Adriana se tomó su tiempo para acicalarse en la habitación antes de bajar y reunirse con sus compañeros. Cepilló su cabello, que había decidido dejar suelto en un pequeño acto vanidoso, utilizando el aceite que Targos le había regalado en su primer encuentro. Quería estar perfecta y desplegar el encanto que era consciente de poseer; aunque nunca se había considerado presumida ni presuntuosa, sabía que a veces, gracias a su atrayente naturaleza, conseguía cosas, y esa noche era importante.
Además de un intenso aroma a bosque fresco y flores silvestres, aquel mejunje le dotaba a su melena de un brillo que acentuaba su fulgurante color rojo natural. Los largos y abundantes mechones caían sobre sus hombros y su espalda blanca como la nieve, creando un contraste sobrenatural difícil de ignorar.
Aquella jornada había sido realmente intensa, primero con el viaje a Gosthfinger y luego con los diferentes recados en la ciudad, pero la alta elfa se sentía pletórica y cargada de vitalidad por una vez en mucho tiempo. Los preparativos para el evento le habían permitido distraer a su atribulada cabeza del drama en el que se había convertido su vida, disfrutando de las compras y del paseo por las calles atestadas, olvidando por un momento su condición de rea.
Tras una analítica mirada a su reflejo en el espejo, la hechicera colocó suavemente un mechón rebelde y estiró el vestido dejándolo inmaculado. Le había costado decidirse, pero finalmente optó por uno que le encandiló nada más verlo, largo con un escote que dejaba al aire sus hombros. La tela, de un color granate oscuro e intenso, se suavizaba con una gasa negra transparente que lo cubría casi por completo, salpicada a su vez por decenas de piedrecitas brillantes que la hacían resplandecer.
- ¿Estamos listas? - preguntó a Betty y Llagas, que afirmaron con un chillido estridente y emocionado.
Al bajar las escaleras, el suave roce de la gasa del vestido contra el suelo le hizo de presentación, anunciando su llegada e impregnando el ambiente de su aroma a su paso. Observó a sus compañeros, acercándose a Godric con una amplia sonrisa, satisfecha al comprobar que era uno de los pocos que se había vestido con el traje que tan celosamente había elegido para él
- Estás perfecto, querido - comentó, observándole de arriba abajo, sin poder evitar sacudirle suavemente una mota de polvo invisible del hombro.
Decidió comer algo mientras esperaban la partida. Obviamente en la fiesta cenaría, ya que no probar bocado era una absoluta falta de respeto y educación, del mismo modo que lo sería comer demasiado. Así que llenó su estómago lo suficiente para no tener un hambre voraz pero dejando hueco para picotear, tal y como las estrictas normas de etiqueta marcaban para este tipo de eventos.
Tras mirar por cuarta vez el reloj preocupada por la hora, justo antes de darse por vencida y anunciar la urgencia de partir para no llegar tarde, la impuntualidad era algo que no estaba dispuesta a permitir, fue interrumpida por la entrada de un empapado Khalion.
Mientras le escuchaba, Adriana fue a buscar unas toallas secas. No podía presentarse así a la recepción. Se las tendió para que se secara, elaborando en su cerebro la información que el asaamir les brindaba de su escapada.
Khalion, siempre tan críptico y enigmático. Si se limitara a exponer los hechos tal y como habían sucedido se evitarían los malentendidos y las confusiones que el resto intentaba disipar con sus preguntas. No quería emborronar su ánimo en aquella velada con las acciones moralmente reprobables, o no, del pícaro, ya lo pensaría al día siguiente.
Cuando se debatía entre qué utilizar como cobertura para no llegar empapada a la fiesta, la maldita lluvia no les iba a permitir una tregua en esa noche tan importante, llamaron a la puerta. Adriana miró con sorpresa y agradecimiento al sacerdote, soltó una risita emocionada y, arropándose en el chal que le colocaba sobre los hombros, le agarró del brazo y se encaminó entusiasmada hacia la salida.
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mablung no acaba de entender que es lo que estaba pasando aquella noche, si aquello era una fiesta para celebrar el fin de los contrabandistas, ¿Por qué toda la gente de la plaza parecía opinar que no deberían de esta allí?, nunca entendería a los pobres urbanitas.
Al ascender por la escalinata y ver la reacción de Flabius, Mablung le dedico una feroz sonrisa, que se pensaba aquel petulante vestido de florero que iba a rebajarse a presentarse disfrazado, querían a los héroes y allí los tenían, auténticos con las mimas ropas con las que habían acabado con los contrabandistas…debería de conseguir otro juego de ropa, volvió a pensar para si mismo el druida.
Si Mablung pensaba que fuera de la plaza la cosa era complicada lo de dentro…la mejor metáfora sería la de un nido de víboras caníbales hambrientas, si eso se ajustaba bastante, pese al ambiente de aparente cordialidad la tensión entre las diferentes facciones era palpable.
Cuando llego su turno de saludar a los anfitriones, Mablung observó lo que hacía Godric y trató de imitarle aunque su gesto decía claramente que no sabia que pintaba allí. Tras pasar dentro del edificio y ver el panorama, se acerco a una de las ventanas y se dedico a observar lo que pasaba.
Nock observó la feliz fatuidad de Adriana con preocupación. Temía que en la fiesta ellos no fuesen más que la jocosa extravagancia de la noche. Antes de aguarle la fiesta refirió darle ánimos para ahora y quizás también para más adelante. Con suerte se equivocaba en su predicción de la ulterior motivación de su asistencia a la fiesta.
- Estas impresionante, Adriana, desde luego la alta sociedad la llevas en la sangre. Creo que esta celebración se te va a quedar pequeña.
Tomó la determinación de estudiar su reacción ante la posible frustración. Ello revelaría parte del verdadero yo de Adriana. La parte que debía lidiar con la frustración de anhelos más básicos.
Tras bajarse del carruaje y esperar Nock avanzó por la alfombra roja incomodo ante las muestras de oneroso lujo y de la atención que estaba recibiendo. Al lujo simplemente no estaba acostumbrado. La atención hasta hace poco le resultaba peligrosamente mortal. Ahora al contrario tenía la intención de empezarla a buscar, se corriera la voz de que un hombre cuervo estaba en aquel pueblo. Debía aferrar la atención de Akrul. Ahora el Lich debía centrarse en él.
Como Mablung, Nock no se ubicaba demasiado bien en aquel entorno y, como él, también copió los gestos de Leobald y Godric con la innata habilidad de los kenkus. Se relajó tras observar que no parecían ser la extravagancia de la fiesta, sus temores casi se habían desvanecido por completo.
De entre los asistentes a la fiesta uno de ellos le llamo la atención, un enano con multitud de anillos y joyas. Intentando acercarse a él de forma casual paro en varias mesas de canapés, tomando un par de ellos hasta llegar a su lado.
- Bien hallado, una buena fiesta. – Dijo en enano – No hay muchos enanos en esta zona... ¿Tenéis algo que ver con las minas o sois comerciante quizás?
Godric acompañó a Adriana hasta la puerta y entonces se quedó unos pasos más atrás de ella. No habia duda de que la elfa estaba absolutamente espectacular. Su elegancia estaba más allá de aquella ciudad enfangada de mala muerte cuando estaba vestida con sus ropajes normales, pero aquella noche era como si un rayo de sol del amanecer se hubiera encarnado en su cuerpo. Lo que más llamaba la atención de todos aquellos con los que se cruzaban y era su sonrisa. Era la primera sonrisa real que había esbozado la elfa desde que llegaron a Ghostfinger y había cogido totalmente con la guardia baja a Godric.
Fue un pequeño golpe en sus costillas, y un pequeño susurro lo que le trajo a la realidad mientras entraban en el salón. Una vez más el pequeño Ostor demostraba cuidar de su "Amo" haciendo que no se comportara como un pelele.
Lanzó la mirada más fria que pudo al estúpido de Flabius al ver su reacción y tuvo que controlarse para no sacarlo de alli a empujones. Pero no haría nada que pudiera estropear la noche a Adriana.
Saludó con educación a los húespedes y al resto de los invitados, siguiendo detrás de Adriana, dejando que el foco de tención estuviera en la elfa, como debía ser. Cuando fue adecuado se acercó a una mesa, tomó dos copas de vino y le acercó una a Adriana mientras hablaba con algunos nobles y se quedó en ese pequeño círculo, intentando prestar atención a la conversación.
Mablung, y su reciente capacidad de sorprender incluso a los hechiceros más ilustrados, parecía seguir un tren de pensamientos bastante certera acerca de las contradicciones que estaba presenciando. Era una fiesta organizada por los Tradicionalistas, y por tanto la mayoría del pueblo debería apoyarla, pero era en honor de Lealistas, lo que hacía que su rechazo se elevara, aún así, había algo que no le cuadraba al apuesto y salvaje druida.
Tras amedrentar con su imponente presencia a Flabius, y conseguirlo de sobra, se aposentó con mirada indiferente hacia todos, cerca de la balconada, donde desde su posición, pudo observar como la guardia comenzaba a disolver a los locales que se habían reunido en torno a la plaza, quizás ejerciendo una ligera exhibición de fuerza más elevada de la necesaria...
Nock, tras valerse de su mimética capacidad innata, pareció desenvolverse con bastante naturalidad, y ésta, incluso mejoró aún más cuando entró en el gran salón y pudo copiar las maneras de los más ilustres invitados. Aún así, la carencia de ojos, resultaba bastante chocante e inquietante, y los presentes parecían intentar mantenerse el menor tiempo posible tratando con él dentro de los protocolos establecidos.
Sin embargo, el enano al que se dirigió parecía bastante cordial y no mostraba ningún signo de sentirse intimidado por su presencia.
- Oh, un honor tratar y saludar a uno de los héroes, ... esa plaga contrabandista estaba descontrolada y amenazaba muchos negocios, como él mío. Pero permítame que me presente, soy Jasker, sé que no es un nombre muy enano, pero tienes ante ti al mejor orfebre de toda la costa del Dragonmeere, sin duda habrás oído hablar de mí, puesto que no sólo soy el mejor, sino que suelo despertar muchas envidias entre mis ... coetáneos. De hecho la mayoría de la gente de este magno evento lleva alguna de mis obras. Tengo un local aquí en Saltmarsh, llamado "El Yunque del Enano"... - Jasker pareció dejar escapar una sonora carcajada - Si, ese nombre despierta muchas ampollas ...
El resto de anónimos y nobles visitantes se fueron acercando a la pareja que conformaban Adriana y Godric, y comenzaron a tratar temas insulsos a la vez que exaltaban sus hazañas hasta casi elevarlas al rango de leyendas, especialmente recalcando como habían triunfado donde sus predecesores habían fracasado estrepitosamente.
Si queréis hablar con alguien en particular, me lo comentáis, si además lo queréis hacer en privado, abrimos hilo a parte, aunque habría que quizás tirar sigilo si queréis pasar desapercibidos a los demás ojos cuando sois el corazón de la fiesta...
Adriana cruzó el umbral y se internó caminando erguida y sonriente a través de la alfombra roja, disfrutando como una niña de la parafernalia que se había organizado en torno a ellos. Siendo cortesana, este tipo de fiestas siempre se realizaban en honor a otras personalidades, ella acompañaba a la Reina y su figura quedaba relegada a un segundo plano. Esta vez se sentía protagonista y pensaba disfrutarlo al máximo.
Pero sabía que esta situación era efímera. La alta elfa y el resto de sus compañeros seguían siendo condenados a las órdenes de Bastianes y éste no era más que otro evento que escondía interese políticos y sociales, disfrazados con una exagerada celebración en la que ellos eran los títeres de todas las manos invisibles de la ciudad. Lo sabía y no le importaba, de momento. Estaba más que acostumbrada a comportarse como se esperaba de ella en estos acontecimientos. Y, mientras representaba su papel, disfrutaría por una noche de su traje de gala, de la música, de la comida y de los recuerdos de su vida anterior que tanto echaba de menos.
Cuando los primeros discursos llegaron a su fin y el ambiente se relajó, permitiendo que los invitados caminaran libremente por el espacio, Adriana tomó la copa de vino que Godric le ofrecía y se dirigió en primer lugar a los anfitriones de la fiesta. Hasta llegar a ellos, lanzaba sonrisas aquí y allá a los diversos grupos con los que se iba cruzando. Cuando por fin alcanzó a Eda y Gellan, tras una marcada reverencia, les ofreció la mano con delicadeza.
- Quería agradecerles en nombre de mis compañeros y en el mío propio el espectacular evento al que tenemos el honor de asistir esta noche - les comentó con su exquisita educación - No creemos merecer tal atención, hicimos lo correcto y lo que se esperaba de nosotros; aún así, nos sentimos profundamente orgullosos de haber librado a la ciudad de un mal tan nefasto y peligroso- les sonrió ampliamente, dándole un sorbo a su copa de vino.
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Leobald permaneció ausente de toda conversación tras las palabras de Khalion. Había tratado de asearse lo más dignamente posible y había dejado armas y armadura en su habitación. Se sentía desnudo a pesar del atuendo gris, parco, pero elegante, que la elfa había escogido para él. Hacía demasiado tiempo que no afrontaba una velada como aquella y no estaba seguro de recordar cómo se hacía. Cuando las puertas se cerrarlos tras ellos, suspiró con resignación. Sin el metal, su figura parecía más enjuta y espigada, quizá algo más erguida. Llevaba el cabello peinado hacia atrás despejando la frente, con las canas planteando sus sienes. Tenía un aspecto serio, elegante, aunque la tristeza de su mirada no le abandonaba.
Aquel mundo, del que una vez renegara, estaba condenado y aún así volvía a verse abocado a él. Observó a Adriana moverse con soltura entre aquellas personas extrañas y ambiciosas de la mano de Godric. Entrecerró lo ojos con curiosidad examinando a los dos anfitriones cuando entablaron conversación con ellos.
Observó también a Knock trabar conversación con el excéntrico y opulento enano con una pizca de curiosidad. Un comerciante siempre era una fuente de rumores, buena elección.
A Mablung parecía interesarle más lo que pasaba fuera, en la plaza, que en aquellos salones. Pero todo era parte del mismo juego cruel y egoísta que se jugaba en Saltmarsh desde hacía años. Todos anhelaba el poder. Nada diferente de la Corte del viejo rey y seguramente la actual también. El hastío y la desesperanza se apoderó de sus pasos. Si no hubiera almas inocentes atrapadas en todo aquello lo justo sería dejar que se aniquilaran entre ellos.
Finalmente tomó aliento y se encaminó al caballero ajado, con quien se sentía indiscutiblemente más afín.
—Buenas noches, sir. Siempre es un honor conocer a un caballero del rey, o la reina, disculpad, si el paso de los años me confunde. Leobald de los Tenhall de Cormyr —le saludó formalmente con gesto cortés—. Bonita fiesta. Los anfitriones no han escatimado en dádivas. ¿Los conocéis bien? — preguntó observando a Primwater brevemente.
Desde su posición Mablung trataba de entender todo lo que estaba pasando, mientras sus compañeros se dedicaban a charlar y pelotear con los diferentes invitados el druida trato de prestar atención a los diferentes corrillos que se formaban.
Estaba claro que los lealistas estaban igual de cómodos allí que él, bastaba con mirar como formaban una pequeña isla entre la corriente de invitados que los esquivaban, seguramente debería de saludarles, a fin de cuentas el círculo estaba ahora bajo su protección…les gustase o no ese hecho.
Tras observar a los lealistas, Mablung centro su mirada en los dos anfitriones y en el joven que les seguía cual perrito faldero, seguramente su hijo... pero algo no encajaba, era su fiesta y ponían guardaespaldas a su prole, ¿de que tenían miedo en el centro de su espectáculo?¿de una ataque desde dentro de la fiesta o que la turba superase a los guardias? Intrigado Mablung se dedico durante unos minutos a seguirles con la mirada, prestando atención a cerca de quienes el guardaespladas se ponía más tenso y a las reacciones del joven.
- Cualquiera que aprecie la orfebrería conoce de la reputación y buen hacer de Jasker. – Dijo adulatoriamente, sin tener idea realmente de su obra de artesanía, pero basándose en las propias palabras del enano. – Me encantaría poder visitar su tienda. Además de apreciar su trabajo quizás podríamos hacer negocios., ¿Donde dice que está?
Tras su respuesta añadió - Lo que no entiendo es porque se molestaría nadie por un nombre como el Yunque del enano. Parece un nombre de lo más indicativo para negocio como el suyo
Todos parecían preparados para una fiesta inadecuada y por supuesto impertinente en aquela noche de tanta actividad. Miro las ropas pero no vio como encajarían con su armadura y aparejos propios de su profesión. Su armadura era el mejor repelente de agua y su efecto con el líquido elemento parecía escurrir sin dejar rastro en ella. Allure asomaba su pomo desde la vaina donde reposaba. A diferencia del resto, no había restos de los embarrados caminos de Saltmarsh en sus botas.
Ya en la plaza del mercado un escalofrío recorrio cuerpo y mente del aasimar. Los recuerdos del cruce de amenazas con el niño vampiro, su superioridad marcial hacían que tuviera mas miedo que respeto a un nuevo enfrentamiento. No perdía de vista aquel callejón hasta que llegó al profundo pozo que dominaba la plaza desde el mismo centro. Allí permaneció unos minutos, quizá estudiándolo con otra mirada y nuevas ideas. Al fondo, trataba de reconocer movimientos y amenazas en el interior, metros adentro, en aquella piedra antigua. Arrojo lo que parecía un pequelo guijarro, calculando su profundidad.
Pese a haber mejorado con creces sus habilidades sociales, decidió mantener un perfil bajo hasta que escuchó las palabras del enano con Knok. Tenía pendiente una visita desde hacía días. -Su fama le precede, maese Jasker.. pero faenas y responsabilidades han evitado que pueda visitarle. Solo por escuchar rabiar a Gundrig Rocanegra y envidiar sus trabajos son una gran tarjeta de visita. ¿Es apropiado el momento para hablar de trabajo?.
Eda observó a Adriana con una sonrisa perfectamente estudiada que marcaban las arrugas que circundaban sus labios mientras Gellaan sorbía de su copa de exquisito y caro licor destilado especialmente para él.
- Cuando La Corona y los ciudadanos de Saltmarsh nos unimos para combatir un mal mayor, sin duda todos salimos ganado...- ¿verdad querida? - La falsedad que destilaba cada una de las palabras de la Alcaldesa no pilló desprevenida a Adriana, aunque ésta fue la única en ser capaz de romper el velo de oscuridad que se encargaba de tejer su anfitriona. Primewater, al mismo tiempo. reposó su cuidada mano, que no había conocido lo que era el trabajo en largos años, sobre el hombro de la alta elfa - No seáis modestos, vuestro valor ha cercenado una gran cabeza de la hidra que compone esa plaga de contrabandistas... de hecho, os merecéis el presente que os espera al final de la fiesta... Uys... mi querida Eda, creo que mi lengua ha dejado escapar información de más... quizás haya estropeado el apoteósico final que tenías preparado..., espero que disculpes mi insignificante despiste...
Hasta Godric y cierto diablillo, que parecía regocijarse con la conversación, pudieron sentir la rociada venenosa del cabeza de los mercaderes de la ciudad que había cubierto totalmente a la señora Oweland.
Mientras tanto, en otro lado no muy lejano, cerca de los canapés de huevas y manteca, Leobald pareció entablar cierta conversación con un más que tímido invitado de bigote largo con algunas plateadas canas ya asomando en su poblada cabeza castaña oscura. El tipo era, en cierto modo, muy parecido al noble agente, también conocido en algunos entornos como azote de los osos, ... y sin duda esa afinidad ayudó a establecer lazos. El hombre intentó romper cierta curvatura que surcaba su espalda para enderezar el espinazo y mantener la altura de su interlocutor antes de contestar.
- Oh, es un honor conocer a uno de los héroes y salvadores de la ciudad, mi nombre es Ingo, sir Ingo, si, estuve en la milicia mucho tiempo hace años y cuando me retiré, me otorgaron el título, aunque no lo uso mucho, sólo cuando asisto a fiestas... pero dejemos de hablar de mi, es un tema que aburriría hasta a las piedras, preguntaba usted por Eda y Gellan, ah si, los conozco, todo el mundo en la ciudad lo hace, ... ella es la Alcaldesa, y aunque hay un comité en realidad, es la cabeza dirigente, la más veterana sin duda, ha sido elegida las últimas tres elecciones seguidas, así que es muy querida y respetada... de hecho se ha criado aquí toda la vida... y ahora es dueña de tres grandes barcos pesqueros y se dice que está preparando los últimos retoques para la construcción de los nuevos muelles... En cuanto al señor Primewater pues... es un mercader de éxito, especialmente en el campo de la exportación de maderas y textiles. Es el que patrocina toda esta fiesta mayormente, de hecho suele patrocinar todas las que hay... lo que hace que la gente también le adore, puesto que no sólo invierte en las minorías nobles, sino en el pueblo también, es un mecenas... aunque no le gusta privarse de las excentricidades, ... ¿porqué iba a hacerlo? ... le sobra el dinero...
Al mismo tiempo que la conversación se deshilaba entre Leobald e Ingo, Mablung pareció perder el interés en el exterior para centrar su percepción en lo que acontecía en el interior, en particular, en la peculiar pareja que paseaba indiferentemente cerca de los dos anfitriones principales... Escuchó el nombre del muchacho, Anders, y al parecer los cabezas del gremio de pescadores le tenían en especial estima... puesto que no paraban de acercarse a intercambiar palabras con él. Anders parecía cómodo con ellos y se desenvolvía con carisma y cierta agudeza a pesar de su corta edad. La figura que le acompañaba, comenzó a comportarse más como su mayordomo personal, y le traía bebida o comida antes incluso de que el joven la pidiera... sin embargo, a los ojos predadores del druida, algo no le encajaba en esa extraña relación... como su depredador reconociera a otro... y eso pasó justo cuando el misterioso hombre clavó su vista en el elfo de los bosques, haciéndole saber que él también le vigilaba.
Una sonora carcajada consiguió elevar el tono lo suficiente para conseguir que la fiesta se detuviera por un solo instante, incluso la música del exótico bardo genasi tuvo que hacer una forzada pausa hasta que Jasker parara su estruendosa muestra de sorna. Cuando paró volvió a su conversación con Nock.
- Si, mi humilde local está situado dos calles más arriba de la casa consistorial, en la calle del fresno seco, no tiene pérdida... en cuanto al nombre... si ... la orfebrería no se suele trabajar en yunques, pero le puse ese nombre para rascar más las heridas de mis envidiosos colegas, como el que tenéis en Ghostfinger, ... ese enano retorcido que sólo sabe dar martillazos torpes a espadas usadas y esclavizar prisioneros enmascarándolo como trabajo digno para reos... En fin ... cuanta hipocresía y que pocas dagas... y no voy a hablar de la obtusa Manistrad, esa mujer sería incapaz de identificar una veta de plata ni aunque estuviese debajo de su deformada nariz de ebria... de verdad, esa enana debería hacerse mirar lo del problema con el acohol... y esto te lo está diciendo otro enano...
Khalion se unió a la conversación justo en este momento, y Jasker le regaló una sincera sonrisa con más dientes de oro de lo que uno pudiera considerar normal...
- ¿Ves intrépido Kenku? Te dije que ese cascarrabias amargado de Gundrig me envidiaba... aquí tienes la prueba... - Tras mirar de nuevo al aasimar y asentir con la cabeza a su propuesta de hablar de negocios, el orfebre se fijo en el pomo que asomaba de su empuñadura... ¿Allure? ... podría reconocer esa talla perfecta y esas lineas que definen el contorno del protege manos prácticamente con los ojos vendados, los exquisitos surcos representando el serpenteante oleaje marino son inigualables... así que no es una falsificación... los rumores... eran ciertos...
Las pupilas del enano parecieron dilatarse hasta lo imposible, mientras contemplaba, casi en éxtasis, el pomo de la Encantadora de Olas.
Adriana respondió con otra inmensa sonrisa igualmente desbordante de falsedad y adoptó una muestra de sorpresa ante las palabras de Primewater
- Oh, pero… ¿otra sorpresa? Eso es… del todo innecesario, no deberían haberse tomado tantas molestias… esta fiesta ya es más de lo que merecemos- comentó con exagerada modestia - no obstante…- dijo bajando el tono de voz y mirando de manera cómplice a Eda - mis labios están sellados. Descuide, me haré la sorprendida más que ningún otro - adoptando ahora un semblante ligeramente preocupado, se dirigió de nuevo a la alcaldesa - He de confesarle que me ha inquietado observar la actitud del pueblo a la entrada del edificio. Sería una lástima que algún altercado nublara la magnificencia de este evento- observó con curiosidad la reacción de ambos anfitriones, para dilucidar si era algo completamente normal o la situación les producía un especial nerviosismo - aunque por descontado no dudo del buen hacer de Eliander y su muchachos. Que por cierto - comentó mirando a su alrededor y detectando la figura del capitán - debería ir a saludarle, sería una falta de respeto imperdonable no hacerlo, y no quiero acaparar más la atención de los anfitriones, se deben a sus invitados - sonrió a ambos y, haciendo una pequeña reverencia, se despidió para acercarse hacia la zona donde Eliander y algunos enanos soportaban más que disfrutaban aquella fiesta.
Mientras recorría los metros que le separaban de la zona, analizó las personalidades que allí se encontraban. No le sorprendió tanto los presentes sino los ausentes, en concreto Kraddok. Se preguntó si su conversación con Targos había tenido algo que ver.
- Buenas noches, Alto Capitán Eliander- se dirigió a él con otra de sus ya conocidas y respetuosas reverencias - espero que esté disfrutando de la velada tanto como nosotros- si sus palabras contenían ironía, era algo que el hombre no supo determinar. Se acercó a una de las mesas y, con delicadeza, tomó uno de los canapés - La comida está realmente deliciosa, por lo visto nuestros anfitriones no han escatimado en recursos para ofrecernos este homenaje - de una manera que pareció azarosa pero plenamente estudiada por Adriana, se giró haciéndose la sorprendida al ver a Manistrad - ¡Oh, Manistrad, querida!- exclamó con una sonrisa - me alegro de volver a verla, no hemos tenido muchas ocasiones de coincidir desde que llegamos a Saltmarsh, ¿qué tal va todo por las minas?- se preguntó si la enana dulcificaría sus modales o se comportaría exactamente igual que en su encuentro en la posada. No tardaría mucho en averiguarlo.
Rollback Post to RevisionRollBack
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Nock se movió inquieto en la sonora carcajada de Jasker. La atención de todos los invitados se posó sobre ellos y tan solo respiro nuevamente cuando la conversación continuo.
- Visitaré su tienda y quizás podamos hacer negocios.
Cuando Khalion comenzó a hablar con el enano, Nock se mantuvo callado, observó la conversación. Ladeó la cabeza al oír las palabras de Khalion claras y sin extraños rodeos y se quedó dudando entre si quedarse un momento más siendo testigo de la repentina y cristalina elocuencia de Khalion o buscar una excusa para alejarse y entablar conversación con otro invitado menos estridente.
Con un gruñido Mablung dejo de seguir con la mirada a la extraña pareja y se volvió para observar al grupo de Lealistas. Al ver a Adriana acercarse a ellos decidió que quizás iba siendo hora de acercarse a saludar.
Con paso firme se abrió camino entre el resto de invitados, hacia el grupo de Eliander, esquivando a los camareros con bandejas. Esa fiesta daba mala espina, por si acaso mejor tratar de no probar nada de lo que ofreciesen.
Al llegar al lado de Eliander dijo:- Eliander, Manistrad, ¿por que tengo la sensación de que pocos de los invitados están realmente disfrutando del evento?, desde luego los de la plaza no tenían pinta de querer celebrar nada y los de aquí dentro...no hay mas que mirarnos, quizás salvo Adriana y el escandaloso enano, pocos mas parecen querer estar aquí; no se algo no acaba de encajar, pero oambiando de tema hay algo que ha despertado mi curiosidad, el joven Anders, ¿es el hijo de los anfitriones? y ¿Quién es el guardaespaldas que le sigue a todos lados y que nos ha analizado ya a todos como posibles amenazas?
—Desde luego, desde luego —convino Leobald con sir Ingo—, a la vista está que le sobra —sonrió amablemente—. Había oído que se había arruinado tras la pérdida de su barco insignia, hace años. Es curioso ver como unos prosperan contra todo pronóstico y otros luchamos para dar un paso en los mismos lodos de siempre —comentó lacónicamente.
El caballero se llevó la mano a las sienes, como asaltado por una ligera migraña. Tras fruncir el ceño un momento pareció relajarse. Discretamente, intercambió una mirada con Adriana, al otro lado de la sala. El cansado caballero asintió a la dama y observó a Khalion detenidamente.
—Mis disculpas, sir. ¿El excusado es por allí? —se disculpó con sir Ingor mientras se retiraba.
Habiéndose retirado a la discreta sombra de una celosía para el servicio, recuperó su camafeo y se concentró sentir el mal una vez más, aun a riesgo de lo que pudiera ver.
Divine Sense a Khalion y al resto de la sala. A ver qué diver.
Godric sintió como se le revolvían las tripas ante la falsedad de los anfitriones cuando hablaron con Adriana. Haciendo de tripas corazón sonrió educadamente y siguió a su amiga a hablar con Elliander y Mainstrad. Se daba cuenta de que donde antes disfrutaba de aquel tipo de encuentros ahora apenas lo podía soportar. Desde luego las experiencias de los últimos meses le habían cambiado. Suspiró, intentando no amargar la fiesta a Adriana y la siguió sonriendo a los invitados.
- ¿De qué crees que se trata la sorpresa? No estoy seguro de que vaya a ser algo que nos guste... - le dijo en voz baja mientras se acercaban a los lealistas. -
Antes de que Adriana abandonara la compañía de sus excelsos anfitriones, pudo ser testigo de como ambos se despedían de ella envueltos en su aura de autocomplacencia, y aunque en Gellan, esa soberbia parecía más marcada, algo en Eda parecía más hilado, más profundo, quizás ella fuera una digna contendiente en los terrenos de la política y la mascarada que ella requiere... hasta el punto que hacía dudar a la alta elfa.
- La obra de Eliander es encomiable sin duda, ve a saludarle... y no te preocupes por los civiles, son curiosos y no voy a engañaros, algo xenófobos, ... cosas de ciudades pequeñas, ya sabes ... no se lo tengáis en cuenta ...
El encuentro con la sección de lealistas resultó ser todo lo contrario a lo que la hechicera acababa de compartir con los tradicionalistas, como si repentinamente el día hubiera dado paso a la noche sin un crepúsculo que los presentara. Eliander parecía totalmente disperso e incómodo allí, y no era capaz de emitir algo más allá de monosílabos, mientras que Manistrad bebía de una desproporcionada jarra de cerveza que la alta elfa estaba convencida no estaba hecha para alguien de su tamaño, quizás para humanos grandes y muy fornidos, pero definitivamente no para enanos. Un sonoro y oloroso eructo precedió a sus respuestas.
- Pues aquí estamos chata... ya sabes, nada especial en las minas, salvo el foco de muertos que no paran de aparecer en los túneles más profundos... lo "más normal" en la vida de unos humildes mineros ... total ¿que más puede salir mal? por cierto que mal educada he sido... ¿Te sirvo una jarra de cerveza?... pareces sedienta... y esos rizos rojizos no se van a emborrachar solos.
Cuando la enana se giró a para dirigirse a por más bebida ella misma, sin valerse de la decena de camareros que intentaban cumplir con las diversas exigencias y solicitudes de toda la fiesta, Mablung pareció irrumpir en escena de manera algo abrupta y sin tacto alguno, cosa que parecía darle igual a todo el grupo de Eliander, Manistrad incluída. Esta vez fue el capitán de la guardia quien rompió con su carencia de habilidades comunicativas, y respondió saludando al druida con su voz grave y hastiada.
- Discrepo mi aliado y feral amigo, yo creo que salvo nosotros, el resto de la fiesta está encantada de estar aquí, quizás no por vosotros en particular, sino por el evento en sí mismo, ... una gran oportunidad para estrechar lazos, cerrar tratos y negocios, y por supuesto, exaltar su odio común por "La Corona" ... Cuando se comparte enemigo, todo fluye más fácil, especialmente si se acompaña con buenos licores como los que sirven aquí... deberías probar la bazofia tóxica que se consigue fuera de estas..."ilustres" paredes para entender a lo que me refiero. En cuanto al joven Anders, no, no es hijo de nadie de los aquí presentes, de hecho su madre murió hace relativamente poco, y así heredó una buena flota pesquera, ... es el miembro electo del consejo más reciente, aún así, es bastante apreciado por los pescadores y su gremio, buen hombre de negocios y precios altamente competitivos son su marca de empresa... llegará lejos ese muchacho, ... sino corre la suerte de sus padres a tan temprana edad claro...
Antes de continuar, Eliander llevó a sus labios, cubiertos por la tupida y cuidada barba canosa, un sorbo del vino de reserva que estaba bebiendo de una elegante copa tallada en cristal, algo mucho más apropiado para el evento, que la jarra que usaba Manistrad para "animar" su cuerpo.
- El que le acompaña es su mayordomo Skerrin, no se sabe mucho de él y de sus orígenes, pero acompaña al muchacho a todas horas, no se les suele ver por separado casi nunca. Un momento... - El alto capitán, cayendo en la cuenta de algo, se quedó meditabundo por unos segundos antes de dejar escapar una sonrisa de oreja a oreja, y curiosamente, era probablemente la primera vez que veían al líder lealista reír desde que trataban con él - ¿Has pensado por un momento que Gellan y Eda...? Oh no... por los Dioses... no ... ellos no... nunca estarían juntos...
En algún otro lugar del gran salón de festejos, Khalion y Nock seguían charlando con el orfebre enano, mientras que éste no apartaba su codiciosa vista de la espada enfundada del enmascarado sin máscara, mientras Leobald continuaba brevemente su frugal charla con el otro caballero de armadura lustrosa pero envejecida.
- Si, esa pérdida le colocó al borde de la quiebra más absoluta, casi todo lo que tenía en ese momento, estaba en ese barco, pero al final, un hombre de negocios lo es hasta las últimas consecuencias, ... con lo poco que le quedaba, al parecer lo invirtió en activos bastante arriesgados, y milagrosamente todo le salió bastante redondo. Estableció nuevas alianzas, hizo amigos en los sitios adecuados, y a los pocos años estaba incluso mejor que cuando ocurrió la catástrofe... Supongo que hay gente que nace con buena estrella, pase lo que le pase... Gellan es uno de ellos.
Dejando prácticamente a mitad de conversación al aislado Ingo, el paladín se desplazó alejándose de éste buscando un excusado... y una excusa para hacer discretamente que sus habilidades fluyesen... unas gotas de sangre, comenzaron a brotar de su nariz al minuto de mantener su concentración, y su oculto rostro, intento ocultar un gesto de sufrimiento...
Mientras Elliander hablaba con Mablung y Mainstrad invitaba a Adriana a beber más, el joven clérigo susurró
- Intenta averiguar de qué hablan esos dos.. no me fio de ellos -
Después Godric mostró algo de verdadera atención ante las palabras de Elliander. Había estado demasiado ocupado viendo volar dagas en las taimadas miradas y las falsas sonrisas que les rodeaban.
- ¿Cómo murieron los padres del joven Anders? -preguntó curioso
- Puedes esperar cualquier cosa de esos dos… supongo que no tardaremos en salir de dudas - le susurró quedamente a Godric, mostrando la más radiante de sus sonrisas a los invitados mientras caminaban hacia Eliander.
Efectivamente, Manistrad no malgastaba esfuerzos en parecer educada y civilizada. El eructo con el que saludó a Adriana le sorprendió pero, tras reprimir un gesto de desagrado ante una muestra tan soez, una risita delató que en el fondo le había hecho gracia. Aunque no lo pareciera, para ella era un alivio relacionarse con el grupo más sincero y natural de toda la fiesta.
Escuchó pacientemente las conversaciones que se generaron entre Mablung, Godric y el Alto Capitán, aceptando la jarra que le alcanzó la enana. A diferencia de ella, Adriana se sintió más bien torpe, acostumbrada a la delicadeza de las copas de cristal finamente talladas. Dando pequeños sorbos a la cerveza, aprovechó para observar su alrededor, buscando con la mirada a Leobald, alternando su interés en el grupo de Nok y Khalion.
Cuando tuvo oportunidad, se dirigió a Eliander de nuevo
- Capitán Eliander, no puedo evitar percibir que el Señor Kraddok no se encuentra esta noche entre nosotros. Daba por hecho que nos acompañaría en esta velada. ¿Acaso está indispuesto? ¿Sus obligaciones le han impedido asistir? Me hubiera gustado tener la oportunidad de saludarle sin que una reja se interpusiera entre nosotros, para variar – sonrió inocente, mientras le daba otro sorbo a la cerveza.
Sin buscar la alarma social el aasimar desenvainó con cuidado a Allure. Sujeta firmemente ante los codiciosos ojos el enano, colocó el lomo de la espada sobre su antebrazo para que aquel herrero pudiera contemplar en plenitud la esquisitez de una espada con nombre.
-Magnifico acero con detalles que nunca había visto en un arma.- respondió al enano.- Pero no solo es filo y forja.. está su poder, ¿verdad?-complice conocedor del poder que residía en su interior.- El secreto del acero lleva consigo un misterio y hay que aprender su valía, aprender su disciplina. Por separado carne y metal son inofensivos, pero juntos.. Por favor maese, parece conocer esta espada, querría saber mas sobre ella para empuñarla con el debido respeto que merece. Yo le contaré donde cruzó comino conmigo.. en las manos de un pirata y forajido, con labores de contrabandista y cuya captura nos ha traído a esta.. festividad. Esta cota de escamas fue botín de nuestros encuentros.. magistral pero ruidosa para los callejones.. ¿Es posible su adaptación para misiones mas.. discretas?
Mientras hablaba con el enano hizo un barrido por todos los presentes. Armados y sin armar viendo en quien se podía contar si las cosas empeoraban. Por un momento, una extraña sensación de ser él observado y no al revés. Demasiada gente en aquella fiesta. Cuando terminó con el enano acudió al corro improvisado de agentes con Eliander y y Manistrad.
-Nunca supe moverme en fiestas y celebraciones.. lamento romper el espíritu festivo que os embriaga..-¿ironía aasimar?- Creo que ha perdido un cadaver, capitán. Nuestro mutuo amigo y enterrador ha solicitado mis.. nuestros servicios en su búsqueda. ¿Algún hilo del que poder tirar?-miró tanto al jefe de la guardia como a la ferviente enana.- Puede tener relación con la actividad en vuestras minas?
Adriana se tomó su tiempo para acicalarse en la habitación antes de bajar y reunirse con sus compañeros. Cepilló su cabello, que había decidido dejar suelto en un pequeño acto vanidoso, utilizando el aceite que Targos le había regalado en su primer encuentro. Quería estar perfecta y desplegar el encanto que era consciente de poseer; aunque nunca se había considerado presumida ni presuntuosa, sabía que a veces, gracias a su atrayente naturaleza, conseguía cosas, y esa noche era importante.
Además de un intenso aroma a bosque fresco y flores silvestres, aquel mejunje le dotaba a su melena de un brillo que acentuaba su fulgurante color rojo natural. Los largos y abundantes mechones caían sobre sus hombros y su espalda blanca como la nieve, creando un contraste sobrenatural difícil de ignorar.
Aquella jornada había sido realmente intensa, primero con el viaje a Gosthfinger y luego con los diferentes recados en la ciudad, pero la alta elfa se sentía pletórica y cargada de vitalidad por una vez en mucho tiempo. Los preparativos para el evento le habían permitido distraer a su atribulada cabeza del drama en el que se había convertido su vida, disfrutando de las compras y del paseo por las calles atestadas, olvidando por un momento su condición de rea.
Tras una analítica mirada a su reflejo en el espejo, la hechicera colocó suavemente un mechón rebelde y estiró el vestido dejándolo inmaculado. Le había costado decidirse, pero finalmente optó por uno que le encandiló nada más verlo, largo con un escote que dejaba al aire sus hombros. La tela, de un color granate oscuro e intenso, se suavizaba con una gasa negra transparente que lo cubría casi por completo, salpicada a su vez por decenas de piedrecitas brillantes que la hacían resplandecer.
- ¿Estamos listas? - preguntó a Betty y Llagas, que afirmaron con un chillido estridente y emocionado.
Al bajar las escaleras, el suave roce de la gasa del vestido contra el suelo le hizo de presentación, anunciando su llegada e impregnando el ambiente de su aroma a su paso.
Observó a sus compañeros, acercándose a Godric con una amplia sonrisa, satisfecha al comprobar que era uno de los pocos que se había vestido con el traje que tan celosamente había elegido para él
- Estás perfecto, querido - comentó, observándole de arriba abajo, sin poder evitar sacudirle suavemente una mota de polvo invisible del hombro.
Decidió comer algo mientras esperaban la partida. Obviamente en la fiesta cenaría, ya que no probar bocado era una absoluta falta de respeto y educación, del mismo modo que lo sería comer demasiado. Así que llenó su estómago lo suficiente para no tener un hambre voraz pero dejando hueco para picotear, tal y como las estrictas normas de etiqueta marcaban para este tipo de eventos.
Tras mirar por cuarta vez el reloj preocupada por la hora, justo antes de darse por vencida y anunciar la urgencia de partir para no llegar tarde, la impuntualidad era algo que no estaba dispuesta a permitir, fue interrumpida por la entrada de un empapado Khalion.
Mientras le escuchaba, Adriana fue a buscar unas toallas secas. No podía presentarse así a la recepción. Se las tendió para que se secara, elaborando en su cerebro la información que el asaamir les brindaba de su escapada.
Khalion, siempre tan críptico y enigmático. Si se limitara a exponer los hechos tal y como habían sucedido se evitarían los malentendidos y las confusiones que el resto intentaba disipar con sus preguntas. No quería emborronar su ánimo en aquella velada con las acciones moralmente reprobables, o no, del pícaro, ya lo pensaría al día siguiente.
Cuando se debatía entre qué utilizar como cobertura para no llegar empapada a la fiesta, la maldita lluvia no les iba a permitir una tregua en esa noche tan importante, llamaron a la puerta. Adriana miró con sorpresa y agradecimiento al sacerdote, soltó una risita emocionada y, arropándose en el chal que le colocaba sobre los hombros, le agarró del brazo y se encaminó entusiasmada hacia la salida.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mablung no acaba de entender que es lo que estaba pasando aquella noche, si aquello era una fiesta para celebrar el fin de los contrabandistas, ¿Por qué toda la gente de la plaza parecía opinar que no deberían de esta allí?, nunca entendería a los pobres urbanitas.
Al ascender por la escalinata y ver la reacción de Flabius, Mablung le dedico una feroz sonrisa, que se pensaba aquel petulante vestido de florero que iba a rebajarse a presentarse disfrazado, querían a los héroes y allí los tenían, auténticos con las mimas ropas con las que habían acabado con los contrabandistas…debería de conseguir otro juego de ropa, volvió a pensar para si mismo el druida.
Si Mablung pensaba que fuera de la plaza la cosa era complicada lo de dentro…la mejor metáfora sería la de un nido de víboras caníbales hambrientas, si eso se ajustaba bastante, pese al ambiente de aparente cordialidad la tensión entre las diferentes facciones era palpable.
Cuando llego su turno de saludar a los anfitriones, Mablung observó lo que hacía Godric y trató de imitarle aunque su gesto decía claramente que no sabia que pintaba allí. Tras pasar dentro del edificio y ver el panorama, se acerco a una de las ventanas y se dedico a observar lo que pasaba.
Nock observó la feliz fatuidad de Adriana con preocupación. Temía que en la fiesta ellos no fuesen más que la jocosa extravagancia de la noche. Antes de aguarle la fiesta refirió darle ánimos para ahora y quizás también para más adelante. Con suerte se equivocaba en su predicción de la ulterior motivación de su asistencia a la fiesta.
- Estas impresionante, Adriana, desde luego la alta sociedad la llevas en la sangre. Creo que esta celebración se te va a quedar pequeña.
Tomó la determinación de estudiar su reacción ante la posible frustración. Ello revelaría parte del verdadero yo de Adriana. La parte que debía lidiar con la frustración de anhelos más básicos.
Tras bajarse del carruaje y esperar Nock avanzó por la alfombra roja incomodo ante las muestras de oneroso lujo y de la atención que estaba recibiendo. Al lujo simplemente no estaba acostumbrado. La atención hasta hace poco le resultaba peligrosamente mortal. Ahora al contrario tenía la intención de empezarla a buscar, se corriera la voz de que un hombre cuervo estaba en aquel pueblo. Debía aferrar la atención de Akrul. Ahora el Lich debía centrarse en él.
Como Mablung, Nock no se ubicaba demasiado bien en aquel entorno y, como él, también copió los gestos de Leobald y Godric con la innata habilidad de los kenkus. Se relajó tras observar que no parecían ser la extravagancia de la fiesta, sus temores casi se habían desvanecido por completo.
De entre los asistentes a la fiesta uno de ellos le llamo la atención, un enano con multitud de anillos y joyas. Intentando acercarse a él de forma casual paro en varias mesas de canapés, tomando un par de ellos hasta llegar a su lado.
- Bien hallado, una buena fiesta. – Dijo en enano – No hay muchos enanos en esta zona... ¿Tenéis algo que ver con las minas o sois comerciante quizás?
Zevatur, Rolthos
Godric acompañó a Adriana hasta la puerta y entonces se quedó unos pasos más atrás de ella. No habia duda de que la elfa estaba absolutamente espectacular. Su elegancia estaba más allá de aquella ciudad enfangada de mala muerte cuando estaba vestida con sus ropajes normales, pero aquella noche era como si un rayo de sol del amanecer se hubiera encarnado en su cuerpo. Lo que más llamaba la atención de todos aquellos con los que se cruzaban y era su sonrisa. Era la primera sonrisa real que había esbozado la elfa desde que llegaron a Ghostfinger y había cogido totalmente con la guardia baja a Godric.
Fue un pequeño golpe en sus costillas, y un pequeño susurro lo que le trajo a la realidad mientras entraban en el salón. Una vez más el pequeño Ostor demostraba cuidar de su "Amo" haciendo que no se comportara como un pelele.
Lanzó la mirada más fria que pudo al estúpido de Flabius al ver su reacción y tuvo que controlarse para no sacarlo de alli a empujones. Pero no haría nada que pudiera estropear la noche a Adriana.
Saludó con educación a los húespedes y al resto de los invitados, siguiendo detrás de Adriana, dejando que el foco de tención estuviera en la elfa, como debía ser. Cuando fue adecuado se acercó a una mesa, tomó dos copas de vino y le acercó una a Adriana mientras hablaba con algunos nobles y se quedó en ese pequeño círculo, intentando prestar atención a la conversación.
PbP Character: A few ;)
Mablung, y su reciente capacidad de sorprender incluso a los hechiceros más ilustrados, parecía seguir un tren de pensamientos bastante certera acerca de las contradicciones que estaba presenciando. Era una fiesta organizada por los Tradicionalistas, y por tanto la mayoría del pueblo debería apoyarla, pero era en honor de Lealistas, lo que hacía que su rechazo se elevara, aún así, había algo que no le cuadraba al apuesto y salvaje druida.
Tras amedrentar con su imponente presencia a Flabius, y conseguirlo de sobra, se aposentó con mirada indiferente hacia todos, cerca de la balconada, donde desde su posición, pudo observar como la guardia comenzaba a disolver a los locales que se habían reunido en torno a la plaza, quizás ejerciendo una ligera exhibición de fuerza más elevada de la necesaria...
Nock, tras valerse de su mimética capacidad innata, pareció desenvolverse con bastante naturalidad, y ésta, incluso mejoró aún más cuando entró en el gran salón y pudo copiar las maneras de los más ilustres invitados. Aún así, la carencia de ojos, resultaba bastante chocante e inquietante, y los presentes parecían intentar mantenerse el menor tiempo posible tratando con él dentro de los protocolos establecidos.
Sin embargo, el enano al que se dirigió parecía bastante cordial y no mostraba ningún signo de sentirse intimidado por su presencia.
- Oh, un honor tratar y saludar a uno de los héroes, ... esa plaga contrabandista estaba descontrolada y amenazaba muchos negocios, como él mío. Pero permítame que me presente, soy Jasker, sé que no es un nombre muy enano, pero tienes ante ti al mejor orfebre de toda la costa del Dragonmeere, sin duda habrás oído hablar de mí, puesto que no sólo soy el mejor, sino que suelo despertar muchas envidias entre mis ... coetáneos. De hecho la mayoría de la gente de este magno evento lleva alguna de mis obras. Tengo un local aquí en Saltmarsh, llamado "El Yunque del Enano"... - Jasker pareció dejar escapar una sonora carcajada - Si, ese nombre despierta muchas ampollas ...
El resto de anónimos y nobles visitantes se fueron acercando a la pareja que conformaban Adriana y Godric, y comenzaron a tratar temas insulsos a la vez que exaltaban sus hazañas hasta casi elevarlas al rango de leyendas, especialmente recalcando como habían triunfado donde sus predecesores habían fracasado estrepitosamente.
Si queréis hablar con alguien en particular, me lo comentáis, si además lo queréis hacer en privado, abrimos hilo a parte, aunque habría que quizás tirar sigilo si queréis pasar desapercibidos a los demás ojos cuando sois el corazón de la fiesta...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Adriana cruzó el umbral y se internó caminando erguida y sonriente a través de la alfombra roja, disfrutando como una niña de la parafernalia que se había organizado en torno a ellos. Siendo cortesana, este tipo de fiestas siempre se realizaban en honor a otras personalidades, ella acompañaba a la Reina y su figura quedaba relegada a un segundo plano. Esta vez se sentía protagonista y pensaba disfrutarlo al máximo.
Pero sabía que esta situación era efímera. La alta elfa y el resto de sus compañeros seguían siendo condenados a las órdenes de Bastianes y éste no era más que otro evento que escondía interese políticos y sociales, disfrazados con una exagerada celebración en la que ellos eran los títeres de todas las manos invisibles de la ciudad. Lo sabía y no le importaba, de momento. Estaba más que acostumbrada a comportarse como se esperaba de ella en estos acontecimientos. Y, mientras representaba su papel, disfrutaría por una noche de su traje de gala, de la música, de la comida y de los recuerdos de su vida anterior que tanto echaba de menos.
Cuando los primeros discursos llegaron a su fin y el ambiente se relajó, permitiendo que los invitados caminaran libremente por el espacio, Adriana tomó la copa de vino que Godric le ofrecía y se dirigió en primer lugar a los anfitriones de la fiesta. Hasta llegar a ellos, lanzaba sonrisas aquí y allá a los diversos grupos con los que se iba cruzando. Cuando por fin alcanzó a Eda y Gellan, tras una marcada reverencia, les ofreció la mano con delicadeza.
- Quería agradecerles en nombre de mis compañeros y en el mío propio el espectacular evento al que tenemos el honor de asistir esta noche - les comentó con su exquisita educación - No creemos merecer tal atención, hicimos lo correcto y lo que se esperaba de nosotros; aún así, nos sentimos profundamente orgullosos de haber librado a la ciudad de un mal tan nefasto y peligroso - les sonrió ampliamente, dándole un sorbo a su copa de vino.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Leobald permaneció ausente de toda conversación tras las palabras de Khalion. Había tratado de asearse lo más dignamente posible y había dejado armas y armadura en su habitación. Se sentía desnudo a pesar del atuendo gris, parco, pero elegante, que la elfa había escogido para él. Hacía demasiado tiempo que no afrontaba una velada como aquella y no estaba seguro de recordar cómo se hacía. Cuando las puertas se cerrarlos tras ellos, suspiró con resignación. Sin el metal, su figura parecía más enjuta y espigada, quizá algo más erguida. Llevaba el cabello peinado hacia atrás despejando la frente, con las canas planteando sus sienes. Tenía un aspecto serio, elegante, aunque la tristeza de su mirada no le abandonaba.
Aquel mundo, del que una vez renegara, estaba condenado y aún así volvía a verse abocado a él. Observó a Adriana moverse con soltura entre aquellas personas extrañas y ambiciosas de la mano de Godric. Entrecerró lo ojos con curiosidad examinando a los dos anfitriones cuando entablaron conversación con ellos.
Observó también a Knock trabar conversación con el excéntrico y opulento enano con una pizca de curiosidad. Un comerciante siempre era una fuente de rumores, buena elección.
A Mablung parecía interesarle más lo que pasaba fuera, en la plaza, que en aquellos salones. Pero todo era parte del mismo juego cruel y egoísta que se jugaba en Saltmarsh desde hacía años. Todos anhelaba el poder. Nada diferente de la Corte del viejo rey y seguramente la actual también. El hastío y la desesperanza se apoderó de sus pasos. Si no hubiera almas inocentes atrapadas en todo aquello lo justo sería dejar que se aniquilaran entre ellos.
Finalmente tomó aliento y se encaminó al caballero ajado, con quien se sentía indiscutiblemente más afín.
—Buenas noches, sir. Siempre es un honor conocer a un caballero del rey, o la reina, disculpad, si el paso de los años me confunde. Leobald de los Tenhall de Cormyr —le saludó formalmente con gesto cortés—. Bonita fiesta. Los anfitriones no han escatimado en dádivas. ¿Los conocéis bien? — preguntó observando a Primwater brevemente.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Desde su posición Mablung trataba de entender todo lo que estaba pasando, mientras sus compañeros se dedicaban a charlar y pelotear con los diferentes invitados el druida trato de prestar atención a los diferentes corrillos que se formaban.
Estaba claro que los lealistas estaban igual de cómodos allí que él, bastaba con mirar como formaban una pequeña isla entre la corriente de invitados que los esquivaban, seguramente debería de saludarles, a fin de cuentas el círculo estaba ahora bajo su protección…les gustase o no ese hecho.
Tras observar a los lealistas, Mablung centro su mirada en los dos anfitriones y en el joven que les seguía cual perrito faldero, seguramente su hijo... pero algo no encajaba, era su fiesta y ponían guardaespaldas a su prole, ¿de que tenían miedo en el centro de su espectáculo?¿de una ataque desde dentro de la fiesta o que la turba superase a los guardias? Intrigado Mablung se dedico durante unos minutos a seguirles con la mirada, prestando atención a cerca de quienes el guardaespladas se ponía más tenso y a las reacciones del joven.
- Cualquiera que aprecie la orfebrería conoce de la reputación y buen hacer de Jasker. – Dijo adulatoriamente, sin tener idea realmente de su obra de artesanía, pero basándose en las propias palabras del enano. – Me encantaría poder visitar su tienda. Además de apreciar su trabajo quizás podríamos hacer negocios., ¿Donde dice que está?
Tras su respuesta añadió - Lo que no entiendo es porque se molestaría nadie por un nombre como el Yunque del enano. Parece un nombre de lo más indicativo para negocio como el suyo
Zevatur, Rolthos
Todos parecían preparados para una fiesta inadecuada y por supuesto impertinente en aquela noche de tanta actividad. Miro las ropas pero no vio como encajarían con su armadura y aparejos propios de su profesión. Su armadura era el mejor repelente de agua y su efecto con el líquido elemento parecía escurrir sin dejar rastro en ella. Allure asomaba su pomo desde la vaina donde reposaba. A diferencia del resto, no había restos de los embarrados caminos de Saltmarsh en sus botas.
Ya en la plaza del mercado un escalofrío recorrio cuerpo y mente del aasimar. Los recuerdos del cruce de amenazas con el niño vampiro, su superioridad marcial hacían que tuviera mas miedo que respeto a un nuevo enfrentamiento. No perdía de vista aquel callejón hasta que llegó al profundo pozo que dominaba la plaza desde el mismo centro. Allí permaneció unos minutos, quizá estudiándolo con otra mirada y nuevas ideas. Al fondo, trataba de reconocer movimientos y amenazas en el interior, metros adentro, en aquella piedra antigua. Arrojo lo que parecía un pequelo guijarro, calculando su profundidad.
Pese a haber mejorado con creces sus habilidades sociales, decidió mantener un perfil bajo hasta que escuchó las palabras del enano con Knok. Tenía pendiente una visita desde hacía días. -Su fama le precede, maese Jasker.. pero faenas y responsabilidades han evitado que pueda visitarle. Solo por escuchar rabiar a Gundrig Rocanegra y envidiar sus trabajos son una gran tarjeta de visita. ¿Es apropiado el momento para hablar de trabajo?.
Eda observó a Adriana con una sonrisa perfectamente estudiada que marcaban las arrugas que circundaban sus labios mientras Gellaan sorbía de su copa de exquisito y caro licor destilado especialmente para él.
- Cuando La Corona y los ciudadanos de Saltmarsh nos unimos para combatir un mal mayor, sin duda todos salimos ganado...- ¿verdad querida? - La falsedad que destilaba cada una de las palabras de la Alcaldesa no pilló desprevenida a Adriana, aunque ésta fue la única en ser capaz de romper el velo de oscuridad que se encargaba de tejer su anfitriona. Primewater, al mismo tiempo. reposó su cuidada mano, que no había conocido lo que era el trabajo en largos años, sobre el hombro de la alta elfa - No seáis modestos, vuestro valor ha cercenado una gran cabeza de la hidra que compone esa plaga de contrabandistas... de hecho, os merecéis el presente que os espera al final de la fiesta... Uys... mi querida Eda, creo que mi lengua ha dejado escapar información de más... quizás haya estropeado el apoteósico final que tenías preparado..., espero que disculpes mi insignificante despiste...
Hasta Godric y cierto diablillo, que parecía regocijarse con la conversación, pudieron sentir la rociada venenosa del cabeza de los mercaderes de la ciudad que había cubierto totalmente a la señora Oweland.
Mientras tanto, en otro lado no muy lejano, cerca de los canapés de huevas y manteca, Leobald pareció entablar cierta conversación con un más que tímido invitado de bigote largo con algunas plateadas canas ya asomando en su poblada cabeza castaña oscura. El tipo era, en cierto modo, muy parecido al noble agente, también conocido en algunos entornos como azote de los osos, ... y sin duda esa afinidad ayudó a establecer lazos. El hombre intentó romper cierta curvatura que surcaba su espalda para enderezar el espinazo y mantener la altura de su interlocutor antes de contestar.
- Oh, es un honor conocer a uno de los héroes y salvadores de la ciudad, mi nombre es Ingo, sir Ingo, si, estuve en la milicia mucho tiempo hace años y cuando me retiré, me otorgaron el título, aunque no lo uso mucho, sólo cuando asisto a fiestas... pero dejemos de hablar de mi, es un tema que aburriría hasta a las piedras, preguntaba usted por Eda y Gellan, ah si, los conozco, todo el mundo en la ciudad lo hace, ... ella es la Alcaldesa, y aunque hay un comité en realidad, es la cabeza dirigente, la más veterana sin duda, ha sido elegida las últimas tres elecciones seguidas, así que es muy querida y respetada... de hecho se ha criado aquí toda la vida... y ahora es dueña de tres grandes barcos pesqueros y se dice que está preparando los últimos retoques para la construcción de los nuevos muelles... En cuanto al señor Primewater pues... es un mercader de éxito, especialmente en el campo de la exportación de maderas y textiles. Es el que patrocina toda esta fiesta mayormente, de hecho suele patrocinar todas las que hay... lo que hace que la gente también le adore, puesto que no sólo invierte en las minorías nobles, sino en el pueblo también, es un mecenas... aunque no le gusta privarse de las excentricidades, ... ¿porqué iba a hacerlo? ... le sobra el dinero...
Al mismo tiempo que la conversación se deshilaba entre Leobald e Ingo, Mablung pareció perder el interés en el exterior para centrar su percepción en lo que acontecía en el interior, en particular, en la peculiar pareja que paseaba indiferentemente cerca de los dos anfitriones principales... Escuchó el nombre del muchacho, Anders, y al parecer los cabezas del gremio de pescadores le tenían en especial estima... puesto que no paraban de acercarse a intercambiar palabras con él. Anders parecía cómodo con ellos y se desenvolvía con carisma y cierta agudeza a pesar de su corta edad. La figura que le acompañaba, comenzó a comportarse más como su mayordomo personal, y le traía bebida o comida antes incluso de que el joven la pidiera... sin embargo, a los ojos predadores del druida, algo no le encajaba en esa extraña relación... como su depredador reconociera a otro... y eso pasó justo cuando el misterioso hombre clavó su vista en el elfo de los bosques, haciéndole saber que él también le vigilaba.
Una sonora carcajada consiguió elevar el tono lo suficiente para conseguir que la fiesta se detuviera por un solo instante, incluso la música del exótico bardo genasi tuvo que hacer una forzada pausa hasta que Jasker parara su estruendosa muestra de sorna. Cuando paró volvió a su conversación con Nock.
- Si, mi humilde local está situado dos calles más arriba de la casa consistorial, en la calle del fresno seco, no tiene pérdida... en cuanto al nombre... si ... la orfebrería no se suele trabajar en yunques, pero le puse ese nombre para rascar más las heridas de mis envidiosos colegas, como el que tenéis en Ghostfinger, ... ese enano retorcido que sólo sabe dar martillazos torpes a espadas usadas y esclavizar prisioneros enmascarándolo como trabajo digno para reos... En fin ... cuanta hipocresía y que pocas dagas... y no voy a hablar de la obtusa Manistrad, esa mujer sería incapaz de identificar una veta de plata ni aunque estuviese debajo de su deformada nariz de ebria... de verdad, esa enana debería hacerse mirar lo del problema con el acohol... y esto te lo está diciendo otro enano...
Khalion se unió a la conversación justo en este momento, y Jasker le regaló una sincera sonrisa con más dientes de oro de lo que uno pudiera considerar normal...
- ¿Ves intrépido Kenku? Te dije que ese cascarrabias amargado de Gundrig me envidiaba... aquí tienes la prueba... - Tras mirar de nuevo al aasimar y asentir con la cabeza a su propuesta de hablar de negocios, el orfebre se fijo en el pomo que asomaba de su empuñadura... ¿Allure? ... podría reconocer esa talla perfecta y esas lineas que definen el contorno del protege manos prácticamente con los ojos vendados, los exquisitos surcos representando el serpenteante oleaje marino son inigualables... así que no es una falsificación... los rumores... eran ciertos...
Las pupilas del enano parecieron dilatarse hasta lo imposible, mientras contemplaba, casi en éxtasis, el pomo de la Encantadora de Olas.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Adriana respondió con otra inmensa sonrisa igualmente desbordante de falsedad y adoptó una muestra de sorpresa ante las palabras de Primewater
- Oh, pero… ¿otra sorpresa? Eso es… del todo innecesario, no deberían haberse tomado tantas molestias… esta fiesta ya es más de lo que merecemos - comentó con exagerada modestia - no obstante… - dijo bajando el tono de voz y mirando de manera cómplice a Eda - mis labios están sellados. Descuide, me haré la sorprendida más que ningún otro - adoptando ahora un semblante ligeramente preocupado, se dirigió de nuevo a la alcaldesa - He de confesarle que me ha inquietado observar la actitud del pueblo a la entrada del edificio. Sería una lástima que algún altercado nublara la magnificencia de este evento - observó con curiosidad la reacción de ambos anfitriones, para dilucidar si era algo completamente normal o la situación les producía un especial nerviosismo - aunque por descontado no dudo del buen hacer de Eliander y su muchachos. Que por cierto - comentó mirando a su alrededor y detectando la figura del capitán - debería ir a saludarle, sería una falta de respeto imperdonable no hacerlo, y no quiero acaparar más la atención de los anfitriones, se deben a sus invitados - sonrió a ambos y, haciendo una pequeña reverencia, se despidió para acercarse hacia la zona donde Eliander y algunos enanos soportaban más que disfrutaban aquella fiesta.
Mientras recorría los metros que le separaban de la zona, analizó las personalidades que allí se encontraban. No le sorprendió tanto los presentes sino los ausentes, en concreto Kraddok. Se preguntó si su conversación con Targos había tenido algo que ver.
- Buenas noches, Alto Capitán Eliander - se dirigió a él con otra de sus ya conocidas y respetuosas reverencias - espero que esté disfrutando de la velada tanto como nosotros - si sus palabras contenían ironía, era algo que el hombre no supo determinar. Se acercó a una de las mesas y, con delicadeza, tomó uno de los canapés - La comida está realmente deliciosa, por lo visto nuestros anfitriones no han escatimado en recursos para ofrecernos este homenaje - de una manera que pareció azarosa pero plenamente estudiada por Adriana, se giró haciéndose la sorprendida al ver a Manistrad - ¡Oh, Manistrad, querida! - exclamó con una sonrisa - me alegro de volver a verla, no hemos tenido muchas ocasiones de coincidir desde que llegamos a Saltmarsh, ¿qué tal va todo por las minas? - se preguntó si la enana dulcificaría sus modales o se comportaría exactamente igual que en su encuentro en la posada. No tardaría mucho en averiguarlo.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Nock se movió inquieto en la sonora carcajada de Jasker. La atención de todos los invitados se posó sobre ellos y tan solo respiro nuevamente cuando la conversación continuo.
- Visitaré su tienda y quizás podamos hacer negocios.
Cuando Khalion comenzó a hablar con el enano, Nock se mantuvo callado, observó la conversación. Ladeó la cabeza al oír las palabras de Khalion claras y sin extraños rodeos y se quedó dudando entre si quedarse un momento más siendo testigo de la repentina y cristalina elocuencia de Khalion o buscar una excusa para alejarse y entablar conversación con otro invitado menos estridente.
Zevatur, Rolthos
Con un gruñido Mablung dejo de seguir con la mirada a la extraña pareja y se volvió para observar al grupo de Lealistas. Al ver a Adriana acercarse a ellos decidió que quizás iba siendo hora de acercarse a saludar.
Con paso firme se abrió camino entre el resto de invitados, hacia el grupo de Eliander, esquivando a los camareros con bandejas. Esa fiesta daba mala espina, por si acaso mejor tratar de no probar nada de lo que ofreciesen.
Al llegar al lado de Eliander dijo:- Eliander, Manistrad, ¿por que tengo la sensación de que pocos de los invitados están realmente disfrutando del evento?, desde luego los de la plaza no tenían pinta de querer celebrar nada y los de aquí dentro...no hay mas que mirarnos, quizás salvo Adriana y el escandaloso enano, pocos mas parecen querer estar aquí; no se algo no acaba de encajar, pero oambiando de tema hay algo que ha despertado mi curiosidad, el joven Anders, ¿es el hijo de los anfitriones? y ¿Quién es el guardaespaldas que le sigue a todos lados y que nos ha analizado ya a todos como posibles amenazas?
—Desde luego, desde luego —convino Leobald con sir Ingo—, a la vista está que le sobra —sonrió amablemente—. Había oído que se había arruinado tras la pérdida de su barco insignia, hace años. Es curioso ver como unos prosperan contra todo pronóstico y otros luchamos para dar un paso en los mismos lodos de siempre —comentó lacónicamente.
El caballero se llevó la mano a las sienes, como asaltado por una ligera migraña. Tras fruncir el ceño un momento pareció relajarse. Discretamente, intercambió una mirada con Adriana, al otro lado de la sala. El cansado caballero asintió a la dama y observó a Khalion detenidamente.
—Mis disculpas, sir. ¿El excusado es por allí? —se disculpó con sir Ingor mientras se retiraba.
Habiéndose retirado a la discreta sombra de una celosía para el servicio, recuperó su camafeo y se concentró sentir el mal una vez más, aun a riesgo de lo que pudiera ver.
Divine Sense a Khalion y al resto de la sala. A ver qué diver.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Godric sintió como se le revolvían las tripas ante la falsedad de los anfitriones cuando hablaron con Adriana. Haciendo de tripas corazón sonrió educadamente y siguió a su amiga a hablar con Elliander y Mainstrad. Se daba cuenta de que donde antes disfrutaba de aquel tipo de encuentros ahora apenas lo podía soportar. Desde luego las experiencias de los últimos meses le habían cambiado. Suspiró, intentando no amargar la fiesta a Adriana y la siguió sonriendo a los invitados.
- ¿De qué crees que se trata la sorpresa? No estoy seguro de que vaya a ser algo que nos guste... - le dijo en voz baja mientras se acercaban a los lealistas. -
PbP Character: A few ;)
Antes de que Adriana abandonara la compañía de sus excelsos anfitriones, pudo ser testigo de como ambos se despedían de ella envueltos en su aura de autocomplacencia, y aunque en Gellan, esa soberbia parecía más marcada, algo en Eda parecía más hilado, más profundo, quizás ella fuera una digna contendiente en los terrenos de la política y la mascarada que ella requiere... hasta el punto que hacía dudar a la alta elfa.
- La obra de Eliander es encomiable sin duda, ve a saludarle... y no te preocupes por los civiles, son curiosos y no voy a engañaros, algo xenófobos, ... cosas de ciudades pequeñas, ya sabes ... no se lo tengáis en cuenta ...
El encuentro con la sección de lealistas resultó ser todo lo contrario a lo que la hechicera acababa de compartir con los tradicionalistas, como si repentinamente el día hubiera dado paso a la noche sin un crepúsculo que los presentara. Eliander parecía totalmente disperso e incómodo allí, y no era capaz de emitir algo más allá de monosílabos, mientras que Manistrad bebía de una desproporcionada jarra de cerveza que la alta elfa estaba convencida no estaba hecha para alguien de su tamaño, quizás para humanos grandes y muy fornidos, pero definitivamente no para enanos. Un sonoro y oloroso eructo precedió a sus respuestas.
- Pues aquí estamos chata... ya sabes, nada especial en las minas, salvo el foco de muertos que no paran de aparecer en los túneles más profundos... lo "más normal" en la vida de unos humildes mineros ... total ¿que más puede salir mal? por cierto que mal educada he sido... ¿Te sirvo una jarra de cerveza?... pareces sedienta... y esos rizos rojizos no se van a emborrachar solos.
Cuando la enana se giró a para dirigirse a por más bebida ella misma, sin valerse de la decena de camareros que intentaban cumplir con las diversas exigencias y solicitudes de toda la fiesta, Mablung pareció irrumpir en escena de manera algo abrupta y sin tacto alguno, cosa que parecía darle igual a todo el grupo de Eliander, Manistrad incluída. Esta vez fue el capitán de la guardia quien rompió con su carencia de habilidades comunicativas, y respondió saludando al druida con su voz grave y hastiada.
- Discrepo mi aliado y feral amigo, yo creo que salvo nosotros, el resto de la fiesta está encantada de estar aquí, quizás no por vosotros en particular, sino por el evento en sí mismo, ... una gran oportunidad para estrechar lazos, cerrar tratos y negocios, y por supuesto, exaltar su odio común por "La Corona" ... Cuando se comparte enemigo, todo fluye más fácil, especialmente si se acompaña con buenos licores como los que sirven aquí... deberías probar la bazofia tóxica que se consigue fuera de estas..."ilustres" paredes para entender a lo que me refiero. En cuanto al joven Anders, no, no es hijo de nadie de los aquí presentes, de hecho su madre murió hace relativamente poco, y así heredó una buena flota pesquera, ... es el miembro electo del consejo más reciente, aún así, es bastante apreciado por los pescadores y su gremio, buen hombre de negocios y precios altamente competitivos son su marca de empresa... llegará lejos ese muchacho, ... sino corre la suerte de sus padres a tan temprana edad claro...
Antes de continuar, Eliander llevó a sus labios, cubiertos por la tupida y cuidada barba canosa, un sorbo del vino de reserva que estaba bebiendo de una elegante copa tallada en cristal, algo mucho más apropiado para el evento, que la jarra que usaba Manistrad para "animar" su cuerpo.
- El que le acompaña es su mayordomo Skerrin, no se sabe mucho de él y de sus orígenes, pero acompaña al muchacho a todas horas, no se les suele ver por separado casi nunca. Un momento... - El alto capitán, cayendo en la cuenta de algo, se quedó meditabundo por unos segundos antes de dejar escapar una sonrisa de oreja a oreja, y curiosamente, era probablemente la primera vez que veían al líder lealista reír desde que trataban con él - ¿Has pensado por un momento que Gellan y Eda...? Oh no... por los Dioses... no ... ellos no... nunca estarían juntos...
En algún otro lugar del gran salón de festejos, Khalion y Nock seguían charlando con el orfebre enano, mientras que éste no apartaba su codiciosa vista de la espada enfundada del enmascarado sin máscara, mientras Leobald continuaba brevemente su frugal charla con el otro caballero de armadura lustrosa pero envejecida.
- Si, esa pérdida le colocó al borde de la quiebra más absoluta, casi todo lo que tenía en ese momento, estaba en ese barco, pero al final, un hombre de negocios lo es hasta las últimas consecuencias, ... con lo poco que le quedaba, al parecer lo invirtió en activos bastante arriesgados, y milagrosamente todo le salió bastante redondo. Estableció nuevas alianzas, hizo amigos en los sitios adecuados, y a los pocos años estaba incluso mejor que cuando ocurrió la catástrofe... Supongo que hay gente que nace con buena estrella, pase lo que le pase... Gellan es uno de ellos.
Dejando prácticamente a mitad de conversación al aislado Ingo, el paladín se desplazó alejándose de éste buscando un excusado... y una excusa para hacer discretamente que sus habilidades fluyesen... unas gotas de sangre, comenzaron a brotar de su nariz al minuto de mantener su concentración, y su oculto rostro, intento ocultar un gesto de sufrimiento...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Mientras Elliander hablaba con Mablung y Mainstrad invitaba a Adriana a beber más, el joven clérigo susurró
- Intenta averiguar de qué hablan esos dos.. no me fio de ellos -
Después Godric mostró algo de verdadera atención ante las palabras de Elliander. Había estado demasiado ocupado viendo volar dagas en las taimadas miradas y las falsas sonrisas que les rodeaban.
- ¿Cómo murieron los padres del joven Anders? - preguntó curioso
PbP Character: A few ;)
- Puedes esperar cualquier cosa de esos dos… supongo que no tardaremos en salir de dudas - le susurró quedamente a Godric, mostrando la más radiante de sus sonrisas a los invitados mientras caminaban hacia Eliander.
Efectivamente, Manistrad no malgastaba esfuerzos en parecer educada y civilizada. El eructo con el que saludó a Adriana le sorprendió pero, tras reprimir un gesto de desagrado ante una muestra tan soez, una risita delató que en el fondo le había hecho gracia. Aunque no lo pareciera, para ella era un alivio relacionarse con el grupo más sincero y natural de toda la fiesta.
Escuchó pacientemente las conversaciones que se generaron entre Mablung, Godric y el Alto Capitán, aceptando la jarra que le alcanzó la enana. A diferencia de ella, Adriana se sintió más bien torpe, acostumbrada a la delicadeza de las copas de cristal finamente talladas. Dando pequeños sorbos a la cerveza, aprovechó para observar su alrededor, buscando con la mirada a Leobald, alternando su interés en el grupo de Nok y Khalion.
Cuando tuvo oportunidad, se dirigió a Eliander de nuevo
- Capitán Eliander, no puedo evitar percibir que el Señor Kraddok no se encuentra esta noche entre nosotros. Daba por hecho que nos acompañaría en esta velada. ¿Acaso está indispuesto? ¿Sus obligaciones le han impedido asistir? Me hubiera gustado tener la oportunidad de saludarle sin que una reja se interpusiera entre nosotros, para variar – sonrió inocente, mientras le daba otro sorbo a la cerveza.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Sin buscar la alarma social el aasimar desenvainó con cuidado a Allure. Sujeta firmemente ante los codiciosos ojos el enano, colocó el lomo de la espada sobre su antebrazo para que aquel herrero pudiera contemplar en plenitud la esquisitez de una espada con nombre.
-Magnifico acero con detalles que nunca había visto en un arma.- respondió al enano.- Pero no solo es filo y forja.. está su poder, ¿verdad?- complice conocedor del poder que residía en su interior.- El secreto del acero lleva consigo un misterio y hay que aprender su valía, aprender su disciplina. Por separado carne y metal son inofensivos, pero juntos.. Por favor maese, parece conocer esta espada, querría saber mas sobre ella para empuñarla con el debido respeto que merece. Yo le contaré donde cruzó comino conmigo.. en las manos de un pirata y forajido, con labores de contrabandista y cuya captura nos ha traído a esta.. festividad. Esta cota de escamas fue botín de nuestros encuentros.. magistral pero ruidosa para los callejones.. ¿Es posible su adaptación para misiones mas.. discretas?
Mientras hablaba con el enano hizo un barrido por todos los presentes. Armados y sin armar viendo en quien se podía contar si las cosas empeoraban. Por un momento, una extraña sensación de ser él observado y no al revés. Demasiada gente en aquella fiesta. Cuando terminó con el enano acudió al corro improvisado de agentes con Eliander y y Manistrad.
-Nunca supe moverme en fiestas y celebraciones.. lamento romper el espíritu festivo que os embriaga.. -¿ironía aasimar?- Creo que ha perdido un cadaver, capitán. Nuestro mutuo amigo y enterrador ha solicitado mis.. nuestros servicios en su búsqueda. ¿Algún hilo del que poder tirar?- miró tanto al jefe de la guardia como a la ferviente enana.- Puede tener relación con la actividad en vuestras minas?