TocToc ojeó con cierto disgusto y por encima el libro erótico, pero si que prestó más atención a las palabras de la dedicatoria, a su caligrafía. "San-ba-let" dijo torpemente juntando palabras para intentar pronunciar un nombre que no haba oído jamas.... Loto Negro salió con mas naturalidad.

Los otros dos libros llamaron mucho su atención, tanto que se enfrascó en ojearlos, leyendo hojas al azar, con los ojos bien abiertos. "Uno es de apareamiento humano... De burdel. Otro es de un plano demoniaco llamado Stygia, el otro de las navegación y de las mareas de esta costa... Muy interesante, con naufragios y posibles alijos." contesto a Leobald de forma casual mientras se los guardaba en la mochila. Su atención tan solo se despego cuando le interpelaron para que siguiera registrando.

- Ese libro de conjuros... me interesa, me gustaria poder echarle un vistazo cuando salgamos de aquí. - Sus palabras sonaron con un intenso interes y un leve temblor por el esfuerzo a autocontrolarse. - Hechizos... - Pronunció como aquel que pronuncia el nombre de su primer amor. Distraido se dispuso a registrar el armario.

El armario contenía una única prenda de vestir, bastante lujosa, que estaba colgada de una percha y ocupaba casi la totalidad del mueble. Ésta consistía en un abrigo de bastante calidad que llegaba desde los hombros hasta el mismo suelo tejido en una tela bien cuidada con retazos de seda en un verde iridiscente.

La prenda de vestir poseía numerosos bolsillos, algunos bastante discretos, aunque todos estaban vacíos.

-Perdemos tiempo.. y tesoro.- frustrado ante la dificultad de aquella cerradura.- Hemos azuzado el avispero y bien convendría un repliegue..- ofreciendo a quien dispuesto estuviera, la palanca que portaba.- Pinta adverso.. gusanos, casa, la mar o la puerta misteriosa.. y sin aceite. Sin hablar del enfadado dueño de esto.

Salió, al margen de la reunión cortesana, alerta sobre los puntos de entrada. Se acercó, cuidadoso y atento a la puerta con advertencias, dando una patada a la madera esperando reacción al otro lado. 

-Coincido con Khalion, no perdamos mas tiempo aquí, voto por bajar seguramente sacaran las tinajas por barco, es más discreto que por tierra. Ya habrá tiempo de volver luego a seguir revisando esta sala y los baules.-

Tras lo cual acaricio a Ostor y se encamino hacia la puerta que daba al camino hacia el mar.

Godric asintió, sorprendido de que tanto Mablung como él mismo habían entendido mejor en esta ocasión al peculiar aasimar, y se dispuso a seguir al intrépido druida tras intercambiar una mirada con Adriana y Leobald. 

Sin pensarlo mucho TocToc agarró con rapidez el extraño traje y lo introdujo en su mochila. Después se dirigió hacia la salida, en la escalera. – ¡Después repartimos el botín! – exclamo excitado y alegre ante tal alijo de libros y objetos varios. Tan solo el dolor de las heridas retuvo sus pasos para dejar que otros pasasen primero a través de la escalera. – ¡Vamos vamos vamos! El aceite se nos escapa entre las dedos…

Mientras TocToc terminaba de rapiñar su nueva túnica de diseño, un apresurado Leobald había vuelto a la habitación sacando una palanqueta, apoyado por Godric, ambos unieron sus fuerzas para empujar con éxito la herramienta haciendo palanca. Un bienvenido crujido acompañado de un metálico sonido de un cerrojo desmantelado a base de fuerza bruta le permitió acceder a los secretos del cofre donde Sanbalet guardaba sus atuendos más personales, en su mayoría ropa interior y utensilios de aseo, un frasco de un material aceitoso y una bolsa con un total de 22 monedas de oro.

Tras disponerse con todo y dirigirse a las cavernas que descendían a través de la roca madre hacía zonas más profundas, Mablung dirigió a su equipo hasta la falsa estatería y se asomó para ver lo que ya había percibido Khalion. Ostor le seguía en completo silencio volando siempre cerca de él. Adelantándose por las húmedas escaleras hasta que estas giraron sobre sí misma, pudo ver como pronto la roca trabajada pasaba a caverna natural, con varias salidas, las dos primeras salidas estaban completamente a oscuras, pero al fondo, había un par de pasillos que radiaban cierta iluminación tintileante, como la otorgada por antorchas.

El resto del grupo siguió avanzando con el druida a la cabeza, en linea de uno puesto que la estrechez de los pasadizos no permitían mucho más. Al final Adriana y TocToc cerraban la comitiva, pero justo cuando iban a atravesar el umbral, el kenku oyó algo a su espalda, con un empujón apartó a Adriana a un lado, que también se giró al escuchar pasos amortiguados que bajaban por la escalera. El hombre-cuervo pudo maniobrar a tiempo intentando evitar sendos ataques sorpresa, uno causado por una ballesta de mano, y otro producido por una flecha que surgió de detrás de las barandillas que protegían las escaleras de subida a la planta baja a través de la trampilla, ahora abierta de par en par.

La saeta de la ballesta se clavó a escasos centímetros de la cabeza de TocToc, justo en la madera de la falsa estantería, el kenku pudo observar con cierto temor que ese proyectil rezumaba una sustancia viscosa de color verduzco... La flecha del arco largo tuvo una precisión nefasta y rebotó inofensiva contra la pared de la habitación, cerca de la posición donde Adriana observaba con horror la situación.

Justo detrás de ellos, en las escaleras, dos humanos, uno armado con una ballesta de mano y una espada corta y el otro en posesión de un arco largo y otra espada corta, intentaban emboscarles por la espalda sin demasiada pericia. Frustrados, habían llamado refuerzos, y dos humanos más con aspecto de bandidos descendían a toda velocidad por las escaleras con cimitarras desenvainadas, y ballestas de mano amarradas a su espalda por unas correas que les permitían un acceso rápido a un cambio de estrategia pasando de melee a combate en la distancia según la oportunidad les favoreciera.

Adriana se dejó llevar por sus reflejos élficos, sus movimientos precedieron a los de todos los contendientes adelantándose a los siguientes ataques de sus enemigos. Alzando su mano invocó el poder de la luz, y su puño se encendió como una estrella en la noche, resplandeciente, casi cegadora, apuntó al humano de la ballesta, con sus dardos envenenados podía causar estragos si acertaba, así que se fijó en él y ... cerró los ojos... no pudo evitarlo... aun no estaba acostumbrada al combate y mucho menos en situaciones peligrosas. 

Cuando los abrió, pudo observar como el haz de luz ancestral había golpeado a varios metros de su objetivo, no se había acercado ni siquiera... sin dudarlo ni un momento más decidió replegarse y se adentró en el pasillo pasando entre sus aliados buscando un hueco mejor defendido, lugar que encontró entre Khalion y Mablung, justo al final de las escaleras.

TocToc se vio de repente sólo ante el asalto de cuatro bandidos, como único objetivo, aunque sabía que Godric no andaba muy lejos tras de él, la lluvia de ataques se centraría sobre una sola persona, ese era el camino de los asesinos,... y estos parecían entrenados. Confirmó sus sospechas cuando se encontró que ya tenía encima a los dos humanos de cimitarra, que se habían movido prestos y trabado en melee con él. Una carcajada afloró sonora en la parte alta de las escaleras... - Serán cobardes!! se abandonan los unos a los otros... como perros sin honor, caerán como moscas... ¡nunca debisteis venir!... ¡nunca!

Las afiladas hojas de los dos bandidos buscaron can ansia de sangre morder la carne del pobre abandonado kenku...

La primera embestida fue esquivada hábilmente por TocToc, que se apartó a un lado justo a tiempo, pero la segunda le pilló por sorpresa, y le atravesó el pecho de un lado a otro, dejando el filo asomando por su espalda. Godric justo detrás de él, observó como el córvido hombre pájaro calló al suelo inconsciente y perdiendo sangre a borbotones por la herida.

Al caer el kenku, Godric quedó expuesto a los ataques de proyectiles de Ned y Krulok, que no dudaron en intentar atravesar su corazón y cuello con su ballesta y arco largo respectivamente, sin moverse de su ventajosa posición y protegidos por las barandillas de las escaleras, lanzaron sus ataques sin piedad.

 la flecha proveniente del arco largo del scout se clavó con fuerza en la roca tras ser desviada con el escudo del excomulgado sacerdote, pero el dardo envenenado de Ned, acertó de lleno entre un resquicio de su armadura a la altura del hombro... pronto Godric comenzó a sentir los efectos nocivos del tóxico administrado y comenzó sentir como todo el pecho le ardía...

Cuando Adriana llegó a su lugar seguro y protegido se giró para comprobar el estado del combate... viendo con horror como la mano del elocuente kenku asomaba por el quicio de la puerta secreta laxa en el suelo, inerte... y justo le dio tiempo a ahogar un grito cuando Godric era ensartado y daba un paso atrás intentando no caer de rodillas abrazado por el dolor de su pecho.

Godric, mientras entraban por la oquedad tras la puerta oculta por la estantería, reparó en el estado de las heridas de Toc-toc. El córvido humanoide se había llevado la peor parte de la escaramuza con las comadrejas, y aunque no había pedido ayuda, sería mejor limpiar y vendar aquellas heridas. 

"Será mejor esperar a bajar estas escaleras" pensó el humano, mientras daba vueltas a cómo se lo plantearía. No sabía si el pequeño kenku aceptaría de buen grado sus cuidados.  Fue entonces cuando se produjo el ataque y el aviso del propio Toc-Toc hizo que Godric se girara a tiempo para ver cómo los asaltadores disparaban contra sus amigos. 

Pese a los rápidos reflejos de Adriana y la agilidad de Toc-Toc, la situación era muy peligrosa. 

Godric dio un grito para alertar a los demás y dejó pasar a Adriana cuando la elfa pasó entre ellos buscando la protección del grupo. El excomulgado clérigo dio un paso hacia su extraño amigo para protegerle con su escudo pero es demasiado lento. 

La sangre de Toc-Toc salpica la cara y el peto de Godric que con un desgarrado grito baja su escudo, dando al bandido de la ballesta un blanco perfecto. 

La saeta se clava en el hombro del humano, pero Godric apenas la siente. Con los ojos inundados por las lágrimas, empuja con su escudo al asesino del kenku y se arrodilla ante el cuerpo inerte de Toc-toc.

Instintivamente pone las manos sobre la herida del pecho, intentando sin éxito alguno detener la hemorragia. Una parte de su mente le recuerda que debería coger las vendas que tiene en su fiel zurrón, pero él sabe que sería inútil. El filo de la espada ha atravesado el corazón y la sangre mana sin control merced de los últimos estertores del dañado músculo. 

Las lágrimas de Godric se mezclan con la sangre de Toc-Toc. Lágrimas de pena, pues pese a sus manías Toc-toc era un alegre compañero de viaje y Godric casi podía escuchar su voz imitando a la perfección a todos ellos. Lágrimas de rabia. Lathander le había abandonado, si él no le hubiera fallado esto no pasaría. Ella seguiría viva. Lágrimas de frustración, pues antaño él podría haberle salvado. Pero ya no. Ahora era un inútil. Poco le importaban los dos bandidos con sus armas prestas a atravesarle. Moviendo las manos una sobre otra intentaba sin lograrlo mantener la vital savia en el cuerpo de su amigo. 

- No por favor no... - sollozaba.

Iba a ocurrir otra vez. Iba a morir otra persona delante de él sin que pudiera hacer nada.

- Por favor.. te lo ruego... - 

Él que había jurado dedicar su existencia a preservar la vida, a sanar cuerpo, mente y espíritu guiado por Lathander, iba a fracasar de nuevo. Otra vida llena de posibilidades truncada por su culpa. 

-... Lathander escucha mi súplica.... - 

No podría soportarlo. No podía permitirlo, daría su propia vida para salvar la que se le había encomendado.Cerró los ojos y se inclinó, cubriendo el cuerpo de Toc-Toc con el suyo.

- ...sálvale... -

La rabia desapareció, el miedo se esfumó. en su interior sólo quedaba una sensación. Paz. 

Por primera vez desde aquella aciaga noche volvió a sentir paz en su corazón. Y de aquella paz surgió algo más. 

Como el sol naciente el poder divino del Señor de la Mañana inundó su alma y atravesó su cuerpo. 

Godric se incorporó y gritó de nuevo, esta vez de júbilo y sorpresa mientras sus manos se iluminaban con un resplandor anaranjado, como un hermoso amanecer. Por un instante fue como si el mismismo astro rey llenara la estancia. La energía curativa resplandeció en el cuerpo de Toc-Toc, reparando los órganos dañados, restañando la terrible herida como si nunca hubiera existido. El pecho del kenku se movió con regularidad y parpadeó, abriendo los ojos para ver como Godric se incorporaba con las manos aún refulgiendo de poder divino. 

Imbuido de nuevo con la confianza de su fe, sintiendo una vez más la reconfortante y cálida presencia de Lathander con él, Godric recogió sus armas, se puso en pie y arrancó la emponzoñada saeta de su hombro arrojándola al suelo. 

Miró a los bandidos y con voz grave les dijo.

- Será mejor que os rindáis, o el poder del mismísimo Lathander caerá de los cielos y acabará con vosotros. - 

Gritos y muerte en retaguardia, todo ajeno a Khalion. -Maldición- con cimitarra en diestra desenvainando su gemela en siniestra superó líneas camino al frente. El cuello, palpitante allí donde el crío diabólico hendió sus colmillos ardía como el infierno recordándole que debilidad. Nada egoísta se dispuso a compartir su martirio. Saeteros fuera de alcance obligaba a escoger los de abajo como pareja de baile, carne y acero tajando con maldad y envuelto en antinatural aura azulada. Versos arcanos para maldecir a su presa antes de desatar el infierno azul sobre él..

 El azul metálico bajo su mascara se clavó en los bandidos de las escaleras. La ansiedad de llegar hasta ellos le consumía. Su voz reverberó, profunda. -Miserable rata dando lecciones de honor!!- dirigiéndose a ellos..-Lathander abrirá los cielos y caerá si la fortuna está con vosotros, porque yo os abriré el pecho y me comeré vuestro corazón aún palpitante.- trató de amedrentarles buscando alguna ventaja en aquel combate desigual.

Mablung se giró en cuanto comenzó a oir los estragos de la batalla en la retaguardia de su equipo, observo como Adriana se replegaba hasta posicionarse a su lado y como TocToc caía inerte para momentos después ser rescatado de las frías garras de la Parca por Godric. Al ver como una lluvía de proyectiles hería también al sacerdote, el druida cargó hacia atrás apartando a sus compañeros hasta colocarse donde momentos antes estaba la hechicera, sintió como el enmascarado aasimar le seguía para flanquearle en la puerta. Sin embargo, las intención del sabio druida no era quedarse allí, y aprovechando que los bandidos que blandían sus cimitarras, aún no habían afianzado pociones al derribar al joven y carismático kenku, Mablung llamó a la furia de la naturaleza, está vez en la forma del fuego purificador que calcinara todo.

Las llamas acudieron a la llamada de su conjurador, brotando como in geyser de fuego sobre las escaleras, envolviendo a Ned y su ballesta, que gritó horrorizado al verse engullido en llamas que devoraban la madera y su carne por igual.

Sin embargo, el espía y aliado de Sanbalet era todo un profesional, y saltó rodando indemne escaleras abajo pasando a través de Krulok y acabando unos peldaños más abajo, observando con estupor como su única posibilidad de huida, el trampo superior de las escaleras, ahora ardía bloqueando la salida.

Sin demorarse a esperar las consecuencias de su acto, Mablung se retiró por el mismo pasillo escalonado por el que había aparecido, para acabar justo al lado de Adriana de nuevo, salvo que esta vez, ella encabezaba la comitiva ahora.

Casi a la par, Khalion enarboló sus afiladas hojas creando una mortal cortina de acero que se cebó especialmente con uno de los bandidos previamente maldecidos por sus arcanas palabras. El torbellino azul de estocadas y cortes encontró fácilmente en su víctima todos sus órganos expuestos, corazón principalmente, cuello en segundo lugar... la sangre comenzó a brotar en densos riachuelos a través de su boca mientras su pecho y garganta eran eviscerados una y otra vez. Cuando su víctima cayó al suelo junto a TocToc cual muñeca de trapo, el cazarecompensas no cesó sus ataques, y encadenó un par de cortes más en el bandido restante, que lo miraba con ojos como platos con una mirada comprendida entre el terror y la admiración.

Sin embargo, a pesar del posible terror causado en sus enemigos, estos no podían huir puesto que las llamas cortaban su principal vía de evacuación, y por alguna razón, la puerta bloqueada al lado de los aposentos del mago, o el acceso a la bodega, no era ni siquiera una opción contemplada por ellos.

Leobald reaccionó por fin a la emboscada desenfundando la espada. Con toda la velocidad de la que fue capaz volvió sobre sus pasos escalera arriba hasta la bodega. Espada en mano hendió el aire y acto seguido adelantó la muralla alagrimada que era su escudo tratando inútilente de empujar a uno de los matones para hacerse hueco.

—Deponed las armas y devolvednos el aceite de Ghostfinger antes de que sea tarde —elevó la voz para hacerse oír.

Tras la recolocación de los miembros intentando protegerse los unos a los otros, y la retirada del cuerpo de TocToc hacía atrás por parte de Godric, con con un tramo de escalera ardiendo, los bandidos parecieron retomar fuerzas y se dispusieron a casitgar de nuevo a los agentes de Saltmarsh. Kroluk señaló al enmascarado al ser consciente del peligro que radiaba en comparación con el lento y torpe caballero - ¡¡¡ Concentraos en el cazarecompensas, que no vuelve a ver la luz del día !!!

El bandido de la cimitarra que quedaba, herido y algo aterrado por la presencia del enmascarado, intentó recomponerse ignorando la presencia de Leobald, e intentó cortar la carne del aasimar rompiendo su guardia. El golpe de escudo del caballero casi le había impactado por muy poco, pero consiguió evitarlo en el último segundo más por suerte que por habilidad.

Envalentonado por la arenga de su líder explorador, la hoja del bandido penetró con dificultad una defensa férrea de Khalion, pero consiguió su objetivo mordiendo la carne con lo que debería haber sido un profundo tajo en un costado, del que manó sangre de inmediato para tintar la camisola y cota de mallas con un color carmesí que no presagiaba nada bueno. El aasimar escupió sangre al suelo al sentir el flagelante dolor azotar sus costillas a sabiendas que su armadura de poder arcano helado había amortiguado la mayor parte del impacto,  congelando la cimitarra del enemigo y haciéndola más lenta al mismo tiempo. 

Absorviendo la energía cinética del corte, la armadura se cargó con todo su poder, descargando su furia vengativa sobre el agresor. Una lluvia de escarcha y esquirlas congeladas fue lanzada de vuelta contra el bandido, que comenzó a sufrir cortes por todo su cuerpo mientas su piel se tornaba azul y fría, como su hubiera sido arrastrado violentamente por una tormenta de nieve y cristales de hielo proveniente de la misma Stygia. Aún así, éste aguanto el embate, y permaneció en su lugar a pesar de sus múltiples heridas.

La repentina apertura del frente de Adriana le haba dejado expuesto a los ataques de los bandidos, no se lo recriminaba, él posiblemente hubiese hecho lo mismo. Su pensamiento se vio interrumpido por un dolor punzante al que siguió una repentina cada y una silenciosa oscuridad. "BizzDaas...." acertó a pronunciar con una mezcla de frustración y nostalgia.

Los sonidos de la batalla resurgieron lejanos mientras una luz le rescataba de de su oscuridad. La batalla seguía y sus compañeros no le habían abandonado. Sorprendido y emocionado se dispuso a atacar de nuevo. Cogiendo la ballesta del suelo, levantandose, apuntó al bandido que tenia mas cerca y sin pensarlo dos veces atacó. 

Attack: 20 Damage: 11

Mientras en el extremo seguro de las escaleras, Adriana se preparaba para lo que pudiera venir, observando los oscuros pasillos de la caverna, en mitad del fragor de la batalla, TocToc se alzó como un pájaro fénix de sus cenizas y sacando su ballesta lanzó un virote directo a la cara del bandido más cercano. Éste, aún entumecido por el frío polar que había sufrido de la armadura de escarcha mágica del aasimar, no pudo reaccionar a tiempo, y el proyectil le impactó de lleno en el cráneo, clavándose profundamente y esparciendo parte de la materia gris de su cerebro al suelo antes de caer hacia atrás totalmente muerto.

Más atrás en la retaguardia enemiga, y protegido por la barandilla de la escalera, el explorador apuntó con su arco largo a Khalion, dispuesto a terminar con su paupérrima existencia. Dos saetas salieron proyectadas de su arma, una detrás de la otra concatenadas, pero ambas fallaron, aunque una de ellas pasó rozando el rostro del cazarecompensas para terminar impactando detrás de él, justo por encima de la cabeza emplumada de TocToc.

 Ned gruñó protestando ante la falta de precisión de su aliado, y al ver como no quedaban bandidos que hicieran de barrera ante sus enemigos, disparó con su ballesta de mano al único objectivo con el que tenía ángulo, Leobald.

Su arma se negó a obedecer, y su último virote envenenado cayó flácido al suelo cuando se encasquilló su  ballesta... otro gruñido de frustracion para el veterano espía le llevó a cambiar la estrategia, tirando su inútil arma al suelo, salió disparado hacia la salida secreta que daba a la bodega, por donde los heroicos agentes habían llegado.

- Krulok es la hora, avisa para que cierren la pinza sobre ellos, están rodeados... Sanbalet se encargará de fulminarlos, yo voy a buscar refuerzos...

Sin darle tiempo al explorador a replica alguna, Ned cruzó la sala por detrás de la gran mesa del comedor para usarla como parapeto de posibles ataques de proyectiles mientas se quedaba a pocos pasos del ladrillo que habría la puerta secreta...

Si era cierto que había mas refuerzos, quedarse en mitad del pasillo no era buena idea y más aún en compañía de Adriana, algo no encajaba en la elfa. Mablung decido dejar de ser presa y convertirse en cazador. Adelantando a Adriana y valiéndose de su velocidad, sigilo y sentidos agudizados,  se zambullo por la caverna y se escondió en la salida sin luz mas cercana al pasillo iluminado. El primer bandido que tratase de llegar al grupo se llevaría una grata sorpresa en forma de cimitarra.

Stealth: 13

Percepción:22

Godric contempló como sus aliados acababan con la vida de los dos bandidos y miro con lástima sus cuerpos caer. 

Dirigió la mirada a los dos restantes. 

- Aún estáis a tiempo de rendiros. Se os tratará de forma justa. Vuestras armas no os servirán de nada. La luz del Lathander restaña sus estragos. - 

Mientras habla levanta el escudo, cuyo grabado del lord de la mañana parece haber recuperado algo de color. De él emana una luz que baña a sus amigos, cerrando las heridas que la breve pero intensa lucha contra los bandidos a creado. 

Godric mira al bandido que huye.

- ¿Quién abandona a los suyos ahora? Te lo advierto. Una muerte lenta y dolorosa te espera al otro lado de esa puerta. - 

Sangre escurriendo por máscara y filos, aún sedientos tras probar carnes de bandido. Mirada clavada en Ned, el valiente, cuando malintencionadas flechas surcan el aire a pares demasiado cerca de su cabeza. Acto suficiente para que cazador abandone su presa predilecta. Ese preciso momento donde Ned no necesita correr mas que Khalion, tan solo tiene que correr mas que Krulok. Una barandilla era el obstáculo para que "el Scout" abrazara el cobijo de la muerte.

 Presto y dispuesto, rodando espalda contra baranda y ya sin el azul escudo protector, el acero habló cargado de arcana energía dispuesto a lacerar carne, músculo y hueso. Alzó sus armas..

 ..que cortaron el aire solidarizándose con la precisión previa de su oponente.

-Última oportunidad para que vuestras cabezas se vengan conmigo aún con su cuerpo..

Leobald agradeció el bálsamo para sus heridas que Godric arrojó sobre ellos, pero suspiró cansinamente viendo como Khalion se arrojaba en brazos de la violencia con deleite. A pesar de ello el caballero le siguió a grandes pasos por el viejo sótano, tratando de guardar prudencial distancia con la escalera en llamas. La garganta le picaba y los ojos le escocían por el humo que empezaba a acumularse. Con la resignación de un soldado se aplicó en el combate y descargó su arma sobre el ladrón arquero. Parecía claro que no se rendirían.