta la balconada... luego iremos el resto. Según aterrice el primero, que se cerciore de que la sala a la que da el balaustrado saliente está despejada...
Antes incluso de que le diera tiempo a acabar su frase, Ash ya se había encaramado a una pared, para poner a prueba una vez más su perfecto cuerpo atlético ignorando su propia seguridad al mismo tiempo... con un suspiro, el semielfo adaptó el plan sobre la marcha.
- O que cada uno llegue como crea más conveniente...
Zevatur asintió al arriesgado plan y viendo el muro decidió usar su magia para subir, ya que la escalada no se le daba demasiado bien. Con una fugaz ráfaga de aire al desaparecer su cuerpo se teleportó hasta arriba. El cambio de nivel le hizo desequilibrarse y casi caer con estruendo, pero recuperó el equilibrio y se agazapó, ocultándose lo mejor que pudo.
Con una impresionante combinación de habilidad y magia, la Compañía se encuentra, algo estrecha eso sí, rápidamente en un pequeño balcón. Martin comprueba los ventanales parcialmente cubiertos por pesadas cortinas de terciopelo granate en el interior y las puertas acristaladas dobles que se abren hacia ellos desde el interior. Estan cerradas con llave pero nada que él no pueda solucionar.
En el interior puede ver un estudio, con un atril de madera de nogal bellamente tallado y un libro de cuero rojo sobre el mismo. Las paredes están cubiertas de estanterías con numerosos tomos pulcramente ordenados en las mismas. A su derecha, un par de sillones con una mullida alfombra cubriendo el suelo están alineados hacia una chimenea que ahora está apagada.
Inspeccionando las grandes puertas dobles de cristal en busca de trampas o alarmas los expertos ojos de Martin no encuentran nada, sin embargo sus instintos le dicen que no se fíe. Allí hay algo que no está consiguiendo ver. [i]Tiene[/i] que haber algo.
Con sus ojos brillando ligeramente con una débil luz purpúrea, Helayna escanea también la entrada y, por un momento, tiene la sensación de que hay un débil resplandor mágico en el cristal, pero a lo mejor es un reflejo del brillo que proviene del tomo de cueto rojo que descansa en el atril al otro lado de la cristalera, el cual brilla tanto o más como el suyo propio o el de Gowther. No hay duda, ese es el libro de hechizos de alguien versado en el Arte.
Cuando Ash se separó de su lado para trepar por aquella pared, Hela acompañó su movimiento con una leve caricia en la espalda con la que le quiso transmitir apoyo y suerte. Miró hacia arriba y, después de valorar sus escasas habilidades atléticas, decidió no arriesgarse y levitar suave y silenciosamente hasta el segundo piso al que iban accediendo el resto de sus compañeros.
Una vez allí, y guardando el máximo silencio posible, la hechicera se acercó a la puerta, posicionándose a la altura de Martin que también parecía estar inspeccionándola. Sus opacos ojos de magia contenida escanearon la entrada y parte del interior de la estancia, llamándole poderosamente la atención el libro que descansaba en un atril. Tan atraída se sintió por él que casi le hizo dudar. Un destello apenas perceptible y confuso en el cristal que por un momento no supo reconocer. Se forzó a concentrarse y ahondar en sus conocimientos.
Con cuidado, antes de que su compañero semi-elfo pudiera adelantarse, Hela posó una mano en su hombro, como señal de atención y detenimiento por si pretendía intentar abrir la puerta
- Hay algo aquí - le susurró, señalando la entrada - magia, pero no soy capaz de discernir de qué tipo. Deberíamos intentar disiparla - comentó esperando que alguno de sus compañeros pudiera ayudar.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Martin asintió en silencio, procurando no acercarse a la zona que Helayna le había indicado, parecía algo frustrado consigo mismo por no haber conseguido haberse percatado de ello, intentó investigar desde su posición toda la información que pudiera extraer de la sala, sabiendo por sentido común primario, que ese libro estaría bien protegido. Con un gesto hizo una señal a Gowther y Zevatur por si alguno de ellos podía anular esa magia residual que la hechicera del plano sombrío había detectado.
Conteniendo su inquietud, la mirada del semielfo se detuvo no solo sobre el tomo de tapas encueradas en carmesí, sino en la puerta de la estancia que la conectaba con el resto de la mansión, intentando adelantarse a futuras intervenciones de sus habilidades como cerrajero experto.
- Hay que darse prisa, cuanto más tiempo estemos parados aquí fuera, más fácil será que nos descubran las patrullas invisibles...
No sin dificultad el bardo subió hasta la terraza donde todo aquel con capacidades arcanas contemplaban con curiosidad la superficie del cristal. La petición de Hela fue respondida sin demora, y un leve canturreo con la intención de disipar aquellas magia.
-Todo listo para tus hábiles dedos, Martin.. creo que no queda ningún rastro de magia..
Zevatur negó con la cabeza - Podría hacer que todo ardiese, pero... no anular magia. - Dijo mientras se sentía algo inútil. Casi todos sus recursos mágicos estaban orientados a la destrucción o el combate. Reflexionando sobre ello observo a Martin, Hela y Guilbert, que parecían los únicos competentes en aquella situación.
El semielfo asintió agradecido a Guilbert por su proeza mágica y confiando en su habilidad pasó a un estudio más exhaustivo de las puertas por si hubiera quedado alguna trampa mecánica activa antes de proceder a abrir la puerta de la terraza y hacer que todos pasaran al interor del inquietante salón presidido por el tomo arcano de dudoso origen.
Con un leve chasquido la cerradura, que el hábil semi elfo reconoció como de muy buena calidad, se abrió franqueando el paso de los I cursores al estudio. La estancia no era muy grande y la Compañía de los Fragmentos Extraordinarios y sus mascotas llenaban casi por completo el espacio. Un dulce olor a incienso perneaba la sala pero para aquellos con sentidos más agudos no podía enmascarar un leve resto de azufre. Casi de manera instintiva todos evitaban acercarse al atril donde descansaba el tomo encuadernado en cuero rojo. Además de la puerta por donde habían accedido al lugar,la única salida evidente era una puerta de manera noble exquisitamente tallada daba acceso al resto de la vivienda de los Cassalanter.
Al entrar en la estancia Zevatur cerro la ventana y miró a su alrededor. Los libros en las estanterías le llamaron la atención y se acercó, sin tocarlos, para leer los lomos. ¿Tratarían sobre conocimientos sobre los infernos? Suspiró recordando su atormentado pasado y miró a Canela asintiendo. En el pasado se habría atormentado con su pasado demoniaco y su sangre. En estos momentos sabia que sus acciones tenían más peso que su pasado. Así, su determinación para rescatar a la niña se fortaleció.
Martin ignoró el resto de la sala, aunque la chimenea apagada llamó parcialmente su atención, ¿sería parte de algún mecanismo secreto que diera acceso a alguna sala oculta anexa?, era una cuestión que querría investigar una ver se cerciorara de que la única puerta de salida no tuviera trampas y pudiera ser abierta con facilidad, pero antes, acercó su oído a ésta e intentó escuchar más allá, intentando discernir el sonido de pasos de patrullas o conversaciones cercanas al otro lado...
Vete diciendo lo que he de tirar para todo lo anterior... :P
Tras el rápido vistazo a los libros Zevatur señaló a uno de ellos – Este libro trata sobre demonios, pero parece una biblioteca bastante general– Dijo con desilusión al no haber encontrado pruebas claras de que en la familia eran todos unos demonologistas. – ¿Puede ser que tan solo algunos Cassalanter sean culpables, que no todos ellos sepan lo que está pasando?
Entonces observó como Martin se movía expertamente para buscar puertas secretas y trampas. Una vez más se sintió algo inútil en una situación como aquella y se empezó a apartar para estorbar lo mínimo posible. Usando sus botas de escalada de araña subió por la pared hasta quedarse en una de las esquinas superiores, cerca de la puerta de salida.
Hela accedió a la habitación escaneando con sus mágicos ojos el lugar. Primero, deteniéndose en el libro que tanto había llamado su atención desde fuera, y luego por las paredes, puerta, chimenea y techo que conformaban aquel cubículo.
Y aunque lo intentó, lo único que podía detectar de una forma casi dolorosa, era la ingente cantidad de magia que se desprendía de aquel libro. Después de observarlo intensamente durante unos segundos, se acercó a Gowther al que percibió igualmente interesado. Para cualquier mago, aquel volumen provocaba una tentación difícil de evitar
- Gowther, no lo toques - le previno, de manera que el resto de sus compañeros también escucharan sus palabras - además de la poderosa magia intrínseca que desprende, detecto tres tipos de protección: evocación, abjuración y necromancia. Se superponen entre sí y son tan intensas que soy incapaz de detectar ninguna otra en la habitación. Quizá, con tiempo y suficientes hechizos, seríamos capaces de disiparlas, pero no puedo asegurarlo. Será mejor que nos centremos en la niña - dijo haciendo un esfuerzo para desviar la atención del libro.
—¡Muy bien Guilbert! —susurró palmeando la espada del bardo al pasar junto a él.
Ash avanzó por la biblioteca con rapidez. Como un felino salvaje, con las espadas en ristre, cruzó la estancia rodeando el tomo mágico hasta tomar la posición al lado de la puerta de madera labrada. Al lado de Martin, esperó en tensión a que el semielfo confirmara que todo estaba tranquilo. Asintió a la juiciosa advertencia de Hela con fingida gravedad.
—Haz caso a la señorita, señor elfo —asintió al elfo—. Y lo mismo va para el resto —susurró—. Apuesto a que si tocamos ese libro tendremos aquí a todos los demonologistas de una milla a la redonda en menos de lo que se tarda en decir “No he sido yo”. Y Zev, no pienso preguntar afiliaciones. Han secuestrado a una niña —renegó entre dientes dando a entender que todos los de la casa se merecían un cuarto de acero entre pecho y espalda.
Los agudos sentidos de Martin no escucharon nada al otro lado de la pesada puerta de madera. O no había nadie al otro lado o la puerta le impedía escuchar conversaciones o ruidos lejanos.
Examinó con cuidado la puerta, pasando los dedos a escasos milímetros de la misma. Se detuvo en la madera justo sobre el picaporte. Un leve cosquilleo en la yema al pasar los dedos por allí le alertó que había algún hechizo protegiendo aquella puerta también.
Mientras los duchos en las artes arcanas debatían sobre dónde dirigir sus esfuerzos, si el tomo o la puerta, Martin no pudo evitar que su curiosidad inicial sobre la chimenea ganara la partida y se fue acercó a investigarla. No parecía que hubiera nada extraño ni en la pared ni en la propia chimenea. Nad que indicara que hubiera alguna trampilla secreta o puerta corredera que diera acceso a algún otro lugar. Sin embargo, cuando ya estaba a punto de dejar esa inspección, sus dedos toparon con un ladrillo que sobresalía un poco en el interior de la misma, en la pared de la derecha. Metiendo la cabeza para observarlo mejor, pudo comprobar que un ladrido se movía y podía sacarlo. Tras asegurarse que no había trampas, como en las puertas, Martin tiró de él y en el hueco que dejó el ladrillo, que resultó ser de la mitad del grosor que el resto, encontró una vieja caja de metal. Antiguamente podía haber tenido un dibujo pero el tiempo y el calor de la chimiena lo habían borrado haciía años. Abriéndola para descubrir qué podía contener un par de pergaminos doblados casi se cayeron al suelo lleno de hollín de la chimenea. Los reflejos del semi-elfo actuaron y los recuperó al vuelo. Abriendo con cuidado los viejos pergaminos, pudo ver un par de dibujos hechos por algún niño. Las ceras de vivos colores utilizadas habían perdido casi por completo su fuerza, pero aún podían distinguirse una casa con algo de hierba y un árbol frente a ella y dos niños jugando. Una figura, algún adulto por su tamaño, estaba toscamente dibujada al lado de la casa. El otro dibujo era similar, solo que esta vez la casa había sido sustituida por lo que podrían ser árboles y había un animal, era dificil saber si era un perro o una vaca, en mitad del bosque junto a los niños. Parecían un niño y una niña.
Dentro de la caja había también un lazo ajado por el tiempo para el tiempo, que en su origen debía ser azul, y un pequeño caballero de madera, hábilmente tallado pese a su pequeño tamaño.
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Hela siguió los pasos de sus compañeros, prestando atención a su alrededor para cerciorarse de que nadie les estuviera observando o escuchara los sonidos de su acercamiento a la casa.
- Yo puedo elevar a Morko - propuso con contundencia mientras miraba hacia la ventana - pero antes deberíamos asegurarnos de que no hay trampas o magia que proteja la entrada - su mirada escrutó el edificio, en busca de alguna señal.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
-Quizá con eso pueda ayudar.- dijo pasando el laúd arrancada de la madriguera del Aboleth-almeja.-Entre sus poderes se encuentra el volar y levitar.. si aún le queda fuelle desde la última carrera por las calles de Waterdeep.. Cuando nos encontremos mas cerca puedo usar las artes mñagicas para localizar a la niña como hicimos con Kima en la fortaleza Duergar.
Ninguna protección mágica que Hela pudiera detectar les impedía ejecutar su plan.
Martín estaba inquieto. Ser precavidos para no desatar ni cuna trampa mágica era buena idea pero desconocían si algún guardia, invisible o no, haría alguna ronda y les descubriría en aquella posición descubierta.
Además tenían que subir todos y una vez arriba tendrían que buscar algún acceso al interior. Los expertos ojos del semi-elfo habían detectado y elegido una pequeña terraza semicircular en el segundo piso, que jamás habría usado para infiltrarse de estar él sólo pero tenía que acomodar a casi una decena de personas.
Aquello no podía salir bien.
PbP Character: A few ;)
Ash esperó a que todos estuvieran juntos de nuevo antes de seguir, asintiendo solemnemente a cada uno al llegar. Cuando se dio cuenta de que estaba haciendo de perro pastor sacudió la cabeza para sí y compartió una breve sonrisa complice con Helayna por su patético acto de paternalismo. Eran los Fragmentos Extraordinarios, habían viajado al corazón de la suboscuridad y habían vuelto victoriosos. Cada uno era perfectamente capaz de lidiar con aquello. Y sin embargo, secretamente, Ash no las tenía todas consigo. Les habían dado para el pelo en la ciudad y aquí, en el campo, no tendrían aliados a quien acudir. Contar con drows era absolutamente ingenuo.
El veterano guerrero compuso una sonrisa perlada para ocultar el rastro de sus funestos pensamientos y señaló el balcón que segundos antes le había indicado Martin. Acto seguido, se acercó apresuradamente a la fachada, bajo el punto donde se encontraba el saliente. Echó un rápido vistazo en busca de puntos de apoyo que guiaran su camino hasta el segundo piso y se encaramó al muro como un lagarto sin pensarlo dos veces.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Martin esperó a que todos los demás compañeros se acercaran y volvieran a quedar cubiertos bajo su manto protector de la naturaleza, el cual les otorgaba ese sigilo y ocultación que tanto necesitaban para completar su descabellado plan. Tenía un mal presentimiento desde el principio, como si todo estuviese siendo demasiado "fácil", y aún así, sabiéndose conducido hacia una más que probable trampa, su determinación por encontrar y poner a salvo a la niña le empujaba a seguir adelante incluso con un plan bastante desquiciado bajo el brazo.
- Levitar primero a los que sean menos ágiles hasta la balconada... luego iremos el resto. Según aterrice el primero, que se cerciore de que la sala a la que da el balaustrado saliente está despejada...
Antes incluso de que le diera tiempo a acabar su frase, Ash ya se había encaramado a una pared, para poner a prueba una vez más su perfecto cuerpo atlético ignorando su propia seguridad al mismo tiempo... con un suspiro, el semielfo adaptó el plan sobre la marcha.
- O que cada uno llegue como crea más conveniente...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Zevatur asintió al arriesgado plan y viendo el muro decidió usar su magia para subir, ya que la escalada no se le daba demasiado bien. Con una fugaz ráfaga de aire al desaparecer su cuerpo se teleportó hasta arriba. El cambio de nivel le hizo desequilibrarse y casi caer con estruendo, pero recuperó el equilibrio y se agazapó, ocultándose lo mejor que pudo.
Zevatur, Rolthos
Con una impresionante combinación de habilidad y magia, la Compañía se encuentra, algo estrecha eso sí, rápidamente en un pequeño balcón. Martin comprueba los ventanales parcialmente cubiertos por pesadas cortinas de terciopelo granate en el interior y las puertas acristaladas dobles que se abren hacia ellos desde el interior. Estan cerradas con llave pero nada que él no pueda solucionar.
En el interior puede ver un estudio, con un atril de madera de nogal bellamente tallado y un libro de cuero rojo sobre el mismo. Las paredes están cubiertas de estanterías con numerosos tomos pulcramente ordenados en las mismas. A su derecha, un par de sillones con una mullida alfombra cubriendo el suelo están alineados hacia una chimenea que ahora está apagada.
PbP Character: A few ;)
Inspeccionando las grandes puertas dobles de cristal en busca de trampas o alarmas los expertos ojos de Martin no encuentran nada, sin embargo sus instintos le dicen que no se fíe. Allí hay algo que no está consiguiendo ver. [i]Tiene[/i] que haber algo.
Con sus ojos brillando ligeramente con una débil luz purpúrea, Helayna escanea también la entrada y, por un momento, tiene la sensación de que hay un débil resplandor mágico en el cristal, pero a lo mejor es un reflejo del brillo que proviene del tomo de cueto rojo que descansa en el atril al otro lado de la cristalera, el cual brilla tanto o más como el suyo propio o el de Gowther. No hay duda, ese es el libro de hechizos de alguien versado en el Arte.
PbP Character: A few ;)
Cuando Ash se separó de su lado para trepar por aquella pared, Hela acompañó su movimiento con una leve caricia en la espalda con la que le quiso transmitir apoyo y suerte. Miró hacia arriba y, después de valorar sus escasas habilidades atléticas, decidió no arriesgarse y levitar suave y silenciosamente hasta el segundo piso al que iban accediendo el resto de sus compañeros.
Una vez allí, y guardando el máximo silencio posible, la hechicera se acercó a la puerta, posicionándose a la altura de Martin que también parecía estar inspeccionándola. Sus opacos ojos de magia contenida escanearon la entrada y parte del interior de la estancia, llamándole poderosamente la atención el libro que descansaba en un atril. Tan atraída se sintió por él que casi le hizo dudar. Un destello apenas perceptible y confuso en el cristal que por un momento no supo reconocer. Se forzó a concentrarse y ahondar en sus conocimientos.
Con cuidado, antes de que su compañero semi-elfo pudiera adelantarse, Hela posó una mano en su hombro, como señal de atención y detenimiento por si pretendía intentar abrir la puerta
- Hay algo aquí - le susurró, señalando la entrada - magia, pero no soy capaz de discernir de qué tipo. Deberíamos intentar disiparla - comentó esperando que alguno de sus compañeros pudiera ayudar.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Martin asintió en silencio, procurando no acercarse a la zona que Helayna le había indicado, parecía algo frustrado consigo mismo por no haber conseguido haberse percatado de ello, intentó investigar desde su posición toda la información que pudiera extraer de la sala, sabiendo por sentido común primario, que ese libro estaría bien protegido. Con un gesto hizo una señal a Gowther y Zevatur por si alguno de ellos podía anular esa magia residual que la hechicera del plano sombrío había detectado.
Conteniendo su inquietud, la mirada del semielfo se detuvo no solo sobre el tomo de tapas encueradas en carmesí, sino en la puerta de la estancia que la conectaba con el resto de la mansión, intentando adelantarse a futuras intervenciones de sus habilidades como cerrajero experto.
- Hay que darse prisa, cuanto más tiempo estemos parados aquí fuera, más fácil será que nos descubran las patrullas invisibles...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
No sin dificultad el bardo subió hasta la terraza donde todo aquel con capacidades arcanas contemplaban con curiosidad la superficie del cristal. La petición de Hela fue respondida sin demora, y un leve canturreo con la intención de disipar aquellas magia.
-Todo listo para tus hábiles dedos, Martin.. creo que no queda ningún rastro de magia..
Zevatur negó con la cabeza - Podría hacer que todo ardiese, pero... no anular magia. - Dijo mientras se sentía algo inútil. Casi todos sus recursos mágicos estaban orientados a la destrucción o el combate. Reflexionando sobre ello observo a Martin, Hela y Guilbert, que parecían los únicos competentes en aquella situación.
Zevatur, Rolthos
El semielfo asintió agradecido a Guilbert por su proeza mágica y confiando en su habilidad pasó a un estudio más exhaustivo de las puertas por si hubiera quedado alguna trampa mecánica activa antes de proceder a abrir la puerta de la terraza y hacer que todos pasaran al interor del inquietante salón presidido por el tomo arcano de dudoso origen.
Thieve's Tool check (expertise + profidence + gloves of Thievery) - 1d20 (4) + 17 = 21
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Con un leve chasquido la cerradura, que el hábil semi elfo reconoció como de muy buena calidad, se abrió franqueando el paso de los I cursores al estudio. La estancia no era muy grande y la Compañía de los Fragmentos Extraordinarios y sus mascotas llenaban casi por completo el espacio.
Un dulce olor a incienso perneaba la sala pero para aquellos con sentidos más agudos no podía enmascarar un leve resto de azufre.
Casi de manera instintiva todos evitaban acercarse al atril donde descansaba el tomo encuadernado en cuero rojo.
Además de la puerta por donde habían accedido al lugar,la única salida evidente era una puerta de manera noble exquisitamente tallada daba acceso al resto de la vivienda de los Cassalanter.
PbP Character: A few ;)
Al entrar en la estancia Zevatur cerro la ventana y miró a su alrededor. Los libros en las estanterías le llamaron la atención y se acercó, sin tocarlos, para leer los lomos. ¿Tratarían sobre conocimientos sobre los infernos? Suspiró recordando su atormentado pasado y miró a Canela asintiendo. En el pasado se habría atormentado con su pasado demoniaco y su sangre. En estos momentos sabia que sus acciones tenían más peso que su pasado. Así, su determinación para rescatar a la niña se fortaleció.
Zevatur, Rolthos
Martin ignoró el resto de la sala, aunque la chimenea apagada llamó parcialmente su atención, ¿sería parte de algún mecanismo secreto que diera acceso a alguna sala oculta anexa?, era una cuestión que querría investigar una ver se cerciorara de que la única puerta de salida no tuviera trampas y pudiera ser abierta con facilidad, pero antes, acercó su oído a ésta e intentó escuchar más allá, intentando discernir el sonido de pasos de patrullas o conversaciones cercanas al otro lado...
Vete diciendo lo que he de tirar para todo lo anterior... :P
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Tras el rápido vistazo a los libros Zevatur señaló a uno de ellos – Este libro trata sobre demonios, pero parece una biblioteca bastante general – Dijo con desilusión al no haber encontrado pruebas claras de que en la familia eran todos unos demonologistas. – ¿Puede ser que tan solo algunos Cassalanter sean culpables, que no todos ellos sepan lo que está pasando?
Entonces observó como Martin se movía expertamente para buscar puertas secretas y trampas. Una vez más se sintió algo inútil en una situación como aquella y se empezó a apartar para estorbar lo mínimo posible. Usando sus botas de escalada de araña subió por la pared hasta quedarse en una de las esquinas superiores, cerca de la puerta de salida.
Zevatur, Rolthos
Hela accedió a la habitación escaneando con sus mágicos ojos el lugar. Primero, deteniéndose en el libro que tanto había llamado su atención desde fuera, y luego por las paredes, puerta, chimenea y techo que conformaban aquel cubículo.
Y aunque lo intentó, lo único que podía detectar de una forma casi dolorosa, era la ingente cantidad de magia que se desprendía de aquel libro. Después de observarlo intensamente durante unos segundos, se acercó a Gowther al que percibió igualmente interesado. Para cualquier mago, aquel volumen provocaba una tentación difícil de evitar
- Gowther, no lo toques - le previno, de manera que el resto de sus compañeros también escucharan sus palabras - además de la poderosa magia intrínseca que desprende, detecto tres tipos de protección: evocación, abjuración y necromancia. Se superponen entre sí y son tan intensas que soy incapaz de detectar ninguna otra en la habitación. Quizá, con tiempo y suficientes hechizos, seríamos capaces de disiparlas, pero no puedo asegurarlo. Será mejor que nos centremos en la niña - dijo haciendo un esfuerzo para desviar la atención del libro.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
—¡Muy bien Guilbert! —susurró palmeando la espada del bardo al pasar junto a él.
Ash avanzó por la biblioteca con rapidez. Como un felino salvaje, con las espadas en ristre, cruzó la estancia rodeando el tomo mágico hasta tomar la posición al lado de la puerta de madera labrada. Al lado de Martin, esperó en tensión a que el semielfo confirmara que todo estaba tranquilo. Asintió a la juiciosa advertencia de Hela con fingida gravedad.
—Haz caso a la señorita, señor elfo —asintió al elfo—. Y lo mismo va para el resto —susurró—. Apuesto a que si tocamos ese libro tendremos aquí a todos los demonologistas de una milla a la redonda en menos de lo que se tarda en decir “No he sido yo”. Y Zev, no pienso preguntar afiliaciones. Han secuestrado a una niña —renegó entre dientes dando a entender que todos los de la casa se merecían un cuarto de acero entre pecho y espalda.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Los agudos sentidos de Martin no escucharon nada al otro lado de la pesada puerta de madera. O no había nadie al otro lado o la puerta le impedía escuchar conversaciones o ruidos lejanos.
Examinó con cuidado la puerta, pasando los dedos a escasos milímetros de la misma. Se detuvo en la madera justo sobre el picaporte. Un leve cosquilleo en la yema al pasar los dedos por allí le alertó que había algún hechizo protegiendo aquella puerta también.
Mientras los duchos en las artes arcanas debatían sobre dónde dirigir sus esfuerzos, si el tomo o la puerta, Martin no pudo evitar que su curiosidad inicial sobre la chimenea ganara la partida y se fue acercó a investigarla. No parecía que hubiera nada extraño ni en la pared ni en la propia chimenea. Nad que indicara que hubiera alguna trampilla secreta o puerta corredera que diera acceso a algún otro lugar. Sin embargo, cuando ya estaba a punto de dejar esa inspección, sus dedos toparon con un ladrillo que sobresalía un poco en el interior de la misma, en la pared de la derecha. Metiendo la cabeza para observarlo mejor, pudo comprobar que un ladrido se movía y podía sacarlo. Tras asegurarse que no había trampas, como en las puertas, Martin tiró de él y en el hueco que dejó el ladrillo, que resultó ser de la mitad del grosor que el resto, encontró una vieja caja de metal. Antiguamente podía haber tenido un dibujo pero el tiempo y el calor de la chimiena lo habían borrado haciía años. Abriéndola para descubrir qué podía contener un par de pergaminos doblados casi se cayeron al suelo lleno de hollín de la chimenea. Los reflejos del semi-elfo actuaron y los recuperó al vuelo. Abriendo con cuidado los viejos pergaminos, pudo ver un par de dibujos hechos por algún niño. Las ceras de vivos colores utilizadas habían perdido casi por completo su fuerza, pero aún podían distinguirse una casa con algo de hierba y un árbol frente a ella y dos niños jugando. Una figura, algún adulto por su tamaño, estaba toscamente dibujada al lado de la casa. El otro dibujo era similar, solo que esta vez la casa había sido sustituida por lo que podrían ser árboles y había un animal, era dificil saber si era un perro o una vaca, en mitad del bosque junto a los niños. Parecían un niño y una niña.
Dentro de la caja había también un lazo ajado por el tiempo para el tiempo, que en su origen debía ser azul, y un pequeño caballero de madera, hábilmente tallado pese a su pequeño tamaño.
PbP Character: A few ;)