El paladín suspiró asintiendo a Jen, por supuesto ese hechizo no podía afectarle cómo cambia formas, juraría que esa conversación ya la habían tenido antes. Antes de que pudiera responderle Rolthos sintió el hechizo reclamando su cuerpo y con cierta sorpresa dejo que tomara el control.
Tras escuchas las órdenes de Jen y recordando lo apremiante de la situación tomo el cuerpo de Nessa en sus garras y emprendió el vuelo hacia abajo.
Siguiendo las instrucciones de Jen no tardan mucho en estar todos abajo y reunidos de nuevo.
Jen ahoga un grito cuando ve que Julian se ha entablillado la pierna, el doctor le tranquiliza indicándole que no la tiene rota, sólo se ha dislocado la rodilla, y los dedos del pie y parte de este presentan un aspecto amoratado por el frio del aliento del dragón, pero Julian sonríe diciendo que no es nada que no se arregle pasando un mes, o dos, en las orillas de una isla del Mar Azur.
Unos metros más adelante, justo donde el pasadizo se abre en una caverna descomunal, ven el cadaver casi decapitado de un pequeño dragón, pequeño comparado con los otros dos que han abatido antes todos juntos, pero el dragón, que debía ser un adolescente, era casi el doble de grande de un caballo de batalla.
- Hay una gran caverna ahí - señala Julian, explicando lo que había pasado mientras Vraak termina de explorar - y se abren tres pasadizos más. El de la izquierda da a una caverna de hielo sumergida en el lago. La mitad de la misma da a las heladas aguas del lago que está por encima. Había un cadaver de una de esas criaturas enormes y bastantes huesos de otras víctimas anteriores. No vimos que dentro del cadaver, alimentándose, estaba esa cria. - Al fijarse ahora Rolthos se da cuenta que, efectivamente, las blancas escamas del dragón están cubiertas de sangre roja, que no puede ser de sus amigos o estarían muertos. - Nos atacó por la espalda cuando salíamos de allí. El aliento me devolvió a mi forma y Vraak y yo caímos rodando hasta ahí - señala donde está el cadaver - pero Vraak se lanzó sin importarle su propia seguridad e impidió que me devorara. Me dio el tiempo suficiente para recomponerme y juntos lo abatimos - se sonroja un poco - bueno... lo abatió Vraak yo sólo le disparé un par de veces con la ballesta.De verás que no me gustaría jamás hacer enfadar a Vraak... -
Cruços observa el penacho emplumado de uno de los virotes del joven doctor sobresaliendo del cuello de la bestia. O estaba siendo modesto o no era consciente de lo certeros que habían sido sus disparos.
- Creo que, mientras no entremos en la parte derecha de la caverna -dice Vraak volviendo de su exploración mientras se encarama al pasadizo de nuevo - estaremos bien. Allí hay unos cuantos huevos aún cerrados y es donde más frio hace, pero por desgracia, es donde más tesoro hay. Aunque la mayoría está cubierto por capas de hielo.-
- Ahsrem - llama el semi-orco con su tono de sargento. El anciano da un pequeño grito de sorpresa - ¿Cuánto tiempo dura tu hechizo? - pregunta señalando el amortajado cuerpo de Nessa.
- Hmm jeje diez dias si las monedas no se mueven de los ojos... la venda impide que el barquero vea su pago y cruce el alma al otro lado... jejeje -
- Bien. Entonces esto es lo que vamos a hacer -parece que, en este momento de crisis los viejos hábitos de liderar tropas han tomado el control de Vraak - Vamos a establecer nuestro campamento entre este pasadizo y la caverna que tiene salida al lago. Es la zona más alejada del tesoro pero nos permite acceder a ambas salidas en caso de necesidad. Jen, tú podías conjurar una tienda de campaña mágica no? Perfecto, prepárate, la necesitaremos para mantener el calor. En esta caverna hace tanto frío que hasta las pelotas de un enano se encogerían. Cuando hayamos dormido y nos hayamos repuesto buscaremos los diamantes que sean necesario para traer a Nessa de vuelta. Y juro por los dioses que como no haya ni un solo diamante en ese tesoro no dejo piedra sobre piedra ni en este plano de mierda ni en el puto Templo. Vamos - apremia ayudando a levantarse a Julian y ofreciéndose como muleta para que pueda caminar. - No tenemos todo el día. Jen, lleva a Oswald Glimfeather Tercero. Rolthos, Cruços, a Nessa. Ashrem, delante de mi, lleva algo de luz para que los demás puedan ver. -
Exhaustos y heridos nadie rechista y obedecen al sargento de la Guardia y realizan la travesía, de unos doscientos metros, hasta el lugar elegido para montar su campamento. A su derecha la caverna se abre enorme, mostrando diferentes plataformas y recovecos donde seguramente los dragones dormían. A la luz de su antorcha pueden verse reflejos dorados y plateados en las paredes de hielo donde reposa el magnífico tesoro de los dragones. Pero, más allá de la esperanza de encontrar lo que necesitan para salvar a su amiga, ninguno le dedica más pensamientos.
Jen realiza su conjuro y crea el pequeño domo para que todos puedan descansar. La temperatura es realmente agradable dentro y, sabiéndose protegidos por la magia de le barde, todos se relajan. Comen algo de sus raciones y, agotados, caen en un profundo sueño. El último en dormirse es Vraak, que sentado con aspecto torvo, con la espalda apoyada en la pared del domo y el gran hacha descansando en su regazo, vela la mortaja que envuelve a la caída ranger hasta que las heridas y el agotamiento físico y emocional también le reclaman a él y cae dormido.
El paladín asiente y realiza una plegaria antes de entrar en el domo. Concentrándose un momento sonríe.
- Siento un diamante en las cercanías, debería de ser suficiente. Pero ahora será mejor descansar, si aparecen más dragones podrían acabar con todos nosotros. - Aunque sus palabras son claras la idea de dperder ríe por descansado hace que Rolthos mire ahcia rriba preocupado... Cuánto tiempo tenian disponible... Era difícil de saber.
Tras el descanso el paladin la xo de nuevo el hechizo y de acercó hacia donde se tía el diamante
Cruzaron la que parecía la sala principal siguiendo a Rolthos al cual guiaba Mayaheine a través del hielo y las monedas de cobre, plata, oro y platino que formaban las camas donde habían descansado los dragones. Subieron a uno de los promontorios de seis metros de altura y allí, casi en el centro del mismo, a unos dos o tres metros bajo ellos Rolthos estaba seguro que había un diamante.
Las siguientes horas fueron una ardua y desagradable tarea. Picar el duro hielo sin la herramientas adecuadas resultó mucho más duro de lo que esperaban. Vraak hacía saltar grandes trozos con su hacha pero pronto tuvieron que cambiar de táctica pues se arriesgaban a que golpeara el diamante, el cual temían confundir entre tanto hielo.
Al final, cansados con las manos ateridlas y empapados por el sudor que empezaba a helarse en sus columnas, Rolthos sacó el último pedazo de hielo donde estaba el diamante. Lo derritieron con impaciencia y por fin el paladín sintió la dura joya en la palma de su mano. Era un diamante de tamaño considerable, tan grande como la uña de su pulgar. El paladín asintió satisfecho. Bastaría. Ahora quedaba lo más difícil, hallar en su alma la convicción suficiente como para canalizar la poderosa energía y, más difícil aún, que el alma de Nessa no estuviera aún muy lejos y tuviera la fuerza suficiente para volver.
Todos volvieron hasta donde descansaba el cuerpo de la ranger y lo rodearon. Rolthos negó con la cabeza a la pregunta de Jen si podía hacer algo y cerró los ojos preparándose
Tras un momento reflexionando sobre que decir a Nessa Rolthos empezó el conjuro. El paladín posó sus manos sobre el cuerpoe dejando el diamante sobre su frente. La plegaria a su diosa fue breve, aunque el conjuro era poderoso invocar el favor de Mayaheine no requería de mucho tiempo. El diamante brilló deshaciéndose en una cálida luz que envolvió el cuerpo inerte de Nessa. El paladín sintió su espíritu, confundido pero vinculado aún al preservado cuerpo.
- Nessa, tu tiempo, tus deberes en este mundo aún te esperan. Debemos detener el mal de este templo y te vamos a necesitar. Debemos acabar y vengar todo el mal y dolor que ha causado Zalphiros, que ha causado a tu familia. Y cuando todo acabe, debes disfrutar de la felicidad de vivir tu tiempo con Ornyn. Eso te lo debes a ti misma, al igual que una tarde en los baños de aguas termales con Jen. - Finalizó con una cálida sonrisa y ofreciendo su mano para que volviese.
Una brisa suave movía su cabello, que llevaba suelto y caía como una cascada ondulada de color castaño sobre la espalda. Los rayos del sol calentaban agradablemente sus hombros descubiertos y su vestido - del color del cielo despejado, el mismo que el de sus ojos - ondeaba en consonancia con la brisa.
La joven paseaba por un hermoso campo lleno de verde, de vida y de flores, y a medida que avanzaba acariciaba las briznas más altas con los dedos de sus manos. No tenía un destino fijo, pero tampoco sentía que lo necesitase. Simplemente caminaba sin rumbo, tranquila y sosegada.
Tenía la sensación de que hasta, hacía un tiempo indeterminado, su corazón se había encogido con el peso del miedo y de las preocupaciones. Y del dolor. Un vago recuerdo de que había sufrido como nunca antes, y que había terminado de forma abrupta, aún coleaba en su mente. Pero cuanto más tiempo pasaba en más lugar, más creciente era la sensación de que todo eso había pertenecido a otra vida, o a otra persona.
Siguió caminando. De cuando en cuando se paraba a observar alguna flor, o incluso a recogerla. También colocó una de ellas en su pelo, de un intenso color rojo, como había visto hacer a alguien en algún momento de su vida.
¿Cuánto tiempo llevaba en aquél lugar? ¿Unas horas, quizás? ¿Días? ¿Semanas? No parecía importante. La joven estaba donde debía estar y no necesitaba nada más.
La noción de que estaba sola se vio de repente alterada cuando sintió una presencia tras ella. Curiosa, se volvió para encontrarse con una mujer que la miraba con ojos amables. Alta, muy alta, de piel oscura y cabellos sueltos rodeados por una corona de flores, que se movían con lo que debería haber sido la cadencia del viento pero que más bien parecían hacerlo con vida propia. Era difícil definir el color. ¿Eran dorados? ¿Tendían ahora a un color cobrizo? Si la joven parpadeaba le parecía que pasaban ahora a un tono rosado para variar después al rojo. Era como si todos los colores del entorno que las rodeaban fluyeran por aquellos cabellos.
Vestía con una túnica blanca y llevaba en sus brazos un gran ramo de flores variadas. La chica las reconoció automáticamente: pensamientos, vincas, lavandas, acianos, milenramas, flores de lupino, crisantemos amarillos, lirios del valle, equináceas y lirios araña. Sin saber por qué su corazón dio un vuelco en su pecho. Aquellas flores le recordaban a algo, ¿pero qué era?
La mujer posó sus ojos en el ramo momentáneamente, antes de volver a mirarla a ella. Sonrió levemente y no necesitó mover sus labios para que la joven escuchara en su mente:
- Hermosas, ¿verdad? Me gustó mucho tu ofrenda, hija.
La joven inclinó un poco su cabeza hacia un lado, preguntándose de qué ofrenda hablaba. ¿Cuando había sucedido aquello? ¿Por qué no lo recordaba? De repente le llegó un pequeño flash, un recuerdo de un grupo de personas sentadas a una mesa en un hogar de techos demasiado bajos para ellos. Compartían la cena, así como sonrisas e historias. Había mucha complicidad en aquella escena. Momentos más tarde, dos de aquellas personas caminaban por el campo que rodeaba aquella casa y recogían flores mientras charlaban, que posteriormente una de ellas depositaba en un altar.
La chica la miró confusa y la mujer respondió acercándose a ella y acariciando su cara suavemente:
- No te preocupes, es normal que no recuerdes. Pero, hija mía, no deberías estar aquí. No aún. Te están esperando … ¿no lo sientes?
Efectivamente, en cuanto esas palabras resonaron en su mente, sintió algo nuevo. Una especie de tirón que venía de su espalda. Como si unas manos se posaran sobre sus hombros y la animaran a deshacer el camino que había andado por aquel entorno paradisiaco. Eran varias, de distintas personas, y le pedían que no siguiera adelante por ese camino. Que volviera con ellas.
- Pero madre, ¿volver a dónde?. Me gusta este lugar. ¿No puedo quedarme aquí contigo?
La voz resonó de nuevo en su mente, mientras la mujer la miraba con ternura:
- Volverás. Tal es el destino de los mortales. Pero no puedes quedarte ahora. Tienes toda una vida por delante, pequeña, y debes vivirla. Tendrás dificultades…- dijo esto mientras tocaba su brazo derecho y lo apretaba con suavidad. ¿Por qué sentía algo de dolor con aquél contacto? Pensó extrañada - ...pero las superarás. Y yo estaré acompañándote en cada paso que des. Nunca dudes eso, hija mía.
Los tirones se hicieron más insistentes y la joven sintió que aquellas manos prácticamente la envolvían ahora desde su espalda. Incluso distinguía cada grupo por separado: unos brazos fuertes de piel verde le suplicaban que volviera a él; otros, enfundados en una armadura, la atraían mientras resonaba un nombre que no reconocía pero que intuía que era el suyo; otros, más menudos y blanquecinos, tironeaban de ella con insistencia porque querían volver a estrecharla; junto a ellos, unos brazos finos y de manos gráciles le indicaban que la estaban esperando; finalmente unos brazos curtidos y llenos de extraños cortes la sujetaban haciéndole ver que debía volver con ellos.
¿Cómo podía negarse a estas llamadas cuando estaban cargadas de tanto cariño? Quizás era cierto que aquél no era aún el momento de estar en aquél lugar. Quizás debía dejarse llevar y permitir que aquellas manos la llevaran a donde se suponía que debía estar. Miró a la mujer una última vez y vio como esta asentía, como si estuviera respondiendo al pensamiento que no había verbalizado. En aquél instante, la hasta entonces suave brisa revolvió con más fuerza las miles de flores que había en aquél campo, levantando consigo un remolino de pétalos que las envolvió a ambas.
La joven parpadeó y cuando volvió a mirar ya no había nadie más que ella en aquél lugar.
Las fuerzas que tiraban de ella terminaron por rodearla en una suerte de abrazo protector y ella se abandonó a aquel abrazo múltiple, dejando que la guiase hasta donde quisiera llevarla.
Esta parte del post me la inspiró esta ilustración de la Wild Mother de Critical Role. Le he cogido como referencia para la Madre Naturaleza aquí :)
[En la caverna helada...]
Tras las palabras de Rolthos el grupo permanece en silencio, expectante. El brillo diamantino que rodea el cadáver de la ranger termina por disparse y pasan unos largos segundos en los que nada sucede. El silencio del lugar sólo se ve alterado cuando notan una levísima vibración en la mano izquierda de la joven, que descansa sobre su pecho, y se fijan en que la vibración proviene del anillo que encontró en la caverna de Bathia y Sorlg.
Los compañeros se miran entre ellos, preocupados, cuando a pesar de aquello ven que nada más sucede. Nessa sigue inmóvil, su piel pálida como si se quisiera mimetizar con el hielo que cubre el suelo y las paredes. Rolthos cerró los ojos, temiendo lo peor; Jen gimió y enterró su cara en el pecho de un demudado Julian; Vraak y Cruços se revolvieron en sus respectivos sitios, nerviosos.
De repente, el anillo de la ranger empieza a emitir un leve y pulsante brillo, deshaciéndose al momento en un polvo plateado que cae sobre el pecho de la joven. Pecho que comienza a subir y bajar, con cierta dificultad al principio - como si aquella fuera la primera vez que tomase aliento - pero con algo más vigor después.
Rolthos abre los ojos sobresaltado cuando nota unos dedos aún fríos tocar la mano que había ofrecido. Inmediatamente mira a Nessa y ve como los ojos de su amiga empiezan a abrirse y le miran confusos.
La ranger toma aliento y tose un poco. Parece que a su cuerpo le está costando reacostumbrarse a la vida. Pero finalmente es capaz de articular palabra:
- Rol.. Rolthos ... ¿qué ha pasado...?
No hace ademán de incorporarse. Parece que aún no tiene las energías suficientes para ello.
Casi no puede creerlo. Le parece un espejismo el ver a Nessa abrir los ojos. Poco le falta para correr junto a ella y aferrarse a su cuerpo pero viendo sus intenciones Julian le agarra del brazo -Despacio- Dice, con gentileza. No es la primera hez que ve a un familiar abalanzarse contra un paciente y romperle el cabestrillo recien hecho. Le palmea suavemente la mano al bardo. -Está desorientada. Y el shock no tardará.- Comenta en bajito, señalando el brazo que ahora le faltaba a la cazadora.
Jen asiente, aun temblando por el remolino de emociones de aquel ritual, y luego despacio se acerca a Nessa y se arrodilla junto a ella.
-N... Nessa...-Le tiembla la voz. -Hola, hola. Te pondrás bien, vale? - trata de sonreir pero solo le sale una mueca temblorosa -Oh, como me alegro de verte, no te haces a la idea, oh!- Tiene que apartarse y taparse la boca para contenerse el llanto. Julian se acerca entonces, con una calma inédita.
-Hola Nessa- Su voz es gentil, pero no como la de quien habla a un niño si no como la de quien quiere despertar a alguien de la siesta sin sobresaltos- Cómo te encuentras? Sabes quien soy?- El médico aprovecha para hacer una inspección del estado de la cazadora, que vaya mas allá del diagnóstico de "lamentable".
- ¿Jen? ... sí... sí, claro - responde una confusa Nessa, preguntándose porqué no iba a ponerse bien. Esta vez no había sido tan diferente a tantas otras, ¿no? ¿Por qué tenían todos aquél aspecto tan preocupado? - Estaré bien ... sólo estoy cansada, muy cansada.
Lo cierto es que nunca se había sentido tan agotada. Tenía la extraña sensación de que le costaba usar su cuerpo, como si hubiera dormido durante más tiempo del normal y ahora estuviera embotada tanto en cuerpo como en mente.
Cuando oye la voz del doctor pasa a mirarle a él, respondiéndole:
- Julian. ¿Tan fuerte me he golpeado la cabeza? - dice, esbozando una débil sonrisa. - Estoy bi...- empieza a decir al tiempo que intenta incorporarse.
Es en ese preciso momento en el que nota que algo anda mal, extremadamente mal. No consigue completar su movimiento y empieza a caer hacia el lado derecho. Tan sólo la reacción rápida de Julian evita que de con el costado en el suelo. Éste la ayuda a incorporarse y cuando la ranger se inspecciona para entender qué ha sucedido se queda helada.
Hay un segundo, un eterno segundo, en el que simplemente se queda mirando, incapaz de reaccionar. Entonces Julian la oye decir en un hilillo de voz:
- N-no ... no. Oh dioses... no ...
La ranger aparta la mirada, horrorizada, y gira la cara hacia el médico sin verle realmente con los ojos anegados en lágrimas, mientras una miríada de pensamientos cruzan su mente. ¿Qué va a hacer ahora? ¿Cómo va luchar? ¿Cómo va a hacer hasta la más básica de las acciones de su día a día? ¡Nada! ¡ No va a poder hacer nada!
Julian intenta calmarla y sujetarla sin éxito, pues la ranger se mueve en dirección opuesta alejándose de él. De todos.
- No .... ¡¡NO!!
Arrastrándose a duras penas como un animal herido, llorando sin control, les da la espalda mientras tapa con su mano izquierda el muñón derecho. No quiere que la vean así.
-Nessa, por favor esc..!- Julian intenta sujetarla pero es inutil. Nessa se aleja reptando, lejos del resto del grupo. El médico suspira, y se pasa una mano por el cabello, y cruza la mirada con Vraak, quien parece tenso como una cuerda de guitarra. Julian hace una seña general para que todos inspiren y exhalen, y luego, remangándose, se acerca con cuidado a la cazadora. Se acuclilla a mitad de camino entre Nessa y el grupo.
-Nessa, acabamos de traerte de entre los muertos.- Dice firme, pero calmadamente. Lo había visto ya antes, no tenía setido endulzar situaciones en víctimas de shock emocional. -Necesito acercarme a ti, para tratar tu brazo. Por favor. - Extiende una mano, en un gesto de ofrecimiento. -Quieres agua? - Gira la cabeza hacia el grupo y vocaliza "Agua y una manta", mientras que con la otra mano hace un gesto de llamada, incitando a que le entregaran los objetos cuanto antes
"De entre los muertos". Esta frase descoloca a la ranger, quien de repente se queda algo más quieta. Su llanto no cesa, pero se torna más silencioso.
Ahora entendía todo: las miradas entre preocupadas y aliviadas, Jen diciéndole que se iba a poner bien, Julian examinándola con más cuidado de lo habitual. Incluso aquél ¿sueño? que había tenido y que cuanto más rato llevaba despierta menos lograba recordar. De lo que no tenía duda era de aquella había sido una maravillosa ilusión, completamente diferente de la pesadilla en la que se encontraba en ese momento.
La ranger sigue dando la espalda al grupo, pero al menos ya no se aleja cuando el doctor se intenta acercar de nuevo. Deja caer pesadamente la mano izquierda al suelo, permitiéndole revisar la terrible herida, pero no hace contacto visual con él ni responde a su ofrecimiento de agua.
Al acabar el ritual las energías de Rolthos parecieron desvanecerse repentinamente. Aún arrodillado se relajó sentándose en sus piernas mientras Jen y Julián se afanan por atender a Nessa. El paladín sentía pesadamente el cansancio de la tensión del ritual, del frenético ejercicio de la recuperación del diamante y sobre todo la tensión emocional acumulada. Quieto y en silencio el paladín sentía que ahora no podía hacer nada más. Destino unas plegarias a Mayaheine agradeciéndole sus favores. Su ensimismamiento solo terminó cuando Julián pidió agua y una manta.
- Nessa, cuentas con todos nosotros. Con nuestro apoyo. Y… tu ayuda será bienvenida si… si te sientes con fuerzas. – Dijo mientras acercaba la manta y el agua a Julian.
Entonces, dio un par de pasos atrás y miró a su alrededor. Lo último que le apetecía en ese momento era ponerse a buscar la maldita gema del plano, pero no podía dejar que el sacrificio de Nessa fuera en vano. Apartando de su mente la idea de que quizás haber venido a buscar la gema había sido un error y con un suspiro se puso a buscar en las paredes heladas de la gruta, sin alejarse demasiado por si podía transmitir algo de tranquilidad a la lisiada ranger.
Durante unos instantes los únicos sonidos que logran arracar de la ranger son ocasionales gemidos de dolor cuando el doctor no tiene más remedio que manipular la herida de su hombro para revisarla y limpiarla bien. Por ello, y también porque a la joven le cuesta encontrar fuerzas y motivación para decir algo, tarda en responder.
Con un hilillo de voz y aun mirando a algún punto perdido de la caverna dice:
- ¿Ayuda? ¿Y qué clase de ayuda voy a poder ofrecer? Más bien seréis vosotros quienes tendréis que ayudarme a mí. Ahora mismo ni siquiera podría quitarme la pechera yo sola - mira entones a su única mano y comprueba con tristeza que ha perdido su pulsera-foco y con ello parte de sus conjuros habituales. Pero lo que la hunde es lo siguiente que cruza su mente - Y ... el arco ...
Su arco. Ya no podría usar su fiel arco.
"Mi hermana estaría orgullosa de que fueras tú quien portara su arco".Ese recuerdo le dolió tanto como la herida que con tanto cuidado le estaba curando Julian.
Muy despacio Vraak apareció en el campo de visión de Nessa mientras se arrodillaba frente a ella.
Con extrema delicadeza, pero sin decir nada aún, tomó a Nessa de la mano y extendió un poco el brazo, de tal forma que la mano de ella quedaba entre las suyas. Muy despacio rodeó la muñeca de la ranger con la pulsera de musgo y flores que había hecho con tanta reverencia tiempo atrás.
Con cuidado, Vraak ató el cordel alrededor de la muñeca de Nessa y dejó reposar la mano de ella entre las suyas.
- Nessa... deja de preocuparte ahora por el futuro. Tienes que descansar y recuperar fuerzas. - un intercambio rápido de miradas le confirmó que Julian había terminado de curar y vendar la terrible herida. - Ven - ordena el semi-orco y con firmeza, pero delicadamente, se coloca a su lado, pasando el brazo de la muchacha por encima de sus hombros y recogiéndola como una niña, Julian la tapó con la manta. Justo cuando Nessa empezaba a sentir el frio que emanaba de su interior debido al shock. Los cuidados de sus compañeros la ayudaron en ese momento a no agravar aún más su estado.
- Ahora - la voz de Vraak sonaba grave y cálida. Más que oirla la sentía a través del fuerte pecho del guerrero. - Jen te va ayudar a quitarte la armadura y la ropa. Cruços y yo calentaremos agua y Jen te lavará. Tú no vas a hacer nada de nada más que dejarte hacer. - unos dedos levantaron el mentón de la ranger y se encontró con los ojos color verde oliva de Vraak mirándola fijamente - Y no porque no seas capaz si no porque tienes que dejarte cuidar. Tus heridas son graves pero todos te ayudaremos a recuperarte. Asi que ahora déjate hacer y descansa. -
Mientras andaba los pocos pasos que le separaban del campamento que habían levantado y comenzaban a llevar a cabo sus indicaciones, cruzó una mirada con Rolthos y, adivinando sus pensamientos le indicó con la cabeza el otro pasadizo que salía de la cámara principal, pero negó con la cabeza para impedir que el paladín se internara en aquella cámara.
Cuando hubo dejado a Nessa a los cuidados de Jen y Julian y mientras Cruços encendía un fuego utilizando la madera de algunas flechas propias y de Nessa, Vraak se dispuso a ir a por agua a la cámara que daba al lago subterráneo y le dijo al paladin.
- En aquella sala creo que está la gema que buscamos. Por alguna razón la han puesto en el centro como en un pedestal de hielo. Lo malo es que está rodeada por una docena o más de huevos de dragón y temo que se puedan abrir en cualquier momento. Todos los huevos están cubiertos con una especie de neblina... y la gema sobresale con su pedestal apenas un palmo del mismo. La sala está hacia abajo, por lo que la neblina queda a la altura de los pies y los huevos en esa especie de... incubadora que está más baja. No me atreví a entrar no la fuera a liar más aún. -
Nessa jadeó con sorpresa cuando vio la pulsera y siguió con atenta mirada los delicados movimientos de Vraak para colocársela. Estaba tan segura de que la había perdido que no se terminaba de creer que no hubiera sido así.
Y es que aquella sencilla pulsera significaba para ella más de lo que creía. Era algo más que un simple canalizador para poder usar su magia. Era su conexión con Madre y la representación física de que todo aquello que hacía lo hacía por una buena razón, una razón que su diosa aprobaba, y recuperarla aliviaba un poco la inmensa sensación de pérdida que estaba sufriendo en aquellos momentos.
Una chispa de alegría iluminó su mirada cuando miró al semiorco. Chispa que fue prontamente sustituida por el cansancio y un nuevo acceso de dolor. Pero ahí había estado.
Sin pensar demasiado, apoyó la frente en el hombro de Vraak mientras murmuraba un "gracias" y se permitió disfrutar del cálido contacto durante unos instantes. Después dejó que la ayudara a levantarse.
Asintió a sus indicaciones mirándole fijamente y sin mediar palabra. No sólo porque no tuviese fuerzas para protestar - parecía haberlas gastado todas en su primera reacción alejándose de Julian - sino porque no podía hacer otra cosa ante aquel tono firme pero delicado. Simplemente, Vraak tenía razón. Debía dejarse cuidar por sus amigos.
El bardo se remanga la blusa y va desprendiendo a su amiga de su coraza y su armadura. Julian hace un reconocimiento simultáneo, murmurando "Costillas 3 y 4 fracturadas" o "Rotura de fibras en omoplato derecho". Jen pasa la mano por el pelo de su amiga y gracias a su magia este queda limpio inmediatamente. Eso no evita que lave com cuidado su rostro, solo por el comfort que eso significa.
El médico apunta algunas cosas en su libreta. Suspira, y la cierra con un golpe seco. -Nessa.-Dice con gravedad, como quien va a decirle un diagnóstico muy grave a alguien. Jene hace un gesto por detras de "ahora no es el momento!", pero eso no evita que el médico continue hablando. -Tienes que saber que a tu cuerpo y tu mente les esperas un periodo de re-adaptación al medio. El sistema nervioso no se adapta rápidamente a cambios de esta magnitud. Al principio sentirás aun como si tu brazo estuviera presente. Tendrás que re-aprender a vestirte y manipular objetos. Re-aprender a usar el arco, o elegir otra forma de combate. Lo entiendes? No te estoy diciendo que vaya a ser fácil. -Julian suspira, y se pasa una mano por el pelo. Luego le pone la mano en el hombro sano a Nessa, en un gesto de comfort. -Digo que no es imposible. -y con un dedo se señala su propio ojo rojo. Aquel que no veía. Internamente rememora cuantas veces le habían intentado disuadir de que dejara de estudiar medicina, o de estudiar La Plaga Roja. Incontables. Si le dieran una moneda por cada vez que se había estampado contra el marco de una puerta en sus primeros días de rehabilitación, ahora estaría nadando en oro.
-Se que ahora mismo estás herida, más internamente que por fuera, y eso que estamos molidos. Pero piensa en esto que te digo. Solo te pido eso.
Dicho esto, se levanta, dejando al bardo y a su amiga solos. Jen coge la mano sana de su amiga con suma delicadeza -Te vas a poner bien, vale? Eres la mejor cazadora de este reino, y eso... Eso no lo determina un arco. Ahora descansa, vale? Me quedaré aquí contigo. -Se posiciona de rodillas cerca de la cabeza de Nessa, y con suavidad le va trenzando el pelo, como es ya costumbre entre los dos.
Obediente, la ranger se deja cuidar y tratar por Jen y Julian.
Inspira profundamente ante las palabras del doctor. Efectivamente le queda un largo camino por delante, lleno de mucho trabajo y mucha frustración. Mientras le ve escribir se le ocurre una idea:
- ¿Me puedes dejar papel y pluma? Necesitaré aprender a escribir con la izquierda. En cuanto a armas, no usaré el arco. No así - dijo con tristeza. Aún no se creía que tuviese que renunciar a algo que le gustaba tanto y en lo que había sido realmente buena. También tendría que decir adiós a su sueño de abrir una escuela de arquería. - Empezaré a entrenar con la espada.
Cuando hace ademán de irse, Nessa toma de la mano a Julian y añade:
- Gracias. Y perdona por mi primera reacción.
Se queda entonces con Jen y cuando este le habla, un nuevo acceso de debilidad hace que sus ojos se vuelvan a anegar:
- No lo sé, Jen, no lo sé. Ayer me sentía capaz de tanto y hoy de tan poco...
Abraza a su amigue y durante un tiempo simplemente llora con él, hasta que el cansancio termina de vencerla y prácticamente se duerme sobre su hombro.
Jen posiciona la cabeza de su amiga en sus rodillas, acariciandole el pelo suavemente -Oh...Nessa, solo con oirte respirar, y hablar, creo que ya todo es posible. No tengo ni la menor duda de que pronto estarás de nuevo en forma. Descansa ahora, y nosotros nos encargamos de todo.-
Sosteniendo una pequeña canica entre los dedos de una mano mientras que con la otra sigue acariciando la frente de Nessa tararea una suave melodía. Alrededor de la cazadora y el bardo se va creando el domo que ha aprendido a invocar, creando un ambiente momentaneamente cálido y acogedor en aquel semiplano hostil.
Jen cruza una mirada preocupada con Julian. -Ve a ver como están el resto. Yo me quedo con ella.- Dice Jen. El médico asiente y se dirige a los demás, que están dispersos por la sala. Llega junto a Vraak, y suspira pesadamente,. frotándose los ojos. -Necesita reposo.- Es lo primero que dice.-Pero está estable.- Le palmea un brazo en un gesto de compañerismo.
"Aún necesitamos tus habilidades y conocimientos... El combate es sólo uno de los aspectos y sin tu guía estamos perdidos" quiso decir Rolthos, pero no quería poner más presión sobre Nessa.
Con la emergencia de Nessa fuera de la cabeza 3l paladín pensó un poco y reflexionó. De la mochila sacó un martillo y un par de espigas de hierro acabadas en un agujero, aunque estaban diseñadas para la escalada en este momento serían bien útiles. También saco una palanca.
-Quizás los dragones usaban la gema para ayudar a incubar los huevos de dragón. Pero quizás sea mejor cogerla mañana, y quizás Jen pueda transformar a uno de nosotros y sacarla de allí volando. Y quizás sea buena cosa que Nessa le hecho un vistazo y nos diga que está pasando allí. Mientras podemos usar este tiempo para sacar algo de tesoro, que siempre nos vendrá bien. - Dijo enseñando sus herramientas. Busquemos.
Jen vela el descanso de Nessa, que no es todo lo plácido que le barde hubiera deseado pues su amiga se revuelve en sueños varias veces y Julian acaba aplicando un trapo húmedo y fresco en su frente al renovar los vendajes de la terrible herida a medio día.
Mientras el resto del grupo se dedica a excavar para intentar recuperar algunos de los objetos que, a lo largo de los años, los dragones fueron acumulando en su cubil. La tarea resultó ser bastante más dura, incluso con las herramientas que disponían, de lo esperado. El hielo era duro y resistente y sólo el concentrarse en la terea para no pensar en todas las tribulaciones a las que se estaban enfrentando les hizo persistir. En un momento en que pararon para tomar algo de aire y un pequeño refrigerio, Cruços, pasando la mirada por la caverna de hielo que les rodeaba, hizo notar que seguramente al estar aislados tantos años en aquel lugar, los dragones tendrían menos tesoro del que habrían tenido de haber permanecido en Oerth. Pese a todo, el suelo y las paredes refulgían con el mayor tesoro que ninguno de ellos había visto jamás. Poco a poco, y con trabajo duro, fueron sacando pequeños bloques de hielo que iban golpeando para obtener algunas monedas, gemas y joyas. Cuando ya estaban a punto de darse por vencidos, Rolthos hace un descubrimiento algo macabro. Encerrado en el hielo encuentra los restos semi-momificados de algún guerrero que tuvo que ser enviado al semi-plano hace años. Del desdichado sólo queda la mitad inferior del cuerpo, portando los restos de una armadura y pantalones de cuero pero al perspicaz paladin no se le escapa el buen estado de las botas que tiene. Es sólo cuando escaban para liberar el cuerpo cuando encuentran un gran mandoble justo detrás de él, con su filo aún afilado.
El relativo silencio del domo se ve interrumpido cuando entran los compañeros portando el tesoro que han podido encontrar. Jen les hace un gesto de silencio con un "chhhss!", mirando preocupado a Nessa, que se revuelve intranquila en sueños. El bardo le acaricia la cabeza con cariño. Una vez la cazadora se ha vuelto a quedar inmovil, observa lo que ha encontrado el resto.
-Hmm....- Parece algo decepcionado. Ninguno de aquellos objetos era una de las armas de los Poderosos Nueve "Todo esto para nada..." piensa para si, el corazon cayéndosele al suelo.
Se percata entonces de que Rolthos le mira, parece que esperando algo.
-Qué pasa?- Pregunta.
-Y bien?- Responde Rolthos
-Y bien qué?- Devuelve Jen, confuso.
- Como que "Y bien qué"? Qué has identificado?- El paladín hace un gesto abarcando los objetos, que ahora que el bardo se fija, los han dispuesto en abanico alrededor de donde él está sentado.
- Ah! claro, claro.- Asiente Jen, haciendo una respiración profunda, y concentrándose. Se lleva una mano a la sien como uno de esos mentalistas. Señala primero las botas -Este calzado está imbuido con una magia muy poderosa, si. Quien lo lleve podrá saltar kilómetros! - Luego señala el mandoble- La hoja de este acero es fuerte y resistente...Fue forjado... En...-Hace como que se salta una respiracion -El Elegioburgo. La Novena Casa! Oh, que lugar tan siniestro!- Aparta la vista del mismo. -No puedo decirte más, no tengo un poder tan fuerte.-
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El paladín suspiró asintiendo a Jen, por supuesto ese hechizo no podía afectarle cómo cambia formas, juraría que esa conversación ya la habían tenido antes. Antes de que pudiera responderle Rolthos sintió el hechizo reclamando su cuerpo y con cierta sorpresa dejo que tomara el control.
Tras escuchas las órdenes de Jen y recordando lo apremiante de la situación tomo el cuerpo de Nessa en sus garras y emprendió el vuelo hacia abajo.
Zevatur, Rolthos
Siguiendo las instrucciones de Jen no tardan mucho en estar todos abajo y reunidos de nuevo.
Jen ahoga un grito cuando ve que Julian se ha entablillado la pierna, el doctor le tranquiliza indicándole que no la tiene rota, sólo se ha dislocado la rodilla, y los dedos del pie y parte de este presentan un aspecto amoratado por el frio del aliento del dragón, pero Julian sonríe diciendo que no es nada que no se arregle pasando un mes, o dos, en las orillas de una isla del Mar Azur.
Unos metros más adelante, justo donde el pasadizo se abre en una caverna descomunal, ven el cadaver casi decapitado de un pequeño dragón, pequeño comparado con los otros dos que han abatido antes todos juntos, pero el dragón, que debía ser un adolescente, era casi el doble de grande de un caballo de batalla.
- Hay una gran caverna ahí - señala Julian, explicando lo que había pasado mientras Vraak termina de explorar - y se abren tres pasadizos más. El de la izquierda da a una caverna de hielo sumergida en el lago. La mitad de la misma da a las heladas aguas del lago que está por encima. Había un cadaver de una de esas criaturas enormes y bastantes huesos de otras víctimas anteriores. No vimos que dentro del cadaver, alimentándose, estaba esa cria. - Al fijarse ahora Rolthos se da cuenta que, efectivamente, las blancas escamas del dragón están cubiertas de sangre roja, que no puede ser de sus amigos o estarían muertos. - Nos atacó por la espalda cuando salíamos de allí. El aliento me devolvió a mi forma y Vraak y yo caímos rodando hasta ahí - señala donde está el cadaver - pero Vraak se lanzó sin importarle su propia seguridad e impidió que me devorara. Me dio el tiempo suficiente para recomponerme y juntos lo abatimos - se sonroja un poco - bueno... lo abatió Vraak yo sólo le disparé un par de veces con la ballesta.De verás que no me gustaría jamás hacer enfadar a Vraak... -
Cruços observa el penacho emplumado de uno de los virotes del joven doctor sobresaliendo del cuello de la bestia. O estaba siendo modesto o no era consciente de lo certeros que habían sido sus disparos.
- Creo que, mientras no entremos en la parte derecha de la caverna - dice Vraak volviendo de su exploración mientras se encarama al pasadizo de nuevo - estaremos bien. Allí hay unos cuantos huevos aún cerrados y es donde más frio hace, pero por desgracia, es donde más tesoro hay. Aunque la mayoría está cubierto por capas de hielo.-
- Ahsrem - llama el semi-orco con su tono de sargento. El anciano da un pequeño grito de sorpresa - ¿Cuánto tiempo dura tu hechizo? - pregunta señalando el amortajado cuerpo de Nessa.
- Hmm jeje diez dias si las monedas no se mueven de los ojos... la venda impide que el barquero vea su pago y cruce el alma al otro lado... jejeje -
- Bien. Entonces esto es lo que vamos a hacer - parece que, en este momento de crisis los viejos hábitos de liderar tropas han tomado el control de Vraak - Vamos a establecer nuestro campamento entre este pasadizo y la caverna que tiene salida al lago. Es la zona más alejada del tesoro pero nos permite acceder a ambas salidas en caso de necesidad. Jen, tú podías conjurar una tienda de campaña mágica no? Perfecto, prepárate, la necesitaremos para mantener el calor. En esta caverna hace tanto frío que hasta las pelotas de un enano se encogerían. Cuando hayamos dormido y nos hayamos repuesto buscaremos los diamantes que sean necesario para traer a Nessa de vuelta. Y juro por los dioses que como no haya ni un solo diamante en ese tesoro no dejo piedra sobre piedra ni en este plano de mierda ni en el puto Templo. Vamos - apremia ayudando a levantarse a Julian y ofreciéndose como muleta para que pueda caminar. - No tenemos todo el día. Jen, lleva a Oswald Glimfeather Tercero. Rolthos, Cruços, a Nessa. Ashrem, delante de mi, lleva algo de luz para que los demás puedan ver. -
Exhaustos y heridos nadie rechista y obedecen al sargento de la Guardia y realizan la travesía, de unos doscientos metros, hasta el lugar elegido para montar su campamento. A su derecha la caverna se abre enorme, mostrando diferentes plataformas y recovecos donde seguramente los dragones dormían. A la luz de su antorcha pueden verse reflejos dorados y plateados en las paredes de hielo donde reposa el magnífico tesoro de los dragones. Pero, más allá de la esperanza de encontrar lo que necesitan para salvar a su amiga, ninguno le dedica más pensamientos.
Jen realiza su conjuro y crea el pequeño domo para que todos puedan descansar. La temperatura es realmente agradable dentro y, sabiéndose protegidos por la magia de le barde, todos se relajan. Comen algo de sus raciones y, agotados, caen en un profundo sueño. El último en dormirse es Vraak, que sentado con aspecto torvo, con la espalda apoyada en la pared del domo y el gran hacha descansando en su regazo, vela la mortaja que envuelve a la caída ranger hasta que las heridas y el agotamiento físico y emocional también le reclaman a él y cae dormido.
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El paladín asiente y realiza una plegaria antes de entrar en el domo. Concentrándose un momento sonríe.
- Siento un diamante en las cercanías, debería de ser suficiente. Pero ahora será mejor descansar, si aparecen más dragones podrían acabar con todos nosotros. - Aunque sus palabras son claras la idea de dperder ríe por descansado hace que Rolthos mire ahcia rriba preocupado... Cuánto tiempo tenian disponible... Era difícil de saber.
Tras el descanso el paladin la xo de nuevo el hechizo y de acercó hacia donde se tía el diamante
Zevatur, Rolthos
Cruzaron la que parecía la sala principal siguiendo a Rolthos al cual guiaba Mayaheine a través del hielo y las monedas de cobre, plata, oro y platino que formaban las camas donde habían descansado los dragones.
Subieron a uno de los promontorios de seis metros de altura y allí, casi en el centro del mismo, a unos dos o tres metros bajo ellos Rolthos estaba seguro que había un diamante.
Las siguientes horas fueron una ardua y desagradable tarea. Picar el duro hielo sin la herramientas adecuadas resultó mucho más duro de lo que esperaban. Vraak hacía saltar grandes trozos con su hacha pero pronto tuvieron que cambiar de táctica pues se arriesgaban a que golpeara el diamante, el cual temían confundir entre tanto hielo.
Al final, cansados con las manos ateridlas y empapados por el sudor que empezaba a helarse en sus columnas, Rolthos sacó el último pedazo de hielo donde estaba el diamante.
Lo derritieron con impaciencia y por fin el paladín sintió la dura joya en la palma de su mano. Era un diamante de tamaño considerable, tan grande como la uña de su pulgar.
El paladín asintió satisfecho. Bastaría.
Ahora quedaba lo más difícil, hallar en su alma la convicción suficiente como para canalizar la poderosa energía y, más difícil aún, que el alma de Nessa no estuviera aún muy lejos y tuviera la fuerza suficiente para volver.
Todos volvieron hasta donde descansaba el cuerpo de la ranger y lo rodearon. Rolthos negó con la cabeza a la pregunta de Jen si podía hacer algo y cerró los ojos preparándose
PbP Character: A few ;)
Tras un momento reflexionando sobre que decir a Nessa Rolthos empezó el conjuro. El paladín posó sus manos sobre el cuerpoe dejando el diamante sobre su frente. La plegaria a su diosa fue breve, aunque el conjuro era poderoso invocar el favor de Mayaheine no requería de mucho tiempo. El diamante brilló deshaciéndose en una cálida luz que envolvió el cuerpo inerte de Nessa. El paladín sintió su espíritu, confundido pero vinculado aún al preservado cuerpo.
- Nessa, tu tiempo, tus deberes en este mundo aún te esperan. Debemos detener el mal de este templo y te vamos a necesitar. Debemos acabar y vengar todo el mal y dolor que ha causado Zalphiros, que ha causado a tu familia. Y cuando todo acabe, debes disfrutar de la felicidad de vivir tu tiempo con Ornyn. Eso te lo debes a ti misma, al igual que una tarde en los baños de aguas termales con Jen. - Finalizó con una cálida sonrisa y ofreciendo su mano para que volviese.
Zevatur, Rolthos
[En algún lugar desconocido...]
No reconocía aquel lugar, pero era hermoso.
Una brisa suave movía su cabello, que llevaba suelto y caía como una cascada ondulada de color castaño sobre la espalda. Los rayos del sol calentaban agradablemente sus hombros descubiertos y su vestido - del color del cielo despejado, el mismo que el de sus ojos - ondeaba en consonancia con la brisa.
La joven paseaba por un hermoso campo lleno de verde, de vida y de flores, y a medida que avanzaba acariciaba las briznas más altas con los dedos de sus manos. No tenía un destino fijo, pero tampoco sentía que lo necesitase. Simplemente caminaba sin rumbo, tranquila y sosegada.
Tenía la sensación de que hasta, hacía un tiempo indeterminado, su corazón se había encogido con el peso del miedo y de las preocupaciones. Y del dolor. Un vago recuerdo de que había sufrido como nunca antes, y que había terminado de forma abrupta, aún coleaba en su mente. Pero cuanto más tiempo pasaba en más lugar, más creciente era la sensación de que todo eso había pertenecido a otra vida, o a otra persona.
Siguió caminando. De cuando en cuando se paraba a observar alguna flor, o incluso a recogerla. También colocó una de ellas en su pelo, de un intenso color rojo, como había visto hacer a alguien en algún momento de su vida.
¿Cuánto tiempo llevaba en aquél lugar? ¿Unas horas, quizás? ¿Días? ¿Semanas? No parecía importante. La joven estaba donde debía estar y no necesitaba nada más.
La noción de que estaba sola se vio de repente alterada cuando sintió una presencia tras ella. Curiosa, se volvió para encontrarse con una mujer que la miraba con ojos amables. Alta, muy alta, de piel oscura y cabellos sueltos rodeados por una corona de flores, que se movían con lo que debería haber sido la cadencia del viento pero que más bien parecían hacerlo con vida propia. Era difícil definir el color. ¿Eran dorados? ¿Tendían ahora a un color cobrizo? Si la joven parpadeaba le parecía que pasaban ahora a un tono rosado para variar después al rojo. Era como si todos los colores del entorno que las rodeaban fluyeran por aquellos cabellos.
Vestía con una túnica blanca y llevaba en sus brazos un gran ramo de flores variadas. La chica las reconoció automáticamente: pensamientos, vincas, lavandas, acianos, milenramas, flores de lupino, crisantemos amarillos, lirios del valle, equináceas y lirios araña. Sin saber por qué su corazón dio un vuelco en su pecho. Aquellas flores le recordaban a algo, ¿pero qué era?
La mujer posó sus ojos en el ramo momentáneamente, antes de volver a mirarla a ella. Sonrió levemente y no necesitó mover sus labios para que la joven escuchara en su mente:
- Hermosas, ¿verdad? Me gustó mucho tu ofrenda, hija.
La joven inclinó un poco su cabeza hacia un lado, preguntándose de qué ofrenda hablaba. ¿Cuando había sucedido aquello? ¿Por qué no lo recordaba? De repente le llegó un pequeño flash, un recuerdo de un grupo de personas sentadas a una mesa en un hogar de techos demasiado bajos para ellos. Compartían la cena, así como sonrisas e historias. Había mucha complicidad en aquella escena. Momentos más tarde, dos de aquellas personas caminaban por el campo que rodeaba aquella casa y recogían flores mientras charlaban, que posteriormente una de ellas depositaba en un altar.
La chica la miró confusa y la mujer respondió acercándose a ella y acariciando su cara suavemente:
- No te preocupes, es normal que no recuerdes. Pero, hija mía, no deberías estar aquí. No aún. Te están esperando … ¿no lo sientes?
Efectivamente, en cuanto esas palabras resonaron en su mente, sintió algo nuevo. Una especie de tirón que venía de su espalda. Como si unas manos se posaran sobre sus hombros y la animaran a deshacer el camino que había andado por aquel entorno paradisiaco. Eran varias, de distintas personas, y le pedían que no siguiera adelante por ese camino. Que volviera con ellas.
- Pero madre, ¿volver a dónde?. Me gusta este lugar. ¿No puedo quedarme aquí contigo?
La voz resonó de nuevo en su mente, mientras la mujer la miraba con ternura:
- Volverás. Tal es el destino de los mortales. Pero no puedes quedarte ahora. Tienes toda una vida por delante, pequeña, y debes vivirla. Tendrás dificultades…- dijo esto mientras tocaba su brazo derecho y lo apretaba con suavidad. ¿Por qué sentía algo de dolor con aquél contacto? Pensó extrañada - ...pero las superarás. Y yo estaré acompañándote en cada paso que des. Nunca dudes eso, hija mía.
Los tirones se hicieron más insistentes y la joven sintió que aquellas manos prácticamente la envolvían ahora desde su espalda. Incluso distinguía cada grupo por separado: unos brazos fuertes de piel verde le suplicaban que volviera a él; otros, enfundados en una armadura, la atraían mientras resonaba un nombre que no reconocía pero que intuía que era el suyo; otros, más menudos y blanquecinos, tironeaban de ella con insistencia porque querían volver a estrecharla; junto a ellos, unos brazos finos y de manos gráciles le indicaban que la estaban esperando; finalmente unos brazos curtidos y llenos de extraños cortes la sujetaban haciéndole ver que debía volver con ellos.
¿Cómo podía negarse a estas llamadas cuando estaban cargadas de tanto cariño? Quizás era cierto que aquél no era aún el momento de estar en aquél lugar. Quizás debía dejarse llevar y permitir que aquellas manos la llevaran a donde se suponía que debía estar. Miró a la mujer una última vez y vio como esta asentía, como si estuviera respondiendo al pensamiento que no había verbalizado. En aquél instante, la hasta entonces suave brisa revolvió con más fuerza las miles de flores que había en aquél campo, levantando consigo un remolino de pétalos que las envolvió a ambas.
La joven parpadeó y cuando volvió a mirar ya no había nadie más que ella en aquél lugar.
Las fuerzas que tiraban de ella terminaron por rodearla en una suerte de abrazo protector y ella se abandonó a aquel abrazo múltiple, dejando que la guiase hasta donde quisiera llevarla.
Esta parte del post me la inspiró esta ilustración de la Wild Mother de Critical Role. Le he cogido como referencia para la Madre Naturaleza aquí :)
[En la caverna helada...]
Tras las palabras de Rolthos el grupo permanece en silencio, expectante. El brillo diamantino que rodea el cadáver de la ranger termina por disparse y pasan unos largos segundos en los que nada sucede. El silencio del lugar sólo se ve alterado cuando notan una levísima vibración en la mano izquierda de la joven, que descansa sobre su pecho, y se fijan en que la vibración proviene del anillo que encontró en la caverna de Bathia y Sorlg.
Los compañeros se miran entre ellos, preocupados, cuando a pesar de aquello ven que nada más sucede. Nessa sigue inmóvil, su piel pálida como si se quisiera mimetizar con el hielo que cubre el suelo y las paredes. Rolthos cerró los ojos, temiendo lo peor; Jen gimió y enterró su cara en el pecho de un demudado Julian; Vraak y Cruços se revolvieron en sus respectivos sitios, nerviosos.
De repente, el anillo de la ranger empieza a emitir un leve y pulsante brillo, deshaciéndose al momento en un polvo plateado que cae sobre el pecho de la joven. Pecho que comienza a subir y bajar, con cierta dificultad al principio - como si aquella fuera la primera vez que tomase aliento - pero con algo más vigor después.
Rolthos abre los ojos sobresaltado cuando nota unos dedos aún fríos tocar la mano que había ofrecido. Inmediatamente mira a Nessa y ve como los ojos de su amiga empiezan a abrirse y le miran confusos.
La ranger toma aliento y tose un poco. Parece que a su cuerpo le está costando reacostumbrarse a la vida. Pero finalmente es capaz de articular palabra:
- Rol.. Rolthos ... ¿qué ha pasado...?
No hace ademán de incorporarse. Parece que aún no tiene las energías suficientes para ello.
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Casi no puede creerlo. Le parece un espejismo el ver a Nessa abrir los ojos. Poco le falta para correr junto a ella y aferrarse a su cuerpo pero viendo sus intenciones Julian le agarra del brazo -Despacio- Dice, con gentileza. No es la primera hez que ve a un familiar abalanzarse contra un paciente y romperle el cabestrillo recien hecho. Le palmea suavemente la mano al bardo. -Está desorientada. Y el shock no tardará.- Comenta en bajito, señalando el brazo que ahora le faltaba a la cazadora.
Jen asiente, aun temblando por el remolino de emociones de aquel ritual, y luego despacio se acerca a Nessa y se arrodilla junto a ella.
-N... Nessa...-Le tiembla la voz. -Hola, hola. Te pondrás bien, vale? - trata de sonreir pero solo le sale una mueca temblorosa -Oh, como me alegro de verte, no te haces a la idea, oh!- Tiene que apartarse y taparse la boca para contenerse el llanto. Julian se acerca entonces, con una calma inédita.
-Hola Nessa- Su voz es gentil, pero no como la de quien habla a un niño si no como la de quien quiere despertar a alguien de la siesta sin sobresaltos- Cómo te encuentras? Sabes quien soy?- El médico aprovecha para hacer una inspección del estado de la cazadora, que vaya mas allá del diagnóstico de "lamentable".
- ¿Jen? ... sí... sí, claro - responde una confusa Nessa, preguntándose porqué no iba a ponerse bien. Esta vez no había sido tan diferente a tantas otras, ¿no? ¿Por qué tenían todos aquél aspecto tan preocupado? - Estaré bien ... sólo estoy cansada, muy cansada.
Lo cierto es que nunca se había sentido tan agotada. Tenía la extraña sensación de que le costaba usar su cuerpo, como si hubiera dormido durante más tiempo del normal y ahora estuviera embotada tanto en cuerpo como en mente.
Cuando oye la voz del doctor pasa a mirarle a él, respondiéndole:
- Julian. ¿Tan fuerte me he golpeado la cabeza? - dice, esbozando una débil sonrisa. - Estoy bi...- empieza a decir al tiempo que intenta incorporarse.
Es en ese preciso momento en el que nota que algo anda mal, extremadamente mal. No consigue completar su movimiento y empieza a caer hacia el lado derecho. Tan sólo la reacción rápida de Julian evita que de con el costado en el suelo. Éste la ayuda a incorporarse y cuando la ranger se inspecciona para entender qué ha sucedido se queda helada.
Hay un segundo, un eterno segundo, en el que simplemente se queda mirando, incapaz de reaccionar. Entonces Julian la oye decir en un hilillo de voz:
- N-no ... no. Oh dioses... no ...
La ranger aparta la mirada, horrorizada, y gira la cara hacia el médico sin verle realmente con los ojos anegados en lágrimas, mientras una miríada de pensamientos cruzan su mente. ¿Qué va a hacer ahora? ¿Cómo va luchar? ¿Cómo va a hacer hasta la más básica de las acciones de su día a día? ¡Nada! ¡ No va a poder hacer nada!
Julian intenta calmarla y sujetarla sin éxito, pues la ranger se mueve en dirección opuesta alejándose de él. De todos.
- No .... ¡¡NO!!
Arrastrándose a duras penas como un animal herido, llorando sin control, les da la espalda mientras tapa con su mano izquierda el muñón derecho. No quiere que la vean así.
Incompleta. Estropeada. Inútil.
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-Nessa, por favor esc..!- Julian intenta sujetarla pero es inutil. Nessa se aleja reptando, lejos del resto del grupo. El médico suspira, y se pasa una mano por el cabello, y cruza la mirada con Vraak, quien parece tenso como una cuerda de guitarra. Julian hace una seña general para que todos inspiren y exhalen, y luego, remangándose, se acerca con cuidado a la cazadora. Se acuclilla a mitad de camino entre Nessa y el grupo.
-Nessa, acabamos de traerte de entre los muertos.- Dice firme, pero calmadamente. Lo había visto ya antes, no tenía setido endulzar situaciones en víctimas de shock emocional. -Necesito acercarme a ti, para tratar tu brazo. Por favor. - Extiende una mano, en un gesto de ofrecimiento. -Quieres agua? - Gira la cabeza hacia el grupo y vocaliza "Agua y una manta", mientras que con la otra mano hace un gesto de llamada, incitando a que le entregaran los objetos cuanto antes
"De entre los muertos". Esta frase descoloca a la ranger, quien de repente se queda algo más quieta. Su llanto no cesa, pero se torna más silencioso.
Ahora entendía todo: las miradas entre preocupadas y aliviadas, Jen diciéndole que se iba a poner bien, Julian examinándola con más cuidado de lo habitual. Incluso aquél ¿sueño? que había tenido y que cuanto más rato llevaba despierta menos lograba recordar. De lo que no tenía duda era de aquella había sido una maravillosa ilusión, completamente diferente de la pesadilla en la que se encontraba en ese momento.
La ranger sigue dando la espalda al grupo, pero al menos ya no se aleja cuando el doctor se intenta acercar de nuevo. Deja caer pesadamente la mano izquierda al suelo, permitiéndole revisar la terrible herida, pero no hace contacto visual con él ni responde a su ofrecimiento de agua.
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Al acabar el ritual las energías de Rolthos parecieron desvanecerse repentinamente. Aún arrodillado se relajó sentándose en sus piernas mientras Jen y Julián se afanan por atender a Nessa. El paladín sentía pesadamente el cansancio de la tensión del ritual, del frenético ejercicio de la recuperación del diamante y sobre todo la tensión emocional acumulada. Quieto y en silencio el paladín sentía que ahora no podía hacer nada más. Destino unas plegarias a Mayaheine agradeciéndole sus favores. Su ensimismamiento solo terminó cuando Julián pidió agua y una manta.
- Nessa, cuentas con todos nosotros. Con nuestro apoyo. Y… tu ayuda será bienvenida si… si te sientes con fuerzas. – Dijo mientras acercaba la manta y el agua a Julian.
Entonces, dio un par de pasos atrás y miró a su alrededor. Lo último que le apetecía en ese momento era ponerse a buscar la maldita gema del plano, pero no podía dejar que el sacrificio de Nessa fuera en vano. Apartando de su mente la idea de que quizás haber venido a buscar la gema había sido un error y con un suspiro se puso a buscar en las paredes heladas de la gruta, sin alejarse demasiado por si podía transmitir algo de tranquilidad a la lisiada ranger.
Zevatur, Rolthos
Durante unos instantes los únicos sonidos que logran arracar de la ranger son ocasionales gemidos de dolor cuando el doctor no tiene más remedio que manipular la herida de su hombro para revisarla y limpiarla bien. Por ello, y también porque a la joven le cuesta encontrar fuerzas y motivación para decir algo, tarda en responder.
Con un hilillo de voz y aun mirando a algún punto perdido de la caverna dice:
- ¿Ayuda? ¿Y qué clase de ayuda voy a poder ofrecer? Más bien seréis vosotros quienes tendréis que ayudarme a mí. Ahora mismo ni siquiera podría quitarme la pechera yo sola - mira entones a su única mano y comprueba con tristeza que ha perdido su pulsera-foco y con ello parte de sus conjuros habituales. Pero lo que la hunde es lo siguiente que cruza su mente - Y ... el arco ...
Su arco. Ya no podría usar su fiel arco.
"Mi hermana estaría orgullosa de que fueras tú quien portara su arco". Ese recuerdo le dolió tanto como la herida que con tanto cuidado le estaba curando Julian.
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Muy despacio Vraak apareció en el campo de visión de Nessa mientras se arrodillaba frente a ella.
Con extrema delicadeza, pero sin decir nada aún, tomó a Nessa de la mano y extendió un poco el brazo, de tal forma que la mano de ella quedaba entre las suyas. Muy despacio rodeó la muñeca de la ranger con la pulsera de musgo y flores que había hecho con tanta reverencia tiempo atrás.
Con cuidado, Vraak ató el cordel alrededor de la muñeca de Nessa y dejó reposar la mano de ella entre las suyas.
- Nessa... deja de preocuparte ahora por el futuro. Tienes que descansar y recuperar fuerzas. - un intercambio rápido de miradas le confirmó que Julian había terminado de curar y vendar la terrible herida. - Ven - ordena el semi-orco y con firmeza, pero delicadamente, se coloca a su lado, pasando el brazo de la muchacha por encima de sus hombros y recogiéndola como una niña, Julian la tapó con la manta. Justo cuando Nessa empezaba a sentir el frio que emanaba de su interior debido al shock. Los cuidados de sus compañeros la ayudaron en ese momento a no agravar aún más su estado.
- Ahora - la voz de Vraak sonaba grave y cálida. Más que oirla la sentía a través del fuerte pecho del guerrero. - Jen te va ayudar a quitarte la armadura y la ropa. Cruços y yo calentaremos agua y Jen te lavará. Tú no vas a hacer nada de nada más que dejarte hacer. - unos dedos levantaron el mentón de la ranger y se encontró con los ojos color verde oliva de Vraak mirándola fijamente - Y no porque no seas capaz si no porque tienes que dejarte cuidar. Tus heridas son graves pero todos te ayudaremos a recuperarte. Asi que ahora déjate hacer y descansa. -
Mientras andaba los pocos pasos que le separaban del campamento que habían levantado y comenzaban a llevar a cabo sus indicaciones, cruzó una mirada con Rolthos y, adivinando sus pensamientos le indicó con la cabeza el otro pasadizo que salía de la cámara principal, pero negó con la cabeza para impedir que el paladín se internara en aquella cámara.
Cuando hubo dejado a Nessa a los cuidados de Jen y Julian y mientras Cruços encendía un fuego utilizando la madera de algunas flechas propias y de Nessa, Vraak se dispuso a ir a por agua a la cámara que daba al lago subterráneo y le dijo al paladin.
- En aquella sala creo que está la gema que buscamos. Por alguna razón la han puesto en el centro como en un pedestal de hielo. Lo malo es que está rodeada por una docena o más de huevos de dragón y temo que se puedan abrir en cualquier momento. Todos los huevos están cubiertos con una especie de neblina... y la gema sobresale con su pedestal apenas un palmo del mismo. La sala está hacia abajo, por lo que la neblina queda a la altura de los pies y los huevos en esa especie de... incubadora que está más baja. No me atreví a entrar no la fuera a liar más aún. -
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Nessa jadeó con sorpresa cuando vio la pulsera y siguió con atenta mirada los delicados movimientos de Vraak para colocársela. Estaba tan segura de que la había perdido que no se terminaba de creer que no hubiera sido así.
Y es que aquella sencilla pulsera significaba para ella más de lo que creía. Era algo más que un simple canalizador para poder usar su magia. Era su conexión con Madre y la representación física de que todo aquello que hacía lo hacía por una buena razón, una razón que su diosa aprobaba, y recuperarla aliviaba un poco la inmensa sensación de pérdida que estaba sufriendo en aquellos momentos.
Una chispa de alegría iluminó su mirada cuando miró al semiorco. Chispa que fue prontamente sustituida por el cansancio y un nuevo acceso de dolor. Pero ahí había estado.
Sin pensar demasiado, apoyó la frente en el hombro de Vraak mientras murmuraba un "gracias" y se permitió disfrutar del cálido contacto durante unos instantes. Después dejó que la ayudara a levantarse.
Asintió a sus indicaciones mirándole fijamente y sin mediar palabra. No sólo porque no tuviese fuerzas para protestar - parecía haberlas gastado todas en su primera reacción alejándose de Julian - sino porque no podía hacer otra cosa ante aquel tono firme pero delicado. Simplemente, Vraak tenía razón. Debía dejarse cuidar por sus amigos.
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El bardo se remanga la blusa y va desprendiendo a su amiga de su coraza y su armadura. Julian hace un reconocimiento simultáneo, murmurando "Costillas 3 y 4 fracturadas" o "Rotura de fibras en omoplato derecho". Jen pasa la mano por el pelo de su amiga y gracias a su magia este queda limpio inmediatamente. Eso no evita que lave com cuidado su rostro, solo por el comfort que eso significa.
El médico apunta algunas cosas en su libreta. Suspira, y la cierra con un golpe seco. -Nessa.-Dice con gravedad, como quien va a decirle un diagnóstico muy grave a alguien. Jene hace un gesto por detras de "ahora no es el momento!", pero eso no evita que el médico continue hablando. -Tienes que saber que a tu cuerpo y tu mente les esperas un periodo de re-adaptación al medio. El sistema nervioso no se adapta rápidamente a cambios de esta magnitud. Al principio sentirás aun como si tu brazo estuviera presente. Tendrás que re-aprender a vestirte y manipular objetos. Re-aprender a usar el arco, o elegir otra forma de combate. Lo entiendes? No te estoy diciendo que vaya a ser fácil. -Julian suspira, y se pasa una mano por el pelo. Luego le pone la mano en el hombro sano a Nessa, en un gesto de comfort. -Digo que no es imposible. -y con un dedo se señala su propio ojo rojo. Aquel que no veía. Internamente rememora cuantas veces le habían intentado disuadir de que dejara de estudiar medicina, o de estudiar La Plaga Roja. Incontables. Si le dieran una moneda por cada vez que se había estampado contra el marco de una puerta en sus primeros días de rehabilitación, ahora estaría nadando en oro.
-Se que ahora mismo estás herida, más internamente que por fuera, y eso que estamos molidos. Pero piensa en esto que te digo. Solo te pido eso.
Dicho esto, se levanta, dejando al bardo y a su amiga solos. Jen coge la mano sana de su amiga con suma delicadeza -Te vas a poner bien, vale? Eres la mejor cazadora de este reino, y eso... Eso no lo determina un arco. Ahora descansa, vale? Me quedaré aquí contigo. -Se posiciona de rodillas cerca de la cabeza de Nessa, y con suavidad le va trenzando el pelo, como es ya costumbre entre los dos.
Obediente, la ranger se deja cuidar y tratar por Jen y Julian.
Inspira profundamente ante las palabras del doctor. Efectivamente le queda un largo camino por delante, lleno de mucho trabajo y mucha frustración. Mientras le ve escribir se le ocurre una idea:
- ¿Me puedes dejar papel y pluma? Necesitaré aprender a escribir con la izquierda. En cuanto a armas, no usaré el arco. No así - dijo con tristeza. Aún no se creía que tuviese que renunciar a algo que le gustaba tanto y en lo que había sido realmente buena. También tendría que decir adiós a su sueño de abrir una escuela de arquería. - Empezaré a entrenar con la espada.
Cuando hace ademán de irse, Nessa toma de la mano a Julian y añade:
- Gracias. Y perdona por mi primera reacción.
Se queda entonces con Jen y cuando este le habla, un nuevo acceso de debilidad hace que sus ojos se vuelvan a anegar:
- No lo sé, Jen, no lo sé. Ayer me sentía capaz de tanto y hoy de tan poco...
Abraza a su amigue y durante un tiempo simplemente llora con él, hasta que el cansancio termina de vencerla y prácticamente se duerme sobre su hombro.
Peindre l'amour, peindre la vie, pleurer en couleur ♫
Auriel | Shenua | Arren | Lyra
Jen posiciona la cabeza de su amiga en sus rodillas, acariciandole el pelo suavemente -Oh...Nessa, solo con oirte respirar, y hablar, creo que ya todo es posible. No tengo ni la menor duda de que pronto estarás de nuevo en forma. Descansa ahora, y nosotros nos encargamos de todo.-
Sosteniendo una pequeña canica entre los dedos de una mano mientras que con la otra sigue acariciando la frente de Nessa tararea una suave melodía. Alrededor de la cazadora y el bardo se va creando el domo que ha aprendido a invocar, creando un ambiente momentaneamente cálido y acogedor en aquel semiplano hostil.
Jen cruza una mirada preocupada con Julian. -Ve a ver como están el resto. Yo me quedo con ella.- Dice Jen. El médico asiente y se dirige a los demás, que están dispersos por la sala. Llega junto a Vraak, y suspira pesadamente,. frotándose los ojos. -Necesita reposo.- Es lo primero que dice.-Pero está estable.- Le palmea un brazo en un gesto de compañerismo.
"Aún necesitamos tus habilidades y conocimientos... El combate es sólo uno de los aspectos y sin tu guía estamos perdidos" quiso decir Rolthos, pero no quería poner más presión sobre Nessa.
Con la emergencia de Nessa fuera de la cabeza 3l paladín pensó un poco y reflexionó. De la mochila sacó un martillo y un par de espigas de hierro acabadas en un agujero, aunque estaban diseñadas para la escalada en este momento serían bien útiles. También saco una palanca.
-Quizás los dragones usaban la gema para ayudar a incubar los huevos de dragón. Pero quizás sea mejor cogerla mañana, y quizás Jen pueda transformar a uno de nosotros y sacarla de allí volando. Y quizás sea buena cosa que Nessa le hecho un vistazo y nos diga que está pasando allí. Mientras podemos usar este tiempo para sacar algo de tesoro, que siempre nos vendrá bien. - Dijo enseñando sus herramientas. Busquemos.
Zevatur, Rolthos
Jen vela el descanso de Nessa, que no es todo lo plácido que le barde hubiera deseado pues su amiga se revuelve en sueños varias veces y Julian acaba aplicando un trapo húmedo y fresco en su frente al renovar los vendajes de la terrible herida a medio día.
Mientras el resto del grupo se dedica a excavar para intentar recuperar algunos de los objetos que, a lo largo de los años, los dragones fueron acumulando en su cubil. La tarea resultó ser bastante más dura, incluso con las herramientas que disponían, de lo esperado. El hielo era duro y resistente y sólo el concentrarse en la terea para no pensar en todas las tribulaciones a las que se estaban enfrentando les hizo persistir. En un momento en que pararon para tomar algo de aire y un pequeño refrigerio, Cruços, pasando la mirada por la caverna de hielo que les rodeaba, hizo notar que seguramente al estar aislados tantos años en aquel lugar, los dragones tendrían menos tesoro del que habrían tenido de haber permanecido en Oerth. Pese a todo, el suelo y las paredes refulgían con el mayor tesoro que ninguno de ellos había visto jamás. Poco a poco, y con trabajo duro, fueron sacando pequeños bloques de hielo que iban golpeando para obtener algunas monedas, gemas y joyas. Cuando ya estaban a punto de darse por vencidos, Rolthos hace un descubrimiento algo macabro. Encerrado en el hielo encuentra los restos semi-momificados de algún guerrero que tuvo que ser enviado al semi-plano hace años. Del desdichado sólo queda la mitad inferior del cuerpo, portando los restos de una armadura y pantalones de cuero pero al perspicaz paladin no se le escapa el buen estado de las botas que tiene. Es sólo cuando escaban para liberar el cuerpo cuando encuentran un gran mandoble justo detrás de él, con su filo aún afilado.
PbP Character: A few ;)
El relativo silencio del domo se ve interrumpido cuando entran los compañeros portando el tesoro que han podido encontrar. Jen les hace un gesto de silencio con un "chhhss!", mirando preocupado a Nessa, que se revuelve intranquila en sueños. El bardo le acaricia la cabeza con cariño. Una vez la cazadora se ha vuelto a quedar inmovil, observa lo que ha encontrado el resto.
-Hmm....- Parece algo decepcionado. Ninguno de aquellos objetos era una de las armas de los Poderosos Nueve "Todo esto para nada..." piensa para si, el corazon cayéndosele al suelo.
Se percata entonces de que Rolthos le mira, parece que esperando algo.
-Qué pasa?- Pregunta.
-Y bien?- Responde Rolthos
-Y bien qué?- Devuelve Jen, confuso.
- Como que "Y bien qué"? Qué has identificado?- El paladín hace un gesto abarcando los objetos, que ahora que el bardo se fija, los han dispuesto en abanico alrededor de donde él está sentado.
- Ah! claro, claro.- Asiente Jen, haciendo una respiración profunda, y concentrándose. Se lleva una mano a la sien como uno de esos mentalistas. Señala primero las botas -Este calzado está imbuido con una magia muy poderosa, si. Quien lo lleve podrá saltar kilómetros! - Luego señala el mandoble- La hoja de este acero es fuerte y resistente...Fue forjado... En...-Hace como que se salta una respiracion -El Elegioburgo. La Novena Casa! Oh, que lugar tan siniestro!- Aparta la vista del mismo. -No puedo decirte más, no tengo un poder tan fuerte.-