Con la compostura recuperada tras el trago pasado, escuchar a Helanya hablar con los demás supuso una inyección de moral en la ya maltrecha psique del bardo. Aque grupo poseía una gran resiliencia a todos los pormenores que a doquier les salpicaban. Y eso que aún ni habían entrado en la capital hostil de aquellos malutos enanos.

-Me alegra que hayas decidido quedarte con nosotros..-bromeó mas relajado con la elfa.-No pintaba bien allí donde te llevaban.- Valorando las heridas que no había podido sanar con su anterior hechizo volvió a colocar las palmas de sus manos sobre la fea herida del hombro donde se alimentó aquel engendro. -Permíteme dar cuenta de esos rasguños.- y sonrió antes de comenzar los salmos en aquel idioma cada vez mas familiar por todos con el que canalizaba sus dotes sanadoras mediante magia.

-Klarotah.- dijo audible por todos.- Aquellos enanos.. quizá la lava pueda hacernos el trabajo de hacer desaparecer los cuerpos..-Si no encuentran la patrulla surgirán dudas, pero si encuentran los cuerpos se disiparán.

Mientras que algunos miembros se agrupaban en torno a Hela, Gowther optó por seguir investigando ya que el tiempo apremiaba. Lamentablemente no encontró ningún mecanismo que aparentemente sirviera para acceder al pasadizo detrás de la cascada. Al escuchar las palabras de Guilbert también acompañó. -También podrías valorar si hay alguna conexión con este pasadizo.- Miró a Hela y le dirigió una sonrisa, mostrando estar contento por a ver sobrevivido.-¿Alguno cuenta con el poder suficiente como para desplazar el torrente de lava? ¿Alguien ha encontrado algo relevante? -Dijo mirando a los que decidieron buscar junto a el.

Martin asintió a Gowther señalando a la cascada de lava desde una distancia prudencial, se había quedado concentrado un par de minutos observándola e intentando memorizar los patrones de su flujo, al final consiguió observar lo que quería y sonrió con cierto alivio embargado de una ligera esperanza. 

- Alli Gowther, justo detrás hay un pasadizo a ras del suelo, quizás con vuestras habilidades de moverse a través del espacio , podrías llegar hasta ella sin daño alguno y activar el mecanismo desde dentro, estoy practicamente seguro que debe haber uno no muy lejos de esa salida. Desde aquí fuera no podemos hacer nada para evitar la corriente de lava. No sé si alguno de los practicantes de la magia del grupo tiene algo parecido para desplazarse de esa manera...

El semielfo volvió a sentirse algo perdido al hablar de temas arcanos y se echó a un lado para dejar al Eladrin ver por si mismo el pasaje. Aún así se atrevió a decir, a pesar de arriesgarse a parecer un neófito, una idea que también se le vino a la cabeza.

- Quizás el mecanismo no es tal, sino que está basado en algún tema mágico, me explico, he estado viviendo mucho tiempo entre asentamientos elfos, y ellos a veces invertían su magia en hacer funcionar o usar temas muy parecidos a este, quizás los Duergar puedan plagiar ese comportamiento a su manera, y usen la hechicería para manipular la cascada de lava...

-Me temo que he agotado mis recursos cuando lancé el hechizo de telaraña. Pero tal vez, algunos de nuestros compañeros pueda hacerlo en mi lugar...-Acabo diciendo mirando a los compañeros que en el pasado exhibieron uso de habilidades similares.

Sintiéndose cada vez más restablecida, agradeció a Guilbert sus cuidados con un tierno abrazo y una evidente alegría por verle de nuevo - No podía dejaros aún, maestro. Aún tengo mucho que aprender de tus artes musicales - le dijo divertida.

Mientras valoraban la estrategia para cruzar la cascada de lava, Helayna cerró los ojos y movió silenciosamente los labios, provocando la aparición instantánea de Gloom, que revoloteó enérgicamente sobre su cabeza para luego apoyarse en su hombro y acariciar su cara con el pico, contenta de poder estar a su lado de nuevo. Acto seguido, la refulgente luz que rodeo la figura de la shadar-kai hizo evidente su protección mágica y de este modo se preparó para afrontar el nuevo reto. Observando la lava caer torrencialmente, añadió:

- Mi muro de fuerza quizá sea de utilidad para cruzar la cascada y acceder todos al pasadizo si no disponemos de otra alternativa - 

Con una mezcla de preocupación y vergüenza, el,paladín se acercó lentamente a Helayna y mientras se arrodillaba ante ella, se quitó los guanteletes de acero y extendió sus manos sobre las cicatrices producidas por Kheluzburk y con susurro sincero dijo:- Espero que podáis perdonarme por el daño causado-. La energía curativa surgió de las rudas manos enanas para fundirse en la pálida piel de la elfa, cerrando las marcas que el arma había producido instantes antes.

Poniéndose en pie y volviendo a ajustarse los guanteletes dijo:- No se si fiarme, estamos en la infraoscuridad, seguro que lo duergar  cuentan con algún tipo de protección o alarma mágica por si alguien intenta lo mismo que queremos hacer. Pero si no hay otra opción a mi me queda un conjuro de teleportacion, estoy dispuesto a intentarlo.

-Estupendo, ya me encargo yo.- dijo con tono de reproche hacia el tentacular compañero flotante.- Creo que carezco de recursos para atravesar la lava.. así que daré cuenta de los cadáveres mientras buscáis la manera, y quizá retrase la alarma sobre nuestra presencia.

Las runas grabadas en el laúd comenzaron a rezumar magia y pequeños destellos plateados señal de que los poderes encerrados en su interior estaban siendo invocados. Los pies del bardo comenzaron a flotar abandonando la repisa que había supuesto su línea de vida hasta ese momento. Aún a metros por encima de la lava su asfixiante calor y los vapores venenosos hacían del trayecto un vuelo poco agradecido. Mientras se acercaba a las almenas del muro y vio los cuerpos, eligió uno de ellos para modificar su apariencia gracias a su divertido sombrero emplumado.

 Ya vestido cual enano oscuro pero sin quemaduras de magia eldritch observó el panorama a su alrededor, asegurándose de que todo permaneciera.. en calma. No sin esfuerzo pudo arrastrar el primer cuerpo hacia el borde, descolgándose con él por el efecto del excesivo peso del acorazado duergar. Un enanos.. otro.. las armas.. todo muralla abajo hasta la orilla del torrente magmático. Una vez allí dejó que la corriente arrastrara los cuerpos envolviéndolos en roca liquida y dejando al menos dos familias sin cabeza de familia ni funeral posible. Ningún arma parecía útil para sus compañeros y tan solo pudo rebuscar muy por encima los cuerpos, guardándose uno de los cuernos enanos usados, probablemente, para alertar de un peligro como en este caso, ellos.

"He tenido una idea" pensó, fuerte, esperando que su mensaje llegara a Klarotah. "Conoces el idioma de estos duergar? Es lo único que falla para bordar el papel.."

"Lo conozco" respondió la voz del illithid en la mente del bardo "pero te recuerdo que hace siglos aprendieron de mi raza la habilidad para comunicarse con la mente. Tu plan es, cuando menos, arriesgado, por no decir.... innecesario. Vuestro plan original de entrar sin ser detectados es bueno. Ciñete a él." 

Zevatur siguió con la vista la criatura llevando el cuerpo inconsciente de Helaya. Una mezcla de angustia, indefensión y fracaso heló su sangre. Si aquella criatura dejaba caer a la elfa a la lava la perderían para siempre. La expresión de casi pánico de sus compañeros le indicó que ellos sentían la misma mezcla de angustia, incluso más en el caso de Ash que veía como su amor y su incipiente relación peligraba. Agarrando con fuerza la vara inamovible se dispuso a intentar un rescate desesperado… La intervención del Iilith fue como un estallido de esperanza que culminó al depositar a la elfa en la estrecha cornisa. Zevatur sonrió agradecido a Karlotha.

Mientras Guilbert lanzaba los cuerpos a la lava Zevatur se acercó a la cascada intentando ver detrás de la misma… - Si tienes razón, Martin, puedo intentar pasar al otro lado y buscar el mecanismo que abre la cascada de lava.

La hechicera agradeció a Morko su curación dándole un suave beso en la mejilla, que ya se había convertido en un ritual para la elfa con el enano. Le hacía gracia la expresión de sorpresa y estupor que provocaba en el Príncipe y realmente quería transmitirle gratitud y la firme convicción de que no le guardaba ningún rencor:

- No hay nada que perdonar, hiciste lo que creíste oportuno y te agradezco haber intentado liberarme de esa bestia -

Después, observó en la lejanía a Guilbert, temerosa de que otros duergar le pudieran detectar, pero parecía que había hecho un buen trabajo y no había rastro de ningún otro enemigo a la vista.

Se acercó a Martin y Zevatur que observaban la cascada y comentaban la mejor estrategia a seguir. La elfa, agobiada y sudorosa por la cercanía de la fuente de calor, intentó sin éxito fijar un punto de visión tras el insolente torrente de fuego. 

- Zevatur, creo que es inútil. Yo soy incapaz de establecer un punto al que poder teleportarme tras la cascada, dudo que tú lo consiguieras. Y si lo que dice Martin es cierto, es probable que no exista ninguna palanca. Probemos con mi muro de fuerza, nos puede proteger del fuego y será la forma más rápida de que todos nos adentremos en el pasadizo.

Dicho lo cuál, tras unas palabras susurradas y el destello cegador de su bastón, una energía densa y translúcida comenzó a fraguarse en la parte del torrente de lava más cercano a ellos, moviendo el río hacia el lado de la fortaleza, dejando una entrada lo suficientemente amplia como para que pudieran pasar. Un pasadizo y unos estrechos escalones que bajaban hasta allí se materializaron ante ellos.

Ash seguía al resto con gesto torvo, en silencio. Todos parecían haber pasado página para encargarse de salvar el siguiente obstáculo. Su plan era bueno, no tenia objeciones. Otras cosas ocupaban sus pensamientos, el vértigo de la muerte de Helayna y la ayuda providencial de Klarotha le habían hecho ver su propia debilidad. Odiaba eso, sentirse débil. No había podido protegerla, este sitio le sobrepasaba. Odiaba tener una deuda de honor tan importante con un ser tan abyecto, ¿como es posible que Helayna pudiera verle de otra forma? Su sola presencia le insultaba. Tardó un poco de tiempo en entender que lo que realmente había detrás de esos sentimientos era el enfrentarse al abismo de la perdida de Helayna.

Martin sonrió sorprendido al ver que la idea de Helayna del muro de fuerza había funcionado a la perfección, parecía que la joven elfa estaba completamente recuperada a pesar de que escasos minutos antes había abrazado la llamada de su Reina durante unos instantes. De reojo observó como Guilberd eficientemente también hacía su trabajo, eliminando los cuerpos de los Duergar y arrojándolos a la lava... parecía que por primera vez en mucho tiempo el grupo parecía a trabajar con cierta profesionalidad, aunque intento negar en su interior que muchas veces eso ocurría gracias a la fría y distante intervención de Klarotah...

Dando unos pasos hacia delante y con sumo cuidado de no volver a caer, se situó el primero de nuevo para guiar al grupo a través del pasadizo, probablemente habría trampas, así que todos sus sentidos se concentraron en intentar descubrirlas, aunque eso implicara moverse algo más despacio.

- Yo guío de nuevo si no os importa, estar atentos por si a mi se me pasa alguna trampa o mecanismo...

El grupo, liderados por un meticuloso Martin, se interno en el pasadizo que se abría tras la cascada de lava. Una vez hubieron pasado todos, Hela sintió que la presión del magma era demasiada para que su muro de fuerza aguantara mucho más y tuvo que dejarlo ir, haciendo que el pasadizo se tornara de color más rojizo y la temperatura aumentara varios grados. Sin embargo la visión de la eterna cortina de roca fundida era hermosa. 

Tras avanzar unos metros por el pasadizo excavado en la roca por expertas manos enanas, este giró hacia la derecha, hacia la fortaleza, dejando de nuevo en la más completa oscuridad a todos. Seguía de manera recta, sin subir ni bajar y Martin no encontró ninguna trampa que pusiera en peligro al grupo. 

Finalmente llegaron al final del pasadizo. Una pared de roca tallada les contemplaba impasible. Una vez más la mampostería enana, aunque fuera de los malvados duergar, demostraba ser una construcción sólida realizada por expertas manos.

Una breve conversación entre Ash, Morko y Martin, reveló que todos estaban de acuerdo. Debían encontrarse bajo el baluarte principal de la fortaleza Duergar. Pero aquella pared parecía frustrar su intento de infiltración.

Sin embargo el semi-elfo no se dejó amilanar y recorrió meticuloso la pared. Encontró un mecanismo que permitía abrir la misma, sin duda mediante un ingenioso mecanismo de poleas, cuerdas y ruedas dentadas. El mismo estaba diseñado para accionarse desde el otro lado, pero para el antiguo alumno de la Academia de las Sombras no fue complicado localizar la cuerda que debía cortar, tras quitar parte de la argamasa que unía las rocas en el sitio preciso y, utilizando una cuchilla muy fina especialmente diseñada para introducirse por sitios muy estrechos,  tras un par de minutos de minucioso trabajo, la cuerda cedió y se pudo escuchar un peso cayendo al suelo en la pared de la izquierda. Con un leve chasquido la pared se abrió hacia arriba revelando la estancia que había al otro lado. Una letrina.

La peste de deposiciones duergar invadió los sentidos de los compañeros que esperaron en el pasadizo mientras su guía se adentraba en la pequeña sala y abría la puerta de madera negra que les separaba del resto de la fortaleza. 

Mirando con cuidado tras ella Martin vio un pasillo que se extendía hacia su derecha, el norte, y hacia su izquierda, el sur. Ambos pasillos giraban de nuevo y no podía ver hacia dónde se dirigían, por los dos tenían un par de puertas de madera negra similar a la que usaba él de parapeto.

De nuevo en la oscuridad, Hela sujetaba con firmeza la cálida y áspera mano de Ash, siguiéndole muy de cerca a través de aquel estrecho pasillo. Después de haber estado a punto de perder la vida, sentía aún con más fuerza la necesidad de permanecer a su lado a cada segundo.

El olor repugnante y nauseabundo de la letrina le recordó a la putrefacción de la guarida que habían abandonado horas antes. Con un rápido movimiento, su magia volvió a originar un intenso aroma a incienso, que convertía el ambiente en un lugar un poco más agradable.

- Creo que es momento de convocar a mi ojo invisible para intentar crear un mapa del lugar. Luego podemos decidir qué hacer, dependiendo de lo que averigüe. Con suerte incluso encuentre a Lady Kima.

Sus manos se movieron rápidas y la pequeña esfera surgió de la nada, dispuesta a adentrarse por uno de los pasillos.

La visión de Helayna la llevó por un pasillo rectangular desnudo durante unos ochenta pies hasta unas escaleras que descendían unos cuatro metros. Tras las mismas encontró una puerta de madera negra similar a las dos que había en el pasillo principal. Volviendo sobre sus pasos, y dejando detrás las dos puertas que ya había visto Martin en el pasillo frente a ellos siguió el pasillo de la derecha hasta encontrar unas escaleras que subían y otra puerta cerrada. Ninguna de las puertas tenía hueco para que su ojo mágico se deslizara bajo ellas.

Ash se acomodó lo mejor que pudo, sentado en el estrecho trozo de pasadizo que le tocaba. El breve tiempo que había transcurrido entre el ataque en la cornisa y el paso bajo el muro de fuerza había sido suficiente para reflexionar y levantar su ánimo de alguna manera. Volvía a sonreír de nuevo.

—No está mal, es cálido y seco. ¡Oh que peste! —arrugó la nariz cuando la vanguardia del grupo abrió la puerta secreta que daba al retrete duergar— aunque dudo que nos busque nadie aquí. No debe ser una ruta muy concurrida.

El guerrero trató de descansar un poco en la pared del pasadizo. No sabían cuando podrían volver a hacerlo. Esperó pacientemente en el cubículo mientras los más acostumbrados al sigilo urdían el plan. Explorar y luego actuar sonaba bien.

La shadar-kai frunció el ceño ante los obstáculos en forma de puertas con cerraduras pequeñas por las que su ojo era incapaz de acceder. 

Después de comentarlo con sus compañeros, Gowther intentó ayudar utilizando su mage hand, frustrando una vez más al grupo al comprobar que estaban cerradas con llave. Sin más opciones, la elfa se dirigió al rogue: - Martin, ¿crees que podrías adelantarte sin ser detectado y abrir alguna de las puertas? No encuentro otra alternativa - 

-Estos duergar han preparado defensas elaboradas para evitar ser espiados con ojos flotantes.. puertas!- bromeó, cuchicheando.- He estudiado un nuevo conjuro para dar con Kima.. solo hay un problema.. alguien sabe de que raza es? - sonrió viendo su plan maestro desmoronándose como castillo de naipes.- Aquellas huellas que encontraste de lo que podría ser un halfling.. -dijo al diestro explorador, cuestionandose de nuevo todo lo estudiado sobre halfling y como su compañero hojacantante cuadraba con todo aquello..-Aunque malo, soy jugador.. me arriesgaré.

ADespacio y suavemente comenzó a acariciar las cuerdas el laúd. Tan ligeros pellizcos apenas provocaban resonancianen la caja sin embargo, la concatenación de notas y la melodía pronto dejaron todo parecido a música mundana rezumando magia y poder. Por segunda vez en su vida ejecutaba un hechizo de semejante dificultad y poder. Estiró la mano que acariciaba las cuerdas esperando sentir la presencia de Lady Kima.

 -Disponemos de una hora..- dijo al acabar- lamento no poder combinarlo con la invisibilidad que me pedís.

Las notas parecían algo más afinadas cuando Guilbert movía el laud hacia la izquierda que hacia la derecha. Sentía el tirón de la magia en aquella dirección.

Martin asintió con un gesto serio, y se concentró, a pesar de que aún no sabía como iba a comunicarse con sus compañeros, miró de reojo a Klarotah, y le dejó a él ese cometido, aunque se sentía bastante incómodo con la presencia de esa criatura reptando en su mente, le permitió acceder para poder coordinar las acciones del grupo. 

Antes de empezar a moverse, y ante la falta de la invisibilidad, el explorador comenzó a conjurar un salmo en el idioma élfico, como le habían enseñado, repitió el cántico perfectamente a pesar de ser la primera vez que lo usaba. Sintió la magia de la misma naturaleza envolviéndole, transformando sus rasgos mientras la ilusión se iba tejiendo a su alrededor. Pareció menguar unos palmos, y volverse mucho más robusto, su tez se volvió más oscura, una profusa barba afloró de su rostro. La falsa apariencia se completó con una pesada armadura similar a la que había visto en las patrullas y guardias Duergar, imitando a su vez las armas que ellos portaban.

- Estoy listo...

Sacando sus preciadas ganzúas, se dirigió hacia la izquierda, justo donde el bardo le había indicado, mientras se disponía a forzar cada una de las cerraduras que encontrarse intentando no producir demasiado ruido en el proceso. Sólo esperaba que si en algún momento tenía que hablar, su acento drow no le delatara.