Zevatur se volvió a quedar mudo un instante, sin embargo, pronto planteó nuevas dudas. - Pero esos mercenarios son astutos y taimados, quizás hayan dejado algún objeto o marca en la cámara, algo que les permita localizar... O los mismo cadáveres que aún están ahí... Y sin mencionar los poderosos magos Casalander. Que con sus pactos con demonios pueden hacer inimaginables logros... No sabemos cómo os identificaron, y no sabemos cómo nos siguieron hasta la cámara. No me quedo nada tranquilo. – Negó con la cabeza.
Sin poder ofrecer más ayuda o soluciones decidió cambar de tema – Me impresionó la llamarada que lanzasteis en la cámara, siempre había pensado que yo tenía sangre de algún malvado dragón rojo, pero creo que mi herencia viene de algún dragón dorado, como tú. Quizás eso haya contrarrestado mi herencia demoníaca.– Reflexionó en voz alta. - Ya había llegado a la conclusión de que soy yo a través de mis decisiones las que determinan mi carácter, pero saber que no todo es rezuma maldad en mi herencia es reconfortante.
Morko observaba aquella niña y su mente se fue hacia los niños enanos de su ciudad, ahora arrasada y no puedo evitar sentir una punzada en el corazón, ¿estaba haciendo lo correcto al estar tan lejos de su gente?, es cierto que lo grandes líderes le habían prometido su ayuda, pero de momento no había visto nada...y el inmenso tesoro del dragón bien podía costear la reconstrucción de la ciudad, es más seguramente podría levantar una fortaleza quizás equiparable a Mithril Hall.
La reacción de Gowther le preocupaba un poco, pero confiaba en que el esmirriado elfo encontrase su camino y si no seguro que una buena jarra de cerveza le ayudaba: -¿Como le paramos si vuelve a entrar en ese estado de locura? Si le pilla con sus conjuros activos, va a ser complicado.
Ash también veía exceso de confianza en las palabras del dragón. Ya le habían encontrado una vez y le habían anulado.
—Yo me preocuparía por saber como llegaron a ti la primera vez —dijo al hombre gato junto antes de compartir una mirada interrogativa con los Lores ocultos—. Pero en fin, que sabré yo —levantó las palmas con cierto alivio—. Solo soy el guerrero, el sabio milenario eres tú —acabó señalando al dragón.
Ese era un problema para los Lores. Los Fragmentos tenían asuntos que atender lejos de Waterdeep.
—Por cierto, antes de dejar la ciudad nos gustaría coseguir un buen par de arcos. ¿Aún hay crédito en tu emporio para los salvadores de Waterdeep, amigo? —abordó a Mirt el Prestamista sin vergüenza alguna—. Y quizás algunas flechas mágicas. Si vamos a plantar cara a Tiamat y sus esbirros necesitaremos un poco de músculo táctico y esto se queda corto —palmeó la ballesta entre su equipo, a sus pies—. El otro es para Martin, él solo ha pescado una piedra maldita y un beso de la lady, que no digo que sea mala prenda pero no nos ayudará mucho —sonrió a Laeral con la socarroneria habitual y su sonrisa encantadora—. Y es nuestro mejor tirador.
- Bueno - dice tranquilo Aurniax - Hemos derrotado al que contaba con los dones de la mismísima Tiamat tanto para encontar la Piedra como para haber emponzoñado mi mente. Asi que no me preocuparía por eso. Pude sentir la presencia de su Oscura Majestad en el aura de ese medio dragón. Calmad vuestros corazones, pues al igual que no podian encontrar la Cámara antes, no la pueden encontrar ahora y menos con las puertas cerradas. Si me lo permitís, fue un poco imprudente dejarlas abiertas al entrar, pero en realidad no podíamos esperar mejor resultado. Pues al tener el cuerpo de Ancan, nos aseguramos que no pueda ser traido de vuelta. No puedo decir lo mismo del enorme bugbear, pues vi cómo el elfo renegado tomaba algunos de sus cabellos. Dispondré de los restos de los enemigos caídos. Mientras permanezca en la Cámara, o entre estos muros - dice con una leve inclinación de cabeza hacia Khelben - estaré a salvo de nuevos intentos de nublar mi mente. -
- Respecto a los Cassalanter. Nosotros nos ocuparemos de ellos - dice Laeral - pero como dice Aurinax, si antes no pudieron encontrar la Cámara no lo harán ahora. Además, si no recuerdo mal la magia, tanto la ubicación como las llaves necesarias habrán cambiado ya. ¿Me equivoco Martin? - pregunta al semi-elfo que tras mirar la Piedra una vez más asiente, corroborando lo dicho por Laeral. - De momento el peligro ha pasado y la Ciudad está en deuda con vosotros -
- Una deuda mucho más grande que el valor de un par de arcos y unas cuantas flechas mágicas - dice Mirt con su profunda voz, complacido al parecer por la socarrona actitud de Ash - Pero veremos lo que puede hacerse. Sin duda necesitáis mejores ropajes... y armas dignas de vuestra misión. -
- Lo que es evidente - añade Khelben - es que no podéis partir al norte aún. No en estas condiciones, necesitáis tiempo para recuperaros. Pero por desgracia tiempo es el único recurso del que no disponemos... aún -
Laeral sonríe
- Si permanecéis en esta Torre, puedo lanzar un hechizo que modificará el tiempo tal y como lo conocemos. Mientras que en el exterior pasarán apenas dos días, para vosotros pasarán dos meses. Tiempo de sobra para recuperaros y poder entrenar. Pero no podéis abandonar la Torre en ese tiempo. Si uno sólo de vosotros sale, el hechizo se rompería y todos nos veríamos afectados. Mirt, tendrás que traer su equipo antes de que lance el ritual - El enorme Mirt asiente con seguridad. - Si aceptáis iré a preparar el ritual mientras termináis de hablar -
Mientras los Fragmentos ponderan la oferta deh Khelben, Aurinax contesta a Zevatur sobre sus orígenes.
- Has dicho palabras sabias. Me temo que los dragones rojos y nosotros, y algún otro dragón, compartimos el aliento ígneo. Desconozco tus orígenes joven Zevatur, pero te aseguro que sería un honor para los míos que pertenecieras a nuestra estirpe. -
Sus últimos poderes fueron dedidacados a compañeros caídos y heridos. Corrio escaleras arriba para atender al enano moribundo y poder ayudarle a bajar hasta la gran sala del trono. Observó aquel inmenso tesoro, sin codicio, lejos de ofender los recelos del dragón que lo pretegía. En aquel momento entendió los delirios de grandeza de Jarlaxe y su banda. ¿Qué hubiera pasado de hacer tratos con ellos? Para conseguir su parte habrían acabado con Aurinax casi seguro.. y la vara corriendo un funesto destino, así como condenar la ciudad entera sin protección. Estaba convencido de haber añadido a la larga lista de enemigos de los fragmentos al elfo oscuro, que no vería con buenos ojos la restitución de la seguridad de la cámara.
No emitió palabra con el dragón, todo ocurría en su cabeza. Apenas había finalizado el luto por Franccesca y casi añade al grupo de fragmentos a la lista de perdidas en su vida. Había visto caer uno tras otro a sus amigos viendo con impotencia que sus artes bárdicas resultaban de lo mas inútil. Aquel grupo de mercenarios, aunque ahora mermados sin el mayordomo, eran temibles e inmunes a las escasas facultades de Guilbert. El destino le lanzaba mensajes entre risas y burlas de sus enemigos mientras los últimos enlaces a su pasado desaparecían o morían entre sus brazos. Había encontrado otra familia tratando de olvidar su esencia y su juramento, vacuo en la soledad, heredero de una orden extinta. A su espalda, paciente, reposaba la gran espada de la orden de la rosa de ébano esperando que el bardo aceptara su destino.
Ya en la torre escuchó atento a todos hasta que habló Laeral sobre los Cassalanter. -Lo siento Lady Laeral pero el asunto con los Cassalanter es algo personal. Son demasiadas las incógnitas que dejó la muerte de Franchesca..-apretó los puños con todo el dolor que aquello le provocaba- ..sobre la orden.. pero ahora es personal
Martin abrió los ojos en la soledad de su habitación, descansaba sobre un sitio cómodo, sin duda los Lores de la Torre le habían proporcionado un lugar sencillo pero agradable donde estar, aunque les había faltado algo de aislamiento sonoro entre las diferentes estancias donde los Fragmentos pasaban la noche. Los gritos de un fornicio salvaje y desbocado volvían a despertarle una mañana más, quizás era la segunda o la tercera vez en un mismo día... Sin duda Helayna y Ash estaban recuperando el tiempo perdido, y que mejor manera que hacerlo entre la seguridad y paz de estos muros.
El bastardo volvió a levantarse algo agotado por la falta de sueño y comenzó a asearse, rasurando y perfilándose la barba con cuidado, antes de pasearse vestido con una diminuta toalla, que apenas tapaba sus vergüenzas, hacia los baños de agua caliente restaurativa que ya había probado cada día desde que llegó allí... Se preguntaba, si algo parecido podría instalarse en su hogar en Waterdeep, quizás en el sótano de la hacienda común, aunque probablemente estuviera relacionado con la magia y fuera algo imposible de adoptar. Deseos sencillos pero difíciles de acometer... como todo en su vida.
Tras el baño, volvió a su habitación, y esta vez volvió a escuchar esas risas histriónicas detrás de la puerta de la estancia que albergaba a Gowther... unas risas y gritos emitidos en un tono alto y desquiciado, que encogía el corazón del fibrado y ágil ex-asesino, preocupándolo cada vez más.
Cuando acabó de vestirse con su típico atuendo en tonos grises y verdes, asegurado su armadura de cuero tachonado sobre su torso de pectorales apenas marcados, y ajustando su capa de decenas de bolsillos secretos, Martin se miró al espartano espejo que se elevaba cerca de su cama, casi sin reconocerse. Los violáceos ojos y su piel pálida le hacían parecer un fantasma, un espectro anónimo del que nunca te acordarías en una fiesta... y eso era bueno para su trabajo, pero quizás no tanto para su ánimo. Intentando no abandonarse a la melancolía, el semielfo recogió sus armas y se dispuso a moverse a los jardines, donde había dispuesto en un lugar remoto donde no molestara demasiado, su pequeño campo de entrenamiento... Por supuesto Kath ya estaba allí esperándole, y no tardó en recordarle como había sido impuntual, como los últimos días de la semana... Martin prefirió no comentarle parte de la causa... aunque volvió a imaginarse en su cabeza por unos segundos como la nueva pareja no cesaba en sus intentos de derribar la pared que separaba sus respectivos dormitorios a polvos... de algún modo sintió envidia sana.
Días antes, y ante la restructuración de la logística del grupo, el explorador había cedido varios objetos mágicos de los que ya no haría más uso, ... el anillo de almacenaje de conjuros, así como su arco y su correspondiente carcaj, fueron donados a Ash "músculos de acero", ... tras la necesidad de éste último de una alternativa a larga distancia para combates donde las cosas podrían complicarse. Su amada hechicera le colmaría y le llenaría ese anillo de magia protectora, que sin duda necesitaría en el incierto futuro que les esperaba en el Norte.
La hora de comer era frugal, pero también era un momento que disfrutaba del día, donde todos se reunían juntos dejando atrás los estudios, entrenamientos u ... otros haceres que les tuvieran ocupados. Poco a apoco el sentido del humor volvía, ocultando, que no sanando, las viejas heridas y los sentimientos de derrota, aunque los más joviales siempre eran Zevatur y Canela, que no paraban de intentar buscar una sonrisa en cada uno de los allí presentes... Sin embargo el taciturno Guilbert, parecía preso de una tristeza difícil de desentrañar, ... y alguna vez le había escuchado en la distancia cantar alguna oda fúnebre y triste, ... quizás por los suyos ... quizás por ella... en cualquier caso, Martin no había querido interrumpirle nunca, no se le daban bien las palabras ni los actos de cercanía entre personas.
Tras una larga tarde con más entrenamiento, esta vez en solitario, y ajustando su nuevo arco, obsequio de sus nuevos y poderosos aliados, Martin se dispuso a coger algunas piezas de fruta para la cena, y llevárselas a la habitación para intentar dormir algo antes de que la parejita decidiera comenzar de nuevo sus extensos "ejercicios" amorosos. Desvistiéndose con cuidado, quejándose como un crío pequeño con cada moratón o herida leve provocada por el cruce de espadas con Kath, finalmente se quedó completamente desnudo y se metió en la cama... cuando cerró los ojos... los gritos de éxtasis comenzaron de nuevo a escasos metros de él...
Asintió con respeto y cariño a Martin antes de que se adentrase en la habitación contigua a la suya. Ya solo, en su habitación, con una mezcla de agotamiento y esperanza por los nuevos días venideros, Zevatur extendió sobre el escritorio los objetos mágicos de que disponía. Un brillante y chisporroteante cristal que parecía moverse con etéreas ráfagas de viento resaltaba sobre los demás, un extraordinario regalo de los Lores. En la quietud de aquella primera noche el sonoro y reverberante ronquido de Canela indicaba al tieflin que disponía de un tiempo para la reflexión y la introspección.
Los lores les habían regalado aquellas singulares piezas por los servicios a Waterdeep. Pero con aquellos regalos Los Fragmentos también quedaban en deuda con Waterdeep. Un doble vinculo que reforzaba en Zevatur su sentido de pertenencia a la ciudad.
Recordó con algo de nostalgia como un muchacho sin experiencia en la vida había abandonado la ciudad en busca de respuestas. ¿Quién había secuestrado a su madre, quien era su padre, que herencia de sangre dictaría el destino de su vida? No es que aquellas preguntas ya no le importasen, si no que ya no definían su esencia. Había crecido más allá de ellas.
Deseaba impartir justicia a su impostora madre, pero ya no era un doloroso anhelo que definía su identidad. Deseaba conocer a su padre, pero... Cogió el medallón que su verdadera madre le había dado y lo observó. No aflojaría en su búsqueda... Pero, ya no era “Zevatur que busca a su padre para encontrase a sí mismo” Ahora era Zevatur.
Zevatur de Waterdeep
Sonrió y unió el chisporroteante Shard del Aire al medallón de su padre, vinculándose después a cristal. Antes de quedarse dormido se colocó el colgante al cuello y lo apretó contra su pecho.
Al poco de salir de la estancia, Gowther se alejó de la mesa, sintiendo que necesitaba un momento para sí mismo. Caminó por los pasillos de la torre, tratando de encontrar la calma en su interior. Pero la imagen de su propio rostro guiñándole el ojo y sonriendo con sorna seguía atormentándolo. Finalmente llegó a la biblioteca y se sentó en una mesa apartada, sacando su libro de hechizos y comenzando a hojearlo. Pero su mente seguía divagando, incapaz de concentrarse en las palabras escritas en las páginas.
De repente, una risa oscura y siniestra resonó en la biblioteca. El eladrin se sobresaltó y se levantó de golpe, mirando a su alrededor con temor. Pero no había nadie más en la biblioteca aparte de él. La risa volvió a sonar, más fuerte esta vez. El hojacantante sintió un escalofrío recorrer su espalda y se preguntó si estaba perdiendo la cordura. Pero entonces, una voz oscura y tenebrosa se hizo eco en su mente.
"¿No te dije que nunca podrías escapar de la oscuridad que te rodea? ¿No te dije que eres débil y que siempre lo serás?"
Apretó los dientes, tratando de ignorar la voz tenebrosa. Sabía que tenía que encontrar la fuerza para luchar contra ella, pero no sabía si era capaz de hacerlo. La risa siniestra seguía sonando en la biblioteca, cada vez más fuerte y más cercana. De repente, una figura oscura se materializó frente a él. Gowther retrocedió, aterrorizado, pero la figura se acercó a él y le susurró al oído con una voz siniestra y tenebrosa.
"Siempre estaré contigo, El'tael. Siempre estaré aquí para recordarte lo débil que eres, para recordarte que la muerte es tu regalo"
Cerró los ojos con fuerza, tratando de alejar la figura oscura de su mente. Cuando los abrió de nuevo, la figura había desaparecido y la risa siniestra había cesado. Pero Gowther sabía que la oscuridad siempre estaría ahí, acechando en las sombras y esperando su momento para atacar.
Con un suspiro, tomó su libro de hechizos y se levantó de la mesa. Sabía que tenía que seguir adelante, luchando contra sus propios demonios internos y encontrando la fuerza para vencerlos. Pero por un momento, se sintió abrumado en aquel lugar.
Mientras caminaba por los pasillos, su reflejo en los espejos que encontraba por el camino le hacía una mueca siniestra, como si se burlara de él. Gowther sacudió la cabeza, tratando de alejar la imagen de su mente. Pero sabía que la oscuridad siempre estaría ahí, esperando su momento para atacar de nuevo. Esos dos meses encerrado habían sido un reto difícil para él.
[Las siguientes dos semanas]
Gowther pasó las siguientes dos semanas en un estado de profunda introspección. Se sumergió en sus estudios de magia, tratando de encontrar respuestas a las voces que lo habían atormentado durante tanto tiempo. Entrenó en combate, perfeccionando sus habilidades y su técnica, pero lo hizo en silencio, sin hablar con sus compañeros. Observaba a sus compañeros desde la sombra, sintiéndose cada vez más aislado de ellos. Se preguntaba si alguna vez podría superar sus problemas emocionales y conectarse con ellos de nuevo. Se sentía abrumado por la culpa y la vergüenza, preguntándose si alguna vez podría redimirse por sus acciones pasadas.
A medida que pasaban los días, el elfo se volvía cada vez más taciturno y retraído. Sus compañeros intentaban acercarse a él, pero él los rechazaba, temiendo que pudieran descubrir sus secretos más oscuros. Finalmente, después de dos semanas de aislamiento, Gowther se dio cuenta de que no podía seguir así. Comenzó a hablar con sus compañeros y a prepararse para lo que pudiera venir.
[Con hela en la biblioteta]
En la biblioteca de la Torre del mago Blackstaff, Hela se encontraba sentada en una mesa estudiando hechizos. La habitación estaba iluminada por las antorchas que colgaban de las paredes, y el aire estaba lleno del olor a libros antiguos. De repente, escuchó voces de niños cantando nanas élficas a lo lejos, detrás de una estantería. Hela se sobresaltó y se giró para ver quién estaba detrás de ella, pero no había nadie a su alrededor.
Sin previo aviso, escuchó una risa siniestra y enajenada en su mente, lo que la hizo saltar de su asiento. Se giró de nuevo para ver quién estaba detrás de ella, pero seguía sin haber nadie a su alrededor. La presencia de las voces y la risa la hacían sentir incómoda y asustada. Es entonces cuando sintió una presencia detrás de ella y se dio la vuelta para ver a Gowther mirando por encima de su hombro. Gowther tenía un libro en la mano y le preguntó si podían estudiar juntos. Hela aceptó, aunque se sintió aún más inquieta por la extraña risa que escuchó en su mente y por la repentina aparición de Gowther.
Mientras estudiaban juntos, Hela no podía evitar sentir que el eladrin la estaba observando de manera extraña. Sentía que sus ojos la seguían a donde quiera que iba y que su presencia la hacía sentir incómoda. A pesar de esto, siguió estudiando con él, tratando de ignorar su extraña presencia. Durante el transcurso de su estudio, un libro cayó al suelo detrás de ellos, haciendo que ambos se sobresaltaran. Gowther se levantó para recogerlo, pero cuando lo hizo, pareció que algo lo distrajo mirando al fondo de la sala y quedó paralizado. Hela lo miró con curiosidad, pero él no dijo nada y continuó estudiando.
[Morko y Guilbert en la sala común]
Morko, Guilbert y Gowther se encontraban en la sala común bebiendo y charlando. El ambiente era agradable gracias al crepitar y calor de las llamas de la chimenea. Trataban de ayudarlo a relajarse y sentirse más cómodo. En un momento dado, Guilbert soltó una broma algo inapropiada que sorprendentemente fue continuada por Morko. Gowther pareció manifestar un semblante raro y empezó a reír de una manera diferente.
De repente, las llamas de la chimenea se avivaron sin sentido aparente. Morko yGuilbert se sorprendieron y miraron hacia la chimenea. Entonces pareció volver a su ser y comenzó a reír como acostumbraba cortando aquella enrarecida situación. -¿Qué os pasa ahora?-dijo sin parar de reír-. ¡Menudas caras!Morko y Guilbert se miraron el uno al otro, rieron nerviosamente y continuaron bebiendo.
[Con Zevatur y Martin]
Zevatur y Martin se encontraban en la sala de estrategia de la Torre del mago Blackstaff. La habitación estaba decorada con alfombras de colores vivos y cortinas de terciopelo oscuro. En el centro de la habitación había una gran mesa de madera, rodeada de sillas cómodas. Estaban discutiendo la estrategia para futuras misiones y cómo combinar sus habilidades para tener éxito. Hablaban de situaciones pasadas en las que habían estado a punto de ser derrotados y cómo habían logrado salir adelante gracias a su trabajo en equipo.
De repente, Gowther entró en la habitación y les entregó unas piedras encantadas. Les explicó que podían ser utilizadas como interruptores mágicos y colocadas en diferentes lugares para alertarlos de la presencia de intrusos o posibles enemigos. Zevatur y Martin se sintieron emocionados por la nueva herramienta y comenzaron a debatir sobre cómo podían utilizarla en su próxima misión.
Mientras discutían, Martin notó que una de las piedras tenía un disparador diferente y emitió a todo volumen una carcajada que acabó en un grito de desesperación. Gowther abrió los ojos sorprendido y reaccionó rápidamente. Con un gesto de su mano dibujó en el aire una mística runa y utilizó un hechizo de desencantar para eliminar la piedra. -Perdonad, no sé qué ha podido pasar... Esto ha sido algo extraño...-
[Con Ash en la sala de entrenamiento]
Ash se encontraba solo en la sala de entrenamiento de la Torre del mago Blackstaff, practicando sus habilidades de lucha. La sala de entrenamiento estaba equipada con armas de todo tipo y había maniquíes de entrenamiento colocados en diferentes lugares. De repente, comenzó a percibir un olor a carne quemada que parecía venir de todas partes de la sala. El olor era tan fuerte que le hizo toser y cubrirse la nariz.
Mientras se recuperaba del olor, comenzó a escuchar susurros ininteligibles que parecían venir de todas partes de la sala. Los susurros eran tan inquietantes que Ash se sentía incómodo y se preparó para defenderse. Fue entonces cuando algo se movió rápidamente por las sombras de la sala de entrenamiento. Podía ver destellos de movimiento en la oscuridad, pero no podía identificar lo que era.
Las antorchas colocadas estratégicamente comenzaron a apagarse lentamente, dejando la sala en penumbra. La tensión aumentó a medida que la figura parecía aparecer y desaparecer en diferentes lugares cada vez con más frecuencia. Ash se sintió atrapado en la oscuridad y se preparó para enfrentarse a su posible enemigo. De repente, Gowther apareció a unos metros delante del humano. Su aparición fue tan repentina y sorprendente que Ash retrocedió unos pasos. Gowther sonrió amablemente y le propuso entrenar juntos.-Estoy practicando algo de magia. Estar aquí encerrado parece que me está oxidando. ¿Te animas a entrenar conmigo?
Ash se sintió aliviado al saber que no era un enemigo, pero el ambiente siniestro de la sala aún lo mantenía en alerta. La presencia del olor a carne quemada y los susurros inquietantes solo aumentaban su desasosiego. Ash se preguntó si podía confiar en Gowther completamente.
He empleado en las diferentes partes Message, mage hand, minor ilusion, blink, misty step, haste, control flames. unseent servant
Ash salió de la habitación con el pelo alborotado, una toalla a la cintura y una sonrisa de satisfacción por toda vestimenta. Saludó amablemente a quien se cruzó con él. Las luces mágicas de los candiles de Khelben arrancaban cálidos reflejos de sus poderosos músculos, húmedos por el esfuerzo. Entró en la cocina del mago con cierta jovialidad y absoluta relajación en busca de un poco de aceite para lubricar ciertas artes amatorias y volvió a su habitación.
Pronto los molestos ruidos que mantenían a Martín en vela volvieron a hacerse presentes.
[Tras dos semanas]
Pasadas dos semanas Ash, pertrechado con sus enseres de combate y sus chicas al cinto se presentó en la puerta de Gowther.
—¡Arriba bailarín! Voy a enseñarte un par de trucos —golpeó la puerta con los nudillos, peor nadie contestó—. Vamos, necesito un guerrero y no tengo ninguno mejor a mano. Morko está ocupado contando a sus enemigos y jurando venganza una y otra vez. ¿Qué me dices, bailamos? —de nuevo silencio.
El ejercicio siempre le había ayudado a centrar sus ideas y esperaba que ayudará también a su perdido amigo. Y además le necesitaba. Se había propuesto no volver a dejarse pillar por un oponente a quien no podía ver. Encogió los hombros y se marcho a la sala de entrenamiento.
[Con Gowther]
Ash se esforzó en componer una sonrisa de las suyas sin conseguirlo. El comportamiento de su amigo empezaba a ser espeluznante. Había conseguido ponerle los pelos de punta. Trató de serenarse bajando las armas. Estaba claro de que Gowther necesitaba ayuda. No le quedaba otra que ponerse en sus manos si quería ayudarle. Confianza pedía confianza. La vida era un loco juego de azar y Ash sabía jugar, que diablos.
—Vaya, a ti te buscaba yo. Necesito un oponente. Hay algo que quiero practicar y a ambos nos vendrá bien el ejercicio.
Durante los siguientes días, siempre que no estaba con Hela, Ash arrastraba a Gowtjer a la sala de entrenamiento de la torre de Khelben. Practicaban espada en mano durante horas, sin descanso. Ash, con una venda atada en torno a los ojos, trataba de cazar al hoja cantante. Con cada fibra de sus ser permanecía atento a los signos de movimiento de Gowther, que bailaba alrededor simulando combatir al guerrero con total impunidad. Tardó 7 días, pero finalmente Gowther tuvo que hacer uso de Aegnor para desviar a Úrsula. Ash se levantó un poco la venda sonriendo satisfecho.
—¡Otra vez! —rugió dispuesto a repetirlo hasta hacer de aquel movimiento algo automático.
Martin reconoció que tener una sala de estrategia en una torre de magos le había sorprendido en exceso, pero agradecía su presencia en aquel mágico lugar, donde no todo eran hechizos y poderosos conjuros que doblegaban hasta el mismo espacio-tiempo. La incorporación del eladrin a la pareja, fue recibida con cierto agrado por parte del semielfo, que a pesar de ver interrumpida su amena charla con Zevatur, podría ser aprovechada para tratar ciertos temas pendientes...
Pero al parecer, sus sentimientos tenían otros planes para ese encuentro. Cuando Gowther les ofreció las piedras, que el ex-asesino recogió con cierta admiración a su valor estratégico como había señalado muy correctamente su creador, un sobresalto le llegó cuando la última de éstas chilló como si estuviera poseída por algún extraño Dios bufón de cordura distraída, lo que le recordó a los mismos sonidos que oía cuando pasaba delante la puerta de los aposentos del hoja cantante.
Muchas sensaciones encontradas comenzaron a revolverse dentro de él, y no todas fueron buenas, ... con el puño cerrado, y casi por instinto, liberando toda la tensión que se había enquistado en su interior, Martin lanzó un puñetazo a la cara del que había jurado defender, ... ante la sorpresa del tiefling que observaba la escena sin esperarse tal explosiva respuesta. Sin embargo, para el el'tael, el ataque del fantasma que era ahora su compañero de andanzas, le resultó bastante lento y torpe, telegrafiado y predecible, sólo necesitó esquivarlo girando su torso ligeramente hacia su izquierda para evitar el impacto.
La falta de objetivo desequilibró a su atacante, que dando un par de traspiés cayó al suelo acrecentando su frustración, ... desde allí, el mestizo, inundado por la rabia, apenas pudo emitir alguna frases incoherentes dirigidas a uno de los miembros de los fragmentos, que, en el fondo, más admiraba del grupo.
- ¿Qué te está pasando? ... Casi ... matas a Kath ... ¿acaso te has disculpado con ella? ... te estás perdiendo ... y no puedes ignorar que no estás en tu momento más estable ... ¡tienes que hacer algo! ... por ti ... por nosotros ...
Una solitaria lágrima zarpó a lo largo del rostro de Martin, éste sorprendido y algo avergonzado, se la limpió rápidamente mientras se incorporaba de nuevo para intentar, una vez más, mantener sin demasiado éxito algo de dignidad delante de Gowther.
Con un suave gesto de su mano, Martin suavizó su caída en el último segundo. Se acercó a Martin y poniendo la mano en su hombro le preguntó con un tono preocupado: -"¿Estás bien?" Pero la mirada de Gowther mostraba cierta desconexión de sus palabras. De algún modo, parecía vivenciar todo aquello desde fuera, como si estuviera en un sueño oscuro y perturbador.
Antes de que pudiera contestar el mestizo, unos pensamientos insidiosos inundaron la mente de Martin como el alquitrán.
"¿Y eres tú quien nos va a dar enseñanzas de lo que es honorable?" continuó la voz oscura en la mente de Martin."¿Cuánto tiempo va a pasar para que cambies de parecer? Eres tan poco fiable y tan cambiante como el viento. Hermanado e influenciado por fuerzas de las que apenas atisbas a comprender sus consecuencias y aquí estás... Llorando porque te preocupamos... Sería mejor que te preguntaras que busca de ti en realidad a aquello a lo que sirves... Eso si sería inteligente... Déjanos tranquilos y pon otro oscuro secreto en tu sucio desván... Apestas desde aquí a mentira, subterfugio y engaño... no te costará..."- ¿Aquella voz oscura y siniestra parecía estar mirando en lo más hondo del corazón del mestizo o tal vez no...?
cantrip de mensaje
[En la mente de Gowther]
Una cacofonía de voces, emociones y sensaciones inundaban el alma del eladrín ante las palabras de su compañero, como si estuviera atrapado en una pesadilla que no podía controlar. Alguien en algún lugar de su mente le dijo:-"Ni siquiera eres fiable para mantener la amistad de este pobre bastardo", continuó la voz oscura. "Hasta él, que ha mancillado sus manos con tal de recibir una mirada de aprobación de la nobleza élfica, se atreve a juzgarte... Recuerda... la muerte es tu regalo..."
Como esos días hubieran sido un gran entrenamiento para Gowther, el semblante de elfo era impoluto, correcto y pragmático tanto como acostumbraba y finalmente, se centró en la conversación con sus compañeros. "Supongo que tienes razón", dijo con tristeza. "Perdí el norte. No fui fuerte. Tengo que hablar con ella". Ayudó a levantar a Martin con una dulzura sincera, como si quisiera borrar la imagen de su ataque de la mente de todos.
Pero la oscuridad y el miedo seguían presentes en Gowther, atrapado en su propia mente, luchando contra las voces que lo acusaban y lo hacían sentirse cada vez más aislado. "Ahora es momento de prepararnos para nuestro viaje. Zevatur, he intentado mejorar mis defensas y movilidad en campo de batalla. ¿Cómo te estás preparando tú?"preguntó Gowther, intentando cambiar de tema. Sabía que tenía que enfrentar sus demonios internos antes de poder seguir adelante, pero por ahora, necesitaba enfocarse en la tarea que tenía por delante.
Zevatur regresaba aun jadeante de su propia sesión de entrenamiento, descamisado y limpiándose el sudor corporal con una de las lujosas toallas de los lores ocultos, Se detuvo un momento cuando los sonidos de triunfo de Ash llamaron su atención, haciendo que se acercase a Ash y Gowther y su entrenamiento. Se detuvo a admirar el combate.
- Quizás podamos usar esas habilidades que estáis entrenando en combate. – Dijo mientras conjuraba una densa y opresiva oscuridad en la zona de combate y se incorporaba al entrenamiento, moviéndose en su oscuridad como si fuese la luz del día y lanzando conjuros a ambos contendientes. Era sorprendente como Ash era capaz de rodar en cuanto escuchaba la finalización del conjuro y evitaba cualquier ventaja que Zevatur pudiera tener para alcanzarle.
[Con Gowther y Martin]
El tieflin dio un respingo al escuchar la voz de alarma de la piedra y casi sin tiempo de asimilar lo que había pasado presenció con estupefacción la escena que se desarrollaba ante sus ojos. El ataque de Martin estaba poco justificado y sus acusaciones eran innecesariamente hirientes. Pero se encontró asintiendo, apoyando a Martin.
La falta de emoción en las respuestas de Gowther fue lo que le despertó, Gowther no estaba bien y no estaba mejorando. Había confiado en que los días de descanso y entrenamiento con el grupo ayudaran al elfo a recuperarse de sus traumas, pero su falta de emoción y la evasión le alertaron más que cualquier extraño comportamiento de antes.
- No, Gowther... Antes de discutir nuestro entrenamiento... Me gustaría hablar de un tema mucho más importante. – Dijo mirando a Martin y a Gowther. – Desde que regresaste de entre los muertos no has sido el mismo. Necesitas hablar con alguien. No sé cómo te podríamos ayudar... Pero somos amigos, nuestros lazos se ha forjado ante las más terroríficas amenazas. Las hemos derrotado, hemos sobrevivido, y los problemas que tienes. Juntos podemos enfrentarlos también.– Dijo mirando intensamente a Gowther, con firmeza, respeto y afecto.
En medio de un silencio sepulcral, Gowther quedó absorto en sus pensamientos, sin saber muy bien cómo expresar lo que sentía. Después de unos momentos, una sonrisa calmada se dibujó en su rostro, intentando tranquilizar a sus compañeros.
-"Verás, los elfos somos seres cuya psique está impregnada por emociones constantemente, y los eladrin somos la máxima expresión de esta característica", dijo Gowther mientras alzaba la mano y conjuraba en su palma una entidad del Feywild. Era algo tan hermoso y majestuoso que resultaba difícil describirlo con palabras.
-"Intentad recordar alguna ocasión en la que os hayáis quedado absortos por la belleza de alguien o algo", continuó Gowther. "El día a día de un eladrin es una fuente constante de emociones, en algunos casos llegan a ser incontrolables. Los últimos 50 años de mi vida los he pasado bloqueando esta faceta de mi ser debido a un razonamiento y pragmatismo enfermizos. He suprimido todo lo que soy en lo más profundo de mi ser porque no quería sentir ni enfrentar todo lo que me acontecía. Sin embargo, ahora todas esas emociones han vuelto de golpe y supongo que me está costando procesar todo lo que nos ha ocurrido".
La sonrisa de Gowther se volvió más seria. "Lo que sucedió con Kath... no tengo palabras", susurró. "Me dejé llevar por mis emociones y busqué una salida sin sentido. No sé cómo pude atacarla... No volverá a ocurrir. Necesito hablar con Kath. Todos tenemos demonios interiores y parece que me está costando lidiar con los míos..."
-No creo podáis hacer nada por ayudarme... Vuestro apoyo incondicional ya es suficiente... supongo que estoy madurando a marchas forzadas...
[Con Helayna en la bilbioteca]
Después de un rato, Gowther decidió romper el silencio preguntando a Helayna sobre su naturaleza como shadar-kai. La miró fijamente, como si estuviera tratando de entenderla en un nivel más profundo. Con voz suave pero firme, le preguntó: -"Helayna, como shadar-kai, sé que debes lidiar con la oscuridad de tu propio plano. Me intriga saber cómo enfrentas esa oscuridad que te embarga en momentos difíciles. ¿Qué haces cuando te rodea la penumbra y la melancolía de tu hogar?"
Gowther esperaba pacientemente a que Helayna compartiera su experiencia, tratando de comprender mejor cómo ella manejaba esos momentos de oscuridad. El eladrin buscaba entender totalmente lo que ella experimentaba, le interesaba la capacidad de su pueblo para encontrar fortaleza en medio de la oscuridad. Gowther se quedó en silencio por un momento, sus ojos penetrantes fijos en ella parecían no moverse. Su expresión se volvió más sombría y sus dedos jugueteaban con el borde del libro que tenía en las manos. Una sonrisa sutil y enigmática se formó en sus labios mientras hablaba en un tono más bajo y misterioso.
-"¿Has llegado alguna vez a explorar los límites de esa conexión?"
Al decir esto, Gowther se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con una luz inusualmente intensa y su gesto mostrando cierta inquietud. Paseó su mano por su propia sombra proyectada en la pared, jugando con ella de manera inquietante, como si estuviera tentado por la oscuridad misma. Helayna no pudo evitar sentir una mezcla de intriga y precaución ante su actitud.
Sus palabras, sumadas al ambiente sombrío de la biblioteca, crearon una atmósfera cargada de misterio y suspense. Parecía que Gowther, aunque intentaba disimularlo, tenía una intensa fascinación por la conexión de Helayna con la oscuridad, y su gesto con su sombra solo aumentaba esa sensación oscura y enigmática que lo rodeaba.
-Verás, últimamente mis emociones me abruman después de todo lo ocurrido, tienden a ser algo más oscuras... En tu plano, donde todo es sombrío y la oscuridad es algo tan natural como respirar... puede que tengáis alguna estrategia para lidiar con ella...
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Zevatur observó con atención al atormentado eladrin durante la pausa en la que se sumió. Algo en la actitud de Gowther no acababa de cuadrar y sospechaba que no era del todo sincero en sus explicaciones. Pero tampoco podía ofrecer nada diferente a lo que le acababa de ofrecer; una mano tendida, amistad y comprensión.
- A lo largo de la historia de los pueblos civilizados extraordinarios artistas han dado voz a sus sentimientos en sus obras. Así se han escrito los más tristes versos, melodías que tocaban el alma de los que las escuchaban o retratos que mostraban la verdadera alma de los modelos. Dar forma material a esos sentimientos a través del arte quizás te podría ayudar. Si no... – La actitud de Zevatur se aligeró. – Cuando salgamos de aquí en el Oasis te podrían ayudar a relajarte.
Gowther se mantuvo en silencio por un momento, procesando las palabras de Zevatur. Apreciaba el gesto de su compañero, pero algo en su interior se revolvía incómodo.
-"Arte... sí, podría intentarlo", dijo finalmente, aunque su tono no era del todo convincente. -"Agradecería la oportunidad de expresar mis emociones a través de un medio que no sea el combate".
Pero cuando Zevatur mencionó el Oasis, Gowther sintió una punzada de inquietud. Un lugar lleno de chicas de compañía... ¿Realmente podría encontrar la paz en un lugar así?
[En la mente de Gowther]
Una voz oscura en su mente se burló de la idea. "¿Realmente crees que podrías encontrar la paz en un lugar así? ¿Después de lo que te hicieron? Eres un inepto si piensas que puedes escapar de tus demonios tan fácilmente".
Gowther intentó ignorar la voz, pero sus palabras resonaban en su cabeza. Sabía que tenía razón. No podía simplemente huir de sus problemas. Necesitaba enfrentarlos de frente.
-"Aprecio tu oferta, Zevatur", dijo Gowther con una sonrisa forzada. -"Pero creo que necesito encontrar mi propia manera de lidiar con mis demonios. No estoy seguro de que el Oasis sea el lugar adecuado para mí. Pero gracias por tu preocupación".
La voz en su cabeza se rió. "Sí, eso es. Huye. Es lo que mejor sabes hacer, ¿verdad? Pero no puedes huir de ti mismo, Gowther. No importa a dónde vayas...".
Con un suspiro, Gowther intentó alejar la voz de su mente. Sabía que tenía razón, pero eso no significaba que tuviera que rendirse.
[Con Ash antes de que venga Zevatur]
El aire en la sala de entrenamiento se volvió denso con la magia mientras Gowther preparaba sus hechizos. Con un gesto fluido, lanzó un hechizo de velocidad y un hechizo de escudo al anillo que Ash llevaba, un artefacto capaz de almacenar hechizos.
-"Disfruta de mi pequeño regalo", dijo Gowther con un guiño. "Tu compañera Helayna puede ser tu 'batería de hechizos' al llegar la noche". Con un gesto, Gowther mostró el potencial del anillo, y la magia que contenía.
Ash pareció sorprendido al principio, pero luego asintió y aceptó el regalo. Al instante, Ash pudo percibir la potencia de la magia de Gowther recorriendo su ser, acelerando sus movimientos hasta límites insospechados. Su cuerpo se movía con una velocidad y agilidad sobrehumanas, esquivando los ataques de Gowther con una facilidad que nunca antes había experimentado.
Gowther atacó a Ash con un golpe de su espada de fuego, pero Ash fue capaz de esquivar y bloquear el ataque con el hechizo de escudo que Gowther había depositado en su anillo. Un destello de luz brillante y un sonido sordo llenaron la sala cuando el ataque de Gowther chocó contra el escudo mágico, creando una explosión de chispas y energía mágica.
[Con Ash y Zevatur]
Cuando Zevatur entró en la sala, la atmósfera cambió. Gowther, cuyos ojos habían estado llenos de luz y diversión, se oscurecieron, reflejando una sombra interna que parecía haber cobrado vida al ver el hechizo de oscuridad de su amigo.
Sin decir una palabra, Gowther extendió la mano y murmuró unas palabras en élfico. Su figura comenzó a distorsionarse, volviéndose borrosa y esquiva, como un espejismo en el desierto. Luego, se adentró en la oscuridad que Zevatur había conjurado, desapareciendo de la vista. A pesar de estar oculto en la oscuridad, Zevatur podía verlo, y Gowther le guiñó un ojo antes de desaparecer por completo.
"Velethuil", susurró Gowther, y su cuerpo se volvió invisible, oculto incluso a los ojos agudos de Zevatur. Desde su posición, Gowther comenzó a jugar con la mente de sus compañeros. Creó ilusiones menores, formas oscuras y sombras que se movían en el rabillo del ojo, susurros apenas audibles que parecían venir de todas partes y de ninguna. También manipuló el entorno, moviendo objetos y creando ruidos para distraer y confundir a Ash y Zevatur.
La batalla se volvió más intensa y peligrosa, una danza de sombras y engaños. Pero a pesar de la oscuridad que lo rodeaba, Gowther se sentía extrañamente en casa. Aquella oscuridad era un reflejo de su interior, una oscuridad que parecía crecer cada día. Sin embargo, también se sentía atrapado en ella, asustado de lo que podría encontrar si se adentraba demasiado. Pero por ahora, se obligó a apartar esos pensamientos y a concentrarse en la batalla. Después de todo, tenía amigos a su lado, y juntos, podrían enfrentar cualquier cosa que el mundo les arrojara. Eso era lo que realmente importaba.
[Paralelamente con Zevatur y Ash en la mente de Gowther]
En la mente de Gowther, la oscuridad era un vacío inmenso, un abismo sin fin que amenazaba con tragarlo todo. En medio de esta oscuridad, Gowther se encontraba en un pequeño halo de luz, una isla de esperanza en un mar de desesperación.
La voz en su cabeza, una sombra oscura y retorcida, parecía crecer con cada palabra que pronunciaba, amenazando con extinguir la luz. "¿Realmente crees que puedes engañarlos para siempre?", preguntó la voz, su tono lleno de burla. "¿Crees que no notarán que algo está mal?"
La luz en la mente de Gowther parpadeó, pero no se apagó. "No estoy tratando de engañar a nadie", respondió Gowther, su voz era firme a pesar de la oscuridad que lo rodeaba. "Solo estoy tratando de lidiar con mis propios problemas".
La voz se rió, y la oscuridad pareció crecer, amenazando con engullir la luz. "¿Y cómo está funcionando eso para ti? ¿Te sientes mejor? ¿O simplemente estás huyendo de tus problemas, como siempre?".
La luz parpadeó nuevamente, disminuyendo hasta convertirse en una chispa diminuta en la oscuridad. Gowther no tenía respuesta para eso. Por un momento, parecía que la oscuridad finalmente lo consumiría.
Pero entonces, Gowther pensó en sus amigos. Pensó en Ash y Zevatur, en cómo habían estado a su lado a pesar de todo. Pensó en su determinación por protegerlos, en su deseo de ser un mejor amigo para ellos. Y con cada pensamiento, la luz en su mente comenzó a crecer, luchando contra la oscuridad.
"No estoy huyendo", dijo Gowther finalmente, su voz resonando en la oscuridad. "Estoy luchando. Estoy luchando por mis amigos, y no voy a dejar que la oscuridad me consuma".
La luz brilló con fuerza, empujando la oscuridad hacia atrás. Por un momento, parecía que Gowther había ganado. Pero aunque la luz era fuerte, la oscuridad aún permanecía, acechando en los bordes de su mente. Gowther sabía que la batalla aún no había terminado, pero por ahora, había ganado una pequeña victoria. Y eso era suficiente.
Los pasillos de la Torre del Mago Blackstaff parecían más oscuros y silenciosos de lo habitual, como si estuvieran reflejando la tormenta interna que Gowther estaba atravesando. Cada sombra parecía más profunda, cada rincón más amenazante. Fue en este ambiente opresivo donde Gowther se encontró con Kath.
La mujer estaba de pie en el pasillo, su postura tensa, su rostro marcado por el recuerdo de su último encuentro. Gowther sintió un nudo en el estómago al verla, la culpa y el arrepentimiento le golpearon como una ola.
En su mente, la voz oscura se burló de él. "Mira lo que has hecho. Mira a quién has lastimado. ¿Crees que unas simples palabras pueden arreglar esto?"
Gowther apretó los puños, luchando contra la voz. "Kath", comenzó, su voz temblaba ligeramente. "Necesito... necesito disculparme. Lo que pasó... no debería haber sucedido. Perdí el control y... y te lastimé. Y por eso, lo siento."
Las palabras parecían insuficientes, demasiado débiles para expresar la magnitud de su arrepentimiento. Gowther bajó la mirada, incapaz de soportar la mirada de Kath. Podía sentir la voz oscura riendo en su cabeza.
"No sé si alguna vez podré perdonarme por lo que hice", continuó Gowther, su voz apenas un susurro. "Pero quiero que sepas que estoy tratando de cambiar. Estoy luchando contra mis debelidades, por ti, por Ash, por Zevatur... por todos".
La voz en su cabeza se burló de él. "¿Crees que eso es suficiente? ¿Crees que eso borrará tus errores?"
Gowther levantó la mirada, sus ojos brillaban con determinación y arrepentimiento. "No sé si puedo pedirte que me perdones, Kath. Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer todo lo que esté a mi alcance para enmendar mis errores".
Las palabras resonaron en el pasillo silencioso, un eco de arrepentimiento y determinación. A pesar de la oscuridad que lo rodeaba, Gowther sabía que tenía que seguir adelante, por Kath, por sus amigos, y por él mismo.
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"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Dentro de la imponente Torre del Mago Blackstaff, llena de secretos y antigua magia, el Eladrin conocido como Gowther se encontraba en medio de una lucha interna. Varias semanas habían pasado desde su llegada, y aunque logró mantener a raya la oscuridad en su interior, una tarea pendiente pesaba en su corazón: la invocación de Luthien, su fiel familiar.
Para el Hojacantante, Luthien había sido más que un mero familiar. Había sido su compañero, su confidente, su amigo. Y él le había fallado. La muerte de Luthien fue un recordatorio brutal de la oscuridad que albergaba en su interior. Aunque sabía que podía invocar a Luthien nuevamente, temía el rechazo de su amigo.
La voz oscura en su cabeza se burló. "¿Crees que Luthien querrá volver a ti? ¿Después de lo que le hiciste?"
Intentando ignorar la voz, el El'tael se sentó en el centro de la sala, rodeado de círculos mágicos y runas arcanas. El aire se cargó de energía mágica mientras comenzaba el ritual de invocación.
Intentó invocar a Luthien día tras día, pero el familiar se resistía, reacio a volver a su presencia. Cada intento fallido era un golpe para el Eladrin, una prueba más de su culpa.
La voz en su interior se burlaba con cada fracaso. "¿Ves? Ni siquiera Luthien quiere estar cerca de ti. ¿Cómo puedes esperar que los demás te perdonen si ni tu propio familiar puede hacerlo?"
Pero el elfo se negó a rendirse. Sabía que tenía que enmendar sus errores, y eso incluía hacer las paces con Luthien. Continuó con el ritual, día tras día, hasta que finalmente, Luthien apareció.
El familiar era una sombra de lo que había sido, su cuerpo etéreo y sus ojos llenos de desconfianza. Se mantuvo a distancia, observando con cautela.
El nudo en la garganta del Hojacantante se apretó al ver a Luthien. "Lo siento", dijo, su voz apenas un susurro. "Lo siento por lo que te hice. Pero estoy tratando de cambiar. Estoy luchando contra la oscuridad en mi interior. Y necesito tu ayuda, Luthien. Necesito que confíes en mí".
Las palabras resonaron en la sala, llenas de arrepentimiento y determinación. Y aunque la oscuridad aún persistía, por un momento, pareció retroceder ante la sinceridad de sus palabras. Y aunque Luthien aún desconfiaba, parecía dispuesto a darle una segunda oportunidad. Porque a pesar de todo, aún eran amigos. Y eso era lo que realmente importaba.
Con el último eco de las palabras del Eladrin aún en la sala, el aire alrededor del círculo de invocación comenzó a vibrar con energía mágica. Un viento frío sopló, haciendo que las runas arcanas brillaran con una luz azul intensa.
De repente, una explosión de luz estalló desde el centro del círculo, y cuando se desvaneció, Luthien estaba allí. El búho se materializó de la nada, su plumaje azabache y azulado brillaba con un brillo mágico, como si estuviera hecho de la misma tela que la noche. Sus ojos, dos orbes brillantes de luz azul, miraron al eladrin con cautela, pero también con una chispa de reconocimiento.
El Hojacantante se puso de rodillas, extendiendo una mano hacia Luthien. El búho lo observó durante un momento que pareció durar una eternidad, antes de finalmente mover sus alas y volar hacia él.
Se posó en el brazo extendido del elfo, sus garras aferrándose a la tela de su túnica. El'tael pudo sentir el latido del corazón de Luthien contra su piel, un recordatorio tangible de que su amigo estaba vivo y con él una vez más.
Con un suspiro de alivio, envolvió sus brazos alrededor de Luthien, abrazándolo con cuidado. "Lo siento, Luthien", murmuró, su voz llena de emoción. "... gracias..."
En ese momento, a pesar de la oscuridad que aún acechaba en su mente, el elfo sintió un rayo de esperanza. La batalla estaba lejos de terminar, pero con Luthien a su lado, se sentía un poco más preparado para enfrentarla.
Sin abrir la boca se acercó al El'Tael y le abrazó. Al principio Gowther se puso rigído e intento separarse, pero ella le sustuvo con firmeza pero sin brusquedad.
- Esta bien Gowther, todos estamos contigo. - le susurró.
El abrazo inesperado de Kath dejó a Gowther en un estado de shock momentáneo. Su cuerpo se tensó, una reacción instintiva a la proximidad repentina. En su mente, la voz oscura se burlaba, alimentando sus miedos y dudas.
"¿Crees que un simple abrazo puede absolverte de tus pecados?", susurraba la voz, sus palabras como cuchillas afiladas. "Eres un monstruo, no mereces su perdón".
Pero a pesar de la oscuridad que amenazaba con consumirlo, Gowther luchó por mantenerse firme. La calidez de Kath, su presencia, era un faro en la oscuridad. Lentamente, permitió que sus músculos se relajaran, devolviendo el abrazo con una cautela palpable.
A medida que la voz oscura continuaba su cruel monólogo, una serie de imágenes comenzaron a formarse en el aire a su alrededor. Al principio, eran oscuras y distorsionadas, un reflejo de la tormenta en su mente. Pero a medida que la voz continuaba, las imágenes comenzaron a cambiar.
Recuerdos de tiempos más felices comenzaron a tomar forma. Un recuerdo de una noche alrededor de una fogata, con Kath contando historias de hazañas pasadas, mientras todos reían y compartían comidas. Otros recuerdos versaban sobre las batallas intensas que habían superado, donde a pesar del peligro, todos trabajaron juntos y salieron victoriosos. Un recuerdo más tranquilo de una tarde de pesca, con el sol brillando y el agua tranquila, una rara oportunidad de relajarse y disfrutar de la compañía del otro donde Martin hizo gala de sus habilidades.
Una mano etérea se materializó, tocando las imágenes como si pudiera alcanzar esos momentos una vez más. Cada memoria era un recordatorio de los lazos que había formado, de la camaradería y la amistad que había encontrado.
La voz oscura rugió en protesta, pero Gowther se aferró a los recuerdos, permitiéndoles iluminar la oscuridad en su mente. A pesar de todo, tenía amigos a su lado. Y eso, se dio cuenta, era lo que realmente importaba.-"Puede que sea un monstruo, puede que tengas razón... Aun con todo me siguen queriendo".-Sentenció en algún lugar de mente.
Gowther se encontraba en la Torre del Mago Blackstaff, buscando a Khelben. Llevaba días queriendo hablar con él, pero siempre parecía estar ocupado con alguna cuestión mística. Sin embargo, aquella mañana parecía ser el día.
El Eladrin caminó por los pasillos de la torre, sus pasos resonando en el silencio. Podía sentir la magia en el aire, un zumbido constante que le recordaba su propósito. Finalmente, encontró a Kelben en su estudio, rodeado de pergaminos y libros de hechizos. Gowther se aclaró la garganta, llamando su atención.
"Khelben, necesito tu ayuda", comenzó, su voz llena de determinación. "Estoy buscando una bestia desplazadora. Necesito ciertos materiales de esta criatura para hacer una capa. ¿Sabes dónde podría encontrar una o dónde conseguir los materiales? Mi intención es hacer una capa desplazadora. En el combate creo que puede ser de gran ayuda. Ya tengo todo lo necesario salvo los relacionados con esta criatura."
Gowther esperaba que Khelben pudiera ayudarlo. El mago era conocido por su vasto conocimiento y experiencia, y si alguien sabía dónde encontrar a una bestia desplazadora, sería él. Pero, por supuesto, la respuesta de Khelben estaba por verse.
Zevatur se volvió a quedar mudo un instante, sin embargo, pronto planteó nuevas dudas. - Pero esos mercenarios son astutos y taimados, quizás hayan dejado algún objeto o marca en la cámara, algo que les permita localizar... O los mismo cadáveres que aún están ahí... Y sin mencionar los poderosos magos Casalander. Que con sus pactos con demonios pueden hacer inimaginables logros... No sabemos cómo os identificaron, y no sabemos cómo nos siguieron hasta la cámara. No me quedo nada tranquilo. – Negó con la cabeza.
Sin poder ofrecer más ayuda o soluciones decidió cambar de tema – Me impresionó la llamarada que lanzasteis en la cámara, siempre había pensado que yo tenía sangre de algún malvado dragón rojo, pero creo que mi herencia viene de algún dragón dorado, como tú. Quizás eso haya contrarrestado mi herencia demoníaca. – Reflexionó en voz alta. - Ya había llegado a la conclusión de que soy yo a través de mis decisiones las que determinan mi carácter, pero saber que no todo es rezuma maldad en mi herencia es reconfortante.
Zevatur, Rolthos
Morko observaba aquella niña y su mente se fue hacia los niños enanos de su ciudad, ahora arrasada y no puedo evitar sentir una punzada en el corazón, ¿estaba haciendo lo correcto al estar tan lejos de su gente?, es cierto que lo grandes líderes le habían prometido su ayuda, pero de momento no había visto nada...y el inmenso tesoro del dragón bien podía costear la reconstrucción de la ciudad, es más seguramente podría levantar una fortaleza quizás equiparable a Mithril Hall.
La reacción de Gowther le preocupaba un poco, pero confiaba en que el esmirriado elfo encontrase su camino y si no seguro que una buena jarra de cerveza le ayudaba: -¿Como le paramos si vuelve a entrar en ese estado de locura? Si le pilla con sus conjuros activos, va a ser complicado.
Ash también veía exceso de confianza en las palabras del dragón. Ya le habían encontrado una vez y le habían anulado.
—Yo me preocuparía por saber como llegaron a ti la primera vez —dijo al hombre gato junto antes de compartir una mirada interrogativa con los Lores ocultos—. Pero en fin, que sabré yo —levantó las palmas con cierto alivio—. Solo soy el guerrero, el sabio milenario eres tú —acabó señalando al dragón.
Ese era un problema para los Lores. Los Fragmentos tenían asuntos que atender lejos de Waterdeep.
—Por cierto, antes de dejar la ciudad nos gustaría coseguir un buen par de arcos. ¿Aún hay crédito en tu emporio para los salvadores de Waterdeep, amigo? —abordó a Mirt el Prestamista sin vergüenza alguna—. Y quizás algunas flechas mágicas. Si vamos a plantar cara a Tiamat y sus esbirros necesitaremos un poco de músculo táctico y esto se queda corto —palmeó la ballesta entre su equipo, a sus pies—. El otro es para Martin, él solo ha pescado una piedra maldita y un beso de la lady, que no digo que sea mala prenda pero no nos ayudará mucho —sonrió a Laeral con la socarroneria habitual y su sonrisa encantadora—. Y es nuestro mejor tirador.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
- Bueno - dice tranquilo Aurniax - Hemos derrotado al que contaba con los dones de la mismísima Tiamat tanto para encontar la Piedra como para haber emponzoñado mi mente. Asi que no me preocuparía por eso. Pude sentir la presencia de su Oscura Majestad en el aura de ese medio dragón. Calmad vuestros corazones, pues al igual que no podian encontrar la Cámara antes, no la pueden encontrar ahora y menos con las puertas cerradas. Si me lo permitís, fue un poco imprudente dejarlas abiertas al entrar, pero en realidad no podíamos esperar mejor resultado. Pues al tener el cuerpo de Ancan, nos aseguramos que no pueda ser traido de vuelta. No puedo decir lo mismo del enorme bugbear, pues vi cómo el elfo renegado tomaba algunos de sus cabellos. Dispondré de los restos de los enemigos caídos. Mientras permanezca en la Cámara, o entre estos muros - dice con una leve inclinación de cabeza hacia Khelben - estaré a salvo de nuevos intentos de nublar mi mente. -
- Respecto a los Cassalanter. Nosotros nos ocuparemos de ellos - dice Laeral - pero como dice Aurinax, si antes no pudieron encontrar la Cámara no lo harán ahora. Además, si no recuerdo mal la magia, tanto la ubicación como las llaves necesarias habrán cambiado ya. ¿Me equivoco Martin? - pregunta al semi-elfo que tras mirar la Piedra una vez más asiente, corroborando lo dicho por Laeral. - De momento el peligro ha pasado y la Ciudad está en deuda con vosotros -
- Una deuda mucho más grande que el valor de un par de arcos y unas cuantas flechas mágicas - dice Mirt con su profunda voz, complacido al parecer por la socarrona actitud de Ash - Pero veremos lo que puede hacerse. Sin duda necesitáis mejores ropajes... y armas dignas de vuestra misión. -
- Lo que es evidente - añade Khelben - es que no podéis partir al norte aún. No en estas condiciones, necesitáis tiempo para recuperaros. Pero por desgracia tiempo es el único recurso del que no disponemos... aún -
Laeral sonríe
- Si permanecéis en esta Torre, puedo lanzar un hechizo que modificará el tiempo tal y como lo conocemos. Mientras que en el exterior pasarán apenas dos días, para vosotros pasarán dos meses. Tiempo de sobra para recuperaros y poder entrenar. Pero no podéis abandonar la Torre en ese tiempo. Si uno sólo de vosotros sale, el hechizo se rompería y todos nos veríamos afectados. Mirt, tendrás que traer su equipo antes de que lance el ritual - El enorme Mirt asiente con seguridad. - Si aceptáis iré a preparar el ritual mientras termináis de hablar -
Mientras los Fragmentos ponderan la oferta deh Khelben, Aurinax contesta a Zevatur sobre sus orígenes.
- Has dicho palabras sabias. Me temo que los dragones rojos y nosotros, y algún otro dragón, compartimos el aliento ígneo. Desconozco tus orígenes joven Zevatur, pero te aseguro que sería un honor para los míos que pertenecieras a nuestra estirpe. -
PbP Character: A few ;)
Sus últimos poderes fueron dedidacados a compañeros caídos y heridos. Corrio escaleras arriba para atender al enano moribundo y poder ayudarle a bajar hasta la gran sala del trono. Observó aquel inmenso tesoro, sin codicio, lejos de ofender los recelos del dragón que lo pretegía. En aquel momento entendió los delirios de grandeza de Jarlaxe y su banda. ¿Qué hubiera pasado de hacer tratos con ellos? Para conseguir su parte habrían acabado con Aurinax casi seguro.. y la vara corriendo un funesto destino, así como condenar la ciudad entera sin protección. Estaba convencido de haber añadido a la larga lista de enemigos de los fragmentos al elfo oscuro, que no vería con buenos ojos la restitución de la seguridad de la cámara.
No emitió palabra con el dragón, todo ocurría en su cabeza. Apenas había finalizado el luto por Franccesca y casi añade al grupo de fragmentos a la lista de perdidas en su vida. Había visto caer uno tras otro a sus amigos viendo con impotencia que sus artes bárdicas resultaban de lo mas inútil. Aquel grupo de mercenarios, aunque ahora mermados sin el mayordomo, eran temibles e inmunes a las escasas facultades de Guilbert. El destino le lanzaba mensajes entre risas y burlas de sus enemigos mientras los últimos enlaces a su pasado desaparecían o morían entre sus brazos. Había encontrado otra familia tratando de olvidar su esencia y su juramento, vacuo en la soledad, heredero de una orden extinta. A su espalda, paciente, reposaba la gran espada de la orden de la rosa de ébano esperando que el bardo aceptara su destino.
Ya en la torre escuchó atento a todos hasta que habló Laeral sobre los Cassalanter. -Lo siento Lady Laeral pero el asunto con los Cassalanter es algo personal. Son demasiadas las incógnitas que dejó la muerte de Franchesca..-apretó los puños con todo el dolor que aquello le provocaba- ..sobre la orden.. pero ahora es personal
[Dos semanas después]
Martin abrió los ojos en la soledad de su habitación, descansaba sobre un sitio cómodo, sin duda los Lores de la Torre le habían proporcionado un lugar sencillo pero agradable donde estar, aunque les había faltado algo de aislamiento sonoro entre las diferentes estancias donde los Fragmentos pasaban la noche. Los gritos de un fornicio salvaje y desbocado volvían a despertarle una mañana más, quizás era la segunda o la tercera vez en un mismo día... Sin duda Helayna y Ash estaban recuperando el tiempo perdido, y que mejor manera que hacerlo entre la seguridad y paz de estos muros.
El bastardo volvió a levantarse algo agotado por la falta de sueño y comenzó a asearse, rasurando y perfilándose la barba con cuidado, antes de pasearse vestido con una diminuta toalla, que apenas tapaba sus vergüenzas, hacia los baños de agua caliente restaurativa que ya había probado cada día desde que llegó allí... Se preguntaba, si algo parecido podría instalarse en su hogar en Waterdeep, quizás en el sótano de la hacienda común, aunque probablemente estuviera relacionado con la magia y fuera algo imposible de adoptar. Deseos sencillos pero difíciles de acometer... como todo en su vida.
Tras el baño, volvió a su habitación, y esta vez volvió a escuchar esas risas histriónicas detrás de la puerta de la estancia que albergaba a Gowther... unas risas y gritos emitidos en un tono alto y desquiciado, que encogía el corazón del fibrado y ágil ex-asesino, preocupándolo cada vez más.
Cuando acabó de vestirse con su típico atuendo en tonos grises y verdes, asegurado su armadura de cuero tachonado sobre su torso de pectorales apenas marcados, y ajustando su capa de decenas de bolsillos secretos, Martin se miró al espartano espejo que se elevaba cerca de su cama, casi sin reconocerse. Los violáceos ojos y su piel pálida le hacían parecer un fantasma, un espectro anónimo del que nunca te acordarías en una fiesta... y eso era bueno para su trabajo, pero quizás no tanto para su ánimo. Intentando no abandonarse a la melancolía, el semielfo recogió sus armas y se dispuso a moverse a los jardines, donde había dispuesto en un lugar remoto donde no molestara demasiado, su pequeño campo de entrenamiento... Por supuesto Kath ya estaba allí esperándole, y no tardó en recordarle como había sido impuntual, como los últimos días de la semana... Martin prefirió no comentarle parte de la causa... aunque volvió a imaginarse en su cabeza por unos segundos como la nueva pareja no cesaba en sus intentos de derribar la pared que separaba sus respectivos dormitorios a polvos... de algún modo sintió envidia sana.
Días antes, y ante la restructuración de la logística del grupo, el explorador había cedido varios objetos mágicos de los que ya no haría más uso, ... el anillo de almacenaje de conjuros, así como su arco y su correspondiente carcaj, fueron donados a Ash "músculos de acero", ... tras la necesidad de éste último de una alternativa a larga distancia para combates donde las cosas podrían complicarse. Su amada hechicera le colmaría y le llenaría ese anillo de magia protectora, que sin duda necesitaría en el incierto futuro que les esperaba en el Norte.
La hora de comer era frugal, pero también era un momento que disfrutaba del día, donde todos se reunían juntos dejando atrás los estudios, entrenamientos u ... otros haceres que les tuvieran ocupados. Poco a apoco el sentido del humor volvía, ocultando, que no sanando, las viejas heridas y los sentimientos de derrota, aunque los más joviales siempre eran Zevatur y Canela, que no paraban de intentar buscar una sonrisa en cada uno de los allí presentes... Sin embargo el taciturno Guilbert, parecía preso de una tristeza difícil de desentrañar, ... y alguna vez le había escuchado en la distancia cantar alguna oda fúnebre y triste, ... quizás por los suyos ... quizás por ella... en cualquier caso, Martin no había querido interrumpirle nunca, no se le daban bien las palabras ni los actos de cercanía entre personas.
Tras una larga tarde con más entrenamiento, esta vez en solitario, y ajustando su nuevo arco, obsequio de sus nuevos y poderosos aliados, Martin se dispuso a coger algunas piezas de fruta para la cena, y llevárselas a la habitación para intentar dormir algo antes de que la parejita decidiera comenzar de nuevo sus extensos "ejercicios" amorosos. Desvistiéndose con cuidado, quejándose como un crío pequeño con cada moratón o herida leve provocada por el cruce de espadas con Kath, finalmente se quedó completamente desnudo y se metió en la cama... cuando cerró los ojos... los gritos de éxtasis comenzaron de nuevo a escasos metros de él...
Ash te puedes apuntar lo siguiente: Ring of Spell Storing, Longbow +1 y Efficient Quiver
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Asintió con respeto y cariño a Martin antes de que se adentrase en la habitación contigua a la suya. Ya solo, en su habitación, con una mezcla de agotamiento y esperanza por los nuevos días venideros, Zevatur extendió sobre el escritorio los objetos mágicos de que disponía. Un brillante y chisporroteante cristal que parecía moverse con etéreas ráfagas de viento resaltaba sobre los demás, un extraordinario regalo de los Lores. En la quietud de aquella primera noche el sonoro y reverberante ronquido de Canela indicaba al tieflin que disponía de un tiempo para la reflexión y la introspección.
Los lores les habían regalado aquellas singulares piezas por los servicios a Waterdeep. Pero con aquellos regalos Los Fragmentos también quedaban en deuda con Waterdeep. Un doble vinculo que reforzaba en Zevatur su sentido de pertenencia a la ciudad.
Recordó con algo de nostalgia como un muchacho sin experiencia en la vida había abandonado la ciudad en busca de respuestas. ¿Quién había secuestrado a su madre, quien era su padre, que herencia de sangre dictaría el destino de su vida? No es que aquellas preguntas ya no le importasen, si no que ya no definían su esencia. Había crecido más allá de ellas.
Deseaba impartir justicia a su impostora madre, pero ya no era un doloroso anhelo que definía su identidad. Deseaba conocer a su padre, pero... Cogió el medallón que su verdadera madre le había dado y lo observó. No aflojaría en su búsqueda... Pero, ya no era “Zevatur que busca a su padre para encontrase a sí mismo” Ahora era Zevatur.
Zevatur de Waterdeep
Sonrió y unió el chisporroteante Shard del Aire al medallón de su padre, vinculándose después a cristal. Antes de quedarse dormido se colocó el colgante al cuello y lo apretó contra su pecho.
Zevatur, Rolthos
[Al poco de salir de la estancia]
Al poco de salir de la estancia, Gowther se alejó de la mesa, sintiendo que necesitaba un momento para sí mismo. Caminó por los pasillos de la torre, tratando de encontrar la calma en su interior. Pero la imagen de su propio rostro guiñándole el ojo y sonriendo con sorna seguía atormentándolo. Finalmente llegó a la biblioteca y se sentó en una mesa apartada, sacando su libro de hechizos y comenzando a hojearlo. Pero su mente seguía divagando, incapaz de concentrarse en las palabras escritas en las páginas.
De repente, una risa oscura y siniestra resonó en la biblioteca. El eladrin se sobresaltó y se levantó de golpe, mirando a su alrededor con temor. Pero no había nadie más en la biblioteca aparte de él. La risa volvió a sonar, más fuerte esta vez. El hojacantante sintió un escalofrío recorrer su espalda y se preguntó si estaba perdiendo la cordura. Pero entonces, una voz oscura y tenebrosa se hizo eco en su mente.
"¿No te dije que nunca podrías escapar de la oscuridad que te rodea? ¿No te dije que eres débil y que siempre lo serás?"
Apretó los dientes, tratando de ignorar la voz tenebrosa. Sabía que tenía que encontrar la fuerza para luchar contra ella, pero no sabía si era capaz de hacerlo. La risa siniestra seguía sonando en la biblioteca, cada vez más fuerte y más cercana. De repente, una figura oscura se materializó frente a él. Gowther retrocedió, aterrorizado, pero la figura se acercó a él y le susurró al oído con una voz siniestra y tenebrosa.
"Siempre estaré contigo, El'tael. Siempre estaré aquí para recordarte lo débil que eres, para recordarte que la muerte es tu regalo"
Cerró los ojos con fuerza, tratando de alejar la figura oscura de su mente. Cuando los abrió de nuevo, la figura había desaparecido y la risa siniestra había cesado. Pero Gowther sabía que la oscuridad siempre estaría ahí, acechando en las sombras y esperando su momento para atacar.
Con un suspiro, tomó su libro de hechizos y se levantó de la mesa. Sabía que tenía que seguir adelante, luchando contra sus propios demonios internos y encontrando la fuerza para vencerlos. Pero por un momento, se sintió abrumado en aquel lugar.
Mientras caminaba por los pasillos, su reflejo en los espejos que encontraba por el camino le hacía una mueca siniestra, como si se burlara de él. Gowther sacudió la cabeza, tratando de alejar la imagen de su mente. Pero sabía que la oscuridad siempre estaría ahí, esperando su momento para atacar de nuevo. Esos dos meses encerrado habían sido un reto difícil para él.
[Las siguientes dos semanas]
Gowther pasó las siguientes dos semanas en un estado de profunda introspección. Se sumergió en sus estudios de magia, tratando de encontrar respuestas a las voces que lo habían atormentado durante tanto tiempo. Entrenó en combate, perfeccionando sus habilidades y su técnica, pero lo hizo en silencio, sin hablar con sus compañeros. Observaba a sus compañeros desde la sombra, sintiéndose cada vez más aislado de ellos. Se preguntaba si alguna vez podría superar sus problemas emocionales y conectarse con ellos de nuevo. Se sentía abrumado por la culpa y la vergüenza, preguntándose si alguna vez podría redimirse por sus acciones pasadas.
A medida que pasaban los días, el elfo se volvía cada vez más taciturno y retraído. Sus compañeros intentaban acercarse a él, pero él los rechazaba, temiendo que pudieran descubrir sus secretos más oscuros. Finalmente, después de dos semanas de aislamiento, Gowther se dio cuenta de que no podía seguir así. Comenzó a hablar con sus compañeros y a prepararse para lo que pudiera venir.
[Con hela en la biblioteta]
En la biblioteca de la Torre del mago Blackstaff, Hela se encontraba sentada en una mesa estudiando hechizos. La habitación estaba iluminada por las antorchas que colgaban de las paredes, y el aire estaba lleno del olor a libros antiguos. De repente, escuchó voces de niños cantando nanas élficas a lo lejos, detrás de una estantería. Hela se sobresaltó y se giró para ver quién estaba detrás de ella, pero no había nadie a su alrededor.
Sin previo aviso, escuchó una risa siniestra y enajenada en su mente, lo que la hizo saltar de su asiento. Se giró de nuevo para ver quién estaba detrás de ella, pero seguía sin haber nadie a su alrededor. La presencia de las voces y la risa la hacían sentir incómoda y asustada. Es entonces cuando sintió una presencia detrás de ella y se dio la vuelta para ver a Gowther mirando por encima de su hombro. Gowther tenía un libro en la mano y le preguntó si podían estudiar juntos. Hela aceptó, aunque se sintió aún más inquieta por la extraña risa que escuchó en su mente y por la repentina aparición de Gowther.
Mientras estudiaban juntos, Hela no podía evitar sentir que el eladrin la estaba observando de manera extraña. Sentía que sus ojos la seguían a donde quiera que iba y que su presencia la hacía sentir incómoda. A pesar de esto, siguió estudiando con él, tratando de ignorar su extraña presencia. Durante el transcurso de su estudio, un libro cayó al suelo detrás de ellos, haciendo que ambos se sobresaltaran. Gowther se levantó para recogerlo, pero cuando lo hizo, pareció que algo lo distrajo mirando al fondo de la sala y quedó paralizado. Hela lo miró con curiosidad, pero él no dijo nada y continuó estudiando.
[Morko y Guilbert en la sala común]
Morko, Guilbert y Gowther se encontraban en la sala común bebiendo y charlando. El ambiente era agradable gracias al crepitar y calor de las llamas de la chimenea. Trataban de ayudarlo a relajarse y sentirse más cómodo. En un momento dado, Guilbert soltó una broma algo inapropiada que sorprendentemente fue continuada por Morko. Gowther pareció manifestar un semblante raro y empezó a reír de una manera diferente.
De repente, las llamas de la chimenea se avivaron sin sentido aparente. Morko yGuilbert se sorprendieron y miraron hacia la chimenea. Entonces pareció volver a su ser y comenzó a reír como acostumbraba cortando aquella enrarecida situación. -¿Qué os pasa ahora? -dijo sin parar de reír-. ¡Menudas caras! Morko y Guilbert se miraron el uno al otro, rieron nerviosamente y continuaron bebiendo.
[Con Zevatur y Martin]
Zevatur y Martin se encontraban en la sala de estrategia de la Torre del mago Blackstaff. La habitación estaba decorada con alfombras de colores vivos y cortinas de terciopelo oscuro. En el centro de la habitación había una gran mesa de madera, rodeada de sillas cómodas. Estaban discutiendo la estrategia para futuras misiones y cómo combinar sus habilidades para tener éxito. Hablaban de situaciones pasadas en las que habían estado a punto de ser derrotados y cómo habían logrado salir adelante gracias a su trabajo en equipo.
De repente, Gowther entró en la habitación y les entregó unas piedras encantadas. Les explicó que podían ser utilizadas como interruptores mágicos y colocadas en diferentes lugares para alertarlos de la presencia de intrusos o posibles enemigos. Zevatur y Martin se sintieron emocionados por la nueva herramienta y comenzaron a debatir sobre cómo podían utilizarla en su próxima misión.
Mientras discutían, Martin notó que una de las piedras tenía un disparador diferente y emitió a todo volumen una carcajada que acabó en un grito de desesperación. Gowther abrió los ojos sorprendido y reaccionó rápidamente. Con un gesto de su mano dibujó en el aire una mística runa y utilizó un hechizo de desencantar para eliminar la piedra. -Perdonad, no sé qué ha podido pasar... Esto ha sido algo extraño...-
[Con Ash en la sala de entrenamiento]
Ash se encontraba solo en la sala de entrenamiento de la Torre del mago Blackstaff, practicando sus habilidades de lucha. La sala de entrenamiento estaba equipada con armas de todo tipo y había maniquíes de entrenamiento colocados en diferentes lugares. De repente, comenzó a percibir un olor a carne quemada que parecía venir de todas partes de la sala. El olor era tan fuerte que le hizo toser y cubrirse la nariz.
Mientras se recuperaba del olor, comenzó a escuchar susurros ininteligibles que parecían venir de todas partes de la sala. Los susurros eran tan inquietantes que Ash se sentía incómodo y se preparó para defenderse. Fue entonces cuando algo se movió rápidamente por las sombras de la sala de entrenamiento. Podía ver destellos de movimiento en la oscuridad, pero no podía identificar lo que era.
Las antorchas colocadas estratégicamente comenzaron a apagarse lentamente, dejando la sala en penumbra. La tensión aumentó a medida que la figura parecía aparecer y desaparecer en diferentes lugares cada vez con más frecuencia. Ash se sintió atrapado en la oscuridad y se preparó para enfrentarse a su posible enemigo. De repente, Gowther apareció a unos metros delante del humano. Su aparición fue tan repentina y sorprendente que Ash retrocedió unos pasos. Gowther sonrió amablemente y le propuso entrenar juntos.-Estoy practicando algo de magia. Estar aquí encerrado parece que me está oxidando. ¿Te animas a entrenar conmigo?
Ash se sintió aliviado al saber que no era un enemigo, pero el ambiente siniestro de la sala aún lo mantenía en alerta. La presencia del olor a carne quemada y los susurros inquietantes solo aumentaban su desasosiego. Ash se preguntó si podía confiar en Gowther completamente.
Message, mage hand, minor ilusion, blink, misty step, haste, control flames. unseent servant
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
[Primeros días de aislamiento]
Ash salió de la habitación con el pelo alborotado, una toalla a la cintura y una sonrisa de satisfacción por toda vestimenta. Saludó amablemente a quien se cruzó con él. Las luces mágicas de los candiles de Khelben arrancaban cálidos reflejos de sus poderosos músculos, húmedos por el esfuerzo. Entró en la cocina del mago con cierta jovialidad y absoluta relajación en busca de un poco de aceite para lubricar ciertas artes amatorias y volvió a su habitación.
Pronto los molestos ruidos que mantenían a Martín en vela volvieron a hacerse presentes.
[Tras dos semanas]
Pasadas dos semanas Ash, pertrechado con sus enseres de combate y sus chicas al cinto se presentó en la puerta de Gowther.
—¡Arriba bailarín! Voy a enseñarte un par de trucos —golpeó la puerta con los nudillos, peor nadie contestó—. Vamos, necesito un guerrero y no tengo ninguno mejor a mano. Morko está ocupado contando a sus enemigos y jurando venganza una y otra vez. ¿Qué me dices, bailamos? —de nuevo silencio.
El ejercicio siempre le había ayudado a centrar sus ideas y esperaba que ayudará también a su perdido amigo. Y además le necesitaba. Se había propuesto no volver a dejarse pillar por un oponente a quien no podía ver. Encogió los hombros y se marcho a la sala de entrenamiento.
[Con Gowther]
Ash se esforzó en componer una sonrisa de las suyas sin conseguirlo. El comportamiento de su amigo empezaba a ser espeluznante. Había conseguido ponerle los pelos de punta. Trató de serenarse bajando las armas. Estaba claro de que Gowther necesitaba ayuda. No le quedaba otra que ponerse en sus manos si quería ayudarle. Confianza pedía confianza. La vida era un loco juego de azar y Ash sabía jugar, que diablos.
—Vaya, a ti te buscaba yo. Necesito un oponente. Hay algo que quiero practicar y a ambos nos vendrá bien el ejercicio.
Durante los siguientes días, siempre que no estaba con Hela, Ash arrastraba a Gowtjer a la sala de entrenamiento de la torre de Khelben. Practicaban espada en mano durante horas, sin descanso. Ash, con una venda atada en torno a los ojos, trataba de cazar al hoja cantante. Con cada fibra de sus ser permanecía atento a los signos de movimiento de Gowther, que bailaba alrededor simulando combatir al guerrero con total impunidad. Tardó 7 días, pero finalmente Gowther tuvo que hacer uso de Aegnor para desviar a Úrsula. Ash se levantó un poco la venda sonriendo satisfecho.
—¡Otra vez! —rugió dispuesto a repetirlo hasta hacer de aquel movimiento algo automático.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
[En la sala de estrategia con Gowther y Zevatur]
Martin reconoció que tener una sala de estrategia en una torre de magos le había sorprendido en exceso, pero agradecía su presencia en aquel mágico lugar, donde no todo eran hechizos y poderosos conjuros que doblegaban hasta el mismo espacio-tiempo. La incorporación del eladrin a la pareja, fue recibida con cierto agrado por parte del semielfo, que a pesar de ver interrumpida su amena charla con Zevatur, podría ser aprovechada para tratar ciertos temas pendientes...
Pero al parecer, sus sentimientos tenían otros planes para ese encuentro. Cuando Gowther les ofreció las piedras, que el ex-asesino recogió con cierta admiración a su valor estratégico como había señalado muy correctamente su creador, un sobresalto le llegó cuando la última de éstas chilló como si estuviera poseída por algún extraño Dios bufón de cordura distraída, lo que le recordó a los mismos sonidos que oía cuando pasaba delante la puerta de los aposentos del hoja cantante.
Muchas sensaciones encontradas comenzaron a revolverse dentro de él, y no todas fueron buenas, ... con el puño cerrado, y casi por instinto, liberando toda la tensión que se había enquistado en su interior, Martin lanzó un puñetazo a la cara del que había jurado defender, ... ante la sorpresa del tiefling que observaba la escena sin esperarse tal explosiva respuesta. Sin embargo, para el el'tael, el ataque del fantasma que era ahora su compañero de andanzas, le resultó bastante lento y torpe, telegrafiado y predecible, sólo necesitó esquivarlo girando su torso ligeramente hacia su izquierda para evitar el impacto.
La falta de objetivo desequilibró a su atacante, que dando un par de traspiés cayó al suelo acrecentando su frustración, ... desde allí, el mestizo, inundado por la rabia, apenas pudo emitir alguna frases incoherentes dirigidas a uno de los miembros de los fragmentos, que, en el fondo, más admiraba del grupo.
- ¿Qué te está pasando? ... Casi ... matas a Kath ... ¿acaso te has disculpado con ella? ... te estás perdiendo ... y no puedes ignorar que no estás en tu momento más estable ... ¡tienes que hacer algo! ... por ti ... por nosotros ...
Una solitaria lágrima zarpó a lo largo del rostro de Martin, éste sorprendido y algo avergonzado, se la limpió rápidamente mientras se incorporaba de nuevo para intentar, una vez más, mantener sin demasiado éxito algo de dignidad delante de Gowther.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
[Con Martin y Zevatur]
Con un suave gesto de su mano, Martin suavizó su caída en el último segundo. Se acercó a Martin y poniendo la mano en su hombro le preguntó con un tono preocupado: -"¿Estás bien?" Pero la mirada de Gowther mostraba cierta desconexión de sus palabras. De algún modo, parecía vivenciar todo aquello desde fuera, como si estuviera en un sueño oscuro y perturbador.
Antes de que pudiera contestar el mestizo, unos pensamientos insidiosos inundaron la mente de Martin como el alquitrán.
"¿Y eres tú quien nos va a dar enseñanzas de lo que es honorable?" continuó la voz oscura en la mente de Martin. "¿Cuánto tiempo va a pasar para que cambies de parecer? Eres tan poco fiable y tan cambiante como el viento. Hermanado e influenciado por fuerzas de las que apenas atisbas a comprender sus consecuencias y aquí estás... Llorando porque te preocupamos... Sería mejor que te preguntaras que busca de ti en realidad a aquello a lo que sirves... Eso si sería inteligente... Déjanos tranquilos y pon otro oscuro secreto en tu sucio desván... Apestas desde aquí a mentira, subterfugio y engaño... no te costará..."- ¿Aquella voz oscura y siniestra parecía estar mirando en lo más hondo del corazón del mestizo o tal vez no...?
cantrip de mensaje
[En la mente de Gowther]
Una cacofonía de voces, emociones y sensaciones inundaban el alma del eladrín ante las palabras de su compañero, como si estuviera atrapado en una pesadilla que no podía controlar. Alguien en algún lugar de su mente le dijo:-"Ni siquiera eres fiable para mantener la amistad de este pobre bastardo", continuó la voz oscura. "Hasta él, que ha mancillado sus manos con tal de recibir una mirada de aprobación de la nobleza élfica, se atreve a juzgarte... Recuerda... la muerte es tu regalo..."
Como esos días hubieran sido un gran entrenamiento para Gowther, el semblante de elfo era impoluto, correcto y pragmático tanto como acostumbraba y finalmente, se centró en la conversación con sus compañeros. "Supongo que tienes razón", dijo con tristeza. "Perdí el norte. No fui fuerte. Tengo que hablar con ella". Ayudó a levantar a Martin con una dulzura sincera, como si quisiera borrar la imagen de su ataque de la mente de todos.
Pero la oscuridad y el miedo seguían presentes en Gowther, atrapado en su propia mente, luchando contra las voces que lo acusaban y lo hacían sentirse cada vez más aislado. "Ahora es momento de prepararnos para nuestro viaje. Zevatur, he intentado mejorar mis defensas y movilidad en campo de batalla. ¿Cómo te estás preparando tú?" preguntó Gowther, intentando cambiar de tema. Sabía que tenía que enfrentar sus demonios internos antes de poder seguir adelante, pero por ahora, necesitaba enfocarse en la tarea que tenía por delante.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
[Con Gowther y Ash]
Zevatur regresaba aun jadeante de su propia sesión de entrenamiento, descamisado y limpiándose el sudor corporal con una de las lujosas toallas de los lores ocultos, Se detuvo un momento cuando los sonidos de triunfo de Ash llamaron su atención, haciendo que se acercase a Ash y Gowther y su entrenamiento. Se detuvo a admirar el combate.
- Quizás podamos usar esas habilidades que estáis entrenando en combate. – Dijo mientras conjuraba una densa y opresiva oscuridad en la zona de combate y se incorporaba al entrenamiento, moviéndose en su oscuridad como si fuese la luz del día y lanzando conjuros a ambos contendientes. Era sorprendente como Ash era capaz de rodar en cuanto escuchaba la finalización del conjuro y evitaba cualquier ventaja que Zevatur pudiera tener para alcanzarle.
[Con Gowther y Martin]
El tieflin dio un respingo al escuchar la voz de alarma de la piedra y casi sin tiempo de asimilar lo que había pasado presenció con estupefacción la escena que se desarrollaba ante sus ojos. El ataque de Martin estaba poco justificado y sus acusaciones eran innecesariamente hirientes. Pero se encontró asintiendo, apoyando a Martin.
La falta de emoción en las respuestas de Gowther fue lo que le despertó, Gowther no estaba bien y no estaba mejorando. Había confiado en que los días de descanso y entrenamiento con el grupo ayudaran al elfo a recuperarse de sus traumas, pero su falta de emoción y la evasión le alertaron más que cualquier extraño comportamiento de antes.
- No, Gowther... Antes de discutir nuestro entrenamiento... Me gustaría hablar de un tema mucho más importante. – Dijo mirando a Martin y a Gowther. – Desde que regresaste de entre los muertos no has sido el mismo. Necesitas hablar con alguien. No sé cómo te podríamos ayudar... Pero somos amigos, nuestros lazos se ha forjado ante las más terroríficas amenazas. Las hemos derrotado, hemos sobrevivido, y los problemas que tienes. Juntos podemos enfrentarlos también. – Dijo mirando intensamente a Gowther, con firmeza, respeto y afecto.
Zevatur, Rolthos
[Con Martin y Zevatur]
En medio de un silencio sepulcral, Gowther quedó absorto en sus pensamientos, sin saber muy bien cómo expresar lo que sentía. Después de unos momentos, una sonrisa calmada se dibujó en su rostro, intentando tranquilizar a sus compañeros.
Gowther esperaba pacientemente a que Helayna compartiera su experiencia, tratando de comprender mejor cómo ella manejaba esos momentos de oscuridad. El eladrin buscaba entender totalmente lo que ella experimentaba, le interesaba la capacidad de su pueblo para encontrar fortaleza en medio de la oscuridad. Gowther se quedó en silencio por un momento, sus ojos penetrantes fijos en ella parecían no moverse. Su expresión se volvió más sombría y sus dedos jugueteaban con el borde del libro que tenía en las manos. Una sonrisa sutil y enigmática se formó en sus labios mientras hablaba en un tono más bajo y misterioso.
-"¿Has llegado alguna vez a explorar los límites de esa conexión?"
Al decir esto, Gowther se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con una luz inusualmente intensa y su gesto mostrando cierta inquietud. Paseó su mano por su propia sombra proyectada en la pared, jugando con ella de manera inquietante, como si estuviera tentado por la oscuridad misma. Helayna no pudo evitar sentir una mezcla de intriga y precaución ante su actitud.
Sus palabras, sumadas al ambiente sombrío de la biblioteca, crearon una atmósfera cargada de misterio y suspense. Parecía que Gowther, aunque intentaba disimularlo, tenía una intensa fascinación por la conexión de Helayna con la oscuridad, y su gesto con su sombra solo aumentaba esa sensación oscura y enigmática que lo rodeaba.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Zevatur observó con atención al atormentado eladrin durante la pausa en la que se sumió. Algo en la actitud de Gowther no acababa de cuadrar y sospechaba que no era del todo sincero en sus explicaciones. Pero tampoco podía ofrecer nada diferente a lo que le acababa de ofrecer; una mano tendida, amistad y comprensión.
- A lo largo de la historia de los pueblos civilizados extraordinarios artistas han dado voz a sus sentimientos en sus obras. Así se han escrito los más tristes versos, melodías que tocaban el alma de los que las escuchaban o retratos que mostraban la verdadera alma de los modelos. Dar forma material a esos sentimientos a través del arte quizás te podría ayudar. Si no... – La actitud de Zevatur se aligeró. – Cuando salgamos de aquí en el Oasis te podrían ayudar a relajarte.
Zevatur, Rolthos
[Con Zevatur y Martin]
Gowther se mantuvo en silencio por un momento, procesando las palabras de Zevatur. Apreciaba el gesto de su compañero, pero algo en su interior se revolvía incómodo.
-"Arte... sí, podría intentarlo", dijo finalmente, aunque su tono no era del todo convincente. -"Agradecería la oportunidad de expresar mis emociones a través de un medio que no sea el combate".
Pero cuando Zevatur mencionó el Oasis, Gowther sintió una punzada de inquietud. Un lugar lleno de chicas de compañía... ¿Realmente podría encontrar la paz en un lugar así?
[En la mente de Gowther]
Una voz oscura en su mente se burló de la idea. "¿Realmente crees que podrías encontrar la paz en un lugar así? ¿Después de lo que te hicieron? Eres un inepto si piensas que puedes escapar de tus demonios tan fácilmente".
Gowther intentó ignorar la voz, pero sus palabras resonaban en su cabeza. Sabía que tenía razón. No podía simplemente huir de sus problemas. Necesitaba enfrentarlos de frente.
-"Aprecio tu oferta, Zevatur", dijo Gowther con una sonrisa forzada. -"Pero creo que necesito encontrar mi propia manera de lidiar con mis demonios. No estoy seguro de que el Oasis sea el lugar adecuado para mí. Pero gracias por tu preocupación".
La voz en su cabeza se rió. "Sí, eso es. Huye. Es lo que mejor sabes hacer, ¿verdad? Pero no puedes huir de ti mismo, Gowther. No importa a dónde vayas...".
Con un suspiro, Gowther intentó alejar la voz de su mente. Sabía que tenía razón, pero eso no significaba que tuviera que rendirse.
[Con Ash antes de que venga Zevatur]
El aire en la sala de entrenamiento se volvió denso con la magia mientras Gowther preparaba sus hechizos. Con un gesto fluido, lanzó un hechizo de velocidad y un hechizo de escudo al anillo que Ash llevaba, un artefacto capaz de almacenar hechizos.
-"Disfruta de mi pequeño regalo", dijo Gowther con un guiño. "Tu compañera Helayna puede ser tu 'batería de hechizos' al llegar la noche". Con un gesto, Gowther mostró el potencial del anillo, y la magia que contenía.
Ash pareció sorprendido al principio, pero luego asintió y aceptó el regalo. Al instante, Ash pudo percibir la potencia de la magia de Gowther recorriendo su ser, acelerando sus movimientos hasta límites insospechados. Su cuerpo se movía con una velocidad y agilidad sobrehumanas, esquivando los ataques de Gowther con una facilidad que nunca antes había experimentado.
Gowther atacó a Ash con un golpe de su espada de fuego, pero Ash fue capaz de esquivar y bloquear el ataque con el hechizo de escudo que Gowther había depositado en su anillo. Un destello de luz brillante y un sonido sordo llenaron la sala cuando el ataque de Gowther chocó contra el escudo mágico, creando una explosión de chispas y energía mágica.
[Con Ash y Zevatur]
Cuando Zevatur entró en la sala, la atmósfera cambió. Gowther, cuyos ojos habían estado llenos de luz y diversión, se oscurecieron, reflejando una sombra interna que parecía haber cobrado vida al ver el hechizo de oscuridad de su amigo.
Sin decir una palabra, Gowther extendió la mano y murmuró unas palabras en élfico. Su figura comenzó a distorsionarse, volviéndose borrosa y esquiva, como un espejismo en el desierto. Luego, se adentró en la oscuridad que Zevatur había conjurado, desapareciendo de la vista. A pesar de estar oculto en la oscuridad, Zevatur podía verlo, y Gowther le guiñó un ojo antes de desaparecer por completo.
"Velethuil", susurró Gowther, y su cuerpo se volvió invisible, oculto incluso a los ojos agudos de Zevatur. Desde su posición, Gowther comenzó a jugar con la mente de sus compañeros. Creó ilusiones menores, formas oscuras y sombras que se movían en el rabillo del ojo, susurros apenas audibles que parecían venir de todas partes y de ninguna. También manipuló el entorno, moviendo objetos y creando ruidos para distraer y confundir a Ash y Zevatur.
La batalla se volvió más intensa y peligrosa, una danza de sombras y engaños. Pero a pesar de la oscuridad que lo rodeaba, Gowther se sentía extrañamente en casa. Aquella oscuridad era un reflejo de su interior, una oscuridad que parecía crecer cada día. Sin embargo, también se sentía atrapado en ella, asustado de lo que podría encontrar si se adentraba demasiado. Pero por ahora, se obligó a apartar esos pensamientos y a concentrarse en la batalla. Después de todo, tenía amigos a su lado, y juntos, podrían enfrentar cualquier cosa que el mundo les arrojara. Eso era lo que realmente importaba.
[Paralelamente con Zevatur y Ash en la mente de Gowther]
En la mente de Gowther, la oscuridad era un vacío inmenso, un abismo sin fin que amenazaba con tragarlo todo. En medio de esta oscuridad, Gowther se encontraba en un pequeño halo de luz, una isla de esperanza en un mar de desesperación.
La voz en su cabeza, una sombra oscura y retorcida, parecía crecer con cada palabra que pronunciaba, amenazando con extinguir la luz. "¿Realmente crees que puedes engañarlos para siempre?", preguntó la voz, su tono lleno de burla. "¿Crees que no notarán que algo está mal?"
La luz en la mente de Gowther parpadeó, pero no se apagó. "No estoy tratando de engañar a nadie", respondió Gowther, su voz era firme a pesar de la oscuridad que lo rodeaba. "Solo estoy tratando de lidiar con mis propios problemas".
La voz se rió, y la oscuridad pareció crecer, amenazando con engullir la luz. "¿Y cómo está funcionando eso para ti? ¿Te sientes mejor? ¿O simplemente estás huyendo de tus problemas, como siempre?".
La luz parpadeó nuevamente, disminuyendo hasta convertirse en una chispa diminuta en la oscuridad. Gowther no tenía respuesta para eso. Por un momento, parecía que la oscuridad finalmente lo consumiría.
Pero entonces, Gowther pensó en sus amigos. Pensó en Ash y Zevatur, en cómo habían estado a su lado a pesar de todo. Pensó en su determinación por protegerlos, en su deseo de ser un mejor amigo para ellos. Y con cada pensamiento, la luz en su mente comenzó a crecer, luchando contra la oscuridad.
"No estoy huyendo", dijo Gowther finalmente, su voz resonando en la oscuridad. "Estoy luchando. Estoy luchando por mis amigos, y no voy a dejar que la oscuridad me consuma".
La luz brilló con fuerza, empujando la oscuridad hacia atrás. Por un momento, parecía que Gowther había ganado. Pero aunque la luz era fuerte, la oscuridad aún permanecía, acechando en los bordes de su mente. Gowther sabía que la batalla aún no había terminado, pero por ahora, había ganado una pequeña victoria. Y eso era suficiente.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
[Con Kath en los pasillos]
Los pasillos de la Torre del Mago Blackstaff parecían más oscuros y silenciosos de lo habitual, como si estuvieran reflejando la tormenta interna que Gowther estaba atravesando. Cada sombra parecía más profunda, cada rincón más amenazante. Fue en este ambiente opresivo donde Gowther se encontró con Kath.
La mujer estaba de pie en el pasillo, su postura tensa, su rostro marcado por el recuerdo de su último encuentro. Gowther sintió un nudo en el estómago al verla, la culpa y el arrepentimiento le golpearon como una ola.
En su mente, la voz oscura se burló de él. "Mira lo que has hecho. Mira a quién has lastimado. ¿Crees que unas simples palabras pueden arreglar esto?"
Gowther apretó los puños, luchando contra la voz. "Kath", comenzó, su voz temblaba ligeramente. "Necesito... necesito disculparme. Lo que pasó... no debería haber sucedido. Perdí el control y... y te lastimé. Y por eso, lo siento."
Las palabras parecían insuficientes, demasiado débiles para expresar la magnitud de su arrepentimiento. Gowther bajó la mirada, incapaz de soportar la mirada de Kath. Podía sentir la voz oscura riendo en su cabeza.
"No sé si alguna vez podré perdonarme por lo que hice", continuó Gowther, su voz apenas un susurro. "Pero quiero que sepas que estoy tratando de cambiar. Estoy luchando contra mis debelidades, por ti, por Ash, por Zevatur... por todos".
La voz en su cabeza se burló de él. "¿Crees que eso es suficiente? ¿Crees que eso borrará tus errores?"
Gowther levantó la mirada, sus ojos brillaban con determinación y arrepentimiento. "No sé si puedo pedirte que me perdones, Kath. Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer todo lo que esté a mi alcance para enmendar mis errores".
Las palabras resonaron en el pasillo silencioso, un eco de arrepentimiento y determinación. A pesar de la oscuridad que lo rodeaba, Gowther sabía que tenía que seguir adelante, por Kath, por sus amigos, y por él mismo.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
[Invocando a Luthien]
Dentro de la imponente Torre del Mago Blackstaff, llena de secretos y antigua magia, el Eladrin conocido como Gowther se encontraba en medio de una lucha interna. Varias semanas habían pasado desde su llegada, y aunque logró mantener a raya la oscuridad en su interior, una tarea pendiente pesaba en su corazón: la invocación de Luthien, su fiel familiar.
Para el Hojacantante, Luthien había sido más que un mero familiar. Había sido su compañero, su confidente, su amigo. Y él le había fallado. La muerte de Luthien fue un recordatorio brutal de la oscuridad que albergaba en su interior. Aunque sabía que podía invocar a Luthien nuevamente, temía el rechazo de su amigo.
La voz oscura en su cabeza se burló. "¿Crees que Luthien querrá volver a ti? ¿Después de lo que le hiciste?"
Intentando ignorar la voz, el El'tael se sentó en el centro de la sala, rodeado de círculos mágicos y runas arcanas. El aire se cargó de energía mágica mientras comenzaba el ritual de invocación.
Intentó invocar a Luthien día tras día, pero el familiar se resistía, reacio a volver a su presencia. Cada intento fallido era un golpe para el Eladrin, una prueba más de su culpa.
La voz en su interior se burlaba con cada fracaso. "¿Ves? Ni siquiera Luthien quiere estar cerca de ti. ¿Cómo puedes esperar que los demás te perdonen si ni tu propio familiar puede hacerlo?"
Pero el elfo se negó a rendirse. Sabía que tenía que enmendar sus errores, y eso incluía hacer las paces con Luthien. Continuó con el ritual, día tras día, hasta que finalmente, Luthien apareció.
El familiar era una sombra de lo que había sido, su cuerpo etéreo y sus ojos llenos de desconfianza. Se mantuvo a distancia, observando con cautela.
El nudo en la garganta del Hojacantante se apretó al ver a Luthien. "Lo siento", dijo, su voz apenas un susurro. "Lo siento por lo que te hice. Pero estoy tratando de cambiar. Estoy luchando contra la oscuridad en mi interior. Y necesito tu ayuda, Luthien. Necesito que confíes en mí".
Las palabras resonaron en la sala, llenas de arrepentimiento y determinación. Y aunque la oscuridad aún persistía, por un momento, pareció retroceder ante la sinceridad de sus palabras. Y aunque Luthien aún desconfiaba, parecía dispuesto a darle una segunda oportunidad. Porque a pesar de todo, aún eran amigos. Y eso era lo que realmente importaba.
Con el último eco de las palabras del Eladrin aún en la sala, el aire alrededor del círculo de invocación comenzó a vibrar con energía mágica. Un viento frío sopló, haciendo que las runas arcanas brillaran con una luz azul intensa.
De repente, una explosión de luz estalló desde el centro del círculo, y cuando se desvaneció, Luthien estaba allí. El búho se materializó de la nada, su plumaje azabache y azulado brillaba con un brillo mágico, como si estuviera hecho de la misma tela que la noche. Sus ojos, dos orbes brillantes de luz azul, miraron al eladrin con cautela, pero también con una chispa de reconocimiento.
El Hojacantante se puso de rodillas, extendiendo una mano hacia Luthien. El búho lo observó durante un momento que pareció durar una eternidad, antes de finalmente mover sus alas y volar hacia él.
Se posó en el brazo extendido del elfo, sus garras aferrándose a la tela de su túnica. El'tael pudo sentir el latido del corazón de Luthien contra su piel, un recordatorio tangible de que su amigo estaba vivo y con él una vez más.
Con un suspiro de alivio, envolvió sus brazos alrededor de Luthien, abrazándolo con cuidado. "Lo siento, Luthien", murmuró, su voz llena de emoción. "... gracias..."
En ese momento, a pesar de la oscuridad que aún acechaba en su mente, el elfo sintió un rayo de esperanza. La batalla estaba lejos de terminar, pero con Luthien a su lado, se sentía un poco más preparado para enfrentarla.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Kath no contesto a Gowther.No con palabras.
Sin abrir la boca se acercó al El'Tael y le abrazó. Al principio Gowther se puso rigído e intento separarse, pero ella le sustuvo con firmeza pero sin brusquedad.
- Esta bien Gowther, todos estamos contigo. - le susurró.
No dijo más tan sólo le arbazó con cariño
PbP Character: A few ;)
[Con Kath]
El abrazo inesperado de Kath dejó a Gowther en un estado de shock momentáneo. Su cuerpo se tensó, una reacción instintiva a la proximidad repentina. En su mente, la voz oscura se burlaba, alimentando sus miedos y dudas.
"¿Crees que un simple abrazo puede absolverte de tus pecados?", susurraba la voz, sus palabras como cuchillas afiladas. "Eres un monstruo, no mereces su perdón".
Pero a pesar de la oscuridad que amenazaba con consumirlo, Gowther luchó por mantenerse firme. La calidez de Kath, su presencia, era un faro en la oscuridad. Lentamente, permitió que sus músculos se relajaran, devolviendo el abrazo con una cautela palpable.
A medida que la voz oscura continuaba su cruel monólogo, una serie de imágenes comenzaron a formarse en el aire a su alrededor. Al principio, eran oscuras y distorsionadas, un reflejo de la tormenta en su mente. Pero a medida que la voz continuaba, las imágenes comenzaron a cambiar.
Recuerdos de tiempos más felices comenzaron a tomar forma. Un recuerdo de una noche alrededor de una fogata, con Kath contando historias de hazañas pasadas, mientras todos reían y compartían comidas. Otros recuerdos versaban sobre las batallas intensas que habían superado, donde a pesar del peligro, todos trabajaron juntos y salieron victoriosos. Un recuerdo más tranquilo de una tarde de pesca, con el sol brillando y el agua tranquila, una rara oportunidad de relajarse y disfrutar de la compañía del otro donde Martin hizo gala de sus habilidades.
Una mano etérea se materializó, tocando las imágenes como si pudiera alcanzar esos momentos una vez más. Cada memoria era un recordatorio de los lazos que había formado, de la camaradería y la amistad que había encontrado.
La voz oscura rugió en protesta, pero Gowther se aferró a los recuerdos, permitiéndoles iluminar la oscuridad en su mente. A pesar de todo, tenía amigos a su lado. Y eso, se dio cuenta, era lo que realmente importaba.-"Puede que sea un monstruo, puede que tengas razón... Aun con todo me siguen queriendo".-Sentenció en algún lugar de mente.
Minor illusion, mage hand y prestidigitación
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
[Con Kelben]
Gowther se encontraba en la Torre del Mago Blackstaff, buscando a Khelben. Llevaba días queriendo hablar con él, pero siempre parecía estar ocupado con alguna cuestión mística. Sin embargo, aquella mañana parecía ser el día.
El Eladrin caminó por los pasillos de la torre, sus pasos resonando en el silencio. Podía sentir la magia en el aire, un zumbido constante que le recordaba su propósito. Finalmente, encontró a Kelben en su estudio, rodeado de pergaminos y libros de hechizos. Gowther se aclaró la garganta, llamando su atención.
"Khelben, necesito tu ayuda", comenzó, su voz llena de determinación. "Estoy buscando una bestia desplazadora. Necesito ciertos materiales de esta criatura para hacer una capa. ¿Sabes dónde podría encontrar una o dónde conseguir los materiales? Mi intención es hacer una capa desplazadora. En el combate creo que puede ser de gran ayuda. Ya tengo todo lo necesario salvo los relacionados con esta criatura."
Gowther esperaba que Khelben pudiera ayudarlo. El mago era conocido por su vasto conocimiento y experiencia, y si alguien sabía dónde encontrar a una bestia desplazadora, sería él. Pero, por supuesto, la respuesta de Khelben estaba por verse.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.