Leobald miró a través de la celosía con atención. Tuvo que reprimir una arcada y apoyarse en una columna cercana para reponerse del hedor que solo él percibía. La cabeza le hervía y notó como una gotas de sangre se deslizaban por el interior de su nariz. Alcanzó una servilleta de una de las mesas del servicio y se limpió a tiempo de no ensuciar su elegante vestimenta. Trató de reponerse lo mejor que pudo, entrecerró lo ojos un momento y volvió a salir de su parapeto.
El caballero volvió con sir Ingo. Pareciera aun más cansado, como si abrumador mal presenciado pesara sobre su espalda. Arqueado hacia delante pronunció una disculpa educada.
—Mis excusas, sir. Algo no me ha sentado bien, me temo. ¿Por donde íbamos? —trató de no parecer demasiado frío— Decía usted que sirvió a la milicia. Honrosa hazaña. ¿Puedo preguntar bajo las ordenes de quién?
- No entiendo nada, si no son parejas y se llevan a matar, ¿Qué hacen juntos todo el rato? y ¿por qué les sigue Anders?- comento el druida mientras se rascaba la cabeza- es más ¿por que han decidido hace está fiesta? Somo reos que lo único que han hecho es limpiar una guarida de contrabandistas, que hasta puede que tengan tratos con ellos, no tiene sentido que nos agasajen con todo este lujo por algo tan nimio- añadió señalando las bandejas cargadas de comida y bebida. sobre todo cuando la plebe de afuera no parece estar en su mejor momento.-Algo no acaba de encajar o puede que únicamente quiera irme de aquí y este buscando una excusa para salir.- Termino para añadir el druida mientras volvía a mirar al resto de asistentes a la velada.
- A sus órdenes Sr. Godric... - otro susurro perdiéndose en la lejanía fue la respuesta que obtuvo el sacerdote de su incomprendido diablillo justo antes de aproximarse al conjunto de Lealistas que bebían intentando mantener la atención lejos de ellos, aunque con la enana y sus exabruptos, parecía una tarea difícil. Tras dedicar unas palabras a Adriana y Mablung, llego el turno del joven sanador.
- Su padre murió hace muchos años, no sé si el muchacho llegó a conocerle, yo vine destinado aquí posteriormente a ese hecho, así que no tengo los detalles, creo que fue en alta mar intentando salvar uno de sus barcos pesqueros más importantes de la furia de una tormenta sin precedentes... En cuanto a su madre, murió de unas fiebres muy letales, fue cuestión de días... Apenas se pudo hacer nada al respecto, y a pesar de tener los medios económicos y los contactos para traerla de vuelta... Su última voluntad al parecer fue que la dejaran descansar bajo el viejo sauce de su hacienda, el que linda con el acantilado junto al mar, para descansar lo más cercano posible a su difunto esposo... cuyo cuerpo nunca se llegó a recuperar al parecer. Una familia que parecía arrastrar una pesada maldición, hasta ahora, a Anders no le va nada mal para ser sinceros...
La intervención de la alta elfa mencionando al ausente jefe de prisiones llamó la atención del alto capitán, que le dedicó una furibunda mirada cargada de cierta perplejidad.
- Kraddok está en una misión en Seaton de alta importancia para La Corona y cuyos detalles no puedo obviamente compartir, y mucho menos en una fiesta frívola plagada de ajenos oídos sedientos de cualquier reducto de información al que puedan aferrarse... volverá en un par de días, pero si tan interesada estás en su presencia, le informaré en cuanto llegue de tu interés.
El inquieto druida no pudo esperar más ante las preguntas vacuas a su parecer de sus compañeros agentes y volvió a unirse a la conversación intentando poner algo de orden en su confusa mente. Eliander cargado de paciencia le intentó contestar sin disimular algo de hastío ante el exceso de charla al que le estaban sometiendo, pero esta vez se le adelantó Manistrad, que con la inmensa jarra ya medio vacía, comenzaba a arrastras quizás demasiado las sílabas y perder ciertos filtros en su habla.
- Eres muy atractivo elfito... ¿te lo han dicho alguna vez?.. así con ese aspecto salvaje y castigador... pero a mi no me las das... te he calado bien... tu lo que necesitas es una rolliza mujer que deje más seco que una... - La mano de Eliander se alzó repentinamente mientras su rostro se ruborizaba a marchas forzadas, parando el tren de verborrea seductora digno de una estibadora de la enana, ésta intentó recomponerse arreglándose su caótico pelo recogido en decenas de trenzas cortas, y prosiguió intentando mantener la compostura - Ok, si, a tu pregunta... Están juntos porque son el núcleo del consejo de la ciudad ellos tres, tienen que hacer que todo gire a su alrededor, aunque la fiesta tenga a bien honrar a otros... ya sabes... política aburrida y de opereta... Y si, ... no habéis hecho una mierda... y esto es un paripé de tres pares de cojones de troll... pero es un teatrillo divertido... y quien sabe que sorpresas traerá... Ja Ja Ja <Erupto> ... Uys se me escapó de nuevo ....
La conversación entre caballeros seguía su curso mientras tanto ajena a los chismes que circulaban a su alrededor, y ante la inquisidora pregunta de Leobald, Ingo pareció mostrar cierta incomodidad.
- Si, yo serví en la quinta compañía de caballeros bajo la casa Deikoss, abanderados de los dragones púrpura de la tercera legión. Algún día podemos quedar para hablar de nuestras pasadas campañas y dichas, aunque suelo aburrir hasta a las piedras cuando lo hago, como dice el taimado Eliander... ah ese gran truhan es de difícil acceso, pero en el fondo es un gran oyente, al menos lo disimula bastante bien para mí cuando tenemos tiempo para reunirnos y revivir viejos tiempos. Un momento... pareces indispuesto ¿estás seguro de que deseas continuar aquí? quizás sea mejor que te retires a descansar...
A cierta distancia, un observador y silencioso Nock, escuchaba la amena charla entre el maravillado orfebre y el supuesto Khalion verdadero.
- Es una gran obra también sin duda, la talla es exquisita - El enano consiguió a duras penas desviar la atención de la espada para pasar su mano sobre la armadura del aasimar - no es obra mía, pero pudiera serlo por la alta calidad, sin duda el problema de ganar discreción es complicado de resolver con ese tipo de armazones, es más trabajo de un peletero quizás, que pueda acolchar ciertas junturas o forrar parcialmente el interior de ésta sin dañar la totalidad de la obra... no sabría decirte si vale la pena arriesgarse a modificar la pieza.
Si la respuesta satisfizo o no al cazarrecompensas, quedaría esa respuesta en el aire, puesto que cierta premura pareció repentinamente tocar a Khalion, que dejando a su aliado kenku atrás y a solas con el artesano y joyero, se acercó donde la mayoría de los lealistas charlaban, acentuando la sensación de secesión entre su facción y el resto de la fiesta, al parecer llegando en una situación bastante incómoda de silencio, que no tardó en romper con su conversación de orden distraído.
Eliander se apresuró a responder antes de volver a ser interrumpido.
- Así que ya os lo ha contado, sin duda las noticias vuelan, sobre todo sin son nefastas o traen mal agüero... No hay hilo del que tirar, ha sido todo muy reciente y mis expertos aún están investigando el rastro, mejor cuanto más fresco... pero creo que este no es el lugar para tratar ese tema, si estáis interesados podemos estudiarlo mañana.
Nock parpadeó al ver a Kahlion desplazarse repentinamente y dejarle de nuevo con el enano orfebre. Suspirando reanudó la interrumpida conversación. - Con los problemas de la mina de plata, entiendo que el suministro hará subir los precios. ¿O no está teniendo un impacto em la extracción? – Preguntó intentando llevar la conversación haca los temas que le importaban a él, hacia los intereses de Akrul.
-No te lo tomes a mal, pero creo que no estas a la altura- contesto Mablung a la ebria enana- quizás deberías buscar a alguien no se...de tu talla, nuestro plumífero amigo amigo esta tratando con un enano, si queréis desfogaos probad con él- añadió mientras señalaba donde Toc Toc hablaba con el comerciante enano.
-Voy a ver si veo algo interesante o si esta fiesta se confirma como una absoluta perdida de tiempo- tras lo cual se volvió a sumergir entre los invitados.
En ese momento se acordó de los gestos del alto funcionario Flabius y con una sonrisa lobuna, pensó que quizás iba siendo hora de presentarse a sus nuevos vecinos, hay que ser educado, ¿no?; por lo que se puso a buscarle entre los invitados.
- No puedo estar más de acuerdo contigo Mablung... -contestó Godric al comentario sobre la opulencia de la fiesta y la aparente falta de recursos de la plebe que había quedado fuera, bajo la perenne lluvía helada que cubría la ciudad como un manto. Las palabras de Khalion sobre yugos y libertad resonaron en su memoria mientras la mirada de Godric se perdía a través de la ventana en las negras nubes que cubrían el cielo. Aquella ciudad era un lugar horrible, lleno de corrupción y muerte.
Ojalá la luz de Lathander lograra penentrar más a menudo la pesada capa de nubes que la ahogaban, y no sólo aquellos tímidos rayos de sol que conseguían filtrarse cada amanecer, dejando aquel lugar del mundo siempre en penumbra, envuelta en tantos matices de grises como los que parecían poseer todos los que allí habitaban. Incluso él sentía que había cambiado por dentro, su jovial y optimista actitud del pasado se había convertido en apenas una sombra de lo que había sido desde... el incidente. Su mirada siguió perdida por las oscuras calles, vislumbró una gran rata que se escabullía de la plaza en un callejón, a un marinero fornicando en otro apoyando a una prostituta contra la pared mientras este le robaba el saco de monedas... un pequeño grupo corría a refugiarse de la lluvia tras aburrirse de esperar para ver de nuevo a los agentes de la corona y poder vomitar su odio contra ellos de nuevo. Odiaba aquel sitio. Por un momento deseó que Lathander purificara aquel impío lugar. Un relámpago rojo perfiló los contornos de las nubes, y otro, y otro más. Su rabia y odio crecieron en su pecho mientras las nubes se tornaban rojizas. En su imagianción Godric vislumbró al repgunante Flabius, al amasijo de gusanos que perturbaba el alma de Adriana, a los contrabandistas, al taimado mayordomo del juez, al Duque que había puesto precio a su cabeza, a Chak... a todos alli abajo reunidos, asustados, temerosos, y a una orden suya el fuego comenzó a caer sobre ellos y la ciudad. La fria y deprimente lluvia se torno una lluvia de fuego redentor y vengativo que caía sobre todos inmisericorde e incendiaba aquella malhadada ciudad hasta los cimientos.
Godric parpadeó y volvió a ver la deprimente plaza empedrada, vacía y mojada por la lluvia. No dijo nada de aquella visión, tan sólo tomó un largo sorbo de vino para tratar de tanquilizarse y fingió que había estado prestando atención a la última conversación entre Elliander y sus amigos.
Aunque Jasker seguía conversando con el apuesto aunque algo siniestro kenku sin ojos, su mirada se desviaba sin disimulo alguno hacía ahora un lejano Khalion, ... especialmente al pomo de su espada. Ese brillo de avaricia desorbitada ya lo había visto Nock antes, en las cuencas hundidas y demacradas de cierto Lich, cuando buscaba algún artefacto con el que se había encaprichado, y no solía acabar en nada bueno.
- No, ilustre agente emplumado, los posibles problemas de suministros en las minas de plata no afectan al resto de la ciudad apenas, casi nadie usa la plata para sus ... "tareas diarias" salvo los famosos orfebres como yo, pero debido a que ese metal es extraído por y para la Corona, nunca ha habido un trato comercial entre nosotros, así que he tenido que buscar mis propios proveedores allende los mares ... es mucho más caro, el transporte de materiales de ... lujo, es peligroso y un atractivo objetivo de piratas y maleantes, así que se hace con mucho secreto y protección, lo que eleva los precios aún más. Pero mis obras lo valen... no hay rival sinceramente en toda la costa... así que mis clientes pagan muy bien. Sin embargo, si esa enana cabezona cediera parte de su materia prima a los honestos comerciantes locales como yo a buen precio, todo sería mucho más rentab... fácil quería decir...
El cruel y descarnado rechazo al que sometió Mablung a su inesperada pretendiente pareció afectarla más de lo esperado... lo que provocó que en su respuesta quizás elevara la respuesta de más haciendo girar algunas cabezas...
- ¡¡¡¿Cómo que no estoy a tu altura?!!! ... ¡¡¡Yo sería la mujer que más te haría gritar y suplicar por más de todas las furcias de piernas largas que te hayas tirado...!!!
Eliander se interpuso de inmediato entre ella y el druida, con un gesto serio y molesto hacia su compañera... cogiéndola del hombro firmemente y dirigiéndola hacia las puertas que daban a los amplios balcones, decidió que era el momento de salir a que le diera el aire a la efusiva jefa de mineros... mientras dejaba a solas a sus dos Sargentos de nombres desconocidos y caras neutras con la compañía de los agentes.
Con una torcida sonrisa, el elfo de los bosques miró con su perceptiva mirada racial a su próxima víctima, y no tardó en localizarla cerca de la puerta doble de entrada por donde previamente habían accedido al gran salón. Allí, parecía dirigir a los camareros y empleados que entraban y salían con las bandejas, repletas de comida y bebida, con bastante rigor, dando órdenes para localizarlos donde más se les necesitaba. Cuando Mablung se acercó, su cara se tornó en una mezcla de horror y angustia mientras volvía a sacar su famoso pañuelo de encaje y usarlo para cubrirse parcialmente el rostro...
- ¿En que puedo ayudarle honorable lacayo de la Corona? ... Por favor no se acerque más, entiendo que esos animales muertos que lleva usted por ropa encima suya y esas pelambreras sucias, han sido oportunamente ... limpiados y despiojados como corresponde a esta clase de magno evento... no queremos que el resto de invitados se cubran de chinches y otras criaturas indeseables... ¿Ha probado a usar algo como... no sé ... un frasco de fuego griego? creo que eso sería suficiente y de paso haríamos un favor al mundo quemando esos harapos... Consejo gratuito de Flabius, no te lo cobro por esta vez.
- ¡Oh, Capitán Eliander! ¡Eso no será en absoluto necesario! - exclamó con una risita divertida y un gesto delicado de su mano, dando a entender que no tenía importancia - solo preguntaba por curiosidad… no queremos que al señor Kraddok se le suba a la cabeza tanto interés por él… Y una fiesta no sería una fiesta sin un poco de chismorreo, ¿no le parece? - le sonrió, volviendo a sorber de la jarra de cerveza.
Cuando Khalion se acercó al grupo, Adriana le observó fijamente. Parecía estar escrutándole de una manera poco habitual. Su rostro se contrajo sutilmente cuando la conversación derivó en un cadáver desaparecido.
- Me temo que eso no será posible, Capitán. Bastianes nos ha enviado a una misión urgente y debemos partir al alba, por lo que no tendremos ocasión de hablar de este asunto hasta nuestro regreso o tal vez… después de la fiesta, si es que los efluvios de estos licores nos lo permite- se acercó más a los dos hombres y susurró - ¿se puede saber, al menos, a quién nos estamos refiriendo? - preguntó con preocupación.
Mablung se acerco despacio hacia Flabius como un lobo que acecha a un cervatillo que se sabe atrapado, con una sonrisa salvaje y llevándose un dedo a los labios le indico que se callase para luego acercarse a él y olfatearle mientras decía solo para sus oídos:- Al llegar aquí detecte cierto hedor en la plaza, que se hizo más fuerte aquí dentro, sabes como a rata almizclera...ese hedor se me mete en la nariz y me molesta, así que lo he seguido hasta aquí- olfateando el pañuelo- por mucho perfume que use, una rata, sigue oliendo a rata.-
Alejándose un paso continuo diciendo:- Ni soy honorable ni soy un lacayo, como bien sabéis, podemos decir que soy un empleado temporal al servicio de la corona y respecto a mis ropas, claro que las lavo, siempre que puedo...en la sangre de mis enemigos, veis esta mancha de aquí- dijo señalando una al azar:-es de los piratas, por cuya derrota estamos siendo homenajeados, me pareció apropiado que sintieseis lo mejor posible lo que significo esa lucha en el barco. Sólo espero que esta noche no tenga que lavarlas de nuevo- finalizo con una sonrisa.
-Espero que estés disfrutando de esta velada tanto como yo- concluyo el druida antes de hacer una ligera reverencia con la cabeza e internarse de nuevo entre los invitados.
—Temo que hoy no soy muy buena compañía. Si me disculpa —se levanto viendo que aquel personaje despreciable se cerraba en banda.
Buscó con la mirada al senescal, maestro de ceremonias de aquel evento. Quizá pudiera sacar de él una lista de asistentes. Quizá pudieran averiguar algo sobre el noble local que les quería muertos y que según la carta del barco chapoteaba en la traición junto a su propio padre. Entonces vio a Mablung amedrentando al pobre pusilánime. Leobald suspiró, invocó discretamente el favor de Tyr en la mediación y se acercó a ellos tratando de torcer la coyuntura a su favor.
—Caballeros —saludó a ambos educada y calmadamente, rescatando al senescal de una situación ciertamente aterradora—, ¿Mablung le está ponendo al corriente de alguna de sus exóticas tradiciones ferales? La riqueza cultural de Cormyr es uno de sus tesoros —añadió quitando hierro a la situación—. Un evento impecablemente organizado, debo felicitaros. ¿Seríais tan amable de mostrarme el libro de firmas o la lista de invitados? Me gustaría dejar una mención por escrito —trató de alejar a Flavius de Mablung intercambiando una mirada cómplice con su compañero.
Mablung trato de ignorar al paladin metomentodo que una vez mas se ponía del lado de los otros...pero no pudo y antes de dejarles dijo mirando a Flavius:- Quizas me equivocase y no hubiese una sino dos-para luego alejarse entre los invitados.
Antes de marcharse, casi arrastrando a Manistrad con sus dos fornidos brazos curtidos en decenas de batalla, el alto capitán giró la cabeza hacia Adriana moviendo los labios sin hablar, pero de una manera tal, que la alta elfa pudo leerlos con facilidad. "Lankus" musitó ... justo antes de volver a girar su cabeza, y agacharla apenado.
La fiesta casi se vio interrumpida por agudo alarido proveniente en ese momento de las puertas dobles que daban entrada al gran salón tras subir la doble escalera del hall principal de la casa consistorial. Un lloriqueante y aterrado senescal de fiesta, pañuelo en mano, asestaba inofensivos puñetazos con la sutil fuerza que una doncella pudiera ofrecer contra reforzado y duro pecho de Mablung... al mismo tiempo berreaba mientras dejaba escapar torrentes de lágrimas presa del horror y el asco que pugnaban en su interior...
- Yo no soy así, ¡¡¡salvaje!!! ... me obligan a serlo ... el personaje entero es una farsa... ¿porqué? ¿porqué puedes leer dentro de mi como un libro abierto? ¡¡¡bruto bárbaro lascivo y sin ética!!! ...
Tras su última frase, Flabius se derrumbó sobre sus rodillas tapándose la cara mientras no menos de media docena de sirvientes se arremolinaban a su alrededor para interesarse por él, mientras el druida se alejaba de la dantesca escena indiferente a lo que allí estaba aconteciendo. Los murmullos de ánimo y soporte para el senecal corrían salvajemente justo cuando Leobald entró en escena, quizás algo tarde para lo que a él le hubiera gustado. Aún así pudo oírlos claramente, no alzaban la voz, sino que susurraban a su director festivo sin filtro alguno... "Los brutos son los homenajeados mientras nuestros marineros se juegan la vida..." "No le tengas miedo... eso les da fuerzas, esto no quedará así" ... "Mientras exista el espíritu de la marea durmiente, cada blasfemia de la Corona sera cobrada..."
Obviamente la carta de presentación del caballero estaba siendo ignorada ante el colapso emocional de la víctima del elfo de los bosques. Mientras una cabeza de una enana asomaba justo en el lado opuesto de la enorme estancia que albergaba la recepción... y a voz en grito, lanzó su última perla antes de que a Eliander le diera tiempo a sacarla del todo del lugar.
- ¡¡¡Eh... Carita de Bebé... Aléjate de él y no me lo calientes... que yo le vi antes...!!!!
La gente comenzó a poner caras de escándalo, y muchas de las damiselas que salpicaban el evento se echaron las manos a la boca mientras se ruborizaban sin contemplaciones. Hasta la música pareció parar... Adriana sabía perfectamente que le quedaba poco tiempo para todo lo que tenía que hacer o preguntar... ah no ser que ocurriera algo totalmente milagroso, la fiesta se precipitaba a su fín.
La conversación de Nock con el orfebre se vio interrumpida por el caos que Mablung parecía sembrar en la fiesta. Con un cabeceo y un "un placer" se alejó del avaricioso enano, dejándolo rumiar su plan para hacerse con aquella espada. Tras una mirada alrededor se acercó a los balcones. Algo le decía que aquello estaba a punto de estallar y prefería sentir algo de aire fresco y disponer de una posible ruta de huida si la sala estallaba en ineludible violencia de la que no quería formar parte.
Adriana se tapó la boca, conteniendo un grito ahogado, como respuesta ante la sorpresa de la información de Eliander. De todas las horribles muertes producidas en aquellos días, la de Lenkus era la que más profundamente había sentido, y pensar en que alguien pervirtiera su descanso o, peor aún, que su cuerpo cayera preso de la corrupción del mal, la invadía de un sentimiento de angustia difícil de gestionar.
Cuando aún intentaba asimilar la noticia, el griterío proveniente del otro ala de la sala llamó su atención, observando a un socarrón y sonriente Mablung alejarse de la escena mientras el senescal se tiraba de rodillas al suelo teatralmente entre sollozos y quejas desmedidas.
Adriana torció el gesto en una muestra de frustración y disgusto, temiendo por la buena marcha del evento que parecía tambalearse peligrosamente. Miró a su alrededor, intentando buscar ayuda. Leobald se encontraba cerca, pero no estaba segura de que pudiera calmar los ánimos, así que se dirigió hacia el lugar del conflicto, para intentar evitar el estrepitoso y funesto final de la velada.
- Señor, le pido mis más sinceras disculpas si se ha sentido ofendido por algún acto o palabra de alguno de mis compañeros - le habló con gran preocupación, intentando calmar el ambiente- pero les ruego a todos respeto y consideración a nuestros anfitriones e invitados, en este evento que tanto trabajo ha costado organizar - esta vez ser dirigió a los hombres que estaban asistiendo al caído funcionario- Caballeros, les pido por favor acompañen al señor Flabius a un lugar donde pueda tranquilizarse y reponerse, tras la fiesta tendremos oportunidad de hablar con calma y aclarar todo este asunto - con sus manos, hizo un gesto de acompañamiento, intentando marcarles el camino para que salieran de la vista de todos, y lanzó una mirada de petición de ayuda a Leobald.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Leobald suspiró con resignación. Compartió una mirada fugaz con Adriana, pero la piedad empujaba ya sus pasos. Ver quebrarse un hombre siempre era algo triste. Con la mejor de las intenciones, haciendo oídos sordos a los conspiradores, trato de ayudar la maltrecho senescal. El calor curativo de Tyr recorrió el hombro del senescal cuando el caballero le tocó.
—Permítanme, este hombre necesita aire y un poco de tranquilidad —dijo con voz sosegada pero sería, mientras trataba de ayudar a incorporarse a Flavius y hacer sitio—. Vayamos a un lugar más tranquilo. Os acompañó, si vuestros amigos convienen y os parece bien. Lamento profundamente lo sucedido y que las palabras toscas de mi compañero os hayan afectado tanto. Les ruego me permitan enmendarlo —añadió para todos los del corrillo—. Todos somos seres humanos al fin y al cabo y todos merecemos respeto y un trato civilizado.
Su voz era profunda y tranquila, lejos de conflictos.
—¿Quizás en la planta de baja haya algún lugar donde podamos sosegarnos? —ayudó a caminar a su paciente con delicadeza.
Le curo 1 del pool y voy con la voz del pacificador divino switched on
Godric asistió perplejo a la escena. El senescal racista y snob le caía mal desde su primer encuentro y se alegró de que Leobald estuviera más cerca y ya se estuviera ocupando del balbuceante hombrecillo, pues él habría encontrado dificultades para hallar en su ánimo fuerzas para asistir a tan despreciable ser. Agradeció en silencio a Lathander que Adriana y Leobald estuvieran allí y se acercó a Mablung a quien le susurro cómplice
Encogiéndose de hombros Mablung contesta: -Solo le dije que por mucho perfume que usase, seguía siendo una rata... y que lavo la ropa en la sangre de mis enemigos- finalizo con una sonrisa de satisfacción.
Frunciendo un poco el ceño añadió en voz baja:- Esa reacción me parece exagerada, pero no es la primera vez que me pasa algo así con la gente del pueblo, justo cuando llegué, por primera vez, tuve también unas palabras con un guardia de la puerta y murió de un ataque al corazón, me parece algo extraño que cada vez que hablo con uno de ellos las cosas se salgan de madre. O son muy susceptibles o pasa algo raro-.
Gritos y lloriqueos, y ninguno culpa suya, ¿ya no sabía ser el alma de la fiesta?. Pero aquel tinglado que se acababa de organizar era una buena oportunidad para manejarse con mas discrección. Sin embargo no podía evitar sentirse molesto con las miradas avariciosas por parte del enano. Sin poder sacar nada mas de la conversación con Eliander y el cadáver desaparecido decidió encarar aquella atención especial recibida por parte del orfebre.
- Casi había olvidado aquel incidente. En este caso supongo que el despreciable ese quiere sacar partido de, simplemente tu proximidad, creonqhebhabria montado una escena aunque solo hubieras pasado cerca. Yo habría sido mucho más duro con el desde luego - contesta Godric a Mablung - Normalmente te diría que lo de aquel guardia fuencasualisad y que su corazón iba a fallar de todas formas, y desde luego que ese de ahí solo quiere llamar la atención y ganar simpatizantes contra la Corona, pero después de todas las cosas extrañas en esta ciudad no me sorprendería que tuvieras razón y hubiera algo más.ñ detrás….. como la reacción del Magistrado ante un simple hechizo de luz. Ni me atrevo a acercarme a él en la fiesta aunque te aseguro que no me importaría presentar mi nueva arma al mayordomo manipulador ese que tiene… -
Godric se quedo mirando como el séquito de plañideras acudía a ayudar a Flavius y como Leobald intentaba salvar la situación.
- Rata… espero que no se enteren las amigas de Adriana o se ofenderán… - añadió con una sonrisa
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PbP Character: A few ;)
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Leobald miró a través de la celosía con atención. Tuvo que reprimir una arcada y apoyarse en una columna cercana para reponerse del hedor que solo él percibía. La cabeza le hervía y notó como una gotas de sangre se deslizaban por el interior de su nariz. Alcanzó una servilleta de una de las mesas del servicio y se limpió a tiempo de no ensuciar su elegante vestimenta. Trató de reponerse lo mejor que pudo, entrecerró lo ojos un momento y volvió a salir de su parapeto.
El caballero volvió con sir Ingo. Pareciera aun más cansado, como si abrumador mal presenciado pesara sobre su espalda. Arqueado hacia delante pronunció una disculpa educada.
—Mis excusas, sir. Algo no me ha sentado bien, me temo. ¿Por donde íbamos? —trató de no parecer demasiado frío— Decía usted que sirvió a la milicia. Honrosa hazaña. ¿Puedo preguntar bajo las ordenes de quién?
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
- No entiendo nada, si no son parejas y se llevan a matar, ¿Qué hacen juntos todo el rato? y ¿por qué les sigue Anders?- comento el druida mientras se rascaba la cabeza- es más ¿por que han decidido hace está fiesta? Somo reos que lo único que han hecho es limpiar una guarida de contrabandistas, que hasta puede que tengan tratos con ellos, no tiene sentido que nos agasajen con todo este lujo por algo tan nimio- añadió señalando las bandejas cargadas de comida y bebida. sobre todo cuando la plebe de afuera no parece estar en su mejor momento.-Algo no acaba de encajar o puede que únicamente quiera irme de aquí y este buscando una excusa para salir.- Termino para añadir el druida mientras volvía a mirar al resto de asistentes a la velada.
- A sus órdenes Sr. Godric... - otro susurro perdiéndose en la lejanía fue la respuesta que obtuvo el sacerdote de su incomprendido diablillo justo antes de aproximarse al conjunto de Lealistas que bebían intentando mantener la atención lejos de ellos, aunque con la enana y sus exabruptos, parecía una tarea difícil. Tras dedicar unas palabras a Adriana y Mablung, llego el turno del joven sanador.
- Su padre murió hace muchos años, no sé si el muchacho llegó a conocerle, yo vine destinado aquí posteriormente a ese hecho, así que no tengo los detalles, creo que fue en alta mar intentando salvar uno de sus barcos pesqueros más importantes de la furia de una tormenta sin precedentes... En cuanto a su madre, murió de unas fiebres muy letales, fue cuestión de días... Apenas se pudo hacer nada al respecto, y a pesar de tener los medios económicos y los contactos para traerla de vuelta... Su última voluntad al parecer fue que la dejaran descansar bajo el viejo sauce de su hacienda, el que linda con el acantilado junto al mar, para descansar lo más cercano posible a su difunto esposo... cuyo cuerpo nunca se llegó a recuperar al parecer. Una familia que parecía arrastrar una pesada maldición, hasta ahora, a Anders no le va nada mal para ser sinceros...
La intervención de la alta elfa mencionando al ausente jefe de prisiones llamó la atención del alto capitán, que le dedicó una furibunda mirada cargada de cierta perplejidad.
- Kraddok está en una misión en Seaton de alta importancia para La Corona y cuyos detalles no puedo obviamente compartir, y mucho menos en una fiesta frívola plagada de ajenos oídos sedientos de cualquier reducto de información al que puedan aferrarse... volverá en un par de días, pero si tan interesada estás en su presencia, le informaré en cuanto llegue de tu interés.
El inquieto druida no pudo esperar más ante las preguntas vacuas a su parecer de sus compañeros agentes y volvió a unirse a la conversación intentando poner algo de orden en su confusa mente. Eliander cargado de paciencia le intentó contestar sin disimular algo de hastío ante el exceso de charla al que le estaban sometiendo, pero esta vez se le adelantó Manistrad, que con la inmensa jarra ya medio vacía, comenzaba a arrastras quizás demasiado las sílabas y perder ciertos filtros en su habla.
- Eres muy atractivo elfito... ¿te lo han dicho alguna vez?.. así con ese aspecto salvaje y castigador... pero a mi no me las das... te he calado bien... tu lo que necesitas es una rolliza mujer que deje más seco que una... - La mano de Eliander se alzó repentinamente mientras su rostro se ruborizaba a marchas forzadas, parando el tren de verborrea seductora digno de una estibadora de la enana, ésta intentó recomponerse arreglándose su caótico pelo recogido en decenas de trenzas cortas, y prosiguió intentando mantener la compostura - Ok, si, a tu pregunta... Están juntos porque son el núcleo del consejo de la ciudad ellos tres, tienen que hacer que todo gire a su alrededor, aunque la fiesta tenga a bien honrar a otros... ya sabes... política aburrida y de opereta... Y si, ... no habéis hecho una mierda... y esto es un paripé de tres pares de cojones de troll... pero es un teatrillo divertido... y quien sabe que sorpresas traerá... Ja Ja Ja <Erupto> ... Uys se me escapó de nuevo ....
" ¡Oh la Oscuridad...! "
La conversación entre caballeros seguía su curso mientras tanto ajena a los chismes que circulaban a su alrededor, y ante la inquisidora pregunta de Leobald, Ingo pareció mostrar cierta incomodidad.
- Si, yo serví en la quinta compañía de caballeros bajo la casa Deikoss, abanderados de los dragones púrpura de la tercera legión. Algún día podemos quedar para hablar de nuestras pasadas campañas y dichas, aunque suelo aburrir hasta a las piedras cuando lo hago, como dice el taimado Eliander... ah ese gran truhan es de difícil acceso, pero en el fondo es un gran oyente, al menos lo disimula bastante bien para mí cuando tenemos tiempo para reunirnos y revivir viejos tiempos. Un momento... pareces indispuesto ¿estás seguro de que deseas continuar aquí? quizás sea mejor que te retires a descansar...
A cierta distancia, un observador y silencioso Nock, escuchaba la amena charla entre el maravillado orfebre y el supuesto Khalion verdadero.
- Es una gran obra también sin duda, la talla es exquisita - El enano consiguió a duras penas desviar la atención de la espada para pasar su mano sobre la armadura del aasimar - no es obra mía, pero pudiera serlo por la alta calidad, sin duda el problema de ganar discreción es complicado de resolver con ese tipo de armazones, es más trabajo de un peletero quizás, que pueda acolchar ciertas junturas o forrar parcialmente el interior de ésta sin dañar la totalidad de la obra... no sabría decirte si vale la pena arriesgarse a modificar la pieza.
Si la respuesta satisfizo o no al cazarrecompensas, quedaría esa respuesta en el aire, puesto que cierta premura pareció repentinamente tocar a Khalion, que dejando a su aliado kenku atrás y a solas con el artesano y joyero, se acercó donde la mayoría de los lealistas charlaban, acentuando la sensación de secesión entre su facción y el resto de la fiesta, al parecer llegando en una situación bastante incómoda de silencio, que no tardó en romper con su conversación de orden distraído.
Eliander se apresuró a responder antes de volver a ser interrumpido.
- Así que ya os lo ha contado, sin duda las noticias vuelan, sobre todo sin son nefastas o traen mal agüero... No hay hilo del que tirar, ha sido todo muy reciente y mis expertos aún están investigando el rastro, mejor cuanto más fresco... pero creo que este no es el lugar para tratar ese tema, si estáis interesados podemos estudiarlo mañana.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Nock parpadeó al ver a Kahlion desplazarse repentinamente y dejarle de nuevo con el enano orfebre. Suspirando reanudó la interrumpida conversación. - Con los problemas de la mina de plata, entiendo que el suministro hará subir los precios. ¿O no está teniendo un impacto em la extracción? – Preguntó intentando llevar la conversación haca los temas que le importaban a él, hacia los intereses de Akrul.
Zevatur, Rolthos
-No te lo tomes a mal, pero creo que no estas a la altura- contesto Mablung a la ebria enana- quizás deberías buscar a alguien no se...de tu talla, nuestro plumífero amigo amigo esta tratando con un enano, si queréis desfogaos probad con él- añadió mientras señalaba donde Toc Toc hablaba con el comerciante enano.
-Voy a ver si veo algo interesante o si esta fiesta se confirma como una absoluta perdida de tiempo- tras lo cual se volvió a sumergir entre los invitados.
En ese momento se acordó de los gestos del alto funcionario Flabius y con una sonrisa lobuna, pensó que quizás iba siendo hora de presentarse a sus nuevos vecinos, hay que ser educado, ¿no?; por lo que se puso a buscarle entre los invitados.
- No puedo estar más de acuerdo contigo Mablung... - contestó Godric al comentario sobre la opulencia de la fiesta y la aparente falta de recursos de la plebe que había quedado fuera, bajo la perenne lluvía helada que cubría la ciudad como un manto. Las palabras de Khalion sobre yugos y libertad resonaron en su memoria mientras la mirada de Godric se perdía a través de la ventana en las negras nubes que cubrían el cielo. Aquella ciudad era un lugar horrible, lleno de corrupción y muerte.
Ojalá la luz de Lathander lograra penentrar más a menudo la pesada capa de nubes que la ahogaban, y no sólo aquellos tímidos rayos de sol que conseguían filtrarse cada amanecer, dejando aquel lugar del mundo siempre en penumbra, envuelta en tantos matices de grises como los que parecían poseer todos los que allí habitaban. Incluso él sentía que había cambiado por dentro, su jovial y optimista actitud del pasado se había convertido en apenas una sombra de lo que había sido desde... el incidente. Su mirada siguió perdida por las oscuras calles, vislumbró una gran rata que se escabullía de la plaza en un callejón, a un marinero fornicando en otro apoyando a una prostituta contra la pared mientras este le robaba el saco de monedas... un pequeño grupo corría a refugiarse de la lluvia tras aburrirse de esperar para ver de nuevo a los agentes de la corona y poder vomitar su odio contra ellos de nuevo. Odiaba aquel sitio. Por un momento deseó que Lathander purificara aquel impío lugar. Un relámpago rojo perfiló los contornos de las nubes, y otro, y otro más. Su rabia y odio crecieron en su pecho mientras las nubes se tornaban rojizas. En su imagianción Godric vislumbró al repgunante Flabius, al amasijo de gusanos que perturbaba el alma de Adriana, a los contrabandistas, al taimado mayordomo del juez, al Duque que había puesto precio a su cabeza, a Chak... a todos alli abajo reunidos, asustados, temerosos, y a una orden suya el fuego comenzó a caer sobre ellos y la ciudad. La fria y deprimente lluvia se torno una lluvia de fuego redentor y vengativo que caía sobre todos inmisericorde e incendiaba aquella malhadada ciudad hasta los cimientos.
Godric parpadeó y volvió a ver la deprimente plaza empedrada, vacía y mojada por la lluvia. No dijo nada de aquella visión, tan sólo tomó un largo sorbo de vino para tratar de tanquilizarse y fingió que había estado prestando atención a la última conversación entre Elliander y sus amigos.
PbP Character: A few ;)
Aunque Jasker seguía conversando con el apuesto aunque algo siniestro kenku sin ojos, su mirada se desviaba sin disimulo alguno hacía ahora un lejano Khalion, ... especialmente al pomo de su espada. Ese brillo de avaricia desorbitada ya lo había visto Nock antes, en las cuencas hundidas y demacradas de cierto Lich, cuando buscaba algún artefacto con el que se había encaprichado, y no solía acabar en nada bueno.
- No, ilustre agente emplumado, los posibles problemas de suministros en las minas de plata no afectan al resto de la ciudad apenas, casi nadie usa la plata para sus ... "tareas diarias" salvo los famosos orfebres como yo, pero debido a que ese metal es extraído por y para la Corona, nunca ha habido un trato comercial entre nosotros, así que he tenido que buscar mis propios proveedores allende los mares ... es mucho más caro, el transporte de materiales de ... lujo, es peligroso y un atractivo objetivo de piratas y maleantes, así que se hace con mucho secreto y protección, lo que eleva los precios aún más. Pero mis obras lo valen... no hay rival sinceramente en toda la costa... así que mis clientes pagan muy bien. Sin embargo, si esa enana cabezona cediera parte de su materia prima a los honestos comerciantes locales como yo a buen precio, todo sería mucho más rentab... fácil quería decir...
El cruel y descarnado rechazo al que sometió Mablung a su inesperada pretendiente pareció afectarla más de lo esperado... lo que provocó que en su respuesta quizás elevara la respuesta de más haciendo girar algunas cabezas...
- ¡¡¡¿Cómo que no estoy a tu altura?!!! ... ¡¡¡Yo sería la mujer que más te haría gritar y suplicar por más de todas las furcias de piernas largas que te hayas tirado...!!!
Eliander se interpuso de inmediato entre ella y el druida, con un gesto serio y molesto hacia su compañera... cogiéndola del hombro firmemente y dirigiéndola hacia las puertas que daban a los amplios balcones, decidió que era el momento de salir a que le diera el aire a la efusiva jefa de mineros... mientras dejaba a solas a sus dos Sargentos de nombres desconocidos y caras neutras con la compañía de los agentes.
Con una torcida sonrisa, el elfo de los bosques miró con su perceptiva mirada racial a su próxima víctima, y no tardó en localizarla cerca de la puerta doble de entrada por donde previamente habían accedido al gran salón. Allí, parecía dirigir a los camareros y empleados que entraban y salían con las bandejas, repletas de comida y bebida, con bastante rigor, dando órdenes para localizarlos donde más se les necesitaba. Cuando Mablung se acercó, su cara se tornó en una mezcla de horror y angustia mientras volvía a sacar su famoso pañuelo de encaje y usarlo para cubrirse parcialmente el rostro...
- ¿En que puedo ayudarle honorable lacayo de la Corona? ... Por favor no se acerque más, entiendo que esos animales muertos que lleva usted por ropa encima suya y esas pelambreras sucias, han sido oportunamente ... limpiados y despiojados como corresponde a esta clase de magno evento... no queremos que el resto de invitados se cubran de chinches y otras criaturas indeseables... ¿Ha probado a usar algo como... no sé ... un frasco de fuego griego? creo que eso sería suficiente y de paso haríamos un favor al mundo quemando esos harapos... Consejo gratuito de Flabius, no te lo cobro por esta vez.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
- ¡Oh, Capitán Eliander! ¡Eso no será en absoluto necesario! - exclamó con una risita divertida y un gesto delicado de su mano, dando a entender que no tenía importancia - solo preguntaba por curiosidad… no queremos que al señor Kraddok se le suba a la cabeza tanto interés por él… Y una fiesta no sería una fiesta sin un poco de chismorreo, ¿no le parece? - le sonrió, volviendo a sorber de la jarra de cerveza.
Cuando Khalion se acercó al grupo, Adriana le observó fijamente. Parecía estar escrutándole de una manera poco habitual. Su rostro se contrajo sutilmente cuando la conversación derivó en un cadáver desaparecido.
- Me temo que eso no será posible, Capitán. Bastianes nos ha enviado a una misión urgente y debemos partir al alba, por lo que no tendremos ocasión de hablar de este asunto hasta nuestro regreso o tal vez… después de la fiesta, si es que los efluvios de estos licores nos lo permite - se acercó más a los dos hombres y susurró - ¿se puede saber, al menos, a quién nos estamos refiriendo? - preguntó con preocupación.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Mablung se acerco despacio hacia Flabius como un lobo que acecha a un cervatillo que se sabe atrapado, con una sonrisa salvaje y llevándose un dedo a los labios le indico que se callase para luego acercarse a él y olfatearle mientras decía solo para sus oídos:- Al llegar aquí detecte cierto hedor en la plaza, que se hizo más fuerte aquí dentro, sabes como a rata almizclera...ese hedor se me mete en la nariz y me molesta, así que lo he seguido hasta aquí- olfateando el pañuelo- por mucho perfume que use, una rata, sigue oliendo a rata.-
Alejándose un paso continuo diciendo:- Ni soy honorable ni soy un lacayo, como bien sabéis, podemos decir que soy un empleado temporal al servicio de la corona y respecto a mis ropas, claro que las lavo, siempre que puedo...en la sangre de mis enemigos, veis esta mancha de aquí- dijo señalando una al azar:-es de los piratas, por cuya derrota estamos siendo homenajeados, me pareció apropiado que sintieseis lo mejor posible lo que significo esa lucha en el barco. Sólo espero que esta noche no tenga que lavarlas de nuevo- finalizo con una sonrisa.
-Espero que estés disfrutando de esta velada tanto como yo- concluyo el druida antes de hacer una ligera reverencia con la cabeza e internarse de nuevo entre los invitados.
Leobald asintió al otro caballero.
—Temo que hoy no soy muy buena compañía. Si me disculpa —se levanto viendo que aquel personaje despreciable se cerraba en banda.
Buscó con la mirada al senescal, maestro de ceremonias de aquel evento. Quizá pudiera sacar de él una lista de asistentes. Quizá pudieran averiguar algo sobre el noble local que les quería muertos y que según la carta del barco chapoteaba en la traición junto a su propio padre. Entonces vio a Mablung amedrentando al pobre pusilánime. Leobald suspiró, invocó discretamente el favor de Tyr en la mediación y se acercó a ellos tratando de torcer la coyuntura a su favor.
—Caballeros —saludó a ambos educada y calmadamente, rescatando al senescal de una situación ciertamente aterradora—, ¿Mablung le está ponendo al corriente de alguna de sus exóticas tradiciones ferales? La riqueza cultural de Cormyr es uno de sus tesoros —añadió quitando hierro a la situación—. Un evento impecablemente organizado, debo felicitaros. ¿Seríais tan amable de mostrarme el libro de firmas o la lista de invitados? Me gustaría dejar una mención por escrito —trató de alejar a Flavius de Mablung intercambiando una mirada cómplice con su compañero.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Mablung trato de ignorar al paladin metomentodo que una vez mas se ponía del lado de los otros...pero no pudo y antes de dejarles dijo mirando a Flavius:- Quizas me equivocase y no hubiese una sino dos-para luego alejarse entre los invitados.
Antes de marcharse, casi arrastrando a Manistrad con sus dos fornidos brazos curtidos en decenas de batalla, el alto capitán giró la cabeza hacia Adriana moviendo los labios sin hablar, pero de una manera tal, que la alta elfa pudo leerlos con facilidad. "Lankus" musitó ... justo antes de volver a girar su cabeza, y agacharla apenado.
La fiesta casi se vio interrumpida por agudo alarido proveniente en ese momento de las puertas dobles que daban entrada al gran salón tras subir la doble escalera del hall principal de la casa consistorial. Un lloriqueante y aterrado senescal de fiesta, pañuelo en mano, asestaba inofensivos puñetazos con la sutil fuerza que una doncella pudiera ofrecer contra reforzado y duro pecho de Mablung... al mismo tiempo berreaba mientras dejaba escapar torrentes de lágrimas presa del horror y el asco que pugnaban en su interior...
- Yo no soy así, ¡¡¡salvaje!!! ... me obligan a serlo ... el personaje entero es una farsa... ¿porqué? ¿porqué puedes leer dentro de mi como un libro abierto? ¡¡¡bruto bárbaro lascivo y sin ética!!! ...
Tras su última frase, Flabius se derrumbó sobre sus rodillas tapándose la cara mientras no menos de media docena de sirvientes se arremolinaban a su alrededor para interesarse por él, mientras el druida se alejaba de la dantesca escena indiferente a lo que allí estaba aconteciendo. Los murmullos de ánimo y soporte para el senecal corrían salvajemente justo cuando Leobald entró en escena, quizás algo tarde para lo que a él le hubiera gustado. Aún así pudo oírlos claramente, no alzaban la voz, sino que susurraban a su director festivo sin filtro alguno... "Los brutos son los homenajeados mientras nuestros marineros se juegan la vida..." "No le tengas miedo... eso les da fuerzas, esto no quedará así" ... "Mientras exista el espíritu de la marea durmiente, cada blasfemia de la Corona sera cobrada..."
Obviamente la carta de presentación del caballero estaba siendo ignorada ante el colapso emocional de la víctima del elfo de los bosques. Mientras una cabeza de una enana asomaba justo en el lado opuesto de la enorme estancia que albergaba la recepción... y a voz en grito, lanzó su última perla antes de que a Eliander le diera tiempo a sacarla del todo del lugar.
- ¡¡¡Eh... Carita de Bebé... Aléjate de él y no me lo calientes... que yo le vi antes...!!!!
La gente comenzó a poner caras de escándalo, y muchas de las damiselas que salpicaban el evento se echaron las manos a la boca mientras se ruborizaban sin contemplaciones. Hasta la música pareció parar... Adriana sabía perfectamente que le quedaba poco tiempo para todo lo que tenía que hacer o preguntar... ah no ser que ocurriera algo totalmente milagroso, la fiesta se precipitaba a su fín.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
La conversación de Nock con el orfebre se vio interrumpida por el caos que Mablung parecía sembrar en la fiesta. Con un cabeceo y un "un placer" se alejó del avaricioso enano, dejándolo rumiar su plan para hacerse con aquella espada. Tras una mirada alrededor se acercó a los balcones. Algo le decía que aquello estaba a punto de estallar y prefería sentir algo de aire fresco y disponer de una posible ruta de huida si la sala estallaba en ineludible violencia de la que no quería formar parte.
Zevatur, Rolthos
Adriana se tapó la boca, conteniendo un grito ahogado, como respuesta ante la sorpresa de la información de Eliander. De todas las horribles muertes producidas en aquellos días, la de Lenkus era la que más profundamente había sentido, y pensar en que alguien pervirtiera su descanso o, peor aún, que su cuerpo cayera preso de la corrupción del mal, la invadía de un sentimiento de angustia difícil de gestionar.
Cuando aún intentaba asimilar la noticia, el griterío proveniente del otro ala de la sala llamó su atención, observando a un socarrón y sonriente Mablung alejarse de la escena mientras el senescal se tiraba de rodillas al suelo teatralmente entre sollozos y quejas desmedidas.
Adriana torció el gesto en una muestra de frustración y disgusto, temiendo por la buena marcha del evento que parecía tambalearse peligrosamente. Miró a su alrededor, intentando buscar ayuda. Leobald se encontraba cerca, pero no estaba segura de que pudiera calmar los ánimos, así que se dirigió hacia el lugar del conflicto, para intentar evitar el estrepitoso y funesto final de la velada.
- Señor, le pido mis más sinceras disculpas si se ha sentido ofendido por algún acto o palabra de alguno de mis compañeros - le habló con gran preocupación, intentando calmar el ambiente- pero les ruego a todos respeto y consideración a nuestros anfitriones e invitados, en este evento que tanto trabajo ha costado organizar - esta vez ser dirigió a los hombres que estaban asistiendo al caído funcionario- Caballeros, les pido por favor acompañen al señor Flabius a un lugar donde pueda tranquilizarse y reponerse, tras la fiesta tendremos oportunidad de hablar con calma y aclarar todo este asunto - con sus manos, hizo un gesto de acompañamiento, intentando marcarles el camino para que salieran de la vista de todos, y lanzó una mirada de petición de ayuda a Leobald.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Leobald suspiró con resignación. Compartió una mirada fugaz con Adriana, pero la piedad empujaba ya sus pasos. Ver quebrarse un hombre siempre era algo triste. Con la mejor de las intenciones, haciendo oídos sordos a los conspiradores, trato de ayudar la maltrecho senescal. El calor curativo de Tyr recorrió el hombro del senescal cuando el caballero le tocó.
—Permítanme, este hombre necesita aire y un poco de tranquilidad —dijo con voz sosegada pero sería, mientras trataba de ayudar a incorporarse a Flavius y hacer sitio—. Vayamos a un lugar más tranquilo. Os acompañó, si vuestros amigos convienen y os parece bien. Lamento profundamente lo sucedido y que las palabras toscas de mi compañero os hayan afectado tanto. Les ruego me permitan enmendarlo —añadió para todos los del corrillo—. Todos somos seres humanos al fin y al cabo y todos merecemos respeto y un trato civilizado.
Su voz era profunda y tranquila, lejos de conflictos.
—¿Quizás en la planta de baja haya algún lugar donde podamos sosegarnos? —ayudó a caminar a su paciente con delicadeza.
Le curo 1 del pool y voy con la voz del pacificador divino switched on
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Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Godric asistió perplejo a la escena. El senescal racista y snob le caía mal desde su primer encuentro y se alegró de que Leobald estuviera más cerca y ya se estuviera ocupando del balbuceante hombrecillo, pues él habría encontrado dificultades para hallar en su ánimo fuerzas para asistir a tan despreciable ser. Agradeció en silencio a Lathander que Adriana y Leobald estuvieran allí y se acercó a Mablung a quien le susurro cómplice
- ¿También le has rechazado y por eso llora?-
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Encogiéndose de hombros Mablung contesta: -Solo le dije que por mucho perfume que usase, seguía siendo una rata... y que lavo la ropa en la sangre de mis enemigos- finalizo con una sonrisa de satisfacción.
Frunciendo un poco el ceño añadió en voz baja:- Esa reacción me parece exagerada, pero no es la primera vez que me pasa algo así con la gente del pueblo, justo cuando llegué, por primera vez, tuve también unas palabras con un guardia de la puerta y murió de un ataque al corazón, me parece algo extraño que cada vez que hablo con uno de ellos las cosas se salgan de madre. O son muy susceptibles o pasa algo raro-.
Gritos y lloriqueos, y ninguno culpa suya, ¿ya no sabía ser el alma de la fiesta?. Pero aquel tinglado que se acababa de organizar era una buena oportunidad para manejarse con mas discrección. Sin embargo no podía evitar sentirse molesto con las miradas avariciosas por parte del enano. Sin poder sacar nada mas de la conversación con Eliander y el cadáver desaparecido decidió encarar aquella atención especial recibida por parte del orfebre.
Sigo en privado
- Casi había olvidado aquel incidente. En este caso supongo que el despreciable ese quiere sacar partido de, simplemente tu proximidad, creonqhebhabria montado una escena aunque solo hubieras pasado cerca. Yo habría sido mucho más duro con el desde luego - contesta Godric a Mablung - Normalmente te diría que lo de aquel guardia fuencasualisad y que su corazón iba a fallar de todas formas, y desde luego que ese de ahí solo quiere llamar la atención y ganar simpatizantes contra la Corona, pero después de todas las cosas extrañas en esta ciudad no me sorprendería que tuvieras razón y hubiera algo más.ñ detrás….. como la reacción del Magistrado ante un simple hechizo de luz. Ni me atrevo a acercarme a él en la fiesta aunque te aseguro que no me importaría presentar mi nueva arma al mayordomo manipulador ese que tiene… -
Godric se quedo mirando como el séquito de plañideras acudía a ayudar a Flavius y como Leobald intentaba salvar la situación.
- Rata… espero que no se enteren las amigas de Adriana o se ofenderán… - añadió con una sonrisa
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