Aunque sabía que todo parecía perdido, el aura resplandeciente de la voluptuosa Asmogodrixa reavivó su tenacidad. La voluntad de Nock de luchar unos segundos más, de proteger a su bandada si todo colapsaba, lo impulsó a reincorporarse y lanzar un ataque contra la criatura que había capturado su atención. Su virote voló raudo hacia el monstruo, y luego, con cautela, se alejó un par de pasos, sin salirse del aura protectora de Asmogodrixa.
Tras el acertado disparo de Nock, potenciado por las reminiscencias de la bendición causada por el sacrificio del escudo del mitrado, la bestia de cinco ojos bebedora de amaneceres se agitó dolorida, sumando una herida más a su cuerpo, a pesar de eso, la resiliencia de estas criaturas parecía casi inquebrantable, y ésta no mostraba signos de agotamiento o debilidad alguna.
Lord Belestrus se mantuvo al pie del abismo, sabiendo que era casi imposible zafarse de los pulsantes tentáculos pedunculares de la pesadilla viviente, aún así, alzó su espada compuesta por una hoja de luz solar engastada sobre una empuñadura simple, con un sello de Lathander en su cruceta. La hoja brilló con más intensidad por un momento antes de lanzar un haz de fuego radiante divino sobre la abominación de pesadillas que amenazaba con devorar todo el sueño.
- ¡Muere impía criatura que no debería existir! ¡Vuelve al vacío del que nunca debiste salir!
Las poderosas palabras del paladín, en coordinación con su conjuro, parecieron hacer mella en las defensas del caótico escudo que envolvía a la pesadilla encarnada, aún así, éste consiguió amortiguar la mayoría del daño... y un débil latigazo de luz, que fue todo lo que restó del conjuro, pareció quemar ligeramente uno de los mutágenos ojos que serpenteaba por las volutas carmesís que conformaban a aquel ente imposible.
Un suspiro de frustración acompañó al mitrado, que bajando la su arma, comenzó a ser consciente del poderoso enemigo que levitaba ante él sobre el abismo insoldable, y de sus excepcionales defensas.
Una sombra de pavor pareció cubrir la majestuosa figura del dragón hada, pero fue disipada rápidamente por la luz semi celestial/infernal que emanaba de la tiefling, ya habría tiempo más tarde para saber a cual de los dos poderes agradecer su intersección.
Con el batir de sus alas, el poderoso dragón hada se llevo a su presa hasta la fosa donde sin esfuerzo alguno le dejo caer en el vacío abismal que se abría debajo de ellos con la esperanza de que se perdiese allí para siempre.
Tras lo cual con un poderoso rugido se abalanzo sobre la Sombra Oscura en un frenesí de garras y aguijón. Una sonrisa maliciosa se vislumbró en su bello rostro cuando primero sus garras arrancaron pedazos de su presa y luego su aguijón penetró profundamente en el cuerpo de la aberración liberando todo el veneno que albergaba. Aquella cosa atentaba contra todo el orden natural y hoy descubriría por las malas que la naturaleza tiene fuerzas suficiente para defenderse.
El majestuoso hada dragón voló con su presa entre las garras, arrojándola al vacío abisal, que se abría en el lecho del bosque como una supurante herida encadenada. Retorciéndose y agitándose, negándose a aceptar ese destino, el bebedor de amaneceres cayó pesadamente para perderse en las profundidades, sin emitir sonido alguno... donde la negrura del fondo se lo tragaría para siempre...
Aprovechando su alta velocidad y maniobrabilidad aérea, y dejando un rastro arcoiris tras de sí con sus alas de princesa mariposa, Mablungcela asaltó a la pesadilla sobreponiéndose a sus miedos, sentimiento prácticamente ajeno a su condición de alta elfa de la más noble sangre. Sus garras intentaron lacerar las vaporosas volutas de horror y locura, pero ésta sintió como una barrera de energía caótica frenaba su ataque, repeliendo la totalidad del daño que pudiera haber causado. Sin rendirse, y con un grácil giro sobre sí misma, la guardiana de la reliquia, usó su encantado aguijón con una fiereza digna de su realea, y con precisión quirúrgica, atravesó la protección del devorador, esta vez como si no existiera, inoculando su veneno de polvo de hadas en su cuerpo espectral. Curiosamente, y a pesar de ser un ente construido por una amalgama de pesadillas, el veneno comenzó a hacer efecto, y la abominación comenzó a chillar y convulsionar entre horribles estertores, perdiendo parcialmente su control sobre los desalentadores sueños que proyectaba, cambiando sin control mientras que sus múltiples ojos se abrían y cerraban con unas pupilas exageradamente dilatadas...
Un horrible gruñido de dolor y sorpresa afloró de la bestia, que decidió concentrar toda su ira y poder contra aquella que había osado causarle tanto daño en eones.
- ¡PagarÁs Polilla InsignifICANTE por tu EstupidEZ!
Leobaldina atacó de nuevo a la criatura perruna con su espada. Un lance inofensivo y ridículo, pero que con suerte retendría al monstruo a su lado. Su escudo era su verdadera arma. Hizo un gesto al tritón para que atacara de nuevo.
Se movió alrededor de su oponente lo suficiente como para ver lo que estaba sucediendo junto al abismo. El dolor de las heridas le laceraba el costado, pero trató de olvidarlo y resistir un poco más.
Asmogodrica hizo un mohín cuando el Prelado ignoró por completo su pregunta. Ya debería estar acostumbrada. Primero los héroes habían ignorado su propuesta de cautela al atacar sin pensar, y ahora el elevado paladin no se dignaba ni a reconocer que ella le había hablado. Todos eran iguales. Todos se quedaban en sus voluptuosas curvas y sus sensuales movimientos pero ninguno llegaba a ver su verdadero poder, lo que la hacia realmente irresistible para mortales y criaturas superiores por igual.
Con un gesto de desdén hacia el paladin, y aún así aproximándose a él para que incluso su santísima y pia alma pudiera sentir el calor y sensualidad que emanaban de su ser y que permitía a los defensores sobreponerse incluso a aquellas pesadillas, pues los sueños húmedos son más poderosos, se colocó cerca del Prelado. Ella no temía a una pesadilla pues había provocado tantas como noches de insomnio a aquellos que suspiraban por sus caricias.
Sin embargo, cuando comenzó a levantar de nuevo el arma sagrada de Lathander, no dudo en renegar en la lengua común y decir.
- Te odio por obligarme a hacer esto mojigato... -
Colocando la cada vez más brillante arma frente a sí, comenzó a entonar una letanía en el lenguaje de los dioses. Duskcrusher reaccionó a esas palabras y su brillo se intensificó cada vez más, alejando las sombras que les rodeaban y amenazaban. Sin embargo el efecto no fue tan benigno en la tiefling, cuyos labios, canalizando un poder anatema para ella, comenzaron a agrietarse y llenarse de sangrantes llagas. De sus ojos brotaron lágrimas sanguinolentas que fueron dejando un rastro purpúreo en su rostro. Sus manos se llenaron de dolorosas ampollas, pero aún así mantuvo firme su agarre sobre el arma sagrada. Elevó la voz y sus escasos ropajes y cabello se agitaron cuando del arma salió un rayo de pura luz que dirigió hacia el Abismo, allí donde el dragon feérico había lanzado a la pesadilla, intentando acabar con ella. Era, pese a todo, un rayo fino, débil, que apenas podía penetrar en las insondables oscuridades que les rodeaban.
Cerca del linde, Leobaldina desvió su mirada unos segundos observando el abismo, puesto que la inenarrable abominación había surgido ya de él, no consideraba que nada más que pudiera afectar su férrea cordura le pudiese afectar. Allí abajo, observó una oscuridad insoldable, de la que surgía la cadena, prácticamente transparente ya en la parte más profunda donde la luz aún atisbaba a iluminar levemente. De esa oscuridad, casi líquida, como un mar tranquilo que no auguraba una travesía segura, varios ojos del tamaño de esferas gigantes parecía flotar, alineados en dos tandas de tres, se abrían y se cerraban, observando de vuelta a la paladina, intentando quebrar su salud mental. algo ya familiar, sumergido en esa oscuridad, pugnaba por romper la delgada superficie que separaba esa prisión de negrura y la realidad del sueño...
Mientras Asmogódrica se acercó lascivamente al Prelado, que había ignorado hasta ahora su presencia. Esta nueva cercanía le provocó una extraña reacción, su mirada se desvió momentáneamente de su objetivo primario y principal enemigo, para centrarse de pleno en la sensual figura de la Tiefling, sus labios temblaron por un momento, no por las heridas que soportaba, y la inminente sensación de derrota, sino porque al final, por muy hombre santo y pío que fuera, pasar eones encerrado, en una castidad autoimpuesta, era un punto débil a explotar por el deseo que desprendía la portadora temporal de Duskcrusher. Se acercó a ella casi hipnotizado, prácticamente en trance, abandonando cualquier instinto defensivo o de autopreservación... aunque finalmente consiguió volver en sí cuando justo se encontraba casi en contacto con ella, con su mano enguantada en pesado metal a punto de tocar la delicada piel rojiza expuesta del hombro de la bella mujer.
El desgaste que tuvo que soportar la poderosa canalizadora de Luz para intentar penetrar las defensas del Devorador del Sueño fueron en vano, ni un ápice de su magia había conseguido penetrar la barrera de protección de aquel ente. Compartiendo un gesto de frustración con su nuevo admirador, empezó a coger quizás consciencia de pudiera ser que ese enemigo les superara... y aunque no se dejó intimidar por las visiones de verdadera pesadilla que le intentaba imponer aquella abominación, sabía que quizás no estaban en la posición más ventajosa.
En el otro lado del campo de batalla, junto a un par de solitarios árboles, la bestia diseñada para destruir amaneceres, sufrió el castigo del ágil Khalionilo. Con alta movilidad, de nuevo, como si una marea volcara su oleaje una y otra ves sobre su objetivo, Alure en su versión onírica, desgarró carne e incluso consiguió herir uno de los cinco ojos de la bestia. Sangre oleosa de color azabache brotó de las heridas de su presa, que en silencio volvió a retorcerse de dolor, aún así, invicta, y dispuesta a seguir presentando una dura batalla.
Un alarido impío y desgarrador fue emitido por el Devorador del Sueño, que aprovechando la distracción del Prelado, volvió a distorsionar su propia existencia haciendo brotar dos tentáculos de su cambiante cuerpo. Ambos se dedicaron a hostigar al paladín, que tras haberse recuperado de su pasajero estupor, golpeo y desvió con su escudo los diversos embates al que fue sometido. Sin embargo, en el último momento, uno de ellos consiguió enlazarse con su cuerpo, y tiró de él hacia el abismo con una intensidad descomunal. Esta vez su resilencia no fue lo suficientemente fuerte como para oponerse al masivo empuje, y su cuerpo se precipitó por el acantilado para ser engullido por un abismo sediento de su carne bendita y su alma pura.
En un instante, donde el tiempo pareció detenerse, justamente antes de caer a su horrible destino, Lord Belestrus dedicó una última mirada al campo de batalla, ... buscando con su vista a alguien en particular. Cuando sus enrojecidos ojos, cubiertos de lágrimas, se posaron sobre Gorfeo, ... el Prelado le dedicó unas últimas palabras...
- Ya sabes lo que tienes que hacer amigo... y ... no dejes que ella se sienta culpable...
Tras esto, su cuerpo fue arrojado con violencia al vacío, mientras un gorgojeo ahogado, como una retorcida carcajada, brotaba sin parar desde las fauces del devorador. Éste no se detuvo con su cruel carnicería, sino que se desplazó volando cruzando el precipicio hasta encararse con la desprotegida Asmogódrica, cambiando su forma y pasando entre diferentes pesadillas, su cuerpo abrió las fauces y se propuso devorar viva a la tiefling, intentado que su reinado de deseo y lascivia acabara por completo, envolviéndola con su cuerpo, siendo observada por decenas de ojos y desposeyéndola de cualquier identidad que pudiera tener o mantenerla cuerda.
Otro grito desgarrador cruzó como un relámpago todo el claro, un alarido que incluso podía ser escuchado más allá del bosque a pesar de provenir de un pequeño goblin arquero. Gorfeo, destrozado, ... levantaba sus manos en dirección al abismo, como si intentara aún salvar a su amo con ese gesto de desesperación...
- ¡ NooooooooooOOooooOOOooooooooooo !
Turno de Adriano - Asmogódrica tiene que hacer una TS WIS (DC 16) o es engullida y sufre 8 de daño psíquico, además de quedar restrained y blinded si la falla.
Mientras un recuperado, y extremadamente enfadado Adriano volvía a invocar sus haces de podedumbre a través de su bastón compuesto de cráneos de sus enemigos. Su pequeña y peluda mascota parecía acompañar sus ataques con histriónicas carcajadas mientras movía sus bigotes, como si disfrutara con el daño causado por el enorme semi-ogro. Con un rayo errando su objetivo, el otro consiguió golpear de lleno el flanco de la bestia ocular cubierta en su propia sangre oleosa como brea para barcos, agudizando y abriendo más sus heridas.
Al mismo tiempo, Gorfeo, intentaba combatir su duelo, ... como si le hubieran arrebatado una parte de sí mismo, o quizás a su único amigo en aquel mundo onírico de bolsillo, aislado del resto de los planos y del propio Sueño. Con torrentes de lágrimas, y una ingente cantidad de mocos viscosos brotando de su rechoncha nariz, bajando su arco corto, con su temblorosa mano rebuscó en su bolsa donde guardaba las setas y hongos recogidos a la par que algunas pociones. De lo más profundo de ese contenedor raído, sacó una esfera del tamaño de un huevo de ave grande, abarcable con la totalidad de la palma de su mano. Esta esfera emitía una tenue luz verde pulsante, agradable, como el latido de un corazón, rítmica y tranquilizadora. En su interior algo se arremolinaba, atrapado, entre volutas arcanas que se retorcían sobre si mismas al llegar a la superficie acristalada que las retenía.
Alzándola sobre su cabeza, y apenas contiendo su llanto, el goblin dejó caer el orbe sobre una zona más rocosa que sobresalía del terroso y fértil suelo del claro, estallando en mil añicos a sus pies. Con un leve susurro, que el viento de aquel lugar, de alguna manera arrastró hasta los oídos de todos... el compañero del Mitrado rezó.
- Que tu muerte no haya sido en vano... tu guardia aquí ha acabado ... y con tu sacrificio final... combatimos a la pesadilla de la única manera que sabemos ... despertando de ella ... destruyendo la grieta, ... aunque esto implique quebrar la primera de cuatro.
Un enorme remolino, como un tifón de proporciones legendarias se formó casi instantáneamente, arrasando todo a su paso, arrancando árboles centenarios como si fuera briznas de hierba en mitad de una tempestad... las corrientes formadas comenzaron a arrastrar todo a su interior con una furia incontrolable, incluso la misma realidad de ese mundo comenzó a desgarrarse ante la presión ejercida. Un alarido de horror brotó de las fauces del Devorador del Sueño, que freno la consumición de su presa actual por un momento.
Mientras el torbellino iba pulsando, conservando esa habilidad incluso liberado, cada uno de los héroes era rodeado por un aura mágica de iridiscencia esmeralda, e iba siendo teletransportado a otro lugar, muy lejos de allí ...
Poco a poco, el sueño acababa y los ojos de todos ellos se iban abriendo a una sala de luz tenue, con la intensidad amortiguada para no dañarlos. Las borrosas figuras que los rodeaban allí comenzaron a tomar forma, hasta adquirir la solidez de los monjes de boca cosida y piel fina pegada a sus huesos... un hobgoblin armado hasta los dientes les dio la bienvenida, intentando disimular su preocupación, y mientras ayudaba a todos ellos a incorporarse y abandonar su letargo. Su mirada no dejaba de pararse en el altar central, donde debería estar descansado el cuerpo momificado de Lord Belestrus. En su lugar, solo había un montón de polvo consumido, y, escarbando entre sus restos, con unas manos inmaculadas, Gospiel el Ángel de Batalla, intentaba recomponer el cuerpo que allí yacía poco antes... sin comprender que había pasado.
Curiosamente, otra figura de pequeño tamaño había aparecido en la sala ceremonial, como arrancada de un lugar donde su existencia ya no era posible. Iluminado por la única luz de la esfera divina de tres pares de alas, que flotaba sobre el lugar atenuando su brillo, Gorfeo parecía completamente sorprendido, como si algo inesperado hubiese ocurrido. El goblin se miraba las manos, y se tocaba el cuerpo, ... en un estado de estupor evidente.
- ¿Qué ... qué hago yo aquí? ... ¿Es esto lo que el Mitrado me contó acerca del reino de la Vigilia? ...
Su mirada terminó inevitablemente cruzándose con la presencia de Gospiel, que seguía absorta palpando las cenizas del paladín caído, dejando derramar el polvo entre sus dedos, atrapada aún por el shock del momento. Eso provocó que el pequeño ex-habitante del sueño bajara la cabeza avergonzado completamente embargado por la tristeza, reconociéndola de inmediato, y evitando las duras palabras que se agolpaban en su garganta... incapaz de articular nada acerca del inmediato fracaso.
Al despertar, todo el grupo se siente vigorizado, más sabio, más ... experimentado... como si una corriente mágica aún pulsara en su interior... (Subís todos un nivel, de la derrota es al fin y al cabo, de lo que más se aprende). Los diversos parangones que habían encarnado habían desaparecido, aunque quizás, algo quedara dentro de ellos en algún rincón oscuro de su alma, como si no se hubieran desenlazado del todo de ellos.
Leobal abrió los ojos. Sentía renovado, como si saliera de una largo y repardor sueño. Entonces los recuerdos el reciente combate volvieron a su memoria. Se incorporó con un quejido apesadumbrado y su habitual molestia en las articulaciones. Volvía a pasar la cuarentena y su cuerpo se lo recordaba pertinazmente. El peso del fracaso de haber fallado y la culpa se apoderó él como una ola por un instante. Apenas podía mirar a Gorfeo.
Miró a su alrededor y suspiró. Al menos todos sus compañeros de la corona estaban vivos. El mitrado resultó ser más inteligente que todos ellos. Había previsto la posibilidad de la derrota y había cerrado el paso. "La primera de cuatro" eran las palabras que se habían quedado grabadas a fuego en su memoria. El enemigo era en extremo poderoso y estaba cruzando mundos para apoderarse de este. Ahora sabían que podía hacerlo. Si eso pasaba, podía significar el fin de todo. A la vista estaba que ellos no podían detener al caos cósmico si eso pasaba, pero quizás pudieran que cerrar los otros tres pasos si los encontraban antes de que los Seguidores del Vacío. Los druidas, los alquimistas, los piratas, las intrigas alrededor de la corona, el papel de su propio padre, todo palidecía en importancia al lado de la certeza que acababan de tener.
Con torpeza de movimientos, pero con delicadeza se dirigió a Gorfeo, al ángel y a los clérigos para presentarles sus respetos por la perdida del hombre santo.
—Lo lamento profundamente. No hemos podido ayudarle. El mal que le acechaba era demasiado grande —se disculpó—. Y nuestras habilidades son limitadas. Sin embargo, hago mía su causa, puesto que el hambre de ese mal informe es infinito y ansía nuestro mundo. Ahora lo hemos visto claramente, si llegase a entrar el daño sería catastrófico. Si conocéis la forma de cerrar los otros tres pasos os ruego la compartáis con nosotros —miró a Gorfeo— . Debemos adelantarnos a los Adoradores del Vacío, ellos hace tiempo que buscan.
Con un carraspeo Khalion del Oeste recobró voz y conciencia. Aquel letargo reponedor quedaba enturbiado por la sensación de pérdida y fracaso en su misión. Pero no solo era el sentimiento de descanso reponedor sino que algo mas adentro parecía recobrar capacidades como si solo mediante ella se pudiera derrotar los horrores abisales que amenazaban su realidad. Indagar en aquella fuerza interior tendría su sacrificio. ¿Merecería el precio a pagar?
Ansiaba hablar y volver a escucharse tras horas de imepdimento pero Leobald el caballero lo hizo primero comunicando algunas de sus inquietudes. Estaba listo para hablar y hablar y hablar.. cogió aire dispuestop a soltar su retaila dirigiendose a Nadie.-¿Cuanto hemos dormido?-y resopló por el esfuerzo.
Con gesto sombrío Mablung se levantó y dijo mirando al gobling:- Podíamos haberle derrotado, ya estaba herido, ¿a que ha venido cargarse todo el mundo onírico?, lamento la perdida de tu amigo, pero en una batalla se producen bajas y no por ello se dan por perdidas, tengo la sensación de que esto ha sido una perdida de tiempo, nos hemos arriesgado para nada. Espero que el resto de cadenas estén mejor guardadas pero sino, tenéis un nuevo paladín al que servir, ya que por lo que parece ha decidido que esta nueva empresa es más importante que las que ya tenemos encomendadas.-
Mirando al resto de sus compañeros añadió:- Deberíamos volver a lo que nos trajo desde un comienzo a este pantano, no quiero pasar fuera del círculo mas tiempo del estrictamente necesario y una vez que nos hayamos encargado de las amenazas mas urgentes y de este plano, podemos ver que hacemos con las amenazas extraplanares, aunque creo que volveremos a tener noticias del culto-
Volviendose de nuevo al gbling le dice: - ¿Te dice algo el nombre de Vaalastroth?
Godric se movió agitado en su lecho, tanto agitó sus brazos y piernas que cayó al suelo con un sonoro golpe que no auguraba nada bueno para los huesos de su espalda. Pero el turbado clérigo no fue consciente del dolor, aún envuelto en aquella pesadilla.
Con un grito ahogado se incorporó, preguntándose si aún estaba envuelto en aquella locura o había, por fin, despertado. Agitó su mano delante de sus ojos, sólo para comprobar que podía ver y con un quejido rechazó la ayuda de uno de los monjes que se había acercado para ayudarlo. Se sentó en el borde de la cama, la camisa blanca pegada al cuerpo por el sudor frío que cubría su piel y hundió el rostro en sus manos, tratando de respirar cada vez más relajado y repitiéndose en voz baja "sólo era una pesadilla... sólo una pesadilla... Lathander bendito ayúdame..."
Era evidente que el despertar no había sido igual para todos los enviados a ayudar a Lord Belestrus.
Adriana abrió los ojos desorientada. Su cuerpo volvía a ser ligero, pero ella no fue consciente hasta que intentó levantarse, trastabillando de manera patosa. Observó sus manos y sus brazos, se palpó la cara confirmando que volvía a ser la de siempre. Betty y Llagas se subieron a su regazo, emitiendo chillidos de alegría por volver a ser dos animales independientes que no compartían cuerpo. Acarició a las ratitas con cariño y las depositó en el suelo para ponerse en pie. Se colocó el ropaje y se atusó el cabello, para volver a mostrar una imagen decente.
Su voz sonó dulce y tranquila y su vocabulario exquisitamente correcto, tan propio de una alta elfa. En su fuero interno, reconocía cierto placer al haber encarnado por unos momentos a Adriano.
- Lamento muchísimo lo que ha ocurrido - se dirigió compungida y afectada a Gorfeo - este mal es mucho mayor de lo que podíamos suponer y no hemos sido capaces de detenerlo - tras escuchar las palabras de Leobald y Mablung, Adriana mostró su opinión - Debido a la gravedad del aberrante mal que acecha en el plano onírico, y que pugna por adentrase en el nuestro, creo que debemos encontrar las restantes cadenas e intentar detenerlo. Si consigue traspasar las barreras, nada importarán ya nuestras misiones aquí, este mundo estará perdido y condenado. Pero es una decisión que debemos tomar entre todos - observó al resto de sus compañeros, esperando la opinión de cada uno para llegar a un consenso sobre qué decisión tomar.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras los monjes atendían a todos los caminantes del sueño, especialmente al amnésico Godric, el ángel de batalla Gospiel mirada al techo de la sala, perdida y abrumada por su pesar, pero en parte, intentado asimilar su nueva condición. Mientras, proseguía con su monólogo en voz alta, como si no hubiera nada más en la sala, mientras seguía aferrando las cenizas del mitrado entre sus puños cerrados y dejándolas caer una y otra vez sobre el altar donde previamente descansaba.
- Siento las cadenas que me ataban a este templo disiparse, mi misión, para bien o para mal completada, quizás, quizás... sea la señal de que pueda volver a Celestia, por fin podré volver a ver a mis hermanos, han pasado eones ... volver a la corte del fogoso amanecer... y sobrevolar los picos más elevados del monte celestial... Eso haré, yo también he completado mi guardia, y es hora... de descansar... esperar y prepararme para la próxima batalla.
Sus ojos bajaron, cogiendo consciencia una vez más de lo que le rodeaba, y una mirada inquisidora se clavó en el pequeño Gorfeo.
- Tú, las leyes planares te prohiben estar en este plano... ¿que hechicería has usado para estar aquí? ... ¿Quién eres y que evita que aniquile tu maldad innata en este instante?
Nadie pareció emitir un gruñido, recordando a todos las malas maneras que le habían acompañado antes del viaje onírico en contra del ángel. Dejando a Godric en manos de los monjes, se interpuso delante del goblin poniendo la mano en el pomo de su recia y simple espada larga, en actitud protectora. Sin embargo la atención de Gospiel volvió a dispersarse, según Leobald comenzó su disculpa. Sus alas se extendieron y su majestuosidad pareció crecer acordemente con tal gesto.
- Se privó de la información del resto de soñadores al resto, no sé si esto ya se os ha sido informado por los monjes a través de Linterna. No sabemos la localización de los demás nodos oníricos. Hemos estado bastante... aislados ... para prevenir filtraciones ... Sin embargo hay seres, personas, o sabios, que pudieran tener información al respecto... Lo que si puedo contaros, es que todos están en la región, puesto que la prisión, está aquí, en algún lugar...
Al ver que la atención de Gospiel se perdía sobre el goblin, Nadie se desplazó para ayudar a Khalion, susurrándole acerca de su precisa pregunta.
- Habéis estado cerca de ocho horas en letargo...
El hobgoblin volvió a ponerse en alerta cuando la furia de Mablung pasó a descargarse sobre el grupo, especialmente sobre Gorfeo, esta vez no se puso en actitud defensiva ni amenazante, simplemente observó como el goblin respondía aún confuso a las duras palabras del druida.
- Yo, yo, no sé porque ha hecho eso, yo sólo era su amigo ... él me trajo a su reino... fue amable conmigo, ... tendría sus razones ... y no, no voy a servir a nadie más, soy libre, y es hora de decidir mi propio camino...
Las calmadas e inteligentes palabras de Adriana, pasaron a acompañar los pensamientos de todos. Gospiel la escuchó y asintió con su cabeza, aprobando la decisión de encontrar el estado del resto de los soñadores.
- Os deseo suerte con vuestra gesta, y que la luz y el fuego purificador de Lathander os bendiga... Es hora de partir...
Las palabras del ángel de batalla se quebraron, al oírse un quejumbroso crujido al mismo tiempo que una enorme grieta se dibujaba partiendo la bóveda de la sala en dos. Gospiel observó el techo con un gesto preocupado y cerró los ojos señalando a la salida del templo secreto subterráneo.
- Siento como la protección de Lathander abandona este lugar, puesto que su cometido ya no tiene razón de ser... la capilla se viene abajo, y la magia que la sustentaba también. Salgamos de inmediato, y rescatar a vuestro humano herido, el que descansa en la apoteca. Una mirada triste anidó en los claros ojos de la mensajera de los Dioses, que recorrió a los monjes de boca cosida uno por uno. Correr Insensatos...
Un cascote de argamasa y ladrillo cayó de golpe sentenciando las palabras de Gospiel, errando por centímetros a varios de los devotos acólitos que asistían el templo.
Godric vuelve a recordar todo, salvo lo que ha pasado desde que llegaron al templo de Lathander, tiene un vacío en su mente de las últimas nueve horas aproximadamente. Todos podéis tirar Athletics a DC : 14 si decidís poneros a correr para evitar el derrumbamiento que está a punto de ocurrir del templo colapsando sobre sí mismo... Podéis decidir no correr e ir de chill claro... yo no os obligo :P
Leobald trastabillo torpemente. Levantando el pesado escudo a modo de paraguas, avanzó tambaleante hacia la salida entre la lluvia de cascotes. Aguantando estoicamente los impactos en su abollado escudo, se cercioró de que era el último de la comitiva y no quedaba nadie detrás.
Athletics a DC : 14: 12
Uso mi reacción para proteger alguien cercano si le cae la piedra in the melon.
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Al despertar, Nock se desplomó en el suelo mientras el peso de la realidad volvía a caer sobre él. El mundo onírico donde había podido volar, ver y hablar se desvanecía, dejándole con un vacío profundo y un dolor amargo en el pecho. Sin sus ojos, su visión mágica era su único consuelo, pero ahora parecía más una maldición que un regalo. La sensación de fracaso lo envolvía, y la pérdida de esa efímera libertad lo sumía en una oscuridad aún más profunda que la ceguera autoimpuesta.
Sumido en el dolor y el fracaso, Nock se levantó con una tenacidad inquebrantable. No había destellos de fortaleza, solo una determinación implacable para seguir adelante, un paso tras otro, incluso en las peores adversidades. La ruptura de la cadena y la amarga derrota pesaban sobre su ánimo. Enfrentarse a un monstruo de pesadilla y experimentar, aunque brevemente, la libertad de volar, hablar y ver sin sus maldiciones, le enseñaron valiosas lecciones a un costo elevado. Ahora, deseando pasar desapercibido y llamar menos la atención, Nock se enfocaba en el sigilo. Avanzaba con las heridas frescas, pero con una voluntad firme de continuar, moviéndose con más cautela y precisión que nunca.
Ignoró a sus compañeros de bandada. Ni las palabras del paladín, ni las de Adriana, ni las desafiantes de Mablung, ni el sufrimiento de Godric parecieron sacarlo de su ensimismamiento. Tan solo la amenaza de morir sepultado le hizo reaccionar y salir corriendo.
Mientras la prisa se convertía en necesidad vital para no salir heridos por los cascotes y las pesadas piedras de roca y argamasa sólida, los héroes de Saltmarsh demostraron una vez más su gran agilidad para evitar salir completamente ilesos de aquel largo pasillo que desembocaba en una capilla colapsando sobre sí misma. La estructura se iba desprendiendo y cayendo con total precisión sobre las cabeza de todos los agentes sin excepción, como si estos buscaran ser castigados por su auto-impuesto fracaso en el reino onírico.
Regueros de sangre corrían a través de la frente de Adriana, fluyendo de heridas abiertas que confundían su pelo color fuego con el carmesí de su sangre. Lo mismo ocurría para los demás... una agrietada máscara de Khalion mostró su debilidad a los pesados impactos que había recibido para proteger el pálido rostro de su portador. Hasta el fornido Mablung acusó el dolor y el daño de recibir el impacto de la techumbre sobre su espalda y hombros. Quizás el peor parado fue Leobald, que, encontrando a un desorientado brigada Llondyl vagando por la planta principal mientras los cascotes caían a su alrededor, se apresuró a protegerlo y sacarlo de allí mientras recibía los golpes por ambos dos. Quizás los únicos que salieron prácticamente indemnes fueron Nadie y Gorfeo, que salvo estar cubiertos de una densa capa de polvo blanco, no se apreciaban heridas en ellos, y por supuesto Gospiel y su esfera alada, que con su angelical agilidad, esquivó y evitó cada desprendimiento que amenazaba con tocar su impoluto cuerpo sagrado.
Algunos monjes no tuvieron tanta suerte, y cayeron por el camino, sepultados para siempre en lo que antaño fue su eterno hogar. Afortunadamente, aunque la fortuna quizás no le sonriera por mucho tiempo, Artorus si consiguió escapar junto con al menos la mitad de los eremitas que cuidaban de aquel lugar. A los pocos segundos de que todos hubiera salido, sin apenas tiempo a rescatar pergaminos, objetos sagrados o armaduras bendecidas, el suelo donde se encontraba la capilla se abrió, tragándose por completo, con un estruendoso gemido de la tierra empapada en agua pantanosa, lo que quedaba de la estructura principal, parte de los jardines traseros y la totalidad del antiguo cementerio que rodeaba la ahora inexistente arquitectura de aquel lugar.
Una vez fuera, y tras comprobar las bajas y heridas de los suyos, el ángel de batalla observó el cielo, viendo como las nubes se cerraban también sobre sí mismas, imitando su equivalente en la tierra, hasta que el haz de luz que bañaba todo el escenario se disipó por completo... sin bajar su rostro, y dejando que los últimos resquicios de luz acariciaran sus marmóreas mejillas, Gospiel lanzó una extraña oración al cielo que se oscureció al mismo tiempo que el ocaso del día comenzaba...
- Celestia me reclama, como dije antes, mi guardia ha terminado, al igual que la vuestra mis ancestrales compañeros de gesta... y así como las cadenas entre mundos se hace menos nítidas para mi, vuestra libertad también ha llegado, la penitencia ha concluido, aunque quizás, me temo, no como hubieseis esperado...
Refiriéndose a los monjes, el ángel bajo la cabeza ante ellos, en señal de reverencia, cosa claramente inusual entre los suyos. Mientras, todos y cada uno de los seguidores de Lathander supervivientes, comenzaron a arrodillarse mirando al cielo con su rostro momificado descubierto, y las costuras de sus bocas cediendo mientras elevaban una plegaria a lo más Alto. Poco a poco, pero cada vez más rápidamente, sus cuerpos comenzaron a deshacerse, convirtiéndose en un polvo gris extremadamente fino, como si fuera ceniza recién tamizada. Sus gestos no eran de dolor o de pena, sino de éxtasis... y por fin, cuando llegó el turno de Arturos, éste bajo en un último momento su cabeza, mirando a sus libertadores... con una mirada paternal agradecimiento extremo, éste sólo acertó a murmurar algo antes de desaparecer con la húmeda calima del pantano, mezclándose con el viento del este - Gracias -
La pose de Gospiel radiaba cierta paz, a pesar de que eso iría contra su belicosa naturaleza, y cuando todo el proceso hubo terminado, se volvió por última vez a los héroes malheridos.
- Vivid largas vidas, dedicarlas a la luz, que el Sol que arde con la misma intensidad que la fe de su miriada de fieles, guíe vuestros pasos... sean cuales sean. Tenéis mi bendición, podéis marchar en paz.
Godric vuelve a ser el Godric Original, pero no recuerda nada de lo que acaba de pasar desde que pisó la isla. Todos tenéis el efecto de un Bless por 24 horas, pero sólo a +1. Estáis bastante malheridos en general, revisad vuestras fichas.
Magullado y sin tener muy claro todo lo que acaba de pasar, Mablung se volvió hacia sus compañeros y dijo:- Creo que debemos tomarnos un descanso para recuperarnos de las heridas causadas al salir del templo y aprovechar para ver cuales serán nuestro siguientes pasos. Se nos empiezan a acumular los problemas, tenemos que encontrar al resto de sus compañeros- señalando al guarda herido-, ver que hacemos con los hombres lagarto y buscar los otros puntos que encadenan a esa aberración e impiden que acceda a nuestro plano, no se si me dejo algo más.
-Por mi parte creo que debemos enfocarnos en la amenaza más inmediata que son los hombres lagarto, además es una orden de Bastianes, por lo que no la podemos demorar mucho, podemos tratar de hacernos con los huevos como medida de presión o ir directamente a la fortaleza, creo que ir a por loe huevos será la mejor opción. El brigada puede volver e informar a Bastianes para que se prepare para la defensa, pero me gustaría que os pronunciaseis, os escucho- dijo mientras buscaba un sitio donde sentarse y atender sus heridas.
Godric miró a su alrededor completamente confundido.
¿Qué les había pasado? ¿Dónde estaba la isla? ¿Y el monje que les guiaba? ¿No iban hacia un templo? Escuchó las palabras de Mablung sobre ocuparse de los hombres-lagarto. Iba a decirle que claro, que para eso habían ido allí... y a preguntar quién era ese hombre que estaba con ellos o aquel goblin, pero comenzó a toser y escupió algo de sangre. ¿Cúando se había dado un golpe tan fuerte en las costillas? Las notaba magulladas, puede que tuviera alguna rota. No recordaba que hacía escasos segundos un enorme cascote lo lanzó al suelo al caer del techo y rebotar a su lado. Todos sus compañeros estaban malheridos y Adriana...
- ¡Adri!?-gritó al ver la sangre en el rostro de la elfa. Se acercó rápido, ignorando su propio dolor y lanzó una plegaria a Lathander para que sanara las heridas de la elfa. Una luz dorada y cálida envolvió la palma de sus manos y la yema de sus dedos, e iba cerrando las heridas de la elfa al rozarla delicadamente.
Cure wounds lvl 3 para curar 22 HP (lanzado en el gamelog)
- ¿Estas bien? - le preguntó mirándola a los ojos verdes. Cuando la elfa le aseguró que se encontraba mejor se volvió al resto de sus compañeros y comenzó a atender sus heridas priorizando el bienestar de sus amigos a su clara confusión por todo lo que estaba pasando. Ya habría tiempo después para sus preguntas.
Adriana se tropezó al intentar salir del templo, mientras los cascotes caían como una tormenta de piedra sobre sus cabezas. A trompicones se puso a salvo fuera del derrumbamiento, lanzándose de rodillas al suelo húmedo y musgoso, intentando recobrar el resuello y la poca fuerza que se desvanecía a través de sus heridas abiertas.
Alzó la cabeza y su mirada vidriosa y desenfocada consiguió distinguir la figura de Godric que se acercaba a ella con urgencia. Esta vez sí parecía el Godric de siempre, la reconocía, había vuelto a su ser y eso le reconfortaba. Le sonrió con agradecimiento mientras notaba cómo sus heridas se cerraban y la energía volvía a recorrer sus músculos y su cuerpo. Le acarició el rostro con delicadeza, dándole de nuevo la bienvenida.
- Godric, querido… eres tú de nuevo… - le apretó las manos y aprovechó su apoyo para levantarse - estoy bien, gracias por asistirme. Pero dime… ¿tú te encuentras bien? ¿Recuerdas algo de lo sucedido? -
Ya en pie y completamente recuperada, observó su ropa polvorienta y manchada de humedad y barro, y su rostro y sus brazos cubiertos de la sangre que comenzaba a secarse. Tras cerrar los ojos unos segundos, una estela de luz brillante recorrió su cuerpo, borrando todo rastro de inmundicia y suciedad. Adriana volvía a lucir el aspecto de una alta elfa recién salida de los baños, peinada y perfumada a la perfección. Betty y Llagas asomaron sus pequeñas cabezas entre los ropajes, chillando nerviosamente, comprobando que por fin estaban a salvo.
Prestidigitación sobre sí misma.
Dirigió su atención a Mablung tras sus palabras: - Es cierto que destruir las cadenas resulta de imperiosa necesidad, pero si ni siquiera sabemos dónde está el resto de localizaciones quizá perdamos un tiempo precioso y mucho me temo que la paciencia de Bastianes tiene un límite escaso. Propongo hacernos cargo de los hombres lagarto lo antes posible y, después, ocuparnos del mundo onírico sin dilación -
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
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Aunque sabía que todo parecía perdido, el aura resplandeciente de la voluptuosa Asmogodrixa reavivó su tenacidad. La voluntad de Nock de luchar unos segundos más, de proteger a su bandada si todo colapsaba, lo impulsó a reincorporarse y lanzar un ataque contra la criatura que había capturado su atención. Su virote voló raudo hacia el monstruo, y luego, con cautela, se alejó un par de pasos, sin salirse del aura protectora de Asmogodrixa.
Zevatur, Rolthos
Tras el acertado disparo de Nock, potenciado por las reminiscencias de la bendición causada por el sacrificio del escudo del mitrado, la bestia de cinco ojos bebedora de amaneceres se agitó dolorida, sumando una herida más a su cuerpo, a pesar de eso, la resiliencia de estas criaturas parecía casi inquebrantable, y ésta no mostraba signos de agotamiento o debilidad alguna.
Lord Belestrus se mantuvo al pie del abismo, sabiendo que era casi imposible zafarse de los pulsantes tentáculos pedunculares de la pesadilla viviente, aún así, alzó su espada compuesta por una hoja de luz solar engastada sobre una empuñadura simple, con un sello de Lathander en su cruceta. La hoja brilló con más intensidad por un momento antes de lanzar un haz de fuego radiante divino sobre la abominación de pesadillas que amenazaba con devorar todo el sueño.
- ¡Muere impía criatura que no debería existir! ¡Vuelve al vacío del que nunca debiste salir!
Las poderosas palabras del paladín, en coordinación con su conjuro, parecieron hacer mella en las defensas del caótico escudo que envolvía a la pesadilla encarnada, aún así, éste consiguió amortiguar la mayoría del daño... y un débil latigazo de luz, que fue todo lo que restó del conjuro, pareció quemar ligeramente uno de los mutágenos ojos que serpenteaba por las volutas carmesís que conformaban a aquel ente imposible.
Un suspiro de frustración acompañó al mitrado, que bajando la su arma, comenzó a ser consciente del poderoso enemigo que levitaba ante él sobre el abismo insoldable, y de sus excepcionales defensas.
Turno de Mablungcela
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Una sombra de pavor pareció cubrir la majestuosa figura del dragón hada, pero fue disipada rápidamente por la luz semi celestial/infernal que emanaba de la tiefling, ya habría tiempo más tarde para saber a cual de los dos poderes agradecer su intersección.
Con el batir de sus alas, el poderoso dragón hada se llevo a su presa hasta la fosa donde sin esfuerzo alguno le dejo caer en el vacío abismal que se abría debajo de ellos con la esperanza de que se perdiese allí para siempre.
Tras lo cual con un poderoso rugido se abalanzo sobre la Sombra Oscura en un frenesí de garras y aguijón. Una sonrisa maliciosa se vislumbró en su bello rostro cuando primero sus garras arrancaron pedazos de su presa y luego su aguijón penetró profundamente en el cuerpo de la aberración liberando todo el veneno que albergaba. Aquella cosa atentaba contra todo el orden natural y hoy descubriría por las malas que la naturaleza tiene fuerzas suficiente para defenderse.
El majestuoso hada dragón voló con su presa entre las garras, arrojándola al vacío abisal, que se abría en el lecho del bosque como una supurante herida encadenada. Retorciéndose y agitándose, negándose a aceptar ese destino, el bebedor de amaneceres cayó pesadamente para perderse en las profundidades, sin emitir sonido alguno... donde la negrura del fondo se lo tragaría para siempre...
Aprovechando su alta velocidad y maniobrabilidad aérea, y dejando un rastro arcoiris tras de sí con sus alas de princesa mariposa, Mablungcela asaltó a la pesadilla sobreponiéndose a sus miedos, sentimiento prácticamente ajeno a su condición de alta elfa de la más noble sangre. Sus garras intentaron lacerar las vaporosas volutas de horror y locura, pero ésta sintió como una barrera de energía caótica frenaba su ataque, repeliendo la totalidad del daño que pudiera haber causado. Sin rendirse, y con un grácil giro sobre sí misma, la guardiana de la reliquia, usó su encantado aguijón con una fiereza digna de su realea, y con precisión quirúrgica, atravesó la protección del devorador, esta vez como si no existiera, inoculando su veneno de polvo de hadas en su cuerpo espectral. Curiosamente, y a pesar de ser un ente construido por una amalgama de pesadillas, el veneno comenzó a hacer efecto, y la abominación comenzó a chillar y convulsionar entre horribles estertores, perdiendo parcialmente su control sobre los desalentadores sueños que proyectaba, cambiando sin control mientras que sus múltiples ojos se abrían y cerraban con unas pupilas exageradamente dilatadas...
Un horrible gruñido de dolor y sorpresa afloró de la bestia, que decidió concentrar toda su ira y poder contra aquella que había osado causarle tanto daño en eones.
- ¡PagarÁs Polilla InsignifICANTE por tu EstupidEZ!
Turno de Leobaldina
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Leobaldina atacó de nuevo a la criatura perruna con su espada. Un lance inofensivo y ridículo, pero que con suerte retendría al monstruo a su lado. Su escudo era su verdadera arma. Hizo un gesto al tritón para que atacara de nuevo.
Se movió alrededor de su oponente lo suficiente como para ver lo que estaba sucediendo junto al abismo. El dolor de las heridas le laceraba el costado, pero trató de olvidarlo y resistir un poco más.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Asmogodrica hizo un mohín cuando el Prelado ignoró por completo su pregunta. Ya debería estar acostumbrada. Primero los héroes habían ignorado su propuesta de cautela al atacar sin pensar, y ahora el elevado paladin no se dignaba ni a reconocer que ella le había hablado. Todos eran iguales. Todos se quedaban en sus voluptuosas curvas y sus sensuales movimientos pero ninguno llegaba a ver su verdadero poder, lo que la hacia realmente irresistible para mortales y criaturas superiores por igual.
Con un gesto de desdén hacia el paladin, y aún así aproximándose a él para que incluso su santísima y pia alma pudiera sentir el calor y sensualidad que emanaban de su ser y que permitía a los defensores sobreponerse incluso a aquellas pesadillas, pues los sueños húmedos son más poderosos, se colocó cerca del Prelado. Ella no temía a una pesadilla pues había provocado tantas como noches de insomnio a aquellos que suspiraban por sus caricias.
Sin embargo, cuando comenzó a levantar de nuevo el arma sagrada de Lathander, no dudo en renegar en la lengua común y decir.
- Te odio por obligarme a hacer esto mojigato... -
Colocando la cada vez más brillante arma frente a sí, comenzó a entonar una letanía en el lenguaje de los dioses. Duskcrusher reaccionó a esas palabras y su brillo se intensificó cada vez más, alejando las sombras que les rodeaban y amenazaban. Sin embargo el efecto no fue tan benigno en la tiefling, cuyos labios, canalizando un poder anatema para ella, comenzaron a agrietarse y llenarse de sangrantes llagas. De sus ojos brotaron lágrimas sanguinolentas que fueron dejando un rastro purpúreo en su rostro. Sus manos se llenaron de dolorosas ampollas, pero aún así mantuvo firme su agarre sobre el arma sagrada. Elevó la voz y sus escasos ropajes y cabello se agitaron cuando del arma salió un rayo de pura luz que dirigió hacia el Abismo, allí donde el dragon feérico había lanzado a la pesadilla, intentando acabar con ella. Era, pese a todo, un rayo fino, débil, que apenas podía penetrar en las insondables oscuridades que les rodeaban.
PbP Character: A few ;)
Cerca del linde, Leobaldina desvió su mirada unos segundos observando el abismo, puesto que la inenarrable abominación había surgido ya de él, no consideraba que nada más que pudiera afectar su férrea cordura le pudiese afectar. Allí abajo, observó una oscuridad insoldable, de la que surgía la cadena, prácticamente transparente ya en la parte más profunda donde la luz aún atisbaba a iluminar levemente. De esa oscuridad, casi líquida, como un mar tranquilo que no auguraba una travesía segura, varios ojos del tamaño de esferas gigantes parecía flotar, alineados en dos tandas de tres, se abrían y se cerraban, observando de vuelta a la paladina, intentando quebrar su salud mental. algo ya familiar, sumergido en esa oscuridad, pugnaba por romper la delgada superficie que separaba esa prisión de negrura y la realidad del sueño...
Mientras Asmogódrica se acercó lascivamente al Prelado, que había ignorado hasta ahora su presencia. Esta nueva cercanía le provocó una extraña reacción, su mirada se desvió momentáneamente de su objetivo primario y principal enemigo, para centrarse de pleno en la sensual figura de la Tiefling, sus labios temblaron por un momento, no por las heridas que soportaba, y la inminente sensación de derrota, sino porque al final, por muy hombre santo y pío que fuera, pasar eones encerrado, en una castidad autoimpuesta, era un punto débil a explotar por el deseo que desprendía la portadora temporal de Duskcrusher. Se acercó a ella casi hipnotizado, prácticamente en trance, abandonando cualquier instinto defensivo o de autopreservación... aunque finalmente consiguió volver en sí cuando justo se encontraba casi en contacto con ella, con su mano enguantada en pesado metal a punto de tocar la delicada piel rojiza expuesta del hombro de la bella mujer.
El desgaste que tuvo que soportar la poderosa canalizadora de Luz para intentar penetrar las defensas del Devorador del Sueño fueron en vano, ni un ápice de su magia había conseguido penetrar la barrera de protección de aquel ente. Compartiendo un gesto de frustración con su nuevo admirador, empezó a coger quizás consciencia de pudiera ser que ese enemigo les superara... y aunque no se dejó intimidar por las visiones de verdadera pesadilla que le intentaba imponer aquella abominación, sabía que quizás no estaban en la posición más ventajosa.
En el otro lado del campo de batalla, junto a un par de solitarios árboles, la bestia diseñada para destruir amaneceres, sufrió el castigo del ágil Khalionilo. Con alta movilidad, de nuevo, como si una marea volcara su oleaje una y otra ves sobre su objetivo, Alure en su versión onírica, desgarró carne e incluso consiguió herir uno de los cinco ojos de la bestia. Sangre oleosa de color azabache brotó de las heridas de su presa, que en silencio volvió a retorcerse de dolor, aún así, invicta, y dispuesta a seguir presentando una dura batalla.
Un alarido impío y desgarrador fue emitido por el Devorador del Sueño, que aprovechando la distracción del Prelado, volvió a distorsionar su propia existencia haciendo brotar dos tentáculos de su cambiante cuerpo. Ambos se dedicaron a hostigar al paladín, que tras haberse recuperado de su pasajero estupor, golpeo y desvió con su escudo los diversos embates al que fue sometido. Sin embargo, en el último momento, uno de ellos consiguió enlazarse con su cuerpo, y tiró de él hacia el abismo con una intensidad descomunal. Esta vez su resilencia no fue lo suficientemente fuerte como para oponerse al masivo empuje, y su cuerpo se precipitó por el acantilado para ser engullido por un abismo sediento de su carne bendita y su alma pura.
En un instante, donde el tiempo pareció detenerse, justamente antes de caer a su horrible destino, Lord Belestrus dedicó una última mirada al campo de batalla, ... buscando con su vista a alguien en particular. Cuando sus enrojecidos ojos, cubiertos de lágrimas, se posaron sobre Gorfeo, ... el Prelado le dedicó unas últimas palabras...
- Ya sabes lo que tienes que hacer amigo... y ... no dejes que ella se sienta culpable...
Tras esto, su cuerpo fue arrojado con violencia al vacío, mientras un gorgojeo ahogado, como una retorcida carcajada, brotaba sin parar desde las fauces del devorador. Éste no se detuvo con su cruel carnicería, sino que se desplazó volando cruzando el precipicio hasta encararse con la desprotegida Asmogódrica, cambiando su forma y pasando entre diferentes pesadillas, su cuerpo abrió las fauces y se propuso devorar viva a la tiefling, intentado que su reinado de deseo y lascivia acabara por completo, envolviéndola con su cuerpo, siendo observada por decenas de ojos y desposeyéndola de cualquier identidad que pudiera tener o mantenerla cuerda.
Otro grito desgarrador cruzó como un relámpago todo el claro, un alarido que incluso podía ser escuchado más allá del bosque a pesar de provenir de un pequeño goblin arquero. Gorfeo, destrozado, ... levantaba sus manos en dirección al abismo, como si intentara aún salvar a su amo con ese gesto de desesperación...
- ¡ NooooooooooOOooooOOOooooooooooo !
Turno de Adriano - Asmogódrica tiene que hacer una TS WIS (DC 16) o es engullida y sufre 8 de daño psíquico, además de quedar restrained y blinded si la falla.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Mientras un recuperado, y extremadamente enfadado Adriano volvía a invocar sus haces de podedumbre a través de su bastón compuesto de cráneos de sus enemigos. Su pequeña y peluda mascota parecía acompañar sus ataques con histriónicas carcajadas mientras movía sus bigotes, como si disfrutara con el daño causado por el enorme semi-ogro. Con un rayo errando su objetivo, el otro consiguió golpear de lleno el flanco de la bestia ocular cubierta en su propia sangre oleosa como brea para barcos, agudizando y abriendo más sus heridas.
Al mismo tiempo, Gorfeo, intentaba combatir su duelo, ... como si le hubieran arrebatado una parte de sí mismo, o quizás a su único amigo en aquel mundo onírico de bolsillo, aislado del resto de los planos y del propio Sueño. Con torrentes de lágrimas, y una ingente cantidad de mocos viscosos brotando de su rechoncha nariz, bajando su arco corto, con su temblorosa mano rebuscó en su bolsa donde guardaba las setas y hongos recogidos a la par que algunas pociones. De lo más profundo de ese contenedor raído, sacó una esfera del tamaño de un huevo de ave grande, abarcable con la totalidad de la palma de su mano. Esta esfera emitía una tenue luz verde pulsante, agradable, como el latido de un corazón, rítmica y tranquilizadora. En su interior algo se arremolinaba, atrapado, entre volutas arcanas que se retorcían sobre si mismas al llegar a la superficie acristalada que las retenía.
Alzándola sobre su cabeza, y apenas contiendo su llanto, el goblin dejó caer el orbe sobre una zona más rocosa que sobresalía del terroso y fértil suelo del claro, estallando en mil añicos a sus pies. Con un leve susurro, que el viento de aquel lugar, de alguna manera arrastró hasta los oídos de todos... el compañero del Mitrado rezó.
- Que tu muerte no haya sido en vano... tu guardia aquí ha acabado ... y con tu sacrificio final... combatimos a la pesadilla de la única manera que sabemos ... despertando de ella ... destruyendo la grieta, ... aunque esto implique quebrar la primera de cuatro.
Un enorme remolino, como un tifón de proporciones legendarias se formó casi instantáneamente, arrasando todo a su paso, arrancando árboles centenarios como si fuera briznas de hierba en mitad de una tempestad... las corrientes formadas comenzaron a arrastrar todo a su interior con una furia incontrolable, incluso la misma realidad de ese mundo comenzó a desgarrarse ante la presión ejercida. Un alarido de horror brotó de las fauces del Devorador del Sueño, que freno la consumición de su presa actual por un momento.
Mientras el torbellino iba pulsando, conservando esa habilidad incluso liberado, cada uno de los héroes era rodeado por un aura mágica de iridiscencia esmeralda, e iba siendo teletransportado a otro lugar, muy lejos de allí ...
Poco a poco, el sueño acababa y los ojos de todos ellos se iban abriendo a una sala de luz tenue, con la intensidad amortiguada para no dañarlos. Las borrosas figuras que los rodeaban allí comenzaron a tomar forma, hasta adquirir la solidez de los monjes de boca cosida y piel fina pegada a sus huesos... un hobgoblin armado hasta los dientes les dio la bienvenida, intentando disimular su preocupación, y mientras ayudaba a todos ellos a incorporarse y abandonar su letargo. Su mirada no dejaba de pararse en el altar central, donde debería estar descansado el cuerpo momificado de Lord Belestrus. En su lugar, solo había un montón de polvo consumido, y, escarbando entre sus restos, con unas manos inmaculadas, Gospiel el Ángel de Batalla, intentaba recomponer el cuerpo que allí yacía poco antes... sin comprender que había pasado.
Curiosamente, otra figura de pequeño tamaño había aparecido en la sala ceremonial, como arrancada de un lugar donde su existencia ya no era posible. Iluminado por la única luz de la esfera divina de tres pares de alas, que flotaba sobre el lugar atenuando su brillo, Gorfeo parecía completamente sorprendido, como si algo inesperado hubiese ocurrido. El goblin se miraba las manos, y se tocaba el cuerpo, ... en un estado de estupor evidente.
- ¿Qué ... qué hago yo aquí? ... ¿Es esto lo que el Mitrado me contó acerca del reino de la Vigilia? ...
Su mirada terminó inevitablemente cruzándose con la presencia de Gospiel, que seguía absorta palpando las cenizas del paladín caído, dejando derramar el polvo entre sus dedos, atrapada aún por el shock del momento. Eso provocó que el pequeño ex-habitante del sueño bajara la cabeza avergonzado completamente embargado por la tristeza, reconociéndola de inmediato, y evitando las duras palabras que se agolpaban en su garganta... incapaz de articular nada acerca del inmediato fracaso.
Al despertar, todo el grupo se siente vigorizado, más sabio, más ... experimentado... como si una corriente mágica aún pulsara en su interior... (Subís todos un nivel, de la derrota es al fin y al cabo, de lo que más se aprende). Los diversos parangones que habían encarnado habían desaparecido, aunque quizás, algo quedara dentro de ellos en algún rincón oscuro de su alma, como si no se hubieran desenlazado del todo de ellos.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Leobal abrió los ojos. Sentía renovado, como si saliera de una largo y repardor sueño. Entonces los recuerdos el reciente combate volvieron a su memoria. Se incorporó con un quejido apesadumbrado y su habitual molestia en las articulaciones. Volvía a pasar la cuarentena y su cuerpo se lo recordaba pertinazmente. El peso del fracaso de haber fallado y la culpa se apoderó él como una ola por un instante. Apenas podía mirar a Gorfeo.
Miró a su alrededor y suspiró. Al menos todos sus compañeros de la corona estaban vivos. El mitrado resultó ser más inteligente que todos ellos. Había previsto la posibilidad de la derrota y había cerrado el paso. "La primera de cuatro" eran las palabras que se habían quedado grabadas a fuego en su memoria. El enemigo era en extremo poderoso y estaba cruzando mundos para apoderarse de este. Ahora sabían que podía hacerlo. Si eso pasaba, podía significar el fin de todo. A la vista estaba que ellos no podían detener al caos cósmico si eso pasaba, pero quizás pudieran que cerrar los otros tres pasos si los encontraban antes de que los Seguidores del Vacío. Los druidas, los alquimistas, los piratas, las intrigas alrededor de la corona, el papel de su propio padre, todo palidecía en importancia al lado de la certeza que acababan de tener.
Con torpeza de movimientos, pero con delicadeza se dirigió a Gorfeo, al ángel y a los clérigos para presentarles sus respetos por la perdida del hombre santo.
—Lo lamento profundamente. No hemos podido ayudarle. El mal que le acechaba era demasiado grande —se disculpó—. Y nuestras habilidades son limitadas. Sin embargo, hago mía su causa, puesto que el hambre de ese mal informe es infinito y ansía nuestro mundo. Ahora lo hemos visto claramente, si llegase a entrar el daño sería catastrófico. Si conocéis la forma de cerrar los otros tres pasos os ruego la compartáis con nosotros —miró a Gorfeo— . Debemos adelantarnos a los Adoradores del Vacío, ellos hace tiempo que buscan.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Con un carraspeo Khalion del Oeste recobró voz y conciencia. Aquel letargo reponedor quedaba enturbiado por la sensación de pérdida y fracaso en su misión. Pero no solo era el sentimiento de descanso reponedor sino que algo mas adentro parecía recobrar capacidades como si solo mediante ella se pudiera derrotar los horrores abisales que amenazaban su realidad. Indagar en aquella fuerza interior tendría su sacrificio. ¿Merecería el precio a pagar?
Ansiaba hablar y volver a escucharse tras horas de imepdimento pero Leobald el caballero lo hizo primero comunicando algunas de sus inquietudes. Estaba listo para hablar y hablar y hablar.. cogió aire dispuestop a soltar su retaila dirigiendose a Nadie.-¿Cuanto hemos dormido?- y resopló por el esfuerzo.
Con gesto sombrío Mablung se levantó y dijo mirando al gobling:- Podíamos haberle derrotado, ya estaba herido, ¿a que ha venido cargarse todo el mundo onírico?, lamento la perdida de tu amigo, pero en una batalla se producen bajas y no por ello se dan por perdidas, tengo la sensación de que esto ha sido una perdida de tiempo, nos hemos arriesgado para nada. Espero que el resto de cadenas estén mejor guardadas pero sino, tenéis un nuevo paladín al que servir, ya que por lo que parece ha decidido que esta nueva empresa es más importante que las que ya tenemos encomendadas.-
Mirando al resto de sus compañeros añadió:- Deberíamos volver a lo que nos trajo desde un comienzo a este pantano, no quiero pasar fuera del círculo mas tiempo del estrictamente necesario y una vez que nos hayamos encargado de las amenazas mas urgentes y de este plano, podemos ver que hacemos con las amenazas extraplanares, aunque creo que volveremos a tener noticias del culto-
Volviendose de nuevo al gbling le dice: - ¿Te dice algo el nombre de Vaalastroth?
- AAGGHH!! NO NO AAAAHHH!! -
Godric se movió agitado en su lecho, tanto agitó sus brazos y piernas que cayó al suelo con un sonoro golpe que no auguraba nada bueno para los huesos de su espalda. Pero el turbado clérigo no fue consciente del dolor, aún envuelto en aquella pesadilla.
Con un grito ahogado se incorporó, preguntándose si aún estaba envuelto en aquella locura o había, por fin, despertado.
Agitó su mano delante de sus ojos, sólo para comprobar que podía ver y con un quejido rechazó la ayuda de uno de los monjes que se había acercado para ayudarlo.
Se sentó en el borde de la cama, la camisa blanca pegada al cuerpo por el sudor frío que cubría su piel y hundió el rostro en sus manos, tratando de respirar cada vez más relajado y repitiéndose en voz baja "sólo era una pesadilla... sólo una pesadilla... Lathander bendito ayúdame..."
Era evidente que el despertar no había sido igual para todos los enviados a ayudar a Lord Belestrus.
PbP Character: A few ;)
Adriana abrió los ojos desorientada. Su cuerpo volvía a ser ligero, pero ella no fue consciente hasta que intentó levantarse, trastabillando de manera patosa. Observó sus manos y sus brazos, se palpó la cara confirmando que volvía a ser la de siempre. Betty y Llagas se subieron a su regazo, emitiendo chillidos de alegría por volver a ser dos animales independientes que no compartían cuerpo. Acarició a las ratitas con cariño y las depositó en el suelo para ponerse en pie. Se colocó el ropaje y se atusó el cabello, para volver a mostrar una imagen decente.
Su voz sonó dulce y tranquila y su vocabulario exquisitamente correcto, tan propio de una alta elfa. En su fuero interno, reconocía cierto placer al haber encarnado por unos momentos a Adriano.
- Lamento muchísimo lo que ha ocurrido - se dirigió compungida y afectada a Gorfeo - este mal es mucho mayor de lo que podíamos suponer y no hemos sido capaces de detenerlo - tras escuchar las palabras de Leobald y Mablung, Adriana mostró su opinión - Debido a la gravedad del aberrante mal que acecha en el plano onírico, y que pugna por adentrase en el nuestro, creo que debemos encontrar las restantes cadenas e intentar detenerlo. Si consigue traspasar las barreras, nada importarán ya nuestras misiones aquí, este mundo estará perdido y condenado. Pero es una decisión que debemos tomar entre todos - observó al resto de sus compañeros, esperando la opinión de cada uno para llegar a un consenso sobre qué decisión tomar.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mientras los monjes atendían a todos los caminantes del sueño, especialmente al amnésico Godric, el ángel de batalla Gospiel mirada al techo de la sala, perdida y abrumada por su pesar, pero en parte, intentado asimilar su nueva condición. Mientras, proseguía con su monólogo en voz alta, como si no hubiera nada más en la sala, mientras seguía aferrando las cenizas del mitrado entre sus puños cerrados y dejándolas caer una y otra vez sobre el altar donde previamente descansaba.
- Siento las cadenas que me ataban a este templo disiparse, mi misión, para bien o para mal completada, quizás, quizás... sea la señal de que pueda volver a Celestia, por fin podré volver a ver a mis hermanos, han pasado eones ... volver a la corte del fogoso amanecer... y sobrevolar los picos más elevados del monte celestial... Eso haré, yo también he completado mi guardia, y es hora... de descansar... esperar y prepararme para la próxima batalla.
Sus ojos bajaron, cogiendo consciencia una vez más de lo que le rodeaba, y una mirada inquisidora se clavó en el pequeño Gorfeo.
- Tú, las leyes planares te prohiben estar en este plano... ¿que hechicería has usado para estar aquí? ... ¿Quién eres y que evita que aniquile tu maldad innata en este instante?
Nadie pareció emitir un gruñido, recordando a todos las malas maneras que le habían acompañado antes del viaje onírico en contra del ángel. Dejando a Godric en manos de los monjes, se interpuso delante del goblin poniendo la mano en el pomo de su recia y simple espada larga, en actitud protectora. Sin embargo la atención de Gospiel volvió a dispersarse, según Leobald comenzó su disculpa. Sus alas se extendieron y su majestuosidad pareció crecer acordemente con tal gesto.
- Se privó de la información del resto de soñadores al resto, no sé si esto ya se os ha sido informado por los monjes a través de Linterna. No sabemos la localización de los demás nodos oníricos. Hemos estado bastante... aislados ... para prevenir filtraciones ... Sin embargo hay seres, personas, o sabios, que pudieran tener información al respecto... Lo que si puedo contaros, es que todos están en la región, puesto que la prisión, está aquí, en algún lugar...
Al ver que la atención de Gospiel se perdía sobre el goblin, Nadie se desplazó para ayudar a Khalion, susurrándole acerca de su precisa pregunta.
- Habéis estado cerca de ocho horas en letargo...
El hobgoblin volvió a ponerse en alerta cuando la furia de Mablung pasó a descargarse sobre el grupo, especialmente sobre Gorfeo, esta vez no se puso en actitud defensiva ni amenazante, simplemente observó como el goblin respondía aún confuso a las duras palabras del druida.
- Yo, yo, no sé porque ha hecho eso, yo sólo era su amigo ... él me trajo a su reino... fue amable conmigo, ... tendría sus razones ... y no, no voy a servir a nadie más, soy libre, y es hora de decidir mi propio camino...
Las calmadas e inteligentes palabras de Adriana, pasaron a acompañar los pensamientos de todos. Gospiel la escuchó y asintió con su cabeza, aprobando la decisión de encontrar el estado del resto de los soñadores.
- Os deseo suerte con vuestra gesta, y que la luz y el fuego purificador de Lathander os bendiga... Es hora de partir...
Las palabras del ángel de batalla se quebraron, al oírse un quejumbroso crujido al mismo tiempo que una enorme grieta se dibujaba partiendo la bóveda de la sala en dos. Gospiel observó el techo con un gesto preocupado y cerró los ojos señalando a la salida del templo secreto subterráneo.
- Siento como la protección de Lathander abandona este lugar, puesto que su cometido ya no tiene razón de ser... la capilla se viene abajo, y la magia que la sustentaba también. Salgamos de inmediato, y rescatar a vuestro humano herido, el que descansa en la apoteca. Una mirada triste anidó en los claros ojos de la mensajera de los Dioses, que recorrió a los monjes de boca cosida uno por uno. Correr Insensatos...
Un cascote de argamasa y ladrillo cayó de golpe sentenciando las palabras de Gospiel, errando por centímetros a varios de los devotos acólitos que asistían el templo.
Godric vuelve a recordar todo, salvo lo que ha pasado desde que llegaron al templo de Lathander, tiene un vacío en su mente de las últimas nueve horas aproximadamente. Todos podéis tirar Athletics a DC : 14 si decidís poneros a correr para evitar el derrumbamiento que está a punto de ocurrir del templo colapsando sobre sí mismo... Podéis decidir no correr e ir de chill claro... yo no os obligo :P
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Leobald trastabillo torpemente. Levantando el pesado escudo a modo de paraguas, avanzó tambaleante hacia la salida entre la lluvia de cascotes. Aguantando estoicamente los impactos en su abollado escudo, se cercioró de que era el último de la comitiva y no quedaba nadie detrás.
Athletics a DC : 14: 12
Uso mi reacción para proteger alguien cercano si le cae la piedra in the melon.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Al despertar, Nock se desplomó en el suelo mientras el peso de la realidad volvía a caer sobre él. El mundo onírico donde había podido volar, ver y hablar se desvanecía, dejándole con un vacío profundo y un dolor amargo en el pecho. Sin sus ojos, su visión mágica era su único consuelo, pero ahora parecía más una maldición que un regalo. La sensación de fracaso lo envolvía, y la pérdida de esa efímera libertad lo sumía en una oscuridad aún más profunda que la ceguera autoimpuesta.
Sumido en el dolor y el fracaso, Nock se levantó con una tenacidad inquebrantable. No había destellos de fortaleza, solo una determinación implacable para seguir adelante, un paso tras otro, incluso en las peores adversidades. La ruptura de la cadena y la amarga derrota pesaban sobre su ánimo. Enfrentarse a un monstruo de pesadilla y experimentar, aunque brevemente, la libertad de volar, hablar y ver sin sus maldiciones, le enseñaron valiosas lecciones a un costo elevado. Ahora, deseando pasar desapercibido y llamar menos la atención, Nock se enfocaba en el sigilo. Avanzaba con las heridas frescas, pero con una voluntad firme de continuar, moviéndose con más cautela y precisión que nunca.
Ignoró a sus compañeros de bandada. Ni las palabras del paladín, ni las de Adriana, ni las desafiantes de Mablung, ni el sufrimiento de Godric parecieron sacarlo de su ensimismamiento. Tan solo la amenaza de morir sepultado le hizo reaccionar y salir corriendo.
Athletics: 1
Zevatur, Rolthos
Mientras la prisa se convertía en necesidad vital para no salir heridos por los cascotes y las pesadas piedras de roca y argamasa sólida, los héroes de Saltmarsh demostraron una vez más su gran agilidad para evitar salir completamente ilesos de aquel largo pasillo que desembocaba en una capilla colapsando sobre sí misma. La estructura se iba desprendiendo y cayendo con total precisión sobre las cabeza de todos los agentes sin excepción, como si estos buscaran ser castigados por su auto-impuesto fracaso en el reino onírico.
Regueros de sangre corrían a través de la frente de Adriana, fluyendo de heridas abiertas que confundían su pelo color fuego con el carmesí de su sangre. Lo mismo ocurría para los demás... una agrietada máscara de Khalion mostró su debilidad a los pesados impactos que había recibido para proteger el pálido rostro de su portador. Hasta el fornido Mablung acusó el dolor y el daño de recibir el impacto de la techumbre sobre su espalda y hombros. Quizás el peor parado fue Leobald, que, encontrando a un desorientado brigada Llondyl vagando por la planta principal mientras los cascotes caían a su alrededor, se apresuró a protegerlo y sacarlo de allí mientras recibía los golpes por ambos dos. Quizás los únicos que salieron prácticamente indemnes fueron Nadie y Gorfeo, que salvo estar cubiertos de una densa capa de polvo blanco, no se apreciaban heridas en ellos, y por supuesto Gospiel y su esfera alada, que con su angelical agilidad, esquivó y evitó cada desprendimiento que amenazaba con tocar su impoluto cuerpo sagrado.
Algunos monjes no tuvieron tanta suerte, y cayeron por el camino, sepultados para siempre en lo que antaño fue su eterno hogar. Afortunadamente, aunque la fortuna quizás no le sonriera por mucho tiempo, Artorus si consiguió escapar junto con al menos la mitad de los eremitas que cuidaban de aquel lugar. A los pocos segundos de que todos hubiera salido, sin apenas tiempo a rescatar pergaminos, objetos sagrados o armaduras bendecidas, el suelo donde se encontraba la capilla se abrió, tragándose por completo, con un estruendoso gemido de la tierra empapada en agua pantanosa, lo que quedaba de la estructura principal, parte de los jardines traseros y la totalidad del antiguo cementerio que rodeaba la ahora inexistente arquitectura de aquel lugar.
Una vez fuera, y tras comprobar las bajas y heridas de los suyos, el ángel de batalla observó el cielo, viendo como las nubes se cerraban también sobre sí mismas, imitando su equivalente en la tierra, hasta que el haz de luz que bañaba todo el escenario se disipó por completo... sin bajar su rostro, y dejando que los últimos resquicios de luz acariciaran sus marmóreas mejillas, Gospiel lanzó una extraña oración al cielo que se oscureció al mismo tiempo que el ocaso del día comenzaba...
- Celestia me reclama, como dije antes, mi guardia ha terminado, al igual que la vuestra mis ancestrales compañeros de gesta... y así como las cadenas entre mundos se hace menos nítidas para mi, vuestra libertad también ha llegado, la penitencia ha concluido, aunque quizás, me temo, no como hubieseis esperado...
Refiriéndose a los monjes, el ángel bajo la cabeza ante ellos, en señal de reverencia, cosa claramente inusual entre los suyos. Mientras, todos y cada uno de los seguidores de Lathander supervivientes, comenzaron a arrodillarse mirando al cielo con su rostro momificado descubierto, y las costuras de sus bocas cediendo mientras elevaban una plegaria a lo más Alto. Poco a poco, pero cada vez más rápidamente, sus cuerpos comenzaron a deshacerse, convirtiéndose en un polvo gris extremadamente fino, como si fuera ceniza recién tamizada. Sus gestos no eran de dolor o de pena, sino de éxtasis... y por fin, cuando llegó el turno de Arturos, éste bajo en un último momento su cabeza, mirando a sus libertadores... con una mirada paternal agradecimiento extremo, éste sólo acertó a murmurar algo antes de desaparecer con la húmeda calima del pantano, mezclándose con el viento del este - Gracias -
La pose de Gospiel radiaba cierta paz, a pesar de que eso iría contra su belicosa naturaleza, y cuando todo el proceso hubo terminado, se volvió por última vez a los héroes malheridos.
- Vivid largas vidas, dedicarlas a la luz, que el Sol que arde con la misma intensidad que la fe de su miriada de fieles, guíe vuestros pasos... sean cuales sean. Tenéis mi bendición, podéis marchar en paz.
Godric vuelve a ser el Godric Original, pero no recuerda nada de lo que acaba de pasar desde que pisó la isla. Todos tenéis el efecto de un Bless por 24 horas, pero sólo a +1. Estáis bastante malheridos en general, revisad vuestras fichas.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Magullado y sin tener muy claro todo lo que acaba de pasar, Mablung se volvió hacia sus compañeros y dijo:- Creo que debemos tomarnos un descanso para recuperarnos de las heridas causadas al salir del templo y aprovechar para ver cuales serán nuestro siguientes pasos. Se nos empiezan a acumular los problemas, tenemos que encontrar al resto de sus compañeros- señalando al guarda herido-, ver que hacemos con los hombres lagarto y buscar los otros puntos que encadenan a esa aberración e impiden que acceda a nuestro plano, no se si me dejo algo más.
-Por mi parte creo que debemos enfocarnos en la amenaza más inmediata que son los hombres lagarto, además es una orden de Bastianes, por lo que no la podemos demorar mucho, podemos tratar de hacernos con los huevos como medida de presión o ir directamente a la fortaleza, creo que ir a por loe huevos será la mejor opción. El brigada puede volver e informar a Bastianes para que se prepare para la defensa, pero me gustaría que os pronunciaseis, os escucho- dijo mientras buscaba un sitio donde sentarse y atender sus heridas.
Godric miró a su alrededor completamente confundido.
¿Qué les había pasado? ¿Dónde estaba la isla? ¿Y el monje que les guiaba? ¿No iban hacia un templo? Escuchó las palabras de Mablung sobre ocuparse de los hombres-lagarto. Iba a decirle que claro, que para eso habían ido allí... y a preguntar quién era ese hombre que estaba con ellos o aquel goblin, pero comenzó a toser y escupió algo de sangre. ¿Cúando se había dado un golpe tan fuerte en las costillas? Las notaba magulladas, puede que tuviera alguna rota. No recordaba que hacía escasos segundos un enorme cascote lo lanzó al suelo al caer del techo y rebotar a su lado. Todos sus compañeros estaban malheridos y Adriana...
- ¡Adri!?- gritó al ver la sangre en el rostro de la elfa. Se acercó rápido, ignorando su propio dolor y lanzó una plegaria a Lathander para que sanara las heridas de la elfa. Una luz dorada y cálida envolvió la palma de sus manos y la yema de sus dedos, e iba cerrando las heridas de la elfa al rozarla delicadamente.
Cure wounds lvl 3 para curar 22 HP (lanzado en el gamelog)
- ¿Estas bien? - le preguntó mirándola a los ojos verdes. Cuando la elfa le aseguró que se encontraba mejor se volvió al resto de sus compañeros y comenzó a atender sus heridas priorizando el bienestar de sus amigos a su clara confusión por todo lo que estaba pasando. Ya habría tiempo después para sus preguntas.
PbP Character: A few ;)
Adriana se tropezó al intentar salir del templo, mientras los cascotes caían como una tormenta de piedra sobre sus cabezas. A trompicones se puso a salvo fuera del derrumbamiento, lanzándose de rodillas al suelo húmedo y musgoso, intentando recobrar el resuello y la poca fuerza que se desvanecía a través de sus heridas abiertas.
Alzó la cabeza y su mirada vidriosa y desenfocada consiguió distinguir la figura de Godric que se acercaba a ella con urgencia. Esta vez sí parecía el Godric de siempre, la reconocía, había vuelto a su ser y eso le reconfortaba. Le sonrió con agradecimiento mientras notaba cómo sus heridas se cerraban y la energía volvía a recorrer sus músculos y su cuerpo. Le acarició el rostro con delicadeza, dándole de nuevo la bienvenida.
- Godric, querido… eres tú de nuevo… - le apretó las manos y aprovechó su apoyo para levantarse - estoy bien, gracias por asistirme. Pero dime… ¿tú te encuentras bien? ¿Recuerdas algo de lo sucedido? -
Ya en pie y completamente recuperada, observó su ropa polvorienta y manchada de humedad y barro, y su rostro y sus brazos cubiertos de la sangre que comenzaba a secarse. Tras cerrar los ojos unos segundos, una estela de luz brillante recorrió su cuerpo, borrando todo rastro de inmundicia y suciedad. Adriana volvía a lucir el aspecto de una alta elfa recién salida de los baños, peinada y perfumada a la perfección. Betty y Llagas asomaron sus pequeñas cabezas entre los ropajes, chillando nerviosamente, comprobando que por fin estaban a salvo.
Prestidigitación sobre sí misma.
Dirigió su atención a Mablung tras sus palabras: - Es cierto que destruir las cadenas resulta de imperiosa necesidad, pero si ni siquiera sabemos dónde está el resto de localizaciones quizá perdamos un tiempo precioso y mucho me temo que la paciencia de Bastianes tiene un límite escaso. Propongo hacernos cargo de los hombres lagarto lo antes posible y, después, ocuparnos del mundo onírico sin dilación -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"