Olthanas, que parece preocupado pero contento de que tanto él como su abuelo estén vivos contesta a sus salvadores.

- Dudo que Balakar actuara sola. Quiero decir, aquí en nuestro castillo sí... tenía la posición y la oportunidad de hacer lo que quisiera contaba con... - parece dudar un poco las palabras que utilizar a continuación - la confianza de mi padre, pero debemos explicaros. - toma un poco de vino y continua - Nuestra sociedad se basa en una serie de leyes muy estructuradas, enviadas por Memmoth mismo, conocida como El Orden, que establece claramente la posición y estatus social de cada raza y cada casa de gigantes dentro de toda nuestra cultura. No sólo de los gigantes de las nubes, si no de todas las razas de gigantes. - 

Galadral parece un poco incómodo porque su nieto cuente tantas cosas de su pueblo a extraños pero por lo demás su trato es cordial y amistoso. 

- Hace unos meses ese Orden se ha visto... alterado.. destruido. No me preguntéis cómo ni porqué, no lo sabemos. Pero todos los gigantes lo hemos podido sentir. Por eso ahora muchos se lanzan los unos contra los otros y contra las Razas Pequeñas. Algunos miran hacia los cielos, preocupados por el destino de nuestro dios, otros, como Balakar, quieren lanzarse a la conquista, tanto de las tierras de las Gentes Pequeñas, como de los territorios de otros gigantes. Algunos pocos, como yo, no deseamos la guerra con vuestros pueblos, y debemos protegernos y fortalecer nuestras posiciones contra aquellas casas o razas de gigantes que quisieran usurpar nuestra posición y privilegio. - suspira - Por eso dudo que Balakar actuara sola, sospecho de un par de casas con las que ha podido compincharse para llevar a cabo esta traición y poder así forzar a que mi padre entre de lleno en la guerra. Ahora iremos a por él y sus soldados y hablaremos de lo que ha ocurrido. Estoy convencido de que desistirá de sus ansias de conquista y se centrara en proteger a su casa... - 

Con un pequeño gruñido de conformidad, Galadral añade 

- Brindo porque tengas suerte con eso nieto. Pero desde luego las acciones de estos héroes te ayudaran - 

Atentamente fue escuchando la situación en torno a la raza de los de gigantes. Algo estaba tambaleando los cimientos de una sociedad al completo y esto atentaba contra el resto de las razas. Era una pena no poder contar con el testimonio de Balakar, hubiera sido interesante obtener algo de información... Gowther quedó pensativo mientras le daba vueltas a todo lo ocurrido.

-¿Habría algún tipo de conexión con el culto?- Pensó para si mismo Gowther.

-Están sucediendo altercados de manera global me temo. Lo que más me intriga es que todo parece estar aparentemente relacionado... ¿Sabéis algo acerca del culto del dragón? ¿Estuvo en contacto con otras razas? Puede que no guarde relación pero creo que es algo a considerar. Tal vez su posición le daba cierta libertad, pero al final sus movimientos deben sustentarse en alguien. Si interrogamos a los súbditos de Balakar, podríamos obtener algún dato de interés... si encontraron algo raro en sus órdenes o decisiones.

Tras el baño y la cena, Morko se siente mucho mejor y escucha todos lo que dicen durante el encuentro.

¿Iremos a por él o a hablar con él?, es un matiz muy importante- añade Morko. - Nuestra misión aquí era ponernos en contacto con vosotros e informar a la ciudad. No creo q pongan objeciones en que vayamos a parlamemtar con su padre, pero iniciar un enfrentamiento con una facción de gigantes es algo muy serio.

Roland asiente ante las palabras de los Gigantes - Si fuese necesario yo me ofrezco como voluntario para acompañaros en dicho viaje y encuentro. Entiendo que será peligroso debido a los intereses en la guerra de otras casas... o incluso por la posibilidad de que tu padre no acepte la paz con las razas pequeñas. Pero vale la pena intentarlo si con ello aumento las posibilidades de paz. Hay muchas vidas en juego, la luz de Lantander debe prevalecer sobre la incipiente oscuridad.

 Después también asiente ante las palabras del elfo. -  El Culto del Dragón podría tener sus garras involucradas en este asunto, una guerra con los gigantes y el caos que traería en los reinos pequeños serían una muy conveniente distracción. Demasiada casualidad.

Martin observa en silencio absoluto a todos sus compañeros mientras cena intentando disimular su hambre extrema y no engullir todo en segundos, algo de su herencia élfica debería haber prevalecido para controlar ese instinto. Después del baño, se había vendado a sí mismo en varias partes de su cuerpo para intentar contener las heridas sin demasiada destreza, cualquier médico o experto en las artes curativas le corregiría en casi todos los vendajes, que ahora lucían de cierto color rosado al intentar contener malamente las hemorragias de las dentelladas de la Hidra. 

Sin decir nada, dejó a sus compañeros que siguiesen decidiendo en asuntos políticos, ese no era su fuerte... Por un segundo su mente se evadió de la conversación para pasar a temas mucho más mundanos... como esa mirada de Zevatur de corderito degollado hacía Kath... quizás el Tiefling estaba siendo sólo amable... o quizás no tanto. Kath era una chica con un estado mental muy dañado aún, en fase de sanación, un acercamiento de cierta índole más allá de la amistad podría hacer brotar heridas profundas. Tendría que vigilarlos...

Cuando su cuervo graznó sobre su hombro pidiendo parte de su comida, el semielfo salió de sus ensoñación y le pasó a su alada mascota parte de las viandas de la mesa. El grácil animalillo de oscuro plumaje saltó contento alrededor de su cuello y espalda y empezó a picotear su botín gastronómico.

Olthanas pondera el ofrecimiento de Roland.

- No creo que sea prudente acudir a ver a mi padre con alguno de vosotros. No sé cómo se tomara la muerte y traición de Balakar, pero tener presente a aquellos que colaboraron en su muerte... no nos ayudará. No sabemos nada del Culto del Dragón, pero sin el Orden, la guerra contra los dragones es una posibilidad... pero yo no he escuchado a nadie hablar de esto en los Cónclaves. Ambas razas, aunque poderosas, no somos lo que éramos hace siglos cuando nos lanzamos a una cruenta guerra para dominar el mundo.  Os agradecemos la ayuda, pero ya habéis hecho demasiado. Volved a vuestra ciudad y transmitirles que no tienen nada que temer de nuestra casa y que vuestras acciones aquí pueden haber comenzado un cambio positivo para todos. - 

Olthanas da un par de palmas y los goblin sirivientes entran en la sala portando unos cuantos cofres. 

- No puedo expresar mi gratitud por lo que habeis hecho, pero por favor, aceptad estos presentes como muestra de nuestra gratitud y de mi amistad. - 

En uno de los cofres hay un brazalete para cada uno de los miembros del grupo. Cada brazalete está hecho de plata con filigranas de oro blanco simulando nubes. Tienen algunas perlas y lapislazuli engarzados. 

- Con estos brazaletes cualquier gigante de las nubes sabrá que sois amigos de nuestra raza. No es un privilegio que demos a la ligera, y sólo en una ocasión en nuestra historia se le había dado a miembros de la Gente Pequeña. - 

En otro de los cofres hay monedas y joyas. 

- Esperamos que con este pequeño tesoro podáis vivir dignamente.  - 

En el último cofre hay varios objetos. Olthanas coge una poción y la pone sobre la mesa. 

- Con esta poción seréis tan grandes y fuertes como uno de nosotros durante un día. Como hicisteis en la batalla - dice mirando a Ash y Zevatur - pero mucho más grande y fuerte. 

Saca otro objeto, una minúscula perla que pone sobre la mesa. Tiene un tamaño normal para el grupo, pero en sus enormes manos es sorprendente que pueda manejarla

- Con esta perla vuestras habilidades mágicas se verán aumentadas- 

Por último se dirige a uno de los pedestales y coge una armadura que hay expuesta.

- Esta armadura perteneció a un guerrero que osó enfrentarse a uno de mis antepasados. Os devolvemos esta cota a las Razas Pequeñas como símbolo de paz y amistad. - 

 Roland asiente a las palabras del Olthanas. - Os deseo la mayor de las suertes en los días venideros. Ha sido todo un honor combatir a vuestro lado. Las buenas noticias sobre la paz son la mayor recompensa a nuestras acciones. - Asiente sonriendo.

 Zevatur al fin deja de comer y se reclina hacia atrás en la silla. - ¡Ufff! Jamás habría imaginado que los goblins podrían ser buenos cocineros. De todas las maravillas que he contemplado en esta fortaleza... ¡Esta es la más increíble de todas! – Zevatur intenta chocar las cinco con algún goblin que pase por allí. - ¡Cuando cuente esta historia quizás omita esta parte o nadie me creerá!! - Zevatur ríe su propia gracia.

 Después cuando ve la inmensidad de los regalos enmudece, por un muy breve instante de tiempo. - Sois extremadamente generosos! Quizás deberás coger la perla tú, Roland. Tus conjuros nos mantienen con vida en el combate y yo... yo he demostrado que aún no se muy bien qué hacer con mis poderes mágicos. - Dice algo avergonzado, recordando cómo sus acciones fueron algo erráticas en el combate.

 Poniéndose de inmediato el brazalete Zevatur pregunta – ¿Cómo se dice “amigo” o “Soy aliado de los gigantes de las nubes”, en el idioma gigante? No siempre puede ser fácil mostrar el brazalete en una situación tensa.

Ash asiente a los comentarios.

-Pues muy bien, creo que he tenido suficiente diplomacia por hoy. Me alegro de que estemos finalmente del mismo lado. Los problemas de familia es mejor tratarlos en familia -conviene con Olthanas- Aunque necesitaríamos una manera de volver abajo.

Ash, habiendo acabado de comer hace un rato, sonríe al comentario del tiefling y se pone el brazalete admirando la pieza. Vuelve su mirada hacia los cofres asintiendo.

-Vaya, me habría venido bien esto contra ese lagarto -pone sus manos sobre las escamas de adamantina de la armadura- le daré buen uso.

-Parece que hemos acercado posturas y, sin contar con el desgraciado incidente, hemos alcanzado nuestro objetivo al venir a vuestros dominios. Debéis saber que vuestra muestra de agradecimiento es mutua. Si bien mis asuntos no suelen relacionarse con vuestra raza, yo, Gother Irerath, quiero corresponderos de la misma manera. A partir de hoy podeis contar con mi espada.

Por primera vez Gowther mostraba respeto activo por otras razas y no una mera actitud educada. Al escuchar las palabras del tiefling en relación a sus capacidades mágicas, quiso hacerle ver que estaba equivocado.

-Zevatur, debes confiar más en tus posibilidades. Si eres el primero que se menosprecia, será más fácil que cometas errores y en el campo de batalla esto no es permisible.

Aunque sus palabras no eran de lo más reconfortantes, era lo más cercano a un cumplido que Gowther acostumbraba, en especial por otras razas.

 - Tenéis razón... - Asiente Zevatur ante las palabras del elfo, sin darse cuenta de las sutilezas ni la condescendencia de Gowther. - Quizás deba entrenar más, como hace Kath, que ha mejorado mucho desde que la encontramos. O quizás simplemente no valga para la vida de aventurero. Por otro lado, mis habilidades mágicas nos han ayudado en múltiples ocasiones. Pero ahora también estas tú en el grupo. Aunque no son las mismas habilidades. – Zevatur niega con la cabeza – Tampoco tengo un lugar al que volver... o un hogar... - Creo que me tendréis que soportar más tiempo. – Después de beber un poco más de vino del que traen los goblins finaliza su reflexión en voz alta. - Estoy convencido de que mejorare, ¡Entrenaré como hace Kath! – Dice elevando su bebida en un brindis hacia Martin y Kath.

  - Como dice Gowther podéis contar conmigo si en alguna ocasión necesitáis la ayuda de las razas pequeñas. Quizás no haya sido el más formidable de entre nosotros... ¡Pero las amistades van en las dos direcciones!

Morko se coloca el brazalete y agradece por el regalo y la hospitalidad de los gigantes.

- Siempre es un placer el ayudar a evitar una guerra innecesaria y espero que podáis convencer a vuestro padre de que una guerra contra el resto de razas no aportaría nada bueno para ninguno de los bandos.

-Una vez solucionado este asunto, debemos volver a la ciudad para continuar con nuestra misión. Imagino que habrá alguna forma de bajar de la fortaleza sin causar mucho alboroto en tierra.

Dice Morko mientras piensa en la imagen de la imponente fortaleza tomando tierra y el revuelo que causaría, aunque la cara del estirado paladin que les pidió venir merecería la pena. Y una sonrisa se dibuja en su rostro.

Olthanas brinda con Zevatur y vuelve a agradecer la ayuda y buenas palabras de los compañeros. 

- Para volver a vuestra ciudad podéis hacerlo en los grifos que tenemos amaestrados como guardianes. Creo que tenemos algunas sillas de montar de algunos de vuestros... caballos - su abuelo asiente confirmando este punto - perfecto entonces, os dejarán en las puertas de vuestra ciudad y volverán con nosotros. - 

Una vez acabada la cena, y tras una noche reparadora de sueño en las enormes camas de los gigantes, a la mañana siguiente Galdar y Olthanas os llevan a la torre que aún no habíais visitado y os conducen hasta lo alto de una de las torres, tras pasar por un par de plantas donde hay varios nidos con algunos grifos, donde hay varias de las aladas criaturas ya preparadas con las sillas de montar. 

- La mayoría tendréis que montar en parejas - dice. 

Tras las últimas palabras de despedida y una vez acomodados en los grifos, estos levantan el vuelo y conducen a los compañeros hasta la vista de las murallas de Elturel. Los grifos remotan el vuelo tan pronto como sus jinetes van desmontando y apenas una hora después todos están reunidos de nuevo en el templo de Lathander con un ansioso por noticias Ontarr. 

- Doy gracias al Padre dela Mañana por veros a todos aquí de nuevo sanos y salvos. ¿Qué nuevas nos traéis? - 

Viendo que los diplomáticos del grupo callan, Morko Carrascosa y dice: -La ciudad está a salvo de momento, pero no debéis de bajar la guardia. Vuestra seguridad depende de que el conde logre convencer a su gente de que una guerra contra la gente pequeña no es conveniente. Y eso está por ver que lo consiga-

Parece ser que ha habido algún tipo de problema en la sociedad gigante y el "orden" que la mantenía reglada ha desaparecido, lo que está llevando a distintas facciones al enfrentamiento. Una de esas facciones pugna por lanzar una campaña de conquista sobre el resto de razas. Conseguimos detener un complot de dicha facción para acabar con la vida del conde, eso da esperanzas de que fracasen en su intento, pero no sabemos lo poderosos que son en su tierra natal.

Por eso no debéis de bajar la guardia por si el intento del conde fracasa y finalmente los gigantes marchan a la guerra.

- Aunque traéis buenas noticias, las acompañan oscuros augurios. Si como decís el Orden ha caído, eso quiere decir que el Rey de los Gigantes ha muerto o desaparecido. Esto sólo puede traer problemas a Faerûn, aunque puede que con vuestras acciones haya cambiado la marea. ¡ Bien hecho! descansad, lo merecéis. - dice Ontarr algo más animado y pese a sus palabras parece que se le ha quitado un enorme peso de encima. 

Durante el viaje de regreso Zevatur se adelanta cuando Kath esta a punto de montar en uno de los grifos e intenta hacer el viaje de regreso con ella. - Mejor llevalo tu, creo que algunos animales huelen mis ancestros y se ponen nerviosos... O esa impresion me dan.

Si el malvado Martin intenta impedirlo:

 Si viajo con ella:

 - Si vuelves a entrar en contacto con los gigantes, y si la facción se estos gigantes finamente decide establecer una paz con las razas pequeñas, sería una buena cosa intentar ayudarles. Ayudaria a la estabilidad y a la paz. Nosotros nos ofrecimos, pero .su facción aún tiene que lidiar con problema internos y  ademas su orgullo es fuerte,  asi que poco podíamos hacer en este momento. En cualquier caso nosotros tenemos, ya, su respeto. Si en el futuro vuelve a surgir la oportunidad, posiblemente fuesen más receptivos si este mismo grupo fuese a ayudarles. - Dide Roland mostrando su brazalete de amistad con los gigantes de las nubes.

Zevatur se limita a asentir a las palabras de sus companeros con cierto aire distante, como si su mente estubiese en otro lugar.

Martin, observó como Zevatur se lanzaba como un depredador demoníaco sobre Kath sin ningún tipo de complejo alguno y sin ningún respeto por su mentor. Sus ojos los observaron bajo la oscura capucha entrecerrados casi como dos rendijas, su puño pareció cerrarse casi por instinto sobre el pomo de una de sus espadas, pero se relajó al instante. Quizás no fuera tan malo que Kath tuviera a alguien pendiente de ella a parte de él, no podría estar siempre vigilándola... aunque el descaro del Tiefling iba en aumento.

Sus pensamientos sobre como dañar y hacer sufrir a Tieflings se interrumpieron cuando Ash le tocó el hombro y casi le cogió en volandas para sentarlo junto a él en el majestuoso grifo, mientras miraba divertido con quien bajaría Morko. El dúo del enano con el alto elfo sería muy épico... aunque Roland intervino antes y suavizó el viaje al mostrarse interesado en viajar con Gowther, dejando al Enano con un grifo para él sólo.

Mientras volaban de vuelta, el semielfo disfrutó de la travesía sobre la bella bestia alada, se preguntaba si algún día, sus habilidades como Ranger y Explorador le permitirían establecer amistad con alguna criatura tan noble, pero era difícil concentrarse cuando Ash no paraba de cantar canciones de moralidad distraída sobre mujeres de alegre compañía... ¿o se refería a sus espadas? A veces era difícil distinguir de quien hablaba.

Una vez en tierra, el pícaro se ajustó el brazalete, pero éste permanecía casi siempre debajo de su capa, de esa manera lo mantenía a mano, pero discretamente oculto.

Tras escuchar a sus compañeros tratar con Ontarr, se preguntó cuales serían sus siguientes pasos, aún tenia una misión que cumplir, de la cual sólo había conseguido 1/3 de los objetivos, y la sombra del Culto parecía arraigarse en más sitios y facciones cada vez.

Kath miró sorprendida a Zevatur pero intentó relajarse, aunque el tiefling notó que durante todo el viaje estaba tensa y algo incómoda. No es que él hiciera nada inapropiado, pero al parecer su sola proximidad la incomodaba. Zevatur, pese a su tranquila charla y alabanzas, nota que quizá las consecuencias psicológicas del trance por el que pasó la muchacha no hace tanto aún están frescas, aunque ella se esfuerza por actuar con normalidad, se le nota que no está cómoda. 

Cuando menciona sus habilidades arcanas ella se sonroja inmediatamente. Hasta ese momento Martin había tenido la delicadeza de no preguntar por ello, cosa que ella había agradecido, pero ahora el directo Zevatur hacía preguntas totalmente directas. 

- Yo... no lo sé... no estoy segura, sólo sé que necesito alcanzar a nuestros enemigos y la magia responde... esto no me había pasado nunca antes. No antes de... - se calla abruptamente y mira hacia el frente - prefiero no hablar de ello si no te importa - dice con un hilo de voz. 

Tras el viaje y transmitir los acontecimientos ocurridos a Ontarr, Gowther quería aprovechar para finalizar unas tareas con un gremio de artesanos de la ciudad. Todo parecía indicar que en breve partirían para continuar con los asuntos relacionados con el culto de los dragones.

-Si me disculpáis, tengo que resolver unos asuntos. Antes de marcharme a ello, me gustaría saber si tenemos pensado reunirnos para abordar los siguientes pasos a dar en torno al culto. 

- Marchad buen Gowther, podemos encontrarmos más tarde en las "Dos Astas Negras" donde además nuestras monturas esperan. Allí podemos reservar alguna mesa apartada para discutir nuestros próximos pasos.

El pícaro hace una breve reverencia al alto elfo, tras lo cual se vuelve para dirigirse a Ontarr con extremo respeto.

- Maese Paladín, si ya no necesita más de nuestra presencia, nos retiramos para deliberar nuestros próximos pasos... estaremos en la posada donde nos encontramos por primera vez, por si necesita comunicarse con nosotros por cualquier razón. Ha sido un placer trabajar para usted y colaborar con la iglesia del Señor de la Mañana.

Dirigiéndose hacia la posada junto a sus compañeros, justo antes de entrar, el pícaro se para en los establos para saludar a "Obsinus", su montura nueva, un espléndido corcel negro azabache. Con un gesto afable y paternal le acaricia justo encima del hocico para darle después una jugosa zanahoria.

- Me has echado de menos ¡eh campeón! ... pronto nos pondremos de nuevo en marcha y podrás demostrar lo que sabes hacer.

Con Kath

 Con el paladin

Tras las palabras del resto, Roland asiente. - No solo el asunto de los gigantes es de importancia, tambien la evolucion del culto del dragon nos concierne de manera directa... quizas hayas podido escuchar algo, o haya habido algun incidente en la ciudad... robos? Sus activdades parecen centradas en el robo de ciertos objetos magicos, muchos. Los robos podrian ser un indicativo de que tienen actividad por aqui. Robos o saqueos... - Pregunta mirando al paladin.