TocToc, se adelantó gracias a su astucia y agilidad a un preocupado Mablung, atento aún al devenir de los futuros acontecimientos. El druida permanecía vigilante ante su equipo, estudiando cada error estratégico para hacérselo ver momentos después...
La investigación inicial del kenku le llevó a la chimenea, pero pronto se dio cuenta de que no era posible que el mecanismo fuera paralelo, puesto que ésta estaba recién apagada y las ascuas ardían aún candentes en su base. Allí se cocinaba, y la olla de un potaje maloliente y tumefacto se lo demostraba... no era práctico incluir el mecanismo de apertura y cierre dentro de una zona que se mantenía con fuego...
Su vista empezó a estudiar con avidez el tramo de muro que enlazaba la entrada secreta con la chimenea, atento a cualquier relieve fuera de lo normal... mientras lo hacía palpaba con eficiencia las partes de la pared más propicias a contener ese secreto engranaje... No tardó apenas nada en encontrarlo, y al presionarlo, como ya hizo con su homólogo al otro lado del umbral, el muro comenzó a ceder y cerrarse sobre sí mismo... dejando a los hambrientos carroñeros al otro lado, y sellando a sus compañeros en este otro. Al menos estaban momentáneamente a salvo.
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Con un suspiro de alivio, Mablung volvió a dejar la antorcha en su sitio y estudio la habitación. Parecía claro que los ocupantes debían de haber abandonado la habitación con el ruido de la pelea en el pozo. Recogió la cimitarra del suelo y se dispuso a recorrer la estancia.
-No abráis la puerta hasta que hayamos investigado el resto- dijo con un gruñido señalando la puerta pintada y mirando a Khalion -y procura no activar nada otra vez-
Con cautela se acercó a la puerta a la otra puerta y escucho.
Cuando TocToc cerró el pasadizo tras ellos se permitió inspirar profundamente y tratar de serenarse. Asintió al hombre cuervo y le puso un momento la mano en el hombro a modo de agradecimiento. Dedicó una sonrisa paternal a la magullada a Adriana y al valiente Godric. Entonces el nauseabundo olor del puchero abandonado captó su atención. Con cautela, levantó el escudo de nuevo y se movió por la sala despacio, atento a cualquier eventualidad. Sin perder de vista a Khalion por el rabillo del ojo, trató de centrarse en la tarea que tenían frente a sí. Se acercó a Mablung y se preparó para cubrir a ambos en cuanto el druida abriera la puerta.
La enorme habitación que hacía de dormitorio y comedor para sea quien fuese que habitara estos sótanos dejaba poco margen para la ocultación, no había demasiados lugares donde alguien podría esconderse, a pesar de las tintileantes sombras que proyectaban la decena de antorchas sobre toda la estancia.
Cuando Mablung se acercó a la puerta cerrada para escuchar al otro lado, no pudo evitar fijarse en la entrada que estaba bloqueada puesto que estaban extremadamente próximas la una de la otra. De cerca, se percató de que la barra de madera que hacía de tope estaba dañada y parcialmente quebrada, como si algo que estuviese al otro lado hubiera intentado salir... sin éxito.
Pidiendo silencio a todos, y con Leobald cerca de él cubriéndole, el druida cerró momentáneamente los ojos y puso la mano sobre la madera que formaba el portón que daba acceso a la siguiente habitación o pasillo, concentrándose en escuchar cualquier ruido. Pero nada pareció emitir sonido alguno detrás... el único ruido provenía del cercano crepitar de las teas ardientes ancladas en las paredes.
La puerta cedió sin problemas, dando entrada, a diferencia de los amplios barracones, a una pequeña habitación que tenía muebles cómodos y parecía estar bien cuidada. Sobre una mesa, cubierta de papeles, descansa una bandeja con fruta fresca y unos tacos de queso curado, su agradable olor contrastaba con el del puchero hediondo de la chimenea de la sala anterior.
Una cama de aspecto cómodo descansaba en la esquina noroeste con un casillero de madera a sus pies. También, había una pequeña mesa de madera contra la pared este, con una silla de cuero acolchada al lado. Sobre la mesa, un candelabro de latón de tres brazos con tres velas encendidas proporcionaba luz brillante a la habitación. Las velas, aunque no eran nuevas, aún distaban de estar gastadas.
Debajo de la mesa se podía encontrar una pequeña caja de madera y una linterna de diana apagada con un obturador móvil sobre la lente. En un estante sobre la mesa reposaban tres libros y en la esquina noreste se apoyaba un armario de madera cerrado. Junto al armario, una Jaula de tamaño pequeño albergaba en su interior un silencioso cuervo, que miró con ojos curiosos al intruso, pero éste no pareció alertarse o agitarse de ninguna manera, sólo observó picoteando con cierta tensión los finos barrotes de su prisión. En la base de la jaula, podía leerse en una pequeña placa de metal tallada, una palabra, quizás el nombre del animal: "Ostor"
Falso muro arrastrándose, devolviendo a la oscuridad a aquella trampa reptante, protegiendo aventureros cada vez mas en lo profundo de la guarida bandida. Sus ojos enmascarados, azules y metálicos, clavados en la amenaza devoradora hasta que el cierre se completa buscan nueva presa. Con frialdad analiza el nuevo estatus. Arcano refulgor le envuelve en azul todavía mientras furtiva mirada busca presa. ¿Un ente sobrenatural devora almas que duerme arropado y come puchero?
-El grito.. ¿de dónde vino? - se dijo, impaciente, el cazador.- Creo que tan sobrenatural como vosotros es lo que aquí se esconde. Sortilegio o glifo que activamos.- Y vio a la elfa, lastimada aunque mejor. -Me complace ver que tu estado es óptimo, no podemos enfocar combate mermados.
Con su mente embaucada en lo que aquella puerta escondía, meditadamente, quiso asegurar la zona en su favor. Siguiendo las pequeñas escaleritas hacia la trampilla buscando algún cerrojo o manera de asegurar que nada volviera desde el exterior. Una estantería llamó su atención, incongruente en aquella guarida. Su cabello se meció ante la escasa brisa que escapaba.. incapaz de indagar mas allá, separó la estantería escasos centímetros clavando su fría mirada en aquella oquedad.
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Mablung se acercó a la mesa, se guardo el queso y la fruta y echo un ojo a los papeles mientras los cogía y se los pasaba al caballero, puede que fuesen importantes para más adelante. Luego reviso un poco la mesa y la mesilla buscando algún compartimento.
Investigación para los papeles:18
Percepción para buscar:8
Se fijo después en la jaula del cuervo, sacando parte de sus raciones le dio de comer al animal mientras decía su nombre-Ostor, Ostor- para acto seguido liberarle de su jaula:-Ningún animal salvaje debe permanecer tras unas jaula-.
Tras lo cual salió de la habitación y dijo:-¿Trampilla o puerta cerrada?
Cuando TocToc entró en la habitación dos cosas le llamaron la atención. Los libros y el cuervo.
Los libros representaban conocimiento que le había dado la libertad con anterioridad. Poder, autonomía, destino. Quizás fuesen simples libros de historia o de contabilidad de aquella banda. Pero quizás contuviese secretos arcanos. Su mirada ansiosa se posó sobre ellos un momento.
El cuervo encerrado en la jaula le produjo una dolorosa sensación de empatía. Una vida de esclavitud y servidumbre. Pero no parecía maltratado, al menos. Tambien le dedicó una mirada de unos segundos.
Tras el momento de duda la corvida figura se desplazó hacia los libros. Ayudar a otros siempre traía problemas y en definitiva Ostor lo mismo no deseaba ser ayudado. Ojeo los libros mientras la culpabilidad le hacía mirar de reojo la jaula y su inquilino.
Investigación por los libros: 18
Después, mientras el druida le daba comida a Ostor, TocToc negó con la cabeza y eseor a ver su reacción.
Leobald, viendo que no había peligro, dejó el escudo apoyado junto a la pared y se dispuso a ordenar e inspeccionar los papeles que Mablung le tendía. Observó a TocToc hacerse con los libros con avidez y apreció el gesto del druida con el cuervo con una sonrisa amable.
—¿De qué versan los tomos, TocToc? —preguntó mientras trataba de organizar los manuscritos— ¿Algo interesante? Esta parece la estancia de alguien ilustrado, quizá el líder de esta banda de ladrones.
Una vez hubo observado los papeles se agachó y se hizo con la linterna de diana. La examinó con detenimiento acercando la mecha a su nariz para determinar si había sido usada recientemente.
En cuanto el cuervo fue liberado, pareció emitir algunos graznidos al parecer de agradecimiento y voló para posarse en el hombro de Mablung, donde aceptó con gratitud la comida ofrecida por éste. De alguna manera el rapaz no dejaba de alejarse mucho de su liberador, y revoloteaba a su alrededor posándose en los muebles cercanos a él esperándole para volver a seguirle.
En cuanto el druida empezó a husmear entre los papeles encontró que se trataban en su mayoría inventarios de materiales robados, vendidos y tramitados por una misma persona en su mayoría, un tal E. Tenhall, que parecía estar bastante inmiscuido en los oscuros tratos aquí presentes. Aparecían algunas cartas más a un tal Sr. G, informándole del estado de las transacciones y beneficios, así como el estado de los materiales... algo no cuadraba en todo lo que Mablung estaba recopilando, pero necesitaría bastante tiempo para estudiarlo o alguien experto en contabilidad. También, entre la algarabía de papeles, el druida pudo encontrar una hoja simple, con algunas anotaciones de palabras básicas, y sus equivalencias en el lenguaje goblin. Palabras como "Parar/detenerse", "Combatir", "Levantar", "venir" y algunas más estaban garabateadas en una elaborada caligrafía digna de alguien bastante ilustrado.
La percepción de sus afilados ojos élficos se percataron de algo más al remover los papeles. Discretamente oculto en una de las esquinas de la mesa, muy cercana a la lámpara de ojo de buey, de la que por cierto, no hacían demasiado uso, había un pequeño botón que sin duda accionaba algún secreto del escritorio, algo se ocultaba entre sus misteriosas maderas y sin duda ese mecanismo lo revelaría.
TocToc se acercó a los libros sin dejar de mirar de reojo a su pariente lejano, consiguió leer la portada de los tres. El primero era un volumen de poesía erótica plenamente ilustrado, con imágenes que harían ruborizar al más rudo marinero de Saltmarsh, ... todo tipo de ilustraciones, en su totalidad de posiciones sexuales entre humanos, posaban ante sus ojos, acompañadas de versos de un contenido no apto para almas mojigatas. Estaba dedicado en su primera página, ... "Para Sanbalet, que su inmensa "varita de poder" mágico siga obrando milagros en mis húmedos bajos..." estaba firmado por una tal "Loto Negro" en también una hermosa caligrafía de estilo femenino. El segundo libro cambiaba totalmente de tercio, y estaba dedicado a los conocimientos sobre Stygia, el quinto plano de los nueves infiernos, que al contrario que la mayoría de sus hermanos, era un entorno de hielo y glaciales infinitos, dominado por perennes tormentas eléctricas. Estaba titulado como "Sytigia, el infierno Azul y sus fragmentos". El tercer libro era más mundano, y consistía en un almanaque naval de mareas a lo largo de toda la costa de Dragonmeere, especialmente centrado en Saltmarsh y alrededores, millas de costa estaban cubiertos con sus respectivos ciclos... también contenía algunas anotaciones sobre posibles lugares de naufragios y tesoros a recuperar de éstos.
Mientras tanto, en las improvisadas barracas, Khalion consiguió girar sin demasiado esfuerzo la estantería de pega que cubría una puerta entreabierta, estaba bastante oscuro al otro lado, pero sus ojos se ajustaron rápido para observar unas escaleras descendentes y un impregnante olor a mar y salitre... la humedad parecía ser bastante elevada más allá y pronto las escalinatas talladas en la roca giraban sobre sí mismas no dejando adivinar que se ocultaba más allá sin avanzar.
Aunque la elfa se sentía segura tras el muro que les separaba de la pequeña pero letal horda de gusanos, se mantuvo alerta en todo momento cuando sus compañeros decidieron comenzar a investigar la nueva estancia.
Dedicó una mirada de recelo e incomprensión a Khalion cuando este se dirigió a ella. ¿Sería posible que no recordara que había sido él el que la había precipitado escaleras abajo? Fuera como fuese, ya no parecía ser una amenaza; pero era consciente de que aquello que le había nublado el juicio podía volver a suceder.
No le pareció el momento de explicarle al pícaro la realidad de los hechos, pero lo haría más adelante. Simplemente hizo caso omiso a su comentario y se dispuso a seguir a sus compañeros, no sin antes dedicar una mirada a la habitación en la que se encontraban. Las camas estaban deshechas y el pote de comida recién cocinado indicaba que el lugar era habitado por un grupo numeroso.
Siguió de cerca los pasos del druida, vigilando de reojo los movimientos de Khalion que parecía estar entretenido con una estantería.
Permaneció en el quicio de la puerta de la nueva habitación hasta cerciorarse de que no había peligro, sonriendo al ver cómo Mablung abría la jaula y le daba de comer al cuervo que la habitaba. Observó al animal y se preguntó si se trataría de una mera mascota o el familiar del dueño de aquella estancia. Si esto último se confirmara, podrían estar poniendo en peligro su anonimato.
Arcana: 11
Se acercó a él, intentando acariciar al animal, justo en el momento en el que el druida mantenía entre sus manos cierta documentación. Por encima de su hombro, curiosa por saber el contenido de los papeles, pudo echar un vistazo. En un primer momento, barrió con la mirada los documentos, detectando palabras y frases sueltas que le dieron a entender tratos oscuros e ilegales, hasta que llegó a la firma; cuando comprendió a quién pertenecían esa inicial y apellido, abrió los ojos como platos, casi incapaz de creer que aquello fuera real. A punto estuvo de decir algo, lanzando una mirada furtiva a la figura de Leobald que se encontraba de espaldas y que, afortunadamente, no pudo percatarse de su reacción. La elfa volvió rápidamente la mirada a los documentos intentando esta vez leer con más atención para comprender la magnitud del significado de aquella información.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
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Indagaciones y papeleo, sótanos y mar. Dos frentes en un inmundo sótano. De su mochila extrajo herramientas apropiadas, cordel en el pasadizo y campanilla en estantería. Si algo subía quería enterarse el primero.
Survival [no entrenada]: 14
Camino a la instancia, ojeo un par de los baúles que había junto a las camas, y ya con todos, algo sorprendido por el córvido alado..- Dos escapatorias. Arriba a la casa y a la mar, por otro pasaje oculto.
Estos papeles serán de interés para Bastianes, a simple vista para en reportes de las actividades criminales de la.bamda- dijo mientras se los entregaba a Leobald- y estos parecen comandos en lengua goblin, ¿ Tendrán un orco o troll de mascota?.-
-Hay un interruptor en el escritorio, pero no me fío de que no tenga trampas,¿Podéis echarle un vistazo?- dijo mirando a TOC TOC y Khalion.
-Creo que debemos seguir hacia abajo, por el pasadizo que ha descubierto Khalion- asíntio mientras acariciaba a Partir.
El habilidoso aasimar, sacó sus herramientas desplegándolas sobre el estudio para poder seleccionarlas según la necesidad, con bastante maña afianzó anclando precisas esquirlas de metal al rededor del pulsador para ejercer una presión mínima y desmontar cualquier mecanismo que se accionara según el botón se fuera deslizando de una manera forzada y canalizada.
Tras ejercer la mínima presión sobre éste, un click saltó al final de un recorrido sin trampas, y un compartimento secreto se abrió en la parte inferior del escritorio, donde se pudieron encontrar un par de valiosos objetos.
El primero fue un libro de conjuros, de esos que solían usar los magos para memorizar sus hechizos, estaba bien cuidado y escrito con exquisita caligrafía y dedicación, la misma que se podían encontrar en las cartas e informes escritos sobre la mesa. Dedicadas instrucciones para ejecutar cada uno de los siguientes hechizos estaban descritas envueltas en arcanos dibujos y patrones: dancing lights, minor illusion, ray of frost, charm person, color spray, magic missile, silent image, find familiar, magic mouth y scorching ray
Junto al libro de conjuros, doce velas nuevas sin usar descansaban al lado de un documento con extrañas instrucciones y órdenes, ¿algo parecido a señales?: "largo-corto-corto-corto = ¿Es Seguro?, corto-largo-corto-largo = Todo está OK, es seguro, largo-largo-largo = Todo listo para cargar, acudid al barco"
El caballero cargó con la linterna al hombro y revisó los papeles de nuevo mientras sus compañeros abrían el escritorio. Le había parecido leer algo que había preferido ignorar peor que hacía alimentaba una inquietud que crecía en cabeza. ¿No podía creerlo, un Tenhall mezclado con ladrones? Sí, ahí estaba "E. Tenahll", podría ser una coincidencia si creyera en ellas, pero qué probabilidades había. No conocía a otro Tenhall con esa inicial. Ajeno a los frutos de Khalion y Mablung con el escritorio, recogió si escudo y salió al comedor para tomar aire, como si de repente el dormitorio se hubiese hecho demasiado pequeño y sofocante.
—Registrad el armario y el cofre antes de salir si tenéis a bien. Quizá haya algo de interés —comentó algo ausente pasando junto a Adriana a la altura del quicio de la puerta.
Leobald se sentó en la mesa del comedor cogiéndose la barbilla con la mano mientras el resto acababan de registrar. Necesitaba un momento para sí, para poder pensar.
Adriana estudió de reojo la reacción de Leobald mientras consultaba los documentos. No había duda, por su expresión había reconocido el nombre de su padre en aquella firma. Le observó alejarse de la estancia buscando soledad. Pero, tras unos minutos, no pudo evitar salir tras él.
Se acercó a la mesa del comedor y por su rictus dedujo que él estaba igual de confuso y sorprendido que ella ante este hallazgo.
- Leobald - le susurró con dulzura, evitando que la escucharan en la habitación contigua - discúlpame la intromisión, pero esto… debe ser un error, estoy segura. Conocí a vuestro padre en la corte, siempre fue un hombre intachable, de una honorabilidad sin mácula. De otro modo nunca hubiese sido aceptado por los altos elfos como embajador - se sentó a su lado, intentando transmitirle calma - ¿crees que quizá hayan usurpado su identidad o haya podido ser coaccionado para tales actos? - comentó sin querer hacer referencia a la remota posibilidad de que, efectivamente, estuviera implicado por voluntad propia.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Adriana y Leobald hablaban en voz baja sentado en la mesa del comedor, ajenos a las moscas. Leobald suspiró con pesar y se volvió para cogerle la mano a Adriana y dar un par de palmaditas amables sobre su dorso.
—Adriana Ilinan —la sonrió con ternura— la protegida de la reina Raedra, una de las escribas más prometedoras de la corona, recuerdo vagamente que teníais buen trato con mi padre. Conocíais perfectamente los recovecos de la Gran Biblioteca de Suzail, apasionada de la naturaleza y los libros de hechicería. Sí, os recuerdo bien. Definitivamente no sois la asesina que tratan de pintar sobre vos. Gracias por vuestras palabras y desvelos —asintió mirándola a los ojos con aquella mirada triste y resignada, tan suya—. Desde luego todo este asunto es desconcertante. No he sabido de mi familia en años y ver ese nombre ha traído muchas cosas a la memoria, pero ya estoy bien. Las relaciones con mi padre no eran las mejoras cuando me fui, pero me cuesta pensar en que pueda relacionarse con ladrones. En cualquier caso no dejaré que mancillen la Casa Tenhall si puedo evitarlo. Vamos, tenemos un aceite que recuperar.
Tras unas breves palabras el caballero se levantó de la mesa, recompuesto su aplomo y tendió la mano a la elfa para ir con los demás.
Cuando el hábil kenku cerró la puerta secreta aislándoles de los gusanos Godric no se permitió relajarse. Tras una rápida mirada y comprobar que estaban a salvo, al menos de momento, se sentó en el suelo, con la espalda apoyada en una pared tras dejar su antorcha sobre uno de los enganches para evitar que se apagara y tenerla a mano.
- En seguida estoy con vosotros - dijo - tengo que comprobar una cosa -
Ya mientras hablaba sus manos habían comenzado a desabrochar los enganches de cuero de las perneras de su armadura. Trabajo con premura y eficacia pero aquella llevaba un tiempo. Inspeccionó con detenimiento y esmero sus pies y pantorrillas, tras quitarse los refuerzos de cuero de las piernas y se levantó los pantalones, dejando también al descubierto sus pies. Miró entre los dedos, en la planta, el talón. Palpó por sus piernas con fuerza, buscando que algún gusano hubiera conseguido penetrar en su piel. Había visto guerreros caer cuando los repugnantes carroñeros llegaban a su corazón y estos no habían sentido nada, ya que al parecer secretaban una sustancia anestesiante que evitaba que sus víctimas fueran conscientes que estaban siendo devoradas por dentro.
Cuando hubo chequeado sus dos piernas, revisó los pantalones y calcetines en busca de agujeros provocados por hambrientas fauces diminutas. Pero sólo encontró los que ya conocía en sus calcetines. Necesitaba unos nuevos pronto. Aprovechó y cambió los vendajes, muy leves ya, que llevaba por las llagas producidas en el penoso viaje a Ghostfinger, y volvió a vestirse y calzarse.
Para cuando terminó Mablung tenía un cuervo en el hombro y Adriana y Leobald hablaban en susurros en una mesa cercana a él. Viendo que trataban de temas privados entró en la otra sala y, al ver los libros sobre la mesa preguntó interesado.
- ¡Libros! Parece que hace años que leí uno. ¿ Creéis que esta bien si nos los quedamos? Podemos compartirlos... - dice mientras coge uno de ellos y asiente al leer su teológico contenido. Sin embargo se queda con la boca abierta, se pone rojo como un tomate y deja algo azorado el libro de poesía erótica en la mesa.
- ¡Vaya! jejeje.. seguro que este libro le gusta a más de un soldado en Ghostfinger... - dice intentando disimular, sin éxito, su sonrojo.
Cuando ve que sus compañeros no pueden abrir el cofre Godric se ofrece a ayudar.
- Permitidme -
Apunta con su maza, pero no consigue colocar el ángulo correcto ni aportar la fuerza suficiente como para partir el candado.
TocToc, se adelantó gracias a su astucia y agilidad a un preocupado Mablung, atento aún al devenir de los futuros acontecimientos. El druida permanecía vigilante ante su equipo, estudiando cada error estratégico para hacérselo ver momentos después...
La investigación inicial del kenku le llevó a la chimenea, pero pronto se dio cuenta de que no era posible que el mecanismo fuera paralelo, puesto que ésta estaba recién apagada y las ascuas ardían aún candentes en su base. Allí se cocinaba, y la olla de un potaje maloliente y tumefacto se lo demostraba... no era práctico incluir el mecanismo de apertura y cierre dentro de una zona que se mantenía con fuego...
Su vista empezó a estudiar con avidez el tramo de muro que enlazaba la entrada secreta con la chimenea, atento a cualquier relieve fuera de lo normal... mientras lo hacía palpaba con eficiencia las partes de la pared más propicias a contener ese secreto engranaje... No tardó apenas nada en encontrarlo, y al presionarlo, como ya hizo con su homólogo al otro lado del umbral, el muro comenzó a ceder y cerrarse sobre sí mismo... dejando a los hambrientos carroñeros al otro lado, y sellando a sus compañeros en este otro. Al menos estaban momentáneamente a salvo.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Con un suspiro de alivio, Mablung volvió a dejar la antorcha en su sitio y estudio la habitación. Parecía claro que los ocupantes debían de haber abandonado la habitación con el ruido de la pelea en el pozo. Recogió la cimitarra del suelo y se dispuso a recorrer la estancia.
-No abráis la puerta hasta que hayamos investigado el resto- dijo con un gruñido señalando la puerta pintada y mirando a Khalion -y procura no activar nada otra vez-
Con cautela se acercó a la puerta a la otra puerta y escucho.
Percepcion:17
Cuando TocToc cerró el pasadizo tras ellos se permitió inspirar profundamente y tratar de serenarse. Asintió al hombre cuervo y le puso un momento la mano en el hombro a modo de agradecimiento. Dedicó una sonrisa paternal a la magullada a Adriana y al valiente Godric. Entonces el nauseabundo olor del puchero abandonado captó su atención. Con cautela, levantó el escudo de nuevo y se movió por la sala despacio, atento a cualquier eventualidad. Sin perder de vista a Khalion por el rabillo del ojo, trató de centrarse en la tarea que tenían frente a sí. Se acercó a Mablung y se preparó para cubrir a ambos en cuanto el druida abriera la puerta.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
La enorme habitación que hacía de dormitorio y comedor para sea quien fuese que habitara estos sótanos dejaba poco margen para la ocultación, no había demasiados lugares donde alguien podría esconderse, a pesar de las tintileantes sombras que proyectaban la decena de antorchas sobre toda la estancia.
Cuando Mablung se acercó a la puerta cerrada para escuchar al otro lado, no pudo evitar fijarse en la entrada que estaba bloqueada puesto que estaban extremadamente próximas la una de la otra. De cerca, se percató de que la barra de madera que hacía de tope estaba dañada y parcialmente quebrada, como si algo que estuviese al otro lado hubiera intentado salir... sin éxito.
Pidiendo silencio a todos, y con Leobald cerca de él cubriéndole, el druida cerró momentáneamente los ojos y puso la mano sobre la madera que formaba el portón que daba acceso a la siguiente habitación o pasillo, concentrándose en escuchar cualquier ruido. Pero nada pareció emitir sonido alguno detrás... el único ruido provenía del cercano crepitar de las teas ardientes ancladas en las paredes.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Haciendo un gesto al resto del grupo, Mablung abrió la puerta y se retiró cubriéndose con el escudo por si hubiese alguna amenaza.
La puerta cedió sin problemas, dando entrada, a diferencia de los amplios barracones, a una pequeña habitación que tenía muebles cómodos y parecía estar bien cuidada. Sobre una mesa, cubierta de papeles, descansa una bandeja con fruta fresca y unos tacos de queso curado, su agradable olor contrastaba con el del puchero hediondo de la chimenea de la sala anterior.
Una cama de aspecto cómodo descansaba en la esquina noroeste con un casillero de madera a sus pies. También, había una pequeña mesa de madera contra la pared este, con una silla de cuero acolchada al lado. Sobre la mesa, un candelabro de latón de tres brazos con tres velas encendidas proporcionaba luz brillante a la habitación. Las velas, aunque no eran nuevas, aún distaban de estar gastadas.
Debajo de la mesa se podía encontrar una pequeña caja de madera y una linterna de diana apagada con un obturador móvil sobre la lente. En un estante sobre la mesa reposaban tres libros y en la esquina noreste se apoyaba un armario de madera cerrado. Junto al armario, una Jaula de tamaño pequeño albergaba en su interior un silencioso cuervo, que miró con ojos curiosos al intruso, pero éste no pareció alertarse o agitarse de ninguna manera, sólo observó picoteando con cierta tensión los finos barrotes de su prisión. En la base de la jaula, podía leerse en una pequeña placa de metal tallada, una palabra, quizás el nombre del animal: "Ostor"
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Falso muro arrastrándose, devolviendo a la oscuridad a aquella trampa reptante, protegiendo aventureros cada vez mas en lo profundo de la guarida bandida. Sus ojos enmascarados, azules y metálicos, clavados en la amenaza devoradora hasta que el cierre se completa buscan nueva presa. Con frialdad analiza el nuevo estatus. Arcano refulgor le envuelve en azul todavía mientras furtiva mirada busca presa. ¿Un ente sobrenatural devora almas que duerme arropado y come puchero?
-El grito.. ¿de dónde vino? - se dijo, impaciente, el cazador.- Creo que tan sobrenatural como vosotros es lo que aquí se esconde. Sortilegio o glifo que activamos.- Y vio a la elfa, lastimada aunque mejor. -Me complace ver que tu estado es óptimo, no podemos enfocar combate mermados.
Con su mente embaucada en lo que aquella puerta escondía, meditadamente, quiso asegurar la zona en su favor. Siguiendo las pequeñas escaleritas hacia la trampilla buscando algún cerrojo o manera de asegurar que nada volviera desde el exterior. Una estantería llamó su atención, incongruente en aquella guarida. Su cabello se meció ante la escasa brisa que escapaba.. incapaz de indagar mas allá, separó la estantería escasos centímetros clavando su fría mirada en aquella oquedad.
Mablung se acercó a la mesa, se guardo el queso y la fruta y echo un ojo a los papeles mientras los cogía y se los pasaba al caballero, puede que fuesen importantes para más adelante. Luego reviso un poco la mesa y la mesilla buscando algún compartimento.
Investigación para los papeles:18
Percepción para buscar:8
Se fijo después en la jaula del cuervo, sacando parte de sus raciones le dio de comer al animal mientras decía su nombre-Ostor, Ostor- para acto seguido liberarle de su jaula:-Ningún animal salvaje debe permanecer tras unas jaula-.
Tras lo cual salió de la habitación y dijo:-¿Trampilla o puerta cerrada?
Cuando TocToc entró en la habitación dos cosas le llamaron la atención. Los libros y el cuervo.
Los libros representaban conocimiento que le había dado la libertad con anterioridad. Poder, autonomía, destino. Quizás fuesen simples libros de historia o de contabilidad de aquella banda. Pero quizás contuviese secretos arcanos. Su mirada ansiosa se posó sobre ellos un momento.
El cuervo encerrado en la jaula le produjo una dolorosa sensación de empatía. Una vida de esclavitud y servidumbre. Pero no parecía maltratado, al menos. Tambien le dedicó una mirada de unos segundos.
Tras el momento de duda la corvida figura se desplazó hacia los libros. Ayudar a otros siempre traía problemas y en definitiva Ostor lo mismo no deseaba ser ayudado. Ojeo los libros mientras la culpabilidad le hacía mirar de reojo la jaula y su inquilino.
Investigación por los libros: 18
Después, mientras el druida le daba comida a Ostor, TocToc negó con la cabeza y eseor a ver su reacción.
Zevatur, Rolthos
Leobald, viendo que no había peligro, dejó el escudo apoyado junto a la pared y se dispuso a ordenar e inspeccionar los papeles que Mablung le tendía. Observó a TocToc hacerse con los libros con avidez y apreció el gesto del druida con el cuervo con una sonrisa amable.
—¿De qué versan los tomos, TocToc? —preguntó mientras trataba de organizar los manuscritos— ¿Algo interesante? Esta parece la estancia de alguien ilustrado, quizá el líder de esta banda de ladrones.
Una vez hubo observado los papeles se agachó y se hizo con la linterna de diana. La examinó con detenimiento acercando la mecha a su nariz para determinar si había sido usada recientemente.
Investigación: 23
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
En cuanto el cuervo fue liberado, pareció emitir algunos graznidos al parecer de agradecimiento y voló para posarse en el hombro de Mablung, donde aceptó con gratitud la comida ofrecida por éste. De alguna manera el rapaz no dejaba de alejarse mucho de su liberador, y revoloteaba a su alrededor posándose en los muebles cercanos a él esperándole para volver a seguirle.
En cuanto el druida empezó a husmear entre los papeles encontró que se trataban en su mayoría inventarios de materiales robados, vendidos y tramitados por una misma persona en su mayoría, un tal E. Tenhall, que parecía estar bastante inmiscuido en los oscuros tratos aquí presentes. Aparecían algunas cartas más a un tal Sr. G, informándole del estado de las transacciones y beneficios, así como el estado de los materiales... algo no cuadraba en todo lo que Mablung estaba recopilando, pero necesitaría bastante tiempo para estudiarlo o alguien experto en contabilidad. También, entre la algarabía de papeles, el druida pudo encontrar una hoja simple, con algunas anotaciones de palabras básicas, y sus equivalencias en el lenguaje goblin. Palabras como "Parar/detenerse", "Combatir", "Levantar", "venir" y algunas más estaban garabateadas en una elaborada caligrafía digna de alguien bastante ilustrado.
La percepción de sus afilados ojos élficos se percataron de algo más al remover los papeles. Discretamente oculto en una de las esquinas de la mesa, muy cercana a la lámpara de ojo de buey, de la que por cierto, no hacían demasiado uso, había un pequeño botón que sin duda accionaba algún secreto del escritorio, algo se ocultaba entre sus misteriosas maderas y sin duda ese mecanismo lo revelaría.
TocToc se acercó a los libros sin dejar de mirar de reojo a su pariente lejano, consiguió leer la portada de los tres. El primero era un volumen de poesía erótica plenamente ilustrado, con imágenes que harían ruborizar al más rudo marinero de Saltmarsh, ... todo tipo de ilustraciones, en su totalidad de posiciones sexuales entre humanos, posaban ante sus ojos, acompañadas de versos de un contenido no apto para almas mojigatas. Estaba dedicado en su primera página, ... "Para Sanbalet, que su inmensa "varita de poder" mágico siga obrando milagros en mis húmedos bajos..." estaba firmado por una tal "Loto Negro" en también una hermosa caligrafía de estilo femenino. El segundo libro cambiaba totalmente de tercio, y estaba dedicado a los conocimientos sobre Stygia, el quinto plano de los nueves infiernos, que al contrario que la mayoría de sus hermanos, era un entorno de hielo y glaciales infinitos, dominado por perennes tormentas eléctricas. Estaba titulado como "Sytigia, el infierno Azul y sus fragmentos". El tercer libro era más mundano, y consistía en un almanaque naval de mareas a lo largo de toda la costa de Dragonmeere, especialmente centrado en Saltmarsh y alrededores, millas de costa estaban cubiertos con sus respectivos ciclos... también contenía algunas anotaciones sobre posibles lugares de naufragios y tesoros a recuperar de éstos.
Mientras tanto, en las improvisadas barracas, Khalion consiguió girar sin demasiado esfuerzo la estantería de pega que cubría una puerta entreabierta, estaba bastante oscuro al otro lado, pero sus ojos se ajustaron rápido para observar unas escaleras descendentes y un impregnante olor a mar y salitre... la humedad parecía ser bastante elevada más allá y pronto las escalinatas talladas en la roca giraban sobre sí mismas no dejando adivinar que se ocultaba más allá sin avanzar.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Aunque la elfa se sentía segura tras el muro que les separaba de la pequeña pero letal horda de gusanos, se mantuvo alerta en todo momento cuando sus compañeros decidieron comenzar a investigar la nueva estancia.
Dedicó una mirada de recelo e incomprensión a Khalion cuando este se dirigió a ella. ¿Sería posible que no recordara que había sido él el que la había precipitado escaleras abajo? Fuera como fuese, ya no parecía ser una amenaza; pero era consciente de que aquello que le había nublado el juicio podía volver a suceder.
No le pareció el momento de explicarle al pícaro la realidad de los hechos, pero lo haría más adelante. Simplemente hizo caso omiso a su comentario y se dispuso a seguir a sus compañeros, no sin antes dedicar una mirada a la habitación en la que se encontraban. Las camas estaban deshechas y el pote de comida recién cocinado indicaba que el lugar era habitado por un grupo numeroso.
Siguió de cerca los pasos del druida, vigilando de reojo los movimientos de Khalion que parecía estar entretenido con una estantería.
Permaneció en el quicio de la puerta de la nueva habitación hasta cerciorarse de que no había peligro, sonriendo al ver cómo Mablung abría la jaula y le daba de comer al cuervo que la habitaba. Observó al animal y se preguntó si se trataría de una mera mascota o el familiar del dueño de aquella estancia. Si esto último se confirmara, podrían estar poniendo en peligro su anonimato.
Arcana: 11
Se acercó a él, intentando acariciar al animal, justo en el momento en el que el druida mantenía entre sus manos cierta documentación. Por encima de su hombro, curiosa por saber el contenido de los papeles, pudo echar un vistazo. En un primer momento, barrió con la mirada los documentos, detectando palabras y frases sueltas que le dieron a entender tratos oscuros e ilegales, hasta que llegó a la firma; cuando comprendió a quién pertenecían esa inicial y apellido, abrió los ojos como platos, casi incapaz de creer que aquello fuera real. A punto estuvo de decir algo, lanzando una mirada furtiva a la figura de Leobald que se encontraba de espaldas y que, afortunadamente, no pudo percatarse de su reacción. La elfa volvió rápidamente la mirada a los documentos intentando esta vez leer con más atención para comprender la magnitud del significado de aquella información.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Indagaciones y papeleo, sótanos y mar. Dos frentes en un inmundo sótano. De su mochila extrajo herramientas apropiadas, cordel en el pasadizo y campanilla en estantería. Si algo subía quería enterarse el primero.
Survival [no entrenada]: 14
Camino a la instancia, ojeo un par de los baúles que había junto a las camas, y ya con todos, algo sorprendido por el córvido alado..- Dos escapatorias. Arriba a la casa y a la mar, por otro pasaje oculto.
Estos papeles serán de interés para Bastianes, a simple vista para en reportes de las actividades criminales de la.bamda- dijo mientras se los entregaba a Leobald- y estos parecen comandos en lengua goblin, ¿ Tendrán un orco o troll de mascota?.-
-Hay un interruptor en el escritorio, pero no me fío de que no tenga trampas,¿Podéis echarle un vistazo?- dijo mirando a TOC TOC y Khalion.
-Creo que debemos seguir hacia abajo, por el pasadizo que ha descubierto Khalion- asíntio mientras acariciaba a Partir.
-Déjame probar.- aguantando las tentaciones de, simplemente, pulsar.- Quizá pueda abrirlo..
Abrir botón que no se atreven a pulsar: 19
El habilidoso aasimar, sacó sus herramientas desplegándolas sobre el estudio para poder seleccionarlas según la necesidad, con bastante maña afianzó anclando precisas esquirlas de metal al rededor del pulsador para ejercer una presión mínima y desmontar cualquier mecanismo que se accionara según el botón se fuera deslizando de una manera forzada y canalizada.
Tras ejercer la mínima presión sobre éste, un click saltó al final de un recorrido sin trampas, y un compartimento secreto se abrió en la parte inferior del escritorio, donde se pudieron encontrar un par de valiosos objetos.
El primero fue un libro de conjuros, de esos que solían usar los magos para memorizar sus hechizos, estaba bien cuidado y escrito con exquisita caligrafía y dedicación, la misma que se podían encontrar en las cartas e informes escritos sobre la mesa. Dedicadas instrucciones para ejecutar cada uno de los siguientes hechizos estaban descritas envueltas en arcanos dibujos y patrones: dancing lights, minor illusion, ray of frost, charm person, color spray, magic missile, silent image, find familiar, magic mouth y scorching ray
Junto al libro de conjuros, doce velas nuevas sin usar descansaban al lado de un documento con extrañas instrucciones y órdenes, ¿algo parecido a señales?: "largo-corto-corto-corto = ¿Es Seguro?, corto-largo-corto-largo = Todo está OK, es seguro, largo-largo-largo = Todo listo para cargar, acudid al barco"
" ¡Oh la Oscuridad...! "
El caballero cargó con la linterna al hombro y revisó los papeles de nuevo mientras sus compañeros abrían el escritorio. Le había parecido leer algo que había preferido ignorar peor que hacía alimentaba una inquietud que crecía en cabeza. ¿No podía creerlo, un Tenhall mezclado con ladrones? Sí, ahí estaba "E. Tenahll", podría ser una coincidencia si creyera en ellas, pero qué probabilidades había. No conocía a otro Tenhall con esa inicial. Ajeno a los frutos de Khalion y Mablung con el escritorio, recogió si escudo y salió al comedor para tomar aire, como si de repente el dormitorio se hubiese hecho demasiado pequeño y sofocante.
—Registrad el armario y el cofre antes de salir si tenéis a bien. Quizá haya algo de interés —comentó algo ausente pasando junto a Adriana a la altura del quicio de la puerta.
Leobald se sentó en la mesa del comedor cogiéndose la barbilla con la mano mientras el resto acababan de registrar. Necesitaba un momento para sí, para poder pensar.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Adriana estudió de reojo la reacción de Leobald mientras consultaba los documentos. No había duda, por su expresión había reconocido el nombre de su padre en aquella firma. Le observó alejarse de la estancia buscando soledad. Pero, tras unos minutos, no pudo evitar salir tras él.
Se acercó a la mesa del comedor y por su rictus dedujo que él estaba igual de confuso y sorprendido que ella ante este hallazgo.
- Leobald - le susurró con dulzura, evitando que la escucharan en la habitación contigua - discúlpame la intromisión, pero esto… debe ser un error, estoy segura. Conocí a vuestro padre en la corte, siempre fue un hombre intachable, de una honorabilidad sin mácula. De otro modo nunca hubiese sido aceptado por los altos elfos como embajador - se sentó a su lado, intentando transmitirle calma - ¿crees que quizá hayan usurpado su identidad o haya podido ser coaccionado para tales actos? - comentó sin querer hacer referencia a la remota posibilidad de que, efectivamente, estuviera implicado por voluntad propia.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Adriana y Leobald hablaban en voz baja sentado en la mesa del comedor, ajenos a las moscas.
Leobald suspiró con pesar y se volvió para cogerle la mano a Adriana y dar un par de palmaditas amables sobre su dorso.
—Adriana Ilinan —la sonrió con ternura— la protegida de la reina Raedra, una de las escribas más prometedoras de la corona, recuerdo vagamente que teníais buen trato con mi padre. Conocíais perfectamente los recovecos de la Gran Biblioteca de Suzail, apasionada de la naturaleza y los libros de hechicería. Sí, os recuerdo bien. Definitivamente no sois la asesina que tratan de pintar sobre vos. Gracias por vuestras palabras y desvelos —asintió mirándola a los ojos con aquella mirada triste y resignada, tan suya—. Desde luego todo este asunto es desconcertante. No he sabido de mi familia en años y ver ese nombre ha traído muchas cosas a la memoria, pero ya estoy bien. Las relaciones con mi padre no eran las mejoras cuando me fui, pero me cuesta pensar en que pueda relacionarse con ladrones. En cualquier caso no dejaré que mancillen la Casa Tenhall si puedo evitarlo. Vamos, tenemos un aceite que recuperar.
Tras unas breves palabras el caballero se levantó de la mesa, recompuesto su aplomo y tendió la mano a la elfa para ir con los demás.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Cuando el hábil kenku cerró la puerta secreta aislándoles de los gusanos Godric no se permitió relajarse. Tras una rápida mirada y comprobar que estaban a salvo, al menos de momento, se sentó en el suelo, con la espalda apoyada en una pared tras dejar su antorcha sobre uno de los enganches para evitar que se apagara y tenerla a mano.
- En seguida estoy con vosotros - dijo - tengo que comprobar una cosa -
Ya mientras hablaba sus manos habían comenzado a desabrochar los enganches de cuero de las perneras de su armadura. Trabajo con premura y eficacia pero aquella llevaba un tiempo. Inspeccionó con detenimiento y esmero sus pies y pantorrillas, tras quitarse los refuerzos de cuero de las piernas y se levantó los pantalones, dejando también al descubierto sus pies. Miró entre los dedos, en la planta, el talón. Palpó por sus piernas con fuerza, buscando que algún gusano hubiera conseguido penetrar en su piel. Había visto guerreros caer cuando los repugnantes carroñeros llegaban a su corazón y estos no habían sentido nada, ya que al parecer secretaban una sustancia anestesiante que evitaba que sus víctimas fueran conscientes que estaban siendo devoradas por dentro.
Cuando hubo chequeado sus dos piernas, revisó los pantalones y calcetines en busca de agujeros provocados por hambrientas fauces diminutas. Pero sólo encontró los que ya conocía en sus calcetines. Necesitaba unos nuevos pronto. Aprovechó y cambió los vendajes, muy leves ya, que llevaba por las llagas producidas en el penoso viaje a Ghostfinger, y volvió a vestirse y calzarse.
Para cuando terminó Mablung tenía un cuervo en el hombro y Adriana y Leobald hablaban en susurros en una mesa cercana a él. Viendo que trataban de temas privados entró en la otra sala y, al ver los libros sobre la mesa preguntó interesado.
- ¡Libros! Parece que hace años que leí uno. ¿ Creéis que esta bien si nos los quedamos? Podemos compartirlos... - dice mientras coge uno de ellos y asiente al leer su teológico contenido. Sin embargo se queda con la boca abierta, se pone rojo como un tomate y deja algo azorado el libro de poesía erótica en la mesa.
- ¡Vaya! jejeje.. seguro que este libro le gusta a más de un soldado en Ghostfinger... - dice intentando disimular, sin éxito, su sonrojo.
Cuando ve que sus compañeros no pueden abrir el cofre Godric se ofrece a ayudar.
- Permitidme -
Apunta con su maza, pero no consigue colocar el ángulo correcto ni aportar la fuerza suficiente como para partir el candado.
- Hmmm parece más resistente de lo que creía -
PbP Character: A few ;)