—¡Bienvenida a la Compañía de Los Fragmentos Extraordinarios! Me gusta como piensas —sonrió ampliamente—. Llegamos al salón del trono y les damos lo suyo. Me parece bien, es tan absurdo que podría funcionar. Bien, pues habrá que pegar primero, pegar duro y sin piedad —dijo mirando al resto de compañeros con seriedad para luego guiñar un ojo y revisar sus armas—. Un timorato rescate se ha convertido en un audaz movimiento ofensivo. ¿Cómo andáis de conjuros amigos?
Hela cerró los ojos y recibió el beso de Ash como si fuera uno de los regalos más preciados que nadie pudiera ofrecerle, mostrando por fin una tierna sonrisa que desdibujó el hieratismo de su rostro. No pudo evitar una pequeña carcajada ante los comentarios socarrones dirigidos a Klarotah. Le miró con complicidad y le envió un pensamiento.
- No te lo tomes a mal. Solo intenta suavizar la situación.
Su ánimo se templó y se relajó al ver que Ash volvía a mostrar esa personalidad burlona e irónica que tanto le atraía y tomaba las riendas de la situación con pragmatismo y firmeza, como el gran líder del grupo que era. Otra sonrisa de satisfacción se reflejó en su rostro cuando Ash dio la bienvenida a Lady Kima a la Compañía de los Fragmentos Extraordinarios. Cada vez se sentía más orgullosa de pertenecer a ella.
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Martin observó en silencio como el plan ibra cobrando vida, aunque no mencionó su carencia de flechas o de armas que estuvieran a la altura. Una de sus espadas cortas tenía parte de la hoja dañada, y su arco era inútil sin munición. Suspiró pensando en la mala idea que era asaltar a la realeza duergar en esas condiciones, volviéndolos a recordar sobre esos lagartos enormes y con sus pesadas armaduras y escalofriantes armas, probablemente él era el único que los había visto en persona, a parte de lady Kima, y por eso sus compañeros no eran muy conscientes en el agujero oscuro en el que estaban a punto de meterse... Sin duda Helayna había dejado de pensar coherentemente desde que su afecto por Ash había florecido... sin ser muy consciente de que las flores más bellas, suelen ser las que se marchitan antes.
La mención de las diferentes máscaras de dragón por parte de la paladina azoró el interior del semielfo, al menos él había visto una de ellas portada por uno de los señores del culto, la negra, ... y esa visión era aterradora... si conseguían las tres que faltaban, a saber que impíos males podrían desatarse sobre ellos, o el mundo conocido. Aún así, el culto seguía persiguiento otros artefactos de poder, como aquella Guadaña tan celosamente guardada, o el hacha de Morko... quizás no necesitaran sólo las máscaras para llevar a cabo su siniestro plan, fuese cual fuese éste, sino que también tenían que recopilar esos objetos de poder, esos fragmentos extraordinarios... y eso quizás les daba algo de tiempo.
- Veo lagunas en ese plan... más que lagunas veo océanos enteros... - dijo finalmente sentenciando el explorador - No conocemos el palacio, nuestros recursos son algo limitados y seguramente, aunque les pillemos desprevenidos, cosa que dudo puesto que el sigilo no es nuestro fuerte como grupo, estarán protegidos, sin duda llevarán guardaespaldas de élite y creo que los reyes Duergar nos superan como enemigo ya de por sí por ellos mismos... además Mithrall Hall está ya sobre aviso, Guilbert se encargó de ello sino me equivoco.
Martin intentó buscar con la mirada el apoyo de Gowther, que usualmente era la voz de la razón y el sentido común...
Lady Kima sonrió ante las palabras de bienvenida de Ash.
- Curioso nombre... - comenta - me gusta -
Ante la realidad planteada por Martin Kima asiente.
- No digo que vaya a ser fácil, y créeme que soy la primera que le gustaría tener algún que otro recurso más... -hace un gesto abriendo los brazos para señalar que va vestida con poco más que unos harapos y armada tan sólo con un pequeño martillo del torturador - Si pudiéramos encontrar mis armas sería mucho mejor, pero coincido contigo en que el tiempo juega en nuestra contra. Si damos con una armería o puedo coger otras cosas bien, si no, me apañare con lo que tenga, Bahamut sigue conmigo. Está genial que Mithral Hall esté preparado, pero creo que no entendéis la gravedad de la situación. A Mitrhal Hall no sólo le atacaran los Duergar, los Svifnerflin, ciraturas de la suboscuridad, creo que hasta un clan de drow se han aliado con K'Varn. Sin hablar de los Illthid -dice señalando con la cabeza a Klarotah - Aunque Mithral Hall pueda resistir un poco gracias a vuestro aviso al final caerá. Y con ello K'Varn tendrá acceso a la superficie. Hacemos lo que creáis más correcto pero si acabamos con el Rey y la Reina ahora detendremos el tiempo suficiente sus planes como para llegar hasta K'Varn y detenerlo a él. -
Klarotah dice - El salón del trono está tres niveles por encima de nosotros. Bajo la cascada de lava. -
- Oh!... en cuanto a la armadura tengo una armadura completa de un duergar, no sé si por el tamaño te valdría, - Dijo midiendo a Lady Kima a ojo y sacando parte de la misma del saco de contención.
- Yo entiendo las reticencias de Martin. Tenemos armas melladas, conjuros agotados y cansancio acumulado. A mí mismo, nada más despertarme mis recursos son drenados para que podáis ver. - Suspira sintiendo que Canela, indignado por la aparente cobardía, va intervenir y lo silencia con la mano. – Pero esta es una oportunidad que no se va a volver a presentar. – Niega con la cabeza tristemente. – Las posibilidades de éxito son escasas… y las de poder regresar después, evitando la furia de un pueblo duergar descabezado, casi inexistentes.
Tras una pausa dramática eleva la cabeza y prosigue elevando su tono. - Pero la voluntad de Bahamut nos ha traído a esta oportunidad única. La única de que disponemos. En nuestras manos está el futuro de los reinos. Y yo no voy a dar la espalda a mi destino. - Acaba dedicando a los compañeros una intensa mirada.
- Aunque no entiendo muy bien la necesidad de matar a los reyes antes que a K’var. ¿Porque no vamos a por k'var directamente, como podemos llegar hasta el?
- ¡Mucho mejor eso que nada desde luego!, supongo que podré apañarme, lo que no sé es si podré soportar el olor a duer... - su comentario jocoso se corta a la mitad cuando toma el peto de la armadura y le llega el buen olor que Zevatur impregnó en la misma - por las garras de Bahamut esto huele sorprendentemente bien! - añade contenta.
Escucha a Zevatur mientras, sin pudor alguno para sorpresa de Helayna, se empieza a poner la armadura allí mismo, rasgando partes de sus harapos para poner en los lugares en las que la armadura no le va a quedar tan ajustada como debería. Kath mira con una mezcla entre horror y rabia las marcas que cubren la piel desnuda de la paladin producto de la tortura y el abuso al que ha sido sometida por los duergar.
- Por lo que he podido escuchar a mis captores, el ataque a Mithral Hall se va a producir ya mismo, si no es mañana poco le falta. Va a ocurrir con o sin K'Varn me temo. Ha lanzado una bola de nieve montaña abajo que se está convirtiendo en un alud si no lo paramos. -
- K'Varn está en Yugvorill - interviene Klarotah - estamos al menos a tres dias de viaje de mi ciudad... -
-Creo que tengo algo de ropa para que os pongáis debajo de la armadura y respecto a las armas tengo en mi haber un gran hacha de combate y un martillo de combate, que seguro que son más útiles que ese martillo que tenéis ahora. A mi aún me quedan conjuros y Kheluzburk tiene ganas de aplastar duergar, así que contad conmigo.- dice Morko mientras saca de su bolsa los elementos citados.
-Seguro que no se esperan un ataque dentro de fortaleza, así que si somos rápidos creo que tenemos una oportunidad.-
Martin asintió contrariado a la decisión suicida del grupo, era una pena, les había considerado ya más que amigos a pesar del poco tiempo que habían pasado juntos, quizás algo más parecido a la familia que nunca tuvo,... aunque eso sonara a cliché de opereta barata de algún bardo mal inspirado... pero aún así, en su interior sabía que había mucha verdad en ese sentimiento. El pesar le golpeó con más fuerza al saber que era él el que iba a conducirles a su fin...
- Está bien, seguidme, como siempre Kath y yo iremos por delante en sigilo para ir evitando a las patrullas duergar y os iremos haciendo señales para que avancéis cuando esté despejado, con suerte nos cruzaremos con alguna armería o almacén, suelen situarse cerca de las cárceles en este tipo de fortalezas, pero no estoy familiarizado con la arquitectura enana... De todos modos si lady Kima ha podido vislumbrar o recopilar algo de información sobre el camino a seguir para llegar a nuestro objetivo o si ha escuchado algo relacionado con armerías nos vendría muy bien hacer una parada antes...
Tras escuchar lo que la seguidora de Bahamut pudiera aportarle, el semielfo asintió en su habitual y sombrío silencio y se dispuso a guiar al grupo a su objetivo.
Dejo mi tirada de Stealth para moverme hacia la cámara del trono si es necesaria: Stealth: 23 [Tirada hecha en Discord]
Ataviándose con las armas que el grupo le ha proporcionado, y cogiendo el hacha con destreza contesta al taciturno Martin.
- He podido averiguar poco sobre la disposición de este lugar, pero sí sé que sobre nosotros, no estoy segura de a cuanta altura, hay una pequeña guarnición de la guardia de la torre de la cúpula, bajo la que nos encontramos. Allí seguramente haya una armería, pero correremos más riego de ser descubiertos. Si puedo sugeriros algo id vosotros dos - dice mirando a Kath y Martin - a recoger lo que sea que necesitemos el resto. Que vayamos todos es demasiado arresgado. El grueso de la guarnición de la fortaleza se aloja entre la muralla media y la interior. Su trabajo es más ceremonial que realmente de guardia, no me malinterpretes, son feroces y hábiles guerreros, pero aquí su trabajo principal no es vigilar. Les he visto muy confiados de que aquí, en el corazón de su reino nada ni nadie les puede tocar. -mira a Martin a los ojos - y sinceramente pensé que así era, creo que no sois conscientes de la gran hazaña que habéis logrado sólo por llegar aquí. Harías bien en tomar buena nota - le dice a Guilbert - no todos los días se logra rescatar a Lady Kima de Vol de una muerte segura- añade con un guiño y una sonrisa.
- Volviendo a tu pregunta Martin. El salón del trono está en lo más alto de esta torre, justo bajo la cúpula. Me llevaron allí cuando me trajeron pero por desgracia me trajeron aquí inconsciente. Digamos que el rey no se tomó muy bien que le diera un cabezazo a la reina... - sonríe y se encoge de hombros.
- En aquella ocasión había dos guardias con ellos y uno de... - mira hacia Klarotah - los tuyos. -
El Illithid tan sólo la mira fijamente, sus largos tentáculos moviéndose pausadamente, como si fueran agitados por una brisa inexistente.
- Lamento de no poder ser de más ayuda -dice Kima.
Ash ajustó las correas de sus chicas sonrió al resto.
—Andando amigos, hagamos historia —sonrió con socarronería a sus compañeros—. Martin necesita flechas. Kima tiene razón, ir todos es demasiado arriesgado y uno solo de nosotros se basta para cargar con una carcaj de flechas y unas espadas cortas. ¿Alguien puede hacer invisible a Martin? Es nuestro mejor baza en sigilo—dijo mirando a los conjuradores alternativamente—. ¿Quizá alguno de vuestros familiares puede acompañarle para tenernos informados de sus progresos? —miró a Canela de reojo— Cuando comencemos a ascender, el resto iremos una estancia por detrás. Hay que darse prisa, en el cambio de guardia se nos acaba la baza de la sorpresa. ¿Algún truco mágico para amortiguar nuestros pasos, Guilbert? Si nos encontramos algún guardia lo abatimos sin preguntar y sin dudar. Solo tendremos una oportunidad en cada encuentro. Si dan la alarma se acabó. ¿Estamos? No os guardéis nada ¿Listo, Martin? Adelante —asintió al ladrón con confianza y le dio una palmada en el hombro animándole a salir.
El bardo escuchaba atento y algo compungido por las consecuencias de la acciones que se aproximaban. Un sentimiento oscuro que crecía proporcionalmente a los planes de ir mas y mas dentro de la tierra. "¿Quién motiva a los motivadores?" meditó en soledad. Aunque se manejaba bien en labores de infiltración, pocas veces era incluido en los planes. Tampoco le molestó encontrándose algo bajo de ánimo. Es día volvería a ser tropa. Preparó su equipo para emprender la marcha una vez mas, montando los roncones y flautín de la gaita, su vieja amiga adornada con rosas negras y ribetes de hilo de plata para una mas que probable última batalla. El último de su orden, pensó sintiendo el tatuaje con todos sus camaradas grabados en la carne mas vivo y punzante que nunca. La última carga de La Orden de la Rosa de Ébano.
-Seria una gran historia Lady Kima de Vol..- devolvió la sonrisa a la paladina.- pero parece complicado que tal hazaña, de realizarse, llegue a la superficie. El que salga, que lleve esto consigo..-dijo mostrando a todos el libro de hechizos extraordinariamente resistente que ya le habían visto garabatear y usar como diario de viaje.-Y que la compañía de los fragmentos extraordinarios no caiga en el olvido.
El plan parecía tan sólido como suicida. Que mejor manera que salvar la civilización que conocían que con un regicidio en condiciones. Como sanador había aumentado el gasto de poderes.. y ya iba algo mermado.
-Los trucos se van acabando..- respondió a Ash- y falta nos harán los recursos curativos para afrontar un combate contra los reyes, la guardia y los parientes de Klarotah. Contra que nos enfrentamos?- preguntó al flotante aliado.-
- Si no sorprendemos a mis congéneres os aturdirán y devorarán vuestros cerebros. Pero no temáis vuestro destino será rápido y misericordioso. Lo que me está reservado a mi es mucho peor. -
Responde Klarotah al bardo.
Siguiendo el pasillo de la derecha, Martin va como avanzadilla seguido por Kath y, utilizando las llaves del torturador, abre la puerta que da acceso a unas escaleras. Al subirlas llegan a otro pasillo que se abre a derecha e izquierda. Cruzando el pasillo puede ver unas escaleras mucho más anchas, dando la posibilidad tanto de subir como de bajar.
Tras dejar pasar a una patrulla de dos duergar, Martin ve la oportunidad de cruzar hacia las escaleras o de acabar con los enanos de las profundidades. Otra opción es investigar el pasillo de la izquierda, por donde venían los duergar.
Hela escuchó con atención la información aportada por los allí presentes. Guardó silencio como habitualmente solía hacer, preocupada por el desánimo de Martin sobre el nuevo plan; en parte llevaba razón, pero tampoco tenían muchas otras opciones. Se acercó al semi-elfo, siguiendo las indicaciones de Ash, para proporcionarle invisibilidad. Le sonrió tiernamente y, antes de conjurar su magia, le dirigió unas palabras:
- Incluso en la mayor de las oscuridades y en los momentos más aciagos, recuerda que Ella está con nosotros. Que la Reina Cuervo nos proteja y nos guíe -
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"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Martin agradeció las palabras de la Shadar-kai, y forzó una sonrisa amarga antes de desaparecer ante sus ojos gracias al hechizo de invisibilidad... un susurro indicó la intención de dirigir al grupo hacia arriba en dirección ascendente por las anchas escaleras.
- Iremos lo más directos a la sala del trono que podamos, cada desvío o distracción, supone una posibilidad más de que nos descubran antes de llegar a nuestro objetivo. No podemos permitirnos ese lujo, coged las escaleras ascendentes... iré por delante.
Las escaleras suben tres tramos de exactamente 30 escalones cada una. De frente, a la izquierda y de frente. En cada tramo, Martin golpea débilmente la pared tras comprobar que no hay peligro y Kath indica a los demás que pueden continuar.
Todos cruzan el pasillo sin percance y respiran un poco más tranquilos cuando se encuentran agazapados en el segundo tramo, a la espera de que sus exploradores les den el visto bueno.
Martin llega a un pasillo extremadamente similar al anterior, con otro tramo de escaleras frente a él una vez lo haya cruzado.
A su derecha puede escuchar, apagados por la distancia y la roca, unos ronquidos. A su izquierda escucha la queda conversación de unos duergar en su idioma.
Con sumo cuidado, Martin avanzó en silencio para intentar seguir ascendiendo hasta el tercer nivel donde se encontraban sus objetivos. Con cuidado indicó a Kath de la posible amenaza de los duergars de su izquierda, y que tuvieran cuidado al pasar para alcanzar el siguiente tramo de escalera.
Sin perder más tiempo, el semielfo cruzó para seguir su ascenso, las escaleras subieron algunos tramos más hasta dar con una puerta cerrada. Según los cálculos del explorador, ya estaban a la altura indicada por Lady Kima, el tercer nivel, planta donde el salón del trono se debería encontrar. Martin se imaginó como sería un salón de ese tipo en las tierras de los enanos de las profundidades, pero extrapolando lo que había visto de Emberhold, tanto desde fuera, como desde sus pasillos y salones internos, repentinamente se le vino a la mente una imagen bastante aburrida.
Con la experiencia y el buen hacer que sus habilidades como pícaro le otorgaban, un rápido examen al cerrojo le llevó a la conclusión de que no había trampas, así que abriendo la puerta y asomándose con sigilo, pudo observar que era lo que les esperaba más adelante del umbral, era un pasillo trasversal que se perdía en ambas direcciones, pero ... justo delante de él, una puerta doble elaborada con maestría y vigilada por dos guardias Duergar en pesadas armaduras, le provocó un pequeño vuelvo al corazón. Ahí era, ese debería ser el lugar que tanto ansiaba saquear la mediana seguidora del Bahamut.
Esperando a sus compañeros, el semielfo hizo unas indicaciones y explicaciones del encuentro que tenían delante, fue cuando Klarotah avanzó levitando de esa manera tan inquietante que enervaba a Martin ofreciéndose voluntario para provocar una ventaja que diera la oportunidad de sorprender a sus oponentes... El combate, si es que se pudo llamar así, fue rápido y eficiente. Mientras los Duergar intentaban combatir el aturdimiento y el horrible dolor de sus cabezas provocado por la mortal ráfaga mental del Illithid, el asesino acabó con uno de ellos en completo silencio, de un sólo golpe con su espada corta, cercenó músculo y hueso del cuello del enano, a través de las rendijas descubiertas entre su yelmo y su peto de placas, sujetando posteriormente la caída a plomo del cuerpo, para que no alertara a nadie en las cercanías. El otro guardia cayó con igual eficiencia en manos de sus aliados, con Kath repitiendo el proceso de evitar el sonido sordo de la armadura al rebotar contra el pétreo suelo de basalto de la fortaleza, sujetando el cuerpo y pasando a esconderlo apropiadamente.
Para sorpresa de Martin, el portón doble se podía abrir apenas sin esfuerzo, y en un silencio casi fantasmal, sin duda obra de la maravillosa ingeniería Duergar. Esto le dio la oportunidad de otear a través de la rendija abierta, y quedarse sorprendido por la arquitectura de la sala. Ésta descansaba sobre una pulida cúpula de obsidiana, tan perfectamente trabajada, que se podía ver a través de ella. Una cascada inmensa de lava acababa su trayectoria justo encima de esa bóveda, desparramando su magma de manera equilibrada sobre toda la estructura, y provocando una iluminación natural de color carmesí sobre todo el salón. Haces de luz de tonos rubí, se entrelazaban con los cuatro grandes pebeteros repletos de ascuas y fuego que terminaban de decorar el salón, junto por supuesto, a los dos tronos escarbados en la misma roca obsidiana, recios, sencillos y angulosos, siguiendo con estilo el patrón cultural de la raza subterránea, estos estaban situados en el lado opuesto de los portones de entrada.
El asesino empezó a contar las almas que actualmente hacían uso de la regia estancia, un enano embutido en una armadura pesada de un matiz negro como el ónice, con el robusto yelmo metálico descubierto mientras se dirigía a su rey explicando la situación y los futuros planes de un futuro inminente y ominoso para la superficie. La armadura no acababa en guanteletes como debería, sino en unas pinzas y un martillo respectivamente, que formaban casi parte de la misma coraza que le protegía. A su lado, un sacerdote de aspecto extraño, esperaba su turno de palabra.
Al fondo, en uno de los laterales, el explorador pudo ver una extraña criatura con la forma de un lagarto gigante, pero con ocho patas, que descansaba tranquilamente con su cola enroscada indiferente a todo lo que acontecía allí. El Rey Murghol, señor de los Duergar, iba escoltado por dos guardias de élite, éste estaba atento a la conversación mantenida con su subordinado. Martin quedó impresionado por su porte, que destilaba cierta sabiduría y una gran resistencia y fuerza física, no se dejó engañar por su barba blanca y su aparente edad avanzada, sin duda sería un contendiente digno de su posición y linaje. A su lado descansaba un pesado martillo, sin duda una de las mejores forjas de su raza, y que pudiera rivalizar incluso con Kheluzburk, la legendaria hacha de Morko.
Junto a su rey, la reina Ulara escuchaba atenta, ataviada con unos nobles ropajes en ricas telas de un rojo oscurecido, y un pelo del color del mismo fuego de las forjas más intensas, recogido en una elaborada trenza a su espalda. Su mirada era desafiante, y un aura de poder parecía rodearle, ... el semielfo no pudo evitar que un escalofrío recorriera su espalda al estudiarla, algo peligroso y salvaje parecía irradiar de su misma presencia.
Por último, pero no menos importante, otro desollamentes parecido a Klarotah, levitaba lánguidamente al lado de ambos regentes, junto a los tronos, denotando que su posición era importante para ellos, quizás un consejero o un diplomático del pueblo Illithid, de esos que aún servían al temido K'varn.
Tras una descripción rápida de las posiciones y estrategias posibles a seguir, todos sus aliados comenzaron a conjurar sus hechizos defensivos o aquellos que potenciaran sus capacidades cómo bendiciones, armaduras de fe, celeridades, danzas de batalla, y por último, conjuros que agradaban a los futuros contendientes fueron lanzados. El tejido mágico pareció vibrar en resonancia con sus habilidades, devolviendo sus encantamientos con delicadeza y ternura, envolviéndolos con su manto protector. Era la hora de la acción... y de que el destino decidiera si todo había sido en vano, un deseo infantil edulcorado por una falsa sensación de esperanza, o era justo lo contrario, una oleada de ejecución y sentencia para los enemigos de la Compañía de los Fragmentos Maravillosos, y aliados...
El asesino entró el primero, sin gritos de guerra ni arengas apelando al honor o a la batalla, solo silencio y muerte... su figura se deslizó rápida por la instancia recortando la distancia que le separaba de su enemigo, el blindado enano de garras y martillo por manos... aprovechando el descubierto de su yelmo, Martín atacó con sus afiladas hojas su cara y cuello. Una lluvia de puñaladas y cortes estratégicos acabó con la mísera criatura, que no pudo ni emitir un ahogado grito de sorpresa... su cabeza, cercenada completamente una vez que el semielfo había acabado su réquiem letal, cayó rodando por el suelo de la estancia hasta los aledaños de la extraña criatura reptiliana... ésta levantó la cabeza incorporándose y preparándose para devorar a los intrusos, y con su escrutinio, los músculos y la entereza de los allí presentes pareció flaquear... cada vez más lentos... agarrotados... El seguidor de la Tejedora de Destinos consiguió tener el favor de su Reina, y pudo recuperarse de ese estupor paralizante, ignorando sus efectos por el resto del combate.
El resto de aliados fueron entrando en tropel en el gran salón, descargando sus poderosas magias o habilidades, a la vez que intentaban sobreponerse sin demasiado éxito a la influyente mirada de la criatura. Helayna, la oscura hechicera de pelo azabache y tez pálida como la Luna, terminó de tejer su magia más poderosa, descargando sobre sus enemigos las hebras de un poderoso hechizo de contención, ... el sopor que esté provocaba golpeó con presteza a todos y cada uno de los oponentes allí presentes, cayendo presa de su letárgica esencia. Guilbert, acompañado de su fiel aliado espectral, bastarda en mano, desató también su magia bárdica, que tras haber inspirado a varios de sus aliados, ahora se tornaba beligerante y devastadora... ráfagas de magia ancestral pura y sin destilar impactaron sin remordimiento alguno a enanos o desollamentes por igual, acompañadas por cantos que dañaban la misma psique de los desafortunados objetivos de sus habilidades.
El equipo de choque cuerpo a cuerpo no decepcionó tampoco, la grácil figura del siempre admirado Gowther, danzaba por la sala descargando el filo ígneo de Aegnor sobre cualquier desafortunada criatura que se cruzara en su camino, fue castigado especialmente el basilisco que amenazaba con acabar de petrificar a todos su compañeros, recibiendo cortes y terribles quemaduras que evisceraban y cauterizaban a la criatura por igual. Ésta no tardo en caer presa de la tormenta de fuego y acero élfico que la terminó mutilando, robándole la vida.
Ash cargó valientemente directamente contra el Rey Murghol, encajándose con su excelencia en el combate entre sus dos guardaespaldas y plantándole cara directamente. Morko no se quedó atrás, repitiendo la hazaña de su indiscutible líder, y flanqueando a su regio oponente... Rey contra Rey, sólo uno de ellos saldría vivo de esta contienda, y por Kheluzburk, que sin duda iba a ser él.
La versátiles habilidades arcanas de Zevatur comenzaron a brillar, demostrando una vez más su maestría doblegando la magia a su voluntad, duplicando ráfagas de hechicería sagrada, sin duda bendecidas por el propio Bahamut, que cuando golpeaban, prendían con un halo de luminiscencia a sus víctimas, afianzando la habilidad de impacto de sus aliados. Desafiando la gravedad gracias a las maravillosas botas, que le habían sido otorgadas como un presente por Martin, el tiefling supo posicionarse encaramándose a la pared y esquivando la mayor parte del fuego enemigo.
Mientras el resto de aliados de La Compañía se replegaba, intentando resistirse a las paralizantes miradas del nefando reptil, iban conteniendo a las posibles oleadas de guardias que asistirían sin duda al rescate de sus líderes y reyes, así el momento de la sorpresa acabó, para que Duergars, sacerdotes y humanoides tentaculares respondieran al asalto que estaba sufriendo.
A pesar de que muchos de ellos seguían combatiendo internamente por superar la hechicería que les ataba a un letargo especialmente vulnerable. Todos los guardias Duergar, y su indignado Rey comenzaron a crecer y crecer hasta convertirse en inmensas moles con una fuerza descomunal... sus golpes eran potenciados como si la misma montaña soportara su peso y descargara toda su furia, ... El eladrín que ahora castigaba al mismo Mhorgol, cayó presto al suelo de un solo golpe de su maza, ahora encendida en una llama flamígera que potenciaba la ya de por si potencia de sus impactos.
En el otro lado de la sala, Helayna descargaba sus conjuros eléctricos, provocando que el mismo ambiente oliera a ozono cuando se quebraba el mismo aire con sus devastadores rayos, que esquivaban con facilidad y una maliciosa inteligencia a sus amigos, pero desatando toda su fuerza sobre los enemigos. El misterioso sacerdote intentó detenerla en más de una ocasión, invocando a sus habilidades nigrománticas para hacerla caer, pero su experiencia vital en el mismo plano de las sombras, había curtido su cuerpo para esos ataques, resistiéndolos con entereza y manteniendo su mirada desafiante. Su oponente pudo ver en sus profundos ojos negros, como pozos abisales, que su fin estaba cerca, y las campanas de su muerte tañirían una última vez sobre su cabeza.
Poco a poco, la balanza del combate pasó a equilibrarse. Los Reyes Duergar comenzaron a liberarse del hechizo de la bruja sarda-kai, permitiendo a la reina Ulara reaccionar tejiendo su nefanda magia, que ni tan siquiera el hábil Zebatur consiguió contrarestar... Helayna volvió a sufrir el castigo de esa hechicería necrótica sobre su persona, y a pesar de sus resistencias innatas, el daño causado era ya difícil de ignorar... Por otro lado el Illithid descargó una ráfaga mental sobre todos los aliados de Martin, los que se encontraban cuerpo a cuerpo, intentándolos aturdir sin demasiado éxito, aún así el daño provocado en sus mentes resquebrajó parte de su mente, tomándose un merecido impuesto sobre su salud física. La grieta causada por su asalto mental, fue aprovechada por el desollamentes para retener con sus tentáculos al valiente bardo, que prácticamente sólo, y en única compañía de su fiel espectro, se habían detenido a su lado para anularle como objetivo. El destino fatal que se ceñía sobre Guilbert tuvo que esperar a otra ocasión, puesto que éste consiguió enlazar un poderoso hechizo que inculcó el terror en el desolado Illithid obligándole a abandonar su presa y huir amedrentado.
El resto del combate se produjo más rápido de lo que Martin esperaba, a pesar de su prácticamente nula aportación posterior al asalto inicial, un Gowther recuperado gracias a la sanación del multiusos Zevatur, acompañado por la cortina de acero que era Ash, y los devastadores ataques de Morko, imbuidos con la misma magia sagrada de Moradin, ayudaron a consumar el regicidio. Todos y cada uno de los oponentes de la Compañía fueron cayendo como piezas de un mecanismo fallido y defectuoso...
Cuando todo acabó... el silencio no precedió a la batalla, las oleadas de guardias de enanos Duergar seguían azotando el pasillo de entrada apenas contenidas por Khaz, Lady Kima y Klarotah. El tiempo de la huida había llegado. Sin perder ni un segundo más, Ash agarró triunfante la corona del caído Rey Murghol, y se la guardó para sí mismo, ahora es cuando empezaba lo bueno.
Canela se adelantó al grupo volando. “Yo puedo ir al otro lado del que vayáis vosotros, investigar. Puedo intentar atraerlos y haceros ganar unos segundos. No no… ¡Si me capturan simplemente des-invócame!”
Ash apretó el paso por el corredor de la izquierda blandiendo las espadas ensangrentadas y con los músculos inflamando por el esfuerzo del combate. Se detuvo momentáneamente a los pocos pasos para cubrir a los rezagados y poder volver a retirarse, como había aprendido hace años con entre campañas y trincheras de una o otra bandera.
—Si tenéis algún conjuro para obstaculizar a los duergar es el momento. ¡El resto a correr! —voceó el guerrero mientras trataba de pensar cómo iban a salir de aquello— los que vayan por delante que busquen una salida de esta ratonera.
Tymora aprieta pero no ahoga, o eso decían, era una excelente forma de ver si el dicho era solo papel mojado o tenía algo de enjundia. Iban a necesitar mucha suerte para salir de aquella fortaleza si no podían llegar al pasadizo secreto de las letrinas.
Morko agarro el arma del rey caído y emprendió la huida junto a sus compañeros- la teleraña de antes sería muy útil- le dijo a Gowther mientras se introducía por el corredor de la izquierda siguiendo a Ash
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Ash sonrió lobunamente.
—¡Bienvenida a la Compañía de Los Fragmentos Extraordinarios! Me gusta como piensas —sonrió ampliamente—. Llegamos al salón del trono y les damos lo suyo. Me parece bien, es tan absurdo que podría funcionar. Bien, pues habrá que pegar primero, pegar duro y sin piedad —dijo mirando al resto de compañeros con seriedad para luego guiñar un ojo y revisar sus armas—. Un timorato rescate se ha convertido en un audaz movimiento ofensivo. ¿Cómo andáis de conjuros amigos?
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Hela cerró los ojos y recibió el beso de Ash como si fuera uno de los regalos más preciados que nadie pudiera ofrecerle, mostrando por fin una tierna sonrisa que desdibujó el hieratismo de su rostro. No pudo evitar una pequeña carcajada ante los comentarios socarrones dirigidos a Klarotah. Le miró con complicidad y le envió un pensamiento.
- No te lo tomes a mal. Solo intenta suavizar la situación.
Su ánimo se templó y se relajó al ver que Ash volvía a mostrar esa personalidad burlona e irónica que tanto le atraía y tomaba las riendas de la situación con pragmatismo y firmeza, como el gran líder del grupo que era. Otra sonrisa de satisfacción se reflejó en su rostro cuando Ash dio la bienvenida a Lady Kima a la Compañía de los Fragmentos Extraordinarios. Cada vez se sentía más orgullosa de pertenecer a ella.
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Martin observó en silencio como el plan ibra cobrando vida, aunque no mencionó su carencia de flechas o de armas que estuvieran a la altura. Una de sus espadas cortas tenía parte de la hoja dañada, y su arco era inútil sin munición. Suspiró pensando en la mala idea que era asaltar a la realeza duergar en esas condiciones, volviéndolos a recordar sobre esos lagartos enormes y con sus pesadas armaduras y escalofriantes armas, probablemente él era el único que los había visto en persona, a parte de lady Kima, y por eso sus compañeros no eran muy conscientes en el agujero oscuro en el que estaban a punto de meterse... Sin duda Helayna había dejado de pensar coherentemente desde que su afecto por Ash había florecido... sin ser muy consciente de que las flores más bellas, suelen ser las que se marchitan antes.
La mención de las diferentes máscaras de dragón por parte de la paladina azoró el interior del semielfo, al menos él había visto una de ellas portada por uno de los señores del culto, la negra, ... y esa visión era aterradora... si conseguían las tres que faltaban, a saber que impíos males podrían desatarse sobre ellos, o el mundo conocido. Aún así, el culto seguía persiguiento otros artefactos de poder, como aquella Guadaña tan celosamente guardada, o el hacha de Morko... quizás no necesitaran sólo las máscaras para llevar a cabo su siniestro plan, fuese cual fuese éste, sino que también tenían que recopilar esos objetos de poder, esos fragmentos extraordinarios... y eso quizás les daba algo de tiempo.
- Veo lagunas en ese plan... más que lagunas veo océanos enteros... - dijo finalmente sentenciando el explorador - No conocemos el palacio, nuestros recursos son algo limitados y seguramente, aunque les pillemos desprevenidos, cosa que dudo puesto que el sigilo no es nuestro fuerte como grupo, estarán protegidos, sin duda llevarán guardaespaldas de élite y creo que los reyes Duergar nos superan como enemigo ya de por sí por ellos mismos... además Mithrall Hall está ya sobre aviso, Guilbert se encargó de ello sino me equivoco.
Martin intentó buscar con la mirada el apoyo de Gowther, que usualmente era la voz de la razón y el sentido común...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Lady Kima sonrió ante las palabras de bienvenida de Ash.
- Curioso nombre... - comenta - me gusta -
Ante la realidad planteada por Martin Kima asiente.
- No digo que vaya a ser fácil, y créeme que soy la primera que le gustaría tener algún que otro recurso más... - hace un gesto abriendo los brazos para señalar que va vestida con poco más que unos harapos y armada tan sólo con un pequeño martillo del torturador - Si pudiéramos encontrar mis armas sería mucho mejor, pero coincido contigo en que el tiempo juega en nuestra contra. Si damos con una armería o puedo coger otras cosas bien, si no, me apañare con lo que tenga, Bahamut sigue conmigo. Está genial que Mithral Hall esté preparado, pero creo que no entendéis la gravedad de la situación. A Mitrhal Hall no sólo le atacaran los Duergar, los Svifnerflin, ciraturas de la suboscuridad, creo que hasta un clan de drow se han aliado con K'Varn. Sin hablar de los Illthid - dice señalando con la cabeza a Klarotah - Aunque Mithral Hall pueda resistir un poco gracias a vuestro aviso al final caerá. Y con ello K'Varn tendrá acceso a la superficie. Hacemos lo que creáis más correcto pero si acabamos con el Rey y la Reina ahora detendremos el tiempo suficiente sus planes como para llegar hasta K'Varn y detenerlo a él. -
Klarotah dice - El salón del trono está tres niveles por encima de nosotros. Bajo la cascada de lava. -
PbP Character: A few ;)
- Oh!... en cuanto a la armadura tengo una armadura completa de un duergar, no sé si por el tamaño te valdría, - Dijo midiendo a Lady Kima a ojo y sacando parte de la misma del saco de contención.
- Yo entiendo las reticencias de Martin. Tenemos armas melladas, conjuros agotados y cansancio acumulado. A mí mismo, nada más despertarme mis recursos son drenados para que podáis ver. - Suspira sintiendo que Canela, indignado por la aparente cobardía, va intervenir y lo silencia con la mano. – Pero esta es una oportunidad que no se va a volver a presentar. – Niega con la cabeza tristemente. – Las posibilidades de éxito son escasas… y las de poder regresar después, evitando la furia de un pueblo duergar descabezado, casi inexistentes.
Tras una pausa dramática eleva la cabeza y prosigue elevando su tono. - Pero la voluntad de Bahamut nos ha traído a esta oportunidad única. La única de que disponemos. En nuestras manos está el futuro de los reinos. Y yo no voy a dar la espalda a mi destino. - Acaba dedicando a los compañeros una intensa mirada.
- Aunque no entiendo muy bien la necesidad de matar a los reyes antes que a K’var. ¿Porque no vamos a por k'var directamente, como podemos llegar hasta el?
Zevatur, Rolthos
La halfling sonríe al tiefling.
- ¡Mucho mejor eso que nada desde luego!, supongo que podré apañarme, lo que no sé es si podré soportar el olor a duer... - su comentario jocoso se corta a la mitad cuando toma el peto de la armadura y le llega el buen olor que Zevatur impregnó en la misma - por las garras de Bahamut esto huele sorprendentemente bien! - añade contenta.
Escucha a Zevatur mientras, sin pudor alguno para sorpresa de Helayna, se empieza a poner la armadura allí mismo, rasgando partes de sus harapos para poner en los lugares en las que la armadura no le va a quedar tan ajustada como debería. Kath mira con una mezcla entre horror y rabia las marcas que cubren la piel desnuda de la paladin producto de la tortura y el abuso al que ha sido sometida por los duergar.
- Por lo que he podido escuchar a mis captores, el ataque a Mithral Hall se va a producir ya mismo, si no es mañana poco le falta. Va a ocurrir con o sin K'Varn me temo. Ha lanzado una bola de nieve montaña abajo que se está convirtiendo en un alud si no lo paramos. -
- K'Varn está en Yugvorill - interviene Klarotah - estamos al menos a tres dias de viaje de mi ciudad... -
PbP Character: A few ;)
-Creo que tengo algo de ropa para que os pongáis debajo de la armadura y respecto a las armas tengo en mi haber un gran hacha de combate y un martillo de combate, que seguro que son más útiles que ese martillo que tenéis ahora. A mi aún me quedan conjuros y Kheluzburk tiene ganas de aplastar duergar, así que contad conmigo.- dice Morko mientras saca de su bolsa los elementos citados.
-Seguro que no se esperan un ataque dentro de fortaleza, así que si somos rápidos creo que tenemos una oportunidad.-
Martin asintió contrariado a la decisión suicida del grupo, era una pena, les había considerado ya más que amigos a pesar del poco tiempo que habían pasado juntos, quizás algo más parecido a la familia que nunca tuvo,... aunque eso sonara a cliché de opereta barata de algún bardo mal inspirado... pero aún así, en su interior sabía que había mucha verdad en ese sentimiento. El pesar le golpeó con más fuerza al saber que era él el que iba a conducirles a su fin...
- Está bien, seguidme, como siempre Kath y yo iremos por delante en sigilo para ir evitando a las patrullas duergar y os iremos haciendo señales para que avancéis cuando esté despejado, con suerte nos cruzaremos con alguna armería o almacén, suelen situarse cerca de las cárceles en este tipo de fortalezas, pero no estoy familiarizado con la arquitectura enana... De todos modos si lady Kima ha podido vislumbrar o recopilar algo de información sobre el camino a seguir para llegar a nuestro objetivo o si ha escuchado algo relacionado con armerías nos vendría muy bien hacer una parada antes...
Tras escuchar lo que la seguidora de Bahamut pudiera aportarle, el semielfo asintió en su habitual y sombrío silencio y se dispuso a guiar al grupo a su objetivo.
Dejo mi tirada de Stealth para moverme hacia la cámara del trono si es necesaria: Stealth: 23 [Tirada hecha en Discord]
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Ataviándose con las armas que el grupo le ha proporcionado, y cogiendo el hacha con destreza contesta al taciturno Martin.
- He podido averiguar poco sobre la disposición de este lugar, pero sí sé que sobre nosotros, no estoy segura de a cuanta altura, hay una pequeña guarnición de la guardia de la torre de la cúpula, bajo la que nos encontramos. Allí seguramente haya una armería, pero correremos más riego de ser descubiertos. Si puedo sugeriros algo id vosotros dos - dice mirando a Kath y Martin - a recoger lo que sea que necesitemos el resto. Que vayamos todos es demasiado arresgado. El grueso de la guarnición de la fortaleza se aloja entre la muralla media y la interior. Su trabajo es más ceremonial que realmente de guardia, no me malinterpretes, son feroces y hábiles guerreros, pero aquí su trabajo principal no es vigilar. Les he visto muy confiados de que aquí, en el corazón de su reino nada ni nadie les puede tocar. - mira a Martin a los ojos - y sinceramente pensé que así era, creo que no sois conscientes de la gran hazaña que habéis logrado sólo por llegar aquí. Harías bien en tomar buena nota - le dice a Guilbert - no todos los días se logra rescatar a Lady Kima de Vol de una muerte segura - añade con un guiño y una sonrisa.
- Volviendo a tu pregunta Martin. El salón del trono está en lo más alto de esta torre, justo bajo la cúpula. Me llevaron allí cuando me trajeron pero por desgracia me trajeron aquí inconsciente. Digamos que el rey no se tomó muy bien que le diera un cabezazo a la reina... - sonríe y se encoge de hombros.
- En aquella ocasión había dos guardias con ellos y uno de... - mira hacia Klarotah - los tuyos. -
El Illithid tan sólo la mira fijamente, sus largos tentáculos moviéndose pausadamente, como si fueran agitados por una brisa inexistente.
- Lamento de no poder ser de más ayuda - dice Kima.
PbP Character: A few ;)
Ash ajustó las correas de sus chicas sonrió al resto.
—Andando amigos, hagamos historia —sonrió con socarronería a sus compañeros—. Martin necesita flechas. Kima tiene razón, ir todos es demasiado arriesgado y uno solo de nosotros se basta para cargar con una carcaj de flechas y unas espadas cortas. ¿Alguien puede hacer invisible a Martin? Es nuestro mejor baza en sigilo—dijo mirando a los conjuradores alternativamente—. ¿Quizá alguno de vuestros familiares puede acompañarle para tenernos informados de sus progresos? —miró a Canela de reojo— Cuando comencemos a ascender, el resto iremos una estancia por detrás. Hay que darse prisa, en el cambio de guardia se nos acaba la baza de la sorpresa. ¿Algún truco mágico para amortiguar nuestros pasos, Guilbert? Si nos encontramos algún guardia lo abatimos sin preguntar y sin dudar. Solo tendremos una oportunidad en cada encuentro. Si dan la alarma se acabó. ¿Estamos? No os guardéis nada ¿Listo, Martin? Adelante —asintió al ladrón con confianza y le dio una palmada en el hombro animándole a salir.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
El bardo escuchaba atento y algo compungido por las consecuencias de la acciones que se aproximaban. Un sentimiento oscuro que crecía proporcionalmente a los planes de ir mas y mas dentro de la tierra. "¿Quién motiva a los motivadores?" meditó en soledad. Aunque se manejaba bien en labores de infiltración, pocas veces era incluido en los planes. Tampoco le molestó encontrándose algo bajo de ánimo. Es día volvería a ser tropa. Preparó su equipo para emprender la marcha una vez mas, montando los roncones y flautín de la gaita, su vieja amiga adornada con rosas negras y ribetes de hilo de plata para una mas que probable última batalla. El último de su orden, pensó sintiendo el tatuaje con todos sus camaradas grabados en la carne mas vivo y punzante que nunca. La última carga de La Orden de la Rosa de Ébano.
-Seria una gran historia Lady Kima de Vol..- devolvió la sonrisa a la paladina.- pero parece complicado que tal hazaña, de realizarse, llegue a la superficie. El que salga, que lleve esto consigo..- dijo mostrando a todos el libro de hechizos extraordinariamente resistente que ya le habían visto garabatear y usar como diario de viaje.-Y que la compañía de los fragmentos extraordinarios no caiga en el olvido.
El plan parecía tan sólido como suicida. Que mejor manera que salvar la civilización que conocían que con un regicidio en condiciones. Como sanador había aumentado el gasto de poderes.. y ya iba algo mermado.
-Los trucos se van acabando..- respondió a Ash- y falta nos harán los recursos curativos para afrontar un combate contra los reyes, la guardia y los parientes de Klarotah. Contra que nos enfrentamos?- preguntó al flotante aliado.-
- Si no sorprendemos a mis congéneres os aturdirán y devorarán vuestros cerebros. Pero no temáis vuestro destino será rápido y misericordioso. Lo que me está reservado a mi es mucho peor. -
Responde Klarotah al bardo.
Siguiendo el pasillo de la derecha, Martin va como avanzadilla seguido por Kath y, utilizando las llaves del torturador, abre la puerta que da acceso a unas escaleras. Al subirlas llegan a otro pasillo que se abre a derecha e izquierda. Cruzando el pasillo puede ver unas escaleras mucho más anchas, dando la posibilidad tanto de subir como de bajar.
Tras dejar pasar a una patrulla de dos duergar, Martin ve la oportunidad de cruzar hacia las escaleras o de acabar con los enanos de las profundidades. Otra opción es investigar el pasillo de la izquierda, por donde venían los duergar.
PbP Character: A few ;)
Hela escuchó con atención la información aportada por los allí presentes. Guardó silencio como habitualmente solía hacer, preocupada por el desánimo de Martin sobre el nuevo plan; en parte llevaba razón, pero tampoco tenían muchas otras opciones. Se acercó al semi-elfo, siguiendo las indicaciones de Ash, para proporcionarle invisibilidad. Le sonrió tiernamente y, antes de conjurar su magia, le dirigió unas palabras:
- Incluso en la mayor de las oscuridades y en los momentos más aciagos, recuerda que Ella está con nosotros. Que la Reina Cuervo nos proteja y nos guíe -
"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"
Martin agradeció las palabras de la Shadar-kai, y forzó una sonrisa amarga antes de desaparecer ante sus ojos gracias al hechizo de invisibilidad... un susurro indicó la intención de dirigir al grupo hacia arriba en dirección ascendente por las anchas escaleras.
- Iremos lo más directos a la sala del trono que podamos, cada desvío o distracción, supone una posibilidad más de que nos descubran antes de llegar a nuestro objetivo. No podemos permitirnos ese lujo, coged las escaleras ascendentes... iré por delante.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Las escaleras suben tres tramos de exactamente 30 escalones cada una. De frente, a la izquierda y de frente. En cada tramo, Martin golpea débilmente la pared tras comprobar que no hay peligro y Kath indica a los demás que pueden continuar.
Todos cruzan el pasillo sin percance y respiran un poco más tranquilos cuando se encuentran agazapados en el segundo tramo, a la espera de que sus exploradores les den el visto bueno.
Martin llega a un pasillo extremadamente similar al anterior, con otro tramo de escaleras frente a él una vez lo haya cruzado.
A su derecha puede escuchar, apagados por la distancia y la roca, unos ronquidos. A su izquierda escucha la queda conversación de unos duergar en su idioma.
PbP Character: A few ;)
[Asalto a la sala del Trono, Parte I]
Con sumo cuidado, Martin avanzó en silencio para intentar seguir ascendiendo hasta el tercer nivel donde se encontraban sus objetivos. Con cuidado indicó a Kath de la posible amenaza de los duergars de su izquierda, y que tuvieran cuidado al pasar para alcanzar el siguiente tramo de escalera.
Sin perder más tiempo, el semielfo cruzó para seguir su ascenso, las escaleras subieron algunos tramos más hasta dar con una puerta cerrada. Según los cálculos del explorador, ya estaban a la altura indicada por Lady Kima, el tercer nivel, planta donde el salón del trono se debería encontrar. Martin se imaginó como sería un salón de ese tipo en las tierras de los enanos de las profundidades, pero extrapolando lo que había visto de Emberhold, tanto desde fuera, como desde sus pasillos y salones internos, repentinamente se le vino a la mente una imagen bastante aburrida.
Con la experiencia y el buen hacer que sus habilidades como pícaro le otorgaban, un rápido examen al cerrojo le llevó a la conclusión de que no había trampas, así que abriendo la puerta y asomándose con sigilo, pudo observar que era lo que les esperaba más adelante del umbral, era un pasillo trasversal que se perdía en ambas direcciones, pero ... justo delante de él, una puerta doble elaborada con maestría y vigilada por dos guardias Duergar en pesadas armaduras, le provocó un pequeño vuelvo al corazón. Ahí era, ese debería ser el lugar que tanto ansiaba saquear la mediana seguidora del Bahamut.
Esperando a sus compañeros, el semielfo hizo unas indicaciones y explicaciones del encuentro que tenían delante, fue cuando Klarotah avanzó levitando de esa manera tan inquietante que enervaba a Martin ofreciéndose voluntario para provocar una ventaja que diera la oportunidad de sorprender a sus oponentes... El combate, si es que se pudo llamar así, fue rápido y eficiente. Mientras los Duergar intentaban combatir el aturdimiento y el horrible dolor de sus cabezas provocado por la mortal ráfaga mental del Illithid, el asesino acabó con uno de ellos en completo silencio, de un sólo golpe con su espada corta, cercenó músculo y hueso del cuello del enano, a través de las rendijas descubiertas entre su yelmo y su peto de placas, sujetando posteriormente la caída a plomo del cuerpo, para que no alertara a nadie en las cercanías. El otro guardia cayó con igual eficiencia en manos de sus aliados, con Kath repitiendo el proceso de evitar el sonido sordo de la armadura al rebotar contra el pétreo suelo de basalto de la fortaleza, sujetando el cuerpo y pasando a esconderlo apropiadamente.
Para sorpresa de Martin, el portón doble se podía abrir apenas sin esfuerzo, y en un silencio casi fantasmal, sin duda obra de la maravillosa ingeniería Duergar. Esto le dio la oportunidad de otear a través de la rendija abierta, y quedarse sorprendido por la arquitectura de la sala. Ésta descansaba sobre una pulida cúpula de obsidiana, tan perfectamente trabajada, que se podía ver a través de ella. Una cascada inmensa de lava acababa su trayectoria justo encima de esa bóveda, desparramando su magma de manera equilibrada sobre toda la estructura, y provocando una iluminación natural de color carmesí sobre todo el salón. Haces de luz de tonos rubí, se entrelazaban con los cuatro grandes pebeteros repletos de ascuas y fuego que terminaban de decorar el salón, junto por supuesto, a los dos tronos escarbados en la misma roca obsidiana, recios, sencillos y angulosos, siguiendo con estilo el patrón cultural de la raza subterránea, estos estaban situados en el lado opuesto de los portones de entrada.
El asesino empezó a contar las almas que actualmente hacían uso de la regia estancia, un enano embutido en una armadura pesada de un matiz negro como el ónice, con el robusto yelmo metálico descubierto mientras se dirigía a su rey explicando la situación y los futuros planes de un futuro inminente y ominoso para la superficie. La armadura no acababa en guanteletes como debería, sino en unas pinzas y un martillo respectivamente, que formaban casi parte de la misma coraza que le protegía. A su lado, un sacerdote de aspecto extraño, esperaba su turno de palabra.
Al fondo, en uno de los laterales, el explorador pudo ver una extraña criatura con la forma de un lagarto gigante, pero con ocho patas, que descansaba tranquilamente con su cola enroscada indiferente a todo lo que acontecía allí. El Rey Murghol, señor de los Duergar, iba escoltado por dos guardias de élite, éste estaba atento a la conversación mantenida con su subordinado. Martin quedó impresionado por su porte, que destilaba cierta sabiduría y una gran resistencia y fuerza física, no se dejó engañar por su barba blanca y su aparente edad avanzada, sin duda sería un contendiente digno de su posición y linaje. A su lado descansaba un pesado martillo, sin duda una de las mejores forjas de su raza, y que pudiera rivalizar incluso con Kheluzburk, la legendaria hacha de Morko.
Junto a su rey, la reina Ulara escuchaba atenta, ataviada con unos nobles ropajes en ricas telas de un rojo oscurecido, y un pelo del color del mismo fuego de las forjas más intensas, recogido en una elaborada trenza a su espalda. Su mirada era desafiante, y un aura de poder parecía rodearle, ... el semielfo no pudo evitar que un escalofrío recorriera su espalda al estudiarla, algo peligroso y salvaje parecía irradiar de su misma presencia.
Por último, pero no menos importante, otro desollamentes parecido a Klarotah, levitaba lánguidamente al lado de ambos regentes, junto a los tronos, denotando que su posición era importante para ellos, quizás un consejero o un diplomático del pueblo Illithid, de esos que aún servían al temido K'varn.
Tras una descripción rápida de las posiciones y estrategias posibles a seguir, todos sus aliados comenzaron a conjurar sus hechizos defensivos o aquellos que potenciaran sus capacidades cómo bendiciones, armaduras de fe, celeridades, danzas de batalla, y por último, conjuros que agradaban a los futuros contendientes fueron lanzados. El tejido mágico pareció vibrar en resonancia con sus habilidades, devolviendo sus encantamientos con delicadeza y ternura, envolviéndolos con su manto protector. Era la hora de la acción... y de que el destino decidiera si todo había sido en vano, un deseo infantil edulcorado por una falsa sensación de esperanza, o era justo lo contrario, una oleada de ejecución y sentencia para los enemigos de la Compañía de los Fragmentos Maravillosos, y aliados...
" ¡Oh la Oscuridad...! "
[Asalto a la sala del Trono, Parte II]
El asesino entró el primero, sin gritos de guerra ni arengas apelando al honor o a la batalla, solo silencio y muerte... su figura se deslizó rápida por la instancia recortando la distancia que le separaba de su enemigo, el blindado enano de garras y martillo por manos... aprovechando el descubierto de su yelmo, Martín atacó con sus afiladas hojas su cara y cuello. Una lluvia de puñaladas y cortes estratégicos acabó con la mísera criatura, que no pudo ni emitir un ahogado grito de sorpresa... su cabeza, cercenada completamente una vez que el semielfo había acabado su réquiem letal, cayó rodando por el suelo de la estancia hasta los aledaños de la extraña criatura reptiliana... ésta levantó la cabeza incorporándose y preparándose para devorar a los intrusos, y con su escrutinio, los músculos y la entereza de los allí presentes pareció flaquear... cada vez más lentos... agarrotados... El seguidor de la Tejedora de Destinos consiguió tener el favor de su Reina, y pudo recuperarse de ese estupor paralizante, ignorando sus efectos por el resto del combate.
El resto de aliados fueron entrando en tropel en el gran salón, descargando sus poderosas magias o habilidades, a la vez que intentaban sobreponerse sin demasiado éxito a la influyente mirada de la criatura. Helayna, la oscura hechicera de pelo azabache y tez pálida como la Luna, terminó de tejer su magia más poderosa, descargando sobre sus enemigos las hebras de un poderoso hechizo de contención, ... el sopor que esté provocaba golpeó con presteza a todos y cada uno de los oponentes allí presentes, cayendo presa de su letárgica esencia. Guilbert, acompañado de su fiel aliado espectral, bastarda en mano, desató también su magia bárdica, que tras haber inspirado a varios de sus aliados, ahora se tornaba beligerante y devastadora... ráfagas de magia ancestral pura y sin destilar impactaron sin remordimiento alguno a enanos o desollamentes por igual, acompañadas por cantos que dañaban la misma psique de los desafortunados objetivos de sus habilidades.
El equipo de choque cuerpo a cuerpo no decepcionó tampoco, la grácil figura del siempre admirado Gowther, danzaba por la sala descargando el filo ígneo de Aegnor sobre cualquier desafortunada criatura que se cruzara en su camino, fue castigado especialmente el basilisco que amenazaba con acabar de petrificar a todos su compañeros, recibiendo cortes y terribles quemaduras que evisceraban y cauterizaban a la criatura por igual. Ésta no tardo en caer presa de la tormenta de fuego y acero élfico que la terminó mutilando, robándole la vida.
Ash cargó valientemente directamente contra el Rey Murghol, encajándose con su excelencia en el combate entre sus dos guardaespaldas y plantándole cara directamente. Morko no se quedó atrás, repitiendo la hazaña de su indiscutible líder, y flanqueando a su regio oponente... Rey contra Rey, sólo uno de ellos saldría vivo de esta contienda, y por Kheluzburk, que sin duda iba a ser él.
La versátiles habilidades arcanas de Zevatur comenzaron a brillar, demostrando una vez más su maestría doblegando la magia a su voluntad, duplicando ráfagas de hechicería sagrada, sin duda bendecidas por el propio Bahamut, que cuando golpeaban, prendían con un halo de luminiscencia a sus víctimas, afianzando la habilidad de impacto de sus aliados. Desafiando la gravedad gracias a las maravillosas botas, que le habían sido otorgadas como un presente por Martin, el tiefling supo posicionarse encaramándose a la pared y esquivando la mayor parte del fuego enemigo.
Mientras el resto de aliados de La Compañía se replegaba, intentando resistirse a las paralizantes miradas del nefando reptil, iban conteniendo a las posibles oleadas de guardias que asistirían sin duda al rescate de sus líderes y reyes, así el momento de la sorpresa acabó, para que Duergars, sacerdotes y humanoides tentaculares respondieran al asalto que estaba sufriendo.
A pesar de que muchos de ellos seguían combatiendo internamente por superar la hechicería que les ataba a un letargo especialmente vulnerable. Todos los guardias Duergar, y su indignado Rey comenzaron a crecer y crecer hasta convertirse en inmensas moles con una fuerza descomunal... sus golpes eran potenciados como si la misma montaña soportara su peso y descargara toda su furia, ... El eladrín que ahora castigaba al mismo Mhorgol, cayó presto al suelo de un solo golpe de su maza, ahora encendida en una llama flamígera que potenciaba la ya de por si potencia de sus impactos.
En el otro lado de la sala, Helayna descargaba sus conjuros eléctricos, provocando que el mismo ambiente oliera a ozono cuando se quebraba el mismo aire con sus devastadores rayos, que esquivaban con facilidad y una maliciosa inteligencia a sus amigos, pero desatando toda su fuerza sobre los enemigos. El misterioso sacerdote intentó detenerla en más de una ocasión, invocando a sus habilidades nigrománticas para hacerla caer, pero su experiencia vital en el mismo plano de las sombras, había curtido su cuerpo para esos ataques, resistiéndolos con entereza y manteniendo su mirada desafiante. Su oponente pudo ver en sus profundos ojos negros, como pozos abisales, que su fin estaba cerca, y las campanas de su muerte tañirían una última vez sobre su cabeza.
Poco a poco, la balanza del combate pasó a equilibrarse. Los Reyes Duergar comenzaron a liberarse del hechizo de la bruja sarda-kai, permitiendo a la reina Ulara reaccionar tejiendo su nefanda magia, que ni tan siquiera el hábil Zebatur consiguió contrarestar... Helayna volvió a sufrir el castigo de esa hechicería necrótica sobre su persona, y a pesar de sus resistencias innatas, el daño causado era ya difícil de ignorar... Por otro lado el Illithid descargó una ráfaga mental sobre todos los aliados de Martin, los que se encontraban cuerpo a cuerpo, intentándolos aturdir sin demasiado éxito, aún así el daño provocado en sus mentes resquebrajó parte de su mente, tomándose un merecido impuesto sobre su salud física. La grieta causada por su asalto mental, fue aprovechada por el desollamentes para retener con sus tentáculos al valiente bardo, que prácticamente sólo, y en única compañía de su fiel espectro, se habían detenido a su lado para anularle como objetivo. El destino fatal que se ceñía sobre Guilbert tuvo que esperar a otra ocasión, puesto que éste consiguió enlazar un poderoso hechizo que inculcó el terror en el desolado Illithid obligándole a abandonar su presa y huir amedrentado.
El resto del combate se produjo más rápido de lo que Martin esperaba, a pesar de su prácticamente nula aportación posterior al asalto inicial, un Gowther recuperado gracias a la sanación del multiusos Zevatur, acompañado por la cortina de acero que era Ash, y los devastadores ataques de Morko, imbuidos con la misma magia sagrada de Moradin, ayudaron a consumar el regicidio. Todos y cada uno de los oponentes de la Compañía fueron cayendo como piezas de un mecanismo fallido y defectuoso...
Cuando todo acabó... el silencio no precedió a la batalla, las oleadas de guardias de enanos Duergar seguían azotando el pasillo de entrada apenas contenidas por Khaz, Lady Kima y Klarotah. El tiempo de la huida había llegado. Sin perder ni un segundo más, Ash agarró triunfante la corona del caído Rey Murghol, y se la guardó para sí mismo, ahora es cuando empezaba lo bueno.
" ¡Oh la Oscuridad...! "
Canela se adelantó al grupo volando. “Yo puedo ir al otro lado del que vayáis vosotros, investigar. Puedo intentar atraerlos y haceros ganar unos segundos. No no… ¡Si me capturan simplemente des-invócame!”
Zevatur, Rolthos
Ash apretó el paso por el corredor de la izquierda blandiendo las espadas ensangrentadas y con los músculos inflamando por el esfuerzo del combate. Se detuvo momentáneamente a los pocos pasos para cubrir a los rezagados y poder volver a retirarse, como había aprendido hace años con entre campañas y trincheras de una o otra bandera.
—Si tenéis algún conjuro para obstaculizar a los duergar es el momento. ¡El resto a correr! —voceó el guerrero mientras trataba de pensar cómo iban a salir de aquello— los que vayan por delante que busquen una salida de esta ratonera.
Tymora aprieta pero no ahoga, o eso decían, era una excelente forma de ver si el dicho era solo papel mojado o tenía algo de enjundia. Iban a necesitar mucha suerte para salir de aquella fortaleza si no podían llegar al pasadizo secreto de las letrinas.
Ash el guerrero — Dragon's Hoard (Spanish)
Leobald el caballero — Death and Pain at Saltmarsh (Spanish)
Keeper — Vigilantes en el Cielo (Spanish)
Remington Wizz — Shadow of the Dragon Queen (Spanish)
Morko agarro el arma del rey caído y emprendió la huida junto a sus compañeros- la teleraña de antes sería muy útil- le dijo a Gowther mientras se introducía por el corredor de la izquierda siguiendo a Ash