Leobald trató de ayudar a Adriana, pero Godric ya se hacía cargo. Observó a los elfos mientras se reponían del malestar, cada uno a su manera.
—Muy bien Godric. Atendamos primero la mayor amenaza —convino con el acólito mientras encajaba con paciencia las ásperas palabras del druida—. Comprendo tu resentimiento Mablung, pero mucho me temo que si la Corona, los Tradicionalistas y los guardianes de los bosques no hacen frente común, toda la costa sufrirá —suspiró deteniéndose por un momento—. En las cartas del barco se apuntaba a un ataque a gran escala para desestabilizar toda la región. Tengo la corazonada que todo tiene que ver de alguna forma con el mal que combatían los héroes elfos enviados desde Silverstand, aquello que está pudriendo las marismas. Y esto a su vez con lo que buscan los Soñadores, con el nefando ser Ascendido como guía. Sólo son intuiciones, pero deberíamos encontrar el momento para hablar de ello después.
El caballero embrazó con fuerza el escudo dispuesto a seguir al resto.
Godric asintió ante la repentina revelación de Leobald. Si... pudiera ser que todo estuviera relacionado. Había estado tan preocupado por sus propios problemas y por los de Adriana que había perdido de vista la imagen general y que mucha gente podría verse afectada y sufrir por lo que ellos parecían estar descubriendo. Bueno, el primer paso era acabar con aquella criatura. Tras asegurarse que Adriana estaba mejor siguió al caballero.
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TocToc, tras reunirse con sus compañeros, se quedó algo rezagado, prestando atención tan solo de forma superficial. Contestó con un ininteligible monosílabo a los comentarios de Leobald y Godric. Sus pensamientos empezaron a dar círculos a las mismas ideas, se había desenvuelto bien en el asalto al barco, y sin embargo se sentía cada vez más inseguro. Tan solo cuando escuchó el amargo intercambio de palabras de Mablung y Leobald decidió apartar la voz interior. Con un suspiro asintió.
- Mejor vamos directos e investigaremos luego. Me adelantare, seguidme...
Apesar de que el grupo va detras de mi, intento ir mas o menso en siguilo y escuchando no sea que nos pille por sorpresa.
Con las indicaciones de Mablung, el kenku se dirigió decidido a la puerta doble que conducía al castillo de popa, su visión parecía titubear, como si la constante opresión del lugar intentara ahogarla aún más, de algún modo, TocToc sentía como sus sentidos parecían abotargarse en este lugar, quizás fuera una impresión suya, pero sentía como si su radio de percepción cada vez fuera menor... ¿qué ocurriría si algo o alguien anulara la magia ritual que le otorgaba el don de la vista a pesar de su carencia de ojos? ¿quedaría cegado para siempre? ... esos larvarios pensamientos comenzaron a horadar su mente... enquistándose como parásitos alimentándose de sus miedos.
El titubeo del grácil hombre cuervo fue suficiente para que el malhumorado druida se adelantara y abriera la puerta doble, que cedió con un chirriante sonido de madera desencajada contra la base de madera tumefacta de la cubierta principal.
Un tosco altar de piedra dominaba esta cabina, la extraña figura de una estatua de roca negra del tamaño no más grande que un melón estaba colocadas sobre éste, la estatuilla describía una abominación, constituida por una extraña mezcla entre un Kraken o algo parecido y un ser humanoide, con sus manos acabadas en garras abrazadas a sus rodillas, prácticamente en posición fetal. Numerosos tentáculos se derramaban de la parte baja de su rostro cubriendo el frontal de la talla.
La superficie de la estancia estaba cubierta de extrañas marcas, el suelo mostraba una cobertura de barro seco y en la pared superior se encontraban unas calaveras humanoides, cada una de ellas montada en un pincho de madera. Los rincones de esta habitación estaban amontonados con basura y escombros: troncos de madera toscamente cortados, muebles destrozados, sacos desgarrados, cajas hechas añicos y pequeños montones de hojas de palmera secas. Una escalera desciende desde la esquina sureste, y un olor acre aromatizaba el aire circundante.
Las sensaciones que otrora resultaban ajenas ahora eran sufridas en estómago propio. Se rehizo con redaños para no desaprovechar el últio almuerzo y un irrelevante momento de empatía le hizo comprender a los elfos y sus pasos por el puente de piedra anciana. Para él no siempre era mareo, a veces tambiñen, grtatificante silencio y vacío.
Jugando en espacios estrechos la enorme ballesta mas incordiaba que amenazaba. El cazarrecompensas aprovechó para pasarla a su espalda y desenfundar sendos aceros mas propios para el baile mano a mano. Su cimitarra Hex a diestra y segunda cimitarra a siniestra. Las escamas de su cota rezumaron reflejos metálicos impidiendo una sutil penetración en sombras y estrechos corredores. Era ams fácil esconder al caballero que al pálido aasimar de ojos todo azul.
Leobald observó las marcas en el suelo y la calavera ensartada de techo con ojo especulativo.
—Un momento Mablung. Será mejor que busquemos trampas antes de tocar nada o pisar donde no debamos —dijo detenido en el dintel de la puerta—. El cerebro hizo mención a ellas y este parece un lugar ciertamente sospechoso de esconder alguna.
Con sumo cuidado se dispuso a inspeccionar el suelo de la sala, las paredes, el pedestal y la escalera en busca de partes móviles o resortes.
TocToc se detuvo un momento. La oscuridad le resultaba opresiva, asfixiante y desmoralizadora. Dejó que sus compañeros se adelantasen, y ni siquiera las marcas del suelo le llamaron la atención. Solo cuando Leobald empezó a buscar reaccionó. Se adentro en la sala y busco rastros de sus habitantes, quizás al manos pudiera saber a cuántos se enfrentarían.
La cada vez más cansada alta elfa caminó apoyándose en el brazo de Godric hasta las puertas de la estructura marina. Oteó el ruinoso y sucio interior, intentando detectar algo que le llamara la atención. Pasó por alto la basura amontonada en los rincones de la estancia para dirigir su mirada al extraño altar y las figurillas que resaltaban en medio del desastre. Automáticamente, sus ojos destellaron, dispuestos a buscar magia en los objetos de aquella habitación. Esperó pacientemente en el quicio de la puerta hasta que sus compañeros confirmaran que el lugar estaba libre de trampas, con la intención de adentrarse tras ellos.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras Mablung se movía seguido de Khalion ignorando la totalidad de la sala y dirigiéndose directamente a las escaleras de bajada a la cubierta inferior, Adriana intentó detectar cualquier aura mágica que pudiera radiar los elementos visibles de la sala... apenas nada llamó su atención, salvo la propia horrenda estatuilla, que de algún modo tenía un lejano remanente de poder arcano..., como si en un pasado si hubiera portado habilidades mágicas o algún encantamiento, pero ya no.
Leobald, acompañado por un especialmente torpe y abrumado TocToc, comenzarón a registrar la sala, cada metro cuadrado de basura o restos de muebles mutilados comenzó a ser escrutinado. Lo primero que encontró el caballero, fueron restos de la sustancia acuosa pegajosa semejante a una tela de araña marina en una de las esquinas más oscuras de la cabina... lo que le hizo saltar sus alarmas internas... aunque demasiado tarde para reaccionar a lo que se avecinaba.
Mablung puso un pie en el primer escalón de bajada cuando las vio, de algún modo, el druida entró en una especie de trance donde sus sentido élficos, a pesar del malestar general de su cuerpo rechazando el sitio, fue capaz casi de sentir hasta el último movimiento de las criaturas colindantes. Se giró para avisar a sus compañeros justo en el momento en el que desde la zona de telarañas un ente compuesto por una mezcla entre humano y criatura abisal saltaba sobre el caballero. El druida contó no menos de ocho tentáculos agitándose viscosamente proliferando desde los costados de la criatura, cuatro a cada lado... y ésta, a pesar de su deformada cara de colmillos supurantes exagerados, portaba los restos de una raída vestimenta druidíca... familiar para el rudo elfo de los bosques.
Al mismo tiempo, otra criatura parecida se levantó de entre unos muebles rotos, completamente oculta hasta ese momento, mientras cargaba hacia Adriana y Godrid, este ser era parecido al anterior, mismos ropajes mohosos y prácticamente destruídos, pero sin tentáculos, lo que le diferenciaban de la otra criatura era que ésta no sólo tenía una boca desfigurada y plagada de colmillos rezumantes, sino que sus manos acababan también en afiladas garras capaces de desgarrar la carne como si fuera mantequilla caliente.
El druida se fue a preparar para ayudar a sus aliados, es decir, a todos menos a Leobald, cuando por el rabillo del ojo se percató también de que algo ascendía por las escaleras... un sonido de una miriada de patas ascendian a gran velocidad por la entrada que comunicaba con el piso inferior... hasta que miles de criaturas con forma híbrida entre cangrejos y algún tipo de arácnido cubrían todo el pasillo descendente, agirando sus pequeñas pinzas y moviendo sus diminutas mandíbulas sedientas de carne fresca... cada uno no mediría más de un par de centímetros de envergadura, pero al haber decenas de miles de ellos, era imposible distinguir paredes, escaleras o techo...
En el primer turno, todos están sorprendidos menos Mablung... que es el único con percepción pasiva con valor 15 o superior del grupo.
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Mablung se volvió para hacer frente a la amenaza que surgía de entre los restos de la sala, cuando se percato del enjambre que ascendía por las escaleras:-Contendré al enjambre mientras hacéis frente a estos seres- gritó. Confiando en que sus compañeros acabasen con las criaturas o al menos los retrasasen mientas hacia frente al enjambre, se sumió en el trance que familiar que le imbuía de los poderes de las bestias y su esbelta figura se transformó en el oso que sus compañeros conocía, dispuesto a defender con sus garras las escaleras.
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Avanzando unos pasos, Mablung invocó al don que la naturaleza le había otorgado para protegerla, asumiendo de una forma fluida y casi hermosa la forma de un enorme oso que bloqueaba el el acceso desde la cubierta inferior. Sus garras se alzaron, cargadas de afiladas uñas como cuchillas para aplastar y cercenar el máximo número de diminutas criaturas posible..., pero al golpear los escalones donde la miriada de crustáceos le esperaban, estos, como si fueran una única entidad consciente, se dispersaron repentinamente provocando que el azote del druida solo levantara esquirlas de madera e hiciera que la estructura entera temblara ante el impacto, emitiendo un quejumbroso chasquido en varios puntos. Quizás los denostados peldaños abandonados a la humedad y sin cuidado desde hace años no estuviera preparada para soportar el peso de una bestia de tan enormes proporciones.
El colosal animal decidió usar esta vez sus fauces con mayor precisión, mordiendo puñados de cangrejos con sus mandíbulas y disfrutando en el proceso de un rico manjar de marisco mutado casi al nivel del sabroso sabor de las arañas. Mablung se percató de que sus ataques apenas habían provocado un mínimo efecto en la marabunta ... y quizás la fuerza bruta no era la mejor estrategia contra esas diminutas criaturas.
El raudo mutante de tentáculos múltiples saltó sobre el sorprendido Leobald, que a pesar de sus pesquisas en la zona no sólo no había encontrado nada, sino que había sido sorprendido por un ser que prácticamente tenía encima. Justo antes de aterrizar a su lado, siseando mientras sus colmillos chorreaban una sustancia verde y pastosa que no pronosticaba nada bueno, la criatura pareció tejer a través de varias protuberancias en su pecho, una red acuosa como la que se habían encontrado previamente, y con gran habilidad, fue lanzada como una enredadera de filamentos húmedos y viscosos sobre TocToc.
Mutante Tentacular - Red Viscosa sobre TocToc: 23 - Hit: restrained (puede intentar liberarse gastando una acción para hacer un chequeo de fuerza a DC: 12)
El inquieto kenku... percibió el ataque a tiempo, y se echó a un lado en el instante exacto para evitar la maraña pegajosa que le hubiera caído encima.
En el fondo de la sala, una agotada Adriana observó como la otra criatura mutante cargaba contra ella poseída por una rabia incontrolada, y a pesar de que esta figura era más humanoide que la que hostigaba al caballero y al hombre-cuervo, parecía mucho más visceral en comportamiento. La avispada alta elfa, también se percató de que su enemigo poseía las mismas pústulas protuberantes por las que la otra mutación había tejido la viscosa tela, así que dedujo que este ser podría hacer lo mismo si se lo propusiera.
Mutante garreador. Multi-Attack - Garra Attack: 22 Damage: 6 - Mordisco Attack: 8 Damage: 14 (este ataque induce el estado de envenenado si se falla una tirada de salvación de constitución DC: 11, y se deberá repetir la tirada cada turno para que el efecto termine)
La lluvia de ataques fue tan torpe y miserable que hasta Ostor se sorprendió tapando su invisible rostro ante la vergüenza ajena. El ser ni siquiera se acercó a hacer daño a la hechicera, calculando toda su embestida mal y prácticamente lacerando y mordiendo el aire a más de un palmo de su objetivo... Godric observó al ente que se había lanzado contra la alta elfa con una mezcla de estupor y preguntándose si ese ser sufriría de algún defecto mental agudo entre los suyos.
Finalmente, la miriada de cangrejos ascendió por el pasillo, la mitad de ellos ignorando completamente a la bestia que intentaba bloquear la subida, pero la masa de criaturas pasó entre sus patas con suma facilidad, prácticamente como si no existiera, por peldaños y paredes hasta lanzarse sobre Khalion, buscando su sabrosa carne fresca de aasimar... la otra mitad, comenzó a ascender por Mablung usando sus múltiples patas y usando sus diminutas mandíbulas y pinzas para arrancar trozos de carne y pelo del oso pardo.
Ataques de Miriada de Cangrejos A y B sobre Mablung: Attack: 9 Damage: 14 - Attack: 6 Damage: 12
Ataques de Miriada de Cangrejos C y D sobre Khalion: Attack: 20 Damage: 7 - Attack: 18 Damage: 9
Los hambrientos crustáceos comenzaron a penetrar a través de todos los ropajes y huecos de armadura, introduciéndose en sus botas buscando su comida y su sangre, a pesar de eso, el cazarrecompensas comenzó a moverse con agilidad agitándose como si una anguila eléctrica le hubiera mordido, arrancando pequeñas criaturas de su cuerpo y evitando que causaran estrago alguno.
Sin embargo, Mablung si comenzó a sufrir las heridas causadas por los centenares de ataques sufridos... y partes de su pelaje se comenzó a teñir del color rojo de su propia sangre.
Recuperándose de la sorpresa, el grupo pareció recomponerse, y el primero en reaccionar esta vez fue Leobald, que ya preparado con su escudo alzado, lanzó una contra-embestida hacía el humanoide mutante que tenía delante y que había intentado aprisionar a TocToc con sus efluvios viscosos. El metal de su fiel compañero de defensa, golpeó de lleno en el rostro del ser, que trastabilló por unos instantes algo aturdido hasta que cayó al suelo de espaldas quedando vulnerable a ataques venideros...
Aprovechando el breve momento de respiro, el caballero alzó una plegaria personal prometiendo ser más resiliente a los ataques durante ese combate, y de alguna manera, una tenue aura pareció rodearle proporcionándole la tan necesitada ventaja.
y si no me equivoco vuelve a ser el turno de Mablung
Enfurecido al ver como sus ataques y su plan de conteción fallaban contra el enjambre, el enorme oso se volteo hacia el interior de la sala y con un rugido cargó contra el ser que estaba tratando de atacar a Adriana. Sumergido en la reconfortante furia de la batalla, Mablung descargó sus garras y mandibula sobre el engendró marino y volvio a rugir con satisfacción cuando sintio, como esta vez sus ataques si se mostraban efectivos.
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Cubierto aún de cangrejos, el enorme oso descubrió por las malas, que las miriadas de cangrejos que le rodeaban y subían por sus patas y lomo no era algo que se debiera ignorar a la ligera, aprovechando su carga estratégica, centenares de crustaceos decicieron aprovechar para morder y arrancar más trozos de carne de la noble y feral bestia.
Reacción de Enjambre de Cangrejos A y B sobre la retirada y carga de Mablung:
Evitando parte de los insidiosos ataques, el druida no pudo evitar que parte de los enjambres se cebaran con él, volviendo a alimentarse de su bestial cuerpo en una orgía de pinzas, mandíbulas y carne de oso... un impresionante reguero de sangre acompañó a la carga de Mablung que a pesar de sus heridas, su trance de furía parecía permitirle ignorar el dolor y la masiva pérdida de sus propìos fluidos corporales carmesíes.
El torpe mutante que había atacado lamentablemente a Adriana, se vió repentinamente envuelto en un torbellino de colmillos y garras que los despedazaban como si fuera un muñeco de trapo agitado en una tormenta. Su quitinosa piel endurecida en partes claves de su cuerpo parecían no servir de nada ante la brutal embestida... cuando el oso acabó su asalto, el pobre mutante luchaba por matenerse en pie mientras regueros de una sutancia verduzca afloraban de cada una de sus múltiples heridas..
Mientras esto ocurría, el otro ser mutante, se incorporó de nuevo sobre sus pies tras haber recibido el poderoso golpe de escudo, y recuperado de su aturdimiento inicial, decidió cambiar su estrategia a intentar buscar alguna hendidura en la entera armadura del caballero para inocularse su letal veneno a través de sus colmillos.
Mutante tentacular mordisco venenoso a Leobald: Attack: 9 Damage: 5 - Adicionalmente, si impacta, hay que hacer una tirada de salvación de constitución a DC: 11 o se añaden 10 más de daño por veneno o la mitad si se pasa la tirada.
La criatura encontró lo que buscaba, y se tiró justo al cuello de Leobald aprovechando una rendija entra su yelmo y la coraza metálica, pero en el último segundo, el paladín consiguío elevar de nuevo su fiel escudo para que este se interpusiera entre su enemigo y él, rechazando un ataque que de otro modo le hubiera alcanzado...
Viendo que los pequeños cangrejos causaban estragos en la gran forma úrsida de Mablung, Godric invocó el poder de Lathander para sanar sus heridas. Viendo como estas se restañaban parcialmente el clérigo volvió su atención al repugnante y deforme ser que había osado atacar a Adriana.
- ¿No lo oyes criatura abisal? -le dijo mientras tocaba su símbolo sagrado - Son los cánticos del Elíseo que te llaman. Ve, acude a su llamada y descansa de esta torturada vida que llevas -
Se colocó frente a Adriana, para, en caso de que aún pudiera luchar, no pudiera atacarla sin pasar por encima de él.
Mientras Godric intentaba buscar un hueco para proteger a Adriana interponiéndose en su camino, la presencia del oso flanqueando a la criatura hacía prácticamente imposible su reposicionamiento estrátegico... Mientras, un solitario Khalion, se vio envuelto en una comprometida situación cuando veía que podría ser superado y devorado vivo por la jauría de enjambres de cangrejos que se echaban encima. Poniendo en práctica sus técnicas evasivas, atacó imbuyendo de energía atronadora su hoja a uno de los grupos de crustáceos, impactándola y traspasando esa energía de su hoja a la miriada de crustáceos que comenzaron a pulsar con una estática peligrosamente explosiva... Aún así, el impacto directo de su cimitarra no pareció dañar demasiado al conjunto de criaturas ávidas de su carne, y las pocas que cayeron, parecieron ser sustituídas rápidamente por otras nuevas...
Aprovechando un par de fintas, el cazarrecompensas se desplazó hacía el centro del camarote principal, cerca del altar, pero éste fue seguido de cerca por los dos enjambres que prácticamente tenía encima de nuevo, y los dos que el oso había dejado atrás, que aunque éstos últimos si que no llegaron a alcanzarle, el aasimar sabía que en breve lo harían. Uno de los dos enjambres estalló en el proceso de persecución, haciendo saltar pequeños cangrejos por el aire bajo el estruendo de un sonoro trueno.
Mientras tanto, los dos emjambres que le había perseguido sin piedad, se volvieron a avalanzar sobre él intentando tener más suerte esta vez y poder probar bocado de su víctima a despedazar. Esta vez al menos un centenar de cangrejos consiguío colarse entre los ropajes lacerando la carne del enmascarado sin remordimiento alguno.
La explosión de ataques que cayeron sobre el grupo dejó al hombre cuervo confundido. Incluso después, la pegajosa sustancia que había salpicado su piel le dio un repelús que le hizo sacudir su plumoso cuerpo como queriéndose quitarse agua de encima. Infructuosamente.
Pero pronto se quedó inmóvil. Se concentró y observó a su alrededor moviendo su cabeza sin dirigir su mirada a ningún sitio concreto. Con unas palabras mágicas que recordaron el restallar de piedras conjuró una marca sobre el mutante enfurecido que atacaba a Adriana y que parecía bastante mal herido. En el concentró sus fuerzas, le apuntó y le disparó la ballesta, pero la quitinosa piel del ser esta vez hizo su trabajo y rechazó la saeta con desprecio. Después avanzó con dificultad hacía de donde había venido la criatura, alejándose de lo más posible del centro de la habitación.
La hechicera, intentó reunir fuerzas donde apenas las había debido a su agotamiento e invocó su magia más pura, la que practicámente tocaba la divinidad, muy parecida a la de Godric. Un haz de Luz Espectral de un enfermizo tono verde con tonalidades azules oscuras, ascendió desde debajo de los piel de la criatura envolviéndola y quemándola en el proceso. En teoría el hechizo debería haber descendido sobre su cabeza, pero de algún modo parecía invertido en su ejecución... en cualquier caso, el torpe mutante de garras afiladas fue incapaz de predecir el ataque y sucumbió a un agónico haz que calcinaba las partes más vulnerables de su piel.
Enfadado, e ignorando al oso que tenía encima también, la criatura excretó de sus pústulas pectorales la viscosa sustancia que comenzó a solidificarse en hebras pegajosas que fueron lanzadas sobre su objetivo con la intención de inmovilizarle y después inocularte sus venesosos colmillos y garras... la criatura pareción acertar por primera vez en el combate, envolviendo a la alta elfa en esa especie de red tumefacta y viscosa que la dejó completamente retenida sin apenas capacidad de movimiento.
Leobald no dudó tras quedarse solo acabar con el sufrimiento de aquella criatura cuanto antes, invocando a la voluntad que le fortalecía en los momentos más oscuros, comenzó a canalizar su poder innato sobre su humilde espada, convirtiéndola en un arma capaz de descargar toda su ira en forma de energía radiante para pacificar definitivamente a sus oponentes. La criatura sufrió el impacto directo, y la hoja atravesó su hombro con un corte limpio desde su omóplato hasta casi la primera costilla, cauterizando todo a su paso y dejando un extraño olor a icores quemados en el ambiente circundate.
El chillido de dolor de la criatura no fue desaprovechado, y el caballero intentó rematar la faena con un golpe de escudo que tumbaría a la salvajemente herida criatura al suelo... pero ésta parecía haber aprendido el patrón, y con un ágil salto, esquivó el embate con facilidad.
El oso que era el Druida consiguió encajar sus mandíbulas en el torso del mutante de garras ponzoñosas y arrancó parte de su caja torácica de un fuerte chasquido, el ser prácticamente explotó en sangre pútrida salpicando a todos alrededor, incluída la viscosa sustacia que envolvía inmovilizando a Adriana. Aún así, el ente parecía aferrarse a la vida de algún modo extraño, y apenas sujeto por parte de sus columna vertebral, continuó ofreciendo resistencia y amenaza...
El otro mutante, confiado tras la esquiva del escudo del caballero, se lanzó una vez más a clavar sus colmillos en algún punto vulnerable de la impenetrable armadura de Leobald. Pero el caballero no le otorgó ninguna oportunidad, desviando su embate asesino no solo con el metal de su cota, sino con la ardiente aura pacifiscta que le repelía...
Mablung, deseoso de acabar con el mutante tentacular descargó su formidable mandíbula, desgarrando carne y esparciendo sangre y restos por la sala, pero en su afan, se dejo llevar por las prisas, y sus garras apenas consiguieron rozar las vestiduras del ser, sin ocasionar daño alguno. Con un rugido de frustación por su torpeza, se preparó para volver a descargar su furias contra aquellos seres.
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Leobald trató de ayudar a Adriana, pero Godric ya se hacía cargo. Observó a los elfos mientras se reponían del malestar, cada uno a su manera.
—Muy bien Godric. Atendamos primero la mayor amenaza —convino con el acólito mientras encajaba con paciencia las ásperas palabras del druida—. Comprendo tu resentimiento Mablung, pero mucho me temo que si la Corona, los Tradicionalistas y los guardianes de los bosques no hacen frente común, toda la costa sufrirá —suspiró deteniéndose por un momento—. En las cartas del barco se apuntaba a un ataque a gran escala para desestabilizar toda la región. Tengo la corazonada que todo tiene que ver de alguna forma con el mal que combatían los héroes elfos enviados desde Silverstand, aquello que está pudriendo las marismas. Y esto a su vez con lo que buscan los Soñadores, con el nefando ser Ascendido como guía. Sólo son intuiciones, pero deberíamos encontrar el momento para hablar de ello después.
El caballero embrazó con fuerza el escudo dispuesto a seguir al resto.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Godric asintió ante la repentina revelación de Leobald. Si... pudiera ser que todo estuviera relacionado. Había estado tan preocupado por sus propios problemas y por los de Adriana que había perdido de vista la imagen general y que mucha gente podría verse afectada y sufrir por lo que ellos parecían estar descubriendo. Bueno, el primer paso era acabar con aquella criatura. Tras asegurarse que Adriana estaba mejor siguió al caballero.
PbP Character: A few ;)
TocToc, tras reunirse con sus compañeros, se quedó algo rezagado, prestando atención tan solo de forma superficial. Contestó con un ininteligible monosílabo a los comentarios de Leobald y Godric. Sus pensamientos empezaron a dar círculos a las mismas ideas, se había desenvuelto bien en el asalto al barco, y sin embargo se sentía cada vez más inseguro. Tan solo cuando escuchó el amargo intercambio de palabras de Mablung y Leobald decidió apartar la voz interior. Con un suspiro asintió.
- Mejor vamos directos e investigaremos luego. Me adelantare, seguidme...
Apesar de que el grupo va detras de mi, intento ir mas o menso en siguilo y escuchando no sea que nos pille por sorpresa.
Sigilo: 18
Percepcion: 18
Zevatur, Rolthos
Con las indicaciones de Mablung, el kenku se dirigió decidido a la puerta doble que conducía al castillo de popa, su visión parecía titubear, como si la constante opresión del lugar intentara ahogarla aún más, de algún modo, TocToc sentía como sus sentidos parecían abotargarse en este lugar, quizás fuera una impresión suya, pero sentía como si su radio de percepción cada vez fuera menor... ¿qué ocurriría si algo o alguien anulara la magia ritual que le otorgaba el don de la vista a pesar de su carencia de ojos? ¿quedaría cegado para siempre? ... esos larvarios pensamientos comenzaron a horadar su mente... enquistándose como parásitos alimentándose de sus miedos.
El titubeo del grácil hombre cuervo fue suficiente para que el malhumorado druida se adelantara y abriera la puerta doble, que cedió con un chirriante sonido de madera desencajada contra la base de madera tumefacta de la cubierta principal.
Un tosco altar de piedra dominaba esta cabina, la extraña figura de una estatua de roca negra del tamaño no más grande que un melón estaba colocadas sobre éste, la estatuilla describía una abominación, constituida por una extraña mezcla entre un Kraken o algo parecido y un ser humanoide, con sus manos acabadas en garras abrazadas a sus rodillas, prácticamente en posición fetal. Numerosos tentáculos se derramaban de la parte baja de su rostro cubriendo el frontal de la talla.
La superficie de la estancia estaba cubierta de extrañas marcas, el suelo mostraba una cobertura de barro seco y en la pared superior se encontraban unas calaveras humanoides, cada una de ellas montada en un pincho de madera. Los rincones de esta habitación estaban amontonados con basura y escombros: troncos de madera toscamente cortados, muebles destrozados, sacos desgarrados, cajas hechas añicos y pequeños montones de hojas de palmera secas. Una escalera desciende desde la esquina sureste, y un olor acre aromatizaba el aire circundante.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Las sensaciones que otrora resultaban ajenas ahora eran sufridas en estómago propio. Se rehizo con redaños para no desaprovechar el últio almuerzo y un irrelevante momento de empatía le hizo comprender a los elfos y sus pasos por el puente de piedra anciana. Para él no siempre era mareo, a veces tambiñen, grtatificante silencio y vacío.
Jugando en espacios estrechos la enorme ballesta mas incordiaba que amenazaba. El cazarrecompensas aprovechó para pasarla a su espalda y desenfundar sendos aceros mas propios para el baile mano a mano. Su cimitarra Hex a diestra y segunda cimitarra a siniestra. Las escamas de su cota rezumaron reflejos metálicos impidiendo una sutil penetración en sombras y estrechos corredores. Era ams fácil esconder al caballero que al pálido aasimar de ojos todo azul.
Leobald observó las marcas en el suelo y la calavera ensartada de techo con ojo especulativo.
—Un momento Mablung. Será mejor que busquemos trampas antes de tocar nada o pisar donde no debamos —dijo detenido en el dintel de la puerta—. El cerebro hizo mención a ellas y este parece un lugar ciertamente sospechoso de esconder alguna.
Con sumo cuidado se dispuso a inspeccionar el suelo de la sala, las paredes, el pedestal y la escalera en busca de partes móviles o resortes.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
TocToc se detuvo un momento. La oscuridad le resultaba opresiva, asfixiante y desmoralizadora. Dejó que sus compañeros se adelantasen, y ni siquiera las marcas del suelo le llamaron la atención. Solo cuando Leobald empezó a buscar reaccionó. Se adentro en la sala y busco rastros de sus habitantes, quizás al manos pudiera saber a cuántos se enfrentarían.
Zevatur, Rolthos
"Cuando acabemos aqui " musitó Godric " Deberíamos quemar este impío altar " El sacerdote parecía muy incómodo en aquella sala.
PbP Character: A few ;)
La cada vez más cansada alta elfa caminó apoyándose en el brazo de Godric hasta las puertas de la estructura marina. Oteó el ruinoso y sucio interior, intentando detectar algo que le llamara la atención. Pasó por alto la basura amontonada en los rincones de la estancia para dirigir su mirada al extraño altar y las figurillas que resaltaban en medio del desastre. Automáticamente, sus ojos destellaron, dispuestos a buscar magia en los objetos de aquella habitación. Esperó pacientemente en el quicio de la puerta hasta que sus compañeros confirmaran que el lugar estaba libre de trampas, con la intención de adentrarse tras ellos.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras Mablung se movía seguido de Khalion ignorando la totalidad de la sala y dirigiéndose directamente a las escaleras de bajada a la cubierta inferior, Adriana intentó detectar cualquier aura mágica que pudiera radiar los elementos visibles de la sala... apenas nada llamó su atención, salvo la propia horrenda estatuilla, que de algún modo tenía un lejano remanente de poder arcano..., como si en un pasado si hubiera portado habilidades mágicas o algún encantamiento, pero ya no.
Leobald, acompañado por un especialmente torpe y abrumado TocToc, comenzarón a registrar la sala, cada metro cuadrado de basura o restos de muebles mutilados comenzó a ser escrutinado. Lo primero que encontró el caballero, fueron restos de la sustancia acuosa pegajosa semejante a una tela de araña marina en una de las esquinas más oscuras de la cabina... lo que le hizo saltar sus alarmas internas... aunque demasiado tarde para reaccionar a lo que se avecinaba.
Mablung puso un pie en el primer escalón de bajada cuando las vio, de algún modo, el druida entró en una especie de trance donde sus sentido élficos, a pesar del malestar general de su cuerpo rechazando el sitio, fue capaz casi de sentir hasta el último movimiento de las criaturas colindantes. Se giró para avisar a sus compañeros justo en el momento en el que desde la zona de telarañas un ente compuesto por una mezcla entre humano y criatura abisal saltaba sobre el caballero. El druida contó no menos de ocho tentáculos agitándose viscosamente proliferando desde los costados de la criatura, cuatro a cada lado... y ésta, a pesar de su deformada cara de colmillos supurantes exagerados, portaba los restos de una raída vestimenta druidíca... familiar para el rudo elfo de los bosques.
Al mismo tiempo, otra criatura parecida se levantó de entre unos muebles rotos, completamente oculta hasta ese momento, mientras cargaba hacia Adriana y Godrid, este ser era parecido al anterior, mismos ropajes mohosos y prácticamente destruídos, pero sin tentáculos, lo que le diferenciaban de la otra criatura era que ésta no sólo tenía una boca desfigurada y plagada de colmillos rezumantes, sino que sus manos acababan también en afiladas garras capaces de desgarrar la carne como si fuera mantequilla caliente.
El druida se fue a preparar para ayudar a sus aliados, es decir, a todos menos a Leobald, cuando por el rabillo del ojo se percató también de que algo ascendía por las escaleras... un sonido de una miriada de patas ascendian a gran velocidad por la entrada que comunicaba con el piso inferior... hasta que miles de criaturas con forma híbrida entre cangrejos y algún tipo de arácnido cubrían todo el pasillo descendente, agirando sus pequeñas pinzas y moviendo sus diminutas mandíbulas sedientas de carne fresca... cada uno no mediría más de un par de centímetros de envergadura, pero al haber decenas de miles de ellos, era imposible distinguir paredes, escaleras o techo...
En el primer turno, todos están sorprendidos menos Mablung... que es el único con percepción pasiva con valor 15 o superior del grupo.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Mablung se volvió para hacer frente a la amenaza que surgía de entre los restos de la sala, cuando se percato del enjambre que ascendía por las escaleras:-Contendré al enjambre mientras hacéis frente a estos seres- gritó. Confiando en que sus compañeros acabasen con las criaturas o al menos los retrasasen mientas hacia frente al enjambre, se sumió en el trance que familiar que le imbuía de los poderes de las bestias y su esbelta figura se transformó en el oso que sus compañeros conocía, dispuesto a defender con sus garras las escaleras.
BA: Cambio de forma
A: Ataco al enjambre
Avanzando unos pasos, Mablung invocó al don que la naturaleza le había otorgado para protegerla, asumiendo de una forma fluida y casi hermosa la forma de un enorme oso que bloqueaba el el acceso desde la cubierta inferior. Sus garras se alzaron, cargadas de afiladas uñas como cuchillas para aplastar y cercenar el máximo número de diminutas criaturas posible..., pero al golpear los escalones donde la miriada de crustáceos le esperaban, estos, como si fueran una única entidad consciente, se dispersaron repentinamente provocando que el azote del druida solo levantara esquirlas de madera e hiciera que la estructura entera temblara ante el impacto, emitiendo un quejumbroso chasquido en varios puntos. Quizás los denostados peldaños abandonados a la humedad y sin cuidado desde hace años no estuviera preparada para soportar el peso de una bestia de tan enormes proporciones.
El colosal animal decidió usar esta vez sus fauces con mayor precisión, mordiendo puñados de cangrejos con sus mandíbulas y disfrutando en el proceso de un rico manjar de marisco mutado casi al nivel del sabroso sabor de las arañas. Mablung se percató de que sus ataques apenas habían provocado un mínimo efecto en la marabunta ... y quizás la fuerza bruta no era la mejor estrategia contra esas diminutas criaturas.
El raudo mutante de tentáculos múltiples saltó sobre el sorprendido Leobald, que a pesar de sus pesquisas en la zona no sólo no había encontrado nada, sino que había sido sorprendido por un ser que prácticamente tenía encima. Justo antes de aterrizar a su lado, siseando mientras sus colmillos chorreaban una sustancia verde y pastosa que no pronosticaba nada bueno, la criatura pareció tejer a través de varias protuberancias en su pecho, una red acuosa como la que se habían encontrado previamente, y con gran habilidad, fue lanzada como una enredadera de filamentos húmedos y viscosos sobre TocToc.
Mutante Tentacular - Red Viscosa sobre TocToc: 23 - Hit: restrained (puede intentar liberarse gastando una acción para hacer un chequeo de fuerza a DC: 12)
El inquieto kenku... percibió el ataque a tiempo, y se echó a un lado en el instante exacto para evitar la maraña pegajosa que le hubiera caído encima.
En el fondo de la sala, una agotada Adriana observó como la otra criatura mutante cargaba contra ella poseída por una rabia incontrolada, y a pesar de que esta figura era más humanoide que la que hostigaba al caballero y al hombre-cuervo, parecía mucho más visceral en comportamiento. La avispada alta elfa, también se percató de que su enemigo poseía las mismas pústulas protuberantes por las que la otra mutación había tejido la viscosa tela, así que dedujo que este ser podría hacer lo mismo si se lo propusiera.
Mutante garreador. Multi-Attack - Garra Attack: 22 Damage: 6 - Mordisco Attack: 8 Damage: 14 (este ataque induce el estado de envenenado si se falla una tirada de salvación de constitución DC: 11, y se deberá repetir la tirada cada turno para que el efecto termine)
La lluvia de ataques fue tan torpe y miserable que hasta Ostor se sorprendió tapando su invisible rostro ante la vergüenza ajena. El ser ni siquiera se acercó a hacer daño a la hechicera, calculando toda su embestida mal y prácticamente lacerando y mordiendo el aire a más de un palmo de su objetivo... Godric observó al ente que se había lanzado contra la alta elfa con una mezcla de estupor y preguntándose si ese ser sufriría de algún defecto mental agudo entre los suyos.
Finalmente, la miriada de cangrejos ascendió por el pasillo, la mitad de ellos ignorando completamente a la bestia que intentaba bloquear la subida, pero la masa de criaturas pasó entre sus patas con suma facilidad, prácticamente como si no existiera, por peldaños y paredes hasta lanzarse sobre Khalion, buscando su sabrosa carne fresca de aasimar... la otra mitad, comenzó a ascender por Mablung usando sus múltiples patas y usando sus diminutas mandíbulas y pinzas para arrancar trozos de carne y pelo del oso pardo.
Ataques de Miriada de Cangrejos A y B sobre Mablung: Attack: 9 Damage: 14 - Attack: 6 Damage: 12
Ataques de Miriada de Cangrejos C y D sobre Khalion: Attack: 20 Damage: 7 - Attack: 18 Damage: 9
Los hambrientos crustáceos comenzaron a penetrar a través de todos los ropajes y huecos de armadura, introduciéndose en sus botas buscando su comida y su sangre, a pesar de eso, el cazarrecompensas comenzó a moverse con agilidad agitándose como si una anguila eléctrica le hubiera mordido, arrancando pequeñas criaturas de su cuerpo y evitando que causaran estrago alguno.
Sin embargo, Mablung si comenzó a sufrir las heridas causadas por los centenares de ataques sufridos... y partes de su pelaje se comenzó a teñir del color rojo de su propia sangre.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Recuperándose de la sorpresa, el grupo pareció recomponerse, y el primero en reaccionar esta vez fue Leobald, que ya preparado con su escudo alzado, lanzó una contra-embestida hacía el humanoide mutante que tenía delante y que había intentado aprisionar a TocToc con sus efluvios viscosos. El metal de su fiel compañero de defensa, golpeó de lleno en el rostro del ser, que trastabilló por unos instantes algo aturdido hasta que cayó al suelo de espaldas quedando vulnerable a ataques venideros...
Aprovechando el breve momento de respiro, el caballero alzó una plegaria personal prometiendo ser más resiliente a los ataques durante ese combate, y de alguna manera, una tenue aura pareció rodearle proporcionándole la tan necesitada ventaja.
y si no me equivoco vuelve a ser el turno de Mablung
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Enfurecido al ver como sus ataques y su plan de conteción fallaban contra el enjambre, el enorme oso se volteo hacia el interior de la sala y con un rugido cargó contra el ser que estaba tratando de atacar a Adriana. Sumergido en la reconfortante furia de la batalla, Mablung descargó sus garras y mandibula sobre el engendró marino y volvio a rugir con satisfacción cuando sintio, como esta vez sus ataques si se mostraban efectivos.
Cubierto aún de cangrejos, el enorme oso descubrió por las malas, que las miriadas de cangrejos que le rodeaban y subían por sus patas y lomo no era algo que se debiera ignorar a la ligera, aprovechando su carga estratégica, centenares de crustaceos decicieron aprovechar para morder y arrancar más trozos de carne de la noble y feral bestia.
Reacción de Enjambre de Cangrejos A y B sobre la retirada y carga de Mablung:
1st Attack: 20 Damage: 11 - 2nd Attack: 23 Damage: 23
Evitando parte de los insidiosos ataques, el druida no pudo evitar que parte de los enjambres se cebaran con él, volviendo a alimentarse de su bestial cuerpo en una orgía de pinzas, mandíbulas y carne de oso... un impresionante reguero de sangre acompañó a la carga de Mablung que a pesar de sus heridas, su trance de furía parecía permitirle ignorar el dolor y la masiva pérdida de sus propìos fluidos corporales carmesíes.
El torpe mutante que había atacado lamentablemente a Adriana, se vió repentinamente envuelto en un torbellino de colmillos y garras que los despedazaban como si fuera un muñeco de trapo agitado en una tormenta. Su quitinosa piel endurecida en partes claves de su cuerpo parecían no servir de nada ante la brutal embestida... cuando el oso acabó su asalto, el pobre mutante luchaba por matenerse en pie mientras regueros de una sutancia verduzca afloraban de cada una de sus múltiples heridas..
Mientras esto ocurría, el otro ser mutante, se incorporó de nuevo sobre sus pies tras haber recibido el poderoso golpe de escudo, y recuperado de su aturdimiento inicial, decidió cambiar su estrategia a intentar buscar alguna hendidura en la entera armadura del caballero para inocularse su letal veneno a través de sus colmillos.
Mutante tentacular mordisco venenoso a Leobald: Attack: 9 Damage: 5 - Adicionalmente, si impacta, hay que hacer una tirada de salvación de constitución a DC: 11 o se añaden 10 más de daño por veneno o la mitad si se pasa la tirada.
La criatura encontró lo que buscaba, y se tiró justo al cuello de Leobald aprovechando una rendija entra su yelmo y la coraza metálica, pero en el último segundo, el paladín consiguío elevar de nuevo su fiel escudo para que este se interpusiera entre su enemigo y él, rechazando un ataque que de otro modo le hubiera alcanzado...
Turno de Godric
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Viendo que los pequeños cangrejos causaban estragos en la gran forma úrsida de Mablung, Godric invocó el poder de Lathander para sanar sus heridas. Viendo como estas se restañaban parcialmente el clérigo volvió su atención al repugnante y deforme ser que había osado atacar a Adriana.
- ¿No lo oyes criatura abisal? - le dijo mientras tocaba su símbolo sagrado - Son los cánticos del Elíseo que te llaman. Ve, acude a su llamada y descansa de esta torturada vida que llevas -
Se colocó frente a Adriana, para, en caso de que aún pudiera luchar, no pudiera atacarla sin pasar por encima de él.
PbP Character: A few ;)
Mientras Godric intentaba buscar un hueco para proteger a Adriana interponiéndose en su camino, la presencia del oso flanqueando a la criatura hacía prácticamente imposible su reposicionamiento estrátegico... Mientras, un solitario Khalion, se vio envuelto en una comprometida situación cuando veía que podría ser superado y devorado vivo por la jauría de enjambres de cangrejos que se echaban encima. Poniendo en práctica sus técnicas evasivas, atacó imbuyendo de energía atronadora su hoja a uno de los grupos de crustáceos, impactándola y traspasando esa energía de su hoja a la miriada de crustáceos que comenzaron a pulsar con una estática peligrosamente explosiva... Aún así, el impacto directo de su cimitarra no pareció dañar demasiado al conjunto de criaturas ávidas de su carne, y las pocas que cayeron, parecieron ser sustituídas rápidamente por otras nuevas...
Aprovechando un par de fintas, el cazarrecompensas se desplazó hacía el centro del camarote principal, cerca del altar, pero éste fue seguido de cerca por los dos enjambres que prácticamente tenía encima de nuevo, y los dos que el oso había dejado atrás, que aunque éstos últimos si que no llegaron a alcanzarle, el aasimar sabía que en breve lo harían. Uno de los dos enjambres estalló en el proceso de persecución, haciendo saltar pequeños cangrejos por el aire bajo el estruendo de un sonoro trueno.
Mientras tanto, los dos emjambres que le había perseguido sin piedad, se volvieron a avalanzar sobre él intentando tener más suerte esta vez y poder probar bocado de su víctima a despedazar. Esta vez al menos un centenar de cangrejos consiguío colarse entre los ropajes lacerando la carne del enmascarado sin remordimiento alguno.
La explosión de ataques que cayeron sobre el grupo dejó al hombre cuervo confundido. Incluso después, la pegajosa sustancia que había salpicado su piel le dio un repelús que le hizo sacudir su plumoso cuerpo como queriéndose quitarse agua de encima. Infructuosamente.
Pero pronto se quedó inmóvil. Se concentró y observó a su alrededor moviendo su cabeza sin dirigir su mirada a ningún sitio concreto. Con unas palabras mágicas que recordaron el restallar de piedras conjuró una marca sobre el mutante enfurecido que atacaba a Adriana y que parecía bastante mal herido. En el concentró sus fuerzas, le apuntó y le disparó la ballesta, pero la quitinosa piel del ser esta vez hizo su trabajo y rechazó la saeta con desprecio. Después avanzó con dificultad hacía de donde había venido la criatura, alejándose de lo más posible del centro de la habitación.
Turno de Adriana.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
La hechicera, intentó reunir fuerzas donde apenas las había debido a su agotamiento e invocó su magia más pura, la que practicámente tocaba la divinidad, muy parecida a la de Godric. Un haz de Luz Espectral de un enfermizo tono verde con tonalidades azules oscuras, ascendió desde debajo de los piel de la criatura envolviéndola y quemándola en el proceso. En teoría el hechizo debería haber descendido sobre su cabeza, pero de algún modo parecía invertido en su ejecución... en cualquier caso, el torpe mutante de garras afiladas fue incapaz de predecir el ataque y sucumbió a un agónico haz que calcinaba las partes más vulnerables de su piel.
Enfadado, e ignorando al oso que tenía encima también, la criatura excretó de sus pústulas pectorales la viscosa sustancia que comenzó a solidificarse en hebras pegajosas que fueron lanzadas sobre su objetivo con la intención de inmovilizarle y después inocularte sus venesosos colmillos y garras... la criatura pareción acertar por primera vez en el combate, envolviendo a la alta elfa en esa especie de red tumefacta y viscosa que la dejó completamente retenida sin apenas capacidad de movimiento.
Adriana queda Restrained
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Leobald no dudó tras quedarse solo acabar con el sufrimiento de aquella criatura cuanto antes, invocando a la voluntad que le fortalecía en los momentos más oscuros, comenzó a canalizar su poder innato sobre su humilde espada, convirtiéndola en un arma capaz de descargar toda su ira en forma de energía radiante para pacificar definitivamente a sus oponentes. La criatura sufrió el impacto directo, y la hoja atravesó su hombro con un corte limpio desde su omóplato hasta casi la primera costilla, cauterizando todo a su paso y dejando un extraño olor a icores quemados en el ambiente circundate.
El chillido de dolor de la criatura no fue desaprovechado, y el caballero intentó rematar la faena con un golpe de escudo que tumbaría a la salvajemente herida criatura al suelo... pero ésta parecía haber aprendido el patrón, y con un ágil salto, esquivó el embate con facilidad.
El oso que era el Druida consiguió encajar sus mandíbulas en el torso del mutante de garras ponzoñosas y arrancó parte de su caja torácica de un fuerte chasquido, el ser prácticamente explotó en sangre pútrida salpicando a todos alrededor, incluída la viscosa sustacia que envolvía inmovilizando a Adriana. Aún así, el ente parecía aferrarse a la vida de algún modo extraño, y apenas sujeto por parte de sus columna vertebral, continuó ofreciendo resistencia y amenaza...
El otro mutante, confiado tras la esquiva del escudo del caballero, se lanzó una vez más a clavar sus colmillos en algún punto vulnerable de la impenetrable armadura de Leobald. Pero el caballero no le otorgó ninguna oportunidad, desviando su embate asesino no solo con el metal de su cota, sino con la ardiente aura pacifiscta que le repelía...
Turno de Khalion.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Mablung, deseoso de acabar con el mutante tentacular descargó su formidable mandíbula, desgarrando carne y esparciendo sangre y restos por la sala, pero en su afan, se dejo llevar por las prisas, y sus garras apenas consiguieron rozar las vestiduras del ser, sin ocasionar daño alguno. Con un rugido de frustación por su torpeza, se preparó para volver a descargar su furias contra aquellos seres.