Mientras las conversaciones se sucedían en el interior del templo, Adriana, que hasta ahora reposaba en uno de los bancos, se levantó, apoyándose en Godric, y dirigiéndose ambos hacia la salida - Necesito tomar el aire - le decía al sacerdote. Mientras caminaban por el pasillo, su mirada se detuvo en Khalion, al que hizo un pequeño gesto con la cabeza para indicarle que les acompañara. 

A pesar de la buena noticia sobre su falso envenenamiento, la alta elfa parecía estar más lívida de lo habitual, con una mirada seria y perdida que reflejaba una profunda preocupación. 

Al escuchar las palabras de Adso la tranquilidad recorrió al aasimar sabedor del invasivo remedio que acababan de evitar aquellos que bebieron el te del magistrado. -Celebro que Mablung no estuviera acertado con el veneno, pues habéis evitado una terrible agonía y peor remedio..- resopló bajo máscara claramente aliviado.

Quiso seguir la conversación, en segundo plano, sobre pintadas y referencias a las profundidades. Mucahs preguntas cruzaron su mente.. los niños, la relación de poderes entre corona, contrarios y ahora, cultistas. ¿Hacia qué lado tenderían?. Sin embargo, su mirada y atención de perdieron en el cielo nocturno como si del aleteo perdido de una pequeño insecto fuera.

-Hazme un favor, indaga sobre los críos..- le dijo a Leobald mientras se dirigía al exterior aún con la mirada clavada en la elfa.- Sobre los ausentes y esa isla y los presentes como el que me atacó..

Salió, guardando las distancias, junto a los frecuentes de la corte.

A Leobald no le pasó por alto en gesto lívido de su compañera, pero mantuvo la compostura y asintió a Khalion brevemente, sin moverse del sitio.

—Comprendo —retomó la conversación con el clérigo local—. Lamento oír eso, vivir con miedo es una condena —suspiró—. ¿Quizá tiene algo que ver con los niños de la villa? Hemos podido advertir que no hay infantes en Saltmarsh. 

-¿No estaba envenenado?, que suerte para los presentes y para el magistrado- añadió Mablung un poco azorado, cuando el acólito reveló que no había ponzoña en la sangre de la elfa.- Mejor para todos, así ahora podemos centrarnos en lo que que verdaderamente importa, que es ese barco.¿ Volvemos a la posada para trazar algún esbozo de plan o vamos por libre y nos vemos en la cala?-pregunto a sus compañero cuando vio que algunos abandonaban el templo y otros empezaban a preguntar sobre cultos y niños.

El sacerdote volvió a asentir corroborando el dato que aseveraba el caballero, sin hacerse esperar, dio respuesta mostrándole su visión acerca de ese tema.

- Si los hay, si perteneces a la nobleza o a alguna de las familias adineradas de la ciudad, podrás escuchar sus risas y alboroto si te acercas a sus mansiones o caserones, aunque no suelen salir mucho, salvo por la zona "alta" donde si se les puede ver más... En cuanto a los demás... si es cierto que prácticamente no existen, y eso es un problema muy agudo en la renovación generacional de muchas profesiones o gremios, estos necesitan nueva sangre para aprender los oficios, e incluso les darían cobijo, un futuro y comida... y con el tiempo, un sueldo... pero esta ciudad es peligrosa, especialmente de noche, y cada vez lo es más... la mortandad infantil era tremendamente elevada... y claro, cualquiera que tenga un poco de ahorros o contactos intenta sacar a sus zagales de aquí... o peor... si te ofrecen un futuro mucho mejor pagado y próspero en cierta isla, intentas llegar hasta allí antes que quedarte en este pozo infecto y lleno de salitre... o aun peor si cabe... imagina que eres una familia extremadamente pobre y te ofrecen un pago por tu hijo... prometiéndote que estará bien y con un futuro mejor... no dudarías en "venderlo"... los esclavistas son a veces también expertos en engaño... y los niños, si sabes donde colocarlos, pueden llegar a ser muy rentables.

La pose de Wellmar se fue ensombreciendo cada vez más mientras hablaba, y con un profundo suspiro se atrevió a continuar su soliloquio, a pesar de que iba a comenzar a criticar la presencia y actitud de la Corona ante el tema, incluso arriesgándose a confesarlo delante de sus propios agentes.

- Este tema es muy grave y pandémico en la ciudad, los gremios luchan porque eso pare, por supuesto que sus intereses tienen, los negocios, especialmente los relacionados con la pesca, tienen que ir a reclutar fuera, con la pérdida de tiempo y dinero que eso conlleva, y poco a poco... la ciudada envejece y muere un poco más... Parte del consejo mueve sus hilos para detenerlo, sin embargo Eliander y su gente... vuestra gente... apenas hace nada para investigar o intentar detener esta sangría... puesto que los niños, a sus ojos, son futuros rebeldes o afiliados a los más conservadores e independentistas de la ciudad... futuros enemigos... el caldo de cultivo primordial... Si estos desaparecen, es un problema del mañana que se ahorran... ¿entiendes?

Tras su aburrida letanía, el sacerdote parece rendirse ligeramente a la desesperación y parece callar, pero como si tirara de un último retazo de voluntad, intenta terminar su conclusión.

- Esta ciudad, como dije antes, es un pozo infecto con olor a salitre, pero tiene sus cosas buenas, la pesca es copiosa y parece no tener fin, ... eso da cierta estabilidad económica, al menos a algunos sectores de la población, y existe gente buena ... en todos los bandos ... son los menos ... pero están, algunos más escondidos que otros, pero si queréis aliviar el peso de la oscuridad que pende sobre nuestras cabezas, tenéis que aprender a encontrarlos...

TocToc sintio una extraña mezcla de alivio y decepción por el asunto del veneno. Poso una mirada altamente indignada en Khalion mientras salia del templo. Despues, recordando su juventud marinera murmuro una plegaria al dios de los vientos. Oraciones que tantas veces habia pronunciado, antes de embarcar para pedir comodos vientos faborables y de agradecimiento tras regresar.

Al fin also mas calmado el hombre cuervo saco unos papeles con unos garabatos escritos en ellos. ¿Le suenan estos simbolos? - Le pregunto mostrandole signos sueltos que habia ido copiando de las notas del almanaque de mareas.

[En la Sala Ceremonial, Templo de Akadi]

Wellmar cogió los papeles de TocToc y los observó pasando los bocetos y dedicándoles algún tiempo a cada uno mientras negaba inconscientemente con la cabeza... el hombre parecía estar realizando un verdadero esfuerzo por encontrar algún parecido con cualquier cosa que hubiera visto antes, pero sin demasiado éxito.

- Me temo mi buen kenku que no soy capaz de encontrarles ningún sentido en mi cabeza... siento no poder servirte de ayuda.

[Exteriores del Templo]

Mientras los tres agentes intentanban prepararse para lo que se les venía encima, quizás ya era demasiado tarde, tenían a los seres abisales emitiendo guturales gorgoteos a escasos pies de ellos, sin duda provenían del sur, de la costa, y su aspecto húmedo, cubierto de algas aún empapadas en agua marina, invitaba a pensar que acababan de arrastrarse desde los muelles hasta el templo. Adriana y Khalion pudieron vislumbrarlos antes, pero la noche no ayudaba a Godric, cuya vista no llegaba mucho más allá de los dos faroles encendidos situados a cada lado de la puerta del templo.

Cuatro figuras humanoides, consistentes en una amalgama blasfema entre hombres y peces, de aspecto feral, y con aletas en sus antebrazos y espalda, recorriendo su espina dorsal, les hacía poseer unas grandes capacidades como cazadores tanto en mar como en tierra. Lo más inquietante de todo, es que alguno de ellos aún tenía prendas que un marinero o habitante del pueblo pudieran llebar, como restos de alguna camisola roída o pantalón corto del que apenas quedaba nada... éstos iban armados con rudimentarias lanzas y cargaban torpemente un escudo hecho a base de madera y conchas marinas. Detrás de ellas, otro ser quimérico de semblanza parecida entre humano y pez, sostenía una especie de amuleto en su mano izquierda, mientras sostenía un bastón acabado en unas horribles tenazas metálicas en su punta. Éste último poséis más rasgos humanos que de pez, e incluso se podría adivinar un rostro que alguna vez poseyó algún tipo de humanidad...

La peor parte, estaría aún por llegar, al lado del híbrido del amuleto, un engendro abisal salido de las peores pesadillas parecía agitar sus cuatro tentáculos, allí donde debería tener una cabeza, mostrando unas fauces sedientas de carne... su cuerpo medio distorsionado en una postura imposible, cobraba una tonalidad cambiante, pero que variaban desde un enfermizo morado pustular hasta un verde cautivo de los océanos más profundos... Su mera presencia desafiaba la cordura de todos aquellos que lo veían, y a pesar de que su tamaño no era mayor que el del resto de abominaciones que le acompañaban, contemplarlo directamente hacía que un terror primordial aflorara desde lo más profundo de aquellos que le tenían delante.

Era muy tarde... y a pesar de que no parecía muy sigilosos... de alguna manera se las habían apañado para emboscarles en la noche...

Las abisales figuras gorgoteaban sedientas de la carne fresca de todo lo que se interpusiera en su camino, sea cual fuera éste. Sin embargo, como esperando aún algún tipo de orden , apenas conseguían retener su ansía de lanzarse sobre los tres agentes situados en el frontal del templo. El híbrido que estaba situado justo detrás de su primera línea de combate, alzó con un ominoso gesto su talisman, éste era apenas visible a tanta distancia, pero parecía estar hecho de huesos casi en su totalidada, quizás con algún grabado en su superficie. 

Unos cantos que invitaban a la locura sustituyeron los gorgoteos del escamoso sacerdote, en un idioma extraño y ajeno a este mundo. Este acto fue acompañado de una extraña luz púrpura que pareció envolver a la abominación tentacular de su lado, generando una especie de campo mágico iridiscente que cambiaba continuamente con volutas de irrealidad protegiéndole de ataques futuros, o al menos eso parecía... 

Cuando acabó su caótico encantamiento, permaneció allí inmovil, mientras emitía unas extrañas risas que sonaban más bien como si alguien se estuviera ahogando dentro de él.

Adriana se giró al percatarse de la nueva compañía, demasiado tarde como para prepararse con antelación. Recorrió con su mirada las distintas figuras, mientras Godric se posicionaba alumbrando con su hechizo la negrura de la noche. 

Su primer impulso fue dirigirse hacia la puerta del templo para refugiarse y pedir ayuda, pero una extraña letanía llegó a sus oídos y la obligó a detenerse unos instantes, sorprendida y desconcertada por el hecho de entender esas palabras perfectamente, provenientes del híbrido conjurador.  

Ante la evidencia de la clara desventaja en la inminente batalla, Adriana conjuró su luz, dirigiéndola al ser que tenía frente a ella. Tras esto, y sin darles la espalda, abrió la puerta del templo mientras gritaba previniendo a sus moradores.

- ¡Nos atacan! ¡Godric, Khalion, entrad, aprisa!

Se adentró en el templo sin soltar la puerta, escondiéndose tras ella, esperando que sus compañeros la siguieran.

El haz de luz celestial se concentró sobre una de las criaturas que avanzaban en la vanguardia del asalto, el salvaje pareció ver venir el ataque aunque parecía demasiado tarde para intentar esquivarlo, era demasiado rápido, y casi por instinto, elevó su escudo compuesto a base de madera medio podrida y conchas, para intentar amortiguar el daño. Éste recibió la totalidad del impacto, evitando que tocara al anfibio ser... una pequeña humareda se elevaba justo allí donde el rayo concentrado de la alta elfa había golpeado inofensivamente.

Maldiciendose por ser sorprendido pero con la adrenalina corriendo sus venas, empuñó la enorme ballesta de los humanos disparando a la primera figura.

Para termiar corriendo al interior y usandosus artes pícaras esconderse para el iguiente ataque.

El dardo pesado silbó a través del manto nocturno para clavarse profundamente en el abdomen de uno de los anfibios salvajes, éste intentó interponer también el escudo, pero fue más lento que su compañero y  el proyectil llegó antes de que él elevara el brazo. Un agudo chillido acompañado de un burbujeante gorgoteo hizo que sus fauces se llenaran de su propia sangre, que manaba de su gargante como una lánguida fuente de icor carmesí... pero aún así, la criatura permanecía en pie, desafiando toda lógica.

Tras la retirada estratégica del agente enmascarado, el horror tentacular pareció cobrar vida propia, y agitándose como una serpiente cargó directamente hacia la fuente que provocaba que sus ojos ardieran de dolor, acostumbrado a las profundiades abisales o el vacío entre espacios, la cegadora luz del escudo de Godric era una blasfemía en sí misma, y como tal, acabaría con ella desmembrándola.

Elevando una garra sobre su cabeza, ésta empezo a brillar por unos momentos, como si se cargara de una energía psíquica carente de toda cordura, posteriormente, la dejo caer a plomo sobre el joven sacerdote de Lathander con la intención de partirlo en dos.

La ceguera parcial generada por la intensa luz hizo su trabajo, y su ataque fue contundente pero poco preciso, golpeando la pared del templo al pasar a más de un palmo de distancia de su objetivo. En el lugar donde el impacto se desató, una pequeña lluvia de chispas púrpuras quemó y quebró parte de las maderas que sostenían esa pared, dejando un pequeño cráter en la estructura.

Frustrado, lanzó sus tentáculos contra Godric, con la esperanza de que alguno hiciera presa sobre él, y por tanto, despedazar su mente como si fuera papel de fumar.

Satisfecho de haber capturado por fin a su enemigo, el horror cósmico enrolló sus apéndices sobre la cabeza de su objetivo, apretándo con fuerza para pasar a infectarle con la locura más infame. Godric, desde su posición defensiva, pudo ver como la nublada visión de la abominación confundió su cabeza con uno de los pebeteros cercanos que presidían la entrada al mismo templo, y cuando la criatura apretó, desparramó todo el aceite ardiendo sobre si misma chillando de dolor y confusión mientras sus dentadas fauces ardían...

Casi incapaz de creer el horror al que se enfrentaba Godric se agachó justo a tiempo para evitar ser atrapado por la criatura aunque sintió varios rescoldos cayendo sobre el. 
Intentando ignorar el dolor lanzó una plegaria a Lathander, y justo encima de la extraña criatura y detrás de ella, con un fogonazo, apareció una maza resplandeciente que intentó golpear a la bestia. 

[spoiler] BA: cast Spiritual Weapon 

Attack en Horror tentacular:

13 

damage 10 

Action: Disengage 

Movement: Entrar al templo

 Free: Cerrar puerta 

[/spoiler] 

Aprovechando la distracción que el arma causó, Godric retrocedió los pasos que le separaban del interior del templo y cerró la puerta para intentar conseguir algo de tiempo. La maza espiritual flotaba a su lado. 

- Lathander bendito ¿que es eso?  - Dijo poniendo su peso tras el escudo para evitar que abrieran la puerta. 

La incandescente maza portadora de la ira de Lathander cayó con fuerza sobre la abominación estelar, atravesando sin dificultad alguna la mágica barrera de caos ilógico y realidad rota que lo envolvía. La criatura volvió a chillar al sentir el golpe mientras se quemaba, y eso parecio enfadarla aún más si cabe.

Las cuatro bestias anfibias se lanzaron tras el huidizo grupo de agentes a toda velocidad, como expertos cazadores, cargaron contra el portón cerrado del templo usando todas sus fuerzas para derribar cualquier resistencia futil, garras y escudazos aunaron sus fuerzas para vencer la endeble barricada compuesta por un sacerdote de complexión distraída y una alta elfa más acostumbrada a batallas dialécticas que a bloquear entradas.

La presión del grupo de anfibios salvajes fue más que suficiente no sólo para abrir las puertas sin problemas, sino como para sacarla de sus goznes y lanzarla por los aires tras ellos, estrellándose contra el suelo junto a un mar de astillas y haciendo caer partes de sus tablones sobre Adriana y Godric. Ambos a su vez, acabaron tirados por los suelos de piedra pulida del recinto golpeándose la cabeza. Algo confusos y con un pitido penetrante en sus oídos fruto de la contusión, vieron como dos de cada una de esas bestias abisales se situaban a cada uno de sus lados dispuestos a devorar su carne y atravesarlos con sus lanzas.

La abrupta entrada de Adriana seguida de los demás cortó en seco la interesante conversación con el clérigo de los vientos. En el rostro de sus compañeros pudo leer el temor y la urgencia justo antes de que cerrarán la puerta tras ellos y se echaran sobre la misma para tratar de obstaculizar la entrada de algo peligroso. Cuando la puerta estalló en mil pedazos, Leobald ya embrazaba el maltrecho escudo del cisne.

Las aberraciones que cruzaron la puerta le dejaron sin palabras, pero se adelantó a interponer el escudo para proteger a Adriana. 

Estaba el druida en sus cavilaciones cuando sus tres compañeros entraron apresuradamente en la iglesia y cerraron la puerta, que estalló tras ellos arrojandolos al suelo. Godric y Ariana acabaron con sus huesos en el suelo y tras un momento de evaluación de opciones, se encaminó gracilmente hacia Godric mientras la cimitarra aparecía en su mano. Poniéndose al lado del clérigo, le guiño un ojo mientras decía:- aparta para que  despliegue mi poder-para luego volverse hacia el ser abisal y salvajemente descargar su cimitarra.

Attack: 23 Damage: 4

La cimitarra parecía obrar su arte con igual maestría que si Mablung estubiera en su forma animal, sin duda sus artes de combate enseñadas desde la cuna por los elfos de los bosques impresionaban incluso cuando no era su principal foco de combate. La criatura más pez que humaba siseo de dolor al recibir un corte perfectamente ejecutado, aunque quizás le faltó algo de potencia. Aunque por alguna razón, su visión seguía fija en el caído sacerdote, poseedor de la luz que dañaba a su aliado.

[Turno del Deep One priest]

La figura que justo parecía opuesta a los salvajes, más humana que pez, apareció por el dintel de la desvencijada puerta con cierto porte ceremonial, calmado comenzó a escrutar el campo de batalla y a analizar a sus enemigos. Su presenscia permaneció allí, impávida, con su talisman fuertemente aferrado en su mano izquierda... y su bastón-tenaza en la derecha.

 [Turno de Wellmar]

El veterano sacerdote de Akadi pasó de la sorpresa a la ira cuando vio su templo mancillado por las abisales criaturas de pesadilla, dispuesto a defender su sagrado lugar, sacó de su túnica una daga de hoja curva muy parecida a la que el joven Adso sacó anteriormente, pero más elaborada, la empuñadura, tallada en hueso de ballena, estaba labrada con detalles de la dama de los Vientos en una exquisita calidad. Trazando unas imaginarias runas en el aire, Wellmar invocó el poder de su dama para bendecir al máximo número de aliados posible.

 Al final su letanía, comienza a gritar a Adso órdenes para que el muchacho actue cuanto antes.

- Sabía que este día llegaría, ¡¡malditas criaturas...!! mi fe se pone de nuevo a prueba, y no fallaré, puesto que nunca lo he hecho... hoy no es ese día... ¡Adso! Sube al piso superior y avisa a los demás acólitos, encerraros y proteged al Elegido de la Diosa...  ¡¡Deprisa!!

Dolorida y aturdida, Adriana se levantó como pudo observando con horror a los seres que se les echaban encima. Su prioridad era alejarse cuanto antes para dejar libre el paso a sus compañeros más duchos en la batalla cuerpo a cuerpo. Con un movimiento rápido de sus muñecas, conjuró el hechizo que la hizo desaparecer, dejando en su lugar una estela de luces brillantes y bailarinas. Ahora, alejada y a salvo por el momento, dirigió su luz purificadora a la criatura que tenía justo en frente. 

La luz de nuevo recorrío la instancia, más iluminada por la insidiosa luz del escudo de Godric que por otras antorchas o cirios, tras la mortal baja de los pebeteros en la entrada. Pero el haz no consiguió acertar en ningún objetivo. Esta vez, ni siquiera la criatura tuvo que hacer el amago de levantar su escudo para protegerse.

Dos pares de ojos más se desviaron hacia la dañina fuente de incadescencia que era el sacerdote de Lathander, y a pesar de lo dañino de su radiancia, sus fauces empezaron a salibar imaginándose el sabor de su carbe fresca a través de sus gargantas.

Decepcionado en parte por la ignorancia del clérigo, pero concluyendo que los símbolos tenían más que ver con otra área de conocimiento no relacionado con el mar o la navegación, TocToc empezó a recoger los papeles. El repentino estallido del combate le sobresalto, haciendo que los papeles se cayeron al suelo desparramándose por el suelo.

 - No dejéis que mancillen el templo. ¡Qué no entren! - Gritó inútilmente mientras sus compañeros dejaban que entrasen. Rápidamente cogió su ballesta pesada y apuntó a los intrusos. Mirando inquisitivamente a las aberraciones, movimiendo su cuello rapidamente, TocToc eligió su presa. Con una palabra arcana pronunciada en un enano gutural que recordaba el resonar de rocas marcó al ser al que habían heridos a sus compañeros (deep one savage herido) y descargo la ballesta conta el. Después se acercó a la esquina para buscar cobertura.