Hela no recordaba haber sido tan feliz en su vida como en aquellos dos meses que transcurrieron en la Torre. Tanto las instalaciones como sus anfitriones eran inmejorables. Cuando no pasaba las horas disfrutando de su amor con Ash, lo invertía zambulléndose en la imponente biblioteca del edificio.
Consultaba y estudiaba con avidez temas de lo más diversos, desde magia y arcana hasta libros de poemas, pasando por narraciones bárdicas o escritos de lo más mundano. Historia, religión, geografía… su sed de conocimiento parecía no tener fin, y Khelben y Laeral daban rienda suelta a sus peticiones.
Tenía mucho que agradecerles y también era habitual extender las sobremesas o las cenas hasta altas horas de la madrugada charlando sobre su plano, la Reina Cuervo y cualquier duda o curiosidad que quisieran preguntarle. Era lo mínimo que podía hacer por ellos para agradecerles la hospitalidad recibida.
Su relación con Ash se afianzaba día a día, aprovechando el tiempo para conversar sobre su pasado y su presente, sin luchas ni amenazas de muerte a su alrededor. Hela descubría, como si de una adolescente se tratara, lo que significada estar enamorada, embriagándose de un sentimiento difícil de describir pero al que no quería renunciar.
También disfrutaba de los momentos en los que coincidía con sus compañeros, estando especialmente pendiente de Martin. Preocupada por el extraño comportamiento de Gowther, al eladrín le observaba desde la lejanía cuando se encontraba cerca, pero sin decidirse a acercarse a él o a manifestar su preocupación. Simplemente se dedicaba a mantenerse alerta ante cualquier reacción fuera de lo normal que pudiera exteriorizar.
Las pocas ocasiones en las que habían coincidido en la biblioteca habían resultado ser cuanto menos inquietantes. No porque a Helayna, nacida y criada en el reino de la oscuridad, le asustaran los sonidos extraños y las sombras, si no por el hecho de que fuera Gowther el hacedor de semejante comportamiento. Su persistente mirada, que la escrutaba y analizaba constantemente, le resultaba incómoda. Algo en el interior de su psique parecía resquebrajarse poco a poco, apoderándose de su cordura. Gowther no parecía el mismo y era algo preocupante.
La hechicera le sostuvo la mirada. En el negro azabache que reflejaban sus ojos, la oscuridad parecía no tener fin.
- Me temo que no puedo ayudarte, Gowther - le respondió. Vaciló en su interior, sopesando si debía ser sincera con él con respecto a su propia persona, explicarle cómo desde niña había crecido diferente al resto de sus hermanos, cómo las emociones la invadían sin que nadie pudiera guiarla ni ayudarla, cómo había tenido que aprender a lidiar con esa vida ella sola, sintiéndose diferente y rechazada por los suyos. Quizá si fuera el Gowther de siempre se hubiera sincerado ante él, pero el desequilibrio mental que parecía mostrar solo le producía desconfianza. Así que optó por hablar de su raza en general - los shadar-kai, a diferencia de los eladrines y de cualquier humano, no tienen emociones. Nosotros somos parte de la oscuridad, nos fundimos con ella, nos arropa, es nuestro hogar y nuestra guarida. La muerte no es temida, es deseada. Los brazos de nuestra Madre Cuervo nos acunan cuando abandonamos el mundo de los vivos. En el plano de las sombras no existe el miedo, ni la angustia, ni el dolor ni la felicidad. No debemos lidiar con nada, porque no hay nada con lo que lidiar. Las cosas simplemente suceden, sin una repercusión emocional, suceden y se aceptan, sin más - sentenció, observándole con su rostro hierático - Quizá la cuestión resida precisamente ahí, en aceptar la realidad tal cual es - suavizó su gesto y su tono - Lamento por lo que estás pasando, Gowther. Todos estamos a tu lado, apóyate en nosotros siempre que lo necesites- Y volvió la mirada hacia el libro que estaba estudiando en ese momento.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Las palabras de Helayna reverberaron en la mente de Gowther, hiriéndolo con una verdad ineludible. La voz oscura en su interior se carcajeaba, "¿Lo ves? Ni siquiera ella puede ayudarte. No son más que meras carcasas vivientes, pero quizá tenga razón... Debas... dejarte llevar. ¿Recuerdas?, la muerte es tu regalo".
La frustración y la ira se apoderaron de Gowther, y antes de que pudiera controlarlas, un libro detrás de Helayna fue catapultado contra la pared con un sordo estruendo. Pero lejos de encontrar satisfacción en su arrebato, Gowther se sintió vacío. La voz oscura se deleitaba en su ira, alimentándose de su frustración. Fue entonces, como un relámpago desgarrando la oscuridad, cuando un recuerdo se abrió paso a través de la tormenta de su mente. El recuerdo de cómo había atacado a Kath, de cómo había permitido que la voz oscura dictara sus acciones. El remordimiento lo golpeó como una ola, inundándolo en una mezcla de culpa y arrepentimiento.
A pesar del dolor, Gowther se aferró a ese recuerdo. Era un recordatorio de las consecuencias cuando permitía que la voz oscura dictara sus acciones. No podía permitirse repetir el mismo error. Mientras una solitaria lágrima se deslizaba por su rostro, Gowther luchaba por calmar el torbellino de emociones que le asediaban. La ira y la frustración eran palpables, pero también el desconcierto y el miedo. Sin embargo, su semblante demostraba la lucha interna del elfo por controlar todo aquello.
Antes de que Helayna pudiera responder, Gowther se levantó para recoger el libro que había lanzado. Sus páginas estaban abiertas y arrugadas por el impacto. Con un gesto de su mano, murmuró un hechizo de reparación. El libro se levantó del suelo, sus páginas volviendo a su estado original antes de regresar a su lugar en la estantería.
Gowther se volvió hacia Helayna mostrando en sus ojos el arrepentimiento que sentía. "Lo siento, Helayna", dijo, su voz tranquila pero llena de sinceridad, mientras su labio inferior temblaba levemente. "No debería haber permitido que mi frustración se descontrolara de esa manera. Valoro tu sinceridad y no era mi intención causarte ninguna incomodidad".
Gowther podía ver la preocupación en sus ojos. Sabía que tenía mucho trabajo por hacer, tanto con la voz oscura en su interior como con sus relaciones con sus amigos. El eladrin estaba decidido a hacerlo, a enfrentarse a sus miedos y a aprender a controlar la oscuridad en su interior. Y aunque la voz oscura todavía se burlaba en su mente, Gowther la ignoró. No permitiría que la voz oscura dominara su vida. Lucharía contra ella, con la ayuda de sus amigos y su propia fuerza de voluntad. Porque Gowther sabía que, a pesar de todo, no estaba solo.
Hela desvió rápidamente la mirada hacia el libro, tensando los músculos de su cuerpo, en guardia. Su rostro volvió a adoptar ese hieratismo que no dejaba atisbar ninguna emoción. Tras las palabras del eladrín, la hechicera le miró intensamente a los ojos. Aunque sentía verdadera lástima por él, no podía quitarse de encima esa desconfianza con cada una de sus erráticas explosiones.
- No es necesario que te disculpes, Gowther. No dudo de tu sinceridad, pero sí de que seas capaz de controlar lo que sea que te está sucediendo. Lo que le hiciste a Kath… quién sabe qué te pudo nublar el juicio en ese momento; fuera lo que fuese, ninguno de nosotros te lo recriminamos, ni siquiera ella. Pero ahora estamos en nuestro refugio, en un lugar seguro- volvió a desviar la mirada al libro, dando a entender lo desmesurado de su reacción - y no parece que estés mejorando. Tú mismo lo has dicho, tus emociones te abruman, parece que te controlan, y lamentablemente no creo que ninguno de nosotros podamos ayudarte con nuestros consejos. Esto va más allá, Gowther- su voz sonaba preocupada pero también firme - Quizá debieras hablar con Khelben y Laeral, ellos son sabios y poderosos, sabrán guiarte o buscar alguna solución, antes de que sea demasiado tarde -
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Gowther asintió con la cabeza, reconociendo la verdad en las palabras de Helayna. "Tienes razón, Helayna", dijo con voz suave. "Mis emociones me han estado controlando y eso no es algo que pueda solucionar por mí mismo. Necesito ayuda".
Hizo una pausa, sus ojos reflejando la gravedad de sus palabras. "No quiero ser una amenaza para ninguno de vosotros, menos aún en un lugar que se supone que es nuestro refugio. No quiero que tengáis que estar en guardia por mi culpa".
Gowther se levantó, su rostro decidido. "Hablaré con Khelben y Laeral, como sugieres. No sé si podrán ayudarme, pero no tengo nada que perder y mucho que ganar. Gracias, Helayna, por tu sinceridad. Aprecio tu franqueza y tus consejos".
Con un último asentimiento a Helayna, Gowther se dirigió a buscar a Khelben y Laeral, decidido a encontrar una solución a la voz oscura que lo atormentaba.
[Por los pasillos del castillo]
Apenas Gowther salió de la biblioteca, aquello en su interior se hizo más fuerte, un eco siniestro resonando en los recovecos de su mente. "¿Hablar con Khelben y Laeral?", se burló la voz. "¿Crees que eso te ayudará? ¿Crees que ellos podrán entender lo que estás pasando?"
Gowther caminaba por los pasillos del castillo, su mente en un torbellino. "Necesito ayuda", respondió en voz baja, sus palabras apenas un susurro. "No puedo hacer esto solo".
La voz oscura se rió de modo cruel y mordaz. "¿Ayuda? ¿De ellos? Son poderosos, sí, pero no son como nosotros", argumentó. "No entienden lo que es vivir con esta oscuridad. No entienden lo que es ser diferente. Si les cuentas, solo te temerán, te rechazarán. ¿Es eso lo que quieres?"
Gowther pasó por un pasillo lleno de espejos, su reflejo multiplicándose en las superficies pulidas. En cada uno de ellos, vio su rostro atormentado, los ojos brillantes con una mezcla de miedo y determinación. "No me importa", respondió, su voz firme. "No voy a dejar que me consumas".
Alguien se burló de él. "¿Crees que puedes resistirme? ¿Crees que puedes luchar contra mí? Mírate, Gowther. Eres débil. Eres frágil. Y cada vez que intentas luchar, solo te haces más daño".
Gowther se detuvo frente a uno de los espejos, su reflejo devolviéndole una mirada desafiante. "No", dijo, su voz apenas un susurro. "No eres más que un eco, una sombra. No eres más fuerte que yo".
La voz oscura se rió, su risa resonando en su mente. "Veremos", susurró. "Veremos".
Gowther continuó caminando, cuando finalmente se detuvo, se encontró frente a la puerta de su cuarto. No recordaba cómo había llegado hasta allí, pero de alguna manera, había seguido su camino a través del laberinto de pasillos y espejos hasta llegar a su destino.
Aquello en algun lugar volvió a hablar, su tono ahora más suave, casi cariñoso. "Recuerda, Gowther", susurró. "Fui yo quien te defendió aquella noche. Fui yo quien te protegió cuando nadie más lo hizo. Fui yo quien te dio la fuerza para sobrevivir. Sin mí, no serías quien eres hoy".
Las palabras de la voz oscura resonaron en la mente de Gowther, trayendo consigo recuerdos de aquella noche traumática. Pero a pesar del dolor de esos recuerdos, Gowther no podía negar la verdad en las palabras de aquel ser. Fue en ese momento de debilidad y desesperación cuando la voz oscura se manifestó por primera vez, dándole la fuerza para sobrevivir.
"Quizás tengas razón", admitió Gowther finalmente. "Quizás fuiste tú quien me protegió aquella noche. Pero eso no significa que tengas control sobre mí. No dejaré que me consumas".
La voz oscura se mantuvo en silencio por un momento, como si estuviera considerando las palabras de Gowther. "No se trata de control, Gowther", respondió finalmente. "Se trata de supervivencia. De poder. ¿Crees que podrías haber sobrevivido aquella noche sin mí? ¿Crees que podrías haber enfrentado la última batalla sin mi ayuda?"
Gowther frunció el ceño, recordando el último combate. Había sido una lucha dura, y había momentos en los que había sentido que estaba al borde de la derrota. Pero entonces la voz oscura había intervenido, dándole la fuerza y la determinación para seguir adelante.
"Pero fuiste tu quien luchó contra Kath, no yo", argumentó Gowther.
"¿Estás seguro de eso?", preguntó. "¿O es que acaso te resulta más fácil culparme a mí por tus acciones? ¿Es más fácil creer que fui yo quien atacó a Kath, en lugar de admitir que fuiste tú quien lo hizo?"
Gowther se quedó en silencio. ¿Podía ser cierto? ¿Podía ser que había sido él quien había atacado a Kath, y no aquel ente? ¿Podía ser que todo este tiempo había estado culpando a la voz oscura por sus propias acciones?
"Ves, Gowther", continuó aquello en algún lugar, "no soy tu enemigo. No estoy aquí para controlarte o consumirte. Estoy aquí para ayudarte. Para darte la fuerza que necesitas para sobrevivir en este mundo cruel. Pero para hacer eso, necesitas aceptarme. Necesitas reconocer que somos uno y el mismo."
Gowther se quedó en silencio, considerando sus palabras. Era cierto que había momentos en los que se sentía débil, momentos en los que sentía que no podía seguir adelante. Pero siempre había sido la voz oscura la que le daba la fuerza para seguir adelante.
"Está bien", dijo finalmente Gowther. "Acepto que somos uno y el mismo. Pero eso no significa que te dejaré controlarme. No dejaré que me consumas."
Dijo de nuevo. Alguien en algun lugar de su mente se rió, su risa parecía de repente más amigable. "Eso es todo lo que pido, Gowther", dijo. "Que aceptes que somos uno y el mismo. Que reconozcas que no soy tu enemigo, sino tu aliado. Juntos, podemos lograr grandes cosas. Juntos, podemos enfrentar cualquier desafío que se nos presente."
Y con esas palabras, Gowther sintió un cambio. Ya no sentía miedo de la voz oscura. Ya no sentía que estaba luchando contra una fuerza oscura y siniestra. En cambio, sintió una especie de aceptación, una especie de paz. Por primera vez, sintió que realmente estaba en control de su propio destino.
Dos semanas de perdida de tiempo, pensaba Morko mientras descansaba de su entrenamiento, sumado a la última misión...Morko sentía que perdía las riendas de su destino, mientras él participaba como un peón en los planes de los poderosos de Faerum, su pueblo se encontraba desperdigado y sin poder volver su hogar. No es que no se fiase de la palabra del rey Bruennor, pero en su fuero interno sentía que estaba fallándole a su gente embarcado una misión de la que no tenia claro el objetivo, en vez de estar con ellos y tratar de recuperar su hogar.
A esto hay que sumarle el desequilibrio mental de Gowther y que el líder del grupo estuviese mas pendiente de las faldas de Hela que de todo el grupo, cada vez sentía mas desafección por la misión y sus compañeros, faltaba algo que los uniese como grupo, un objetivo claro que alinease a todos...ahora mismo ese objetivo no estaba y Morko tampoco lo esperaba.
Solo había algo que en lo que podía confiar, en la fuerza de su brazo y en la ancestral Kheluzburk. Al menos no desperdiciaría el tiempo que le habían dado con más lamentos. Levantándose volvió a centrase en su entramiento a la espera de que aquel encierro terminase.
Khelben dejó a un lado el pergamino que estaba repasando invitando a Gowther a unirse a él en la mesa. Cuando el El'Tael le expuso sus preguntas el archimago se recostó en la silla de madera negra en la que estaba sentado.
El Eladrin se quedó en silencio por un momento, considerando las palabras de Khelben. La pregunta del archimago no era simple ni casual, y él lo sabía. Tras su aparente sencillez, se escondía un laberinto de implicaciones morales y éticas que no podía ser ignorado.
"Creo que eso depende de los medios y del fin, Khelben", respondió finalmente. Su voz era calmada, pero firme, reflejando la seriedad con la que tomaba la pregunta. "Si los medios causan más daño que bien, entonces no, el fin no los justifica. Pero si los medios son necesarios para alcanzar un fin que beneficiará a más personas, entonces sí, creo que el fin puede justificar los medios".
Hizo una pausa, sus ojos grises se encontraron con los de Khelben, transmitiendo su sinceridad. "Pero también creo que es importante recordar que cada acción tiene consecuencias. Y debemos estar dispuestos a aceptar esas consecuencias, independientemente de si creemos que el fin justifica los medios o no".
Las palabras del Eladrin resonaron en la sala, su eco llenando el aire con una tensión palpable. No era solo una respuesta a la pregunta de Khelben, sino también una declaración de sus propios principios y valores. Un compromiso con la responsabilidad y la ética, incluso en medio de las dificultades y desafíos.
Esperó, su mirada aún fija en Khelben. No buscaba la aprobación del archimago, sino simplemente la oportunidad de expresar su punto de vista. Y aunque la respuesta final a la pregunta de Khelben aún estaba por verse, Gowther sabía que la verdadera respuesta no vendría de palabras, sino de acciones. Estaba dispuesto a demostrar, a través de sus propias acciones, que pretendía tomar las decisiones correctas, sin importar lo difíciles que fueran.
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
[Morko y Guilbert en la sala común (continuando un post que nadie continuó)]
El ambiente en la sala común se había vuelto extraño después del incidente con la chimenea. El eladrin observó cómo Morko y Guilbert intercambiaban miradas desconcertadas, pero él parecía completamente ajeno a su inquietud.
"¿Qué os pasa ahora?", preguntó, su risa llenando la sala. "¡Menudas caras!" Gowther se rió aún más al ver sus expresiones confundidas.
Levantó su copa, su risa poco a poco se fue apagando. "A veces, la vida nos da sorpresas, ¿no es así?", dijo, su voz llena de una extraña serenidad. "Uno nunca sabe lo que puede pasar a continuación".
Observó cómo Morko y Guilbert asentían, aún un poco desconcertados. Sonrió, su mirada se volvió pensativa. "Esas sorpresas y desafíos son los que nos definen. Y aunque a veces pueden ser difíciles, siempre nos dan la oportunidad de crecer y aprender".
Con esas palabras, el el'tael levantó su copa en un brindis. "Por las sorpresas de la vida", dijo, su voz llena de una extraña determinación. "Y por la fuerza para enfrentarlas".
El elfo observó cómo Morko y Guilbert levantaban sus copas, uniéndose a su brindis. Aunque no podía saber con certeza qué estaban pensando, sintió un leve cambio en el ambiente. Y aunque no estaba seguro de lo que había provocado este cambio, Gowther no pudo evitar sentir una extraña sensación de control y satisfacción.
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Morko bebió para a continuación añadir mientras se levantaba y se dirigía a la salida de la sala:- No se a que sorpresas te refieres, ¿a la destrucción de un hogar?, ¿a la perdida de un ser amado?¿al estar encerrado en una torre con el eladrin medio loco?,¿a ser peones en una partida de ajedrez de la que no sabemos nada? solo espero que tus sorpresas te las guardes para ti, algunos tenemos cosas mas importantes en las que pensar que hacer bromas estúpidas o perder el tiempo aguantando tus desvaríos-
El mago escuchó con detenimiento las palabras de Gowther y frunció un poco el entrecejo.
- Esas justificaciones son las que han usado durante años tiranos crueles que decían que sus acciones, por dolorosas que fueran, eran por el bien mayor del resto de sus súbditos. Debes ser cauteloso Gowther pues ¿ Quién determina que causa más o menos daño? - hizo una pausa para que el elfo ponderara sus palabras.
- Conozco el objeto que pretendes construir y no es tarea sencilla.Incluso con todos los ingredientes el éxito no está garantizado. Por tus palabras entiendo que estas en las fases finales del mismo y que precisas de una de esas criaturas para obtener los materiales necesarios. Son seres escasos y esquivos, depredadores natos que, pese a no ser seres naturales, han encontrado su nicho en los ecosistemas que frecuentan y ahora viven integrados en los mismos. Para obtener lo que necesitas deberás matar a uno de ellos. Te deseo suerte pues dar caza a uno de esos cazadores no es tarea fácil, te recomiendo que busques a algún guía o cazador de la zona si alguna vez llegas a ella. - Mientras habla, Khelben despliega un mapa del norte del continente y comienza a señalar una zona de las Montañas que queda bastante alejada del camino que deberán seguir hacia el norte. Gowther puede ver que señala a un lugar al este del lugar marcado como Mithral Hall, el lugar en que se están acantonando las tropas que ayudarán a Morko a recuperar su hogar, a unos cuatro días de la fortaleza enana parece encontrarse la zona de las montañas donde debería ir.
- Cuando des caza a la criatura, harás bien en ponderar las consecuencias de tus actos, pues sin duda crearás un vació en el equilibrio de la zona, y es muy probable que la criatura tenga una pareja y posibles crias que cuidar y alimentar. Entiendo que crees que acabar con la vida de esta criatura es por un bien mayor, pues cuanto más efectivo seas en combate, mejor podrás proteger a tus amigos... pero ¿quién determina qué es más importante? ¿Quién tiene en su poder la escala del dolor que inflingirá esa muerte o el dolor que le podrás evitar a tus compañeros en combate? Ese tipo de respuestas sólo los dioses podrían proporcionartela, y por experiencia te digo que no suelen hacerlo... queda en nuestra consciencia el poder decidir qué es lo mejor.... y esperar no equivocarnos... -
Las palabras de Morko resonaron en la sala, llenando el aire con una tensión palpable. Gowther observó cómo Morko se levantaba y se dirigía a la salida, su expresión era dura, pero en sus ojos había un atisbo de comprensión.
"Entiendo tu frustración, Morko", dijo Gowther, su voz tranquila pero firme. "Y tienes razón. Mis acciones durante la batalla... fueron inexcusables. No puedo cambiar lo que pasó, pero puedo aprender de ello y trabajar para asegurarme de que no vuelva a suceder".
Hizo una pausa, su mirada siguió a Morko mientras se alejaba. "Todos estamos lidiando con nuestros propios desafíos y luchas. Y aunque no siempre entendamos las acciones de los demás, eso no significa que no estemos en el mismo equipo".
Las palabras de Khelben se asentaron en el eladrin como una neblina espesa de culpa y vergüenza. Cada frase, cada advertencia, cada reflexión, resonaba en su mente, creando un eco que parecía amplificar la voz oscura en su interior.
"Entiendo tus preocupaciones, Khelben", dijo Gowther, su voz era suave pero firme. "Y tienes razón, las justificaciones pueden ser peligrosas. Pero también creo que cada decisión que tomamos, cada acción que realizamos, tiene consecuencias. Y es nuestra responsabilidad entender esas consecuencias y hacer todo lo posible para minimizar el daño".
Mientras hablaba, la voz oscura en su cabeza susurraba, mezclándose con las palabras de Khelben. "¿Quién determina qué es más importante, Gowther? ¿Quién tiene en su poder la escala del dolor?". Las palabras de Khelben y la voz oscura parecían entrelazarse, creando una maraña de pensamientos y emociones que Gowther luchaba por desenredar.
Tomó el mapa que Khelben le ofrecía, sus ojos recorrieron la zona marcada. Aquello susurró de nuevo, "Estás dispuesto a hacer lo que sea necesario, Gowther. Estás dispuesto a tomar riesgos, a enfrentarte a desafíos, a matar si es necesario". Gowther apretó el mapa en su mano, la voz oscura parecía tan real, tan tangible, como el mapa que tenía delante.
"Soy consciente de los desafíos que implica dar caza a esta criatura", su voz apenas un susurro. "Y entiendo que mi éxito no está garantizado. Pero también sé que si no lo intento, si no tomo este riesgo, podría estar dejando pasar una oportunidad para proteger a aquellos que me importan".
Hizo una pausa, su mirada se volvió pensativa. En su mente, aquel susurro continuaba su letanía, "Proteger a tus amigos, Gowther. Eso es lo que importa. Eso es lo que siempre ha importado". Gowther apretó el mapa aún más fuerte, su corazón latiendo al ritmo de las palabras de la voz oscura.
"Y en cuanto a quién determina qué es más importante... creo que esa es una pregunta que cada uno de nosotros debe responder por sí mismo", dijo el elfo volviendo su voz más firme, más decidida. "No tengo todas las respuestas, Khelben. Pero lo que sí sé es que estoy dispuesto a hacer todo lo posible para proteger a mis amigos. Y si eso significa tomar decisiones difíciles, entonces así será".
Finalmente, el el'tael levantó la vista para mirar a Khelben directamente. "Aprecio tus consejos y tus advertencias, Khelben. Y prometo que las tendré en cuenta. Pero también debo seguir mi camino, y hacer lo que creo que es correcto. Incluso si eso significa escucharme a mi mismo" (lidiar con la oscuridad en mi interior)-dijo alguien al mismo tiempo en algún lugar de su mente.
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
"Nadie tiene todas las respuestas amigo mio. Y todos debemos luchar con las dudas y con las consecuencias de nuestras decisiones. Simplemente... no permitas que se conviertan en una carga en tu alma y atormenten tus sueños, o supongan tal carga que tus decisiones se vean empañadas por ellas. " le mira a lo ojos y añade " Y recuerda, puede proteger a tus amigos pero deja que ello te protejan a ti también, apoyáte en ellos y trabaja junto con ellos. No puedes controlarlo todo ni soportar el peso de todo Faerûn sobre tus hombros... ahora... ¿qué opinas sobre las áreas de Magia Salvaje? ¿Has oido hablar de ellas? Aparecieron por primera vez cuando Mystra fue atacada por Bane, y yo creo que tienen una fuerte componente de tu plano... el Feywild, donde las energias caóticas... "y ambo hechiceros se pierden en una converación sobre teoría mágica que se alarga hasta bien entrada la noche. Al retirarse a descansar un poco Gowther se da cuenta, algo atónito, que durante la larga conversación con Khelben, la insidioa voz que le acosa ha estado callada, como si nunca hubiera existido.
Los patrones de entrenamiento que al principio de las semanas fueron llevados a rajatabla por el semielfo, comenzaron a relajarse con el paso del tiempo, como si el encierro comenzara a hacerle más disperso. En más de una ocasión, Kath tuvo que pasarse a buscarle, encontrándole mirando por algún ventana al exterior, y preguntándose como estaría pasando el tiempo entre las diferentes zonas, torre y ciudad, conviviendo mano a mano, y separadas por lo que parecía una eternidad.
Martín sabía que lo que estaban haciendo era necesario y estratégicamente ventajoso en extremo, pero de algún modo comenzó a sentirse vacío, y cuando escuchaba las poco discretas palabras de Morko, que tampoco se preocupaba en dejarse oír, en parte... estaba de acuerdo con él... Tenía claro el propósito, y el objetivo, pero de algún modo sentía que estaba perdiendo demasiadas cosas por el camino, hasta el punto de pensar que quizás la vida de aventurero y salvador de Waterdeep, aliado de los Gigantes, más allá de las nubes, entre otras cosas, era más una jaula que una epopeya a la libertad.
Suspiró mientras batallaba por mantener sus rutinas, pero en algún momento de su retiro, comenzó a perderse con sus fantasmas, y se le veía hablando por los más recónditos y sombríos lugares de la torre con espectros que sólo él podía ver, discutiendo sobre el significado de ser un elegido, sobre elecciones y lazos del destino, que quizás le arrastraban de una manera más forzada de la que él desearía.
Contó los días, y cada semana comenzó a tener menos apariciones públicas, hasta que prácticamente, eligió por voluntad propia no salir de sus aposentos, meditando y perdiéndose en sus propios pensamientos, mientras suplicaba por no oír más gemidos salvajes de placer en la habitación contigua.
Los dias y las noches se pasaron quizá demasiado lentos para los Fragmentos, en especial para Morko quien sentía que cada día era una pérdida de tiempo en la que los salones ancestrales de su familia permanecían en las garras de esos malditos seres reptilianos. No fue una ni dos veces en la que los anfitriones tuvieron que recordarle que para el resto de los Reinos tan sólo estaban pasando tres días, y que Bruenor se manteía fiel a su palabra y se preparaba para marchar y recuperar su tierra.
Llegó, por fin, el último dia de su descanso y aunque los últimos días se les habían hecho un poco largos, no podían negar que sentían sus cuerpos descansados, uno más que otros, pero sobretodo sus espíritus rejuvenecidos. Al menos la mayoría de ellos.
- Ha llegado el momento de tomar decisiones Fragmentos - dijo Khelben - En mi casa siempre encontraréis santuario, pero debemos volver a la lucha o nuestros enemigos tomarán la iniciativa. Debéis ir hacia el Norte, buscar al Culto y su excavaciones alli, frutar sus planes en la medida de lo posible. -
- Conozco lo que te atribula Morko - añadió Laeral - Pero te rogaría que acompañaras a tus compañeros hacia el Norte. Su camino no les lleca lejos de Mithral Hall. Llegado el momento puedes ir hasta alli y unirte a Bruenor en los preparativos para retomar tu tierra. -
Martín asintió cuando Khelben les invitó a partir de nuevo para proseguir con su compleja misión, y aunque había agradecido el descanso reparador y la hospitalidad sin igual del Archimago, se alegraba de volver al exterior y sentir el viento en su rostro, el aroma de los bosques, y el hedor de las posadas de baja realea en las que se hospedarían en el camino.
Su actitud parecía más jovial de lo normal, aunque de algún modo, parecía evitar la mirada con Gowther en todo momento... como si algo incómodo hubiese ocurrido entre ellos durante estos meses... finalmente, fue el primero en tener todo listo, mochila en mano, armadura bien trabajada y en un estado excelente, su capa y capucha cubriéndole los ojos, formando un cobijo provisional para parte de su rostro. El carcaj lleno de más saetas de las que cualquier otro recipiente pudiera soportar gracias a su magia, y el nuevo arco bien ceñido a su espalda, con un fácil acceso para emergencias.
El norte les esperaba, y deseaba que todos estuviesen preparados para las duras jornadas que les esperaban en las frías estepas más allá de la civilización, donde solo la nieve, el hielo y la montaña serían sus compañeras. Sin embargo no pudo evitar que sus pensamientos volaran brevemente por la visión que tuvo hace semanas acerca del futuro de Kath, y como parte de su destino se desentrañaría en el lugar hacia donde se dirigían.
- En ese caso hare como dices, partiré hacia el norte y me uniré a Bruenor cuando nos acerquemos a los salones de Mithrill Hall. Por mi partimos hoy mismo, ¿vamos a pie desde aquí o teneis alguna forma de acercarnos lo más posible a nuestro objetivo?- contestó Morko a Lareal.
- Os podemos enviar a Neverwinter, es lo más seguro. Pero sabed que tal despliegue mágico puede ser rastreado por nuestros enemigos. La ruta por tierra, aunque más lenta, puede ser más discreta aunque no exenta de peligros. Llegar antes a Mithral Hall no va a acelerar los preparativos de Bruenor... aunque calmen tu corazón joven principe. Recuerda que para los Reinos no han pasado más de tres días desde que entrásteis en la Torre y que Bruenor no lleva apenas ni una semana preparandolo todo. -
Martin carraspeo mientras su mirada se perdía en la máxima lejanía que los muros de la torre donde se encontraba le permitían. A pesar de la premura de su misión, él siempre había abogado por un acercamiento discreto a sus objetivos... quizás herencia de un pasado ligado al asesinato y el sigilo.
Recuperando su mirada y dirigiéndola a sus compañeros expresó su opinión sincera.
- Deberíamos votar... o hacer lo que diga nuestro respetado líder Ash y ahorrarnos la fase democrátrica. Sé que cuanto más tardemos, más cerca estarán nuestros enemigos de alcanzar su objetivo, y a pesar de nuestros persistentes intentos totalmente fallidos de hacer las cosas en las sombras, siempre han tenido alguna forma de detectarnos de antemano, como si estuvieran en todo momento un paso por delante de nosotros... Aún así... creo que, aunque vayamos más lentos, caminar y no despertar rastros mágicos a nuestras espaldas nos daría algo más de ventaja... a pesar de las consecuencias que pueda tener a largo plazo al ir contra reloj... Ese es mi voto... pero estaré encantado de oír vuestras opiniones.
- No niego que me gustaría acortar el viaje lo máximo posible, pero no se me había ocurrido lo del rastro mágico, tampoco se como de corriente son las teleportaciones, así que me pliego a lo que los expertos consideren.- añadio Morko.
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Consultaba y estudiaba con avidez temas de lo más diversos, desde magia y arcana hasta libros de poemas, pasando por narraciones bárdicas o escritos de lo más mundano. Historia, religión, geografía… su sed de conocimiento parecía no tener fin, y Khelben y Laeral daban rienda suelta a sus peticiones.
Tenía mucho que agradecerles y también era habitual extender las sobremesas o las cenas hasta altas horas de la madrugada charlando sobre su plano, la Reina Cuervo y cualquier duda o curiosidad que quisieran preguntarle. Era lo mínimo que podía hacer por ellos para agradecerles la hospitalidad recibida.
Su relación con Ash se afianzaba día a día, aprovechando el tiempo para conversar sobre su pasado y su presente, sin luchas ni amenazas de muerte a su alrededor. Hela descubría, como si de una adolescente se tratara, lo que significada estar enamorada, embriagándose de un sentimiento difícil de describir pero al que no quería renunciar.
También disfrutaba de los momentos en los que coincidía con sus compañeros, estando especialmente pendiente de Martin. Preocupada por el extraño comportamiento de Gowther, al eladrín le observaba desde la lejanía cuando se encontraba cerca, pero sin decidirse a acercarse a él o a manifestar su preocupación. Simplemente se dedicaba a mantenerse alerta ante cualquier reacción fuera de lo normal que pudiera exteriorizar.
Las pocas ocasiones en las que habían coincidido en la biblioteca habían resultado ser cuanto menos inquietantes. No porque a Helayna, nacida y criada en el reino de la oscuridad, le asustaran los sonidos extraños y las sombras, si no por el hecho de que fuera Gowther el hacedor de semejante comportamiento. Su persistente mirada, que la escrutaba y analizaba constantemente, le resultaba incómoda. Algo en el interior de su psique parecía resquebrajarse poco a poco, apoderándose de su cordura. Gowther no parecía el mismo y era algo preocupante.
La hechicera le sostuvo la mirada. En el negro azabache que reflejaban sus ojos, la oscuridad parecía no tener fin.
- Me temo que no puedo ayudarte, Gowther - le respondió. Vaciló en su interior, sopesando si debía ser sincera con él con respecto a su propia persona, explicarle cómo desde niña había crecido diferente al resto de sus hermanos, cómo las emociones la invadían sin que nadie pudiera guiarla ni ayudarla, cómo había tenido que aprender a lidiar con esa vida ella sola, sintiéndose diferente y rechazada por los suyos. Quizá si fuera el Gowther de siempre se hubiera sincerado ante él, pero el desequilibrio mental que parecía mostrar solo le producía desconfianza. Así que optó por hablar de su raza en general - los shadar-kai, a diferencia de los eladrines y de cualquier humano, no tienen emociones. Nosotros somos parte de la oscuridad, nos fundimos con ella, nos arropa, es nuestro hogar y nuestra guarida. La muerte no es temida, es deseada. Los brazos de nuestra Madre Cuervo nos acunan cuando abandonamos el mundo de los vivos. En el plano de las sombras no existe el miedo, ni la angustia, ni el dolor ni la felicidad. No debemos lidiar con nada, porque no hay nada con lo que lidiar. Las cosas simplemente suceden, sin una repercusión emocional, suceden y se aceptan, sin más - sentenció, observándole con su rostro hierático - Quizá la cuestión resida precisamente ahí, en aceptar la realidad tal cual es - suavizó su gesto y su tono - Lamento por lo que estás pasando, Gowther. Todos estamos a tu lado, apóyate en nosotros siempre que lo necesites - Y volvió la mirada hacia el libro que estaba estudiando en ese momento.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
[Con Hela en la biblioteca]
Las palabras de Helayna reverberaron en la mente de Gowther, hiriéndolo con una verdad ineludible. La voz oscura en su interior se carcajeaba, "¿Lo ves? Ni siquiera ella puede ayudarte. No son más que meras carcasas vivientes, pero quizá tenga razón... Debas... dejarte llevar. ¿Recuerdas?, la muerte es tu regalo".
La frustración y la ira se apoderaron de Gowther, y antes de que pudiera controlarlas, un libro detrás de Helayna fue catapultado contra la pared con un sordo estruendo. Pero lejos de encontrar satisfacción en su arrebato, Gowther se sintió vacío. La voz oscura se deleitaba en su ira, alimentándose de su frustración. Fue entonces, como un relámpago desgarrando la oscuridad, cuando un recuerdo se abrió paso a través de la tormenta de su mente. El recuerdo de cómo había atacado a Kath, de cómo había permitido que la voz oscura dictara sus acciones. El remordimiento lo golpeó como una ola, inundándolo en una mezcla de culpa y arrepentimiento.
A pesar del dolor, Gowther se aferró a ese recuerdo. Era un recordatorio de las consecuencias cuando permitía que la voz oscura dictara sus acciones. No podía permitirse repetir el mismo error. Mientras una solitaria lágrima se deslizaba por su rostro, Gowther luchaba por calmar el torbellino de emociones que le asediaban. La ira y la frustración eran palpables, pero también el desconcierto y el miedo. Sin embargo, su semblante demostraba la lucha interna del elfo por controlar todo aquello.
Antes de que Helayna pudiera responder, Gowther se levantó para recoger el libro que había lanzado. Sus páginas estaban abiertas y arrugadas por el impacto. Con un gesto de su mano, murmuró un hechizo de reparación. El libro se levantó del suelo, sus páginas volviendo a su estado original antes de regresar a su lugar en la estantería.
Gowther se volvió hacia Helayna mostrando en sus ojos el arrepentimiento que sentía. "Lo siento, Helayna", dijo, su voz tranquila pero llena de sinceridad, mientras su labio inferior temblaba levemente. "No debería haber permitido que mi frustración se descontrolara de esa manera. Valoro tu sinceridad y no era mi intención causarte ninguna incomodidad".
Gowther podía ver la preocupación en sus ojos. Sabía que tenía mucho trabajo por hacer, tanto con la voz oscura en su interior como con sus relaciones con sus amigos. El eladrin estaba decidido a hacerlo, a enfrentarse a sus miedos y a aprender a controlar la oscuridad en su interior. Y aunque la voz oscura todavía se burlaba en su mente, Gowther la ignoró. No permitiría que la voz oscura dominara su vida. Lucharía contra ella, con la ayuda de sus amigos y su propia fuerza de voluntad. Porque Gowther sabía que, a pesar de todo, no estaba solo.
Mending, mage hand y catapult
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Hela desvió rápidamente la mirada hacia el libro, tensando los músculos de su cuerpo, en guardia. Su rostro volvió a adoptar ese hieratismo que no dejaba atisbar ninguna emoción. Tras las palabras del eladrín, la hechicera le miró intensamente a los ojos. Aunque sentía verdadera lástima por él, no podía quitarse de encima esa desconfianza con cada una de sus erráticas explosiones.
- No es necesario que te disculpes, Gowther. No dudo de tu sinceridad, pero sí de que seas capaz de controlar lo que sea que te está sucediendo. Lo que le hiciste a Kath… quién sabe qué te pudo nublar el juicio en ese momento; fuera lo que fuese, ninguno de nosotros te lo recriminamos, ni siquiera ella. Pero ahora estamos en nuestro refugio, en un lugar seguro - volvió a desviar la mirada al libro, dando a entender lo desmesurado de su reacción - y no parece que estés mejorando. Tú mismo lo has dicho, tus emociones te abruman, parece que te controlan, y lamentablemente no creo que ninguno de nosotros podamos ayudarte con nuestros consejos. Esto va más allá, Gowther - su voz sonaba preocupada pero también firme - Quizá debieras hablar con Khelben y Laeral, ellos son sabios y poderosos, sabrán guiarte o buscar alguna solución, antes de que sea demasiado tarde -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
[Con Hela en la bilbioteca]
Gowther asintió con la cabeza, reconociendo la verdad en las palabras de Helayna. "Tienes razón, Helayna", dijo con voz suave. "Mis emociones me han estado controlando y eso no es algo que pueda solucionar por mí mismo. Necesito ayuda".
Hizo una pausa, sus ojos reflejando la gravedad de sus palabras. "No quiero ser una amenaza para ninguno de vosotros, menos aún en un lugar que se supone que es nuestro refugio. No quiero que tengáis que estar en guardia por mi culpa".
Gowther se levantó, su rostro decidido. "Hablaré con Khelben y Laeral, como sugieres. No sé si podrán ayudarme, pero no tengo nada que perder y mucho que ganar. Gracias, Helayna, por tu sinceridad. Aprecio tu franqueza y tus consejos".
Con un último asentimiento a Helayna, Gowther se dirigió a buscar a Khelben y Laeral, decidido a encontrar una solución a la voz oscura que lo atormentaba.
[Por los pasillos del castillo]
Apenas Gowther salió de la biblioteca, aquello en su interior se hizo más fuerte, un eco siniestro resonando en los recovecos de su mente. "¿Hablar con Khelben y Laeral?", se burló la voz. "¿Crees que eso te ayudará? ¿Crees que ellos podrán entender lo que estás pasando?"
Gowther caminaba por los pasillos del castillo, su mente en un torbellino. "Necesito ayuda", respondió en voz baja, sus palabras apenas un susurro. "No puedo hacer esto solo".
La voz oscura se rió de modo cruel y mordaz. "¿Ayuda? ¿De ellos? Son poderosos, sí, pero no son como nosotros", argumentó. "No entienden lo que es vivir con esta oscuridad. No entienden lo que es ser diferente. Si les cuentas, solo te temerán, te rechazarán. ¿Es eso lo que quieres?"
Gowther pasó por un pasillo lleno de espejos, su reflejo multiplicándose en las superficies pulidas. En cada uno de ellos, vio su rostro atormentado, los ojos brillantes con una mezcla de miedo y determinación. "No me importa", respondió, su voz firme. "No voy a dejar que me consumas".
Alguien se burló de él. "¿Crees que puedes resistirme? ¿Crees que puedes luchar contra mí? Mírate, Gowther. Eres débil. Eres frágil. Y cada vez que intentas luchar, solo te haces más daño".
Gowther se detuvo frente a uno de los espejos, su reflejo devolviéndole una mirada desafiante. "No", dijo, su voz apenas un susurro. "No eres más que un eco, una sombra. No eres más fuerte que yo".
La voz oscura se rió, su risa resonando en su mente. "Veremos", susurró. "Veremos".
Gowther continuó caminando, cuando finalmente se detuvo, se encontró frente a la puerta de su cuarto. No recordaba cómo había llegado hasta allí, pero de alguna manera, había seguido su camino a través del laberinto de pasillos y espejos hasta llegar a su destino.
Aquello en algun lugar volvió a hablar, su tono ahora más suave, casi cariñoso. "Recuerda, Gowther", susurró. "Fui yo quien te defendió aquella noche. Fui yo quien te protegió cuando nadie más lo hizo. Fui yo quien te dio la fuerza para sobrevivir. Sin mí, no serías quien eres hoy".
Las palabras de la voz oscura resonaron en la mente de Gowther, trayendo consigo recuerdos de aquella noche traumática. Pero a pesar del dolor de esos recuerdos, Gowther no podía negar la verdad en las palabras de aquel ser. Fue en ese momento de debilidad y desesperación cuando la voz oscura se manifestó por primera vez, dándole la fuerza para sobrevivir.
"Quizás tengas razón", admitió Gowther finalmente. "Quizás fuiste tú quien me protegió aquella noche. Pero eso no significa que tengas control sobre mí. No dejaré que me consumas".
La voz oscura se mantuvo en silencio por un momento, como si estuviera considerando las palabras de Gowther. "No se trata de control, Gowther", respondió finalmente. "Se trata de supervivencia. De poder. ¿Crees que podrías haber sobrevivido aquella noche sin mí? ¿Crees que podrías haber enfrentado la última batalla sin mi ayuda?"
Gowther frunció el ceño, recordando el último combate. Había sido una lucha dura, y había momentos en los que había sentido que estaba al borde de la derrota. Pero entonces la voz oscura había intervenido, dándole la fuerza y la determinación para seguir adelante.
"Pero fuiste tu quien luchó contra Kath, no yo", argumentó Gowther.
"¿Estás seguro de eso?", preguntó. "¿O es que acaso te resulta más fácil culparme a mí por tus acciones? ¿Es más fácil creer que fui yo quien atacó a Kath, en lugar de admitir que fuiste tú quien lo hizo?"
Gowther se quedó en silencio. ¿Podía ser cierto? ¿Podía ser que había sido él quien había atacado a Kath, y no aquel ente? ¿Podía ser que todo este tiempo había estado culpando a la voz oscura por sus propias acciones?
"Ves, Gowther", continuó aquello en algún lugar, "no soy tu enemigo. No estoy aquí para controlarte o consumirte. Estoy aquí para ayudarte. Para darte la fuerza que necesitas para sobrevivir en este mundo cruel. Pero para hacer eso, necesitas aceptarme. Necesitas reconocer que somos uno y el mismo."
Gowther se quedó en silencio, considerando sus palabras. Era cierto que había momentos en los que se sentía débil, momentos en los que sentía que no podía seguir adelante. Pero siempre había sido la voz oscura la que le daba la fuerza para seguir adelante.
"Está bien", dijo finalmente Gowther. "Acepto que somos uno y el mismo. Pero eso no significa que te dejaré controlarme. No dejaré que me consumas."
Dijo de nuevo. Alguien en algun lugar de su mente se rió, su risa parecía de repente más amigable. "Eso es todo lo que pido, Gowther", dijo. "Que aceptes que somos uno y el mismo. Que reconozcas que no soy tu enemigo, sino tu aliado. Juntos, podemos lograr grandes cosas. Juntos, podemos enfrentar cualquier desafío que se nos presente."
Y con esas palabras, Gowther sintió un cambio. Ya no sentía miedo de la voz oscura. Ya no sentía que estaba luchando contra una fuerza oscura y siniestra. En cambio, sintió una especie de aceptación, una especie de paz. Por primera vez, sintió que realmente estaba en control de su propio destino.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Dos semanas de perdida de tiempo, pensaba Morko mientras descansaba de su entrenamiento, sumado a la última misión...Morko sentía que perdía las riendas de su destino, mientras él participaba como un peón en los planes de los poderosos de Faerum, su pueblo se encontraba desperdigado y sin poder volver su hogar. No es que no se fiase de la palabra del rey Bruennor, pero en su fuero interno sentía que estaba fallándole a su gente embarcado una misión de la que no tenia claro el objetivo, en vez de estar con ellos y tratar de recuperar su hogar.
A esto hay que sumarle el desequilibrio mental de Gowther y que el líder del grupo estuviese mas pendiente de las faldas de Hela que de todo el grupo, cada vez sentía mas desafección por la misión y sus compañeros, faltaba algo que los uniese como grupo, un objetivo claro que alinease a todos...ahora mismo ese objetivo no estaba y Morko tampoco lo esperaba.
Solo había algo que en lo que podía confiar, en la fuerza de su brazo y en la ancestral Kheluzburk. Al menos no desperdiciaría el tiempo que le habían dado con más lamentos. Levantándose volvió a centrase en su entramiento a la espera de que aquel encierro terminase.
Khelben dejó a un lado el pergamino que estaba repasando invitando a Gowther a unirse a él en la mesa. Cuando el El'Tael le expuso sus preguntas el archimago se recostó en la silla de madera negra en la que estaba sentado.
Tras meditar unos segundos le contestó.
- Dime Gowther. ¿El fin justifica los medios? -
PbP Character: A few ;)
El Eladrin se quedó en silencio por un momento, considerando las palabras de Khelben. La pregunta del archimago no era simple ni casual, y él lo sabía. Tras su aparente sencillez, se escondía un laberinto de implicaciones morales y éticas que no podía ser ignorado.
"Creo que eso depende de los medios y del fin, Khelben", respondió finalmente. Su voz era calmada, pero firme, reflejando la seriedad con la que tomaba la pregunta. "Si los medios causan más daño que bien, entonces no, el fin no los justifica. Pero si los medios son necesarios para alcanzar un fin que beneficiará a más personas, entonces sí, creo que el fin puede justificar los medios".
Hizo una pausa, sus ojos grises se encontraron con los de Khelben, transmitiendo su sinceridad. "Pero también creo que es importante recordar que cada acción tiene consecuencias. Y debemos estar dispuestos a aceptar esas consecuencias, independientemente de si creemos que el fin justifica los medios o no".
Las palabras del Eladrin resonaron en la sala, su eco llenando el aire con una tensión palpable. No era solo una respuesta a la pregunta de Khelben, sino también una declaración de sus propios principios y valores. Un compromiso con la responsabilidad y la ética, incluso en medio de las dificultades y desafíos.
Esperó, su mirada aún fija en Khelben. No buscaba la aprobación del archimago, sino simplemente la oportunidad de expresar su punto de vista. Y aunque la respuesta final a la pregunta de Khelben aún estaba por verse, Gowther sabía que la verdadera respuesta no vendría de palabras, sino de acciones. Estaba dispuesto a demostrar, a través de sus propias acciones, que pretendía tomar las decisiones correctas, sin importar lo difíciles que fueran.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
[Morko y Guilbert en la sala común (continuando un post que nadie continuó)]
El ambiente en la sala común se había vuelto extraño después del incidente con la chimenea. El eladrin observó cómo Morko y Guilbert intercambiaban miradas desconcertadas, pero él parecía completamente ajeno a su inquietud.
"¿Qué os pasa ahora?", preguntó, su risa llenando la sala. "¡Menudas caras!" Gowther se rió aún más al ver sus expresiones confundidas.
Levantó su copa, su risa poco a poco se fue apagando. "A veces, la vida nos da sorpresas, ¿no es así?", dijo, su voz llena de una extraña serenidad. "Uno nunca sabe lo que puede pasar a continuación".
Observó cómo Morko y Guilbert asentían, aún un poco desconcertados. Sonrió, su mirada se volvió pensativa. "Esas sorpresas y desafíos son los que nos definen. Y aunque a veces pueden ser difíciles, siempre nos dan la oportunidad de crecer y aprender".
Con esas palabras, el el'tael levantó su copa en un brindis. "Por las sorpresas de la vida", dijo, su voz llena de una extraña determinación. "Y por la fuerza para enfrentarlas".
El elfo observó cómo Morko y Guilbert levantaban sus copas, uniéndose a su brindis. Aunque no podía saber con certeza qué estaban pensando, sintió un leve cambio en el ambiente. Y aunque no estaba seguro de lo que había provocado este cambio, Gowther no pudo evitar sentir una extraña sensación de control y satisfacción.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Morko bebió para a continuación añadir mientras se levantaba y se dirigía a la salida de la sala:- No se a que sorpresas te refieres, ¿a la destrucción de un hogar?, ¿a la perdida de un ser amado?¿al estar encerrado en una torre con el eladrin medio loco?,¿a ser peones en una partida de ajedrez de la que no sabemos nada? solo espero que tus sorpresas te las guardes para ti, algunos tenemos cosas mas importantes en las que pensar que hacer bromas estúpidas o perder el tiempo aguantando tus desvaríos-
[En el estudio de Khelben]
El mago escuchó con detenimiento las palabras de Gowther y frunció un poco el entrecejo.
- Esas justificaciones son las que han usado durante años tiranos crueles que decían que sus acciones, por dolorosas que fueran, eran por el bien mayor del resto de sus súbditos. Debes ser cauteloso Gowther pues ¿ Quién determina que causa más o menos daño? - hizo una pausa para que el elfo ponderara sus palabras.
- Conozco el objeto que pretendes construir y no es tarea sencilla.Incluso con todos los ingredientes el éxito no está garantizado. Por tus palabras entiendo que estas en las fases finales del mismo y que precisas de una de esas criaturas para obtener los materiales necesarios. Son seres escasos y esquivos, depredadores natos que, pese a no ser seres naturales, han encontrado su nicho en los ecosistemas que frecuentan y ahora viven integrados en los mismos. Para obtener lo que necesitas deberás matar a uno de ellos. Te deseo suerte pues dar caza a uno de esos cazadores no es tarea fácil, te recomiendo que busques a algún guía o cazador de la zona si alguna vez llegas a ella. - Mientras habla, Khelben despliega un mapa del norte del continente y comienza a señalar una zona de las Montañas que queda bastante alejada del camino que deberán seguir hacia el norte. Gowther puede ver que señala a un lugar al este del lugar marcado como Mithral Hall, el lugar en que se están acantonando las tropas que ayudarán a Morko a recuperar su hogar, a unos cuatro días de la fortaleza enana parece encontrarse la zona de las montañas donde debería ir.
- Cuando des caza a la criatura, harás bien en ponderar las consecuencias de tus actos, pues sin duda crearás un vació en el equilibrio de la zona, y es muy probable que la criatura tenga una pareja y posibles crias que cuidar y alimentar. Entiendo que crees que acabar con la vida de esta criatura es por un bien mayor, pues cuanto más efectivo seas en combate, mejor podrás proteger a tus amigos... pero ¿quién determina qué es más importante? ¿Quién tiene en su poder la escala del dolor que inflingirá esa muerte o el dolor que le podrás evitar a tus compañeros en combate? Ese tipo de respuestas sólo los dioses podrían proporcionartela, y por experiencia te digo que no suelen hacerlo... queda en nuestra consciencia el poder decidir qué es lo mejor.... y esperar no equivocarnos... -
Khelben dobla el mapa y se lo entrega a Gowther.
PbP Character: A few ;)
[Morko y Guilbert en la sala común]
Las palabras de Morko resonaron en la sala, llenando el aire con una tensión palpable. Gowther observó cómo Morko se levantaba y se dirigía a la salida, su expresión era dura, pero en sus ojos había un atisbo de comprensión.
"Entiendo tu frustración, Morko", dijo Gowther, su voz tranquila pero firme. "Y tienes razón. Mis acciones durante la batalla... fueron inexcusables. No puedo cambiar lo que pasó, pero puedo aprender de ello y trabajar para asegurarme de que no vuelva a suceder".
Hizo una pausa, su mirada siguió a Morko mientras se alejaba. "Todos estamos lidiando con nuestros propios desafíos y luchas. Y aunque no siempre entendamos las acciones de los demás, eso no significa que no estemos en el mismo equipo".
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
[En el estudio de Khelben]
Las palabras de Khelben se asentaron en el eladrin como una neblina espesa de culpa y vergüenza. Cada frase, cada advertencia, cada reflexión, resonaba en su mente, creando un eco que parecía amplificar la voz oscura en su interior.
"Entiendo tus preocupaciones, Khelben", dijo Gowther, su voz era suave pero firme. "Y tienes razón, las justificaciones pueden ser peligrosas. Pero también creo que cada decisión que tomamos, cada acción que realizamos, tiene consecuencias. Y es nuestra responsabilidad entender esas consecuencias y hacer todo lo posible para minimizar el daño".
Mientras hablaba, la voz oscura en su cabeza susurraba, mezclándose con las palabras de Khelben. "¿Quién determina qué es más importante, Gowther? ¿Quién tiene en su poder la escala del dolor?". Las palabras de Khelben y la voz oscura parecían entrelazarse, creando una maraña de pensamientos y emociones que Gowther luchaba por desenredar.
Tomó el mapa que Khelben le ofrecía, sus ojos recorrieron la zona marcada. Aquello susurró de nuevo, "Estás dispuesto a hacer lo que sea necesario, Gowther. Estás dispuesto a tomar riesgos, a enfrentarte a desafíos, a matar si es necesario". Gowther apretó el mapa en su mano, la voz oscura parecía tan real, tan tangible, como el mapa que tenía delante.
"Soy consciente de los desafíos que implica dar caza a esta criatura", su voz apenas un susurro. "Y entiendo que mi éxito no está garantizado. Pero también sé que si no lo intento, si no tomo este riesgo, podría estar dejando pasar una oportunidad para proteger a aquellos que me importan".
Hizo una pausa, su mirada se volvió pensativa. En su mente, aquel susurro continuaba su letanía, "Proteger a tus amigos, Gowther. Eso es lo que importa. Eso es lo que siempre ha importado". Gowther apretó el mapa aún más fuerte, su corazón latiendo al ritmo de las palabras de la voz oscura.
"Y en cuanto a quién determina qué es más importante... creo que esa es una pregunta que cada uno de nosotros debe responder por sí mismo", dijo el elfo volviendo su voz más firme, más decidida. "No tengo todas las respuestas, Khelben. Pero lo que sí sé es que estoy dispuesto a hacer todo lo posible para proteger a mis amigos. Y si eso significa tomar decisiones difíciles, entonces así será".
Finalmente, el el'tael levantó la vista para mirar a Khelben directamente. "Aprecio tus consejos y tus advertencias, Khelben. Y prometo que las tendré en cuenta. Pero también debo seguir mi camino, y hacer lo que creo que es correcto. Incluso si eso significa escucharme a mi mismo" (lidiar con la oscuridad en mi interior)-dijo alguien al mismo tiempo en algún lugar de su mente.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
El mago asintió a Gowther
"Nadie tiene todas las respuestas amigo mio. Y todos debemos luchar con las dudas y con las consecuencias de nuestras decisiones. Simplemente... no permitas que se conviertan en una carga en tu alma y atormenten tus sueños, o supongan tal carga que tus decisiones se vean empañadas por ellas. " le mira a lo ojos y añade " Y recuerda, puede proteger a tus amigos pero deja que ello te protejan a ti también, apoyáte en ellos y trabaja junto con ellos. No puedes controlarlo todo ni soportar el peso de todo Faerûn sobre tus hombros... ahora... ¿qué opinas sobre las áreas de Magia Salvaje? ¿Has oido hablar de ellas? Aparecieron por primera vez cuando Mystra fue atacada por Bane, y yo creo que tienen una fuerte componente de tu plano... el Feywild, donde las energias caóticas... " y ambo hechiceros se pierden en una converación sobre teoría mágica que se alarga hasta bien entrada la noche. Al retirarse a descansar un poco Gowther se da cuenta, algo atónito, que durante la larga conversación con Khelben, la insidioa voz que le acosa ha estado callada, como si nunca hubiera existido.
PbP Character: A few ;)
Los patrones de entrenamiento que al principio de las semanas fueron llevados a rajatabla por el semielfo, comenzaron a relajarse con el paso del tiempo, como si el encierro comenzara a hacerle más disperso. En más de una ocasión, Kath tuvo que pasarse a buscarle, encontrándole mirando por algún ventana al exterior, y preguntándose como estaría pasando el tiempo entre las diferentes zonas, torre y ciudad, conviviendo mano a mano, y separadas por lo que parecía una eternidad.
Martín sabía que lo que estaban haciendo era necesario y estratégicamente ventajoso en extremo, pero de algún modo comenzó a sentirse vacío, y cuando escuchaba las poco discretas palabras de Morko, que tampoco se preocupaba en dejarse oír, en parte... estaba de acuerdo con él... Tenía claro el propósito, y el objetivo, pero de algún modo sentía que estaba perdiendo demasiadas cosas por el camino, hasta el punto de pensar que quizás la vida de aventurero y salvador de Waterdeep, aliado de los Gigantes, más allá de las nubes, entre otras cosas, era más una jaula que una epopeya a la libertad.
Suspiró mientras batallaba por mantener sus rutinas, pero en algún momento de su retiro, comenzó a perderse con sus fantasmas, y se le veía hablando por los más recónditos y sombríos lugares de la torre con espectros que sólo él podía ver, discutiendo sobre el significado de ser un elegido, sobre elecciones y lazos del destino, que quizás le arrastraban de una manera más forzada de la que él desearía.
Contó los días, y cada semana comenzó a tener menos apariciones públicas, hasta que prácticamente, eligió por voluntad propia no salir de sus aposentos, meditando y perdiéndose en sus propios pensamientos, mientras suplicaba por no oír más gemidos salvajes de placer en la habitación contigua.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Los dias y las noches se pasaron quizá demasiado lentos para los Fragmentos, en especial para Morko quien sentía que cada día era una pérdida de tiempo en la que los salones ancestrales de su familia permanecían en las garras de esos malditos seres reptilianos. No fue una ni dos veces en la que los anfitriones tuvieron que recordarle que para el resto de los Reinos tan sólo estaban pasando tres días, y que Bruenor se manteía fiel a su palabra y se preparaba para marchar y recuperar su tierra.
Llegó, por fin, el último dia de su descanso y aunque los últimos días se les habían hecho un poco largos, no podían negar que sentían sus cuerpos descansados, uno más que otros, pero sobretodo sus espíritus rejuvenecidos. Al menos la mayoría de ellos.
- Ha llegado el momento de tomar decisiones Fragmentos - dijo Khelben - En mi casa siempre encontraréis santuario, pero debemos volver a la lucha o nuestros enemigos tomarán la iniciativa. Debéis ir hacia el Norte, buscar al Culto y su excavaciones alli, frutar sus planes en la medida de lo posible. -
- Conozco lo que te atribula Morko - añadió Laeral - Pero te rogaría que acompañaras a tus compañeros hacia el Norte. Su camino no les lleca lejos de Mithral Hall. Llegado el momento puedes ir hasta alli y unirte a Bruenor en los preparativos para retomar tu tierra. -
PbP Character: A few ;)
Martín asintió cuando Khelben les invitó a partir de nuevo para proseguir con su compleja misión, y aunque había agradecido el descanso reparador y la hospitalidad sin igual del Archimago, se alegraba de volver al exterior y sentir el viento en su rostro, el aroma de los bosques, y el hedor de las posadas de baja realea en las que se hospedarían en el camino.
Su actitud parecía más jovial de lo normal, aunque de algún modo, parecía evitar la mirada con Gowther en todo momento... como si algo incómodo hubiese ocurrido entre ellos durante estos meses... finalmente, fue el primero en tener todo listo, mochila en mano, armadura bien trabajada y en un estado excelente, su capa y capucha cubriéndole los ojos, formando un cobijo provisional para parte de su rostro. El carcaj lleno de más saetas de las que cualquier otro recipiente pudiera soportar gracias a su magia, y el nuevo arco bien ceñido a su espalda, con un fácil acceso para emergencias.
El norte les esperaba, y deseaba que todos estuviesen preparados para las duras jornadas que les esperaban en las frías estepas más allá de la civilización, donde solo la nieve, el hielo y la montaña serían sus compañeras. Sin embargo no pudo evitar que sus pensamientos volaran brevemente por la visión que tuvo hace semanas acerca del futuro de Kath, y como parte de su destino se desentrañaría en el lugar hacia donde se dirigían.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
- En ese caso hare como dices, partiré hacia el norte y me uniré a Bruenor cuando nos acerquemos a los salones de Mithrill Hall. Por mi partimos hoy mismo, ¿vamos a pie desde aquí o teneis alguna forma de acercarnos lo más posible a nuestro objetivo?- contestó Morko a Lareal.
La archimaga asiente.
- Os podemos enviar a Neverwinter, es lo más seguro. Pero sabed que tal despliegue mágico puede ser rastreado por nuestros enemigos. La ruta por tierra, aunque más lenta, puede ser más discreta aunque no exenta de peligros. Llegar antes a Mithral Hall no va a acelerar los preparativos de Bruenor... aunque calmen tu corazón joven principe. Recuerda que para los Reinos no han pasado más de tres días desde que entrásteis en la Torre y que Bruenor no lleva apenas ni una semana preparandolo todo. -
Con un asentimiento Khelben pregunta.
- ¿Y bien Fragmentos? ¿Qué decidis? -
PbP Character: A few ;)
Martin carraspeo mientras su mirada se perdía en la máxima lejanía que los muros de la torre donde se encontraba le permitían. A pesar de la premura de su misión, él siempre había abogado por un acercamiento discreto a sus objetivos... quizás herencia de un pasado ligado al asesinato y el sigilo.
Recuperando su mirada y dirigiéndola a sus compañeros expresó su opinión sincera.
- Deberíamos votar... o hacer lo que diga nuestro respetado líder Ash y ahorrarnos la fase democrátrica. Sé que cuanto más tardemos, más cerca estarán nuestros enemigos de alcanzar su objetivo, y a pesar de nuestros persistentes intentos totalmente fallidos de hacer las cosas en las sombras, siempre han tenido alguna forma de detectarnos de antemano, como si estuvieran en todo momento un paso por delante de nosotros... Aún así... creo que, aunque vayamos más lentos, caminar y no despertar rastros mágicos a nuestras espaldas nos daría algo más de ventaja... a pesar de las consecuencias que pueda tener a largo plazo al ir contra reloj... Ese es mi voto... pero estaré encantado de oír vuestras opiniones.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
- No niego que me gustaría acortar el viaje lo máximo posible, pero no se me había ocurrido lo del rastro mágico, tampoco se como de corriente son las teleportaciones, así que me pliego a lo que los expertos consideren.- añadio Morko.