Duncan vuelve a asegurar a Morko que no ha visto a Volo en toda la noche y que ha enviado un mensajero diciéndole que esa noche le había surgido una importante reunión y no iría a la posada, en caso de que alguno de sus fans preguntaran por él.
Kath se sorprendió de la reacción de Martin pero recibió su abrazo con cariño. Disfrutaron ambos del calor del contacto del otro.
- Yo también estoy orgullosa de ti. - comenta en un susurro, sin soltarle - cuando recibí aquel ataque que pareció quemar mi cerebro, sólo podía pensar en protegerte, y proteger a los demás. Eso me lo has enseñado tú. Y conseguiste volver a por nosotros y con ayuda. ¿De verdad te metiste tú solo en la guarida del Gremio? ¿ Y si te hubieras encontrado con esos seres otra vez? - Kath en realidad no espera una respuesta de Martin, tan sólo quiere que sea consciente del valor que ha demostrado durante toda la noche.
Cuando se separan le pregunta.
- ¿Sabes a quien vamos a visitar? Por el tono de Renaer parecía importante. -
Ash disfrutó de un baño reparador hasta que el agua se enfrió por segunda vez. Desde que había recuperado sus facultades mentales había estado reflexionado qué podían haber hecho diferente. Aparcó tales cavilaciones para afeitarse y vestirse las ropas del templo mientras los acólitos echaban las ropas a lavar. Realmente les estaban tratando muy bien. El chico Renaer y su padre eran auténticos peces gordos. No conocía al viejo bardo que velaba por Guilbert, pero la Torre Blackstaff y al archimago Khelben Blackstaff sí. Todos en Waterdeep sabían que Khelben era uno de los que cortaban el bacalao en la ciudad y eran notorios los rumores que lo señalaban como uno de los Lores de Waterdeep. Este asunto de Renaer era serio. ¿Qué querría del grupo?
Se ciñó las espadas al cinto y salió de su habitación, se sentía desnudo sin ellas. Con el cuadrado mentón rasurado y esbozando una sonrisa perlada se reunió con sus compañeros en el comedor.
-Amigos, Ash el destructor a vuelto -dedicó una franca sonrisa a la mesa- parece que tenemos una cita con alguien importante. Khelben el mago. Quizá encontremos la alianza que necesitamos contra el Culto. Por cierto, buen trabajo todo el mundo ahí abajo, creo que no os lo había dicho -brindó al aire con un austero cuenco de vino, cortesía del templo de Tyr.
El guerrero comió con ganas y deleite. Estar al borde de la muerte y la idiocia supina le había dado hambre. Hablaron, comieron y rieron como una pequeña familia. Ash sabía que esas cosas no duraban, eran producto de la euforia por seguir respirando, pero valía la pena disfrutar esos momentos igualmente.
-Martin, tienes que contarnos como saliste de la guarida de esos bastardos -comentó al semielfo cuando hubo acabado de gestionar sus muestras de afecto con Kath- me muero de ganas por saberlo.
Cuando Morko manifestó su intención de ir a buscar a Volo, Ash se levantó, dejando caer el hueso que estaba chupando sobre uno de los platos de madera del refectorio.
-Voy contigo -dijo escuetamente frunciendo ligeramente el ceño, limpiándose los labios con el dorso de la mano- alguien tiene que contar las monedas, su majestad -bromeó mientras se despedía del resto con un gesto.
...
Ash se hizo con su coraza y acompañó a Morko hasta la posada. La extraña pareja recorrió las bulliciosas calles de Waterdeep hasta llegar a la posada, de la que Volo el bardo era un habitual. Ash detuvo a un momento a Morko antes de entrar.
-Sobretodo no te exaltes. Mantén la calma y exijamos nuestra parte como profesionales.
El guerrero asintió lentamente a Morko, inspiró y entraron en el establecimiento. Helayna llegó a los pocos minutos luciendo una elegante capa nueva.
...
Tras comprobar que Volo no acudiría a la posada esa noche volvieron con sus amigos. Seguramente el gran bardo también había sido citado en la Torre Blackstaff.
Estar entre los vivos resultaba mas doloroso que la muerte. El descanso del bardo se desarrollo entre sudores y pesadillas que apenas eran calmados por los monjes ni por sus compañeros. Cuando la pálida elfa sujeta su mano este devuelve un involuntario apretón compartiendo desazón. En ningún momento consiguen calmar sus convulsiones e inquietud.
El sol se pone y los aventureros van abandonando poco a poco el templo de Tyr. En una celda solitaria el bardo despierta empapado en frío sudor y atenazado por los recuerdos. Intenta sosegar un agitado pulso controlando a duras penas su respiración. Intenta concentrarse cerrando los ojos pero imágenes de su experiencia cercana a la muerte le invaden. Las caras de los camaradas caídos invaden su cabeza. La orden tenía cien miembros, en algunos mementos podía haber menos pero nunca mas de ese número. Le cuesta asimilar que no se trataba de una mala jugada de su mente e intenta repasar las caras de aquellos que no estaban esperándoles en el plano reservado a los héroes. Retira cuidadósamente los apósitos y vendajes de su cuerpo. Las sagradas artes de los clérigos habían eliminado las quemaduras y laceraciones sufridas. En un rincón encuentra su ropa y útiles apilados y medianamente limpios.
Ninguno de los aventureros se encuentra en el templo cuando Guilbert termina de vestirse y recoger sus pertenencias. Entre sus objetos de valor encuentra unas extrañas gafas de amplias lentes con forma de lechuza que decide investigar mas adelante. Cuando los monjes se percatan de la actividad en la celda le llevan raudos comida y vino y se encuentran que el bardo ya está vestido con sus pantalones y blusón, coronado con el vistoso sombrero de ala y colorida pluma. Le ofrece la coraza plateada, sin mediar palabra, a uno de ellos como agradecimiento para que pueda ser usada por los nuevos reclutas y futuros paladines y abandona en la noche las instalaciones tras ser informado de la reunión que se prepara.
Su cuerpo había sido sanado pero solo una vez en su vida había sentido un dolor semejante. Él era la última esperanza de una centenaria orden, una responsabilidad de la que había huido y escondido demasiado tiempo y cuyo legado había estado a punto de perderse entre una mente vacía y las llamas en lo profundo de una cloaca. Terrible final que le atenazaba y presionaba el pecho.
De camino a la Torre Blackstaff pasa por el New Olanm College de bardos. Se deshace de unas ropas asociadas a una falsa identidad vivida demasiado tiempo y toma rumba a las catacumbas. Allí entre herramientas y muebles viejos accede a un pequeño cuarto seguro tras una algo oxidada cerradura. Todo aquello que pudo rescatar de las ruinas de la fortaleza de Kernowek estaba entre aquellas paredes. Una armadura de cuero con algún resto de quemaduras y rosas trabajadas sobe el cuero negro y un kilt con tema negra y gris componen el que otrora fuera un uniforme de gala de la Orden. No puede evitar mantener la mirada sobre la armadura completa de Ser Roderick del Valle de la Daga y una idea cruzó su mente mientras acaricia el pomo en forma de rosa de una enorme espada.
Sin tiempo para mas tomó rumbo a la torre de hechicería por segunda vez en menos de 48 horas, cita a la que ya llegaba tarde.
Mascullando por lo bajo, Morko pide unas jarras de cerveza para él y Ash;:-Que ganas de abandonar está está ciudad, no se se nos querrán contar esta noche, pero mi intención es salir mañana hacia Mithril Hall.
Justo antes de partir sube a su habitación y busca algo decente que ponerse, pero no sé esmera mucho y vuelve a bajar para tomarse la ultima. Cuando la elfa se acerca le ofrece un taburete para q se se siente con ellos.
-Te seguimos, cuanto antes acabemos lo de esta noche antes podremos irnos. Dice siguiendo a Helayna fuera de la posada
Martin asintió pensativo ante la pregunta de Kath, pero no sabía muy bien la respuesta...
- No estoy muy familiarizado con la política de Waterdeep, entiendo que es alguien importante para la ciudad, quizás un Lord, aunque si no recuerdo mal, estos Lores suelen ser anónimos y gobiernan en las sombras. Sinceramente esta urbe está muy alejada de las zonas por las que me solía mover en el pasado, y desconozco la mayoría de sus secretos. En cualquier caso se nos hace tarde, será mejor que marchemos ya y no lleguemos tarde, aunque antes... me gustaría comentarte algo en un lugar más privado.
El semielfo parecía que no tenía más ropa que la que usaba habitualmente para ponerse y se había quedado sin tiempo para comprar algún trapo que le aportara cierta categoría para la tan elevada cena. Se tuvo que conformar con que al menos la suya estuviera limpia e impoluta.
Después de tratar cierto tema con Kath, ambos se dirigieron a la torre paseando por la ciudad mientras el sol se ponía en el horizonte formado por los tejados de la vetusta Waterdeep.
Llegó a la torre y coincidió allí con Martin y Kath. Durante su trayecto hacia allí estuvo pensativo en relación a todo lo que había ocurrido. Gowther entendía que no se podía fiar de los subterfugios que escondía esta ciudad. Al llegar junto a sus compañeros le dijo:
-Estoy algo inquieto con toda esta situación. Los que andan detrás de Raener son tan enigmáticos... empezando por aquella aberración extraplanar... Si ya hicieron un ataque, creo que pueden volver a hacerlo en cualquier momento. Mientras que esta situación no se aclare, seré algo más precavido. Me incomodan quienes pueden estar detrás de estos intereses...
A pocos minutos de la cita, Gowther convocó la magia de protección.
Todo el grupo convergió en la torre negra y esbelta que se elevaba orgullosa hacia el cielo del atardecer, siguiendo las direcciones que les habían facilitado o bien siguiendo sus propios conocimientos.
Se saludaron y, antes de que Ash llamara a la puerta esta se abrió por sí misma.
Al otro lado pudieron ver un hombre cubierto con ropajes negros, su pelo corto mostraba algunas canas en las sienes, pero su bien cuidada y recortada barba no mostraba ninguna. Era difícil adivinar la edad de aquel hombre, pero sus intensos ojos negros observaron a los compañeros antes de hablar.
- Bienvenidos a la Torre Blackstaff. Para aquellos no me conozcáis yo soy Khelben Arunsun. Archimago de esta torre, bienvenidos a mi hogar, por favor seguidme. -
Tras cruzar el umbral tras él, se encuentran en un atrio con un hermoso jardín. Un pequeño riachuelo cruza el centro del mismo y Hela, que no encontró esto en su anterior visita, observa que hay unos hermosos peces luminescentes en el agua.
- Tú eres Helanya ¿ no es así ? -le habla el mago - Laeral me ha hablado de ti. Siento no haber estado aquí anoche, pero me alegro de tener la oportunidad de conocerte. -
Gowther siente que su hechizo protector ha desparecido por completo en cuanto ha cruzado el umbral.
Khelben les guía hasta una puerta en un lateral del atrio, y esta se abre al llegar él. Dentro hay una cálida luz y les invita a pasar.
Según van pasando el grupo se encuentra en un elegante comedor. Una larga mesa con sitio para todos está dispuesta y preparada con una suculenta cena. Tras la cabecera de la mesa arde el fuego en una chimenea y la luz proviene de varias lámparas en las paredes que iluminan la estancia de manera cálida y agradable.
Una mujer alta y esbelta, con el pelo plateado y vestida con elegantes ropajes se acerca a ellos.
- Bienvenidos por favor pasad y tomad asiento - se acerca a la shadar-kai - Helanya querida, cuanto me alegro de verte sana y salva - la toma de las manos - ven ,siéntate a mi lado. -
Todos pueden ver que ya hay algunos invitados sentados a la mesa. Floon está alli, sentado al lado de Renaer. A Morko no se le escapa la espada que descansa al lado del joven. Martin, ahora que los ve a ambos aseados y a la luz, puede ver que son realmente parecidos.
Al otro lado de la mesa, sentados frente a ellos, Ash ve a Volo hablando con un eladrin de porte regio. Ambos se levantan en cuanto entran ellos.
- Mis queridos amigos. -Volo se acerca a ellos - No sabéis cuanto lamento las penurias por las que habéis pasado,ojalá lo hubiera sabido... y sin embargo no puedo evitar alegrarme de haber elegido a aventureros tan capaces y valientes como vosotros. No quiero ni pensar en qué habría pasado de no haber intervenido vosotros. Habríamos perdido a Floon y Renaer... Xanathar podria...-
- Eso puede esperar Volo - le corta la mujer, Laeral Silverhand - por favor permitidme que os presente a nuestro otro invitado - dice señalando con un gesto al eladrin. - Finathiel de la Casa del Dragón Dorado -
El eladrin, alto y atlético, se adelanta para presentarse uno a uno, saludando a cada uno de ellos. Por su porte puede adivinarse que es de alta cuna.
- Ash, un placer conocer a uno de los mejores espadachines según hemos oído.- dice saludando cogiendo al guerrero del antebrazo - sería un honor entrenar con vos -
- Martin Shadowleaf, tus habilidades no nos son desconocidas. Traéis honor a vuestra Academia y al Pueblo. - dice tocándose el pecho y la frente con dos dedos. Un saludo que Martin no veía desde sus años de entrenamiento y sólo dedicado a los Maestros.
- Helanya ¿cierto ?- pasa una mano por delante de su propio rostro, como hace su gente - sería un placer poder hablar con vos sobre vuestro viaje nos alegra encontrar a una de nuestros lejanos primos. -
- Majestad - dice inclinándose con respeto ante Morko y hablándole en enano - Nuestro corazón llora la pérdida de vuestro baluarte. Si alguna vez necesitáis de guerreros para retomarlo no dudéis en que nuestra casa recuerda los antiguos juramentos y lucharemos a vuestro lado. -
- Zevatur de Waterdeep- dice con respeto al tiefling - si solo la mitad de lo que cuentan estos jóvenes es una muestra de lo que podéis hacer nos alegra saber que tal poder se encuentre en manos de alguien tan noble. -
- Guilbert, de la Orden de la Rosa Negra -se dirige al al humano cruzando su puño sobre su corazón, con los dedos corazón y anular extendidos, el saludo reservado a los miembros honoríficos de la Orden - trágico destino el de vuestros hermanos. Hacednos saber si podemos ser de utilidad. -
- Kathrinna -saluda a la cazadora con una leve inclinación de cabeza,respetando el espacio de la muchacha - entrenada por la sombra, forjada en la desesperación. El viaje que te espera es peligroso pero tu destino te aguarda al final del mismo. Esperamos poder verlo -
Por último se gira hacia Gowther. Gowther no necesita que lo presenten, él conoce a ese eladrin. Uno de los generales de las grandes casas, alto maestro espadachín de su propia orden. Los reclutas crecen, estudian y entrenan queriendo ser cómo él. Para Gowther no es sólo extraño verle allí, si no tratar con tanta deferencia a otras razas y en especial a estos seres que han demostrado ser tan... erráticos en el pasado. Pero sin duda es porque él no les conoce.
Le dirige una mirada fría. Primero a él, y luego a la espada que porta en su cinto.
- Vemos que por lo menos aún conservas a Aegnor -le dice en élfico - lo que no comprendemos es porqué el orgulloso portador de tal noble arma requiere de esas otras... baratijas -dice señalando el nuevo broche de Gowther - ¿Aún asustado de tu propia sombra muchacho? No debería sorprenderme, veo que ni siquiera has forjado tu vínculo aún con tu propia hoja.Triste destino para tan noble acero. Nos preguntamos ¿porqué te eligió a ti?- Una leve sonrisa aparece en sus labios - pero no hemos venido a intercambiar cumplidos con un aprendiz, esperamos que al menos aún recuerdes cómo comportarte. - Se gira hacia Laeral y Khelben que ahora está a la cabecera de la mesa, donde ambos anfitriones se acercan a sus dos sillas y se dirige a la suya.
- Por favor, tomad asiento -pide Khelben - tenemos mucho de que hablar y mucho debe discutirse antes de que salga el sol de nuevo. Pero primero comamos, bebamos, sed bienvenidos a la casa de Laeral y Khelben Arunsun.Relajaos ahora y disfrutad del agradecimiento de la Ciudad. -
Mientras todos toman una excelente cena la conversación es ligera. Raenar les cuenta su decisión de unirse a la iglesia de Lathander, Dios del Amanecer, como paladin como hicieron su padre y abuelo.
Cuando todos se han relajado Laeral les dice.
- Por el rescate de Renaer y de Floon, os estamos muy agradecidos. Tanto los zentharim como los seguidores de Xanathar se han estado matando en las calles de la ciudad desde hace semanas. Pero esto es nuevo. Si lo que dice Renaer es cierto, debemos intentar localizar y proteger ese oro antes de que el maldito beholder y sus secuaces. Creo que se les prometió una recompensa, ¿ no es así ? -dice mirando a Volo el cual se atraganta un poco y asiente. Antes de que pueda hablar ella se ríe y Renaer continua
- Por vuestra valentía no podré recompensaros nunca, pero permitidme que intente compensaros por vuestros servicios.A cada uno os será entregada la cantidad de 5000 dragones de oro, y he conseguido que los Lores - todos pueden ver como Laeral hace un pequeño gesto de asentimiento y él continua -os concendan una propiedad en la ciudad, para que tengáis un hogar donde volver una vez vuestros viajes hayan finalizado o simplemente queráis descansar. -
Una vez que todos los que lo desean han hablado Laeral continua.
- Pero estas peleas entre bandas y tesoros escondidos son problemas de la ciudad. Tengo entendido que vosotros llegasteis a la ciudad a causa del Culto del Dragón. Decidnos ¿ qué creéis que traman? -
Guilbert llega el último ante las puertas de la gran torre de hechicería. Con la barba y melena limpias y arregladas, lleva un look que dista bastante de la vestimenta de aventuras que le habían visto hasta entonces. Viste un kilt con motivo negro y gris recogido al hombro sobre una armadura de cuero negra con rosas trabajadas en relieve y blusón negro. Sable a un costado, cuerno y flauta al otro, su sombrero adornado con la gran pluma naranja y una bolsa de viaje de la que asoman los roncones de la gaita.
Cuando se encuentra a la misma altura que ellos les dice..
-Antes de entrar me gustaríadaros las gracias a todos y cada uno de vosotros. -Dice conpungido- De corazón os lo digo, y no solo por evitar la pérdida en el olvido de un discreto trovador, sino por salvar la memoria y legado de una orden centenaria. Estoy en profundo compromiso con vosotros y por eso creo que no debo guardar secretos.. -les dice con el puño cerrado a la altura del corazón..- y poneros en peligro. Ahora tenemos asuntos que nos apremian pero os prometo que cuando terminemos aquí os hablaré sobre mi Orden y mis camaradas y su..-momento en el que se abren las enormes puertas son recibidos por Khelben.
Cuando entran, el bardo intenta mantener un discreto segundo plano pero con la seguridad que supone ya haber estado allí apenas un día antes. Pero es cuando ve a Renaer y Floon cuando hace evidente la felicidad que le provoca verles vivos y, a primera vista, sanos. Le da un abrazo al primero mientras le dice.. -Gracias a los Dioses que estás bien, Renaer. Fue una insensatez dejarte acompañarnos y ponerte en semejante peligro.. casi ni lo contamos-dice algo sonrojado.-Y tu debes ser Floon..-le extiende la mano para dar un fuerte apretón.- apenas pude verte antes de caer bajo las malas artes de aquellos seres.. Me alegro de verte aquí.- Sin decir nada el bardo observa la famosa Filo del Alba de Renaer y se sonríe pensando que quizá sus palabras pueden haber encarrilado una vida como muchos años atrás hicieran con él mismo.. ya se sabe, mientras la porte un Piergerion Waterdeep no caerá ante ningún enemigo.
No puede esconder su cara de sorpresa cuando Finathiel demuestra tantos conocimientos sobre una versión de Guilbert escondida muchos años.. Parece ser de una misma variedad de Halfling que su compañero Gowther. Pero es cuando se dirige con esa rotunda fiereza hacia el hojadanzante cuando el bardo se muerde el labio preparado para intervenir.. evitandolo en última instancia por no ser conocedor de las costumbres de su plano.
Tocaba hablar del culto y en este asunto Guilbert tenía tanta curiosidad como el resto.
La cara del paladín al reunirse con sus compañeros en la puerta de la torre da claras muestras de que preferiría estar en cualquier otro lado.
Morko sigue a sus compañeros al interior de la torre y cuando ve a Volo casi salta a por él, pero recuerda las palabras de Ash y apretando los puños y el mango de Kheluzburk respira tratando de aclarar sus ideas.
Su mirada cae en la poderosa arma que ahora porta Renacer y justo en ese momento oye al eladrin hablarle en enano y su cara pasa del gesto de rabia contenida a la sorpresa más absoluta, un eladrin de alta cuna, políticamente correcto y hablando en enano. Responde a las palabras del eladrin con una reverencia y añade:- Si llega ese momento se lo haré saber a su gente.
Una sonrisa pícara asoma en su rostro cuando Gowther recibe un pequeño rapapolvo, cuanto la recibió el de sus maestros y seguramente los seguiría recibiendo si siguieran con vida.
Según avanza la cena, el paladín se relaja y disfruta de una agradable vianda. Cuando la elfa les pregunta el paladín dice:
- Buscan objetos mágicos de gran poder, atacaron mi hogar buscando la herencia de mi familia, y atacaron Greennest buscando otro arma de gran poder. Vinimos a esta ciudad siguiendo los pasos de Lady Kirima, parece ser una erudita que lleva estudiando sus actividades. Sabemos que se dirige a Mithril Hall y hacia allí íbamos antes de que Volo nos pidiera buscar a Floon.
Hace una pausa por si alguno de sus compañeros quiere añadir algo.
Gowther quedó intrigado y a la vez agradecido de que Guilbert quisiera poner en común aspectos de su pasado que pudieran tener interés o impacto en el devenir del grupo. Mientras pronunciaba sus argumentos, le escuchó atentamente mostrado en su rostro total atención, pero su mensaje fue interrumpido por las circunstancias.
Al entrar en aquel lugar, quedó impactado del portento arcano que escondían aquellas puertas. Los presentes fueron saludando al grupo y Gowther pudo percibir gran cortesía en todos. En todos salvo en uno. Su primera reacción al ver a uno de los grandes de los El'Tael fue de absoluta admiración. Tras escuchar esos merecidos elogios a sus compañeros quedó algo extrañado de que alguien de su posición se prestara a ello. Pero pronto sus palabras hicieron obviar esto y elicitaron emociones ya olvidadas.
Demostrando la parte más rancia de las castas élficas, el gesto del rostro de Gowther cambió de la cortesía a la tristezas, la decepción y la desilusión. No pensó que alguien de su nivel, se prestara a ese tipo de situaciones. En sus inicios, podría haberse sentido afectado dramáticamente, pero ya no era aquel alumno al que buscaban humillar. Si bien sus palabras le habían sorprendido en un primer momento, después de contextualizar la situación y revivir en un segundo amargos recuerdos de su pasado, decidió que no iba a dedicar mucho más tiempo que el necesario...
Cuando acabó de menospreciar el hacer del eladrin, pudo sentir cierto interés en Guilbert por participar en la conversación, pero Gowther, colocando la mano levemente sobre su abdomen, lo impidió. También se percató de la desafortunada reacción de Morko... Maldita y cobarde complicidad mostrada por algunos... Ni entre los suyos, ni entre los seres de este plano, nunca comprendió la felicidad suscitada por el mal ajeno, más aún de alguien cuyas experiencias hicieron compartir duras situaciones.
Invocando la poca templanza de cada poro de su piel que esta situación le proporcionaba y confiando en los designios de Aegnor y Corellon, únicamente hizo una reverencia de agradecimiento por su presencia y por sus palabras y dijo en élfico:
-En verdad me siento halagado de que le suscite este tipo de emociones y pensamientos a alguien como a vos.-Comenzó a mover levemente su cabeza de un lado a otro mostrando una velada decepción y cierto malestar.-Ya lo he vivido antes entre los nuestros. Entiendo que mi valía sin herencias ni contextos favorables y la tenencia de Aegnor os cause rechazo y confusión... -El dolor... los desprecios sufridos... el maltrato constante... aquella desafortunada noche... todo pareció agolparse para dar firmeza, confianza a su mirada y comprender lo que en verdad escondían sus pensamientos.-Como al hierro la herrumbre, la envidia corrompe el alma.
Tras esto, centró la atención en las palabras de agradecimiento del resto de invitados y fue a buscar un sitio cualquiera donde poder escuchar lo que tenían para ellos.
El semielfo empezó a sentirse incómodo incluso antes de entrar en la torre, cuando vio a casi todos sus compañeros con sus nuevas vestimentas acordes a tan noble cena. Se sintió fuera de lugar y por un momento casi se decidió por dejarles este tipo de cosas a ellos y abandonar, pero recordó las palabras de Gowther donde parecía que le esperaba ver esta noche para la vespertina reunión y decidió no decepcionarle.
La bienvenida agradó al mestizo, que mientra paseaba hacía el regio salón, se paró unos minutos para disfrutar de los jardines del atrio, y de su arroyo donde danzaban peces dorados e iridiscentes. Sin embargo al llegar al umbral de la estancia donde se iba a celebrar la comida, y ver a tan alta nobleza allí reunida, Martin se paró en seco, quedándose estudiando a cada uno de los variopintos individuos que poblaban la gran cámara. Su ojos se fijaron no sólo en el parecido de Floon y Raenar, cuyo amor, en su opinión estaba floreciendo, sino en los invitados de sangre élfica o eladrín. No pudo evitar retener un ligero escalofrío que recorrió toda su espina dorsal, provocando que diera un inconsciente paso atrás. Kath solucionó rápidamente la situación con un empujón al semielfo, realizado con bastante discreción, que le hizo moverse de nuevo dentro de la sala.
Una extraña lluvia de sorpresas empezó a empapar a Martin en muy poco tiempo, para empezar Helayna parecía desenvolverse en este entorno extremadamente bien, y conocía a mucha de la gente que aquí estaba, algo admirable en una hechicera que acababa de salir de su plano hacia escasos días. Por otro lado, el Eladrin de aspecto atlético y belleza comprable a la de Gowther, comenzó a saludarles revelando cosas de ellos que una persona no debería saber sin ejecutar una investigación previa, de hecho ni él sabía la mitad de lo que estaba mencionando su co-invitado a la cena, y eso que eran sus propios compañeros. Cuando mencionó la Academia en alto, delante de todos sus aliados, el asesino palideció casi instantáneamente. Era una parte de su pasado que nunca les había mencionado y que ahora quedaba expuesta.
El marmóreo porte que había cobrado su cuerpo tras el saludo, fue quebrado casi de inmediato al oír las palabras llenas de desprecio hacia su compañero Eladrin, sus mirada se tornó oscura y sus ojos eran apenas dos lineas en su rostro, su puño empezó a cerrarse sobre el pomo de una de sus espadas cortas. Nadie le hablaba así a uno de sus protegidos, y aunque Gowther no lo supiera aún, Martin le cosideraba su protegido, así como a cualquier elfo o eladrín del grupo. A pesar de ser consciente de que Finathiel estaba muy fuera de sus posibilidades, en ese momento no pensaba demasiado. La situación se salvó de nuevo gracias a Kath, que leyendo el rostro de su amigo, como si de un libro abierto se tratara, le cogió gentilmente la mano apartándola de la espada y devolviendo a la realidad al mestizo. Cierta tristeza volvió a aferrar su corazón, al oír la trágica historia de la orden de la Rosa Negra y decidió pasar a segundo plano e inmiscuirse lo menos posible.
Tras agradecer educádamente las recompensas ofrecidas por Laeral, y cenar prácticamente en silencio, Martin escuchó la historia de Morko sobre el culto, y asintió mostrando estar de acuerdo con todo lo había mencionado el enano. No quiso añadir nada más, aunque no quería irse de aquel lugar sin tener unas palabras en privado con el maese espadachín de la casa del Dragón Dorado, y no por el tema de Gowther, sino por otro mucho más oscuro.
Mientras ambos eladrin se acercaban a la mesa para sentarse Finathiel mira sorprendido a Gowther por su respuesta.
- Así que eso es lo que has pensado siempre. -niega con la cabeza, parece realmente decepcionado aunque en su rostro puede leerse también la comprensión. Durante la cena Gowther siente sus ojos violeta clavados en él en numerosas ocasiones. Su mirada hace que el Eladrin se ponga nervioso.
Khelben asiente ante las palabras de Morko.
- Esta nueva forma de actuar del Culto nos tiene un poco desconcertados a todos. Sin duda Lady Kyma puede saber algo más y hacéis bien en buscar su consejo. Puedo intentar localizarla después de la cena si me dais unos minutos. La situación en el Norte es complicada. Muchos gigantes han lanzado ataques contra asentamientos, vuestras acciones en Elturel han soltado algo de presión en ese aspecto y muchos gigantes de las nubes han cesado en sus ataques, pero otras razas de gigantes continuan sus ataques. Se han escuchado varios ataques más en pequeñas poblaciones de dragones o de mercenarios contratados por el Culto. Lo que más me preocupa es esa aparente necesidad de conseguir objetos mágicos poderosos. ¿Sospechais... - dice volviéndose a Morko - ... que el ataque a vuestro hogar fuera para conseguir a Khelezburg? -
- Sólo se me ocurre una razón para algo así -comenta Volo, hablando casi por primera vez en toda la noche - Quieren atraer a algún dragón poderoso, contentarlo, agasajarlo. Si están intentando reunir los Fragmentos sólo se me ocurre alguien. Tiamat. ¿Teorícamente los Fragmentos son suficientemente poderosos como para romper las barreras entre los mundos ¿no? - pregunta a los hechiceros. Laeral asiente y añade
- Los Fragmentos son tan poderosos como sus portadores. Sólo desencadenan su auténtico potencial cuando su portador lo alcanza. Por eso los Dioses sólo se los entregaban a sus más fieles y poderosos seguidores. Sin embargo el poder latente de uno de ellos es inmenso. Algo que creo que ni siquiera Elminster ha podido conocer en su totalidad. -
- Esta es una de las razones por las que hemos venido a buscar consejo - dice Finathiel - Nuestra ciudad ha sido atacada también. Durante el ataque un lich, Ras'tul consiguió infiltrarse en la ciudad e intentó llevarse uno de los Fragmentos de la Casa Real. Aunque descubrió que sus pretensiones eran demasiado altas, y encontró su final definitivo, el Rey está preocupado. ¿Dragones y muertos vivientes trabajando juntos? Sospechamos que el Pacto se ha reconstruido. Esto podría tener consecuencias muy graves para todos los Reinos. -
La cara Morko refleja su desconocimiento de lo que hablan: -Es el único objeto mágico de cierta relevancia que teniamos. Perdonad mi ignorancia...pero ¿que son los fragmentos de lo que habláis?¿Qué es el pacto?.
Hasta ahora, que sepamos, el culto había atacado pequeños asentamientos y siempre en este plano, si tienen la capacidad de lanzar asaltos a las ciudades eladrines del Feywild... la situación se ha vuelto más peligrosa. Es cierto que en al ataque a Greennest había no muertos, pero nada parecido a un Lich. Creo que deberíamos contactar con Lady Kyma, quizás pueda arrojar un poco de luz y así decidir nuestros siguientes pasos.
A pesar de vestir los humildes ropajes que pidió a los monjes, Zevatur se asegura de que los recuerdos de sus acciones fuesen bien visibles. El brazal de amistad de los gigantes, el medallón de su padre, la pipa de Martin, la varita de misiles mágicos obtenida en la defensa de Greenest, los mocasines concedidos por salvar de la posada viviente del bosque... Pequeños o grandes, valiosos o sencillos, allí estaban a la vista de todos. Mirándose en el espejo esos objetos le ayudaron a reforzar su autoconfianza. Muy atrás quedaban esos meses en los que vagaba por las calles, atrapado en una falsa misión que no podía cumplir. Respiro profundamente y se dirigió a la cita con los dirigentes de la ciudad.
Al reunirse con sus amigos Zevatur les sonríe. Las palabras de aliento de Ash, el abrazo de Martin y Kath, la confesión de Guilbert, la impaciencia gruñona de Morko, la presencia elevada de los elfos del grupo. Todo parecía volver a la normalidad cuando las puertas de la imponente torre se abrieron ante ellos.
[En la cena]
La importancia y el poder que desprenden los comensales en la mesa hacen que Zevatur se sienta algo intimidado, y sin embargo las palabras de Finathiel a Gothwer hacen que frunza el ceño con molestia. La conversación continúa varios minutos mientras el rojo muchacho parece circunspecto, sin duda rumiando sus próximas palabras. Y cuando Reanar comunica su decisión de servir a Lanthander, Zevatur aprovecha la oportunidad y se dirige a él.
- Defender a lo tuyo... a tu familia, a tu ciudad o a tu raza, es sin duda un acto noble. Pero no hay acto más noble que defender aquello que te es ajeno. Arriesgarlo todo por desconocidos o extraños es el más noble de los actos. Estoy convencido de que el acero que portáis estará tan orgulloso de vos, como sin duda Aegnor lo está de Gothwer. - Dice acabando su frase con una mirada fija a Finathiel. A pesar de que los rescoldos del enfado con Gothwer aún estaban calientes, nadie iba a menospreciarlo en su presencia. Se habían salvado la vida demasiadas veces en combates al borde de la muerte.
Después Zevatur empieza a participar en la conversación. Su silencio ha acabado y sus comentarios aquí y allá, algo caóticos, salpican la charla con datos desordenados.
- Uno de los nigromantes que encontramos en el campamento de Greenest cabalgaba caballo azabache, medio esquelético, con ojos y cascos llameantes. Creemos que quizás liderase el ala roja de culto. Porque creemos que hay varias alas que mantienen cierta rivalidad, a pesar de lo que parecen esfuerzos coordinados. - Dice sin estar muy convencido de si lideraba o era un mero aliado. - ¿Quizás fuese el nigromante que pereció en el ataque a vuestra nación?, Finathiel.
Repentinamente se acuerda de aquel aliado portentoso en Greenest. - Oh, sin duda, si vamos a hablar de este tema quizás hubiese sido buena cosa intentar hacer llamar a Elosin. Tenía su santuario en Waterdeep. Es uno de los objetivos a matar que tiene el culto. Y uno de los más activos y competente agentes anti-culto.
- Por cierto... la propiedad es algo que os agradezco enormemente. No sabría qué hacer con tamaña recompensa... o quizás sí... - Zevatur cabecea pensando en las posibilidades. Varias ideas se pasan por su cabeza en rápida sucesión, pero necesitará más tiempo para llegar a una conclusión.
- Si, la lista de objetivos... además de que sin duda los ataques son para recuperar los objetos, también tienen ciertos objetivos a eliminar... creemos que ya han matado a... - Dice haciendo pausas para hacer memoria. - Rahtik Proudmorre... Ghenn Retmall y un tal Sirus Blackhand. No solo buscamos a Lady Kyma para pedirle información, si no para prevenirla de que es objetivo del culto... así como unos tales Vord... Allura Vysoren y... Celebhen. - Acaba la lista mirando un poco extrañado Khelben por el parecido del último nombre. - Quizás de los fragmentos vosotros tengáis más información que nosotros. ¿Por cierto, uno de ellos puede ser un medallón brillante? En nuestros viajes nos encontramos uno indigestando una posada devoradora de viajeros.
- En Greenest tenían una capilla de Tiamat, y varios huevos de dragón. No creo que sea suficiente para decir que estén intentando traer a Tiamat a este plano... que el culto adore a Tiamat parece bastante esperable.
- Tenemos varios nombres de líderes del culto, una medio dragona, Rezmir, que porta una máscara de dragón negro. Y una tal - La voz de Zevatur acaba con odio profundo. - Talis. - Talis ha estado en esta ciudad durante bastante tiempo, usando una identidad secreta en un prostíbulo llamado el Oasis. - Zevatur parece dudar un momento sobre si pedir protección, pero inmiscuir a las autoridades puede significar el fin de sus actividades. - Nosotros ya fuimos allí y no hay restos de actividad del culto.
Con reticencia, sintiendo que quizás no tenga la mejor relación con Finathiel tras las palabras que le ha dirigido, Zevatur le pregunta Finathiel - ¿Conocéis a la familia Emberlight y a un tal Galador Emberlight? - No está relacionado con todo este tema del culto... es un asunto mío, personal.
No ha empezado la cena ni terminado las cortesías cuando todos se meten en faena a comentar sus descubrimientos sobre el culto. Sabedor de la importancia de aquel encuentro comprende que su papel, si la muerte no le reclama una segunda vez, es ser registro y memoria de las aventuras de aquellos héroes de los que empezaba a sentirse parte mas allá de la deuda de vida que con ellos había contraído.
Guilbert saca un libro de viajes del pequeño petate que trajo con la gaita y rebusca algo mas hasta que una mueca de decepción se dibuja en sus labios.. Algo avergonzado y aprovechando que habla otra de las personalidades, se dirige discretamente a Khelben. El gran hechicero acostumbrado a peticiones a su altura, como librar un pueblo de un terrible dragón, desterrar demonios a sus planos de existencia, cerrar puertas a los siete infiernos.. se enfrenta a ahora al bardo, libro en el regazo, haciendo el gesto como si escribiera en el aire. Este despacha la petición desviando sus ojos hacia uno de los muchos siervos mágicamente creados que espera a la vera del bardo que da un respingo en su silla atrayendo la atención de todos e interrumpiendo la conversación unos segundos. De pronto hace mas calor.
El Unseen servant no tarda en volver con tinta y pluma y Gilbert comienza a tomar notas, algún retrato, hasta la disposición en aquel salón para quizá algún día, las generaciones venideras comprendan y nunca olviden como se gestó y quienes fueron algunos de los protagonistas.
Durante la conversación los anfitriones van contestando las preguntas de los compañeros y reaccionando a la información que les proporciona Zevatur.
- Los Fragmentos - dice Khelben contestando a Morko - Los Fragmentos del Alma fueron objetos que los dioses dieron a sus más fieles y poderosos seguidores durante la Primera Guerra contra los Titanes. Cuando el mundo era joven, y los dioses caminaban por él maravillándose de su reciente creación y guiaban a las razas en sus primeros pasos hacia la civilización, los Titanes, seres de inmenso poder y relacionados con el poder primoridal, llegaron al mundo con la intención de destruirlo y sumirlo todo en el caos primordial. Así comenzó la Primera Guerra. Los mortales desearon luchar al lado de los dioses, y estos cedieron parte de su esencia para crear objetos de gran poder que permitieran a los mortales luchar al lado de los dioses. Estos objetos estaban vinculados a su portador de manera mucho más profunda que el alineamiento normal que se requiere para utilizar determinados objetos mágicos, de tal manera que el alma y el corazón del portador podía influir en los poderes que mostraba cada Fragmento. Armados con estas magníficas armas, los mortales lucharon al lado de los dioses y Turxamalonthorn, el Titán de Tierra, cayó. Fue en ese momento, cuando los dioses estaban débiles por la batalla, que los Traidores lanzaron su ataque y los dioses se vieron obligados a retroceder. Tiamat era una de esas diosas malignas que formó parte del grupo de los Traidores. Ellos también crearon Fragmentos que dieron a sus seguidores. La Guerra se prolongó durante muchos años, con los Dioses del bien teniendo que luchar contra los Traidores y contra los Titanes. Afortunadamente, los Dioses del Bien se impusieron, aunque a un gran precio. Se dieron cuenta que la única forma de salvar su creación era alejarse de ella, y por eso ascendieron a los cielos, llevándose a los Traidores con ellos a otros planos.
Los Fragmentos quedaron atrás. Muchos se han perdido a lo largo de los milenios y durante la Época de los Trastornos. El conocimiento de tales objetos se ha borrado de la historia aunque aún pueden quedar criaturas que conozcan algunos. No me extrañaría que vuestra hacha fuera uno de ellos. Seguro que no os sorprende, Alteza, si os digo que el mito dice que el primero en crear un Fragmento y entregárselo a sus hijos fue Moradin. - añade con una sonrisa.
- No sé si ese nigromante en particular formó parte del ataque a nuestra ciudad, - contesta el eladrin a Zevatur - pero ninguno sobrevivió. Sin embargo ese nigromante del que hablas no era el lich Ras'tul. Ese ser llevaba existiendo muchos siglos. Su filacteria fue encontrada y destruida. -
- Esa es una buena noticia -- añade Laeral.
- Dudo que ese objeto del que hablas fuera un Fragmento. ¿Una posada que se comía gente ? - pregunta Volo interesado.
Según Zevatur va soltando información las reacciones continuan.
- Avisaremos a todos los que comentais - dice Lareal - deberías habernos dado esta información inmediatamente, pero no hemos oído que ninguno haya sufrido ataques.. -
- El Rey Celebhen sufrió un intento de asesinato dos días antes del ataque a la ciudad, pero fue detenido por las Sombras - confirma Finathiel. - Supongo que como fue uno de los que consiguió romper el Pacto ahora quieren asegurarse que no repite la hazaña, o simplemente quieren vengarse. -
Volo asiente
- El Pacto fue un tratado firmado entre el Concilio Negro y un Cónclave de Dragones para colaborar. De todos es sabido que al final el mal se vuelve contra sí mismo, crearon un tomo que les obligaba a todos a colaborar y no traicionarse. Cormyr, Sembia y los Valles se vieron amenazados pero la Compañía del Pacto, con el Rey Celebhen entre ellos, encontraron el tomo y lo destruyeron. Eso provocó la caída de la Alianza antes de que pudieran lanzar un verdadero ataque coordinado y salvaron a los Reinos de una guerra realmente destructiva. Si ahora existe otro... -
El semielfo escuchó atentamente a la gente más ilustrada acerca de los complejos temas arcanos, al parecer de alcance cósmico y divino, que le hicieron sentirse de repente muy pequeño en el orden del mundo. Aunque le eran familiares ninguno de los detalles, era buen oyente y absorbía con facilidad los nuevos conocimientos.
Cuando se mencionó el poderoso origen el hacha de Morko, en el fondo no le extrañó nada al pícaro, al igual que quizás la ancestral espada de Gowther, objetivo de la envidia más rancia del otro eladrín. El pícaro no pudo evitar echar una mirada de reojo a la nueva espada de Raenar, que al parecer, podría ser otra buena candidata a ser también un fragmento entregado por Lathander en la Primera Guerra, aunque por aquel entonces era un dios del pueblo de Netheril y era conocido con otro nombre ¿Amanautor? ... no recordaba bien, nunca le habían interesado las clases de religión, y probablemente estaba mezclado historias y eras.
Cuando los demás interlocutores terminaron con la disertación y la lección de historia, el mestizo se incorporó para intervenir, algo indeciso, y con cierto temblor de voz.
- Disculpen mi ignorancia al respecto, y si estoy diciendo alguna sandez, pero si estas armas son candidatas a ser fragmentos y nos podrían ayudar a combatir la terrible alianza oscura que se cierne sobre Los Reinos, ¿existiría alguna manera de acelerar el proceso de despertar, aunque sea parcialmente, el potencial de estas armas? Quizás algún ritual de algún tipo. Eso nos ayudaría a enfrentarnos al Culto y sus aliados, puesto creo que estos enemigos nos superan, al menos a nosotros, no me refiero a ... gente de vuestra altura y sabiduría.
- Eres perspicaz Martin - responde Lareal - pero me temo que si alguna vez existió tal ritual se ha perdido en las aguas del tiempo. Por lo que sé de los Fragmentos son tan poderosos como lo sea su portador. - parece meditar un poco - cuanto más... se conoce uno mismo y sus propios límites puede trabajar para romperlos y alcanzar nuevas cuotas de sabiduría, habilidad y poder. Supongo que los fragmentos reflejarán el alma de sus portadores. -
—Esas máscaras de las que habláis... - añade Khelben - me hacen sospechar que quizá nuestros enemigos ya hayan encontrado algunos para su propio uso. Habéis comentado que conocéis a Elosin. Ahora mismo está en el Norte, más allá de Neverwinter, investigando una excavación que estaba llevando a cabo el Culto. Puede que allí hubiera algo que les interesara especialmente. Tendremos que esperar a que nos informe. -
Guilbert levanta la mirada, está terminando un retrato del Noble Eladrin pero una idea cruza su mente al escuchar a Khelben hablar sobre el origen de los fragmentos del Alma. Hubo un tiempo que le obligaron a memorizar la lista completa de los dioses de Faerum, lo cual por supuesto nunca hizo, copiando en el examen gracias a un catalejo disimulable en la palma, ganado en una timba a un gnomo con mas arrojo que aguante al grog. Lo que si recordaba es que eran demasiados.
-Perdone que interrumpa..- por un momento siente gran empatía por Martin al verse igual de iletrado rodeado de esos portentos del conocimiento..- pero esos fragmentos del Alma, solo le nombre ya me sobrecoge.. mantienen algún vinculo con los dioses.. no se, una firma, o enlace visible por nosotros.. bueno..- se sonroja..- por vosotros. Algo me dice que las dudas sobre Kelezbug pueda suponer que no hay manera o vía rápida.
EL bardo lanza su pregunta al aire aunque cree conocer la respuesta..
-Hay alguna idea de cuantos de esos chismes hay por ahí danzando?
- Me temo que no, nunca se supo cuántos había, y la información de la que disponemos es escasa - contesta Lareal - y respecto al vínculo con la entidad que los creó... es una teoría interesante pero necesitaríamos uno de ellos completamente despierto para poder estudiarlo y comprobarlo. -
- Aunque un Dios en particular creara uno de los Fragmentos - continua el eladrin - su vínculo es con su portador. Es cierto que si el portador se adhiere a aquellos aspectos que defiende la deidad que lo creó, sus poderes se manifiestan antes, pero es el único enlace que mantienen con los dioses. Es el portador el que moldea al Fragmento, aunque el Fragmento puede ayudar a moldear al portador. Seguramente varios de ellos han caído en manos de... portadores no preparados o indignos... y eso habrá hecho que muchos hayan quedado aletargados, puede que incluso para siempre... -
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Duncan vuelve a asegurar a Morko que no ha visto a Volo en toda la noche y que ha enviado un mensajero diciéndole que esa noche le había surgido una importante reunión y no iría a la posada, en caso de que alguno de sus fans preguntaran por él.
Kath se sorprendió de la reacción de Martin pero recibió su abrazo con cariño. Disfrutaron ambos del calor del contacto del otro.
- Yo también estoy orgullosa de ti. - comenta en un susurro, sin soltarle - cuando recibí aquel ataque que pareció quemar mi cerebro, sólo podía pensar en protegerte, y proteger a los demás. Eso me lo has enseñado tú. Y conseguiste volver a por nosotros y con ayuda. ¿De verdad te metiste tú solo en la guarida del Gremio? ¿ Y si te hubieras encontrado con esos seres otra vez? - Kath en realidad no espera una respuesta de Martin, tan sólo quiere que sea consciente del valor que ha demostrado durante toda la noche.
Cuando se separan le pregunta.
- ¿Sabes a quien vamos a visitar? Por el tono de Renaer parecía importante. -
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Ash disfrutó de un baño reparador hasta que el agua se enfrió por segunda vez. Desde que había recuperado sus facultades mentales había estado reflexionado qué podían haber hecho diferente. Aparcó tales cavilaciones para afeitarse y vestirse las ropas del templo mientras los acólitos echaban las ropas a lavar. Realmente les estaban tratando muy bien. El chico Renaer y su padre eran auténticos peces gordos. No conocía al viejo bardo que velaba por Guilbert, pero la Torre Blackstaff y al archimago Khelben Blackstaff sí. Todos en Waterdeep sabían que Khelben era uno de los que cortaban el bacalao en la ciudad y eran notorios los rumores que lo señalaban como uno de los Lores de Waterdeep. Este asunto de Renaer era serio. ¿Qué querría del grupo?
Se ciñó las espadas al cinto y salió de su habitación, se sentía desnudo sin ellas. Con el cuadrado mentón rasurado y esbozando una sonrisa perlada se reunió con sus compañeros en el comedor.
-Amigos, Ash el destructor a vuelto -dedicó una franca sonrisa a la mesa- parece que tenemos una cita con alguien importante. Khelben el mago. Quizá encontremos la alianza que necesitamos contra el Culto. Por cierto, buen trabajo todo el mundo ahí abajo, creo que no os lo había dicho -brindó al aire con un austero cuenco de vino, cortesía del templo de Tyr.
El guerrero comió con ganas y deleite. Estar al borde de la muerte y la idiocia supina le había dado hambre. Hablaron, comieron y rieron como una pequeña familia. Ash sabía que esas cosas no duraban, eran producto de la euforia por seguir respirando, pero valía la pena disfrutar esos momentos igualmente.
-Martin, tienes que contarnos como saliste de la guarida de esos bastardos -comentó al semielfo cuando hubo acabado de gestionar sus muestras de afecto con Kath- me muero de ganas por saberlo.
Cuando Morko manifestó su intención de ir a buscar a Volo, Ash se levantó, dejando caer el hueso que estaba chupando sobre uno de los platos de madera del refectorio.
-Voy contigo -dijo escuetamente frunciendo ligeramente el ceño, limpiándose los labios con el dorso de la mano- alguien tiene que contar las monedas, su majestad -bromeó mientras se despedía del resto con un gesto.
...
Ash se hizo con su coraza y acompañó a Morko hasta la posada. La extraña pareja recorrió las bulliciosas calles de Waterdeep hasta llegar a la posada, de la que Volo el bardo era un habitual. Ash detuvo a un momento a Morko antes de entrar.
-Sobretodo no te exaltes. Mantén la calma y exijamos nuestra parte como profesionales.
El guerrero asintió lentamente a Morko, inspiró y entraron en el establecimiento. Helayna llegó a los pocos minutos luciendo una elegante capa nueva.
...
Tras comprobar que Volo no acudiría a la posada esa noche volvieron con sus amigos. Seguramente el gran bardo también había sido citado en la Torre Blackstaff.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Estar entre los vivos resultaba mas doloroso que la muerte. El descanso del bardo se desarrollo entre sudores y pesadillas que apenas eran calmados por los monjes ni por sus compañeros. Cuando la pálida elfa sujeta su mano este devuelve un involuntario apretón compartiendo desazón. En ningún momento consiguen calmar sus convulsiones e inquietud.
El sol se pone y los aventureros van abandonando poco a poco el templo de Tyr. En una celda solitaria el bardo despierta empapado en frío sudor y atenazado por los recuerdos. Intenta sosegar un agitado pulso controlando a duras penas su respiración. Intenta concentrarse cerrando los ojos pero imágenes de su experiencia cercana a la muerte le invaden. Las caras de los camaradas caídos invaden su cabeza. La orden tenía cien miembros, en algunos mementos podía haber menos pero nunca mas de ese número. Le cuesta asimilar que no se trataba de una mala jugada de su mente e intenta repasar las caras de aquellos que no estaban esperándoles en el plano reservado a los héroes. Retira cuidadósamente los apósitos y vendajes de su cuerpo. Las sagradas artes de los clérigos habían eliminado las quemaduras y laceraciones sufridas. En un rincón encuentra su ropa y útiles apilados y medianamente limpios.
Ninguno de los aventureros se encuentra en el templo cuando Guilbert termina de vestirse y recoger sus pertenencias. Entre sus objetos de valor encuentra unas extrañas gafas de amplias lentes con forma de lechuza que decide investigar mas adelante. Cuando los monjes se percatan de la actividad en la celda le llevan raudos comida y vino y se encuentran que el bardo ya está vestido con sus pantalones y blusón, coronado con el vistoso sombrero de ala y colorida pluma. Le ofrece la coraza plateada, sin mediar palabra, a uno de ellos como agradecimiento para que pueda ser usada por los nuevos reclutas y futuros paladines y abandona en la noche las instalaciones tras ser informado de la reunión que se prepara.
Su cuerpo había sido sanado pero solo una vez en su vida había sentido un dolor semejante. Él era la última esperanza de una centenaria orden, una responsabilidad de la que había huido y escondido demasiado tiempo y cuyo legado había estado a punto de perderse entre una mente vacía y las llamas en lo profundo de una cloaca. Terrible final que le atenazaba y presionaba el pecho.
De camino a la Torre Blackstaff pasa por el New Olanm College de bardos. Se deshace de unas ropas asociadas a una falsa identidad vivida demasiado tiempo y toma rumba a las catacumbas. Allí entre herramientas y muebles viejos accede a un pequeño cuarto seguro tras una algo oxidada cerradura. Todo aquello que pudo rescatar de las ruinas de la fortaleza de Kernowek estaba entre aquellas paredes. Una armadura de cuero con algún resto de quemaduras y rosas trabajadas sobe el cuero negro y un kilt con tema negra y gris componen el que otrora fuera un uniforme de gala de la Orden. No puede evitar mantener la mirada sobre la armadura completa de Ser Roderick del Valle de la Daga y una idea cruzó su mente mientras acaricia el pomo en forma de rosa de una enorme espada.
Sin tiempo para mas tomó rumbo a la torre de hechicería por segunda vez en menos de 48 horas, cita a la que ya llegaba tarde.
Mascullando por lo bajo, Morko pide unas jarras de cerveza para él y Ash;:-Que ganas de abandonar está está ciudad, no se se nos querrán contar esta noche, pero mi intención es salir mañana hacia Mithril Hall.
Justo antes de partir sube a su habitación y busca algo decente que ponerse, pero no sé esmera mucho y vuelve a bajar para tomarse la ultima. Cuando la elfa se acerca le ofrece un taburete para q se se siente con ellos.
-Te seguimos, cuanto antes acabemos lo de esta noche antes podremos irnos. Dice siguiendo a Helayna fuera de la posada
Martin asintió pensativo ante la pregunta de Kath, pero no sabía muy bien la respuesta...
- No estoy muy familiarizado con la política de Waterdeep, entiendo que es alguien importante para la ciudad, quizás un Lord, aunque si no recuerdo mal, estos Lores suelen ser anónimos y gobiernan en las sombras. Sinceramente esta urbe está muy alejada de las zonas por las que me solía mover en el pasado, y desconozco la mayoría de sus secretos. En cualquier caso se nos hace tarde, será mejor que marchemos ya y no lleguemos tarde, aunque antes... me gustaría comentarte algo en un lugar más privado.
El semielfo parecía que no tenía más ropa que la que usaba habitualmente para ponerse y se había quedado sin tiempo para comprar algún trapo que le aportara cierta categoría para la tan elevada cena. Se tuvo que conformar con que al menos la suya estuviera limpia e impoluta.
Después de tratar cierto tema con Kath, ambos se dirigieron a la torre paseando por la ciudad mientras el sol se ponía en el horizonte formado por los tejados de la vetusta Waterdeep.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Llegó a la torre y coincidió allí con Martin y Kath. Durante su trayecto hacia allí estuvo pensativo en relación a todo lo que había ocurrido. Gowther entendía que no se podía fiar de los subterfugios que escondía esta ciudad. Al llegar junto a sus compañeros le dijo:
-Estoy algo inquieto con toda esta situación. Los que andan detrás de Raener son tan enigmáticos... empezando por aquella aberración extraplanar... Si ya hicieron un ataque, creo que pueden volver a hacerlo en cualquier momento. Mientras que esta situación no se aclare, seré algo más precavido. Me incomodan quienes pueden estar detrás de estos intereses...
A pocos minutos de la cita, Gowther convocó la magia de protección.
Casteo mage armor
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
Todo el grupo convergió en la torre negra y esbelta que se elevaba orgullosa hacia el cielo del atardecer, siguiendo las direcciones que les habían facilitado o bien siguiendo sus propios conocimientos.
Se saludaron y, antes de que Ash llamara a la puerta esta se abrió por sí misma.
Al otro lado pudieron ver un hombre cubierto con ropajes negros, su pelo corto mostraba algunas canas en las sienes, pero su bien cuidada y recortada barba no mostraba ninguna. Era difícil adivinar la edad de aquel hombre, pero sus intensos ojos negros observaron a los compañeros antes de hablar.
- Bienvenidos a la Torre Blackstaff. Para aquellos no me conozcáis yo soy Khelben Arunsun. Archimago de esta torre, bienvenidos a mi hogar, por favor seguidme. -
Tras cruzar el umbral tras él, se encuentran en un atrio con un hermoso jardín. Un pequeño riachuelo cruza el centro del mismo y Hela, que no encontró esto en su anterior visita, observa que hay unos hermosos peces luminescentes en el agua.
- Tú eres Helanya ¿ no es así ? - le habla el mago - Laeral me ha hablado de ti. Siento no haber estado aquí anoche, pero me alegro de tener la oportunidad de conocerte. -
Gowther siente que su hechizo protector ha desparecido por completo en cuanto ha cruzado el umbral.
Khelben les guía hasta una puerta en un lateral del atrio, y esta se abre al llegar él. Dentro hay una cálida luz y les invita a pasar.
Según van pasando el grupo se encuentra en un elegante comedor. Una larga mesa con sitio para todos está dispuesta y preparada con una suculenta cena. Tras la cabecera de la mesa arde el fuego en una chimenea y la luz proviene de varias lámparas en las paredes que iluminan la estancia de manera cálida y agradable.
Una mujer alta y esbelta, con el pelo plateado y vestida con elegantes ropajes se acerca a ellos.
- Bienvenidos por favor pasad y tomad asiento - se acerca a la shadar-kai - Helanya querida, cuanto me alegro de verte sana y salva - la toma de las manos - ven ,siéntate a mi lado. -
Todos pueden ver que ya hay algunos invitados sentados a la mesa. Floon está alli, sentado al lado de Renaer. A Morko no se le escapa la espada que descansa al lado del joven. Martin, ahora que los ve a ambos aseados y a la luz, puede ver que son realmente parecidos.
Al otro lado de la mesa, sentados frente a ellos, Ash ve a Volo hablando con un eladrin de porte regio. Ambos se levantan en cuanto entran ellos.
- Mis queridos amigos. - Volo se acerca a ellos - No sabéis cuanto lamento las penurias por las que habéis pasado,ojalá lo hubiera sabido... y sin embargo no puedo evitar alegrarme de haber elegido a aventureros tan capaces y valientes como vosotros. No quiero ni pensar en qué habría pasado de no haber intervenido vosotros. Habríamos perdido a Floon y Renaer... Xanathar podria... -
- Eso puede esperar Volo - le corta la mujer, Laeral Silverhand - por favor permitidme que os presente a nuestro otro invitado - dice señalando con un gesto al eladrin. - Finathiel de la Casa del Dragón Dorado -
El eladrin, alto y atlético, se adelanta para presentarse uno a uno, saludando a cada uno de ellos. Por su porte puede adivinarse que es de alta cuna.
- Ash, un placer conocer a uno de los mejores espadachines según hemos oído. - dice saludando cogiendo al guerrero del antebrazo - sería un honor entrenar con vos -
- Martin Shadowleaf, tus habilidades no nos son desconocidas. Traéis honor a vuestra Academia y al Pueblo. - dice tocándose el pecho y la frente con dos dedos. Un saludo que Martin no veía desde sus años de entrenamiento y sólo dedicado a los Maestros.
- Helanya ¿cierto ? - pasa una mano por delante de su propio rostro, como hace su gente - sería un placer poder hablar con vos sobre vuestro viaje nos alegra encontrar a una de nuestros lejanos primos. -
- Majestad - dice inclinándose con respeto ante Morko y hablándole en enano - Nuestro corazón llora la pérdida de vuestro baluarte. Si alguna vez necesitáis de guerreros para retomarlo no dudéis en que nuestra casa recuerda los antiguos juramentos y lucharemos a vuestro lado. -
- Zevatur de Waterdeep - dice con respeto al tiefling - si solo la mitad de lo que cuentan estos jóvenes es una muestra de lo que podéis hacer nos alegra saber que tal poder se encuentre en manos de alguien tan noble. -
- Guilbert, de la Orden de la Rosa Negra - se dirige al al humano cruzando su puño sobre su corazón, con los dedos corazón y anular extendidos, el saludo reservado a los miembros honoríficos de la Orden - trágico destino el de vuestros hermanos. Hacednos saber si podemos ser de utilidad. -
- Kathrinna - saluda a la cazadora con una leve inclinación de cabeza,respetando el espacio de la muchacha - entrenada por la sombra, forjada en la desesperación. El viaje que te espera es peligroso pero tu destino te aguarda al final del mismo. Esperamos poder verlo -
Por último se gira hacia Gowther. Gowther no necesita que lo presenten, él conoce a ese eladrin. Uno de los generales de las grandes casas, alto maestro espadachín de su propia orden. Los reclutas crecen, estudian y entrenan queriendo ser cómo él. Para Gowther no es sólo extraño verle allí, si no tratar con tanta deferencia a otras razas y en especial a estos seres que han demostrado ser tan... erráticos en el pasado. Pero sin duda es porque él no les conoce.
Le dirige una mirada fría. Primero a él, y luego a la espada que porta en su cinto.
- Vemos que por lo menos aún conservas a Aegnor - le dice en élfico - lo que no comprendemos es porqué el orgulloso portador de tal noble arma requiere de esas otras... baratijas - dice señalando el nuevo broche de Gowther - ¿Aún asustado de tu propia sombra muchacho? No debería sorprenderme, veo que ni siquiera has forjado tu vínculo aún con tu propia hoja.Triste destino para tan noble acero. Nos preguntamos ¿porqué te eligió a ti?- Una leve sonrisa aparece en sus labios - pero no hemos venido a intercambiar cumplidos con un aprendiz, esperamos que al menos aún recuerdes cómo comportarte. - Se gira hacia Laeral y Khelben que ahora está a la cabecera de la mesa, donde ambos anfitriones se acercan a sus dos sillas y se dirige a la suya.
- Por favor, tomad asiento - pide Khelben - tenemos mucho de que hablar y mucho debe discutirse antes de que salga el sol de nuevo. Pero primero comamos, bebamos, sed bienvenidos a la casa de Laeral y Khelben Arunsun.Relajaos ahora y disfrutad del agradecimiento de la Ciudad. -
Mientras todos toman una excelente cena la conversación es ligera. Raenar les cuenta su decisión de unirse a la iglesia de Lathander, Dios del Amanecer, como paladin como hicieron su padre y abuelo.
Cuando todos se han relajado Laeral les dice.
- Por el rescate de Renaer y de Floon, os estamos muy agradecidos. Tanto los zentharim como los seguidores de Xanathar se han estado matando en las calles de la ciudad desde hace semanas. Pero esto es nuevo. Si lo que dice Renaer es cierto, debemos intentar localizar y proteger ese oro antes de que el maldito beholder y sus secuaces. Creo que se les prometió una recompensa, ¿ no es así ? - dice mirando a Volo el cual se atraganta un poco y asiente. Antes de que pueda hablar ella se ríe y Renaer continua
- Por vuestra valentía no podré recompensaros nunca, pero permitidme que intente compensaros por vuestros servicios.A cada uno os será entregada la cantidad de 5000 dragones de oro, y he conseguido que los Lores - todos pueden ver como Laeral hace un pequeño gesto de asentimiento y él continua - os concendan una propiedad en la ciudad, para que tengáis un hogar donde volver una vez vuestros viajes hayan finalizado o simplemente queráis descansar. -
Una vez que todos los que lo desean han hablado Laeral continua.
- Pero estas peleas entre bandas y tesoros escondidos son problemas de la ciudad. Tengo entendido que vosotros llegasteis a la ciudad a causa del Culto del Dragón. Decidnos ¿ qué creéis que traman? -
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Guilbert llega el último ante las puertas de la gran torre de hechicería. Con la barba y melena limpias y arregladas, lleva un look que dista bastante de la vestimenta de aventuras que le habían visto hasta entonces. Viste un kilt con motivo negro y gris recogido al hombro sobre una armadura de cuero negra con rosas trabajadas en relieve y blusón negro. Sable a un costado, cuerno y flauta al otro, su sombrero adornado con la gran pluma naranja y una bolsa de viaje de la que asoman los roncones de la gaita.
Cuando se encuentra a la misma altura que ellos les dice..
-Antes de entrar me gustaría daros las gracias a todos y cada uno de vosotros. -Dice conpungido- De corazón os lo digo, y no solo por evitar la pérdida en el olvido de un discreto trovador, sino por salvar la memoria y legado de una orden centenaria. Estoy en profundo compromiso con vosotros y por eso creo que no debo guardar secretos.. -les dice con el puño cerrado a la altura del corazón..- y poneros en peligro. Ahora tenemos asuntos que nos apremian pero os prometo que cuando terminemos aquí os hablaré sobre mi Orden y mis camaradas y su..-momento en el que se abren las enormes puertas son recibidos por Khelben.
Cuando entran, el bardo intenta mantener un discreto segundo plano pero con la seguridad que supone ya haber estado allí apenas un día antes. Pero es cuando ve a Renaer y Floon cuando hace evidente la felicidad que le provoca verles vivos y, a primera vista, sanos. Le da un abrazo al primero mientras le dice.. -Gracias a los Dioses que estás bien, Renaer. Fue una insensatez dejarte acompañarnos y ponerte en semejante peligro.. casi ni lo contamos -dice algo sonrojado.-Y tu debes ser Floon.. -le extiende la mano para dar un fuerte apretón.- apenas pude verte antes de caer bajo las malas artes de aquellos seres.. Me alegro de verte aquí.- Sin decir nada el bardo observa la famosa Filo del Alba de Renaer y se sonríe pensando que quizá sus palabras pueden haber encarrilado una vida como muchos años atrás hicieran con él mismo.. ya se sabe, mientras la porte un Piergerion Waterdeep no caerá ante ningún enemigo.
No puede esconder su cara de sorpresa cuando Finathiel demuestra tantos conocimientos sobre una versión de Guilbert escondida muchos años.. Parece ser de una misma variedad de Halfling que su compañero Gowther. Pero es cuando se dirige con esa rotunda fiereza hacia el hojadanzante cuando el bardo se muerde el labio preparado para intervenir.. evitandolo en última instancia por no ser conocedor de las costumbres de su plano.
Tocaba hablar del culto y en este asunto Guilbert tenía tanta curiosidad como el resto.
La cara del paladín al reunirse con sus compañeros en la puerta de la torre da claras muestras de que preferiría estar en cualquier otro lado.
Morko sigue a sus compañeros al interior de la torre y cuando ve a Volo casi salta a por él, pero recuerda las palabras de Ash y apretando los puños y el mango de Kheluzburk respira tratando de aclarar sus ideas.
Su mirada cae en la poderosa arma que ahora porta Renacer y justo en ese momento oye al eladrin hablarle en enano y su cara pasa del gesto de rabia contenida a la sorpresa más absoluta, un eladrin de alta cuna, políticamente correcto y hablando en enano. Responde a las palabras del eladrin con una reverencia y añade:- Si llega ese momento se lo haré saber a su gente.
Una sonrisa pícara asoma en su rostro cuando Gowther recibe un pequeño rapapolvo, cuanto la recibió el de sus maestros y seguramente los seguiría recibiendo si siguieran con vida.
Según avanza la cena, el paladín se relaja y disfruta de una agradable vianda. Cuando la elfa les pregunta el paladín dice:
- Buscan objetos mágicos de gran poder, atacaron mi hogar buscando la herencia de mi familia, y atacaron Greennest buscando otro arma de gran poder. Vinimos a esta ciudad siguiendo los pasos de Lady Kirima, parece ser una erudita que lleva estudiando sus actividades. Sabemos que se dirige a Mithril Hall y hacia allí íbamos antes de que Volo nos pidiera buscar a Floon.
Hace una pausa por si alguno de sus compañeros quiere añadir algo.
Gowther quedó intrigado y a la vez agradecido de que Guilbert quisiera poner en común aspectos de su pasado que pudieran tener interés o impacto en el devenir del grupo. Mientras pronunciaba sus argumentos, le escuchó atentamente mostrado en su rostro total atención, pero su mensaje fue interrumpido por las circunstancias.
Al entrar en aquel lugar, quedó impactado del portento arcano que escondían aquellas puertas. Los presentes fueron saludando al grupo y Gowther pudo percibir gran cortesía en todos. En todos salvo en uno. Su primera reacción al ver a uno de los grandes de los El'Tael fue de absoluta admiración. Tras escuchar esos merecidos elogios a sus compañeros quedó algo extrañado de que alguien de su posición se prestara a ello. Pero pronto sus palabras hicieron obviar esto y elicitaron emociones ya olvidadas.
Demostrando la parte más rancia de las castas élficas, el gesto del rostro de Gowther cambió de la cortesía a la tristezas, la decepción y la desilusión. No pensó que alguien de su nivel, se prestara a ese tipo de situaciones. En sus inicios, podría haberse sentido afectado dramáticamente, pero ya no era aquel alumno al que buscaban humillar. Si bien sus palabras le habían sorprendido en un primer momento, después de contextualizar la situación y revivir en un segundo amargos recuerdos de su pasado, decidió que no iba a dedicar mucho más tiempo que el necesario...
Cuando acabó de menospreciar el hacer del eladrin, pudo sentir cierto interés en Guilbert por participar en la conversación, pero Gowther, colocando la mano levemente sobre su abdomen, lo impidió. También se percató de la desafortunada reacción de Morko... Maldita y cobarde complicidad mostrada por algunos... Ni entre los suyos, ni entre los seres de este plano, nunca comprendió la felicidad suscitada por el mal ajeno, más aún de alguien cuyas experiencias hicieron compartir duras situaciones.
Invocando la poca templanza de cada poro de su piel que esta situación le proporcionaba y confiando en los designios de Aegnor y Corellon, únicamente hizo una reverencia de agradecimiento por su presencia y por sus palabras y dijo en élfico:
-En verdad me siento halagado de que le suscite este tipo de emociones y pensamientos a alguien como a vos.-Comenzó a mover levemente su cabeza de un lado a otro mostrando una velada decepción y cierto malestar.-Ya lo he vivido antes entre los nuestros. Entiendo que mi valía sin herencias ni contextos favorables y la tenencia de Aegnor os cause rechazo y confusión... -El dolor... los desprecios sufridos... el maltrato constante... aquella desafortunada noche... todo pareció agolparse para dar firmeza, confianza a su mirada y comprender lo que en verdad escondían sus pensamientos.-Como al hierro la herrumbre, la envidia corrompe el alma.
Tras esto, centró la atención en las palabras de agradecimiento del resto de invitados y fue a buscar un sitio cualquiera donde poder escuchar lo que tenían para ellos.
"Esta perfecta melodía que acompasa y guía mi movimiento es la voz de mi compañera Aegnor"
Gowther Irerath, El'Tael de los Fragmentos Extraordinarios.
El semielfo empezó a sentirse incómodo incluso antes de entrar en la torre, cuando vio a casi todos sus compañeros con sus nuevas vestimentas acordes a tan noble cena. Se sintió fuera de lugar y por un momento casi se decidió por dejarles este tipo de cosas a ellos y abandonar, pero recordó las palabras de Gowther donde parecía que le esperaba ver esta noche para la vespertina reunión y decidió no decepcionarle.
La bienvenida agradó al mestizo, que mientra paseaba hacía el regio salón, se paró unos minutos para disfrutar de los jardines del atrio, y de su arroyo donde danzaban peces dorados e iridiscentes. Sin embargo al llegar al umbral de la estancia donde se iba a celebrar la comida, y ver a tan alta nobleza allí reunida, Martin se paró en seco, quedándose estudiando a cada uno de los variopintos individuos que poblaban la gran cámara. Su ojos se fijaron no sólo en el parecido de Floon y Raenar, cuyo amor, en su opinión estaba floreciendo, sino en los invitados de sangre élfica o eladrín. No pudo evitar retener un ligero escalofrío que recorrió toda su espina dorsal, provocando que diera un inconsciente paso atrás. Kath solucionó rápidamente la situación con un empujón al semielfo, realizado con bastante discreción, que le hizo moverse de nuevo dentro de la sala.
Una extraña lluvia de sorpresas empezó a empapar a Martin en muy poco tiempo, para empezar Helayna parecía desenvolverse en este entorno extremadamente bien, y conocía a mucha de la gente que aquí estaba, algo admirable en una hechicera que acababa de salir de su plano hacia escasos días. Por otro lado, el Eladrin de aspecto atlético y belleza comprable a la de Gowther, comenzó a saludarles revelando cosas de ellos que una persona no debería saber sin ejecutar una investigación previa, de hecho ni él sabía la mitad de lo que estaba mencionando su co-invitado a la cena, y eso que eran sus propios compañeros. Cuando mencionó la Academia en alto, delante de todos sus aliados, el asesino palideció casi instantáneamente. Era una parte de su pasado que nunca les había mencionado y que ahora quedaba expuesta.
El marmóreo porte que había cobrado su cuerpo tras el saludo, fue quebrado casi de inmediato al oír las palabras llenas de desprecio hacia su compañero Eladrin, sus mirada se tornó oscura y sus ojos eran apenas dos lineas en su rostro, su puño empezó a cerrarse sobre el pomo de una de sus espadas cortas. Nadie le hablaba así a uno de sus protegidos, y aunque Gowther no lo supiera aún, Martin le cosideraba su protegido, así como a cualquier elfo o eladrín del grupo. A pesar de ser consciente de que Finathiel estaba muy fuera de sus posibilidades, en ese momento no pensaba demasiado. La situación se salvó de nuevo gracias a Kath, que leyendo el rostro de su amigo, como si de un libro abierto se tratara, le cogió gentilmente la mano apartándola de la espada y devolviendo a la realidad al mestizo. Cierta tristeza volvió a aferrar su corazón, al oír la trágica historia de la orden de la Rosa Negra y decidió pasar a segundo plano e inmiscuirse lo menos posible.
Tras agradecer educádamente las recompensas ofrecidas por Laeral, y cenar prácticamente en silencio, Martin escuchó la historia de Morko sobre el culto, y asintió mostrando estar de acuerdo con todo lo había mencionado el enano. No quiso añadir nada más, aunque no quería irse de aquel lugar sin tener unas palabras en privado con el maese espadachín de la casa del Dragón Dorado, y no por el tema de Gowther, sino por otro mucho más oscuro.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Mientras ambos eladrin se acercaban a la mesa para sentarse Finathiel mira sorprendido a Gowther por su respuesta.
- Así que eso es lo que has pensado siempre. - niega con la cabeza, parece realmente decepcionado aunque en su rostro puede leerse también la comprensión. Durante la cena Gowther siente sus ojos violeta clavados en él en numerosas ocasiones. Su mirada hace que el Eladrin se ponga nervioso.
Khelben asiente ante las palabras de Morko.
- Esta nueva forma de actuar del Culto nos tiene un poco desconcertados a todos. Sin duda Lady Kyma puede saber algo más y hacéis bien en buscar su consejo. Puedo intentar localizarla después de la cena si me dais unos minutos. La situación en el Norte es complicada. Muchos gigantes han lanzado ataques contra asentamientos, vuestras acciones en Elturel han soltado algo de presión en ese aspecto y muchos gigantes de las nubes han cesado en sus ataques, pero otras razas de gigantes continuan sus ataques. Se han escuchado varios ataques más en pequeñas poblaciones de dragones o de mercenarios contratados por el Culto. Lo que más me preocupa es esa aparente necesidad de conseguir objetos mágicos poderosos. ¿Sospechais... - dice volviéndose a Morko - ... que el ataque a vuestro hogar fuera para conseguir a Khelezburg? -
- Sólo se me ocurre una razón para algo así - comenta Volo, hablando casi por primera vez en toda la noche - Quieren atraer a algún dragón poderoso, contentarlo, agasajarlo. Si están intentando reunir los Fragmentos sólo se me ocurre alguien. Tiamat. ¿Teorícamente los Fragmentos son suficientemente poderosos como para romper las barreras entre los mundos ¿no? - pregunta a los hechiceros. Laeral asiente y añade
- Los Fragmentos son tan poderosos como sus portadores. Sólo desencadenan su auténtico potencial cuando su portador lo alcanza. Por eso los Dioses sólo se los entregaban a sus más fieles y poderosos seguidores. Sin embargo el poder latente de uno de ellos es inmenso. Algo que creo que ni siquiera Elminster ha podido conocer en su totalidad. -
- Esta es una de las razones por las que hemos venido a buscar consejo - dice Finathiel - Nuestra ciudad ha sido atacada también. Durante el ataque un lich, Ras'tul consiguió infiltrarse en la ciudad e intentó llevarse uno de los Fragmentos de la Casa Real. Aunque descubrió que sus pretensiones eran demasiado altas, y encontró su final definitivo, el Rey está preocupado. ¿Dragones y muertos vivientes trabajando juntos? Sospechamos que el Pacto se ha reconstruido. Esto podría tener consecuencias muy graves para todos los Reinos. -
PbP Character: A few ;)
La cara Morko refleja su desconocimiento de lo que hablan: -Es el único objeto mágico de cierta relevancia que teniamos. Perdonad mi ignorancia...pero ¿que son los fragmentos de lo que habláis?¿Qué es el pacto?.
Hasta ahora, que sepamos, el culto había atacado pequeños asentamientos y siempre en este plano, si tienen la capacidad de lanzar asaltos a las ciudades eladrines del Feywild... la situación se ha vuelto más peligrosa. Es cierto que en al ataque a Greennest había no muertos, pero nada parecido a un Lich. Creo que deberíamos contactar con Lady Kyma, quizás pueda arrojar un poco de luz y así decidir nuestros siguientes pasos.
[Antes de acudir a la cita]
A pesar de vestir los humildes ropajes que pidió a los monjes, Zevatur se asegura de que los recuerdos de sus acciones fuesen bien visibles. El brazal de amistad de los gigantes, el medallón de su padre, la pipa de Martin, la varita de misiles mágicos obtenida en la defensa de Greenest, los mocasines concedidos por salvar de la posada viviente del bosque... Pequeños o grandes, valiosos o sencillos, allí estaban a la vista de todos. Mirándose en el espejo esos objetos le ayudaron a reforzar su autoconfianza. Muy atrás quedaban esos meses en los que vagaba por las calles, atrapado en una falsa misión que no podía cumplir. Respiro profundamente y se dirigió a la cita con los dirigentes de la ciudad.
Al reunirse con sus amigos Zevatur les sonríe. Las palabras de aliento de Ash, el abrazo de Martin y Kath, la confesión de Guilbert, la impaciencia gruñona de Morko, la presencia elevada de los elfos del grupo. Todo parecía volver a la normalidad cuando las puertas de la imponente torre se abrieron ante ellos.
[En la cena]
La importancia y el poder que desprenden los comensales en la mesa hacen que Zevatur se sienta algo intimidado, y sin embargo las palabras de Finathiel a Gothwer hacen que frunza el ceño con molestia. La conversación continúa varios minutos mientras el rojo muchacho parece circunspecto, sin duda rumiando sus próximas palabras. Y cuando Reanar comunica su decisión de servir a Lanthander, Zevatur aprovecha la oportunidad y se dirige a él.
- Defender a lo tuyo... a tu familia, a tu ciudad o a tu raza, es sin duda un acto noble. Pero no hay acto más noble que defender aquello que te es ajeno. Arriesgarlo todo por desconocidos o extraños es el más noble de los actos. Estoy convencido de que el acero que portáis estará tan orgulloso de vos, como sin duda Aegnor lo está de Gothwer. - Dice acabando su frase con una mirada fija a Finathiel. A pesar de que los rescoldos del enfado con Gothwer aún estaban calientes, nadie iba a menospreciarlo en su presencia. Se habían salvado la vida demasiadas veces en combates al borde de la muerte.
Después Zevatur empieza a participar en la conversación. Su silencio ha acabado y sus comentarios aquí y allá, algo caóticos, salpican la charla con datos desordenados.
- Uno de los nigromantes que encontramos en el campamento de Greenest cabalgaba caballo azabache, medio esquelético, con ojos y cascos llameantes. Creemos que quizás liderase el ala roja de culto. Porque creemos que hay varias alas que mantienen cierta rivalidad, a pesar de lo que parecen esfuerzos coordinados. - Dice sin estar muy convencido de si lideraba o era un mero aliado. - ¿Quizás fuese el nigromante que pereció en el ataque a vuestra nación?, Finathiel.
Repentinamente se acuerda de aquel aliado portentoso en Greenest. - Oh, sin duda, si vamos a hablar de este tema quizás hubiese sido buena cosa intentar hacer llamar a Elosin. Tenía su santuario en Waterdeep. Es uno de los objetivos a matar que tiene el culto. Y uno de los más activos y competente agentes anti-culto.
- Por cierto... la propiedad es algo que os agradezco enormemente. No sabría qué hacer con tamaña recompensa... o quizás sí... - Zevatur cabecea pensando en las posibilidades. Varias ideas se pasan por su cabeza en rápida sucesión, pero necesitará más tiempo para llegar a una conclusión.
- Si, la lista de objetivos... además de que sin duda los ataques son para recuperar los objetos, también tienen ciertos objetivos a eliminar... creemos que ya han matado a... - Dice haciendo pausas para hacer memoria. - Rahtik Proudmorre... Ghenn Retmall y un tal Sirus Blackhand. No solo buscamos a Lady Kyma para pedirle información, si no para prevenirla de que es objetivo del culto... así como unos tales Vord... Allura Vysoren y... Celebhen. - Acaba la lista mirando un poco extrañado Khelben por el parecido del último nombre. - Quizás de los fragmentos vosotros tengáis más información que nosotros. ¿Por cierto, uno de ellos puede ser un medallón brillante? En nuestros viajes nos encontramos uno indigestando una posada devoradora de viajeros.
- En Greenest tenían una capilla de Tiamat, y varios huevos de dragón. No creo que sea suficiente para decir que estén intentando traer a Tiamat a este plano... que el culto adore a Tiamat parece bastante esperable.
- Tenemos varios nombres de líderes del culto, una medio dragona, Rezmir, que porta una máscara de dragón negro. Y una tal - La voz de Zevatur acaba con odio profundo. - Talis. - Talis ha estado en esta ciudad durante bastante tiempo, usando una identidad secreta en un prostíbulo llamado el Oasis. - Zevatur parece dudar un momento sobre si pedir protección, pero inmiscuir a las autoridades puede significar el fin de sus actividades. - Nosotros ya fuimos allí y no hay restos de actividad del culto.
Con reticencia, sintiendo que quizás no tenga la mejor relación con Finathiel tras las palabras que le ha dirigido, Zevatur le pregunta Finathiel - ¿Conocéis a la familia Emberlight y a un tal Galador Emberlight? - No está relacionado con todo este tema del culto... es un asunto mío, personal.
Zevatur, Rolthos
No ha empezado la cena ni terminado las cortesías cuando todos se meten en faena a comentar sus descubrimientos sobre el culto. Sabedor de la importancia de aquel encuentro comprende que su papel, si la muerte no le reclama una segunda vez, es ser registro y memoria de las aventuras de aquellos héroes de los que empezaba a sentirse parte mas allá de la deuda de vida que con ellos había contraído.
Guilbert saca un libro de viajes del pequeño petate que trajo con la gaita y rebusca algo mas hasta que una mueca de decepción se dibuja en sus labios.. Algo avergonzado y aprovechando que habla otra de las personalidades, se dirige discretamente a Khelben. El gran hechicero acostumbrado a peticiones a su altura, como librar un pueblo de un terrible dragón, desterrar demonios a sus planos de existencia, cerrar puertas a los siete infiernos.. se enfrenta a ahora al bardo, libro en el regazo, haciendo el gesto como si escribiera en el aire. Este despacha la petición desviando sus ojos hacia uno de los muchos siervos mágicamente creados que espera a la vera del bardo que da un respingo en su silla atrayendo la atención de todos e interrumpiendo la conversación unos segundos. De pronto hace mas calor.
El Unseen servant no tarda en volver con tinta y pluma y Gilbert comienza a tomar notas, algún retrato, hasta la disposición en aquel salón para quizá algún día, las generaciones venideras comprendan y nunca olviden como se gestó y quienes fueron algunos de los protagonistas.
Durante la conversación los anfitriones van contestando las preguntas de los compañeros y reaccionando a la información que les proporciona Zevatur.
- Los Fragmentos - dice Khelben contestando a Morko - Los Fragmentos del Alma fueron objetos que los dioses dieron a sus más fieles y poderosos seguidores durante la Primera Guerra contra los Titanes. Cuando el mundo era joven, y los dioses caminaban por él maravillándose de su reciente creación y guiaban a las razas en sus primeros pasos hacia la civilización, los Titanes, seres de inmenso poder y relacionados con el poder primoridal, llegaron al mundo con la intención de destruirlo y sumirlo todo en el caos primordial. Así comenzó la Primera Guerra. Los mortales desearon luchar al lado de los dioses, y estos cedieron parte de su esencia para crear objetos de gran poder que permitieran a los mortales luchar al lado de los dioses. Estos objetos estaban vinculados a su portador de manera mucho más profunda que el alineamiento normal que se requiere para utilizar determinados objetos mágicos, de tal manera que el alma y el corazón del portador podía influir en los poderes que mostraba cada Fragmento. Armados con estas magníficas armas, los mortales lucharon al lado de los dioses y Turxamalonthorn, el Titán de Tierra, cayó. Fue en ese momento, cuando los dioses estaban débiles por la batalla, que los Traidores lanzaron su ataque y los dioses se vieron obligados a retroceder. Tiamat era una de esas diosas malignas que formó parte del grupo de los Traidores. Ellos también crearon Fragmentos que dieron a sus seguidores. La Guerra se prolongó durante muchos años, con los Dioses del bien teniendo que luchar contra los Traidores y contra los Titanes. Afortunadamente, los Dioses del Bien se impusieron, aunque a un gran precio. Se dieron cuenta que la única forma de salvar su creación era alejarse de ella, y por eso ascendieron a los cielos, llevándose a los Traidores con ellos a otros planos.
Los Fragmentos quedaron atrás. Muchos se han perdido a lo largo de los milenios y durante la Época de los Trastornos. El conocimiento de tales objetos se ha borrado de la historia aunque aún pueden quedar criaturas que conozcan algunos. No me extrañaría que vuestra hacha fuera uno de ellos. Seguro que no os sorprende, Alteza, si os digo que el mito dice que el primero en crear un Fragmento y entregárselo a sus hijos fue Moradin. - añade con una sonrisa.
- No sé si ese nigromante en particular formó parte del ataque a nuestra ciudad, - contesta el eladrin a Zevatur - pero ninguno sobrevivió. Sin embargo ese nigromante del que hablas no era el lich Ras'tul. Ese ser llevaba existiendo muchos siglos. Su filacteria fue encontrada y destruida. -
- Esa es una buena noticia -- añade Laeral.
- Dudo que ese objeto del que hablas fuera un Fragmento. ¿Una posada que se comía gente ? - pregunta Volo interesado.
Según Zevatur va soltando información las reacciones continuan.
- Avisaremos a todos los que comentais - dice Lareal - deberías habernos dado esta información inmediatamente, pero no hemos oído que ninguno haya sufrido ataques.. -
- El Rey Celebhen sufrió un intento de asesinato dos días antes del ataque a la ciudad, pero fue detenido por las Sombras - confirma Finathiel. - Supongo que como fue uno de los que consiguió romper el Pacto ahora quieren asegurarse que no repite la hazaña, o simplemente quieren vengarse. -
Volo asiente
- El Pacto fue un tratado firmado entre el Concilio Negro y un Cónclave de Dragones para colaborar. De todos es sabido que al final el mal se vuelve contra sí mismo, crearon un tomo que les obligaba a todos a colaborar y no traicionarse. Cormyr, Sembia y los Valles se vieron amenazados pero la Compañía del Pacto, con el Rey Celebhen entre ellos, encontraron el tomo y lo destruyeron. Eso provocó la caída de la Alianza antes de que pudieran lanzar un verdadero ataque coordinado y salvaron a los Reinos de una guerra realmente destructiva. Si ahora existe otro... -
PbP Character: A few ;)
El semielfo escuchó atentamente a la gente más ilustrada acerca de los complejos temas arcanos, al parecer de alcance cósmico y divino, que le hicieron sentirse de repente muy pequeño en el orden del mundo. Aunque le eran familiares ninguno de los detalles, era buen oyente y absorbía con facilidad los nuevos conocimientos.
Cuando se mencionó el poderoso origen el hacha de Morko, en el fondo no le extrañó nada al pícaro, al igual que quizás la ancestral espada de Gowther, objetivo de la envidia más rancia del otro eladrín. El pícaro no pudo evitar echar una mirada de reojo a la nueva espada de Raenar, que al parecer, podría ser otra buena candidata a ser también un fragmento entregado por Lathander en la Primera Guerra, aunque por aquel entonces era un dios del pueblo de Netheril y era conocido con otro nombre ¿Amanautor? ... no recordaba bien, nunca le habían interesado las clases de religión, y probablemente estaba mezclado historias y eras.
Cuando los demás interlocutores terminaron con la disertación y la lección de historia, el mestizo se incorporó para intervenir, algo indeciso, y con cierto temblor de voz.
- Disculpen mi ignorancia al respecto, y si estoy diciendo alguna sandez, pero si estas armas son candidatas a ser fragmentos y nos podrían ayudar a combatir la terrible alianza oscura que se cierne sobre Los Reinos, ¿existiría alguna manera de acelerar el proceso de despertar, aunque sea parcialmente, el potencial de estas armas? Quizás algún ritual de algún tipo. Eso nos ayudaría a enfrentarnos al Culto y sus aliados, puesto creo que estos enemigos nos superan, al menos a nosotros, no me refiero a ... gente de vuestra altura y sabiduría.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
- Eres perspicaz Martin - responde Lareal - pero me temo que si alguna vez existió tal ritual se ha perdido en las aguas del tiempo. Por lo que sé de los Fragmentos son tan poderosos como lo sea su portador. - parece meditar un poco - cuanto más... se conoce uno mismo y sus propios límites puede trabajar para romperlos y alcanzar nuevas cuotas de sabiduría, habilidad y poder. Supongo que los fragmentos reflejarán el alma de sus portadores. -
—Esas máscaras de las que habláis... - añade Khelben - me hacen sospechar que quizá nuestros enemigos ya hayan encontrado algunos para su propio uso. Habéis comentado que conocéis a Elosin. Ahora mismo está en el Norte, más allá de Neverwinter, investigando una excavación que estaba llevando a cabo el Culto. Puede que allí hubiera algo que les interesara especialmente. Tendremos que esperar a que nos informe. -
PbP Character: A few ;)
Guilbert levanta la mirada, está terminando un retrato del Noble Eladrin pero una idea cruza su mente al escuchar a Khelben hablar sobre el origen de los fragmentos del Alma. Hubo un tiempo que le obligaron a memorizar la lista completa de los dioses de Faerum, lo cual por supuesto nunca hizo, copiando en el examen gracias a un catalejo disimulable en la palma, ganado en una timba a un gnomo con mas arrojo que aguante al grog. Lo que si recordaba es que eran demasiados.
-Perdone que interrumpa..- por un momento siente gran empatía por Martin al verse igual de iletrado rodeado de esos portentos del conocimiento..- pero esos fragmentos del Alma, solo le nombre ya me sobrecoge.. mantienen algún vinculo con los dioses.. no se, una firma, o enlace visible por nosotros.. bueno..- se sonroja..- por vosotros. Algo me dice que las dudas sobre Kelezbug pueda suponer que no hay manera o vía rápida.
EL bardo lanza su pregunta al aire aunque cree conocer la respuesta..
-Hay alguna idea de cuantos de esos chismes hay por ahí danzando?
- Me temo que no, nunca se supo cuántos había, y la información de la que disponemos es escasa - contesta Lareal - y respecto al vínculo con la entidad que los creó... es una teoría interesante pero necesitaríamos uno de ellos completamente despierto para poder estudiarlo y comprobarlo. -
- Aunque un Dios en particular creara uno de los Fragmentos - continua el eladrin - su vínculo es con su portador. Es cierto que si el portador se adhiere a aquellos aspectos que defiende la deidad que lo creó, sus poderes se manifiestan antes, pero es el único enlace que mantienen con los dioses. Es el portador el que moldea al Fragmento, aunque el Fragmento puede ayudar a moldear al portador. Seguramente varios de ellos han caído en manos de... portadores no preparados o indignos... y eso habrá hecho que muchos hayan quedado aletargados, puede que incluso para siempre... -
PbP Character: A few ;)